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1.

Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de
recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces
una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas
que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos
prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para
mencionarlas había que señalarías con el dedo. Todos los años, por el mes de marzo, una familia
de gitanos desarrapados plantaba su carpa cerca de la aldea, y con un grande alboroto de pitos y
timbales daban a conocer los nuevos inventos. Primero llevaron el imán. Un gitano corpulento, de
barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre de Melquiades, hizo una
truculenta demostración pública de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios
alquimistas de Macedonia.

2. La muerte lo seguía a todas partes, husmeándole los pantalones, pero sin decidirse a darle el
zarpazo final..

3. «En el mundo están ocurriendo cosas increíbles -le decía a Úrsula-. Ahí mismo, al otro lado del
río, hay toda clase de aparatos mágicos.

4. Escriba Con su significado diez palabras de la novela que desconociera.

5. Haga un resumen de la novela.

6. Represente la novela mediante un dibujo. Lluvia

7. Haga un poema o un cuento a partir de un fragmento de la novela.

8. -Todavía no tenemos un muerto -dijo él-. Uno no es de ninguna parte mientras no tenga un
muerto bajo la tierra.

9. Así fue siempre, ajeno a la existencia de sus hijos, en parte porque consideraba la infancia como
un período de insuficiencia mental, y en parte porque siempre estaba demasiado absorto en sus
propias especulaciones quiméricas.

10. y la gallina que ponía un centenar de huevos de oro al son de la pandereta, y el mono
amaestrado que adivinaba el pensamiento, y la máquina múltiple que servía al mismo tiempo para
pegar botones y bajar la fiebre, y el aparato para olvidar los malos recuerdos, y el emplasto para
perder el tiempo, y un millar de invenciones más, tan ingeniosas e insólitas, que José Arcadio
Buendía hubiera querido inventar la máquina de la memoria para poder acordarse de todas.

11. Mencione cinco palabras claves de la obra.

12. (…) que anunciaba en castellano un jarabe para hacerse invisible.

13. Este es el gran invento de nuestro tiempo.

14. Era un simple recurso de desahogo, porque en verdad estaban ligados hasta la muerte por un
vínculo más sólido que el amor: un común remordimiento de conciencia. Eran primos entre sí.

15. (…) y todos estaban dispuestos (y lo consiguieron) a morirse de viejos.


16. Pero José Arcadio la siguió buscando toda la noche en el olor de humo que ella tenía en las
axilas y que se le quedó metido debajo del pellejo.

17. (…) no tenía nada que ver con el poder invisible que lo enseñaba a respirar hacia dentro y a
controlar los golpes del corazón, y le había permitido entender por qué los hombres le tienen
miedo a la muerte.

18. Pilar, sin embargo, rompió el encanto. Estimulada por el entusiasmo con que José Arcadio
disfrutaba de su compañía, equivocó la forma y la ocasión, y de un solo golpe le echó el mundo
encima. «Ahora si eres un hombre».

19. -Y ahora, señoras y señores, vamos a mostrar la prueba terrible de la mujer que tendrá que ser
decapitada todas las noches a esta hora durante ciento cincuenta años, como castigo por haber
visto lo que no debía.

20. Pero soportó el impacto con una firmeza de carácter y una valentía admirables.

21. En cierta ocasión, meses después de la partida de Úrsula, empezaron a suceder cosas extrañas.
Un frasco vacío que durante mucho tiempo estuvo olvidado en un armario se hizo tan pesado que
fue imposible moverlo. Una cazuela de agua colocada en la mesa de trabajo hirvió sin fuego
durante media hora hasta evaporarse por completo.

22. sino su inexorable evolución hacia una manifestación más crítica: el olvido.

23. Se sintió olvidado, no con el olvido remediable del corazón, sino con otro olvido más cruel e
irrevocable que él conocía muy bien, porque era el olvido de la muerte.

24. (…) decidió refugiarse en aquel rincón del mundo todavía no descubierto por la muerte.

25. Pocos meses después de su regreso se había operado en él un proceso de envejecimiento tan
apresurado y critico, que pronto se le tuvo por uno de esos bisabuelos inútiles que deambulan
como sombras por los dormitorios, arrastrando los pies, recordando mejores tiempos en voz alta,
y de quienes nadie se ocupa ni se acuerda en realidad hasta el día en que amanecen muertos en la
cama.

26. Pocos meses después de su regreso se había operado en él un proceso de envejecimiento tan
apresurado y critico, que pronto se le tuvo por uno de esos bisabuelos inútiles que deambulan
como sombras por los dormitorios, arrastrando los pies, recordando mejores tiempos en voz alta,
y de quienes nadie se ocupa ni se acuerda en realidad hasta el día en que amanecen muertos en la
cama.

