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MADRID
2022
Reforma católica, Reforma protestante y Contrarreforma | Ana Jara Alonso
Resumen
Siguiendo el modelo ternario propuesto por Hubert Jedin en el siglo XX, el objetivo de
este trabajo ha sido explicar los tres ejes que lo componen, exponiendo así la relación entre
la Reforma católica, la Reforma protestante y la Contrarreforma. De cada una de estas, se
señalan los acontecimientos y personajes más importantes, y se concluye con las
consecuencias que han provocado.
Abstract
Following the ternary model proposed by Hubert Jedin in the 20th century, the objective
of this work has been to explain the three axes that compose it, thus exposing the relationship
between the Catholic Reformation, the Protestant Reformation and the Counter-
Reformation. Of each of these, the most important events and characters are pointed out, and
it concludes with the consequences that they have provoked.
Palabras clave: Reforma católica, Cardenal Cisneros, Reforma protestante, Martín Lutero,
Contrarreforma, Concilio de Trento.
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Reforma católica, Reforma protestante y Contrarreforma | Ana Jara Alonso
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 4
1.1 La crisis religiosa y eclesiástica en la Baja Edad Media ........................................ 5
2. LA REFORMA CATÓLICA ............................................................................................ 6
3. LA REFORMA PROTESTANTE ..................................................................................... 8
3.1 Guillermo de Ockham: un antecedente .................................................................. 8
3.2 Martín Lutero .......................................................................................................... 9
3.3 El protestantismo .................................................................................................. 11
4. LA CONTRARREFORMA ............................................................................................ 13
4.1 Concilio de Trento ................................................................................................ 13
5. CONCLUSIONES ......................................................................................................... 15
6. BIBLIOGRAFÍA............................................................................................................ 17
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Reforma católica, Reforma protestante y Contrarreforma | Ana Jara Alonso
1. INTRODUCCIÓN
Hasta el siglo XX estuvo presente el modelo binario para designar al siglo XVI, el “Siglo
de las Reformas”. Este modelo clásico sostenía la existencia de una Reforma protestante y
una Contrarreforma católica, pero dejaba de lado los intentos de reforma que se venían dando
desde el siglo XV. Sin embargo, a partir del siglo XX, se matiza este planteamiento con el
historiador alemán Hubert Jedin, quien introdujo el concepto de Reforma católica como un
proceso previo a la Contrarreforma, y que había comenzado un siglo antes que la Reforma
de Lutero. Se debe recalcar que el término de Contrarreforma fue promovido por los
protestantes para acusar a los católicos de contrarreformistas, subrayando esa reacción
católica conservadora a la moderna Reforma protestante. Así, este término no gustaba en el
ámbito católico y en el siglo XIX, Wilhelm Maurenbrecher1 lo cambió por Reforma católica.
Para Jedin, sin embargo, el espíritu de renovación había comenzado en el siglo XV y
culminado con Trento, por lo que la etapa posterior a este concilio, que era la defensa de la
Iglesia contra sus enemigos, debía denominarse Contrarreforma2, y dejar el término de
Reforma católica para la renovación del siglo XV. En este sentido, el término adquiría una
significación distinta a la luterana: una etapa de defensa de la verdad, de la tradición y la
eliminación de los abusos.
Este nuevo eje interpretativo, que había añadido un tercer elemento, convertía al modelo
clásico en uno ternario. Es importante recalcar que las ideas del alemán no fueron aceptadas
por todos. En la península ibérica, por ejemplo, lugar en el que la Reforma católica se
mantuvo ajena a la protestante, no se admitía el término de Contrarreforma al no haber tenido
lugar3. Empero, en este trabajo se ha partido del modelo ternario moderno para explicar la
situación europea en general, y por ser necesario para conocer los cambios producidos antes
1
Fue el primer historiador protestante que escribió sobre el movimiento de la Reforma católica.
2
Estas dos etapas, sin embargo, no deben considerarse como dos realidades distintas, sino que ambas poseen
un recíproco influjo.
3
«San Ignacio de Loyola no escribió lo nuclear de los Ejercicios espirituales, en 1522, pensando en contrarrestar
la obra de Lutero. Santa Teresa de Jesús y otras descalceces españolas contemporáneas, en la década de 1560-
1570 y siguientes, buscan su quehacer reformista en intensificar la vida evangélica y en la práctica de los votos
religiosos, o lo que es lo mismo, en reformar, no en contra reformar. Lo mismo cabe decir de los escritos de
reforma de Francisco de Osuna, Juan de Ávila y de los autores españoles en general» (ANDRÉS, M. “Los
alumbrados de 1525 como reforma intermedia”, en Salmanticensis, 24, 1977, pp. 307-334). Estas ideas implican
que también existiría una reforma católica en paralelo con la de Lutero, como continuación de los procesos
comenzados en el siglo XV, y que, por tanto, no habría una “contrarreforma” a la protestante.
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El paso de la Edad Media a la Edad Moderna está caracterizado por una profunda crisis,
motivada, en gran medida, por la transición del teocentrismo medieval al pensamiento
antropocéntrico. Esta crisis se daba en todos los ámbitos, desde el punto de vista político,
religioso y eclesiástico. Se podría señalar como la principal disputa la del papa y el
Emperador, es decir, la ruptura entre el Pontificado y el Imperio por la cuestión del alcance
de la autoridad de la Iglesia en los asuntos temporales del Estado. Sin embargo, esta no es la
única cuestión, también había otras como la decadencia de las costumbres, los abusos de la
Iglesia o las convulsiones dentro de ella. Es, sin duda, un momento de disgregación de la
cristiandad.
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2. LA REFORMA CATÓLICA
La política religiosa de los Reyes Católicos fue de gran apoyo y ayuda a la Iglesia
católica, por lo que tuvieron un papel fundamental en la reforma de la Iglesia española. Antes
de su llegada al trono, este proceso de reforma ya se había iniciado, considerando como punto
de inicio la fundación de la Orden de san Jerónimo en 1373. A partir de aquí, y especialmente
durante el reinado de Juan I, se empezaron a reformar las órdenes ya existentes. Así, cuando
los Reyes Católicos llegaron al poder, se pudieron apoyar en las bases que se habían formado
previamente, y, gradualmente, fueron imponiendo programas de renovación moral y religiosa
tanto dentro como fuera de la Iglesia. Una de las medidas que se tomaron fue la de elevar el
nivel intelectual y espiritual de los obispos y clérigos, por eso se impulsaron las
Universidades y los Estudios Generales. También se intentaron impedir los nombramientos
directos desde Roma, se propuso un nuevo sistema en el que los candidatos eran examinados
públicamente para elegir al mejor, y se tomaron medidas disciplinares. Todo esto triunfó
gracias al cambio de mentalidad que se produjo en la sociedad y en la propia Iglesia. Los
obispos y clérigos empezaron a desentenderse de los asuntos seculares y a cumplir sus
funciones, aumentó el número de graduados, y se impulsó una nueva forma basada en la
devotio moderna4. Estas medidas influyeron directamente en Europa, y fueron retomadas con
4
La “devoción moderna” es una corriente espiritual relacionada con el Humanismo cristiano con la que se
intentaba buscar una elevación en la práctica religiosa. Recomendaba una actitud mucho más individual hacia
las creencias y la religión, por lo que se ha visto como una contribución al luteranismo y calvinismo.
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Junto a la actividad de los Reyes Católicos destaca la del Cardenal Francisco Jiménez de
Cisneros, confesor de Isabel la Católica desde 1492. Su acción reformadora se encaminó
principalmente a la reforma de las órdenes monásticas (la franciscana, los dominicos, los
agustinos, etc.) pero su importancia rebasa esta acción y radica más bien en su pensamiento
y postura: la philosophia Christi y el retorno a la primitiva Iglesia. Convocó dos sínodos
diocesanos, el de Alcalá en 1497 y el de Talavera en 1498, ambos con la intención de redactar
normas para evitar los abusos y malos hábitos de los religiosos. La obra de este cardenal se
basó en tres aspectos fundamentales: la traducción al castellano de obras selectas de teología;
una reforma administrativa e institucional de conventos, monasterios y episcopados; y la
fundación de la Universidad de Alcalá. Además, durante su etapa como regente5, impulsó la
expansión castellana por el Norte de África. Así pues, Cisneros fue un adelantado a Trento6,
un reformador y modernizador de la Iglesia, y una de las figuras más importantes en el Siglo
de Oro español.
