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p-aRO.

SILVIO GAONA
Cura Rector de la Catedral de Asunción

EL CLERO EN LA GUERRA DEL 70

SEGUNDA EDICION
Enriquecida con nuevos documentos

EL ARTE S.A.
Asunción - Paraguay
1 9 6 1 .- i
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N 1H 1L O 8 $ T· A T
Pbros.: SECUNDINO l\"'UÑEZ
y
DARlO CESPEDES
Censores Eclesiásticos

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INTRODUCCION

. .ÉL CLERO EN LA GUERRA DEL 70


Alguna vez, . cuando las circunstancias lo permitan, se tendrá
, que escribir la historia completa de la Guerra contra la Triple
Alianza, de- a~uel acontecimiento C!Ue vino a perturbar profunda.
mente nuestra vida nacional. .Y entonces, si se ha de hacer honor
a la justicia hist~rica, ·no se podrá menos· que poner de relieve la
actuación del clero, que se levantQ como un solo hombre, lo mismo
que el pueblo para9uayo, para. acudir al llamado de Ía patria.
Varios sacerdotes murieron en los mismos campos ~e batalla, .otros
'fueron ajusticiados, otros des~parecieron . durante. la contienda, y
unos cuan_tos sobrevivieron para c(:Jr~ar s~bre sus espaldas la difícil
tarea de infundir fe y esperanza al resto .de la· población paraguaya.
· La misión cumplida por el clero para~uayo fue, sin duda
alguna, preponderante. Toda la exuberancia de aquel clero na.
dente, que hacía prever fecundidad de civilizaci6n cristiana para
el Par_aguay, quedó profundamente deprimida, prueba innegable
de su activa colaboración al lacio de nuestro eiército. los abnega.
dos capellanes, a través de cinco años de san~rienta lucha, fueron
los que en todo momento sostuvieron 1~ fe y la esperanza de nues ..
tros ~uerreros. Y en los últimos tiemposr cuando el panorama se
tornó sombrío para el porvenir de nuestras armas, se constituyeron
en el único consuelo de nuestro eiército, ya que sólo el!os propor.
donaban el consuelo de la religión y la promesa inmortal de Cristo.
Con el crucifi!o en -la mano y el verbo encendido de la espe.
ranza divina, iban· cerrando los o¡os de, los moribundos. Cuando no
despendían a los m!Jertos como ministros de Dios, cumplían oficio

7-
de enfermeros, camilleros, y después de sepultureros. De esta ma.
nera, i9ualándose por completo a la miseria a que había sido
reducido el e¡ército paraguayo, iban sucumbiendo poco a poco los
sufridos capellanes, vídimas del fuego enemigo, de las enfermeda.
des, del a9otamiento, de la miseria, a veces de las intri~as y otras
veces de las iniusticias.
Si cumplieron una alta misión cristiana y patriótica, la historia
lo podrá constatar con una investi«Jación concienzuda y seria. Nues.
tró propósito es contribuir con esta modesta obra al conocimienío
de nuestro pasado, arrojando al9una luz· sobre este importante
sector de nuestra historia.
Además de los capellanes del eiército, algunos sacerdotes, pocos
naturalmente, se quedaron como párrocos en los pueblos para sal.
vaguardar la suerte del resto de la población civil, y contribuir, a
costa de ~rondes sacrificios, a la manutención del eiército. Les estaba
encomendada la tarea. cada vez más difícil de proporcionar víveres
y satisfacer las múltiples necesidades del eiército, a expensas de un
pueblo que iba palpando lentamente el fondo de la miseria.
Considerando las condiciones del momento, se podrá fácil.
mente comprender el heroísmo de que tenías que armarse, heroismo
acaso inferior a los que estaban empuñando la lanza y el fusil.
Sin ellos, a no dudarlo, la resistencia de nuestro pueblo hubiera si~o
menor, y los guerreros hubieran sucumbido mucho antes. Ellos, ya
que casi todos los capellanes se quedaron en los campos de batalla,
fueron los que infundieron nuevo aliento espiritual a la patria de.
sangrada. Había que solvar a toda costa la esperanza y anunciar
sobre ·el fondo del futuro alguna luz de ventura después de tanta
deso!ación. Era difícil la misión, pues se necesitaba nada menos que
sobreponerse a las ruinas materiales que se ofrecían a la vista, y
recurrir a las últimas energías restantes de la fe. Sobre el cumpli.
miento de esta misión, pueden responder el paulatino acrecenta.
miento del clero y el florecimiento aún más lozano del cristianismo
en nuestra patria, que, aunque se pretenda ne~arlo, se encuentra
$n el fondo de todas nuestras evoluciones.

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Esta tarea, después de la guerra del 70, en el penoso período
de la reconstrucción, la tuvieron a su car~o los sacerdotes sobrevi.
vientes de aquel clero de tan promisorias esperanzas. En el fondo
de la reconstrucción nacional palpita~a la fe inextinguible de nues.
tro !2Ueblo, C!Ue se nutría en la doctrina cristiana que proscribe la
desesperación como propia de los condenados. Y esta fe la sustentó
aquel puñado de sacerdotes, que sobrevivieron providencialmente
para alimentar de esperanzas y nuevas realizaciones los cimientos de
nuestra nacionalidad.
Aquf, en estas pá~inas, ofrecemos, con motivo del Año del
Sacerdocio del Paraguay, el conocimiento de la actuación del clero
paraguayo en la guerra del 70, actuación poco menos que d.esco.
nocida hasta nuestros días. Si con el esfuerzo realizado consegui.
mos llevar a conocimiento del público los acontecimientos consigna.
dos en este opúsculo, y llamar la atención de los historiadores para
una completa recopilación de nuestra historia, nos quedaremos con
la convicción de haber llenado nuestro cometido y con la inmensa
satisfacción de haber contribuido en algo para el seclarecimiento de
nuestro pasado, que al fin al cabo constituye el sustentáculo de
nuestro porvenir.

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CAPITULO 1

SACERDOTES MUERTOS EN .LOS CAMPOS DE BATALLA

El clero, al principio de la guerra se componra de más de cien


sacerdotes, todos ellos nacionales, contando en sus filas un sólo
extranjero: el P~dre Gerónimo Becchis. El Paraguay entonces, con
una extensión territorial mucho mayor que la actual, constituía una
sola diócesis. El jefe de la iglesia paraguaya era entonces Mon-
señor Manuel Antonio Palacios, quien fuera presentado al Santo
Padre para Obispo Coadjutor· de la Asunción por el Presidente de
la República de aquel entonces, General Francisco Solano lópez, en
una nota dirigida a Roma en fecha 20 de noviembre de 1862. le
tocó luego, por derecho· de sucesión, reemplazar en el alto .cargo
de Obispo Diocesano del Paraguay a Monseñor Juan Gregorio Ur-
bieta. Su trágico fin durante la guerra por supuesta conspiración
.contra la patria, lo veremos en otro capítulo dedicado a los sacer-
dotes que fueron ajusticiados.
Durante la guerra, para llenar los claros que iban dejando los
capellanes del ejército, fueron sucesivamente ordenados sacerdotes
los seminaristas de los últimos cursos en la iglesia de Humaitá y en
las capillas de Paso de Patria y Paso Pucú. De esta manera aque-
llos jóvenes sacerdotes iniciaban su ministerio en las mismas fosas
de las trincheras, imponiéndoselas desde el principio el sentido
heroico de la existencia. Toda la lozanía de aquellos jóvenes cape-
llanes se ofrecía en holocausto a Dios para servir la causa de la
patria. las penurias que soportaron son las mismas que las del
soldado paraguayo, que marcó en esta contienda guerrera acaso el
punto más elevado de la abnegación y sacrificios humanos. los
adentrados en la materia podrán comprender más profundamente,
vale decir en su verdadero sentido, lo que fue aquello.
Diez. y siete de los capellanes quedaron muertos por la patria
en 1os mismos campos de batalla. los lugares del sacrificio supremo
quedaron casi todos ellos relegados al olvido. Ninguna cruz, ninguna

-11-

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•• 16pida marcan a través del territorio nacional lugar alguno donde


haya sucumbido un capellán del ejército, como si su ejemplo, su
cristiano heroísmo, no pudiera ofrecerse a las generaciones pos-
teriores.
El casi total exterminio de los testigos oculares y la desolación
en que quedó la patria explican esta aparente ingratitud, pero la
actitud posterior a la reconstrucción es sencillamente inexplicable.
La historia, en este sentido, tiene que inclinarse hacia u:1a reacción
favorable para con los capellanes del ej~rcito en genercl, y de un
modo particl.i!.:ar para con aquéllos que, con su presencitl de pntriota
y su verbo de fe y esperanzas cristianos, enardecieron a nuestros
, .. soldados impulsándolos a la defensa de la heredad nacional, y
cayeron luego al lado de ellos, ofreciendo en homenaje a una causa
grande su propia vida, que es el supremo homenaje de que es capaz·
el hombre. La prueba de que murieron en los mismos campos de
batalla, es ya u11 testimonio bastante de la completa consagración
al gran ideal que les venía inspirando como apóstoles y como.sol-
dados. Ellos, portadores de una doctrina de paz y de amor, no
podían matar, pero podían ofrecer su vida en holocausto por .la
-:_1. patria, cuyo amor "es el amor primero y el postrer amor después
- .
1 ••
' del amor de Dios", como dice un poeta francés contemporáneo. Este
es el punto de referencia, y no otro, para juzgar a los capellanes
muertos en los campos de batalla durante la guerra contra la tri-
ple alianza.
Nuestra patria, de apenas siglo y medio de vida independiente,
debería mostrarse celosa de su patrimonio histórico, ya que este
patrimonio constituye la base de toda su evolución y de su gradual
conquista del futuro.
Los capellanes muertes en los campos de batalla son los siguien-
tes: Presbíteros Juan Manuel ldoyaga, José del Carmen Moreno,
Bo ni fa e i o Moreno, Francisco Hermógenes Flores, E1fas Aguiar,
Francisco Ignacio Maíz, Juan Galiano, Eustaquio Estigarribia, José
Ramón González, Francisco Solano Espinoza, José del Rosario
Medina, Manuel Antonio Adorno, José Félix González, Justo Car-
melo Román, Francisco Cándido Hermosilla, Ramón Yaharí y Juan
de la. Cruz Ortigoza. Daremos a conocer en este cap(tulo alguna
biografía de cada uno de ellos, de acuerdo a los documentos encon-
trados en el Archivo Nacional, en el Archivo de la Curia Metropo-
litana y a investigaciones personales que hemos venido paciente-
mente realizando.

12

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1) PBRO. JUAN MANUEL IDOYAGA


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Es el primer capellán martirizado por los brasileños en la reto-
ma de la ciudad de Corumbá, donde fueron sorprendidos y tomados
prisioneros más. de cuatrocientos soldados paraguayos, para ser
luego bárbaramente degollados. Desde el Comandante de las tro-
pas paraguayas en aquella fortaleza, Teniente Coronel Hermógene¡
Cabral, hasta el último soldado fueron inhumanamente extermina-
dos. Entre ellos murió valientemente el capellán ldoyaga.
Por su valiente actuación mereció figurar entre los condecora-
dos de aquella campaña del Matto Grosso. En "El Semanario" del
28 de julio de 1866 se lee lo siguiente: "Por decreto supremo del 24
del corriente han sido nombrados Caballeros de la Orden Nacional
del Mérito a los Capellanes del Ejército, Presbíteros ciudadanos
Manuel ldoyaga, Francisco Solano Espinoza, Policarpo Valdovinos,
Juan de la Cruz Ortigoza, Adonías Urbieta y José del Carmen
Moreno". ·
11
EI Semanario" del 11 de noviembre de 1865 hace referencia
a un discurso pronunciado por el Padre J. M. ldoyaga para levantar
' .
el espíritu patriótico de les expedicionarios. Y el del 13 de enero
de 1866 hace mención de este capellán para destacar su. condición
de abnegado patriota y conductor espiritual. Murió degollado el 13
de julio de 1867 en la fortaleza de Corumbá, donde quedó lúgu-
bremente sellcida la suerte de aquella campaña del Matto Grosso.
Habfa nacido este sacerdote en Villeta, donde aún viven algu-
nos parientes suyos. Era hijo legítimo de Juan Antonio ldoyaga y
María de la Paz Ayala. De sus primeros años nada hemos podido
recoger. Cursó con notas sobresalientes en la Academia Literaria,
de 1844 a 1847, latinidad, religión y filosofía bajo la dirección del
Padre Miguel Albornoz, religioso de la Orden de S. Domingo, ex-
claustrado por el Dr. Francia. Estudió después Teologfa, Moral, De-
recho y liturgia al lado de los Obispos Basilio López y Marco An-
tonio Maíz. Fue ordenado sacerdote por Monseñor López el 9 de
febrero de 1852, y nombrado luego Cura Párroco de ltá, según
consta en el Archivo de la Curia Vol. 111, NC? 3 y VIl 55.
Posteriormente, desde el 26 de marzo de 1853 hasta el 6 de
junio del mismo año, actuó como Cura Sustituto de su pueblo natal,
con la Excusadurfa de Guarambaré, sustituyendo durante este
tiempo al entonces Cura Párroco de Villeta, P~dre Manuel Antonio
Palacios, después obispo diocesano del Paraguay. En 1856 aparece

- 13-

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como Cura Párroco de l:ncarnación o ltapúa,. y en 1861 como Cura
de ltá y Yaguarón. Pérez Acosta, en su obra titulada "Obrero
11
Máximo se refiere a éstos últimos cargos ocupados por el Padre
ldoyaga.
Salió finalmente de la Asunción el 15 de diciembre de 1864
acompañando como capellém a la Expedición del Norte, de la q~e
no volvió. Dicha Expedición éstaba comandada por el general
Vicente Barrios, llevando como segundo al sargento mayor lufs A.
González, además un regimiento de caballería bajo las inmediatas
órdenes del coronel Isidoro Resquín, regimiento éste que partió por
tierra desde Concepción vía Bella Vista.
En Corumbá, como queda dicho, terminó gloriosamente sus
días el capellán ldoya,ga, que en todo momento se mostró digno
de su misión sacerdotal y del ejército paraguayo.

2) PBRO. JOSE DEL CARMEN MORENO

Natural de Santísima Trinidad. Hijo leg. de Pedro Vicente


Moreno y Anunciación Josefa Yegros, siendo padrino Anastasic;
Yegros, y en conf. Rómulo José Yegros.
'-· De sacerdote fué ordenado el 3 de marzo de 1861, conforme
consta en el Archivo de la Curia Vol. lli, NC? 40. Siendo estudiante
se destacó como apasionado cultor de la lengua de Virgilic. Antes
de llegar al presbiterado, fue nombrado catedrático de lengua latina
y castellana del Colegio Seminario por decreto del 3 de abril de
1859,, subscrito por el entonces Presidente de la República don
Carlos Antonio lópaz ... "con la calidad de obtener la tonsura cle-
11
rical; señalándosele un sueldo de ciento cincuenta pesos anuales •• . ,
dice la disposición oficial.
Era traductor oficial de todas las Bulas Pontificias, entre las
cuales puede citarse el título de nombramiento de Monseñor Palacios
· cerno Obispo Coadjutor de la Asunción, expedido por la Santa Sede
con la firma de Su Santidad el Papa Pío IX. Este documento tra-
ducido del latín al castellano, escrito de puño y letra del Padre
Moreno y que llevo su firmo, se conserva en el Archivo de lo Curio
entre los documentos antiguos. Una copio de este documento se
encuentra en el Archivo Nacional.
En diciembre de 1862, este ilustrado sacerdote cayó preso
juntamente con el Rector del Seminario Conciliar, Padre Fidel Maíz.
Libertado al principio de la guerra, fué nombrado capel.lán del ejér-.

14 A.

·'·
cito en campaña, pasando de inmediato a actuar como Secretario
del General Bruguez. Después del fusilamiento de este jefe en San
Fernando, el 26 de agosto de 1868, el Padre Moreno pasó a ser
Secretario del General Bernardino Caballero, a quien acompañó en
la memo;ab!e 'batalla de Ytororó, librado el 6 de diciembre de 1868.
Allí cayó heróicamente muerto por salvar la vida de su jefe.
En una de las alternativos de la lucha, el General Caballero
se vió sorpresivamente rodeado de las tropas del General Ozorio.
No quedaba otro recurso para tentar alguna salvación posible que
embestir temerariamente contra las filas enemigas. Con unos c.~antos
oficiales a caballo, acompañados del glorioso capellán, consiguieron
abrir brecha en las filas brasileñas paro dar escapada al General
Caballero. En este memorable episodio de la guerra contra la triple
alianza sucumbió con honra y valor el Padre Moreno.
Ya antes de. esta jornada gloriosa, el Padre José del Carmen
Moreno había sido distinguid~ por el Mariscal López con la Medalla
de Caballero de la Orden Nacional del Mérito. Esta distincién le
fué entregada en el Campamento de Paso Pucú el 24 de Julio de
1866, día de la festividad de San Francisco Solano.
Varios escritores recuerdan honrosamente al Padre Moren'o~.
El Padre Fidel Maíz lo cita en su "Etapas de mi vida"~ y en su
opúsculo "Centenario de nuestra independencia". Carlos R. Centurión
tiene honrosas palabras para él en el Tomo 1 pág. 280 de su "Historia
de las Letras Paraguayas". Juan Francisco Pérez Acosta, en su
obra titulada "Obrero Máximo", y Cecilio Báez, tienen asimismo
expresiones de alabanza para con el Padre José del Carmen Moreno.
Su firma auténtica puede verse en la pág. 41 del Libro VIl de
Bautismos de la Iglesia Catedral.

3) . PBRO. BONIFACIO MORENO

Natural de Piribebuy e hijo legítimo de los esposos Ramón


Moreno y Teresa González. Fué bautizado el 11 de Junio de 1840,
en la Iglesia de Piribebuy, por el P. José María Fernández. En el
Archivo de la Curia figura que fue ordenado sacerdote por Monseñor
Palacios el 13 de Octubre de 1863. Apenas ordenado, fué nombrado
cotedráti.co del Colegio Seminario. Manuel Domínguez y Carlos R.
Centurión refiriéndose a su cultura y _vasta preparación intelectual, Jo
r~uerdon .elogiosomente•.

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Según aparece en "El Semanario" del 18 de Noviembre de 1865
y en el del 9 de Junio de 1866, el Padre Bonifacio Moreno ocupó
.
. ... luego los cargosde Cura Párroco de Altos y Excusador de Emboscada •
Antes de las fechas apuntadas, lo encontramos como Director de una
escuela en la Parroquia de San Roque, de acuerdo a un testimonio de
Pérez Acosta.
Mas tarde fue capellán del e!ército durante la guerra. Cayó
prisionero en la batalla ·de Avoy, 11 de diciembre de 1868, y,
conflmdiéndosele con el General Caballero, fue asesinado por los
brasileños. Este episodio puede leerse en la pág. 280, Tomo 1, de
''Historio de las Letras Paraguayas" pe Carlos R. Centurión.
Algunas partidos de bautismos de la Iglesia Catedral, Libro VIl
pág. 267, llevan al pié la firma auténtica de este sacerdote. Su
fotografía figura en el Album Gráfico de 1911.

4) PBRO. FRANCISCO HERMOGENES FLORES

Fué ordenado sacerdote por Monseñor Urbieta en la nueva


Iglesia de Humaitá el 7 de Enero de 1861. '(Archivo de lo Curia Vol.
IV N~ 3). Era natural de Quiindy. "En tres días del mes de Octubre
de 1831, yo el Cura de esta porro'!uial Iglesia de San Lorenzo de
Quiindy, suplí las sagradas ceremonias del bautismo a un párvulo de
cuatro meses y dieciocho días, que se llamó Francisco Hermógenes;
hijo legítimo d~l finado Francisco Hermógenes Flores y María Dolo-
res Moro, siendo madrina María Rafaela Rolón, a quien advertí sus
obligaciones. Agustín Castelví".
Actuando como capellán del ejército lo encontramos en
:•. Angostura, donde le tocó desempeñar un destacado papel de patriota,
juntamente con otro capellán de nombre Félix González. En vista de
la crítico situación, el Comandante, y Vice Comandante, Thompson
y Carrillo ccnsultaron con los jefes y oficiales sobre la rendición de
aquella fortaleza. Algunos oficiales, en los cualei merece una especial
mención el Teniente Bias Fleitas, y los capellanes Flores y
González se opusieron decididamente a todo lo que podía significar
claudicación; pero a pesar de tan enérgica oposición, Thompson y
Carrillo pactaron con los enemigos la capitulación el 30 de Diciembre
1 de 1868.
Entonces el Teniente Fleitas, ayudado por los dos capellanes,
envolvió con la bandera paraguaya una bala de cañón y la arrojaron
al río, impidiendo de esta manera que el pabellón nacional cayera
..• - 16-
eri manos enemigas. Estando en esta acción sobre el barranco del

río, una bala de cañón tirada desde uno de los acorazados brasileños
destrozó una pierna del Padre Flores, quien al poco tiempo murió
víctima. ·de esta mortal herida. Pero a pesar del terrible impacto
siguió protestando enérgicamente hasta la muerte por la traición
de Thompson y Carrillo.
Sus compañeros, el Teniente Fleitas y el Padre Gonzólez, no
sólo no se entregaron al enemigo, sino arrastraron a una buena parte
de los soldados, rompieron las fi!as enemigas, y fueron a presentarse
al Mariscal lópez en el Campamento de Cerro león. Merecieron por
tan heróica acción ascensos y condecoracio:1es, según consta en
"la Estrella" del 17 de Marzo de 1 869.
Recuerdan a este heróico sacerdote el Padre Fidel Mafz en su
opúsculo "Centenario de nuestra independencia", como asimismo el
Coronel Juan Crisóstomo Centurión en sus "Memorias11 , Tomo 111,
pág. 242, y Juan Silvano Godoy en su obra "Documentos Históricos".·
la firma del Padre Flores 'puede leerse en el archivo parroquial de
la Iglesia Catedral, libro VIl de Bautismos, póg. 23, y Libro 11 de
Matrimonios, pág. 55.

5) PBRO. EllAS AGUIAR

N.ació en Ybyti"mí dé los esposos Bernardino Aguiar y María


Luisa Torres. Recibió las Aguas Bautismales en la Iglesia de su pueblo,
el 27 de septiembre de 1841, por el P. lucia no Romero, habiendo
nacido el 21 de Julio de 1840. Ingresó en el Colegio-Seminario y una
vez terminados sus estudios, fué ordenado sacerdote por Monseñor
Palacios el 28 de Setiembre de 1864. (Archivo de la Curia Vol. IV
NC? 21 ). Fué luego Cur~ Párroco de Vi lleta desde el 26 de Marzo de
1865 hasta el 12 de Julio de 1868, conforme puede verse 'en el
archivo parroquial de la citada ciudad. .
Poco después de la última fecha indicada, partió para Piribebuy,
tercera capital de la República durante la guerra, llevándose consigo
la sagrada imagen de la Virgen del Rosario, Patrona de Villeta, y
todo el archivo parroquial. Allí, en la batalla de Piribebuy, murió
heróicamente el Padre Aguiar con sus compañeros sacerdotes, los
!ladres Juan Galiana y Francisco ignacio Maíz, hermano éste del
Padre Fidel Maíz. la sagrada imagen de la Virgen del Rosario y
···el archivo_ parroquial fueron salvados.

17

. . . . .
¿!j.¡}:;,·~;.·J~'?trítH'*9··. '.;'" ·.. ,./•&·..::.&!.:;L:II..:..: ..u.'l: .: • ~...u:..:..;..:~~ ~.\olor- •
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1
' '

"El Semanario" del 30 de septiembre de 1864 menciona al Padre


Elías Aguiar, y el historiador Juan Francisco Pérez Acosta le nombra·
en su obra "Obrero Máximo". Ultimamerite, el actual Cura Párroco
de Piribebuy, Padre Virgilio Roa, ha dedicado a su memoria una
placa recordatorio.

6) PBRO. FRANCISCO IGNACIO MAIZ

Hermano mavor del Padre Fidel Maíz, v nacido como él en Ca-


pilla Duarte, hoy Arroyos y Esteros. Era hijo Íeg. de Juan José Maíz y
María P. Acuña. Ocupó entre otros, los cargos de Cura Párroco ·de
San Isidro Labrador y Excusador de Terencany y Carimbatay (1).
(Archivo de la Curia Vol. 11 NC? 15 y Vol. 55). Nació en 1824, y fué
ordenado Sacerdote en 1249. Pérez Acosta en su "Obrero Máximo"
lo pone como Cura de San Isidro Labra"dor desde 1856 hasta 1861.
· El último curato que ccupó fué el de Lambaré, cargo que abandonó
para alistarse como capellán del ejército.
Tras una abnegada actuación en el ejército, lo encontramos
finalmente arengando a las tropas en las mismas trincheras de Piri-
bebuy, donde cayó traspasado por un proyectil enemigo. El Padre
Fidel Maíz lo recuerda a su hermano en el discurso pronunciado con
motivo del Centenario de nuestra Independencia. Según el Padre
Chavez, actual Cura Párroco de Caballero, existía todavía en 1906
la cruz del Padre Francisco Ignacio Maíz ~obre las mismas trinche-
ras de Piribebuy. .
En una carta de fecha 24 de febrero de 1915, dirigida a Juan
E. O'Leary, el Padre Fidel Maíz, a propósito de su difunto hermano,
le dice lo siguiente:· una señora de Piribebuy que recogió su cadá-
ver, quitó del cuello una imagen de la Inmaculada tallada en marfil;
y cuando allá me fuí a celebrar sus funerales, me la dió".
Parece que el P. Francisco Ignacio Maíz, hacia agosto de 1869,
estaba ocupando el Curato de Valenzuela. Así se desprende del Dia-
rio de Guerra del Conde D'Eu. Cuando fue tomado por los aliados,
en fecha de 7 de agosto de 18ó9, aquel pueblo, estaba abandonado
de ~us pobladores, y anota el Conde D'Eu (!Ue en la casa del Cura

(1) Terencafiy, Villa Igatimí. . Carimbatay, Villa desaparecida, quedando


solamente el arroyo del mi~mo nombre. Dicha Villa distaba 12 kms.
de Curuguaty, según Lassance (Historia· de la Guerra entre la Triple
Alianza y el Paraguay, por Augusto Tasso Fragoso.).

- 18-
Párroco, P. Maiz, han podido encontrar un pequeño depósito de
azufre, y al hablar después sobre la batalla de Piribebuy, dice que
el Cu'ra de Valenzuela murió en las mismas trincheras.
L!l firma del Pa.dre F. l. Maíz figura en la nota felicitación, que
el clero asunceno dirigiera al Mariscal López el día 24 de julio de
18.65, con motivo de la festividad de Son Francisco Solano. Mientras
el Padre Fidel Maíz se hallaba en la cárcel por orden de López, su
hermano firmaba esta nota de felicitación.

7) PBRO. JUAN GALIANO

Este sacerdote era también natural de Arroyos y Esteros, e hijo


legítimo de Juan Pedro Galiano y María del Carmen lnsfrán, con-
forme puede verse en el Archivo de la Curia Vol. IV N<? 23, y en el
Archivo Nacional, Vol. 96, N<? 1043. Fue ordenado el 30 de abril
de 1865.
Entre los puestos oc~pados por este sacerdote, sólo se sabe qúe
al cor:nienzo de la guerra estaba desempeñando el curato de Caacupé,
según consta en el archivo parroquial de esta ciudad. Se sabe asi-
mismo que administró algunos bautismos en la Iglesia de San Roque
en el año de 1865. Pérez Acosta en su obra "Obrero Máximo 11 ,
cita a este sacerdote, y "El Semanario" del 28 de julio de 1866 lo
menciona todavía como Cura Provisorio de Caacupé.
Estando al frente del Santuario de Caacupé, fue llamado paro
ocupar su puesto de capellán en el ejército de compaña. Luego de
una destacada actuación en el ejército, termi:1ó sus días en lo batallo
de Piribebuy, donde cayó heroicamente muerto al lado del Teniente
Coronel Pedro P. Caballero. El Podre Fidel Maíz atestiguo lo glo-
rioso muerte del Padre Juan Goliono.

8) PBRO. EUSTAQUIO ESTIGARRIBIA

Natural de Villarrico, y pariente del famoso médico Vicente


Estigarribia. El contenido literal de su fe de bautismo es el siguiente:
''En lo Iglesia de Villarrica, a veinte y úno de Setiembre de mil ocho-
cientos cuarenta y tres: yo el Cura bauticé solemnemente a Eustaquio;
hijo legítimo de Juan Antonio Estigarribia y María Práxedes lnchausti,
siendo padrino Juan Francisco Molino. De que certifico. Francisco
11
Delvolle Fue ordenado sacerdote en lo histórico Iglesia de Humoitá

el 19 de julio de 1867 por Monseñor Palacios,. entre el fragor de los

- 19-

'j
cañones. No pudiendo ordenarse por falta de edad canónica, según
apuntes inéditos del Padre Tcmás Aveiro, archivero de la Curia,
peticionaron al Mariscal López para obtener la dispensa del caso.
Transcribimos la co:1testación dada sobre el caso del Diácono
Estigarribia, documento que se conserva en el Archivo de la Curia
Vol. IV, NC? 40: "Cuartel General de Paso Pucú, julio 18 de 1867.
Como se pide, dispensándose las formas regulares semejantes en
razón a la distancia en que deberían llenarse esos requisitos y la
presencia en este campo de S. S. lima. el Revere:1dísimo Obispo Dio-
cesano, que se servirá estimar por suficiente rescripto esta providen-
cia. López. Silvestre Aveiro, Escribano de Gobierno y Hacienda".
Recibida esta providenCia, fue ordenado sacerdote el Diácono Estiga-
rribia con otros varios seminaristas. El regalismo estaba en pleno
auge.
El Padre Estigarribia, siendo aún estudiante, ordenado sola-
mente de órdenes menores, había firmado aquella nota de felicitación
a López, con motivo de su día natalicio. Se refiere que el Mariscal
le había encomendado durante la guerra la educación de sus hijos.
Se sabe también que el Padre Estigarribia, al mes siguiente de su
ordenación sacerdotal, pronunció un sermón de circunstancia en la
procesión de la Virgen de la Asunción. "El Semanario" de aqueila
fecha se refiere a este hecho. La misma referencia lo hace Ricardo
de Lafuente Machaín en su obra "La Virgen de la Asunción y su
Oratorio". '
En Areguá y Villarrica ·sobrevivieron a la guerra algunas tías
de este sacerdote, quienes proporcionaron a Monseñor Juan Sinforia-
no Bogarín el siguiente dato: que el P. Eustaquio Estigarribia murió
en la batalla de Caaguy-yurú, hoy Isla Pucú, jurisdicción entonces
de Caraguatay, el 18 de agosto de 1869, y que las tropos paragua-
yas estaban comandadas en aquella ocasión por el Coronel Pedro
Hermosa.

9} PBRO. JOSE FELIX GONZALEZ

,El legajo personal de e.ste sacerdote ha desaparecido del Archivo


de la Curia. Por esta razón no se ha podido precisar el lugar de
su nacimiento ni la fecha de su ordenación sacerdotal. De acuerdo a
datos recogidos de personas .ancianas, entre las cuales puede citarse
~ .. al Coronel Florentín Oviedo, el Padre· J. F. González fue ordenado
sacerdote por Monseñor Palacios en la capilla de Paso Pucú el 17
de febrero de 1868.

- 20-

,-'
_. · •. •• ~ r~ ... - .. ~: .. ,
Siendo aún clérigo de órdenes menores, había firmado la nota
de felicitación al Mariscal lópez, como asimismo la nota de protesta
por el Tratado de la Triple Alianza. Ordenado ya sacerdote, lo en·
centramos al Padre J. F. Gonzólez como capellán del eiército en la
Fortaleza de Angostura cuando sobrevino la rendición de aquel fuer-
te por lo traición de su Comandante, el Coronel Thompson. Había
protestado enérgicamente como su compañero el Padre Flores contra
lo traición allr perpetrada, y, para no caer prisionero de los aliados,
se marchó en compañía del Teniente Bias Fleitas y otros muchos a
presentarse al Mariscal lópez, que estaba entonces en Cerro León.
Por esta valiente actitud mereció una distinción de parte del
Mariscal López. El periódico "La Estrella", que salía a la luz en
Piribebuy, en el número de fecho 17 de marzo de 1869 dice: "Por
decreto supremo del 14 de corriente ha sido nombrado Caballero de
la Orden Nocional del Mérito al Capellán del Ejército, ciudadano
Félix Gonzólez". En el mismo número del citado periódico figuro
el dec:-eto de ascenso a Capitón del Teniente Bias Fleitas.
Consta en "la Estrella" del 27 de marzo de 1869 que el Padre
Félix González ayudó al Padre Justo Romón y al Cura Párroco de
Piribebuy, Pbro. Hilario Haedo, en todas las ceremonias de lo Se-
mano Santa, que fue celebrada con mucha piedad y recogimiento
en aquella tercera capital de la República durante la guerra.
El Coronel Ce;'lturión, en sus "Memorias", Tomo IV, pág. 141,
dice que en el lugar denominado Plácido, del Departamento de Villa
del Rosario, actualmente de Villa San Pedro, fueron tcmados pri-
sioneros por la caballería enemiga· el Padre Félix Gonzólez, el Te-
niente Cóceres, el Sargento Aquino y varios soldados, y que todos
ellos fueron degollados. E;'l la imposibilidad de oponer resistencia,
se habían rendido sin ninguna clase de pelea. De esta manera los
.l
.,
"Redentores" del Paraguay liberaban al país de la opresión, dego-
llando a sus redimidos. · ·
La caballería brasilera que martirizó al P. Gonzólez y compa-
ñeros, estaba comandada por el capitón Mariano Rodrigues Ramos
y el Tte. 19 José Joaquí:l de Andrade Neves. Del bolsillo del P.
González sacaron los brasileros una carta del Cnel. Ignacio Génes
dirigida al Mcal. lópez, y en donde le da noticia del desastre de
lomas- Rugué. la carta está fecha el 25 de enero de 1870 en Potrero
Rojas, según lo Historia de la Guerra entre la Triple Alianza y el
Paraguay, por el general Augusto Tasso Fragoso. Dicha carta se
conserva en el Archivo de Río de Janeiro y cuyo texto es el siguien.te: ·,

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• • • 1

¡,Con el más profundo respe)~ tengo la honra de participar a V. E.


que el 11 del corriente nos atacaron los negros en el cañada de
lamas en donde estuvimos acampados, de cuyo combate tuvimos el
muy sensible resultado, porque después de una o de media hora
nos derrotó, esparciéndose el resto de ·la División en un monte in-
mediato: esta falta .Excmo. Señor, no dudo un momento que p~nde
de nosotros los jefes, y de consiguiente de les oficiales que compo-
nían la División, y estoy cierto que el Capellán Félix Gonzólez que
hoy parte ante· V. E. informará detalladamente a V. E. de tódo lo
ocurrido"~
En' aquel lugar existe hasta hoy una cruz solitaria, clavada en
medio de un espeso bosque, que viene marcando desde hace años
a los viajeros la tumba casi ignorada de un mártir. los vecinos del
lugar la llaman hasta hoy "Curuzú-paí". . 1 .
El general Resquín recuerda a este valiente Capellán en sus
"Memorias", y otros historiadores lo confunden con el Padre José
Ramón González, muerto en Cerro Corá. El Padre Fidel Maíz dice
lo siguiente: "El Padre Félix González comandaba un pelotón de,
soldados desde las Cordilleras, y cayó prisionero en los montes de
Ycuá-mandiyú (Villa San Pedro), y fue degollado".
Terminada la guerra, el coronel Florentín Oviedo, que cayó
prisionero en Acosta-ñú, vivió en el pueblo que lleva su nombre· has-
ta el año de 1933,. y allí refirió al Padre Vicente .González, sobrino
del Padre Félix González, que su tío tuvo en la guerra una brillante
actuación. Este citado Padre Vicente González conserva en su poder
una fotografía de su tío sacerdote. Hace pocos años que la H. Junta
Municipal cambió el nombre de la calle Thompson, por el Mayor
Fleitas. Esperamos también para los Padres Flores y González algún
reconocimiento póstumo.

1O) PBRO. FRANCISCO SOLANO ESPINOZA

Este hijo de ltauguá fue uno de los primeros sacerdotes orde-


nados en el nuevo templo de Humaitá, destruido posteriormente
durante la guerra por los aliados. Era hijo legítimo de Pedro Rega-
lado Espinoza y María Mercedes Rodríguez, (Archivo de la Curia,
Vol. 111, N9 39). Fueron ordenados con él en esta iglesia castrense
los Padres Francisco Hermógenes Flores, Juan Bautista Céspedes,·
Eliseo Patiño y Policarpo Páez, por Monseñor Juan Gregario Urbieta
el 7 de enero de 1861.

- 22-
El Obispo Diocesano había accedido a una invitación que le
fuera formulada por el Presidente de la República, don Carlos An-
tonio López, y su hijo, el General Francisco Solano López, entonces
Comandante de la fortaleza de Humaitá, para trasladarse a aquel
lugar para la bendición e inauguración del nuevo templo. A la
ceremonia asistió también el Gobernador de Corrientes. Para dar
mayor solemnidad al acto, Monseñor Urbieta confirió órdenes sagra-
das en esta oportunidad a los sacerdotes nombrados.
Entre otras cosas, el Padre Espinoza fue catedrático de latinidad
en el Colegio - Seminario y redactor del periódico "Cacique Lambaré".
e'Historia de las Letras Paraguayas" por Carlos R. Centurión). Consta
que el 16 de septiembre de 1862 cobró su sueldo· por tres trimestres
como Cura de Tacuatí, y que desde 1865 fue Cura de Lima. Según los
"Documentos Históricos" de Juan Silvano Goeloy, el Padre Espinoza,
siendo Cura de Tacuatí y Excusador de Lima, bajó a la capital para
prestar declaraciones. Estas declaraciones las prestó el 27 de febrero
de 1863 ante un tribunal civil, que había sido especialmente consti-
tuido por López para juzgar al Padre Fidel Maíz. Este tribunal estaba
presidido p'or el General Wenceslao Robles, e integrado por José
Falcón, Carlos Riveros y Silvestre Aveiro.
El 24 de julio de 1866, el P. Espinoza m~reció ser nombrado
por decreto supremo, Caballero de la Orden Nacional del Mérito.
A esta distinción se refiere "El Semanario" del 2-8 de julio del mismo
año. Fue uno de los comisionados, con Saturnino Bedoya, Carmelo
Talavera, José del Carmen Urbieta y Policarpo Gorro, para la en-
trega de la famosa espada de oro y un album al Mariscal López,
obsequio del pueblo paraguayo. Este obsequio le fue entregado el ·
25 de Diciembre de 1867 en el Campamento de Paso Pucú, en cuya
oportunidad el Padre Espinoza pronunció el siguiente discurso:
"Excmo. Señor: El pueblo paraguayo, que con admiración y
asombro no menos que con orgullo y satisfacción, ha estado presen-
ciando la· heroica defensa que V. E. está haciendo de su libertad y
soberanía nacional, como también vuestras extraordinarias proezas y
las innumerables ·e inmarcesibles glorias que V. E. ha conquistado
ya para la Patria, no puede menos que reconocer a V. E. comó a su
verdadero y amoroso padre, su defensor acérrimo y garantía la más
segura de su porvenir: y movido de suma gratitud y agradecimiento
hacia V. E. por tantos y tan grandes como señalados beneficios, ha
tenido a bien hacer a V. E. un presente de esta espada de honor, ..~
obra original de los hijos del país que, nosotros, comisionados por
él mis~o pueblo, tenemos el alto honor de presentar a su nombre a

23

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V. E. como expresión fiel del reconocimiento y afectuoso carino de
este pueblo dichoso que cuenta a V. E. al frente de sus destinos; y

t
f··
como símbolo de la indómita bravura y sublime heroísmo con que
V. E. est6 haciendo pedazos la cadena de la ~sélavitud con que han
pretendido acollarar al pueblo paraguayo esos infames brasileños y
sus pérfidos aliados.
11
· i -rtt~1
Dignaos, pues, Excmo. Señor, aceptar esta pequeña ofrenda
~~
f. del pueblo agradecido, y contar con su decidida cooperación en ef
desempeño de la defensa de nuestra santa causa: pues el pueblo
~ .
paraguayo, que ve afianzada su libertad en lo invencible espado de
V. E. est6 decidido a sucumbir bajo lo benéfica sombra de su pabe-
,.~J llón nacional al lodo de V. E. antes que consentir en la ignominia
de arrastrar lo cadena de la esclavitud.
"Aceptad igualmente, Señor, las cordiales felicitaciones que
1
este pueblo os dirige por medio de nuestro débil órgano por este
grande día de la Patria, día del aniversario del solem:1e juramento
que hizo el año 42, de conservar bajo cualquier sacrificio su ll"de-
pendencia y Soberanía Nacional, y que nosotros reconocemos en su
nombre ante Dios, la Patria y V. E. en esto solemne ocasión, prome~
1
·~
tiendo muy de veros de no apartarnos jam6s de vuestro lado flOra
l.
secundar eficazmente a los hercicos esfuerzos de V. ·E. en la defensa
de nuestra amada libertad ... ".
El Mariscal López ag·radeciendo la espada de oro brindada por
la Nación, contestó con el siguiente discurso: "Señores: El Pueblo me
colma de honores, y sus manifestaciones de confianza son m6s la-
tentes, cuanto m6s prolongada y cruenta se presenta la lucho en que
nos hallamos.
Ciñendo la espada ~ue me ofrecéis en nombre· de los virtuosos
hijos de la Patria en uno de sus m6s grandiosos días, nada puedo
deciros que traduzca mi agradecimiento al Pueblo, sino que el lema
de "Independencia o Muerte" que se lee en este acero, ser6 siempre
el norte de mi guía.
Confío que mediante Dios, la perseverancia del Pueblo y lo bra-
vura y decision de las intrépidos legiones de la Patria, bien pronto
ser6 salvada, y sus hijos reposar6:1 con orgullo bajo el frondoso
laurel con que habr6n conquistado una paz segura.
Los manes de los valientes soldados, que como nosotros juraron
Independencia en este dio, y nos han precedido en el glorioso sacri-.
ficio de la Patrio, militan tambié:1 con nosotros en la santo cruzado,
en cuyas filas cayeron.

24 -
··~

Con su testamento, con el ardor de nuestros corazones y con el



empuje de nuestros brazos, sellaremos con nuestra sangre la senten-
cia, de que un Pueblo libre, muere, pero no se encadena. ,.·,
Llevad, señores, mi agradecimiento al Pueblo, y decidle que
cuento con él para la salvación y engrandecimiento de la Patria".
Durante la guerra el Padre Espinoza fue portador desde el
Ceibo de una carta del Mariscal López al Vice Presidente Sónchez,
como lo atestigua el Padre Fidel Maíz en su "Etapas de mi vida".
Según "El Semanario" del 3 de febrero de 1868 asistió en la Iglesia
Catédral a la fiesta de San Blós, y presidió la procesión de la so gro-
da imagen del Santo Patrono del Paraguay. La Misa la celebró el
Deón Bogado y el sermón estuvo a cargo del Padre Bonifacio Mo-
reno. Madama Linch asistió a todos estos actos religiosos.
Posteriormente el Padre Espinoza, juntamente con el Padre José
del Rosario Medina, fue nombrado por López, Juez de Sangre en
ltanaramí. Cuando el resto del ejército se replegó hacia el norte, el
Padre Espinoza con los que vencieron fatigas y penurias, llegó al
lado del Mariscal hasta Cerro Corá. En esta última batalla, librada
el 19 de marzo de 1870 en aquel histórico lugar, cayó muerto con
sus compañeros sacerdotes Manuel Antonio Adorno y José Ramón
González. Allí también sucumbieron, rodeando al Mariscal, el Vice '
Presidente Sánchez, el cirujano Vicente Estigarribia, el General Roa,
los Coroneles Avalos, Panchito López, Luis Caminos, Bernardino Denis,
los Tenientes Coroneles Solís, Aguiar y Orzuzar y los Mayores Gctspar
Estigarribia, Antonio Vargas, etc.
La firma auténtica del Padre Espinoza puede verse en el archivo
parroquial de la Catedral, Libro VIl de Bautismos, pág. 24, y tam-
bién en el. archivo de la Iglesia de la Encarnación, Libro IV, pág. 76.
Su fotografía está en el Album Gráfico. -~
11) PBRO. JOSE DEL ROSARIO MEDINA

Nació en ltauguá en el hogar de los esposos Luces Medina y


María Aquilina Vera. Fue ordenado sacerdote el 15 de octubre de ......
1862 por Monseñor Urbieta (Archivo de la Curia Vol. IV, N9 18 y
42), y designado en 1863 como Cura Pórroco de Villa del Rosario •.
("Obrero Móxi mo" de Pérez Acosta).
Como el Padre Espinoza, fue llamado de su parroquia a la .~
capital para prestar declaración ante el tribunal civil, presidido por .._-¡•1
el General Wenceslao Robles. (Archivo Nacional Vol. 135, Nros. 20 - '
25: 1636). En la revista "Aurora" publicó "Estudios Filosóficos, la

- 25
..
~~--~·:.::r"-'·~~"\''~,.~~W'tii(l~~--~ ~:ir'- ;/'"'~'~m:~tWP?'IJaS:;Jil~·-,:·."!~:nrr-~n
11 ~ •

Hipótesis-y la Süperstición 11 , COJ!lO puede verse en fa pág. 225 del


Tomo 1 de "Historia dé las Letras Paraguayas" de Carlos R. Centu-
rión. En fecha 25· de mayo de 1865, firmó como Cura Prov. de
Santiago y Encargado lnt. de San Ignacio, la partida de bautismo
del·· P~ Aguilera.
"El Semanario 11 del' 19 de junjo de 1868 se refiere a .los dis-
cursos pronunciados en Luque por los Padres José del Rosario Me-
dina, Pedro Pablo Benítez y Angel Céspedes. El mismo periódico
de fecha 15 de agosto del mismo año hace mención de la fiesta cele-
brada en Luque en honor a la Virgen de la Asunción. Dice entre
otras cosas: "Celebró la misa el Cura de ltauguá y Capellán de.l
Ejército, Pbro. José del Rosario Medina, y habló el Teniente Cura
~e la Encarnación, Pbro. Mariano Aguiar". En aquella época el
Padre Medina era solamente Cura Provisorio de ltauguá, pues había'
sustituido al Padre Faustino Rodríguez, quien había sido llamado
por López desde San Fernando, para luego ser fusilado el 22 de
agósto de 1 868.
. Fu~ nombrado por López en ltanaramí, juntamente co.n el Pa-
dre E~pinoza, como Juez de Sangre, y en tal carácter tuvo alguna
participación en el juicio ordenado por el Mariscal contra su propia
ma'dre, y sus dos hermanas, Inocencia L. de Barrios y Rafaela L. de
Bedoya. Siguió el Padre Me~ina a López en su larga pere'grinación
hasta Cerro Corá, dende mereció por su indoblegable valor la última
11
condecoración que debía de haber llevado la inscripción: Venció
fatigas y penurias", .medalla que y_a no llegó a ccuñarse.
Allí, en Cerro Corá, último jalón de aquella cruenta historia,
er Padre Medina fue cobardemente asesinado por los bra.sileños el
19 de marzo de 1870. La firma auténtica de este sacerdote se registra
en el Libro VIl, pág. 206, de la 1glesia Catedral.

12) PBRO. MANUEL ANTONIO ADORNO

Nació el año 1821, siendo hijo legítimo de José Mariano Ador-


no y María Agueda Céspedes, siendo su padrino el comandante José
Ignacio Núñez. Estudió en la Academia Literaria, y el Padre José
Joaquín Frasquerí, Cura Párroco de Capiatá en 1845, le expidió su
.fe de bautismo para su ordenación sacerdotal. Fue ordenado el 3
•· de julio·.de 1846, por Mons. Basilio López, siendo uno de los primeros
en ordenarse desde 1815; fecha que se realizó la última ordenación
sacerdotal, por.Mons. García de Panés.

-26-
Este 'sacerdote era natural de Capiatá, y Cura Párroco de .su
pueblo natal desde 1846, como con~ta en el archivo parroquial de
Capiatá y en el Archivo de la Curia Vol. 11 N9 7 ..y Vol. 55. En 1-857.
el historiador Pérez Acosta lo pone al frente de la parroquia de Villa
Franca. Según el libro de defunciones de V. Oliva, que obra en. el
Archivo de la Cu~ia, el P. Adorno fue Párroco de aquella Villa de~d~
1849 a 1858.
"El Semanario" del 4 y 25 de Agosto de 1866 habla del Cura
Párroco de Capiatá, Pbro. Manuel Antonio Adorno, con motivo de
haber remitido importantes donaciones para los heridos de guerra y
soldados de nuestro ejército. Fue· nombrado luego capellán del ejér-
cito desde· fines de 1868, y desde entonces siguió al ejército para-
guayo hasta llegar a Cerro Corá, donde murió asesinado por los
brasileños. Su fotografía figura en la página 204 del Album· Gráfico.
El Padre Fidel Maíz menciona al Padre Adorno en su discurso pro-
nunciado en ocasió:1 del Centenario de nuestra Independencia. ·
En el pueblo de Areguá, en el lugar denominado Cocué-Gucizú,
existe hasta ahora un Oratorio de San Francisco de Asís, en el que
se venera la imagen de este santo esculpida por el Padre· Adorno,
imagen que perteneció a este sacerdote que era escultor. El Oratorio
pertenece a la familia Estigarribia.

