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1.4.

2 Condicionalidad, Karma y Renacimiento

Ilustración: Aloka, Rueda de la vida, usado con permiso de Clear-Vision. Detalle.

(texto escrito para este curso por Vadanya)

La Coproducción Condicionada
El concepto central que el Buda utilizó para tratar de comunicar su visión se describe a menudo como "la
coproducción condicionada". Esta es una de las traducciones del término sánscrito Pratītya Samutpāda
(paṭicca samuppāda, en Pali). Otras traducciones pueden ser "surgimiento dependiente", "causalidad
recíproca" y "surgimiento mutuo". Pratītya Samutpāda significa literalmente algo así como 'lo que existe
porque se origina simultáneamente'. El comentarista del siglo V Buddhaghosa lo define como la forma en que
los "fenómenos se originan en dependencia mutua" 1. Es imposible exagerar la importancia de esta idea en el
budismo.

Enfoques occidentales del Pratītya Samutpāda


Esta idea señala que todas las cosas y todos los acontecimientos son producto de condiciones preexistentes, y
sólo tienen lugar mientras esas condiciones existen. Todos los fenómenos están constantemente
interconectados con toda una serie de otros fenómenos diferentes, de modo que nada existe de forma
independiente, como una cosa o entidad en sí misma, separada de todo lo demás. En el mundo occidental
esto se explica a menudo en términos de cosas materiales y de procesos, por lo que se señala que nosotros
mismos dependemos de un número enorme de condiciones para nuestra existencia, como por ejemplo: la
atmósfera, el sol, el agua de los mares y océanos, los ecosistema de los que formamos parte, de todas las
personas que cultivan nuestros alimentos y nos proporcionan bienes y servicios necesarios, etc. Una larga
lista que no se acabaría. Al pensar en las cosas de esta manera podemos empezar a tener una idea de hasta
qué punto estamos interconectados y somos interdependientes de todos los otros fenómenos.

Esta interpretación es válida, pero no incluye toda la realidad. Tenemos que tener cuidado cuando pensamos
que hemos entendido completamente la visión del Buda. Él describió esta enseñanza como:

1 The Path of Purification (Visuddhimagga), Buddhaghosa, trans. Bhikkhu Ñāṇamoli, pp.596–7, Singapore Buddhist Meditation Centre

1
Profunda, difícil de percibir, difícil de entende ... más allá de la lógica, sutil, compresible sólo para el
sabio.2

El concepto de Pratītya Samutpāda apunta a una visión de la realidad que es mucho más profunda y de
mayor alcance de lo que podemos imaginar en este momento. Así pues, coproducción condicionada no es
solamente causalidad, ni tampoco que los fenómenos en el mundo material se rigen por complejas redes de
interacciones, de modo que todo afecta a todo lo demás. Y esto, al no ser "ilógico" podemos entenderlo muy
fácilmente, sin contarnos necesariamente entre "los sabios".

Nosotros, los occidentales, tenemos una tendencia a ver las enseñanzas budistas a través de nuestro prisma
de condicionamiento materialista, e interpretar las ideas budistas como si fuesen teorías científicas sobre el
mundo material, en lugar de tratar de entender y transmitir una visión de la realidad que trasciende nuestra
presente comprensión materialista. La coproducción condicionada no se aplica sólo a cosas materiales, sino
también a cómo nuestra mente y el mundo que experimentamos se condicionan mutuamente y evolucionan
juntos. Para citar a una autora moderna; Joanna Macy:

Es fundamental el concepto de "causalidad recíproca" la creencia de que los prejuicios y


predisposiciones de la misma mente forman la realidad que ésta percibe. Esto es contrario a las
nociones de sentido común de que hay un mundo "ahí fuera" distinto e independiente del 'yo'
percibido. Una comprensión verdadera de la causalidad recíproca implica la superación de las
dicotomías tradicionales entre el yo y el mund ... lo que equivale a una revisión de uno de los
supuestos más arraigados del 'yo'. 3

Los Cinco Niyamas


Los comentaristas posteriores de la enseñanza del Buda identificaron cinco hilos - llamados niyamas - dentro
de pratītya samutpāda, cinco tipos de procesos que operan dentro del flujo global de coproducción
condicionada. En el reciente pensamiento de Sangharákshita, estos cinco niyamas han adquirido una nueva
importancia como una forma de aclarar nuestra visión de la vida espiritual. Los cinco niyamas reinterpretados
por Sangharákshita son:

1. Procesos físicos inorgánicos (Pali: utu-niyama).


2. Procesos biológicos orgánicos (Pali: bīja-niyama).
3. Procesos cognitivos, perceptuales, instintivos y psicológicos (Pali: mano-niyama).
4. Procesos derivados de acciones éticas y no éticas (Pali: kamma-niyama; Skt: karma-niyama).
5. El orden progresivo de condicionalidad por el cual estados superiores del ser se despliegan
espontáneamente para producir estados aún más altos (Pali: dhamma-niyama; Skt: dharma-niyama).

Los primeros tres de estos niyamas no necesitan preocuparnos aquí, pero un cierto entendimiento ya la
creencia en el karma-niyama y los procesos del dharma-niyama son cruciales en una vida espiritual budista.
Por interesante que sea la coproducción condicionada desde un punto de vista filosófico, la meta del Buda al
enseñarla era menos intentar explicar la naturaleza de la realidad en palabras, que ayudarnos a seguir un
camino de crecimiento y desarrollo que nos permitiera ver la naturaleza de la realidad directamente por
nosotros mismos. En las primeras escrituras budistas pratītya samutpāda fue visto principalmente como una
descripción de nuestra evolución como seres espirituales, y el aspecto de la coproducción condicionada en
que el Buda se enfocó fue la ley del karma. Karma significa acción. Esencialmente, la ley del karma nos dice
que la forma en que elegimos actuar, hablar y pensar ahora tiene una influencia poderosa en el tipo de
persona que nos convertiremos en el futuro, y por lo tanto en nuestra experiencia del mundo que nos rodea.
Para crecer hacia la Iluminación necesitamos usar conscientemente la ley del karma para ir hacia los estados
2 Digha Nikaya II. 36
3 Joanna Macy. Causalidad recíproca en el budismo y Teoría General de Sistemas.

2
superiores, al tiempo que nos abrimos a los procesos del dharma-niyama que nos pueden parecer como
influencias "desde el más allá".

El karma-niyama o ley del karma


Tradicionalmente se dice que la creencia en la ley del karma es la "visión correcta", completamente esencial
para nuestro progreso espiritual, mientras que no creer en los efectos del karma es una visión equivocada
que nos impedirá seguir el camino budista. Hay buenas razones para esto. El camino budista funciona usando
procesos karma-niyama. Utiliza el hecho de que la forma en que actuamos, hablamos y utilizamos nuestra
mente en cada momento de nuestra existencia ayuda a crear la persona que llegaremos a ser en el futuro.
Por lo tanto, nos aconseja sobre los tipos de acción, discurso y pensamiento que son 'hábiles', lo que significa
que nos ayudan a evolucionar en una dirección positiva, hacia estados más integrados y positivos de corazón
y mente, hacia una mayor comprensión y hacia estados que nos abren a los procesos de dharma-niyama que
pueden llevarnos más allá de nuestra limitada individualidad hacia la liberación completa de la Budeidad.

Debido a que la ley del karma es el mecanismo por el cual funciona el camino budista, si no creemos en él, no
entenderemos la naturaleza del camino, y no lo seguiremos de una manera que sea efectiva. Es posible que
no veamos la razón de actuar hábilmente, por lo que es poco probable que practiquemos la primera etapa del
camino - la ética - con convicción o energía. No comprenderemos que el camino implica un proceso
progresivo de cambio en nuestro ser interno, similar al crecimiento de una planta, provocado por pasos
regulares - por lo que probablemente trataremos de saltar hasta el final - ignorando el hecho de que estamos
aún cerca del principio. Ser un budista que no cree en la ley del karma es como ser un arquitecto que no cree
en las leyes básicas de la física: ignoraremos el marco de apoyo de nuestra estructura e intentaremos
construir torres y techos antes de que haya algo para sostenerlos.

El dharma-niyama
Los procesos del Dharma-niyama tienen lugar - para decirlo simplemente - cuando, en la vida espiritual, una
cosa buena conduce a algo mejor, y luego a algo mejor de nuevo, en un proceso progresivo y positivo. Los
procesos de Dharma-niyama equivalen aproximadamente a la condicionalidad creativa descrita en la Semana
3 de esta parte del curso, y el camino espiral descrito en la Semana 4 es un ejemplo. A diferencia de los
procesos de karma-niyama, los procesos de dharma-niyama no dependen de la volición del individuo, de
modo que los efectos pueden ser experimentados como una influencia procedente de fuera del yo, desde
algo más elevado al que podemos abrirnos. Este aspecto está estrechamente relacionado con el Bodhicitta
discutido en la última semana de esta parte del curso.

Karma y Renacimiento
Tradicionalmente la idea del karma está estrechamente relacionada con la idea del renacimiento, de modo
que una vida hábil nos lleva a renacer en estados hermosos y felices de existencia, mientras que una vida
inhábil conduce al renacimiento en estados dolorosos de sufrimiento. Esto no sucede como recompensa o
castigo, sino simplemente porque el mundo que experimentamos a nuestro alrededor es un reflejo de
nuestro estado de ser. Si nos convertimos en un ser celestial actuando de una manera que nos lleva a
evolucionar en esa dirección, experimentaremos un estado celestial. Si nos hacemos un ser infernal por
nuestros actos y pensamientos inicuos, entonces nuestra experiencia será el infierno. Esto es a menudo
ilustrado por la imagen de la Rueda de la Vida, que exploraremos la próxima semana. La rueda de la vida
representa seis Reinos de Ser en los que podríamos renacer, algunos muy agradables, otros mixtos y otros
llenos de sufrimiento. Cada reino no es sólo un mundo exterior, es también una manifestación de un estado
interior. En última instancia estos aspectos internos y externos son inseparables.

Debido a que la ley del karma y la idea del renacimiento están a menudo tan estrechamente relacionados en
las mentes de las personas, pueden llegar a confundirse. Sin embargo, a algunos budistas occidentales les
resulta difícil creer completamente en el Renacimiento, lo que va en contra de mucho de nuestro

3
condicionamiento. (Discutiremos esto más adelante en este texto.) Para aquellos que encuentran que este es
su caso, es importante comprender que la ley del karma no depende de la doctrina del renacimiento. La ley
del karma opera tanto en esta vida como en vidas futuras. Nuestra forma de actuar en esta vida presente
ejerce una gran influencia en el mundo que experimentaremos en el futuro.

Todos experimentamos una mezcla de motivaciones y estados mentales hábiles y torpes. Si optamos por
cultivar los aspectos positivos de nuestro ser; actuando y hablando de forma hábil y cultivando hábitos
positivos en la meditación, entonces los aspectos positivos de nuestro ser se verán reforzados, y los capítulos
negativos se debilitarán. Con el tiempo nos haremos más conscientes, más completos, más conectados con
otros seres y con el mundo que nos rodea, y menos atormentados por el constante deseo y la mala voluntad.
Nuestra experiencia sobre nosotros mismos y de la vida será más positiva, y porque hemos aprendido a ver el
mundo a través del prisma de nuestros estados mentales, nuestra experiencia nos va a demostrar que
vivimos en un mundo mejor, más hermoso. Y en muchos sentidos, las circunstancias en que nos encontramos
ahora pueden cambiar para mejor. Por ejemplo: las personas tenderán a apreciarnos y a confiar en nosotros,
y de esta forma nos ayudarán y serán más útiles, nuestras relaciones con la gente mejorarán, y podrán
aparecer nuevas oportunidades que jamás hubiéramos podido imaginarnos en nuestros previos y menos
positivos estados mentales.

Por supuesto, también puede suceder lo contrario. Si nos ponemos a actuar, hablar y pensar de una manera
torpe, cultivaremos y aumentaremos los aspectos negativos de nuestro ser. Mirando en el espejo de nuestros
estados mentales más oscuros y más negativos, llegamos a ver el mundo como un lugar cada vez más oscuro.
La gente se vuelve más antagonista hacia nosotros, y podemos llegar a sentirnos muy solos, aislados de los
demás y del mundo que nos rodea, experimentando nuestra propia versión de uno de los reinos menos
agradables de la Rueda de la Vida. Este proceso tan negativo está representado, de manera muy clara, en la
única novela de Oscar Wilde: "El retrato de Dorian Gray". En la historia, el personaje principal posee un
retrato de sí mismo que fue pintado cuando era joven por un amigo y que se ha hecho muy admirado por su
belleza. Dorian comienza a actuar más y más motivado por el deseo, por medios más y más deshonestos; un
proceso que comienza con pequeños actos torpes, pero que le llevan a una espiral descendente de la que
finalmente no puede escapar. En las primeras etapas de este proceso, le parece ver pequeños cambios
ocurridos en el rostro de su retrato, estos cambios parecen ser poco a poco más abiertos y menos atractivos,
(aunque Dorian no puede estar seguro). Pero a medida que pasa el tiempo, cuando ya no puede escapar la
espiral descendente de deseos incontrolables y deshonestidad, los cambios en la imagen se vuelven tan
obvios que le suponen un reproche constante, así pues, lo esconde del mundo como un secreto del que se
siente culpable. Cuando ya está cerca de la muerte, la imagen en su retrato muestra una figura antipática y
desagradable de un hombre bruto y degenerado.

Por suerte o por desgracia, la mayoría de nosotros durante la mayor parte de nuestro tiempo no parece que
apostemos por ninguno de esos dos extremos, es decir: ya hacia la Iluminación, o ya hacia la dirección
tomada por Dorian Gray. Unas veces somos moderadamente hábiles, otras moderadamente torpes. Así que
los cambios en nuestro carácter se producen con lentitud, de tal modo que puede parecernos que no
cambiamos durante algunos períodos de tiempo. Pero en nuestro mundo de cambios constantes nada puede
realmente quedarse inmutable. Todos estamos, bien yendo hacia delante o hacia atrás, evolucionando o
cayendo, y la elección es nuestra. Las consecuencias de ir en una dirección son inspiradoras, y los resultados
de ir en la otra puede ser aterrorizantes.

Los Malentendidos del karma


La ley budista del karma se entiende a menudo erróneamente. En concreto se confunde con la interpretación
hindú del karma, que difiere en varios aspectos importantes de la budista. En varias ocasiones, el Buda
apuntó que estos malentendidos pueden ser perjudiciales para nuestro desarrollo espiritual.

4
Por ejemplo, los hindúes junto con muchos budistas tibetanos son de la opinión de que todas nuestras
experiencias, buenas y malas, son el resultado de nuestro karma anterior o acciones pasadas. (El budismo en
el Tíbet llegó tarde, y para entonces ya había sido fuertemente influido por las ideas hindúes.) Este punto de
vista de la ley del karma puede llevar a la conclusión de que cualquier persona que sufra de algún modo; de la
injusticia social, la explotación, en casos de desastre, la enfermedad, se lo habrían causado a sí mismos
debido a sus acciones pasadas. Esto puede llevarnos a la falta de compasión y a fallar en corregir el
incumplimiento de los derechos humanos y a abstenernos con respecto a los males sociales, como en el
vergonzoso caso de los intocables en la India, por el cual las personas están condenadas a una vida de
pobreza y explotación debido a la casta en la que nacieron, y esto se considera como merecido por ser el
resultado de su karma pasado. Por supuesto, también puede conducir al fatalismo y la apatía (puede que no
hagamos nada para mejorar nuestra situación si pensamos que lo nos la merecemos, porque es "nuestro
karma".)

El Buda rechazó la idea de que todas nuestras experiencias son el resultado de nuestro karma pasado. Por
ejemplo, en el Sutta Moliyasivaka afirma que esta visión es equivocada, y detalla algunas de las otras causas
de placer y sufrimiento, que incluyen la enfermedad y los efectos del medio ambiente. El mismo tema se
aborda en las preguntas del rey Milinda:

Quien diga:" Es sólo el karma que oprime a los seres... está equivocado .... El ignorante va demasiado lejos
cuando dice que todo lo que se experimenta es fruto del karma."

Para completar esta enseñanza, los pensadores budistas clasificaron más tarde cinco tipos de
condicionalidad, conocidos como los cinco niyamas. Estos son los siguientes:

1. Física o inorgánica - si por ejemplo, un tsunami mata a un gran número de personas, es probable que esto se
deba a fenómenos geológicos que tienen lugar bajo el mar, no al karma colectivo de las víctimas.

2. Biológica - si enfermamos porque hay una epidemia de gripe, es probable que esto se deba a la aparición de
esos virus contra los que no tenemos ninguna resistencia, no a nuestras acciones pasadas.

3. Psicológica - podemos experimentar estados mentales que se deban a experiencias del pasado sobre las que
no teníamos ninguna influencia, y que por lo tanto no se deben a nuestras propias decisiones kármicas.

4. Kármica - el Karma-niyama se refiere específicamente a los efectos de las acciones éticas y no éticas sobre las
que tenemos opciones.

5. Espiritual o Dhármicas - esto se ve como la influencia milagrosa y aparentemente “inmerecida" ejercida por
seres iluminados, esta 'influencia' podemos relacionarla con el surgimiento de lo que llamamos el Bodhicitta,
que exploraremos en la última sesión de esta parte del curso.

En la práctica, estos cinco aspectos de la condicionalidad interactúan de una manera compleja, y cualquier
acontecimiento puede, en cierta medida, estar influido por todos estos tipos, así que es peligroso culpar a
cualquier evento sólo por el karma. Un maestro sugirió que cuando algo malo le sucede a alguien nunca
debemos pensar que se debe a su karma, pero cuando algo malo nos sucede a nosotros mismos siempre
debemos pensar que es debido a nuestras propias acciones pasadas. De esta manera por una parte,
evitaremos ser influidos por la falta de compasión, y por la otra, la queja, la mala voluntad y la tendencia a
echar la culpa a otros.

Renacimiento

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Aunque es fácil de ver que la ley del karma opera dentro de una sola vida, en el budismo tradicional está
estrechamente ligada a la idea del renacimiento. Y si nuestras acciones no sólo nos afectan en esta vida, sino
que también nos afectan en una serie potencialmente infinita de otras vidas vividas, no sólo en el entorno
que conocemos de esta vida presente, pero también en el mundo de otros sistemas y los planos de la
existencia, entonces las posibilidades del karma para producir cambios en la naturaleza de nuestro ser son
mucho mayores y mucho más motivadoras o espantosas, en su caso.

Desde los tiempos del Canon Pali parece haber pocas dudas de que el Buda enseñó el renacimiento, y todas
las escuelas budistas tradicionales parecen aceptar el renacimiento como un hecho. Sin embargo, sería fácil
el malinterpretar lo que esta enseñanza significa. La idea budista del renacimiento es muy sutil, y está en
línea con la verdad de que los seres ni son permanentes ni son independientes en su naturaleza. Por lo tanto,
no es lo mismo que la idea hindú de la reencarnación, con la que tan a menudo se confunde. En el hinduismo,
el alma es permanente e inmutable - el Atman - por lo que toma forma en una serie de diferentes
organismos, de hecho representa una especie de premio o castigo para acciones buenas o malas. La idea
budista es que un flujo constante de evolución de la energía psicofísica se forja y se transforma por medio de
la vida que se vive y las direcciones que se toman, por lo tanto, en las vidas sucesivas se manifestarán en
formas y mundos de experiencia ajustadas a aquellas elecciones. (En un discurso público una mujer le
preguntó una vez a Sangharákshita, "¿Me estás diciendo que yo podría renacer como una gallina?" Él
respondió: "No, señora, solamente si usted piensa como una gallina". La respuesta ilustra el aspecto de que
la mujer no podría volver a nacer como una gallina: primero tendría que convertirse en una gallina desde su
ser interior, y para entonces ya habría dejado de ser la mujer que hizo la pregunta.)

Así pues, en la idea budista del renacimiento no hay un alma inmutable que pasa de vida a vida. Lo que sigue
después de la muerte son nuestras tendencias kármicas, las formaciones kármicas o samskaras de la persona
que murió. Estas constituyen las profundas energías volitivas que nos impulsan a vivir como un cierto tipo de
ser, con un cierto tipo de cuerpo, en un cierto tipo de mundo. La persona que renace no es la misma que
murió, ni es completamente diferente de la persona que murió, son la continuación del mismo proceso de
cambio. Lo que ocurre se compara tradicionalmente con el encender una vela nueva con una que se está
acabando. La nueva llama no es la misma que la vieja, ni tampoco es diferente. Es la continuación de un
proceso.

