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El papel del agrónomo en el cambio climático es muy importante, ya que nuestra profesión esta
directamente relacionada con las emisiones de CO2 y óxido nitroso, 2 de los principales gases de
efecto invernadero que están implicados en el cambio climático. En el pasado nuestra profesión
nos llevaba a enfrentarnos a una disyuntiva en la cual debíamos elegir entre aumentar la
producción de los cultivos y así generar los suficientes alimentos para toda la población, pero a
costa de la degradación del suelo y el medio ambiente o por otro lado enfocarnos a producir
alimentos con menores rendimientos, pero sin tantos efectos negativos sobre el medio ambiente y
los suelos.
En cambio, hoy en día dicha disyuntiva ya no tiene tanta relevancia dado que, según la FAO, 2021
cada año, el mundo pierde o desperdicia 1/3 de los alimentos que produce. Por tanto, nuestro
papel como agrónomos hoy en día debe enfocarse hacia generar maneras de mitigar la
degradación del suelo, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y reducir los efectos
de la variabilidad climática sobre nuestros cultivos. En este sentido, los agrónomos podemos
desarrollar estrategias que nos permitan reducir las emisiones de gases de efecto invernadero
como es el acolchado en el cultivo de caña el cual consiste en dejar los residuos de la caña en el
campo en vez de quemarlos reduciendo la emisión de CO2 a la atmosfera, ya que este queda
atrapado en el reservorio del suelo, así mismo dicha practica ayuda a la conservación de suelos, ya
que según Mthimkhulu et al. 2016 los suelos en los cuales se mantenía el acolchado tenían una
estructura más estable en comparación con los suelos donde se quemaban dichos residuos. Otra
estrategia que podemos desarrollar es optimizar la aplicación de los fertilizantes, ya que uno de los
nutrientes más frecuentemente utilizado, el N solo es absorbido por la planta entre un 40 – 50%
del total de la aplicación, dejando así el porcentaje restante en contaminantes de suelo, agua y
posteriormente atmosfera.
Por otro lado, también se podría implementar manejos agroecológicos donde se utilicen bacterias
fijadoras de N, Hongos micorrizas y controladores biológicos en combinación con abonos
orgánicos, rotaciones de cultivo y menor labranza con maquinaria pesada con el fin de disminuir el
uso de agroquímicos, pesticidas y combustibles fósiles, mientras que por otro lado aumentar la
biodiversidad de microorganismos en suelo, la resiliencia de los cultivos al cambio climático y
reducir la degradación del suelo. Esta última estrategia es la más apropiada si deseamos
contrarrestar los efectos del cambio climático y la degradación del suelo, sin embargo, en un
mundo cada vez mas industrializado cabe tener en cuenta estrategias simples como son mantener
una cubierta vegetal sobre el suelo y optimizar la aplicación de los fertilizantes, ya que a pesar de
que no son las estrategias más óptimas para contrarrestar el cambio climático y la degradación del
suelo, si pueden contribuir a ello.
Referencias: