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Yo soy la sal de la tierra (Mateo 5:13).

Yo soy la luz del mundo (Mateo 5:14).


Yo soy un hijo de Dios (Juan 1:12).
Yo soy parte de la vid verdadera y la vida de Cristo fluye a través de mí (Juan 15:1, 5).
Yo soy amigo de Cristo (Juan 15:15).
Yo soy elegido por Cristo para dar fruto (Juan 15:16).
Yo soy un testigo personal de Cristo enviado para hablar de Él a todos (Hechos 1:8).
Yo soy siervo de la justicia (Romanos 6:18).
Yo soy siervo de Dios que me hace santo y me da vida eterna (Romanos 6:22).
Yo soy hijo de Dios; puedo llamarlo Padre mío (Romanos 8:14, 15; Gálatas 3:26; 4:6).
Yo soy coheredero con Cristo, heredero de su gloria (Romanos 8:17).
Yo soy templo de Dios. Su Espíritu y su vida viven en mí (1 Corintios 3:16; 6:19).
Yo estoy unido por siempre al Señor y soy un espíritu con Él (1 Corintios 6:17).
Yo soy un miembro del cuerpo de Cristo (1 Corintios 12:27).
Yo soy una nueva persona. Mi pasado esta perdonado y todo es nuevo (2 Corintios 5:17).
Yo estoy en paz con Dios. El me ha dado la tarea de ayudar a que las demás personas encuentren su paz en Él (2 Corintios 5:18,
19).
Yo soy un hijo de Dios y uno con los otros de Su familia (Gálatas 3:26, 28).
Yo soy un hijo de Dios y recibiré la herencia que Él ha prometido (Gálatas 4:6, 7).
Yo soy un santo una persona consagrada (Efesios 1:1; Filipenses 1:1; Colosenses 1:2).
Yo soy ciudadano del cielo sentado allí ahora mismo (Efesios 2:6; Filipenses 3:20).
Yo soy hechura de Dios – su manufactura – creado en Cristo para hacer Su obra (Efesios 2:10).
Yo soy ciudadano del cielo junto con toda la familia de Dios (Efesios 2:19).
Yo soy prisionero de Cristo Jesús para poder ayudar a otros (Efesios 3:1; 4:1).
Yo soy justo y santo (Efesios 4:24).
Yo estoy escondido con Cristo en Dios (Colosenses 3:3).
Yo soy una expresión de la vida de Cristo, porque Él es mi vida (Colosenses 3:4).
Yo soy escogido de Dios, santo y entrañablemente amado (Colosenses 3:12; 1 Tesalonicenses 1:4).
Yo soy hijo de luz y no de las tinieblas (1 Tesalonicenses 5:5).
Yo soy escogido para compartir el llamado celestial de Dios (Hebreos 3:1).
Yo soy participante de Cristo; yo participo en su vida (Hebreos 3:14).
Yo soy una de las piedras vivas de Dios, y estoy siendo edificado en cristo como casa espiritual (1 Pedro 2:5).
Yo soy un miembro del linaje escogido, del real sacerdocio, de la nación santa, del pueblo adquirido por Dios (1 Pedro 2:9, 10).
Yo soy solamente una visita en este mundo donde vivo transitoriamente (1 Pedro 2:11).
Yo soy un enemigo del diablo (1 Pedro 5:8).
Yo soy un hijo de Dios y seré como cristo cuando el vuelva (1 Juan 3:1, 2).
Yo soy nacido de nuevo en Cristo y el malo – el diablo – no puede tocarme (1 Juan 5:18).
Yo no soy el gran “YO SOY” (Éxodo 3:14; Juan 8:24, 28, 58) pero por la gracia de Dios yo soy lo que soy (1 Corintios 15:10).

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