Nos ponemos en la presencia del Señor: iniciamos este momento en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Antes empezar debemos preparar nuestro corazón. Por eso rezamos al Espíritu Santo, Dios verdadero, que habita en nosotros por el bautismo y los sacramentos. Entonamos (CANCION) El Espíritu Santo es una nueva presencia de Jesús en medio de su Iglesia, en medio de nosotros. Él es quien nos da ánimos y fortaleza ante las dificultades, ante las tentaciones. Él nos ayuda a buscar a Dios como lo más importante en nuestras vidas. Él nos une en comunidad haciéndonos superar las enemistades, las envidias, las categorías entre unos y otros. Él nos ilumina para entender la Palabra de Dios y comprender el porqué de los acontecimientos en nuestra vida y en la de los demás. Él nos da sus dones y nos regala sus frutos. Lectura del santo evangelio según Marcos capítulo 6, versículo del 17-29 (LECTURA A CARGO DE XIMERA MERINO) (REFLEXION A CARGO DE MARIA FERNANDA CALLE ESTRADA) Juan nos pide mirar y volver nuestros ojos hacia Dios. Y mirar hacia Dios es tener puesta la vista en el otro, significa disponer la propia vida en servicio y ofrenda a los demás. Es salir de nuestros egoísmos y comodidades para atender las necesidades de nuestros semejantes. Jesús instaura un nuevo sistema de justicia, una nueva relación entre los hombres. La salvación significa que entramos en una comunión de fraternidad y hermandad con la naturaleza y entre los hombres de manera que nadie nos es extraño ni ajeno. Y ello tiene un gran peso en nuestra forma de creer. No me salvo yo sólo, en mi conversión enclaustrada. Me salvo con los demás, me salvo cuando ayudo a que todos estemos en hermandad entre nosotros y con Dios. Elevemos nuestras peticiones: La oración abre puertas, y caminos. Tener fe por lo que estas orando, cree que va a suceder y así será. Si rezas con ilusión, con fe y con fuerza, si rezas con lealtad, tus palabras serán oídas y tus ruegos escuchados. Ora para que tus ojos puedan ver lo mejor de la vida, tu corazón pueda perdonar todas las ofensas, tu mente pueda olvidar las malas experiencias y para que tu alma nunca pierda la fe. Por todo ellos decimos: PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS…. A nuestra madre María que nos cuida y protege por eso le decimos: DIOS TE SALVE MARÍA LLENA ERES…
Te doy gracias, Señor, de todo corazón, te cantaré en presencia de los ángeles. Me
postraré ante tu santo Templo, y daré gracias a tu Nombre por tu amor y tu fidelidad, porque tu promesa ha superado tu renombre. Nos despedimos con la canción: Junto a ti María. En el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo. Amén