Tras el Concilio de Basilea7 no se volvió a celebrar ningún otro durante la segunda mitad
del siglo XV. La situación cambia cuando Luis XII de Francia, enfrentado con el papa,
convoca el Concilio de Pisa en 1512. El papa, Julio II, calificándolo de “conciliábulo”8, lo
declaró nulo y convocó el V Concilio de Letrán en Roma, en 1512, que finalizó cinco años
más tarde con León X, sucesor de Julio II. El objetivo principal de este concilio era frenar las
herejías y los cismas existentes, además de condenar conciliarismo, en general, y el
5
En 1504, tras la muerte de Isabel, ocupó la regencia de la Corona de Castilla por la incapacidad de la reina
Juana. Más tarde, cuando murió Fernando volvió a ocupar la regencia en espera de Carlos I.
6
Y no solo a Trento, sino que, como Joseph Pérez afirma, «el cardenal tenía un concepto del Estado que se
asemejaba al que tenemos ahora: el servicio del Estado como función pública. Cisneros, es un precursor, se
adelanta a su tiempo» (Cf. PÉREZ, J. Cisneros, el cardenal de España, Madrid, Taurus, 2014).
7
Convocado por Martín V en 1431 y clausurada 1449. Sus objetivos se remitían a los de Constanza: extirpar
toda herejía, la paz en la cristiandad y la reforma. Ambos concilios representan el punto culminante del
conciliarismo, y, por el fracaso de sus reformas, predecesores de las medidas que se tomarán en el siglo XVI.
8
Denominación dada a las reuniones tenidas por los herejes o cismáticos, es decir, no convocado por una
autoridad legítima, en contra de las reglas de la disciplina de la Iglesia.
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3. LA REFORMA PROTESTANTE
Fue acusado de hereje por su nominalismo, pero al mismo tiempo él acusaba al papa de
lo mismo por su concepción de la pobreza, según Ockham, alejada de los principios
evangélicos. Por esto es por lo que interesa en este trabajo, porque destaca por su enemistad
con los papas y por la condena que hizo al papado medieval y a la plenitudo potestatis del
papa sobre lo espiritual y lo terrenal10. Este pensador medieval habla de una communitas
hominum, donde los derechos, la propiedad, la libertad y la igualdad son bienes particulares
(y no de una communitas fidelium donde los hombres se reúnen bajo a protección del papa)11.
9
John Kilcullen llega a decir que la filosofía de Ockham se asemeja al liberalismo del siglo XIX y se anticipa
a Stuart Mill. (KILCULLEN, J., “The Political Writings” en The Cambridge Companion to Ockham, ed. Paul
Vicen Spade, Cambridge University Press, 1999, p. 319).
10
Philotheus Boehner precisa que el interés de Ockham no era propiamente la relación entre el papa y el
Emperador, sino los límites del poder del papa. Es decir, no escribió para beneficio del Emperador como algunos
sostienen. (BOEHNER, P., “Ockham’s Political Ideas”, en Collected Articles on Ockham, ed. Eligius M.
Buytaert,Franciscan Institut St. Bonaventura, New York, 1958, p. 445).
11
MUÑOZ SÁNCHEZ, O. “G. de Ockham, un pensador político moderno en el mundo medieval”, en Foro de
Educación, 3, 2005, p. 102.
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Ockham no niega con esto la importancia de la religión y de la Iglesia, sino que critica
que se haya desviado de su labor en cosas que no le corresponden. Esa reflexión sobre los
límites de poder del papa es por lo que servirá de referencia para Lutero, quien apeló a él
como su “querido maestro”.
La Historia Eclesiástica del siglo XVI quedó marcada por la reforma iniciada por Martín
Lutero, que supuso un cambio sustancial en la concepción del cristianismo. A grandes rasgos,
«su intención era volver a la “pureza del evangelio” oscurecida por el pagano Aristóteles y
por la tiranía de Roma. Cn lo primero aludía a la Filosofía (la razón) que había infectado la
teología al uso. Con lo segundo al papado y conocida decadencia, o a la corrupción
eclesiástica en general»12.
