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VOLUMEN XXXIX NUMERO 2 DICIEMBRE DE 2021

Narciso Velázquez
Rector

José Guillermo Von Lucken Gabriel Benítez Teresa Servín


Vicerrector Académico Secretaría General Vicerrectora de
Administración y Finanzas

Nilo Zárate
Director del
CEADUC

CENTRO DE ESTUDIOS ANTROPOLÓGICOS (CEADUC)


José Zanardini Presidente
Enrique Gaska Vicepresidente
Myrian A. Gaona Martínez Secretaria

CONSEJO DIRECTIVO
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Beatriz G. de Bosio Marilín Rehnfeldt
Jan David Hauck Lino Trinidad Sanabria
Jorge García Riart Guillermo Sequera
Enrique Gaska Jorge Servín
Carlos Anibal Peris Castiglioni Cristina Vera Díaz
Luis Ortiz Sandoval Rodrigo Villagra
Feliciano Peña Páez Claudia Cáceres González

ESTUDIOS PARAGUAYOS
Revista del Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica.

Publicación indexada en: DOAJ, AMELICA (CLACSO), REDIB, LATINDEX, BIBLAT,


CLASE, HAPI, DIALNET, ERIC, ULRICHS, CIBERA, CROSSREF Y MIAR.

Disponible en Academia.edu y en Google Libros.

Las ideas expresadas por los autores son personales, no representan la opinión
o posicionamiento del CEADUC ni de la Universidad Católica

Correspondencia y canje:
Revista Estudios Paraguayos
©Centro de Estudios Antropológicos (CEADUC) - “Universidad Católica “Nuestra
Señora de la Asunción”
Independencia Nacional y Comuneros - Casilla de Correo #1718 - Asunción – Paraguay
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ESTUDIOS PARAGUAYOS
Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”

Director Nilo Damián Zárate López


Editor Jefe Carlos Anibal Peris Castiglioni
Secretaria Myrian A. Gaona Martínez
Comunicación Rebeka Nadir Sanabria

CONSEJO EDITORIAL
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Dra. Barbara Gómez Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción” (Paraguay)
Dr. Javier Numan Caballero Merlo Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción” (Paraguay)
Dr. Luis Ortiz Sandoval Facultad de Ciencias Sociales - UNA (Paraguay)
Dra. Sara Mabel Villalba Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción” (Paraguay)
Dr. José Manuel Silvero Arévalos DGICT - UNA (Paraguay)
M.Sc. Arnaldo Martínez Mercado Universidad Nacional de Canindeyú (Paraguay)
M.Sc. Sintya Valdez Facultad de Ciencias Sociales - UNA (Paraguay)
M.Sc. Claudio José Fuentes Armadans Universidad Católica “Ntra. Sra. de la Asunción” (Paraguay)

CONSEJO CIENTÍFICO
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Católica Argentina – Argentina)
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Dr. Marcelo Moriconi Bezerra ISCTE- Instituto Universitário de Lisboa (Portugal)
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Potosí (México)
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Dr. Guillaume Candela Aberystwyth University: Aberystwyth (Gran Bretania)
Dra. Yoko Fujikake Universidad Nacional de Yokohama (Japón)
M.Sc. Victoria Taboada Gómez Georg-August-Universität Göttingen (Alemania)
REVISTA ESTUDIOS PARAGUAYOS
Revista de la Universidad Católica “Nuestra Señora de la Asunción”
Centro de Estudios Antropológicos

Vol. XXXIX, N° 2 - Asunción del Paraguay - Diciembre 2021

ÍNDICE
David Galeano El 2021 es uno de los peores años para los pueblos p. 7
Olivera indígenas del Paraguay (Editorial)

María Esther Imaginarios de nación en la producción audiovisual p. 15


Zaracho Robertti oficial e independiente de Paraguay durante la dictadura
stronista (1968-1979)

Aníbal Orué Los años previos al stronismo en Paraguay: construcción y p. 37


Pozzo consolidación de un bloque militar 1936-1954

Carlos A. Page Diego de Torres Bollo SJ y el culto de Nuestra Señora de p. 93


Loreto en el Paraguay con atención en el poblado guaraní
de Santa Rosa

Aldo Jones ¿En quién piensa el soldado? p. 133

Raúl Acevedo Rafael Barrett y la literatura menor: reflexiones p. 161


deleuze-guattarianas a la luz de las
problemáticas del novecentismo paraguayo

Marcela Racionalidad de género y desigualdades en Paraguay p. 203


Fernanda
Achinelli Baéz

Ángel Ramón Crédito comercial al consumo desde la perspectiva del p. 221


Peña Cardozo cliente final

Raúl Sotero Educación y cuestión social en Paraguay, una implicación p. 239


Ricardi Esquivel compleja desde la perspectiva de estudiantes y directivos

DOI del número: https://doi.org/10.47133/respy2021392


Editorial
Chalet de los esposos Monte-Aceval

https://imagoteca.com.py
DOI: https://doi.org/10.47133/respy390200e2
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 7-11

EL 2021 ES UNO DE LOS PEORES AÑOS PARA


LOS PUEBLOS INDÍGENAS DEL PARAGUAY
2021 IS ONE OF THE WORST YEARS
FOR THE INDIGENOUS PEOPLES OF PARAGUAY

David Galeano Olivera1

En julio de 2021, diferentes pueblos indígenas del Paraguay están


viviendo un momento crítico y lacerante, sumado a la pandemia,
que agudiza el ninguneo hacia ellos. Sin embargo, lo señalado no
significa que anteriormente estuvieron bien. Para nada.
Significa que de lo mal que estaban, ahora están atravesando una
crisis más intensa debido fundamentalmente a la ambición
desmedida de algunos miembros de la sociedad envolvente o
blanca (brasileños, brasiguayos y paraguayos). Que –con el afán
de tener más y más- echan mano a todo tipo de artimañas legales
para desalojarlos de sus tierras y degradarlos social y
culturalmente, ante la mirada cómplice, la inacción y los “brazos
caídos” de las autoridades.
Los antiguos territorios ancestrales indígenas se convirtieron en
enormes extensiones de cultivo de poderosos agroindustriales, a
quienes jamás les importó los derechos humanos de los pueblos
indígenas.

1
Ateneo de Lengua y Cultura Guaraní – Paraguay.
davidgaleanoolivera@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-7876-1876
David Galeano Olivera

Las imágenes más comunes de los últimos meses nos muestran


un desalojo tras otro, con la cobertura de la parafernalia judicial-
policial-mediática, con niños, mujeres (varias embarazadas),
adultos y ancianos siendo echados a balazos, perseguidos y
arrinconados en algún lejano lugar.
Arrasaron con sus templos, escuelas y modestas viviendas, como
el caso de la Comunidad Ka’a Poty 1, de Itakyry (Alto Paraná),
pertenecientes a la etnia Ava Guarani. Actualmente, después de
ser expulsados de su territorio, están acampanando en la Plaza de
Armas de Asunción, mendigando justicia.

Violencia planificada
Los desalojos no son coincidencias, ya que todo está planificado:
se producen orden judicial mediante, con la numerosa dotación de
uniformados y bandoleros bien armados que participan de cada
ataque y eso no es casualidad. Demás está decir que los indígenas
8 no estuvieron ni están armados, sin embargo, quienes los
desalojan van con todo.
En estos momentos, en la Región Oriental, las más violentadas son
todas aquellas comunidades que están en la frontera con el Brasil,
preferentemente en los departamentos de Amambay, Kanindeju,
Alto Parana. Pero también en Ka’aguasu y San Pedro, y
pertenecen a las etnias Paĩ Tavyterã, Ava Guarani y Mbya.

¿Por qué ocurren estas persecuciones?


Primero, se deben a la desidia de las autoridades y sobre todo a
la corrupción de algunos jueces que facilitan las órdenes para los
desalojos y de los fiscales que hacen la vista gorda a estos
atropellos. Por otra parte, los indígenas resultan un blanco fácil ya
que no ofrecen resistencia física ni legal, además no poseen el
capital financiero para sobrellevar cualquier acción judicial o
constitucional.

Estudios Paraguayos - Vol. XXXIX, Nº 1 - Junio 2021


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El 2021 es uno de los peores años para los pueblos indígenas del Paraguay

Falta la mano dura del Estado para parar de una vez estas
acciones ilegales que socavan la entereza de los pueblos
indígenas afectados y de los demás que al ver la inacción de las
autoridades se sienten desmotivados y no creen en las mismas.
En el Paraguay del 2021 todavía se discrimina y violenta a los
pueblos autóctonos del país. Por supuesto que sí, es más, sin
temor a equivocarme, creo que el 2021 es uno de los peores años
para los pueblos indígenas. Y el año no termina todavía.
Ellos no forman parte de ningún proyecto de inclusión o de
dignificación social. Lo único que sintieron en este año es la
persecución, la discriminación, la degradación y la violencia de la
sociedad envolvente. Especialmente de ciertos sectores poderosos
e inescrupulosos que no escatiman esfuerzos en apoderarse de los
territorios indígenas.
Es como si el Old West estadounidense se haya mudado al
Paraguay, donde los blancos son los buenos y los indios son los
malos. Es una verdadera pena lo que les ocurre a los indígenas del
Paraguay. 9

Impotencia y consecuencias culturales


Tengo contactos con amigos miembros de varias etnias. En
Kanindeju, el Ateneo de Lengua y Cultura Guarani tiene becados a
más de 30 indígenas Ava Guarani en la licenciatura en lengua
guarani. Ellos se sienten impotentes, desprotegidos y
atemorizados a causa de tanta injusticia.
Hoy se sienten abandonados; por más que eleven plegarias a su
Dios, Él no les responde. Sus templos (sitios sagrados, razón de
su vida) han sido profanados y derrumbados por bandoleros y ya
no pueden reunirse para hacer sus ñembo’e jeroky (danza
sagrada).
Ya no pueden hacer sonar sus takua (instrumento musical de
percusión fabricado de caña) ni sus mbaraka (sonajero de
calabaza). Su cosmovisión religiosa se alteró y ellos están muy

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David Galeano Olivera

estresados. Viven como limosneros y mendigan el pan diario, sin


que esa sea su voluntad. Lo hacen por necesidad.
La señora Marta Martínez, mburuvicha de la Comunidad Ka’a Poty
1, que está acampando en la Plaza de Armas de Asunción, nos
contó con dolor y lágrimas todas las barbaridades que pasaron al
ser desalojados de sus tierras.
La consecuencia cultural de estas persecuciones es devastadora,
ya que estando en su hábitat, contaban con todos los soportes de
su cultura y ahora que fueron exiliados forzosamente deben
aprender y adaptarse a otros extraños modelos culturales que en
nada coinciden con los suyos.
Definitivamente estas persecuciones arriesgan negativamente sus
costumbres y lenguas, más aun tomando en cuenta que poco o
nada se hizo en materia de investigación y rescate de todas esas
culturas e idiomas.
Aunque en menor escala, sigue habiendo prejuicios sobre las
diferentes etnias autóctonas. Para algunos, los indígenas siguen
10 siendo peligrosos, salvajes, sucios e ignorantes. Hasta hoy existe
gente que para insultar a alguien le trata de “indio” con un sentido
peyorativo y despectivo.
Pero también de preocupante es que hasta hoy los libros escolares
tratan a los indígenas en tiempo pretérito. Son solamente algunas
muestras de los prejuicios.
Sin embargo, existe una mayor conciencia que hoy se solidariza
con ellos y eso se nota a través de todas las campañas de ayuda
que se realizaron y todavía se organizan a lo largo y a lo ancho del
país con el propósito de cooperar con ellos en materia de
alimentos, abrigos y otras necesidades.

Plantear soluciones
Hay propuestas de soluciones que se deben tener en cuenta sobre
la cuestión indígena en el Paraguay. Primero, debemos
asegurarles sus territorios. Ya se practicaron muchos censos y

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El 2021 es uno de los peores años para los pueblos indígenas del Paraguay

estudios y ya se sabe sobradamente cuáles y dónde están esas


tierras.
Falta que los parlamentarios sancionen la ley y que luego, con ellos
y con su acuerdo, se desarrollen programas de desarrollo
sostenible en materia de producción y venta de sus productos, de
salud y educación preferentemente.
Ellos no quieren vivir de la mendicidad, necesitan como cualquiera
un programa de ayuda financiera para iniciar su producción y vivir
de eso, que finalmente les garantizará la vida digna, que siempre
se merecieron.
Considero que el Instituto Nacional del Indígena, INDI, debe
atender las necesidades y proyectos indígenas a nivel nacional,
departamental y municipal. Por otra parte, las grandes entidades
binacionales deben brindar los fondos necesarios para lograr el
despegue y la consolidación de su desarrollo.
También falta un organizado y efectivo trabajo multisectorial con
otros ministerios, como los de Educación, Salud, Hábitat y de la
Vivienda, de Trabajo, Agricultura, Industria y Comercio que servirá 11
para garantizarles mejores condiciones de vida.
Pero deberíamos actuar hoy, las comunidades indígenas tienen
problemas en el presente y las soluciones deben darse en este
tiempo.

El texto original fue publicado en el Portal Ciencia del Sur


26 julio de 2021
Enlace de referencia:
https://cienciasdelsur.com/2021/07/26/el-2021-es-uno-de-los-peores-anos-
para-los-pueblos-indigenas-del-paraguay/

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Chalet de los esposos
Sacarello-Bajac

https://imagoteca.com.py
La mansion del Dr. Jose P. Guggiari

https://imagoteca.com.py
DOI: https://doi.org/10.47133/respy339022101
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 15-36
s

IMAGINARIOS DE NACIÓN EN LA
PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL OFICIAL E
INDEPENDIENTE DE PARAGUAY DURANTE
LA DICTADURA STRONISTA (1968-1979)
IMAGINARIES OF NATION IN THE OFFICIAL AND
INDEPENDENT AUDIOVISUAL PRODUCTION OF
PARAGUAY DURING THE DICTATORSHIP OF ALFREDO
STROESSNER (1968-1979)
s

María Esther Zaracho Robertti1

Enviado: 2/10/2021
Aceptado: 1/12/2021

Resumen: Este estudio se propone describir los imaginarios de nación


durante el stronismo en un corpus fílmico representativo de la producción
audiovisual oficial e independiente de Paraguay de 1968 – 1979 a partir de
una revisión del periodo correspondiente a la dictadura de Alfredo
Stroessner (1954- 1989) dentro de un contexto amplio a nivel regional y
global, los “largos sesentas”. La metodología corresponde a un enfoque
etnográfico y se recurre a una serie de dispositivos como la observación
participante, entrevistas semiestructuradas, descripción, análisis simbólico
e interpretación de contexto de contenido audiovisual, análisis de fuentes
bibliográficas, hemerográficas y audiovisuales. Se concluye que durante
dicho periodo quedó configurado un campo de disputa entre el imaginario
de nación del régimen, representado por el audiovisual oficial y otros
imaginarios opuestos y alternos, propuestos desde la producción
audiovisual de un incipiente cine independiente.

Palabras clave: imaginarios de nación; stronismo; producción audiovisual


oficial; producción audiovisual independiente.

1
Universidad Católica "Nuestra Señora de la Asunción" - Paraguay
mariaesther.zarachor@gmail.com
https://orcid.org/0000-0001-5491-5482
María Esther Zaracho Robertti

Abstract: This study proposes to describe the imaginary of nation during


the stronismo in a film corpus that represents the official and independent
audiovisual production of Paraguay of 1968 – 1979, from a revision of the
period that corresponds to the dictatorship of Alfredo Stroessner (1954 -
1989) inside a wider context on a regional and global levels, the "long
seventies". The methodology corresponds to an ethnographic approach and
several devices were used such as participant observation, semi structured
interviews, descriptions, symbolic analysis and context interpretation of
audiovisual content, analysis of bibliographical, hemerographic and
audiovisual sources. The conclusion is that during this period, a dispute field
was configured between the imaginary of nation from the regime,
represented by the official audiovisuals, and other opposite and alternative
imaginary proposed by the audiovisual production of an incipient
independent cinema.

Keywords: imaginary of nation; stronismo; official audiovisual production;


independent audiovisual production.

16

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Imaginarios de nación en la producción audiovisual oficial e independiente…

Introducción
Comprendiendo que cada época presenta un imaginario de
nación, este trabajo se plantea como objetivo general
describir la presencia, ausencia u oposición al imaginario de
nación vigente durante el stronismo en un corpus de
audiovisuales producidos durante dicho periodo. Se define
como “campo” de estudio un corpus de seis producciones de
audiovisuales realizadas tanto por el Estado como por
cineastas independientes durante 1968- 1979, años
correspondientes a la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-
1989).
Durante esta época se percibe la continuación y
consolidación de una instrumentalización de la historia que
devino en un imaginario de nación en el Paraguay. A nivel
mundial emergía el año 1968 como representativo de los
múltiples cambios sociales vivenciados a escala mundial.
Como señala León Frías, “un momento histórico durante el
17 cual las interacciones entre arte y política eran comunes e
intensas” (León Frías, 2014: 73-74). Frederic Jameson ubicó
las condiciones de posibilidad de esa larga década en la
segunda mitad de los años cincuenta y propuso su fin entre
los años 1972 y 1974, llamándola los “largos sesentas” e
incluyendo en un lugar central los fenómenos propios de
América Latina y el Tercer Mundo como el inicio de un giro
burocrático-autoritario en muchos de los gobiernos africanos
independizados poco antes de la generalización de la
militarización de los Estados latinoamericanos (con eje en el
golpe militar en Chile, en 1973) pero también cierto fin de la
fuerte influencia tercermundista en Estados Unidos y Europa,
entre otros hechos (Mestman, 2016: pp.8-9).
Tras precisar lo que entendemos por imaginario de nación
durante el stronismo, se plantea como objetivo general
describir su presencia, ausencia u oposición en un corpus
conformado por el documental Cómo se construye una nación
(Alberto Lares, 1979), la primera película de ficción en 35
milímetros rodada en el Paraguay, Cerro Corá (Guillermo
Vera Díaz, 1978), nueve episodios del noticioso nacional

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María Esther Zaracho Robertti

(1973 y 1976) y el noticioso televisivo Sucesos Paraguayos


(1968),las películas Kuarahy Ohecha (Dominique Dubosc,
1968), El pueblo (Carlos Saguier, 1969) y Manohara
(Dominique Dubosc, 1969).
Se especifican como producciones audiovisuales oficiales
aquellas filmaciones de 16 o 35 milímetros en corto, medio o
largometraje de tipos documentales, experimentales o
ficciones realizadas durante la década estudiada. Estas
fueron realizadas con financiación directa y/o apoyo del
Estado para la producción, exhibición y circulación nacional
en las salas de cine de capital e interior. También se examinan
los audiovisuales generados por grupos independientes.
Quizá un término interesante para definirlos sea el de
“vanguardias” (Escobar, 1986: p. 57-60) o producciones
audiovisuales de “ruptura” (Mestman ,2016: p. 11) las que no
necesariamente se vincularon orgánicamente como parte del
proyecto común pero no heterogéneo que por aquellos años
se denominó “ Nuevo Cine Latinoamericano”. Este grupo de
audiovisuales se definió como aquellas filmaciones en 16 o 18
35 milímetros, autofinanciadas, distribuidas y exhibidas en un
circuito no canónico y más cercano a la academia o los
centros culturales, logrando difusión internacional escasa,
pero representativa sobre todo en Europa y el resto de
Latinoamérica.

Marco teórico
El marco teórico referencial incluyó conceptualizaciones
provenientes del estudio de los imaginarios, del nacionalismo,
cine y producción audiovisual durante la dictadura, historia
social paraguaya y antropología del público de cine.
La nación es un concepto de elaboración relativamente
reciente, el llamado “mito político moderno” (Backzco,1984:
p.8). El concepto de imaginario (Castoriadis, 1998: p.13)
destaca el papel de los significados imaginarios en la
construcción, mantenimiento y cambio del orden de la
sociedad, “las ideas-imágenes utópicas actúan, cada vez

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Imaginarios de nación en la producción audiovisual oficial e independiente…

más, como relevo a otras formas de imaginario colectivo, en


especial a los mitos políticos modernos tales como los de
Estado-Nación, el Progreso, la Revolución” (Backzco, 1984:
pp.7-8).
En la misma línea de autoras como Makaràn (2014), Soler (
2014) o Couchonnal (2017) se comprende que el imaginario
de nación durante periodo conocido como “stronismo” (1954-
1989) se constituyó a partir de la mistificación e
instrumentación del pasado a partir del caudal simbólico
disponible, profundizando el nacionalismo militarista y
antiliberal de las décadas anteriores, recibiendo influencias
de las ideologías totalitarias en boga y de la reconfiguración
a nivel mundial de los patrones del capitalismo a mediados
del siglo XX.
Soler expresa que en su proceso de construcción el stronismo
“creó nuevos discursos de legitimidad que, imágenes
históricas en disponibilidad, posibilitaron vincular la
democracia a orden (estabilidad política), progreso
19 (crecimiento económico) y paz (eliminación del conflicto)”
(Soler, 2014: pp.166-167).
Este estudio se concentra en dos elementos que componen
el “mito” del imaginario de nación durante el stronismo: en
primer lugar, el nacionalismo heroico o mito de la pertenencia
de Stroessner a una genealogía de héroes y en particular, su
rol de reconstructor de la nación en directa sucesión del
Mariscal López y Bernardino Caballero. En segundo lugar, el
mito de pueblo “real” que se desprende de una interpretación
populista donde pueblo paraguayo es análogo a pueblo
colorado, una retórica que esconde la negación y represión
de sectores populares como el campesinado cristiano
además de una valoración de elementos modernizadores de
ese pueblo que se va transformando en país. Se señala que
esta noción de pueblo también fue representada por otros
sectores que entraron en directa oposición con los otros
aspectos del imaginario.

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Rosas Mantecón refiere con acierto que, “los filmes no se


agotan en lo que relatan; hablan de contextos históricos,
industriales y culturales en los que se producen, proyectan y
reciben” (Rosas Mantecón, 2017: p.24). Es desde esa
dimensión mítica de los filmes y de la nación a través de la
noción de imaginario que en este trabajo se toman como
fuentes de inspiración las preguntas que hacia fines de los
setenta se hacía Jarvie en su sociología del cine: “¿Quién
realiza/produce los filmes?, ¿Qué los caracteriza? ¿En qué
contextos fueron producidos? ¿Qué se ve o no se ve?”
(Jarvie, 1978: p.34).
El análisis de la producción audiovisual de la época en la
región reflejaba la presencia de un cine oficial informativo,
impulsado principalmente por los Estados, y un cine contra
informativo con relación a la representación del pueblo
(Lacruz, 2018:141). Ese cine aspiraba a representar al pueblo
a partir de imágenes que evocaban las reflexiones sobre el
indigenismo, el nacionalismo o la tensión desarrollo/
subdesarrollo “ pero en el sentido más populista y más 20
negativamente romántico, para exaltar como criterios básicos
de la verdadera obra de arte la simplicidad y comprensibilidad
por parte de las masas” (Barbero, 1987: p.30).

Marco metodológico
La antropología social, con su enfoque etnográfico y técnicas
específicas como la observación participante y la entrevista,
conjuntamente con el análisis de documentos y producciones
audiovisuales permitió el abordaje del tema en cuestión.

Territorio
El territorio abordado se ubicó en la capital, Asunción.

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Unidades de análisis
El documental Cómo se construye una nación (Alberto Lares,
1979), la primera película de ficción en 35 milímetros rodada
en el Paraguay, Cerro Corá (Guillermo Vera Díaz, 1978),
nueve episodios del noticioso nacional (1973 y 1976) y un
episodio del noticioso televisivo Sucesos Paraguayos (1968)
Kuarahy Ohecha (Dominique Dubosc, 1968), El pueblo
(Carlos Saguier, 1969) y Manohara (Dominique Dubosc,
1969). También se consideran como unidades de estudio a un
grupo de (3) cineastas y críticos consultados durante el
proceso de investigación, Hombres de edades entre 60 y 70
años en adelante localizados en la zona urbana de la ciudad
de Asunción que se vincularon con los filmes abordados entre
los años 1968 a 1979.

Instrumentos de recolección de datos

21
Se diseñó y utilizó una matriz para el análisis de cada
producción audiovisual, en dicha matriz constaron los
componentes del análisis fílmico desde diferentes niveles:
descriptivos, simbólicos y vinculados a la interpretación del
contexto. Se realizaron entrevistas semiestructuradas a
cineastas y críticos y se completaron fichas de fuentes
hemerográficas. Se registraron análisis de material
audiovisual complementario a las películas y reseñas críticas,
afiches y otros materiales provistos por los cineastas
entrevistados.

Procedimiento de análisis
Los datos empíricos fueron recogidos desde abril de 2017 a
abril de 2019. Durante dicho periodo se realizaron entrevistas
de carácter semiestructurado a un público especializado
compuesto por cineastas y críticos (en tres casos, autores
de los filmes analizados) que contemplaron los aspectos
descriptivos, simbólicos e interpretativos del contexto en el
que los audiovisuales seleccionados fueron generados, así

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como la revisión de material hemerográfico y de los propios


audiovisuales y sus materiales complementarios.

Análisis de resultados
Cerro Corá (Guillermo Vera Díaz, 1978)
Nivel descriptivo. La película pertenece al género ficción de
tipo drama histórico, el titulo apunta a la principal batalla de la
Guerra de la Triple Alianza (1864-1870). La misma evoca
elementos alegóricos y arquetípicos de la heroicidad. La
superposición imagen/ texto y la voz en off omnisciente a lo
largo del filme condicionan la lectura e interpretación de una
legitimación autoritaria. La película fue reseñada por Jesús
Ruíz Nestosa. El periódico bonaerense La opinión, expresa
que el filme retrata al Mariscal como “figura histórica
controvertida, que surge en el film como un insigne patriota y
un gran americano, un héroe que entregó su vida en defensa
de la libertad” (ABC Color, 1978: p.35).
Nivel simbólico. La música, marcial y grandilocuente, 22
entonada por los jóvenes de las clases urbanas, maestros,
clases altas acomodadas, campesinos que se unen a la
“defensa nacional” dan la pauta de una adhesión total de
todos los estratos sociales, sin contradicciones ni fisuras, y en
el que también se pueden reconocer elementos intertextuales
que analogan la época del Mariscal Francisco Solano López
con el gobierno de Alfredo Stroessner, principal promotor de
la película. La simbología hace referencia a un contexto
armónico y pacífico como mensaje de gobierno, la exaltación
de un nacionalismo militarista, la vinculación de la figura de
López con la de Stroessner y una comunidad internacional
aparentemente brindando reconocimiento.
Nivel de interpretación del contexto. Aunque se intente
remarcar el estreno como hito inaugural de una
cinematografía enteramente nacional, al no contarse con
estadísticas de taquillas lo que queda claro es el rol del estado
en dicho emprendimiento. Según la prensa de la época “la
empresa significó una inversión de recursos estatales

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Imaginarios de nación en la producción audiovisual oficial e independiente…

(humanos y materiales) que rondaría 50.000.000 de


guaraníes solo para la filmación” (ABC Color, 1978: p. 10).
Contó con el involucramiento de militares y recursos del
Estado prestados por el Servicio de Intendencia del Ejército,
la Cooperativa Policial Limitada, la Cooperativa Militar Naval
y Aeronáutica, así como la asesoría de hombres de alto rango
militar vinculados al gobierno cuyos nombres y apellidos
pueden leerse en los créditos finales de la película.

Noticiosos (Noticioso Nacional – 9 piezas (1973 y


1976) y Noticioso Televisivo Sucesos Paraguayos,
1968)
Nivel descriptivo. Estas producciones sugerían una fuerte
apuesta a la difusión por medios audiovisuales
cinematográficos y televisivos de los mensajes de gobierno.
El noticioso nacional fue la producción audiovisual más
recurrente y sostenida en el tiempo, lastimosamente la
disponibilidad de dicho material es escasa o casi nula en
23 comparación con el periodo de tiempo al que estuvo expuesto
al público2. La perspectiva del relato y visión de mundo
presenta la información en torno al régimen con
espectacularidad, retratando actos oficiales o ceremoniales
como el aniversario de gobierno, entrega de títulos a
universitarios, concentraciones del Partido Colorado previas
a elecciones y la tradicional celebración del 3 de noviembre
por el cumpleaños de Stroessner, inauguraciones de obras
del Partido Colorado (seccionales coloradas en el interior del

2
Como ejemplo de procesos de recuperación y patrimonialización de noticiosos
pueden mencionarse solo dos casos, el de los noticiosos de la dictadura de
Stroessner aquí estudiados y otros filmes recuperados con el acompañamiento
cercano de Manuel Cuenca a partir del programa Mercosur Audiovisual y la
Secretaría Nacional de Cultura de Paraguay entre los años 2014-2015 y la colección
Motte, los noticiosos de la dictadura de Higinio Morínigo, puestos a disposición en el
sitio web del Archivo Nacional desde 2018 tras la labor de recuperación iniciada por
el cineasta Ray Armele, en ese entonces al frente de la Dirección de Audiovisual del
Centro Cultural Manzana de la Rivera de Asunción.

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país , escuelas ) y la construcción de la represa de Itaipú en


alianza con el Brasil.
Nivel Simbólico. Con respecto al imaginario de nación
stronista, la construcción narrativa de los noticiarios enfatizó
el presente como una época de oro (paz, trabajo y progreso),
superadora de los tiempos del pasado reciente. La constante
reivindicación del linaje de pertenencia heroica de Stroessner,
al mencionar a Caballero en su discurso electoral de 1968
reafirmando la mímesis entre pueblo paraguayo y pueblo
colorado, así como otros elementos intertextuales,
estrategias verbales como la mención, citación, alusión o
inclusión de referencias históricas y de personajes del pasado
refuerzan la similitud con el presente correspondiente al
gobierno de Stroessner.
Nivel de interpretación de contexto. El periodo 1968-1973
fue un periodo electoral que concluye con una nueva
reelección de Stroessner. También fue el inicio del Plan
Cóndor y de represiones a comunidades campesinas como la
ocurrida en Colonia Serafini, así como desaparición de varios 24
miembros fundamentales del Partido Comunista Paraguayo,
según refiere Pérez Cáceres (Pérez Cáceres, 2017: p.221).

Cómo se construye una nación (Alberto Lares, 1979)


Nivel descriptivo. El título de esta producción alude a un
elemento constructivo de la realidad nacional en directa
relación con el principal financista: el Ministerio de Industria y
Comercio en el contexto del gobierno de Stroessner. Se apela
a una composición de imágenes que combina el folklore y los
entornos rurales con elementos urbanos. La voz en off,
funciona como marco ideológico al ofrecer una perspectiva
del relato y una visión de mundo.

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Nivel simbólico. Detrás de la voz, el guion de Mario Halley


Mora revela algunos elementos simbólicos: la evocación de
un pasado glorioso, una época de oro, esta vez, mucho más
allá de la época de Carlos Antonio López, época que se
retrotrae hasta la colonia y los tiempos de la independencia,
continúa con la llamada “epopeya nacional” o Guerra de la
Triple Alianza que refuerza la idea de crisis por el exterminio
de la población, la siguiente idea fuerza es la de la
reconstrucción, Caballero es allí una figura fundamental. El
autor se refiere al año 1904 como la “época liberal”
caracterizada por el exilio interior, exterior y de luchas
fratricidas. Además, se hace énfasis en el “atraso” del
Paraguay, lo que claramente proviene de un discurso liberal
de postguerra al que se le une el imaginario de un país
desconocido, misterioso, olvidado y sin futuro.
Nivel de interpretación de contexto. La narrativa del
documental coincide con la llamada “invención de Alto
Paraná”, al respecto, Gómez Florentín señala que esta fue
25 clave en el ascenso de la nueva tecnocracia asociada con los
procesos de desarrollo. El autor expresa que “el nuevo mantra
entonces era transformar sociedades lánguidas y convertirlas
en polos desarrollistas. Alto Paraná era una colección de
recursos naturales inextinguibles al alcance de la mano del
hombre, aguardando su acción transformadora para hacer
realidad el sueño del desarrollo” (Gómez Florentín, 2019:
pp.93-94). Lares, autor de la película, ya había realizado otros
documentales para el gobierno—de modo que su material
audiovisual puede comprenderse como parte de un corpus
fílmico de la década—donde se encuentra Alto Paraná (Lares,
1957-1962), El milagro del río (Lares, 1969) y El amante de
mi mujer (Lares, 1978). Esta ultima una coproducción
brasileño-paraguaya fue financiada por el Ministerio de
Turismo.

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El pueblo (Carlos Saguier, 1969)


Nivel descriptivo. La película fue realizada con recursos
propios como parte de un proyecto colectivo llamado Cine
Arte Experimental (CAE) conformado por Carlos Saguier y
Antonio Pecci. Antonio Pecci había participado de los
campamentos universitarios organizados por el padre
Francisco de Paula Oliva (Movimiento Independiente
Universitario) durante 1966 y 1967 (Saguier, 2019)3
Nivel simbólico. Respecto a los elementos ideológicos en el
análisis del filme, la perspectiva del relato y visión de mundo
se caracterizaron por la presencia de imágenes alegóricas o
casi mitológicas, la subversión o cambio de códigos visuales
y las condiciones de producción y distribución del filme de
forma totalmente independiente. Las imágenes son, en gran
parte, de Tobatí, escenario de importantes y pioneros trabajos
etnográficos como Tobati: a paraguayan town ( Helen y
Herman Service, 1948-1949) y una ampliación del mismo:
Tobati: tradición y cambio en un pueblo paraguayo ( Diego
Hay,1999). 26
En la película se refleja el trascurrir de un día en un pueblo
paraguayo. El guaraní como forma de expresión de los
diferentes personajes, la ausencia de una voz en off y la
presencia de una radio, todavía parte importante del cotidiano
rural, permite escuchar las voces de la comunidad
refiriéndose al trabajo en las olerías como alternativa al
trabajo agrícola en tiempo de sequía o al mito del tesoro
escondido, reflejando así las características de un contexto
de incipiente modernidad que convive con prácticas rurales.
Estrategias visuales y sonoras remiten al presente dictatorial
con gran carga dramática: el vuelo de un cuervo, llantos en
un cementerio, disparos de arma de fuego y procesiones con
efectos de iteración y relentizado pasando del blanco y negro
al technicolor.

3
Saguier, 2019. Entrevista concedida a la autora. Asunción-Paraguay

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La clara ausencia de una representación del imaginario de


nación del stronismo se hace patente en la película y en la
crítica del escritor Mario Halley Mora quien refirió que “ese
pueblo, así mostrado, no es el pueblo paraguayo real (...) la
película representó como testimonio, una brutal traición a la
intención temática prometida en el título (...) la negación de
los valores que hacen al pueblo, o lo que es peor, su distorsión
en beneficio de una identidad falsa y unilateral” ( Halley Mora,
1969). La película dejó de proyectarse en Paraguay sin
embargo fue exhibida y criticada en Latinoamérica, Estados
Unidos y Europa en las siguientes décadas. En conversación
con Carlos Saguier (2017) este ha referido el interés de Jorge
Prelorán, referencia indiscutida del cine etnográfico, en El
pueblo, dada su calidad cinematográfica y antropológica. La
película fue exhibida en Francia gracias a la gestión de Rubén
Bareiro Saguier, exiliado en dicho país, y en Latinoamérica
durante las funciones del Teatro Paraguayo de Vanguardia
(TPV) al que perteneció Antonio Pecci (Pecci ,2017).

27 Nivel de interpretación de contexto. Durante el revelado de


la película en Buenos Aires, Saguier y Pecci estuvieron en
contacto con la comunidad cultural paraguaya en el exilio:
Edgar Valdez, Elvio Romero, José Asunción Flores y Augusto
Roa Bastos, quienes asistieron a una proyección de estreno
de la película en el microcine de los Laboratorios Alex según
refiere Antonio Pecci (Pecci, 2017)4. José Asunción Flores
incluso ofreció ponerle música (Saguier, 2017)5. Este
contacto con Argentina y su cine decantó en la organización
de un ciclo denominado Semana del Nuevo Cine Argentino
promovido por CAE, una actividad organizada por Saguier y
Pecci en noviembre de 1969 en el Centro Cultural Paraguayo
Americano (C.C.P.A) escenario para el estreno de la película
en Paraguay (ABC Color, 1969: p.4). El año 1968 significó
una nueva reelección de Alfredo Stroessner (1954-1989).
Pérez Cáceres refiere que nuestro país avanzaba “fuerte en
la lucha contra el imperio y contra los gobiernos

4 Pecci, 2017. Entrevista concedida a la autora. Asunción-Paraguay


5 Saguier, 2017. Entrevista concedida a la autora. Asunción-Paraguay

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antipopulares, marcado fuertemente por la intervención


norteamericana en Vietnam, el mayo francés del 68, la muerte
del Che y los efectos negativos de la guerra fría” (Pérez
Cáceres, 2017: p.136). El 19 de junio de 1969 Nelson
Rockefeller visita al país, tras su llegada se concreta una gran
manifestación universitaria con efectos represivos, el
gobierno minimiza la marcha con la circulación de un boletín
titulado “La crisis universitaria no existe” (Patria, 1969).
1969 sería el año del despertar estudiantil. (Boccia, González
y Palau, 2006: p.105), en la siguiente década el inicio de la
construcción de la represa hidroeléctrica de Itaipú, la
represión al campesinado y los estudiantes, la persecución
insistente al comunismo, y la participación de Paraguay en la
Liga Anticomunista Mundial como forma más patente de la
institucionalización de dicha persecución.
La primera crítica de la película la realizó Edgar Valdez para
la revista cultural Macedonio y formó parte del cuadernillo con
el que se lanzó la revista(CAE, 1969). También, en el exterior
Lili Prieto Yegros publicó una nota para ABC Color con 28
referencia al estreno de la citada película en París. Según
menciona Saguier (2017) fue en coincidencia con una
muestra de Carlos Colombino. El crítico peruano Isaac León
Frías, editor de la revista Hablemos de Cine se hizo eco del
estreno con el sugerente texto “¡El cine paraguayo existe!”
sugiriendo la sorpresiva aparición del filme y a la vitalidad de
un cine percibido fuera de las fronteras como escaso o incluso
inexistente (León Frías, 1972:42-45). Otras críticas
importantes a nivel local fueron las de Emilio Pérez Chávez
(Pérez Chàvez,1969:4) y según menciona Saguier (2017)6 la
de Jesús Ruíz Nestosa, compañero y amigo de sus inicios en
la cinematografía. La proyección de la película fue destacada
en sendas notas publicadas por el diario La tribuna entre el 2
y el 13 de diciembre de 1969 (La tribuna, 1969) y ABC Color
del 3 al 13 de diciembre (ABC Color, 1969: p.4).

6 Saguier, 2017. Entrevista concedida a la autora. Asunción-Paraguay.

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Kuarahy Ohecha (Dominique Dubosc, 1969)


Nivel descriptivo. Si bien no fue realizada por un paraguayo,
este documental retrata una mirada en torno al Paraguay
rural. Ramiro Domínguez diría que Kuarahy Ohecha es
paraguaya , en tanto “ (…) hay un conjunto de cosas que te
hace decir “esto es Paraguay” (Dubosc, 2018)7. El
documental retrata un día en la vida de una familia campesina
paraguaya.
Nivel simbólico. La representación de pueblo progresista
que retrata el audiovisual oficial se encuentra ausente en el
retrato de Kuarahy Ohecha, pues si bien se observa una
familia trabajadora, el ambiente rural se revela repleto de
carencias. El uso del idioma guaraní, desde el título de la
película, y en los diálogos es un elemento destacable como
distintivo al cine oficial. “Algo que Stroessner utilizó fue la
imagen de López descripta por O’Leary como el segundo
reconstructor, señala el director. “Mi película no tiene esa
estética, pero se nota que esa idea está presente en la vida
29 de la gente. Yo me di cuenta después de que estos
campesinos no solamente eran franciscanos, sino también
colorados, sin estar metidos en la dictadura o sin tener una
participación”. (Dubosc, 2018). La película fue proyectada en
Estados Unidos por Alan Lómax, referente de la
etnomusicología a nivel mundial. El curador responsable de
la colección Lómax, confirma que la película de Dubosc fue
recibida y copiada en 1970.8 Dubosc refiere que Ramiro
Domínguez recurrió a la misma durante sus clases de
sociología en la Universidad Católica, pero la misma a
excepción de estos casos tuvo poca o nula difusión en el
Paraguay de la época.

7
Dubosc, Dominique. 2018. Entrevista concedida a la autora. Asunción-Paraguay
8Información confirmada en correspondencia electrónica con Todd Harvey, curador
de la colección Alan Lómax, el 16 de octubre del 2018, según la cual confirma que
contaron con una copia del original de Kuarahy Ohecha en 1970 y que el original fue
devuelto al autor.

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Nivel de interpretación de contexto. Lewis señala que “en


1968, la conferencia episcopal condenó la agresión del
gobierno a la manifestación de estudiantes de Medicina de la
Universidad Nacional y estudiantes de la Universidad
Católica, cuatro jesuitas fueron arrestados y luego
expulsados de Paraguay por agitadores, la policía clausuró el
semanario Comunidad, que se volvió a abrir y clausurar en
reiteradas ocasiones” (Lewis 1986: p.358). Dubosc se vinculó
directamente con el sector más perseguido del stronismo: la
universidad y la iglesia. Ejerció la docencia en la universidad
católica y en el instituto ILARI, además se vinculó
afectivamente con la comunidad cultural de la época: José
Luis Appleyard, que fue su mejor amigo, Hermann Guggiari,
Michael Burt, Lotte Schultz, Olga Blinder, Oscar Ferreiro y
Taca Chase(Dubosc,2013) 9

Manohara (Dominique Dubosc,1969)


Nivel descriptivo. Manohara es un documental donde se
retrata la vida de los pacientes del leprocomio Santa Isabel 30
en Sapucai, un pequeño pueblo paraguayo. Convocado
por el nombre del lugar (grito, en idioma guaraní) durante
las exhibiciones de su anterior película, Dominique Dubosc
viviría allí tres meses plasmando dicha experiencia en un
pequeño texto antropológico como preámbulo a la
filmación (Dubosc, 1969: p.16-30). Resulta revelador el
carácter colectivo de la obra, la inclusión de las voces e
incluso poemas escritos por dichas personas, como el de
Tomas Castillo que aparece en la película. La música en
guaraní se va fundiendo con los sonidos de una campana
que acompañan un cortejo fúnebre. Uno de los enfermos
presta la voz en off de las escenas iniciales, todavía del
cortejo fúnebre, reflexionando sobre el significado de la
reclusión que implica padecer lepra. La película culmina

9 Material adicional de las películas editado por Fundación Cinemateca ( 2013).

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con la preparación a una fiesta, una ambigüedad agridulce


y no desesperada (Dubosc, 2018)10.
Nivel Simbólico. La narración coral le confiere al material
una dosis de ruptura, característica de los materiales
audiovisuales del cine independiente e incluso militante de
la época. La voz en off es claramente una voz en primera
persona, de ninguna forma impersonal o autoritaria. Con
respecto a elementos ideológicos, la perspectiva del relato
y visión de mundo, denotan una obra documental con
componentes de creación artística con producción y
distribución no canónicas, claramente elementos que la
diferencian del cine oficial.
Nivel de interpretación de contexto. Si bien no hay
menciones directas al ambiente opresivo del contexto
paraguayo de la época, hay una reflexión sobre esta
comunidad que vive siempre sobre la base del
autoritarismo más estricto. Dice el autor que “en todos
estos lugares cerrados, la vida cambia de sentido y se
31 concentra en lo esencial (…) porque en el mundo exterior,
el gran mundo, ya se había hecho imposible la vida”
(Dubosc, 1969:21).

Conclusiones
La comprensión del periodo estudiado en el marco de los
llamados “largos sesentas”, permitió integrar el análisis del
corpus fílmico a una serie de fenómenos socio culturales a
nivel global. Tanto la producción audiovisual oficial como la
independiente presentaron rasgos presentes en las
producciones realizadas en Latinoamérica en dicha época:
una primacía del género documental, promoción desde los
estados del género informativo, una fuerte necesidad de
representación del “pueblo” a mediados del siglo XX, en el
contexto de una serie de gobiernos autoritarios y a la vez de
reflexiones en torno al nacionalismo o el indigenismo, la

10 Entrevista a Dominique Dubosc (2008). Asunción-Paraguay.

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cuestión desarrollo- subdesarrollo latinoamericano o lo


popular desde una tendencia autoral experimental que rompe
con las formas tradicionales de hacer cine, en especial desde
los gobiernos. El contenido de la“ producción audiovisual
oficial” no se constituyó como novedad o particularidad del
régimen stronista ni por su forma ni por su contenido,
claramente se manifestaron tendencias presentes en el
documental de uso oficial y de propaganda en la región: la
utilización de una voz en off portadora de una locución con
carácter omnisciente y objetivo, una narración
grandilocuente , la función poética repleta de estereotipos y
generalidades vinculadas a la persuasión ,la recurrencia a la
emoción (amor patriótico) y el subrayado de una ausencia de
conflictos, disconformidades o reclamos vinculados al
gobierno.
A estos elementos habría que agregar, un circuito de
distribución y exhibición canónicos u oficiales que involucraba
a las principales salas de cine de la capital e incluso del
interior del país y realizadores afines al círculo oficial donde 32
estuvo presente el involucramiento de recursos del Estado y
alianzas público-privadas incluso explicitadas en los créditos
de algunos de los filmes. En estas producciones no se realizó
ningún retrato específico del campesinado o alguna alusión a
lo indígena, como el idioma guaraní y primó una visión de
pueblo progresista y moderno. El imaginario de nación del
stronismo, compuesto por el mito del linaje heroico y el del
pueblo real, se encontraba presente y reafirmado.
Por otra parte, se observó que la producción audiovisual
independiente retrató la ruralidad, el uso del guaraní o jopara
y manifestaciones espontáneas de la vida cotidiana donde
sobresalían actividades laborales “premodernas”,
enfrentándose así abiertamente al imaginario de nación oficial
y la caracterización que el régimen intentaba afirmar en su
imagen de pueblo “real”, colorado, moderno y castellano
hablante. Ni la ruralidad, el idioma guaraní o la religiosidad
popular católica estaban representados, salvo en algunas
escenas de Cerro Cora. La religiosidad popular, descentrada
de los rituales oficiales, fue filmada en pequeñas

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comunidades marginadas del interior del país, tales como


Tobatí o Sapucai, sitios alejados del escenario central de
actos (Caacupé), traduciendo así la crispación interna entre
iglesia católica y un Estado abiertamente anticomunista y
represor del campesinado cristiano. A pesar de no contar con
el amplio circuito de exhibición nacional o los recursos de
producción del cine oficial, las producciones independientes
circularon fuera de Paraguay con reconocida valoración por
su calidad cinematográfica e incluso antropológica. Si bien no
se evidenció una articulación orgánica de dichas
producciones con el llamado “ Nuevo Cine Latinoamericano”,
si resulta claro el emparentamiento en términos estéticos,
creativos , documentales o experimentales.
Se concluye que las producciones audiovisuales aquí
estudiadas configuraron un campo de disputa entre el
imaginario de nación del stronismo e imaginarios alternos.
Esta tensión se manifestó como síntoma con la aparición de
una crítica oficial condenatoria, en el caso de El pueblo (1969)
33 o la escasa circulación y proyección del cine independiente
en comparación con las películas exhibidas en circuitos
canónicos. La generación de un circuito de exhibición
alternativo a nivel local e internacional con ausencia de una
filiación institucional realizada a pulmón a partir de personas
concretas como Carlos Saguier, Antonio Pecci, Rubén Bareiro
Saguier, Ramiro Domínguez, Jorge Prelorán o Alan Lómax
durante la década estudiada ( 1968- 1978) remarca el valor
de las producciones audiovisuales independientes como
dispositivos que pusieron a circular en el contexto de
proyecciones públicas o privadas, en ámbitos culturales o
académicos, y tanto en el Paraguay como en el exterior,
imágenes alternas y opuestas que disputaron desde la
creación artística el imaginario de nación impuesto desde el
Estado durante el stronismo.

