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y temporal de trabajo; los indios trabajaban
con sus rústicos instrumentos de piedra y
eso ocasionaba que su productividad fuera
muy baja y los amos les exigieran, con todo
tipo de castigos y amenazas, intensificar la
efectividad del trabajo y extender su hora-
rio. En tercer lugar, el trabajo de los indios
se realizaba casi exclusivamente en la explo-
tación del encomendero; las instrucciones
de la . Reina precisaban que los indios de-
bían tener largas temporadas de descanso
entre los períodos en que -fueran afectados
en el trabajo de las enco miendas , pero, en
los hechos, la regla establecida de 5 meses
de trabajo y 40 días de " descanso" ( en rea-
lidad trabajo en los conucos de sus aldeas
para reponerse del ham bre en que se desa-
rrollaba el trabajo en las encomiendas) no
se cumplía, a pesar de que ya esta regla era
altamente destructiva para un conglomera-
do primitivo como el de los taínos. Se in-
ventó el expediente de las demoras, tanta
era la fiebre de oro que embargaba a los co-
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EL PERIODO DE LAS ENCOMIENDAS
lonos españoles, consistente en la extensión
por varios meses más del período de trabajo
en la encomienda, después de lo cual pere-
cían entre una cuarta parte y tres cuartas
partes de los indios.
Se comprueba fácilmente que en tal sis-
tema los indios no eran libres, sino que eran
verdaderos esclavos. La encomienda indíge-
na antillana fue, pues, un modelo de explo-
tación de la mano de obra típicamente es-
clavista. Se puede asegurar que la enco-
mienda era un explotación esclavista parti-
cularmente cruel e intensiva. La duración
de la vida de los indios no era problema pa-
ra sus amos encomenderos ya que pensaban
estar muy poco tiempo en la isla, el sufi-
ciente para extraer el oro que los promovie-
ra a una situación de riqueza. Pero esta
particularidad se agudizaba en sus efectos
negativos porque, a pesar de ser verdaderos
esclavos, los indios no eran propiedad priva-
da de ningún amo ( como es normal en una