Lutero nace en Alemania, en el seno de una familia muy pobre. En 1507 fue ordenado
sacerdote, y, en 1508, empezó a enseñar teología en la universidad de Wittemberg, donde se
convirtió en doctor en Biblia en 1512. Al estudiar las escrituras en profundidad, se interesó
por la Iglesia primitiva y sus valores. Así, se convenció de que la Iglesia había perdido parte
de la visión que el cristianismo enseñaba en las Escrituras, como la doctrina de la justificación
por la sola fe. La mercantilización de la fe por la venta de indulgencias, entre otras prácticas
de la Iglesia que le parecían condenables, le llevaron a clavar, en 1517, sus famosas 95 tesis
en puerta de la Iglesia de Wittemberg, Alemania.
Estas tesis contenían la base para la Reforma protestante, es decir, para la ruptura de la
Iglesia. El contenido esencial de la Reforma se basa en una nueva concepción del hombre,
una antropología negativa y pesimista13, en la que niega la libertad. Así, los actos humanos
no tienen importancia, ya que Dios salva al hombre sin que este coopere mediante su libertad.
De esta negación del libre arbitrio14 desemboca la justificación por la sola fides: la única
12
BELDA, J. “Reforma católica y reforma protestante. Su incidencia cultural”, en Hipogrifo: Revista de
Literatura y Cultura del Siglo de Oro,7, 2019, p. 335.
13
Erasmo, por el contrario, «parte de la aceptación de la naturaleza humana, herida, evidentemente, por el
pecado original, pero que se conserva buena y capaz de un florecimiento sin límites». Es decir, Erasmo presenta
un hombre positivo, que, por su libertad, puede abrirse a la gracia de Dios y cooperar con ella para su salvación.
(Cf. HERMANS, F. Historia doctrinal del humanismo cristiano, I, Valencia, Fomento de Cultura, 1962, p. 262).
14
De hecho, responde a la obra de Erasmo De libre arbitrio con una completamente divergente: De servo
arbitrio; publicado un año más tarde que Erasmo.
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salida para el hombre es la fe ciega en Cristo15. Esto hace del hombre un sujeto
completamente pasivo ante la acción divina, es decir, ninguna acción que realice tiene
eficacia salvadora. También introduce la idea de una religión interior, íntima; una
religiosidad basada en la relación individual del hombre con Dios, donde el primero debe
abandonarse y confiar plenamente en la acción del segundo, sin poner nada de su parte. Por
eso, se rechaza cualquier obra externa (peregrinaciones, votos, reliquias…), porque la vida
cristiana se debe alimentar únicamente de las Escrituras. Esta idea es precisamente la gran
revolución protestante: abandonar la idea católica de sacramento. Todos los fieles son
considerados sacerdotes por el bautismo, por lo que no existe un sacerdocio jerárquico que
represente la autoridad de Dios en la tierra. Así, la teología queda reducida al conocimiento
de la Biblia por cada fiel16, negándose la validez de la misa. La Iglesia, por tanto, debe ser
invisible, espiritual. Esto implicaba necesariamente la separación de las autoridades
espirituales y seculares, por lo que, en su escrito de 1523, Sobre la autoridad secular: hasta
donde se le debe obediencia, va delimitando ambos reinos. Para Lutero ambos provienen de
Dios17, pero no se deben confundir: la autoridad religiosa no debe inmiscuirse en las leyes
civiles ni la secular en los asuntos del alma.
El triunfo de la Reforma se debió, en gran medida, a que Lutero era un gran escritor, lo
que le permitió comunicar su mensaje reformador de manera clara, profunda y aguda;
ayudado en su difusión por la imprenta. En uno de estos escritos, A la nobleza cristiana de
la nación alemana, llama a los príncipes, nobles y magistrados, como miembros influyentes
del pueblo cristiano, a luchar contra la tiranía de Roma y a abogar por la reforma de la vida
cristiana18. Muchos humanistas, artistas y nobles alemanes se adhirieron a su doctrina,
15
En su obra La libertad cristiana, Lutero se apoya en textos de la Biblia para argumentar sus ideas. Para la de
la sola fides en concreto, remite a lo que dice San Pablo es Romanos 1 y 10: «El justo vive sólo por su fe» y el
fin y «la plenitud de la ley es Cristo para quienes creen en él». (Cf. LUTERO, M. La libertad cristiana, en
www.luteranos.cl, 1520, punto 6).
16
Esto implica que cada cristiano debe leer la Biblia en su propia lengua y no en la oficial de la Iglesia, por eso
él traduce la Biblia al alemán.
