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Bertold Brecht.
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Psicólogo – Psicoanalista, Magister en Pedagogías activas y desarrollo humano Universidad de Manizales –
CINDE. Docente Universidad Tecnológica de Pereira Facultad de Bellas Artes y Humanidades.
Articulo derivado de la Investigación: Subjetividad y formación ciudadana en docentes y alumnos de colegios
oficiales Pereira – Manizales componente del macroproyecto CINDE Colciencias: SENTIDOS y PRÁCTICAS
POLÍTICAS DE NIÑOS, NIÑAS Y JÓVENES EN CONTEXTOS DE VULNERABILIDAD EN EL EJE CAFETERO,
ANTIOQUIA y BOGOTÁ: UN CAMINO POSIBLE DE CONSOLIDACIÓN DE LA DEMOCRACIA, LA PAZ Y LA
RECONCILIACIÓN MEDIANTE PROCESOS DE FORMACIÓN CIUDADANA
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una variación correlativa en esa estructura del sujeto o bien en lo que puede
considerarse su organización psíquica, lo que lleva a pensar que sincrónicamente al
cambio en los contextos socioculturales se da una variación sustantiva en las
condiciones subjetivas de los individuos y por lo tanto en los estilos del lazo social. En
esta investigación en particular la búsqueda de indagar por el problema persistente y
visible de la violencia en el aula, a partir del psicoanálisis, implicó indagar por la forma
como se da la constitución de los sujetos en la época contemporánea, a partir de los
discursos o bien de las condiciones simbólicas que aparecen hegemónicas en la
cultura.
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escenario en donde puede amplificarse la violencia social. Se encuentran casos en
donde actores del sistema educativo aparecen, o coaptados por grupos al margen de la
ley o bien afectados por la violencia del contexto inmediato, la cual episódicamente
actualizan a su interior perturbando consecutivamente toda la atmosfera moral y los
procesos de convivencia interinstitucionales y con ello los intercambios enseñanza –
aprendizaje.
En tercer lugar porque se entiende, desde los estudios del psicoanálisis sobre las
nuevas formas de malestar en la cultura, la presencia de inéditas formas de entidades
patológicas y de nuevas formas de presentación del síntoma; las patologías del acto,
las cuales incluyen, entre otros, trastornos tales como: las toxicomanías, las psicopatías
y las melancolizaciones. Al respecto Loureiro (2013) refiere que es frecuente en la
presente época, en los espacios escolares y de socialización, verificar la existencia de
múltiples hechos que hablan de adolescentes que viven a punto de desprenderse de la
mediatización simbólica en su encuentro con el otro semejante; se entiende desde el
psicoanálisis que sin mediación simbólica no existe sujeto, ni otro semejante y se
deniega del Otro de la ley. Igualmente el autor denomina a tal situación “Adolescentes
en el borde de lo real” y expresa que existe una tendencia a una “actuación
transgresora que puede ser entendida como pasaje al acto, constituyéndose en la
pretensión de eludir las demandas, regulaciones y las coacciones que el Otro de la
cultura impone al sujeto”
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y se encontraron puntos de convergencia que hablan de la acción educadora no solo de
la institución educativa sino también, por supuesto, de la sociedad en sentido amplio, de
la familia e igualmente de los medios de masas. Y es justamente en este punto de la
obvia participación educadora de otras agencias en donde se encuentra no sólo
posibles influencias formativas en el sentido constructivo sino también ampliamente
distorsivas que dan cuenta de lo endémico del problema social de la violencia y del
alcance deletéreo del mismo.
Con respecto a cómo influye la violencia social en el contexto educativo creo que
se tienen que mirar los entornos dentro de los que se mueven nuestros
estudiantes, que son entornos fundamentalmente afectados por fenómenos de
violencia, casos de estudiantes que provienen de zonas deprimidas en donde
hay problemas de pandillismo, hay problemas de microtráfico, en donde todas
esas violencias de alguna manera repercuten en la institución. Los estudiantes
que tenemos nosotros acá se mueven en unos contextos socioculturales que
están marcados por situaciones de violencia y yo creo que ellos desde que
traspasan las puertas del colegio eso no lo van a dejar afuera y ellos llegan con
esos insumos que de alguna manera tienen que reflejarse al interior de la
institución educativa (Profesor 1, Colegio G.R.)