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DOI: https://doi.org/10.47133/respy339022102
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 37-92

LOS AÑOS PREVIOS AL STRONISMO


EN PARAGUAY: CONSTRUCCIÓN Y
CONSOLIDACIÓN DE
UN BLOQUE MILITAR 1936-1954
THE YEARS BEFORE STRONISM IN PARAGUAY:
CONSTRUCTION AND CONSOLIDATION OF
A MILITARY BLOC 1936-1954

Aníbal Orué Pozzo1

Enviado: 19/9/2021
Aceptado: 12/12/2021

Resumen: Este artículo discute el proceso de constitución del stronismo en


Paraguay. Para tal efecto, parte de la revolución de febrero de 1936 y de la
formación de un Bloque Militar cuya hegemonía se extiende en la sociedad
paraguaya hasta 1989, con el golpe que derriba a la longeva dictadura. La
emergencia y constitución del Bloque Militar incorpora, al mismo tiempo, un
Bloque Político Civil de apoyo en la consolidación del poder a lo largo de
los años. El stronismo representa en este contexto, la continuidad de un
Bloque militar reconfigurado - casi totalmente extinto cuando el mismo se
quiebra en 1947 por la guerra civil. En este sentido no es necesariamente
un gobierno “personalista”, aunque posteriormente los años lo llevan a este
camino. Por otro lado, según sus intelectuales y propagandistas, es un
gobierno que trae el equilibrio y la paz al país luego de los años de
“anarquía” liberal (1904-1940) y del “caos colorado” (1947-1954), que
amplios sectores terminan incorporando como entendimiento del período.

Palabras clave: Paraguay; stronismo; bloque militar; dictadura.

1
Universidad Federal de la Integración Latino Americana - Brasil
aoruepozzo@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-3679-0617
Aníbal Orué Pozzo

Abstract: This article discusses the process of constitution of stronismo in


Paraguay. To this end, it starts from the February 1936 revolution and the
formation of a Military Bloc whose hegemony extends in Paraguayan
society until 1989, with the coup that overthrew the long-lived dictatorship.
The emergence and constitution of the Military Bloc incorporates, at the
same time, a Civilian Political Bloc of support in the consolidation of power
over the years. Stronismo represents, in this context, the continuity of a
reconfigured military bloc - almost totally extinct when it collapsed in 1947
due to the civil war. In this sense, it is not necessarily a "personalist"
government, although the years later lead it to this path. On the other hand,
according to its intellectuals and propagandists, it is a government that
brings balance and peace to the country after the years of liberal "anarchy"
(1904-1940) and of the "colorado chaos" (1947-1954), which broad sectors
end up incorporating as an understanding of the period.

Keywords: Paraguay; stronism; military bloc; dictatorship.

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Los años previos al stronismo en Paraguay

Introducción general
Estudiar los años previos al stronismo en Paraguay, es una
propuesta necesaria y pertinente2. Entendiendo los años
previos como un proceso que, lentamente, va consolidando
un Bloque Militar que, al mismo tiempo, cuenta con un Bloque
Político Civil de apoyo. El presente artículo tiene por objetivo
discutir los años 1936-1954, desde la perspectiva de la
formación y desarrollo del Bloque Militar al interior del Ejército
paraguayo. Ambas perspectivas – la política y la militar – van
de la mano. Pero, para organización del trabajo se procederá
a analizarla separadamente; la perspectiva de analizar el
Bloque Político Civil formará parte de un siguiente trabajo.
Al mismo tiempo, este artículo tiene por objetivo discutir y
analizar los acontecimientos que, en el plano político-militar,
se desarrollaron en el país entre los años 1946-1954. Es
decir, poco antes del inicio de la guerra civil en marzo de 1947
- que se extendió hasta agosto del mismo año -, y que
39 concluye en mayo de 1954, con la asunción de Alfredo
Stroessner al poder. A partir del entendimiento de la existencia
un Bloque Militar que se fue gestando y desarrollando a lo
largo de los años, desde 1936, el trabajo busca reconstruir
este proceso de manera a llegar a mayo de 1954, cuando el
mismo asume nuevamente el poder a través de un golpe de
estado.
El análisis parte de febrero de 1936, momento en que el
Ejército victorioso en la Guerra del Chaco (1932-1935) con
Bolivia, inaugura lo que se dio en llamar la era de “Paraguay
bajo el nacionalismo” (Rodríguez 2011). Este período estuvo
fuertemente sustentado e impulsado por el estamento militar.
La presente discusión recorrerá los años previos al inicio de
la contienda civil de 1947, la conformación a finales de la
década del ‘30 e inicios de los años ‘40 del denominado
Frente de Guerra – una de las tendencias al interior del

2
Agradezco los comentarios críticos del General Juan A. Pozzo; las conclusiones
son exclusivamente de mi responsabilidad.

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Bloque Militar -, constituido por jefes y oficiales de las Fuerzas


Armadas que asumen un nacionalismo-conservador y
también simpatizantes de gobiernos autoritarios en Europa
por esos años, como es el caso de la Alemania Nazi y la Italia
Fascista y, finalmente la constitución al interior del Bloque de
una fuerte corriente institucionalista democrática que termina
siendo derrotada en 1947.
A lo largo del presente trabajo se buscará desvendar las
distintas situaciones y contingencias que llevan a un Bloque
Militar – cuyos orígenes lo datamos en febrero de 1936 -, a
desarrollar y consolidarse de forma a asumir nuevamente el
poder - luego de algunos años de haberlo abandonado - en
mayo de 1954, esta vez, cooptando y domesticando al Partido
Colorado. El resultado: casi 35 años de dictadura – hasta
febrero de 1989 -, encabezada por Alfredo Stroessner, de
cuyas manos este grupo militar llega al gobierno, luego de
algunos años de “espera”.
Este trabajo también pretende, al mismo tiempo, recorrer
caminos opuestos al entendimiento del fenómeno stronista 40
como el momento de la instalación de un gobierno individual
y personalista que, con manos duras y represivas, gobernará
el país durante casi 35 años. Sin negar su carácter represivo,
autoritario y violento - e inclusive muchas veces altamente
personalista -, considero que el Bloque Militar que asume en
mayo de 1954 se fue corrompiendo y resquebrajando en el
tiempo – luego de varios quinquenios de poder. Pero,
considero que inicialmente constituyó un grupo militar de
referencia al interior del Ejército y se consolida representando
y consensuando sus corrientes internas. Su actuación se
constituye y extiende desde febrero de 1936; continua con en
el golpe contra ese gobierno e imposición de Félix Paiva
(1937- 1939) como presidente provisional; en el proceso que
lleva al entonces General José Félix Estigarribia (1939-1940)
a la presidencia y, tras su fallecimiento, en la sucesión del
mismo y la elección de otro general, Higinio Morínigo; en la
crisis de los años 1946-1947 y, finalmente, en mayo de 1954
cuando Alfredo Stroessner da el golpe y asume la presidencia
de la República. En todos estos momentos, estuvo claro la

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presencia de un Bloque Militar como factor determinante en


la estructuración del poder y en la formación de los distintos
gabinetes presidenciales.
Al mismo tiempo, y paralelamente a lo largo de los años, se
visualiza una comunión de ideales y de propuestas entre el
sector civil, es decir, un Bloque Político Civil, y el sector militar,
es decir, el Bloque Militar, característica que perdurará en el
tiempo en Paraguay; es la relación entre un Bloque Militar
Hegemónico y un Bloque Político Civil, que acompaña en todo
momento las acciones que instauran – y eliminan -
presidentes en Paraguay. En esta línea de argumentación y
estudio, el Bloque Militar siempre contuvo al mismo tiempo –
es decir, siempre incorporó – un Bloque Político de Apoyo. Se
puede observar esta dinámica durante el gobierno de la
Revolución de Febrero de 1936 con la Liga Nacional
Independiente; durante el gobierno de Estigarribia hasta su
muerte en 1940, con los denominados “cuarentistas” y,
claramente, durante los años de la dictadura del general
41 Higinio Morínigo (1940-1948), con la presencia del grupo
denominado de “tiempistas”. En todos estos momentos el
Bloque Militar es hegemónico, y el Bloque Político es el que
ejerce y emerge como portavoz oficial, es decir, el lado “civil”
del bloque de poder. Esta estrecha relación se rompe, de
alguna manera, durante los años post guerra civil de 1947 -
entre los años 1948-1954 -, cuando el Bloque Político Civil,
debido al debilitamiento y fractura del Bloque Militar en
función a la guerra civil de 1947, consigue hegemonizar el
poder. Con Stroessner se recupera nuevamente la dinámica
inaugurada en Febrero de 1936.

Bloque Militar. Los años de formación


Para Rodríguez (2011), el período de tiempo comprendido
entre los años 1936-1947 debe ser “entendido como El
Paraguay gobernado por las Fuerzas Armadas Nacionalistas,
ya que no se refiere exclusivamente al predominio de la
ideología nacionalista” (p. 21). Es decir, es el inicio de la
presencia de un Bloque Militar al interior de las Fuerzas

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Armadas que, en el tiempo, termina ampliando su presencia


en la sociedad nacional, siendo determinante en la indicación
del Presidente de la República, asimismo en la conformación
del Gabinete del mismo en los años posteriores.

La Revolución de Febrero de 1936 y la emergencia


de un Bloque Militar
En febrero de 1936, el gobierno liberal – que emerge
victorioso de la Guerra del Chaco con Bolivia – abdicó sin
defensa en el plano civil; el Ejército lo arrebata del poder con
escaso derramamiento de sangre. Según Seiferheld (1985)
“armados millares de excombatientes, un importante sector
de éstos adhirió al movimiento triunfante del mismo modo
como los universitarios que habían establecido estrecho
contacto con la oficialidad de carrera” (p. 33). De esa manera
y desde este momento, arranca “la preeminencia del poder
militar sobre el civil en la vida política paraguaya” (Seiferheld,
1985: 33). Para este investigador está claro que la revolución 42
de febrero de 1936 implicó, desde entonces, la presencia del
poder militar en el gobierno y su preeminencia sobre el poder
civil. Si bien para actores que participaron de este proceso
como el caso del propio Cnel. Rafael Franco, el Cnel.
Federico Smith, el general Amancio Pampliega, Juan
Stefanich y Anselmo Jover Peralta entre otros, esta
caracterización de los procesos durante esos años no está
presente de la manera cómo lo coloca Seiferheld, y también
Rodríguez (2011), un estudio de estos argumentaciones son
fundamentales para entender los años posteriores hasta la
guerra civil de 1947 y, al mismo tiempo, analizar los años
previos a Stroessner; cómo y de qué manera éste militar llega
y asume el poder en mayo de 1954. El entendimiento de la
existencia, construcción y consolidación de un Bloque Militar
a lo largo de estos años lo considero sumamente importante
para reconstruir este recorrido.

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Desde esta perspectiva, considero que dos son los


documentos constitutivos, tanto ideológicos como
administrativos, de creación del Bloque Militar en el país,
ambos de febrero de 1936:
El primer documento, del 17 de febrero de 1936, es el que dio
en llamarse de Acta Plebiscitaria o Proclama del Ejército
Libertador que circula como la declaración política-ideológica
del Ejército sobre la nueva situación. El mismo está dedicado
a los paraguayos, al pueblo ilustre de Antequera, de
Rodríguez de Francia y de los López. Es decir, incorpora dos
de las grandes revoluciones con las cuales el movimiento se
siente identificado: la Revolución Comunera y la Revolución
de la Independencia para llegar, finalmente, a la tercera,
síntesis de todas ellas: la Revolución del 17 de Febrero de
1936. (Franco Vázquez, 2012)
El segundo documento, es el Decreto Plebiscitario, del 19 de
febrero del mismo año. Si el primer documento señalado más
arriba es la declaración político-ideológica, este segundo es
43 la declaración político-administrativa del movimiento. Es una
declaración de cómo, a partir de entonces, se procederá al
nombramiento del presidente de la República y sus ministros,
autorizados previamente por “los Jefes y Oficiales del Ejército
y la Marina de la República, reunidos en Junta General para
deliberar” (Franco Vázquez, 2012).
A partir de ese momento, salvo el breve y corto período
posguerra civil de 1947 - cuando el Bloque Militar no solo se
divide, también se resquebraja y está a punto de diluirse y
desaparecer -, es el Bloque Militar que a través de sus “Jefes
y Oficiales de guarniciones militares y altos mandos”,
reunidos en Junta General deliberativa, indicará los rumbos a
seguir, nombrando presidente de la República, pautando la
conformación del Gabinete y orientando el posterior
desarrollo político. Esto implicó, desde un inicio, la
constitución al mismo tiempo, de un Bloque Político Civil de
apoyo al Bloque Militar. Durante el período franquista, este
bloque estuvo constituido por miembros de la Liga Nacional
Independiente, grupo de activos intelectuales en torno al

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periódico La Nación encabezados por Juan Stefanich; con


Félix Pavia (1937-1939), el mismo estuvo conformado por un
grupo de intelectuales universitarios provenientes del
liberalismo; con el general José Félix Estigarribia, un grupo de
jóvenes disidente del Partido Liberal conformó el Bloque
Político Civil de apoyo, los así denominados “cuarentistas” por
Bray (1981) entre los cuales podemos citar a Efraím Cardozo,
Justo Pastor Benítez, Carlos Pastore, Carlos R. Centurión,
Pablo Max Insfrán, Alejando Marín Iglesias y otros. A lo largo
del gobierno Morínigo, este Bloque Civil estuvo constituido
por el grupo denominado de “tiempistas”, nucleados en torno
al periódico El Tiempo, entre los cuales se encontraban
Argaña, Ferrario, Andrada, Pedretti y otros. Es decir, desde
febrero de 1936, con la constitución del Bloque Militar
Hegemónico, éste contó siempre con el apoyo de un Bloque
Político Civil encargado de su sostenimiento político; el militar
ya estaba asegurado. Esto es sumamente claro cuando el
Bloque Militar asume el poder en mayo de 1954 con
Stroessner a la cabeza, contando con el apoyo de un Bloque
Político Civil minoritario al interior del Partido Colorado y de la 44
propia Junta de Gobierno, que luego – después de varias
purgas internas - se transformará en mayoritario. Tal es el
caso de del bloque encabezado por Tomás Romero Pereira,
Epifanio Mendez Fleitas, Guillermo Enciso Velloso, entre
otros.
Este Bloque Militar en formación es, al mismo tiempo
contradictorio y, en momentos, no necesariamente
homogéneo. Por ejemplo, el gobierno del Cnel. Franco que,
de alguna manera inaugura la presencia de un Bloque Militar
en poder de la República, no estuvo integrado por ningún
militar a lo largo de los diez primeros meses, siendo desde el
inicio interino de la cartera de Guerra, Juan Stefanich,
entonces ministro de Relaciones Exteriores; lo sucede como
ministro de Guerra el Coronel Rivas Ortellado. Sin embargo,
los gobiernos que le suceden, todos ellos incorporan a
militares al gabinete.

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En la primera reunión de Gabinete del gobierno del Cnel.


Franco, el 20 de febrero de 1936, según relata Stefanich, se
...decidió adoptar por unanimidad de votos dos puntos
básicos como orientación del gobierno: el primero
referente a la patria y el segundo, a la religión y a la
iglesia. En su virtud quedó resuelto: 1) Que la revolución
afirmaba el nacionalismo paraguayo. 2) Que no se
permitiría ninguna clase de luchas o discusiones sobre
la religión y la iglesia. (Stefanich, 1946: 16)

Al mismo tiempo señala que el “programa de la Revolución se


sintetiza en una sola y gran palabra: LIBERACIÓN”
(Stefanich, 1946: 17), para lo cual introduce el concepto de
liberación histórica a partir de dos decretos que consagra la
figura de próceres “de los tres libertadores de la patria” que
dan la definición histórica de la Revolución de Febrero y “la
erección del Panteón de los Héroes en el corazón de la
capital”, como muestra de la orientación patriótica y nacional
de este gobierno. El primer decreto en esta serie de acciones
45
nacionalistas, según Stefanich (1945), es del 1 de marzo de
1936, que dicen en su Art. 2o.
Declarase Héroe Nacional sin ejemplar al Mariscal
Presidente de la República, don Francisco Solano
López, inmolado en representación del idealismo
paraguayo con sus últimos soldados en la batalla de
Cerro Corá, el 1 de Marzo de 1870.

A continuación, en fecha 16 de setiembre de 1936, el gobierno


de Franco dictó el siguiente decreto que, en su Art. 2o señala,
Declárense Próceres Beneméritos de la Nación al
doctor Gaspar Rodríguez de Francia, a don Carlos
Antonio López y al Mariscal Francisco Solano López.

Stefanich (1945) publica una pequeña obra en la cual


describe minuciosamente los distintos momentos de la
consagración de las figuras citadas más arriba como héroes
nacionales y la entronización del nacionalismo como parte del

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proceso de restauración histórica que inaugura la Revolución


de Febrero de 1936.
Un intelectual que formó parte del Gabinete del Cnel. Rafael
Franco en sus inicios como Ministro de Educación y Justicia,
Anselmo Jover Peralta3, destaca que la Revolución de
Febrero de 1936, retoma la bandera de mayo de 1811,
“arriada en Cerro Corá, la bandera de la Patria Grande,
antiimperialista y antioligárquica, la bandera del primer estado
Socialista de América” (Jover Peralta, 1982), concluyendo
que,
No se trata ya de acelerar la estructuración capitalista
del Paraguay. Se trata de iniciar la marcha hacia el
socialismo. El socialismo, no el capitalismo, es la
“revolución que vivimos”, “la revolución de nuestro
tiempo, la única fórmula capaz de salvar al Paraguay y
hacerlo de nuevo próspero, grande y fuerte.” (Jover
Peralta, 1982: 72)

Tres revoluciones en una sola como síntesis. El 46


levantamiento comunero, la revolución de Mayo y el
movimiento de Febrero son, en realidad, tres fases de un
mismo proceso. El proceso de la liberación y de la
organización democrática genuina en el Paraguay. (Jover
Peralta, 1982: 15). Este intelectual, a pesar de haber llegado
al poder vía un Bloque Militar, es sumamente crítico al mismo
señalado al mismo tiempo su diversidad constitutiva pues “en
el Ejército coexistía junto a elementos leales una oficialidad
más bien reaccionaria. El espíritu de la Revolución no llegó a
sus filas”. (Jover Peralta, 1982: 15) En este sentido, “el
febrerismo es simplemente una rectificación de rumbos en la
vida nacional, una vuelta a la senda abandonada en 1870. En

3
Anselmo Jover Peralta rompe con el Partido Liberal a fines de la década del ‘20
pasando a asumir posturas de izquierda en el espectro político nacional. Forma parte
del primer Gabinete de Franco, del 20 de febrero. Ante la primera crisis, el mismo es
sustituido y enviado como embajador a Cuba, alejándolo de esta manera, del país.
Una salida muy común durante estos años.

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este sentido es tradicionalista, restaurador”. (Jover Peralta,


1982: 22)
Otro protagonista, en este caso militar, de la gesta de febrero
de 1936, el capitán Juan Speratti, cuestiona duramente al
régimen liberal y asume el carácter nacionalista del
movimiento. Así, sostiene que
El movimiento revolucionario del 17 de Febrero de 1936
constituyó un acontecimiento histórico y político
trascendental de la vida política de la nación. Alteró
abruptamente el proceso de la evolución política,
económica y social iniciado con la adopción y puesta en
vigencia de la Constitución Nacional de 1870, de
principio liberal individualista, sancionada con la
anuencia de las autoridades de los aliados bajo
ocupación militar de la capital de la República. (Speratti,
1984: 23)

El Bloque Militar que asume el poder en febrero de 1936 tiene


47 dos aspectos básicos como estrategia político-cultural: el
nacionalismo y la reivindicación histórica4. Rodríguez (2011),
por su parte, apunta cuatro características principales de este
movimiento: su carácter nacionalista, su institucionalidad
política, una nueva orientación internacional (Estados Unidos
y Brasil) y, finalmente, la intervención más activa del estado
en la economía. Las primeras dos características he tratado
de demostrar más arriba: el nacionalismo y la
institucionalización política que denomino como la
constitución de un Bloque Militar que asume el poder y tiene
activa participación en la sociedad paraguaya. En este
artículo, no me detendré en las otras dos levantadas por
Rodríguez; serán desarrolladas en un próximo artículo.

4
Un decreto del Gobierno Provisional de junio de 1936 instituye normas para la
enseñanza nacionalista en los institutos de enseñanza primaria, secundaria y normal
del Estado, organizando conferencias quincenales sobre contenido ideológico del
nacionalismo (Speratti, 1984).

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Speratti desarrolla, años más tarde, las distintas estrategias


que el Ejército debería seguir para institucionalizar su
formación profesional. De alguna forma explícita las
aspiraciones del Bloque Militar por esos años al señalar que:
La nación y el ejército, marchando unidos para la
conquista de un mismo ideal de grandeza patria,
encontrarían la constante identificación de
pensamientos y de voluntades con que será posible
levantar el Paraguay libre, próspero y feliz del
mañana, digna heredera del Paraguay respetado y
admirado de otros tiempos. (Speratti, 1955:52)
Apunta, al mismo tiempo, que el Ejército se halla constituido
por la totalidad de los ciudadanos de una nación (Speratti,
1955). Es decir, la existencia del Bloque Militar que se
constituye y se impone en la sociedad paraguaya desde
febrero de 1936, es la máxima expresión de la nación
paraguaya; de alguna manera, es lo que se desarrolla a lo
largo de los años hasta 1954.
48
Caída del Gobierno del coronel Franco, agosto 1937
Entiendo que la caída del Gobierno del Cnel. Rafael Franco,
no es otra cosa que la resolución de un conflicto al interior del
Bloque Militar. Inicialmente no se pensaba sustituir a Franco
de la Presidencia de la República, simplemente eliminar del
gabinete a algunos miembros que no se adecuaban a la
proclama del Ejercito Libertador de febrero de 1936.

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Es lo que observa Ramón L. Paredes, uno de los principales


protagonistas del golpe contra Franco en agosto de 1937,
entonces comandante del territorio militar del Chaco,
El Ejército y la Armada nacionales, conscientes de la
inmensa responsabilidad contraída frente al pueblo de
la Nación, han resuelto encauzar sobre bases más
firmes y patrióticas la revolución de febrero, dentro del
marco estricto del Acta Plebiscitaria. Se deja expresa
constancia, en forma contundente y categórica, que el
movimiento armado del 13 de agosto de 1937 no es ni
será exclusividad de ningún partido político del país.
(Paredes, en Seiferheld, 1985: 112)

Otro protagonista de primera línea que contribuye


decididamente a la separación de Franco de la presidencia,
Dámaso Sosa Valdez, en ese momento comandante de la
División de Caballería, expresa igual entendimiento que
inicialmente lo que el grupo de militares solicitaba, era una
reforma del gabinete de Franco y no su salida (Sosa Valdez,
49
en Seiferheld 1984a). De esta manera, un Bloque Militar se
constituye nuevamente en árbitro de la situación política. En
este contexto, Paredes convence a los “altos Jefes y
Oficiales” acerca de la necesidad de buscar un presidente y,
“en la noche del 13 de agosto los altos mandos se dirigieron
a la casa de Félix Paiva, Decano de la Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales, para ofrecerle la primera magistratura”
(Seiferheld, 1985: 113). El entonces Director de la Escuela
Militar, Ángel Aguilera, es el portavoz encargado de visitar a
Paiva y ofrecerle la presidencia en nombre del Ejército
(Aguilera, en Seiferheld 1984a). Así, Félix Paiva, ex ministro
del Interior y de Guerra y Marina durante el gobierno de
Manuel Franco (1916-1919), asume la presidencia
“convocado” por este bloque Militar.

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El mismo Aguilera se encarga de mostrar los límites a Paiva,


al señalar,
También le manifestamos que los Ministerios de
Defensa y del Interior quedaban a nuestra disposición y
que nosotros nombraríamos los titulares, esto para
garantía y seguridad de su gobierno y de la realización
cabal de los propósitos de la revolución; y que los
demás ministerios, así como la designación de
funcionarios civiles superiores, quedaban
completamente a su disposición. (Aguilera, en
Seiferheld, 1984a, p.265)

Observamos que, si bien Aguilera sostiene no haber firmado


el Acta Plebiscitaria de 1936, y declarar no estar asociado a
un partido político, asume el espíritu del Bloque Militar y obra
en concordancia con éste. El gabinete de Paiva asume la
conformación expresada por Aguilera a lo largo de sus dos
años, incluyendo un tercero en el área de las finanzas; tres
militares como ministros de Guerra y Marina: Juan Bautista
50
Ayala, Nicolás Delgado y José Bozzano, el ministerio del
Interior y, el ministerio de Hacienda inicialmente otorgado al
principal ejecutor del golpe, Ramón L. Paredes.

Gobierno Estigarribia y el lento proceso de


consolidación del Bloque Militar
En realidad, la forma que se llega a la nominación de
Estigarribia como candidato y su posterior elección como
Presidente de la República por el Partido Liberal en 1939, se
repite grosso modo, con Stroessner en 1954. Veamos. El
Bloque Militar, habiendo decidido la candidatura del entonces
general José Félix Estigarribia a la presidencia de la
República, negocia con el partido liberal esta propuesta; la
agrupación política no tiene otro camino que aceptar esta
indicación a pesar de las resistencias al interior del partido.
Estigarribia de alguna manera sería el próximo presidente de
la República, pues su popularidad y su reciente adhesión al
Bloque Militar que entra en el escenario político nacional en

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febrero de 1936, así lo consagran. De esta manera, el


comandante del Ejército en campaña durante la guerra del
Chaco, surge como presidente controlado por el Bloque
Militar, y el partido liberal acaba “incorporándolo” como
candidato propio, asumiendo que no lo es. El Bloque Militar
con esta elección asegura su continuidad como árbitro y
centro efectivo del poder político en el país. Con Estigarribia
se restablece el pacto del Bloque Militar Hegemónico con un
Bloque Político Civil, en este caso, un sector del Partido
Liberal. Nuevamente Dámaso Sosa Valdez tiene una
presencia importante en esta elección de Estigarribia como
candidato a presidente por el Bloque Militar. Sostiene que,
El Gral. Estigarribia estaba de Embajador en los
Estados Unidos y había sido llamado a fin de serle
ofrecida la presidencia. Los altos jefes militares
resolvieron mandar a su encuentro al Brasil una
comisión, de manera a tomar contacto con Estigarribia
antes que los políticos. Ella estuvo integrada por el
51 Capitán Martino, el Mayor Oscar Mora, Balbuena, Nardi
y yo. Recibimos a Estigarribia en Río de Janeiro y nos
reunimos con él en la Embajada del Paraguay. (Sosa
Valdez, en Seiferheld, 1984a, P. 194)

Un conocido mimbro del Ejército y activo participante por esos


años de la vida militar y política, en relación con la elección
de Estigarribia sostiene que,
Esto me recordaba a Rafael Franco y la similitud del
caso con Estigarribia. A éste se le repetía la historia: los
hombres del golpe del 13 de agosto de 1937 eran
Paredes y Sosa Valdez. Y, supuestamente, habían
trabajado la candidatura de Estigarribia a la presidencia
de la República, entre los miembros de las fuerzas
armadas, ahora exigían la paga: Obediencia total del
Jefe del Estado a sus pretensiones porque el favor de
ellos había sido muy grande. Un simple mayor como
Sosa Valdez imponiendo condiciones a un general. Es
que la fama de la caballería como unidad fundamental

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ya había sido impuesta por Franco. (Pampliega, 1984:


20)

En estas observaciones Pampliega nada más refuerza la


existencia de un Bloque Militar que de alguna manera se
configura en febrero de 1936, asumiendo el poder político. Al
mismo tiempo, da a entender que dicho Bloque Militar no es
único y coheso, tiene sus vertientes y en varios momentos se
presentan desentendimientos en su interior. Dos exponentes
de este Bloque Militar en disidencia, y que llegan a derribar al
gobierno de Rafael Franco, continúan buscando imponer una
hegemonía, no las suyas individuales, como señala el autor,
sino recuperar la presencia política del Bloque Militar en el
gobierno. Para tal efecto imponen la candidatura de
Estigarribia y, a través de este, fortalecer una tendencia al
interior de este grupo, buscando transformarlo en
hegemónico.
Por su parte, un agudo observador, y también activo
participante en la vida política durante estos años sostiene
52
que,
La candidatura del Mariscal Estigarribia a la presidencia
de la República, fue aceptada por el directorio del
partido liberal a iniciativa de algunos de los miembros,
contra la opinión de otros que objetaban la prohibición
reglamentaria. El partido se había impuesto la
obligación de no proclamar candidato a la presidencia
de la república a ningún militar en servicio activo. Los
que apoyaban esta proclamación decían que el
Mariscal iba a ser Presidente de la República con o sin
el voto popular, porque así lo habían resuelto los
militares y que en este caso el partido liberal quedaría
en la llanura si negaba su voto al Mariscal. (Urizar, 1989:
722)

En igual sentido, asegura que a Estigarribia se lo conocía


como hombre bondadoso que hizo la guerra del Chaco sin
fusilar ni castigar a nadie. El problema era que “detrás del
Mariscal estaban los militares que habían resuelto ya

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apoderarse del gobierno y nadie sabía si el Mariscal tendría


el desinterés político necesario para oponerse a la presión de
la fuerza.” (Urizar, 1989: 722).
Estigarribia integra su gabinete con la presencia de nada
menos que dos militares: Nicolás Delgado, en la cartera del
Ministerio del Interior y Eduardo Torreani Viera en la de
Guerra y Marina; el Gabinete de Paiva fue similar. Sin duda,
estos nombramientos provocaron una inmediata reacción al
interior del Partido Liberal, abriendo una “fosa entre militares
y liberales, así como entre éstos y los demás grupos
políticos.” (Seiferheld, 1986a:17). Según este investigador, lo
que el Partido Liberal buscó evitar, al prescindir de un
candidato propio civil a la presidencia, es decir, el
enfrentamiento entre el Ejército y el grupo político Liberal era
consecuencia del poco tino político que se resolvería en
febrero de 1940, con el cierre del Congreso, la asunción plena
del poder por parte de Estigarribia, y luego la promulgación
de una nueva Constitución, sin pasar por una Asamblea
53 Nacional Constituyente (Seiferheld 1986a). Según sostiene
Urizar (1989), este apoyo a Estigarribia era el único camino
que restaba al Partido Liberal para no continuar en la llanura:
apoyo al Bloque Militar.
Para Seiferheld (1986a), siempre existió una “separación” o
un “mal de ojo” entre el Ejército y el Partido Liberal, que la
candidatura de Estigarribia en 1939 procuraba superar. Lo
que queda claro, al mismo tiempo, es que el Bloque Militar en
formación desde 1936, siempre fue antiliberal, como
claramente lo demostró en febrero de 1936. La posibilidad de
un estrechamiento final de manos entre liberales y el Ejército,
nunca existió desde la perspectiva del Bloque Militar; la
candidatura de Estigarribia fue una candidatura del Bloque
Militar buscando un gran consenso con un candidato que
indudablemente pertenecía a sus filas, aunque
momentáneamente se haya apartado en febrero de 1936. Lo
querían de nuevo entre sus “pares” del Bloque Militar.
Varios activos participantes del Bloque Militar se encargan de
expresar este sentimiento y postura antiliberal al interior de

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este. Morínigo, por ejemplo, sostiene que ese sentimiento


antiliberal
…empezó por la falta de preparación militar para la
guerra, porque en aquella época, cuando y era aún
oficial, los políticos y los hombres que tenían la
responsabilidad de la preparación del país para la
defensa decían que la guerra no vendría, que ella era
imposible en el Chaco. Y así nos tuvieron al tiempo que
nos largaban en patrullas al interior del Chaco sin más
elementos que nuestros fusiles. (Morínigo, en
Seiferheld 1984a:81)

Varios altos exponentes del Bloque Militar como Sosa Valdez,


Smith, Pampliega, Araujo, Figueredo y otros, a lo largo de
esos años se encargan de confirmar lo que Morínigo sostiene.
La construcción de la candidatura de Estigarribia a la
presidencia lo expresa de manera clara quien fue entonces
director de El Diario, periódico “elegido” para desarrollar esta
estrategia. Para Juan J. Soler (1943), algo más perjudicial que 54
el electoralismo por esos años, “fue la práctica usada con los
jefes y oficiales que tenían el poder en sus manos, durante
los gobiernos de Paiva y Estigarribia.” (Soler, 1943: 63). Poco
a poco Soler va explicitando la estrategia desarrollada:
Desde su vuelta al extranjero – donde también había
compartido con él su calidad de proscripto – el general
Estigarribia se vio solicitado por una fuerte corriente
militar que quería llevarlo a la Presidencia de la
República por un golpe de Estado. Pero el general no
aceptó. No quería ser presidente de facto. Fue entonces
cuando surgió el pensamiento de provocar las
elecciones presidenciales a fin de proclamar su nombre
para la primera magistratura del país. Tomada esta
resolución por una gran mayoría del Ejército, el general
me hizo el honor de pensar en mí para la campaña
periodística en favor de su candidatura. Así fue como el
1o. de diciembre de 1938 me hice cargo de la dirección

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de “El Diario”, al solo objeto de hacer dicha campaña.


(Soler, 1943:70)

Según Soler (El Diario 1939), el plan consistía en hacer una


amplia campaña institucional para demostrar los problemas
asociados a una presidencia provisoria, como era la de Félix
Paiva. Como el Bloque Militar ya había tomado la decisión de
levantar la candidatura de Estigarribia, era necesario
entonces una campaña del Bloque Político en favor de esta,
hasta su proclamación oficial, para finalmente encarar la
campaña electoral.
Con este objetivo reclamé durante dos meses una ley
de llamamiento a elecciones presidenciales, la cual fue
promulgada el 21 de enero de 1939. Inmediatamente
lancé a la consideración pública el nombre del general
Estigarribia, siendo entonces nuestro anhelo el de hacer
una candidatura nacional apoyada por todas las fuerzas
políticas del país. (Soler, 1943: 70-71)
55
El 19 de marzo de 1939, finalmente, el Partido Liberal acepta
la candidatura del mismo que “por falta de pronunciamiento
del Partido Colorado y de otros sectores de opinión para
auspiciarla, la oficializó”. (Soler, 1943: 71) Estigarribia es
finalmente electo presidente de la República y asume en
agosto de 1939, conformando un Gabinete con dos jefes
militares como ministros, con el consiguiente malestar del
Partido Liberal, como señalaba más atrás.
Con el accidente de aviación que conduce al fallecimiento del
entonces presidente, el 7 de setiembre de 1940, que el
Bloque Militar se manifiesta, nuevamente, como un fuerte
grupo de poder,
La muerte de Estigarribia puso de manifiesto la
autoridad del Comandante de la Caballería, TCnel.
Dámaso Sosa Valdez, y del Director de la Escuela
Militar, coronel Ramón L. Paredes, quienes de
inmediato provocaron una reunión – la que para guardar
las formas fue convocada por el Comandante en

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Jefe general Nicolás Delgado – a objeto de considerar


la situación y hallar una salida “institucional”. En la
noche del 7 de setiembre de 1940 se reunieron los
citados junto a otros jefes de grandes unidades, aunque
de mucho menor peso militar. (Seiferheld, 1986a: 105)

En el mismo sentido, el ex asistente de Estigarribia entre los


años 1935-1936, el general Amancio Pampliega, señala que
a la muerte de Estigarribia una reunión de comandantes de
grandes unidades militares, encabezado por el entonces
comandante en jefe, general Nicolás Delgado, definen y
apuntan al sucesor del recién fallecido. En su momento
solamente existían dos candidatos, ambos generales y
miembros del Gabinete de Estigarribia: Torreani Vieira,
entonces ministro del Interior, e Higinio Morínigo, ministro de
Guerra y Marina. Existía también la posibilidad de impulsar la
candidatura del general Paulino Antola, pero ésta fue
prontamente rechazada por su aparente simpatía liberal.
(Pampliega, 1984)
56
La solución dada a la sucesión de Estigarribia, es aquella
contemplada ya en el Decreto Plebiscitario de febrero de
1936, cuando en su introducción se declara: “NOS, los Jefes
y Oficiales del Ejército y la Marina de la República, reunidos
en Junta General para deliberar….”. Es decir, una Junta de
altos jefes militares es quien designa al sucesor de
Estigarribia, acompañando lo establecido en febrero de 1936.
Nada nuevo. Así, es el Bloque Militar que impone y decide
quién será el presidente y su gabinete, asimismo la forma que
el mismo va a gobernar. Ya poco tiempo antes un sector
importante del Bloque Militar cuestionaba a Estigarribia por el
hecho de dar participación excesiva a los liberales en el
Gabinete, que no fue lo “pactado” inicialmente. Con esta
situación se puede entender cuan instrumental fue el Partido
Liberal en la candidatura de Estigarribia. Sin ningún poder de
decisión real. El Bloque Militar controlaba, desde un inicio, la
orientación del gobierno de este gobierno. Por otro lado, creo
poco sustentable el hecho de que determinados militares
sean “liberales” o simpatizantes de este partido, como

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elemento decisivo para resolver la situación de momento. El


Bloque Militar era eso justamente, un Bloque con sus
tendencias internas, con sus diversidades, pero constituía un
Bloque Militar, con un punto de ser antiliberal. Entonces la
especulación de que en ese momento los militares
“simpatizantes” del partido liberal podrían dar un golpe de
apoyo al partido y retomado el gobierno de Estigarribia es
poco sustentable. Mismo porque Estigarribia de alguna
manera se había plegado al Bloque Militar aceptando sus
orientaciones. Los “cuarentistas” liberales poco tiempo
después fueron radiados del Gabinete de Morínigo y
sustituido por dos militares y los tiempistas. El Gabinete de
Morínigo se constituye en un Gabinete que mejor expresa los
deseos y tendencias del Bloque Militar con cuatro ministros.
A partir de ese momento, el Bloque Militar controlará
totalmente el gobierno Morínigo, siendo este parte integrante
del mismo; de ahí su extensión en el tiempo, a pesar de
algunas desavenencias y contradicciones al interior. Tampoco
hay que olvidar que la “tregua política” es decir la suspensión
57 de toda y cualquier actividad política, manifestaciones, etc.,
fue una imposición de Estigarribia que Morínigo la continuó.
Esto para “alejarse” del Partido Liberal por parte del Bloque
Militar, visceral y estructuralmente antiliberal.

Los años Morínigo: 1940-1948. El Bloque Militar se


consolida
Morínigo expresa como se dio el proceso para su elección
como Presidente por el Bloque Militar. Apunta que,
De acuerdo a la Constitución del 40 – refirió Morínigo –
no había vice presidente, pero estaban indicado cómo
se debía reemplazar al presidente en caso de renuncia,
inhabilidad o muerte. Habiendo sido jurada la carta
fundamental el 15 de agosto de 1940, no funcionaba
aún ni la Cámara de Representantes ni el Consejo de
Estado que debían ser los organismos convocados para
constituirse en Asamblea Nacional y elegir al
reemplazante del jefe de Estado. No siendo así se

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convocó a reunión de altos mandos militares, que


propusieron mi nombre para el cargo. (Morínigo, en
Seiferheld, 1984a,p. 53)

Más adelante señala que,


Me eligieron los militares. Se había decidido que los
candidatos debían ser militares y en aquel entonces los
únicos ministros en esa situación éramos el general
Torreani Viera, ministro del Interior, y yo; los demás eran
civiles. Cuando llegó el momento decisivo, pedí permiso
y me retiré de la reunión. Les dije que no podía
quedarme, para darles la libertad de que votaran.
Salimos los dos y poco después llega junto a mí uno y
me dice: “Ope nde rehé; saliste electo y te felicito”,
informándome así que la votación había sido casi
unánime a mi favor. (Morínigo, en Seiferheld 1984a: 53)

El nuevo gabinete de Morínigo, luego de la conformación


inicial que hereda de Estigarribia, a fines de setiembre de
58
1940, incluye a cuatro militares, sobre un total de ocho
ministerios. Es decir, la mitad de los ministros, 50 por ciento
del gabinete de Morínigo, eran militares. Entre ellos el
entonces coronel Ramón L. Paredes, cabeza visible del
nuevo Bloque Militar en ejercicio del poder.
Según Pampliega, ministro del Interior y luego de Defensa de
Morínigo, en declaraciones a Seiferheld (1986b), éste muy
rápidamente se desprende del Partido Liberal. Es importante
señalar que al interior del Bloque Militar existía una tendencia
casi unánime antiliberal. Poco a poco un “grupo de
universitarios brillantes, de ponderación intelectual y moral,
se acercó a Morínigo” (Pampliega, en Seiferheld 1986b:203).
Continúa observando que Morínigo, quien tenía muchas
cualidades,
...gobernó con esta gente selecta, de prestigio en la
Universidad y el foro, como eran Luis Argaña, Carlos
Andrada, Aníbal Delmás, Sigfrido Gross Brown, Celso
Velázquez, Carlos A. Pedretti, Carlos Balmelli, Jorge

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Escobar y otros. Su retiro, años después constituyó un


cisma para el gobierno, no por la voluntad de Morínigo
que sintió enormemente la presión que venía del
Ejército, que era la presión de los partidos políticos,
para que se desprenda de ese grupo que no
representaba a nadie y que no tenía raigambre cívica,
según los argumentos. Y Morínigo se lamentaba de
tener que reemplazarlos. “No hay que hacer cuestión,
presidente”, le decía yo. “Hay que ir sorteando estos
problemas porque tenemos que ir a un gobierno de
partido. Dentro de los partidos también hay gente
buena, no podemos prejuzgar”. Y así, el “tiempismo” se
retiró en correcta relación tanto con el presidente como
con nosotros, no así con algunos militares cuya presión
fue la causa directa de su retiro. (Pampliega, en
Seiferheld, 1986b: 203-204)

Morínigo continúa la “moderna tradición” heredada desde


febrero de 1936 al interior del Ejército y, posteriormente de su
59 inmediato antecesor, Estigarribia, con relación a la
participación de partidos políticos durante su gobierno. Como
Estigarribia fue electo por cinco años, asumiendo en 1939,
era necesario “legalizar” la situación de su presidencia. En
este sentido, Morínigo observa que cumplido los tres años
que faltaban a Estigarribia – había sido electo por el período
1939-1943 – “en 1943 me hice candidato; prácticamente no
hubo elección sino votación, como siempre; la votación era
algo continuado en el Paraguay”. (Morínigo, en Seiferheld
1984a: 55)
Pampliega, a su vez señala que
Estaba en vigencia la ley de tregua política creada por
Estigarribia. Morínigo la mantuvo sin posibilidad de
levantarla, los partidos eran todos díscolos y agresivos.
El Ejército decidió la prolongación del gobierno
Morínigo. Y para no engañar al pueblo, en la misma
reunión de comandos de grandes unidades se resolvió
que no se trataría de una elección sino de una votación.
Y así fue. (Pampliega en Seiferheld, 1986b: 204)

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Aquí el ex ministro del Interior de Morínigo, el general


Pampliega, expresa claramente y sin ningún tapujo la
presencia del Bloque Militar como órgano de decisión en el
gobierno, y quien, finalmente, toma las últimas decisiones. La
reunión de “comandos de grandes unidades” para resolver
una crisis política es algo que se instala en Febrero de 1936,
y se repite en varios momentos – por no decirlos en todos,
salvo el breve período de 1947-1954. Se da durante la crisis
de junio de 1946 y luego en enero de 1947 durante el
Gobierno Morínigo. Es este Bloque quien elige a Estigarribia
y también a Paiva. Igualmente, durante los momentos de
crisis del Gobierno Morínigo, como señala Pampliega, el
Bloque es quien señala la forma de resolver la crisis; es
también el elemento detonante para la asunción al poder de
Stroessner en 1954.
Desde ese momento – 1940 con la asunción de Morínigo - el
Bloque Militar se adueña efectivamente del poder político e
impone una amplia militarización de la sociedad paraguaya:
Las delegaciones de gobierno en las capitales 60
departamentales fueron atendidas por prestigiosos
jefes del Ejército Nacional. Creo que las nuestras
constituyeron un lujo que ningún otro gobierno ha
podido darse, debido a la influencia nefasta que ejercen
los padrinazgos políticos que extraen postulantes a
cargos públicos con la misma facilidad con la que un
mago saca conejos de una galera. Y eso, sin tener en
cuenta la posesión de los resultados mínimos de decoro
y eficiencia que debe reunir quien desea convertirse en
un servidor del Estado. (Pampliega, 1984 p. 94)

Un delegado de Gobierno, según Pampliega, es casi un


gobernador en su región y su designación debe ser bien
estudiada de modo a “impedir la acumulación de atropellos de
energúmenos, torturadores de sus compatriotas;
contrabandistas, estafadores y asaltantes de bancos que muy
poco favor hacen a un alto funcionario. (Pampliega, 1984 p.
94). Obviamente, estos delegados de Gobierno debían ser
militares con el visto bueno del Bloque Militar. Sin duda

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alguna, como ministro del Interior, Pampliega forma parte del


Bloque Militar Hegemónico que gobernó el país durante esos
años. Aunque no lo explicite, esta situación estaba
“naturalizada” en cada uno de ellos, lo que hacía de la
propuesta del Bloque Militar como algo razonablemente obvio
para concertar el país. De esta manera aparecen, y el autor
presenta como lo más “obvio” el nombramiento de militares
como el Cnel. José A. Ortíz como delegado de Gobierno en
Fuerte Olimpo; el Cnel. Francisco Caballero Alvarez, como
delegado de gobierno en Las Cordilleras; al Tte. Cnel. Antonio
Oddone Sabubbi, como delegado de gobierno en
Encarnación; al mayor Rogelio Benítez como Delegado de
gobierno en Villarrica, quien sustituye a otro militar, el capitán
de Fragata Javier Ayala, y así sucesivamente en otras
delegaciones de gobierno como San Pedro, Misiones,
Concepción, villa de San Pedro, Pilar, Paraguarí. Igualmente,
los intendentes nombrados por Pampliega, son todos ellos
militares. Todos “amigos”, conocidos o en algún momento
militares superiores de este durante la guerra del Chaco, y
61 todos ellos de una gran “calidad humana”, según lo comenta.
Es posible observar que, independientemente de que estas
personas sean las mejores para el cargo o no, son las
mejores por ser militares. Y esto es lo que predominaba como
pensamiento y espíritu en el Bloque Militar que, recuerdo, no
era único y coheso; era un Bloque Militar amplio, que
albergaba diversas tendencias y fracciones a su interior, pero
todas ellas coincidentes en la necesidad que tenía el Ejército
de gobernar, como poder político. Un ejemplo de lo
contradictorio del caso: un telegrama que Pampliega comenta
del delegado de Gobierno de Villarrica, mayor Rogelio
Benítez, éste lo firma de la siguiente manera: “Mayor Rogelio
A. Benítez. Delegado Civil”. Igualmente, algo parecido se
daba en el servicio diplomático. Gran parte de los
representantes en el exterior eran militares. De esta manera,
una primera aproximación del Gobierno Morínigo (1940-1948)
es entenderlo como el gobierno “legítimo” del Bloque Militar
Hegemónico, es decir, la realización de la obra que quedó
inconclusa a raíz del golpe de agosto de 1937, en función a
una crisis al interior del mismo. Esto es lo que refuerza un

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editorial de El Paraguayo, cuando afirma que “Nuestras


Fuerzas Armadas con la Nación organizada para la
resistencia, formando frente único, ganaron la guerra contra
el Partido Liberal y a pesar del Partido Liberal que hizo cuanto
pudo y lo mejor que pudo para perderla.” (p. 10. Editorial de
El Paraguayo 29 de mayo de 1945. en Pagina de Historia
Política Paraguaya, 1945. Asunción: El Paraguayo).

