Está en la página 1de 1

“Pero bueno, ya está”, Cecilia Solá

La verdad que no me puedo quejar. Tengo una buena vida. Gustavo trabaja bien y
no nos falta nada, el año pasado cambiamos el auto y todo. Yo quería uno más
chico, más manuable, pero él eligió la camioneta porque siempre quiso una y como
yo no manejo mucho, bueno, ya está, lo importante es que está contento. La verdad
que yo no me animo mucho con ese armatoste, pero bueno, ya está, él nos lleva y
nos busca cuando puede, y los fines de semana vamos todos a la costa. Alguna vez
me gustaría quedarme. Disfrutar de la casa para mí sola, poner la música que me
gusta y no cocinar, pero no lo voy a mandar con dos chicos de seis y él solo. Como
decía mi suegra, una buena madre sabe que una vez que tuvo hijos, su vida ya no
le pertenece

Ayer vino Cami, mi amiga de la facu. Ella terminó el año pasado, ya es diseñadora.
Yo dejé nomás, cuando nació Luquita, el más grande. Gustavo estaba estudiando
también y no daba para que los dos fuéramos a la facultad, quién iba a cuidar al
bebé. A veces extraño, pero bueno, ya está, capaz que más adelante. Aunque
ahora me estaba diciendo Gustavo que quiere hacer un posgrado y eso cuesta plata
y lleva tiempo, no creo que sea momento de que yo lo cargue con los chicos para ir
a cursar. Cami se quedó a comer, y me trajo unos folletos del Paro de Mujeres.
Quiere que vayamos juntas a la Marcha, que es a la tarde, así que Gustavo se
podría quedar con los chicos un rato. Igual, él se rió de la idea ¿Paro de qué, dice, si
nunca laburaste? Fue un momento incómodo, porque Cami le preguntó quién lava,
plancha, limpia, cocina, hace las compras, lleva los chicos a la escuela, los ayuda
con las tareas, los lleva al médico, los trae de inglés. A Gustavo no le hizo gracia
cuando ella lo invitó a sacar la cuenta de cuánto le costaría pagar a una persona
para que realizara esas tareas. Le dijo que lo lógico es que lo haga yo, que soy su
mujer y la madre. -Y por lo que contás, también es la doméstica, la niñera, la
cocinera, el ama de llaves, la maestra particular y de vez en cuando la piba de los
mandados, se rio Cami.

La verdad es que me gustaría parar el 8 de marzo. Y me gustaría que mi marido me


hubiera tenido en cuenta a la hora de elegir el auto. Y no tener que ir todas las
veces a la costa, que a él le encanta y a mí me aburre. Y volver a la facultad. Y que
me reconozca que, aunque no gano un sueldo, aportó a la economía con mi trabajo
y ese ahorro ayuda a pagar las cuentas.

Anoche le dije que no, que no tenía ganas, que estaba cansada. Y no era mentira,
no era una excusa, aunque él creyó que sí y se durmió ofendido. Estoy cansada,
solo que recién me doy cuenta del por qué. Por eso voy a parar el 8. Aunque no
cobre un sueldo, ni esté sindicalizada, ni vaya a una oficina o a una fábrica de lunes
a viernes. Paro porque soy mujer, y trabajo.

También podría gustarte