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sino el tablero nada más… y la oralidad pues, para exponer un tema y los
muchacho no parpadean, muestran una fascinación en torno a eso. Recuerdo
una experiencia que se dio en un grado noveno con la compañera que orientaba
el programa de cultura de la legalidad, el cual traía una unidad que tenía que ver
con la delincuencia organizada y la compañera le preguntó a los estudiantes
muy desprevenidamente sin temor a que fueran a ser reprimidos por las
respuestas que dijeran, que quienes querrían pertenecer a la delincuencia
organizada y casi todo el mundo levantó la mano decididos, entonces son
situaciones que uno percibe al interior de la institución. Si uno va a hablar de
Pablo Escobar ahí los tiene, si uno va a hablar de la historia del narcotráfico en
Colombia ahí los tiene y atentos sin que haya que peliar con ninguno. Es una
situación en la que uno dice: el fenómeno de violencia externa se evidencia
internamente en la institución y son muchachos que de pronto están en unos
ambientes en donde ha primado el enriquecimiento rápido y fácil entonces eso
los lleva a estas situaciones. Es como una de esas situaciones pues que
también la hemos vivenciado acá, yo lo digo desde la experiencia como docente
en estas temáticas (Profesor 4, Colegio G.R.)
El docente expresa la atracción nociva que para los alumnos (y para una parte
significativa de la población) llegan a tener ciertas figuras contraventoras de la ley que
han terminado por convertirse en paradigmáticas y aun en modelos identificatorios con
el auspicio de los medios de masas.
Yo pienso que no hemos tocado un problema de los más grandes que pienso
que existe en el país y en este colegio es evidente y es la droga. Los grupos de
delincuentes llamados Cordillera, Los Rolos, se están metiendo en todos los
colegios, de hecho no nos damos ni cuenta. De aquí se tuvo que ir un
Coordinador, de aquí se han tenido que ir estudiantes y nosotros no nos damos
cuenta, simplemente cancelan matricula, ¡ah se fue porque es un vago! y resulta
que los otros los tienen intimidados. Se da el caso de irse un estudiante de
noveno, que paso por la misma situación, se da el matoneo precisamente por
eso, “o me compra o me compra”, entonces son situaciones que uno no alcanza
a visualizar o escasamente dice, este fuma, este consume, pero el que se lo
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entregó no nos estamos dando cuenta, muy poquito nos damos cuenta y
muchas veces cuando se entra a trabajar en ese sentido esos grupos están
pendientes de quienes están haciendo eso, a que joven están denunciando y
que se está haciendo contra eso, inclusive algunas veces lo hacemos de una
forma muy gaseosa. En realidad es uno de los problemas grandes que tenemos
en el país y si ubicamos algún colegio, por bueno que sea el colegio ahí está el
problema, ellos están metiendo su gente a trabajar en los colegios y esos son
los que hacen esos grupitos que matonean a los otros niños, les quitan la plata,
un montón de cosas suceden que ni a veces nos damos cuenta. (Profesor 5,
Colegio D.C.)
Es ante todo en este texto, e igual se hubiera podido escoger otros textos
semejantes, en donde se pone en evidencia la intrusión de representantes de la
delincuencia organizada en los procesos de formación en la escuela.
(…) Todo el mundo sabe que en el barrio en donde haya olla 2 no lo dejan
robar… Por donde yo vivo por allá está la clientela… Los que roben espantan la
clientela… todo el mundo sabe que el man 3 que maneja allá la olla, el man
mantiene mandando manes a hacer la ronda así por todo el barrio para ver que
hay y uno cada ratico los ve pasar por ahí haciendo rondas. (Alumno 1, Colegio
S.O.)
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Con el término Olla se designa un expendio de drogas situado comúnmente en espacios barriales
marginales
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La persona
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vendiendo la droga… En estos días unos pelaos4 de por ahí vieron unos manes en
las escaleras que iban a robar a una Señora del barrio y ahí mismo lo cogieron
cuando iba a robar a la señora, ahí mismo lo cogieron a pata y lo sacaron del
barrio y que por ahí no volviera y eso que el vive en el barrio también y no lo
volvieron a dejar entrar por allá. (Alumna 2, Colegio G.R.).
En ese orden fáctico se compite por la “negociación del desorden”, con el objetivo
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Muchachos
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de usufructuar el poder, ejercer el dominio, lograr el control del entorno territorial y del
cuerpo social y por supuesto obtener ganancias económicas, de espaldas, de manera
paralela o aún concertadamente con el orden institucional.
Es a partir de esa negociación del desorden, dice María Teresa Uribe, que se ha
creado un modelo de intermediación desregulado desde lo institucional, que a veces
funciona como clientelismo, como protección privada, como pago de favores, como
protección de padrinos influyentes y se podría agregar, como dominio de algunos
sujetos en franco conflicto con la ley sobre ciertos sectores y grupos poblacionales. Lo
referido por Uribe le permite a algunos ciudadanos, “acceso formal a la participación
electoral, a la formación de partidos, a la libre expresión de sus opiniones y a reclamar
del estado y la Ley protección, seguridad y apoyo en sus demandas sociales” (p. 176) e
igualmente le permite mantener cierto bienestar en la convivencia. Considera la autora
que la verdadera política tiene lugar en estos órdenes de hecho y los actores en ella en
ningún momento pueden considerarse como instancias con un poder infalible,
omnímodo, se los acepta como intermediarios en tanto se muestran capaces de regular
los umbrales del desorden y de cumplir, así sea de manera parcial, los objetivos y las
demandas de los grupos sociales implicados en su gestión.