Por un lado no hay un "yo" que transmigra de vida a vida. Por otro lado, el Buda era capaz de recordar vidas
anteriores, y advirtió a sus discípulos que iban a cosechar los frutos de sus acciones en las vidas por venir,
como si la persona que fuera a renacer fuese la misma a la que él estaba hablando. Esto es quizá no tan
paradójico como parece; en un mundo que es un vasto proceso de cambio, ninguno de nosotros es
exactamente la misma persona que era la semana anterior o el año pasado, sin embargo no tenemos ninguna
dificultad de pensar en nosotros mismos como beneficiarios en el futuro de las acciones que ahora tomamos.

Renacimiento y budismo occidental


Muchos budistas en Occidente tienen un sentido intuitivo de que la doctrina del renacimiento es acertada, o
bien la aceptan porque es parte de una tradición que ellos conocen por experiencia, una manifestación de
una sabiduría más profunda que la suya. Otros ven el renacimiento como una metáfora, señalando al hecho
de que en nuestro mundo interconectado, los efectos de nuestras acciones se dispersan en todas las
direcciones y continúan para siempre de una manera eficaz. Sin embargo, otros ven en el renacimiento una
metáfora en un sentido más profundo, como una enseñanza que podemos entender que apunta a una
realidad que está más allá de nuestra comprensión e imaginación humana, ya que estamos limitados a pensar
en términos de espacio y tiempo, a través del lenguaje y de otros sistemas de símbolos. Para ellos, la
enseñanza del renacimiento está tan cerca de nuestra comprensión como nuestro limitado entendimiento
para llegar a la verdad, y si así lo aceptamos y vivimos como si fuera literalmente cierto, ésta sería la forma
más sabia con la que podríamos actuar, y nos beneficiaría enormemente. (Una analogía podría ser el

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conocido mapa del metro de Londres, que es una representación simplificada y distorsionada de la realidad.
Si nos negamos a usarlo porque su escala y su geometría no son exactos, entonces nos sería difícil encontrar
nuestro camino en Londres.) Las ideas budistas nos ayudan a encontrar nuestro camino, desde donde
estamos ahora hasta la Iluminación, en lugar de describir exactamente una realidad que está más allá de
nuestra comprensión presente.

Sin embargo, muchos occidentales experimentan una reaccionan de incredulidad ante la idea del
renacimiento, porque éste no encaja con la visión dominante del mundo actual, a esta postura se le llama
"materialismo científico", a pesar de que al analizar algunos de los descubrimientos en el campo de la física
del siglo XX, su base "científica" está ya muy desfasada. Según la visión materialista, la materia es lo que es
'real', y la conciencia no es más que un subproducto accidental que se produce cuando la materia se organiza
en ciertas formas complejas. Nuestra conciencia está producida por el trabajo de los órganos de nuestro
cuerpo, y cuando nuestro cuerpo deja de funcionar, también lo hace nuestra conciencia. Muchos de nosotros
hemos estado tremendamente condicionados por nuestra educación para ver este llamado "materialismo
científico" como la única opinión sensata del mundo, y tendemos a ver todo lo que no encaja con este punto
de vista como imposible, cualquiera que sea la evidencia.

Y por supuesto, de acuerdo con el materialismo, el punto de vista del renacimiento es una de esas cosas que
resulta simplemente imposible. Ya que no existe ningún "mecanismo materialista" obvio por el cual este
concepto pueda funcionar, por lo tanto, tiene que ser falso. Sin embargo, no existe un modelo mental del
funcionamiento del mundo, que es lo que define al materialismo, que pueda hacerle justicia a la complejidad
de este fenómeno milagroso del que formamos parte y que llamamos el universo. Nuestro intelecto racional,
que ni siquiera puede vencer a un ordenador poco potente al ajedrez, no puede comprender esta realidad.
Todo lo que puede hacer es fabricar modelos muy simplificados de ella con un fin determinado. El modelo
materialista funciona muy bien para ciertos fines prácticos, pero si pensamos en lo que esto significa, es decir,
el resumir completamente la naturaleza de la realidad, entonces habremos reducido nuestra visión de esta
impresionante maravilla que representa el universo al tamaño de nuestra pequeña inteligencia, y viviremos
una vida más pequeña y más gris como resultado.