Algunas características del Bloque Militar, y sus


relaciones con el Bloque Político – Consideraciones
generales
He señalado en varios momentos, la existencia de un Bloque
Militar como hegemónico y controlando el poder y, al mismo
tiempo un Bloque Político subordinado al anterior, a lo largo
de todos estos años en el país. Considero, en este sentido, la
presencia del así denominado tiempismo, como ejemplo de
un Bloque Político Cívico sometido por el Bloque Militar y que
entra a “colaborar” con este. Es el caso del gobierno Morínigo 62
como Pampliega señala.
El Partido Liberal no podía ser el Bloque Político de apoyo al
Morínigo. Ya se había apartado con Estigarribia, y el Bloque
Militar tenía un sentimiento “esencialmente” antiliberal. Se dio
en el caso del gobierno de Franco en febrero de 1936, cuando
el Bloque Político Cívico de la Liga Nacional Independiente da
este apoyo político al gobierno del Bloque Militar. Sin
embargo, es importante pensar esta relación Bloque Militar-
Bloque Político como una asociación de “interés” que, en
ciertos momentos, no está suficientemente clara, aunque en
otros momentos se presente de manera sumamente
transparente, como son los dos ejemplos apuntados. La
relación, al mismo tiempo, es dinámica, no necesariamente
igual en todos los períodos y momentos. Esta flexibilidad, e
inclusive tensiones en ciertas situaciones, es lo que
caracteriza la relación que se da fundamentalmente desde el
poder, a partir de la asunción del Bloque Militar.

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En algunos momentos el Bloque Político carece de una base


partidaria de masas, en otros, inicialmente minoritario, se va
construyendo y tornándose hegemónico al interior de un
partido político y de la sociedad, como es el caso de la ANR
en 1954, cuando la asunción de Stroessner. De un Bloque
Político Cívico minoritario al interior de la Junta de Gobierno
al momento de negociar con el Bloque Militar e imponer la
candidatura de Stroessner al interior de todo el partido, luego
se va desarrollando, aumentando su presencia y termina
siendo hegemónico al interior de la Junta de Gobierno y del
Partido Colorado. Durante el gobierno de Morínigo el grupo
tiempista tiene características muy semejantes al de la Liga
Nacional Independiente que es el Bloque Político Cívico de
apoyo a Franco. Agrupados en torno a una publicación, La
Nación, este grupo se constituía al mismo tiempo en un grupo
de intelectuales con una determinada visión de sociedad, de
poder y de gobierno orientados por un nacionalismo que
luego se fortalece con la “reivindicación histórica” de los
gobiernos de la Primera República, es decir, Francia y los
63 López. La instalación en el imaginario de la sociedad
paraguaya de las tres revoluciones es otro punto que se
encargan de construir: revolución comunera, de la
independencia y la de febrero de 1936. Los tiempistas,
agrupados en torno al periódico El Tiempo, también tenían
una ida de país, de poder y de gobierno que la implementan
durante los años del moriniguismo. Igual sucede con los
cuarentistas, grupo de apoyo a Estigarribia en cuyas manos
estuvo la elaboración del nuevo ordenamiento institucional
impuesto por Estigarribia y aprobado en junio de 1940.
Durante el stronismo, sin duda el Bloque Político es el Partido
Colorado como un todo, pero en dependencia al Bloque
Militar.
Sus intelectuales son quienes se encargarían en los años ‘60
del siglo XX, de construir la figura de Stroessner como el gran
reconstructor, el adalid de la paz y el progreso, y quien
finalmente trae el equilibrio y restablece la concordia entre
paraguayos, luego de la anarquía liberal (1904-1940) y el
caos colorado (1947-1954) asociado principalmente al

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natalicismo-guion, para algunos – hasta 1956-, al epifanismo-


enciso para otros, desde 1956 para adelante.

La crisis de los años 1946-1947


En junio de 1946 se desata una gran crisis al interior del
Bloque Militar, que lleva a la expulsión de la tendencia
autoritaria encarada por Benítez Vera, Bernardo Aranda y
otros, al interior del mismo, que hasta entonces controlaba
política y militarmente el Gobierno Morínigo. Eran los fuertes
vientos de democratización del país que soplaban como parte
de la nueva reconfiguración del poder internacional como
resultado de la Segunda Guerra europea, que termina en
1945. De esta manera, la entonces fuerte corriente interna
simpatizante del nazismo y fascismo europeo, denominada
de Frente de Guerra, es anulada en el Bloque militar,
iniciándose una apertura democrática totalmente controlada
por el Ejército. Para algunos militares, la presencia de esta
corriente interna nunca significó un serio peligro para la 64
sociedad paraguaya. Así, por ejemplo, para el entonces ya
retirado coronel Arturo Bray,
El denominado “frente de guerra” constituía una especie
de logia militar de objetivos totalitarios y raccionarios,
formada durante la guerra del Chaco por algunos jefes
y oficiales del servicio activo y de la reserva, entre
quienes se contaron a Heriberto Florentín, Luís
Santiviago, Mushuito Villasboa, Pablo Stagni, Augusto
León Mora, José de la Sobera y otros. Sus actividades
ostensibles no iban más allá de hacer circular panfletos
instando a la “unidad nacional” con los resobados
argumentos del fascismo. De la Sobera era un oficial de
reserva movido por ideales patrióticos y de equilibrado
criterio, pero llevado por el poderoso influjo de la
doctrina totalitaria, entonces en pleno auge. Con el
tiempo, el “frente de guerra” se disolvió sin pena ni
gloria. El propio De la Sobera se llamó a reflexión,
renunciando a la política para dedicarse al comercio,

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resolución a la que mucho influyó, sin duda, la derrota


de Italia y Alemania en 1945. (Bray, 1981: 56)

Otro activo actor militar, por su parte, considera “la aparición


más o menos pública, del frente de guerra dataría de 1939”
(Speratti, 1984: 301), reforzada por los éxitos políticos y
militares de la Alemania Nazi y la Italia Fascista. Para este
autor,
El Frente de Guerra adquirió gran preponderancia
política durante el gobierno del general Higinio Morínigo
al asumir sus integrantes el mando de las unidades de
Campo Grande: la Caballería y la Aviación, y la
jefatura del Estado Mayor: los tenientes coroneles
Victoriano Benítez Vera y Pablo Stagni y el coronel
Bernardo Aranda, respectivamente. (Speratti, 1984:
301)

De todas maneras, en junio de 1946, como señalaba más


arriba, este sector del Bloque Militar es definitivamente
65
apartado del mismo, y un nuevo momento se inicia; siempre
bajo amplio y total control de ahora Bloque Militar
reconfigurado. Pocos días después de la salida de los
comandantes Benítez Vera, Pablo Stagni y Bernardo Aranda,
un gobierno de coalición es instalado contando el nuevo
gabinete de Morínigo, con la participación de dos partidos
políticos, el Partido Colorado y la entonces Concentración
Revolucionaria Febrerista, organización conformada por los
simpatizantes de la revolución de febrero de 1936, en el plano
civil. Nuevamente, el Bloque Militar consigue imponer su
entendimiento y avanzar soluciones a la crisis desatada en
junio de 1946, a la que sigue la formación del Gobierno de
Coalición en 1946.
Sin embargo, pocos meses después, esta configuración
propuesta y controlada por el Bloque Militar hace crisis, al
presentar el grupo franquista su renuncia al gabinete de
coalición. En declaraciones a Seiferheld, uno de los activos
participantes militares en esos momentos, apuntaba lo
siguiente,

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Hay que admitir, empero, que el desorden institucional


de la época era en gran parte atribuible a la deficiente
Constitución de 1940, cuestionada por amplios sectores
ciudadanos desde el momento de su promulgación. El
programa de “Normalización Institucional Democrática
de las Fuerzas Armadas de la Nación” apuntaba por ello
a la convocatoria de la Constituyente para el estudio y
sanción de una nueva Constitución...El factor
condicionante de imparcialidad de las Fuerzas Armadas
de la Nación y su sincero propósito de establecer y
hacer cumplir “reglas de juego limpio” y el entusiasta
apoyo global del pueblo, daban al “Programa de
Normalización Institucional Democrático”, una fuerza
legal no conocida hasta entonces y no repetida desde
entonces. (Figueredo, en Seiferheld, 1987: 253)

En estos pasajes Figueredo coloca la situación en relación


con las dos grandes alternativas que se presentan para el
Bloque Militar. Terminan votando por una salida que luego se
mostrará que no fue acatada por Morínigo y burlada por los 66
dos militares que votaron en contra y el mismo presidente. Sin
embargo, el punto que me gustaría destacar es que por
primera vez se destaca la existencia de un manifiesto-
programa del Bloque Militar posterior al de febrero de 1936,
al cual Figueredo lo denomina de “Programa de
Normalización Institucional Democrática de las Fuerzas
Armadas de la Nación”. Este programa tiene, por lo que
Figueredo señala, características similares a la Proclama del
Ejército Libertador, Acta Plebiscitaria, de febrero de 1936.
Nuevamente el Bloque Militar asume la dirección y apunta
soluciones ante la crisis.
Frente a la crisis del gobierno de coalición debido a la
renuncia del franquismo el 9 de enero, una reunión de altos
jefes de unidades militares es convocada por Morínigo.
Participan también de la misma “un número respetable de
Jefes y Oficiales de menor graduación, sin voz ni voto”.
(Pampliega, 1984: 156) Esto nos da la pauta que el Bloque
Militar activo desde 1936, debía de alguna manera enfrentar

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y resolver esta crisis política, y para eso debían opinar todos


los altos jefes y oficiales.
El 11 de enero de 1947, Morínigo convocó en su casa a
una reunión de grandes comandos para tratar la
situación del gobierno de coalición que se veía
amenazada por la renuncia de los febreristas. En la
oportunidad – yo asistí a la reunión – se resolvió por 12
votos contra dos que el Partido Colorado y el Febrerista
debían abandonar el gobierno. Los únicos que habían
votado en contra de esa moción habían sido los
comandantes Enrique Jiménez y Emilio Díaz de Vivar.
Los demás, desde el general Machuca, Comandante en
Jefe, estuvieron de acuerdo y opinaron que debía
formarse un gobierno militar con dos ministros civiles
independientes para Relaciones Exteriores y Hacienda,
y convocar a elecciones en el plazo de seis meses para
una Asamblea Nacional Constituyente. En desacuerdo
con esa decisión, Morínigo fue al día siguiente a la
67 Caballería sorpresivamente y desde allí declaró el
Estado de Sitio, canceló las libertades que tenían todos
los partidos y se comenzó a vivir en opresión. A
consecuencia de esta actitud yo renuncié a mi
cartera de Ministro de Defensa. El gobierno le fue
entregado al Partido Colorado y poco después estallaba
la revolución. (Pampliega, en Seiferheld, 1986b: 208-
209)

Estas declaraciones de Pampliega tienen varias aristas


sumamente interesantes:
i) Reafirma la presencia de un Bloque Militar como
centro en torno al cual gira la vida política del país. Al
mismo tiempo, las características que se instalan en
febrero de 1936, la de convocar a “jefes y oficiales de
grandes unidades” se mantiene desde entonces como
forma de buscar soluciones a situaciones de crisis que
se presentan. Fue así en febrero de 1936, al momento
de la muerte de Estigarribia para buscar un sustituto, y
también el 11 de enero de 1947, para buscar posibles

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soluciones a la crisis en función al quiebre del gobierno


de coalición provocada por la renuncia de los
febreristas.
ii) El Bloque Militar decidió por un gobierno militar,
excluyendo a febreristas y colorados del gabinete, con
participación dos exponentes civiles en RR.EE. y
Hacienda. Fueron 12 votos a favor y dos contrarios a
esta solución. Los votos contrarios, el del comandante
de la Caballería, Enrique Jiménez, y el Jefe de Gabinete
del Estado Mayor, Díaz de Vivar, ambos de clara
simpatía con el Partido Colorado. Obviamente
Stroessner no sólo voto junto con la mayoría, sino
también los apoyó en todo momento. Este tal vez sea el
acto de “lealtad” de Stroessner hacia el Bloque Militar,
que lo permite, años más tarde, liderarlo. Esta votación
nos permite percibir que el mismo Bloque Militar no era,
y nunca lo fue, un Bloque único y coheso. Siempre
existieron en su interior distintas tendencias y visiones;
sin embargo, todas convivían “armónicamente”. En 68
algunos momentos una determinada perspectiva
terminaba controlando y dirigiendo al Bloque, en otros
momentos, otra tendencia u orientación. En este
sentido, el hecho que Jiménez y Díaz de Vivar sean
colorados, es simplemente un dato que nos demuestra
la diversidad al interior del Bloque, y no significaba
realmente que ambos propugnaban la presencia
efectiva del Partido Colorado no solo en el Gabinete de
Morínigo, sino controlando el poder político del país.
Los entendimientos y pensamientos al interior del
Bloque Militar, como decía, eran diversos. De esta
manera se entiende que pocos años más tarde, ya con
el Bloque Militar en el poder con Stroessner, el que
había votado por la permanencia del Partido Colorado
en el gabinete de Morínigo, sea expulsado del Ejercito
y termina en el exilio, como es el caso del comandante
Enrique Jiménez. De cierta forma, el Bloque Militar se
resquebraja y debilita, pero Stroessner consigue evitar
su desmembramiento con una purga al interior de este,

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e igualmente fortaleciendo su alianza con el Bloque


Político constituido por la ANR. Morínigo, por su parte,
en declaraciones a Seifeheld (1984a) presenta a
Stroessner como el tercer “alto mando militar” que votó
por la permanencia del Partido Colordo en el Gabinete
de este. Es posible que esta declaración haya sido
realizada de manera a facilitar que Stroessner en ese
momento de la entrevista, sea más “amigable” con él y
retribuya esta manipulación de la historia. Casi todos los
participantes en esta reunión del 11 de enero de 1947 –
Pampliega, Machuca, Jiménez -, sostienen que
solamente dos “altos mandos” votaron por la
permanencia: Jiménez y Díaz de Vivar. Inclusive el
entonces comandante de la Caballería, Enrique
Jiménez, en carta dirigida a Seiferheld niega esta
postura de Morínigo declarando que solo él y Díaz de
Vivar votaron en dicho encuentro por la continuidad del
Partido Colorado en el gabinete (Seiferheld 1984a).

69 Pampliega recuerda estos hechos, concluyendo que,


El negocio estaba consumado, pero en apariencia. La
gran mayoría de los componentes de las Fuerzas
Armadas todavía sangraba por la herida. No era para
menos. Se los había convocado a prestar una opinión
que de buena gana la emitieron. Ese parecer contó con
una abrumadora mayoría (doce contra dos). Ahora se
desestimaba lo resuelto por el Ejército. Era una afrenta
muy grande, que no podía menos que ocasionar una
tremenda reacción. (Pampliega 1984 p. 163-164)

Esto desmiente categóricamente la construcción de la


propaganda que el Bloque Político colorado comienza a
desarrollar a partir de los años ‘60 del siglo XX, como parte
de la representación de Stroessner como aquel que no solo
trae el equilibrio, la paz y el progreso al país, termina con la
anarquía liberal (1904-1940) y el caos colorado (1947-1954),
sino también el que ya estaba comprometido con el partido
colorado desde el 11 de enero, cuando es uno de los TRES

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que votan la permanencia del partido en el gobierno;


Pampliega se encarga de desmentir este hecho, también
Jiménez y Vicente Machuca, quien era entonces el
Comandante en Jefe del Ejército. La propaganda stronista
construye la idea que Jiménez, Díaz de Vivar y Stroessner
son quienes votan por la permanencia del partido colorado.
Pampliega (1984) caracteriza la decisión de mantener al
partido colorado en el gobierno, como un “golpe de estado
perpetrado por el propio presidente” Morínigo (p. 164). El 13
de enero asume el nuevo gabinete conformado por militares
y colorados. Según este militar, en la reunión del 11 de enero
con los comandantes de altas unidades, se había decidido
que el partido colorado debía alejarse del gobierno, y se
conforme un gabinete militar con solo dos civiles: el ministro
de Hacienda, Carlos Pedretti, y el ministro de Relaciones
Exteriores, Edmundo Tombeur.
De esta forma, el Bloque Militar se quiebra, se resquebraja en
enero de 1947; Morínigo consigue sobrevivir asociándose con
oficiales del Partido Colorado. En este contexto, una fracción 70
minoritaria decide continuar con el gobierno en alianza con el
Partido Colorado; la gran mayoría del Bloque Militar piensa
que deben asumir plenamente el poder y eliminar al Partido
colorado del gabinete; es parte del sentimiento anti partidario
que se fue construyendo al interior de este. Sin embargo, un
sector minoritario termina asumiendo el poder juntamente con
el partido colorado; pocos meses después – dos meses – se
produce la sublevación del Bloque Militar mayoritario, como
una reacción obvia a lo sucedido el 13 de enero. En este
sentido, considero que la guerra civil de 1947 es el resultado
de la crisis y desavenencias al interior del Bloque Militar.

Los años previos al stronismo 1947-1954. El Bloque


Militar se reconstituye
La guerra civil de 1947 – entre marzo y agosto – termina
resquebrajando totalmente el Bloque militar que, poco a poco,
fue constituyéndose en el Ejército paraguayo desde febrero
de 1936. Gran parte de jefes y oficiales que sustentaron la

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Los años previos al stronismo en Paraguay

decisión del 11 de enero de 1947 de conformar un gobierno


exclusivamente militar, deciden acompañar el levantamiento
que se inicia el 8 de marzo en Concepción, con el apoyo de
la guarnición del Chaco. Esta fue la reacción directa a la
violación del acuerdo del 11 de enero asumido por la mayoría
de los jefes y oficiales del país. Esto lo explicita Bartolomé
Araujo, autor del levantamiento de II División de Infantería en
Concepción, que inicia la guerra civil, cuando afirma que,
Concepción fue el producto del incumplimiento del
compromiso asumido por el Ejército de nombrar un
gabinete militar y convocar a elecciones libres, como se
había decidido en la reunión de altos comandos el 11 de
enero de ese año en presencia de Higinio Morínigo.
(Araujo, en Seiferheld, 1984b: 68)

La tendencia minoritaria la interior del Bloque Militar – que


luego recibe el apoyo de algunos comandantes que votaron
por la propuesta militar, como fue el caso de Stroessner -
termina ganando la guerra civil y asume el control político del
71
país. Pero esta vez, la situación se presenta de manera
distinta a las anteriores: han ganado la guerra civil con el
importante apoyo de milicias civiles organizadas por el Partido
Colorado. De esta manera, tendrán que ceder el poder, por lo
menos provisoriamente, dejado de constituirse en el gran
arbitro. Así, y a partir de una serie de contingencias que
terminan con la victoria de este grupo militar, el general
Higinio Morínigo consigue, frágilmente, continuar al frente del
gobierno y retoma la conducción del Ejército ya sumamente
debilitado en mando y liderazgo. A partir de la conclusión de
la guerra civil, en agosto de 1947, comienza poco a poco la
reconstrucción del Bloque Militar, hasta llegar a mayo de
1954, cuando ya reconstituido y fortalecido, da el golpe y
asume el poder.
Desde la perspectiva del Bloque Político Civil de apoyo,
tenemos que, en noviembre de 1947, en una tumultuada
convención partidaria, J. Natalicio González consigue ser
nominado como candidato del Partido Colorado a la
presidencia de la república, de forma a suceder al entonces

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presidente Morínigo. Los seguidores de Federico Chaves,


denominados de chavistas – más tarde de democráticos -,
que fueron derrotados en dicha Convención terminan
acusando al natalicismo-guion de atracar la asamblea para
nominar a González como candidato. En febrero de 1948 en
elecciones con la única participación de la ANR, J. Natalicio
González es electo presidente, y asume en agosto de 1948.
Sin embargo, en junio de ese año, un sector del mismo da un
golpe que termina con el gobierno de Morínigo, asumiendo
provisoriamente la presidencia Juan M. Frutos, entonces
presidente de la Corte Suprema de Justicia. Como apunté
más arriba, J. Natalicio González asume la presidencia en
agosto del mismo año, y poco tiempo después es derrocado
por el general Edmundo Rolón, quien por su vez es sustituido
semanas después por Felipe Molas López. Finalmente, el 11
de setiembre de 1949 es derrocado Molas López y la
Asamblea Nacional nombra a Federico Chávez como
presidente para concluir el período (1948-1953) para el cual
fue electo inicialmente J. Natalicio González, quien en ese
momento ya se encontraba en el exilio. Es el período del 72
“caos natalicista-guion” según los chavistas y el grupo de
Mendez Fleitas.
El gobierno de Federico Chávez (1949-1954) fue el de la
“pacificación espiritual” del país luego de la gran división en
función a la guerra civil de 1947. Paralelamente a esta
perspectiva, y con el mismo grado de interés e importancia,
estuvo la estabilización económica. Para tal efecto, en 1952
una misión internacional del Banco Mundial-FMI diseña un
plan de estabilización económica: Se crea un Consejo
Económico y el Banco Central del Paraguay. Inclusive las
recomendaciones de la misión económica apuntaban a
situaciones que iban mucho más allá de soluciones a corto
plazo (Mendez Fleitas, 1965). Por ejemplo, la recomendación
efectuada por esta misión de descomprimir la presión por la
tierra en el Departamento Central, orientando una política de
colonización del Este del país, se orientaba a soluciones a
mediano plazo en el sentido de las presiones sobre la tierra
en la región en torno a la capital, Asunción. En un trabajo

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Los años previos al stronismo en Paraguay

anterior, he analizado con mayor profundidad estos años en


términos del Gobierno Chaves y los años previos al stronismo
(Orué Pozzo, 2020).
Lo importante a destacar en estos años, es que la relativa
“estabilidad política” del Gobierno Chaves, permite la
reconstitución del Bloque Militar, ya con nuevas perspectivas,
y un horizonte un poco diferente al aquel de 1936-1946. Es
durante el período Chaves cuando Stroessner es nombrado
Comandante en Jefe, en 1951, lo cual le permite ir, poco a
poco, reconstituyendo el grupo. En 1953, Chaves es electo
presidente para el período 1953-1958, también en elecciones
únicas, sin participación de otras fuerzas políticas. En enero
de 1954, ante una crisis en el Gabinete de Chaves debido a
desavenencias en la ANR y parte del Ejército, Tomás Romero
Pereira, entonces ministro del Interior, Guillermo Enciso
Velloso, ministro de Hacienda, y Epifanio Méndez Fleitas
presidente del Banco Central acaban dimitiéndose del
gobierno, pero continúan como miembros de la Junta de
73 Gobierno de esta asociación política.
En mayo de 1954, se desencadena una crisis militar asociada
al entonces comandante de la Caballería, Néstor Ferreira. El
Gobierno Chaves se encuentra prácticamente sin solución de
continuidad, y no existe al interior del Partido Colorado una
figura de consenso que consiga aglutinar a los distintos
sectores en puga. Emerge la figura de Alfredo Stroessner,
quien en nombre del ya reconstituido y fortalecido Bloque
Militar negocia con un sector minoritario al interior de la ANR,
constituido por aquellos que en enero habían abandonado el
gobierno Chaves. Este sector minoritario que asume la
conducción política y, negocia con el Bloque Militar, termina
pactando con el mismo. De esta forma, emerge Stroessner
como figura de consenso. Para tal efecto, Stroessner y el
Bloque Militar negocian una presidencia provisoria que en un
corto tiempo convoque a elecciones generales, para luego
nominar a Stroessner como candidato por el Partido
Colorado, en elecciones generales. Este acuerdo se cumple
al pie de la letra. Con una serie de acciones al interior de la
Junta de Gobierno, asimismo del propio partido, se

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intervienen y depuran seccionales y otras instancias que no


aceptaban esta salida, cambian delegados a la Convención
que no simpatizaban con la candidatura de Stroessner por
otros más genuflexos. Todo esto lleva a la imposición y
aceptación de la candidatura de Stroessner en la Convención.
Seguidamente, en julio de 1954, es electo presidente en
elecciones generales que contaron con participación única de
la ANR. Esta salida política es muy semejante a otras que se
dio en el país, la de Estigarribia por ejemplo. Así, el Bloque
Militar retorna al poder en mayo de 1954, siendo un pequeño
sector del Partido Colorado, inicialmente, el Bloque Político
Civil de apoyo. La ANR fue domesticada y sometida de
manera a que el Bloque Militar consiga controlar y someter a
esta institución política durante los largos años de dictadura
(Orué Pozzo, 2020).

Pensar el stronismo y sus criticas


Existe una abundante literatura producida sobre estos años 74
por actores del Bloque Político. Es importante destacar este
aspecto. Por otro lado, y al mismo tiempo, son pocos los
trabajos de investigación publicados sobre este período; sin
embargo, ellos existen e introducen perspectivas sumamente
interesantes, aunque un poco diferentes a aquellas que
estuve apuntando más arriba. Voy a presentar algunas ideas
y propuestas de estudio sobre estos años, a partir de trabajos
de Lezcano (1989), Riquelme (2008) y Palau (2008). Quiero
destacar que sin duda alguno existen otros. Sin embargo,
considero que estos tres autores son sumamente
interesantes por sus colocaciones y sus estudios iniciales
sobre perspectivas para pensar el stronismo; al mismo
tiempo, estaré introduciendo algunas críticas a los mismos de
manera a ir construyendo un camino propio de entendimiento
y análisis de estos años.

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Lezcano y el modelo de régimen Patrimonialista -


Partido de Patronazgo del stronismo
Lezcano (1989) coloca a la crisis económica y el
reordenamiento del sector financiero nacional, como una de
las principales razones para que el Ejército se decida por el
golpe de estado en 1954.
Las tensiones por la falta de decisiones que
reordenaran la economía afectaron internamente al
Partido Colorado y provocaron la reacción adversa de
los militares que podrían haber visto afectados sus
intereses (los oficiales jefes) por algunas medidas
económicas que intentaron introducir el dúo populista
colorado encargado de la economía y las finanzas del
país: Guillermo Enciso Velloso, Ministro de Hacienda y
Epifanio Méndez Fleitas, Presidente del Banco Central.
(Lezcano, 1989: 118)

75 Aparentemente el autor busca un “eje económico” como el


detonador de la crisis de mayo de 1954. A mi entender, la
situación está un poco alejada de este hecho, aunque, sin
duda es un elemento importante, pero no fue el eje sobre el
cual giraron los sucesos que llevaron al desenlace en 1954.
Uno de los grandes ejes del gobierno Federico Chávez (1949-
1954) fue el de la “pacificación espiritual” del país luego de la
gran división en función a la guerra civil de 1947.
Paralelamente a esta perspectiva, y con el mismo grado de
interés e importancia, estuvo la estabilización económica del
país. Para tal efecto, en 1952 logra que una misión
internacional del Banco Mundial-FMI diseñe un plan de
estabilización económica; se crea un Consejo Económico y el
Banco Central del Paraguay. Inclusive las recomendaciones
de la misión apuntaban a situaciones que iban mucho más
allá de soluciones a corto plazo (Mendes Fleitas, 1965). Por
ejemplo, la recomendación de descomprimir la presión por la
tierra en el Departamento Central, orientando una política de
colonización del Este del país, se orientaba a soluciones a
mediano plazo en el sentido de las presiones sobre la tierra

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en la región del Departamento Central, en torno a la capital,


Asunción. Creo que Lezcano recoge aquí la propaganda del
stronismo – construida a partir de los años ‘60 del siglo XX –
que señalaba la “trágica situación” resultado de los años del
caos liberal (1904-1949) y de la anarquía colorada (1948-
1954)- como aquella que la intervención del Bloque Militar
encabezado por Stroessner viene a instalar. Un aspecto de lo
que señala Lezcano, sin embargo, está en la vía correcta. Las
medidas de control cambiario que, desde la presidencia del
Banco Central, Mendez Fleitas comenzó a implementar,
crearon un cierto malestar en grupos de oficiales-generales
del gobierno Chaves, pues eso limitaría la actividad comercial
de los mismos que era una de las actividades “extracurricular”
a la cual altos jefes militares de entonces se dedicaban. Esta
limitación de la actividad comercial – la venta de dólares a
precios referenciales para alto jefes militares o personas
cercanas a los círculos de poder – sin duda limitaba la
posibilidad de dinero fácil para algunos. Sin embargo,
considero que no reside en este punto la reacción militar
contra el poder de Chaves; esto es algo que desde la 76
comandancia del Ejército podía ser muy bien controlado,
negociando todas las partes para que ninguna resulte con
daños colaterales y se resuelva la tensión. Sin embargo, no
fue así. Por otro lado, la caracterización del “eje” Mendez
Fleitas-Enciso Velloso como dúo populista recoge la
propaganda stronista de los años ‘60, cuando la misma va
construyendo su génesis de ocupación y captación del poder
de 1954. Si bien Epifanio Mendez Fleitas y Guillermo Enciso
Velloso de alguna manera “simpatizaban” con el peronismo –
históricamente dibujado como uno de los tantos gobiernos
populista en América Latina, juntamente con el de Lázaro
Cárdenas en México y Vargas en Brasil -, ambos abandonan
el poder, es decir, se dimiten del Ministerio de Hacienda y de
la presidencia del Banco Central en enero de 1954, ante la
crisis desatada en enero de 1954 por presiones de un sector
del Bloque Militar asociado a la Caballería bajo la
comandancia de Néstor Ferreira. En consecuencia, el golpe
de 1954 como resultado o reacción a medidas “económicas
que intentaron introducir el dúo populista colorado encargado

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de la economía y las finanzas del país”, no tiene sustento: ya


estaban fuera del gabinete de Chaves. Por otro lado, Mendez
Fleitas es restituido en la presidencia del Banco Central ni
bien Stroessner asume directamente el poder en agosto de
1954, como resultado del pacto del Bloque Militar-Junta de
Gobierno los primeros días de mayo del mismo año.
Obviamente, Stroessner consideró en su momento que sería
oportuno contar con el apoyo de Mendez Fleitas y del grupo
aun minoritario al interior del Partido Colorado, pero de
manera solamente instrumental; poco tiempo después
termina expulsándolo y enviando al exilio a este líder
colorado. Lezcano sostiene que, frente a la crisis desatada a
principios de mayo de 1954, y ante intentos de resistencia de
Chávez y sus aliados políticos y militares,
Stroessner y su equipo se desembarazan delegando la
resolución política y militar al presidente del Partido
Colorado, el arquitecto Tomás Romero Pereira. Este
dirigente que había perdido políticamente en enero de
77 ese año utilizó la presión de las milicias coloradas que
todavía estaban armadas y prestas desde el triunfo de
la revolución de 1947 y mediante ellas consiguió
desactivar los preparativos de las unidades militares
gubernistas que se disponían a responder el golpe. (p.
120)

El grupo Tomás Romero Pereira, Epifanio Mendez Fleitas y


Guillermo Enciso Velloso, como señalaba más arriba,
constituía un grupo minoritario al interior de la entonces Junta
de Gobierno. El equipo negociador con el Bloque Militar en
mayo de 1954 lo constituyen: Romero Pereira, Rigoberto
Caballero, Pastor Filártiga y Fabio da Silva, designados por la
Junta de Gobierno. Estos son los representantes “oficiales”
que negocian con el Bloque Militar para llegar a los acuerdos
que llevan a éste y a Stroessner a la presidencia en
elecciones del 11 de julio de ese año. Es decir, no es que
Stroessner “delega” la solución política y militar a la
presidencia del Partido Colorado. Lo que se da es una

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negociación entre ambos Bloques, que concluye en un


acuerdo que se cumple rigurosamente.
Por otro lado, Lezcano sostiene que Romero Pereira emplea
como presión para resolver la crisis, “las milicias coloradas
que todavía estaban armadas”; éstas eran las milicias
armadas por Natalicio-guiones en 1947para la defensa de
Asunción. En realidad, si existía un grupo civil organizado y
bien estructurado, éste estaba controlado por el natalicismo y
los guiones, no por el grupo minoritario de Romero Pereira y
Mendez Fleitas. Existía también un grupo asociado a la
seccional de Luque, encabezada por su presidente, Rosa
Agustín González quienes se declaraban la “caballería civil” y
estaban estrechamente asociados al comandante Ferreira. El
Bloque Militar y Stroessner consiguen controlar a la
Caballería apresando a éste, actuando rápidamente sobre
bolsones de resistencia; fue una acción resuelta en el campo
militar, y no he observado en ninguna publicación, actas de la
Junta, etc., que estas milicias formen parte del proceso de
solución de la crisis por parte del grupo minoritario al interior 78
de la Junta de Gobierno. Obviamente, Stroessner coopta
este grupo paramilitar, acercando también a Natalicio, en
1955; pero es posterior al proceso iniciado en mayo de 1954.
Finalmente, Lezcano caracteriza a la dictadura de
Stroessner-Bloque Militar-Bloque Político-Partido Colorado,
un
régimen controlado por el Gral. Alfredo Stroessner
como patrimonialista porque estaba centrado en su
persona y todo el sistema de distribución de prebendas
fue articulado sobre la lealtad política que se le
concedía a cambio. Stroessner articulaba el triángulo
del poder: es Caudillo-General-Presidente, que no dudó
en utilizar a las masas cuando ciertos sectores de
presión intentaron poner en cuestión su poder y se lo
reconocía como “el protector del bienestar de los
súbditos”. (Lezcano, 1988:124)

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Lezcano, asimismo Riquelme como veremos más adelante,


introduce una categoría weberiana, el de régimen
patrimonialista para caracterizar la dictadura stronista. El
Bloque Militar cuando asume el poder en 1954, no lo hace
desde una perspectiva “patrimonialista” weberiana. No
establece esa no-diferenciación entre bienes públicos y
privados para el jefe de estado, legitimado por la burocracia y
el poder legitimo. Este imaginario de separación siempre
estuvo claro al interior del Bloque Militar, y Stroessner es un
heredero de estos entendimientos, aunque un “heredero
heterodoxo”. Es posible que las propias características del
proceso lo lleven a un “patrimonialismo deformado” o a una
combinación de no distinguir lo público de lo privado, pero
esto tampoco fue una constante durante la larga dictadura.
Creo que esta caracterización del investigador es una
tentativa de explicar el proceso paraguayo con categorías que
no emergen de la realidad política presente; es la búsqueda
de interpretación desde concepto totalmente externos a la
misma. Una discusión sumamente interesante se estableció
79 en Brasil a partir de los trabajos de Faoro, Buarque de
Holanda, y otros, también con los trabajos de Florestán
Fernández quien se reapropia del concepto patrimonialista
weberiano introduciendo las particularidades de Brasil, no
como una copia del original de Weber. Sin embargo, no puedo
observar estas particularidades en Lezcano.
En cuanto a la obligatoriedad de afiliación al Partido Colorado
que “comenzó a ser implantada inmediatamente por el equipo
de Stroessner” (Lezcano,1988: 122), creo entender que esto
no fue una característica del Bloque Militar o del “equipo de
Stroessner” como señala el autor. Se presenta más bien como
una “negociación” de la Junta de Gobierno con Stroessner y
el Bloque Militar, cediendo el Bloque Militar a esta imposición
de afiliación. En realidad, esta perspectiva es coherente con
lo que sucede entre 1955-1956, cuando ciertos oficiales del
Ejército – y del Bloque Militar que sustentaba al gobierno - se
sienten disgustados con Stroessner porque aún continúa
manteniendo al Partido Colorado en el Gobierno, no llegando
a expulsar a los mismos, cuando era ese el sentido del “golpe”

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y de la negociación con la Junta de Gobierno: ganar tiempo y


legitimidad política para luego deshacerse del partido. En
realidad, es importante entender este proceso de afiliación del
personal militar al Partido Colorado no como una
“intencionalidad” de Stroessner y del Bloque Militar, sino más
bien como una negociación entre ambos bloques: el Militar y
el Político, entonces en construcción.

El stronismo según Riquelme


Según este investigador, una de las características más
extendida en la caracterización de la dictadura de Stroessner,
es la deber sido un régimen personalista. Para Riquelme:
Bajo el régimen marcadamente personalista del
General Alfredo Stroessner, las Fuerzas Armadas,
como institución, no estuvieron directamente en el
gobierno como en el caso de las dictaduras militares del
Cono Sur, y en consecuencia, no se expusieron al
desgasta político que entraña el ejercicio directo del 80
poder. (Riquelme, 2008: 44)
Estas consideraciones del investigador paraguayo contienen
dos partes muy presentes en la construcción imaginaria del
stronismo en años posteriores a su asunción. El Bloque Militar
que asume el poder luego de la crisis del 4-8 de mayo de
1954, condujo directamente el proceso político, social,
económico y cultural a lo largo de los años de vigencia de
dicha dictadura, con presencias “fuertes” y “débiles” durante
los 35 años que duró la vigencia del pacto. La particularidad
y especificidad del gobierno del Bloque Militar que asume en
agosto de 1954 reside en haber cooptado, domesticado y
reorientado el Partido Colorado como parte del apoyo político
a este grupo militar; no olvidemos que Estigarribia intentó algo
similar en 1939 y terminó haciendo crisis en 1940. En
consecuencia, el Bloque Militar gobernó con el apoyo de un
Bloque Político construido a partir de los sucesos del 4-8 de
mayo que llevó al poder a Stroessner. Estas observaciones
de Riquelme asociadas a la caracterización del Ejército y sus

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oficiales como aquellos “que no estuvieron directamente en el


gobierno”, es en realidad una construcción política,
propagandística, del esquema de Stroessner. Esta busca
consolidar en el imaginario paraguayo, el entendimiento que
no fue un gobierno controlado por el Bloque Militar, asimismo
que Stroessner llega para establecer el equilibrio y la paz en
la sociedad paraguaya, afectada por el “caos de gobiernos
liberales” (1904-1940) y la “anarquía colorada” (1947-1954).
Por su parte, la caracterización de la dictadura de Stroessner
como un régimen personalista, es sumamente cuestionable.
Si entendemos el proceso que se inicia post guerra civil de
1947, como un lento movimiento de reconstitución del Bloque
Militar, con Stroessner a la cabeza, es posible afirmar que
cuándo éste asume el poder, no lo hace de forma a
implementar un régimen personalista. El Bloque Militar
controla totalmente el Gobierno, sea el Gabinete como otras
instituciones auxiliares del Poder Ejecutivo, a través del pacto
con la Junta de Gobierno. No olvidemos que una de las
grandes tensiones para llegar al pacto en mayo, fue el número
81 de militares que finalmente integrarían el gabinete provisorio
de Tomás Romero Pereira que, acuerdan en tres; la
propuesta inicial de Stroessner y del Bloque Militar, era de
cuatro ministros militares. (Orué Pozzo, 2020)
Riquelme avanza en dos puntos sumamente interesantes,
pero, al igual que lo señalado más atrás, acaban
consolidando la visión y perspectiva del stronismo de
construir su propia historia, manipulando los hechos. Así, por
ejemplo, afirma que,
La propia prédica de Stroessner sobre la unidad
granítica de la triada Ejército-Gobierno-Partido
Colorado, daba pie a la creencia generalizada de que el
mismo había sido el ideólogo de dicho pacto. Por eso
es importante hacer dos precisiones sobre el proceso
de partidización de la corporación militar paraguaya:
1) Dicho proceso se inició a finales de la Guerra Civil de
1947, cuando el General Morínigo, dio de baja a casi el
80 % de los oficiales que habían tenido un brillante

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desempeño en la Guerra del Chaco, pero que se


habían sublevado contra su gobierno. La purga
continuó bajo los diferentes gobiernos colorados que se
sucedieron entre 1947 y 1954, y cuando Stroessner
accedió al poder en 1954, era ya muy reducido el
porcentaje de oficiales, básicamente de las armas de
servicio (v.gr. Sanidad, Intendencia, etc.) que no
pertenecía al Partido Colorado.
2) Fue la Junta de Gobierno del Partido Colorado la que,
en 1955, solicitó al General Stroessner la afiliación
compulsiva del cuadro de oficiales al Partido Colorado.
Con esta medida, los líderes de dicho partido pensaban
controlar definitivamente a las FF.AA. Y evitar revueltas
como las que desencadenaron la Guerra Civil de 1947.
No previeron, sin embargo, los efectos secundarios de
dicha medida, concretamente el control militar del
Partido Colorado, que probó ser más efectivo que el del
partido sobre el estamento militar. Así por ejemplo,
cuando en 1959, algunos dirigentes civiles – que 82
posteriormente se nuclearon en el Movimiento Popular
Colorado (MOPOCO) – pretendieron recuperar la
autonomía de su partido frente al poder militar fueron
rápidamente enviados al exilio. (Riquelme, 2008: 45)

Observaciones sumamente interesantes de Riquelme,


aunque varias de ellas van por caminos opuestos a mi
interpretación del proceso de constitución del Stronismo. Con
relación a la relación Ejército-Gobierno-Partido Colorado,
coincido en el sentido que este proceso se inicia en 1947 –
desde el 13 de enero, cuando se da la presencia única del
Partido Colorado en el gabinete de Morínigo, con militares -,
aunque no de la manera que el mismo coloca. Creo haber
desarrollado, en algún lugar y momento, lo clave del 13 de
enero de 1947, cuando el partido colorado asume la “porción
política” del Gabinete de Morínigo, juntamente con el Ejército.
En realidad, según mis investigaciones, el Bloque Militar
entonces conformado, cuya cabeza más visible era el
Comando en Jefe del Ejército, el General Vicente Machuca,

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había votado casi unánimemente por un Gabinete militar


frente a la crisis del 9 de enero provocado por el retiro del
febrerismo del gobierno. Sin embargo, una certera maniobra
de Morínigo y el comandante Jiménez de la Caballería, logran
imponer un gabinete colorado; el Bloque Militar fue obligado
a aceptar; la crisis se desata. Si para el Partido Colorado, esta
situación es el retorno al poder luego de más de 43 años de
haber sido expulsado - en la revolución de 1904 -, para el
Bloque Militar formado en la “tradición del pronunciamiento de
febrero de 1936”, este desenlace constituyó una traición. A
partir de eses momento, se da lo que he denominado una
espera tensionada, es decir, mejores momentos para asumir
totalmente el poder; mayo de 1954, es la realización plena,
con las características del momento y de la situación, de lo
que quedó trunco en 1947. Sin embargo, tampoco debemos
olvidar que este Bloque Militar se quiebra en marzo de 1947,
cuando un sector minoritario impone al Partido Colorado,
mientras otro se desprende e inicia la sublevación de
Concepción y posterior guerra civil. En 1947, al concluir la
83 guerra civil, el Ejército estaba bajo el control político del poder
civil; en 1954, la situación se invierte, es el grupo civil-político
quien se encentra bajo la tutela y control del Bloque Militar.
Por otro lado, la reconstitución del Bloque Militar que se da
entre los años 1947-1954, se da en condiciones totalmente
distintas a las de febrero de 1936. El “nuevo” Bloque Militar
que emerge, es aquel que ya viene “contaminado” por la
relación que el poder político civil colorado impone. Dos
aspectos claves en este Bloque Militar emergente post guerra
civil: i) abandona poco a poco su carácter visceralmente anti
partidario y antiliberal que caracterizó a la “propuesta de
febrero” y se extendió hasta 1946, ii) el nacionalismo se
vuelve instrumental, es decir, una bastón de apoyo más bien
discursivo que efectivo, a pesar de que aun sobrevivía un
sentimiento nacionalista “heredado de febrero” en amplios
sectores del Ejército.
De esta manera, las presiones del débil grupo político que, al
interior de la Junta de Gobierno del Partido Colorado, que
luego consigue asumir el control de gran parte de esta

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asociación, terminan siendo parte de las negociaciones con


el Bloque Militar encabezado por Stroessner en 1954. Si con
esto el Bloque Político buscaba controlar al Ejército, esto no
se da necesariamente en la dirección deseada. A pesar del
exigir la pertenencia de oficiales y tropas al partido Colorado,
esto no lo lleva al Bloque Político a controlar el Ejército.
Stroessner continua y continuó durante largos años
controlando férreamente esta relación del Partido Colorado
con el Ejército. El Ejército, si bien estaba “partidizado” o
coloradizado, el Bloque Militar seguía controlando esta
relación no permitiendo a ningún grupo político rebasar los
límites impuestos a la relación. Riquelme apunta
certeramente que es la necesidad que el poder político
controle al poder militar el que lleva a varias crisis al interior
del Gobierno y de la Junta de Gobierno en su relación con el
Bloque Militar. Al final, la idea que el poder político, es decir la
conformación de un Bloque Político Civil, podía controlar y
domesticar al Bloque Militar estaba en el horizonte del pacto
de mayo de 1954. Cuando el Bloque Militar ignora la
presencia de los dirigentes políticos como parte fundamental 84
del poder al cual acceden, comienzan las tensiones que se
resuelven vía represión violenta, prisiones y exilios de
colorados que buscaban “restaurar” el orden “tradicional” de
control del Partido sobre el Ejército como se dio a lo largo del
período post guerra civil. Esta tensión se extiende hasta 1959
cuando, finalmente se quiebra la Junta de Gobierno, se
disuelve la Cámara de Representantes y se envía al exilio a
los opositores al pacto en andamiento; no consiguieron leer la
realidad, la situación ya había cambiado.
Seguidamente, el investigador paraguayo sostiene que
“Stroessner fue responsable del retiro de algunos prestigiosos
militares Colorados a quienes consideraba como rivales
potenciales” (Riquelme, 2008: 45), desde que asumió el cargo
de Comandante de las Fuerzas Armadas en 1951; también
hace lo mismo, luego de asumir la presidencia en 1954, con
sectores militares afines a Mendez Fleitas, y otros
importantes dirigentes de la ANR. Pero Stroessner consigue
eliminar no solo a aquellos jefes y oficiales del Ejército que,

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de alguna manera tenían una adscripción partidaria, también


elimina a quienes reclamaban – en la tradición de “febrero” –
eliminar al Partido Colorado del Gabinete.
En relación con los distintos procesos de eliminación y purga
de jefes y oficiales previo a la asunción de Stroessner a la
presidencia, es posible entenderlos en el contexto del
fortalecimiento del Bloque Militar, entonces, en pleno proceso
de constitución y consolidación; con algunas características
un poco diferentes a lo que di en denominar el “espíritu de
febrero”, es decir aquel visceralmente anti partidario,
antiliberal y con un fuerte nacionalismo. Una vez asumido el
poder presidencial, las purgas se dirigen a todos los sectores
que no compartían con el Bloque Militar: oficiales colorados
que no admiten que el Partido Colorado quede “en un lugar
secundario”; oficiales liberales obviamente y también los
pocos febreristas y de otros colores políticos que aun
sobrevivían al interior del Ejército y, también, un grupo
importante que pertenece al Bloque Militar, pero que no
85 aceptan la dilación con que Stroessner actúa en relación a
eliminar al partido Colorado del poder político. En este
sentido, entiendo los procesos de purgas internas y control
del Ejército no como algo personalista de Stroessner, sino
como un proceso de consolidación interna del Bloque Militar,
que ya comenzaba a ser cuestionado desde su interior, en el
sentido de la permanencia del Partido Colorado en el
Gobierno o de permanecer independiente a una determinada
fracción política, como fue hasta entonces la tradición
instalada. Stroessner emprende de esta manera, en total
acuerdo y negociación con la Junta de Gobierno, un proceso
de reconstrucción interna del propio Bloque Militar,
eliminando a los disidentes e incorporando a militares
colorados de la reserva como parte de este proceso de
restructuración interna. Elimina a los “críticos” sean ellos
“partidarios”, asimismo a los independientes que reclaman
apartar al Partido Colorado del Gabinete. En el tiempo, es
posible observar que el pacto inicial fue varias veces
reagendado, y el Bloque Militar inicial termina cediendo en la
negociación el “deseo” del Bloque Político de incorporar a los

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jefes, oficiales y a la tropa del Ejército a las filas de la ANR. Si


bien esto aparenta ser una gran victoria del Bloque político,
considero que ella fue un tanto marginal en el esquema de
poder: el mismo continuó siendo férreamente controlado por
el Bloque Militar, como señalé más atrás. Lo que emerge
desde esta perspectiva es un nuevo Bloque Militar
deformado.

Tomas Palau y la hegemonía militar


Palau (2008) insiste en la necesidad por introducir aspectos
relacionados a la tradición cultural, histórica y política
paraguaya de forma a no caer en la trampa de otorgar una
mayor homogeneidad a países de otras subregiones que
forman nuestro continente. Para estudiar el cambio político
presente en Paraguay desde el golpe de 1989 coloca como
necesaria una referencia al pasado. En este sentido, sostiene
que el “eje central del análisis” de lo que es el proceso de
cambio en el país, “fue proyectado y continuará siendo 86
controlado por el Ejército” (Palau, 2008:26). Esta activa
presencia del sector militar en la sociedad paraguaya se da
desde la finalización de la Guerra del Chaco (1932-1935),
principalmente a partir del golpe contra el gobierno liberal
oligárquico en febrero de 1936.
Continúa apuntando una interesante síntesis del periodo,
observando que,
Esta preeminencia del ejército que se insinúa a partir de
1936 logra algunos avances, aunque no importantes
durante toda una década durante la cual la oligarquía
liberal de viejo cuño, si bien herida con la revolución
febrerista logra reequilibrar su influencia e incluso
retomar su rol hegemónico desde el año 1940. Hasta la
guerra civil desatada en marzo de 1947 el Ejército gana
experiencia y termina aliándose a una fracción del
Partido Colorado. Hasta ese momento tanto el Partido
Liberal como el Colorado buscaron conscientemente

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contar con la fuerza represiva del ejército para dirimir el


tema de la hegemonía. (Palau, 2008:77)

No voy a entrar a discutir algunas afirmaciones de Palau,


aquellas, por ejemplo, que atribuye avances “no importantes
durante toda una década”, pues considero que estas
cuestiones ya han quedado suficientemente aclaradas en las
observaciones desarrolladas más arriba en el presente
artículo. Lo que rescato de estos apuntes de Palau, es que de
alguna manera apunta – aunque no lo profundiza – la
presencia de un Bloque Militar desde 1936, que se extiende
hasta los años de la transición, en 1989. A lo largo de estos
años, los partidos tradicionales, el Liberal y el Colorado,
buscaron “contar” con este apoyo para dirimir “el tema de la
hegemonía”. He tratado de demostrar, a lo largo del presente
material que, en realidad, la situación se daba en la vía
inversa, es decir, el Bloque Militar que buscaba de alguna
manera el apoyo de un Bloque Político para consolidar su
hegemonía. Fue así con Franco, con Paiva, luego con
87 Estigarribia, para llegar a los años de Morínigo, ya con estas
ideas y proyectos consolidados. Finalmente, el stronismo se
apodera de la ANR y construye este Bloque Político de apoyo.
Este investigador nos presenta de manera sumamente
didáctica, los años post “febrero”, pero considero que no los
profundiza. Así, por ejemplo, aclara que,
Terminada la guerra civil es el Ejército el que se volverá
hegemónico con la base civil de una fracción del
coloradismo. Después de seis años y nueve meses de
finalizada la guerra civil, Stroessner da el golpe que
continuará por 35 años un período de total control militar
de la sociedad paraguaya. (Palau, 2008: 77)

Como señalaba más atrás, el análisis de Palau es sumamente


ilustrativo y en gran medida coincido con el mismo. Lo
expresado por este investigador paraguayo, en el sentido que
en la posguerra civil el Ejército “se volverá hegemónico con la
base de una fracción del coloradismo”, considero algo
sumamente débil y que no se ajusta a los hechos. En realidad,

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cuando en enero de 1947 se fractura efectivamente el Bloque


Militar con la “traición” de Morínigo, el mismo no consigue
restablecerse sino a partir de 1951, cuando Stroessner asume
la comandancia en jefe de las FF.AA. Los sucesivos golpes e
inestabilidades políticas desde la caída de Morínigo en junio
de 1948 demuestran exactamente eso: que el Bloque Militar
está sujeto o dependiendo del Bloque Político. Desde 1936,
no era esa la “tradición”, al contrario. De esta manera, la
“tradición” que sectores de oposición al interior del Partido
Colorado buscan reinstalar posterior al golpe de 1954 es
justamente volver a los años del “caos colorado”5 de 1947-
1954 cuando la Junta de Gobierno nombraba no solo a
ministros del Gabinete, también controlaba al debilitado
Bloque Militar. Es la “moderna tradición” la que deseaban
instalarla nuevamente. Sin embargo, no deja de tener razón
Tomás Palau cuando sostiene que, a partir de 1954,
Stroessner continuará con el período de “total control militar
de la sociedad paraguaya”.

88
Conclusiones
A lo largo del presente artículo se ha tratado de demostrar la
presencia de un Bloque Militar Hegemónico al interior del
Ejército paraguayo, que se articula y emerge concretamente
desde la revolución de febrero de 1936. Este bloque logra
imponer su control sobre la sociedad paraguaya, articulando
al mismo tiempo un Bloque Político Civil de apoyo. Desde sus
inicios hasta el golpe de Stroessner en mayo de 1954, esta
fue la dinámica por la cual fue pasando y se fue desarrollando
la sociedad paraguaya. El Bloque Militar que emerge en
febrero de 1936, se consolida a lo largo de los años hasta
llegar a su fractura en enero de 1947, cuando un sector

5
Esta conceptualización del “caos colorado” (1947-1954) asimismo el de la “anarquía
liberal” (1904-1940) es presentada inicialmente por Epifanio Mendez Fleitas en su
libro Diagnosis Paraguaya (1965). Posteriormente, y ya durante el proceso de
construcción del imaginario stronista, años ‘60 para adelante, estas ideas serán
retomadas por los ideólogos y publicistas del stronismos, pero en un sentido distinto
al empleado por Mendez Fleitas. Ver (Orué Pozzo, 2020)

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minoritario en su interior termina imponiendo una salida


política que va en contra de la decisión de la entonces
mayoría de jefes y oficiales que participan del mismo. He
tratado de presentar las características generales de este, a
partir de la discusión de sus acciones, entendimientos y
pensamientos de varios de sus principales actores durante
estos años. Así, caractericé al Bloque Militar a partir de
tradición que se instala en febrero de 1936, como un grupo
que se hegemoniza al interior del Ejército paraguayo desde
un pensamiento visceralmente antiliberal, anti partidario y
nacionalista. Estas tres características han sido sumamente
variables en el tiempo. En ciertos momentos una, o dos de
ellas tuvieron su preeminencia, en otro momento las tres; pero
estos vaivenes no descaracterizaron su existencia como un
grupo al interior del Ejército, al que he denominado Bloque.
Finalmente, he recurrido a los trabajos de tres investigadores
paraguayos para, a partir de sus respectivos estudios, tratar
de buscar una interpretación del período en estudio. He
89 discutido brevemente sus posturas y, al mismo tiempo,
introduje las críticas que consideré pertinente realizarlas. Así,
por ejemplo, considero que las consideraciones que coloca
Lezcano (1989) juntamente con Riquelme (2008) y otros
investigadores, acaban reproduciendo, de alguna forma, el
proyecto de construcción imaginaria del stronismo que años
más tarde desarrollarían sus intelectuales y propagandistas.
Y esta construcción fue tan fuerte que inclusive sectores de la
academia, investigadores, opositores, etc., terminan o
acaban asumiendo ese imaginario: Stroessner como segundo
reconstructor, como aquel que trae la paz, el equilibrio y
termina con el “caos liberal” (1904-1940) y la “anarquía
colorada” (1947-1954), etc., etc. Es decir, esta construcción
del stronismo como un régimen patrimonialista acaba
sustentándose en un imaginario construido por los
intelectuales y propagandistas del stronismo años más tarde.
Inclusive este intento por caracterizar al régimen de
Stroessner como patrimonialista, no solo tiene
entendimientos que no se compadecen de la realidad - es
decir, la importación de un concepto fuera de la realidad

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paraguaya, que tal vez explique la sociedad germana del siglo


XIX y primeras décadas del XX -, sino también están
construidas sobre bases totalmente propagandísticas – y por
consiguiente, falsas -, cuyo imaginario fue construido por
intelectuales del stronismo años más tarde; se inicia en los
años ‘60. Todo gira en torno a Stroessner, y el general se
convierte en el gran árbitro: esto es algo que comienza a ser
construido en los años ‘60, no antes. Y es a partir de esta
construcción imaginaria que académicos e intelectuales
consideran al stronismo como un régimen patrimonialista,
sultanato, etc. He tratado demostrar que, por lo menos en sus
inicios y primeros años, Stroessner fue la cabeza visible de
un nuevo Bloque Militar reconfigurado, manteniendo algunas
de las tradiciones de febrero de 1936 pero, al mismo tiempo,
incorporando otras nuevas como el sentido de pertenencia
partidaria, por ejemplo. Sin embargo, esta caracterización no
presenta a la dictadura stronista como una propuesta
individualista – que, en el fondo, busca destacar la
importancia de dicha personalidad en la construcción del
nuevo Paraguay -, y si como la efectivización de un nuevo 90
Bloque Militar que se instala a partir de la negociación con un
sector de la Junta de Gobierno en mayo de 1954, pero esta
vez asume las características de un Bloque Militar deformado,
siempre en relación al anterior que termina quebrandose en
1947.

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Fundación Ross. T. II

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DOI: https://doi.org/10.47133/respy339022103
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 93-132
s

DIEGO DE TORRES BOLLO SJ Y EL CULTO


DE NUESTRA SEÑORA DE LORETO EN EL
PARAGUAY CON ATENCIÓN EN EL
POBLADO GUARANÍ DE SANTA ROSA
DIEGO DE TORRES BOLLO SJ AND THE CULT OF
NUESTRA SEÑORA DE LORETO IN PARAGUAY WITH A
FOCUS ON THE GUARANI VILLAGE OF SANTA ROSA
s

Carlos A. Page1

Enviado: 11/10/2021
Aceptado: 20/12/2021

Resumen: Los jesuitas, mayormente que el resto del clero, tomaron como
propia la devoción por la Virgen de Loreto y la difundieron por el mundo. En
su provincia del Paraguay, el P. Diego de Torres Bollo, su primer provincial,
fue quien la popularizó, luego de su paso por el santuario. Lo hizo en forma
efectiva, sugiriendo a todos los misioneros que en cada poblado indígena
se levante una réplica de la capilla lauretana, como también en los colegios
de las ciudades. Trajo un plano, además de unas estrellas y astillas como
reliquias. Pero el proceso de expolio y abandono surgido después de la
expulsión solo dejó intacto un único edificio ubicado en Santa Rosa
(Paraguay). Nuestra intención es dar a conocer los motivos que impulsaron
al provincial a tomar estas decisiones, que dejaron un sinnúmero de
testimonios. Por ello describimos y analizamos críticamente el caso ubicado
en el antiguo poblado guaraní de Santa Rosa, por ser actualmente el único
existente, con una serie importante de esculturas y sobre todo pinturas
interiores en sus muros que representan el Traslado y los momentos
previos al nacimiento de Jesús y su vida en la Casa.

1
Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad - Argentina
capage1@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0003-4708-5243
Carlos A. Page

Palabras clave: Nuestra Señora de Loreto; Paraguay; jesuitas; guaraní;


Santa Rosa; arquitectura; pintura; escultura.

Abstract: The Jesuits, more than the rest of the clergy, took the devotion to
the Virgin of Loreto as their own and spread it throughout the world. In their
province of Paraguay, it was Fr Diego de Torres Bollo, their first provincial,
who popularised it after his visit to the sanctuary. He did this effectively,
suggesting to all the missionaries that a replica of the Lauretan chapel be
erected in every indigenous village, as well as in the schools of the cities.
He brought a plan, as well as some stars and splinters as relics. But the
process of despoilment and abandonment after the expulsion left only one
building intact, located in Santa Rosa (Paraguay). Our intention is to make
known the motives that prompted the provincial to take these decisions,
which left countless testimonies. For this reason, we describe and critically
analyse the case located in the old Guarani village of Santa Rosa, as it is
the only one in existence today, with an important series of sculptures and
above all interior paintings on its walls, representing the Transfer and the
moments prior to the birth of Jesus and his life in the House.

Keywords: Nuestra Señora de Loreto; Paraguay; Jesuits; guarani; Santa


Rosa; architecture; painting; sculpture.

94

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Diego de Torres Bollo SJ y el culto de Nuestra Señora de Loreto

Introducción
Para la ocasión de la visita del Papa Francisco a Paraguay
en el año 2015, el gobierno de aquel país nos encargó un libro
para obsequiarle y junto a Fernando Allen, que tuvo a su
cargo la edición y fotografías, decidimos hacerlo sobre la
historia del poblado guaraní de Santa Rosa, donde se
conserva la única capilla de Loreto de la antigua provincia del
Paraguay (Page, 2015). A continuación, desarrollamos una
síntesis del mismo con nuevos aportes.
La historia de la traslación de la Santa Casa es por demás
conocida, siendo un acontecimiento sucedido entre el 9 y 10
de mayo de 1291, año en que los Cruzados perdieron de
mano de los sarracenos la ciudad de Acre, el último bastión
cristiano y con ello las grandes reliquias de la cristiandad. De
allí surge la teoría que fueron ellos quienes trasladaron la
Casa. Pero la historia reconocida por la Iglesia es que ese
traslado fue realizado por ángeles. De tal manera que primero
95 llegó a Tersatto (Trsat), luego a las cercanías de Recanti y
finalmente a un próximo bosque de laureles (Laureta).
Estas apariciones pronto fueron investigadas por el papa
Bonifacio VIII (1294-1303) y el obispo del lugar, quienes
encargaron una expedición para que fueran a Nazaret, donde
encontraron los cimientos de la casa.2 Midieron los restos y
analizaron los materiales, coincidiendo con los de la Casa
trasladada, lo cual demostró la autenticidad y con ello
diversos pontífices aceptaron el Traslado como un milagro.
Recordemos que la Casa se había concebido, una parte
excavada en la roca y otra que la unía, de tres paredes,
siendo estos restos los que se trasladaron. Sus dimensiones,
a la vista de la basílica son de 9,52 metros de largo por 4,10
de ancho y 4,30 de alto, con muros de casi un metro de

2
El sitio fue descubierto en el siglo IV, cuando la emperatriz Elena, madre de
Constantino, erigió una gran basílica que albergó los restos, pero fue destruida en
1263 por el sultán del Cairo. Aunque se conservó la pequeña morada de la Sagrada
Familia.

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espesor compuestos de dos hileras de piedras, cortadas y


pulidas al estilo Nabateo. Llevaba una puerta de 1,20 por 2,20
metros situada sobre el lado más largo y en el corto una
ventana de un metro de lado a 1,60 del nivel del piso.
La iconografía del Traslado es muy amplia y se refleja
principalmente en grabados insertos en libros, pinturas y
frescos. De estos últimos, por ser el tema que nos toca,
diremos que el más antiguo es una obra, actualmente
deteriorada que realizó el maestro Pietro Coleberti para la
iglesia de San Francisco en Gubbio. Las investigaciones han
confirmado que su datación se sitúa en tiempos de otro fresco
suyo, ubicado en la iglesia de Santa Catalina en Roccantica
(Rieti) donde se menciona que el autor era de la localidad de
Priverno, que su cliente había sido el gobernador y que la
obra fue finalizada en junio de 1430 (Bertini Caloso, 1952: pp.
298-309. Cavallaro, 1999: p. 313-327).
La abundante iconografía producida con el tiempo, fue
encontrando una definición y unificación de criterios
distintivos. Los libros difundieron la historia y con ello también, 96
sus representaciones. Entre ellos sobresalen los jesuitas.
San Ignacio comenzó su peregrinación visitando el santuario
de Nuestra Señora de Monserrat donde hizo su confesión
general. De tal forma que a los novicios que hacían su
segunda probación se les exigió atravesar seis experiencias
fundamentales, entre ellas, la visita a algún santuario. No
alcanzó a visitar el de Loreto, aunque posteriormente fueron
casi todos los jesuitas y con ello se convirtió en la advocación
mariana más importante de la Compañía de Jesús, que se
hizo cargo del Santuario en 1551. Tres años después el Papa
Julio III nombró a los jesuitas como penitenciarios del
santuario de Loreto, siendo su primer regente el P. Gaspar de
Doctis, vicario del nuncio apostólico en Venecia. En ese
mismo año arribaron a Loreto varios jesuitas para hacerse
cargo del sitio, siendo su superior el francés Oliver Manare
(Mannaerts) (1554-1563), quien levantó un colegio con sus
primeros nueve estudiantes. Desde entonces, San Ignacio
eligió el santuario como sitio de peregrinación de los novicios,

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asumiéndose los jesuitas como sostén y activo grupo humano


de difusión del culto lauretano.3 Incluso fueron más lejos, pues
el historiador jesuita Orazio Torsellini (1545-1599) escribió
una historia de la Casa que fue tomada por aquellos tiempos
como la “versión oficial”. La obra fue dedicada al cardenal
Pedro Aldobrandini (1571-1621), sobrino del Papa Clemente
VIII, y publicada por primera vez en 1597 con 283 páginas,
llevando 21 ediciones hasta 1837.4
De esta manera, los jesuitas fueron confesores en el
santuario de Loreto, donde algunos iban a peregrinar y otros
levantaron edificios por doquier. En el santuario se recitaban
las Letanías, editadas por el jesuita neerlandés y hoy santo,
Pedro Canisius (1576) y en la Congregación General de
1649-1650 se menciona que el general Claudio Aquaviva
(1581-1615) había extendido a todos los días el recitado de
las mismas (O´Neill, 2001, II: p. 1.104).
El texto de Torsellini llegó a todos los rincones del mundo. Así
por ejemplo en la biblioteca del Colegio Máximo de los
97 antiguos jesuitas del Paraguay (Córdoba) y según un catálogo
de 1757 (Llamosas, 2000: p. 169), se encontraba la obra del

3
Por cierto, que lo jesuitas no fueron los únicos en difundir la devoción lauretana en
todo el mundo. Estaban los sacerdotes de San Suplicio en Canadá y por supuesto
casi todas las órdenes poseían réplicas de la Santa Casa en toda Europa.
4
El texto de Torsellini, no fue el primero. El más remoto es el que escribió Giacomo
Ricci, aproximadamente en 1468, aunque fue un documento inédito hasta la
publicación bilingüe (italiano-latín) llevada a cabo por el capuchino Giuseppe
Santarelli (1987). Pero el primero que dio a conocer la historia y con ello una amplia
difusión, fue Pietro di Giorio Tolomei de Teramo, guardián del Santuario entre 1465
y 1472. Se lo conoce como Teramano, siendo en esta última fecha cuando publicó,
en cinco páginas, la historia del suceso acaecido casi dos siglos antes. A partir de su
relato, que incluso deviene de una antigua tabla perdida, se fueron sucediendo y
ampliando un sinnúmero de textos. Entre ellos se destaca el del cancelliere perpetuo
de Ricanti y conde palatino Girolamo Angelita, quien escribió la historia de la
Traslación dedicada al Papa Clemente VII (1478-1534) y la publicó por primera vez
en 1525 con varias ediciones posteriores. Contemporáneo de Angelita fue el
arzobispo de Loreto Bernardino Cirillo (1500-1575), que había participado en el
Concilio de Trento, y permanecido en Loreto dieciocho años, hasta que en 1553 pasó
a Fermo y luego a Roma. Escribió un tratado sobre la Santa Casa en base al relato
del canónico de Loreto Nicola Bargilesi, impreso en Boloña en 1558, con varias
reediciones, sobre todo en Venecia.

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jesuita, rector del colegio de Santa Ana de México, Juan de


Burgos (1671) que trabajó sobre los textos de Torsellini
actualizándolos hasta 1659 [Fig. 1]. Obra que a su vez
localizamos en el pueblo jesuítico-guaraní de San José.
También en la biblioteca del Colegio Máximo se hallaba el
texto del jesuita español Juan de Rojas (1552-1605) que era
una traducción al castellano de 1603 del libro de Torsellini.
Estos últimos también se encontraban en el Colegio de
Asunción (Gonzalczany y Olmos Gaona, 2006: pp. 271 y
302).
Figura 1: El libro de Juan de Burgos redactado con base en
Torsellini

98

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(Juan de Burgos – 1671)

De tal modo que los jesuitas contribuyeron a difundir no solo


la historia del culto sino también la iconografía lauretana que,
casi siempre, iba adjunta con los textos. Así pues, el teólogo
jesuita bávaro Wilhelm Gumppenberg (1609-1675) publicó en
Alemania el famoso Atlas Marianus (1657), luego ampliado en
dos volúmenes en 1672, con un repertorio de las Vírgenes
más célebres de Europa que naturalmente incluye a la Virgen
de Loreto como portada, pero de una curiosa versión.

Otro jesuita que escribió sobre la Traslación e historia de


Loreto fue Carlo Francesco de Luca (1661), con portada de
su retrato firmado “A. Clouet sculp.” y otra estampa donde se
representa la Santa Casa de frente, con sillares y tejas con la
Virgen sobre ella, pero sin el Niño.
Mucho antes de todas estas publicaciones, el culto se había
extendido por América, y en la región del Paraguay, Tucumán
y Río de la Plata fue el P. Diego de Torres Bollo, su primer
99 provincial, el que denodadamente y con sus propias razones,
dispuso la difusión de esta devoción jesuítica.

El legado de los PP. Torres y Arriaga en Loreto

En este contexto, en la congregación provincial del Perú5,


llevada a cabo en Lima a fines de 1600, el P. Diego de Torres
Bollo fue elegido procurador a Europa por un amplio margen
de votos6. Cinco meses después partió del Callao junto con

5
Los primeros jesuitas que llegaron a América lo hicieron al Brasil en 1549.
Posteriormente y luego de varios contratiempos y vicisitudes alcanzaron Lima en
1568. Era un reducido grupo con el P. Jerónimo Ruiz de Portillo como superior,
siendo el colegio de San Pablo la primera fundación jesuítica en la colonia española.
6
“et in primo secretorum suffragiorum scrutinio P. Didacus de Torres viginti quinque
ex triginta et duobus suffragüs in procuratorem primo loco electus est” (Actas de la
sexta Congregación Provincial del Perú, Lima, 21 de diciembre de 1600 (Egaña y
Fernández, 1981, VII, p. 186). Son múltiples las biografías antiguas y modernas de
los PP. Torres y Arriaga (Storni, 2001, IV: p. 3.824, para el primero y Marzal y Baptista,
2001, I: p. 243, para el segundo).

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sus compañeros7, el P. Pablo José de Arriaga (Romero, 1918-


1919: pp. 277-284) y el H. Francisco Gómez. Con escala en
La Habana, llegaron a Sanlúcar de Barrameda hacia abril de
1602, para comenzar su viaje por España, Francia e Italia,
donde en Milán, el P. Torres alcanzó la amistad del cardenal
Federico Borromeo y luego llegó a Roma, donde permaneció
tres meses. Para abril de 1603 regresaron a Milán pasando
por Asís y Loreto.8
Si bien el P. Nicolás Del Techo (Del Techo, 2005: p. 161)
escribe una breve mención de la visita del P. Torres por
Loreto, fue el P. Jacinto Barrasa9, el primero que da a conocer
el itinerario del P. Torres, expresando que luego de pasar por
Asís y recoger cabellos de Santa Clara, llegó a Loreto con sus
compañeros. Allí es donde obtuvo unas estrellas de madera
que habían estado colocadas en el techo de la capilla, pero
que habían sido retiradas cuando se había reformado el
edificio por orden del pontífice.10 Fue cuando entonces el P.
Torres: “suplicó al Cardenal Protector Obispo de Recanati11 le
concediese algunas estrellas o astillas”. Pero le respondió 100
que no podía entregar esas reliquias, pues había órdenes
expresas de no hacerlo del Papa Clemente VIII, y el P. Torres
se marchó. Lo cierto es que, continúa Barrasa: “distante ya
muchas leguas de Loreto le alcanzó un correo que corrió la
posta enviado del Rector de ntro. Colegio de Loreto con una

7
Carta del P. Cabrero a Aquaviva, Lima, 22 de febrero de 1601 (Egaña y Fernández,
1981, VII: p. 226).
8
El itinerario y labor del P. Torres en Europa en Fernández, 1986, VIII: pp. 22*-25*.
Más completo en Lozano, 1754, I: p. 645.
9
El texto inédito de Jacinto Barrasa SJ, se encuentra en el Colegio de la Inmaculada
(Lima), aunque una copia parcial y mecanografiada se custodia en la Biblioteca
Nacional del Perú (BNP) y lo fecharon erróneamente en 1598, ya que Barrasa nació
en Lima en 1626, siendo elegido cronista del Perú en la Congregación de 1674. Por
tanto, el texto debe ser posterior a esa fecha y antes de su muerte, ocurrida en 1704.
10
Posiblemente cuando se levantó el santuario durante el papado de Julio II (1503-
1513) proyectado por el célebre Bramante, ejecutado por Sansovino y con
contribuciones importantes de Sangallo el joven.
11
En 1592 volvió al gobierno de la Casa Juan Francisco Gallo hasta 1602 que lo
remplazó Francisco Baso de Rabena (Burgos, 1671: p. 300. Salt, 1647: p. 76).

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carta muy regalada y una cajita de cosas de devoción y entre


ellas dos estrellas de las de aquel cielo”. Agrega que,
mientras el P. Torres gestionaba las estrellitas, el P. Arriaga,
aprovechó para trazar en un boceto, las “medidas que de
Italia trajo y tomó de su original”.12
El relevamiento [Fig. 2] que se encuentra en la Biblioteca
Nacional de Lima, que Puente Luna y Jimmy Martínez
Céspedes (2021), identifican entre los documentos del P.
Arriaga, fue publicado anteriormente por Ibscher (1949).13
Representa un rectángulo donde se especifican detalles y
medidas, usando varas, tercias, cuartas, sesmas y hasta
dedos. De tal manera que señala el largo “onze varas y media
y 4 dedos, lo ancho cinco varas y dos dedos” y el alto “hasta
el almizate14 seys varas y una 4ª”, es decir aproximadamente
unos 9,27m x 4,22m y 5,23m. Destaca seis partes que
enumera con letras: A), la peana o base de la imagen, B) la
grada para acceder a la peana, C) la chimenea de la Virgen
ubicada detrás de la peana, D) una pequeña alacena hacia
101 un costado, E) la puerta hacia el lado mayor y F) la ventana
del lado menor. Extrañamente se omitieron las dos puertas en
el muro sur y el paso interno que se encontraban a inicios del
siglo XVII.

12
El P. Enrich (1891, I: p. 139), escribe: “Son: largo, 29 pies 9 pulgadas. Ancho, 12
pies 8 pulgadas. Su hogar, 6 pies largo, 2 pies 2 pulgadas ancho. Sus paredes tienen
1 pié y 2 pulgadas espesor”. Sus dimensiones, a la vista de la Catedral son de 9,52
metros de largo por 4,10 de ancho y 4,30 de alto, con muros de casi un metro de
espesor compuestos de dos hileras de piedras, cortadas y pulidas al estilo Nabateo.
13
Gred Ibscher y Carlos Daniel Valcárdel publicaron un artículo sobre el edificio de
la Universidad de San Marcos y Ybscher se detiene específicamente en el salón de
actuaciones de la Facultad de Letras que fue con anterioridad y en tiempo de los
jesuitas, la capilla de Loreto. Ilustra su trabajo con el plano de la capilla del P. Arriaga,
reconociendo que el mismo no tiene nada que ver con la capilla que está
describiendo.
14
Punto central del harneruelo en los techos de madera labrada (harneruelo: paño
central que forma el centro de la mayor parte de los alfarjes.

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Figura 2: Planta de la Santa Casa realizado por el P. Pablo


José de Arriaga en 1603 con el título "Quenta y medida de la
Santa Capilla de Loreto"

102

(Puente Luna y Martínez Céspedes, 2021)

Con esas dimensiones se edificó la capilla de Loreto del


colegio Real de San Martín en Lima (desaparecido) y donde
se colocó la estrella en: “un hermoso relicario cuya copa es
remedo de la misma Capilla. Hoy no se hallan”, es decir que
para la segunda mitad del siglo XVII la reliquia ya no estaba
(Barrasa, s/f: pp. 53-54).

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Sobre la tarea del P. Arriaga, encontramos otra mención en


su obituario que describe su paso por Loreto: “trujo de Loreto
la traça y medida de aquella Capilla, y desu tamaño / y forma”.
También el mismo P. Arriaga, cuando fue rector del colegio
de Arequipa levantó otra capilla de Loreto, donde en el mismo
documento se cuenta que pasaba la mayor parte del día
(Chávez Hualpa, 2007: p. 179).
Creemos que de ese plano deben haberse hecho varias
copias para distribuir por todo el amplio territorio americano
que recorrió el P. Torres quien también conservó aquellas
estrellas.15
Los historiadores de la provincia del Paraguay fueron más
detallistas con aquel viaje. Un tanto el citado P. del Techo,
como luego y más profundamente el P. Pedro Lozano,
quienes mencionaron la devoción del P. Torres a Nuestra
Señora de Loreto. El primero expresa que cuando estuvo
como procurador del Perú en Roma (1600-1604) le habían
donado varias reliquias para llevar a América donde: “Hizo
103 noche una vez en la Basílica de Loreto y concibió entonces el
propósito de extender el culto de la Virgen allí venerada, por
toda América” (Del Techo, 2005: p. 161)
Lozano se extiende en su obra, escribiendo con mayor
información y siendo más creativo en su redacción,
manifestando que el P. Torres, antes de salir de Roma sufrió
una enfermedad. Al restablecerse fue su deseo visitar Loreto:
“y adorar aquel grandioso Santuario, que imaginaba centro de
espirituales delicias, y conoció por la experiencia, que en su
juicio no se engañaba”. Unos kilómetros antes de llegar los
hizo caminado: “y apenas cruzó aquellos Sagrados umbrales,
quando creció tan sensiblemente el consuelo de su espíritu,
con la visita de aquella Imagen, y Santuario, que no cabía en
sí de gozo”. Con autorización del responsable del santuario

15
Una referencia al cielorraso antiguo encontramos en Torsellino (1603: p. 15) quien
al describir la Casa manifiesta: “El techo hermoso, fabricado de artificiosos
artesones, pintados de azul, sembrados de muchas estrellas de oro que
resplandeciendo como en un cielo sereno, le hermoseaban”.

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permaneció toda la noche en la capilla. La devoción que


experimentó: “le encendió en un vehementísimo deseo de
adquirir alguna Reliquia de sus paredes, y madera de aquella
Santa Casa, para promover su veneración en el Nuevo
Mundo” (Lozano, 1754, I: p. 646). Pero no se le permitió y
partió del lugar, hasta que luego de caminar una jornada lo
alcanzó un hombre que llevaba una cajita con una carta de la
autoridad del Santuario que escribió que en ella contenía: “un
pedazo de tabla del zaquizami16, y tres o quatro Estrellas de
madera de la misma pieza: que las llevase, lleno de confianza
en la soberana protección de la Madre dulcissima, que
defendería á él, y á sus Compañeros de todos los peligros, y
los favorecería para plantar la Fe en el Nuevo Mundo, á gloria
de su Hijo Santísimo”. Pues henchido de agradecimiento,
continúa Lozano: “propuso procurar, en quanto le dure la vida,
promover en todas partes la devoción á la Santa Casa, y
Advocacion de Loreto”.
Desconocemos la fuente del P. Lozano, y no sabemos de
algún texto propio del P. Torres que mencione todo este 104
itinerario, pero coincide con el del P. Barrasa que dudamos lo
haya conocido Lozano, pues aún sigue inédito. El P. José del
Rey Fajardo, entre los muchos autores que biografiaron al P.
Torres, enumera todos sus escritos conocidos y no hallamos
ninguno que contenga las referencias que brinda el
dieciochesco historiador jesuita (Rey Fajardo, 2006: pp. 608-
620).
El P. Torres, al regresar al Perú y ser enviado a Quito, estuvo
con el P. Onofre Esteban17, quien había hecho levantar en la
iglesia del colegio un altar en honor a la Virgen de Loreto, que
se sumaba a la cofradía con la misma advocación para

16
En arquitectura, se llama zaquizamí al artesonado o techo labrado y adornado con
variedad de embutidos talla o molduras.
17
El P. Onofre Esteban nació en Chachapoyas, en el Perú en 1556 y murió en Quito
en 1638. Ciudad donde apenas ordenado, fue destinado como operario de indios
para quienes fundó la cofradía de Nuestra Señora de Loreto. A la llegada del P.
Torres, ya era un avezado misionero con dominio de varias lenguas, siendo
vicerrector del colegio de Quito.

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señoras (“pía junta”, ya que aún no se admitían


congregaciones para mujeres)18 colocando una imagen que,
según Cepeda hizo traer de Europa y aún se conserva
(Cepeda, 1905, II: p. 139). Pero contrariamente el
viceprovincial Gonzalo de Lyra informa que en 1609 una
señora noble talló esa imagen junto a otras tres que donó a la
iglesia. Agrega seguidamente, en la misma Carta Anua, una
minuciosa descripción de la procesión que se hizo en la
oportunidad de la fiesta de Loreto, cuando construyeron una
pequeña réplica de la Santa Casa de “dos varas y media de
largo” y donde “en las espaldas frontero de las puertas, una
celosía dorada y sobre ella de la parte de adentro la estrella
que trajo de la santa casa de Loreto el padre Diego de Torres
en una vidriera”.19
De Quito el P. Torres pasó a Bogotá, donde fue el encargado
de dar el sermón inaugural de la recientemente creada
congregación de Nuestra Señora de Loreto, cuyo modelo era
la instituida en Milán por el P. Martín de Funes, quien
105 acompañó al P. Torres de regreso al Perú (Piras, 1998: pp.
102-109).
Parece ser que era muy común que los procuradores pasaran
por Loreto. Es del caso remarcar que el P. Juan Pastor, al
desempeñarse como procurador del Paraguay entre 1644 y
1648, escribió: “Embarqué en Valencia y llegué a Génova,
Milán y Loreto, haciendo en voto mi última legua a pie. Allí (en
Loreto) me entregué de lleno a mi devoción, y proseguí viaje
para llegar felizmente a Roma” (Page, 2007: p. 82).
La experiencia devocional del P. Torres en la provincia del
Paraguay comenzó en Chile, cuando fue a presidir la
congregación provincial en 1608. Escribe el P. Lozano
(Lozano, 1754, II: p. 45) que después de haber dado

18
Carta del P. Arriaga al general Aquaviva, Lima, 24 de agosto de 1597 (Egaña,
1974, VI: p. 301).
19
ARSI, N. R. et Q., 12-I, fol. 41-41v. Letras annuas de la Vice Prouincia de Quito y
el Nueuo Reyno de los anos de mil y seyscientos ocho y seyscientos y nuebe.
Cartagena, 20 de septiembre de 1609.

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instrucciones domésticas al colegio de Santiago: “aplicó en su


industria á promover en los animos de los nobles vecinos de
Santiago la verdadera piedad: y como á este fin es uno de los
más eficaces medios el de la cordial devoción con la Celestial
Reyna de los Ángeles, y hombres, quiso despertarla en todos
con la memoria de la Angelical Casa de Loreto”.
Para cumplir con su promesa y donde quiera que iba se
empeñó en difundir esta devoción, repartiendo reliquias de la
Santa Casa para perpetuar su memoria y veneración. Así
pues: “Aviale quedado una estrella de madera del techo; y
para colocarla con la debida decencia, hizo labrar un curioso,
y rico Relicario de plata sobredorada, que expuso
públicamente en nuestra Iglesia del Colegio de Santiago”. Eso
le servía para explicar a los feligreses la historia20 del célebre
Santuario y darles el deseo de tener una capilla dedicada a
Nuestra Señora de Loreto. De esta manera los más
adinerados contribuyeron con limosnas que se utilizaron para:
“traer de Lima una vistosa, y costosa colgadura, y un rico
Tabernáculo, con su imagen de Loreto, semejante al Original 106
de la Santa Casa”. Para el día del estreno, las cuatro hijas del
licenciado don Fernando Talaverano, por entonces Oidor de
la Audiencia, bordaron un frontal valuado en dos mil pesos.
Lo confirma también la Carta Anua que escribe el P. Torres
explicando que el Oidor había leído y quedado atrapado con
la historia lauretana aprovechando para formar la capilla en
una habitación ubicada detrás de la iglesia: “vnaposento
quesecontinuaua conellayseruia deguardar madera era
delapropiamedida deancho alto y largo que la denra sa de
Loreto”.21 No conforme con esto creó una congregación en el

20
“Libro de la Historia Lauretana”, así lo llama Lozano y debe haber sido la obra del
P. Torsellini, escrita en latín y publicada en 1598 o más posiblemente la del P. Rojas
por estar en castellano y publicada el mismo año de su paso por Loreto en 1603, de
donde regresó al Perú al año siguiente.
21
Carta Anua del P. Torres, 17 de mayo de 1609 (Leonhardt, 1927: 34). Se conserva
un relevamiento del Colegio de 1605 donde se muestra la primera iglesia, en ese
momento en ruinas y la nueva, realizada por el arquitecto enviado de Lima Francisco
Lázaro SJ. Pero aún no se habían construido las habitaciones que se mencionan
(https://gallica.bnf.fr/ark:/12148/btv1b84482433/f1.item.zoom#).

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flamante convictorio dedicado al hoy santo Edmundo


Campion.22
La primera Carta Anua conocida del Paraguay que escribe el
P. Torres y firma el 17 de mayo de 160923, le asigna particular
importancia a la advocación de la Virgen de Loreto, ya que
manifiesta “algunas capillas E ymagines que en nras yglecias
vamos poniendo de nra señora deloreto”.24 Efectivamente
empezaban a pulular, así en Buenos Aires al año siguiente,
como en Tucumán, donde el capitán García de Miranda y
Garnica, gran benefactor de la Compañía de Jesús, que había
levantado una iglesia dedicada a San Ignacio en su
encomienda de Acapianta y ayudó a la instalación de los
jesuitas en Tucumán, mandó levantar una Capilla de Loreto
en la iglesia de San Miguel de Tucumán donde fue enterrado
(Lozano, 1754, II: p. 114). Así también la iglesia de los jesuitas
en la ciudad de Mendoza se puso bajo la advocación de
Nuestra Señora de Loreto. Más aún, la viuda Inés de León,
les donó una estancia en las afueras de esta ciudad donde se
107 levantó una capilla de Loreto (Furlong, 1949: p. 31).
Cuando el P. Torres arribó a Asunción en 1609, dictó las
instrucciones para la evangelización del Guayrá a los PP.
Cataldini y Mascetta, siendo explícito en indicar en su artículo
3º que: “En todas las Iglesias, que edificaren, procuren hacer
Capilla de Nuestra Señora de Loreto de quarenta pies de
largo, veinte de ancho, y veinte y cinco de alto, con Altar, y lo
demás, como en ella está, y pondrán una Reliquia con la
mejor decencia, que pudieren, y quede allí para llevar a los
enfermos” (Lozano, 1754, II: p. 137).
Esta devoción también se trasmitió en la denominación
misma de uno de los primeros poblados cristianos guaraní,
como fue el de Nuestra Señora de Loreto del Pirapó, fundado

22
Carta Anua del P. Torres, 8 de abril de 1614 (Leonhardt, 1927: p. 370).
23
Hubo una Anua anterior que el P. Torres envió al general con el procurador Juan
Romero que se ha perdido.
24
Carta Anua del P. Torres, 17 de mayo de 1609 (Leonhardt, 1927: p. 2).

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a mediados de 1610 por los mencionados PP. Cataldino25 y


Mascetta, con parcialidades indígenas lideradas por los
tuvichá o caciques Araraá, Atiguayé, los dos hermanos
Aracaná, los jefes Aviñurá, Guriraporá, Tabucuy, Taubiey,
Tayazuayí, Yacaré, con un total de unas cinco mil familias que
en menos de dos años aportaron doce mil catecúmenos.
Construyeron una iglesia adornándola y colocando en ella:
“con mucha decencia una Reliquia de la Santa Casa de
Loreto, que les había dado el Padre Provincial Diego de
Torres” (Lozano, 1754: p. 169). Por tal motivo decidieron darle
esa advocación. Pero seguramente la precaria iglesia estaba
presidida por una estampa o imagen de bulto de la Virgen y
quizás se la haya entregado el mismo P. Torres. Lo cierto que
esa imagen fue reemplazada por una de “mazonería,
hermosísima y devotísima de Nuestra Señora de Loreto, que
en el navío vino de España” (Jarque, 1900, II: p. 18). El P.
Jarque no da más especificaciones, pero antes de ello trata
la muerte del P. Ripari (1639) y después de dar el dato que el
P. Ruiz de Montoya estuvo en Buenos Aires y volvió al
Paraguay con la imagen, sigue con el nombramiento del P. 108
Cataldini como superior de las misiones (1644). Pues el navío
al que se refiere debe haber sido el que condujo al procurador
Francisco Díaz Taño, que llegó a Buenos Aires el 28 de
noviembre de 1640 (Page, 2007: p. 44). Para esa década se
restablece la normalidad en las reducciones y la Carta Anua
del periodo expresa del poblado de Loreto que: “Se ha
construido estos últimos años una iglesia nueva, muy grande,
y según las circunstancias del lugar, muy elegante, y nuestro
excelente pintor, hermano Juan de la Cruz ha provisto, como
lo ha hecho en otras reducciones, el retablo mayor con una
hermosa imagen”.26 Aunque podríamos pensar que era una
pintura, la Anua del periodo siguiente menciona que el
soberbio templo tiene: “un primoroso altar mayor, al cual
corona el trono de madera dorada que sostiene la imagen de

25
El nombre de Loreto también podríamos asociarlo con el lugar de nacimiento de
Cataldini, en Fabriano, a unos 80 km de Loreto.
26
Carta Anua del P. Juan Bautista Ferrufino, 1646 (Maeder y Salinas, 2007: p. 43).

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la Virgen de Loreto, recién venida de España”. Y para que no


queden dudas agrega más abajo: “al pie de la estatua de la
Virgen se encuentra el muy artístico sagrario”.27
En cuanto a la capilla dedicada a la Virgen que se construyó
en el pueblo, se lo hizo desde el principio del mismo, alejada
de la iglesia y formándose luego una congregación de indios.
La misma fue seguramente reconstruida en la primera mitad
del siglo XVIII e investigada arqueológicamente, cuando se
determinó su ubicación frente a una plaza. Los restos están
sobreelevados del nivel del piso exterior y con una galería
perimetral con columnas labradas, todo en piedra itacurú y
arenisca, con terminaciones con adobe, además de techos de
tejas y pisos de lajas, según los restos hallados.
Aparentemente un incendio produjo su desmoronamiento,
mientras lo que quedó fue desmontado deliberadamente
(Funes, 1999, II: pp. 137-139).
Otra referencia a una capilla de Loreto la encontramos en el
poblado de San Ignacio Guazú, cuando en la Carta Anua de
109 1650-1652 se menciona que se había: “arreglado la capilla de
la Virgen de Loreto, unos 500 pasos distante del pueblo. La
concurrencia a su inauguración y a la colocación de la estatua
de la Virgen era tal, que por días enteros parecía que no se
podía separar de allí”.28
Parece ser que, según escribe el P. Andrés de Rada el 6 de
enero de 1667, una década después se volvió a construir otra:
“A distancia de unos 300 pasos del pueblo se ha construido
una capilla, a imitación de la Santa Casa de Nazaret,
venerada aquí como en Loreto”.29

27
Carta Anua del P. Juan Bautista Ferrufino, 1649 (Maeder y Salinas, 2007: p. 104).
28
Carta Anua del P. Francisco Vásquez de la Mora, 25 de julio de 1653 (Salinas,
Pozzaglio y Svriz Wucherer, 2008: p. 30).
29
Carta Anua del P. Andrés de Rada, 6 de enero de 1667 (Salinas y Folkenand,
2013: p. 82).

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Pues ciertamente cuando el P. Torres le escribe al general en


1612, solicitándole licencia para que quedara perpetuamente
la devoción de Loreto en la provincia, expresa: “no ay iglesia
de Collgº residencia ni misión adonde no aya Vna capillita
suya en estas tres gobernaciones y reliquia de aquella Sta
casa”.30

La Capilla de Loreto del poblado de Santa Rosa

El único sitio donde actualmente se ha conservado una


Capilla de Loreto, en la antigua provincia del Paraguay, es en
el poblado de Santa Rosa de Lima, que originariamente fue
una colonia desprendida de Santa María de Fe en 1698,
cuando estaba a cargo de ésta el P. Fernando de Orga,
acompañado del P. Antonio Sepp. Era superior de las
doctrinas del Paraná el P. Leandro Salinas y fue formalmente
fundada en 1706.31 Los PP. Robles y Jiménez habían traído
un contingente de cuatrocientos tobatines a Santa María y
mientras el P. Jiménez fue destinado a chiquitos, los PP. Orga
110
y Robles iniciaron la colonia, aunque pronto el primero
regresó y falleció al poco tiempo.
El P. Francisco Robles (Murcia, 1658-Santa Ana, 1732), llegó
a Buenos Aires en 1681 y para 1697 se encontraba en las
doctrinas del Paraná32 y en 1710 se lo menciona en Santa
Rosa junto al P. Francisco Medrano (Albacete, 1653-
Candelaria, 1716).33 La noticia necrológica de su muerte,

30
Carta Anua del P. Diego de Torres, 10 de mayo de 1612 (Leonhardt, 1927: p. 491).
31
Hernández (1913, I: p. 19), escribe que se desprendió en 1697 y fundó en 1706 y
Furlong (1962: p. 139) que se fundó en 1698. El tema lo aclara el P. Bartolomé
Jiménez en una extensa carta que le envía y publica el P. Sepp (1974: pp. 71-117)
cuando relata que junto con el P. Francisco de Robles salieron desde Santa María
de Fe a fines de 1697 a misionar entre los tobatines, regresando en el invierno
siguiente con cuarenta (sic) indígenas a los que luego se agregaron otros y así es
que se creó la colonia de Santa Rosa. Al año siguiente (1699) falleció el P. Orga.
32
ARSI (Archivo Romano de la Compañía de Jesús), Paraq. 4.4 Catálogo Trienal
(1669-1700), f. 459v.
33
ARSI, Paraq. 7, f. 47v.

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aparecida en la Carta Anua del periodo 1730-1735, expresa


que en Santa Rosa: “la construcción y ornamentación de su
templo y sacristía, las pinturas y esculturas que contienen, y
otras muchas cosas de utilidad y adorno de este pueblo, son
obras realizadas por el Padre Francisco, el cual, en propia
persona concibió los planos, los explicó a los neófitos, y dirigió
su ejecución”.34 Pero no olvidemos que por esa época
también se encontraba en las doctrinas del Paraná el
arquitecto, pintor y escultor José Brasanelli (o Bressanelli)
(Milán, 1658-Santa Ana, 1728).
De acuerdo a los dispersos censos que consultamos, en el
año que más habitantes tuvo fue en 1731 cuando Santa Rosa
alcanzó 6.093 pobladores.35 A partir de entonces y por
cuestiones de larga explicación, la población decreció, hasta
que después de la expulsión se extinguió y volvió a renacer
con el mismo nombre.
Sobre el templo sabemos que por estar imperfecto el pórtico,
el provincial José de Aguirre ordenó en 1722 que: “se acabará
111 y dará la última perfección”.36 Por otra parte, su sucesor el P.
Luis de la Roca, ordenó tres años después: “fabricar una
buena torre para las campanas”37, tarea que reclamaron otros
superiores pero que quedó inconclusa. Mientras que de la
capilla de Loreto no tenemos otra noticia, ni siquiera del P.
Jaime Oliver que describió todas las iglesias de los poblados.
Aunque sí describió la iglesia:
“sin duda la más rica y de tanto adorno, y grandeza q
seria mui molesto en referir sus primores. El retablo
mayor es magnífico con 19 estatuas principales, y el
presbiterio con 8 grandes estatuas fixas en una acción
mui natl. de alumbrar al Señor. Espejos, golpes de talla
dorada, arañas de cristal: mesas doradas y jaspeadas

34
Salinas, et. al, 2017: p. 299.
35
AGN (Archivo General de la Nación Argentina), Sala IX, 6-9-6, doc. 422.
36
AGN, Sala IX, 6-9-5, doc. 327.
37
AGN, Sala IX, 6-9-6, doc. 118.

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que sirven de pedestal a varios nichos de santos q están


con hermosos pabellones. Los retablos colaterales
corresponden al presbiterio y toda la Iglesia es un
retablo en hermosura y adorno”.38

El 13 de agosto de 1768, comisionado por el gobernador


Bucarelli, llegó al pueblo de Santa Rosa el capitán de
infantería del regimiento de Mallorca don Juan Francisco de
la Riba con el fraile Francisco Pereyra y su compañero
Francisco Ayala. Se hallaban dos jesuitas, el valenciano
Tomás Arnau, cuya avanzada edad le produjo la muerte al
llegar al Puerto de Santa María y Cosme de Cuevas que pudo
volver a su tierra en Oviedo, donde falleció en 1801. Al día
siguiente comenzaron el inventario de la iglesia hoy
desaparecida y que según se escribió en esa oportunidad
contaba con tres naves y cinco retablos dorados y estofados.
En el altar mayor dedicado a Santa Rosa se encontraban –
como escribió el P. Oliver- diecinueve grandes estatuas y un
lienzo de Cristo crucificado. Pero además contaba con otros
ornatos de gran importancia, señalados por el jesuita 112
palmesano.
La iglesia era parte de un complejo religioso que lo integraban
además dos capillas. Una dedicada a la Virgen de Loreto y
otra a San Isidro, esta última, hoy desaparecida. En la
primera, de 9,43 x 4,50 m., el inventario señala que contaba
con un retablo dorado y estofado con varios ornatos e
imágenes pequeñas, en cuyo nicho se hallaba una imagen
grande de la Virgen de Loreto, vestida con manto de tisú y el
Niño Jesús en sus brazos también vestido de tisú con un
mondadientes de oro en su mano y ambos con coronas de
plata, además de otros ornatos. La capilla contaba además
con un camarín donde había un relicario de plata, bajo cuyos
cristales había una Virgen de Loreto. Menciona la estatua
grande de San Gabriel y de la Virgen de la Anunciación,
además de la Inmaculada Concepción, colocada sobre una

38
ARSI, Paraq. 14, f. 89v. Breve Noticia de la numerosa y florida cristiandad guaraní.

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mesa. La otra capilla, la de San Isidro, contaba también con


un retablo con su titular, acompañado de otras seis estatuas.
Ambas capillas tenían dos campanas cada una, que se
sumaban a las seis de la torre campanario de la iglesia.39
En el siglo XIX, el médico y naturalista francés Martín de
Moussy recorrió el Paraguay entre 1855 y 1859, escribiendo
sobre la decadencia de los poblados jesuíticos en un apartado
de su extensa y conocida obra. De Santa Rosa destacó la
iglesia con su torre-campanario inconcluso, ornamentos e
imaginería ubicada en el coro, el altar mayor y sus siete
altares laterales. Pero también describió la Capilla de Loreto,
expresando: “A veinte pasos de la iglesia, hacia el este, un
pequeño edificio cuadrado y todavía en excelente estado de
conservación, rodea la capilla de Nuestra Señora de Loreto”.
Aunque con: “Las antiguas pinturas murales, deterioradas por
la humedad”. Señala además que por entonces estaba la
capilla de San Isidro, aunque en ruinas, a “500 metros hacia
el norte” (Rolón, 2007: p. 165), es decir detrás de la iglesia.
113 Unos años después, el brigadier Diego de Alvear publicó
algunas referencias del poblado, sobre todo alabando su
iglesia, pero no haciendo referencia a la capilla de Loreto
(Alvear, 1886: pp. 76-95).
Luego que Alvear visitó el pueblo y antes de publicar su texto,
se consumó un incendio en 1883 que destruyó la imponente
iglesia de tres naves, con sus retablos y altar mayor, además
de sus variados instrumentos musicales (Hernández, 1913, II:
p. 268). Hoy solo queda la base del inconcluso campanario y
la Capilla de Loreto, que por un tiempo hacía de iglesia del
pequeño poblado. Mientras que en 1904 se construyó otro
templo donde se colocaron en su fachada las pilastras del
desaparecido y se depositó uno de los altares laterales
ubicándoselo en lugar del altar mayor. Quizás ese altar era el
de la Capilla de Loreto.

39
AGN, Sala IX, 22-6-3, 1768.

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La silueta rectangular de la Capilla de Loreto se conservó con


su galería perimetral [Fig. 3]. Sin embargo, algunos autores
(Patiño Migone, 1976: p. 99) afirman que la galería es
posterior, basándose en una fotografía que tomó Liber
Fridman entre 1938-1946. Pero sospechamos que la realidad
es otra. Pues por ejemplo vemos claramente en los muros,
los huecos donde apoyarían las vigas de la galería que en
aquel momento parecían haber sido removidas [Fig. 4]. Al
igual que el revoque que luego se renovó, dejando a la vista
en las esquinas, las columnas estructurales de madera, como
se puede observar en la tradición arquitectónica jesuítico-
guaraní y también en la arquitectura civil paraguaya.
Figura 3: La Capilla de Loreto en la actualidad

114

(Fotografía Fernando Allen)

A su vez no debemos descartar que en las investigaciones


arqueológicas de la reducción de Loreto (Argentina), se
comprobó que su capilla de Loreto tenía una explanada con
galería (Funes, 1999, II: p. 137), lo cual esta última es un

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elemento arquitectónico muy común en Paraguay.


Casualmente es casi idéntica a la representación del gótico
tardío de Andrea di Litio en el fresco de la catedral de Atri (c.
1460), o como la réplica ubicada fuera del complejo del Sacro
Monte en Varallo, Italia (c. 1510-1514). La de Santa Rosa
posee un único ingreso con una antigua doble puerta tallada,
dividida en seis compartimientos donde destacan en el centro
los anagramas de Jesús de un lado y el de María en el otro,
además de la representación de la pasionaria o mburucuyá,
flor nacional de Paraguay. Sobre el dintel se ubica una rica
talla en piedra con el anagrama de María. Tiene una única
ventana en cuyo bajo dintel se inscribe “Ave Maria”, con
postigos tallados y rejas de madera.

Figura 4: Fotografía tomada entre 1938-1946

115

(P. Hugo Fernández Valiente)

Varias secciones de sus pinturas murarias interiores


desaparecieron y las primeras intervenciones a su favor
comenzaron en 1978 bajo la dirección del restaurador chileno

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Abel Buvinic, pero problemas con su vista dejaron la tarea


trunca. Luego de los frustrados reclamos e intentos para
proseguir las obras por parte del profesor Werner Bornheim,
conservador de monumentos del estado de Renania-
Palatinado (en alemán: Rheinland-Pfalz), tomaron a su cargo
la tarea el arquitecto y pintor asunceno Bernardo
Ismachowiez y el restaurador chileno Tito González Díaz,
quien también trabajó en la restauración de estatuas de San
Ignacio Guazú y Santiago.
En medio de estas obras, en 1981 se pavimentó la entrada al
pueblo hasta la plaza, año en que el Hermano Mateo renovó
el tejado de la Capilla de Loreto y completó parte del piso
imitando al original. También restauró puerta y ventana, y se
pintó el exterior de blanco, para finalmente dejarlo librado al
público como “Museo diocesano de Santa Rosa de Lima”.
Amén de su arquitectura mística, pues guarda proporción con
la original de Loreto, solo que adaptada al clima y materiales
de la región, posee una decoración soberbia manifestada en
los mencionados frescos y en las esculturas que se ubican en 116
su interior.

Pinturas murarias y esculturas

En los poblados guaraní-jesuíticos del Paraguay han


sobrevivido pocas pinturas murales, aunque según la
documentación de la época eran muy frecuentes. En este
caso en general, están compuestas de varias
representaciones que incluyen el milagro de la Santa Casa,
bajo un oscuro cielorraso artesonado con múltiples estrellas
doradas. El muro del naciente se compone de tres escenas
rodeadas por legiones de ángeles. La de la izquierda [Fig. 5]
muestra a una serie de ángeles adorando a Jesús, uno de
ellos lleva una cartela en forma de cinta donde se inscribe V.
C. F. (Verbum Caro Factum est40) y debajo otras con
inscripciones “mater admirabilis” (madre admirable) “Ecce

40
El Verbo se hizo carne (Juan 1, 14).

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Virgo” (He aquí una Virgen) y “Mater futuri saturisaeculi”


(Madre del futuro). En la parte central superior [Fig. 6] el
Padre Eterno que bendice a su Hijo que desciende a la Tierra
en una nubecilla luminosa. Hoy el Niño Jesús está borrado,
pero se distingue claramente en las fotografías que tomó
Liber Fridman en 1941, cuando halló la habitación llena de
estiércol (Sustersic, 2017: p. 178). Debajo de esta
representación se halla una borrada o quizás inconclusa
Anunciación. En la parte derecha del mismo muro [Fig. 7] se
halla una apoteótica aparición del Arcángel San Miguel y sus
ángeles venciendo y precipitando a Lucifer y los demonios al
abismo. Es decir que se representa el relato precedente al
instante del Anuncio. Es clara la mentalidad de un pintor
europeo, aunque hay varias pinceladas diferentes y sobre
todo el trazado de líneas que refuerzan los contornos de las
figuras (Sustersic, 2010: p. 140).
Figura 5: Serie de ángeles adorando a Jesús, uno de ellos
lleva una cartera donde se inscribe V. C. F. (Verbum Caro
117 Factum)

(Fotografía Fernando Allen)

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Figura 6: Padre Eterno bendice a su Hijo que desciende a la


Tierra en una nubecilla luminosa

(Fotografía Fernando Allen)

Figura 7: Apoteótica aparición del Arcángel San Miguel y sus 118


ángeles venciendo y precipitando a Lucifer y los demonios al
abismo

(Fotografía Fernando Allen)

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La escena de la Traslación [Figs. 8-9 y 10] se representa en


toda la pared del lado mayor. La Santa Casa, aquí se la
muestra en algunas ocasiones como la capilla que fue en el
momento de la Traslación. Es rectangular con techos de tejas
a dos aguas, con su puerta y solo a veces se le pinta el
campanario. En todo su recorrido no aparece la Virgen con el
Niño posada sobre ella y solo es llevada por un solo ángel. Lo
cual la convierten en una representación relativamente
desconectada de la tradicional iconografía lauretana europea.
Finalmente, en la parte posterior de la Casa, la última escena
se encuentra muy deteriorada, aunque se puede visualizar a
Jesús trabajando en la carpintería de San José ayudado por
ángeles y que están tallando estrellas, las mismas que se
colocaron en el techo de la Casa [Fig. 11].
Sustersic ha sostenido en varios trabajos que el conjunto es
“atribuido por la tradición” a Brasanelli y sus colaboradores
guaraní (Sustersic, 2017: p. 169), y nosotros, con los mismos
parámetros de análisis y también sin documentación que lo
119 certifique, relacionamos estas pinturas con las hoy tiznadas
de la cúpula de la iglesia de la Compañía de Jesús en
Córdoba, comparándola con singulares detalles como las
representaciones de los ojos, las manos y el resalte de las
figuras (Page, 2011: pp. 625-648).

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Figura 8: La escena de la Traslación se representa en toda


la pared del lado mayor

(Fotografía Fernando Allen)

Figura 9: La Santa Casa, aquí con campanario, llevada por 120


un solo ángel

(Fotografía Fernando Allen)

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Figura 10: Otra escena de la Traslación, aunque la casa sin


campanario

121 (Fotografía Fernando Allen)

Figura 11: Jesús trabajando en la carpintería de San José


ayudado por ángeles

(Fotografía Fernando Allen)

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Las pinturas son reforzadas en el mensaje, por las imágenes


talladas que producen una integración artística con el
significado del edificio. Se encuentran entre las tallas, Nuestra
Señora de Loreto [Fig. 12], que no es la imagen de vestir que
figura en los inventarios de la expulsión. Posee un singular
doble manto abierto, que no llega a cubrir el cuerpo del Niño
a quien dirige su mirada y emerge de su brazo, en tanto el
niño abre su brazo derecho en actitud de bendecir y el
izquierdo sosteniendo posiblemente un globo terráqueo que
ya no se encuentra.
La Inmaculada [Fig. 13] con su cabeza cubierta y la tradicional
mirada al cielo, con brazos extendidos, receptiva al
interlocutor, con gesto de alegría no solo por su rostro sino
con los pliegues de su túnica. Todas también obra del artista
Brasanelli41, incluso la miguelangelesca Piedad [Fig. 14],
aunque esta última –según Sustersic– correspondiente a su
etapa inicial, demostrando que entre ésta y las demás
esculturas hay un cambio de mentalidad en el artista y que
tampoco son las inventariadas en 1768. También podríamos 122
afirmar que claramente es otra mano, que lleva el dolor que
se expresa en el barroco en ambos rostros. Pero se distingue
La Anunciación [Fig. 15]que lamentablemente las capas de
estuco aplicadas en 1980 sobre el pan de plata le hicieron
perder no solo el modelado original sino también
transparencia y luminosidad en rostros y manos.
Fue Josefina Pla la primera que le adjudicó la autoría a
Brasanelli, aunque sin ninguna documentación, pero nadie
que la contradiga. Su singularidad se plasma en tres
representaciones: la Virgen María, el Arcángel Gabriel y la
paloma del Espíritu Santo. Mundos diferentes se encuentran
en este relato donde el mensajero celestial anuncia el gran
suceso a una joven mujer que lo recibe en su hogar terrenal.
Pero hay una clara utilización de códigos simbólicos y
visuales del mundo guaraní, traducidos en la simetría y la
frontalidad, además de la reiteración rítmica. De allí la

41
Obras detalladamente descriptas por Sustersic (2017: pp. 170-178).

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repetición de pliegues y cabellos que ostenta Gabriel, como


ícono sobrenatural guaraní. Por ejemplo, el paralelismo de la
estola, la túnica con pliegues aplanados, alas simétricas e
iguales, hacen que la escultura haya sido concebida para
visualizarse frontalmente, a diferencia de las
representaciones europeas que son casi siempre de perfil.
María representa el contraposto de la estética guaraní del
mundo sobrenatural, de allí su origen humano con ese manto
ampuloso que proviene de la tradición del arte de Bernini.
Pues el autor sabía concebir y llevar el mensaje artístico del
mundo natural y del poder espiritual y chamánico (Sustersic,
2010: pp. 140-142).
Figura 12: Nuestra Señora de Loreto

123

(Fotografía Fernando Allen)

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Figura 13: Inmaculada

124

(Fotografía Fernando Allen)

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Figura 14: Piedad

125

(Fotografía Fernando Allen)

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Figura 15: La Anunciación

(Fotografía Fernando Allen) 126

Conclusión: Un arte por el reconocimiento de la


otredad
Las tardías historias escritas del milagroso suceso de Loreto
con sus grabados fueron, al igual que las pinturas de la región
del Adriático, el prefacio a la conformación de una iconografía,
si se quiere experimental, hasta definirse a fines del siglo XVI.
En este sentido los jesuitas tuvieron especial interés en esta
devoción mariana, difundiendo y enriqueciendo su historia, y
dando a conocer sus propias interpretaciones, como Torsellini
(1597) y Gumppenberg (1657).
Se justifica en esto el marcado fervor del P. Diego de Torres
Bollo quien, en vísperas de ser designado primer provincial
del Paraguay y luego de su experiencia en el Santuario, llevó
el culto a cada rincón de América y en especial a la
jurisdicción paraguaya. Desde las iglesias de los colegios
emplazados en ciudades españolas hasta en los poblados

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guaraní cristianizados se expandió de diversas maneras,


como en la nomenclatura de pueblos, iglesias y cofradías,
hasta en la construcción de réplicas de la Santa Casa.
Lamentablemente solo nos han llegado los restos
arqueológicos de la capilla de Loreto del pueblo homónimo
(Argentina) y la que se conserva intacta en el antiguo enclave
de Santa Rosa (Paraguay). Se resume en ella una tipología
arquitectónica que se asocia con la pintura muraría y la
escultura, para obtener como resultado un testimonio artístico
único en esta amplia región donde actuaron los jesuitas. Pero
nada hubieran podido hacer los padres sin el talento guaraní,
del que tanto se jactaba, entre otros, el P. Antonio Sepp en el
exilio. Pues los mismos jesuitas europeos se nutrían de su
espiritualidad ancestral y de ese “estado de creatividad
profunda” como señaló Sustersic. Una sensibilidad de la que
se aprovecharon al principio los bandeirantes, después los
españoles y finalmente los criollos para perpetrar su
genocidio.
127 Ha perdurado el arte, a pesar de tanta violencia, como
testimonio y a la vez instrumento de intentar crear un mundo
mejor. Una de las mejores experiencias sociales de la
humanidad donde los jesuitas, a la vez que predicar el
Evangelio, velaban por la paz, espiritualidad y sobre todo la
supervivencia de los originarios americanos. Por su parte los
guaraní, al reconocer al otro (jesuitas) como individuo
diferente, revalorizaron su propia identidad. Sin entender ese
contexto no se puede explicar el arte jesuítico-guaraní.

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DOI: https://doi.org/10.47133/respy339022104
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 133-159
s

¿EN QUIÉN PIENSA EL SOLDADO?


WHO DOES THE SOLDIER THINK OF?
s

Aldo Jones1

Enviado: 3/9/2021
Aceptado: 17/11/2021

Resumen: La imagen del soldado paraguayo como guerrero valiente ha


sido incontestable, no obstante no ha recibido la debida atención desde la
historiografía. Por otra parte, los poetas han prodigado versos en su honor
y lo han descrito en una dimensión más terrenal. El trabajo aquí presentado
es, precisamente, un intento de conocer a este actor histórico a partir del
imaginario colectivo recogido de los versos del cancionero popular (y no tan
popular) paraguayo, versos que se volvieron canciones con menor o mayor
éxito de popularidad en diferentes momentos de la historia.

Palabras clave: soldado; música paraguaya; imaginario popular.

Abstract: The image of the Paraguayan soldier as a brave warrior has been
unanswerable, despite not having received due attention from
historiography. On the other hand, poets have lavished verses in his honor
and have described him in an earthlier dimension. The work presented here
is, precisely, an attempt to get to know this historical actor from the collective
imaginary collected from the verses of the popular (and not so popular)
Paraguayan songbook, verses that became songs with less or greater
success of popularity at different times in history.

Keywords: soldier; Paraguayan music; popular imaginary.

1
Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios - Paraguay
aldojones.aj@outlook.com
https://orcid.org/0000-0002-9905-6324
Aldo Jones

Los soldados: «un eslabón perdido»


Siempre fue así en esta provincia, primero
fue contra los portugueses, luego contra
los jesuitas, los indios, los ingleses, ahora
es contra los porteños, luego será contra
España, y después ya contra nosotros
mismos (...), los paraguayos siempre
estamos buscando contra quien
pelearnos.
Película Libertad

La bravura del paraguayo en batalla ha sido reconocida por


propios y extraños, desde los inicios de la nación, como
legado de los guarinihára (guerrero); los nacidos en estas
tierras, constantemente prestos para el combate y, a falta de
éste, para la guardia de frontera.
Desde tiempos milenarios, los guaraníes habían guerreado
contra feroces enemigos del Chaco, los guaicurú; de ahí que 134
el nombre con que se les conoce lleva explícito su don de
lucha, su ethos guerrero. Por algo, la primera petición hecha
por los carios a sus nuevos aliados, los españoles, es llevar
una guerra conjunta allende al río Paraguay a los feroces
mbayá (Susnik, 2011).
Los mestizos, al heredar estas tierras y la cultura guaraní,
también recibieron sus peligros, de tal manera que a lo largo
de la colonia e incluso en el periodo independiente, cuidar la
frontera de impredecibles malones, ataques guaycurúes y
guaraníes, era obligación de todo varón a partir de cierta
edad.
De acuerdo a Williams, «debido a que desde fines del siglo
dieciséis comenzaron las guerras con los indios y la amenaza
del expansionismo portugués, la provincia del Paraguay
estaba continuamente en pie de guerra» (2011, p. 49).

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¿En quién piensa el soldado?

El servicio militar, de esta manera, no consistía tanto en


acometidas bélicas contra diferentes naciones indígenas
(incluidos los propios guaraníes), y sí en el interminable turno
de centinela en los presidios (la mitad del año), como eran
conocidas las guardias fronterizas, o incluso en sus propias
comunidades, que no estaban exentas de peligro (ídem).
Esto, compaginaban con las labores agropecuarias, tal es así
que, asegura Rivarola, «el término campesino era entendido
como sinónimo de soldado» (2011, p. 33).
Por lo tanto, no debe extrañarnos que el llamado de la patria
siempre hubiese recibido respuesta tan satisfactoria desde
los más recónditos rincones de la geografía nacional y en
distintos momentos de la historia. Lo que sí resulta extraño es
que «la evocación de la epopeya se centre, mayormente en
los jefes superiores y oficiales, relegando al olvido a las
tropas» dado que «las victorias, las derrotas, los actos épicos,
las misiones de espionaje y abastecimiento fueron realizados
por los soldados» (Soto, 2013, p. 12). De hecho, según Soto,
135 «en medio de la considerable bibliografía al respecto de la
Guerra, pocos nombran a los soldados» (2013, p. 11). Es
más, asevera Capdevila que, «los excombatientes no se han
convertido en un lugar de memoria, como si el hecho de haber
sobrevivido fuera incompatible con el estatuto de héroes»,
resultando un «un eslabón perdido» (Capdevila, 2020, p.
133), al menos entre la guerra (Triple Alianza) y las siguientes
generaciones.
Antes que hacerles justicia, o algún homenaje siquiera, lo
que, a propuesta de Whigham, deberíamos pretender, «es
tratar de comprenderlos y de comprender su antiguo mundo
y su mentalidad» (2012, p. 34); claro que este sencillo ensayo
no está a la altura de tan elevado propósito. Aquí solo
queremos hacernos una pregunta: ¿en quién o en qué piensa
el soldado paraguayo?, la respuesta no parece fácil, ¿piensa
en la patria?, ¿en la gloria?, quizá. Sin embargo,
probablemente esto requerirá otra metodología, otras
fuentes. Por lo que quizás, algunos sentimientos “más
humanos”, más “asequibles”, merezcan igualmente nuestra
atención, seres queridos que ocuparon los pensamientos del

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soldado: una madre que espera, la novia, la vuelta a casa, la


muerte, etc. A pesar de que en el discurso nacionalista, madre
y patria se confunden, trataremos de entender si el soldado
(o el poeta) identificaba una con otra.
Pero en vez de analizar cartas personales, u otros
documentos, intentaremos descifrar el imaginario popular
traducido en arte; echaremos mano de aquello que por siglos
nos ha venido contando o, en todo caso, entonando nuestra
historia y describiendo nuestra idiosincrasia: la música
paraguaya. Aunque, claro está, la música también fue
animada en gran medida por la ideología nacionalista,
omnipresente en todo el siglo XX. Por algo, afirma Hobsbawm
(1998), que el último par de siglos es incomprensible sin la
terminología nacionalista, entre la que el amor a la patria
ocupa el lugar central; a esto añade Anderson que «los frutos
culturales del nacionalismo - la poesía, la literatura
novelística, la música, las artes plásticas - revelan este amor
muy claramente en miles de formas y estilos diferentes»
(1993, p. 200). 136
Polcas, guaranias, purahéi asy, compuesto o galopa, en
castellano, guaraní, o jopara, «el Paraguay es un país
eminentemente musical», afirma Szaran, herencia guaraní,
«el mestizo, portador en sus genes de esa musicalidad
primigenia, desarrolló nuevas formas de expresión musical y
abrazó la guitarra y el arpa, el canto y la danza introducidos
por los españoles, y los convirtió en elementos vitales de su
existencia» (Szaran, 2010, p. 411), desde su nacimiento
hasta su muerte, asegura.
Especialmente un sinnúmero de polcas y purahéi, y unas
pocas guaranias se ocuparon, con menor o mayor éxito de
popularidad, de describir el sentir más íntimo de aquellos
hombres dispuestos a morir por sus creencias, pero que
llevaban muy presentes a las mujeres de sus vidas, madre y
novia o esposa, a quienes expresaban sus ansias de volver,
ya sea desde el frente de batalla, ya sea del servicio en
tiempos de paz.

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¿En quién piensa el soldado?

Sin pretender agotar los temas musicales dedicados a los


soldados y sus familias, se escogen aquí algunos de los más
representativos, desde los más antiguos hasta los más
recientes, con el fin de dilucidar quién o quiénes le hicieron
competencia a la patria en el pecho del guerrero. Aclarando
que lejos está del ánimo del autor la intención de idealizar la
figura del soldado, a fin de cuentas, el terreno de lo íntimo, lo
personal, por lo general es insondable, sin mencionar los
episodios de guerra que no acostumbran a salir a luz (Kalisch
y Unruh, 2018).
Así como muchos estaban íntimamente convencidos de que
ofrecer la vida por la patria era el más alto honor, así también,
podemos suponer que estaban quienes tenían como único fin
sobrevivir a una guerra sin sentido (si acaso alguna la tiene),
ya sea paraguayo, boliviano o europeo. Precisamente,
Hobsbawm, nos recuerda las expresiones de un soldado
durante la Segunda Guerra Mundial: «¡Morir por la patria, por
una idea! (...) No, eso es una simpleza (...) De lo que se trata
137 es matar» (2018, p. 101).
Por lo que, por el momento, nos ocuparemos del imaginario
colectivo expresado en el cancionero popular paraguayo, es
decir, el soldado visto, oído, sentido o imaginado por los
poetas populares (y cultos). Los versos van apareciendo no
por canción sino que aparecen mezclados por la temática o
los diferentes momentos en la vida de un soldado que se
hallan en las canciones: el servicio, la movilización, la
despedida, de madre a madre, desde el frente, el jefe, la
muerte, la posguerra.

El servicio
Si hay un servicio al que el Paraguay le debe su propia
existencia desde su génesis, es «la onerosa obligación militar
que los vecinos tributaban a la Provincia» (Cooney, 2013, p.
81), y cuanto más se expandía el costo se elevaba, por
ejemplo «la protección del norte era tanto una defensa de la

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economía paraguaya y de los ingresos estatales» según


Cooney (2013, p. 79).
Durante la colonia, el paraguayo debía dedicar gran parte de
su tiempo (unos seis meses al año), su energía y recursos
propios para cuidar los presidios, yerbales y estancias,
durante gran parte de su juventud y vida adulta, «de 16 a 45
años», según Cooney (Cooney, 2013, p. 81). Aquello fue
reemplazado por los cuarteles, donde el recluta debía cumplir
dos largos años de su juventud, sufriendo todo tipo de
penalidades y vejámenes, sin embargo, esto tenía su razón
de ser y su recompensa. No obstante en los últimos años ha
sido tema de debate público por las muertes de niños
soldados en los cuarteles en plena era democrática2.
La vuelta del cuartelero era motivo de jolgorio para familiares
y amigos, tal es así que este significativo hecho mereció una
polca, Reju jeývo cuartélgui3 (a tu vuelta del cuartel), que con
gran emotividad describe la alegría y el orgullo del hogar:
Reju jeývo cuartélgui, rovy’a ndereheve,
(a tu vuelta del cuartel) 138

ao reservistamíre, netapỹime reguahẽ,


(con uniforme de reservista, llegas a tu hogar)
paraguayo nderekópe, recumplipáma deber,
(como paraguayo, has cumplido el deber)
bajo el manto de la patria, ku bandérare ha’e.
(bajo el manto de la patria, a la bandera me refiero)

2
https://www.ultimahora.com/servicio-militar-jovenes-repudian-presencia-menores-
cuarteles-n2791473.html
3
https://www.youtube.com/watch?v=1Uw1zMB_dgA

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¿En quién piensa el soldado?

Deja en claro, aparte de la dicha, en especial de la madre,


que este sacrificio es en cumplimiento del deber, además,
el glorioso uniforme, remondepáma ndeave,
(el glorioso uniforme, lo has vestido también)
nde symi avei vy’águi, hesay anga oñohẽ,
(tu madre también, de alegría lloró)
opu’ã nderovasa, ha neañuã tuichaite.
(se levantó a bendecirte, y un fuerte abrazó te dio)

Una firme creencia, arraigada hasta hoy en la mentalidad de


mucha gente, es que el muchacho “no será hombre” hasta
conocer el cuartel, solo a su regreso «pe kuimba’e atyhápe
reimekuaáma ndeave» (te has ganado un lugar entre los
hombres); recién entonces oiko ichugui kuimba’e (se vuelve
hombre), cual ritual de iniciación. Al cuartel también se
asocian valores como el respeto o el patriotismo a lo largo del
tiempo.
139 Otra protagonista en el alma del conscripto indudablemente
es la doncella que lo estaba esperando: «oime avei ne novia,
nde rehejava’ekue, de centinela reimévo, nemandu’áva
hese» (está tu novia también, aquella que dejaste, y a quien
recuerdas cuando de centinela estás).
El iteño Cleto Bordón, quizá por propia experiencia, nos
cuenta en Cuartelero purahéi4 (Canción del cuartelero) que,
precisamente ella, ocupa mucho tiempo y espacio en la mente
del soldado, tanto es así, que nos da a entender que dos
años, enclaustrado, son eternos.

4
https://www.youtube.com/watch?v=Ao7KmN9UAXM

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Le escribe unos versos estando de centinela en el cuartel


Che centinela, cuartel rokẽgui
(mi centinela, desde la puerta del cuartel)
ndéve amondóta che purahéi
(a ti te mando mi canción)
Chéko, che prenda, nderechaségui,
(por verte, prenda mía)
ajuguivénte ndavy’avéi,
(estoy triste desde que llegué)
Upe dos años ndakubrivéima,
(dos años que no pienso cumplir)
aha jeývo, che tupãsy.
(sin verte Virgen mía).

Desertar ya no parece tan reprochable.


Estar tan lejos de la amada hace que la reclusión parezca una
prisión: «ko’a cuartélpe, jaula ruguápe, ko’ẽko’ẽre 140
rohayhuve» (en este cuartel, como enjaulado, cada día te
quiero más), y la preocupación por lo que puedan causar el
tiempo y la distancia en la relación, «nahi’ãi chepore’ỹnguépe,
aha ajuhu che rekoviare» (ojalá en mi ausencia, no me
encuentre con mi sucesor), por lo que le ruega,
«chera’arõkena, che la reina, ani, querida, chembotavy»
(espérame, reina mía, querida no me engañes). La
preocupación se justifica quizá por la tierna edad de ambos,
ya que él reconoce que en esos dos años «che conscripición
ko’ápe ambotývo, nde upe aja nekuñataĩ» (cumpliendo aquí
mi conscripción, te has vuelto una señorita); acaso el primer
amor.

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¿En quién piensa el soldado?

La movilización
Una vez que cumpla este tiempo de entrenamiento, pasará
a ser reservista, que se define como la «persona que, sin
tener una relación de servicios profesionales con las fuerzas
armadas, puede ser llamada a incorporarse a estas»5.
Cuando hablamos en plural diremos, como Emiliano R.
Fernández, Reservistaita6 (Reservistas), una magnífica oda
como solo el incomparable vate guarambarense pudo haber
hilvanado.
En plena movilización para la guerra del Chaco, el Poeta por
antonomasia, utilizó sus recursos poéticos que, sazonados
con un fuerte nacionalismo, en boga en ese momento,
empieza a identificar al enemigo común, a «la mala gente»,
los guaicurú. Pero también a identificar al paraguayo con el
guaraní.
Yo soy la reserva de mi patria amada,
¡cuán idolatrada che retã omimbi!
141 (¡Cuán idolatrada mi patria fulgura!)
yo me voy al Chaco para defenderte,
de la mala gente, raza guaraní.

El llamado es para todo el país, pues la causa es nacional,


este soldado llama la atención por el agravio infligido por el
enemigo con el asesinato de un soldado paraguayo, así que
van Rojas Silva Rekávo7 y vengar su muerte:

5
Diccionario panhispánico del español jurídico.
6
https://www.youtube.com/watch?v=8TnTq8t3tZI
7
https://www.youtube.com/watch?v=1Z-SDC4D3h4

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¡Jaku’éke, Paraguái, oguahẽmako la óra!


(¡A movernos, Paraguay, ha llegado la hora!)
jahamívo jaheka, Rojas Silva retekue,
(de ir a buscar, el cadáver de Rojas Silva)
ñavengáne katuete, umi cobarde ojapóva
(hemos de vengar, lo hecho por esos cobardes)
anichéne guaikuru, opuka ñanderehe.
(los guaicurúes, no han de burlarse de nosotros)

Son conscientes de lo que dejan atrás, la familia, «taheja che


ru, che sy, taheja opa ahejáva» (he de dejar a mi padre, a mi
madre, he de dejar todo); y de lo que les espera, «ko che retã
rayhupápe tamanójepe cheave» (aunque muera por amor a
mi patria); pero están dispuestos al sacrificio, por lo que
«ikatúnte ore renói, para este sacrificio, ore jyva na’ikangýi si
la patria oikotevẽ» (estamos dispuestos, para este sacrificio,
nuestros brazos no desfallecen si la patria necesita).

142
La despedida
Más de una esposa habrá preguntado a su marido, ¿por qué
te tienes que ir? «ahayhúgui che retã, che larréina rohejáta»
(porque quiero a mi patria, reina mía te dejaré), ha sido la
respuesta del paraguayo, bastante parco a la hora de
expresar su sentir.
Es difícil imaginar, si no se ha pasado por similar experiencia,
la partida de alguien que no tiene garantía alguna de volver,
desde luego que el guerrero dirá a su Che larréina8 (Reina
mía), «ikatúnte aju jey, ndahái katuete amanóvo» (es posible
que vuelva, no voy a una muerte segura), por lo que le ruega,
«ndékena chera'arõvo, siempre firme nde poty» (tú, florece
firme mientras me esperas).

8
https://www.youtube.com/watch?v=jbL1cdvn7vM&t=11s

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¿En quién piensa el soldado?

En una misma estrofa empiezan a conjugarse madre y patria,


como consuelo a su madre le garantiza que la patria es tan
grande como ella misma y que, «como buena gente», debe
acudir al llamado de la patria, dejando en claro quiénes son
los “buenos” y quiénes los “malos”.
Joya de mi alma, madrecita buena,
apaga tu pena, ani nerasẽ,
(apaga tu pena, no llores)
porque soy soldado de este Paraguay,
na’imbojojahái, che sy, nde jave.
(incomparable, madre mía, tal como tú)
Ya suena el clarín de esta patria mía,
ya aclara el día, ¡mamita, adiós!
tu hijo ya parte como buena gente,
un beso en tu frente péina ojaitypo.
(un beso en tu frente deja anidado)
143
Sin embargo, la muerte también es una posibilidad cierta,
por lo que el consuelo para la madre consiste en la única
promesa que puede cumplir.
El día que me muera sobre la trinchera,
mamita, nde réra arahava’erã,
(mamita, tu nombre he de llevar)
ha umi cheirũnguéra tomombe’u ndéve,
(y mis camaradas te contarán)
nememby soldado mamópa opyta.
(dónde se quedó tu hijo soldado)

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Ante esta aciaga eventualidad, nombra un sucesor como el


hombre de la casa, evidencia de un hogar monoparental, una
norma en nuestra cultura.
Ndajuvéirõ sapy’a, chembokuárõ boliviano,
(Si acaso no vuelvo, si me dan los bolivianos)
ku michĩvéva che hermano, topyta cherekovia,
(mi hermano más pequeño, quedará en mi lugar)
nemomaiteiva’erã, imitãramo jepe,
(para honrarte, a pesar de su niñez)
tankargámandi chupe, ndajuvéiramo guarã.
(se lo encargo, por si no vuelvo)

Por otro lado, a la novia la deja ilusionada con un regreso


«cubierto de gloria» de su hombre, heroico, honorable.
Muchacha, adiós porque ya me voy,
en el Chaco estoy donde me llamó,
y vendré un día como en la historia, 144
cubierto de gloria ko che corasõ.
(cubierto de gloria este mi corazón)

Finalmente le pide que no llore, también deja un recado a su


devota madre, un último pedido, la bendición:
Ndaipotáinte, che kamba,
(no quisiera, morena mía)
chemyakỹ nde resaýpe,
(que me bañes con tus lágrimas)
aipotánte ere che sýpe,
(solo dile a mi madre)
heta tacherovasa.
(me prodigue su bendición)

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¿En quién piensa el soldado?

De madre a madre
Abrimos un paréntesis para saber en quién piensa la madre
del soldado, porque, a fin de cuentas, como expresa
Francisco Russo, el juglar del heroísmo paraguayo: «¿Qué
posibilidades hay de que yo cante a un soldado, al soldado
paraguayo que estaba en el Chaco, en la guerra de la Triple
Alianza, qué posibilidades hay de que exista el soldado si no
hay una madre detrás?»9.
La mujer paraguaya, «la más gloriosa de América» (papa
Francisco), es mariana, al menos en su gran mayoría, su
primer refugio ante cualquier adversidad es María; Tupasy del
Campo es un ejemplo, pero es Tupãsy Caacupépe10, de Félix
Fernández la que nos revela esa relación especial.
Una vez destinado el hijo en los dominios de Ares, la
agobiada madre pondrá todas sus esperanzas en la única que
verdaderamente comprende su dolor, porque «nde aveíko
sy».
145
Che diosa, che Tupãsy, la Virgen Caacupé,
(Mi diosa, mi Madre de Dios, la Virgen Caacupé)
eñantende cherehe, porque nde aveíko sy,
(atiende mi súplica, porque también tú eres madre)
erekóva ne memby, omanóva kurusúre,
(que tienes a tu hijo, muerto en la cruz)
yvypóra ohayhúre, ¡rejajáiva Tupãsy!
(por amor a la humanidad, ¡Bella Madre de Dios!)

Pero no solamente porque sea una relación de madre a


madre, sino que es un tú a tú entre dos madres sufridas. Una
perdió a su hijo por la humanidad, la otra está a punto de
perder a su retoño por su patria. Su objetivo es claro:

9
En el Festival Vapor Cue 2016
10
https://www.youtube.com/watch?v=ox1AzUwo6jQ

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Aipota rejesaupi, porque che aveíko sy,


(Quisiera que me mires, pues madre también soy)
arekóva che memby, Chacopýre gueteri.
(mi hijo todavía, en los confines del Chaco está)

No duda en contarle a la madre común los detalles de aquel


día en que vio partir a su hijo.
Tupasy, chemandu’a, guyramímako oñe’e,
(Madre, recuerdo, el trinar de las aves)
pe lunes pyhareve, che memby pako opu’ã,
(aquella mañana de lunes, levantóse mi hijo )
hatãite che añuã, chejopými ijehe,
(con fuerza me abrazó, me apretó contra su pecho)
ha che apysápe oñe’ẽ, ¡ja ahámako, mamá!
(y a mis oídos susurró, ¡ya me voy, mamá!)

Imposible que no se conmueva aquella que mejor que nadie


sabe cómo se siente un hijo arrebatado. 146
Aunque también le relata esperanzada las palabras vertidas
en una carta por su hijo desde el frente de batalla. Como es
de esperarse, el techaga’u (añoranza) es grande y, por último,
ella deja la promesa implícita de una nueva peregrinación
hasta La Virgen, cuando él vuelva a casa.
Irreténgui akokuehe, oscrivi chéve ipaha,
(desde su retén hace poco, me escribió por última vez)
oiko porãitenteha, icártape omyanyhẽ,
(que estaba muy bien, me contó en su carta)
techaga’úmanteje, ipy’áre ojapokói,
(que solo la añoranza, inquieta a su alma)
pero ikatúnte vokói, tupãsyre rojere.
(pero es posible que muy pronto, visitemos a la Virgen)

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¿En quién piensa el soldado?

Quemil Yambay, el otro gran poeta popular, imagina, tanto a


los que que han terminado su servicio como a los que han
sobrevivido a la guerra: «aguerohoryetereínteko ko’ã karia’y,
ocumplipa pe idever ha hysyijoa oho hikuái Tupãsy Caacupe
rendápe»11 (me alegra ver a estos jóvenes que habiendo
cumplido su deber se van junto a la Virgen).

Desde el frente
Una vez en el lejano e inhóspito Chaco Boreal, el que viste
verde'o (verde olivo), cuando no esté bajo fuego enemigo su
pensamiento estará en el hogar, al final de una dura jornada,
Reténpe pyhare12 (De noche en el retén), a falta de papel y
tinta, será el viento, aparte de único testigo, «ne añoitéko
yvytumi cherecha ko pyharépe» (solo tú, brisa, me ves esta
noche), el mensajero que hará llegar «che symi ha che chína
akãngytápe, reguahê repurahéi che retén poty ryakuã» (hasta
donde las almohadas de mi madre y mi china, llégate a cantar
147 el aroma de mi retén).
Volviendo al relato de aquel centinela, bajo un frondoso
guayacán, en una amena charla con la brisa, hará mención al
dantesco espectáculo que ofrecían los enfrentamientos entre
dos ejércitos de países hermanos.
Angete péina ahendu, Pilcomayo rembe'ýpe
(recién escuché, desde las orillas del Pilcomayo)
ihu'úva ramoguáicha, cañón pu sunu yvyguy
(como grave tos, el rugir de los cañones)
hakukue ku oguahê, ñaimehápe ka'aguýpe
(el aire caliente, se llega hasta aquí)
ha upévante ko hína, omboryrýiva upe yvy.
(es solo eso, lo que estremece el suelo)

11
Verso introducido en su interpretación de Reju jeývo cuartelgui.
12
https://www.youtube.com/watch?v=4ZnGQBjNDrE

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Aquello dejaba una honda impresión en cualquier soldado, de


cualquier época, por valiente que fuera; tal es así, que años
después de la Guerra Guasu, convertido en Tujami13 (viejito),
recordará con lujo de detalles las lides libradas, en aquella
ocasión, con su «camiseta pytã'i» (camisas rojas), contra tres
ejércitos, «upéva upe ñorairõ arekóva cheresápe» (aquella
batalla estremeció mi corazón).
Ñaimo’ãnte aipo juicio, oitypátava pe ára
(pareciera que aquello, derrumbaría el cielo)
upe piña ha metralla, amandáucha okukúi
(piñas y metrallas, como granizos caían)
camiseta pytã’i, ndoikuaávai aichejárã
(los camisas rojas, no conocieron piedad)
ha upe ore artillería, mbovymi ndopytu’úi
(y nuestra artillería, un momento no descansó)

Este testimonio, dado «laurelmi jero'aguýpe» (bajo un laurel),


se refiere a uno de los episodios más épicos de la primera 148
guerra internacional del país, es tan impactante que sin duda,
«oitypeká che korasõ» (conmocionó a mi corazón).
De nuevo en la guerra del Chaco, aprovechará la ocasión
para hacer gala de su arrojo en aquella árida tierra,
garantizando a su novia, galanteo de por medio, que atrapará
al tristemente «famoso Tejerina», uno de los primeros
protagonistas de esta tragedia14, insospechada en aquel
momento, prometiéndole que «inambikuéko, che china,
ndéve ahechaukava’erã» (su oreja he de mostrarte, china
mía). Oportunamente, Whigham (2021) acaba de aclararnos
que cortar orejas no pasó de ser una maliciosa leyenda
propagada en la prensa aliada durante la decimonónica

13
https://www.youtube.com/watch?v=75GT43aQlg0
14
Durante la toma del fortín Sorpresa, uno de los episodios antes de la guerra del
Chaco, el soldado boliviano Tejerina, ultimó al teniente paraguayo Rojas Silva.

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¿En quién piensa el soldado?

conflagración internacional, leyenda que bien supo


aprovechar Emiliano.
A menudo hará uso también de su agudo sentido del humor,
por ejemplo en Fortín Toledo15:
Ojetyvyro ha oguerahauka
(se sacudió y remitió)
encomiendami a los bolivianos
(una encomienda a los bolivianos)
Paraguái regalo irambosaguã.
(regalo de Paraguay como desayuno)

Por último, aprovechando la gentileza del yvytu (viento/brisa),


un favor final, el pensamiento recurrente, las dos mujeres de
su vida:
Ehasátarõ, yvytu, erahami chéve rehóvo
(si vas a pasar, brisa, llévate contigo)
chetupanói che symíme, iñangapyhy haguã
149
(mi pedido de bendición a mi madre, para su sosiego)
ha emombe'u ichupe, che resãinteha aikóvo
(y cuéntale que estoy bien)
che la réinape katu, mbeguemi eñañuã.
(y a mi reina, mi abrazo hazle llegar)

El jefe «Presente che ruvicha»


El soldado, valiente o cobarde, necesitaba la figura del jefe,
más que sus órdenes, su ejemplo.
El subordinado observa constantemente a su superior, es el
espejo en el que se mira, y espera de él la misma entrega, el
mismo sacrificio, de ser así, ello le será reconocido por

15
https://www.youtube.com/watch?v=KpDV4d87FCQ

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generaciones, «nde réra oime yvate historia ombojegua» (tu


nombre está en lo más alto, engalanando la historia).
De esta manera, aquel Veterano del 7016, recordará a uno de
sus comandantes (Bernardino Caballero),
Upéro ore ruvicha Centauro de Ybycuí,
(era nuestro jefe, el Centauro de Ybycuí)
heta hague ndokevéi, hesárehe ojekuaa.
(que no duerme más, delatan sus ojos)

Durante la Batalla de Piribebuy17, una de las más


significativas entre tantas de aquella danza de muerte, como
la tituló Whigham, otro comandante con el mismo apellido, el
malogrado héroe Pedro Pablo Caballero enfrentaba la
muerte,
Ha ñande poyvi, Caballero pópe, plázape oĩ
(nuestra bandera, en manos de Caballero, en la plaza está)

nañentregái che, he’imavoi, ápe tamano 150


(no me rindo, expresó, muero aquí)

Hijo del primero, comandante de los pynandi (descalzos) en


la fratricida Revolución del 47, el también general Caballero,
más conocido como Pancholo18, será inmortalizado con una
página musical tan bella que, los aduladores de Stroessner,
también veterano del Chaco, quisieron apropiársela para el
dictador.

16
https://www.youtube.com/watch?v=qrb12KwIDVE
17
https://www.youtube.com/watch?v=CGCD2myx384
18
https://www.youtube.com/watch?v=xp_HGoUw1Vw

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¿En quién piensa el soldado?

Péina ipoty iko’ẽvo, purahéi ndéve guarã


(he aquí florece, una canción para ti )
nderekove ipotĩgui, centauro ñemoñare
(por tu vida ejemplar, hijo del Centauro)

Si con esta canción se le reconocía su condición de mecenas,


ya con grado de general, incluso ministro,
mandu’ápe oikova’erã, nderéra, mi general
(en el recuerdo vivirá, tu nombre, mi general)
tesaráipe ndoikovéima, nomanovéima va’erã
(nunca será olvidado, no morirá jamás)

En esta otra, sin embargo, se recuerda su actuación en el


Chaco, y no solo a él:
Mi comando Irra, hendive Brizuela
(Mi comandante Irrazábal, Brizuela con él)
mokõivevoi aña mbaraka
151 (los dos endiablados)
ha león chaqueño ijekerekuéra
(y el león chaqueño a su lado)
mayor Caballero ore ruvicha
(el mayor Caballero, nuestro jefe)

Pero no todos fueron militares, el Capellán Pa’i Pérez19, el


mejor ejemplo de ello.
¡Néike!, ¡néike!, lo mita, ¡la bandera defender!
(¡vamos!, ¡vamos!, muchachos, ¡la bandera defender!)
Pa'i Pérezma he'i, es la voz del capellán
(ya lo dijo el padre Pérez, es la voz del capellán)

19
https://www.youtube.com/watch?v=760CWfHHDt4

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El jefe que se haya granjeado el respeto y el reconocimiento


del soldado siempre recibirá satisfactoria respuesta en cada
llamado al combate.
La corneta ollama ¡a la carga otra vez!
(llama la corneta, ¡a la carga otra vez!)
Hi’angue orresponde, ¡presente, che ruvicha!
(solo su alma responde, ¡presente, mi comandante!)

Incluso aquellos que perecieron en las guerra intestinas del


Paraguay, por ejemplo un 18 de Octubre20 serían
recordados:
Ha omano ñorairõ hápe, Machaín ojejuka
(y murió en la batalla, mataron a Machaín)
por la gloria de la patria y el Partido Liberal

Claro que este sitial de gloria ha sido reservado para unos


pocos, la gran mayoría tendrá suerte si obtiene una
peregrina cruz de soldado desconocido. 152

La muerte
Los treinta mil ausentes que reclamó Josefina Plá, no
pudieron contar sus interminables historias al término de la
contienda fratricida. Pero quizá sepamos algo más sobre ellos
que el simple hecho de que no volvieron.
Si la vida tiende a ser frágil, en el fragor de la batalla lo es
mucho más. El legendario Regimiento siete (Gabriel Resquín)
perdió a uno de los suyos en uno de los tantos asaltos
enemigos, una pérdida como la del teniente Norberto Benítez
no pudo pasar desapercibida, al contrario, «opyta en la
historia ha’e la imano» (su muerte quedó en la historia).