13) PBRO. JOSE RAMON GONZALEZ

Nació en la Asunción y fue bautizado en la Iglesia de La Encar-


nación. Su fe de bautismo es como sigue: "En la Iglesia de La En-
carnación, a trece de Julio de. mil ochocientos veinte y uno, yo ~1
Cura Interino bauticé solemnemente a un párvulo, y le puse por
nombre José Ramón, hijo legítimo de Juan Vicente González y María
Poscuala Parra, siendo padri:1os don José Mariano Sargas y doña
Josefa Máximo Azuago, o C!uienes advertí sus obligaciones, y por
verdad firmo - Juan Eduardo Torres".
Estudió latín y filosofía en la Academia Literaria bajo la direc-·
ción del Padre Miguel Albornoz, y en el Instituto de Moral Universal
y Matemáticas, bajo la dirección de los Padres Jesuitas Bern(]rdo
Parés, Anastasio Jesé Calvo, Fidel Vicente López y Manuel Martos.
Fue ordenado sacerdote en enero de 1849 por Mons. Basilio López,
e inmediatamente ¿3signado como Teniente Cura de Villa del Pilar.
(Archivo de la Curia Vol. 11 N9 13 y Vol. 55). Pasó luego como.
Teniente Cura a Luque,. en cuyo archivo parroquial figura su nombre

- 27-

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1·: .l:.l .. --· ; ~~~·l~ ·~Jo.la-L~t. .~ .
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hasta 1863. En el archivo de la Curia se conservo una nota 'de Mons.
l Basilio López al Teniente Cura de Luque, Pbro. José Ramón Gonzólez,

r
~
nota ·que lleva la fecha del 17 de octubre de 1849.
De Luque fue probablemente llamado poro servir en el ejército.
Consta solamente su gloriosa muerte en Cerro Coró con sus compa-
& ñeros sacerdotes: Francisco Solano Espinoza, José del Rosario Medina
y Manuel Antonio Adorno.

14) PBRO. JUSTO CARMELO ROMAN

Nacido en la capital, y ordenado sacerdote por Monseñor Basi-


lio López el 17 de marzo de 1854. (Archivo de la Curia Vol. 111,
NC? 12 y Vol. 55). Era hijo legítimo de Vicente Romón y María Pablo
Delvalle, y fue bautizado en la Iglesia de La Encarnación el 9 de
agosto de 1824. Entre otros cargos ocupados, consta que fue Cura
Párrcco de la Encarnación y Canónigo del Senado Eclesióstico desde
el 11 de marzo de 1863. Fue también catedrótico en el Colegio -
Seminario, Vicario General y Provisor de Monseñor Urbieta. Con ti-
nuó siéndolo con Monseñor Palacios, y como tal encabeza su firma
la nota de felicitación· que el clero de la capital dirigió al Mariscal
López el 24 de julio de 1865, con motivo de su día natalicio. Era
examinador sinodal del clero.
lldefonso Antonio Bermejo, en su obra "Episodios de la vida
privada, política y social de la República del Paraguay", lo nombra
al Padre J. C. Romón como diputado por la parroquia de la Encar-
nación al Congreso Constituyente celebrado en 1857. Lo recuerda
también R. de la Puente Machaín en su obra "La Virgen de la
Asunción y su Oratorio". En el Congreso Nacional celebrado el 17
de marzo de 1865, en el que se declaró la guerra a la Argentina, el
Padre Justo Romón firmó aquella histórica acta como Presidente
de ese Honorable Congresc. "El Semanario", de fecha 24 de marzo
de 1865, se refiere a este acontecimiento. Firmó también el Padre J.
Romón el acta de la consagración del Obispo Palacios como Canó-
nigo de la Merced, y en la ceremonia de la consagración, celebrada
el 30 de agosto de 1863, fue el orador sagrado.
En numerosas oportunidades "El Semanario" hace mención de
este sacerdote de destacada actuación en aquella época. El de fecha
12 de febrero de 18.67, por ejemplo, habla de una sentida y elo-
cuente oración fúnebre que pronunció en la Iglesia Catedral en el
solemne funeral celebrado por el descanso eterno del General Díaz.

- 28-
·~

H·acia fines del año de 1867, estando la guerra en pleno desa-


rrollo, fue llamado por el Mariscal y nombrado capellán del ejér-
cito. Como Vicario d~ la Diócesis fue reemplazado por el Deán Eu-
genio Bogado. Estando en San Fernando, fue nombrado por López,
Juez de Sangre, juntamente con el Padre Fidel Maíz. Ambos actuaron
en ese carácter hasta Cerro Corá, y como tales ocupan un triste
lugar en la historia. Como Secretario tenían al Diácono Donato
Gamarra.
Como Jueces de Sangre, respondiendo a órdenes de López que
pretendía dar carácter legal a las ejecuciones, substanciaron el su-
mario de la pena de muerte de su propio Obispo y de varios de sus
compañeros sacerdotes. El dictamen de la condenación de su' Obispo,
Monseñor Manuel Antonio Palacios, por supuesto delito de conspi-
ración contra la patria, lo elevaron a López en Lomas Valentinas el
19 de diciembre de 1868. Otro dictamen pasaron al Consejo de. Gue-
rra el día 17 del mismo mes y año. Basta con leer estos documentos,
que reproducimos en el epílogo de esta obra, para darse cuenta del
espíritu .de servil regalismo de que estaban imbuidos estos dos
sacerdotes.
11
La Estrella", de fecha 27 de marzo de 1869, dice que el Ca-
nónigo Román presidió todas las ceremonias de la Semana Santa,
celebrada en Piribebuy, tercera capital de la República durante la .1
guerra. De aquí, los Padres Román y Fidel Maíz, asimilados ambos 1
al grado de Coronel, siguieron a López hasta llega·r a Cerro Corá.
En el discurso pronunciado con motivo del Centenario de nues- "
tra Independencia, el Padre Fidel Maíz dice que los Coroneles Juan
Bautista del Valle y Gabriel Sosa, les Tenientes Coroneles Romero
y Gamarra, y el Mayor Méndez dirigieron a López una nota desde
el Aquidabán, en la que le decían que el Regimiento de espectros
que comandaban ya no podía continuar, porque todos caía:1 de ina-
nición, y que por esta razón había resuelto desandar el camino.
López, al enterarse de la nota, los trató de traidores. El Coronel
Centurión en sus "Memorias", Tomo IV, pág. 193, transcribe ínte-
gramente esta nota.
Sobrevino pocos días después la batalla final de Cerro Corá,
y el Regimiento de espectros compuesto de doscientas personas, en-
tre jefes, oficiales, soldados, mujeres y niños, hambrientos y hara-
pientos todos, sin armas para luchar, fue perseguido y alcanzado
por los brasileños el día 4 de marzo, vale decir, tres días después
IÍ,;

1· de la termi~aci.Ón de la guerra. los integrantes de este Regimiento,


a pe.sar de haberse rendido a discreción a los brasileños, fueron
bárbaramente degollados y quemados por los "redentores" del Pa-
rqguay. Entre los degollados y q~emados perecieron los Padres Jus-
to Ramón, Francisco Hermosilla y Ramón Yaharí.

15) PBRO. FRANCISCO HERMOSILLA

· :"'Muy pocos datos se conservan de este sacerdote. Solamente


se sabe que nació.en la Asunción y que fue ordenad<;> sacerdote por
Monseñor Basilio lópez el 22 de agosto de 1856 .con el Padre José
María Núñez, según consta en el Archivo de la Curia Vol.' 111, N<? 31.
Fue bautizado en la Iglesia Catedral el día sigui~nte de su nací-
miente; 3 de octubre de 1828, por el Padre José Joaquín Frasquerí.
Era hi;o legítimo de Francisco Antonio Hermosilla y María lugo. Fue
alum:1o de la' Academia literaria, el Preceptor Interino de latinidad
de dicho Instituto, Domingo Viveros, le expidió. su certificado de
estudio. · ·
Según el Padre Fidel Maíz, murió con 'los padres Justo Car-
melo Román y Román Yaharí en los montes del Aquidabán.

16) PBRO. RAMON, YAHARI

Nació en Yaguarón, en donde viven todavía algunos· parientes


de este sacerdote, unos conservando el apellido indígena de "Yaharí",
y otros que lo han cambiado por el apellido español 11 Ríos". Era
hi¡o legítimo de los esposes Inocencia Yaharí y María Aguaí. Fue
bautizado en la Iglesia de Yaguarón por el P. Prudencia Martín
Montiel en 1832, habiendo nacido el 2 de en€ro de aquel año. Como
sacerdote fue ordenado el 3 de marzo de 1861, juntamente con los
Padres Feliciano Elizeche y Gaspar Jacquet. (Archivo de la Curia
Vol. IV, NC? 1).
Suscribió algunas pocas partidas de bautismos y matrimonios
en Concepción en el año de 1862, y otras partidas de bautismos en
'- 1
la Iglesia Catedral. Se sabe que fue Cura Provisorio de San Juan
Bautista de las Misio11es, aserto que lo confirma "El Semanario"
del 16 de junio de 1866.
En 1863 estaba al frente de la Parroquia de Ajos. Como los
dos anteriores, fue. degollado y quemado por los brasileños en los
montes del- Aquidabán el- 4 de marzo de 1870.

- 30-
··~.

17) PBRO. JUAN DE LA CRUZ ORTJGOZA

Este sacerdote era natural de Villarrica, e hijo legítimo de los


esposos Juan Antonio Ortigoza y Rosa Catalina Villalba. Fue orde-
nado co.n los Padres Adonías Urbieta y Rufino lnsfrán el 6 de febrero
de 1863, conforme consta en el Archivo de la Curia Vol. IV, N<? 14.
En la nota de protesta contra el Tratado de la Triple Alianza,
enviqda o la capital desde Villa de San Pedro, está la firma del
Padre J. de la C. Ortigoza. Fir.mó asimismo una carta dirigida
desde Villa del Pilar al Redactor del periódico "Cabichuí", que se
editaba en_ Pos~ Pucú. El 13 de junio de 1867 aparee~ en dicho
periódic? la referida carta que ve.nía firmada por varios vecinos
caracterizados de la ciudad.
Pasó luego a ser capel!ó~ de.l ejército, y, por su destacada
actuación, mere.ciq la Condecoración de la Orden Nacional del Mérito.
''El Semanario" del. 28 de julio de- 1866 se refiere a la distinción
conferida a varios capellanes: "Por decreto supremo del 24 d~l
corriente han sido nombrados Caballeros de la Orden Nacional del
Mérito, los Capellanes del Ejército: Presbíteros ciudadanos Manuel
ldoyaga, Francisco Solano Espinoza, Policarpo Valdovinos, Juan de
la Cruz Ortigoza, Adonías Urbieta y José del Carmen ·Moreno".
Siendo aún Diácono, el P. Ortigoza había integrado el Tribunal
Eclesiástico ordenado por el Obispo Palados para Juzgar al P. Fidel
Maíz, como lo refiere él mismo en la pág. 19 de su "Et~pas de
mi. vida". Ditho Tribunal estaba integrado por el Deán, Eugenio
Bogado, el Cura Rector de la Catedral, Pbro. José Gaspar Téllez,
y el Diácono Ortigoza, ex-alumno del P. Fidel Maíz.
Tras una meritoria actuación en el ejército, el Padre Ortigoza
murió en Tayí el 29 de octubre de 1867 (1). El Padre Fidel Maíz,
refiriéndose a este sacerdote, dice: "En Tayí, sobre el Rto Paraguay,
demostró valor y heroísmo inflamando a los marinos, y cayendo con
ellos cuando fue tomado aquel punto por el enemigo. la ba,la que
hizo ir a pique el vapor de la guarnición le tocó también al Padre
Ortigoza y se hundió con é! en el abismo 11• El vapor era el Olimpo,
artillado con cuatro cañones, según Río Bronco.

(1) Tayí ·era un pequeño puerto situado sobre el río Paraguay, entre
Pilar y Humaitá.

- 31 -

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1
!. CAPITULO 1I
,,

SACERDOTES AJUSTICIADOS DURANTE LA GUERRA

Numerosos miembros del clero, y entre ellos el propio Obispo


Diocesano del Paraguay, Monseñor Manuel Antonio Palacios, fueron
condenados durante la guerra a la pena capital con la nota infamante
de traidores a la patria. la ejecución de sacerdotes recrudeció los
dos últimos años de la guerra, tiempo en que fueron también
sentenciados como "traidores", respetables ciudadanos como José
Berges, General Bruguez, Coronel Mongelós, el propio hermano del
Mariscal, Benigno L.ópez.
Varios de los C!Ue tuvieron que soportar en vida la terrible
afrenta de haber traicionado la causa nacional en aquel lúgubre
período de nuestra historia, se hallan hoy r:ehabilitados y sus nombres
figuran entre los grandes servidores de la patria. Este cambio radical
para la memoria de honorables ciudadanos del pasado ha sido
posible, merced a una serena revisión de los acontecimientos y a un
criterio de apreciación más justo.
Un proceso similar no se ha operado hasta el momento con
respecto al Obispo PaiQcios, no obstante haber sido éste :1ada menos
que el jefe de la Iglesia Paraguaya, y los veinte y cuatro miembros
del clero que sucumbieron como él, en idénticas condiciones de
denigrante infamia. Se trata de un sector completamente descuidado
de la guerra contra la Triple Alianza, y que reclama alguna ate:1ción
de parte de los historiadores responsables y concientes.
Que hayan sido o no traidores a la patria o al menos hayan
participado o intentado participar en alguna probable conspiración,
no estamos al momento en condiciones de responder con una
,... documentación robusta, como requiere la seriedad de la historia.
~
Bien sabido es que los acontecimientos hay que juzgarlos dentro del
marco histórico en que se operaron. Por ello, es muy probable que en

- 32-

•.• ¡
~ 1'···

aquella crítica situación, en que las armas paraguayas iban pagando


tributo a tantas privaciones y penurias, se haya dado crédito a
infundados rumores o simples sospechas y se hayan acelerado
temerariamente los procesos y las ejecuciones.
La famosa conspiración de SaJ1 Fernando, en la que se vió
complicado el Obispo Palacios, ha sido posteriormente calificada de
"supuesta" por el Padre Fidel Maíz, que actuó en el proceso como
terrible fiscal, en una carta de fecha 1O de Junio de 1906 dirigida
desde Arroyos y Esteros al señor Juan E. O'Leary. Esta importante
carta del P. Fidel Maíz va reproducida para los interesados e:1 el
epílogo de esta obra. En la carta dirigida por el Padre Fidel Maíz al
Ccnde D'eu, que también reproducimos al final de este libro, se
refiere a la ''causa de la conspiración denominada de alta traición a la
patria y el gobierno". Dice en esta histórica carta que la causa "dió
tantas víctimas cuanto quiso López", y en otra parte que no ~e ha
encontrado "un solo documento, ni letra escrita referente a tan vasta
complicada maquinación, cuyos papeles todos fueron registrados,
pero sin resultado alguno positivo ... "
Creemos' sinceramente que la call3a del Obispo Palacios y demás
sacerdotes ajusticiados durante la guerra contra la Triple Alianza
merece una revisión histórica en honor de la misma justicia, y como
un merecido homenaje al clero paraguayo. que ~e ha distinguido
desde los albores mismos de nuestra civilizac;:ión por su alto espíritu
patriótico. El negro saval del capellán ha presidido siempre todas
las contiendas guerreras que registran nuestros anales. Los últimos
sobrevivientes de la guerra del 70, y los mutilados y ex-combatientes
de la Guerra del Chaco, que viven gloriosamente entre nosotros,
pueden dar testimonio de la misión cumplida por los Capellanes de
Ejército. Esperamos esta revisión histórica. Con respecto a importantes
perso-najes, que también soportaron en vida la denigrante nota de
traidores a la patria, se ha operado ya una justa reivindicación.
Como ejemplo podemos decir que existe una calle y una escuela e~
nuestra capital que llevan el nombre de José Berges, y regimientos
que llevaa los ncmbres de General Bruguez y Coronel Mongelós.
Fueron ejecutados durante la guerra contra la Triple Alianza, ·~
como ya Jo hemos dicho, Monseñor Manuel Antonio Palacios, y los
Padres Eugenio Bogado, Faustino Rodríguez, Vicente Antonio Bazán,
Elíseo Patiño, Policarpo Valdovinos, José Joaquín Talavera, Juan
N~pomuceno Arza, Martín Serepio Servín, Juan Evangelista Barrios,
~

,.,~J
- 33-
... ,.
.-.
""'
Jaime Antonio Corvolán, Santiago Esteban Norváez, José León
~ovilán, Pedro león Caballero, Carlos Ant!'nio Vázquez, Juan de
Mata Ortellado, José Ramón Ferriol, Basiliano Landini, Antonino
Medina, Gaspar Jacquet, Pedro José Acosta, un tal Padre Benítez, el
capuchino Angel Maramico (Padre Angelo), y el clérigo Juan Bautista
Zolduondo. ' .

1) MONS. MANUEL ANTONIO PALACIOS

Era natural de luque. Su fe de bautismo reza así: "En la


Iglesia Parroquial de N. S. del Rosario de luque a diez y seis de
Julio de mil ochocientos veinte y cuatt·o, yo don Pedro Pao;cual
Prieto, Cura Rector de ella, suplí las sogradas ceremonias del bau-
tismq a un niño cuyo nombre es Manuel Antonio, bautizado priva-
damente por el Presbítero don Luis 'Ceferino Ybarrola, hijo .legítimo
). de don Francisco Palacios y doña María Ana Pereyra, siendo padri-
no don José Tomás lsasi, a quien advertí lo que manda el Ritual,
y por verdad firmo, Pedro Pascual Prieto". ·
Estudió en la Academia literaria en donde fue compañero del
futuro Mariscal lópez, el Director Interino de dicha Institución le
expidió su certificado en estos términos: "Certifico yo el infrascrito
Director Interino de la Academia literaria que el joven Manuel
Antonio Palacios ha sido aprobado y reputado por uno de los más
aprovechados en los exámenes (!Ue ha sufrido, el uno de latín en
el año 18.43, y el otro del primer año de filosofía en el de 1844,
según consto de las Actos pertenecientes o los respectivos años refe-
ridos; iten ha continuado el segundo año de filosofía con igual
aplauso, y está dispuesto y apto poro sufrir el examen de dicho año.
Y para constancia le doy el presente para los fines que ·conve_ngon,
en la Academia literaria de la República del Paraguay. Diciembre
13 de 1845 - Miguel Albornoz -· Catedrático de Filosofía y Director
Interino".
Fue premiado por su aplicación en el estudio por el Excmo. Sr.
Presidente de lo República, Dn. Carlos Antonio lópez, con una medo-
llo de oro.
Recibió el Subdiacoriado y el Dioccnodo el 11 y 16 Octubre de
1847 en la Iglesia Parroquial de Villa del Rosario, donde se encon-
traba el Obispo en Gira Pastoral.

- 34
-.:""'~'!~t.·~.'~: .-~~-:--;·~.-.
' (,

Fue ordenado sacerdote por Monseñor Basilio lópez en septiem-


bre de 1848, e inmediatamente designado como Cura Párroco de
Villeta, donde estuvo hasta el 8 de noviembre de 1862, según consta
en el Archivo de la Curia Vol. 11 NC? 1O, en el que se conservan todos
sus documentos personales entre los expedientes de _ordenaciones
sacerdote les.
Estando al frente de esta parroquia, fue propuesto para Obispo
Auxiliar por el Presidente de la República, General Francisco Solano
lópez, a su Santidad el Papa Pío IX, en una nota dirigida a Roma en
fecha 20de noviembre de 1862 (Archivo Nacional Vol. 27-1-26), cuyo
texto transcribimos a continuación:
"Santísimo Padre: El infrascrito General de División, Presiden-
te de la República del Paraguay, y General en Jefe ·de sus Ejércitos,
tiene la honra de dirigirse a Vuestra Santidad, para llevar a su alto
conocimiento que, habiendo el .finado Excmo .. Señor don Carlos
Antonio lópez, último Presidente de esta República, acordado elegir
y presentar a Vuestra Santidad al Presbítero Ciudadano Manuel
Antonio Pálacios para Obispo Coadjutor, ~on derecho a suceder al
Muy Reverendo Obispo Diocesano Ciudadano Juan Gregorio Ur-
bieta, la defunción lam"entable de aquel Ilustre Magistrado no le
permitió llevar a cabo tan piadoso propósito como Patrono de esta
Iglesia.
"Ahora que por la vol~ntad nacional, tan alto rango ha ca-
bido al abajo firmado, se complace muy sinceramente en presentar
a Vuestra Santidad al mencionado Presbítero Ciudadano Manuel
Antonio Palacios, Deá;1 de la Santa Iglesia Catedral, nacido en la
República, de buenos padres, y de legítimo matrimonio, benemérito
'
por su nctoria. conducta moral y sana doctrina, timorato a Dios, ob-
servador de la Santa Ley y obediente súdbi~o de Vuestra Santidad.
"El Gobierno Supremo ,de la República ha tenido en vista,
y ha reunido los mejores datos e informaciones para la elección del
enunciado Obispo Coadjutor, y habiendo encargado al Reverendo
Obispo Diocesano el correspondiente proceso informativo, Su Seño-
ría lustrísima ha participado haberlo termi:1ado y dirigido a Vues-
tra Santidad, como le había sido encomendado.
11
Muy dilatada es, Santísimo Padre, la extensión de esta Dió-
cesis, y sus atenciones son tantas que no es posible, que un solo
Obispo las atienda regularment,e, mucho más en la ancianidad en
que se halla el muy Reverendo señor Urbieta.

- 35-

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_"'VFn"flf ···· r··..~-.;~11.7"·'*14!'*&9P7"+•1!PJ11: 'i~·ifl!.'!~"~'*t..*.'M ~1V' :«Frct"f116•':.,...~·'[r:.·~ t.:.r,• r·'t'!":J.:·J
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r.
. .
''E\ estado valetudinario y decadente de la salud de este Ve-
nerable Pastor de la Iglesia P~raguaya, infunde vehementes temo-
res de que sus días 110 sean ya tan· dilatados como necesita esta
parte del rebaño del Señor, que aún no ha podido dotarse de un
considerable número de pastores.
"Vuestra Santidad conoce las calamitosas circunstancias que
han pasado sobre esta Iglesia, y la consiguiente poca facilidad que
después se ha encontrado para la creación de Ministros dignos de
la Religión de Jesucristo.
"El abajo firmado ruega a Vuestra Santidad, que como Padre
común de los fieles quiera mirar ccn ojos benignos tan importante
grey del Señor, y confirmo!' la elección del recomendable Presbítero
Palacios, que tiene la ho;ua de presentar a Vue3tra Santidad, para
Obispo Coadjutor de este Obispado, con derecho a suceder al Dio-
cesano, dignándose subsanar lo que de subsanar hubiere en el pro-
ceso informativo, a ·fin de que la Iglesia de la República del Para-
guay no tenga que deplorar una nueva viudedad.
"Aceptad, Santrsimo Padre, los sinceros votos que el abajo
firmado dirige por el Po:1tificado de Vuestra Santidad, y la expre-
sión de profunda veneración y respeto con que le pide su bendición
apostólica.
"Dado en el Palacio Presidencial de la Asunción a los veinte
días del mes de Noviembre del año del Señor de mil ochocientos
sesenta y dos. Firmado Francisco S. lópez - El Ministro de Gobier-
no - Firmado Francisco Sánchez".

1
~
Obtenido el nombramiento de parte de Su Santidad Pío IX,
fue consagrado Obispo por Monseñor Urbieta en la Iglesia Catedral
de la Asunción el 30 de agosto de 1863. Una vez fallecido Monseñor

f
· Urhieta, le sucedió en el gobierno de la Diócesis el 29 de enero de
1865. En el Archivo de la Curia se conserva el acta de coasagra-
,, . ción que dice así:
"En la Ciudad de la Asunción Capital de la República del
Paraguay, y a los treinta días del mes de Agosto del año de Nues-
tro Señor.Jesucristo mil ochocientos sesenta y tres, día en que ocurre
la fiesta de primera clase de Santa Rosa Virgen de lima, Patrona
de toda la América Meridional, en la Domínica décima cuarta des-
pués de Pentecostés, y primera de Septiembre, habiéndonos reunido
con los miembros del Senado Eclesiástico Curas de la Capital y
de campaña, en la Santa Iglesia Catedral por lo mañana en hora
competente, estando lo Iglesia llena de numeroso concurso del cuerpo

- 36-
.... .. '1. '1 •• ~ .

de los Jueces Civiles, Militares y demás del Pueblo; habiéndose leído


el Supremo Exequatur del EX e e 1 en t r Si m o Señor Preside:lte de la
República a las Letras Apostólicas expedidas en Roma "a p u d
Sanctum Petrum" el diez y seis de marzo del presente año, en las
que Nuestro Santísimo Padre el Papa Pío IX instituye al llustrf-
simo y Reverendísimo Señor Ciudadano Manuel Antonio Palacios,
Proto Notario Apostólico Honorario y Deán del Senado de la Santa
Iglesia Catedral, Obispo de Mallos in partibus infidelium y Coad-
jutor Nuestro en el Obispado de la Santísima Asunción de la Repú-
blica del Paraguay con futura sucesión, que también fueron leídas:
Nos guiados por el Espíritu Septiforme, previo el juramento, según
la forma prescripta en dichos letras, con asistencia de los Reveren-
dos Presbíteros don José Teodoro Escobar, Arzediano y don Euge-
nio Bogado, Ca11ónigo de lo Merced, por Dispensación Apostólica
en lugar de Obispos, le promovimos al Supremo Orden del Episco-
pado, y le conferimos el Don de la· Consagración, ungiéndole la
cabezC!I y las manos con el Sagrado Oleo del Crisma; le entregamos
el báculo pastoral y le subrayamos el anillo en el dedo anular, y
siguiendo la Misa Pontifical, después del Evangelio, el Señor Canó-
nigo Presbftero Ciudadano Justo Román pronunció una elocuente
oración análcga a este sagrado orden de la Consagración, y última-
,¡,
mente, después de la Comunión pusimos e:1 la cabeza la Mitra Pon- .,,.
tifical, le vestimos las manos con las guiroteras, y le entronizamos ·.~
en el faldistorio o Silla Episcopal, habiendo observado en este
solemne acto todas las demás ceremonias, que previene y ordena el
Pontifical Romano. En fe de todo lo cual, confirmamos la presente
acta con los miembros del Senado Eclesiástico y Curas de la Capital,
y signándola con el signo y sello de nuestro uso, y haciéndola refren-
dar con el infrascripto Nuestro Secretario. Juan Gregorio Urbieta
Obispo del Paraguay. José Teodoro Escobar, Arzediano. Eugenio
Bogado, Canónigo de la Merced. José Gaspar Téllez, Cura Rector.
Policarpo Páez. Daniel Sosa, Cura Rector de San Roque. Santiago
León, Curo de la. Trinidad. Manuel Vicente Moreno, Cura· de la
Recoleta. Eliseo Patiño, Cura de Lambaré. Hay un sello".
Desde el comienzo de la guerra Monseñor Palacios acompañó al '
·.~

Mariscal López como Primer Capellán del Ejército Paraguayo. An-


tes de partir para el campo de operaciones publicó una hermosa
Carta Pastoral dirigida ai clero y a los fieles en general. "El Sema-
norio11 del 8 de junio de 1865, que habla de la salida del Prelado
de la ciudad de la Asunción acompañando al Mariscal López, lo
conceptuó como un gran patriota.

- 37
Consta que en la iglesia castrense de Humaitá, y en las capi-
llas de Paso de Patria y Paso Pucú confirió órdenes sagradas durante
la guerra. Asistió al general Díaz en su último momento. Después
lo encontramos· en San Fernando, donde fue apresado por orden
de lópez con otros varios personajes como traidores a la Patria y
su Gobierno. los Presbíteros Fidel Parz y Justo Román instruyeron
el 19 de diciembre de 1868, en Lomas Valentinas ( 1), obedeciendo
órdenes del Mariscal, un sumario en el que condenaron al Obispo
Palacios a la pena capital. Este importante documento cayó luego
en manos de los argentinos, y fue publicado por primera vez en l872
en el periódico correntino "El Argos". Una copia se conserva en
nuestro Archivo Nacional Vol. 355, año 1868.
Según varios sacerdotes sobrevivientes a la guerra del 70, entre
los cuales pueden ser citados los Padres José del Carmen Arzamendia,
Pedro Pablo Benítez e Isidro lnsaurralde, la conspiración de San
Fernando no existió. El mismo P. Fidel Maíz, tristemente famoso
como Fiscal en este proceso, cQiificó posteriormente de "supuesta" la
conspiraciÓn de San Fernando. Por otra parte consta que estos 11 reos
traidores a la Patria y su Gobierno" fueron ajusticiados de la ma-
nera más arbitraria y antijurídica. los reos carecían de defensores.
A ninguno de ellos se le permiti'ó nombrar o tener defensores de sus
causas, y ni siquiera a ellos mismos se les permitió defenderse. los
procesos desde luego eran secretos, y las declaraciones eran arran-
cadas por medio de azotes, el cepo uruguayana y el aplastamiento
de los dedos con el martillo.
Instruido el sumario, fué elevado por los citados fiscales al
Consejo de Guerra, que le condenó al Obispo Palacios y once reos
más a "ser pasados por las armas". Habiendo fallecido el Mayor
Manuel José Espinela en el combate de Ytororó; heridos el Coronel
Valois Rivarola, el Teniente Coronel José Duarte y el Mayor Silvestre
Benítez en el combate de Avay; y en comisión, el Mayor Melitón
Díaz, quienes formaban ~1 Consejo de Guerra juntamente con el
Teniente Coronel Hilario Marcó, y bajo la presidencia del Coronel
Felipe Toledo, el 17 de Diciembre de 1868 fue integrado un nuevo
. Consejo de Guerra, para juzgar la causa del Obispo Palacios y
demás compañeros. El nuevo Consejo de Guerra estuvo integrado
en la siguiente forma: Coroneles Felipe Toledo, Francisco Roa y Pedro

(1)· Jurisdicción de Villeta.

- 38-

~ d 1 ~ • • w..:.•~" •
-...:.·.;.

Hermosa; Tenientes Coroneles Hilario Marcó, Francisco Fidel Valiente


y José María Delgado, y el Sargento Mayor Antonio Barrios.
Todos ellos suscribieron la sentencia de muerte del Obispo
Palacios y demás reos juntamente con los jueces: Justo Román, Fidel
Maíz, Vicente Avalas, Juan Antonio Jara, Silvestre Carmona, Matías
Goiburú, Manuel A. Maciel, Crisóstomo Centurión, Mauricio·Benítez,
Juan B. Delvalle, y como escribanos: Cornelio Talavera y Donato
Gamarra •.• por delegación del Mariscal López firmó dicha sentencia
el General Francisco Isidoro Res(!uÍn, en fecha 21 de diciembre
de 1868.
El Obispo P a 1a dos, que conocía ya su fin, se preparó
cristianamente a afrontar la muerte. Después de recibir los auxilios
espirituales, fué cumplida la sentencia, que estuvo a cargo del
Teniente Coronel Marcó, Mayor Vicente Avalos y Capitán Matías Goi-
burú. El 21 de diciembre de 1868, en lomas Valentinas, en la boca
, del Potrero Mármol según el Coronel Juan Crisóstomo Centurión fué
fusilado Monseñor Palacios a pocas horas de aquella gran batalla,
que tuvo la duración de siete días. Fl,Jeron fusilados con él: Benigno
lópez, hermano del Mariscal; el General Vicente Barrios, cuña~o del
Mariscal; José Berges, Ministro de Relaciones; el Deán Eugenio
Bogado, Vicario General, Provisor y Con~e¡ero ~el Estado; José María
Leite Pereira, Cónsul Portugués; Simón Fidanza, Capitán de la Marina
italiana al servicio de lópez; el Coronel Paulina Alen, ex Comandante
de Humaitá; el clérigo Juan Bautista Zalduondo, sobrino del Obispo
Palacios; la señora Juliana lnsfrán de Martínez, prima del Mariscal
y esposa del Coronel Martínez, Comandante de Humaitá; y las
señoritas Dolores Recalde y Mercedes Egusquiza.
En el Museo Godoy se encuentran su fotografía y algunos,
ornamentos sagrados que le pertenecieron. En el Museo de Río de
Janeiro se conserva el sombrero de Monseñor Palacios, que fué
obsequiado por el Sargento Joaquín González, primo hermano del
Obispo, cuando se encontraba prisionero en el Brasil. Obran asimismo
algunos objetos sagrados que fueron de su pertenencia en poder de
sus familiar~s: doctor Gustavo González y señora, señor Salvador
Guanes y señora, doña María Celina de Guanes, señor Pedro Guanes
Molinos y señora, doña Ana Selva Serrano de Guanes.
Monseñor Terrero, Obispo de la Plata, que visitó el Paraguay
cuando vivían todavía las hermanas del Obispo Palacios, se honraba -f.:

- 39-

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en llevar el anillo que fuera del Prelado paraguayo. Después de la
muerte de Monseñor Terrero, sus familiares donaron el histórico
anillo al Museo de Luján, donde también se conservan una fotografía
y un bastón 'del Obispo Palacios.

2) PBRO. EUGENIO BOGADO

Hijo legítimo de Juan de lo Cruz Bogado y Cristina Peña.


Según los anotaciones inéditas del Padre Tomás Aveiro, el Deán
Bogado era considerado en su tiempo como uno de los sacerdotes de
más sólida preparación intelectual y acrisolada virtud. Luego de
ser ordenado sacerdote por Monseñor Basilio López en 1850, fue
nombrado como Cura Párroco de Ybytimí, su pueblo natal, de donde
fue llamado a la capital para confiársele el cargo de Rector del
Seminario Conciliar. Después llegó a ser Provisor y Vicario General
de Monseñor Palacios. ·
En 1865 fue enviado a Corrientes co:1 el Padre Sosa, para la
instalación del Gobierno Correntino. Formó parte, con el Vice
Presidente Sánchez, Benigno López, Saturnino Bedoya y otros
personajes, de una comisión encargado de recolectar oro del pueblo,
poro obsequiar al Mariscal López una espada de ore:>, que le fue
~·. entregada el 25 de diciembre de 1867 por una comisión especial
enviada desde la Asunción al campo de operaciones. En la nota
adjunto se lee en primer térmil')o el nombre del Deán Eugenio
Bogado.
Fue nombrado por el Superior Gobierno como Consejero de
Estado en Diciembre de 1 867, como puede verse en "El Semanario"
del día 14 del citado mes, en el que se lee al respecto el siguiente
artículo: "Consejero de Estado. En la sección oficial registramos el
nombramiento del Señor Deán del Senado Eclesiástico, ciudadano
Eugenio Bogado, Comendador de la Orden Nocional del Mérito, en
carácter de Consejero de Estado de la Vice Pre¡idencia de la
República.
"Esto disposición suprema dictada en las actuales circunstancias
extraordinarias de la República es de todo punto importante, y
cuando ha recaído en el Sr. Deán Bogado el digno puesto que se le
confiere en la Administración General del Estado, establece un acto
completamente satisfactorio.

-40-

.,.:. 1 • , •• , 1.
"J": .

"Bien conocidas son las dotes personales del Señor Deán Bogado,
sus virtudes, su patriotismo, su vida e¡emplar, consagrada al servicio
de fa Religión y de la Patria.
"Sacerdote virtuoso y austero ciudadano, el Señor Deán Bogado
ha acreditado siempre su celo religioso y su amor a la Patria.
"Des'pués de Jos importantes servicios que ha prestado antes de
la guerra actual, posteriormente ha ensanchado esos mismos servicios
encontrando una ocasión propicia de emplear sus esfuerzos patrióticos
en bien de la causa nacional.
11
Aplaudimos sobremanera la disposición suprema que acuerda
el honroso título de que nos ocupamos, pues no. hallándose presente
en la Asunción más que un Ministro de Estado, se hace sentir más la
conveniencia de este nombramiento en las presentes circunstancias,
cuando por otra parte el patriotismo y luces del Señor Deán Bogado
son bien notorios •.. "
Antes de merecer esta importante designación, el Deán Bogado,
por los servicios prestados a la nación, fué condecorado el 5 de Mayo
de 1866 como Comendador de la Orden Nacional del Mérito. "El
Semanario" de esta fecha hace mención a la 'distinción conferida al
Deán Bogado.
Después de la resonante victoria de Curupayty, los principales
vecinos de la Capital enviaron una nota d~ felicitación al Mariscal
lópez, nota que también lleva la firma del Deán Eugenio Bogado.
"El Semanario" del· 27 de Octubre de 1866 habla de esta nota, y el
del 2 de Marzo del siguiente año trae un hermoso discurso
pronunciado por este sacerdote en la gran Asamblea del Sexo Bello,
realizada en la Capital.
En repetidas oportunidades el citado periódico se refiere a este
sacerdote y sus importantes actividades, ya que, además de alto
exponente del clero, llegó a tener una innegable figuración política.
El del 24 de Julio de 1867 habla de una Misa Solemne celebrada por
el Deán Bogado en la Catedral, en honor de San Francisco Solano.
El mismo periódico, de fecha 18 de Febrero de 1868, se refiere a una
Misa celebrada en la gruta Santo Tomás de Paraguarí en cuya
oportunidad el Deán Bogado pronunció un elocuente sermón. Consta
que Madama Linch asistió a este oficio religioso, como asimismo a
los oficios litúrgicos celebrados el 3 de Febrero del mismo año en la
Catedral, con motivo de la festividad de San Bias, Patrono del
Paraguay. La Misa Solemne de este año como la del año anterior
estuvieron a ·cargo del Deán Bogado.

- 41 -
p;:iJ..J.J.Y,.~Jf.tl"i,..-v,t.....,w~~~'-':·'•·~~·Mtfa42u~~51~J\í.Sfrl'f'~.~fa* lti;.'7~"'W.~~
.. . . '

Antes de ser redu·cido o prisión, -lo· encontramos el 22 de Agosto


de 1868 por último vez realizando función sacerdotal en luque,
donde celebró lo S.onto Miso de lo Octavo de lo Virgen de lo,
Asunción. Pocos días· después f•Je llamado al Campamento de lomos
Valentinos, donde, por·orden de lópez, figuró entre los integrantes
de lo conspiración de Son Fernando.· Pocos horas antes de iniciarse
lo gran batallo de lomos Valentinos, fué fusilado con el Obispo
Palacios y demós c-ompañeros el 21 de Diciembre de 1868. El
Mariscal, que le tenía cierto aprecio, quiso salvarle de la peno
capital pero el Deán Eugenio Bogado prefirió morir· al lodo de su
Obispo, poro acompañarle en su postrera desgracia y dar testimonio
de obediente adhesión o su superior jerárquico, que ero para él el
representante de Cristo.

3) PBRO. FAUSTINO RODRIGUEZ

Natural de Yhocá-Guozú, e hijo legítimo de los esposos Manuel


Rodríguez y María lino Valdés. Este sacerdote, ordenado el 15 de
Octubre de 1862, según consto en el Archivo de lo Curia Vol. IV
N9 15, 28 y 41, es tío del actual Obispo de Villarrico, Monseñor
Agustín Rodríguez.
En 1865 aparece como Curo Párroco de ltouguá, de donde,
según "El Semanario" del 23 de Marzo de 1867, enviaba donaciones
poro los heridos del hospital. El mismo periódico, de fecha 15 de
junio de 1865, confirmo este doto cuando habla de un sermón
pronunciado en lo fiesta del Corpus Christi por el Cura de ltouguá,
Pbro. Faustino Rodríguez. Figura asimismo su r:-ombre en el Archivo
de la Curio, libro de Ordenaciones, Vol. IV, o propósito de un informe
elevado a la Autoridad Eclesiástico para la ordenación del
Subdiácono Juan de Mata Ortellado.
El P. Rodríguez, según todas las probabilidades, sirvió en el
ejército en carácter de capellán. lo encontramos por última vez el
22 de agosto de 1868 en San Fernando, donde fue fusilado junta-
mente con los Mayores Ulises Martínez y Carranza, ambos de
nacionalidad argentino, el Coronel Francisco laguna del ejército
uruguayo, Francisco Rodríguez larreta de nacionalidad uruguaya,
Mayor Francisco Fernández, Capitán Miguel ltael, Tte. Anastosio
Vallejos, Capitán Rosas, Guillermo Stork, Vicente Urdapilleta, y

- 42-

- .... ·.
Jll ,., ~· .

otros varios. Figuran estos datos en la "Tabla de Sangre" del


General Resquín, importante documento cardo. en poder de los alia-
dos en Lomas Valentinas, y publicado posteriormente por Master:
man, Decoud y otros historiadores.

4} PBRO. VICENTE ANTONIO BAZAN

Nació en la Capital. Sus padres fueron Rafael Antonio Sazón


y Josefa Natividad Patiño. Fue bautizado en la Iglesia de San Ro-
que el 16 de septiembre de 1832, por el señor Provisor y Vicario
General de la Diócesis,· Pbro. Roque Antonio Céspedes, habiendo
nacido el 8 del mismo mes y año. Firma la partida el P. Julián Castel-
ví, Cura Párroco de San Roque. Fueron sus padrinos Policarpo. Patiño
y su señora esposa Vicencia C6ceres. Fue ordenado sacerdote por
Monseñor Urbieta el 15 de octubre de 1862 con los Padres Faustino
Rodríguez, ,Mariano del Rosario Aguiar y José del Rosario Medina.
Poco antes de la guerra, conforme puede verse en el Archivo
de la Curia Vol. IV, NC? 16, era Cura Párroco de Guarambaré. Du-
rante la guerra, en los años de 1866 y 67, lo encontramos como Cura
Provisorio de Mbuyapey, como consta en el archivo parroquial de
este pueblo. "El Semanario" del 2 de junio de 1866 habla del P.
V. A. Sazón, Cura Provisorio de Mbuyapey.
Por última vez encontramos a este sacerdote en San Fernando,
donde fue fusilado el 26 de agosto de 1868. Entre los ejecutados
en esta fecha estaban también el General José María Bruguez,
el Coronel Manuel Núñez, el Mayor Vicente Mora, Antonio Nin
Reyes, ex-Cónsul uruguayo, Antonio Vosconcellos, Vice Cónsul por-
tugués, y otros varios.
El nombre del Padre Bazán se ·encuentra entre los felicitantes
al Mariscal López, con motivo de su día nataliCio. Su firma autén-
tica se halla registrada en el Libro VIII de bautismos, folio 140, y
en el Libro li de matrimonios, folio 56, de la Iglesia Catedral.

5) PBRO. ELISEO PATIÑO

Este sacerdote, hijo de la Asunción, fue ordenado por Mon-


señor Ur~ieta el 7 de enero de 1861 en la Iglesia de Humaitá jun-
tamente con los Padres Francisco Solano Espinoza, Policarpo Páez,
Francisco. Hermógenes Flores y Juan Bautista Céspedes. Monseñor

- 43-

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1

Urbie1a se había trasiadado a Humaitá en companra del Presidente
de la República, don Carlos Antonio López, y para dar mayor
realce a las ceremonias de inauguración y bendición de esa iglesia
castrense, confirió en ella la orden sagrada a los nombrados sacer-
dotes, que entonces eran Diáconos. En los actos realizados tuvo
destacada figuración el entonces General Francisco Solano lópez,
que era Comandante de la fortaleza de Humaitá ( 1).
Entre los ordenados en aquel histórico templo estuvo cierta-
mente el P. Elíseo Patiño, según consta en el Archivo de la Curia
Vol. IV y Vol. 55. Fue bautizado en la Catedral por el P. Casimiro
Ramírez, el 11 de Septiembre de 1835, sien'do su padrino el Pbro.
Rafael Antonio Bazán. Después de algún tiempo, en el año de
1866, le encontramos al P. Patiño como Cura Párroco de Lambaré.
Estando al frente de esta parroquia había subscrito el acta de con-
sagración episcopal de Monseñor Manuel Antonio Palacios el 3-0 de
agosto de 1863. 11 EI Semanario" del 2 de septiembre de 1865 se
refiere brevemente a este sacerdote, diciendo que habló en la
Catedral.
Consta que prestó declaración ante el Tribunal Civil, consti -.
tuído a principios de 1863 para juzgar al P. Fidel Maíz. En el
juicio seguido a este sacerdote dice: "El Teniente Cura de Lambaré,
Presbítero Elíseo Patiño, declaró ante este Tribunal el 28 de febrero
de 1863", y siguen las declaraciones, que se conservan en el Archivo
Nacional, .y se encuentran reproducidas en "Documentos Históricos"
de Juan Silvano Godoy.
El P. Eliseo Patiño fue fusilado, según declaraciones formuladas
ante la Fiscalía Mixta pqr el Capitán Metías Goiburú, quien en
Lomas Valentinas se pas.ó a las fi 1as enemigas. No constan el
lugar ni la fecha de la ejecución. Este mismo Capitán Matías
Goiburú, juntamente con el Coronel Hilario Marcó, fue el que man-
dó el fusilamiento det Obispo Palacios y sus ~ompañeros, cumpliendo
órdenes de lópez. En lomas Valentinas, no pudiendo ya soportar
la ingrata tarea que le encomen_dara el Mariscal, abandonó su
puesto, y pronto se encontró entre los aliados, quienes conocedores
del papel que había desempeñado, le exigieron una serie de
de~laraciones.
. La firma auténfica del P. Elíseo Patiño se encuentra en eJ Libro
VIl de bautismo, folio 17, de la Iglesia Catedral.

(1) La inauguración y bendición de la Iglesia de Humattá tuvo lugar el


1Q de enero de 1861.

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6) PBRO. POLICARPO VALDOVINOS

Nació en la Asunción. Su fe de bautismo sacado del libro IV,


folio 206 de la Catedral es del siguiente tenor: "Asunción, Diciem-
bre nueve de mil ochocientos cuarenta y dos: yo el Cura Rector de
la Iglesia Matriz, Pedro José Moreno, bauticé solemnemente a un
párvulo nacido ayer, y le puse por nombre Policarpo Antonio Morfa,
hijo de Francisco Javier Valdovinos y de María Antonia Molino,
siendo padrino Faustino Bedoya, a quien advertí la cognación es pi-
ritual que había contraído, y por verdad firmo, Pedro José Moreno".
Ya en plena guerra fue ordenado sacerdote por Monseñor
Palacios el 20 ·de enero de 1866, ¡untamente con los Padres José
Ignacio Acosta, Carlos Antonio Vázquez y Justo David Bueno. El
historiador Pérez Acosta lo recuerda a este sacerdote en su obra
"Obrero Máximo" como haber recibido en marzo de 1866 un viá-
tico de ochenta pesos.
Por los servicios prestados a la nación fue nombrado Caballero
de la Orden Nacional del Mérito, en virtud del decreto supremo del
24 de julio de 1866. "El Semanario" del día 28 del mismo mes
trae en sus páginas la transcripción de esta disposición gubernativa.
El P. Valdovinos tiene la gloria de ser uno de los héroes de
Curupayty, donde actuó como capellán en esta memorable batalla
al lado del General José Eduvigis Díaz. Cuando murió éste, el P.
V~ldovino pronunció en su entierro un discurso, que se conserva en
el Archivo Nacional y que apareció en "El Semanario" del 16 de
febrero de 1867. Dijo en esta oportunidad:
"Señores: Aquí tenéis al valiente guerrero pagando el tributo
rigurosamente impuesto a la mísera humanidad, ¡Contemplad lo!
"Este es el magnánimo defensor de los sagrados derechos de
la Patria, cuyas hQ;Zañas admirábais con encanto y cuyo nombre
repetíais con entusiasmo.
"El General Díaz, valiente en su persona, esforzado en su cora-
zón, intrépido en sus actos, pronto en sus disposiciones, humanitario
para con todos sus soldados, quienes lo idolatraban, e indulgente
y generoso con sus mismos enemigos, pero sin manchar la honra
de su patria ni defraudar la confianza de su Superior, ha sabido
inspirar en sus compañeros de armas en los campos de batalla ese
varonil ánimo, que ·tanto distingue al esclarecido guerrero. ¡Ahl
¿A los ojos de quién no se asoma una lágrima al contemplar esos
- restos venerados que llevan en sí la prueba más elocuente de su
exaltado e inextinguible amor a la Patria?
11
Sí, ilustre víctima, el Capellán, que un día a vuestro lado se
hechizaba de vuestro valor y de vuestra decisión en los inmortales
muros ·de Curupayty, en donde habéis legado a la .Patria un glorioso
día de gratos recuerdos, hoy contemplándoos en la último morada
de los mortales, deposita sobre vuestra tumba uno lágrima de dolor.
11
Vuestra partida es irreparable y sólo nos consuelan vuestros
grandes hechos, pues habéis inscripto vuestro nombre en todos los
corazones de vuestros conciudadanos ...".
Al P. Valdovinos lo encontramos por última vez en Lomas Va-
lentinas, donde fue fusilado por orden de López el 11 de noviembre
de 1868, juntamente con los Padres José Joaquín Talavera y Juan·
Nepomuceno Arza. Con estos sacerdotes fueron también ejecutados
el Capitán Andrés Macie!, Secretario del General Barrios, y el
Coronel argentino Telmo López, que había caído .prisionero, como
constan en la "Tabla de Sangre" del General Resquín y en las
declaraciones del Capitán Matías Goiburú. Con ellos fueron fu si-
lados también el Coronel Ulpiano Lotero, correntino; los tenientes
Francisco Ortellado e Ignacio Ojeda, paraguayos, y varios otros.
Total 49.

7) PBRO. JOSE JOAQUIN TALAVERA

Hermano del poeta Natalicio Talavera, y como él natural de


Villarrica, e hijo legítimo de José Carmelo Talavera y Antonia
Alarcón. (Colegio - Seminario, Archivo Nacional, Vol. 96, NC? 1043).
Fue ordenado sacerdote en la última ordenación conferida por. Mon-
señor Palacios en Paso Pucú el 17 de febrero de 1868. Firmó el 19
de julio de 1867, siendo Diácono v Notario Eclesiástico, el acta de
ord~nación del P. Eustaquio Estiga;ribia, en la Iglesia de San Carlos
de Humaitá.
De su primer sermón, pronunciado al principio de 1867 siendo
aún Diácono, se ocupa "El Semanario" del 19 de enero de 1867, y
antes de esta fecha, en septiembre del año anterior, aparece en este
mismo periódico una referencia a un discurso pronunciado por el
Sub-Diácono José Joaquín Talavera. El del 19 de enero de 1867
dice: "El 14 de enero, gran solemnidad en la Catedral en honor de
la Inmaculada Concepción, Patrona del Colegio- Seminario. Ofició
el Deán Bogado y ocupó la cátedra por primera vez el Diácono

- 46-
1;
1
José Joaquín· Talavera, quien pronunció un elocuente y persuasivo
discurso. Estuvo el Vice Presidente de la República. Por la tarde
hubo otro brillante acto religioso en el que habló el Presbítero Rafael
Ríos". El del 3 de agosto del mismo año dice: "El Diácono José
Joaquín Talavera habló en la fiesta de San Francisco Solano, cele-
brada en Paraguarí el 24 de julio de 1867". ·
Siendo aún Sub-Diácono fue distinguido con la Condecoración
de la Orden Nacional del Mérito, juntamente con el Coronel Paulino
Alen. La transcripción del decreto correspondiente se encuentra en
"El Semanario 11 , de fecha 12 de agosto de 1866.
Poco después de su ordenación sacerdotal en Paso Pucú, estan-
do todavía en la plena lozanía de la juventud, fue envuelto en la
famosa conspiración de San Fernando, y reducido a prisión. De
San Fernando fue conducido con los demás reos a Lomas Valentinas
el 27 de agosto de 1868, y en este histórico lugar fue fusilado el 11
de· noviembre del mismo año, algunos días antes de la ejecución del
Obispo Palacios y demás compañeros. De esta manera terminó
sus días este sacerdote joven, que fue condenado a la pena capital
sin que se haya podido saber exactamente el motivo.

8) PBRO. JUAN NEPOMUCENO ARZA

Nació en la Asunción. · Era hijo legítimo de los esposos Bar-


nardino Arza y Antonia ,González. Ingresó en el Colegio- Seminario
y terminados sus estudios, fue ordenado sacerdote por Monseñor
Basilio López el 22 de mayo de 1857. (Archivo de la Curia Vol. 111,
NC? 29 y Vol. 55).
Estuvo de Cura Párroco en Caazapá, y en 1864 se le encuentra
al frente de la parroquia de Caacupé, conforme puede verse en los
libros parroquiales de este pueblo. Luego, ya en plena guerra, fue
nombrado Cura Párroco de Villarrica el 26 de mayo de 1866, y
como tal firma la ·nota de contribuyentes "Pro Album a López".
"El Semanario 11 del 30 de junio de 1866 hace mención de esta
nota enviada de Villarrica, que estaba firmada por los vecinos más
caracterizados de la ciudad. Consta que desde Villarrica el P. Arza
atendía también la parroquia de Hiaty, en cuyo archivo parroquial
figura su nombre hasta 1867.
Refiriéndose a la solemne fiesta de San Francisco Solano, cele-
brada en la ciudad de Luque el 24 de julio de 1868, "El Semana-

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río" de 1<? de agosto del mismo año dice: "La misa fue celebrada

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por el Señor Cura Párroco de Villarrica, Padre Juan N. Arza; y el
sermón estuvo a cargo del Cura de Piribebuy, Padre Hilario Haedo".
Con los sacerdotes anteriores, el P. Juan Nepomuceno Arza,
1
envuelto en la conspiración de San Fernando, fue fusilado el 11 de
noviembre de 1868 en Lomas Valentinas, conforme constan en la
Tabla de Sangre del General Resquín, y en las declaraciones del
Capitán Matfas Goiburú y Bartolomé Quintanilla.
La firma de este sacerdote se halla registrada en el Libro VIII
folio 19, de la Catedral, en el Libro 1 de bautismos, folio 48, de la
Iglesia de San Roque, y en el archivo parroquial de Villarrica.

9) PBRO. MARTIN SERAPIO SERVIN

Este sacerdote, natural de Pirayú, fue ordenado por Monseñor


Urbieta el 2 de diciembre de 1860, conforme consta en el Archivo de
la Curia Vol. 111, N9 42 y Vol. 55. Co:1sta que ocupó por algún
tiempo el cargo de Notario Eclesiástico. Era hijo legítimo de José
..'. Mariano Servín y María Josefa Colmán •
En 1866 aparece como Cura de Caapucú y Excusador de Mbu-
yapey y Quyquyhó, como puede verse en "El Semanario" del 19 de
mayo de 1866, y en el archivo parroquial de Mbuyapey. Más tarde,
en octubre del mismo año, aparece el nombre del P. Servín, Cura de
Caapucú, juntamente con el. P. Arzamendia, Cura de Villa de San
Pedro, como integrante de una comisión elegida en el Club Nacional
de la Asunción. En una de las reuniones de dicha comisión, como
puede verse en "El Semanario" del 27 de octubre de 1866, el Padre
Servín pronunció un discurso que comienza así:
"Aún cuando la Comisión que habéis disputado para entregar
de vuestra parte en manos de su dedicación los valiosos presentes,
que habéis discurrido hacer en expresión de vuestra admiración y
gratitud al Esclarecido y Benemérito Ciudadano, el Excmo. Señor
Mariscal, Presidente de la República y General en Jefe de sus Ejér-
citos, acaba de daros colectivamente cuenta del cumplimiento de su
honrosa misión, así como del feliz resultado que ha obtenido con
ser aceptados benignamente y con agrado por él, no puedo pres-
cindir derigiros en particular mi voz, no ya para añadir algo a
lo que habéis oído, sino para deciros que descanséis seguros, y
alimentéis cada vez más la convicción y fe, que abrigáis de que
nuestra Patria querida será salvada, que ella será triunfante, y que

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el seguro resultado de la Santa Cruzada en· que se ve empeñada


es la gloria, la honra, la prosperidad, la grandeza, el brillo de su
apogeo ..•".
Con otros varios sacerdotes, por señalados servicios prestados
a la nación, mereció del Superior Gobierno la Condecoración de la
Orden Nacional del Mérito. "El Semanario" del 27 de oct.ubre de
1866 trae el decreto respectivo: "Por decreto supremo del 20 del
corriente fueron ·nombrados Caballeros de la Orden Nacional del
Mérito: el A~zediano Juan E. Barrios, el Cura de Villa de Son
Pedro, Pbro. José del C. Arzamendia, y el Cura de Caapucú, Pbro.
Martín-S. Servín". ·
Envuelto probablemente en la conspiración de San Fernando,
como otros tanto~, el P. Servín fue fusilado en lomas Valentinas el
27 de septiembre de 1 868 con el Presbítero Juan Evangelista Barrios;
el ex-Jefe de Policía Mayor Metías Sanabria; el ex-Ministro Gumer-
cindo Benftez; el Cóns'ul uruguayo, doctor Antonio de las Carreras;
el Capitán Ignacio Garay el Teniente Elías Ortellado, y otros varios.
En total fueron ejecutados por orden del Mariscal en esta fecha cua-
renta y siete reos, según la .Tabla de Sangre del General Resquín.
la firma auténtica del P. Servín se halla registrada en el libro
VI de bautismo, folio 60, de la Iglesia Catedral. Su fotografrq
está en el Album Gráfico.

10) PBRO. JUAN EVANGELISTA BARRIOS

Era hijo legitimo de Francisco S. Barrios y Juana Isabel Garcfa.


Fue ordenado sacerdote en el año de 1851. Pásó posteriormente .
a ocupar como Cura Párroco la parroquia de Piribebuy, su pueblo
natal desde el 1C? de febrero de 1860 hasta 1864 año en lo que
lo trasladaron a Villorrica. (Archivo de la Curia Vol. JI, NC? 28 •.
Siendo Cura de Villárrica atendía también la parroquia de Hiaty e
Yhacaguazú, como puede verse en los archivos parroquiales de estas ..
localidades.
"El Semanario" del 5 de mayo de 1866 se refiere al nombra- '
miento del P. Juan E. Barrios, Cura Párroco y Vicario Foráneo de
Villarrica, como Arzediano del Senado Ec:lesiástico. Este nombra-
·l
miento lo obligó a trasladarse a la Capital, y dejar en su reemplazo
al P. Juan N. Arza. El 29 de diciembre de 1866 trae un discurso
pronunciado por el P. Barrios, en el q~e, entre otras cosas, dijo:
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'E\ Paraguay es un país clásico de los héroes, el antiguo domi-
cilio de la libertad. Patria engrandecida por la Religión y patriotis-
mo; en ella la verdad y la libertad tienen su trono; y hoy trátese
de salvar esa libertad del gran mal que la amenaza •.. ".
la firma del Arzediano Juan E. B~rrios encabeza la lista de
los sacerdotes y clérigos asuncenos que firmaron la nota de protesta
contra el Tratado de la Triple Alianza. Además del Arzediano Ba-
rrios, firmaron esta histórica nota los Padres Eugenio Bogado, José
Joaquín Talavera, Roque Campos, Eustaquio Estigarribia, José Félix
González, Francisco Aguilera, José Alejandro Sosa, Andrés Arando,
Bernardino Sandoval, Miguel Pintos, Pedro P. Azuaga, Rafael Ríos,
José del P. Giménez, Gabriel N. Sánchez, Eleuterio Benítez y Donato
Gamarra.
"El Semanario", en repetidas ocasiones, hocé referencia a la
actuación del Arzediano J. E. Barrios. El del 3 de febrero de 1867
dice: "Celebró la Misa de San Blás en la Cat~dral el Deán y Vicario
Eugenio Bogado, ocupó la tribuna sagrada del Pbro. Rafael Ríos,
y la procesión fué presidida por el Arzediano D. Juan E. Barrios".
Como el anterior, fué fusilado en lomas Valentinas el 27 de
septiembre de 1868, conforme consta en el Diario del General Res-
quin y en la declaraciones del Capitán Goiburú. El P. Juan E. Barrios
era Caballero de la Orden Nacional del Mérito. Su firma se registra
en el Libro VIII de bautismo, pág. 178, del archivo parroquial de
la Catedral.

.11) PBRO. JAIME ANTONIO CORVALAN

Nació en la capital el 2 de setiembre de 1821, es hijo legítimo


de Jaime Antonio Corvalán y Rosa Catalina Montiel. Estudió en .la
Academia literaria. Recibió el Subdiacomado y Diaconado junta-
mente con Manuel Antonio Palacios en la l"glesia Parroquial de Villa
del Rosario, por e:1contrarse allí el Obispo en Gira Pastoral, y fué
ordenado con el mismo Padre Palacios en fecha de 30 de setiembre
de 1848 en la Capilla del Palacio Episcopal, por hallarse la nueva
Iglesia Catedral en construcción
Fue ordenado sacerdote por Monseñor Basilio lópez en 1848,
y poco después nombrado Cura de Caapucú y Mbuyapey. Esto!~
datos constan en el Archivo de la Curia, Vol. 11, NC? 2 y Vol. 55, y
en el archivo parroquial de Mbuyapey de los años de 1862 y 63.
El historiador Pérez Acosta, en su obra 110brero Máximo", lo recuer-

-50-

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da a este sacerdote co~o Cura Párroco de Caapucú. En 1853 sus-
cribe en Quyquyhó un certificado (legajo del P. F. Valdovin.os).
En 1862 fue nombrado Canónigo de la Iglesia Catedral por
Monseñor Mariano Marini, Arzobispo de Palmira, Nuncio Apostólico
y Enviado Exfraordinario de la Santa Sede cerca de las Repúblicas
del Plata, del Uruguay, Paraguay y Argentina. Con él fueron tam-
bién nombrados Canónigos de la Catedral los Presbíteros Teodoro
Escobar y Pedro Pablo Caballero. (Breve Res. Hist. pág. 32).
Por última vez encontramos a este sacerdote en la prisión de
Lomas Valentinas, donde murió el 21 de noviembre de 1868 de en-
fermedad o inanición, según las referencias más probables que se
han podido recoger al respecto. El P. Corbalán se encontraba entre los
condenados a muerte, C!Ue poco después fueron fusilados. El Ca pi-
tán Metías Goiburú lo mencionó luego en sus declaraciones entre los
ajusticiados. Algo referente a este punto puede verse en "Siete años
de aventuras en el Paraguay" de Masterman.
La fotografía del P. Corbalán figura en el Albun c:;ráfico~

12) PBRO. SANTIAGO ESTEBAN NARVAEZ

Nació en Villeta, e hijo legítimo de luís Narvaez y Moda Vi-


cencia Marecos. Fué ordenado sacerdote el 17 de mayo de 1854
por Monseñor Basilio lópez, y nombrado luego Cura Párroco de San
Cosme, donde estuvo desde 1856 hasta 1866, ·según lo atestigua
Pérez Acosta en su obra "Obrero Máximo". la fecha de su ordena-
ción y algunas referencias a este sacerdote se conservan en el Ar-
chivo de la Curia, Vol. 111 NC? 9 y Vol. 55.
"El Semanario" del 1O de febrero de 1866 menciona al Cura
Párrcco de San Cosme, Pbro. Santiago Eteban Narváez, a propósito
de un solemne funeral celebrado en la ciudad de Encarnación por
los caídos en Corrales. Había acudidq con el Cura Párroco de Yuty,
Pbro. Pedro José Acosta, para asistir en el oficio religioso al Párroco
de dicha ciudad,Padre Felipe Cariay.
El mismo periódico, de fecha 6 de abril de 1867, lo recuerda
como Cura de San Cosme, y contribuyente activo de este pueblo para
los heridos del hospital. En "Etapas de mi vida" el P. Fidel Maíz,
menciona a este sacerdote al publicar una carta de un hermano suyo,
Gregorio Narváez, que sobrevivió a la guerra, y fué luego conven-
cional del 70.

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l:ste sacerdote muno. en lomas Valentin.as .. El General Resqu(n,


en su Tabla de Sangre, dice: 11 Pbro. Santiago Esteban Narváez, fa-
lleció de peste en el hospital este reo traidor· el mismo dio que el
anterior 11 • E¡1 cambio el Capitán Matfas Goiburu .lo hace figurar al
P. Narváez entre los ajusticiados en sus declarociones formuladas
ante la Fiscalía Mixta. ·
La firma auténtica de este sacerdote se registra en el Libro VIII,
folio 59, de la parroquia de la Catedral.

13) PBRO. JOSE LEON GAVILAN

Nació en ltauguá. Su fe de bautismo· copiada literalmente de·


su legajo personal es como sigue: "En trece días de abril de mil
ochocientos treinta y uno, yo el Presbítero Ciudadano Agustín Ra-
mírez, Cura de esta Parroquia de N. S. del Rosario de ltauguá, bau-
ticé solemneme:1te a un niño que se llamó José León, hijo legítimo
de Anestesio Gabilán y María Marcelina Lescano, vecinos de esta

feligresía, nació el día once de dicho mes y año, siendo padrino
Manuel Villamayor, a quien advertí la cognación espiritual que
.,
1 había contraído, y por verdad firmo. Agustín Ramírez11 •
Terminados sus estudios en el Colegio - Seminario, fue orde-
nado sacerdote el 12 de diciembre de 1856 por Monseñor Basilio
López, y designado luego Cura de Ypané y posteriormente de Quiindy
(Archivo de la Curia Vol. 111, NC? 22 y Vol. 55).
Desde 1861 hasta fines de 1866 figura como Cura Párroco de
Quiindy, conforme puede verse en 110brero Máximo 11 del historiador
P.érez Acosta. 11 EI Semanario11 del 6 de abril y 14 de diciembre de
1867 se refiere a las donaciones enviadas por este sacerdote desde
Quiindy para los soldados que estaban combatiendo por la patria.
El P. José León Gavilán fué ejecutado en Ascurra, compañía
que pertenece a la jurisdicción de Pirayú. Según declaraciones de
una hermana suya. Pablo Gavilán, sobreviviente d~ la guerra y que
vivió por muchos años en el pueblo de ltaguá, el Cura Párroco de
Quiindy, el Jefe Político y el Juez de Paz de este pueblo fueron
llamados por lópez desde Ascurra. Estos acompañaron a los emi-
sarios del Mariscal, y una vez llegados a Ascurra, fueron lanceados.
El P. Pedro Pablo Benítez, en sus declaraciones formuladas ante la
Fiscalía Mixta· menciona al P. Gavilán como uno de los fusilados
en Ascurra.
Una vez, abandonado por lópez. el campamento de Ascurra,
movimiento que se produjo el 13 de agosto .1869, la citada hermana

-52-

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hizo trasladar . al cementerio de ltauguá los restos mortales de esté


venerado sacerdote. Son parientes de este sacerdote el ya finado
P. Isidro Gavilán, quien fuera por varios años Secretario de la
Curia, y el actual Cura Párroco de San Roque, Pbro. Juan Escalente
Gavilán.
la firma auténtica del P. José león Gavilán está registrada
en el Libro 1 de· bautismos, folio .43 y siguientes, de la Iglesia de
San Roque.

14) PBRO. PEDRO lEON CABALLERO

En algunos documentos figura este sacerdote con el nombre de


Pedro Pablo y en otros con el de Pedro león Caballero. Era hijo
legítimo de José Bernardo Caballero y María Prudencia Corvalán.
Era natural de Carapeguá. Fue ordenado sacerdote por Monseñor
Basilio lópez el 17 de marzo de 185.4, juntamente con el P. Santiago
Esteban Narváez. En 1861 fue designado Cura de Villa del Pilar,
y en 1865 aparece como Párroco de ltá y Excusador de Yaguarón.
El 9 de octubre de 1856 expidió en este pueblo la fe de bautismo del
Padre Yaharí. Estas referencias se hallan consignadas en el Archivo
de la Curia, Vol. 111, NC? 8 y Vol. 55. Su nombre aparece también
en los años de 1854 y 55 en los libros parroquiales de San Roque.
Fue nombrado Proto-Notario Apostólico por Monseñor Maria-
no Marini en 1862. En la página 32 de "Breve Res. Hist.", a
propósito de esta designación se encuentra lo siguiente: "Cuando
en los primeros meses del año 1862 estuvo en el país el Arzobispo
de Palmira, Monseñor Mariano Marini, para hacerse reconocer en
su carácter de Nuncio Apostólico y Enviado Extraordinario de la
Sc:inta Sede, dejó nombrados al Deán Escobar, Corvalán y Pbro.
Pedro Pablo Caballero, Proto-Notarios Apostólicos, dignidad ecle-
siástica con honores de prelacía".
Una hermana del .P. Caballero, que sobrevivió a la guerra,
dotia Consolación Caballero de Viveros, ha afirmado en sus decla-
raciones que su hermano sacerdote fue fusilado· en Ascurra por
orden de lópez. Otra pariente de este sacerdote, señora Carmen
Pozzoli Vda. de Zarza Roa, domiciliada en la calle 25 de Mayo
NC? 832, ha donado hace algunos años al Museo del Seminario Metro-
politano una fotografía del P. l. Caballero. Este Padre Caballero
es pariente del otro sacerdote del mismo apellido, que tomó parte
en la revolución de la lndependel")cia.

-53- ...

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15) PBRO. CARLOS ANTONIO YAZQUEZ

Nadó en la Asunción. Era hijo legítimo de Modesto Vázquez


y Carlota lsosi. Fue bautizado en lo Iglesia de San Roque por el
P. Jul'ián Costelví el 4 de junio de 1842, siendo su padrino Francisco
Legal. El 20 de enero de 1866 fue ordenado sacerdote por Monseñor
Palacios en el histórico lugar de Paso de Patrio con .los Padres Justo
David Bueno y Policorpo Voldovinos. (Archivo de lo Curio Vol. IV
N9 36).
Siendo todavía Diácono firmó la noto de felicitación a López,
de fecha 24 de julio de 1865, que el clero asunceno le envió al Ma-
riscal con motivo de su día natalicio. Su firmo figuro también en
el archivo parroquial de Valenzuela, en donde parece haber ac-
tuado en dos ocasiones, en 1866 y en 1868.
Una referencia a este sacerdote se encuentro también en "El
Semanario" N9 628 de 1866, en el que dice que habló en la ·catedral
el 5 de mayo de ese año. El mismo periódico, de fecho 16 de no-
viembre de 1866, lo menciono como Curo de Ybytymí, y el del 8 de
junio del año siguiente hace referencia a las contribuciones enviadas
por este sacerdote para los heridos del hospital.
Acabó sus días el P. Vázquez el 28 de noviembre de 1869 en
Echeverría-Cué o Estancia Pedernal, cerca de Tacuatí, donde fue
fusilado con el bravo y sacrificado Coronel Rosendo Romero, el Te-
niente Coronel Páez, y varios oficiales. Esta vez el autor inmediato
de los ejecuciones fue el General Genes, entonces Coronel, quien
declaró después haber procedido así por orden de López. El Gene-
rol Resquín en sus "Memorios11 , y el Coronel Crisóstomo Centurión
también en sus "Memorias" mencionan este hecho.

16) PBRO. JUAN DE MATA ORTELLADO

Natural de ltouguá. Poco antes de su ordenación sacerdotal


el 17 de mayo de 1864, el Cura Párroco de su pueblo natal, Pbro.
Faustino Rodríguez, le expidió su partida de bautismo, en la que
dice que es hijo legítimo de Fermín Ortellado y María Inés Navarro.
El 7 de enero del año siguiente fue ordenado sacerdote por Monse-
ñor Palacios juntamente con los Padres P. Antonio Medina, Juan
Isidro lnsaurralde y Carlos Casco.
Según consta en los "Memorias11 del Coronel Juan Crisóstomo
Centurión, Tomo IV, pág. 139, el P. Ortellado fue fusilado en Zanjo-

-54-

1 .. . . . . . . . . . . . ., __ ¡
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1.

jhú en el mes de diciembre de 1869, y según otros testimonios fue


remitido a Zanja-jhú, donde fue lanceado. Algunos historiadores
dicen que el P. Ortellado actuaba como capellán en la división del
Comandante Ga!eano, y según otros, actuaba en la división del
Coronel Rosendo Romero.
la fotografía de este sacerdote se encuentra en el Album
Gráfico. Su firma auténtica solamente se registra en el archivo
parroquial de San Roque, donde había administrado algunos bau-
tismos en el año de 1865 .

. 17) PBRO. JOSE RAMON FERRIOl

Nació en la· Asunción, siendo hijo legítimo de José Ferriol y


María Dolores Sánchez. Terminados sus estudios en el Colegio -
Seminario, fue ordenado sacerdote en enero de 1849 por Monseñor
Basilio lópez. Poco después fue designado Cura Párroco de Villa
de San Pedro, y posteriormente de la parroquia de limpio. {Archivo
ele la Curia, Vol. 11, N«? 17 y Vol. 55).
En dos opprtunidades, en los años de 1 864 y 1867, le toc:ó al
Padre Ferriol pronunciar el sermón de circunstancia en la Iglesia
Catedral, con motivo de la festividad de la Virgen de la Asunción,
como puede verse en "El Semanario" de las fechas indicadas, y en
11
la Virgen de la Asunción y su Oratorio" de R. de lafuente Machaín.
A propósito de una oración fúnebre pronunciada por el Padre
Ferriol en memoria de los caídos en Estero Bellaco, "El Semanario"
del 9 de junio de 1866 trae lo siguiente:
"Funerales. Se celebraron en la Catedral funerales por los
caídos en la memorable batalla de Estero Bellaco. Debemos men-
cionar que el Padre Ferriol ha pronunciado después de concluirse
las sagradas ceremonias una elocuente oración fúnebre en memoria
de aquellos beneméritos que supieron cumplir con su deber. las
veces que hemos tenido el gusto de escuchar al Padre Ferriol desde
la Tribuna Sagrada, hemos admirado su buen estilo y la elegancia
con que se expresa, pero esta vez hemos quedado prendados de la
elocuencia con que supo enaltecer los méritos de aquellos soldados
paraguayos que han sucumbido gloriosamente en la memorable jor-
nada del 24 de mayo y que ha dado así al mundo una elocuente
protesta de que los hijos de este suelo, primero sucumbirán antes
que consentir en el yugo extranjero. ¡Benditos seáis vosotros que
habéis sucumbido en el cumplimiento del deber!"

-55-
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"El Semanario" del 1O de febrero de 1866 vuelve a mencionar


a este sacerdote como orador sagrado en la festividad de San Bias,
y luego en la fiesta de Navidad del mismo año. El mismo perió-
.. dico, de fecha 8 de diciembre de 1866, dice: "Celebró la Santa
Misa el Cura de la Catedral, P. José Gaspar Téllez, y ocupó la
~ cátedra sagrada el Cura de Limpio, Pbro. Ramón Ferriol".
El" P. Ferriol fue apresado en luque el 24 de julio de 1868,
día en que tenía que celebrar una Misa en honor de San Francisco
.
~-

i
Solano, y pronunciar un a alocución patriótica. Pero llegada la
hora del oficio religioso, este sacerdote se negó a celebrar la Santa
Misa, porque las autoridades de la localidad, en su afán de adular a
López, habían colocado en el centro del altar instalado en la plazo-
leta de la Iglesia una fotografía del Mariscal en vez de la imagen
de San Francisco Solano.
Las autoridades locales insistieron una y otra vez a que se
celebrara el oficio religioso, pero el P. Ferriol les enfrentó con una
valie:1te negativa, diciéndoles que su conciencia sacerdotal no le
permitía celebrar el santo sacrificio de la Miso en estos condiciones,
y que primero mcriría antes que ceder o una sugestión de esta natu-
raleza. las autoridades de luque pasaron. de lo insistencia a la
amenaza, y finalmente a la violencia. lo apresaron, lo engrillaron,
y de esta manera lo enviaron hasta Ascurra, en cuyo prisión impro-
visado mu'rió de hambre a fines de enero de 1869, según decla-
raciones del P. Pedro Pablo Benítez.
En. la capital vive:1 todavía algunos familiares de este ilustre
sacerdote, que supo ~onrar su misión sacerdotal, como lo familia
de Pozzoli y la educocionista Obdulia Ferriol.

18) PB.RO. BASILIANO lANDINI

Este sacerdote fue fusilado con muchos otros personajes en


San Fernando el 23 de agosto de 1868, según consta en la "Tabla
de Sangre" del General Resquín. El historiador Héctor Francisco
Decoud menciono o este sacerdote, como asimismo el señor Zacarías
Rivera en uno carta fecho en Santo Cruz (Bolivia) el 1O de enero
de 1870. En esta carta que está reproducido en ''Siete Años de
Aventura", por Mastermon, el señor Rivera da cuenta a don Basi-
lio de Cuellos de las torturas sufridas y la ejecución final de su
cuñado el Dr. Tristón Roca, quien llegó a nuestro país, por vía
Corumbá, a principios de ·la glierra.

-56-

.•. i
Este distinguido ci~dadano boliviano llegó acompañado de su
esposa, doña Mercedes Rivero de Roca, los doctores Elizardo Vaca
y Benigno Gutiérrez, también bolivian~s, y el P. Basiliano landini.
Unos artículos de fondo publicados en la Capital por el Dr. Roca
le valieron el nombramiento de director de "Centinela", periódico
que se editaba en la Asunción y luego ~n luque, cuando fue tras-
ladada a esta ciudad la Capital de la República.
Una parte de esta carta dice que el 13 de julio de 1868 la
policía detuvo en luque ''al doctor Gutiérrez, al Padre Basiliano,
a Juan Padilla y Tristá:1 (Roca), los meten a bordo y los ponen
en cepo de lazo, que consiste en atarles las manos por detrás y
estirarle las piernas con dos lazos hasta medio rasgarlas, teniéndolos
sentados en el suelo". Todos ellos fueron fusilados el día anterior,
es decir, el 22 de agosto,. con el mayor argentino Julio Carra:ua, los
paraguayos: . Andrés Urdapilleta, Felipe Milleres, Pío Pozzoli. Total
40. Otro grupo de 37 personajes fueron fusilados ese mismo día,
y en el que estaba el Padre Rodríguez.
Terminada la guerra, en 1871, el Padre Superior del Convento
Franciscano de La Paz (Bolivia) se dirigió a la Curia de Asunción
solicitando i:,formes sobre el Padre Basiliano.

19) PBRO. ANTONINO MEDINA

Muy pocos datos se ha podido recoger de este sacerdote. Era


natural de Guarambaré, y fue ordenado sacerdote por Monseñor
Palacios el 7 de enero de 1865, conforme consta en el Archivo de
la Curia, Vol. IV, NC? 25. Fue bautizado en Villeta, por el Cura
Párroco de la misma, Pbro. Bernardo Castor Talavera, el 28 de abril
de 1842. Dice en la partida que ya tenía cuatro años cuando fue .
bauti;zado y que era hijo legítimo de Pedro Pablo Medina y María
de Jesús Aguilar. Su informe de Derecho para su ordenació:, sacer-
dotal fue practicado por el Cura Provisorio de Guarambaré, Pbro.
Vicente Ant~nio Bazán, en fecha de 15 de junio de 1864.
Se sabe también de él que, poco después de su ordenación
sacerdotal, fue nombrado Cura Párroco de Caazapá, de donde en-
viaba contribuciones pa.ra :1uestro ejército en campaña. A propósito
de estas contribuciones, "El Semanario" de! 6 de abril de 1867 hace
referencia a este sacerdote.

-57-

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Después de algún tiempo, no se sabe por qué motivo, fue
tomado preso en Caazapá. y conducido hasta Azc:urra, en donde
después de soportar todas las torturas que se aplicaban en aquella
época, f~e finalmente fusilado a principios de 1869, según dec:la-
raciones·del P. Pedro Pablo Benítez ante la Fiscalía Mixta.

20) PBRO. GASPAR JACQUET

Nació en Limpio. Fue ordenado sacerdote el 3 de marzo de


1861 con los Padres Feliciano Elizeche y Ramón Yaharí. (Archivo
d.e la Curia, Vol. IV, N9 4). Fue bautizado el mismo día de su
nacimiento, 19 de enero de 1818, por el Padre Casimiro Ovelar, e
hijo legítimo de Pedro Mártir Jaquez y María Encar:-tación Cáceres.
Desde el 2 de mayo de 1862 hasta el 29 de mayo de 1865 fue
Cura Párroco de Villa Co:1cepción, como puede constatarse en el
archivo parroquial de esta ciudad. El historiador Pérez Acosta, en
su obra "Obrero Máximo", lo menciona a este sacerdote.
Por última vez lo encontramos en Ascurra, donde fue fusilado
con el P. Pedro Jos9 Acosta, probablemente a principios del año de.
1869, según declaraciones del Padre Pedro Pablo Benítez ante la
Fiscalía Mixta. Este sacerdote firmaba Jacquet en vez de Jaquez.

21) PBRO. PEDRO JOSE ACOST A

Natural de Capiatá, e hijo. legítimo de los esposos Juan de la


Cruz Acosta y Florentina Paredes. Fue ordenado sacerdote por
Monseñor Urbieta el 15 de octubre de 1862 con los Padres Félix
Cazal, Cecilio Román, Faustino Rodríguez, Vicente Antonio Bazán,
Mariano del Rosario Aguiar y José del Rosario Medina. (Archivo de
la Curia, Vol. IV, N9. 13).
En los primercs años de la guerra lo· encontramos como Cura
Párroco de Yuty, desde donde enviaba donaciones para el ejército
en campaña, como puede verse en "El Semanario" del 22 de junio
de 1867. Otra referencia al Padre Acosta se encuentra en el mismo
periódico, de fecha 1O de febrero de 1866, a propósito de un funeral
solemne celebrado en la ciudad de Encarnación por los caídos en la
gloriosa batalla de Corrales. En aquella oportunidad, según se lee

-58-
....
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en la cronaca de la fiesta, participaron en la celebración de dicho


funeral el Pbro. Felipe Cariay, Párroco de Encarnación, el Padre
Santiago Esteban Narváez, Cura de San Cosme, y el Padre Pedro J.
Acosta, Cura Párroco de Yuty.
A fines de 1868 fue tomado preso en Yuty por orden de lópez,
y conducido desde este pueblo hasta Ascurra, donde fue fusilado
conforme consta en las declaraciones del P. Pedro Pablo Benítez,
caído prisionero en Ascurra el 14 de agosto de 1869. En una parte
de sus declaraciones ante la Fiscalía Mixta, el P. Benítez dice: "los
Presbíteros Acosta y Jacquet, que después de haber sido azotados
nueve días consecutivos y puestos a la vez en el cepo de la Uru-
guayana, viendo que no morían, fueron lanceados".
la firma auténtica del Padre Acosta se registra en el libro VIl
de bautismo, folio 181, de la Iglesia Catedral, como también en el
archivo parroquial de la Encarnación, Libro IV de bautismos, folio 78.

22) PADRE BENITEZ

A princ1p1os de la guerra se encontraban en el archivo de la


Curia cuatro sacerdotes de este mismo apellido: .los Padres Pedro
Pablo Benítez, Euleuterio Benítez, Juan Vicente Benítez y José Aniceto
Benítez. los dos primeros sobrevivieren a la guerra, y los dos últimos
desaparecieron en medio de aquella vorágine de nuestra historia.
Entre los escritos del General Resquín, e:1 las declaraciones d{31
Capitán Goiburú y otros documentos, aparece entre los fusilados, un
Padre Benítez; pero en ninguna parte constan las fechas ni el lugar
de la ejecución. Del otro Padre Benítez se sabe que, cuando la guerra
estaba tocando ya a su fin, falleció en las cercanías de Cerro Corá,
al parecer de enfermedad 9 inanición. Resulta difícil distinguir el
uno del otro, pues los dos están nombrados sin el nombre de pila.
El Pbro. Juan Vice;1te Benítez era oriundo de Ybytymí. Nació el
22 de enero de 1830 y fue bautizado el mismo día por el Cura de la
lccalidad, P. Juan José Ramírez, siendo hijo legítimo de Pedro No-
lazco Benítez y María Carmela Bogado. Estudió en la Academia
literaria, pasando luego a estudiar la Sagrada Teología con el Podre
Téllez. Fue ordenado de sacerdote con. los Padres Francisco R. Váz-
quez y Pedro Nolazco Aquino, por Monseñor Basilio lópez el 12 ~

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59 -
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de diciembre de 1S56, y designado luego Cura Pórroco de ltacurubí
de la Cordillera, en donde lo e:1contramos hasta 1868. (Archivo de
la Curia, Vol.· 111 N9 24 y Vol. 55). El historiador Pérez Acosta
menciona a este sacerdote como Cura de lambaré.
Su firma aparece entre los felicitantes a lópez en 1865, y su
nombre se lee en el libro VIII de bautismos, pág. 268, de la Iglesia
Catedral.
El otro sacerdote de este mismo apellido, que pereció durante
la guerra, es el P. José Aniceto Benítez, nacido en Paraguarí y orde-
nado por Monseñor Urbieta el 26 de 11oviembre de 1860. Era hijo
legrtimo de luces Benítez y Leonardo Ramírez. (Archivo de lo Curia,
. Vol. 111, N9 41 y Vol. 55). Consta que este sacerdote fue Cura Auxiliar
de Son Roque en 1861, conforme puede verse en el archivo de esta
parroquia. Juan Silvano Godoy lo nombra en sus "Documentos His-
tóricos".

23) PBRO. ANGEL MARAMICO


:.
t Este sacerdote de nacionalidad itolia:1a era más conocido con el
nombre cariñoso de Podre Angelo. Fray Mariano de Bognalia, Vice
prefecto de las Misiones de Matto Grosso en el Brasil, en una carta
de fecha 12 de noviembre de 1869 dirigida desde Cuyobá al Padre
General de su Orden, dice que llegó a la Asunción, conducido como
prisionero. "Allí encontré -dice- uno de mis compañeros, el R. P.
Maromico, arrastrado también de mi municipio, como prisionero11 •
Al final de su carta, que está reproducida en lo obra de Mosterman
1
'Siete años de aventuras en el Paraguay", dice: "El pobre Podre
Angelo ha sido muerto por lópez en abril de este mismo año en
Azcurra".
En sus declaraciones ante la Fiscalía Mixta, el Podre Pedro
Pablo Benítez dice de este sacerdote que era religioso capuc:hino, y
que fue fusilado en Azcurra, por orden de lópez, con los Padres
Acosto, Jacquet,· Medina, Gavilán y Ferriol. El P. Gerónimo Becchis,
caído prisionero en Piribebuy, se refiere asimismo ·al Padre o Fray
Angel Canomarico en sus declaraciones del 1O de· septiembre de
1869. Héctor Francisco Decoud dice de él que era sacerdote car-
melita, y que figuraba entre las víctimas inocentes martirizadas por
orden de lópez.

- 60-
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$.!

24) CLERIGO JUAN BAUTISTA ZALDUONDO

Sobrino del Obispo Palacios, con quien fué fusilado en Lomas


Valentinas el 21 de diciembre de 1868. Cuando fué ejecutado, al
parecer, estaba solamente ordenado de órdenes menores. Los
Podres Fidel Maíz y Justo Romáa, que actuaron de fiscales en
aquella oportunidad, dicen en su dictamen refiriéndose a él: "El
Cl.érigo Zalduondo, sobrino y familiar del Obispo, declaró •.. ".
El único motivo de su ejecución· fue seguramente su parentesco
con Monseñor Palacios, pues era hijo de una hermana suyp, doña
Asunció:1 Palacios de Zalduondo, que sobrevivió a la guerra y
murió en Luque en 1912. Ninguna confianza podía ya merecer
en aquella época el sobrino clérigo de un Obispo ccndenado a la
pena capital como traidor a la Patria y su Gobierno.
1."'·

CAPITULO m

SACERDOTES DESAPARECIDOS DURANTE LA GUERRA

Una buena parte de aquel clero lleno de lozanía y esperanza,


a que nos hemos referido al principio, desapareció durante la guerra,
que, en cinco años de su duración, fue devastando lenta e inexora-
blemente todo el territorio nacional, cubriéndolo todo con su fatal
envolvimiento de destrucción. Treinta y nueve miembros del clero
nacional desaparecieron en la vorágine de esta contienda. De
algunos de ellos se conoce el fin de sus días, pero de la mayoría
sólo se puede decir que desaparecieron, queriendo expresar con
este término que se desconoce hasta el momento la suerte final
que les deparó la Providencia. De algunos pocos se sabe que
murieron de muerte natural, er lugar y la fecha de su fallecimiento.
De la mayoría de ellos sólo se ha constatado que, una vez termi-
nada la guerra, no volvieron a ocupar los puestos que habían
abandonado para acudir al llamado de la patria, ni aparecieron
por ninguna parte, como si la tierra los hubiese tragado.
Mós adelante, con una inve.stigación mós adecuada y sistemó-
tica, tal vez se llegue a esclarecer puntos hasta ahora impenetrables,
no ya por falta de documentación, sino ni tan siquiera de referencia.
Tarea órdua, sin duda alguna, pero que ciertamente no seró del
todo inútil, por cuanto puede reportar sorprendentes resultados para
el enriquecimiento 'de la historia del clero paraguayo. Al momento
no podemos designarlos, sino bajo la denominación común de
"desaparecidos".
Creemos h~nradame~te que la modesta investigación que hemos
realizado al respecto, puede servir de punto de partida para los
historiadores nacionales, que se han impuesto por vocación y patrio-
tismo la alta misión de reconstruir nuestro pasado, para fundamentar
nuestro presente y orientar por'derroteros siempre mejores el porvenir
de la patria. Ellos, solamente ellos, los historiadores, padrón pro-
porcionar con el andar dal tiempo, que ojaló esté ya próximo, la
verdadera historia que el pueblo paraguayo estó ansioso de conocer.

-62-

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Aquí les ofrecemos el fruto de nuestros esfuerzos, dentro de los


estrechos límites que nos hemos fijado, para que de su aprovecha-
miento resulte alguna vez la historia integral de nuestra patria.
El clero, q~e siempre ha gravitado a~tiv~mente en todos los
acontecimientos de la vida nacional y de una manera altamente
heroica durante las contiendas guerreras, reclama con justicia la
posición que le corresponde dentro de la historia. Nuestro pueblo,
que surgió a la vida civilizada bajo el signo de la cruz traída desde
España por los misioneros, no ha presenciado suceso alguno, ni des-
graciado ni venturoso, sin estar acompañado de sus fieles y legíti-
mos pastores. El clero parcguoyo en todo momento ha estado al
lado de su pueblo cristiano para enfrentar todas las circlfnstancias,
sean ellas prósperas o adversas, lúgubres o placenteras. Nos refe-
rimos ahora al clero que actuó durante la guerra contra la Triple
Alianza, y decimos que le corresponde su verdadera posición en
nuestra historia.
Volviendo ahora a los sacerdotes desaparecidos durante la gue-
rra del 70, damos a continuación la nómina de ellos: Presbíteros
Olegario Borja, José María Velázquez, Justo David Bueno, Adonías
Aurelio Urbieta, Rufino lnsfrán, Domingo Tomás Candia, Angel
Torres, Angel María Céspedes, Juan Bautista Villasboa, Roque A.
Campos, Juan Bautista Céspedes, Bias Antonio Núñez, José Teodoro
Escobar, Nicolás de lsasi, Felipe Santiago León, José Gaspar Téllez,
Juan Manuel Aquino, Pedro Nolcsco Aquino, José Donato Avahay,
Sebastián Ramón Benegas, José Inocencia Gauto, José Domingo
Guairaré, Hilario Haedo, Leonardo Molinos, Pedro Baltazar Orti-
gcza, María José Román, Fermín Valdovinos, Francisco del Rosario
Chuchí, Juan Francisco Vázquez, Francisco Javier Velastiquí, José
Antonio Ortíz, José Gregario Moreno, Felipe Santiago Cariay, Naza-
rio de Jesús Sánchez, Juan Francisco Zavas, Rafael Ríos, Pedro P.
Azuaga, Andrés Arando y Diácono Donato Gamarra.

1) PBRO. OLEGARIO BORJA

Nacido en ltauguó, y ordenado sacerdote dura:1te la guerra por


Monseñor Palacios en la iglesia castrense de Humaitá el 19 de
julio de 1867 con el Padre Eustaquio Estigarribia. (Archivo de la
Curia, Vol. IV, N<? 49). Era hijo legítimo de Prudencia Borja y Jeró-
nima Arzamendia.
Antes de servir en el ejército como capellán, se encuentran .¡
algunas referencias a este sacerdote en "El Semanario11 • El del 4 de
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- 63-
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septiembre de 1866, por ejemplo, trae u:1 largo discurso pronunciado


; en la Capital por el Diácono Olegqrio Bor!a, '! el del 16 de no.viem-
bre del año 1867 hace mención del sermón pronunciado por él,
siendo ya sacerdote, en la Iglesia Catedral.
Siendo Capellán del Ejército, fue comisionado por el Mariscal
López desde Azcurra en mayo de 1869 y el Padre Juan. Isidro lnsau-
rralde, juntamente con el Cura de Tobat,í, Pbro. José María Vel6z-
quez, para Villa Concepción. Allí aparece hasta agosto del mismo
año actuando en el Regimiento comandado por el tristemente célebre
Mayor Gregorio Benítez, apodado "Toro Pichaí", un bárbaro asesino
que masacró a más de cuarenta familias de Concepción y sus aire-
dores. Para librar a la atemorizada población de tan tremendo
azote, el P. Olegario Borja lo apresó y lo remitió para Azcurra,
do:1de López se hallaba a la sazón.
Pero al poco tiempo llegó a Concepción la noticia de que el
12 de agosto había caído Piribebuy en poder de los aliados, y que
López tuvo que abandonar Azcurra para dirigirse a San Estanislao
por el camino de Caraguatay. los guardianes que conducían al
Mayor Benítez, ante la noticia de que el Mariscal tomaba camino en
dirección de Carcguatay, se dirigieron hacia este pueblo, pero antes
de llegar a destino cayeron prisioneros.
En Concepción cundió la falsa noticia de que el Mayor Gre-
gario Benítez, libertado por los aliados, volvía apresuradame:"'te para
vengarse. Ante esta temible noticia, llenos de pavor, numerosos
vecinos de la ciudad, acompañados de los Padres Borja y Veláz-
quez, se internaron en los mont~s, y desaparecieron para siempre.
Así lo dice el historiador nacional, Héctor Francisco Decoud,
pero por otra parte, el historiador brasilero Augusto Tasso Fragoso
menciona al Padre Borja como integrante del Regimiento comandado
por el Mayor Urbieta, que en fecha del 18 de noviembre de 1869,
hizo frente con su famélico Regimiento, compuesto de 150 hombres,
a toda una División de Caballeda bajo el mando del Tcnel. José
Joaquín Teixeira de Melo, en Arroyo Guazú, cerca del Paso Barreto.
El Mayor Urbieta fue derrotado, sufriendo su Regimiento algunos
muertos, otros heridos cayeron prisioneros e:1 poder de los enemigos,
y .los demás se refugiaron en los montes.
Terminada la guerra, el Mayor Gregario Benítez fue durante
muchos años capataz de la estancia que los Decoud poseían en Em-
boscada. El historiador Héctor Francisco Decoud ha recogido muchos
datos de su capataz en su libro titulado "Masacre de Concepción 11 •

- 64-

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2) PBRO. JOSE MARIA VELAZQUEZ
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Nació en Caraguatay, siendo hijo legítimo de Juan Donato
Velázquez y María Petrona Ramírez. Fue ordenado sacerdote por
Monseñor Basilio López en 1850, y desi'gnado luegó Cura Párroco
de Tobatí, en donde se le encuentra hasta que fue comisionado por
lópez a Villa Concepción a principios de 1869. Sus datos persona-
les se conservan en el Archivo de la Curia, Vol. 11, NC? 21 y Vol. 55.
El historiador Pérez Acosta en su obra "Obrero Máximo 11 lo menciona
también como Cura de Tobatí.
Como queda dicho, fue comisionado por lópez desde Azcurra
para Villa Concepción juntamente con el Padre Borja. De allí de-
saparecieron ambos en la forma ya indicada. La fotografía de este
sacerdote está en el Album Gráfico.

3) PBRO. JUSTO DAVID BUENO

En el expediente de ordenación de este sacerdote se dice haber


nacido en Trinidad, pero en otros documentos consta que era vecino
de la Capital. Su partida de bautismo está expedida en luque en
fecha de 4 de octubre de 1862, por el Cura Interino Pbro. Leonardo
Molinos. Era hijo legítimo de los esposos Felipe Antonio Bueno y
Francisca A. Ayala. Fue ordenado sacerdote en la capilla castrense
de Paso de Patria por Monseñor Pa-lacios el 20 de enero de 1 866
con .los Padres Carlos Antonio Vázquez y Policarpo Valdovinos.
(Archivo de la Curia, Vol. IV, NC? 35).
Siendo aún Diácono subscribió la neta de felicitación que el
clero asunceno le dirigiera a lópez en su día natalicio. Poco des-
pués de su ordenación sacerdotal aparece como profesor del Colegio-
Seminario, y consta C!Ue en fecha 5 de mayo de 1866 se le abonó
el importe correspondiente a un trime~tre como catedrático de dicha
institución, conforme aparece en los Libros Administrativos de dicho
año del Archivo Nacional.
Falleció durante la guerra, el 12 de enero de 1868. Se ignora
hasta el momento el lugar de su fallecimi~nto. El acta de su inhu-
mación se conserva en el Libro VI de defunciones, folio 348, de la
Iglesia de la Recoleta.

- 65-
4) PBRO. ADONIAS AURELIO URBIETA

Natural de Villa Oliva, e hijo legítimo de Francisco Urbieta e


Isabel Molinos, como puede verse en el Archivo Nacional Vol. 96,
N<? 1043, y "Obrero Máximo'' de Pérez Acosta. Fue ordenado sacer-
dote por Monseñor Juan Gregorio Urbieta el 6 de febrero de 1863,
conforme consta en el Archivo de la Curia \'ol. IV, NC? 20.
A principios del año de 1866, como s~ comprueba en "El Se-
manario" del 21 de abril del mismo año, aparece en Villa del Pilar
como Capellán del Ejército y Cura Provisorio. Poco más tarde, por
señalados servicios prestados a la nación, fue condecorado por de·
creto del 24 de julio de 1866 con la Medalla de Caballero de la
Orden Nacional del Mérito.
Por última vez, antes de su completa desaparición, lo encon-
tramos en julio de 1868 al P. Urbieta en la fiesta de la Octava de
San Francisco Solano, celebrada en la ciudad de Luque, en cuya
oportunidad actuó como orador sagrado. "El Semanario" del 1C? de
agosto de 1868 se refiere a este sacerdote en la crónica de la citada
festividad celebrada en Luque.
La firma auténtica del Padre Urbieta se registra en algunas
partidas de bautismos de la Iglesia Catedral,· como en el Libro del
año 1863, folio 267, y en el Libro 11 de bautismos, folio 260, del
año 1865, de la parroquia de Pirayú.
El Padre Urbieta era sob~ino del Obispo Juan Gregorio Urbie1a,
y este Prelado, al morir, le dejó como su albacea ..

5) PBRO. RUFINO INSFRAN

Natural de Caraguatay, e hijo legítimo de los esposos Roque


lnsfrán y Juliana Balbuena. Fue ordenado sacerdote por Monseñor
Urbieta, el 6 de febrero de 1863, juntamente con el anterior, con-
forme consta en el Archivo de la Curia, Vol. IV, N<? 9. En 1866 era
Cura Provisorio de San Isidro Labrador, de donde enviaba frecuentes
contribuciones para el ejército en campaña. De estas contribuciones
se ocupó en repetidas oportunidades 11 EI Semanario". El del 1O de
noviembre de 1866, por ejemplo, se refiere a las donaciones envio-
das por el Cura de San Isidro Labrador, Pbro. Rufino lnsfrán.
De este sacerdote lo único que puede decirse, al menos hasta
el momento, es que desapareció durante la guerra. Su firma está
registrada en el Libro VIl, folio 231, de la Iglesia Catedral.