17
Para esta idea se basa principalmente en las palabras de San Pablo en Romanos 13: «Sométase toda persona
a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido
establecidas» (Rom. 13:1).
18
¡Ay, nobles príncipes y señores! ¿Hasta cuándo dejaréis abiertas y accesibles vuestras tierras y pueblos para
tales lobos feroces? (LUTERO, M. A la nobleza cristiana de la nación alemana, en www.escriturayverdad.cl,
1520, p.12)
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Carlos V, desde sus inicios como rey de España y emperador del Sacro Imperio, tuvo
como principal objetivo acabar con la difusión de las ideas propuestas por Lutero. Por eso,
en 1521 tuvo lugar la llamada Dieta de Worms, presidida por el emperador, y a la que
asistieron los príncipes del Sacro Imperio para debatir esta cuestión, entre otras cosas. Así,
después de haber sido excomulgado por el papa León X, Carlos V pidió a Martín Lutero que
se retractase de sus tesis. Este compareció en su defensa, pero rechazó retractarse de sus
enseñanzas20. Más tarde, en el Edicto de Worms decretado ese mismo año, se tildaba a Lutero
de hereje y se prohibía la lectura y difusión de sus obras. Sin embargo, Carlos V, inmiscuido
en asuntos políticos y militares, dejó de lado esta cuestión, y el edicto jamás llegó a ser
implementado. De este modo, Lutero pudo continuar con su Reforma hasta su muerte en
1546.
3.3 El protestantismo
19
En 1531 se estableció una liga conformada por los príncipes protestantes del Sacro Imperio, para defender
sus privilegios y luchar contra Carlos V: la Liga de Esmalcalda.
20
«Si no se me convence mediante testimonios de la Escritura y claros argumentos de la razón – porque no le
creo ni al papa ni a los concilios ya que está demostrado que a menudo han errado, contradiciéndose a sí mismos
–, por los textos de la Sagrada Escritura que he citado, estoy sometido a mi conciencia y ligado a la palabra de
Dios. Por eso no puedo ni quiero retractarme de nada, porque hacer algo en contra de la conciencia no es seguro
ni saludable. ¡Dios me ayude, amén!» (Cf. Luther.de, “Lutero ante la Dieta de Worms (1521)”, publicado en
https://www.luther.de/es/worms.html, 2002. [Consultado 20 my. 2022]).
21
Se denomina protestantes a todos aquellos cristianos que se separaron de la Iglesia católica y formaron otras
congregaciones. Él término surgió cuando los luteranos protestaron por la Dieta de Espira celebrada en 1529.
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ser la palabra de Dios expresada en la Biblia, lo que apartaba al papa como líder de la Iglesia.
A pesar de estos antecedentes y otros no mencionados, el movimiento se fortaleció con
Lutero, como se ha explicado previamente. Sin embargo, además de él, la Reforma contó con
muchos protagonistas que actuaron de modo independiente y con diferentes ideas. Algunos
de estos hombres fueron Juan Calvino, Martín Bucero o Ulrich Zwinglio. Así, las principales
ramas del protestantismo que surgieron en el siglo XVI son el luteranismo, el calvinismo, los
bautistas y los anglicanos.
El fin de los conflictos ocasionados por la Reforma protestante puede datarse en la Paz
de Augsburgo, tratado firmado en 1555 entre Carlos V y los príncipes alemanes integrantes
de la Liga de Esmalcalda. Su objetivo era acabar con los conflictos desatados por el
emperador contra los protestantes al querer restaurar la unidad católica. Con él, Carlos V
reconocía la existencia oficial de las iglesias luteranas y concedía a los príncipes el derecho
de elegir qué religión adoptar (cuis regio, eius religio). Esta paz también supuso el fin de la
legitimización al emperador que la Iglesia realizaba al coronarlo en el Vaticano (Carlos V
fue el último coronado por el papa). Resolvió muchas cuestiones, pero no las tensiones
religiosas entre católicos y protestantes, que se intensificaron hasta acabar en la Guerra de
los Treinta Años.