Así que, si nuestra reacción instintiva a la idea del renacimiento es la incredulidad, podríamos preguntarnos si
esto nos informa más sobre nuestro condicionamiento que sobre la naturaleza de la realidad. Podría ser un
paso adelante en sabiduría, si en lugar de pensar "yo no creo en el renacimiento", pensásemos en la idea de
esta forma más precisa: "He sido condicionado a no creer en el renacimiento, pero acepto que la realidad es
más compleja y misteriosa que mi capacidad presente para comprenderla, así que voy a mantener la mente
abierta. "

Por supuesto que no es posible probar la realidad del renacimiento. Pero hay muchas pistas que nos lo
podrían hacer pensar. Por ejemplo, tenemos a los niños prodigio, como Mozart y muchos otros, que incluso
cuando eran pequeños tenían talentos y habilidades que iban más allá de la mayoría de los adultos. Tenemos
el hecho, obvio para la mayoría de los padres, de que los niños pequeños dentro de una misma familia tienen
personalidades muy definidas y características muy distintas, ya desde la cuna. También están ahí los
ejemplos de personas que parecen recordar vidas anteriores, y si confiamos en los que escriben acerca de
ellas, adquiriremos un conocimiento sobre esas personas y lugares, que sería muy difícil de ver cómo lo
podrían haber sabido o hecho, a menos que ellos mismos hubiesen vivido la vida que parecen recordar.
Tenemos, por ejemplo, el fenómeno de muchos "tulkus" tibetanos, como el Dalai Lama, que se supone son
practicantes avanzados que han renacido por sus méritos pasados, y se convierten a su vez en gente notable,
(aunque algunos no llegan a serlo), y por supuesto, todos ellos reciben una educación muy especial. Tenemos
el hecho de que pueblos y culturas muy diferentes a través de la historia han creído en alguna forma de
renacimiento, incluimos aquí muchos de los antiguos indios, egipcios, griegos y celtas, así como muchas tribus
africanas. Esto puede apuntar a un sentido intuitivo muy amplio sobre la verdad del renacimiento. Hay

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muchos grandes pensadores que han creído en el renacimiento, a partir de Pitágoras. También tenemos el
hecho de que muchos de nosotros, cuando éramos niños, intuimos que esta no era nuestra primera vez que
vivíamos, y teníamos una creencia visceral en el renacimiento, aún antes de haber oído la palabra.

Y por supuesto, está el hecho de que el Buda y las grandes figuras de la tradición budista enseñan el
renacimiento; si creemos que tenemos una comprensión mejor de la realidad que ellos, ¡entonces no está
claro por qué queramos ser budistas! En vista de todo esto, y aunque sin duda es posible ser budista y
practicar el Dharma eficazmente sin creer en el renacimiento, al menos nos seria provechoso mantener la
mente abierta.

Tipos de Karma
Según la tradición, cuando se trata de determinar cómo vamos a nacer, hay cuatro tipos de karma. Y los
vamos a conocer según su orden de importancia.

El primero y más importante de estos es el 'karma de peso'. Este "peso" viene del enorme impacto que
nuestras acciones tienen en nosotros mismos y en los demás, y está asociado a emociones poderosas. Estas
acciones tienen un impacto fuerte y duradero en la mente de la persona que las lleva a cabo. Un ejemplo del
"karma de peso" es el asesinato, sin duda esta acción tendría un efecto poderoso sobre nuestras emociones y
estados mentales, y continuaría teniéndolo durante mucho tiempo. En la parte positiva, otro "karma de peso"
es la meditación; una práctica de meditación eficaz, establece una fuerte corriente positiva en la mente, y
tendrá un efecto importante en nuestra experiencia futura.