- 66-
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. . ~

6) PBRO. DOMINGO TOMAS CANDIA

Nació en ltauguá. Su fe de bautismo, copiada de su legajo


personal, Archivo de la Curia, dice así: 11 En veinte días de Mayo de
1841, yo .el Pbro. Ciudadano Agustín Ramírez, Cura de esta Parro-
quia de N. S. del Rosario de ltauguá, bauticé solemnemente a un
niño de dos días de nacido, que se llamó Domingo Tomás, hijo legí-
timo de Féliz ·Cándia y María Antonia Cardozo, vecinos de 'esta feli-
gresía, siendo padrino Donato Aquino, a quien advertí la cognación
espiritual que ha contraído. Agustín Ramírez". Fue ordenado sacer-
dote por Monseñor Palacios el 17 de diciembre de 1864, según consta
en el Archivo de la Curia, Vol. IV, N9 22, y casi inmediatamente
designado catedrático del Colegio - Seminario.
Su nombre está en la nota de felicitación que el clero asunceno
le envió al Mariscal López el 24 de julio de 18ó5. En el archivo
parroquial de Volenzuela figura asimismo su nombre en 1866 como
Cura Provisorio, que atendía al mismo tiempo las parroquias de
Ybytymí e ltapé.
"El Semanario" del 28 de abril de 1866 habla de las contri bu-
ciones remitidas por este sacerdote desde Ybytymí y Valenzuela, y
los números correspondientes al 24 de febrero y 19 de junio del año
siguiente vuelven a referirse a las donaciones e·nvia·das por el Cura
de ltapé y Valenzuela, Pbro. Domingo Tomás Candia. De las nom-
bradas parroquias parece que fue trasladado a Acahay, pues 11 EI
Semanario" del 15 de agosto de 1868 lo nombra como Cura Párroco
de este pueblo.
El 24 de julio de 1869, día onomástico del Mariscal López; lo
encontramos por última vez al P. Candia en Azcurra, donde, en la
fiesta celebrada en honor de Son Francisco Solano, pronunció un
sermón de circunstancia. El Coronel Cris6stomo Centurión, en sus
"Memorias sobre la Guerra del Paraguay", Tomo IV, hace mención
del vibrante sermón pronunciado en aquella ocasión por el Padre
Candia. A todos los actos religiosos asistió el Mariscal López, hasta
a la procesión que se .llevó a cabo con la imagen del Santo a tiro
de cañón y a la vista del enemigo, que desde el 25 de mayo de
ese año estaba acampado en Pirayú.
Después de esta fecha no se llegó ya a saber nada de este so-
cerdote. Como otros tantos hermanos suyos, desapareció para siem-
pre del escenario de nuestra historia. Puede sostenerse con cierto
fundamento que sucubió entre los miles de héroes anónimos de la
Residenta. ·

- 67-

•• • • ' ·-1 ~ •
:PI
7) PBRO. ANGEL TORRES

Este sacerdote, nacido en Paraguarí el 20 de octubre de 1839,


fue ordenado el 30 de abril de 1865 por Monseñor Palacios. Erq
hijo legítimo de loreñzo Torres y leandra lotorre. (Archivo de la
Curio, Vol. IV, NC? 33). Al año siguiente se le encuentro como Curo
Provisorio de Yoguorón, como puede verse en "El Semanario" del
23 de junio de. 1866. Más tarde fue condecorado con la Medalla
de la Orden Nac.ional del Mérito. "La Estrella" habla de su con-
decoración, diciendo: "Piribebuy, 19 de junio de 1869. Fue con-
decorado el Capellán de la .División del Norte, ciudadano Angel
Torres".
A fines de mayo de 1869, como puede leerse en las "Memorias"
del Coronel' Crisóstomo Centurión, el P. Torres se encontraba en
Villa de San Pedro, actuando como Capellán en el Regimiento
comandado por el Teniente Coronel Galeano, cuando sobrevino la
supuesta conspiración de este jefe. lnmediamente, por orden de
López, casi todos los jefes y oficiales, y entre ellos el Padre Torres,
fueron reducidos a prisión. Atados de piés y manos con cuerdas
de cuero y sujetados en cuatro estacas, fueron expuestos al sol y a
la lluvia, pero una noche de intensa lluvia las cuerdas se aflojaron
y cedieron, y el Padre Torres se escapó, para internarse en los bos-
ques, de donde no volvió a salir.

8) PBRO. ANGEL MARIA CESPEDES

Nacido en San Ignacio el 22 de abril de 1838 y ordenado sa-cer-


dote por Monseñor Palacios el 3 de noviembre de 1865 en la histórica
Iglesia de Humaitá. (Archivo de la Curia, Vol. IV, NC? 24).
Siendo aúr:t Diácono, firmó la nota de felicitación del Clero
asunceno al Mariscal López. .Una vez ya sacerdote, actuó como
Cura de Luque, en cuyos libros parroquiales figura su firma hasta
1867. "El Semanario" del 1C? de junio de 1868 hablo de los dis-
cursos pronunciados en la ciudad de Luque por los Presbíteros José
del Rosario Medina, Pedro Pablo Benítez y Angel Céspedes.
Este sacerdote también desapareció durante la guerra. Su foto-
grafía se encuentra en el Album Gráfico.

- 68-
. -·

9) PBRO. JUAN BAUTISTA VILLASBOA

Su partida de bautismo sacada de ~u legajo . personal, Archivo


de la Curia, dice así: "El infrascrito Cura Provisorio de esta Parro-
quia de ltauguá, Certifica: que en los libros parroquiales de Bautis-
mos que se hallan a su cargo, en uno de ellos, a folio 348 del año
1839 encontró una partida, que copiada a la letra es como sigue:
"En dos días de julio de 1839, el Pbro. Ciudadano Prudencio Mon-
tiel, mi segundo, bautizó solemnemente a un niño de dos días nacido,
que se llamó Juan Bautista, hijo de María Francisca Maldonado,
dendo padrino lldefonso Moyas, y por verdad firmo. Agustín Ra-
mírez". Fue legitimado después por sus!guiente matrimonio de sus
padres, o sea, José Facundo Villasboa con María Francisca Moldo-
nado, matrimonio realizado también en ltauguá el 20 de setiembre
de· 1850.
Escasos datos se conservan de este sacerdote, hijo de ltauguó,
que fue ordenado con el anterior por Monseñor Palacios en la Igle-
sia de Humaitá. (Archivo de la Curia Vol. IV, NC? 26). Su nombre
figura entre los felicitantes al Mariscal L6pez con motivo de su día
natalicio.
Consta que fue nombrado Capellán del Campamento de Cerro
León, y que como tal administró algunos bautismos en la Iglesia de
Pirayú, como puede verse en el archivo ·parroquial de este pueblo,
correspondiente al año de 1866. Después ya nada se sabe de este
sacerdote, que se perdió de vista y desapareció definitivame~te.
.
'~
1O) PBRO. ROQUE A. CAMPOS

En el Archivo de la Curia no se encuentra el expediente de or- , 1


denación de este sacerdote. ·~
Probablemente fue ordenado por Mons. Palacios en la Iglesia de .•- J
Humaitá hacia fines de noviembre de 1867, pues el 16 de agosto del
mismo año lo encontramos todavía como Diácono predicando en la
Catedral-de la Asunción. "El Semanario" de esta fecha, y R. de La-
fuente Machaín en su obra "La Virgen de la Asunción y su Oratorio"
se refieren a esta predicación del Diácono Roque A. Campos. "Los
días 15, 16 y 17 de agosto de 1867 hablaron en la fiesta de la
Virgen de la Asunción sucesivamente el Pbro. Ramón Ferriol, y los
Diáconos Roque A. Campos y Alejandro Sosa, y por la tarde el Pbro.
Eustaquio Estigarribia".

- 69

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Segú~ tradiciones de la familia que nos las ha transmitido el
Dr. Rafael Eladio Velázquez, pariente por lfnea materna del P.
' Campos, este sacerdote nacio en Son José· de los Arroyos, en el
hogar de don José Domingo Campos y doña Juana Antonia Dávalos.
Dios había bendecido con once hijos a ese hogar cristiano (8 varo-
nes y 3 mujeres), casi todos ya adultos al estallar la guerra contra la
Triple Alianza, en el transcurso de la cual murieron 7 de los varones,
inclusive el sacerdote. Uno de ellos, el Capitán Manuel Moría Cam-
pos, condecorado con la "Cruz de Corrales", y más tarde Ayudante
del Coronel Venancio López, murió en 1869 en la defensa de la
Picada de San Joaquín.
El único hermano varón del Padre Roque A. Campos que sobre-
vivió a la guerra fué don Fr~ncisco Campos (1848- 1931 ). Practicante
de 1 ~ en el Ejército Nacional, ascendido a Cirujano de 3~ en Azcurra
y combatiente herido en Piribebuy, que representó a su pueblo na-
tal en la Convención Nacional Const.ituyente de 1870, y fué Dipu-
tado a la 1~ Legislatura disuelta por Rivarola en 1871, revolucio-
nario con Caballero en 1872, Tesorero de la Revolución de 1904,
Ministro de los Presidectes Emilio Aceval y Juan Bta. Gaona, y Se-
nador durante un cuarto de siglo.
Siendo aún estudiante ordenado de órdenes menores, dada la
madurez intelectual que demostraba, se le había encomendado ya
el profesorado en el Colegio'- Seminario. En tal carácter cobraba
sus sueldos trimestrales de cincuenta y cinco pesos oro, como puede
verse en los Libros Administrativos de fecha 30 de noviembre de
1866 del Archivo Nacional.
Por última vez lo encontramos al P. Roque A. Campos en Coa-
cupé, en cuyo hospital improvisado, donde servía probablemente
de capellán y enfermero murió de peste en junio de 1869.

11) PBRO. JUAN BAUTISTA CESPEDES

Nació en Villa del Pilar. Era hijo legítimo de Manuel de los


Reyes Céspedes y María Encarnación Villamayor. Fue ordenado en
la iglesia castrense de Humaitá el 7 de enero de 1861 por Monseñor
Urbieta, juntamente con los Padres Francisco Solano Espinoza, Fran-
cisco Hermógenes Flores, Elíseo Patiño y Policarpo Páez. Esta
ordenación sacerdotal se llevó a cabo para dar realce a la inau-
guración de la Iglesia de Humaitá, como ya lo habíamos indicado
en otro lugar.

- 70-
... 1, "(

.,

Según el historiador Pérez Acosta, el Padre Juan Bautista Cés-


pedes estuvo al frente de la parroquia de Yuty en los años de 1861
y 1862. Su firma s~ registra en la nota de felicitación que el clero
asunceno le envió al Mariscal López el 24 de julio de 1865. El Padre
'
Juan Bautista Céspedes, al igual que otros hermanos suyos de voca-
ción y apostolado, desapareció durante lo guerra.

12) PBRO. BLAS ANTONIO NUÑEZ

Este sacerdote nació en Limpio, y fue ordenado el 12 de diciem-


bre de 1856 por Monseñor Basilio López, según consta en el Archivo
de la Curia, Vol. 111, NC? 26. Era hiio legítimo de Pedro Nolazco
Núñez y Francisca del Rosario Jora .. Fue Cura Párroco de Son Juan
Bautista de Ñeembucú, en donde el historiador Pérez Acosta lo pone
hasta fines del año de 1861. En 1858 suscribió en San Juan Bautista
de Ñeembucú el informe para la ordenación del Padre Páez.
Era primo del Presbítero José María Núñez, que sobrevivió a
la guerra y fue después Cura Párroco de Areguá. Este sacerdote
y algunas hermanas suyas, que también sobrevivieron a la guerra
en el pueblo de Limpio, declararon a Monseñor Juan Sinforiano Bo-
gorín que el P. Bias Antonio Núñez fue tomado preso por orden de
López en 'Son Isidro de Curuguaty, cuarta capital de la República
durante !a guerra. Pero un día, no se sabe cómo ni cuando pre-
cisamente, se escapó de la prisión, y se fue a vivir con los indios
en los montes, de donde nunca más volvió. Estos datos lo confirma
doña Silvano Bogarín, hermana de Monseñor Juan Sinforiano .Bo-
gorín, que hasta ahora vive.
La firmo auténtica .de este sacerdote se registra en el Libro VIl
de bautismos, pág. 228, de la Iglesia Catedral.

13) PBRO. JOSE TEODORO ESCOBAR

Nació en Quyquyhó en 1802. Era hijo legítimo de José Barto~


lomé Escobar y Juana Josefa Zo,rrilla. Fue confirmado en la Catedral
por Mons. Nicolás Videla del Pino el 1C? de octubre de 1806. Hizo
sus estudios eclesiásticos con los Padres Franciscanos, y cuando era
ya profeso, corista, pero sin ningún orden mayor o sagrado, truncó
sus estudios por la supresión de las comunidades religiosas, decre- '.
tada por el dictador Francia en fecha de 20 de septiembre de 1824.
Su secularización y dispensa de los votos monacales lo obtuvo del

- 71 -
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• 1 •

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) Provisor y Vicario General, Pbro. Roque Antonio Céspedes, nombrado


por el Dr. Francia en reemplazo del Obispo García de Panés, encar-
~ celado por el mismo Dictador. Fue ordenado sacerdote por Monseñor
¡.•,. '
Basilio lópez en febrero de 1847. (Archivo de la Curia, Vol. 111,
t•..,'~ ' NC? 32). Primeramente fue Cura de ltauguá, y posteriormente de la
Encarnación, en cuyo archivo parroquial se registra su firma. También
1
1
había suscrito la nota de felicitación a lópez en julio de 1865.
Por falta de obispo asistentes y ·con dispensa apostólica, le
1
~:
asistieron a Monseñor Palacios en su consagración espicopal, cele-
brada en la Asunción el 30 de agosto de 1863, P. José Teodoro
1 Escobar, Arcediano, y el P. Eugenio Bogado, Canónigo de la Mer-.
ced, quienes en tal carácter suscribieron el acta. Cuando Monse-
( ñor Mariane Marini llegó a nuestro país en 1862 como Arzobispo
de Palmira y Nuncio Apostólico y Enviado Extraordinario .de la Sta.
Sede cerca de las Repúblicas del Plata: Argentina, Paraguay y Uru-
guay, dejó nombrados al Déan Escobar como Chantre, al P. Cor-
~ valán y Pbro. Pedro Pablo Caballero, Proto-Notarios Apostólicos .
..
J: Estas dignidades esclesiásticas tenía11 honores de prelacías, y su dis-
tintivo era la muceta, v tenía la misión de conocer v dar fe en la

~
causas de desgracias d.e la Santa Sede. •
Consta que el Padre Escobar desde 1856 cobraba su sueldo de
~· cincuenta pesos oro trimestrales como Cura de la Encarnación, y que
desde 1862 recibía una suma doble como Deán del Senado Ecle-
siástico, cargo que ocupó hasta .su muerte, acaecida en la Asunción
el 22 de enero de 1866. "El Semanario" del ,27 del mismo mes y
año se refiere a la desaparición de este sacerdote. ·
En el Libro VI de defunciones de la Iglesia de la Recoleta,
pág. 7 4, de fecha 23 de enero de 1866, puede verse el acta de inhu-
mación del Arcediano José Teodoro Escobar~

14) PBRO. NICOLAS DE ISASI

Era este sacerdote uno de los últimos representantes del glo-


rioso clero viejo. Fue ordenado sacerdote en 1811, año de nuestra
independencia, por Monseñor Pedro Gorda de Panés, prelado fran-
ciscano español, y el último Obispo del Coloniaje en el Paraguay.
En el archivo de la Curia. Vol. IV NC? 36 y Vol. 55, se conservan
datos referentes a este sacerdote.
Se sabe que el P. lsasi estuvo encarcelado en tiempos del Dr.
Francia. luego, por algún tiempo, fue Cura Párroco de Villa del
Pilar, y después Secretario de lo Curia, siendo Obispo Diocesano del

- 72
-~·~~-~···
~

Paraguay Monseñor Urbieta. Estuvo como· Cura Párroco de San


Roque desde 1854 hasta 1862, como puede verse en el archivo de
esta parroquia. El historiador Péres Acosta atestigua asimismo que
el P. lsasi fue Cura de San Roque en 1856, y que desde m~diados
de 1865 cobraba una pensión vitalicia de treinta y tres pesos con
dos reales. Suscribe este sacerdote la fe de bautismo del P. Carlos
A. Vázquez, el 5 de noviembre de 1862, y dice ser Provisor, Vica- .1
rio General, y Cura Interino de San Roque.
El Padre lsasi murió en la Asunción el 11 de noviembre de
1867 a la avanzada edad de ochenta y cuatro años. "El Semanario"
del día 16 del mismo mes y año trae en sus páginas un hermoso
•.,
B
artículo dedicado a este sacerdote.
'j
15 PBRO. FELIPE SANTIAGO LEON

Natural de Paraguarí, y ordenado sacerdote en mayo de 1848,


conforme se registra en el Archivo de la Curia Vol. 11 NC? 19. Ero
h. l. de Juan José león y María Mercedes Alv_iso. Poco después de
ordenado sacerdote, fue designado como Cura de la Recoleta, y
posteriormente, desde 1857 hasta 1867, aparece como Párroco de
Santrsima Trinidad. Cabe destacar que en esta época estaba re-
cién terminado el hermoso templo construido en dicho pueblo por
don Carlos Antonio lópez.
El historiador Pérez Acosta dice que el P. Felipe Santiago León
percibía desde mediados de 1863 una asignación semestral, que
variaba entre cincuenta y cien pesos, para gastos del culto divino,
y que esta asignación la percibió hasta mediado de 1866.
De este sacerdote no se conoce el fin de sus días; sólo se puede
decir de él que desapareció durante la guerra. Su firma auténtica
puede verse en los libros parroquiaJes de la iglesias de la Recoleta.

16) PBRO. JOSE GASPAR TELLEZ

Nació en la Asunción. Era h. l. de José Gabriel Téllez v Rosa Isa-


bel Ateza. Fue ordenado sacerdote en 1851, conforme puede verse en
el· Archivo de la Curia Vol. 11 NC? 26. En 1865 se le encuentra como
Cura de Altos y Excusador de Emboscada y Villa Occidental. Des-
pués volvió a la capital, y desde el 28 de agosto de 1863 hasta su
muerte, acaecida el 7 de enero de 1868, fue Rector de la Iglesia
Catedra-l.- ·

- 73 --
11
EI Semanario", en repetidas oportunidades, se ocupó de este
sacerdote, que en su tiempo llegó a acreditar sh1gulares prendas de
orador sagrado. Fue elogiado por un sermón pronunciado en febre-
ro de 1863 comentando la festividad de San Bias, como por el que
pronunció en 1865 en la fiesta de Corpus. Christi en la Iglesia de
la Encarnació11. Pronunció también en la Catedral el 15 de agosto.
del mismo año un celebrado sermón con motivo de la fiesta de la
Virgen de la Asunción. El Padre Téllez tiene la honra de haber
pronunciado la oración fúnbre sobre los restos mortales de Monseñor
Juan Gregorio Urbieta, Obispo Diocesano de! Paraguay, según lo
atestigua el historiador Pérez Acosta.
El 24 de julio de 1866, refiriéndose también a este sacerdote,
dice: "Celebró en la Catedral la fiesta de San Francisco Solano el
Vicario General, Deán Fugenio Bogado, y ocupó la Tribuna Sagrada
el Pbro. José Gaspar Téllez" Y el del 8 de diciembre del mismo
año dice: Celebró la fiesta de la Inmaculada el Cura Rector de la
Catedral, Padre José Gaspar Téllez, y ocupó la Cátedra Sagrada el
Cura de limpio, Pbro. Ramón Ferriol".
El 25 de diciembre de 1866, el Padre Téllez, en un banquete
ofrecido en la capital a los heridos en los campos de batalla, pronu-
ció un elocuente discurso, que apareció en "El Semanario" del 29 del
mismo mes y año. Transcribimos a continuación algunos párrafos
de este discurso:
"la coincidencia de dos solemnidades sagradas, que hoy la
Religión y la Patria conmemoran con ardoroso entusiasmo, hace
soberanamente augusto y grandioso este dfa en los fastos de la
República, y realza los motivos muy justificados de nuestro general
regocijo y gratitud a Dios y a la Patria: porque la Religión nos
recuerda la venida del Libertador de la humanidad entera, el Mesías
esperando por más de cuatro mil años, objeto constante de ardientes
deseos de tantos hijos, y qué nos ha traído la paz, caridad y gloria;
y la Patria, llena de un santo orgullo, levantando erguida su frent'e
airo~a, nos recuerda y nos muestra, en Acta de nuestra Independen-
cia, en ese código sagrado, el juramento más solemne, que ante
Dios y el mundo entero, hemos hecho sobre las aras de la Patria,
de conservar y sostener bajo cualquier sacrificio esa misma Inde-
pendencia y Soberanía Nacional. .. ". ·
Después de la gloriosa batalla de Curupayty, como puede verse
en "El Semanario" del 27 de octubre de 1866, los vecinos más
caracterizados de la Capital dirigieron una nota de felicitación al

- 74-
- ~· .:

Mariscal López. Entre los /irmantes figuran los siguientes sacerdo-


tes: Eugenio Bogado, Deán; Juan Evangelista Barrios, Arcediano;
José Gaspar Téllez, Cura Rector de la Catedral; Gerónimo Becchis,
Cura de la Encarnación, etc•... ".
El Padre Téllez murió en la Capital durante la guerra el 7 de
enero de 1868. En el libro de defunciones, correspondiente a este
año, pág. 344, de la Iglesia de la Recoleta, se lee su inhumación.

17) PBRO. JUAN MANUEL AQUINO

Nacido en ltauguá, y ordenado sacerdote el 17 de marzo de


1854 por Monseñor Basilio López, como se registra en el Archivo
de la Curia Vol. 111, N9 7. Era hijo legítimo de Doroteo Aquino y
Josefa Antonia Viveros. En el mismo año de su ordenación había
administrado varios bautizos en la Iglesia de San Roque, conforme
puede verse en los libros de esta parroquia.
Fue luego Cura Párroco de San Joaquín, en donde el~ historia-
dor Pérez Acosta lo pone desde 1856 a 1866, vale decir, que en este
espacio de tiempo cobraba su sueldo del Estado. Cabe señalar aquí
que en todos los datos referentes a los sacerdotes de aquella época,
el citado historiador los ha recogido de los libros administrativos que
se co:1servan en el Archivo Nacional, y en los cuales consta que el
Estado pagaba el sueldo correspondiente a los señores Curas Párro-
cos hasta 1866. El que había comenzado en el año 1856 a establecer
sueldos a los sacerdotes fue den Carlos Antonio López, para asignar
al Estado el Diezmo, los derechos de mayordomía y demás entradas
de la Iglesia.
Una referencia a este sac.erdote encontramos en "El Semanario"
del 29 de septiembre de 1866, que dedica algunos renglones a las
donaciones enviadas por el Cura Párroco de San Joaquín, Pbro. Juan
Manuel Aquino. En septiembre de 1869 se le encuentra todavía en
San Joaquín a este sacerdote, que era tío d.e Monseñor Hermenegildo
Roa. En esta época salió de su parroquia, residentado, acompañado
de un hermano mayor de Monseñor Hermenegildo Roa, de nombre
Casiano, y ambos se dirigieron hacia San Estanislao. De este viaje
no regresaron más, desapareciendo sin rastro alguno en la Residente.
Estos datos los ha proporcionado una hermana de Monseño·r
Hermenegildo Roa, doña Raimunda Roa, quien hasta ahora vive en
Villa Morra. La firma auténtica del P. Aquino se puede ver en el
Libro VIl de bautismos, pág. 228, de la Iglesia Catedral.

- 75-
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18} PBRO. PEDRO NOLASCO AQUINO

Nació en Barrero Grande, hoy Eusebio Ayala. Fue ordenado


sacerdote por Monseñor Basilio lópez el 12 de diciembre de 1 856,
conforme consta en el Archivo de la Curia Vol. 111, N9 25. Hijo legr-
timo de Anselmo Aquino y María láura Britos. Según el archivo
parroquial de San José de los Arroyos, fue Cura de esta parroquia
en los años de 1857 y 58, año en que pasó a ocupar la parroquia
de Carayaó. Consta que, por breve tiempo, fue también Cura
P6rroco de la Iglesia de San Roque en los años de 1861 y 1865,
intercalado.
Pero la parroquia en que permaneció por m6s tiempo fue
Pirayú, en donde con algunos cortos intervalos, lo encontramos desde
1861 hasta 1867. De Pirayú fue llamado a la Capital, para prestar
declaraciones el 27 de febrero de 1863 ante el Tribunal Civil, que
estaba presidido por el General Wenceslao Robles, y que fuera eri-
gido para juzgar al Podre Fidel Maíz. Sus declaraciones obran en el
Archivo Nacional, y están publicadas en- "Documentos Históricos"
de Juan Silvano Godoy.
Este sacerdote desapareció durante la guerra, sin que hasta el
momento se haya sabido nada del fin de sus días.

' -;
19) PBRO. JOSE DONATO AVAHA Y

Este sac~rdote, nacido en Yaguarón, era hijo legítimo de los


esposos Isidro Avahay y María Chuchí. Fue ordenado sacerdote el
~
•.·.
26 de octubre de 1857 y designado luego Cura P6rroco de Atyr6,
. conforme consta en el Archivo de la Curia Vol. 111, N9 34.
Después de algún tiempo se le encuentra como Cura P6rroco
de San Estanislao y Excusador de Unión. "El Semanario" del 26
de octubre de 1866, y el 6 de abril de 1867 hacen referencia al Cura
Párroco de San Estanisloo, Pbro. José Donato Avahay, como uno de
los contribuyentes para la victoria. Pérez Acosto dice en su ya cono-
cida obra que el 6 de noviembre de 1866 cobró 400 pesos, importe
de dos años de su sueldo.
El Padre Avahay,. como el anterior y otros varios sacerdotes,
también desapareció durante la guerra.

- 76-

., _;.
]A a _l Mw.: ·

20) PBRO. SEBASTJAN RAMON BENEGAS

Nació en Capiatá. Transcribimos a continuación el texto de su


certificado de bautismo: "Parroquia de Nuestra s·eñora de la ·can-
delaria de Capiatá, veinte de Enero de 1829, el Ciudadano Felipe
Santomé, Cura Teniente de ella, bautizó solemnemente a un párvulo,
a· quien puso por nombre Sebastián Ramón, hijo legítimo de Bue-
naventura Benegas y Petrona Angela Céspedes, nació el presente
día, mes y año. Fue su padrino Mariano Adorno, a quien advertí
el parentezco espiritual que contrajo, y por verdad firmo: Pedro José
Moreno". Estudió en la Academia literaria, el catedrático de Latini-
dad de dicho Instituto, Juan de la Cruz Velázquez, le expidió su
certificado de estudio, y no habiendo Seminario por entonces, pasó
con otros compañeros a estudiar en la misma Curia bajo la direc-
ción del Obispo Diocesano y su Auxiliar, Monseñor Basilip lópez y
Marcos Antonio Maíz. Fue ordenado sacerdote por Monseñor Ba!;ilio
lópez el 25 de enero de 1854. Archivo de la Curra Vol. 111, N~ 32).
Poco después 'de su ordenación sacerdotal fue designado como
Cura de su pueblo natal, para luego pasar a ocupar en 1856 la
parroquia de Santa Rosa, .Y posteriormente la de Villeta, a donde
había sido llamado para sustituir al P. Manuel Antonio Palacios, que
en ese tiempo había sido promovido para Obispo Auxiliar de Mon-
señor Urbieta. Según el archivo parroquial de Villeta, el P. Benegas
estuvo allr desde el 14 de enero de 1863 hasta el 22 de marzo de
.
.-..t
·J
.,
~
1865, fecha en que fue trasladado a la parroquia de San Roque. .,
la firma del Padre Benegas se encuentra en la nota de felicita-
ción que el clero asunceno le envió al Mariscal López el 24 de julio
de 1865. Este sacerdote también desapareció durante la guerra.

21) PBRO. JOSE INOCENCIO GAUTO . 1

Natural de Villarrica, y Cura de su ciudad natal, como puede ~


verse en el Archivo de la Curia Vol. 11, N9 5. Su partida de bautismo
copiada textualmente dice así: "Yo el Presbítero Venancio Toubé,
Cura Sustituto de Villarrica certifico: que en el libro de bautismo de
1803, al folio 297 se halla la siguiente partida: "El día veinte de
Julio de mil ochocientos tres, yo el Cura crismé a un párvulo, lla-
mado José lnocencio, hijo legítimo de Ponciano Gauto y Morfa Polo·
nia Vázquez, nació el veinte y seis de diciembre del año pasado,
siendo padrino Francisco Antonio Vázquez, y por verdad firmo:

-77-

k tfet*'n te rt ""\" ,.,,~.


Marcelino Ocampos 11 • 11 Es copia fiel. Villorrico, 29 de noviembre de
1845. Venancio Toubé". Consto asimismo que, por decreto del 19
de enero de 1852, fue nombrado Curo Párroco de Villarrico, en
donde venra actuando como Auxiliar desde 1848.
Después, en el año 1866, le encontramos en el pueblo de Yo-
toity, en cuyo archivo parroquial se registro que el Podre Gouto
efectivamente estuvo en esta porroquic;s en el año indicado. Estando
en este pueblo falleció o fines de 1868.

22) PBRO. JOSE DOMINGO GUAIRARE

Noción este sacerdote en Tobotí, y ero hijo legítimo de Ignacio


Guairoré y Francisca Mboyurí. Fue ordenado sacerdote por Mon-
señor Basilio lópez el 19 de octubre de 1852, conforme se registra
en el Archivo de la Curio Vol. 111, NC? l.
Escasos datos ,se conservan de este sacerdote, que también
desapareció durante lo guerra, sin que se haya podido obtener des-
pués ninguna referencia sobre su último paradero. Sólo se sabe,
según lo atestigua el historiador Pérez Acosta, que fue Cura Párroco
de Guozú-Cuá desde 1861 a 1866. Ya en 185.8 expidió en Guazú-
Cuá el certificado de confirmación al seminarista Policarpo Páez
(legajo del Padre Páez).

23) PBRO. HILARlO HAEDO

Nació en lo Capital. Siendo hijo legítimo de Francisco Haedo y


Sebastiano Rodríguez. Estudió en la Academia literaria, donde fue
condiscípulo con el Mariscal lópez. Fue ordenado sacerdote por Mon-
señor Basilio lópez en 1851, y luego designado Cura Párroco de
Piribebuy, según consta en el Archivo de la Curio Vol. JI NC? 31.
En repetidos orportunidodes "El Semanario" se ocupó de este
sacerdote, que tuvo destocada actuación durante la guerra, tanto
como orador sagrado como colaborador activo del ejército. El del
22 de julio de 1867, por ejemplo, se refiere al Padre Haedo, di-
ciendo (!Ue pronunció un elocuente sermón en la festividad del
Corpus Christi. El del 12 de enero del mismo año le dedica algunos
renglones, a propósito de las co:1tribuciones remitidas desde Piri-
bebuy para los heridos del hospital. El mismo J)eriódico, de fecha
.19 de agosto de 1868, dice: ''luque 24 de julio de 1868. Natalicio

- 78-
1
del Mariscal. la Misa fué celebrada por el Cura de Villarrica .
P. Juc;m N. Arza, y el sermón estuvo a cargo del Cura de Piribebuy,
P. Hilario Haedo".
Abandonó algún tiempo después el P. Haedo su parroquia de
Piribebuy, respondiendo a un llamado de lópez, según parece. lo
cierto es que se le encuentra por última vez en Curuguaty, donde
falleció. Cuando el Mariscal lópez, que parece lo tenra en estima
a este sacerdote, se enteró de su estado de gravedad, lo mandó
recoger de los montes con su propia carroza, y una vez muerto le
le mandó rendir honores militares en su sepelio.
Algunos familiares de este sacerdote, especialmente la señora
doña Josefina Abente Haedo de Escobar, Mayordoma de la Virgen
de la Asunción, Patrona del Paraguay, conserva en su poder la fo-
tografra del Padre Haedo y algunas cartas particulares.

24) PBRO. LEONARDO MOLINAS

Como el anterior, nació en la Capital. Era h. l. de Juan Esteban


Molinos y Moda Gregoria Ramfrez. Fue ordenado sacerdote por
Monseñor Basilio López, juntamente con el P. José del Córmen Arza-
mendia, el 23 de marzo de 1855, conforme se registra en el Archivo
de la Curia Vol. 111 NC? 20. Fue alumno de la Academia Literaria,
don Juan de la Cruz Velázquez, le expidió su certificado de estudio
en dicha institución.
Se sabe que era Cura Párroco de luque, 'en cuyo archivo pa-
rroquial figura su nombre hasta el año de 1865. El historiador
Pérez Acosta !o pone también como Cura de Luque ei1 1856 .. "El
Semanario" del 4 de novimbre de 1865 hace mención del Cura
Párroco de luque, Pbro. Leonardo Molinos.
Después ya nada se sabe de este sacerdote, que desapareció
durante la guerra, sin que persona alguna haya podido dar cuenta
de su paradero luego de terminada aquella contienda.

25) PBRO. PEDRO BALTAZAR ORTIGOZA

los legajos personales de este sacerdote no figuran en el Ar-


chivo de la Curia. Por esta razón no se puede precisar el lugar de -1
"•
su nacimiento ni la fecha de su ordenación sacerdotal. Perte:1E'CÍa '1
al clero viejo. Diputado al Congreso de 1811. Se encontraba en la

- 79 ·-

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rbllt'JJIJ4i.44Z4Q$ 4. Uiii4ijiiil!,. a;uaua:o ;as Wiii!Ak4Hf
r .
Villa del Pilar en 1820, donde fue apresado por orden del dictador
Francia (El Supremo Dictador, por Julio C. Cháves).
lo
f. Pérez Acosta, en su obra "Obrero Máximo",. dice que el Padre-
,·.
lii .
Ortigoza e¡ercía el Curato de Piribebuy en 1856, y que desde el oño ,¡
1861 al 67 era Cura y Vicario foráneo de Barrero Grande, hoy Eu-
sebio Aya la. Suscribe el P. Pedro B. Ortigoza la partida de bau- · ._'·
tismo del Padre Bonifacio Moreno, en Piribebuy 6 - XIII - 1861.' ..
11
EI Semanario" del 19 de octubre de 1867 hace referencia a las
contribuciones enviadas para el mantenimiento del ejército en cam-
paña por el Cura de Piribebuy, Pbro. Baltazar Ortigoza. Cabe des-
tacar (!Ue en esta fecha atendía sólo i:1terinamente esta, parroquia
des.de Barrero Grande, por aus&ncia del titular de Piribebuy, que
era el Padre Hilario Haedo.
Otros datos no se han podido recoger de este sacerdote, que
d:esa pa re.ci ó durante la Residente, probablemente hacia fines
de 1869.

26) PBRO. MARTIN JOSE ROMAN


i
"En la Iglesia de Encarnación, a dos días de Diciembre de mil
ochocientos veinte y seis, Yo el Cura bauticé solemnemente a un
párvulo de un día nacido, y le puse por nombre Martín José, hijo
legítimo de Elías Román y María Dolores Almirón, siendo padrino
Don Gaspar Arce, a quien advertí sus obligaciones. Bernardo An-
tonio Enciso"...... .
"Es copia fiel. 'Asunción, diciembre 9 de 1850. Juan Vicente
Villagra 11• F·ue aluml'lO de la Academia literaria, y era her":lano
del· P. Cecilio Román, habiendo sido ordenado sacerdote el 3 de
t· diciembre de 1851, por Mons. Basilio López, y nombrado luego Cura
de Laureles. (Archivo de la Curia Vol. 11 NC? 27). El hist<;>riador Pérez
Acosta dice que el P. Martín José Romón cobraba su sueldo regla-
mentario como Cura de Laureles desde 1861 hasta 1866. . :.
No tenemos otros datos de este sacerdote que desapareció tam-
blén durante la guerra contra la Triple Alianza. ·

, 27) PBRO. FERMIN VALDOVINOS


·.'¡f;
Nació en la Asunción. Fue ordenado sacerdote el 23 de marzo
'i de 1855 por Monseñor Basilio López, y designado poco después como
Cura de ltá e ltauguá. (Archivo de la Curia Vol. 111, NC? 14).

- 80-

~ . ., ·~· .1 -~ .•· . . . .
....
Desde el 4 de julio de 1865 hasta el 15 de setiembre de 1868
"1
aparece como Cura Párroco de San José de los Arroyos, conforme
consta en el archivo paroquial de este pueblo. Pérez Acosta, en
su obra tantas veces citada, dice oue el Padre Fermín Valdovinos
fue Párroco de Belén y Horqueta h~cia fines del 1861. Según de-
claraciones del P. Ignacio Acosta, el P. Fermín Valdovinos participó
en la fiesta de San Francisco Solano, celebrada en Azcurra el 24 de
julio de 1869. Su padre, José Aniceto Valdovinos, fue fusilado
juntamente con Fulgencio Yegros. Sus tíos, José Mariano Valdovinos,
Marcos Ignacio Valdovinos, y José Joaqurn Valdovinos, todos ellos
Próceres de Nuestra Independencia, fueron fusilados también por
orden del dictador Francia, y su tío, el sabio sacerdote y canónico
del Cabildo Eclesiástico, Pbro. Juan Bto. Valdovinos, encarcelado.
Fuera de estos escasos datos ya nado se sobe de este sacerdote,
que también de&apareció durante la guerra. Su firmo se registra
en el libro 1, folio 16, de lo Iglesia de San Roque, en donde habra
administrado algunos bautismos.

28) PBRO. FRANCISCO DEL ROSARIO CHUCHI

Por falta de documento no se ha podido precisar el lugar del


nacimiento de este sacerdote, que fué ordenado en 1813 por
Monseñor García de Ponés, según consta en el Archivo de la Curia
Vol. f NC? 22 y Vol. 32. Según declaración de una sobrina de este
sacerdote, era oriundo de Yoguarón. Este sacerdote pertenecía a la
• orden franciscana, y fué secunlarizodo después por la supresión de
las comunidades religiosas, en virtud de una orden dictada por el
Dr. Francia en 1824.
El Padre Chuchí aparece desde 1856 a 1866 al frente de la
parroquia de Pedro González, según lo atestigua Pérez Acosta en su
ya conocida obra. Después ya nada se ha podido saber de este
sacerdote, cuyo fin se desconoce hasta el momento.

29) PBRO. JUAN FRANCISCO VAZQUEZ

Nació en la Recoleta. Fué ordenado sacerdote el 12 de Diciembre


de 1856 por Monseñor Basilio lópez, y designado poco después como
Cura de Santa Roso. (Archivo de la Curia Vol. 111 NC?. 23 y Vol. 55).
Pérez Acosta pone a este sacerdote como Cura de Santa Rosa en
1861 y como Cura de Santiago en 1864.

- 81 -
• .. l • ' • • 1 • • • .! "" • ..

Siendo Cura Sustituto de Yaguarón en Octubre de .1857,


suscribió un certificado a favor del seminarista Ramón Yaharí
{Legajo del Padre Yaharí). Fué confirmado en la Iglesia de La
Encarnación· por Mons. Pedro García de Panés el 11 de Setiembre
de 1838. Estudió en la Academia Literaria, pasando luego a estudiar
en forma particular bajo la dirección del Padre José Gaspar Téllez.
El Padre Cornelio Contreras, Cura de la Recoleta en 1855, y el
mismo que firmó el acta de defunción del General Artigas, fué el
que practicó las informaciones canónicas de Derecho para su orde-
nación sacerdotal. .•
La firma del P. Juan Francisco Vózquez, que en algunos
documentos figura con el nombre de Francisco Regis, se registra en
el libro VIII de bautismos, folio 23, de la Iglesia Catedral,
correspondiente al año de 1864. De este sacerdote, fuera de los
escasos datos consignados, nada se ha podido saber hasta el
momento. Su fin se desconoce por completo.

30) PBRO. FRANCISCO JAVIER . VELASTIQUI ·

Era natural de Acahay. Siendo hijo legítimo de Vicente


Velastiquí y María Felipe Garcete. Hizo sus estudios en la Academia
Literaria, y la Teología, Moral, Derecho Canónico y Liturgia los
estudió con el mismo Obispo. Fué ordenado de sacerdote el 7 de
Abril de 1958 por Monseñor Basilio López, según consta en el Archivo
de la Curia Vol. 111 NC? 36.
En 1858 el P. Velastiquí actuaba como Cura Párroco de su
pueblo natal, y desde 1861 hasta fines de 1866 aparece como Cura
de San Salvador, conforme consta en la obra tantas veces citada
del historiador Pérez Acosta. A partir de 1866 este sacerdote se
perdió de vista, sin que nadie haya podido dar cuenta de su paradero
final.
31) PBRO. JOSE ANTONIO ORTIZ

Su fe de bautismo reza como sigue: "En esta parroquia de San


Roque a quince de Julio de 1844, por encargo del Cura Párroco puse
los Santos o:eos y Crisma a José Antonio, que nació el 1O de Febrero
del año en curso; hijo natural de Carlota Sánchez. Anastasio José
Calvo". Fué legitimado porteriormente con el matrimonio de su

- 82-

'.,¡
.. ...........,. ,.,...
- -·~- ...
1
.i
~~

madre con su padre natural, Julián Ortiz, y ordenado sacerdote con j


dispensa. En un sellado del año 1866 hace al Obispo su solicitud para l
su ordenación sacerdotal, "ad titulum linguae". 1
Muy escasos datos se ha podido recoger de este sacerdote. Su
legajo ·personal se encuentra de un modo incompleto en el Archivo
de la Curia Vol. IV N<? 37. Sólo se sabe de él que fué uno de los que
firmó la nota de felicitación que el clero asunceno dirigió al Mariscal
López el 24 de Junio de 1865.
Desapareció durante la guerra, como otros tantos sacerdotes.

32) PBRO. JOSE GREGORIO MORENO

Nacido en Pirayú, y ordenado sacerdote por Monseñor Basilio


López el 12 de Diciembre de 1856, y designado luego Cura Párroco
de Arroyos y Esteros y Excusador de Caraguatay. (Archivo de la
Curia Vol. 111 N9 28). Era hijo legítimo del Teniente José Félix Moreno
y Juana Luisa Ramírez.
Según el archivo parroquial de Caraguatay, el P. José Gregorio
Moreno actuó al frente de esta parroquia desde 1859 hasta el 25
de Setiembre de 1863. "El Semanario" del 28 de Julio de 1866 lo
nombra como Cura Auxiliar de la Recoleta, en cuyo archivo
parroquial se registran partidas de bautismos y defunciones con la
firma del P. Moreno hasta 1868. Después de este último vestigio de
vida parroquial, ya nada se sabe de él, habiendo luego desaparecido
por completo.
El nombre del P. José Gregorio Moreno figura entre los
felicitantes a López, en la nota tantas veces citada en. esta obra que
el clero de la Capital le dirigiera el 24 de Julio de 1865. Su firma
se registra en el Libro de Bautismos de la Catedral, año 1864, folio
27, como asimismo en los libros parroquiales de la Iglesia de San
Roque, en donde había administrado el sacramento del bautismo en ~
los años 1856, 57 y 58, como puede verse en el Libro 1, año 1856,
folio 38.
33) PBRO. SANTIAGO ·cARIA Y

Nació en ltá. Era hijo legítimo de Borja Cariay y Francisca Urú,


y ahijado de bautismo de José Domingo Yurupí. Juntamente con el
Padre José Domingo Guairaré, fué ordenado sacerdote el 19 de

83 -
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r!P'b'i~>U!fflfMt..?;iii4Alifi'f<tJP!f#'AAF4f4i!i!JJOif29't~fif.ijP+Mif!*WJJ!Q~:$.1'24#4.?'I

1 Octubre de 1852, y designado casi de inmediato como Cura de la


Villa del Divino Salvador. (Archivo de la Curia Vol. 111 N9 5 y Vol. 55).
Desde 1854 hasta 1856, sin que se pueda precisar los meses,
este sacerdot~, según el archivo parroquial de San Roque, había
actuado como Teniente Cura de dicha parroquia. Más tarde, en
Febrero. de 1866, se le encuentra como Cura Parroco de la ciudad
de Encarnación, cantando un "Te Deum" por el triunfo de Corrales,
y "El Semanario" del 24 de Febrero de 1866 trae en sus págin'as una
crónica sobre los actos religioscs realizados en Encarnación. Esta
crónica es la última referencia qua tenemos del Padre Santiago
5ariay, quien luego desapareció durante la guerra.

34) PBRO. NAZARIO DE JESUS SANCHEZ

Este sacerdote nació en Emboscada el 28 de Julio de 1824,


y era hijo legítimo de Rafael Sánchez y María Gregoria Domínguez.
Estudió en la Academia literaria y luego pasó a continuar sus
estudios eclesiásticos bajo la dirección de Mons. Basilio lópez, quien
lo ordenó de Presbítero en la nueva Catedral el 3 de Diciembre
de 1851 (Archivo de la Curia Vol. JI N9 20).
El 23 de Setiembre de 1852 fué nombrado Tenier.te Cura de
Villa del Ros'ario y Excusador de ltacurubí del Rosario y Reducción de
San José. El decreto de su nombramiento está suscrito por el Señor
Presidente de la República, Don Carlos Antonio lópez, como así
mismo todos los nombramientos de los otros Curas y Teniente~ Curas,
usando de este modo de su prete'ndido derecho del Patronajo.
Publicamos aquí como un ejemplo cómo se hacía en aquella época
tales decretos de nombramiento. "¡Viva la República del Paraguay!
Presidencia de la República. - Queda nombrado el Pbro. Ciudadano
Nazario Sánchez para Teniente Cura de Villa del Rosario, y
Excusador de la Iglesia Parroquial de ltacurubí del Rosario, debiendo
también atender a la pequeña Reducción de San José; y mando que
se le guarden las atenciones y respeto que corresponden a este
empleo, con cargo de enseñar y predicar, a la par de los dogmas
y la Religión, el sagrado vínculo del juramento nacional, de defender
y éonservar la libertad, la independencia y la integridad· de la
República, previniéndole que para entrar al uso del ejercicio de
dicho empleo, se presentará con este despacho al Rdo. Obispo
Diocesano, a prestar en sus manos el juramento que le ordena la

- 84-

. . . -.'i%tt-ri ··~~ .~_


-14it1·k ·, ... -al,.,.·-~~~.~~
ley·pa·tria, y para los efectos de la jurisdicción eclesiástica, debiendo
publicarse en cada una de dichas iglesias parroquiales en la forma
acostumbrada.
Para todo lo cual va firmado y sellado, previniéndose la toma
de razón en la Colecturía General. Asunción, Setiembre 23 de 1852
-el cuadragésimo de la Independencia Nacional- Carlos Antonio
López".
"A la misma fecha se tomó razón de este nombramiento en la
Colecturía General. Benito Varela - Mariano González, Interventor".
"En la ciudad de Asunción del Paraguay y veinte y cuatro días
del mes de Setiembre de mil ochocientos cincuenta y dos, compareció
personalmente en este Despacho del Juzgado Episcopal el Presbítero
Ciudadano Nazario Sánchez, poniendo presente a S. S. lma. el ••
Obispo Diocesano, el antecedente Supremo Despacho librado a su
favor por el Excmo. Sr. Presidente de la República, en que se sirve
nombrarlo Cura Teniente de la Villa del Rosario, y Excusador de la
Iglesia Parroquial de ltacurubí del Rosario y Reducción de San José;
en cuya virtud le recibió el juramento en él prevenido, y que lo hizo
por ante mí el infrascrito Notario Eclesiástico, a Dios Nuestro Señor,
in verbo Sacerdotis, tacto péctore, de sostener la Libertad y Soberanía
Nacional de Nuestra República; de no atentar directa ni indirecta-
mente contra el Supremo Jefe que la preside, y de preceder fiel y
.legalmente en el ejercicio del ministerio que se le confía. En
comprobación de todo lo cual firmo con S. S. lma. esta diligencia, de
que doy fe. Basilio, Obispo. Fidel Maíz, Notario Eclesiástico".
El Padre Sánchez fvé trasladado, como Cura Párroco de San
. Francisco de Atyrá por otro decreto del Superior Gobierno, de fecha
29 de Enero de 1856.
Otros datos no poseemos de este sacerdote, quien desapareció
también durante la Residente . ·

35) PBRO. JUAN FRANCISCO ZAYAS

Natural de San Lorenzo de la Frontera.· Sus datos personales


se encuentran en forma incompleta en el Archivo de la Curia Vol. 11
N9 11 y Vol. 55. Era hijo legítimo de Miguel Gerónimo Zayas y
Francisca García. Fué ordenado el 21 de Febrero de 1946.
Fue Teniente Cura de Villarrica en 1849, .y luego Cura Párroco
de Capiatá desde 1849 hasta 1858, como puede verse en los archivos

- 85

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parroquiales .de estas locaUdades,:En· ei a-rchivo pátroquial de San


... Roque consta que el P. ·Zayas -actuó -·par· algunos· meses en 1861
como Cura Auxiliar de esta parroquia.
· El histor~ador Pérez Acosta, en sU· obra "Obrero Máximo", tiene
publicada una circular dirigida por el Obispo Basilió López a varios
sacerdotes, entre los cuales esta ncmbrcdo éi'Cura de Capiatá, Pbro.
Juan Francisco Zayas. De Capia~á fué trasladado a la parroquia de
Areguá, en donde 1~ tomó ·la guerra. ''El Seman~rio" del.28 de Julio
y del 6 de Octubre de 1866, el del 9 de Noviembre de 1867, y el del
15 de Agosto de 1868 se ocupan ~é las do_naciories enviadas por el
·Cura Párroco de Areguá, Pbro. J. F. Zayas, para los heridos del
...
-.'~
Hospital y sol~ados de nuest_ro ejército.
La última noticia que se tiene de este sacerdote es su curato de
Areguá. Terminada la guerra, no se le. encontró por ninguna parte,
habiendo desaparecido durante la misma sin que se sepa dóndo ni
cómo.
36) PBRO. RAFAEL . RIOS

Natural de la Capital, e hijo legítimo de los _esposos Rafael Ríos


1':
y Purificación Costelví. Fué ordenado· en la Iglesia de Humaitá el 3
de Noviembre de 1866, conforme consta en el ArchivÓ de lo Curia
Vol. IV NC? 24.
Siendo a·ún Diácono, fué nombrado catedrático de latinidad del
•. Colegio - Seminario, y en tal carácter cobraba su sueldo trimestral
de cincuenta pesos, o partir del mes de Mayo de 1866. Su nombre
1.' •
aparece en la nota de felicitación '!Ue el clero asunceno remitiera a
López el 24_ de julio de 1865. S~scribió asimismo la. nota de protes-
to contra el Tratado de la Triple Alianza, como tombié:1 la nota de
~- felicitación al Mariscal López por lo resonante victoria de Curupayty.
"El Semanario" del 28 de Abril de 1866, con motivo de un
solemne funeral celebrado en la Catedral por los caídos en ltapirú,
dice en la crónica correspondiente: "Habló en el· fu.neral celebrado
en la Catedral el 1O de Abril de 1866 el Diácono Rafael Ríos". El
..
~
mismo periódico, de fecha 19 de Enero de 1867, hace referencia a un
t: sermón pronunciado por el P. Rafael Ríos en el Colegio-Seminario
~ .
r::
'•
en una fiesta celebrada en honor a la Inmaculada, Patrona de
dicha institución docente.