Podríamos resumir la doctrina protestante en las Cinco Solas que los reformadores,
aunque no catalogaron22, promulgaban como pilares esenciales para la vida y práctica
cristianas. Todas rechazaban las doctrinas de la cristiandad latina que criticaban como malas
prácticas. Estas son: la Sola scriptura, la Biblia como único estándar de fe y práctica; la Sola
fide, la justificación solo por la fe; la Sola gratia, la salvación solo por la gracia de Dios; Solo
Christo, solo por medio de Cristo hay salvación; y Soli Deo gloria, que toda la gloria es solo
para Dios. Sobre estos pilares se asienta la Reforma Protestante, una reforma que supuso una
revolución religiosa y espiritual, además de social y económica; pero que, sobre todo, supone
la ruptura de la Iglesia, que llevará a la Contrarreforma católica.
22
Las solas aparecen en escritos de los propios reformadores, sobre todo las tres primeras: Sola Scriptura, Sola
Gratia y Sola Fide. Fue en el siglo XX cuando se catalogaron por el profesor Theodore Engelder, quien publicó
el artículo “Los tres principios de la Reforma: Sola Scriptura, Sola Gratia, Sola Fides”. Más tarde otrs teólogos
añadirán las dos solas restantes.
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4. LA CONTRARREFORMA
23
Para más información véase la obra de John W. O’Malley, Trent and all that. Renaming Catholicism in the
Easrly Modern Era.
24
Von Ranke fue un historiador alemán del siglo XIX. Entre las obras que escribe, destaca la que aquí se
menciona, Historia de los papas, un estudio sobre el papado y sus representantes en la Edad Moderna. Fue
contestada por la crítica católica del momento.
25
«¡Que Dios nos ayude a conseguir un concilio libre que enseñe al papa que él también es hombre y no es más
que Dios, como se atreve a ser!» LUTERO, M. A la nobleza cristiana de la nación alemana acerca del
mejoramiento del Estado Cristiano, en www.escriturayverdad.cl, 1520, p. 21. [Consultado 15 my. 2022].
26
En sus memorias, el emperador indica que «pidió a su santidad, como cosa muy necesaria e importante para
poner remedio a cuanto sucedía en Alemania y a los errores que se iban propagando en la cristiandad, que
quisiera convocar y reunir un concilio general» (VENAR, M. “El quinto concilio de Letrán (1512-1517) y el
concilio de Trento (1545-1563)”, en Historia de los concilios ecuménicos, Salamanca, Sígueme, p. 280).
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querían que el poder de Carlos V se consolidara. El concilio entraba, por tanto, en el giro de
la política internacional.
Fue, finalmente, con el papa Pablo III cuando se convocó, iniciando una ruta hacia el
concilio con numerosas reformas. La primera convocatoria fue en mayo de 1537 en Mantua,
con tres objetivos principales: condenar la herejía, reformar la Iglesia y paz entre los príncipes
cristianos contra el peligro de los turcos. Sin embargo, la Liga de Esmalcalda, Francisco I y
Enrique VIII lo rechazaron, así que Pablo III y Carlos V buscaron otros caminos, como los
“Coloquios de religión” (1540). Tras nuevas propuestas e incluso guerras de por medio, fue
finalmente en 1545 cuando el concilio se ponía en marcha en la ciudad de Trento, aunque ya
era demasiado tarde para la unidad de los cristianos.
En materia de fe, supone la revisión de los puntos postulados por Lutero, definiendo una
doctrina sobre el libre albedrío, el valor de las obras y su relación con la gracia divina.
También, se fija el binomio fe y obras frente a las solas de Lutero, se reivindica la necesidad
de la jerarquía eclesiástica para la hermenéutica de la Biblia27, y se apoya el culto a los santos,
el papel de la Virgen y la devoción de las reliquias.
El Concilio de Trento, por tanto, «habría que considerarlo como la culminación de una
obra de explicación de la fe y renovación de las costumbres, en parte como respuesta a los
que podían negar esta misma fe; pero fundamentalmente como guía para el pueblo de Dios y
manual de conducta para todos los hijos de la Iglesia católica que, con su actuación,
ensuciaban el rostro de su madre»28. Fue, en resumen, una respuesta a los planteamientos de
los protestantes, un sínodo “contrarreformante”, aunque no pudo reunir a la cristiandad por
su tardía llegada.
27
Se ordenó la creación de seminarios para una mejor formación de los sacerdotes, además de establecerse la
necesidad de celebrar sínodos periódicamente para garantizar el buen funcionamiento de las parroquias y las
diócesis.