El segundo tipo de karma es el 'karma-cerca-de-la- muerte'. Este se refiere a las acciones de cuerpo, palabra y
mente que llevamos a cabo cuando nos vamos a morir. Ya que estos actos seguirán resonando en nuestra
mente a medida que pasamos de una vida a la siguiente, se cree que tienen un impacto importante en
nuestro renacimiento.

El 'Karma Habitual' se produce cuando hacemos algo con regularidad, una y otra vez, de modo que se
produce un surco profundo en nuestro ser. Incluso pequeños actos hábiles o torpes pueden tener un efecto
potente cuando son habituales. Pequeñas adicciones, pequeñas mentiras, pequeños pensamientos irritados,
o por otra parte, pequeños actos de generosidad hechos con regularidad, tienen un efecto que a veces se
asemeja a las gotas de agua de un grifo que gotea. Cada gota es insignificante, pero con el tiempo el efecto
acumulativo llena el gran y pesado recipiente del karma.

El último tipo y menos importante clase de karma es 'el karma residual', que incluye cualquier acción de lo
que no encaja en las tres primeras categorías. El karma residual tiene un efecto menor en nuestro
renacimiento, y sólo se vuelve significativo en ausencia de los otros tres tipos.

Si estamos realmente interesados en los efectos del karma en esta vida, podremos sacar algunas conclusiones
de esta clasificación: las acciones, palabras y pensamientos que producen los efectos kármicos más fuertes
son aquellos que tienen consecuencias de peso; aquellos que envuelven emociones intensas, así como los
que se repiten con regularidad, una y otra vez, de modo que se llegan a convertir en parte de nuestra
estructura vital.

¿Son los resultados del karma inevitables?


Algunas escuelas budistas y maestros nos advierten que será inevitable cosechar los resultados de nuestro
karma, pero esto no parece ser lo que el Buda enseñó. Por ejemplo, en el Sutta Sankha el Buda dice que no
estamos obligados a experimentar los resultados de las acciones pasadas, y nos dice cómo acabar con nuestro
karma negativo, o al menos el que no es demasiado pesado. Dice que el simple remordimiento y
arrepentimiento es inútil, y que nadie más puede deshacerse de nuestro karma por nosotros. Pero si

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definitivamente decidimos no actuar torpemente en el futuro, sino llenar nuestro corazón con metta,
compasión y otras emociones positivas, enviando amor y buena voluntad a todos los seres en todas las
direcciones, si hacemos la última etapa de la metta bhavana en todo momento y en todo lugar, entonces:
"hasta cierto punto, cualquier acción realizada ya no existe."

Preguntas para la reflexión y el debate


1. ¿Cómo describirías la idea de la coproducción condicionada?

2. Considera el siguiente curso de los acontecimientos: Un meteorito cae en el coche de Juan. Para comprar
otro coche tiene que buscarse un trabajo bien pagado, pero estresante. Debido al estrés su sistema inmune
se afecta y coge un resfriado. Mientras está enfermo deja de meditar, y pierde la costumbre de meditar. Su
antigua irritabilidad vuelve a aparecer, y tiene una riña con su pareja. Con la ira de la riña, atraviesa una
puerta de dintel bajo haciéndose un daño enorme y desmayándose. Mientras está inconsciente tiene una
visión de Avalokitéshvara, que señala lo estúpido que ha sido. Se disculpa a su pareja y empieza a meditar de
nuevo. Qué Niyamas podrían estar implicados en esta secuencia, y dónde?

3. Describe cómo el karma ha formado el carácter y la vida de tus padres.

4. "Es un cliché que la virtud es su propia recompensa, pero aún así es muy cierto". ¿Estás de acuerdo? ¿Por qué
o por qué no?

5. "En un sentido importante, nuestro mundo está creado por nuestra mente."
(a) ¿Estás de acuerdo?
(b) ¿Ha cambiado tu experiencia del mundo en respuesta al cambio de tus estados mentales?
(c) ¿Puedes pensar en alguna persona/as que parecen vivir en mundos muy diferentes al tuyo?

6. ¿Cuál es tu respuesta a la idea del renacimiento? ¿En qué medida crees que esta respuesta está
condicionada, por ejemplo, por la sociedad en que has sido educado?

7. ¿Crees que tienes que creer en el renacimiento para ser budista?

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