- 86-
Refiriéndose a la fiesta de San Bl~s, ·Patrono.,del Paraguay, del
año 1867 "El Semanario" del 3 de Febrero dice: "Celebró la Misa
de San Bias el Deán y Vicario Bogad"o, y ocupó la tribuna sagrada
el Pbro. Rafael Rí.os, y la procesión fué presidida por el Arcediano
Juan Evangelista Barrios". También fué el Padre Ríos quien tuvo a su
cargo el sermón de circunstancia el 16 de Octubre de 1867,
aniversario d~ la ascención al mando presidencial del Mariscal López,
como puede verse en "El Semanario" del día 19 del mismo mes año. ·
Estando lo guerra en pleno auge, el Padre Ríos falleció en lo -·
Capital, y fué sepultado en el Cementerio de la Recoleta ~1 25 de
Noviémbre de 1867. El acta de su inhumación se conservo en el
Libro JI de Defunciones, pág. 312, de lo Recoleto.
La señora Angela De los Ríos Ortúzar de Villalbo, con domicilio
en la calle 15 de Agosto y Estrella, sobrino segundo de este sacerdote, ~
nos ha proporcionado los siguientes datos: que el apellido original a
fué "De los Ríos", pero que por un decreto del dicta~or Francia se ·1
.'!
quitó lo "De 11 de todos los apellidos que la llevaban; que tres
hermanos de este sacerdote sobrevivieron a la guerra, y ellos son:
j1•

Guillermo De los Ríos, casado con Josefina Vierci; Félix De los Ríos, ...l
~
casado con Natividad López; y Basilio De los Ríos, casado con Manuela
Rojas de Arando. Todos ellos ocuparon cargos de importancia en las
·reparticiones públicas, en· la post guerra.
La señora de referencia conserva en su poder una hermoso
fotografío de su tro sacerdote.

37) PBRO. PEDRO P. AZUAGA

Nació en Yoguorón. Terminados sus estudios en el Colegio


Seminario, fue ordenado sacerdote· por Monseñor Basilio López el 6
de julio de 1855 (Archivo de la Curia Vol. 111, NC? 19), e inmedia-
tamente designado como Curo Párroco de Valenzuelo e Ybytymí,
cargo que lo ocupó hasta 1865, según consta .en los archivos parro-
quiales de estos pueblos.
Figuro su nombre entre los firmantes del clero asunceno contra
el Tratado de la Triple Alianza. En el libro de bautismos de la
parroquia de Pirayú, año 1854, .se encuentran algunos partidos de
bautismos administrados por e 1 Diácono Pedro P. Azuogo. Su
firma auténtico se registra en los archivos parroquiales de lo Ca-
tedral y la Recoleta. S~ fotografía figura .en el Album Gráfico
de 1911.

•. 87 -

e ,···dwwv +;w; •·é L « d'iHWh4 ·> •¡;¿ n:z.:: · · ... · .....,. ·....o:..,.:_ •
El Padre Azuaga, que estaba ocupando el Curato de Ybytymí
con la Excusaduría de lt'=lpé y Valenzuela, fue reducido a prisión
en junio de 1866 y conducido engrillado a la capital, en donde
parece haber recuperado su libertad, porque figura su firma en
algunos documentos posteriores. (Archivo de la Curia, casilla 191,

vol. 18).
El Padre Pedro P. Azuaga desapareció durante la guerra, sin
que ningún 'aato se haya podido recoger de sus últimos días y su
suerte final.
38) PBRO. ANDRES ARANDA

Absolutamente nodo referente a este sacerdote se conservll en


el Archivo de la Curia. Por ello no se ha podido fi¡ar el lugar
de su nacimiento, la fecha de su crdenació:1 sacerdotal, ni los cargos
que haya ocupado. Lo único cierto y documen~ado que tenemos
es que su firma figura entre los sacerdotes y clérigos que suscribie-
ron la nota de protesta contra el Tratado de la Triple Alianza.
El Padre Andrés Arando desapareció obscuramente durante la
guerra, como otros hermanos suyos de vocación y apostolado.

39} PBRO. GABRIEL NAZARIO SANCHEZ

A este sacerdote no hay que confundirlo con el P. Nazario de


Jesús Sánchez. Nació en VaiFnzuela y era hijo legítimo de Vicente
Sánchez y Josefa Pérez. El P. Azuaga, Cura Excusador de aquella
Parroquia, le practicó los informaciones canónicas para su ordena-
ción sacerdotal, en fecha de 17 de noviembre de 1865, ya en plena
guerra. Su legajo está incompleto. Este sacerdote desapareció tam-
bién entre las vorágines de la guerra.

40) DIACONO DONA TO GAMARRA

No consta en ningún documento el lugar de su nacimiento.


En la capilla de Paso Pucú recibió el diaconado el 17 de febrero
de 1868 de manos de Monseñor Palacios, quien algunos meses des-
pués fue reducido a prisión en San Fernando por orden de López,
y ejecutado luego en el mes de diciembre en lomas Valentinas.
Por la prisión del Obispo, el Diácono Gamarra no pudo ya recibir
el presbiterado.

- 88-

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~ijil'IJ'"• ......
,~ . --...,.......---..,--------~-~~----

-~

Este clérigo, estando sólo ordenado de órdenes menores, subs-


cribió la nota de protesta contra el Tratado de la Triple Alianza.
Después, estando · la guerra en su segunda mitad, aparece como
Secretario del Padre Fidel Maíz, cargo que mantuvo hasta su muerte,
acaecida un día antes de la batalla final de Cerro Corá. En tal
carácter firma, entre otras actas, la sentencia condenatoria del Obis-
po Palacios en lomas Valentinas, en diciembre de 1868.
luego de la dolorosa odisea de las cordilleras, el Diácono
Donato Gamarra, lo mismo que los Presbíteros Fidel Maíz y Justo
Romón, siguió al Mariscal hasta llegar a Cerro Corá, donde murió
de inanición un día antes de la batalla que puso fin a la guerra
contra la Triple Alianza.
A propósito de su muerte, el Padre Fidel Maíz h'a llegado a .1
contar a muchos de sus hermanos sacerdotes que, cuando él comu-
nicó al Mariscal la muerte por inanición de su Secretario Gamarra,
lópez le contestó: "El Diácono Gamarra se nos ha adelantado por
pocos días". la fotografía del Diácono Gamarra está en el Album
Gráfico.·

OTROS SACERDOTES DESAPARECIDOS

los siguientes sacerdotes: luciano Rodas, Juan Bautista Tala-


ve.ra, Felipe Coronel, Pedro Pablo Alcántara Rodríguez, José Morfa
Patiño y Juan Vicente Torres, probablemente tuvieron también al-
guna participación en aquella tremenda lucha de la guerra del 70.
Pero sus legajos personales se hallan incompletos en el archivo de
la Curia, y los datos de sus actuaciones en las distintas parroquias
del país solamente figuran hasta los años de 1863/64.
Esperamos encontrar nuevos documentos en los archivos nacio-
nales y eclesiásticos, que tienen que traernos algunas luces sobre
los referidos sacerdotes, todos ellos muy jóvenes todavía, según
constan en su partidas de bautismo, al estallar la guerra.

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CAPITULO IV

SACERDOTES SOBREViVIENTES A lA GUERRA


CONTRA LA TRIPLE ALIANZA

Tras un lustro de desolación tremenda, como no Jo había


experimentado nuestra patria en todo el trayecto de su historia,
sobreviviero:1 sólo treinta y tres sacerdotes de aquel clero, que, por
su número y eficiencia, hacía prever un promisorio porvenir de
floración cristiana en el Paraguay.
Sobrevino la gue~ra, y con ella un cúmulo de desastres en todos
los órdenes, como si el ángel del exterminio hubiese recorrido de
punta a punta el territorio nacional. Todo parecía indicar que el
futuro del Paraguay no iría más allá de las ruinas que se ofrecían
a la vista y de la desolación espiritual C!Ue. oprimía a la población
sobreviviente, y ciertamente un pueblo menos viril y de menor
aliento anímico habría acabado por sucumbir;. pero el resurgimiento
de la patria, que recurrió a las últimas fuerzas disponibles de la
raza, al poco tiempo llegó a ser una realidad. Como sacudiéndose
los hombros después de una catalepsia, se reavivó prontamente y
volvió a ocupar una posición digna en el concierto de los países
americanos.
La misión de los sacerdotes sobrevivientes en esta difícil etapa
de la historia, fue de primera importancia, de carácter fundamental,
sin lugar a dudas, ya que como base de la reconstrucción nacional
tenía que alentar una nueva esperanza. La esperanza inmortal en
la promesa de Cristo, esperanza que tiene que radicar en toda alma
cristiana como firme baluarte contra todo intento posible de la deses-
peración, se sobrepuso inmediatamente, merced a la difícil misión
cumplida por los pocos sacerdotes sobrevivientes. No cabe la menor
duda que el factor que más contribuyó a salvar a nuestro pueblo de
desesperar de su propio destino fue su cristianismo. Allá, en lo
más recóndito de su patrimonio anímico, palpitaba inextiguible esa

- 90-

'. -~~ .•.


fuerza espiritual, que tuvo la virtud de aflorar aún más intensa
cuando la suerte de todo un pueblo dependía de ella como una
condición indispensable.
Logrado este primer triunfo, fue ya tarea más fácil proyectar
sobre el fondo brumoso de la post-guerra la esperanza de la pronta
reconstrucción de la patria. El Paraguay tenía que resurgir de sus
propias ruinas, y mostrarse ante el mundo aún .más lozano en este
segundo período de su historia. E 1 nuevo destino de la patria
estaba trazado sobre la fe y la esperanza, y lo importante era
comenzar a andar. Ahora había que enfrentar la dura realidad,
echando mano a los escasos recursos restantes y sobreponiéndose a
toda clase de miserias para lograr el milagro de una patria nueva.
Los sacerdotes sobrevivientes, forjados en el dolor y el sacrificio,
con la cruz de Cristo y su amor indoblegable a la patria, tuvieron
no poco que hacer en el período de la reconstrucción nacional. Los
treinta y tres sacerdotes restantes, varios de ellos achacosos y enfer-
mos de tanto padecer durante la guerra, constituían todo el clero
paraguayo, y los treinta y tres tenían que cargar con el cuidado
espiritual de todo el Paraguay.
Tarea, sin duda alguna, desmesurada para sus escasas fuerzas
humanas, pero que legraron salvar en lo posible a fuerza de espí-
ritu y sacrificio. El mantenimiento de la fe católica en nuestro pue-
blo, su evolución ascendente y sus progresos, son obra inicial de
ellos. Tarea ímproba, que ha pasado desapercibida para la mayoría
de nuestros conciudadanos. Hoy, en que ya se hace sentir el recla-
mo de la justicia histórica en la revisión de nuestro pasado, los
sacerdotes sobrevivientes, que tanto dieron de sí con humildad y sin
ningún aparato exterior para la reconstrucción nacional y el man-
tenimiento de la fe tradicional de nuestro pueblo, no pueden pasar
ya como seres indiferentes a quienes nada les debe la patria.
Damos a continuación los nombres de los sacerdotes que sobre-
vivieron a la guerra contra la Triple Alianza, para luego ofrecer algo
de lo que hemos podido recoger de la vida de cada uno de ellos:
Presbíteros Manuel Vice:1te Moreno, Fidel Maíz, Claudio Arrúa,
Dionisia Riveras, Pedro Juan Aponte, Bias Ignacio Duarte, Daniel
Sosa, Mariano del Rosario Aguiar, Juan Carlos Casco, Tomás Anto-
nio Castelví, Gerónimo Becchis, Bernardino Sandoval, Juan Facundo
Gill, José Ignacio Acosta, Cecilia Román, José del Pilar Giménez,
Pedro Pablo Benítez, José del Carmen Arzamendia, Miguel de Dios
Pintos, Pedro Félix Caza!, Elíseo Díaz Cantero, Policarpo Páez,

- 91 -

- .... ~~...... '


G~r~nimo.. Do.lor~s Ortíz, )uan Isidro lnsaurralde, Claudio Astiga-
rraga, Eleuterio Benítez, Francisco Aguilera, Bartolomé Aguirre,
Feliciano Elizeche, Rufino Jara, José María Núñez, Alejandro Sosa
y Juan Antonio Corvalán.

1) PBJ~¿O, MANUEL VICENTE MORENO

Nacido en Limpio, era hijo legítimo de Diego Félix Moreno y


María Ramona Gómez. Fue prdenado sacerdote por Monseñor Ba-
silio López en 1849 (Archivo de la Curia Vol. 11, N9 12 y Vol. 55),
y designado el mismo año de su ordenación como Teniente Cura de
Ybytymr, como puede verse ·en el archivo parroquial de este pueblo.
Después fue Cura y Vicario Foráneo de San José de los Arroyos
desde el 6 de febrero hasta el 25 de mayo de 1857, e intercalado
hasta 1863, conforme consta en el archiv"o parroquial de San José
de los Arroyos. Fue También Cura de la Recoleta hasta 1867, y
al año siguiente se le encuentra como Cura Párroco de Santísima
Trinidad, como se registra en los archivos de estas parroquias.
El P. Manuel Vi~ente Moreno firmó la nota de felicitación que
el clero asunceno envió al Mariscal López el 24 de julio de 1865.
Su actuación durante la guerra no lo hemos podido precisar. Termi-
nada la guerra, fue nombrado Cura en Comisión de Villa Concepción
el 8 de diciembre de 1873.
A la terminación de la guerra, estando ocupado el país por
las fuerzas aliadas, encontróse al frente de la Iglesia del Paraguay
con el título de Vicario Apostólico Interino a Fray Fidelis Marra de
Abola, religioso capuchino de Nápoles, quien actuó como capellán
catsrense al servicio de las fuerzas aliadas del Brasil. En 1873 el
superior Gobierno retiró el exequatur al Admi.nistrador extranjero,
y convocó a una reunión a los pocos sacerdotes sobrevivientes. En
esta reunión se formó una terna, que fue llevada por el Enviado
Especial ante la Santa Sede, señor don Gregario Benítez.
De dicha terna resultó elegido el Pbro. Manuel. Vicente More-
no, sacerdote de reconocida y bien probada virtud, que prestó el
juramento constitucional de práctica en el Palacio de Gobierno el 31
de octubre de 1873. Este documento está firmado por Jovellanos,
Manuel V. Moreno, J. del R. Miranda, B. Ferreira, F. L. Cobriza,
Pbro. Daniel Sosa, Bias J. Duarte, Feliciano Elizeche y Claudia
Arrúa. El acta de la toma de posesión está suscrita por los Pres-
bíteros Bias J. Duarte, Feliciano Elizeche y Gerónimo Becchis.
(Archivo .de la Curia Doc. Hist.).

- 92
Poco tiempo después de su nombrami'ªnto:, el Administr-ador
Moreno enfermó de gravedad, y hallándose i-mposibilitado p(:lra
ejercer su cargo, lo delegó o favor de su Secretorio, Pbro. Fidel Maíz,
el 11 de moyo de 1 87 .4. El acto de la delegación del cargo llevo
los firmas de: Moreno, Duorte, Arrúa y Pedro Pablo Benítez. Algu-
nos días después, 30 de mayo de 187.4, foll~ció el Podre Manuel
Vicente Moreno.

2) PBRO. FIDEL MAIZ

Nació y murió en Arroyos y Esteros. En el Archivo de lo Curip,


según los apuntes inéditos del Podre Tomás Aveiro, no obro ni uno
solo letra referente o este sacerdote; solamente se conservan .sus
legajos perso'nales correspondientes a la post-guerra. Pero como
ha sobrevivido por mucho tiempo o la guerra y escrito numerosas
obras, se tiene uno rico documentación sobre su vida y sus obrqs.
En 1850 siendo aun clérigo minorista, fue nombrado Notario
Eclesiástico Interino por Monseñor Basilio López, quien lo ordenó
de sacerdote el 2.4 de abril de 1853. Fue nombrado luego Cura
Interino de Arroyos y Esteros, su pueblo natal, el 13 de octubre de
1856, y posteriormente fue designado Rector del Seminario Conciliar,
en virtud de un decreto del Superior Gobierno, disposición oficial
que llevo la fecha de 14 de marzo de 1859. Cabe destacar que
fue el primer Rector del Seminario Conciliar.
El 16 de octubre de 1862 asistió como diputado por Arroyos
y Esteros al Gran Congreso de la. Nación, convocado por el Briga-
dier Francisco Soldno lópez, Vice. Presidente de lo República .en
ejercicio por lo muerte de don Carlos Antonio lópez. En dicho
Congreso, varios diputados, entre ellos el Podre Fidel Maíz, se ma-
nifestaron .opuestos a la exaltación al poder supremo del General
Francisco Solano iópez con las mismas. atribuciones extraordinarias
y absolutas de su finado padre. El P. Fidel Maíz quería dar a la
Nación un Congreso Parlamentario, y que por esta causa fue "víc-
tima de la tiranía de López", como lo dice él mismo en la página .40
de "Breve Reseña Histórica".
Esta actitud adoptada en el Congreso le valió al poco tiempo·
el encarcelamiento y lo destitución del Rectorado del Seminario Con-
ciliar, por un decreto del Superior Gobierno. Se le formó luego un
Tribunal Civil y otro Eclesiástico. El Tribunal Civil estaba compues-
to por el General Wenceslao Robles, José Falcón, Carlos Riveros, y

-93- ',t

1
......
como Escribano, Silvestre Aveiro. El Tribunal Eclesiástico estaba
integrado por el Obispo Palacios, por el Deán Eugenio Bogado, y
el Cura Rector de la Catedral, Pbro. José Gaspar Téllez, y como
Secretario actuaba el seminarista Ortigoza. Ante ambos tribunales
declararon varios sacerdotes como: Pedro Nolasco Aquino, Cura de
Pirayú; Francisco Solano Espinoza, Cura de Tacuatí y de lima;
Elíseo Patiño, Teniente Cura de Lambaré; Fermín Valdovinos, Cura
de Belén; y Policarpo Páez, Cura de Concepción.
El P. Fidel Maíz estuvo en la cárcel desde el 4 de diciembre
de 1862 hasta el 8 de septiembre de 1866, principalme:1te por ha-
berse opuesto con Benigno López y otros varios diputados en el
Congreso del 16 de octubre de 1862 a la exaltación de Francisco
Solano lópez al poder absoluto como queda dicho. Su encarcela-
miento hubiera seguido indefinidamente de no haberse presentado
un caso inesperado.· En medio de la tremenda lucha, a sc¡mgre y
fuego, de la guerra contra la Triple Alianza aparecieron en las
líneas paraguayas, en Paso Pucú, algunos r.úmeros del diario bo-
naerense 11 La Tribuna 11 , que traía publicada en grandes letras la
Bula del Papa Pío IX, que instituía Arzobispado la Iglesia de Buenos
Aires, haciendo sufragánea de ella la del Paraguay.
Como es de imaginarse, y dados los momentos circunstanciales
de la guerra, este hecho vino a herir profundamente los sentimien-
tos patrióticos del Mariscal López, del Clero Nacional y de todo el
pueblo paraguayo, que no querían ni podían reconocer autoridad de
ninguna índole sobre el Paraguay de parte de Buenos Aires. El
artículo que comentaba la bula pontificia decía además en una parte:
"que en celebración de tan magno acontecimiento se ordenaba un
repiqueteo general en todas las iglesias de la nueva Provincia
Eclesiástica".
lópez, que consideraba este hecho como insólito, quería hacer
refutar la bula de referencia como una expresión de protesta de
parte del Clero Nacional y de todo el pueblo paraguayo, que se
estaba batiendo en guerra con la Argentina. Recurrió a las personas
a quienes consideraba capaces de escribirle una refutación contun-
dente; pero nadie pudo escribirle un artículo conforme a su deseo.
Entonces fue cuando el poeta Natalicio Talavera, que conocía la
sólida preparación intelectual y la elegante pluma del P. Fidel Maíz,
le recomendó a lópez que le confiara la redacción de dicho artículo.
El Mariscal se dejó persuadir, y ordenó telegráficamente que el
P. Fidel Maíz fuera sacado de la cárcel y conducido de inmediato

- 94-
~ .1. - . '•

al campo de operaciones. Con un centinela de vista fue sacado de


la cárcel el 8 de septiembre de 1866, conducido a Humaitá, y de allí
al Campamento de Poso Pucú.
Para mejor fortuna suya sobrevino pocos días después la gran
victoria de Curupayty, y el héroe inmortal de aquella jornada glo-
riosa, el General José Eduvigis Díaz, que en otro tiempo, siendo
Jefe de Policía, mandara engrillar al P. Fidel Maíz en su calabozo,
esta vez intercedió por él ante López y le aseguró definitivamente
la libertad "¡Curupayty! . . . Lugar de mi segundo nacimiento ... "
dice el P. Fidel Maíz en su obro "Etapas de mi vida".
Efectivamente el Podre Maíz redactó a satisfacción de López
un artrculo de protesta contra la Bula de Pío IX, que fue publicado
en "El Semanario" de fecha 2 de febrero de 1867. Una buena
cantidad de ejemplares de esta edición fue remitida a las líneas
enemigas.
Luego de escribir este artículo, el P. Fidel Maíz, a insinuación
del mismo López, pronunció un discurso de retractación pública en
uno de los banquetes celebrados en Paso Pucú por el triunfo de
Curupayty, discurso que también fue publicado en "El Semanario"
de fecha 19 de diciembre de 1866. El Mariscal manifestó entonces
en público que al hombre que ha caído, pero que ha sabido levan-
tarse, él le perdonaba todas las culpas, todos sus delitos políticos.
Desde entonces el Padre Maíz pasó a merecer la confianza de López,
a quien siguió hasta el mismo Cerro Corá como un instruménto
abyecto, según algunos historiadores.
En Lomas Valentinas, con el Padre Justo Román, nombrados
ambos Fiscales de Sangre por el Mariscal López, instruyeron la sen-
tencia condenatoria al Obispo Diocesano del Paraguay, Monseñor
Manuel Antonio Palacios y al Vicario General Deán 'Eugenio Bogado.
Este dictamen fue elevado al Mariscal López el 1C? de diciembre de
1868, y al Consejo de Guerra el día 17 del mismo mes y año.
Cayó luego este documento, que reproducimos en el apéndice de
esto obra, en monos de los argentinos, y fue publicado por primera
vez en 1872 en el periódico corre;1tino "El Argos". Una copia de
este documento obra en el Archivo Nacional Vol. 355, año 1868,
y está publicado en "Documentos Históricos" de Juan Silvano Godoy.
El lector, con sólo una ligera lectura, podrá darse cuenta que de
punta a punta este dictamen está plagado de regalismos.
Esta etapa de la vida del Padre Maíz, vale decir, desde su
"segundo nacimiento" hasta la batalla final de Cerro Corá, se hizo
tristemente célebre ante la historia patrio por su funesta actuación

- 95-
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r ' .

como Fiscal de Sangre, cargo que le encomendó lópez para probar


su fidelidad. ·El supo satisfacer al que lo hebra libertado de la
J' córcel, y en todo momento se condujo como elemento incondicional
bajo los designios de López. Desde Paso Pucú hasta Cerro Coró
( se mantuvo en su puesto de Fiscal de Sangre a fuerza de empeñarse
constantemente en cumplir las órdenes recibidas, cuyo cumplimiento
r;· al fin yal ·cabo tenía para él en aquellos tétricos momentos la tre-
1 menda significación de vida o muerte.

L Dadas las circunstancias cada vez más angustiosas que estaba
viviendo el país, es fócil de figurarse que el Padre Maíz tuvo nu-
1' merosas actuaciones en su triste papel de Fiscal de Sangre. Pero
1 de todos los dictámenes condenatorios que haya suscrito, ninguno
1 revela mós su abyección y servilismo que el que instruyó a su pro-
~ pio Obispo, a quien sabía inocente del delito de conspiración que
~
~
se le atribuía, como después él mismo "lo confesara, pero al que no
,. obstante ello le condenó, porque no tenía él coraje de ser ni m6rtir
r ni héroe. Este, mós que cualquier otro, es un punto negro, un ver-
~ dadero baldón en la historia de este sac.erdote, que todo lo sacrificó,
sus convicciones y su honor sacerdotal y ciudadano, por el excesivo
~· apego que al parecer tEmía a la existencia.
t
Desempeñando 'siempre su papel de Fiscal de Sangre, y asimi-
lado al grado de Coronel del Ejército, siguió fielmente al Mariscal
a través de todas las penurias hasta llegar a Cerro Coró. Altr cayó
prisionero, y como tal fue 'co·nducido a Río de Janeiro. Estando ya
prisionero escribió una carta ai'Conde D'eu, documento que repro-
ducimos en el apéndice de está obra.
De Río de Janeiro regresó al país después de ocho meses de
prisión, y poco después de ·llegado ·a la Capital fue Cura Pórroco
de la Encarnación~ En 1874 ·llegÓ' a ser Administrador Interino de
·la Diócesis, por fallecimiento del Padre Manuel Vicente Moreno, de
. quien era Secretario. la toma de posesión del cargo tuvo lugar el
3 de junio de 187 4, y el acta correspondiente lleva las firmas de:
Fidel Maíz, Daniel Sosa, Geróninio Becchis, Bias Duarte, Salvador
1 ~. Jovellanos, B. Caballero, Germán Serrano, B. Gill y Patricio Escobar.
(Archivo de la Curia - Doc. Hist.) .
. .Contrariado siempre en el ejercicio de su cargo, el Padre Fidel
Mafz presentó renuncia en 1877, y algún tiempo después se marchó
.a Roma acompañado del Enviado Extr~ordinario y Ministro Pleni-
-potenciario ante la Santa Sede, don ·José del Rosario Miranda. De
Roma· -volvió absuelto.· de todas las censuras que pudieran haber

·--96·-
\W_u::zu¡¡

pesado sobre él por haber instruido, como Fiscal de Sangre, dictamen


condenatorio a su propio Obispo, al Vicario General y a varios her-
manos suyos sacerdotes,
De regreso al país, fue designado Cura Párroco de Arroyos y
Esteros, su pueblo natal~ en donde falleció el 9 de marzo de 1920,
medio siglo después de la terminación de la guerra contra la Triple
Alianza, En esta última como larga etapa de su vida, el Padre
Maíz se dedicó por completo a su misión sacerdotal y a la educa-
ción e instrucción de la niñez y de la juventud de su pueblo. Fundó
una escuela, la de "San Francisco de Asís" de la que· fue director
por más de treinta años, y que hoy lleva su nombre.
Hombre de talento superior y escasas virtudes, conoció todas
las flaquezas humanas y el pecado; pero al igual que los grandes
santos como Pablo y Agustín, que tuvieron dos etapas bien delimi-
tadas en su vida, supo levantarse, acreditar una conducta digna en
todo el largo período de su existencia de la post-guerra, hasta llegar
a convertirse en una figura patriarcal.
En tono de notable humildad, ha llegado a confesar repetidas
veces estando en compañía de hermanos sacerdotes que no ha tenido
virtud bastante para ser mártir, ni valor suficiente para ser héroe. ~

1
En repetidas oportunidades ha confesado que las circunstancias le -,1
han colocado en la angustiosa alternativa de ser el yunque o el
martillo, y que por excesivo apego a la vida ha preferido siempre
ser el martillo. La misma Santa Sede, en consideración a esta sencilla
humildad, al arrepentimiento demostrado, y teniendo en cuenta los
difíciles momentos que tuvo que afrontar, le había absuelto de todos
los graves cargos que pesaban sobre él.
Escribió él mismo su auto defensa en estos términos: "La poste-
ridad que ha de juzgarme sin pasión, ha de mirarme en el cuadro
de mi tiempo y de acuerdo con las leyes del medio y del momento
ha de buscar la clave de mis actos para ser justiciera. Y yo des-
canso tranquilo en ese veredicto del porvenir. Serví a mi patria
en medio de la tormenta de la muerte y caí con los últimos en el
último campo de batalla.
Si la ley era rígida, cruel, bárbara, si se quiere, yo no podía
apartarme de su letra y de su espíritu, ni puedo ser responsable
ante la historia de lo que no fue obra de mi voluntad, ni estaba en
mis manos modificar. Obré con Las Partidas en .la mano, en medio
de las batallas, frente al enemigo que nos empujaba en trágicas
retiradas ... La verdad_ brilla y brillará porque es grande y luminosa
c:omo Dios".

- 97-

'!"

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Como· intelectual y literato, todos los autores están conformes


en destacar su primerísimo puesto entre los escritores nacionales. El
mismo Masterman, en su obra "Siete años de aventuras en el
Paraguay", aue tan duro se muestra en censurar de ignorante al
clero paragu~yo, no trepida en decir en el Capítulo V que el Padre
Maíz "tenía un gran talento y mucho saber". Carlos R. Centurión,
Cecilia Báez y otro autores lo colocan entre los mejores literatos
paraguaycs. Escribió "Etapas de mi vida", y una buena cantidad
de opúsculos, de innegable valor histórico y literario. Es autor
asimismo, con Mons. Hermenegildo Roa, de la obra "Breve Reseña
Histórica de la Iglesia de Asunción".
Siete años antes de su fallecimiento, celébró conforme se registra
en la Revista Eclesiástica, año 1913, sus Bodas de Diamante
Sacerdotales el 24 de Abril de 1913, vale decir, 60 años de sacerdocio.
Murió en Arroyos y Esteros en avanzada ancianidad el 9 de Marzo
de 1920, y su pueblo natal, en donde silenciosamente había venido
difundiendo en torno suyo todo el bien que puede esperarse de un
sacerdote arrepentido, le lloró como a un gran benefactor.
Su fotografía está en su obra "Etapas de mi vida", como también
en el Album Gráfico. En nuestros días, dentro de la jurisdicción del
pueblo de Juan de Mena, existe una Colonia que lleva el nombre del
Padre Fidel Maíz.

3) PBRO. CLAUDIO ARRUA

Nació en Limpio. Fué ordenado sacerdote por Monseñor Basilio


López en 1853. Durante la guerra se le encuentra como Cura Párroco
de Villa Oliva, dato que se puede constatór en "El Semanario" del
4 de Setiembre de 1866.
Terminada la guerra, fué Convencional por Luque al Congreso
de 1870. Después de este acontecimiento se le encuentra como Cura
'de San Lorenzo de Campo Grande y de San Lorenzo de la Frontera
(Ñemby), y posteriormente de Villeta, desde el 16 de Agosto de 1896
hasta el 8 de Febrero de 1897. Más tarde estuvo al frente de la
parroquia de Luque, en donde falleció el 12 de Julio de 1907. Sus
restos mortales descansan en la Iglesia parroquial de esta ciudad.
En dos ocasiones fué Administrador de la Diócesis del Paraguay:
cuando, para llenar la vacancia ocurrida por renuncia del Padre
Fidel Maíz, el Superior Gobierno lo nombró p~ra ocupar este cargo
el 24 de Agosto de 1877, y cuando Monseñor Aponte se hollaba

- 98-

. ,· ' 5hP '!feein- .;·t,


·~
gravemente enfermo, prox1mo al desenlace final. Esta segunda vez
desempeñó el cargo hasta la consagración episcopal de Monseñor
Juan Sinforiano Bogarín, que tuvo lugar el 3 de febrero de 1895.
Siendo Administrador de la Diócesis, el Padre Arrúa bendijo el
27 de Agosto de 1893, la piedra fundamental del actual templo de la
Encarnación. Cabe destacar que el P. Arrúa figuró dos veces en la
terna enviada a Roma para la provisión del Obispado de Asunción.
En la primera, integrada por Aponte, Arrúa y Riveros, ocupó el
segundo puesto, y en la segunda, integrada por Juan Sinforiano
Bogarín, Claudio Arrúa y Narcisb Palacios, ocupó también el segundo
puesto. Su fotografía está en "La Convención Constituyente", por
Héctor F. Decoud.

4) PBRO. DIONISIO RIVEROS

Natural de San Lorenzo de la Frontera {Ñemby). Ordenado


sacerdote por Mons. Basilio López el 26 de Octubre de 1857. Archivo
de la Curia Vol. 111 N9 35). Era hijo legítimo de Pedro Pablo Riveros
y Josefa A. Arostegui. ·
Siendo Cura Párroco de San Lorenzo del Campo Grande, firmó
con los vecinos más caracterizados de esta lc;>calidad la nota de
protesta contra el Tratado de la Triple Alanza. "El Semanario" del 28
de Abril de 1 866 se refiere a esta nota de protesta llegada a la
Capital. El mismo periódico, de fecha 19 de Junio de 1867, habla
de las donaciones enviadas por el Cura de San Lorenzo, Pbro.
Dionisio Riveros, para los heridos del hospital.
En el período de la post-guerra fué Administrador de la Diócesis, ·
elegido en Roma el 11 de Diciembre de 1877. Entró a ejercer el cargo
en 1878, y falleció al año siguiente el día 22 de Agosto. (Breve Res.
Hist., pág. 41 ).
La firma auténtica del P. Dionisio Riveros obra en el Libro de
Bautismos, año 1860, pág. 103, de la Iglesia Catedral.

5) PBRO. PEDRO JUAN APONTE

Nació el 26 de Junio de 1820 en Quyquyhó. Fué ordenado


sacerdote por Mons. Basilio López el 19 de Octubre de 1852. {Archivo
de la Curia Vol. 11 N9 33, y Breve Res. Hist. pág. 42).
Fué Cura Párroco durante 15 años de Yhacá-Guazú, de donde
enviaba contribuciones para los heridos del hospital. "El Semanario"

- 99 ·-
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del 1O de Noviembre de 1S66 habla de las contribuciones enviadas
por el Cura de Yhacá-Guazú, Pbro. Pedro Juan Aponte. Terminada
la guerra fué diputado por este pueblo al Congt·eso Constituyente
de 1870.
Cabe destacar que el P. Aponte fué el primer Obispo Diocesano
del Paraguay en el período de la post-guerra. Para formar la terna,
que luego fué enviada a Roma, se llevó a cabo una reunión del
clero en la Curia Episcopal. Esta reunión, a la que asistió el Ministro
José Segundo Decoud, fué convocada por el Administrador de la
Diócesis, Mons. Dionisia Riveras, a 'pedido del Superior Gobierno.
Se conserva en el Archivo de la Curia el acta de esta reunión, en la
que la terna quedó integrada por los Presbíteros Arrúa, Riveros y
Aponte, resultando elegido este último.
La ceremonia de la consagración episcopal tuvo lugar el 19 de
Octubre de 1879 en la Iglesia Catedral de la Asunción. Esta
consagración la recibió de manos de Mons. Angelo di Pietro, Delegado
Apostólico de Roma, quien al cabo de algún tiempo llegó a ser
Cardenal. Mons. Aponte inauguró el 4 de Abril de 1880 el Seminario
Consiliar, confiando su dirección a los Padres Lazaristas.
f Luego de regir la Iglesia del Paraguay por espacio de 12 años,
~. falleció Monseñor Aponte en la Capital el 14 de Setiembre de 1891.
Sus restos mortales descansan en la nove central del presbítero de
la Catedral de la Asunción. Su fotografía está en el Albun Gráfico,
en 16 sala del Arzobispado, y en el Seminario Metropolitano,
., institución ésta que fué fundada durante su obispado, 4 de Abril
de 1880, como queda dicho.
Producido su fallecimiento, el Secretorio de la Curia
Metropolitana remitió al Ministro de Culto la siguiente nota:
"Señor Ministro de Culto e l. Pública: Don Facundo lnsfrán.
Excmo. Señor: Acaba de pasar a mejor vida el Jefe de la Iglesia
Paraguaya, el de feliz memoria don Pedro Juan Aponte. Suplico
o V. E. se digne secundar la voz pública así como los ardientes votos
del pueblo paraguayo, tributando al finado Prelado todos los honores
que como· a digno jefe de la Diócesis le son debidos. Dígnese pues
tomar todas las medidas requeridas al efecto.
"Con sumo pesar de mi alma participo a V. E. el fallecimiento
de nuestro di g n í si m o obispo del Paraguay. Narciso Palacios,
Secretario''.
El Ministro de Cult_o respondió a esta nota en los siguientes
términos:

- 100-
11
Asunción, Setiembre 15 de 1891. Señor Secretario de la Curia
Eclesiástica, Pbro. don Narciso Palacios. Acuso a Ud. recibo de la
nota con fecha de hov, en. la aue sirve comunicar a este Ministerio la
infausta nueva del f~llecimie~to de S. S. Ilma. el Obispo Diocesano
don Pedro Juan Aponte, cuya pérdida, no cabe duda, deja un gran
vacío y llena de luto y sentimiento a la población entera; pero por
otro lado trae consigo la resignación este irreparable acontecimiento,
sabido como es que aquella digna alma se hallará gozando de los
justos.
11
Al dejar así contestada su atenta nota, cábeme la satisfac-
' 1

ción de expresarle que el Ministerio hará cuanto sea posible para


ser tributado los honores debidos a la alta jerarquía del llustrfsimo .. ,
Prelado. 1

"Con tal motivo saluda a Ud. atentamente. F. lnsfrán".


En consideración a la alta jerarquía del extinto y en cumpli-
miento de un deber, el Poder Ejecutivo expidió el decreto que trans-
cribimos, y" que apareció en "La República" del 14 de septiembre
de l891: ...
1
'Asunción, septiembre 15 de 1891. Habiendo fallecido S. S. , ..
lima. El Obispo Diocesano don Pedro Juan Aponte; El Presidente .
de lo República decreta: Artículo 19 - Las oficinas públicas per-
manecerán cerradas el día de mañana, el 16 del corriente, y de-
clárese de duelo este y los dos subsiguientes debiendo permanecer
la Bandera Nacional hada a media asta. Art. 29 - El Ministro de
Guerra queda encargado paro tributarle los honores militares que
corresponden a su alto rango. Art. 39 - Quedan invitados todos
los empleados civiles y militares a concurrir o las exequias que se
celebrarán mañana a las 8.30 a. m. en lo Iglesia Catedral. Gon-
zález, José T. Sosa, F. lnsfrán, Venancio V. López, Juan B. Egusquiza.
El mismo diario, de la misma fecha, trae el siguiente artículo
que reproducimos a continuación:
"Mons. Pedro J. Aponte. Después de veinte y cinco días de
una penosa enfermedad ha bajado a la tumba el virtuoso Prelado
Mons. Aponte, que por espacio. de más de doce años ha sido el Jefe
de la Iglesia paraguayo.
11
Ha fallecido en la noche de ayer o las 8.40 p. m. entre el
.1
sentimiento general de deudos y amigos, de todo un pueblo que le

veneraba, y dejando un vacío que difícilmente podrá llenarse al '1~
considerar el celo que siempre desplegó por el bien de la Iglesia y )•l.
su existencia modesta y ejemplar.

- 101
'(Varón probo y honrado, poseía al mismo tiempo la difícil
cualidad de ser de un carácter firme, condición tan rara de unir
con la modestia y tan altamente necesaria para el elevado puesto
que ocupaba.
"Durante el tiempo que ha estado al frente de la Iglesia del
país, ha sabido sin ostentación. ni ruido ir conciliando las volunta-
des y predisponiendo los ánimos, para que siempre dejaran un buen
resultado en beneficio de su Diócesis.
"La misión que le estaba encomendada era harto escabrosa, y
sin embargo realizaba su cumplimi·ento con humildad y firmeza tal
como convenía, como representante en la Nación, del Poder
Espiritual.
"Su vida ha sido e!empJo de virtudes dignas de imitar y la
noticia de su muerte ha producido un general sentimiento de pesar.
"Consagrado siempre a sus deberes se le veía con harta fre-
cuencia en la campaña a pesar de su edad avanzada preocupado
del bien general, viviendo con la mayor modestia y sencillez y pro-
curando con evangélica pacie:1cia no solamente llenar, sino exce-
derse en el cumt=flimlento de su cometido. Como comprendemos el
interés que despierta esta sen3ible pérdida damos una ligera bio-
grafía del extinto.
"Mons. Aponte era hijo legítimo de don Juan Tomás Aponte
y doña Josefa Vargas lsea. Nació en el partido de Quyquyhó el 26
de junio de 1820, donde hizo sus estudios de primeras letras. A
la edad de 24 años ingresó en el Seminario de esta Capital, reci-
biendo las órdenes del Presbiterado en el año 1853.
11
Cantó la primera misa en el pueblo de su nacimiento luego
de hacerse .cargo de los curatos de los pueblos de San torenzo de la
Frontera y del Campo Grande, desempeñando dichos cargos por
espacio de 1O años.
"En octubre de 1863 fue nombrado Cura Colado de Yhacan-
guazú donde permaneció 15 años. En 1878 pasó a Villarrica desem-
peñando el cargo de Vicario Foráneo, habiendo recibido en este
punto su nombramiento de Jefe de la Iglesia, y bajó a esta capital
el 24 de septiembre de 1879 para recibir la consagración de Obispo
Diocesano el 19 de octubre de 1879.
¡, "Como puede observarse por estos datos, su vida harto conocí-
da, ha estado siempre dedicada y ceñida a los deberes del sacerdo-
cio. Paz en su tumba".

- 102 -
.
1 ~
........

6) PBr<O. BLAS IGNACIO DUARTE·

Era natural de Acahay. Fue bautizado en la Iglesia de su pue-


blo natal el 17 de junio de 1827, por el Cura Párroco de dicha parro-
quia, Pbro. Juan José Encina, habiendo nacido el. 2 de febrero del
mismo año, e hijo legítimo de Antonio Duarte y María Núñez.
Fue ordenado sacerdote por Monseñor Basilio lópez en 1852,
e inmediatamente designado Curo de Carapeguá, de .donde fue
luego trasladado a Santiago de los Misiones. (Archivo de la Curio
Vol. 111, NC? 3 y Vol. 55). Desde 1856 o 1864 aparece como Cura
Párroco de San Ignacio -y Santiago, y desde 1863 como Vicario Fo-
ránea de Santa Rosa. ("Ol;>rero Máximo'' de Juan Francisco Pérez
Acosta).
El Padre Duarte acompañó como Capellán al ejército coman-
dado por Estigarribia, y cayó prisionero en Uruguayana. De allí
fue conducido a Buenos Aires, en donde se pasó todo el tiempo de
la guerra, y de donde regresó al Paraguay a principios de 1 870.
Una vez en el país, pasó a ocupar el Curato de San Roque, y des-
. pués el de la Catedral. En 1875 se le encuentra como Cura Inte-
rino de Villeta.
Cuando en 1879 Monseñor Aponte tomó posesión del Gobierno
de la Diócesis, eligió al Padre Duarte como Secretario de la Curia.
En 187 4, en la Revolución del Comandante Molas, el Padre Duarte
actuó como Capellán de las Fuerzas de Gobierno, y por segunda
vez cayó prisionero en poder de los revolucionarios, en Trinidad.
Su fotografía figura en el Album Gráfico.

7) PBRO. DANIEL SOSA

Nacido en Villa de S. Pedro en 1823. Era hijo leg. de Pedro An-


tonio Sosa y Felicia Valdés, siendo su padrino Faustino Lamas. Fl'r-
man como testigos el informe elevado al Obispo para su ordenación
sacerdotal, en Asunción a los 27 de febrero de 1849, los señores José
lldefonso Machaín, Félix Egusquiza, Pascual Marín, Gerónimo Jove-
llanos y Bernardino lamas. Estudió e:1 la Academia Literaria y fue
premiado por el Supremo Gobierno, do;1 Carlos Antonio lópez, como
el más aventajado alumno de su promoción. Ordenado sacerdote
en 1849 por Monseñor Basilio lópez, y designado Cura de San Esta-
nislao y después de San Roque. (Arc~ivo de la Curia Vol. 11, NC? 18).
Según los libros pa'rroquiales de San Roque, el P. Daniel Sosa fue

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Teniente Cura de esta parroquia en los años 1859 y 60, y Cura


Párroco de la misma de 1862 al 67. Fue nombrado examinador
sinodal con el Padre Justo Román en 1861.
En 1851 se le encuentra al Padre Sosa en Tobatí, celebrando
un curioso entierro de un vivo, de don José Tomás Cantero. Ente-
rado del caso el Presidente de la Repüblica, don Carlos Antonio
López, envió inmediatamente una nota de protesta a su hermano,
Mons. Basilio López, por tan desacostumbrado hecho.
Este documento está publicado en la obra "Carlos Antonio Ló-
pez, Obrero Máximo" de Juan Francisco Pérez Acosta, hermano de
los sacerdotes Ernesto y Fernando Pérez Acosta. En dicha obra este
ilustrado historiador paraguayo ha dedicado un capítulo a la Curia
Eclesiástica, muy especialmente a Mons. Juan Sinforiano Bogarín,
sobre el Clero Paraguayo antes de la Guerra contra la Triple Alianza.
Todos los documentos publicados en esta obra están sacados de los
libros administrativos de aquella época, que obran en el Archivo
Nacional. Hay que tener en cuenta que entonces los Curas Párrocos
y demás sacerdctes gozaban de sueldo del Estado; pero en cambio
el· Gobierno percibía los diezmos pertenecientes a la Iglesia.
La fotografía del P. Daniel Sosa está en el Album Gráfico.
El Padre Sosa fue Cura Párroco de la Catedral desde 1870 al 80,
intercalado.

8) PBRO. MARIANO DEL ROSARIO AGUIAR

Este sacerdote nació en ltapé, y fue ordenado el 1 5 de octubre


de 1862 por Mons. Juan Gregorio Urbieta. (Archivo de la Curia
Vol. IV, NC? 17). Era hijo legitimo de los esposos Basilio Aguiar y
María Rita Velázquez. (Colegió-Seminario. Archivo Nacional Vol.
96, NC? 1.043).
Siendo estudiante fue despedido con otros varios compañeros
del Colegio - Seminario el 7 de abril de 1858, y conducido, por
orden del Presidente de la República don Carlos Antonio López, a
la marina, a bordo del vapor de guerra "Tacuarí" para prestar allí
su servicio militar. No consta el tiempo (!Ue estuvo en la marina,
ni en oué fecha fue nuevamente admitido en el Seminario.
Algunos años después "El Semanario" del 15 de agosto de 1866
trae esta corta referencia sobre él: "Celebró en la Catedral el Vi ca-
rio General, Deán Bogado, y ocupó la Cátedra Sagrada el Pbro.
Mariano Aguiar". El mismo periódico, de fecha 24 de febrero de
1866, dice que este sacerdote habló en el solemne funeral celebrado

- 104-
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en lo Iglesia Catedral por los caídos en la batalla de Corrales. En


los años 1865/66, fue Teniente Curo de lo Parroquia de La En-
carnación.
Según el historiador Carlos R. Centurión, el P. Mariano Aguiar
era uno de los colaboradores del periódico "Aurora". (Historia de
los letras Paraguayos. Tomo 1, pág. 225). Durante la guerra, en
el tiempo preciso en que menudeaban las ejecuciones, el Padre
Aguiar estuvo a punto de ser fusilado en Lomas Valentinas, cuando
fue libertado por el Padre Fidel Maíz el 28 de septiembre de 1868,
juntamente con el Padre Gill. Puede verse al respecto la "Tabla de
Sangre" del General Resquín.
En el perfodo de la post-guerra el Podre Águiar fue Cura 1 .,

Párroco de San Roque, la· Encarnación, lambaré, San José de los .~,
Arroyos, Valenzuela, ltapé, Ybytymí, etc.... como puede verse en
los archivos de estas parroquias. Su nombre se registra en los
libros de las citadas parroquias, y en las crónicas del Seminario
Conciliar, año 1888.

9) PBRO. JUAN CARLOS CASCO

Nacido en ltauguá, y ordenado sacerdote por Mons. Manuel


Antonio Palacios en enero de 1865, con los Padres Juan Isidro ln-
saurralde y Juan de Mata Ortellado. Era hijo legítimo de Vicente
Casco y Carlota Gorda. Fue otro de los feiicitantes al Mariscal lópez
el 24 de julio de 1865.
Sirvió en el ejército como capellán, cayó prisionero en Cerro
Corá, y conducido como tal a Río de Janeiro.
Según consta en el Archivo de la Curia, Vol. IV, NC? 28, el
P. Juan Carlos Casco interinaba en 1870 el Curato ·C.:e Paraguarí.
Después, en 187 4, se le encuentra como Curo Párroco de Copiatá;
en 1881 como Cura de Pirayú, y después de este año como de
ltougué hasta su muerte, ocurrida en este pueblo el 13 de julio de
1900. Se conservan algunas fotografías de este sacerdote en poder
de sus familiares, como la señora Elvira Casco de Almeida Rojos.

1 O) PBRO. TOMAS ANTONIO CASTELVI

Era hijo legítimo de Román Castelví y Francisca Díaz Cantero.


Este sacerdote, de 'meritoria actuación durante la Guerra contra la
Triple Alianza, nació en la Recoleta, y fue ordenado sacerdote por

- 105-
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Monseñcr Basilio lópez el 22 de septiembre de 1855. (Arch. de la


Curia, Vol. IU, N9 11 ). Una vez ordenado sacerdote, fue nombrado
como Cura Párroco de Caacupé, donde estuvo desde 1855 hasta
1861, conforme se registra en los libros parroquiales de este
Santuario.
Durante todo el tiempo de la guerra sirvió en el ejército, y por
sus propios méritos, en su carácter de capellán y de soldado, llegó
hasta el grado d~ Mayor. Además de otras batallas, peleó en lomas
~· Valentinas, donde se destacó como un bravo· y valiente jefe.
Terminada la. guerra, fue Cura Párroco ·de la Catedral, de
Lambaré, y finalmente de la Recoleta, en donde falleció y en cuyo
.·, cementerio fueren inhumados sus restos mortales el 14 de marzo de
1925. Después del funeral le rindieron honores militares corres-
pondientes a su jerarquía. En el acto del sepelio pronunció un
hermoso discurso el entonces Capitán Arturo Bray, quien destacó la
bella trayectoria de la vida del Padre Castelví. La fotografía de
este sacerdote figura en el Album Gráfico.

11) PBRO. GERONIMO BECCHIS

A bordo del vapor "Nueva Burdeos", según lo atestigua Pérez


Acosta, llegó este sacerdote italiano al Paraguay el 24 de noviembre
de 1855. Al principio de la guerra firmó la nota de felicitación que
el clero de la AsunCión envió al Mariscal López; pero en sus decla-
raciones ante la Fisca!ía Mixta el 19 de septiembre de 1869 vierte
contra López las más terribles acusaciones. ("El Libro de las Tiranías"
de Cecilia Báez). Más tarde, como se puede constatar en "El Serna-
nario" del 27 de octubre de 1866, firmó una nota que los vecinos
más caracterizados de la Capital le dirigieron al Mariscal López.
Por varios años el Padre Becchis fue Cura Párroco de la Encar-
nación, en cuyos libros parroquiales se reg!stra su nombre. Durante
la guerra fue director de "La Estrella 11 , periódico que se editaba en
Piribebuy. Cayó prisionero en este pueblo. Fue Secretario del Padre
Fidel Maíz; cuando é~te ejercía el cargo de Administrador Interino
de la Diócesis, pero luego se opuso a su promoción canónica, y a
consecuencia de lo que se llamó 11Cuestión Religiosa" tuvo que
abandonar d Paraguay.
Antes de marcharse del país, el Padre Becchis dirigió una carta
al Ministro Paraguayo, en la que deja entrever claramente el motivo
de su al~jamiento del país. Esta carta está fechada en la Parroquia

- 106-
1·-
1•

-.·_·lo
11 ' '. ~ . ~.1

de la Encarnación, 26 de enero de 1875, y fue publicada en "La


Epoca" de Buenos Aires. Después de la consagración episcopal de
Monseñor Aponte, el Padre Becchis volvió al Paraguay, y falleció
en la Capital.