28
CALVO GÓMEZ, J. Antonio, “La reinterpretación historiográfica de la Reforma católica (1417-1517) y los
límites del modelo sobre el proceso de confesionalización”, en Specula, 1, 2021, p. 42.
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5. CONCLUSIONES
Siguiendo el eje interpretativo propuesto por Jedin, con un modelo ternario, en este
trabajo se han analizado las causas y el proceso de estas tres reformas del siglo XVI. Así, se
deben entender estos acontecimientos como el resultado de una situación de crisis, tanto
espiritual como social, latente desde la baja Edad Media. Esta situación abogaba por una
reforma necesaria en las instituciones religiosas y en los comportamientos sociales,
derivando en la Reforma católica llevada a cabo en la península por los Reyes Católicos y
Cisneros, una Reforma protestante comenzada por Lutero, y una Contrarreforma como
colofón de la reforma de la Iglesia.
Sin duda alguna, de estas reformas la más importante fue la de Lutero. El protestante ha
sido considerado por unos como el destructor de la verdadera unidad de la Iglesia, y, por
otros, como liberador del Evangelio, convirtiéndose en un símbolo y en el artífice del
nacimiento del mundo moderno. Así, para muchos supuso el «primer rompimiento de las
cadenas autoritarias de la Edad Media»29, como lo considera Marx, ya que Alemania se liberó
de las cadenas de Roma: «Lutero ha vencido la servidumbre de la devoción, porque ha puesto
en su lugar la servidumbre por convicción. Ha quebrantado la fe en la autoridad, porque ha
restaurado la autoridad de la fe. Ha transformado a los párrocos en laicos, porque ha
transformado a los laicos en párrocos. Ha liberado a los hombres de la religiosidad exterior,
porque ha llevado la religiosidad a su interior. Ha emancipado el cuerpo de las cadenas,
porque ha encadenado el corazón»30.
Lo que es seguro, es que el protestantismo supuso una reformulación de las relaciones
entre la Iglesia y el Estado, por eso tuvo consecuencias tanto religiosas como políticas,
fijando la separación entre la autoridad secular y espiritual. Esto ha llevado a que,
dependiendo de las circunstancias históricas, se haya dado una lectura distinta a los
planteamientos políticos derivados de Lutero, vinculándolos tanto a regímenes democráticos
como totalitarios31. En este sentido destacan las ideas que expone Max Weber en La ética
29
MIEGGE, M, Martín Lutero: La Reforma protestante y el nacimiento de la sociedad moderna, Barcelona,
Editorial Clie, 2016, p. 15.
30
MARX. K., Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, en archivo.juventudes.org, 1844, p. 6.
31
«El Estado ha sido siempre el aliado natural del protestantismo debido a sus históricas dependencias desde la
Reforma y debido a que el protestantismo careció del centro de autoridad que presenta el papado» (Cf.
BURLEIGH, M. Earthly Powers: The Clash of Religion and Politics in Europe, from the French Revolution to
pág. 15
Reforma católica, Reforma protestante y Contrarreforma | Ana Jara Alonso
the Great War, New York, Harper Perennial, 2005). Para más posturas ver también la obra de Angela Pellicciari,
La verdad sobre Lutero, en la que propone a Lutero como el precursor del nazismo.
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Reforma católica, Reforma protestante y Contrarreforma | Ana Jara Alonso
6. BIBLIOGRAFÍA
pág. 17
Reforma católica, Reforma protestante y Contrarreforma | Ana Jara Alonso
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de Investigación Educativa, 4, 2001, pp. 217-258.
• MARX. K., Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, en archivo.juventudes.org,
1844.
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• MIEGGE, M., Martín Lutero: La Reforma protestante y el nacimiento de la sociedad
moderna, Barcelona, Editorial Clie, 2016.
• MONCUNILL BERNET, R., “La concepción luterana sobre la libertad y la doctrina de
la Contrarreforma. Su reflejo en nuestros literatos del Siglo de Oro”, en Hipogrifo:
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• MORENO, D., “Reforma y Contrarreforma: un binomio a revisión” [Sesión de
conferencia], Aula de Teología, 2018.
• MUÑOZ SÁNCHEZ, O. “G. de Ockham, un pensador político moderno en el mundo
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