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expedita de violar la ley es siendo la ley misma”.
4 Este término fue acuñado por Freud en 1917 en el ensayo corto El Tabú de la Virginidad y fue
referido a la hostilidad que consideraba inherente a las relaciones humanas. Dicho concepto lo
amplia en otros textos como en “El Malestar en la Cultura”. Es desde Lacan que se inscribe este
narcisismo de las pequeñas diferencias en el orden de lo imaginario
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Arma blanca
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territorio que han marcado como suyos quienes los consideran rivales. Igualmente acá
es posible hablar de narcisismo de las pequeñas diferencias y de predominio de las
articulaciones imaginarias del vínculo en detrimento de los nexos simbólicos que
permiten la convivencia civilizada. Este tipo de enfrentamientos entre combos o
pandillas rivales es igualmente llevado al contexto escolar y la institución y los docentes
se ven exigidos de hacerle frente en el mejor de los casos a través de tentativas de
procesos de conciliación. Al respecto se expone un corte narrativo de un docente:
(…) en la época del 2007 la institución educativa pues llevaba poco, llevaba
cinco años de ser constituida, más o menos. ¿Sí? Entonces había un problema
social muy grande en el sector, era un problema de pandillas y un problema de
límites… Invisibles, de fronteras invisibles… entonces, en la parte de arriba se
paraba una pandillita y acá se paraba otra pandillita, después de que salían de
la institución educativa. Y dentro de la institución educativa, el ambiente era
mucho más fuerte del que hay ahora. Entonces es más el proceso que se ha
hecho con los muchachos, la normatización que han tenido los muchachos a
través de todos estos años, y ha cambiado… (Profesor 1, Colegio B del N.)
Pero quizá las influencias del contexto sociocultural más nocivas y relacionadas
con los casos expuestos a lo largo de este artículo son las que tienen que ver con la
percepción de injusticia en la ley misma, en la forma de aplicarla y también las que se
perciben proveniente del clima de corrupción en el país, una de las expresiones de ello
lo constituyen para algunos las experiencias directas de violencia vividas en los
espacios barriales de referencia, que conllevan la acción de grupos de limpieza social y
que de alguna manera implican a conocidos, amigos y aun a familiares como víctimas
de los mismos. Algunos ejemplos de los textos en los que se encuentra esto referido:
La ley no lo acoge a uno, a usted lo acusan más por robarse un pan, por robarle
un impuesto al gobierno que por violar o matar a alguien – ocho años le dicen,
que tan, por rebajas le quedan en dos, por buen comportamiento que uno, a los
seis meses está afuera. Sea usted un pobre, róbese un pan y si usted no tiene
abogado, no tiene quien lo defienda, no tiene nada, ya este man se va pa´ la
cárcel (Alumno 1 Colegio S.O.)
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ligada a un saber que se expone vox populi y también a través de los medios de masas.
Por poner un ejemplo, un informe de la versión digital de la revista Dinero, afirmaba
que,
De acuerdo con los resultados obtenidos del informe del Barómetro de las
Américas 2014, Colombia sigue reinando en la región como uno de los países
en donde abunda la corrupción. Según los datos de la firma, las cifras en el país
ascienden a 79.6 puntos, en una escala de 0 a 100, siendo el segundo país con
mayor corrupción entre 25 países.
Se entiende que los adolescentes expuestos a las versiones sobre la realidad que
circulan insistentemente por diferentes medios, necesariamente deben quedar
afectados por ellos y en el caso particular de los adolescentes con los que se trabajó,
queda comprometida su posición como sujetos frente a la ley y frente a la autoridad. En
el mejor de los casos esta posición es de crítica fundamentada, en otros casos de
escepticismo, pero en muchos casos va a ser de rebeldía y confrontación por las vías
de la transgresión. Con respecto a los grupos de justicia privada los menores exponen
diversas experiencias personales y directas, se toma solo una de ellas:
(…) Yo estuve hace 4 años también en Las Brisas, viviendo con una tía y
entraron y también hicieron una limpieza…mataron, en toda la entrada también
hubo muchos muertos mi hermano tenía 17 años y afortunadamente mi hermano
no estaba con ellos, porque mi hermano también fuma marihuana y todo eso,
unos quedaron heridos, otros muertos, hubo uno que quedo en una silla de
ruedas… (Alumna 4, Colegio D.C.)
En este caso, como en otros los que se comentan al interior de este artículo los
menores refieren la injusticia y la impotencia frente a lo que perciben como la
inoperancia del estado de derecho, que es donde se sustenta la legalidad y en últimas
la legitimidad de la posición de la sociocultura como gran Otro de la ley encargada de la
regulación de los intercambios entre los sujetos y se pone de presente que una posición
que se considere justificada de impugnación de este Otro abre las vías para justificar
también cualquier opción transgresora.
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