12) PBRO. BERNARDINO SANDOVAL

Natural de Capiatá. Ya después de la guerra, en el año de


1872, fue ordenado sacerdote en Buenos Aires .. En el Archivo de
la Curia obra un documento por el cual el Superior Gobierno auto-
rizaba y sufragaba los gastos de viaje y estudio en la capital argen-.
tina del .Diácono Bernardino Sandoval y del Subdiácono José del
Pilar Giménez. Dicho documento está firmad o por el Ministro
Benigno Ferreira en fecho 26 de agosto de 1872.
Entre los firmantes asuncenos contra el Tratado de la Triple
Alianza figura también el ncmbre de Bernardino Sandoval, como
puede verse al respecto en "El Semanario" del 18 de agosto de
1866. Durante la guerra se le encuentra en la ciudad de Luque
durante el novenario de la Virgen de la Asunción. 11 EI Semanario 11
del 15 de agosto de 1868 dice que el día 9, durante dicho nove-
nario, habló el Diácono Bernardino Sandoval.
A principios de 1873 . el Padre Sandoval fue nombrado Secre:...
torio de una reunión del Clero, siendo Presidente de dicha reunión
de sacerdotes el Padre Arrúa. Se trató en esta reunión la nota del
H. Senado de la Nación, que pedía la formación de una Terna para
el nombramiento de un Obispo paraguayo. El Clero reunido formó
su Terna encabezada por el Padre Moreno, Terna que fue apro-
bada por el H. Senado y remitida inmediatamente a Roma, recal-
cando al Sumo Pontífice "que el Jefe de la Iglesia del Paraguay
debe ser un paraguayo nativo". Roma accedió a dicho pedido, y
vino el nombramiento del Padre Moreno como Admi11istrador Apos-
tólico de la Iglesia de! Paraguay.
Apenes llegado al país procedente de Buenos Aires, el Padre
Sandoval fue designado como Cura Párroco de Piribebuy, donde
estuvo desde 1872 hasta 1879. En los años de 187 4 y 1875 se le
encuentra en el Santuario de la Virgen de Caacupé, donde este me-
ritorio sacerdote mandó refaccionar totalmente el actual templo con
sólo el aporte de los vecinos del pueblo. El templo fue inaugurado
en 1883, siendo Presidente de la República el General Bernardino
Caballero y Obispo Diocesano del Paraguay Monseñor Aponte.

- 107-
1:1 Padre Sandoval fue también Cura Párroco de Atyrá y Tobat(
en 1879, y de Capiatá en 1885. (Archivo de la Curia, Libro 1 de
nombramientos después de la guerra del 70). ·

13) PBRO. JUAN FACUNDO Glll

Nacido en Villeta el 11 de junio de 1828, y ordenado sacerdote


el 26 de octubre de 1857. (Archivo de la Curia Vol. 111, NC? 33 y
Vol. 55). Hijo legítimo de Florencio Antonio Gill y Josefa Gregoria
Urbieta. Antes y durante la guerra contra la Triple Alianza fue Cura
Párroco de Villa del Rosario. Desde este pueblo enviaba periódica-
mente donaciones para los soldados del ejército y heridos del hos-
pital. "El Semanario" del 19 de mayo, 29 de septiembre, y 15 de
diciembre de 1866; el del 26 de enero, 5 de septiembre y 14 de
diciembre de 1866; se refieren a las donaciones remitidas por el
Cura de Villa del Rosario, Pbro. Juan Facundo Gill.
En 1868 fue seguramente llamado de su parroquia para servir
en el ejército. Lo cierto es que en Lomas Valentinas estuvo a punto
de ser fusilado, según declaraciones hechas por el mismo a sus
familiares después de la guerra. Fue libertado por el Padre Maíz.
En la "Tabla de Sangre" del General Resquín se lee lo siguiente:
"28 de septiembre de 1868. Fueron libertados los reos traidores,
Presbíteros Juan Facundo Gill y Mariano Aguiar".
Después de la. guerra el Padre Gill fue Cura Párroco de Mbo-
cayaty, Yataity, Hiaty de 1870 al 77, como puede verse en los
archivos parroquiales de estos.pueblos. Desde el 16 de julio de 1877
hasta su muerte, acaecida el 13 de agosto de 1896, fue Cura Párroco
de Villeta, en cuya iglesia parroquial descansan sus restos mortales.

14) PBRO. JOSE IGNACIO ACOSTA

Nació en la Capital. Era hi¡o legítimo de Fortunato Acosta y


Dolores Vázquez (Libro IV de Bautismos de la Catedral, fol. 200).
Fue ordenado sacerdote por Monseñor Palacios en la capilla cas-
trense de Paso de Patria el 20 de enero de 1866, estando la guerra
en. pleno desarrollo. Archivo de la Curia Vol. IV, NC?. 39).
Siendo aún Diácono, suscribió la nota de felicitación al Maris-
cal López el 24 de julio de 1865. Durante !a guerra el Padre Acosta
fue Capellán de la familia lópez, y en tal carácter residió prime-

- 108-
::..-- .... ... ......
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~

ramente en Villa del Pilar, y luego en 'Trinidad. "El Seminario 11 del


21 de abril de 1866 lo menciona en este sentido.
·Terminada la guerra, el Padre Acosta fue uno de los sacerdotes
convencionales al Congreso Constituyente por la Parroquia de lam~
baré. Después, en 1878, aparece como Cura Párroco de Quiindy,
y luego sucesivamente como Cura de Yaguarón, Guarambaré e ltá,
en donde falleció el 13 de junio de 1925.
Una interesante carta del Padre Accsta está publicada en
"Etapas de mi vida", y otra carta suya no menos interesante, diri-
gida al Administrador de la Diócesis desde Villa Occidental (hoy
Villa Hoyes) en donde residía confinado por orden de Fray Fidelis
María de Abola, obra en el Archivo de la Curia, año 1873. Su
fotografía está en el Album Gráfico.

15) PBRO. CECILIO ROMAN

Fue el último que desapareció de entre los capellanes que


sobrevivieron a la Guerra contra la Triple Alianza. Murió el 24 de
enero de 1929 en el pueblo de Belén, donde reposa su tumba al
lado de la i~lesia parroquial.
Había nacido este sacerdote en la Capital y era hijo legítimo
de los espesos Juan Elías Román y Dolores Almirón. Fue bautizado
en la Iglesia de la Encarnación el 2 de febrero de 1836, suscribe la
partida el Cura de dicha parroquia, el Pbro. Bernardino Antonio
Enciso, y fueron sus padrinos Juan Pablo Gaona y Gregoria Gaona.
las primeras letras y tres años de latín lo había hecho con el
Maestro Pedro Escalada. Concluídos sus estudios en el Seminario
Conciliar, fue ordenado sacerdote por Monseñor Urbieta el 15 de
octubre de 1862. (Archivo de la Curia Vol. IV, N9 8).
Siendo aún Diácono, había administrado muchos bautismos en
la Iglesia Catedral, como puede verse en los libros parroquiales de
esta parroquia, correspondientes al ciño 1862. Una vez hecho sacer-
dote, fue antes y durante la guerra Cura Párroco de Horqueta.
Héctor Francisco Decoud lo recuerda como Cura de Horqueta en
mayo de 1869, en su libro titulado "Masacre de Concepción". Des-
pués de la guerra fue Cura Párroco de Concepción, Horqueta y
Belén. libro 1 de Títulos del Archivo de la Curia, año 1873. Durante q•
la guerra, sin dejar de ser Cura Párroco, fue nombrado capellán

~
del ejército del Norte. Sirvió en el regimiento del Cmdte. Cañete,

- 109 ~

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a.;a;í¡itt 'in illlliiiiiU• ;;.,., ........
tomo también en los grupos de comandos por el Tcnel. Miguel Ga-
leano y Mayor Martín Urbieta. En 1867 fue herido en la Isla Aca-
rabebó. Llegó al final de la guerra con el grado de Teniente Coronel.
Sobre su tumba se lee la siguiente ins,ripción: "Padre Cecilio Román,
benemérito de la Religión y de ·la Patria -Fue Párroco de Belén y
Horqueta- Por sus buenos servicios· en la guerra de 1870 mereció
los honores de Teniente Coronel - Fue generoso con los pobres -
Nació el año 1834 y falleció el 25 de enero de 1929 - Descanr.;e
en Paz".
No hay que confundir a este sacerdote con el Padre Justo
Román, que actuó durante la guerra como Fiscal de Sangre junta-
mente con el Padre Fidel Maíz, y que murió en Cerro Corá. La
fotografía del P. Cecilio Román está en el Album Gráfico.

16) PBRO. JOSE DEL PILAR GIMENEZ

Nació en Limpio. Era hijo legítimo de Antonio María Giménez


y María Concepción Jaquez. Siendo aún estudiante sobrevino la
Guerra contra le Triple Alianza, y tuvo que abandonar la Capital
para servir en el ejército. En la capilla c.:astrense de Paso Pucú recibió
el subdiaconado de manos de Monseñor Palacios el 17 de febrero
de 1868, y no· pudo ya recibir el diaconado ni el presbiterado a
causa de la prisión y muerte de dicho- Prelado. Según el periódico
"Cabichuí", que salía a luz en el mismo campo de batalla, y cuya
colección se conserva en el Ar!:hivo Nacional, Monseñor Palacios
ordenó el 17 de febrero de 1868 en la capilla castrense de Paso
Pucú a cuatro sacerdotes, dos diáconos, tres subdiáconos y cuatro
de órdenes menores.
El Padre Giménez fue uno de los felicitantes al Mariscal López
el 24 de julio de 1865, siendo aún clérigo de órddnes menores. Más
tarde, en los momentos más penosos de la guerra, se le encuentra
en Acosta Ñú (Barrero Grande, hoy Eusebio Ayala), en donde cayó
prisionero con todas las alhajas de la Virgen de Caacupé, de las
que era depositario. Estas alhajas, según declaraciones formuladas
por él posteriormente, le fueron totalmente secuestradas por los
brasileños.
Dos años después de terminada la guerra fue ordenado sacer-
dote en Buenos Aires en 1872, juntament_e con el Padre Bernardino
Sandoval. Una vez de regreso al país, ejerció el Curato de su pueblo

110-

1
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natal, siendo al mismo tiempo, desde el año de 1874, Excusador


de Emboscada. (Archivo de la Curia N9 27, Libro 1 de nombramientos
después de 1~ guerra del 70). En 1876 fue Cura P ::rroco de San
Roque, después otra vez de limpio y Emboscada, y ·finalmente de
Carapeguá desde 1886 hasta 1905, de donde atendía también la
parroquia de Tabapy como Excusador.
la firma auténtica de este sacerdote se registra en el archivo
parroquial de luque hacia fines de 1872.

17) PBRO. PEDRO PABLO BENITEZ

Natural de Pirayú. El P. Juan de Dios lópez lo bautizó en la


Iglesia de Pirayú en 1828, siendo hijo legítimo Juan Esteban Benítez
y María del Pilar Vera. Fue ordenado sacerdote por Mons. Basilio
L.ópez en 1849. Archivo de la Curia Vol. 11, N9 19). Fue Teniente
Cura de la Catedral durante 13 años, desde 1855 a 1868, según
puede verse en los Libros 59, 69, 79 y 89 de bautismos de dicha
parroquia. En 1863, no se sabe porque cir~unstancia o designación,
figura su nombre en el archivo parroquial de San José de los Arroyos.
"El Semanario", de fecha 15 de agosto de 1868, habla de la
Misa celebrada en luque por el P. Pedro Pablo Benítez el día 9
de dicho mes como preparación a la fiesta de la Virgen de la Asun-
ción. luego de este oficio religioso, se le encuentra en San Fernando,
en dond~, después de la prisión de Saturnino Bedoya, Tesorero de
la Nación y cuñado del Mariscal, fue nombrado por ló~ez Tesorero
Mayor de la Naciór;¡. Pero algún tiempo después, acusado de trai-
ción, cayó preso, y estuvo a punto de ser ejecutado cuando fue liber-
tado de la prisión de Azcurra por los aliados el 13 de at:tosto de 1869.
Estando prisionero en poder de los aliados, se le exigió dedo-
raciones ante la Fiscalía Mixta. En sus declaraciones, en una parte,
dijo: · 11 Fueron fusilados en Azcurra, después de haber sido cruel-
mente torturados, los Padres Acosta, Jacquet, Medina, Gavilán y
Angel Maramico (capuchino)''. Con respecto al Padre Ferriol dijo:
"murió de hambre en la prisión''.
El P. Pedro Pablo Benítez firmó el acta de la toma de posesión
del Administrador Moreno. luego se le encuentra como Cura y
Vicario Foráneo de ltauguá, de donde excusaba durante a 1g ú n
tiempo las parroquias de Pirayú, 'Jtá y Capiatá. Falleció en ltauguá,
siendo Cura de esta parroquia, el 7 de agosto de 1892, y su tumba
reposa en el cerl)enterio de este pueblo.

- 111 -

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18) PBRO. JOSE DEL CARMEN ARZAMENDIA

Nacido en Capiatá, e hijo legítimo de Bernardo Arzamendia y


Francisca Ignacio Maldonado, y ordenado sacerdote por Monseñor
Basilio Lóp~z el 23 de marzo de 1855. (Archivo de la Curia Vol. 111,
N9 17). Algunos meses después de su ordenación sacerdotc;al se le
encuentra como Cura Sustituto de Villeta, en donde estuvo desde el
22 de octubre de 1855 hasta el 12 de febrero de 1 856. Fue después
Teniente Cura de San Roque en 1857, luego Cure Párroco de Lam-
baré, y durante la guerra era Cura de Villa de San Pedro. "El Sema-
nario" del 6 de abril de 1867 se refiere a las contribuciones envia-
das por el Cura Párroco de Villa de San Pedro, Pbro. José del C.
Arzamendia.
El 6 de octubre de 1866 se formó en el Club Nacional de
Asunción una Comisión de vecinos caracterizados para colectar
fondos del ,pueblo, para la adquisición de un album, una banda
presidencial y una bandera paraguaya, que debían ser luego obse-
quiados al Mariscal lópez.
Esta Comisión contaba entre sus miembros a los Padres José
del Cármen Arzamendia, Juan E. Barrios y Martín S. Servín, quienes
1'
~ por su meritorio trabajos en dicha Comisión merecieron después una
distinción de parte del Superior Gobierno. "El Semanario" del 20
de octub~e de 1866 y del 27 del mismo mes y año dicen: "Por de-
creto supremo fueron nombrados Caballeros de la Orden Nacional
del Mérito: el Arcediano 1Juan E. Barrios, el Cura de San Pedro, José
del Carmen Arzamendia, y el Cura de Caapucú, Martín S. Servín".
En su carácter de miembro, el Padre Arzamendia pronunció
un discurso, que apareció en "El Semonario" del 27 de octubre de
1866, y cuyo comienzo dice así: "Señoras y Señores: Yo como miem-
bro de la Honorífica Comisión, en que confiábais la conducción y
entrega de los presentes de un Album, una Bandera y una Banda
a S. E. el Exmo. Mariscal, Presidente de la República, el Gran Ciu-
dadano Don Francisco Solano lópez, General en Jefe de sus Ejércitos,
en testimonio de su admiración y agradecimiento hacia los impor-
tantísimos servicios que ha prestado desde su tierna edad a nuestra
Nación ..."
A principios del año de 1868, estando al frente de la parroquia
de Villa de San Pedro, el Padre Arzamendia, complicado en la
11
supuesta conspiración 11 , fué tomado preso y conducido hacia el

- 112 -
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----~----~~--.

, campo de operadones. Su compañero de viaje, el P. Martín Servín,


fué fusilado, y él cayó prisionero en poder de los aliados en Lomas
Valentinas. Ante la Fiscaldía Mixta formuló interesantes declara-
ciones, en Asunción en 1869. ("El libro de las tiranías" de Cecilia
Báez).
_.
Muy pronto después de. la guer~a falleció el Padre Arzamendi9.
Consta que en 1870 fué Cura Párroco del Santuario de la Virgen
de Caacupé, y en 1874, Cura de Altos. En este período de la post-
guerra fué diputado por el pueblo de Altos al Congreso Co:utitu-
yente de 1870, y en 1872 fué profesor del Colegio Nacional. (Resu-
men de la "Historia del Paraguay" de Cecilio Báez).

19) PBRO. MIGUEL DE DIOS PINTOS


1
Nat•Jral de Acahay. Hijo legítimo de Pedro José Pintos y Juana
Inés Garcete. Fué ordenado sacerdote por Mons. Basilio López el
5 de agosto de 1853, y designado luego Cura de Limpio. (Archivo
de la Curia Vol. 111 N9 1O y Vol. 55}; Pero antes de ocupar el Curato
de Limpio, fué Teniente Cura de San Roque, como puede verse en
los archivos parroquiales de esta parroquia, en Jos que consta que
también había administrado algunos bautismos en 1868.
Después de la parroquia de limpio, ocupó el Curato de Altos
en 1861, y el de Caacupé en 1862, en cuyo archivo parroquial se l
registra haber actuado en este pueblo de 1861 a 1864. ;
Según "El Semanario" del 15 de agosto de 1868, el Padre
Pintos se encontraba en Luque durante el novenario solemne de la
Virgen de la Asunción, y pronunció un sermón el día 1O durante
dicho novenario. Terminada la guerra, fué convencional por Vi-
llarrica al Congreso Constituyente de 1870.
Este sacerdote, que era tío de Mons. Juan Sinforiano Bogarín
falleció en Luque hacia el año de 1878, según doña Silvano Bogarfn,
hermana aún sobreviviente del citado Prelado ya desaparecido.
La firma auténtica del Padre Pintos, antes de la guerra, se lee en
el Libro VIII, folio 39, de Bautismos de la Iglesia Catedral; y después
de la guerra se registra tanto en el archivo parroquial de Luque
ccmo en el de Hiaty. Su fotografía está en "La Convención Nacional -·~
Constituyente", por Héctor F. Decoud.
1
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20) PBRO. PEDRO FELIX CAZAL

Natural de Limpio. Su fe de bautismo reza así: 11 EI Pbro. Ciu-


dadano, Juan Andrés Moreno, Cura de la Iglesia Parroquial de San
José de Limpio, Certifico: que el día 26 del corriente suplí las
Sagradas Ceremonias del bauti~mo o un párvulo, llamado Pedro
Félix, de edad de cuatro años; hijo legítimo de José Gregorio del
Cazal y Felipa Núñez, siendo padrino José Roque Rodas. - Julio 27
de 1839 - Juan Andrés Moreno". Estudió en el Seminario Conciliar
de la Asunción, y fue ordenado sacérdote por Monseñor Urbieta el
15 de octubre de 1 862.
Durante la guerra cayó preso por orden de lópez en Curu-
g'uaty, pero una noche le dieron escapada, y huyó a los montes,
de donde salió, acosado por el hambre, para entregarse a los alia-
dos. Terminada la contienda, y ya de regreso a la Capital, fue
Secretario de la Curia en 1877 con el Padre Fidel Maíz, y antes Cura
Párroco de Caacupé en 187 4, y de Altos y Atyrá desde fines de
1 877 hasta 1 880.
la firma del Padre Cazal se registra en el Libro VIl de BautiS;-
mos de la Iglesia Catedral, año· 1863, folio 212; y en el archivo
parroquial de San Roque, año 1870, folio 151.

21) PBRO. ELISEO DIAZ CANTERO

Nació en el pueblo de Pirayú. Era hijo legítimo de Pedro


Mártir Díaz Cantero y María Isidoro Escobar. Hizo sus estudios
en el Seminario Conciliar, y fue ordenado sacerdote por Monseñor
Urbieta el 6 de febrero de 1863, con el P. Rufino lnsfrán. Archivo
de la Curia Vol. IV, NC? 10). Siendo Cura de S. Ignacio de las Misio-
nes, suscribió los testimoniales de derecho para la ordenación sacer-
dotal del P. Aguilera, el 28 de noviembre de 1866.
El P. Díaz Cantero sirvió en el ejército durante la guerra, y
en los montes de Villa lgatimí se entregó a los aliados. ("Jornadas
de Agonía" de Manuel Galvez). Después de la guerra, conforme se
registra en el Libro 1 de nombramientos del Archivo de la Curia,
el Padre Díaz Cantero recibió su título de Cura Párroco de San
Estanislao en 1873. En 187 5 se le encuentra al frente de la parro-
quia de Carapeguá; de 1876 al 79 en Pirayú, siendo al mismo

- 114-
-----,-------
tiempo Excusador de YaguarÓ!l; en 1885 a 1889 nuevamente en
Pirayú, donde falleció.
La firma del Padre Díaz Cantero está registrada en el Libro


IX de Bautismos, folio 1O, de la Iglesia Catedral.

22) PBRO. POLICARPO PAEZ

Nació en Villa del Pilar. Era hijo legítimo de Juan lnocencio


Páez y Josefa Velozco. Terminados sus estudios en el Seminario
Conciliar, fue ordenado sacerdote el 7 de enero de 1861 por Mon-
señor Urbieta, y designado luego Teniente Cura de la Encarnación.
(Archivo de la Curia Vol. IV, N<? 6).
Hacia fines del año de su ordenación sacerdotal, según el his-
toriador Pérez Acosta, actuaba como Cura Párroco de Limpio. En
1863 se le encuentra circunstancialmente en la Capital, donde pre-
dicó en la Iglesia Catedral el día 15 de agosto~ festividad de la
Virgen de la Asunción. ("La Virgen de la Asunción y su Oratorio11
de R. Lafuente Machaín, y "El Semanario" NC? 486). El 4 de octubre
de 1864 fue nom~rado fiscal eclesiástico, juntamente con el Padre·
Elíseo Patiño.
Desde el 29 de mayo de 1865 actuaba al frente de la parroquia
de Concepción, como puede verse en el archivo parroquial de esta
ciudad, y alií se le encuentra todavía en marzo de 1869. Cuando
los acorazados brasileños pasaron la Asunción aguas arribas, las
autoridades y personas ca.racterizadas de Concepción, ante la gra-
vedad del caso, se dieron cita en una reunión, en la que resol-
vieron, por mayoría de votos, hacer internar la población civil y las
tropas militares de que disponían a dos leguas tierra adentro. El
Padre Policarpo Páez tuvo participación en esta reunión, como Cura
Párroco de la localidad.
Por este gesto fueron considerados como traidores a la Patria
y su Gobierno por el Mariscal Lópe:z, quien desde Azcurra comi-
sionó al bárbaro Mayor Gregorio Benítez, para hacerse cargo de
Concepción, como Jefe de Plaza, y remitir presos a todos los "trai-
dores" hasta el Campamento de Azcurra. El Mayor Beñítez, exce-
diéndose sin duda alguna en el cumplimiento de las órdenes reci-
bidas, cometió en Concepción las mayores atrocidades. ("Masacre
de Concepción" de Héctor Francisco Decoud).
El P. Policarpo Páez cayó tcmbié;, preso y fue remitido como
tal hacia el Campamento de Azcurra, cuando en los montes de

- 115-

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Villa del Rosario burló la vigilancia de los agentes que Jo conducía


y fué a refugiarse en uno de los acorazados brasileños, pasán-
dose así de hecho a las filas enemigas. El periódico "La Estrella",
que se editaba en Piribebuy, tiene en su edición del 13 de mayo
de 1869 un largo artículo sobre la traición del P. Policarpo Páez.
Sin embargo este sacerdote, no obstante haber dado este paso
obligado por las circunstancias, contribuyó durante casi todo el
tiempo de la guerra para el éxito de las armas paraguayas. Perió-
dicamente, cada tres meses, remitía desde Concepción gruesas
contribuciones para el mantenimiento del ejército en campaña, como
se puede ver en "El Semanario11 del 15 de diciembre de 1866 y el
del 6 de abril de 1867.
La huída del Padre Policarpo Páez a un acorazado enemigo,
ante el dilema inexorable de vida o muerte; pues, no había otra
alternativa; y, habida en cuenta la resolución mayoritaria de los
ccncepcioneros de dejar la ciudad, por precaución; luego, la Ma-
sacre de Concepción 11 por el comisionado del Mariscal; su arrastro
como "traidor" y remisión al Campamento de Azcurra (para ser
fusilado); tras toda su campaña comprobada de ferviente patrio-
tismo, parece justificar plenamente SIJ acción, por el hecho de que,
terminada la guerra, volvería a contribuir a la restauración de la

.

~
.
patria mártir, como lo hizo efectivamente, antes que perder injus-
atmente la vida, y con nota de traidor •
Después de la guerra fue Cura Párroco de Villa del Pilar, y
convencional por este pueblo al Congreso Constituyente de 1870.
Su fotografía está en "La Convención Nacional Constituyente" de
Héctor Francisco Decoud.

23) PBRO. GERONIMO DOLORES ORTIZ

Nació en Villeta, siendo hijo legítimo de Miguel Gerónimo Ortiz


y Juana S. Sosa. Estudió en la Academia literaria. Fue ordenado
sacerdote por Monseñor Basilio ·López en 1 851, conforme se registra
en el Archivo de la Curia, Vol. 11, NC? 24 y Vol. 55). En 1861 aparece
como Cura Párroco de Paraguarí, y desde 1862 al 66 figura al frente
del Curato de Carapeguá, según el historiador Pérez Acosta.
Más tarde, en el año 1863, fue Cura Párroco de Mbuyapey,
como puede verse en el archivo parroquial de este pueblo. "El
Semanario'', de fecha 15 de diciembre de 1866, trae una corta
referencia a este sacerdote: "El Cura de Carapeguá, Pbro. Geró-
nimo Ortíz, mandó sus donaciones para los heridos del hospital".

- 116 -

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. -~ ... -~

Terminada la guerra, fue convencional por Corapeguá ai Con-


greso Constituyente de 1870, y ocupó las siguientes parroquias:
Corapeguá y Acahay en 1870; San Rcque en 187.5; nuevamente
Carapeguá desde 1876 hasta 1885, y posteriormente fue Cura Pá-
rroco de Caapucú y Excusador de Santa Rosa. Pasó finalmente a
Villarrica, donde falleció.
En el archivo parroquial de la Iglesia Catedral, libro de bautis-
mos, año 1860, folio 447, se lee la firma de este sacerdote.

24) PBRO. JUAN ISIDRO INSAURRALDE

Nació el 15 de mayo de 1836 en el pueblo de San Juan Bau-


tista de Ñeembucú, e hijo legítimo de Cipriano lnsaurrolde y Juana
Catalina Villasonti. En plena guerra fue ordenado sacerdote por
Monseñor Palacios el 7 de enero de 1865. En el mismo año de su
ordenación sacerdotal figyro su nombre en el archivo parroquial
de Hiaty.
Durante la Guerra contra la Triple Alianza peleó como un
héroe de excepcional valor en muchas batallas, llegando por sus
no ccmunes méritos a ao;imilarse al grado de Mayor del Ejército.
En la batalla de siete días de Lomas Valentinas e ltá Ybaté, según
testimonio del P. Fidel Maíz, peleó como artillero; y allí, al frente d~
un bravo pelotón de 40 so!dados, llegó a tomar por asalto un reducto
fortificado de manos de los enemigos. Fué nombrado después
Capellán Mayor del Ejército, como puede verse en el periódico "La
Estrella", que dice: "Piribebuy, 6 de Marzo de 1869: Por despacho
Supremo ha sido nombrado Capellán Mayor del Ejército al Capellán
Juan J. lnsaurralde, Oficial de la Orden Nacional del Mérito". .,•
El Podre lnsaurralde acompañó como Capellán al tristemente -.
célebre Mayor Gregorio Benítez, desde Azcurra a Concepción. En esta
...
ciudad fué apresado, y conducido bajo vigilancia al Campamento de
Azcurra, y de allí a Caacupé.
En esos días, 12 de Agosto de 1869, se produjo la batalla de
Piribebuy, y López tuvo que dejar Caacupé, donde entonces se
encontraba, pára dirigirse a San Estanislao por el camino de
Caraguatay. El Padre lnsaurralde cayó prisionero de los aliados en
Caacupé, e hizo posteriormente declaraciones interesantísimas ante
la Fiscalía Mixta, en Setiembre de 1869. ("Libro de las Tiranías" de
Cecilio Báez).

....; 117 -

\ •• ·• .~J¡·.~~ •u. .•~üjli·.l ~ lvit'~,.; ._., ....... .... L,.......,•....._ • C l*'dW" M J;.Q'S'ÍW'M'i'S' ..... ' ........... ~.: .:)
El primero que administró ctra vez el sacramento del bautismo
en la parroquia de Villa del Pilar, después de la guerra, fué el Padre
lnsaurralde eJ 6 de Diciembre de 1869. Fué después muchos años
Cura de los pueblos de Misiones :Laureles, Yabebyry, Desmochados,
Cerrito, Santa Rosa, Santa María, etc ...
Falleció en Laureles el 31 de Diciembre de 1912. Su tumba está
actualmente en Carrito, sobre el río Paraná, jurisdicción que
perteneció a Laureles. Cuando el P. Fidel Maíz se e'nteró de su
fallecimiento, le dedicó desde Arroyos y Esteros un hermoso artículo.
La fotografía del Padre lnsaurralde está en el Album Gráfico.

25) PBRO. ClAUDIO ASTIGARRAGA

Natural de la Capital, e hijo legítimo de los esposos José María


Astigarraga y Genoveva Menchaca. (Seminario -Colegio- Archivo
Nacional Vol. 96 N9 1 043). Hizo sus estudios en el Seminario Conciliar
de la Asunción, y al término de ellos f4é ordenado sacerdote por
Monseñor Palacios el 30 de Abril de 1865.
Después de algún tiempo se le encuentra ejerciendo el Curato
de Guarambaré e Ypané. "El Semanario", de fecho 19 de Mayo de
1866, habla del Cura de Guarambaré e Ypané, Pbro. Claudio
Astigarraga. Terminada la guerra, fué Curo Párroco de Villeta desde
el 26 de Abril de 1870 hasta el 12 de Octubre de 187 4, y por segunda
vez Cura de Guarambaré e Yponé en 1874. (Archivo de la Curia,
Libro 1 de nombramientos, año 187 4).

26)' PBRO. ELEUTERIO BENITEZ

Con respecto a este sacerdote no consta en ningún documento


el lugar de su nacimiento ni la fecha de su ordenación. Fué uno de los
felicitantes al Mariscal López el 24 de Julio de 1865. "El Semanario"
del 4 de Setiembre de 1866 trae en sus páginas un discurso
pronunciado por el Padre Eleuterio Benítez. En una notQ dirigida al
Mariscal López desde Asunción, y que está firmada por todos los
sacerdotes y clérigos de la Capital y centenares de vecinos caracte-
rizados, figura también el nombre del P. Eleuterio Benítez. (11 EI
Sémanario" N9 653 de fecha 27 de Octubre de 1866).
Estos son los escasos datos que hemos podido recoger de este
sacerdote, que sobrevivió a la guerra, y fué después Cura Párroco de
Barrero Grande en 187 4; de ValenzOJela, San José de los Arroyos e

- 118 -
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ltacurubí en 1875; de Santa Rosa en 1876; de Villa del Pilar en 1878;


y de ConcepCión en 1894. Se reQistran estos dátos en el Archivo de
la Curia Vol. 39 y Libro 1 de nombramientos oño 187 4 como también
en los archivos parroquiales de Concapción, San José de los Arroyos
y Valenzuela.

27) PBRO. FRANCISCO PABLO AGUILERA


1

Natural de San Ignacio. Era hijo legítimo de Francisco Antonio


Aguilera y María Dolores Vázquez. los cuatro órdenes menores, el
subdiácona.do v el diáconado les recibió en la histórica Iglesia de San
Carlos de Hu~aitÓ, en fecha 17 de Mayo de 1966; 3 de Noviembre
de 1966 y 19 de Junio de 1967, respectivamente. A causa de la
guerra tuvo que truncar sus estudios en el Seminario Conciliar, y ser
luego ordenado en pleno campo de batalla, en la capilla castrense
de Paso Pucú, el 17 de Febrero de' 1868, conforme consta en el
Archivo de la Curia, Vol. IV N<? 42. El periódico "Cabichuí", que se
editaba en Paso Pucú, trae en la misma fecha, 17 de Febrero de 1868,
un hermoso artículo sobre la ceremonia de la Ordenación Sacerdotal
realizada aquel día en el campo de batalla por Mons. Manuel Antonio
Palacios, y que fué la última ordenación efectuada por dicho Prelado.
El Padre Aguilera cayó prbionero en poder _de los enemigos en
los montes de Curuguaty, con má:i de 500 personas, casi todas.
mujeres y niños, hambrientos y andra¡osos, en una palabra, en un
estado de la mayor miseria (Campaña del Paraguay, por el Conde
D'Eu). El Padre Aguilera, en sus declaraciones, dicJ que estaba
..41
desempeñando el Curato de Curuguaty, Carimbatay e Ygatimí.
Parece que el P. Francisco Pablo Aguilera sobrevivió muy poco
tiempo a la guerra. Tuvo breves actuaciones, sin ninguna clase de
nombmmi~nto, en luque y. San Roque, en cuyo libro de bautismos,
co:-respond'iente al año de 1870~ se encuentran algunas partidas
firmadas por este sacerdote. Desde principios hasta el mes de Junio
del año 1871 actuó en la parroquia de Yb·ttimí, como se registra en
el archivo parroquial de este pueblo.
El Padre Aguilera fué otro de los sacerdotes que suscribió la
nota de felicitación al Mariscal lópez el 24 de Julio de 1865, y la nota
a que nos hemos referido al tratar del anterior sacerdote. ("El Sema-
nario" del 27 de Octubre de 1866).
En un· lugar denominado "Jhuguá-Ñaró", perteneciente a la
jurisdicción de ltá, sobrevivió a la guerra una hermana de este

- 119
.,
...
sacerdote, que falleció en el año 1925, atendida por el entonces Cura
Párroco de ltá, Pbro. Manuel Gamarra, y quien ha recogido algunos
datos respecto del Padre Aguilera.

28) PBRO. BARTOLOME AGUIRRE

Nació en Villarrica. Profesó en 1818 el hábito de Nuestra Señora


de la Merced, y en 1824 fué secularizado con los demás religiosos
por decreto del Supremo Dictador. ·
Dice en su acta de secularización que era Corista (o sea
seminarista), Profeso Mercedario, sin ningún .orden mayor o sagrado.
El Pbro. Venancio Toubé, otro religioso exclaustrado, le expidió
su certificado de bautismo en Yhacaguazú el 16 de Marzo de 1846.
Dicha partida es como sigue: "En veinte y cuatro de Agosto de mil
setecientos noventa y seis, yo el Presbrtero infrascrito, Cura de esta
'1
vice Parroquia de Yhacaguazú, jurisdicción de Villarrica, bauticé
solemnemente a un niño de cuatro días, que se llamó Bartolomé,
hijo legítimo de don Ponciano Aguirre y doña Juana Martrnez, vecinos
de este partido, siendo padrino José Brítez del Villar, a quien advertí
la cognación espiritual que contra!o, y por verdad firmo. Juan Miguel
Brítez del Villar".
Ordenado sacerdote en 1847 por Mo~s. Basilio López, y desig-
nado inmediatamente Teniente Cura de Villarrica. Después de algún
tiempo se le encuentra en el pueblo de Pirayú, en cuyos libros
parroquiales se registra el nombre de este sacerdote desde 1855
hasta 1860. En 1856, según el historiador Pérez Acosta, figuraba
como Cura Párroco de Pirayú.
En el Archivo de la c..,ria, Vol. JI N9 8, se conserva con respecto
al Padre Aguirre una curiosa secularización. (Apuntes inéditos del
Padre Tomás Aveiro). En una nota dirigida por el Obispo Basilio
lópez a varios Curas Párrocos está también nombrado el Cura
Interino de Pirayú, Pbro. Bartolomé Aguirre. Esta nota, que lleva
como fecha el 17 de Octubre de 1849, está íntegramente publicada
e:1 "Obrero Máximo" de Pérez Acosta.
El Padre Aguirre sobrevivió a las peripecias de la guerra, y fué
por poco tiempo Cura Párroco de Villarrica, posteriormente de
1.
Piribebuy. Sus declaraciones prestadas a la terminación de la
r contienda reportan impresionantes relatos, declaraciones que, como
las de otros sacerdotes y varios civiles y militares, están publicadas
en el libro "la Tiranía en el Paraguay" de Cecilio Bóez; y en el diario
"El 'Cívico", año 1902 y 1903. (Museo Godoy).

- 120-
.Hjl..... - -. .

29) PBRO. FELICIANO ELIZECHE

Nacido en luque, y ordenado sacerdote el 3 de Marzo de 1861


por Mons. Juan Gregario Urbieta, conforme se registra en el Archivo
de la. Curia, Vol. IV N9 2. Su fe de bautismo copiada a las lestras dice
así: "En esta Iglesia Parroquial de Luque a diez de Junio· de 1832,
yo el .Cura Rector de ella, bauticé solemnemente a Felici.ano; hijo
legít!mo de Anastasia Elizeche y Micaela Zeballos, siendo padrino
Gregario González. Pedro Pascual Prieto". De su actuación antes de
la guerra sólo nos consta que administró algunos bautismos en la
Iglesia Catedral, como puede verse en el Libro VIl de Bautismos,
folio 29. Actuó en la parroquia de Jesús y Trinidad desde 1863 al
65 (Archivo de la Curia, Cas. 191, Vol. 18).
El Padre Elizeche fué uno de los sacerdotes que cayó prisionero
en Cerro Corá, y llevado como tal a Río de Janeiro. En el período de
la post-guerra, entre otros cargos ocupados, fué Director del Colegio
Nacional en 1872, después Luis Blaschere, quien a su vez sucedió al
doctor Facundo Machcín. El 31 de Octubre de 1873 firma el acta
de juramento del Administrador Moreno en el Palacio de Gobierno,
acta que dice: "Pbro. Feliciano Elizeche, Director del Colegio
Nacional".
Según el Libro ·de nombramiento de la Curia, el Padre Elizeche
fué designado en 187 4 Cura Párroco y Vicario Foráneo de Villarrica,
desde donde atendía al mismo tiempo la parroquia de Hiaty; y de
Piribebuy y Barrero Grande en 1879. En el archivo parroquial de
Luque se encuentra también su nombre en 1872.
Este sacerdote, tío abuelo del Padre Rafael Elizeche, falleció en
el barrio San Roque de la Capital, hacia el año 1885 estando en
estado de completa ceguedad; Juan Silvano Godoy, en su obra.
titulada "Documentos Históricos" recuerda al Padre Feliciano Elizeche.

30) PBRO. RUFINO JARA

Nació en la Capital. Fué ordenado sacerdote el 26 de Octubre


de 1857 por Mons. Basilio López, conforme se registra en el Archivo
de la Curia, Vol. 111 NC? 43.
11
EI Semanario11 del 24 v 31 de Marzo de 1866 tiene una nota
de los vecinos de Acahay, e~cabezada por el Cura de dicho pueblo,
Pbro. Rufino Jara. Durante la guerra sirvió en el ejército hasta el
último lugar a que llegó la resistencia de las armas paraguayas,

- 121 -

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pues se le encuentra al lado del Mariscal en Cerro Corá, donde cayó
prisionero. El Padre Rufino Jara es precisamente uno de los ocho
sacerdotes caídos prisioneros en Cerro Corá, último episodio de la
Guerra contra la Triple Alianza.
Conforme se registra en el libro de nombramientos de la Curia,
el P. Jara después de la guerra fué nombrado Cura de Villarrica en
1871; de Barrero Grande y Caraguatay en 1873; de Acahay en 187 4;
de Villarrica nuevamente en 1880; y por tercera vez fué designado
en 1885 Cura Parroco de Acahay, donde falleció.

31) PBRO. JOSE MARIA N~ÑEZ

Nació en limpio, e hijo legítimo de Gervasio Núñez y Josefa


Dolores Jara. Fué ordenado sacerdote el 22 de Agosto de 1856, y uno
vez comenzada la guerra, fué designado Capellán de las tropas de
la Guarnición de la Capital. {Archivo de la Curia Vol. 111 NC? 55).
Este sacerdote, que era primo del Padre Bies Antonio Núñez,
acompañó a Francisco Solano López cuando éste fué a Buenos Aires
como mediador. (Carlos R. Centurión). En el año 1866 aparece como
Cura Provisorio de Villa del Pilar, conforme se puede constatar en
"El Semanario" del 24 de Marzo de dicho año.
Después de la batalla de Piribebuy, cuando se emprendió la
retirada hacia Son Estanislao, hecho que ocurrió en Agosto de 1869,
el mismo Mariscal López lo llamó al P. José María Núñez, lo nombró
Cura de Caraguatay, en donde lo dejó como Jefe de centenares de
ancianas, mujeres enfermas y con hijos de corta edad, quienes ya no
podían continuar la marcha forzada de lo retirada.
El Padre Núñez, no queriendo entregarse a los enemigos que se
acercaban a Caroguotay, siguió otra vez a López 1 camino de San
Estonislao, y ocupó ,de nuevo su puesto de Capellán en el Ejército
hasta los montes de Villa Ygatimí, de donde se fugó con su hermano
el Capitán Romualdo Núñez, lisiado de aquella guerra y uno de los
héroes de la Campaña del Matto Grosso.
Andando por caminos ocultos, sin entregarse a las tropas
enemigas, y después de mil peripecias, salieron a un lugar poblado,
llamado Sargento loma, y de allí se dirigieron hasta Villa de San
Pedro. Estando e:1 este pueblo recibieren la noticio de la terminación
de la guerra.

- 122-
·-··\f.-
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.... .
Todo ello figura en una obra inédita del Capitán Romualdo
Núñez, que obra en poder de Ale¡andro Núñez, hijo del citado
Capitán, con domicilio en el pueblo de Limpio, y a quien hemos
tenido la dicha de bendecir su enlace matrimonial con doña
Magdalena Ro.jas en la Iglesia Metropolitana.
En el período de la post-guerra, fué Cura Párroco de Capiató
y Excusador de Areguá en 1872, y después quedó solamente con el
Curato de Areguá. Asistió como Cura de Areguá a la reunión del
Clero, efectuada en la Curia de Asunción el 30 de Abril de 1879.
(Archivo de la Curia). La fotografía del P. José María Núñez está en
el Album Gráfico. ·

32) PBRO. ALEJANDRO SOSA

A fines del año 1867 fué ordenado sacerdote en el campo de


batalla por Mons. Manuel Antonio Palacios .Siendo aún clérigo de
órdenes menores firmó el 24 de Julio de 1885 la nota de felicitación
al Mariscal l6pez, y siendo diácono habló en la Catedral en el triduo
de predicacion'9s del 15 de Agosto de 1867. R. de lafuente Machafn,
en su obra tantas veces citada, y "El Semanario" de la fecha ~e
refieren a este triduo celebrado con motivo de la festividad de la
Virg€n de la Asunción. En la parroquia de Pirayú actuó el Padre
Sosa en 1868 y en 1871, conforme se registra en el archivo parroquial
de este pueblo.
Se conserva en el Archivo de la Curia un recibo expedido por el
Diácono José Alejandro Sosa a favor del Mayordomo de la Iglesia
d~· lta;;guá, ~' cuyo tenor es el siguiente: "¡Viva la República del
Parag•Jayl Certifico haber recibido· del Mayodormo de fábrica de
ltauguá, ciudadano Dn. Miguel García, 25 pesos en billete, por un
sermón que tu'le el honor de predicar, y por asistencia, a las Vísperas
Tercia, Misa y Procesión, que mandó celebrar el 7 de Octubre en
honor a la Virgen del Rosario, Patrona de este partido, y para cuya
constancia firmo en este partido de ltauguá el 26 de Diciembre de
1867, yo el Diácono, José Alejandro Sosa".
Al finalizar la guerra se le encuentra ul P. Alejandro Sosa
al· frente de la parroquia de Yuty, como se puede ver en los libros
parroquiales de esta localidad. Según el Libro de nombramientos
de la Curia, Tomo 1, después de la guerra del 70, el P. Alejandro
Sosa tiene los sig:.~ientes nombramientos: Cura Párroco de Villa
Encarnación en el año 1877; Cura Auxiliar de Villarrica, parroquia .¡'
que en tal carácter lo atendía desde Yuty en 1880; Cura Párroco

123

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de San Estanislao y Excusador de Villa del Rosario, ltacurubí del


Rosario y Reducción de San José en 1883.
Finalmente se le encuentra al P. Alejandro Sosa en San Esta-
nisloo, donde falleció en 1888, siendo Cura Párroco pe este pueblo
el joven sacerdote, Pbro. Saturnino Romero, quien tuvo a su cargo
las exequias y condujo al cementerio local los restos mortales de
este hermano suyo en el sacerdocio.

33) PBRO. MANUEL ANTONIO CORVALAN

Nació en Corapeguó. Su fe de bautismo copiada literalmente


de su legajo personal es como sigue: "En esta parroquia de Cara-
pegué, a ocho de enero de 1829, el Presbítero Ciudadano Manuel
Antonio Pérez, Teniente Cura de ella, bauticé solemnemente a un
párvulo, a quien puse por nombre Manuel Antonio, hijo legítimo
de Juan Francisco Corva Ión y de María Juana Vera; habiendo naci-
do ayer y siendo su padrino Gregario Peralta, a quien advertí el
parentezco espiritual que contrajo. Manuel Antonio Pérez". Fue
ordenado sacerdote por Mons. Basilio López el 17 de marzo de 1854
juntamente con el Padre Juan Manuel Aquino, quien fue luego Cura
de Villa del Rosario. Archivo de la Curia Vol. 111, NC? 13). Este sacer-
dote ero sobrino del Padre Corvolón, diputado en el Congreso del
año 1811.
Siendo Cura de Villa del Rosario en 1856, ero también Excu-
sador de ltocurubí del Rosario y ds lo Reducdón de Son José.
Hacia fines de 1861 el historiador Pérez Acosto, en su obro ti tu-
lodo "Carlos Antonio López, Obrero Máximo", lo pone como Cura
Párroco de Yponé. Según los libros parroquiales de Son José de
les Arroyos, el Padre Corvalán estuvo en este pueblo en 1863; y
según los de Caroguatoy, actuó al frente de esto parroquia del año
1864 al 68, desde donde atendía al mismo tiempo lo parroquia de
Arroyos y Esteros. "El Semanario", de fe,ha 2 de junio de 1866,
confirmo este último doto.
Cuando el Mari~cal lópez se dirigió desde Azcurra hacia Sa11
Estonisloo por el comino de Caroguatay, el Padre Corvolán, que se
enccntrobo en este pueblo, se oyuntó a su caravana, y lo siguió
hasta Cerro Coró, en donde, según las "Memorias" del General
Resquín, cayó prisionero. Se supone que de allí fue llevado a Río
de Jo:1eiro; pero lo cierto es que desde_ entonces desapareció por
completo, sin que se hoya podido recoger un solo doto sobre su
suerte final.

12-t -
APENO ICE

· En esta última parte de nuestra obra, que la ofrecemos a los


lectores para~uayos como un homena¡e de adhesión al Año del
Sacerdocio, conforme lo tenemos ya dicho al comenzar este libro,
reproducimos al~unos documentos, libres nosotros de todo apasio.
namiento antihistórico, y con la sola intención de contribuir al cono.
cimiento de nuestro público y llamar sobre este punto la curiosidad
y el consi~uiente estudio de los historiadores nacionales. Vale la
pena, según lo entendemos honradamente, investigar nuestro pasado
en toda su amplitud, y del montón de documentos y tradiciones
orales, a la luz de la más sana crítica, tratar de colocar las cosas
en su !usto medio, para conocimiento y edificación de la generación
presente y venideras. Seme¡ante empresa, como fácilmente se podrá
convenir con nosotros, conducirá a una obra de enver~adura alta•
mente patriótica, y será por lo mismo di~na de las inteligencias
superiores.
Los documentos que reproducimos a continuación son: 1) El
dictamen formulado por los Presbíteros Fidel Maíz y Justa Román
en el proceso instruido al Obispo Diocesano del Para~uay, Monse.
ñor Manuel Antonio Palacios; 2) La nota de felicitación, tantas veces
citada en esta obra, que el Clero Asunceno le diri~ió al Mariscal
López el 24 de ¡ulio de 1865, con motivo de su día natalicio; 3) Una
carta del Padre Fidel Maíz al Conde D'Eu; 4) Otra carta dirigida
por el Padre Fidel Maíz a don Juan E. O'Leary; 5) Otra carta dirigida
a Marcelino Pérez Martínez, y referente a Pancha Garmendia;
6) Una poesía del Padre Juan Cassanello, dedicado al Obispo Pala.
cios y a los gloriosos Capellanes del 70.

- 125-
DICTAMEN ~ORMULADO POR LOS PRESBITEROS FIDEL· MAIZ Y JUSTO
ROMAN EN El PROCESO INSTRUIDO Al OBISPO DIOCESANO DEL
PARAGUAY, MONSEÑOR MANUEL ANTONIO PALACIOS

"¡Viva la República del Paraguay!


