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Martina, una bioquímica, diseñó un experimento para probar su hipótesis de que las personas obesas tendrían mayores niveles de Proteína C Reactiva que las personas con normopeso o sobrepeso, lo que predeciría mejor los accidentes cardiovasculares. Al medir los parámetros y niveles de Proteína C Reactiva de sus pacientes y realizar un seguimiento de 5 años, descubrió que su hipótesis era falsa: los niveles de Proteína C Reactiva no variaban según el peso
Martina, una bioquímica, diseñó un experimento para probar su hipótesis de que las personas obesas tendrían mayores niveles de Proteína C Reactiva que las personas con normopeso o sobrepeso, lo que predeciría mejor los accidentes cardiovasculares. Al medir los parámetros y niveles de Proteína C Reactiva de sus pacientes y realizar un seguimiento de 5 años, descubrió que su hipótesis era falsa: los niveles de Proteína C Reactiva no variaban según el peso
Martina, una bioquímica, diseñó un experimento para probar su hipótesis de que las personas obesas tendrían mayores niveles de Proteína C Reactiva que las personas con normopeso o sobrepeso, lo que predeciría mejor los accidentes cardiovasculares. Al medir los parámetros y niveles de Proteína C Reactiva de sus pacientes y realizar un seguimiento de 5 años, descubrió que su hipótesis era falsa: los niveles de Proteína C Reactiva no variaban según el peso
falsacionismo. Martina Rodríguez es bioquímica en el Instituto Cardiológico de Corrientes. Es activa, le interesa mantenerse informada y actualizada. En el último tomo de la Revista de Salud Pública leyó un artículo que demostraba la utilidad de la Proteína C reactiva como marcador de riesgo cardiovascular. Ella conoce que está demostrada la relación entre la obesidad y el aumento de los accidentes cardiovasculares. A partir de esta información teórica, Martina deduce que lógicamente, las personas obesas deberían presentar mayores niveles de Proteína C Reactiva que las personas con normopeso o con sobrepeso. Por ello, se propone poner a prueba esta premisa a la que llama hipótesis. Martina se siente entusiasmada respecto a la utilidad de esta determinación para predecir la ocurrencia de accidentes cardiovasculares y anhela poder probar su teoría para poder empezar a usar este marcador. Diseña un experimento en el cual realiza mediciones de parámetros antropométricos y de niveles de proteína C reactiva en sus pacientes y realiza seguimientos de 5 años de estos para evaluar la ocurrencia de accidentes cardiovasculares. Luego de concluir el estudio identifica que las personas clasificadas como obesas tenían más accidentes cardiovasculares que las personas de peso normal y o con sobrepeso, pero que los niveles de proteína C reactiva no variaban en función del peso ni de la ocurrencia de accidentes cardiovasculares. Por ello, Martina comprobó que su premisa o hipótesis era falsa, los niveles de proteína C reactiva no dependen del peso corporal. Pero la falsedad de su premisa también invalida la teoría original, su experimento demuestra que la proteína C reactiva no es un marcador de riesgo cardiovascular. Martina generó un conocimiento que prueba que las estas teorías son provisorias y que se puede demostrar que no son válidas.