Ehécatl-Aimox

Nivel: 1 Clase: Humano, Nephilim D’Anjayni

Puntos de Vida: 115
Categoría: Sombra (1)
Fue: 8 Des: 10 Agi: 10 Con: 8 Pod: 6 Int: 6 Vol: 5 Per: 6
RF 40 RM 35 RP 30 RV 60 RE 40 Presencia Base 30

Turno: 90 Artes Marciales, 70 Espada corta y Rodela, 75

Espada corta y Espada corta, 65 Kyoketsu-shogui y Rodela,
60 Arco corto, 60 Cerbatana
Habilidad de ataque: 90 Artes Marciales, 90 Espada corta
y 80 Rodela, 90 Espada corta y 80 Espada corta, 90
Kyoketsu-shogui y 80 Rodela, 90 Arco corto, 90 Cerbatana
Habilidad de defensa: 90 Esquiva (95 con Rodela)
Daño: 30 Artes Marciales (CON), 60 Espada corta (PEN /
FIL) y 35 Rodela (CON), 60 Espada corta (PEN / FIL) y 60
Espada corta (PEN / FIL), 45 Kyoketsu-shogui (PEN) y 35
Rodela (CON), 60 Arco corto (PEN), 15 Cerbatana (PEN)
Acciones por turno: 4
TA: Cota de cuero
FIL 1 CON 0 PEN 2 CAL 1 ELE 2 FRI 1 ENE 0
Habilidades del Ki: Uso del Ki, Extrusión de presencia,
Extensión del aura al arma, Ataque elemental (Fuego),
Velocidad incrementada, Ocultación del Ki 142
CM Gastado / CM Total: 160/80.
Habilidades naturales: Tabla de profesión (Espada corta,
Cerbatana, Arco corto, Rodela y Kyoketsu-shogui), Tae Kwon
Do (Base)
Ventajas y desventajas: Maestro marcial (3), Ambidestría,
Esencia Venenosa, Endeble, Vulnerable al frío.
Capacidades de Nephilim: Indetectabilidad, Olvido,
Susurros silenciosos, Pasar sin dejar rastro, Apariencia común,
Alma inmortal (-3 PXs)
Tamaño: 15, medio Regeneración: 2 (20 PV/día y pen: -5 al
día).
Tipo de movimiento: 10 (35m/asalto)
Cansancios: 8
Idiomas: Latín Modal, Maka’k, Akerón
Habilidades Secundarias: Acrobacias 20, Atletismo 40,
Montar 20, Trepar 20, Liderazgo 30, Advertir 50, Buscar 20,
Rastrear 40, Animales 30, Herbolaria 10, Ocultismo 45,
Frialdad 5, Ocultarse 55, Sigilo 80, Trampería 40, Venenos 10,
Forja -20, Forja (Munición) 60
La vida de una Itziana
En la densa jungla de Iztal nada suele ser como parece. La
joven Aimox aprendió eso desde bien jovencita. En más de
una ocasión se ha topado con criaturas la mar de variadas,
aunque siempre ha salido victoriosa de sus encuentros
gracias a su peculiar sangre.
La única excepción a esta regla fue cuando se encontró con
un ser cristalizó su piel, impidiéndole moverse libremente y
dañándola con unas esquirlas de hielo. Desde entonces, teme
cualquier magia o poder relacionado con el frío e intenta
llevar siempre yesca y pedernal encima. Tampoco permite
que se le acerquen las criaturas no identificadas.
Ehécatl-Aimox, hija de Tochtli y Auachtli, nace en el seno de
la familia del líder de la aldea Biichu, Desde muy joven ha sido
una gran aventurera, siempre feliz y radiante como la que más.
Siempre ayudaba en las tareas de su aldea, ayudaba a recolectar
bayas y jugaba cuando podía. Su vida era sencilla y agradable.
Sus padres estaban aliviados al descubrir que no habían
heredado la sangre de su madre, pero nada más lejos de la
realidad.
Al cumplir los 12 años, jugando con otros niños, uno de ellos
murió al poco tiempo de intentar apresarla. Ahí descubrieron que
la maldición que apresaba a la familia de Auachtli seguía en pie
y que su hija, tristemente, sería la siguiente. Esto cambió
completamente el sentir de la niña, tornando su alegría en
seriedad, perdiendo su parte sociable y ocultándose del mundo.
Conocedor de este hecho, en lugar de asesinarla, su bisabuelo
y líder de la aldea, Tonatiuh, tuvo la idea de mandarla a la capital
para que aprendiese el arte de la guerra y consiguiese buscar una
redención para su condena. Habiendo aprendido desde pequeña
a obedecer a los suyos, no rechistó y decidió entregarse a su
destino. Tal vez, con algo de suerte, conseguiría deshacerse de
su maldición y volver a su anterior vida.
Llevada por tanto a la Iglesia de Abelcristo de Zaachila Yoo,
el sacerdote Flavios, un Inquisidor ya jubilado, se encargó de
mostrar a la chica cómo combatir y cómo infiltrarse sin ser vista,
evitando así el contacto siempre que no sea necesario. También
la ayudó a desarrollar su dominio en el Ki, pues resultó ser muy
apta para su desarrollo. Aprendió a enarbolar el arco, la
cerbatana aprovechando su sangre y algunas armas básicas,
incluyendo una de Varja que resultó muy útil para escalar y
alcanzar posiciones elevadas desde las que realizar sus ataques
asesinos.
Ahora, en una pausa en su adiestramiento, Flavios la mandó a
ayudar al vizconde de Saulxerotte con el fin de ganar su respeto
y contacto. Hasta que consiga encontrar la cura a su problema
no regresará a casa y hará todo lo que esté en sus manos para
conseguirlo, por duro que pueda resultarle.

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