27. Seleccione palabras o frases al azar en el libro armando una historia nueva.

28. El coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió
todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno
tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco años. Escapó a
catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento. Sobrevivió a una
carga de estricnina en el café que habría bastado para matar un caballo. Rechazó la Orden del
Mérito que le otorgó el presidente de la república. Llegó a ser comandante general de las fuerzas
revolucionarias, con jurisdicción y mando de una frontera a la otra, y el hombre más temido por el
gobierno, pero nunca permitió que le tomaran una fotografía. Declinó la pensión vitalicia que le
ofrecieron después de la guerra y vivió hasta la vejez de los pescaditos de oro que fabricaba en su
taller de Macondo. Aunque peleó siempre al frente de sus hombres, la única herida que recibió se
la produjo él mismo después de firmar la capitulación de Neerlandia que puso término a casi
veinte años de guerras civiles.

29. Mencione cinco sucesos propios del Realismo Magico reflejados en la novela.

30. Ni siquiera levantó los ojos para apiadarse de ella, la tarde en que Amaranta entró en la cocina
y puso la mano en las brasas del fogón, hasta que le dolió tanto que no sintió más dolor, sino la
pestilencia de su propia carne chamuscada.

31. La guerra, que hasta entonces no había sido más que una palabra para designar una
circunstancia vaga y remota, se concretó en una realidad dramática.

32. . «La mala suerte no tiene resquicios -dijo él con profunda amargura-. Nací hijo de puta y
muero hijo de puta.»

33. Un hilo de sangre salió por debajo de la puerta, atravesó la sala, salió a la calle, siguió en un
curso directo por los andenes disparejos, descendió escalinatas y subió pretiles, pasó de largo por
la calle de los Turcos, dobló una esquina a la derecha y otra a la izquierda, volteó en ángulo recto
frente a la casa de los Buendía, pasó por debajo de la puerta cerrada, atravesó la sala de visitas
pegado a las paredes para no manchar los tapices, siguió por la otra sala, eludió en una curva
amplia la mesa del comedor, avanzó por el corredor de las begonias y pasó sin ser visto por debajo
de la silla de Amaranta que daba una lección de aritmética a Aureliano José, y se metió por el
granero y apareció en la cocina donde Úrsula se disponía a partir treinta y seis huevos para el pan.

34. ¿Cómo es la experiencia de la muerte vivida oor Melquiades y Prudencio Aguilar? ¿Cómo se
imagina la suya?

35. Aureliano José estaba destinado a conocer con ella la felicidad que le negó Amaranta, a tener
siete hijos y a morirse de viejo en sus brazos, pero la bala de fusil que le entró por la espalda y le
despedazó el pecho, estaba dirigida por una mala interpretación de las barajas.

37. Había tenido que promover 32 guerras, y había tenido que violar todos sus pactos con la
muerte y revolcarse como un cerdo en el muladar de la gloria, para descubrir con casi cuarenta
años de retraso los privilegios de la simplicidad.

38. Pensó confusamente, al fin capturado en una trampa de la nostalgia, que tal vez si se hubiera
casado con ella hubiera sido un hombre sin guerra y sin gloria, un artesano sin nombre, un animal
feliz. Ese estremecimiento tardío, que no figuraba en sus previsiones, le amargó el desayuno.

39. Siempre, a toda hora dormida y despierta, en los instantes más sublimes y en los mas
abyectos, Amaranta pensaba en Rebeca, porque la soledad le había seleccionado los recuerdos, y
había incinerado los entorpece dores montones de basura nostálgica que la vida había acumulado
en su corazón, y había purificado, magnificado y eternizado los otros, los más amargos.

40. Poco después, cuando el carpintero le tomaba las medidas para el ataúd, vieron a través de la
ventana que estaba cayendo una llovizna de minúsculas flores amarillas. Cayeron toda la noche
sobre el pueblo en una tormenta silenciosa, y cubrieron los techos y atascaron las puertas, y
sofocaron a los animales que durmieron a la intemperie. Tantas flores cayeron del cielo, que las
calles amanecieron tapizadas de una colcha compacta, y tuvieron que despejarías con palas y
rastrillos para que pudiera pasar el entierro.

41. Describa la personalidad de tres personajes de la obra.

42. Se dio el gusto de morirse de muerte natural.

43. Escriba sobre la peste del insomnio mencionada en la novela.

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