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La arteterapia es una forma de terapia creada por Margaret Naumberg y Edith Kramer a
finales de 1940, la arteterapia tiene como propósito esencialmente curar. La mayoría de
sesiones de arteterapia se centran en experiencias internas, sentimientos, emociones,
percepciones y en la imaginación (López, 2012, p.20). La terapia artística puede tener
contenidos de técnicas artísticas pero la sesión no se centra en como la persona desarrolla
estas técnicas, sino en el proceso creativo que hay para llegar a formar una imagen.
Uno de los conceptos más importante de la arteterapia es el proceso creativo y por eso uno
de los objetivos principales que debe tener el terapeuta, es facilitar la expresión y reflexión
entre las personas y los materiales artísticos. Las personas creadoras se caracterizan por
tener capacidad para asumir riesgos, ser flexibles, tener tolerancia a la ambigüedad y a la
incertidumbre, tener capacidad de reflexión, tener capacidad para cuestionarse a sí mismos
y tener disposición al cambio (Gutiérrez & Peñalba, 2014). La expresión plástica implica
para el creador una negociación constante con los materiales para lograr construir un
objeto. Según Maria Reyes los objetivos de la arteterapia son abrir la posibilidad a lo no
innombrable, proponer experiencias para que la persona pueda acceder a su mundo interno,
exteriorizar las vivencias personales de formas que no solamente requieran de la palabra
verbal (Mendoza, 2020, p. 51).
Según Marxen (2013) los beneficios de la arteterapia son, que a diferencia de las terapias
comunes que utilizan únicamente el dialogo verbal, el proceso artístico encuentra nuevas
formas de expresión que trascienden la censura verbal a la que todas las personas se
someten al intentar comunicar sus emociones, preocupaciones o percepciones. Por esto el
terapeuta debe animar al paciente a entender sus propias obras sin hacer conjeturas o
interpretaciones. De esta manera, la persona logra una mayor autonomía al momento de
entender sus conflictos (Mendoza, 2020, p. 53).
La ansiedad es otro los factores de común denominador que se encuentra en las personas
privadas de la libertad, Clemente (1997) atribuye esto a el encarcelamiento, a el contacto
con “el código carcelario”, a el distanciamiento de la red de apoyo, al afrontamiento de
peligros que la propia institución no puede controlar, entre otros.
Hace unos años empezaron a surgir múltiples programas de arteterapia en los centros
penitenciarios, David Gussak es uno de los autores más destacados en la promoción y
evaluación de programas arte terapéuticos en prisiones. Tras una larga investigación acerca
de la efectividad de estos programas en 2004, Gussak afirma: “Ha sido demostrado que la
acción y la producción artística puede reducir el número de partes disciplinarios imputados
a los presos que siguen programas arteterapéuticos (…), y puede ayudar a reducir los
síntomas depresivos, una condición que resulta vital en este entorno” (Domínguez & López
, 2014, p. 46). Gussak, siguió investigando los beneficios de la arte terapia en personas
privadas de la libertad y en 2009 no solo volvió a comprobar que es una forma efectiva de
tratar la depresión, sino que también mejora el locus de control en presos adultos femeninos
y masculinos. (Domínguez & López , 2014, p. 46).
Algunos de los estudios que se han realizado, cuentan múltiples formas en las que la
arteterapia ayuda a las personas que son o han sido privadas de la libertad. En primer lugar,
Carvajal (2016) cuenta que para lograr que un proceso de prevención de conflictos sea
positivo es necesario favorecer una comunicación abierta, un ambiente de dialogo y atender
los intereses y necesidades de todos. Asimismo, el contexto del arte puede lograr que una
persona comunique un conflicto personal emocional, de adaptación o de integración con la
participación en un taller de arte. Dentro de un taller de arteterapia la persona puede lograr
familiarizarse con el problema, aprender a resolver otros conflictos, encontrar la
compresión por parte de otras personas y asimilar el cambio personal (referencia Carbajal,
2016, p. 14). En segundo lugar, Mendoza (2020) cuenta que a partir de varios estudios se ha
podido demostrar que el arte alienta a mejores relaciones entre prisioneros, el personal
penitenciario y con sus familiar. También, mejora el autoestima y la confianza del privado
de la libertad, alienta a desarrollar una mejor comunicación y habilidades sociales y
finalmente, que estimula la solidaridad entre los participantes y el trabajo en grupo.
Son múltiples los talleres que se pueden y que se han realizado de arteterapia a personas
que han sido o son privadas de la libertad. En Estados unidos en la cárcel de North Florida
en 2008, se realizó un taller de arteterapia con 14 reclusos y 2 arte terapeutas, la finalidad
del taller era que los reclusos diseñaran y pintaran un mural. Los reclusos tuvieron como
idea principal representar la “transformación por medio de la unidad” de esta manera, cada
recluso realizo un dibujo que representara desde su experiencia personal la idea principal.
Después, se recopilaron todas las imágenes para tomarlas como base y crear una ilustración
holística. Este taller permitió que los reclusos pudieran expresar emociones complejas de
manera simple, permitió que el recluso dialogara emociones e ideas relacionadas con la
privación a la libertad, sintieran que pueden lograr metas, disminuyeran síntomas
psicológicas sin la el uso de interpretación verbal, entre otras cosas (Mendoza, 2020, p.56).
Referencias
Gutiérrez, E. & Peñalba, A. (2014). El proceso creativo como entrenamiento para el cambio:
arteterapia con personas en tratamientos por trastornos de la conducta alimentaria.
Universidad Complutense Madrid. DOI: https://doi.org/10.5209/rev_ARTE.2014.v9.47480
López, A. (2012). La terapia artística como medio de reinserción de los privados de la
libertad a la sociedad. Universidad de Costa Rica. Recuperado de:
http://iij.ucr.ac.cr/wp-content/uploads/bsk-pdf-manager/2017/10/La-terapia-
artistica-como-medio-de-reinserci6n-de-los-privados-de-Iibertad-a.pdf