20
https://www.youtube.com/watch?v=mS4COSYC1QY

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Upégui a las 11 de ese mismo día, teniente benítez,


(Luego a las 11 de ese mismo día, el teniente Benítez )
ikorasõmíre oñandu la muerte, vaicha opoko,
(sintió que la muerte tocaba su corazón)
upérõ ha’e, omanda asalto ja ipahamínte,
(en eso, ordena un asalto por última vez)
oñandupaite la hekovemi upépe oso.
(sintió que la vida se le iba)

El subalterno que narra esta dolorosa muerte no nos dice


mucho sobre su jefe, aparte de su valentía; no obstante, se
dirige a la madre del héroe caído para darle consuelo, como
si aquello fuera posible.
Ha, doña Andresa, erúke consuelo, pe necorasõme,
(Doña Andresa, dale consuelo a tu corazón)
upe nememby, ohóma yvápe opytu’u haguã,
(tu hijo, ha ido al cielo para descansar)
153 peteĩ angelmícha, hi’álma oikéne, en el paraíso,
(como un ángel, su alma ha de entrar, en el paraíso)
porque por la patria, kuimba’e añetéicha, hekove oipe’a
(porque por la patria, como hombre, su vida ofrendó)

Para aliviar ese dolor que solo las madres pueden sentir, el
mensajero arguye la honorable muerte del que «cayó
defendiendo su legal derecho en lugar lejano», y que a
diferencia del sandia yvyguy (sandía escondida/desertor),
que aseguró su vida y perdió el honor, su hijo «nomotĩri iválle
ha icompueblano» (no deshonró a su pueblo y a sus
compueblanos).

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«Ñorairõ opáma» (terminada la guerra)


Felix Fernández nos cuenta lo que pasó luego de
interminables y cruentos años, en su Reservista purahéi21
(canción del reservista), nos asegura que el que vuelve es
porque «tekovevai ndajeko hosãva, ha uperehae anga
namanói» (mala hierba nunca muere, tan solo por ello sigo
vivo).
Así como fue difícil imaginar la partida, tampoco será fácil
hacerse una imagen de la llegada del bienamado. Tantas
cosas habrán pasado por la cabeza del hombre que no
debería sorprendernos que lo primero que le expresa a su
amada es un reclamo: «ndéje haimete nachera’arõi» (al
parecer casi no me esperas).
Y de ser ciertas las acusaciones, no es para menos, ya perdió
tres años de su vida, estuvo a punto de perder la vida, ahora
le cuentan que por poco no le fue arrebatado su hogar.
Karia'y ñaña nemomorãséva
(Un hombre sin honra, tu admirador)
154

je oguahe nderópe ka'arupytũ,


(se llegó a tu casa de noche)
ha nde haimete remombo che réra
(y tú casi desprecias mi nombre)
ha remondoho ñane mborayhu.
(y quiebras nuestro amor)

21
https://www.youtube.com/watch?v=13zZCWU_-e4

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Al mismo tiempo que le recuerda su promesa


Nanemandu'áipa raka'e upépe
(No recuerdas acaso, cuando)
ku pyharevépe santomi rovái
(aquella mañana, frente a los santos)
eréramo chéve, che páy ha che képe
(me decías, que ni en tus sueños)
nde rekoviarã ndajuhu va'erãi.
(me habrías de cambiar)

Comprobado que solo fue un mal sueño, una pesadilla quizá,


él se rinde a sus pies al encontrarla tal como la recordaba:
«péina rojuhu jepiverõguáicha, rasa nderory, akói cherayhu»
(sin embargo te encuentro, demás alegre, y tu cariño de
siempre). Prueba de su vida compartida antes de la guerra le
pide, «ere aipo jaguápe, nde reikuaa háicha, oúmaha ijára,
anive oguahu» (dile a aquel perro, a tu manera, que su amo
155 ha vuelto, que deje de aullar), acaso otro miembro de la
familia emocionado que no paraba de ladrar.
Finalmente, frente al mismo altar donde se juraron amor
eterno, «santomi» como testigo, la fuerza del amor quiso sus
votos renovar.
Ñorairõ opáma, háime ndaroviái,
(terminó la guerra y no puedo creer)
ja ñaime jeýma, ñande oñondive,
(que estemos juntos de nuevo)
ñande rogamíme, santomi rovái,
(en nuestro hogar, frente al altar)
ñañopê ojuehe, ñande rekove.
(regalarnos nuestras vidas)

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Conclusión
Las canciones, sean polcas, guaranias o purahéi asy, más o
menos cultas, de mayor o menor popularidad, vigentes o no,
describen al soldado en diferentes momentos de su carrera o
servicio militar. En esta descripción, desde la óptica del poeta,
algunos de ellos, soldados también, es posible entrever una
dimensión humana, que la literatura histórica no suele recoger
íntegramente.
Se evidencia en estos versos, que el soldado, amén de que
debía afrontar balas y arremetidas del enemigo, o la muerte
misma, sobre todo, debía soportar lo insufrible, una
despedida, la distancia, la incertidumbre, el olvido.

156

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Referencias
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en la Colección Paraguay Contemporáneo. Editorial Sb.
Buenos Aires .
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1870. Barcelona. Crítica
▪ ___________. 2018. Historia del siglo XX. Crítica. Buenos
Aires.
▪ Kalisch, H.; Unruh, E. 2018. ¡No llores! La historia enlhet
de la guerra del Chaco. Asunción y Ya’alve-Saanga:
Centro de Artes Visuales/Museo del barro,
Nengvaanemkeskama Nempayvaam Enlhet y Servilibro.
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▪ Susnik, B. 2011. El Rol de los Indígenas en la Formación y
en la Vivencia del Paraguay. Asunción.
▪ Szaran, L. 2010. Historia de la música. En: Telesca, I.
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▪ _________. 2007. Diccionario de la Música en el
Paraguay. Edición de la Jesuitenmission Nürnberg.
Alemania.

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▪ Cooney, J. 2013. Milicia, Estado y sociedad en Paraguay.


El camino a 1813. En: Telesca, I.; Brezzo, L.; y Caballero,
H. (coord.). Paraguay 1813. La proclamación de la
República. Taurus. Asunción.
▪ Whigham, T. 2012. Fruto de violencia y sacrificio: El
nacionalismo paraguayo y la guerra de la Triple Alianza.
En: Casal, J. y Whigham, T. (edit.). Paraguay: El
nacionalismo y la guerra. Actas de las Primeras Jornadas
Internacionales de Historia del Paraguay en la Universidad
de Montevideo. Servilibro/Universidad de Montevideo.
Asunción.
▪ __________. 2021. Las «atrocidades» paraguayas en
Mato Grosso en 1865 y la necesidad de una consideración
más racional del pasado https://www.abc.com.py/edicion-
impresa/suplementos/cultural/2021/05/16/las-atrocidades-
paraguayas-en-mato-grosso-en-1865-y-la-necesidad-de-
una-consideracion-mas-racional-del-pasado/
▪ Williams, J. H. 2011. Desde la mira del fusil: algunas
observaciones acerca del Dr. Francia y el militarismo
paraguayo. En: Whigham, T. y Cooney, J. (comp.). El 158
Paraguay bajo el Dr. Francia. Biblioteca Bicentenario
Educativo. El lector. Asunción.

Canciones analizadas
▪ Reju jeývo cuartélgui, de Braulio Saldívar Bareiro
▪ Cuartelero purahéi, de Cleto Bordón
▪ Reservistaita, de Emiliano R. Fernández
▪ Rojas Silva Rekávo, de Emiliano R. Fernández
▪ Che la Reina, de Emiliano R. Fernández
▪ Reténpe pyhare, de Emiliano R. Fernández
▪ Tujami, de Emiliano R. Fernández
▪ Fortín Toledo, de Emiliano R. Fernández
▪ Tupasy Caacupépe, de Félix Fernández
▪ Reservista Purahéi, Félix Fernández

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¿En quién piensa el soldado?

▪ Regimiento siete, de Gabriel Resquín


▪ Veterano del 70, Pérez-Peralta
▪ Batalla de Piribebuy, Ídolos de Piribebuy
▪ 18 de octubre, de Policarpo Artaza
▪ Pancholo, Aníbal Lovera Talavera
▪ Capellán Pa’i Pérez, Luis Alberto del Paraná

159

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El gimnasio paraguayo
https://imagoteca.com.py
DOI: https://doi.org/10.47133/respy339022105
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 161-201
s

RAFAEL BARRETT Y LA LITERATURA


MENOR: REFLEXIONES DELEUZE-
GUATTARIANAS A LA LUZ DE LAS
PROBLEMÁTICAS DEL
NOVECENTISMO PARAGUAYO
RAFAEL BARRETT AND MINOR LITERATURE:
DELEUZO-GUATTARIAN REFLECTIONS IN LIGHT OF
THE PROBLEMS OF PARAGUAYAN NOVECENTISMO
s

Raúl Acevedo1

Enviado: 13/10/2021
Aceptado: 18/12/2021

Resumen: Iniciador de la literatura social anti-colonial en América Latina y


una corriente de pensamiento de base anarquista. La figura de Barrett
aparece con chispazos de lucidez en una época donde los nuevos
fascismos y nacionalismos van ganando terreno cada día. Es así que la
importancia de las reflexiones barrettianas radica en que excede a los
análisis de su época con relación a las luchas contemporáneas de
carácter político y social y las nuevas subjetividades que no tenían
importancia en un momento histórico en Paraguay. Por ello, el presente
trabajo busca examinar la obra barrettiana en contraposición a las
posturas dominantes del novecentismo paraguayo, a la luz de la noción
de “literatura menor” y el tratamiento de lo “minoritario” y “mayoritario” de
la lengua, propuestos por Gilles Deleuze y Félix Guattari.

Palabras clave: literatura menor; novecentismo; minoritario; mayoritario;


Paraguay.

1
Universidad Nacional de Asunción, Facultad de Filosofía - Paraguay
raulinout@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-6313-3113
Raúl Acevedo

Abstract: A pioneer of anti-colonial social literature in Latin America and


an anarchist-based school of thought. The figure of Barrett appears with
glimpses of critic’s insight at a time when the new fascisms and
nationalisms are gaining ground. Thus, the importance of Barrett's
reflections lies in the fact that he exceeds the analyses of his time in
relation to the contemporary political and social struggles and the new
subjectivities that were deemed irrelevant at that time in Paraguay.
Therefore, this paper seeks to examine Barrett's work in contrast to the
dominant positions of Paraguayan novecentismo, in the light of the notion
of "minor literature" and the treatment of the "minority" and "majority" of
language, proposed by Gilles Deleuze and Félix Guattari.

Keywords: minor literature; novecentismo; minority; majority; Paraguay.

162

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Rafael Barrett y la literatura menor

Introducción2
La figura de Rafael Barrett dentro de la literatura paraguaya
ha sido una de las más emblemáticas. Desde su llegada, a
principios del siglo XX a tierras paraguayas, ha recibido el
aplauso como también el reproche de sus contemporáneos.
Si bien durante mucho tiempo su pensamiento ha
permanecido en la oscuridad, en la actualidad su trabajo
literario ha abierto múltiples discusiones filosóficas, políticas
e históricas, contribuyendo con el realismo social, con
posturas anticolonialistas y con un pensamiento radical
anarquista, teniendo características propias de la literatura
menor. Según las nociones elucidadas por Deleuze y
Guattari, la literatura menor tiene tres características: “la
desterritorialización de la lengua, la articulación de lo
individual en lo inmediato político y el dispositivo colectivo de
enunciación” (Deleuze; Guattari, 1990: 31). Asimismo, el
tratamiento que los autores entre “minoritario” y “mayoritario”
ayudará a profundizar está y su relación con cierta literatura
163 dominante, en este caso, positivista y nacionalista, y otra
que se aleja de la misma, la de Barrett.
A lo largo del trabajo se verá la íntima relación entre la vida y
obra de Barrett, sus complejas derivas intelectuales, sus
disputas con la intelectualidad paraguaya, denominada
posteriormente como “el novecentismo paraguayo”3, que
serán claves para comprender su obra. Este análisis está
dividido en cinco partes: La primera trabajará la noción
deleuzo-guattariana de literatura menor y el tratamiento de lo

2
Dedicado a la memoria de Charles Quevedo (1967-2022)
3
La expresión “novecentismo paraguayo” fue propuesta por Juan O’Leary
y popularizado por Raúl Amaral en su libro El novecentismo paraguayo. Hombres
e ideas de una generación fundamental del Paraguay. Amaral (2006) hace alusión
a un grupo heterogéneo de pensadores paraguayos que buscaron reflexionar su
realidad atendiendo a los eventos post-triple alianza. La expresión en sí es
bastante problemática, ya que busca acotar la compleja relación intelectual que
existía en ese momento. Para este punto el artículo de Darío Sarah (2013) El
novecentismo: sobredimensiones y olvidos, es sumamente esclarecedor, porque
plantea preguntas esenciales respecto a la interpretación de Amaral.

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minoritario y mayoritario. La segunda parte abordará la


biografía del español y la relación con literatura paraguaya a
la luz de la desterritorialización de la lengua. En la tercera
parte se buscará profundizar en lo inmediato político, con el
propósito de mostrar los intereses mayoritarios y minoritarios
del novecentismo, que se ven reflejados por menciones
dadas por Manuel Domínguez sobre Barrett; la cuarta parte
tratará la cuestión del dispositivo colectivo de enunciación en
conexión con el Dolor paraguayo, la disputa que se generó
entre Domínguez y Barrett desde la temática del “pueblo que
falta” y la creación en clave deleuziana. Finalmente como
conclusión se realizará una reflexión general sobre lo
abordado a lo largo del trabajo, mostrando los elementos
que pueden servir para nuestra compleja realidad
cambiante.

Deleuze-Guattari y la literatura menor:


acercamiento a lo minoritario barrettiano
164
Los escritos de Gilles Deleuze y Félix Guattari contienen
amplias referencias literarias, por citar ejemplos: Marcel
Proust, Leopold von Sacher-Masoch, Antonin Artaud, Lewis
Carroll, Fiódor Dostoyevski, Virginia Wolf, Henry Miller entre
otros y otras, sin embargo subrayamos el papel de Frank
Kafka. El literato checo es uno de los autores que más han
reivindicado ambos franceses. En 1975 sale a la luz Kafka.
Por una literatura menor, tal acontecimiento no se debe
tanto a una “[…] lectura original y abrasiva de una obra
literaria por la cual ambos sienten gran admiración, sino
sobre todo con el momento de experimentar conceptos
claves que luego se despliegan y se desarrollan en Mil
mesetas” (Dosse, 2009: 305). Kafka. Por una literatura
menor se levanta contra los estudios psicoanalíticos sobre el
autor4, situándose en el campo de la experimentación

4
Catarina Pombo Nabais (2013) ha sostenido que las obras de Kafka (cartas,
cuentos y novelas) constituyen los clichés de un deseo desplazado: “[a]demás, en
la literatura contemporánea, Kafka es el caso más emblemático de construcción de

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Rafael Barrett y la literatura menor

política, como bien dicen Deleuze y Guattari: “Nosotros no


creemos sino en una experimentación de Kafka; sin
interpretación, sin significancia, solo protocolos de
experiencia” (Deleuze; Guattari, 1990: 17). La figura de
Kafka aparece hasta en los textos finales de Deleuze y
también en las últimas aventuras de Guattari, con eso se
puede ver la importancia del autor checo a lo largo de la vida
de los pensadores. Deleuze llega a sostener que Kafka se
instala en la bisagra de la sociedad disciplinaria explicada
por Michel Foucault y las mutaciones que se estaban dando,
lo que posteriormente -el propio Deleuze- denominaría la
sociedad de control5, explicada en un pequeño texto,
llamado Postdata sobre la sociedad de control. Lo que
interesa del libro sobre Kafka son las elucubraciones
referentes a la literatura menor, que marcarán nuestra
lectura sobre Rafael Barrett.
Como punto inicial, se parte de la definición que los autores
dan a la literatura menor: “Una literatura menor no es una
165 literatura de un idioma menor, sino la literatura que una
minoría hace dentro de una lengua mayor” (Deleuze;
Guattari, 1990: 28). ¿Qué quieren decir los autores? La
literatura menor tiene un carácter híbrido, envuelve la
existencia de una literatura mayor y se trata de una literatura
instaurada por una minoría dentro una lengua mayor, por
ejemplo Kafka que es checo, escribe en alemán y tiene
origen judío. Esa condición de desterritorialización de la
lengua hace que el autor de El castillo de cuenta que el
proceso de invención literaria debe desafiar lo cultural y

lo que sería un imaginario edípico. Los escenarios asfixiantes del Proceso y el


Castillo o las figuras entomológicas de la Metamorfosis son hoy inevitablemente
parte de nuestras representaciones del cuerpo (político o erótico) y de nuestras
vivencias del poder equívoco de la figura paterna” (p. 159). La autora menciona a
Maurice Blanchot y en especial de Marthe Robeli para sostener las conexiones
entre Kafka y las teorías psicoanalíticas.
5
Respecto a tal bisagra, un buen ejercicio sobre este punto, sería relacionarlo con
las sociedades securitarias mencionadas por Foucault en su curso Seguridad,
territorio, población (1977-1978). Partiendo de la sociedad disciplinaria, su crisis y
el advenimiento de lo securitario a la sociedad de control. Para profundizar, ver:
Deleuze (1996a, 1998, 2007); Foucault (1994, 2006, 2008, 2009, 2011).

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lingüísticamente predominante de su época. Por ello


Deleuze y Guattari en Mil mesetas manifiestan: “Sin duda,
en el Imperio Austro-Húngaro, el checo es una lengua menor
con relación al alemán, somete al alemán; pero el alemán de
Praga funciona ya como lengua potencialmente menor con
relación al de Viena o de Berlín” (Deleuze; Guattari, 2012:
106).
El cuarto capítulo de Mil mesetas denominado “20 de
noviembre 1923. Postulados de la lingüística” es esencial
para abordar el concepto de literatura menor y el
procedimiento del lenguaje. Los franceses afirman que: “El
lenguaje ni siquiera está hecho para que se crea en él, sino
para obedecer y hacer que se obedezca” (Deleuze; Guattari,
2012: 81). El uso funcional del lenguaje se institucionaliza y
se establece como natural, como imposición de las
relaciones de poder. Es así que el lenguaje se vuelve
vehículo de reglas fijas, con un fin representativo. A todo
esto Deleuze y Guattari denominan “lengua mayoritaria”, un
modelo que implica patrones indiscutibles: “la mayoría 166
supone un estado de poder y de dominación, y no a la
inversa. Supone el metro-patrón y no a la inversa” (Deleuze;
Guattari, 2012: 107). Esta noción será clave para poder
entender las discusiones que tendrá Barrett con los
pensadores novecentistas. En contrapartida a la lengua
mayoritaria, los autores franceses introducen el término
“lengua minoritaria”, donde sus pautas no son las mismas
que la lengua mayoritaria, al contrario, el lenguaje es
sometido a una variación constante, rompiendo con los
esquemas establecidos. La siguiente cita muestra muy bien
cómo entienden los autores del Anti-Edipo la cuestión de
minoría y mayoría:
La noción de minoría, con sus referencias musicales,
literarias, lingüísticas, pero también jurídicas, políticas,
es una noción muy compleja. Minoría y mayoría no
sólo se oponen de forma cuantitativa. Mayoría implica
una constante, de expresión o de contenido, como un
metro-patrón con relación al cual se evalúa.
Supongamos que la constante o el patrón sea

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Rafael Barrett y la literatura menor

Hombre-blanco-macho-adulto-urbano-hablando una
lengua standard-europeo-heterosexual cualquiera (el
Ulises de Joyce o de Ezra Pound). Es evidente que "el
hombre" tiene la mayoría, incluso si es menos
numeroso que los mosquitos, los niños, las mujeres,
los negros, los campesinos, los homosexuales..., etc.
(Ibíd.)

El punto es que ni minoría ni mayoría se determinan por el


porcentaje ni por la cantidad de sujetos. Deleuze y Guattari
subrayan que la minoría se desterritorializa, es heterogénea
y nómade, mientras que la mayoría se territorializa, es
homogénea y crea identidades como modelos de
referencias. Al respecto, Guillaume Sibertin-Blanc (2010)
sostiene que minoría no hace mención a un “objeto de
reflexión”, o como “objetos” de conocimiento histórico,
político o sociológico, “sino como posiciones y procesos
interiores a una práctica de escritura (para el caso, literaria)
como procesos interiores al lenguaje y condicionan una
167 transformación creadora de regímenes colectivos de
enunciación” (Sibertin-Blanc, 2010: 45-46). Volviendo a
nuestros autores, estos tienen mucho cuidado de no
generar una falsa dicotomía, por eso dicen que: “No hay,
pues, dos tipos de lenguas, sino dos tratamientos posibles
de una misma lengua […]. “Mayor” y “menor” no cualifican
dos lenguas, sino dos usos o funciones de la lengua”
(Deleuze; Guattari, 2012: 106). Por consiguiente, la lengua
minoritaria se materializa en literatura menor que altera los
patrones de una literatura mayor, que lo hace vibrar, una
extrañeza dentro de lo mayoritario, donde “cualquier
determinación distinta de la constante será, pues,
considerada como minoritaria, por naturaleza y cualquiera
que sea su número, es decir, será considerada como un
subsistema o como fuera del sistema” (Deleuze; Guattari,
2012: 107-108).

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Podemos preguntarnos si ocurre lo mismo con Rafael


Barrett. Es sabido del carácter de trotamundos, despreciado
por sus paisanos, donde se vuelve un nómada6 que va a
Argentina, Paraguay, Brasil y Uruguay. Indudablemente, el
autor de El dolor paraguayo incorporará variantes de todos
esos países. La maquinaria barrettiana incluye artículos,
ensayos, cuentos y cartas donde dentro de esa madriguera
se encuentran un sinfín de puertas para ingresar a sus
líneas de pensamiento, muy similar a los canales utilizados
por Kafka. Por lo cual, filósofos como Deleuze o Guattari
estarían maravillados con la obra de Barrett, ya que
encontrarían una literatura fresca, vitalista y sobre todo,
menor. Todos los países donde estuvo se introducen en su
escritura, su desarrollo como escritor y la creación de una
lengua oscilante, algo parecido a una lengua hibrida dentro
de su lengua natal española, un lenguaje minoritario dentro
de lo mayoritario. El proceso formativo de Barrett fue la de
un nómada -como bien decíamos más arriba- y esto lo
acerca a la literatura menor, pero quedarse con eso sería
insuficiente, hace falta probar la literatura barrettiana a la luz 168
del pensamiento deleuzo-guattariano. ¿Cómo hacer eso?
Los autores de Kafka. Por una literatura menor llegan a
elucidar caracterizaciones de una literatura es menor, ya
marcados anteriormente: la desterritorialización de la lengua,
la articulación de lo individual en lo inmediato político y el
dispositivo colectivo de enunciación. Estas tres
características son esenciales para poner a prueba a Rafael
Barrett como escritor menor.

6
Sobre este punto me remito a Benjamín Arditi (2017), siguiendo la estela
deleuziana, entiende que el nómada es una línea de fuga especial, un modo de ser
de quienes se quedan en un lugar, pero se resisten a ser asimilados por el orden
imperante o en otras palabras, ser sobrecodificados. Además, el autor paraguayo
agrega un plus desde Vattimo, el nomadismo puede entender también como
oscilación entre el “deambular del individuo entre distintos grupos, valores y
creencias, sin pertenecer plenamente a ninguno ni quedarse para siempre en uno
solo de ellos” (Arditi, 2017, p. 30). En resumen, el carácter nomádico de Barrett
radica en su capacidad de oscilación y sus líneas de fuga en los países donde
estuvo.

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Rafael Barrett y la literatura menor

Desterritorialización de la lengua I: de dandys


aristócratas y agitadores revolucionarios
Pensamiento caudaloso, sin remansos, brillante siempre,
y en ocasiones profundo y sorprendente.
(M. Domínguez – Rafael Barret)

La vida de Barrett es esencial para entender la primera


característica de la literatura menor. Subrayando la mutación
que se fue dando a lo largo de su currículo vital. Partamos
de la juventud del autor. Uno de los grandes estudiosos del
pensamiento barrettiano, Francisco Corral7, había dicho que
“en su juventud madrileña y en su breve período
bonaerense, Barrett [era un] prototipo de rebelde, enfrentado
a su sociedad, desclasado, desarraigado de su tiempo”
(Corral, 1998: 468). El autor español perteneció a lo que se
llamó “juventud del 98”, un espectro heterogéneo y dinámico
integrado por una vanguardia de jóvenes con actitud crítica a
la España de finales del siglo XIX, de la cual más adelante
169 surge la “Generación del 98”. El autor de El dolor paraguayo
llevaba una vida de dandy aristócrata, su pensamiento
giraba sobre temas relativos a la problemática de aquella
época, y que es posible ver en los primeros escritos en
Latinoamérica, como son:
El problema de España, las dos Españas, la España
enferma, el proceso de Montjuich, la polémica sobre la
fiesta taurina, el caso Dreyfus, los casos Ferrer,
Nakens y Morral, la cultura francesa como referencia
del momento, el rol del «intelectual», la figura del
Quijote son temas que aparecen en Barrett con la
misma intensidad y el mismo tratamiento que en
cualquier joven noventaiochista (Corral, 1998: 469-
470).

7
Ver: Corral (1994, 2001).

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Su vida en España es poco conocida, algunas anécdotas y


disputas con personajes de la élite madrileña. Su perfil
intelectual, en ese momento, era de un nietzscheano
individualista8, similar a una de las grandes influencias de
Nietzsche, Max Stirner, que se pronunciaba contra la
sociedad. En 1903, Barrett abandona ese ambiente y el viejo
mundo, y viaja a Latinoamérica, donde comienza, un
proceso de transformación-devenir, se vuelve un viajero que
se refleja en su escritura. En este sentido, es más que
interesante lo que dice Deleuze: “escribir es un asunto de
devenir, siempre inacabado, siempre en curso, y que
desborda cualquier materia vivible o vivida. Es un proceso,
es decir un paso de Vida que atraviesa lo vivible y lo vivido”
(Deleuze, 1996b: 11). El francés se refiere a que la escritura
siempre se mantiene abierta a los cambios y que desborda
toda experiencia y toda posibilidad. Es por eso que es
importante subrayar la primera característica de la literatura
menor evocada por Deleuze y Guattari, la
desterritorialización de la lengua, ya que refiere a la
condición lingüística de Kafka, “la imposibilidad de no 170
escribir, imposibilidad de escribir en alemán, imposibilidad
de escribir de cualquier manera. Imposibilidad de no escribir,
porque la consciencia nacional, insegura y oprimida, pasa
necesariamente por la literatura” (Deleuze; Guattari, 1990:
28). Esa misma imposibilidad en un callejón sin salida para
Kafka se presenta para Barrett. El acceso a la escritura,
inmersa dentro de, una escritura de cultura dominante los
empuja a tener que generar su propia literatura. En efecto, la
educación de Barrett en Europa es tensionada en
Latinoamérica, puesto que al llegar a Buenos Aires,

8
La “juventud del 98”, de la que fue parte Barrett -y que volviendo a recalcar-,
surgiría la Generación del 98, tuvo una gran influencia del pensamiento
nietzscheano, como bien lo marcaron Udo Rukser en Nietzsche in der Hispania y
Gonzalo Sobejano en Nietzsche en España. Ver: Rusker, 1962: 30-39; Sobejano,
1967: 258-485.

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Rafael Barrett y la literatura menor

ejerciendo la labor de periodista9 se encuentra con las


miserias y angustias bonaerenses, como se puede leer en el
texto “Buenos Aires”, que salió en Moralidades actuales, y
dice:
Chiquillos extenuados, descalzos, medio desnudos,
con el hambre y la ciencia de la vida retratados en sus
rostros graves, corren sin aliento, cargados de
Prensas, corren, débiles bestias espoleadas, a
distribuir por la ciudad del egoísmo la palabra hipócrita
de la democracia y del progreso, alimentada con
anuncios de rematadores. Pasan obreros envejecidos
y callosos, la herramienta a la espalda. (Barrett,
1988b: 28)

Lo que atañe en este punto, es subrayar el interés


barrettiano, mientras ciertos escritores se dedicaban a narrar
las virtudes de Buenos Aires, Barrett relata otros temas, se
vuelve un vidente en su escritura, según las descripciones
de Deleuze y Guattari: “el escritor como vidente y oyente,
171
meta de la literatura: el paso de la vida al lenguaje es lo que
constituye las Ideas” (Deleuze, 1996b: 17). Ese breve paso
por Argentina ayudó al autor a despertar cierta sensibilidad
por cuestiones alejadas de su interés inicial de corte
nietzscheano individualista, y será en Paraguay donde
ocurrirá propiamente la desterritorialización de la lengua
colonizadora, una integración creativa (Andreau, 1994), que
lo llevó a decir: “hacerse paraguayo ha de valer una
realidad, y no una fórmula” (Barrett, 1988a: 103), donde
abrirá nuevas puertas para la literatura en Paraguay.

9
Su labor periodística la hizo en diarios como El Tiempo y El Correo Español,
también en revistas Ideas y Caras y Caretas, propiamente hablando el devenir
barrettiano comienza en la capital de Argentina.

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Desterritorialización de la lengua II: narrativa


paraguaya y los caminos abiertos por Barrett
¡Mirá que hondo calaron/ todas tus ilusiones!
¡La historia de los negados/ enfrentá a la historia de vencedores!
(Eterna inocencia – Barrett y las misiones)

Después de los efectos devastadores de la Guerra de la


Triple Alianza (1864-70)10, Paraguay quedó inmerso en una
crisis tanto económica, política, cultural como identitaria.
Todos estos elementos han tenido como consecuencia, a
principios de siglo XX, grandes polémicas con respecto a la
historiografía nacional, como la disputa sobre la identidad, la
constitución de una narrativa paraguaya, entre otros
aspectos que marcarán la subjetividad del país, dando
“entrada oficial de perspectivas ideológicas liberales,
positivistas, nacionalistas, anarquistas, etc. desde las cuales
se empezó a teorizar con fuerza en torno a la identidad
nacional y cultural” (Andino, 2018: 59). No es intención 172
ahondar de lleno todos los puntos citados, pero sí comenzar
hablando brevemente de la aparición de la narrativa
paraguaya, a principios del novecientos11, ya que analizar el
contexto-político del desarrollo narrativo puede ayudar a
entender el interés mayoritario de la literatura paraguaya y
cómo Barrett en medio de las disputas de aquella época
desarrolla una literatura menor.

10
Luc Capdevila (2010) en su libro Una guerra total, Paraguay 1864-1870: ensayo
de historia del tiempo presente, hace un estudio detallado desde el prisma
antropológico-cultural de lo sucedido en la guerra de la Triple alianza, mostrando
las principales líneas históricas explicativas del conflicto: la heredada de Sarmiento;
la autoritaria, de perspectiva nacionalista; y la marxista, que tenía como argumento
la incidencia del imperialismo británico con respecto al conflicto del 70.
11
No es intensión hacer una especie de arqueología de quién escribió la primera
novela paraguaya, eso sería una investigación alejada de nuestra propuesta, sino
remitirnos a lo dado inicialmente en los novecientos.

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Con respecto a la narrativa paraguaya y aquí se sigue a


Teresa Méndez-Faith (1985) que en su libro Paraguay:
novela y exilio señala tres puntos esenciales. El primero
tiene que ver con la escasez de intelectuales después de la
Triple Alianza, donde las actividades de orden académico e
intelectual se concentran y giraban alrededor de las
controversias histórico-políticos para una reconstrucción
nacional identitaria12. La cuestión literaria no tenía tanta
importancia, o si lo tenía era dependiente y al servicio del
país. Un segundo aspecto es la pérdida de tradiciones y
costumbres, elemento esencial para la literatura, que había
servido para la creación de otras narrativas. En
consecuencia, los intelectuales de la época buscaban
solucionarlo con la inserción de un nacionalismo fanático,
que reinterpretará los hechos del pasado, creando héroes e
ideales sobre los soldados caídos, que desembocará en una
“ficción de la historia”13. Con esto, la historia y la literatura se
unen en pos de generar nuevas consignas patrióticas e
identitarias y se constituyen cancelando la posibilidad a toda
173 otra forma de narrativa14 o en términos deleuzo-guattarianos,
en una literatura mayoritaria. Y por último, los tres
narradores que aparecen a principios del siglo XX y que
inician la narrativa paraguaya, paradójicamente fueron tres
extranjeros: José Rodríguez Alcalá, argentino, (1883-1958);
Martín de Goycoechea Menéndez, argentino, (1877- 1906)
y, Rafael Barrett, español, (1874-1910)15. Los tres escritores,
que al principio no participaron de la polémica histórico-
política, asumen cierta posición de distancia respecto a la
citada controversia, ya que en ese momento la cuestión

12
Con respecto a las controversias histórico-políticas, ver: Benisz (2018); Brezzo,
L. (2008, 2010); Telesca (2010, 2020).
13
Para Lanza Pizarro citando a Juan E. O’leary, como ejemplo, ha dicho “Con ese
fin, tanto él como sus seguidores lucharon por convertir a los primeros gobernantes
de la Independencia (Francia y los dos López) en héroes incuestionables, aunque
para ello fuera necesario inventar hechos memorables, silenciar actos tiránicos, y
revestir sus personalidades de las virtudes de los grandes hombres”. (Pizarro,
2002: 48)
14
Para profundizar este tema. Ver. Sarah, D. (2010).
15
Ver: Rodríguez Alcalá, H. (1970, 1971); Pérez-Maricevich, F. (1969).

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narrativa estaba rodeada por un patriotismo fuertemente


nacionalista. De los tres autores, nos interesan Goycoechea
Menéndez y Barrett, el primero porque se sumó
enérgicamente al espíritu de la generación, es decir,
nacionalista-conservadora-idealizante y el segundo, porque
inaugura la línea crítica, que a diferencia de los de su época,
problematiza cuestiones que no se habían abordado antes.
Con la llegada de Barrett, en 1904, a Paraguay para cubrir la
revolución liberal que se estaba gestando en el país,
rápidamente simpatiza con la joven intelectualidad
paraguaya, Manuel Gondra, Herib Campos Cervera,
Modesto Guiggiari, donde estos se volvieron amigos
intelectuales del escritor. El primer texto que llega a escribir
sobre Paraguay fue “La revolución de 1904” como
corresponsal de El Tiempo. Mediatizado por la influencia de
los revolucionarios liberales de aquella época, Barrett se
acerca a interpretar la realidad paraguaya con esos lentes, y
este punto lo resaltan Carlos Castells y Mario Castells
(2009) en el libro Rafael Barrett. Humanismo libertario en el 174
Paraguay de los liberales. La visión liberal de la historia
tenía como referente a Cecilio Báez, que sostenía una
perspectiva fuertemente positivista, negaba todo pasado
autóctono, crítico contra los López16 y a la par, construía un
discurso identitario17 muy en boga en aquella época en el
Paraguay; es a esa estela que se acercaba Barrett.
Posteriormente el autor español se distancia de aquellas
tesis sobre la historia, “[a] lo largo de toda su vida, Barrett
demuestra que padece el error de tomar en serio el
significado de los conceptos” (Corral, 1994), por ejemplo, de
la mirada despectiva hacia lo autóctono, catalogado como
atrasado por autores liberales representados nuevamente

16
Darío Sarah (2010) ha desmenuzado las posiciones dominantes sobre la
construcción histórico-nacional del Paraguay. Clave, ya que permite comprender
las posiciones liberales -Báez y su teoría del cretinismo- y por otro lado, las
posiciones más idealistas y románticas -O’Leary idílica del Paraguay-.
17
Para profundizar los aspectos discursivos e históricos del liberalismo en términos
filosóficos y sociológicos, ver: Andino (2013, 2017, 2018, 2021); Couchonnal
(2017); Rivarola (1993); Silvero (2011, 2014).

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por Báez18. Paradójicamente, cuando el español hace una


reseña del libro Cuadros Históricos y Descriptivos en la
revista del Instituto Paraguayo, dice lo siguiente: “Se trata de
un guía agradable, de una colección de diseños indicadores,
y sobre todo de una labor de propaganda” (Barrett, 1990:
184) y más adelante agrega: “La historia en el libro del
doctor Báez, es un vehículo de la política” (Ibíd.). En la
reseña puntualiza la crítica a los López, no obstante no
menciona esa visión despectiva que aparece en las primeras
páginas del libro de Báez. Se puede sospechar que al
adentrarse a las penurias de la realidad paraguaya, Barrett
comienza a entender las cosas de otra manera y eso se
puede leer en su artículo “Guaraníes”, cuando acusan al
idioma guaraní de ser la causante del entorpecimiento
intelectual, con la intención de favorecer el castellano por ser
un idioma civilizado, Barrett responde: “Contrariamente a lo
que los enemigos del guaraní suponen, juzgo que el manejo
simultáneo de ambos idiomas robustecerá y flexibilizará el
entendimiento” (Barrett, 1988a: 54).
175
Pasaron los años y el autor español fue cambiando su
parecer sobre la realidad paraguaya, un ejemplo fue la cita
mencionada respecto al idioma guaraní19, pero también la
visión histórica que compartía con sus amigos liberales y ya
en 1908 se acerca a las organizaciones del movimiento
obrero, demostrando las contradicciones y los vacíos del
discurso nacionalista de los intelectuales de la élite (Benisz,
2018). Sus intereses no eran los temas que tanto acuciaban
a la intelectualidad paraguaya de aquella época,
especialmente sobre la guerra de la Triple Alianza. Barrett
como bien dice Corral era consciente de que la historia en

18
En palabras de Báez, dice: “En general, las tribus guaraníticas se encontraban en
un atraso deplorable en la época del descubrimiento. Carecían de industrias
propiamente dichas, ni conocían de consiguiente el comercio […]” (Báez, 1906: 12-
13).
19
Tanto Roa Bastos (1978), Plá (1982), Andino (2010) y como Fernández (2010)
han sostenido que la postura barrettiana con respecto al guaraní es un alejamiento
de las posturas liberales, y en contra partida, un acercamiento reivindicativo a la
cultura autóctona y bilingüe.

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manos de aquella intelectualidad tenía objetivos claros, de


orden político-patriótico, esto significaba “fabricar mitos,
erigir héroes, acreditar próceres; en suma, elaborar para
consumo interno los tópicos que pudieran crear un sentido
de la colectividad nacional” (Corral, 1998: 471-472). El autor
español hizo de sus escritos una literatura menor que no
encajaba con lo mayor de aquella época, que buscaba una
cristalización de una identidad, un modelo imperativo.

Lo inmediatamente político: estrategia mayoritaria y


estrategia minoritaria20
Rodríguez Alcalá en su libro Literatura Paraguaya ha
mencionado que “la promoción de 1900 representa acaso la
máxima expresión de esta energía nacional, espiritual y
biológica, con que el Paraguay afirma su voluntad de vivir y
la fé en su destino” (Rodríguez Alcalá, 1971: 37-38). Un
linaje nacionalista que tiene como representantes a O’Leary,
Domínguez y González21 que han estudiado “el pasado 176
nacional para iluminar en ensayos históricos las figuras
máximas en que encarnó la heroicidad del pueblo” (Ibíd.).
Este interés primordial de esa literatura mayoritaria,
nacionalista e institucionalista fue algo que no llamó tanto la
atención de Barrett, por las cuestiones mencionadas arriba.
En el recopilado de textos de Manuel Domínguez (1956),
llamado Estudios históricos y literarios, aparece un escrito
con el título “Rafael Barrett”, en ese trabajo hace una
comparación entre Barrett y Goycoechea, de la cual
posteriormente se da una crítica al autor español:

20
Si bien el título hace un pequeño guiño a la disyunción estrategia
mayoritaria/estrategia minoritaria establecida por Étienne Balibar en “Tres
conceptos de la política” (2007) y en Violence and civility (2015), seguimos en
muchos aspectos a Sibertin-Blanc (2014, 2017) que amplifica la teoría balibarniana
y aportan elementos para el trabajo.
21
Para profundizar los aspectos discursivos e históricos, ver: Bareiro Saguier
(1990), Couchonnal (2014), Gómez y Lugo (2017) y Makaran (2014)

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Rafael Barrett y la literatura menor

[Barrett] quiso una vez tratar el asunto de nuestra


guerra, buscó datos, se inquietó, y los dejó sin publicar
una línea. No era de su cuerda: “la noche antes” de
Goicochea Menéndez, páginas bellísimas donde
desfilan, silenciosos y sublimes, los últimos cruzados
de la causa con quienes en Cerro Corá, sollozando el
viento en la selva infinita, “se hundían un ideal, una
patria y una raza”, no le emocionaba. (Domínguez,
1956: 194)

Con el citado reproche, emerge Goicochea Menéndez, figura


admirada por Domínguez, uno de los literatos extranjeros
que se integró a la línea nacionalista, un pintor del Paraguay
pero versión romántica e idílica. Cuando Goycoechea
Menéndez aparece por primera vez en el diario La Patria, en
1901, escribe “Las ruinas gloriosas. Ante Humaitá” y lo
dedica a Manuel Domínguez, el más talentoso paraguayo -
según expresión del argentino-. Obviamente, el autor
paraguayo responde, diciendo lo siguiente: “Ud. ha sabido
177 ver el lado fuerte de las dos construcciones ciclópeas,
únicas a su modo que, soberbias y terribles, dominan por su
altura la historia americana”. (Domínguez, 1985: 99). Sin
embargo, no ocurre lo mismo con Barrett:
En prosa bella nos enseñó a pensar, ensanchó
nuestro horizonte; pero aquí cumple a la crítica nota
que Barrett no era pintor como lo fue Goicochea
Menéndez, ni de otra manera, y por no serlo,
escribiendo en un Edén, no nos dejó el reflejo de un
alba rosada, el trasunto de un paisaje risueño en que
descanse la mente. (Domínguez, 1956: 192)

¿A qué se refiere Domínguez cuando dice que Barrett no era


pintor? Es posible manejar una hipótesis de que el autor de
El alma de la raza pedía al escritor español alabanzas hacia
el Paraguay. Para entender qué tipo de agasajos, nos puede
servir dos conferencias dictadas por el autor; la primera, de

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Raúl Acevedo

1903 en el Instituto Paraguayo, denominada “Causas del


heroísmo paraguayo”22, donde hace una oda a la “raza
paraguaya”, aquella que supera al porteño, al criollo y al
español, subrayando que “quién sabe si la raza paraguaya
no estaba o no está llamada a alcanzar las cumbres a que
sólo llegan las razas superiores” (Domínguez, 1946a: 23); la
segunda titulada “El Paraguay” en el Círculo de Prensa de
Buenos Aires, donde habla de la descendencia paraguaya,
de grandes hombres y libre de presiones feudales, y en
consecuencia, ser el pueblo más sano y con más valor
sereno en la guerra (Domínguez, 1946b). En ambas
conferencias, el autor paraguayo describe un país
fantasioso, repleto de mitos biologicistas sobre la idea de
raza que sirven para darle una carga más “real y científica” a
sus argumentos, con un notable romanticismo idealista en
sus expresiones y sus escritos. Las conferencias son las
claves para entender el reclamo de Domínguez a Barrett,
pero no solamente eso, lo de pintor era el inicio, quedaba
más:
178
En ambos la cualidad era el defecto inevitable, pero lo
que quiero señalar en este momento es que en Barrett
no había el poder visual y auditivo de Goicochea
Menéndez.
Le faltaba su pincel colorista y su eólica prosodia.
Y le faltó también la facultad evocadora del pasado.
(Domínguez, 1956: 193)

Varios aspectos acentúa Domínguez sobre los “defectos” de


Barrett, la falta de un poder visual y auditivo, falta de pincel
colorista, y la evocación del pasado. Para una literatura
mayor, esos elementos serían defectos, pero para una
literatura menor que se desterritorializa de esa lengua
dominante, no lo son. Es aquí que aparece la siguiente

22
Posteriormente aparece en su libro El alma de la raza publicado en 1918.

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Rafael Barrett y la literatura menor

característica mencionada por Deleuze y Guattari, y quienes


dicen:
En las “grandes” literaturas, por el contrario, el
problema individual (familiar, conyugal, etcétera)
tiende a unirse con otros problemas no menos
individuales, dejando el medio social como una
especie de ambiente o de trasfondo […] La literatura
menor es completamente diferente: su espacio
reducido hace que cada problema individual se
conecte de inmediato con la política. (Deleuze;
Guattari, 1990: 29)

Para Augusto Roa Bastos, uno de los grandes discípulos del


español -al menos así lo define Méndez-Faith-, Barrett fue el
descubridor de la realidad social. El primero en interesarse
en cuestiones que iban más allá de evocar un pasado idílico,
con héroes estereotipados, para observar a aquellos de
carne y hueso, por eso “el hombre Barrett se dirigía a los
hombres de su tiempo y los impulsaba desde su pasado
179
común a la tierra común de los hombres nuevos” (Roa
Bastos, 1978: XI). La segunda característica de la literatura
menor encaja perfectamente con el escritor español, lo
inmediatamente político. Y bien lo supo Domínguez, vaya
paradoja:
Barrett optaba por los temas del momento y con arte
supremo sabía deslizar en sus artículos la ironía
helada. Creía que la poesía estaba en el porvenir,
porque no sentía la poesía de los recuerdos, como no
tenía retina para las nubes doradas del sol agonizante.
(Domínguez, 1956: 194)

Si se hace un mapeo de los escritos barrettianos,


encontramos una diversidad de asuntos e intereses
minoritarios: los campesinos, las plantas, la huelga, las
pasiones, el alcoholismo, el vagabundo, la prostituta, los
locos, la mujer y un sinfín de cuestiones que no encajaban
para nada dentro de esa literatura mayoritaria que buscaba
imponerse en una hagiografía del pasado, alejado de los

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problemas que realmente estaban sucediendo. La situación


nefasta de los campesinos y otras minorías fue punto
constante del español, denunciando la explotación, el
caudillismo político, la corrupción y poniendo en tela de juicio
la posición idílica que algunos literatos del novecientos
sostenían sobre la visión rural de aquella época. Es así que
los últimos escritos de Barrett se radicalizan, muestran una
faceta que los autores de su época no abordaban23. Aquí lo
minoritario tiene gran importancia. Ana María Vara subraya
que las actividades de Barrett “despertarán la preocupación
de la «buena sociedad», que cerrará las puertas del Instituto
Paraguayo, donde se reunía el establishment intelectual
local, y del Teatro Nacional, a sus charlas sociales” (Vara,
2013: 65). La autora argentina se refiere a la labor
anarquista que asumía en los últimos años de vida el
escritor español, que le valdrá la expulsión del país y una
confrontación radical con Domínguez. Pero este último punto
para encontrar la tercera característica de la literatura
menor.
180
Dispositivo colectivo de enunciación: la literatura
es cosa del pueblo
Del joven dandy individualista devenido “escritor
subterráneo” (Corral, 1998), “precursor de la literatura social
latinoamericana” (Pérez Maricevich, 1984), “exponente del
anarquismo latinoamericano” (Viñas, 2004), “moralista
práctico” (Roa Bastos, 1978), etcétera… o lo que los autores
del Anti-edipo llaman el “paso del animal individualizado a la
jauría o a la multiplicidad colectiva” (Deleuze; Guattari, 1990:
31). La figura de Barrett ha alcanzado el respeto de grandes
autores como también el desprecio de la élite intelectual,

23
Osvaldo Gómez Lez (2013a, 2013b) en sus escritos “I Ciencia, Saber y Verdad
en el Paraguay de 1900” y “II Mujeres, Exclusión y Emancipación en el 900
paraguayo” desde una lectura post-estructuralista, ha analizado el novecentismo,
puntualizando los olvidos y/o márgenes que se han dado con respecto a las
problemáticas que acechan a los indígenas, a las mujeres y los obreros.

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especialmente paraguaya, por su posición diametralmente


opuesta a sus intereses, según Corral (1994). Mientras la
gran mayoría de la “generación del 900” se interesaba por la
historia, Barrett se preocupaba por los problemas sociales.
Ahora, si bien en los puntos anteriores profundizábamos las
dos primeras características de una literatura menor, a
recordar: desterritorialización de la lengua y lo inmediato
político, hay una última característica que cierra las
exigencias de Deleuze y Guattari, y es que:
[…] todo adquiere un valor colectivo. En efecto,
precisamente porque en una literatura menor no
abunda el talento, por eso no se dan las condiciones
para una enunciación individualizada, que sería la
enunciación de tal o cual “maestro”, y que por lo tanto
podría estar separada de la enunciación colectiva.
(Deleuze; Guattari, 1990: 30)

Los últimos textos de Barrett muestran que su escritura se


vuelve totalmente colectiva, el claro ejemplo es El dolor
181
paraguayo, que para algunos es la síntesis de la literatura
barrettiana24. El acercamiento a la realidad y los ejemplos
concretos manifiestan un interés alejado de la élite
intelectual, el novecentismo. Si bien arriba se profundizaban
los reclamos de Domínguez a Barrett, toca ahondar una
polémica que muestra la gran diferencia entre la literatura
mayor (los novecentistas, incluido Domínguez) y la literatura
menor, que en este caso ponemos a prueba a Barrett.
Antes de la muerte del escritor español en 1910, se dio una
gran disputa entre Barrett y Domínguez25. El autor escribe
en ese entonces en el periódico El Nacional, fundado por
escritores y periodistas independientes. Su primera
colaboración fue “Lo que he visto”, donde denuncia las

24
Ver: Castells (2015).
25
Es curioso que tanto Cáceres (2013), ni como Amaral (1984, 2006) no
mencionen la disputa entre Barrett y Domínguez en sus textos.

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miserias del interior del país, el campesinado hundido en


una pobreza brutal:
En un año de campaña paraguaya, he visto muchas
cosas tristes...
He visto la tierra, con su fertilidad incoercible y salvaje,
sofocar al hombre, que arroja una semilla y obtiene
cien plantas diferentes y nos sabe cuál es la suya. He
visto los viejos caminos que abrió la tiranía, devorados
por la vegetación, desleídos por la inundación,
borrados por el abandono. Cada paraguayo, libre
dentro de una hoja de papel constitucional, es hoy un
miserable prisionero de un palmo de tierra […]
Y he visto en la capital la cosa más triste. No he
hallado médicos del alma y del cuerpo de la nación; he
visto políticos y comerciantes. He visto manipuladores
de emisiones y de empréstitos, boticarios que se
preparan a vender al moribundo… (Barrett, 1988a: 76-
77)
182
Una denuncia así despertaría el disgusto de una gran parte
de la intelectualidad paraguaya, especialmente de aquellos
que profesan un país con una ruralidad casi paradisíaca; se
está hablando claramente de los novecentistas
nacionalistas, ejemplo de literatura mayor. Es Juvenal,
seudónimo de Domínguez, quien responde al artículo del
español, con el nombre “Lo que Barrett no ha visto”,
publicado en el mismo periódico. Domínguez acusa a Barrett
de pintar la realidad paraguaya con los ojos de un enfermo,
como se puede leer más adelante:
Barrett ha visto casi nada. Vió Yabebiry y las orillas
desiertas y risueñas del río, marchando en el vapor.
Quizá, á lo más, estuvo en casa de algunos
pordioseros y por la clorósis ó la palidez podrida de
estos míseros juzga á la República. Del bosquejo de
este pintor audaz y falso, sale que el Paraguay es una
enfermería de hambrientos en inminente
podredumbre. (Domínguez, 1910)

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Rafael Barrett y la literatura menor

Ante la respuesta del autor paraguayo, Barrett contesta con


el artículo “No mintáis”, donde hace una aguda crítica a la
élite cultural novecentista, su posición cómoda,
cuestionando su falta de conocimiento sobre la verdadera
situación de los campesinos, de los obreros, del pueblo, de
los que sufren, de los enfermos:
No mintáis, graves doctores, hermanos míos. […]
Hablad de vuestros honorarios, de vuestros
expedientes, de vuestros informes sesudos, de
folletitos académicos que os dedicáis llamándoos
ilustres, insignes y salvadores de la patria. Hablad de
vuestros pleitos. Hablad de política. No habléis del
pueblo. No.
Pero si queréis ver a ese pueblo, cara a cara, si
queréis tocar y oler esa carne que suda y que sufre, no
tenéis necesidad, no, de que yo os lleve a las
soledades de Yabebyry. Id a vuestra cocina, oh
doctores, y allí encontraréis alguna sierva que os lava
183 platos y lame vuestras sobras. Preguntadla cómo se
alimenta “el pueblo soberano” y cómo vive.
Preguntadla por la salud de sus hijos, y si sus hijos
pueden contestar, preguntadles quién fue su padre […]
Y dejadnos hablar a los que sufrimos, a los enfermos,
sí, a los que hemos conocido el hospital y la cárcel.
Pero no escribo para vosotros, sino para aquellos de
mis dolientes hermanos paraguayos que han
aprendido a leer. (Barrett, 1988a: 141 - 142)

La respuesta que Barrett da a Domínguez perfila una


literatura que va más allá de las disputas de los
novecentistas -subrayada varías veces-. Mientras los
nacionalistas hablaban de concepciones sobre la idea de
raza como discurso (Villalba Rojas, 2018), de una identidad
nacional, en ese mismo momento estaban generando un
discurso de exclusión, por ejemplo con la idea de mestizaje

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(Potthast, 1999; Telesca, 2010, 2012, 2020)26. Exclusión


debido a que sus elucubraciones giraban alrededor de una
idealización del pueblo nacional, lejos de la realidad y
profundamente mayoritaria. Barrett con su respuesta,
muestra dos puntos esenciales: el pueblo como elemento
clave de la literatura y la situación del enfermo, como médico
de sí y del mundo, un clínico o un sintomátologo27. Ambos
puntos enlazan con lo que Deleuze y Guattari refieren, la
máquina literaria -en este caso la barrettiana-:
[… ] la máquina literaria releva a una futura máquina
revolucionaria, no por razones ideológicas, sino
porque solo ella está determinada para llenar las
condiciones de una enunciación colectiva, condiciones
de las que carece el medio ambiente en todos los
demás aspectos: la literatura es cosa del pueblo.
(Deleuze; Guattari, 1990: 30)

Cuando O’Leary, el otro referente del novecentismo


nacionalista, después de una década de la disputa entre el
184
español y Domínguez, dice en el prólogo a un libro de
Goycochea Menéndez:

26
Por poner un ejemplo actual, en su tesis de maestría Contesting the racial
construction of national identity: Black identit and activism in Kamba Kua, Paraguay,
la antropóloga social Vivian Miño (2021) ha sostenido que dentro de la construcción
nacional identitaria basada en el discurso del mestizaje, se ha obviado todo origen
africano en la narrativa histórica, buscando homogeneizarlo en una identidad que
anula los conflictos sociales, culturales y raciales existentes desde el colonialismo
en Paraguay.
27
Deleuze alegaba en su libro Presentación de Sacher-Masoch. Lo frío y lo cruel
que la literatura tiene que vincularse con el mundo, con los signos, con los
síntomas del mundo. El francés pone como ejemplos a Sade y Masoch -y
agregamos Barrett-: Sade y Masoch nos presentan cuadros de síntomas y signos
inigualables. […] En cualquier caso, “enfermos” o clínicos, y los dos a la vez, Sade
y Masoch son también grandes antropólogos, a la manera de aquellos que saben
aventurar en su obra toda una concepción del hombre, de la cultura y de la
naturaleza; y grandes artistas, a la manera de aquellos que saben extraer nuevas
formas y crear nuevas maneras de sentir y pensar, todo un nuevo lenguaje.
(Deleuze, 2001, p. 20-21).

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[… ] mientras que del otro [Barrett] no nos quedan sino


las exageraciones sombrías de su pesimismo, los
cuadros tristes de lo que él llamaba “el dolor
paraguayo”, y no eran sino los desahogos de su
melancolía, indiferente a todas las manifestaciones del
mundo exterior, a pesar del empeño que mostraba en
aparecer preocupado de los problemas y de los
incidentes de la vida nacional. (O’Leary, 1925: XXIII)

El escritor no es un enfermo, es un médico, un clínico.


Cuando Deleuze subrayaba en un apartado de La imagen-
tiempo. Estudios sobre cine II como el “Tercer Mundo y
minorías hacían surgir autores que estarían en condiciones
de decir, respecto de su nación y de su situación personal
en ella: el pueblo es lo que falta” (Deleuze, 1987: 287).
Barrett corresponde muy bien a ese pasaje, a pesar de su
enfermedad, pudo mapear los malestares de aquel
Paraguay en que vivió, lejos de lo que O’Leary quería negar.
Nuestro autor se volvió un estilista-vital, la acusación de
185 sombrío y pesimista muestra nada más la incomprensión de
los escritos barrettianos y la apuesta intempestiva de su
escritura. En ese punto, podemos considerar a Barrett como
un gran estilista, ya que tartamudea, no por enfermo, sino
porque en sus escritos permite liberar en las palabras la
fuerza misma de la vida que el novecentismo no puedo ver.
José Luis Pardo (2011) ha entendido muy bien las
evocaciones de Deleuze respecto al estilo literario de un
escritor:
Quizá el estilo literario -en la narración, en la poesía o
en la filosofía- no sea más que eso: el trabajo de
descentramiento de la lengua necesario para que, a
través de las palabras, pase algo más que la palabra.
Una sensación, un sentimiento, una contraseña, un
grito de alarma o un canto nupcial. Todo eso que hace
que escribir y leer sigan siendo tareas atractivas,
modos de sentir la vida y no de apartarse de ella.
(Pardo, 2011: 179)

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Pues bien, poco importa la respuesta que da Domínguez a


Barrett en “Distinguid”, lo que sí importa es que la literatura
de Barrett como una iniciativa de salud, se conjuga con lo
que dice Deleuze:
[… ] no forzosamente el escritor cuenta con una salud
de hierro [… ], pero goza de una irresistible salud
pequeñita producto de lo que ha visto y oído de las
cosas demasiado grandes para él, demasiado fuertes
para él, irrespirables, cuya sucesión le agota, y que le
otorgan no obstante unos devenires que una salud de
hierro y dominante haría imposibles (Deleuze, 1993:14
- 15).

La condición para entender que la salud es un empuje de la


literatura, también “consiste en inventar un pueblo que falta.
Es propio de la función fabuladora inventar un pueblo”
(Deleuze, 1993: 15). Es importante recalcar que “pueblo”
para el filósofo francés no tiene nada que ver con algo ya
constituido o constituyente de antemano, sino lo contrario,
186
con “el pueblo falta” se habla de creación, de un “pueblo
porvenir”, un estatuto extraño que no está de antemano28.
Dice el pensador francés sobre el cine, que cuadra muy bien
con lo que se ha presentado:
[… ] y hay que pasar por este estado de crisis, este
estado es lo que hay que resolver. Esta comprobación
de la falta de un pueblo no es un renunciamiento al
cine político sino, por el contrario, la nueva base sobre
la cual éste se funda a partir de ahora, en el Tercer
Mundo y en las minorías. Es preciso que el arte,
particularmente el arte cinematográfico, participe en
esta tarea: no dirigirse a un pueblo supuesto, ya ahí,
sino contribuir a la invención de un pueblo. En el
momento en que el amo, el colonizador proclaman

28
No queremos acercarnos a ciertas posturas lacanianas, como bien lo quiere
plantear Mengue (2007), ni a cierto populismo minoritario (Sibertin-Blanc. 2013,
Ingala López, 2018), ya que existen puntos debatibles que se alejan de las
posiciones deleuzo-guattarianas.

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«nunca hubo pueblo aquí», el pueblo que falta es un


devenir, se inventa, en los suburbios y los campos de
concentración, o bien en los ghettos, con nuevas
condiciones de lucha a las que un arte necesariamente
político debe contribuir. (Deleuze, 1987, p. 286)

Subrayemos que el pueblo que falta es devenir, no se habla


de carencia, sino una labor de creación, de resistencia, no
esperar un pueblo prometido, ni reivindicar la toma de
conciencia de un pueblo que no existe, sino generar la
construcción de una tierra, nuevos hábitos y de espacios.
Sibertin-Blanc (2017) resalta que la fórmula “el pueblo falta”,
si bien aparece como una ambigüedad profunda en el
pensamiento deleuzo-guattariano,
[… ] que lo minoritario ocupa el lugar de esa ausencia
misma, que presentifica, no el pueblo falta, sino la falta
misma, haciendo de esa falta en persona un acto de
resistencia contra las fuerzas que proyectan la imagen
de la existencia de ese pueblo actual o por venir, cuya
187
plena presencia no podría ser proclamada sin que no
englobara ya la eliminación de las minorías. (...) El
pueblo falta…. la fórmula que salvamos del desastre,
antes del derrumbamiento, y cuya mera insistencia
bata para oponerse a toda pretensión de constituir un
sujeto de enunciación que valga por el todo”. (Silbertin-
Blanc, 2017: 308-309)

En este sentido, la idea de fabulación29 posee una gran


importancia. Fabular no tiene que ver con ninguna vuelta al
mito, tiene que ver con que el pueblo se invente, “el pueblo
siempre es una minoría creadora que permanece como tal

29
Deleuze (1987) profundiza la cuestión de la fabulación en su libro La imagen-
tiempo. Estudios sobre cine 2, acá no se ahonda en las propuestas del citado libro
porque sería exceder el trabajo. Pero, para seguir algunos lineamientos con
relación a la fabulación y sus derivas, con respecto a la diferencia que mantienen
Bergson y Deleuze, se puede ver el trabajo de R. Bogue (2006); el enlace entre
Heidegger y el romanticismo alemán, los puntos de contacto y de distancia, se
puede ver el trabajo de P. Mengue (2008).

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aun cuando alcance una mayoría” (Deleuze, 1996c: 272-


273), un ejercicio de performatividad y producción de
enunciados colectivos.
No el mito de un pueblo pasado, sino la fabulación de
un pueblo que vendrá. Es preciso que el acto de habla
se cree como una lengua extranjera en una lengua
dominante, precisamente para expresar una
imposibilidad de vivir bajo la dominación. [...] por el
trance o la crisis, constituir un agenciamiento que
reúna las partes reales, para hacerles producir
enunciados colectivos como prefiguración del pueblo
que falta (y, como dice Klee, "no podemos hacer
más"). (Deleuze 1987: 294-295)

Si dentro del discurso novecentista quisieron instaurar la


figura de un pueblo identitario, fue siempre en clave
esencialista, biologicista, positivista y colonizadora. En
cambio, cuando Barrett habla de campesinos,
obreros, mujeres, prostitutas, vagos y enfermos lo hace
188
como un pueblo que falta a un pueblo porvenir, pero no en
sentido negativo, “sino siempre varios pueblos, una infinidad
de pueblos” (Deleuze, 1987: 291). Una multiplicidad que la
literatura mayor no alcanza a imaginar, solamente una
literatura menor puede congeniar lo colectivo y heterogéneo
de sus fabulaciones. En términos de devenir menor, Todd
May (2005) en su capítulo “The Politics of Difference” de su
obra Gilles Deleuze: An introduction, ha afirmado que para
“devenir menor es necesario conectarlo con los movimientos
marginados en el cuerpo social” (p. 150) y estas conexiones
no son simplemente políticas tradicionales, también
artísticas, vocacionales, científicas o literarias. May muestra
que la idea del devenir menor es atravesar las identidades
dominantes, abrirse a las diferencias virtuales, a una
infinidad de pueblos. Y en este caso, siguiendo a la filósofa
Emma Ingala “la fabulación como enunciación de un pueblo,
corno acto performativo de un pueblo, pues, es
simultáneamente creadora y problematizante” (Ingala López,
2018: 125). Justamente porque hablar del pueblo que falta a

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un pueblo porvenir insta a pensar en una labor interminable,


precaria y procesual, es decir, en un devenir constante y de
creación. Las preguntas que surgen, ¿cómo entender la
creación?, ¿cuáles serían sus condicionantes?, Deleuze
habla de eso en un pasaje de ¿Qué es el acto de creación?
Es preciso que haya una necesidad, tanto en filosofía
como en los demás órdenes, si no, no hay nada que
hacer. Un creador no es un sacerdote que trabaja por
placer. Un creador no hace más que aquello de lo que
tiene una necesidad absoluta. (Deleuze, 2007: 282)

La necesidad en tiempos del escritor español era visibilizar e


intervenir sobre las problemáticas de su época, ese pueblo
de las multiplicidades que no se contaba en la literatura
oficial. León Rozitchner (2009) tenía una frase muy potente
que nos puede ayudar, “cuando el pueblo no se mueve, la
filosofía no piensa” (p. 97). Tal frase por más que haga
alusión a la filosofía lo podemos acercar a la literatura
menor, el pensamiento viene de afuera, aquello que nos
189
empuja, nos acorrala. Nicholas Thorburn (2019) dice que “si
el pueblo es lo que falta, la política menor no comienza en
un espacio de autodeterminación subjetiva plena y
autónoma sino en 'espacio acorralado', entre pueblos
oprimidos, subalternos, minoritarios” (p. 63). La creación
tiene que ver con los espacios de acorralamiento, sin ella no
puede existir creación, es una necesidad. En el contexto de
Barrett, el acorralamiento venía de los latifundistas, los
caudillos, los explotadores -como bien se menciona más
arriba-; entonces, cuando la literatura se vuelve creadora, y
por consecuencia, también el pueblo. Se hace imperiosa la
necesidad de traer a colación las dos conferencias que
Barrett pronunció frente a los obreros paraguayos, ¿por qué
traer a colación ambas conferencias? Porque en ellas se
encuentran las claves de la creación y el dispositivo de
enunciación colectiva. La primera conferencia se denomina
“La tierra” y la dictó en el Teatro Nacional de Asunción, en
ella el autor inicia diciendo que él es un obrero y
posteriormente pasa a decir lo siguiente:

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¡Obrero! No han pasado en vano los siglos, puesto


que puedo pronunciar este nombre con orgullo. Antes
un obrero que no era un esclavo o un lacayo era una
excepción casi increíble y hasta cierto punto criminal.
Hoy vemos ya claramente que es una iniquidad y un
absurdo que la mayor parte de los obreros sigan
siendo esclavos y lacayos. Obrero no quiere decir
esclavo; quiere decir creador. (Barrett, 1988b: 295)

El acto de creación concierne al obrero, pero un obrero


ausente, imposibilitado para obtener una identidad. Mientras
que los novecentistas fundaban sus discursos sobre la base
de un sujeto ya establecido, el obrero barrettiano no posee
fundamento, ni identidad, justamente por su condición de
acorralamiento. El obrero es efecto del acorralamiento, de
las fuerzas de explotación, relaciones de poder y más que
nadie necesita estrategias inéditas de resistencia. Es en la
segunda conferencia llamada “La huelga”, donde Barrett
habla del instrumento de emancipación y agrega algunos
puntos esenciales que enlazan con el acto de creación 190
obrera:
Todas las huelgas son justas, porque todos los
hombres y todas las colecciones de hombres tienen el
derecho de declararse en huelga. Lo contrario de esto
sería la esclavitud. Sería monstruoso que los que
trabajan tuvieran la obligación de trabajar siempre […].
Yo sé que ha sido negado mucho tiempo este derecho
de huelga colectiva, que supone el derecho de
asociación […]
Ninguna huelga debe declararse mientras no esté
organizada en vista de una larga resistencia. (Barrett,
1988: 300 - 301)

La huelga como instrumento de emancipación es lo contrario


a la esclavitud, es la punta de lanza de la asociación de los
obreros, es el dispositivo de enunciación colectiva, la
composición de nuevas fuerzas que se enfrentan a la
situación de acorralamiento. Si bien la huelga en ese

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Rafael Barrett y la literatura menor

momento tenía elementos bien definidos, igualmente permite


actualizarse con las nuevas luchas del siglo XXI, justamente
por la gran relación entre creación y resistencia. En este
aspecto y trayendo nuevamente a colación la cuestión del
pueblo que falta y la literatura, la cita a Deleuze puede
permitir entender mejor la relación entre un pueblo que falta,
menor y la literatura:
[… ] no es un pueblo llamado a dominar el mundo,
sino un pueblo menor, eternamente menor, preso de
un devenir–revolucionario. Tal vez sólo exista en los
átomos del escritor, pueblo bastardo, inferior,
dominado, en perpetuo devenir, siempre inacabado.
Un pueblo en el que bastardo ya no designa un estado
familiar, sino el proceso o la deriva de las razas.
(Deleuze, 1996: 15)

Conclusiones finales
191 Traer de vuelta a Barrett dentro del debate contemporáneo,
con sus reflexiones y sus intereses, es una necesidad. El
autor muere en plena juventud, a los 34 años, dejándonos
una densa y rica literatura que la escribe en cuatro años, en
medio de la pobreza, la enfermedad, la persecución, el
encarcelamiento, donde aun así se introduce en discusiones
políticas e intelectuales.
Este trabajo ha abordado el concepto de literatura menor en
Deleuze y Guattari, aplicado al contexto local en la figura de
Barrett y su producción, atendiendo como los matices y las
características de su literatura acomete contra la literatura
mayor de su época, la del novecentismo. Al respecto, el
concepto de literatura menor aparece en el marco de los
conceptos de la lengua mayoritaria y minoritaria, donde la
primera está asociada a un esquema dominante y
establecido como norma, y la segunda introduce
variaciones, quiebra y moviliza lo hegemónico de la lengua.
Todo esto ha servido para analizar el contexto de la

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literatura paraguaya y cuál es el lugar que Barrett ocupa en


ella.
El trabajo propuesto nos permite ubicar y enlazar con una
constelación de estudios sobre las minorías. Por ejemplo, el
análisis que realiza Sibertin-Blanc (2017) sobre las minorías
en Deleuze y Guattari. Éste a la vez entra en resonancia con
las minorías nacionales y apátridas, categorías analizadas
por Hannah Arendt dentro de un campo problemático muy
diverso de ciertos idearios políticos. Además, se analiza la
historiografía crítica de los estudios subalternos y la analítica
de las normas de Foucault en contexto con las luchas por el
reconocimiento de las minorías. El factor común entre todas
las corrientes de análisis mencionadas es que proveen
categorías críticas para examinar la literatura de Barrett en
todas sus dimensiones: sus reflexiones ecologistas, la
incidencia de los avances tecnológicos en la configuración
social, la crítica a los espacios de confinamiento y el
reproche a cierto tipo de democracia.
Barrett irrumpe en oposición al orden social y discursos 192
dominantes de su época, que resulta en profundas críticas y
conflictos con la corriente del novecentismo paraguayo. La
literatura menor con sus tres características ha permitido
entender las elucubraciones barrettianas, en relación con la
literatura mayor. Lo homogeneizante de la literatura mayor
en Paraguay buscaba generar una identidad uniforme y
cerrada, que escapaba el análisis de los conflictos sociales
del pueblo, al que Barrett respondió con una línea de fuga
que consiguió visibilizar la complejidad de los conflictos en el
país, así como la identidad heterogénea y plural de los
pueblos campesinos. Desde su llegada, su interés se fue
volcando a la crítica de la desigualdad social imperante en el
que vivían los habitantes en el interior del país, así como
también los problemas que acuciaban a los enfermos, los
desclasados, en definitiva, los anónimos que no aparecen en
la literatura mayor. Tales análisis y críticas al orden social
siguen relevantes en nuestro presente; en torno a las
nuevas luchas que emergen en la vida cotidiana, en las

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Rafael Barrett y la literatura menor

calles, en las plazas, en los barrios, en el campo, en los


movimientos sociales y en los territorios menos esperados.
Si en la literatura mayor del novecentismo se hacía
referencia a un sujeto exaltado por la construcción de una
identidad paraguaya ensalzada, en la literatura menor
barrettiana se hacía referencia al paraguayo como el obrero.
Un obrero que se encontraba entre los efectos del
acorralamiento y de las relaciones de poder y explotación,
ausente y sin identidad, pero con la fuerza de creación. Con
ello se sumaba la huelga, elemento esencial de resistencia
ante los sucesos que vivían en aquel momento los obreros.
Creación y resistencia se constituyen como los dispositivos
colectivos de la literatura menor barrettiana, por lo que los
mismos abren puertas para seguir profundizando sus
escritos y actualizarlos hacia las luchas del siglo XX (post-
Barrett) y las nuevas luchas del siglo XXI: feminismo,
ecologismo, antirracismo, clasismo, indigenismo. La
literatura barrettiana habla de un pueblo de multiplicidades
193 que no existía en la literatura dominante de aquel momento;
fue de ese modo que sus escritos formaron dispositivos de
enunciaciones colectivas. La literatura se volvió cosa de
pueblo y con ello aparecieron los elementos para la creación
de un pueblo menor.

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Chalet del señor Manuel Espinoza
https://imagoteca.com.py
DOI: https://doi.org/10.47133/respy339022106
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 203-219

RACIONALIDAD DE GÉNERO Y
DESIGUALDADES EN PARAGUAY
GENDER RATIONALITY AND INEQUALITIES
IN PARAGUAY
s

Marcela Fernanda Achinelli Baéz1

Enviado: 19/9/2021
Aceptado: 30/11/2021

Resumen: La racionalidad en la literatura económica está valorada de tal


forma que las decisiones individuales parten de esta premisa. Sin embargo,
lo que aparentemente sólo afecta a una ciencia, tiene una multiplicidad de
efectos en las diferentes aristas de la vida, y la visión económica se
superpone con enfoques de otras disciplinas de las ciencias sociales. El
problema finalmente de la racionalidad (Sen, 1986; Sen, 1987), es que la
vida trascurre en lo que la economía positivista entiende como fallas del
mercado, por eso quizá el propio sistema económico hegemónico presenta
agujeros negros en las diferentes crisis que tuvo (y tiene) el modelo
capitalista desde su aparición con la revolución industrial. Becker (1985), al
analizar la teoría del capital humano, sostiene que las mujeres por elección
racional, deciden formarse menos, debido a su rol biológico de
reproducción, lo que produce una segregación natural del mercado laboral
femenino, hacia trabajos temporales, atípicos, poco cualificados y de baja
remuneración. Ante esta afirmación de la teoría neoclásica, surge la teoría
crítica desde la corriente de la economía feminista que añade que esta
visión económica se apoya en un sesgo androcéntrico en el discurso (Pérez
Orozco, 2006). Las familias patriarcales supeditaron a las mujeres el trabajo
doméstico, reproductivo o de cuidado, lo que condicionó la división sexual
del trabajo, propiciando una barrera de entrada de las mujeres al mercado
laboral (McConnell, Brue y Macpherson, 2003; Pérez Orozco, 2006;
Esquivel, 2011). Este trabajo que abordo la perspectiva de la racionalidad
desde el punto de vista de género, partiendo de la revisión documental-

1 Universidad Nacional de Asunción, Facultad de Ciencias Económicas -


Paraguay
machinellib@gmail.com
https://orcid.org/0000-0003-0737-6441
Marcela Fernanda Achinelli Baéz

bibliográfica, apoyado con datos estadísticos de fuentes oficiales, utilizando


el paquete estadístico SPSS. Los resultados muestran que, lo denominado
racionalidad está condicionado por factores culturales sumados a las
escasas oportunidades, tanto de educación como de servicios de cuidado,
que afectan a las decisiones individuales dentro de la visión de progreso y
desarrollo más ortodoxo. Sin embargo, es cuestionable el posicionamiento
de las ciencias sobre lo que se considera elección racional, debido a que
las decisiones deberían ser libres, no cuestionables ni forzadas hacia
ningún esquema de razonamiento, pero este paradigma requiere de
respuestas dinámicas de las ciencias sociales (teoría y práctica) que no
siempre están a la vanguardia de las necesidades humanas.

Palabras clave: género; desigualdades; cuidados.

Abstract: Rationality in the economic literature is valued in such a way that


individual decisions start from this premise. However, what seems to affect
only one science, has a multiplicity of effects on the different edges of life,
and the economic view overlaps with approaches from other disciplines of
the social sciences. The Ultimate Problem of Rationality (Sen, 1986; Sen,
1987), is that life takes place in what the positivist economy understands as
market failures, so perhaps the hegemonic economic system itself presents
black holes in the different crises that the capitalist model had (and has)
since its appearance with the industrial revolution. Becker (1985), when 204
analyzing the theory of human capital, argues that women by rational
choice, decide to train less, due to their biological role of reproduction, which
produces a natural segregation of the female labor market, towards
temporary, atypical, low-skilled, and low-paid jobs. Faced with this
affirmation of neoclassical theory, critical theory arises from the current of
feminist economics that adds that this economic vision is based on an
androcentric bias in the discourse (Pérez Orozco, 2006). Patriarchal
families subordinated domestic, reproductive or care work to women, which
conditioned the sexual division of labor, creating a barrier to entry for women
to the labor market (McConnell, Brue and Macpherson, 2003; Pérez Orozco,
2006; Esquivel, 2011). This work that addresses the rationality perspective
from the gender point of view, starting from the documentary-bibliographic
review, supported with statistical data from official sources, using the SPSS
statistical package. The results show that what is called rationality is
conditioned by cultural factors added to the scarce opportunities, both for
education and care services, which affect individual decisions within the
vision of progress and more orthodox development. However, the position
of the sciences on what is considered rational choice is questionable
because decisions should be free, not questionable or forced towards any
reasoning scheme, but this paradigm requires dynamic responses from the
social sciences (theory and practice) that are not always at the forefront of
human needs.

Keywords: gender; inequalities; care.

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Racionalidad de género y desigualdades en Paraguay

Introducción

La literatura económica ortodoxa, que se convirtió en la


corriente hegemónica del pensamiento económico, parte de
una premisa denominada racionalidad. Bunome (2009)
menciona que la racionalidad está entendida como la decisión
optima teniendo en cuenta la existencia de un conjunto de
decisiones posibles. Para comprender el análisis económico
racional, se parte de la abstracción con un personaje
conocido como Robinson Crusoe, que se encuentra solo en
una isla, lo cual es el punto extremo de la vida misma.
Cuando un individuo debe tomar la mejor decisión, lo toma
para maximizar beneficios o utilidades, que pueden ser
analizadas desde varios puntos de vista. Si se tiene en cuenta
el marco de la psicología racional, se parte de la inteligencia
analítica y madurez emocional. Lo que no está en estos
205 extremos, se consideran fallas del modelo, que se asemeja a
los modelos económicos que se analizan por fuera de la
competencia perfecta.
El problema finalmente de la racionalidad (Sen, 1986; Sen,
1987), es que la vida trascurre en lo que la economía
positivista entiende como fallas del mercado, por eso quizá el
propio sistema económico hegemónico presenta agujeros
negros en las diferentes crisis que tuvo (y tiene) el modelo
capitalista desde su aparición con la revolución industrial.
De acuerdo a Gary Becker, las decisiones intencionadas que
toman las familias sobre cómo reparten su tiempo, ya sea
para el trabajo remunerado, la producción y consumo
doméstico (McConnell, Brue y Macpherson, 2007) son
decisiones racionales.
Becker (1985), al analizar la teoría del capital humano,
sostiene que las mujeres por elección racional, deciden

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Marcela Fernanda Achinelli Baéz

formarse menos, debido a su rol biológico de reproducción, lo


que produce una segregación natural del mercado laboral
femenino, hacia trabajos temporales, atípicos, poco
cualificados y de baja remuneración.
Ante esta afirmación de la teoría neoclásica, surge la teoría
crítica desde la corriente de la economía feminista que añade
que esta visión económica se apoya en un sesgo
androcéntrico en el discurso (Pérez Orozco, 2006). Las
familias patriarcales supeditaron a las mujeres el trabajo
doméstico, reproductivo o de cuidado, lo que condicionó la
división sexual del trabajo, propiciando una barrera de
entrada de las mujeres al mercado laboral (McConnell, Brue
y Macpherson, 2003; Pérez Orozco, 2006; Esquivel, 2011).
La figura de la corriente neoclásica sobre el dictador
benévolo, solo demuestra una vez más los cimientos del
sistema económico capitalista sobre el patriarcado con sus
206
ejemplos androcéntricos sobre cómo debe ser la distribución
de roles y tiempo en una unidad domestica (Beneria, 2008).
De acuerdo a Egas (2018), la inserción laboral y las
características que conllevan a la toma de decisiones de las
mujeres está correlacionada con los niveles educativos
(Beneria, 2008), la fecundidad, los ingresos no laborales y los
ingresos laborales del hogar (Gasparini y Marchionni, 2015).

Desigualdades en el acceso a la educación

El modelo de Becker menciona sobre la racionalidad en la


asignación del tiempo de los miembros del hogar, de acuerdo
a sus especializaciones o ventaja comparativa (McConnell,
Brue y Macpherson, 2003). Desde el punto de vista de la
economía feminista, la afirmación de que las mujeres están
mejor preparadas para cuidar a los hijos/as asociado al

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cuerpo biológico de la mujer, no es solo discriminación pura


de género, sino que un atentado al principio de igualdad de
oportunidades que se enmarca en los derechos humanos.
Si bien desde el enfoque feminista la cuestión de racionalidad
es claramente una práctica de desigualdad de género,
algunas culturas como la de la zona rural de Paraguay, de
acuerdo al estudio de Pompa Quiroz (1996) sostiene que el
esquema estructural, que permanece en el subconsciente
rara vez es racionalizado. Heikel (1993) menciona a la trampa
biológica, que hace referencia a todas las situaciones de
subordinación de las mujeres a partir de su capacidad
biológica de reproducción está totalmente entretejida en el
ámbito cultural paraguayo.
En el trabajo de Heikel (1991) y Pompa Quiroz (1996) se
mencionan dos aspectos fundamentales como factores
culturales que influyen en el comportamiento reproductivo de
207
las mujeres en Paraguay: por un lado, existe una
contradicción entre el número deseado de hijos por mujer, y
el número de hijos por mujer que se encuentra en el
inconsciente colectivo que condiciona a la “mujer-madre”
como una multípara “ideal de mujer”, sobre todo en la zona
rural (Escobar, 1986; Corvalán, 1987). Por otro lado, las
aspiraciones, para la vida están condicionadas con el rol de
madre, quedando rezagado inclusive la culminación de la
escolarización primaria.
Si tenemos en cuenta las características de la población de
Paraguay, según los datos del Instituto Nacional de
Estadística (INE), la población total por sexo se mantiene
constante 50/50 aproximadamente (INE, 2020). La figura 1
nos muestra el promedio de años de estudio de la población
de 15 años y más de edad es similar en hombres y mujeres,
y la diferencia se da de acuerdo al área de residencia.

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Figura 1: Promedio de años de estudio de la población de 15


años y más de edad en Paraguay. Periodo 2017-2020

12 10,6
10,2 10,3 10,3 10,3 10,6 10,5 10,5
10
7,4 7,5 7,6 7,6 7,8 7,7
8 7,2 7,1

0
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
2017 2017 2018 2018 2019 2019 2020 2020

Área Urbana Área Rural

Fuente: elaboración propia con base a datos de la Encuesta


Permanente de Hogares 2017, Encuesta Permanente de Hogares 208
Continua. 2018-2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Un promedio de 10 años de estudio es poco para tener


mejores accesos y mejores trabajos tanto para hombres como
para mujeres, que es lo que propugnan los países miembros
de las Naciones Unidas a partir de las políticas, programas y
proyectos para el cumplimiento del Trabajo Decente y
Crecimiento Económico, uno de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS).
En este sentido, las políticas públicas de planificación familiar
y métodos anticonceptivos apuntan a una disminución de
embarazos adolescentes, justamente haciendo mención a los
momentos de formación para las personas (figura 2). Un
factor determinante sobre la participación laboral es la
maternidad y paternidad. Las decisiones de tener uno o más

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hijos determina el comportamiento de los hogares porque


repercute en la esfera productiva y reproductiva (Egas, 2018).

Figura 2: Porcentaje de nacidos vivos inscriptos por grupos


de edad de la madre, según área de residencia de la madre.
Años 2014 y 2019

209

Fuente: elaboración propia con base a datos de la Encuesta


Permanente de Hogares 2017, Encuesta Permanente de Hogares
Continua. 2018-2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

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Además, es interesante hacer mención del momento de


transición demográfica que vive Paraguay, caracterizado
como bono demográfico, el cual se estima como termino en
el 2050 aproximadamente. Un bajo promedio de años de
estudio indica un problema futuro desde el punto de vista de
la productividad de un país (lo cual se ve sumamente afectada
por capital humano por debajo de lo deseado), lo que llevo al
país a desarrollar el emblemático programa denominado
Becas Carlos Antonio López, para el desarrollo de cursos de
posgrado en el exterior. Sin embargo, es interesante
mencionar que, de acuerdo a datos de la EPHC, el país tiene
menos del 10% como universitarios (INE, 2020).
Ahora bien, si analizamos la tasa de ocupación podemos
verificar que, la brecha de género existe a favor de los
hombres tanto en el área urbana como rural (figura 3). No
obstante, el tipo de ocupación de la persona es una
preocupación para ambos sexos. De acuerdo al estudio de 210
Fernández (2015), analizando la calidad del empleo en
Paraguay, se constató que en el 2014 alrededor del 80% de
los ocupados que contaban con empleos, no podían
considerarse empleos de calidad por la falta de acceso a
los derechos laborales básicos (salario mínimo, jubilación,
salud), donde el peor escenario era para las mujeres
(Cáceres y Achinelli, 2020).

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Figura 3: Tasa de ocupación de la población de 15 años y


más de edad por área de residencia y sexo en Paraguay.
Periodo 2017-2020

100
85 88
90 84 84 83
78 78 79
80
70 62
56 56 53 57 57
60 54
49
50
40
30
20
10
0
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
2017 2017 2018 2018 2019 2019 2020 2020

Área Urbana Área Rural


211
Fuente: elaboración propia con base a datos de la Encuesta
Permanente de Hogares 2017, Encuesta Permanente de Hogares
Continua. 2018-2020 del Instituto Nacional de Estadística (INE).

Algunas nociones sobre el esto nos dan, por un lado, lo que


se verifica sobre el tiempo dedicado al trabajo no remunerado
en la figura 4, y el uso que se le da a ese trabajo no
remunerado (tabla 1).

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Figura 4: Proporción del tiempo dedicado al trabajo no


remunerado respecto al tiempo total en Paraguay. Año 2016

80 74,0
70
60 54,3
50
40 35,7

30
19,0
20
10
0
Hombres Mujeres

Urbana Rural

Fuente: elaboración propia con base a los datos de la Encuesta


del Uso del Tiempo (2016) elaborada por la Dirección General de 212
Estadística, Encuestas y Censos de Paraguay.

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Tabla 1. Porcentaje de la población de 14 y más años de edad


que realiza actividades de cuidado a miembros del Hogar y
promedio de horas semanales por sexo, según indicadores,
2016

213

Fuente: elaboración propia con base a los datos de la Encuesta


del Uso del Tiempo (2016) elaborada por la Dirección General de
Estadística, Encuestas y Censos de Paraguay.

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¿Productividad perdida o generación de oportunidades?


La respuesta de las políticas de cuidado

En 1992, los países europeos venían preocupados por el


reemplazo generacional y la tasa de fecundidad, atendiendo
a los análisis demográficos que situaban a varios de los
países europeos dentro del denominado invierno demográfico
(Ortega, 2011). Esto el puntapié inicial para los análisis de las
políticas de empleo con pautas denominadas “conciliación
laboral familiar” que buscan promover el aumento de hijos por
mujer mediante varias medidas propuestas (García y Morán
Pazos, 2007) como ser: flexibilidad de horario de entrada y
salida laboral, guarderías anexas al trabajo, teletrabajo y
cuidadores de infantes entre otros.
La última es quizá una perspectiva que en los últimos tiempos
ya se empezaron a ver como potencial oferta laboral en los
países de América Latina. Uruguay fue uno de los pioneros 214
en instalar el Sistema Integral de Cuidados y auspicio cursos
oficiales para cuidadores de personas mayores. Un grupo de
investigadores dirigido por Karina Batthyani (2011) trabajó al
interior de algunos países de la región, como Paraguay, la
posibilidad de instalar un Sistema Integral de Cuidado, lo cual
falta muy poco para su implementación.
Y en ese sentido, en Paraguay, se llevaron cursos de cuidado
de personas adultas en los últimos años a partir de los centros
nacional de formación profesional. No obstante, ese cuidado
estuvo focalizado en adultos mayores sin visualizar el otro
sector de dependientes que tiene a muchas mujeres como
parte de la población económicamente inactiva: los niños/as
menores a 5 años.
Volviendo al apartado anterior, que las mujeres sean madres
a una edad temprana, antes de terminar el ciclo secundario,
es un obstáculo, pero no es determinante para toda la vida.

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Si los sistemas sociales profundizan sobre los conceptos de


Diamante de Cuidado y se establecen penas monetarias para
las empresas que incumplan los roles (o ejercer controles
reales sobre el sector privado), podríamos ayudar a que los
embarazos adolescentes no repliquen círculos de pobreza.
El problema de cuidado no es sólo una cuestión de pobreza
de tiempo para las mujeres, también se asocia a gustos o
preferencias, que, si pueden ser consecuencias de patrones
culturales establecidos, pero no por eso valen menos esas
decisiones que las de personas con flexibilidad cultural.
En otras palabras, no vale más la apreciación sobre el tiempo
de una persona con altos niveles de formación universitaria
que la de una persona con menos del secundario, porque una
decide hacer cursos en su tiempo no laboral, y la otra decide
ir a la plaza con sus hijos a jugar a la pelota.

215 Quizá, pese a que la economía critica tiene razón sobre los
paradigmas desde donde nos situamos como sociedad, quizá
poco tenga que responder el feminismo sobre la racionalidad
que comenta Gary Becker.
Quizá, lo que el feminismo no cierra como idea de
profesionalizar labores feminizadas (y detesta por considerar
lo más bajo del eslabón laboral), son también las conquistas
realizadas del revés: doctores-enfermeras versus doctoras-
enfermeros. Además, la percepción del eslabón más bajo de
la cadena laboral está relacionada a la valorización del trabajo
no remunerado: todos queremos a la madre, pero no
queremos hacer su papel 24/7.
El mundo del trabajo no acaba con los pensamientos
académicos, ya sean ortodoxos o heterodoxos; recién
despegan para analizar el sin fin de posibilidades que se
encuentran escondidas en la propia vida. Quizá el problema
está en estigmatizar lo que entendemos como “no óptimo”

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jugando a ser Pareto en la vida, y creemos resolver la vida


hablando de que hay personas conformistas, y no personas
que se sienten bien con la vida que llevan.
Desde las ciencias sociales siempre se van a propugnar
igualdad de oportunidades para todos, pero la realidad es que
el trabajo está en aprender a resolver lo que pasa cuando
ocurre la desigualdad.
.

.
216

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Racionalidad de género y desigualdades en Paraguay

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XXAhUK42MKHdTWDcEQFggrMAE&url=https%3A%2F%
2Figualdad.uniovi.es%2Fc%2Fdocument_library%2Fget_fil
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05c505d988c2%26groupId%3D336079&usg=AOvVaw0Od
c2vDHZVN99w9lJ2CB78
▪ Pérez Orozco, A. 2006. Perspectivas feministas en torno a
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Oxford.

219

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Palacete del señor
Pedro Duarte
https://imagoteca.com.py
DOI: https://doi.org/10.47133/respy339022107
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 221-238
s

CRÉDITO COMERCIAL AL CONSUMO


DESDE LA PERSPECTIVA DEL
CLIENTE FINAL
COMMERCIAL CONSUMER CREDIT FROM THE
PERSPECTIVE OF THE END CUSTOMER
s

Ángel Ramón Peña Cardozo1

Enviado: 15/6/2021
Aceptado: 11/9/2021

Resumen: El trabajo tuvo como objetivo determinar el costo, en porcentaje,


del crédito comercial al consumo regularmente entregado por las casas
comerciales en el Paraguay, en el año 2019, desde la perspectiva del
cliente final. Con este propósito, se realizó una investigación cuantitativa de
alcance exploratorio. El trabajo de campo consistió en la revisión de las
ofertas de las casas comerciales, publicadas en forma digital y por medios
impresos. Posteriormente, se realizaron comunicaciones telefónicas
personales, con los vendedores de estas casas comerciales. Se aplicó la
fórmula de BAILY, a fin de facilitar el análisis y presentación de los
resultados. Según el análisis de la muestra el 100% ofrece el aplazamiento
del pago del bien en cuotas mensuales. Así, en el 24% de los casos es
paga la primera cuota para retirar el bien. El descuento promedio, del precio
de lista, por pago al contado, es del 11%, aplicado en 43 % de los casos.
La tasa mensual va del 3% al 14% inclusive, la tasa promedio es del 6%.
En términos de tasa anual nominal el porcentaje es del 37% al 167%, la
tasa promedio es del 76%.

1 Universidad Nacional de Asunción, Facultad de Ciencias Agrarias -


Paraguay
ramon2857@gmail.com
https://orcid.org/0000-0002-9112-8696
Ángel Ramón Peña Cardozo

Palabras clave: crédito comercial; tasa de interés nominal; tasa de interés


efectiva.

Abstract: The objective of the work was to determine the cost, in


percentage, of commercial consumer credit regularly delivered by
commercial houses in Paraguay, in 2019, from the perspective of the end
customer. For this purpose, a quantitative investigation of exploratory scope
was carried out. The field work consisted of reviewing the offers of the
commercial houses, published in digital form and by printed means.
Subsequently, personal telephone communications were made with the
sellers of these commercial houses. The BAILY formula was applied in order
to facilitate the analysis and presentation of the results. According to the
analysis of the sample, 100% offer the deferral of the payment of the asset
in monthly installments. Thus, in 24% of cases, the first installment is paid
to remove the asset. The average discount, from the list price, for cash
payment, is 11%, applied in 43% of the cases. The monthly rate ranges from
3% to 14% inclusive, the average rate is 6%. In terms of the nominal annual
rate, the percentage is from 37% to 167%, the average rate is 76%.

Keywords: commercial credit; nominal interest rate; effective interest rate.