"Excmo. Señor Mariscal Presidente de la República y General
en Jefe de sus Ejércitos, Ciudadano Francisco Solano lópez:
"los fiscales C!Ue aba¡o firmamos, creemos de nuestro deber
llegado el momento imprescindible de elevar oficialmente al supe-
rior conocimiento de V. E. la presente jurídica relación de las gra-
vísimas criminalidades del Obispo Diocesano de la República,
Manuel Antonio Palacios, para lo que V. E. tenga por conveniencia
proveer.·
"Ellas son de alta trascendencb política y religiosa, y desde
ya el Estado· y la Iglesia reclaman resoluciones de justicia contra
el Obispo Palacios, porque ni C!quél puede sustentar en su seno
hijos desnaturalizados, ni ésta soportar en sus altares ministros
indignos de la pureza de su espíritu.
"Autorizados legalmente, y urgidos por las extraordinarias
circunstancias que atravesamos, nos hemos atemperado al espíritu
de ambos derechos, que conspiran por diferentes caminos y distin-
tos efectos a un mismo fin, cual es la salud y prosperidad de la
República civil Y. cristiana: Omnia ad edificationem.
"Y no sólo nos inspiramos de este espíritu fundamental de
las leyes, sino también de la forma que ellas prescriben en el
preceder. Según los mejores canonistas, en el día ya no existe
inmunidad para los Obispos, de manera que, haciéndose culpables
de algún crimen político, deben ser sometidos como simples seglares
al juicio de la autoridad civil.
"Y el Obispo Palacios se ha colocado en este caso, y noso-
tros hemos procedido en el conocimiento de su causa por lo que
ha resultado contra él de los prcccsos seguidos a los reos de alta
traición a la Patria y su Gobierno y él confesó, y su culpabilidad
es de la entidad denunciada.
"Pero antes de entrar en los detalles de su relación, nosotros
conocedores inmediatcs d.~l proceder altamente criminal del Obispo
Palacios, y hondamente p~netrados de las funestas consecuencias de
una tal conducta en el Prelado de nuestra Iglesia, nos anticipamos
rogando a V. E. se digne admitirnos la formal protesta, que desde

126

":: 1 . • • .•

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--------------

luego, llenos de vergueza por un lado y de justa indignación por


otro, hacemos en nombre del Clero Nacional contra semejante des-
leal y traidora conducta del Obispo Palados ..
"El Clero Nacional.. Excmo.. Señor, bien penetrado de la obli-
gación de anteponer a todo otro deber el de amor a la Patria y de
lealtad al Gobierno, jamás puede estar, ni estará nunca sometido a
un tal Prelado en virtud de su orden, porque reconoce que primero
lo obliga el deber de ciudada.,o que el de sacerdote.
"El goce de los privilegios en la vida social, la seguridad y
la tranquilidad, la abundancia, los honores, las prerrogativas y las
preeminencias de su noble jerarquía, no alcanza el Clero Nacional
sino de la protección y munificencia del Jefe Supremo del Estado,
bajo cuya autoridad vive formando parte del cuerpo político; y la
primera y más inviolable de todas las condiciones para disfrutar de
estos preciosos bienes, es la de ser fiel y obedecer religiosamente
al Gobierno· constituido.
''En efecto, nacemos hombres y ciudadanos y no cesamos de
serlo haciéndonos eclesiásticos; al contrario, constituidos Ministros
del Altísimo, por quien reinan los Potentados, contraemos nuevas
obligaciones, y debemos aún más que los demás ciudadanos dar a
tos pueblos el ejemplo de fidelidad y sumisión al Gobierno, cuya
potestad dimana del mismo Dios: omnis potestas a Deo est.
11
Debemos respetar en la persona del Gobierno, a más de la
dignidad del Primer Jefe del Estado, la de Protector de los sagra-
dos cánones, de que particularmente se halla adornada; la de
Obispo exterior la de la Iglesia y la de Vicario de Dios en lo temporal.
11
Si antes de recibir el sacerdocio dependíamos del Gobierno
como Magistrado Supremo, después comenzamos a depender de él
de una manera especial, como de nuestro defensor, Tutor y Pro-
tector Soberano.
¿Cómo, pues, conciliar con estas sagradas obligaciones el res-
peto y veneración que la Iglesia nos arrancara en la ordenación,
para depositarlas en manos del Prelado, que infamemente se ha
rebelado contra el Protector Nato del Sacerdocio mismo, contra la
sublime potestad y augusta Persona del Jefe Supremo de la Nación?
"No! en perjuicio del sagrado y preferente deber de fidelidad
y amor ex-carde a nuestra Patria y Gobierno, no reconocemos nin-
guna obligación sobre la tierra subiecti estote ... sive regi, quasi
prece~lenti, porque primero somos ciudadanos que sacerdotes.

- 127-
f' rp;u;q¿paqtt pu;awamu;;;¡;:q;zQ!t:z:u ua:an**•fli!II!•>-W:1
"A nadie antes que el Gobierno, y mucho menos en contra
suya, nos someteremos ni por un solo instante: neque ad horam
cessimus sujectioni, que haciéndonos sacerdotes no hemos dejado
de ser ciudadanos.
"Sí, Excmo. Señor; y tenemos la satisfacción de decir en este
sentido lo que el Apóstol en pro de la verdad de su aserto: "Si
un ángel del cielo bajase a evangelizar lo contrario, sea anatema".
"Por cierto, Dios mismo ha hecho nacer en su Iglesia en la
República y no ésta en aquélla enseñando así diviname11te que sus
minis.tros deben siempre seguir, y no rebelarse jamás contra la mar-
cha de las naciones, bajo las autoridades legítimamente constituidas.
11
EI Obispo Palacios se no desviado de ese principio funda-
mental del orde:1 establecido para la salud y edificación de los
pueblos, faltando a la vez al solemne juramento que ha prestado en
aras de la Patria, de no atentar abierta ni indirectamente contra
ella y el Jefe Supremo ~ue la preside.
"Sin fe, ni religiosa ni política, y arrastrado de interés y
ambición se ha hecho doblemente prevaricador: como Obispo ha
prostituido su ministerio, y como ciudadano se ha rebelado contra
su Gobierno.
"El Obispo Palacios había podido hasta aquí sostenerse en su
falsa y violenta posición, mercedd a una sistemada y única hipocre-
sía, deparando de este modo para la Religión y el Estado males,
cuyos deplorables efectos aún no es posible calcularse.
11
Tanto más resalto:1te y crimin'll es todo esto, cuanto que el
Obispo Palacios se ha pronunciado contra la vital causa de la
Patria y su ilustre Defensor precisamente en los momentos más
supremos, en que, más que nadie, el Prelado de la Iglesia debió
concurrir religiosamente con su leal y decidida adhesión a los heroi-
cos esfuerzos del Gobierno y del Pueblo entero e:1 sostén de nuestra
sagrada y preciosísima libertad.
"Debió infiltrar con su palabra de Pastor de la grey en el
espíritu público la confianza cristiana en la dirección de la Patria
y en el feliz resultado del' más santo empeño, que jamás Pueblo
alguno, como el Paraguayo, ha sostenido hasta aquí.
"Si el Obispo Palacios ha hablado en este sentido, su voz ha
sido desautorizada, no ha podido tener la unión conmovedora de la
verdad; y, fuerza es decirlo, él ha mentido onte Dios y los hombres;
y hoy llegado es el caso de recordarle que todo árbol que no da
buen fruto será cortado,·y que lo sal de la tierra que no sirve para
condimentar será arrojada afuera.

- 128
,. '·:-: ·.. !.~""· • . •


"Desde el momento C!Ue V. E. se dignó depositar en nosotros
-~
la confianza del conocimiento y substanciación de esta causa, que
en su origen ha estado muy lejos de hacer esperar lo que última-
mente ha resultado, nos habíamos requerido sobre la importancia
de pulsar y penetrarse de la verdad por el examen y apreciación
personal de los reos y testigos en toda su fisonomía.
"Cuando en el curso de la causa dimos con la hebra del negro
plan de la conspiración, redoblamos nuestro interés y aguzamos
nuestro criterio cuanto nos ha sido posible, para dar con la intrín-
seca realidad del hecho envuelto en el más intrincado elaboratorio
de las más astuta perversidad.
"Nos hemos hecho cargo en todo sentido de la gravedad de. la
causa y de las circunstancias todas de los comprometidos en ella;
y si el tiempo material nos ha faltado para haber consignado minu-
ciosamente todo el resultado de nuestro trabajo, no por eso se dirá
jamás que hemos descuidado nada.
"Al contrario, tenemos la convicción de no haber desatendido
ni el carácter, y hasta las mismas pasiones de los enjuiciados; ':
aún las afecciones del.alma, que en los casos dados y en momentos
irreproducibles, bien como difíciles de pintarse en el papel, se dejan
sentir y percibir, arrojando a la vez toda la luz del convencimiento
en la conciencia del juzgador; hemos recogido también en ocasiones.
"Con este fondo, pues, de ciencia y conciencia propia, y con
los procesos en las manos, y vivos aún los testigos o acusadores del
Obispo Palacios, instruimos a V. E. la presente relación de sus cri- '·
minalidades, tanto más atendibles cuanto que implican consecuen-
cias de inmediata trascendencia, no sólo por el carácter mismo de
ellas, como por la elevada posición del reo.
"Y antes que apareciesen en los procesos citas expresas contra
el Obispo Palacios, no faltaron datos de pronunciaciones más o
menos vehementes contra él; y los Tribunales no han podido menos
que apercibirse en este respecto.
"El Obispo Palacios, débil por el testimonio íntimo de su
misma conciencia, adelantó más de una especie contra sí, manifes-
tando inquietudes y sobresaltos conforme iba la causa ratificándose
y tocando ya a él.
"La prudencia, incompatible con el crimen que remuerde Y. en
vísperas de cernirse en la tela del juicio, desapareció enteramente
del Obispo Palacios.

- -129 -
"Este hcmbre, sin dominio ya d~ los misterios de su culpabi-
lidad, veía descorrerse el velo, buscaba en vano algunos puntales
con C"!Ue sostenerse: , todo esto el celo de la justicia ha tenido que.
tomar en consideración.
'· "Preguntas reservadas, pero por lo mismo indiscretas, sobre
tales o cuales reos de los comprometidos en la revolución: Aten-
ciones inusitadas, y a la vez muy r.~jenas de su carácter personal,
poro con algunos de los Fiscales de la causa: ofertas aún de favores
no pedidos y nunca prestados por el Obispo Palacios, en momentos
de no poderse ya sustraer a los antecede:1tes que lo complicaban
en el asunto: expresiones, en fin, de dobles sentidos en el orden de
los revolucionarios y hasta de manifiesta convivencia con éllos ...
todo esto ha venido después a tener su explicación natural con las
acusaciones que vamos siguiendo.
"El Deán Bogado, una vez puesto en términos de un sincero
reconocimiento de sus delitos y criminalidades había dado sus
declaraciones con la espontaneidad y precisi6:1, que desde luego no
dejara lugar alguno de dudar de la veracidad.
"los antecedentes del Deán Bogado son bien conocidos y no
había cómo presumir lo contrario cuando aseveró que llamado del
campo a emplearse en los servicios públicos que le confiara S. E.
el <ir. Mariscal, bajó a la Capital con el corazón puro y con la
más grande adhesión que había profesado también a su benemérita
persona. (f. 413).
"De este modo, dice, que se encontraba cuando comenzó sus
relaciones con el Obispo Pa.lacios, y deplora hoy con todo el peso
del arrepentimiento la funesta intimidad que ha contraído con su
Prelado, a quien exclusivamente atribuye sus extravíos hasta encon-
trarse culpable de alta traición a la Patria y su Gobierno.
"Después que confiesa este crimen capital, y seguro ya de
que no habla sino contra sí, a la vez que obligado a satisfacer a la
justicia, ha comenzado por referirse al Obispo Palacios. 11 Lo que
1

1
más ha i:1fluído en mi eo;píritu, dice, para haber decaído en mi fe
1
y lealtad para con mi patria y gobierno, ha sido precisamente la
1 relación íntima que he tenido con el Sr. Obispo, único hombre con
quien tenía conversaciones de carácter contrario al sistema y actua-
lidades de mi país11 • (f. 411 vuelta).
"Y conviene notar aquí, que ·si el Deán ~ogado se mantuvo a
los principios negativos, fue ciertamente por las sugestiones todavía
del Obispo Palacios, quien en los primeros días del arresto de

1· ... 130
1

1
1
Bogado, no cesó de instigorle a no descubrir sus criminalidades, y
"que sufriera lo que sufriere para sostenerse hasta el último, recha-
zando con energía los cargos que resulten contra él; pues que en-
tonces, (explicó después Bogado)· descubriría también miserable-
mente al Obispo". (f. 411 vuelta).
"Con este sólo hecho de inteligencia con el Deán Bogado, que-
brantando un arresto legal, y predisponiendo su, ánimo de contra-
rrestar la verdad y la acción de la justicia, el Obispo Palacios
adelantaba por sí mismo una confesión propia de su complicidad
con Bogado y revelaba de prueba en lo sustancial de la causa,
según principios del Derecho.
"No dejaremos tampoco de consignar lo que el mismo Obispo
Palacios había dicho de anterior al Deán Bogado, que si llegase
a resultar confeso, sería un puñal para su corazón; "expresándose
en el mismo sentido con su sobrino y familiar, el Clérigo Zalduondo,
a quien dedo "que se avergozaba de que el Deán Bogado resultase
culpable, pues que era un hombre en quie:1 había depositado todo
su secreto y confianza". (f. 358).
11
Este fondo, pues, de los secretos y confianzas del Obispo
Palacios ha revelado el Deán Bogado, a quien conforme iba descar-
gándose de ese negro depósito de gravísimas culpabilidades, hemos
tenido que escuchar algunas espansiones de su alma: "Ah! cuán
aliviado siento mi corazón! . . . Me creo feliz al salir de mis errores,
por más desgraciado que he sido al caer en éllos! . . . Yo no fuera
jamás desleal e ingrato a mi Patria y Gobierno si no fuera la intimi-
dad con el Sr. Obispo y las miserables relaciones con su familiar!" ...
"Estas exclamaciones del Deán Bogado no eran forzadas.
"Cuando de las "declaraciones del Deán Bogado y de otros,
apareció más que sobradamente culp~ble el Obispo Palacios,· pedi-
mos a éste su confesión judicial en nombre de la Ley: él la dió y
ha reconocido su criminalidad sin discrepar con el Deán Bogado en
los puntos que pasamos a estractar.
"El Obispo Palacios es opuesto al sistema fu:1damental de la
República, como que no conviene el Gobierno de un solo hombre
porque siempre tiende al absolutismo, atribuyendo de aquí esta
calificación al Gobierno de V. E. (f. 347).
"El solo hecho, dice un autor, de desacreditar al Gobierno
Nacic·nal, vituperar sus leyes y costumbres, y alabar con preferencia ·~
a los extran¡eros, es ya la prueba patente del desamor a la Patria, 1
la respiración evidente de un pecho desleal y peligroso.

- 131 -
f!#R" 9%CG({4. :¡_ 4 #i t.(.C;t!l41 PJA;;;;;.Q ~.' •,...: . '1 ' ~ ' ' .

~ ''El Obispo Palacios se atrevió a vituperar las Leyes Patrias,


desaprobó la forma de la Administración Nacional, y olvidando que
,. Dios prohibe hablar mal del príncipe o Jefe Supremo de un pueblo ·
-Principem pupuli tui non maledices- adelantó su desamor y
"'·
odiosa deslealtad hasta calificar al Gobierno de V. E. de absoluto
y despótico.
11
Una vez que el Obispo Palacios ha atacado por su base el
sistema gubernamental de la Nación, y ha calumniado tan gratuita
como negramente a su Gobierno, no puede ya sustraerse a un cargo
gen eral de haber quebrantado y contrariado todos los lazos del
1

orden público; porque si un solo punto de infracción hace resentir


el todo moral, según aqvella del Derecho cualquiera que hubiese
guardado toda la Ley, y faltase en un solo punto, se ha hecho culpa-
ble de todo: factus est omnium reus ¿.cuánta será la culpabilidad
del Obispo Palacios que aplicó luego el veneno de su oposición y
deslealtad a los quicios mismo del edificio social?
"Desde el principio de la guerra ha manifestado ~n espíritu
contrario al sostén de la santa causa nacional hasta avanzarse a
decir una ocasión "que si él quisiera revolucionar a las tropas para
volverlas contra el Mariscal nada más fácil le sería por el prestigio
que tenía (como Obispo), pues que tomaría un crucifijo en la mano
y proclamaría a las tropas arrastrándolas en pos de sí". (f. 408).
11
Esta sola expresión del Obispo Palacios revela en su más
pronunciada manifestació:1 el negro fondo de su espíritu de odiosa
deslealtad y de tendencia altamente traidora a la Patria y su
Gobierno~
"Pensar en nombre del Cristo, ese Dios de amor, enarbolar
su cruz, ese estandarte de paz, para rebelar a las tropas armadas
contra su legítimo y Supremo Jefe en momentos de sostener la vida
de la Nación, es horrorosamente excecrable e impío!
"Proposición es ésta, Excmo. Señor, como otras que iremos
apuntando, que mereciera desde luego ser teológicamente calificada:
élla, a parte de la impiedad que entraña, no está exenta de sabor
a herejía: Haeticorum autem vocabulo centinentur ... qui vel levi
argumento a judicto catholicae religionis et trámite detecti fuerint,
diviare. (S. onnces l. c. de Haereticis). (Sic)
11
Y en verdad que es así, porque el carácter esencial de la con-
ducta y espíritu del verdadero cristiano es el amor a la paz y la
sumisión a los constituidos en dignidad; de manera que Tertuliano
en un tiempo pudo desafiar a los perseguidores de ta Religión a

132 -

. ·- ., ....... .. ......
~·· .. ..... ,.;;.
'

citar un solo rasgo de independencia de rebelión y desobediencia de


parte de los fieles, crímenes todos que hoy pesan sobre el Obispo
Palacios. 1
"El Obispo Palacios ha deplorado que los Sacerdotes hablasen
en el púlpito "en pro de la santa causa nacional, pues el Clero a
causa de eso se desprestigiaba, no debiendo meterse en poi ftica".
(f. 408).
"Es el sarcasmo más sacrílego que pueda salir de la boca de
u:1 ministro de la Religión, y el Obispo Palacios ha renegado de
este modo de los deberes y apostolado de los derechos de ciudadanía
que el Clero goza altamente en la sociedad.
11
No tenemos inconvenientes de declarar que el Obispo Pala-
cios se ha hecho materialista de secta y de sistema; pues al querer
extrañar el Cl<ero de los deberes de ciudadano, ha pretendido nada
menos que desprenderlo de la madre Patria; y descuidarle de las
sagradas obligaciones para con élla, mientras que la Religión
enseña que los fieles todos y especialmente sus ministros no puedP.n
ganar el Cielo sino cumpliendo todos sus deberes con respeto a !a
Patria y su Gobierno.
"leemos en las escrituras que aquel que descuida sus obliga·
ciones en el círculo doméstico ha negado la fe y es peor (!ue un
infiel: fidem negavit. et est infideli deterior. ¿Y qué diremos no
del descuido, sino del atento y quebranto de las obligaciones de
amor, fidelidad y gratitud para la gran familia social hasta intro-
ducir el cisma en los espíritus, e intentar la rebelión armada a san-
gre y fuego?
"El Apóstol San Pablo, a pesar de que vivía bajo la sumisión
de los emperadores paganos, jamás creyó desprestigiarse hablando
en favor de la República; y cintes al contrario no hubo cesa que más
inculcase como doctrina fundamental de la Religió:1 y como primer
ut:uer de sus ministros, ~ue el concurso fiel de éstos al sostén d-..
la justa causa de los pueblos.
··cuando hubo ocasión de defenderse contra sus infames acu-
sadores, lejos de renunciar sus derechos de ciudadano, hizo pié e,
ellos y clamó co11 honor: civis romanus sum!
"Así nosotros, rechazando con doble indignación la negra ir"-
culpación, que gratufta y malignamente ha hecho el Obispo Pala-
cios de que el Clero Nacional se desprestigia a causa de hablar
en los púlpitos en pro de la causa pública, clamamos bien alto y
decimos con orgullo: somos ciudadanos paraguayos!

.- 133 -
"La causa unica y verdadera del desprestigio del Clero Na-
cional es ahora el Obispo Palacios, que sin fe y sin conciencia, ha
venido a reproducir uno de los mós funestos escóndalos, que la
Historia va rec'lger, y que ocasiona tantos males a la Religión y al
Estado: él es responsable de éllos, y la sociedad civil y cristiana
derecho tienen de exigirle a más justa satisfacción por la m6s con.
digna expiación de sus crímenes.
"El Obispo Palacics atribuye a V. E. la causa de la duración
de la guerra "por la tenacidad de sostenerse, haciendo, dice, matar
a toda la gente antes que ceder nada, y también por lo mucho que
se halla en el mando; el c.ual, agrega, debía deiar para evitar la
completa ruina de lo Patria". (f. 408 vta. 41 O vta.).
"Estas aserciones del Obispo Palacios son tanto más malignas
cuanto que las expresó con. motivo de la negociación de paz pro-
puesta por Mr. Gould, en la que se traía como preliminar indecli-
noble la separación de V. E. del mando supremo y consiguiente sa-
lida del país para entrar en arreglo con el enemigo, cosas que el
Obispo Palacios aprobó en privado como único medio de terminar
la guerra, mientras que en público "se expresaba a los términos
más expresivos de que tal cosa causaría la pérdida completa del
país y lo esclavisaría perpétuamente". (f. 443 vta.).
1
"Consta de los procesos "que generalmente así sucedía", es
l. decir, que (el Obispo Palacios) aquello que más calurosamente apo-
yaba y aprobaba delante de S. E. el Sr. Mariscal, en su ausencia
era el que con más desprecio miraba sus propias expresiones. (f.
443 vta.).
"Esta conducta doble y pérfida del Obispo Palacios no ha lle-
vado a tocar en la Historia un car6cter igual v notablemente crimi-
nal en la misma esfera. . .
"Ebben, Arzobispo de Reims, hombre indefinible por -las opues-
tas cualidades que reunía, susceptibles de todas las formas sin
conservar ninguna, pareció por algún tiempo que merecía una for-
tuna antes de mostrarse indigno en ella: fué sucesivamente cortesano
rendido y cumplimentero; tea de la discordia y de la rebelión; pero
siempre espíritu inquieto, enredador, corazón ingrato, Prelado San-
guinario y de costumbres perdidas.
"El emperador Luís el Hermoso, aquel príncipe sin nervio ni
consistencia que no supo valerse de la espada que Dios le había
puesto en las manos para corrección de los malos, los cuales son más
funestos al Estado que los azotes naturales o los enemigos extran-

- 134-
jeros, cuando no era más que Rey de Aquitania, había sacado a
Ebbon de la servidumbre, le proveyó de abadías, y por último le
elevó a la gran silla de Reims.
"En efecto el malvado Ebbon, mostrándose digno ministro del
desnaturalizado Lotario, a quien vendió sus servicios por el sacrílego
precio de la rica abadía de San Bast de Arrás, siguió a este príncipe
y se rebeló contra su bienhechor Luís, a quien depuso del trono con
las ignominiosas ceremonias de una ?ública degradación.
''Más, entretanto que Luís soportaba el hábito de penitente
en una celda, ':! de allí recorría !as naciones como prisionero, los
tiempos y los ánimos ·se había ido cambiando ... Y los sentimientos
de la naturaleza sostenidos co nlos motivos de interés vencieron en
·el corazón de los príncipes Luís y Pepino, y se coa ligaron los dos
contra Lotario, el cual huyó de la Germanio y fue a París con el
emperador, su prisionero.
"Allí, por fin, obligado por la fuerza, ~e resolvió por segunda
vez a arrojarse a los piés de su padre, el cual se contentó con
desterrarlo a su reino de Italia.
"Ebbon, que con la caída de Lotario había sido arrastrado,
fue sometido al juicio de un concilio que el emperador convocó para
anular canónicamente cuanto se había hecho contra él, y se vió pre-
cisado a condenarse así mismo para evitar la v~.rguenza de ser
depuesto con mayor abatimiento. Presentó él mismo al concilio una
acta de dimisión concebida en estos términos: "Yo Ebbon, indigno
obispo, penetrado de la grandeza de mis pecados, y queriendo sal-
var mi alma con la penitencia, renunció a las santas funciones de
Obispo, la que profané, y para que se pueda dar mi plaza a otro
pastor que gobierne mejor que yo la. Iglesia, firmo de mi mano
esta acta".
"El concilio pronunció enseguida la sentenda en estos térmi-
nos: "Dejad el ministerio, según vuestra propia confesión", y en
su virtud se escribió la diligencia de deposición, que también firmó
Ebbon.
"La aplicación· de este trozo histórico al Obispo Palacios cae
de su propio peso; que si este indigno ministro, elevado también de
la oscuridad de su cuna a la alta ·dignidad del episcopado, hubiera
encontrado la misma debilidad de Luís el Hermoso en el esforzado
ánimo del Jefe Supremo que hoy rige !os destinos de la Patria, tan
cierto que mucho más que el Ebbon hubiera tenido que ejecutar con
él, pues los planes de su traición y perfidia iban aún más allá de
la conspiración contra Luís.

- 135-
r••. 3
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t
1 ''Felizmente V. E. ha sabido desenvainar con tiempo la espada
de justicia que Dios os confiara para castigar a los malos, a cuyo
frente habíase colocado el desnaturalizado Obispo Palacios; y si
éste antes de su enjuiciamiento, aprovechando el tiempo que tuvo,
se hubiera hecho cargo en conciencia de la horrible gravedad de
sus crímenes, o al menos se apercibiese por alguna gota de sudor
del amargo abatimiento que ocasionan los estrados de la justicia,
sin duda debía atemperarse de una vez a la medida de Ebbon
haciendo una e~pontánea y libre dimisión de su dignidad y oficio
para reparar los daños ocasionados a lo Religión con las sacrílegas
profanaciones de su sagrado ministerio, y prepararse de este modo
a satisfacer al Estado recibiendo el condigno castigo de su alta
traición a la Patria y su Gobierno.
"Debemos, sin embargo, en obsequio de la verdad, constatar
aquí que el Obispo Palacios, co:1feso ya de sus crímenes y durante
la actuación de algunas de las diligencias de su proceso, había
tenido que manifestar como en soliloquio bajo la misma convicción
del Obispo Ebbon, diciendo: ''Soy muy indigno, ya no puedo ya
gobernar mi Iglesia, otro sabrá dirigirla mejor; Dios por mis peca-
dos me hace ver en este estado".
"Volvam.os ahora al hilo de sus acusaciones.
"Ocasión hubo en que la preciosa vida de V. E. fue objeto de
tristes cuidados por una grave enfermedad que le atacó, y entonces
el Obispo Palacios manifestó que se "alegraría que tal cosa suce-
diera (aue V. S. hubiese fallecido) a trueque de terminarse inme-
diatam~nte la guerra, porque ninguno q~errá continuar si no es
V. E." (f. 41 0).
"Semejante manifestación en el Obispo Palacios equivale a la
consumación ~e su criminalidad sin límites, puesto que se alegraba
nada menos que de la muerte del Jefe de la Nación, en quien
est6n justamente depositadas sus esperanzas para verse libre de las
garras de su infame agresor: muerte realizada ya por él,. según su
sacrílego deseo! El odio, esa pasió:1 desordenada que en el fondo
proviene de la impotencia del mismo que se deja dominar de élla,
eruptado el Obispo Palacios contra la inestimable existencia del
Padre y Salvador de la Patria con el negro e indispensable humo
de la blasfemia.
1,
"La intención es por la que se juzga principalmente al hombre;
y ~a del Obispo Palacios no puede ser ni m6s explícita ni m6s
1· mortal: élla nos autoriza para decir no en sentido meramente espi-
ritual, todo aquél que odia a su ·hermano es un homicida.

- 136-
r. .

• lau:.lll
''No, • • • El Mariscal lópe~ es el padre y lo vida de lo Patria,
es el legftimo y Supremo Jefe de la Nación, es el Cdsto del Pueblo
Paraguayo!, y pues el Obispo Palacios ha levantado en su corazón
el tenebroso calvario de la más odiosa traición para sacrificarle! reus
ets mortis, clamaba en sus adentros con !a misma satánica algazara
que los infames regicidas de Judea contra el Ungido de su gente!. ..
Obtupescite coeli super hoc!
"El Obispo Palacios más de una vez ha dicho que· deseaba
sobrevivir a esta guerra para escribir todos los defestos del HOM-
BRE, aludiendo a V. E. (f. 402). Y ha confesado también que a
este desleal propósito y calumniosa apreciación de V. E., había
estado llevando un minucioso diario, el cual según su propia con-
fesión, es su más acabado proceso.
"Nos reservamos estractar de este famoso diario los puntos
que tengan relación a la causa, y agregar a los sumarios para su
ajuste ¡udicial. Entre tanto nos toca informar sobre él, que es un
documento auténtico escrito expresamente bajo las miras e intención
directo del Obispo Palacios, en gran parte de su propia letra; y su
.slasificación no puede ser más exacta que la que él mismo le ha
dado.
"Un abismo clama a otro abismo! Tocamos aquf, Excmo. Señor,
un punto de culpabilidad del Obispo Palacios, tal que nos cubre
de mucho rubor, y no alcanzamos ciertamente a descubrir el abismo
inconmensurable de prevaricación y completa perversión a que ha
llegado este indigno ministro de la Religión, que mal cristiano, peor
Obispo y pésimo ciudadano ha jugado con las cosCís más sacro-
santos, ha profanado lo santidad misma!
"El Obispo Palacios decía "que las funciones eclesiásticos
celebradas en los dras patrios, u otros solemnes por la felicidad de
V. E. no llevaban el verdadero espíritu de la Religión de tributar
culto a Dios e implorar sus auxilios; sino que eran con el deseo de
·agradar a un hombre, que es V. E., y que en este sentido se quejaba
el Obispo manifestando la tortura de su voluntad para estos actos,
a los que se prestaba únicomen,te por respeto mundado". {f. 412 vta.).
"Horror! Repugnante hipocresía, que hace aparecer al Obispo
Palacios con algo menos que los sentimientos de ve:1eración, reco-
nocimiento, sumisión y confianza en Dios~ en los que consiste el
Culto interior; pues las señales ostensibles con que la Religión tiaca
atestiguar estos sentimientos del corazón para que resulte el culto
exterior en espíritu y verdad, como son los actos sacramentales y

- 137 _; .

• ., : / • , .. - - , -1 •
santas ceremonias de la Iglesia, dice el Obispo Palacios .que no
llevaban por ob¡eto a Dios sino al hombre por un respet9 pura-
mente mundano".
11
Hay en esto una impía profanación con cierta mezcla de
abominable sacrilegio y de supersticiosa idolatría. ¿Qué más pu-
diera decirse de la conducta de un Calvino, que habiendo negado
·con Zuinglio los sacramentos, los redujo a pura ceremonia? Ni qué
diferencia diéramos entre los maquiavelistas, que miraban a. la i

Religión como medida de pclític.:a para contener al pueblo en sus


1

deberes? ~
11
EI Obispo Palacios subía al altar de la Religión, consagraba
la hostia del sacrificio católico, ':! sin embargo no tenía 'intención
de tributar a Dios ni implorar sus auxilios sobre los destinos de
la Patria! . . . Hablaba revestido con las insignias de Sumo Sacerdote
al· pueblo reunido en torno de la verdad, le inculcaba sus deberes
para con Dios, para con el Gobierno, y no obstante él no creía su
palabra, quebrantaba sacrílega y traidoramente esos mismos
deberes! ...
"El culto exterior es una lección moral que recuerda sin cesar
al hombre sus deberes pera con Dios, para· con sus semejantes y
para consigo mismo: deberes que naturalmente se desprenden de
los dogmas éatólicos, de que el culto . es a la vez una esplícita
confesión.
"En efecto, si sólo Dios es el único árbitro de la vida y de
la muerte ¿cómo abrigar en el corazón la criminal idea de atentar
contra la vida de nadie, trastornar el orden establecido y rebelarse
contra la autoridad que Dios ha establecido, si no es renegando de

.J'· la fe, que nos hace reconocer y venerar esos atributos del Ser


Soberano?
"Todavía más: el culto ~xterior es un lazo social que reúne
~ a los hombres al pie de los altares, les inspira sentimientos de fra-
ternidad, conserva entre éllos el orden y la paz, y contribuye a la
.: moralidad y civilización de los pueblos.
.. "Pero el Obispo Pa!acios ha perdido la idea de todas estas
1randes lecc!ones del culto público; y ¿cuál entonces el alimento
'"'ctrinal que pudiera dar a su grey? Antes de ahora tuviéramos
'lr de decir con un profeta: Dios sabe adónde va el pastor con
s! Pero hoy no nos queda lugar para concluir sino que

-·138
el Obispo Jlalacios conducía a su grey por la pendiente de su eterna
perdición, desde que en el desempeño de las funciones de la Reli-
gión se desviaba del verdadero espíritu de la· Iglesia.
"No es nuestro deber en el momento apreciar en el sentido
teológico toda la extensión de estas monstruosas observaciones del
Obispo .Palacios; pero tampoco podemos prescindir de dar las
primeras pinceladas bajo este aspecto en el interés de que como
sacerdotes que somos, no seamos jamás considerados en oprobio de
la Religión, y en vituperi9 de nuestro santo ministerio como partí-
cipes de semejante conducta del Obispo Palacios, mil veces peor y
criminal que la de los antiguos escribas y fariseos, que al menos
no creían .en Jesu-Cristo, y pudieron merecer la escusa de haberlo
crucificado por ignorancia.
"El Obispo Palacios no tiene, ni merece disculpa por título ni
razón alguna: él es culpable en todo sentido con sobrada malicia_
y refinada malevolencia.
"En política lo mismo que en religión no hay lugar a la liber-
tad de pensar sobre los principios fundamentales de uno y .otro
credo, y sobre las decisiones y aclaraciones de ambas autoridades.
Para el cristiano en las verdades de la fe, lo mismo que para el
ciudadano en las verdades de la Patria no hay más que una voz,
un sentir, una misma conformidad.
"lo contrario es rebelión, es cisma, es escándalo, equivale ne-
cesariamente a la impiedad, y acarrea consiguientemente la ruina
de ambas sociedades.
"En presencia de la unidad de los dogmas y de la Suprema
Autoridad de los Gobiernos, al católico como al patriota no le queda
el derecho de la imaginación, sino el deber de la voluntad: no
pensar con orgullo, obedecer con amor.
"El Obispo Palacios no sólo ha pensado, más también ha
obrado en contra del orden público, en contra de la santa causa
nacional; ha atentado directamente contra la augusta persona del
Jefe, a quien juramos obediencia y sumisión, amor y fidelidad!
"Con efecto, entraba en sus infames planes el derrocamiento
de V. E. del mando presidencial por convenio espl ícito con algunos
de los principales de la revolución, con quienes trató de inteligen-
ciarse previamente con los atroces enemigos para imponer a V. E.
con fuerza armada a resignar el poder y salir precisamente del país
(f. 440 vta. y 442 vta.), siendo el Obispo Palacios el encargado per-
sonal de tal intimación a V. E. (f. 444 vta.).

- 139-

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E.
~.
"la Iglesia altamente persuadida de que la unión y la armo-
•~' nía entre las dos potestades hace la. felicidad de la Nación ha en
sus sagrados cánones "que los Obispos vecinos de los enemigos del
Estado, no den ni reciban de éllos sin facultad del Rey orden olgu-
na, y el que fuere convencido de este crimen sea denunciado al
Príncipe y el sínodo le castigará según la brevedad de su delito".
(Conc. Toled. 49 C. XXX).
11
0el espíritu de alta disposición canónica se desprende la
grave obligación que tienen los Obispos de mirar como buenos ciu-
dadanos por el bien de la Patria, y de ser fieles al Gobierno: élla
intenta seriamente exterminar todo género de infidelidad al Gobier-
no y de inteligencia con los enemigos del Estado; porque si éste es
crimen horrendo en cualquier súbdito, lo es de mayor gravedad en
¡.
un Obispo que por su carócter y dignidad debe dar ejemplo de amor
'
y adhesión a la Patria y de sumisión y fidelidad al Jefe Supremo
del Estado.
"El Obispo Palacios no sólo se ha dispuesto a recibir una
simple orden de los enemigos, sino que ''trató de inteligenciarse
previamente con ellos para derrocar con la fuerza armada al Go-
bierno de la Nación"; haciéndose de consiguiente en este horrible
intento mucho más criminal que lo que la Iglesia misma ha podido
prever en sus cánones en asunto de deslealtad y traición polrtica.
"Diríamos que la pena de deposición y privación de todo oficio
y beneficio, en que ha incurrido ipso facto no alcanza a llenar la
medida de tanta culpabilidad. Cirilo de lucar, Patriarca de Ale-
jandría, y después de Constantinopla, hombre versátil que poseía
en sumo grado el arte del enredo y de la cábala, por sólo perturbar
la tranquilidad del Estado enseñando doctrinas contrarias a la fe
del pueblo, incurrió en la indignación de la Puerta, y ésta mandó
que le llevasen a una fortaleza del Mar Negro, donde fue ahorcado.
El sucesor de lucar celebró un concilio en que fue anatemati-
zado éste.
"Y lejos de atenuarse esta acusación del Obispo Palacios en
los términos de la denuncia, élla ha tocado a su colmo por su
propia confesión.
"En efecto, requerido jurídicamente e.l Obispo Palacios sobre
este punto capital de sus acusaciones, y que formaba desde luego
la conclusión natural y lógica de su constante y traidora tendencia
de concluir la guerra "de cualquier modo, y hasta perdiendo el

- 140-

~·.¡·:,
: • j ~."' ,, '

último calzón 11, según propia expresión (f. 453 vta.) ha contestado
que "reconoce y confiesa este grave crimen de alta traición a la
Patria y su Gobierno, en que ha incurrido, dice, por un desvarío
del. pensamiento y llevado de un interés egoísta de propia conser-
vación, como pensaban entonces olvidados de lo que es la Patria,
por quien debían sacrificarse siguiendo la dirección del Jefe Su-
premo de la Nación". (f. 437 vta.).
"Si ahora reunimos 106 determinados rasgos de un cuadro ·tan
espantoso de crímenes tan horribles, y consideramos este vasto con-
junto de causas tan destructoras, el alarmante trastorno de los
principios religiosos y sociales, la fe debilitada y el patriotismo
extinguido en el corazón de una máxima parte del pueblo, la
rebelión autorizada por el pastor mismo de la Iglesia, ¿qué nos
resta que hacer?
"Ah! nos fortificamos en el Señor, y bendecimos las miseri-
cordias de su divina providencia, que previniendo la absol.uta ruina
de la sociedad, rio abandonó al Paraguay a todos los excesos, males
y horrores de la iniquidad.
"Bendecimos a V. E.· con infinitas acciones de gracias, porque
merced a V. E. hemos podido salvar la más grande catástrofe que
amenazaba tragar a la Nación, y élla de hoy más será eternamente
a salvo de una tal monstruosa maquinación.
"Después de esta confesión del Obispo Palacios no nos que-
dará·ya cómo adelantar la instrucción de su causa: debiéramos aquí
concluir, diciendo: consumatum est! Sin embargo, daremos aún ,1

algunos pormenores que reclaman su lugar ~n ton funesto cuadro.


El interés de la justicia nos obliga a todo.
"La conducta del Obispo Palacios en esta memorable causa
tiene ciertp peculiaridad extraña y odiosa; y su sacrílega deslealtad
es todavía más horrible que la misma nefanda imp.iedad de los otros
rebelados.
"El Obispo Palacios abusó del privilegio de ser el depositario
y el intérprete de la verdad divina para con su pueblo, para fraguar
con aquéllos un plan infernal, para exceder la malicia de éllos con
su propia infidelidad; para poseerse de un odio común contra el
Jefe Supremo de la Nación, es decir, que aún en igualdad de delito
con los demás en esta infome conspiración, el Obispo Palacios se ha
hecho tanto más criminal cuanto que por su carácter de· Pontífice,

- ·141 -
tuyo olido es interponerse entre Dios y los hombres para atraer la
paz con los auxilios de la gracia, y no con la tumultuosa rebelión
de los amotinados, 'tenían deberes más altos que llenar en tan luc-
tuosa emergencia, a la vez que como ciudadano había recibido de
la Patria y su Gobierno más distinciones y más beneficios que nadie
otr:>.
"El fiel Pontífice Aarón, sobrecogido al ver la actitud tumul-
tuosa del Pueblo Hebreo en otro tiempo, y al oir tantas murmura.-
ciones y blasfemias contra Moisés, se había prosternado ante el
Arca con el rostro en el suelo para hablar con Dios y aplacarlo con
humildad.
"El' Obispo Palacios al contrario, se mancomuna con los revol-
tosos y se hace el alma del infame núcleo de rebelión en el seno
mismo del Ejército, y allí dejara el golpe mortal de la más detesta-
ble traición, que jamás pudiera atribuirse en grado ton criminal y
repugnante si no es a un Judas que partiendo el pan con Jesu-Cristo,
y partícipe de los misterios de su amor divino, ajustó el precio de
sangre con los impíos para dar la muerte a Dios; y a un Aqui-
tofrel que comiendo de la misma mesa de David, y depositario de
los secretos de su amor patrio, se pasó al partido de la negra in-
surrección del perverso Absalón, para derrocar del mando y exter-
minar del pueblo a su padre y legítimo príncipe.
"Por cierto, merced a la elevada posición que ocupaba, y al
favor inmerecido de haber estado siempre al lado de V. E., el Obispo
Palacios ha podido recoger datos muy positivos del personal y ma-
terial del Ejército, y conocimientos muy minuciosos del interior de
toda la República por medio de los Curas, "todo lo cual transmitía
luego a una de las primeras cabezas de la revolución y se utili-
zaban para los fines que se habían propuesto". (f. 443 vta.).
"Nos permitimos aquí una pintura teatral del Obispo Palacios
por boca de uno de sus mismos cómFikes, y que más a fondo ha
podido penetrarle. • . "La conducta del Obispo Palacios, dice, era
doble, pues a la vez tratar siempre· de estar bien y gozar de la
confianza del Supremo Gobierno, por otra parte no descuidaba bus-
car los medios de figurar en una escala más culminante, porque no
se comprende cómo de otro modo se hubiese mezclado en el infame
propósito de derrocar la misma autoridad que le había levantado,
y a quien falsamente juraba fidelidad; y mientras más deseaba y
buscaba el término de la guerra, por otra parte cuando se trataba

- 142-
sobre esta materia con V. E., era el que más atizaba por la prolon-
gación, y nunca podía encontrar un medio de arribcr a un arreglo
honorable". (f. 444 vta.).
11
Síguese a éste un testimonio de otro no menos conocedor del
carácter y conducta personal del Obispo Palacios. En ocasión que
este vislumbraba el conodmiento que tenía del mismo plan de la
revolución que habían adoptado, dice el otro, "que no teniendo
suficiente confianza en su interlocutor, no se aventuró a hacerle
ninguna pregunta .sobre el casi), y aún trató de cortarle la conver-
sación, creyendo que pudiera ser una simbra del Obispo, de quien
no podía tampoco esperar ningún bien, siendo un hombre pública-
mente conocido por atizador del señor Presidente, sin haber alar-
gado la m~no a ninguno que hubiese caído en desgracia, ni apun-
talar con su protección y consejo a quien se encontrase en peligro;
que así el Obispo debiendo por su cará~ter, posición e influencia
contribuir al bien público colmando la .¡usta indignación de V. E. en
los casos dados, al contrario no ha h~cho sino recriminar para hacer
correr lágrimas en vez de enjugarlas" (f. 44?).
11
EI Obispo Palacios, apercibido de sí mismo, quería en el seno
de la confianza aparentar sentimientos de humanidad deplorando
la prolongación de la guerra, y diciendo 11que no tenía corazón para
sufrir sin condolerse de la humanidad, viendo tantas víctimas y tanta
sangre derramada de nuestros conciudadancs11 (f. 422 vta.).
"Entre tanto, la conclusión de la guerra desea, más no en el
sentido precisamente de ser la guerra en sí un mal; sino en cuanto
que ésta se sostenía contra todo probabilidad de un éxito feliz, y
sólo por el capricho e inflexible tenacidad del Mariscal" (f. 422 vta.).
"De manera que no era sino para asestar mejor contra 'el
corazón mismo de la humanidad, dirigiendo sus trabajos a alimen-
tar por un lado el espíritu de la guerra, y por otro a eliminar con
un torrente de sangre, en rebelión armada y bajo los auspicios del
irppío. enemigo, a la cabeza de la Nación, a C!Uien miraba como
la única causa de la ruina del Pueblo por la guerra actual"
(f. 412 vta.).
"Fariseos hipócritas, decí~ Jesu-Cristo, a los Doctores de la
Ley sacerdotes de la antigua Sinagoga. Vosotros sois "los que per-
déis al Pueblo! Paredes blanqueadas, sepulcros adornados, que

143

. '1,'
,_. r·;v-."'t;"f"'·:":<"'.IM' IF 1 . , . . . _ ' \ '.. ""'P1""'~ '·"'!!' 4f'l\ii1-"''E>!i'íf1'!t1"1!1' ;:•-~""1'1\VH·t~~:··,., .. ,
, 1'

por fuera presentáis mucha limpieza y por dentro_ estáis llenos de


podredumbre!... Sobre vosotros caerá la sangre de los justos ••• y
recibiréis un juicio más terrible que todos los demás l .•.
"A nadie mejor que al Obispo Palacios cuadra esta vez estas
enérgicas apostrofaciones del Hijo de Dios; y su justa conminación
no podrá jamás huir":
"Este indigno ministro no puede ciertamente salvar estos gra-
vfsimos cargos jurídicamente probados y terminantemente confesa-
dos en su causa: sus entrañas de lobo están hoy patentes, la piel
del cordero se descorrió del todo.
"Dios ha permitido que suceda tamaño mal en ei seno de nues-
¡- tra sociedad para que sean conocidos los corazones, y se separen
J'•
los b!Jenos de los malos. En este sentido, hasta la herejía, dice
el Apóstol, es de una necesidad que suceda entre nosotros: y el
mismo Redentor ha dicho que en el mundo había de venir necesa-
riamente el escándalo, más también añade ¡ay del hombre por
quien el escándalo viene!
"Y ese hombre escandaloso es el Obispo Palacios!
"No hay miembro que duela cuando se trata de salvar el todo:
es preciso la amputación de la parte contaminada: cicatrizado el
mal, el bien sobreabundará co11 la salud y la vida.
"Toda vez que hemos tenido que contestar en los procesos de
que la preciosa vida de V. E. era el blanco de las sacrílegas mira-
das de los infames conspiradores para en un caso dado de fracasar
la revolución por los medios convenidos, apelar al asesinato de V. E.,
hemos sentido en el alma el peso de tanta abominación, pero cuando
venimos también a reproducir en este informe como que el Obispo
Palacios no era tampoco extraño a este propósito de negra impie-
dad, desde que entraba en los planes del pensamiento revolucio-
nario, y él por su parte nada ha exceptuado tratando de la manera
de efectuar la rebelión armada con la intimación a V. E. de resignar
el mando, y salir fuera del país para entrar en arreglo con el ene-
migo, que era el fin de la revolución, nos hundimos, Excmo. Señor,
en el abismo del más oprobioso rubor••. ; y de allr alzamos nuestra
frente sostenidos por el espíritu y ce!~ de la justicia y amor patrio,
para lanzar un eterno anatema a la traidora, pérfida y sacrílega
conducta del Obispo Palacios.

144
~- ... ~...-...~7···:··
1

• ·;
"De este modo finalizamos nuestro representación, dejando - ~
t"•'

todavía otros detalles de los varios puntos que consftuye el cuerpo


de su multíplice delito; lo cual, al objeto que aho:~ llevamos no
creemos ya de necesidad, pues que con lo dicho queda sobrado-
mente manifiesto que el Obispo Diocesano de la República Manuel
Antonio Palacios, por su propia confesión y contestes gravísimas
acusaciones es .reo de alto traición a la Patrio y su Gobierno".
11
Sólo a la Suprema atribución de V. E. toca proveer, a vista
de todo, lo que más estime conveniente; pero en nuestro carácter de
Jueces Fiscales de la causa, por lo que respecta la parte canónica·,
no podemos declinar del deber de pedir desde luego la deposición
y perpetua privación del Obispo Palacios de la administración y
gobierno de la Diócesis. ·
"Y en pos de esta pena que demandamos· contra el Obispo
Palacios, nos hacemos también el deber de rogar a V. E. en nombre
.1
del Clero Nocional se digne volver los ojos sobre la situoció:1 de
lo Iglesia Paraguaya, que se hallo en lo más imperiosa necesidad de
un Prelado, competentemente autorizado. ·¡
"Por la simple lectura de esta ligera reseña y somera apre-
ciación de los horrendos. crímenes del Obispo Palacios, se ve hasta
dónde· este indigno ministro se ha inhabilitado y nulificado; de ma-
nera que no es posible vuelva él al gobierno de nuestra Iglesia.
"Por todos los títulos de pena e inhabilitación canónica, en ..
que ha incurrido, citaremos sólo el de la infamia, anexa al grave
y atroz crimen de alta traición a la Patria y Gobierno, cuya sola
acusación, parte aún de c•Jando el Obi!>po Palacios no fuese confeso
en el coso, bastaba, según principios del derecho canónico, para
haber incurrido en infamia y atraerse todos sus efectos.
11
Estos son, en la sociedad civil, •el verse privado de la estima-
ción de los hombres de bien y el no poder ejercer ciertos actos
jurisdiccionales. La Iglesia por su porte hoce irregular al infame,
es decir, inhábil paro las órdenes y beneficios, y desti~'Jído con si-
guientemente de todo honor y dign·idod de todo empleo y oficio.
"Se funda esto irregularidad en el texto del Apóstol que exige
en el Obispo lo más alta y asentado reputación: oportet episcopo-
rum ,irreprehensibilem esse, y de aquí la Regla 87 del texto; infomi-
bus portae non poteant dignitatum.