222

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Crédito comercial al consumo desde la perspectiva del cliente final

Introducción
Según la teoría estudiada el Crédito Comercial en si es un
fenómeno poco estudiado. El mayor análisis del mismo está
dado por su estudio como un crédito otorgado interempresa
(Rodríguez R., 2008). Resulta casi nulo su estudio desde la
perspectiva del consumidor final o cliente. En esta
perspectiva, es necesario el desarrollo de este tema a fin de
generar una teoría con relación a esta tipología de crédito.
Realizando un acercamiento a la teoría relacionada se puede
indicar que según Rodríguez (2008) el crédito comercial: “Se
trata de un tipo de deuda a corto plazo y de naturaleza
informal, cuyos términos no están generalmente fijados de
forma legal. Así, el crédito comercial se puede conceder a
través de fórmulas como el aplazamiento del pago de una
transacción sobre bienes o servicios que sean objeto de
negocio típico de la empresa, en la que el comprador actúa
como prestatario y el vendedor como prestamista”.
223 El crédito comercial, ha permitido expandir las posibilidades
comerciales, en especial las PYMES que la aplican (Cuevas,
Sánchez, & Pietro, 2016). Sin embargo, es considerado de un
costo alto (Jiménez, 2000), pero esto es debido a que es
necesario que estas logren una viabilidad financiera de la
misma, la empresa otorgante también debe contar con
suficiente crédito para respaldar la operación. Estas
operaciones extrabancareas facilita la existencia de unos
flujos financieros que conducen a un incremento de la riqueza
en la economía productiva, al permitir que los medios de
producción pasen a manos de personas competentes para
utilizarlos y generar riqueza” (Brachfield, 2019). Es decir, que
la casa comercial puede demostrar su capacidad de pago a
través del flujo que genere a futuro estas operaciones de
crédito (Weston & Brigham, 1986).
El acercamiento más cercano a la operación comercial
estudiada esta se encuentra en un trabajo de Castro (2014),
el cual haciendo una suerte de cronología indica que el hecho
de que un comerciante comercialice sus mercaderías en

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pagos en cuotas encuentra su antecedente en Estados


Unidos de América, “por una mueblería de Nueva York a
principios de 1800. Alrededor de 1850, la Compañía de
Máquinas de Coser Singer, empezó vendiendo sus productos
basándose en pagos mensuales y semanales. En 1900,
pianos, estufas, artículos de joyería y otros inmuebles fueron
vendidos en abonos en varias grandes ciudades”.
Según una investigación similar realizada en el 2017, los
resultados indican que en el 50% de los casos observados
el aplazamiento del pago del bien es en 12 cuotas
mensuales, en 24% es en 15 cuotas y en conjunto los demás
aplazamientos no representaban más del 25%. Por otra parte,
en el 73% de los casos se paga la primera cuota para retirar
el bien y en el 23% de los casos a los treinta días. Cabe
indicar que el pago de la primera cuota al retirar el bien implica
que existe un pago no aplazado, que por lo tanto no debería
generar intereses. Continuando con los resultados, el
descuento promedio fue del 10%, aplicado con respecto al 224
precio de lista por el pago al contado. Por último, La tasa
promedio de la muestra fue del 83% de tasa nominal anual y
la tasa efectiva anual del 139%. Según la publicación la tasa
nominal se podría considerar alta con respecto a la tasa activa
máxima establecida por el BCP. Sin embargo, se afirmaba
que debe considerarse el hecho de ser un crédito
extrabancario, por lo que, los riesgos asumidos serían
mayores, por lo cual, sería necesario analizar el nivel de
estos riesgos para el establecimiento adecuado de la tasa
para cada operación (Peña C., 2020).
En similar tendencia a la investigación anterior se entiende
como Crédito Comercial al Consumo el tipo de crédito
otorgado por las empresas comercializadoras de productos
tales como: electrodomésticos, muebles, artículos deportivos,
entre otros a sus clientes (Peña C., 2020). La investigación se
centra en aquellas empresas que facilitan la adquisición a sus
clientes a través del pago de la compra en cuotas. Por tanto,
el objetivo de la investigación, es revelar cuál es el costo de
las operaciones de crédito comercial al consumo, desde la

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Crédito comercial al consumo desde la perspectiva del cliente final

perspectiva del cliente final para el año 2019. Recordando


que existe otra perspectiva, que es la de la casa comercial,
que no será estudiado en este trabajo.
Al igual que en la investigación anterior se tomó la decisión
de aplicar la fórmula de BAILY (Rotela Méndez, 2003) para
determinar la tasa de interés aplicada a la operación,
estimando que es un indicador adecuado del costos en
porcentaje de una operación cuyo pago se realiza en cuotas
iguales, además de realizar ajustes a al resultado para
establecer la tasa efectiva anual.

Materiales y métodos
A fin de hacer posible el alcance a los resultados esperados,
se realizó una investigación con enfoque cuantitativo y de
alcance exploratorio. El muestreó es por conveniencia, por el
menor requerimiento de recursos tanto financiero como de
talento humano. El muestro es del tipo no probabilismo, es
225 decir la muestra no es significativa, por lo que los resultados
no son extrapolables a la población total, pero son útiles en
cuanto a revelar aspectos importantes de ella (Sampieri,
Collado, & Otros, 2008).
El relevamiento de la información, fue realizado a partir de la
revisión de la oferta de las casas comerciales, publicadas en
medios digitales, así como en folletos impresos. En estas
publicaciones ya se encuentran algunos datos relevantes,
como el precio de lista, precio contado, descuento, monto de
la cuota y numero de cuotas. Posteriormente, con la
información de contacto, en el mes de noviembre del año
2019, se procedió a la realización de entrevistas, a través de
la telefonía móvil, a los vendedores de estas casas
comerciales, a fin de recabar la información faltante. Se
realizaron un total de 25 entrevistas a los responsables de
ventas de estas empresas, ubicadas en el Gran Asunción.
Por la carga de trabajo, se optó por formar un equipo de
trabajo, el cual fue capacitado y supervisado, a fin de que
realizaran las entrevistas en forma adecuada. Los

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entrevistadores fueron alumnos que en el segundo semestre


del año 2019 cursaban el 3° semestre de la Carrera de
Licenciatura en Administración Agropecuaria, Facultad de
Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Asunción.
Los datos, registrados por los miembros del equipo, fueron
corroborados, para su validación. Luego de la validación, se
procedió a establecer los resultados. Las entrevistas fueron
realizadas en la semana del 3 al 8 de noviembre del 2019
Para determinarse adecuadamente el consto del crédito
comercial a clientes finales, medida en la cuantía de la tasa
nominal anual y tasa efectiva anual, es necesario esclarecer
¿cuál es la deuda real?, el monto y el número de cuotas. La
ecuación que relaciona estas variables, a fin de determinar el
costo de cada operación de crédito comercial al consumo, en
términos de tasas, es la fórmula de BAILY (Rotela Méndez,
2003). La ecuación permite relacionar la deuda real (Vv) con
el número (n) y monto de las cuotas (c) a fin de obtener la
tasa (i) de la operación, que en términos financieros
representa el medidor adecuado del costo de una operación 226
de crédito. Sin embargo, este valor es obtenido en términos
mensuales, por lo que, se establece la tasa anual y por fin la
tasa efectiva anual.

Resultados y discusión
A partir del análisis realizado a la muestra se determinó que
en el 48% de los casos observados el aplazamiento del pago
del bien es en 18 cuotas mensuales. En el 24% de los casos
es en 6 cuotas. En el 20% de los casos es en 12 cuotas. En
conjunto los demás aplazamientos no son más del 8% (Figura
1).

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Figura 1: Numero de cuotas, año 2019

36 cuotas 3 cuotas
4% 4%

6 cuotas
24%

18 cuotas
48% 12 cuotas
20%

(Fuente: Elaboración propia)

En cuanto al pago de una primera cuota, en el 24% de los


227 casos se paga la primera cuota para retirar el bien y en el 76%
de los casos a los treinta días (Figura 2). El pago de la primera
cuota al retirar el bien implica, en otras palabras, que existe
una pago no aplazado, es decir se lo entendería como una
cuota adelantada, que por lo tanto no debería generar
intereses.

Figura 2: Momento del pago de la primera cuota, año 2019

Al retirar
24%

A los 30 días
76%

(Fuente: Elaboración propia)

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Por otra parte se tiene el descuento, con respecto al precio de


lista, por el pago al contado. Como puede observarse en la
Figura 3, el descuento es aplicado en la mayoría de los casos.
El descuento promedio es del 11%, aplicado en 43 % de los
casos.
Figura 3: Porcentaje de descuento por pagos al contado, año
2019

Descuento del 25%


10%

Descuento del 15%


14%

Descuento del 10% Descuento del 0%


14% 57%

228
Descuento del 6%
5%

(Fuente: Elaboración propia)

Se puede observar que los resultados del 2019 presentan


diferencias relevantes con respecto a los resultados del 2017.
En primer lugar, el número de cuotas principal paso de 12
cuotas (50%) en el 2017 a 18 cuotas (48%) en el 2019. En
cuanto al pago de una primera cuota, en el 2017 fue de 73%
y en el 2019 de 24%. Es decir que se revela una tendencia a
realizar el pago del bien a cuotas vencidas, es decir un
periodo de 30 días normalmente. El descuento promedio, con
respecto al precio de lista, por el pago al contado, paso del
10% en el 2017 al 11% en el 2019 y se aplica en el 77% y
43% de los casos respectivamente.

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En la Tabla 1 se presentan los resultados individuales de cada


observación realizada, según las entrevistas. Teniendo en
cuenta que para determinar la tasa de la operación es
necesario determinar primero la deuda real, en la Tabla 1 se
presenta el resumen de la deuda real para cada observación.
Para ilustrar un caso en particular, se tomarán los datos del
ítem 17 de la Tabla 1. Se tiene a una empresa que vendería
a un cliente una heladera, cuyo precio de lista es de G
2.523.000, en 6 cuotas mensuales iguales de G 422.000. La
primera cuota es pagada, para retirar el bien. Además, la casa
comercial ofrece un descuento del 10,5% sobre el precio de
lista, por pago al contado. Con estos datos se plantea la
pregunta: ¿Cuál es la tasa de interés efectiva de la
operación?

229

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Tabla 1: Deuda Real

230

(Fuente: Elaboración propia)

* nCa: Números de cuotas adelantadas

Para responder a la pregunta, primero se debe establecer el


monto real de la deuda. En este caso, al existir un descuento
sobre el precio de lista, el precio contado se determina
restando al precio de lista el monto del descuento. El
resultado es de G. 2.258.085 en caso de que la compra sea
al contado. Pero esto no ilustra adecuadamente el valor real
de la deuda, en caso de que el pago sea en cuotas. En este

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sentido, como se debe pagar una cuota, antes de retirar el


bien, la deuda, en el momento cero, es de G. 2.258.085
menos la primera cuota, de G 422.000.
“Es decir que la deuda en el momento cero, hoy
después de pagar la primera cuota es de ₲ 1.836.085.
En otras palabras el monto que faltó para comprar el
bien al contado es de Gs. 1.836.085”, este es el monto
que realmente financia la casa comercial.

Lo anterior, no solo tiene consecuencias en el monto de la


deuda real sino también en el número de pagos. Se reduce el
número de cuotas en uno, puesto que es pagada la primera
cuota para retirar el bien, es decir se tiene 5 cuotas pagaderas
al fin de cada mes.
“Es decir que, la deuda real de Gs. 1.836.085 será
cancelada en cinco pagos de Gs. 422.000”

Con esto, la operación anterior queda con los siguientes


231
datos:
Vv = 1.836.085 ; c = 422.000 ; n = 5 ; i=?
Se aplica la fórmula de BAILY:
2
12−(n−1)h nc n+1
i= × h ; h=( ) −1
12−(n−1)2h Vv
2
5×422.000 5+1
h =( 1.836.085 ) −1 ; h = 0,047441775
12−(5−1) 0,047441775
i= × 0,047441775 ;
12−(5−1)2× 0,047441775
11,8102329
i= × 0,047441775
11,6204658

i = 0,048216519 Tasa efectiva mensual

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Puesto que las cuotas son pagadas mensualmente, se


multiplica este valor por 12, para tener la tasa nominal anual.

i = 0,578598232 Tasa nominal anual. Esta es la tasa nominal


de la operación
Ahora aplicaremos la fórmula para calcular el interés efectivo:
i q
i` = (1 + ) − 1
q

0,578598232 12
i`= (1 + ) − 1 ; i` = 0,75959207
12

Solución: i` = 0,75959207, es decir poco más que el 75,95%

A fin de comprobar los resultados, se someterán los datos a


un método justo y equitativo de cálculo de cuotas: el Sistema
Francés de Amortización. Para esto, se aplica la tasa nominal,
en la fórmula de amortización, con las cuotas de G 422.000,
por las 5 cuotas, tendríamos aproximadamente la deuda
original de G 1.836.085, suma que queda después de la 232
primera cuota y el descuento.
i
c[(1+ )nq −1]
q
Fórmula a aplicar: Vv = i i
(1+ )nq
q q

Datos:
c = 422.000; i = 0,578598232; n = 5/12; Vv = ?q = 12
5
0,578598232 (12)×12
422.000[(1+ ) −1]
12
422.000×0,265479162
Vv = 5 ; Vv =
0,578598232 0,578598232 (12)×12 0,061017
(1+ )
12 12

Vv = 1.836.082; Diferencia = 3

El resultado, es prácticamente igual. Esto sucede por la


enorme cantidad de decimales que deben manejarse y al
hecho de que la fórmula de BAILY permite llegar a un
resultado bastante aproximado, no exacto. Considerando que
la diferencia es mínima, es un método adecuado para tomar

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decisiones relacionadas con créditos de este tipo. A


continuación, se presenta la Tabla 2, el servicio de la deuda,
según el sistema de amortización francés (sistema de cálculo
de intereses sobre saldo):
Tabla 2: Servicio de la deuda (en guaraníes)

Tiempo Cuota Interés Amortización Saldo

- 1.836.082

1 422.000 88.529 333.471 1.502.611

2 422.000 72.451 349.549 1.153.062

3 422.000 55.597 366.403 786.659

4 422.000 37.930 384.070 402.589

5 422.000 19.411 402.589 (0)

233 (Fuente: Elaboración propia)

Aplicando estas ecuaciones a cada una de las observaciones,


se pudo determinar la tasa nominal y efectiva anual para cada
observación. Tomando en principio los datos de la Deuda
Real, indicadas en la Tabla 1, se elabora la Tabla 3, la cual
presenta el resumen de resultados de cada observación.

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Tabla 3: Tasa mensual, tasa nominal anual y tasa efectiva


anual

234

(Fuente: Elaboración propia)

En cuanto a la tasa mensual, se pudo observar que el costo


del Crédito Comercial al Consumo, medida en tasa mensual,
es del 3% hasta el 14% inclusive, la tasa promedio es del 6%.
En términos de tasa anual nominal el porcentaje es del 37%
hasta el 167% la tasa promedio es del 73%. Teniendo en
cuenta que en el 2017 la tasa promedio mensual era del 7%,
se puede observar un pequeña reducción del 1%, lo cual tiene
consecuencias en la tasa nominal anual y la tasa efectiva.

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La tasa efectiva anual del 116% podría considerarse alto en


comparación a la tasa activa máxima establecida por el Banco
Central del Paraguay (BCP), en el mes de noviembre 2019, el
cual fue de 37,73% (BCP, 2019). Sin embargo, no se
confronta en este trabajo los riesgos inherentes a un crédito
bancario y a los extrabancarios. Por otro lado, estas
empresas no son entidades bancarias, por lo que el BCP no
tiene potestad regulatoria sobre ellas.

Conclusiones
Según la teoría estudiada el Crédito Comercial en si es un
fenómeno poco estudiado. El mayor análisis del mismo está
dado por su estudio como un crédito otorgado interpresa y
resulta casi nulo su estudio desde la perspectiva del
consumidor final o cliente. Se puede observar que los
resultados del 2019 presentan diferencias relevantes con
respecto a los resultados del 2017. En primer lugar, el número
235
de cuotas principal paso de 12 cuotas (50%) en el 2017 a 18
cuotas (48%) en el 2019. En cuanto al pago de una primera
cuota, en el 2017 fue de 73% y en el 2019 de 24%. Es decir
que se revela una tendencia a realizar el pago del bien a
cuotas vencidas.
El descuento promedio, con respecto al precio de lista, pasó
del 10% en el 2017 al 11% en el 2019 y se aplica en el 77% y
43% de los casos respectivamente. Se pudo revelar que el
costo del Crédito Comercial al Consumo es en promedio del
6% de tasa mensual. En términos de tasa anual nominal el
porcentaje promedio es del 73% y la tasa efectiva es del
116%. Se puede observar una reducción del 1% en la tasa
promedio mensual con respecto a los valores del 2017
pasando del 7% al 6%, lo cual tiene consecuencias en la tasa
nominal anual y la tasa efectiva anual. La tasa efectiva anual
de 116% podría considerarse alto en comparación a la tasa

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activa máxima establecida por el BCP. Sin embargo, no se


confronta en este trabajo los riesgos inherentes a un crédito
bancario y a los extrabancarios.
Por otro lado, estas empresas no son entidades bancarias,
por lo que el BCP no tiene potestad regulatoria sobre ellas.

236

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microeconómica del crédito comercial en las operaciones
mercantiles B2B. Técnica Contable y Financiera(15), 106-
114.
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Obtenido de
https://editorialpatria.com.mx/mobile/pdffiles/97860743836
52.pdf
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Research. Recuperado el 13 de Setiembre de 2018, de
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caso de la pyme española:
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crédito comercial?, Digital. Recuperado el 15 de Octubre
de 2018, de Industrial Data Revista de Investigación:
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conceptual y revisión de la literatura. Obtenido de
https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1135252
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ejercicios y problemas. San Lorenzo: Facultad de Ciencias
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Ángel Ramón Peña Cardozo

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Investigación 4° edición. México: Mc Graw Hill.
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https://www.ultimahora.com/bcp-fija-4233-el-limite-tasa-
usuraria-febrero-n1056554.html
▪ Weston, J., & Brigham, E. 1986. Manual de Administración
Financiera. Editorial Interamericana.

238

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DOI: https://doi.org/10.47133/respy339022108
BIBLID: 0251-2483 (2021-2), 239-256
s

EDUCACIÓN Y CUESTIÓN SOCIAL EN


PARAGUAY, UNA IMPLICACIÓN
COMPLEJA DESDE LA PERSPECTIVA
DE ESTUDIANTES Y DIRECTIVOS
EDUCATION AND THE SOCIAL ISSUE IN PARAGUAY,
A COMPLEX IMPLICATION FROM THE PERSPECTIVE
OF STUDENTS AND SCHOOL ADMINISTRATORS
s

Raúl Sotero Ricardi Esquivel1

Enviado: 20/7/2021
Aceptado: 19/10/2021

Resumen: Se trata de un estudio de la vinculación entre el sistema


educativo como encargado del proceso de escolarización y la incorporación
al mismo de los diferentes sectores de la sociedad paraguaya. La
investigación da cuenta de la capacidad de retención del sistema educativo
paraguayo, de la gestión institucional en la implementación del curriculum
nacional. En especial, el enfoque pedagógico en la gestión del aprendizaje
y contención dentro del sistema educativo a los estudiantes con riesgos de
abandono de su estudio por problemas económicos o familiares. Se
constata la falta de una política pública que acompañe de manera integral,
porque la escolarización más que interés individual y voluntad de saber
para la permanencia dentro del sistema educativo y adquisición de
habilidades y conocimientos , implica costo económico que debe absorber
las familias de los estudiantes, esta respuesta depende de la capacidad
económica de cada familia, porque el Ministerio de Educación solo se
encarga de la oferta educativa que, supone la solvencia de las familias.

1 Universidad Nacional de Asunción, Facultad de Ciencias Sociales -


Paraguay
raulricardi@hotmail.com
https://orcid.org/0000-0002-9905-6324
Raúl Sotero Ricardi Esquivel

Además, de materiales didácticos, los estudiantes necesitan alimentación


adecuada, vestimenta reglamentaria de uso obligatorio en el colegio y costo
de movilidad para asistir al colegio. En los sectores desfavorecidos de la
sociedad paraguaya estos costos constituyen un serio problema para la
permanencia dentro del sistema educativo. Esta situación de precariedad
económica pone en riesgo su escolarización, porque su familia no pagar la
totalidad del costo que la permanencia en el colegio.

Palabras clave: cuestión social; educación; escolarización; exclusión


social.

Abstract: It is a study of the link between the educational system in charge


of the schooling process and the incorporation into it to the different sectors
of Paraguayan society. The research gives an account of the retention
capacity of the Paraguayan educational system, and the institutional
management in the implementation of the national curriculum. In particular,
the pedagogical approach in the management of learning and containment
within the educational system for students at risk of dropping out of their
study due to financial or family problems. The lack of a public policy that
accompanies in an integral way is verified, because schooling, more than
individual interest and the will to know for permanence within the 240
educational system and acquisition of skills and knowledge, implies an
economic cost that must be absorbed by the families of the students. This
answer depends on the economic capacity of each family because the
Ministry of Education is only in charge of the educational offer that,
supposes the solvency of the families. In addition to teaching materials,
students need adequate food, mandatory clothing required for school use,
and the cost of mobility to attend school. In the underprivileged sectors of
Paraguayan society, these costs constitute a serious problem for
permanence within the educational system. This situation of economic
precariousness puts his schooling at risk because his family does not pay
the full cost of staying in school.

Keywords: social issue; education; social exclusion; schooling.

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Educación y cuestión social en Paraguay

Introducción
Se trata de un análisis de las condiciones sociopolíticas,
económicas y pedagógicas de la escolarización en la
sociedad paraguaya en la primera y parte segunda década
del siglo XXI. Estas condiciones incluyen posición social de la
familia de los/as estudiantes y su ingreso, las orientaciones
ideológicas de los agentes de la comunidad educativa y el
enfoque pedagógico. Esta propuesta es resultado de una
investigación sociológica realizada en los colegios Nacional
Presidente Franco y Santa Teresa de Jesús ambas
instituciones de la ciudad de Asunción.
¿Cómo se vincula el sistema educativo y los sectores sociales
en la sociedad paraguaya actualmente? ¿En qué medida
influye el enfoque pedagógico, la política educativa y la
gestión institucional tendiente a la retención y contención de
los/as estudiantes dentro del sistema educativo en el
Paraguay y así contribuir a la afiliación social como
241 mecanismo de integración social?
La base operativa del sistema educativo constituye el con-
junto de instituciones como las familias y las escuelas que,
cuentan con recursos simbólicos y financieros diferenciados;
el sistema educativo se encarga de implementar la escolari-
zación que las familias demandan. El costo de esta escolari-
zación absorbe las familias principalmente, ya que la política
pública en el Paraguay en el área educativa es mínima, prác-
ticamente se limita a la oferta. Por eso la efectividad del sis-
tema educativo depende de la condición socioeconómica de
la familia de los/as estudiantes, por eso se trata de una impli-
cación compleja, porque en parte depende de la calidad de
gestión del sistema educativo y en parte de la capacidad so-
cioeconómica de la familia para responder a las exigencias
económicas, sociales, políticas y pedagógicas de la escolari-
zación.

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Algunas precisiones conceptuales


La cuestión social constituye una prueba a la afiliación social
(Castel; 2001:20), a los mecanismos institucionales, como el
sistema educativo que no produce los efectos integradores
esperados en los estudiantes, ya sean niños/as o adolescen-
tes, porque no aprenden lo suficiente o simplemente no
aprenden, tampoco producen los hábitos deseados o disposi-
ciones permanentes (Bourdieu;2010:86). Esta situación pone
en cuestión la afiliación social, porque la vía habitual no puede
integrar a los nuevos miembros o lo hace de manera defi-
ciente, como lo plantea Juan Carlos Tedesco, al desarrollar el
concepto de déficit de socialización (Tedesco;1995:35), este
déficit de socialización no es más que el inicio de la exclusión
social, que en cierta forma se inicia con la experiencia educa-
tiva de la exclusión social.
Exclusión social es un término que según Emilio Tenti carece
de tradición y una definición precisa en el campo del análisis
sociológico, pero por su uso reiterado denota la existencia de 242
una nueva cuestión social, como característica particular de
esta fase del desarrollo de las sociedades capitalistas. El
autor afirma que, mientras el capitalismo de posguerra tendía
a la integración social a través de la generalización de la
condición del asalariado, con cierta garantía legal, el
capitalismo actual es excluyente y no puede asegurar la
integración de las mayorías al consumo y al trabajo formal. La
informalidad, la precariedad, la flexibilidad, la inestabilidad,
entre otros factores constituyen fuentes de inseguridad y
desestabilización social (Tenti, 2007:18).
Tenti vincula este fenómeno social con el mundo laboral,
porque el empleo se volvió cada vez más escaso en las
sociedades contemporáneas, además tiende a la
informalización, va desapareciendo la vigencia de un contrato
colectivo, es decir se van desmantelando las instituciones de
protección social, como los sindicatos, así como las leyes que
protegen los derechos laborales de los trabajadores; por eso
los nuevos empleos son precario e inestables, se crean en el
sector terciario y se fomenta el trabajo por cuenta propia. La

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Educación y cuestión social en Paraguay

falta de acceso al empleo genera una serie de dificultades


conductuales, relacionada con la incapacidad de logro de
meta, ya que el desempleado carece de un futuro
significativo, que puede generar a su vez violencia,
delincuencia y adicciones de todo tipo (Tenti, 2007: 43).
Porque en el fondo el trabajo es una institución de afiliación
social, no solamente constituye una fuente de ingreso, sino
hace efectiva la integración social, lo mismo se puede decir
de la escuela, que es una institución de afiliación social, que
integra a nuevos miembros, mediante la distribución de un
capital como el conocimiento, pero en el régimen económico
hegemónico no hay lugar, ni beneficios para todos, por eso
se produce la exclusión de los beneficios y bienestar a un
sector de la sociedad.
La exclusión social produce efecto de acceso diferenciado a
recursos, ya sean económicos o simbólicos origina las
desigualdades sociales convirtiendo a los agentes en ricos o
pobres, fuertes o débiles, favorecidos o desfavorecidos que
243 actúan en un determinado campo que, implica una violencia
como la utilización de fuerza simbólica o física. En el campo
social existe capital de diversas naturalezas, que reciben
valoración diferente de los agentes y permiten a los agentes
hegemónicos la imposición de un tipo de capital en el
proceso de constitución de una sociedad que permite la
afiliación de algunos y la exclusión de otros agentes.
Violencia simbólica tal como señalan Pierre Bourdieu y Jean
Claude Passeron, en su obra La Reproducción se trata de la
fuerza ejercida por los agentes que están dotados de
autoridad pedagógica, porque sus saberes y habilidades
están respaldados por instituciones especializadas. Estos
atributos no provienen de cualidades personales, sino
proceden de instancia de poder, que otorgan conocimientos y
autorizan procedimientos, que son relevantes socialmente
porque concede cierto poder pedagógico a su poseedor,
puede enseñar con cierta autoridad y esta autoridad puede
ejercer arbitrariamente, porque goza de legitimidad
(Bourdieu, 1998: 45). La tarea educativa consiste para estos
autores en la inculcación tendiente a la formación de

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disposiciones irreversibles, habitus, que se cristalizan en


ciertos hábitos primarios, que se desarrollan en diferentes
campos.
Por otro lado, para estos autores, el escenario social en que
se desarrolla esta tarea educativa es una sociedad
fragmentada en clases sociales, por eso la inculcación
dominante es de la clase superior que impone un tipo de
inculcación valiéndose del crédito social de la escuela. Por
eso Bourdieu y Passeron sostienen que la educación lleva
una marca de clase, es decir la educación como el
aprendizaje es valorado desde una clase social. Además, la
acción pedagógica reparte un tipo de capital, en un sistema
de relación de fuerza y de significados que, resulta
sumamente valioso para los diferentes tipos de campos de
acción, donde rige una lógica y una especie de capital
(Bourdieu,1998:47).
En resumen, la acción pedagógica conlleva una violencia
simbólica, porque reparte un capital cultural, lo que concede
legitimidad a la acción pedagógica y crédito social a la 244
escuela.

Acción social educativa situada y la pobreza como


límite
Cómo opera el sistema educativo histórica y socialmente
situado, como mecanismo de escolarización en sectores
sociales marcadamente desfavorecidos por la carencia de
satisfactor de necesidades orgánicas y sociales.
La problemática que abordamos trata del acceso a la
educación escolar en una sociedad desigual como la
estructura social paraguaya, con base en la distribución
desigual de los recursos, tanto económicos como simbólicos
que, son necesarios para una vida digna y la satisfacción de
las necesidades básicas.
Las categorías socio-ocupacionales constituyen criterios
explicativos para entender el mecanismo de funcionamiento

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Educación y cuestión social en Paraguay

institucional de una sociedad a partir de la teoría del espacio


social de Bourdieu, desde las herramientas estadísticas, así
como de la objetivación de la experiencia que, consideran las
desigualdades de participación de los agentes en el mercado
de trabajo y las desigualdades de los estilos de vida.
Teniendo en cuenta estas dimensiones en el abordaje de la
cuestión social, el concepto de práctica social tiene la virtud
de dar cuenta de las relaciones sociales y permitir a su vez
situar la distribución de los agentes en las diferentes
posiciones sociales, porque en esta perspectiva teórica las
relaciones entre grupos sociales son ordinales, es decir
conlleva la idea de superioridad e inferioridad, dominantes y
dominados (Ortiz, 2012: 82).
Por otro lado, las categorías socio-ocupacionales sintetizan
las dos dimensiones del espacio social como el capital
económico y cultural. Por eso utilizando datos estadísticos de
la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censos
(DGEEC), se constata que existen correlaciones entre cada
245 categoría y los ingresos, así como con los niveles de estudio,
que nos permite investigar la estructura social paraguaya
como un espacio social organizada en escala ordinal, ya sea
como categoría alta o baja, según el volumen y la estructura
de los capitales. Porque las categorías se constituyen en
indicadores de las relaciones de disposiciones y de estilos de
vida en el espacio social, conforme a los niveles de
apropiación de los capitales (Ortiz, 2012: 83).
En esta propuesta seguiremos el esquema utilizado por las
Encuestas Permanentes de Hogares de la Dirección General
de Estadística, Encuestas y Censos (DGEEC), la variable
“Ocupación principal (recodificada)” que traducen a nivel local
la categoría de comparación internacional de los sectores
socioeconómicos en su posición en la estructura económica
y social del país, a saber, las categorías socio-ocupacionales,
las cuales se clasifican en: 1. Los miembros del Poder
Ejecutivo, Legislativo y Judicial así como el personal Dirigente
de la Administración Públicas y de las Empresas, 2. Los
Universitarios, Científicos e Intelectuales así como aquellos
que requieren un nivel universitario de instrucción, 3. Los

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Técnicos y cuadros intermedios de funciones técnicas y


especializadas, 4. Los empleados de oficina, 5. Los
Trabajadores de servicio y comercio, 6. Los operadores de
máquinas e instalaciones industriales, 7. Obreros y
Artesanos, 8. Los Trabajadores no calificados, 9. Los
Agricultores, Trabajadores Agrícolas y Pescadores, 10.
Fuerzas Armadas. Todas estas categorías las reclasificamos
a su vez, a partir del planteamiento de Luis Ortiz en su obra
Desigualdad y clases sociales, en clases superiores, clases
medias y clases desfavorecidas (Ortiz, 2016).
Basado en la propuesta de Ortiz sostenemos que estas
categorías socio-ocupacionales, en el Paraguay adquieren
ciertas características al vincularse con el mercado laboral
paraguayo que, depende del comportamiento de una
economía basada principalmente en la agroexportación, así
como de comercios y servicios. Porque el sector
predominante de la economía paraguaya es el sector primario
que implica menor especialización laboral. Por otro lado, en
cuanto a condiciones de vida entre las clases existe una 246
pronunciada distancia media entre las categorías sociales, en
cuanto a ingresos y acceso a los servicios de salud, por
ejemplo. Y, por último, en Paraguay el acceso al sistema
educativo permanece desigual para las clases sociales,
especialmente los niveles de enseñanza con más
probabilidades de éxito social (Ortiz, 2012: 84).

Tendencias de las categorías socio-ocupacionales


En esta propuesta solo presentaré las tendencias de 4
categorías socio-ocupacionales que serviría como una
especie de tendencia típica; una primera categoría es la de
los agricultores, la segunda de servicios y comercios, la
tercera empleados de oficina y la cuarta sería de los
profesionales universitarios.
Con relación a los agricultores, trabajadores agrícolas y pes-
cadores, en el año 2000 era la categoría ocupacional que

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reunía el mayor porcentaje de ocupados, pero en 3 quinque-


nios sufrió un descenso del 28,12% al 17,08%. Este es un
dato que refleja la crisis de la agricultura minifundiaria, debido
a la problemática de acceso a la tierra como factor de produc-
ción. Luis Galeano explica esta problemática de las activida-
des agrícolas y su aporte a la economía paraguaya, como cri-
sis de modelo de producción tradicional y asegura el agota-
miento de los modelos productivos tradicionales y al mismo
tiempo, en la no emergencia de nuevas estructuras producti-
vas o de empleo (Galeano, 2002: 51).
Por su parte, José Nicolás Morínigo, destaca la existencia de
dos modelos productivos en el campo, por un lado, el modelo
de producción campesino tradicional y por el otro, el modelo
de producción extensiva de granos y de soja, que genera una
fuerte crisis en el campo y obliga a los campesinos a migrar
(Morínigo, 2009: 52). Esta situación de mayor producción, si
lo vinculamos con el acceso a la tierra, en el caso de los lati-
fundios traen conflictos y crisis a las comunidades campesi-
247 nas, que se ven obligados a abandonar sus tierras, de esta
manera va disminuyendo el porcentaje de ocupado en esta
categoría socio-ocupacional, pero paradójicamente aumenta
el volumen de producción, porque se impone un modelo que
emplea poca mano de obra, por la utilización intensiva del ca-
pital y por la mecanización de la producción agrícola. Por eso
esta categoría socio-ocupacional tiene un peso relativo impor-
tante, aunque desciende el porcentaje de ocupados en esta
categoría, la producción aumenta con la utilización intensiva
de tecnología agrícola, por eso el Paraguay sigue siendo un
país agroexportador.
En otra categoría como la de trabajadores de servicios y
vendedores de comercios muestra un comportamiento
diferente con relación a su evolución desde el año 2000 al
2015, se observa que el porcentaje de ocupado en esta
categoría en el 2000 era 15,07 %, en el siguiente quinquenio
experimentó un leve ascenso al 15,31 %, pero desde el año
2010 se nota un crecimiento mayor, ya que pasó al 17,24 %
y finalmente en la misma línea de crecimiento en el año 2015,
el porcentaje de ocupado asciende a 20,10 %, lo que indica

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que hubo un aumento de ocupados en esta categoría, a


diferencia de la categoría analizada anteriormente, debido
probablemente al proceso de urbanización que, sigue
avanzando en la sociedad paraguaya hace que se vaya
desarrollando el sector servicios y comercios que son
actividades propias de la ciudad. A parte en el sector servicios
se abre nuevas oportunidades laborales, especialmente para
jóvenes, en áreas vinculada a las nuevas tecnologías con
variadas oportunidades de trabajo, en la medida que se va
desarrollando y expandiendo, así las telecomunicaciones se
constituyen en una opción laboral convirtiéndose en un sector
con crecimiento sostenido en el mercado local, además está
el sector hotelero y de transportes con enorme expansión
(CIRD, 2008).
Con respecto a los empleados de oficinas, la tendencia de
crecimiento es más bien discreta porque al inicio del periodo
estudiado, se nota que en el año 2000 era del 3,60 % de
ocupado, en el periodo siguiente correspondiente al año 2005
se registra un porcentaje de 4,36 %, luego en el año 2010 se 248
mantiene esa tendencia de aumento, ya que se registró un
6,55 % de ocupado en esta categoría, en cambio en el año
2015 experimenta un ligero descenso al 5,16 %.
Con relación a la categoría de los científicos e intelectuales,
se observa un aumento sostenido, porque en cada
quinquenio la cifra de los ocupados en esta categoría va en
aumento, en el año 2000 la cantidad de profesional ocupada
en esta categoría era de 4,45 %, sin embargo, en el siguiente
quinquenio, en el 2005 se registra un 5,80 %; esta tendencia
se mantiene hasta el año 2010, en este año el porcentaje era
de 5,17%, no hubo una variación significativa, en cambio para
el último quinquenio que estudiamos el porcentaje aumentó a
7,70 %. Se puede observar que la cantidad de profesional
ocupada en el campo de las ciencias en el Paraguay
aumentó, esta tendencia estaría vinculada a que los trabajos
de investigación científica encuentran mayores fuentes de
financiación, ya sea como aporte estatal, a través de las
universidades o instituciones como CONACYP.

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En síntesis, baja el porcentaje de ocupado en las actividades


agrícolas, este fenómeno está relacionado con la crisis
campesina, principalmente con la migración inducida hacia
núcleo urbano, pero el sector primario de la economía sigue
siendo fundamental, porque el Paraguay sigue siendo un país
agroexportador. Esto significa que disminuye la población
ocupada en las actividades agrícolas, pero aumenta el
volumen de la producción. Las otras categorías, a diferencia
de la anterior experimentaron un crecimiento son los
trabajadores de servicios y comercios, así mismo los
empleados de oficina, también aumentó el porcentaje de
ocupados los profesionales universitarios, debido a la
emergencia de nuevas oportunidades laborales que, se dan
con el proceso de urbanización y de mayor especialización
laboral.

Escolarización y empleo

249
Con relación a años de estudios e ingreso existe una relación
de correspondencia, a mayores años de estudios le
corresponde mayor oportunidad laboral. Con relación a
promedios de años de estudio, se destaca la categoría de
Profesionales Científicos e intelectuales por su mayor año de
estudio con un promedio de 16 años y esta tendencia se
mantiene como una especie de crecimiento sostenido, en los
tres quinquenios investigados. En cambio, los empleados de
oficina experimentaron un aumento de sus años de estudios,
de un promedio de 12 años de estudios pasaron a 13 años de
estudios, la necesidad de conservar sus puestos de trabajo,
les exige mayor y mejor preparación.
Con relación a la categoría socioocupacional de los
Trabajadores de Servicios y Vendedores de comercios, se
observa un aumento sostenido de los años de estudio, en el
año 2000 el promedio de años de estudio era de 8 años; al
finalizar el año 2015 el promedio pasó a 10 años de estudio.
La demanda del sector servicios y ventas absorbe fuerza de
trabajo, pero el nivel de preparación, traducido en años de
estudios es un requisito básico, en el Paraguay

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contemporáneo, el proceso de cambio se apoya en la


expansión de una economía terciaria urbana, en la que
predomina el empleo y el trabajo informal (Galeano, 2002:77).
Ortiz señala que el componente dinámico del crecimiento
económico, no es la industria, sino el sector agrícola, por una
parte, así como el comercio y los servicios, por otra parte,
contribuye a grandes rasgos a la generación de valor
agregado y al empleo de la fuerza laboral (Ortiz, 2012: 66).
Otra categoría socio-ocupacional que analizamos su
promedio de escolaridad es la de los Agricultores,
Trabajadores Agropecuarios y Pesqueros, porque representa
un peso relativo importante en la economía paraguaya, ya
que el sector agrícola es el responsable principal de las
exportaciones, generando la mayor parte de los ingresos del
país, al ser el Paraguay un país agroexportador (Ortiz,
2012:67). Esta categoría en el año 2000 contaba con un
promedio de 5 años de escolaridad, tendencia que se
mantiene hasta el 2000. Recién en el año 2015, el promedio
de escolaridad pasó a 6 años. 250
En resumen, se puede afirmar que la categoría socio-
ocupacional con mayores años de estudio constituye
profesionales científicos e intelectuales, seguidos por los
empleados de oficina, luego están los trabajadores y
vendedores de comercios y finalmente los agricultores que
apenas cuentan con 6 años de estudio en promedio.

Sistema educativo paraguayo y afiliación social


En término de afiliación educativa, los estudiantes
entrevistados sobre, qué hace su colegio para que los
estudiantes con dificultades económicas o problemas
familiares no abandonen la comunidad educativa. Los
estudiantes entrevistados del Colegio Presidente Franco
rescatan la iniciativa institucional para la provisión de
materiales didácticos como cuadernos, lápices, también
libros, aunque el kit escolar no incluye libros; los estudiantes
reconocen que se les facilitan los materiales y en caso de

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ausencia reiterada, los profesores ensayan mecanismo de


recuperación, mediante la asignación de tarea especial, así
como la fecha de entrega de los trabajos prácticos.
Con relación al subsidio a la demanda, existe estudiante que
percibe que los que acuden a una institución educativa, como
el Colegio Presidente Franco pueden el costo de su formación
académica, “nunca vi todavía una persona que no puede, mis
compañeros por ejemplo pueden todos estudiar, para venir al
colegio pagar colectivo, viste que es colegio público, lo más
que pueden pedir es para libros y fotocopias” (entrevista a
Cristian Ferreira, estudiante del Colegio Pte. Franco.
Asunción. 13 de setiembre de 2016). Los problemas difíciles
de resolver son las enfermedades y los embarazos en las
adolescentes, en el caso de enfermedad, los compañeros
toman la iniciativa de ayudar:
“tengo una experiencia ahora, que uno de nuestros
compañeros está enfermo y el curso le está ayudando,
se está haciendo una colecta, acá en el colegio y la
251 directora permite eso, que hagamos una caja y
recorramos los cursos y que den lo que tengan, no le
pedimos un monto equis, los profesores también se
preocupan por los alumnos enfermos o niñas que se
embarazaron a corta edad que tengan trabajo a
distancia. Que no dejen el colegio por esa dificultad.
Hay iniciativa de parte de alumnos y profesores para
que los alumnos con dificultad no abandonen el colegio”
(Verónica Villalba. Estudiante del Colegio Presidente
Franco. 9 de setiembre de 2016).

En cambio, los estudiantes del Colegio Santa Teresa de


Jesús, sus estudiantes tienen solvencia económica, porque
provienen de clase media o alta, pero si no puede pagar la
cuota, hay cierta consideración para estos casos, “Cuando se
trata así de una situación familiar, creo que tratan de contactar
con los padres, dialogar, ver cuál es el problema, cómo se le
puede ayudar al estudiante para que no descuide el colegio,
pero con el tema económico. (Sol Giménez, estudiante del
colegio Santa Teresa. Asunción.11 de octubre de 2016). Otra

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estudiante explica que cuando se presenta este tipo de


dificultades se flexibiliza el pago, es decir “le da más tiempo
para pagar” (Belén Grete, estudiante del colegio Santa
Teresa. Asunción. 11 de octubre de 2016).
Otra medida administrativa que realiza el colegio es el
descuento de la cuota, un estudiante entrevistado afirmó
“creo que son descuentos por si vienen muchas personas de
tu familia acá. Yo, por ejemplo, mi mamá trabaja acá como
profesora y tiene un descuento por eso, por sus años de
antigüedad. Y si le traes a un amigo de otro colegio y si ese
amigo dice que vos le dijiste para que venga, también te
hacen un descuento” (Matías Ramírez, estudiante del colegio
Santa Teresa. Asunción. 13 de octubre de 2016). En cambio,
cuando se trata de problema personal o familiar, el colegio
ofrece otro tipo de ayuda, “la verdad que personalmente, me
di cuenta de que te ayuda mucho, por ejemplo yo tuve un
problema familiar y en ese tiempo no podía concentrarme, mi
mente estaba muy dispersa, me afectaba mucho y en cierta
materia eso no me vino bien, y lo que sí el colegio me ayudó 252
con trabajito, para enmendar ese tiempo que estuve mal”
(Alán Ramírez, estudiante del colegio Santa Teresa.
Asunción. 24 de octubre de 2016).
En resumen, las iniciativas institucionales tendientes a evitar
que los estudiantes abandonen el colegio, consisten en
descuentos de cuota para familia numerosa, flexibilización del
pago de las cuotas y ocasionalmente beca. Estas serían las
medidas concretas que el colegio como institución educativa
y de afiliación social adopta para mantener dentro del sistema
a los estudiantes con dificultades y de esta forma evitar que
abandonen su proceso de socialización y de formación
académica.
En término de implementación de mecanismo de retención y
de contención ambos colegios plantean medidas concretas,
en el caso del Colegio Presidente Franco la asistencia a los
alumnos/as con problemas de salud, acompañamiento a
adolescentes embarazadas, con la finalidad de mantenerlo
dentro del sistema educativo y que pueda compaginar con

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sus nuevas responsabilidades en el caso de madres


adolescentes, así como pagar los costos de atención médica
de los estudiantes enfermos insolventes. En cambio, en el
colegio Teresiano, el problema económico aparece como
algo marginal.
En cuanto al enfoque pedagógico como un elemento
importante dentro del sistema educativo, ya que constituye un
molde de la enseñanza (Torres; 2000: 37), una mediación
didáctica entre los aprendices y los docentes, por eso es
importante explicitar el significado que le atribuyen los actores
educativos a su tarea docente; bajo que paradigma educativo
realiza su trabajo, para eso analizamos los testimonios de las
directoras de los Colegios Presidente Franco y Santa Teresa
de Jesús, el primero es un colegio nacional, el segundo un
colegio confesional de gestión privada.
Con relación a los principales lineamientos pedagógicos de la
política educativa en el marco de la reforma educativa,
Myriam Fleitas, Directora del Colegio Presidente Franco,
253 enfatiza el trabajo cooperativo con los padres/madres, los
problemas conductuales y de aprendizaje, se tratan en
presencia de los padres/madres, porque según la funcionaria
los padres/madres son abogados naturales de sus hijos
(Myriam Fleitas, Directora del Colegio Presidente Franco,
Asunción, 14 de setiembre de 2016). Con relación a los
lineamientos pedagógicos, la directora del colegio Santa
Teresa de Jesús, destaca la importancia del aprendizaje
significativo que, tiene directa vinculación con la vivencia
personal del estudiante que, requiere de cierta práctica,
porque de lo contrario pierde fuerza o intensidad las ganas de
aprender, además este aprendizaje tiene que tener cierta
utilidad y que sea práctico, aquello que aprendemos en la
escuela o en el colegio sea verdaderamente útil y práctico
(Norma Machuca, Directora del Colegio Santa Teresa de
Jesús, Asunción, 17 de setiembre de 2016). Esta
característica corresponde al diseño de la reforma educativa,
pero el problema radica, según la funcionaria en la gestión del
aprendizaje y especialmente en la evaluación, porque la
asistencia a clase no es obligatoria, no constituye una

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condición para aprobar el curso, entonces la pregunta es,


¿cómo se trabaja las capacidades para lograr las
competencias, si los estudiantes no asisten?

Reflexiones finales
Se observa una brecha que se vuelve más pronunciada en
los sectores sociales más desfavorecidos entre el sistema
educativo y su mecanismo de escolarización en la sociedad
paraguaya, porque la implementación del curriculum, está
condicionada por la capacidad económica y social, es decir
capital económico y cultural de las familias que posibilita la
socialización y formación académica de sus integrantes.
A mayor carencia socioeconómica exige mayor respuesta
institucional, para el sostenimiento de la escolarización de los
estudiantes, especialmente en la clase inferior que se
encuentran en situaciones desfavorecidas, porque no
cuentan con los recursos financieros y simbólicos o no
cuentan con recursos suficientes para absorber el costo de 254
escolarización y necesitan de políticas oportuna y efectiva
para mantenerse dentro el sistema educativo.
El enfoque pedagógico como molde de enseñanza incide en
la gestión institucional, especialmente en el énfasis en
aspectos como conductual o cognitivo, en el colegio de
gestión oficial el esfuerzo institucional se centra en la
modificación conductual de los estudiantes, por eso equipo
técnico, profesores guías y dirección se ocupan de esta
función que, se puede considerar como control social
tendiente a mantener la disciplina escolar. En cambio, en el
colegio de gestión privada, desde la dirección se pone énfasis
en el aprendizaje significativo como rumbo a seguir
sintetizado, en el lema de una educación contextualizada,
dialógica y cooperativa como señalando la limitación del
curriculum por competencia e indica el valor de la cooperación
en una sociedad marcadamente individualista y excluyente
como lo es la sociedad paraguaya.

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Empleo y estructura social son conceptos claves para


comprender la adquisición y acumulación del capital
económico y social en la sociedad paraguaya, cuya base de
sustentación constituye una economía agroexportadora,
enmarcado en un régimen capitalista, donde la mayoría como
trabajadores agrícolas su ingreso es ínfimo y una minoría
tiene ingreso muy superior como los grandes propietarios de
empresas. Esta configuración social define el destino de los
diferentes sectores de la sociedad paraguaya, si bien puede
existir un margen de iniciativa de buena voluntad y el interés
individual que son necesarios, pero no son suficientes para la
afiliación social en la sociedad paraguaya actualmente.

255
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Referencias
Bibliográficas
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elementos para una teoría del sistema educativo. México.
Fontanara Colección. Tercera edición.
▪ ____________________________. 2010. El sentido
práctico. Buenos Aires. Siglo XXI editores.
▪ Castel, R. 1997. La metamorfosis de la cuestión social.
Una crónica del salariado. Buenos Aires. PAIDÓS.
▪ Galeano, L. 2002. La sociedad dislocada. Asunción.
Centro Paraguayo de Estudios Sociológicos.
▪ Morínigo, J.N. 2009. Auge de la producción rural y crisis
campesina. Asunción. Fondo Nacional de la Cultura y del
Arte (FONDEC).
▪ Ortiz, L. 2012. Educación y desigualdad. Las clases
desfavorecidas ante el sistema educativo. Asunción.
Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad
Católica (CEADUC). Biblioteca de Estudios paraguayos – 256
Vol. 99.
▪ Tedesco, J.C. 1995. El Nuevo Pacto Educativo. Educación,
competitividad y ciudadanía en la sociedad moderna.
Madrid. Grupo ANAYA.
▪ Tenti Fanfani, E. 2007. La escuela y la cuestión social.
Ensayo de sociología de la educación. Buenos Aires. Siglo
XXI editores.
▪ Torres, R.M. 2000. Itinerarios por la educación
latinoamericana. Cuaderno de viajes. Buenos Aires.
PAIDÓS.

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