- 145
• 1 •

"Y nada más justo, pues si la infamia, según el derecho civil,


hace indignos de los cargos políticos a los que incurren en élla,
con mucha más razón, dice (orado, debe excluirse de las funcion~s
eclesiásticas, que por cierto .exigen en los que la ejercen disposicio-
nes más santas: Si. enim ad 'seculares honores famacsis out notatis
hominibu~ non pateat aditus, acusatione proesertim criminis pen-
dente, multo munus ad edesia:;tica ministerio, quae majorem pro-
movendi dignitatem exigunt. (sic)
''El Capítulo 1C? de homicidio inc. 61?, contiene el Decreto de
q·ue cualquier Prelado o clérigo, que por medio de un asesino ma-
tare, o mandare matar a otro, aún cuando de hecho no se siguiese
la muerte, etiam morte non secuta, incurra ipso facto en las penas
de excomunión y de deposición de su dignidad, honor, orden, oficio
y beneficio, y quede ante el pueblo cristiano perpetuamente difa-
mado, perpetus difamatus; este es, añade Reiffanstuel, como un
h9mbre desamparado sin esperanza de auxilio o favor, y con abso-
luta pérdida del privilegio clerical, ab omni prorsus clericali privi-
legio destitutus.
"¿Si tal de un homicida? ¿Cuál de un Obispo que estuvo ma-
quinando, previa inteligencia con el enemigo, el completo exterminio
de la Patria, quitándole la cabeza y entregándola cadáver en manos
de sus propios asesinos? ¿Cuál de un Obi~po que iba a prevale-
cerse de su augusto carácter, de su autoridad sagrada, del religioso
concepto de los cristianos, y de todo lo más santo y venerable para
los hombres,. para precipitar al pueblo en el horroroso· abismo de la
rebelión y sepultarlo por consiguiente en las ruinas de la confusión,
de la impiedad y de la muerte a sangre y fuego? ¿Cuál en fin de un
Obispo que celebraba ef tremendo sacrificio de la misa, no para dar
culto a Dios ni implorar sus divinos auxilios sobre los destinos de
la Patria, sino para agradar a un hombre?
"Protestamos, Excmo. Señor, que el Obispo Palacios ya no es
ni puede ser el Esposo de la Iglesia paraguaya; ya no es ni puede
ser el pastor de esta preciosa porción de la grey de Jesu-Cristo;
ni hay alguno que a estas horas tenga sus veces, pues el Provisor y
Vicario General de la Diócesis se halla in eodem crimine criminosus.
11
¡La Iglesia paraguaya está huérfana y viuda! ¡Triste y deplo-
rables situació11! Ella en tan penosa soledad sólo de V. E. espera
su consuelo, y V. S. no la abandonará.

- 146-

l • ••
1
··1

1'Es. la ocasión en (;!Ue lo cito re-galía del Supremo Patronato '1

brillará con todo el resplandor de su benéfico influencio en favor de ·. '1


lo Religión, cuyo tutela y protección Dios ha confiado al piadoso 1

celo de V. E.
"Miramos ciertamente en V. E. a otro David, arreglando desde
yo el orden y ministerio de los Sacerdotes y levitas en el Templo:
a un Jo:;ofat, enviando a todos partes Sacerdotes y levitas poro
instruir al pueblo: o un Josías restableciendo por todos partes el
culto del verdadero Dios, y la disciplino eclesiástica: a un Constan-
tino, en fin, nombrando jueces para juzg:tr la causa de los extra-
~iados; promulgando ordenanzas par:J mC?ntener el orden y la dis-
ciplina, y de consiguiente con el mismo derecho q!Je él- paro decir:
Dios me ha establecido a mí como Obispo Exterior de la Iglesia.
"Al considerar de este modo a V. E., y con las pruebas más
patentes de su corazón eminentemente cristiano, el Clero Nacional
descansa tranquilo en monos de V. E., y espero y ruego encareci-
damente o V. E. el remedio de la Iglesia paraguayo, dándole un
Provisor. y Vicario general que en Sede vacante la rija y
gobierne
en las actuales extraordinarias circunstancias, cuyo nombramiento
conforme al espíritu de los sagrados cánones depende especialmente
de lo Suprema determinación de V. -E. como· Patrono de nuestro
Iglesia.
"Así lo imploramos poro honra y glorio de Dios, y bien de la
amado Patrio.
"Campamento de Pikysyry, Diciembre 19 de 1868."

JUSTO ROMAN. FIDEL MAIZ

- 147 -·

· . ·iítM ·e~\!> .~ ..,._...... ,,


J'' .1 '. •· :::~:~==~V~::::~:::··:::;~~:· 1

MARISCAL LOP.EZ EL 24 DE JULIO DE 1865, CON MOTIVO DE SU


OlA NATALICIO
11
¡Viva la República del Paraguáy!
"Excmo. Señor:
11
En este día solemne en que Vuestro Augusto Nombre elec·
triza los corazones de todos los paraguayos. Cuando las voces de
los fieles y Ministros del Altar suben de todos los Templos de la
República entre torbellinos de incienso ante el Trono del Altísimo
a pedir larga y próspera vida para el Piadoso Patrono de la Iglesia
Nacional, cuando los habitantes de nuestra Patria querida hacen en
todos sus ámbitos resonar sus parabienes al ínclito defensor de su
Independencia y Prerrogativas: el Vicario General y Clero de esta
Capital, que participan en el más alto grado de ese mismo entu-
siasmo que agita toda la Nación, ya que no les es dado aperso-
narse ante V. E., llenan por escrito este deber de gratitud.
"Recibir, Excmo. Señor, con vuestra acostumbrada benignidad'
las felicitaciones que os dirigimos en Vuestro Día Natalicio, y vivid
muchos años a la grandeza y seguridad de la República, y al acen-
drado amor y veneración de vuestros súbditos.
11
0eseamos que el Cielo siempre propicio con la Patria de los
Paraguayos conserve colmada de beneficios la preciosa vida de V. E.
y que con verdes laureles de triunfo recogidos en el campo del honor
vuelva V. E. a llenar nuestro constante a:1helo por su simpática
presencia.
"Asunción, julio 24 de 1865
11
Justo Román, Gerónimo Becchis, José Teodoro Escobar,
Mariano Aguiar, Nicolás lsasi, Sebastián Venegas, Eliseo Patiño,
Francisco Maíz, José Gregario Mcreno Santiago León, José Ramón
1

González, Carlos Casco, Juan Bautista Céspedes, Domingo Candia,


Vicente Benítez, Vicente A. Bazán, Justo Bueno, Carlos Vázquez,
Angel Cé~pedes, Juan Bautista Villasboa, Ignacio Acosta, Rafael
Ríos, Eleuterio Benítez, Juan Andrés Arando, Gabriel N. Sánchez,
Antonio Ortíz, José Félix González, Bernardino Sandoval, Alejandro
Sosa, Roque A. Campos, Olegario ·Borja, Eustaquio Estigarribia,
Del Pilar Giménez, Francisco Aguilera.
"AL EXCMO. SEÑOR MARISCAL PRESIDENTE DE LA REPUBLICA
Y GENERAL EN JEFE DE SUS EJERCITOS, CIUDADANO FRANCISCO
SOLANO LOPEZ. •
·i
- 148-
a 4'4D' a:;ifi':lk ·,...,...

CARTA DEl P. FIDEL MAIZ AL CONDE D'ElJ

"A su Alteza el Excmo. Señor Conde D'Eu, Mariscal de Ejército


y, Comandante en Jefe de las Fuerzas Brasileñas en operaciones
contra el Gobierno del Paraguay.
"Señor:
"En Jo condición en que me encuentro de priSIOnero de guerra
de los triunfantes y gloriosos armas brasileros al mondo de V. A.,
me temo la libertad de dirigirle esta representación, paro rogar a
V. A., como muy respetuosamente lo hago, se digne no hacerme per-
der esa condición y permitirme ser, como tal conducido al lrpperio,
o los órdenes de su Majestad el Augusto Emperador, D. Pedro 11,
en cuyo solo bondad fundo mi porvenir, así como actualmente reco-
nozco deber mi vida o sólo la clemencia de V. A.
"Al hacer esta• súplica a V. A., cúmpleme dar la razón de ello.
"Comprendo, Señor, que mis antecedentes o el rol que he de-
sempeñado en el teatro de la funesta guerra, que felizmente ha
terminado, merced o las brillantes operaciones de V. A. concluye11do
con lo única causo de éllo, que fue el sanguinario López, me colocan
para ante el público ba:o un punto de visto asaz complicado no
m3nos que comprometido para mí.
"Los ánimos agitados y prevenidos por un lodo, y por otro
la falto ,de exacto conocimiento de lo conducto que López aguardaba
con aquellos que le rodeaban en ciertos asuntos, y entre los cuales
tuve la fatal desgracia de aparecer últimamente, sirviendo a sus
miras y caprichos, no hoy duda que despartorán contra mí, y ade-
lantarán especies más o menos desfiguradas y distantes a la reali-
dad en los hechos de que debo dar satisfacción.
"En tal situación de cosos, bien como el no tener material-
mente tiempo para una detallada relación de cuanto atañe o mi
proceder, relativamente o oque!los hechos, cual deseara un obsequio
a lo verdad, no me es del todo posible en el momento; y sólo me
limito o unos ligeros rasgos. a fin de concluir, esperando de V. A. se
dignará mirarme con benignidad, y hacer que el esplendor de sus
glorias y triunfos, cual príncipe alguno no goza o estas horas, no
sea yo a la vez e;1tregodo o otra autoridad y venga a ser allí víctima
de animosidades hondamente predispuestas contra mí.
"Había dicho que había sido poro mí una fatal desgracia el
servir o López· en sus miras y caprichos, y ciertamente que sí, por-
que habiendo sido antes opuesto o él en política y como tal trabajé

- 149-
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• • 1

J:-.
en 1á62 para tmpedir su eÍecdón de presidente, lo cual me acarreó
una prisión de cuatro años menos dos meses, de incomunicación, tuve
que .sacrificar mis principios, y seguirle a precio de obtener mi liber-
tad; no pudiendo yo sustraerme después a su influencia, y teniendo
que cumplir ciegamente órdenes, fanatizado a la wz por la idea
de que así. servía y defendía a mi patria, tan preciosa y amable
para todo hombre.
"¡Pero cuánta aberración! ¡Qué funesta desgracia! Hoy ha
desaparecido aquel vampiro, después de haber chupado gota o gota
lo sangre que a torrentes hi:;.:o verter en esta tierra y que en la calma
de estos hermosos dícs de libertad y regeneración para la patria,
he tenido que contemplar bajo el prisma de la fría razón, la ver-
dadera faz de los hechos no puedo_ menos que deplorar profunda-
mente la triste suerte de no haber· empleado el pequeño continge:1te
de mis esfuerzos e intereses en pro de los sagrados derechos de mi
patria, sino en sostener los odiosos caprichos de' un déspota cruel,
cuyo negro corazón jamás palpitará de sentimiento alguno de
humanidad.
"¡Maldición a su execrable memoria!
"¡Perezca para siempre su nombre funesto!. ..
"Pero no es, Señor, por haber trabajado en el sentido general
de sostener la guerra, conforme a los principios y órdenes de López,
que calculo tener contra mí los espíritus mal prevenidos. Debo
hablar la verdad tal como la comprendo; es precisamente porque
me confió el oficio de formar como fiscal, a la par de otros, la causa
de la conspiraciÓn denominada de alta traición a la patria y al
gobierno.
"Esta horrible causa que dió tantas víctimas cuantas quiso
López y que esquilmó la población en su más noble y delicada
porción, abrazando también a extranjeros de varias nacionalidades,
ha abierto naturalmente muy profundos resentimientos en los des-
graciados deudos o familias de los ajusticiados, no sólo contra el
tirano, sino igualmente, tal vez más contra los inmediatos mane-
jadores de la causa, atribuyendo a éstos el fallo irremisible de la
pena capital y que eran arbitrarios en los tormentos dados a los reos.
"López tenía habilidad suficiente para inspirar sus ideas y
hacer comprender a los fiscales aquel lado por donde quería que se
llevase la causa y luego dejarlos obrar para decir después que él
no coartaba la libertad de los tribunales siendo así que nada se
hacía sin él, ni con nadie se podía ha_blar sino con él sobre el
p~rticular.
1

1
- 150-

~:
..
.. ·,;,oL'•"Mi~ ~.·.'
·:'- . .. fl .J~ ., ·' , ....

·.• J
. -~

"Autorizó lo tortura en todo género de tormentos para arra-ncar


la confesión a los reos, que protestaban de su inocencia, y desgra-
ciados de aquellos fiscales que en estas operacione:> no mostrasen
toda indignación; pues de lo contrario eran considerad~s como
sospechosos en lealtad y adhesión a la caúsa nacional, y a la per-
sona de López.
11
Por mi parte pudiera citar más de una ocas10n en que fuf
fuertemente reprendido por ciertas sensaciones de humanidad al ver
que se aumentaba el número de los acusados, abrazado a hombre
de tan alta posición como el General Bordos, no siéndome posible
recriminarlos, y de que López se dió por muy apercibido.
11
Me recordó el pasado, y (!Ue no me descuidase pues que,
me dijo, lci menor falta en el servicio de la Patria, o una frialdad
en de;;truir o sus enemigos, servirá para ser considerado como uno
·de ésto~ y sometido a iguales penas. ·
11
Es el tiempo, agregó, de tener el corazón en el bolsillo", ''y
no hay que pararse anté el deber de salvar la Patria 11 • Todavía
co,rrí '!'ayor riesgo, cuando una vez suspendí una diligencia de
declaración de Benigno López, hermano del tirano, para darle lugar
de descanso, habiendo estado ya todo un día en el Tribunal. Hice •
venir entre tanto a otro reo pare1 tomarle su confesión;_ pero antes
de que éste llegase, López me mandó llamar y me recibió malamen-
te, porque traté de dar un descanso a Benigno, 11 sin duda a·lguna, .
me dijo, Ud. no olvida sus pasadas ideas con él, pues yo tampoco
me olvido; y sepa Ud. 11ahora le retiro mi confianza hasta tanto que
dé pruebas de más fina ·lealtad y dedicado patriotism,.,".
Así mi posición al lado de Lopez era humanamente difícil, y
era preciso que me manejase de una manera tal que no diese lugar
a la más mínima sospecha de una voluntad menos de~cuidada. '
"Entonces caía, y mi caída, a la vez de que no importaría más
que la pérdida de mi pobre vida, ningún bien traerfa, ni para la
patria ni para alguno en particular, nadie se salvaba, con que yo
muriese; mientras que aquellos que una vez eran citadas y entraban
en el número de los traidores, ya no había vida para ellos. López
hacía desde luego irremediable este crimen, y, como pro!:lado, desde
que apareciese una cita arrancada sobre algún antecedente de
sospecha, que las m6s de las veces él sólo la tenía o la hacía surgir
del estado m6s o menos de su espíritu.
"Sin compasión, en sentido alguno que, sanguinario naturalmen-
te o por sistema, López no ha podido menos' que ir apagando los
sentimientos de humanidad en los que lo rodeaban, e inocularles a 1·a

- 151 -
vez el despotismo de su voluntad con el que reinaba; basado sobre
el fanatismo religioso en virtud del cual invocando a Dios, era preciso
p~rseguir con furor a los que eran considerados traidores a· la Patria
y su gobierno.
11 1
Yo confieso ingenuamente que no estuve exento de tal
fanatismo, y llevado de la idea opoderada generalmente de cuantos
permanecieron adictos a López, de que sin la vida de este déspota
11

no se traducía la existencia de la patria", según puede verse en los


periódicos' de esa época, miraba, como todos, cualquier atentalo
contra la patria misma; y de consiguie:1te o perseguía o dispuesto
estaba a perseguir .a aquel o aquellos que fuesen notados en este
sentido.
11
De aquí sin te:1er en cuenta el remordimiento de conciencia,
que acaso alguien pudiera ten~r cual yo mismo lo se:1tÍa, respecto
a la realilad o existencia en la causa, o el modo turbulento en el
proceder, los fiscales se veían obligados a desempeñar su oficio con
aquella dureza, que provoca la horribilidad del crimen, como el de
traición. López debía saber ese proceder de cada uno, y sólo apro-
baba la conducta de aquel que más energía demostrase. Los fiscales
por otro lado estaban establecidos unos sobre otros para observarse
y no de¡ase pasar un acto de menos severidad con los reos.
"He dicho que tenía un remordimiento relativamente de la causa
de la pasada conspiración dudando de élla; y a lastimar mi con-
ciencia, trabajé siempre conforme a las inspiraciones de López,
siendo él auien me había constituido fiscal en su carácter de dic-
tador, esto. es, investido de las facultades extraordinarias que se
concedían las leyes patrias; y de consiguiente él, que obraba contra
la ley, fuera de ley, y sin la ley, no me daba aquel oficio sino para
ejercerlo conforme a su voluntad, de la cual ni ante Dios DÍ ante los
hombres puede ser responsable; un fiscal decía: "Riche'lieu es un
esclavo de la ley: esta obra en él y por él".
"Ahora permítaseme explicar este principio, y decir: si este es
un fiscal, yo que he sido constituido por López he sido esclavo de
un dictador, éste es el que ha obrado en mí y por mí. Por lo tanto,
él es el responsable de todo; y yo que me he visto en dura :1ecesidad
de obrar bajo tal influencia, espero hallar siempre alguna consi-
deración de parte de los hombres pensadores, y sobre todo espero
de V. A. merecer siempre su clemencia para obtener la gracia que
de esta vez solicito, y no llegar a ser vfctima de espíritus predis- ·

- 152-

,if',
)
j
:'!
puestos contra mí, sin saber tener en cuenta las vicisitudes del :~
corazón humano en las variadas y misteriosas transiciones de la
vida social. ~
"Antes de terminar, debo retraerme a la referencia hecha de
Benigno, por cuya causa López me había reprendido con tan serio
apercibimiento. Era Benigno con quien habíamos acordado para
combatir la elección de López en el Congreso de 1862 en que fué
diputado Benigno; pero éste tuvo la imprudencia· de no llamarme
en silencio, viendo que las bayonetas sostenían a López.
"A este antecedente pues, aludía López lo que decía, esto es,
que parecía no olvidarme de mis pasadas ideas con Benigno. Esta ·~
fué también la verdadera causa de aquel desgraciado y malogrado '2 1

joven; y si luego no cayó entonces preso, como a mf me sucedió, no


fué sino para más tarde pagar con su vida el crimen de pensar de
otro modo que Solano lópez desear la paz a su patria poniendo tér-
mino a una guerra que fatalmente la iba consumiendo.
"Sus lucesy principios liberales de que se nutriera en el Brasil,
hacían de Benigno un rival odioso para el tirano López, que como
tal, aborrecía en su fondo toda luz y no quería sino la oscuridad
para dominar entes y no hombres.
11
lgual culpa tenía el Ministro Berges, que por sus conocimien-
tos diplomáticos y la simpatía qu3 gozaba del pueblo, por su carácter
político y maneras caballerescas,' no podía menos que despertar el
ce.lo más terrible de lópez cuya ambición personal por el mando
supremo era sin límites. Así pagó Berges, envolviéndolo en la de-
nominada causa de alta traición, como los demás hombres que
tanto le servían.
11
Cuando decía que dudaba de la existencia de dicha causa,
era con relación al tiempo que iba sustanciándose; pero después y
cuando no resultó firmada sino a fuerza de confesiones arrancadas
bajo el dolor de las torturas, sin haber valido a nadie la constante
afi~mación de su inocencia, sino para ser con!'.iderado como reo
contumaz y rebelde en el crimen, no hcbiéndose encontrado un sólo
documento, ni letra escrito referente a tan vasta y complicada ma-
quinación, cuyos papeles todos fueron registrados, pero sin resultado
alguno positivo •.. cuando pues veía todo esto con otras mil razones
de más consideración aun, no hoy duda, sino que dejé de creer en
'la realidad de tal causa de conspiración, en los términos que resultó
formada.
"Durante esta causa única en que hice el oficio de fiscal, y
qu_e en su origen estuvo muy distante de llevar semejante tendencia,

- 153-
~ . . - .......
~PJII~B~~~·~'""I'-·I''P•'_...'~.
,- - .. ~

jamás he firmado una sentencia capital, ni he recibido nunca orden


de mandarla .ejecutar a nadie.
"Hasta tal punto no llegó a obligarme el tirano: eran otros
los ejecutores de esas sentencias de muerte: que no eran fulminadas
por les consejos de guerra, sino en ocasiones, o las más veces, eran
mandadas verbalmente por el mismo lópez, siendo por lo regular
entonces el coronel Aveiro el ejecutor de la pena capital.
"Con motivo de nombrar a este sujeto me cabe consignar aquí
el hecho de que, habíanse presentado. a lópez la declaración de
Bernarda Barrios, esposa del coronel Marcó, ambos enjuiciados de
Venancio lópez;. en la que aparecía la mpdre de lópez como cóm-
plice también en el proyecto de envenenarlo el 15 de octubre último,
yo le insté vivamente para que usando de su autoridad suprema, no
permitiese que su señora madre fuese proc~sada, lo cual sería de-
masiado triste. Eramos varios los que entonces estábamos presentes
habiendo sucedido esto en ltanaramí: el general Resquín, ministro
Caminos, coronel Aveiro, comandante Palacios, capitán Núñez y
otros de los fiscales.
"Requeridos éstos, al respecto de lo que yo instaba, este Avei-
ro fué luego de parecer que fuese atendida la justicia con prescin-,
dencia de persona, y que así la señora madre era indispensable
que respondiese en juicio.
"lópez aprobó este proceder de· Aveiro aplaudiendo altamente
su rectitud mientras que a mí y a los -que me siguieron como Res-
quin y Caminos, reprendió fuertemente dándose por ofendido de
que así tratásemos de agradarle sin atender a su honor, que debía
ante todo señalarse por la acción de la justicia para ante el mundo;
que él no tenía nada, y que sólo sentía que su madre hubiese de-
jado de ser tal para con él ...
"Y confío, Señor, que merced a la gracia que hoy ~~Jicito de
V. A., el tiempo r:ne será bonancible para descorrer el· velo mu-
chos manejos misteriosos de la dictadura de lópez y , su círculo;
desvaneciendo así no menos en exactitudes que por ahora correrán
como verdades. Entcnces aparecerá cada cual, con el sayal que le
es propio. Por mi parte desde abora est<;>y muy lejos de desconocer
el mío, y quererme vestir con otro: jamás pretenderé negar lo que
una vez he hecho; pues que lo hice de una manera pública, por lo
mismo que tenía fé en mi proceder. Creía servir a mi patria y li-
diar por ella; creía sostener una causa y defender unos principios,
adhiriéndome hasta el fanatismo a lópez y a sus pensamientos:

- 154-
....... ·.

11
Así m ir~ en aquel hombre la patria personificada, lo mismo
que cuantos le siguieron hasta el fin, siendo imposible separar la
idea de sostener a López y a sus caprichos.
"Dedr lo contrario es una quimera en la práctica; y no distin-
guir los tiempos para juzgar de los hechos y personas es sobrado
espuesto a errarse. La generalidad que jamás pasa de la certeza
de los sucesos, juzga de ordinario por las impresiones del momento
y se de!a llevar de lá oleada de las pasiones dominantes.
"Temo fatigar a V. A. llevando adelante estas observacioneli y
sobre todo robaría el tiempo precioso que V. A. necesita para tan
árduas. como importantes atenciones que le rodean entre las que
espero dirigirá una mirada de compasión a' un pobre prisionero
que humilde y rendidamente besa a los piés de V. Alteza.
"Abril 12 de 1870
FIDEL MAIZ"

CARTA DEL P. FIDEL MAIZ A DON JUAN E. O'LEARY

Arroyos y Esteros, junio 1O de 1906


"Señor Don Juan E. O'Leary,
San Lorenzo del Campo Grande.
"Mi siempre querido amigo:
Re~ribuyo a Ud. el apretón de manos, tan fuerte y cordial,
cual me ha enviado, con iguales deseos de que esta mi contestación
lo encuentre también lleno de salud y energía, rebosando en plá-
cida y exuberante vida.
"Respecto al punto histórico de que Ud. me habla en su esti-
mable de' 4 del corriente, debo decirle lo siguiente:
"En los últimos días del mes de agosto del año 62, Don Carlos
Antonio López, enfermo ya de cuidado, dispuso lo que Ud. llama
"su primer testamento" o sea la forma de la transmisión del poder
.supremo al Que haya de sucederle causa mortis.
,;Es de creerse que Don Carlos veia que su hijo Don Francisco
Splano, Brigadier General desde la edad de 17 a 18 años, Ministro
de Guerra y Marina, ~on toda la fuerza del Ejército y Escuadra en
su_s manos, no podía menos que ser el candidato imprescindible a

- 155-
.1
1

·. ~ . ~~!»,·. ·_.· . ··-·/. . ~.


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' ... ,
~ ~-r:

Ja presidencia de lo República; pero quiso, sin duda, cohonestar a la


vez y dar o tal sucesión el colorido de una elección libre y espontánea
del pueblo, a!e¡ando a aquel candidato necesario de tomar porte
en su propio exaltación.
11
EI pensamiento de Don Carlos era laudable; pues a no ser
así vendría o resultar la transmisión del poder cual una herencia
de padre a hi¡o, en pugna con la expresa declaración del acta de
la Independencia Nacinal, que dice "El Parag.uay nunca será el
patrimonio de una persona o familia".
"Bajo estas concideraciones de alta prudencia, Don Carlos
dispuso que el otro su hijo don Benigno quedase envestido del
carácter de Vice - Presidente provisorio de la República al sólo objeto
de convocar, tan luego haya fallecido el padre, el congreso electoral
para el nombramiento del Presidente efectivo.
"El pliego de esta disposición, cerrado, quedaba c;:a cargo del
Señor Lezca:1o juez superior de alzada o de apelaciones, quien a la
muerte de Don Carlos, asociado del tesorero de la nación Don
Mariano González, el Secretario de Gobierno Don Francisco Sánches
y el Mayor de Plaza, comandante Don Venancio López, otro hijo
de Don Carlos, el cual estaria con el mismo secretario Señor Sánchez,
sin innovación alguna en el personal y marcha de la Administración
Pública.
11
Parece que Don Carlos no esperaba, no sospechaba siquiera,
que el general se mostrase disidente a su modo de pensar, desde
que su ascensión al poder quedaba garantizada, dejando todo lo
dispuestos en manos de sus mismos hermanos, a quienes encareciera
el más leal proceder de acuerdo a lo dispuesto. Desca.nsaba en esta
suposición el anciano, cansado por 20 años de laboriosa y patriótica
administración. El Paraguay sea cual haya sido la forma de su
gobierno le es deudor de un progreso y bienestar innegables.
11
Así las cosas, el general López vino de Humaitá a ~entir al
padre, que inspiraba serios cuidados por enferr11edad, cada día
más alarmante. Don Carlos le informó de su disposición abundando
con él en las razones y motivos que ha tenido en consideración par'l
obrar así, en la seguridad, por otro lado, de no ser otro que él que
haya de resultar electo.
"El general no disimuló desde luego su disconformidad, no
queriendo, ni por un momento quedar baio la autoridad de Don
Benigno, siquiera no pudiese éste obtaculizar, en manera alguna',
la exaltación de aquel al mando supremo de la Nación. Pidió el

- 156-

...·. t
,.,:;: .
. ·

, ' •.
rliego en referencia, y obligó al padre a cambia.r de idea, dejando
desde ya la vice-presidencia provisorio al mismo general.
' "Tal ha sido el "segundo testamento", Que digamos de Don
Carlos, sin nada ya de aparato o cláusula de ~lguna formnlidad, y
sr. únicamente quedando el general nombrado, para que por sí y ··J
<;Jnte sí obráse en la transmisión del poder, de que, de este modo, ~
él mismo, por sus propias manos, quedó investido. ·
"No sé si antes o desoués de ese cambio de forma v nombra-
miento, pero sí es indudable, que el primer pliego fue ;oto por el
general. Este hecho influyó en mucho para agravarse la enferme-
dad de Don Carlos, ni podía menes que suceder así. Desde ese
momento no pensó ya sino en disponerse a afrontar la eternidad
con los auxilios de su fe y religión. Pocos días después, el 1O de
setiembre, falleció.
"Verdad es que yo asistí en sus últimos días a Don Carlos;
pero, ni entonces, ni antes, me había hablado. nada en el sentido de
sus miras y disposiciones en política. Cuando más he sido testigo
de aquel encargo que hiciera al general, próximo a expirar - de
no querer "solucionar las cuestiones que quedaban pendientes con
la espada, sino con la pluma, principalmente con el Brasil".
"las versiones que consigno a Ud., en su máxima parte, debo
a las confidencias íntimas que me ·dispensaba Don Benigno López
- aquel joven superior en preparaciones, y de ideas ampliamente
liberales, que jamás pudo inspirar confianza al general. De tal
suerte estaba éste prevenido contra él, que no permitió fuese nom-
brado diputado al Co:1greso ele-ctoral, y parece que no faltaron
quienes quisiesen también llevarme a aquella representación, tro-
pezando igualment9 con la negativa del general. Al ver tan mar-
cada animadversión contra nosotros, Do:1 Benig~o me dijo, con
acento fatalmente profético: estamcs perdidos! ...
"Un mes y días después de la muerte de Don Carlos, el 16 de
octubre, ai general subió al mando supremo de la Nación; y de
allí, otro mes y días, el 2 de diciembre, ya comenzó en las prisiones
y torturas de cuantos no habían sido afectos o su elección, o que
simplemente fueron notados de frialdad con él. Me cupo a mí
ser el primero de los caídos, ~ tras de mís más de cuatrodentos
desgraciados! ..•
~:· ·"Don Benigno pu¿o por entonces salvarse de caer preso; pero
no tardó en venir la guerra con la Triple Alianza, y en el curso
de ella, cuando las corazas enemigas forzaron las baterías de ......

- 157
Humait6, subiendo hasta Asun~ión, entonces el Mariscal lópez en-
volvió a Don Benigno, entre otros muchos, en la Supuesta Gran
1
Conspiración, y después de infinito padecer lo mandó fusilar en
Pikysyry!... ·
"Encontrándose el ejército paraguayo acampado en San fet- 1

nando. sobre la margen derecha del Tebicuary; y allí fue llevado


Don Benigno López juntamente con Don José Berges, Ministro de
Relaciones Exteriores, para ser víctoma, pasando al par de otros,
por el tamiz de· exquisitas torturas e indecibles sufrimientos y pri-
vaciones, hasta la pena capital!. . . En San Fernando y después
en Pikysyry o Lemas Valentinas, había podido yo -en momentos 1

muy fugitiv'os- ver a Don Benigno, y apenas cambiar con él una 1

~
que otra palabra. En una de esas ocasiones. me dijo: 11 Padre Maíz,
he aquí el resultado de haber;e apoderado del poder supremo el
Mariscal! .. /' pudiera haber sucedido si Don Benigno hubiese que-
dado con la Vice-presidencia de la República, siquiera fuese provi-
soriamente a la muerte de Don ~arios. • . Aquel joven conocfa pro-
fundamente a su hermano Franciso Solano, y horror tenía a que
subiese al mando presidencial del país con la suma de todos los
poderes,_ sin co.ntrol alguno, abriéndose anchuroso e ,ilimitado hori-
zonte a su orgullo y sentimientos de amor propio, de odio y de
venganza contra los que una vez cayeran en su desagrado.
"Mi querido O'Leary, toda vez que Ud. me retrotrae a hechos.
de nuestros pasados -de ese nuestro pasado que envuelve un fondo
inefable de misterios para la historia, luctuosa y heroica a la vez-
me encuentro como enmarañado entre tantas sombras y despeñade-
ros, sin atinar a salvarme, temiendo por un lado lastimar la verdad,
y por otro caer en la falsedad, al tomar tal o cual rumbo; es decir
al emitir un juicio, o referir simplemente datos sin más fundamentos
que referencias también de otros, que pudieran ser influenciados
por pasiones, más o menos ofuscadas, y no ser fieles. a la ~ealidad.
"Y le digo esto, amigo mío, esperando que Ud:, con ~Ú exqui-
sito criterio y fecundo fondo histórico, sabrá discernir lo ·que ·sea
o no aceptable en estas versiones, recogidas sobre la fe, esto es en
... la penumbra de esa vaguedad impersonal que viene flotando como
leyenda entre nosotros.
"Si no he llenado, cuai debiera, su deseo, at menos habréle
dado nueva prueba de no esquivarme, en toda ocasión, de estar a
sus órdenes.
"De Ud. siempre afecmo. atto. S. S.
FIDEL MAIZ"

. -:.\ 15~ -
"J&&S& ijJ


. t
INTERESANTE CARTA DEL P. MAIZ AL SEÑOR MARCELINO PEREZ
MARTINEZ, SOBRE PANCHA GARMENDIA

Arroyo~ y Esteros, Sbre. 7 de 1907


Sr. M. Pérez Martínez
. Villarrica.
·De mi aprecio:
Con algún retardo me ha llegado su estimable carta tarjeta, de
i- fecha 20 del ppdo. Agosto.
En ella me dice Ud.: "Aprendido "Hojas de Mayo", mis niños
me piden un dramita sobre Poncha Garmendia. Para satisfacerles
me faltan libros y experiencia; pero tengo el tino de dirigirme a
_ su casa, y le ruego me haga el bien de proporcionarme todos los
datos sobre la vida y trágica muerte de la mártir del honor. Desea-
·da saber sobre todo, si la linch no tuvo participación en este drama,
y si la hermosa Pancho tenía algún pretendiente, como es de pre-
sumir".
Voy a llenar su deseo, no sé si satisfactoriamente, porque tam-
bién a mi me faltan libros. Solo tengo la experiencia de los datos
pedidos, mediante la vida octoge:1aria, que arrastrando me lleva.
El tiempo ciertamente ha hecho que pudiese yo haber conocido
personalmente a la Panchá, desde los primeros albores de su edad
juvenil, y me ha colocado también en situación de deplorar los últi-
mos aciagos trances de su desgraciada exi~tencia.

Pancho Garmendia ha sido hi¡a de podre español y ma~re


paraguaya.
Su cuna como su sepulcro, su pañal como su mortaja, han sido
de lágrima, dolor y luto. Ambos polos de su vida -su entrada y
salida dél 'mundo- han estado en manos de los dos más grandes
y crueles tiranos que ha tenido el Paraguay- El Dictador Francia y
el Mariscal lópez.
El primero de ellos había impuesto una fuerte multa al padre
de la Poncha para el perentorio plazo de 24 horas. la madre, he-
cha la Dolorosa del calvario, recorrió calles, l'ogó, lloró de puerta en
puerta ... ; y su tierna Pancho con ella, ángel de la desolación,
imprimía aquel cuadro de dolor ~1 fondo más desgarrador de la
desesperación, para recoger, antes que el óbolo del rescate, el yerto
cadáver del esposo y del padre traspasado de bol?sl ..•.

- 159
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No tardó mu~ho para que la Poncha quedase huérfana tam-


bién de madre; ésta no pudo menos que sucumbir bajo los golpes,
por demás crudos y profundos, de amarguísima desgracia.
He aquí su cuna, uno de los polos de su vida; su sepulcro, el
otro de los polos, le esperaba, al través de ocho lustros, en los de-
siertos d_e las altas selvas, al reflejo fatrdico de aceradas lanzas! .••
Huerfana de padre y madre, la Poncha quedó al cuidado y
educación de la respetable y distinguida familia del Don José del
Barrio (más tarde Barrios) español, y doña Manuela Bedoya, pa- ·
raguaya.
A la muerte del Dictador Francia, y cuando don Carlos A.
l6pez fundó la Academia literaria, en 1842, mis padres me llevaron
a la Asunción, para ingresar en aquel i:1stituto, único de segunda
enseñanza; quedé a cargo de mi tío el presbítero Den Marcos A.
Mafz, Director de la Academia, después Obispo auxiliar del Pa-
raguay.
Fue entonces que conocí a la Poncha; nos encontrábamos calle
de por medio sobre la del 14 de Mayo. No puedo precisar su edad;
pero quiero creer c¡ue no llevábamos mucha diferencia: tendría sus
13 a 14 años.
El cáliz de aquella rosa comenzaba a abrirse crecía gallarda,
desarrollándose en hermosura. Era una' beldad, y tanto más bella
y atractiva cuanto que su virtud, puesta tempranamente a prueba,
se acrisolaba y era comentada favorablemente en todas las esferas
de la culta sociedad.

El joven coronel de guardias nacio:1ales, Francisco S. lópez, lue-


go brigadier General, y últimamente Mariscal Presidente de la Re-
pública, llegó a prendarse de la Pancho y frecuentó sus visitas a
ella. {1 844).
Decíase que jamás pudo doblegar su resistencia, desde que
aquella solicitud de amores no llevaba fines honestos y la Poncha
estimaba muy en mucho, arriba de todo, su rara y emi:1ente virtud
de pureza intangible.
Otros pretendientes, no pudieron ocercársele por entonces; pero
al fin, el Brigadier lópez, cambió de afecto para con la Pancho;
se hizo de otra querida, y de otras ... , hasta dar con la linch.
En tal estado la Poncha, no le faltó visitante; sin embargo, el
hombre q4e habi_a fracasado con ella, no la perdía de vista, y sin

- 160-
'•i

duda, que abrigaba latente un celo resentido, cual si fuese· desai.-ado


por aquella mujer de sus primeros afectos.
Puedo mencionar uno de los que pretendieran honestamente a
la Pancho; joven de distinguida familia, de bastante fortuna, de
buena preparación intelectual. .. ; eran don Pedro Egusquiza, tío del
que fuera General del mismo patronímico. Pero ¿qué sucedió? Don
Pedro fue enrolado y sentó plaza en los cuarteles. . . Nadie después,
que sepa yo, se atrevió a visitar a la Poncha.

* * *
Así las cosas, sobrevino la guerra con la Triple Alianza. Dos
años hacía ya que yo estaba preso con una barra de grillos e inco-
municable; al par mío se encontraban centenares otros gimiendo
también en las mazmorras de la opresión. El General López inau-
guró su gobierno llenando los calabozos.
La guerra seguía cada vez más encarnizada y sin tregua. El
ejército nacional se encontraba ya en Paso-Pucú, y fuí allr conducido.
Debido al espléndido triunfo de Curupayty, obtuve mi libertad, y
pude seguir adelante el curso de la guerra hasta su terminación
en Cerro-Corá, donde caí prisionero apenas salvando la vida.
No hay duda que estas reminisc9ncias están por demás para el
fin que usted persigue; pero, ellas medicunte, voy dándote los datos
referentes a la Poncha.
Desde Diciembre del 62 en que caí preso, no la había visto más,
hasta que en Diciembre otra vez del 69 la he vuelto a ver.
Entramos a este período.

Acampado esta el ejército nacional sobre el arroyo ltanará,


arriba un poco de la villa de lgotimí (Terecañí), y allí fue traída la
Poncha. desde un lugar llamado Espadín sobre las alturas de la villa
de S. Isidro (Curuguaty}; en aquel desierto se encontraban confina-
das varias personas de las familias más espectables, caídas en des-
gracia de López.
Allí pues (en ltanará) he visto entrar a la Poncha; y no cesaba
efe mirarla y contemplarla bajo el prisma de ideas¡ de recuerdos y
pensami~ntos mil, que en aquel momento inesperado, se me agol-
paban vivos y en tropel.

- 161 -
::= ............ .-
'~

Voy o reproducir aquí ligeros datos que tengo consignados


sobre lo llegado de la Poncha ~n ltanaró.
"Era una tarde serena, el sol iba hundiéndose en el ocaso, cuan-
do lo .~ella Garmendia entró en aquel campamento.
Venía a pié, en un cuadro de scldodos armados; topada. con
un pedazo de bayeta rosado; descalza, con un lijero y gastado ves-
tido que apenas bastaba o cubrir el cuerpo; visiblemente extenuada,
marchita del todo; pero mismo así, con sus perfiles de peregrino y
encantadora hermosura; su co~or todavía de carmín, transparentán-
dose por entre su cutis fino y de blancura alabastrino.
'"Dió la coincidencia de en~cntrarse lópez fuera de la casa que
habitaba y sobre el camino que traía !a Poncha, para allí afrontarse "'\...!
con ella. Otra coincidencia también, la de hallarme yo en ese mo-
mento con lópez, para haber presenciado aquel encuentro de ton
profundas impresiones para mi; pero que al parecer, en nada con-
movió ni inmutó a aquel hombre, de carácter tan adusto y frío,
mormolizado estoicamente.
"La Pancho no pudo ocultar la sorpresa que le causó la pre-
sencia de improviso de lópez; pues se detuvo casi retrocediendo, al
verlo. la paloma sin hiel, no sentiría palpitar con más ansia su
inocente corazón al encontrarse pendiente de las garras del rapóz
halcón, como lo Pancho, pudorosa virgen, al verse bajo la inmediata
acción de aquel hombre, dueño allí de su vida, y lo que es más,
de su honor y su fama ...
"lópez avanza un paso hacia la extático Pancho, le tiende la
mono, y con muestras de afabilidad, la invita g pasar a la casa
de su habitación".

Yo me retiré a mi rancho, péro de!»pués que vi también a lo


linch que salia a recibir a la Pancho con muestra igualmente de
alegría; lo obsequió con uno cena, y pocos momentos después la
Poncha fue de allí conducida a la Mayoría del Cuartel General, en
calidad de presa e incomunicable.
¿Qué había posado entre ellos? ¿Por ventura la Poncha había
cometido algún crimen?... Estas, y diversas otras preguntas, mil
conjeturas me hacfa con el corazón amcrgado y las lágrima's en lo~
ojos, al ver aquella cándida incc:ente mujer víctima de la mtss negra
y cruel injusticia! .••

- 162-
Jamás había oído que la Pancho fuese alguna vez, censurada
al menos de falta alguna; su fama de honestilad y recato, el buen
olor de su costa integridad trascendían en el concepto público; era
intachable bajo todo punto de visto.
Y .supuesto la animadversión que contra ello abriga López como
proveniente de no haber correspondido o sus pretensiones amoro-
sos ¿respondería a esto esa prisión en la triste decadencia de la vida
de la que fuera su festejada en los risueñas alboradas de la juventud?
Bajo tal suposición, resalta lo más horrible y brutal venganza!

* * *
"Sobretodo, me dice usted, desearía si la linch no tuvo 'partí-
cipación en este drama". Tocamos este punto, en que difícil es des-
lindar, la responsabilidad de los actores.
Se ha atribuído ciertamente a la linch lo muerte de la Pancho;
pero yo, suspendiendo el juicio, he hecho y sigo haciendo estos re-
flexiones.
"Dado qua la linch hubiese abrigado, y mantuviese todavía per-
sistente y vivo su odio, su celo, o no se qué pasión más contra lo
Pancho -¿qué peligro habría en aquellas alturas para temer que
ésta pudiese atraer hacia sí los mirados de amor del Mariscal?
Pobre Pancho! ¿.Qué era ya? Flor de lo tarde, mústia, caída y
marchita bajo la acción destructora de las penurias e infinitos sufri-
mientas de una larga peregrinación y penoso confinamiento en los
caldeados desiertos del Espadín ... !
Admitido también que existiese en lo Linch el espíritu y pro-
pósito de una venganza, y su ilimitada influencia sobre la voluntad
del hombre, cuyo corazón tenía paro siempre conquistado, sin rival
posible -¿había conseguido de éste que arrostrase a la inocente e
inofe:1sivo Poncha de· la manera que lo hizo, sin más móvil que
de;ar!a a merced da esa querida, y que ésta, convertida en mons-
truo de perversidad cometiese fría y calculadamente aquel crimen
de la más detestable y horripilante venganza, que caber pudiera en
entrañas de mujer? ...
Dado, pues, que semejante maldad sea obra de la U."ch,
valiéndose de su amcm~e -¿quién en tal caso, él o élla, resulta el
verd~dero y único culpable? ¿Quién, el que pudiera haber evitado
aquello muerte, o !a que solo se habrá solazado por ello? ¿Quién
el. que lejos de evitarla la preparó, y en seguida la mandó ejecutar,
o .la .que acaso no la supo sino.de ejecutada ya? •••

- 163-

.•· ... 'l,


Oe¡o al tino de uste~, fino y desapasionado, el.juicio que deba
formarse sobre la supuesta participación que la Linch pudiera haber
tenido e:1 este drama.
A mi no me consta que ella hubiese de algún modo influtdo
en el ánimo de lópez, para haber .éste victimado a la Poncha; me
consta sí que las crueldades de aquel hombre no necesitaban de
ajena sujestión. Ellas provenían de su propio fondo - de un corazón
forjado en la fragua de la inhumanidad, retemplado en la hoguera
de la destrucción, y caldeado en el crisol de las venganzas.
le hemos visto no conmoverse con los horrores de la inmolación
de su pueblo y nación; pisando iba sobre cadáveres durante cinco
años y siempre con sed y hambre de sangre y muerte. . .
Cuando se propuso castigar a su propia madre, como lo hiciera
con sus hermanos y hermanas, creí encontrar en él algún resto del
sentimiento más intimo e indestructible del corazón humano - el
sentimiento filial; le rogué por el perdón a la madre y: ¡cruel de-
sengaño! ..•
Doblemos esta hoja; y espgremos el frío fallo de la historia, que
dará a cada uno su parte de responsabilidad en los mil episodios
del inmenso y luctuoso drama de la destrucción patria.

Voy a terminar esta, ya por demás, larga retahilla, con los


datos sobre la trágica muerte de la "mártir del honor'l.
Habíamos visto a la Poncha en el campamento de ltanará; con-
ducida después de haber cenado con la linch; á la Mayoría del
Cuartel Central, en calidad de presa e incomunicable.
Pocos días después marchó de allí el ejército a un lugdr lla-
mado Arroyo-Guazú, y de aquí. a otro denominado Zania-hú.
Sabedor de que en Árroyo-Guazú habían sido ejecutados varios
presos pregunté al coronel CenhJrión que corría con ellos, por lo
Pancho, creyendo que fuese traida a Zania-hú pero, cual fue mi
sorpresa! cuando me di¡o que ella ha sido también muerta, y a
lanzpl... ·
Muerte tanto más deplorable y atroz cuanto que la sentencia
estaba puesta con señal de cruz a lápiz por el mismo l6pez, sobre
el nombre de la Poncha, en la lista de los presosl •••
Así la borró en menos de un tercero de tiempo de entre los
vivos, y la hundió en el caos de los muertos! Y. sus restos destro-

- 164-

...
%ados quedaron insepultos en aquel dgsierto, sin otra cruz siquiera
de tosca madera, que guardase su sepulcro! ...
He aquí el otro polo de la vida de la Pancho, su salida del
mundo entre lágrimas y sangre. Estaba ciertamente en manos del
otro de aquellos dos tiranos, los más crueles del Paraguay!
Inclinémonos desde la distancia ante la tumba de aquella he-
reina de la castidad, víctima inocente, mártir de la pureza. Ella,
ángel del desierto, batió sus alas de púrpura, y se remontó a incor-· ·
pararse en las etéreas regiones con el grupo de los ciento c~r~arenta
mil _vírgenes que rodean al cordero de Apocalypsis, cantando cán-
ticos nuevos.
a< Pancho Garmendia, hermoso e infortunada mujer, es la honro
y gloria de su sexo; es la doncella del Paraguay, como Juana de
Arco, es la doncella de Orleans.
Cábeme reproducir ahora esta piadosa aspiración de mi alma:
"Piegue al cielo, y merezca también Poncha Gormendia, como Juana
de Arco, la canónica consagración de esa heroica castidad, radiante
sureofa que abrillanta su sien de mártir por la virginidad".
Ella, en verdad, murió por conservar intacta la virtud eminen-
temente cristiana, a la que aparejada está la corona más gloriosa
en la mansión feliz de los escogidos.
Con todo agrado saludo a usted, repitiéndome su atto.

S. S.
FIDEL MAIZ

P. D.: Espero prudenl~ reserva y disimulo sobre los datos, en la parte que
acaso lleve referencias inoportunas y detalles menos convenientes,
-Vale.

- 165-

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Olvidaros ... Nunca!


Al MALOGRADO OBISPO PALACIOS Y A LOS GLORIOSOS
CAPELLANES ·DEL 70!

Gloriosos Capellanes, que ungisteis vuestra estola, '\


con púrpura de Mártires, en recio batallar!
Del Paraná hasta el Apa, vuestro cantar de gloria
-POR DIOS Y POR LA PATRIA- quisisteis modular!

Sufristeis mil penurias en épicas jornadas,


al lado de la Patria, en luéhas sin igual:
Allá desde CORRALES, la aurora ensangrentada,
hasta su "noche triste" allá en CERRO CORA!

Vuestro sayal flotaba en medio de la lidia,


y en humo del combate, incienso era a la vez ...
Cuando al herido dábais consuelo en su agonía,
perdón al moribundo ... luz del fanal postrer!

los héroes legendarios a vuestra voz supieron


morir en holocausto del sacro Pabellón;
vuestras sagradas manos sus tumbas bendijeron ...
Acaso la trinchera, con ellos os cubrió! -

los páramos os vieron en pos de nuestro Pueblo


por el vía-crucis cruento al sacro Aquidabán:
Allí rendisteis, mártires, vuestro sayal ~e. gloria,
en el ocaso ígneo del grande Mariscal!
- 166 _:
Yo sé que hay una tumba sin cruz y sin leyenda,
que guarda los despojos, que ornara el Pectoral ...
Quizás pueda algún día, la Historia justiciera
lavar "supuesta infamia",(l) con ninfas de verdad!

.. Cuando la Enseña Santa, acaso avergonzada


sobre el sangriento suelo, izara la traición ...
En la proterva ofensa no se manchó la estola,
y el barro de esa afrenta no maculó el Altar!

Tras el turbión nefando, diezmados os volvísteis


sin pan, sin techo ocaso, al Templo en ruinas ya':
Y desde allí forjásteis la faz vindicadora
de nuestra Patria Historia ... ! Rehacer al Paraguay!

Y fuísteis por las sendas desiertas del Terruño,


llevando en vuestros hombros, de glorias un caudal ...
Sólo el glacial olvido os mustió sus nenias,
y nadie a vuestros Nombres, ay, moduló un cantar!

Yo evoco vuestras gestas, nimbadas de. heroísmos


y enciso a vuestros Manes, el son de mi laúd:
será una humilde ofrenda, que~ por la Patria os rindo,
a vuestros sacrificios, perenne gratitud!

JUAN CASSANElLO S. D. B.

(1) En la carta del P~ Fidel .Maíz, Fiscal que condenó al Obispo Palacios,
al Sr. O'Leary, el-10 de junio de 1906, le dice textualmente: "LA SU·
PUESTA conspiración'' ...

' - 167-

~. ~ .. /
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1 • ' •... 1:
l ·~

IN DICE ,
.·...~
Pág..... ~
fl .

'
INTRODUCCION
El Clero en la Guerra del 70

'
CAPITULO
1
1
Sacerdotes Muertos en los Campos de Batalla

·'
CAP.ITULÓ 11
Sacerdotes Ajustklados Durante la Guerra . . . . . . . . . . . . • . . . . . • • • • 32

CAPITULO III
, Sacerdotes Desaparecidos Durante la Guerra 62

. CAPITULO IV
SacerdQtes Sobrevivientes a la Guerra contra la Triple Alianza 90 ~ '

APENDICE
Documentos 125

Termtnóse de 1m p r 1m l r esta Segunda EdlclOn el 18 de Mayo de '1961


en ia Editoz:_ial "El Arte" S. A., Cerro Cor~ 726/764 -Asunción- Paraguay

168 ;....

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