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La Segunda Guerra Mundial terminó con la rendición de Japón en 1945. Las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki obligaron al emperador Hirohito a anunciar la capitulación de Japón. El Acta de Rendición de Japón se firmó el 2 de septiembre de 1945 a bordo del USS Missouri en la bahía de Tokio, poniendo fin formalmente a la guerra. La ceremonia de firma duró 23 minutos y fue transmitida a nivel mundial.
Descripción original:
tarea de español
Título original
RENDICIÓN Y FINAL DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL- part. Denisse
La Segunda Guerra Mundial terminó con la rendición de Japón en 1945. Las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki obligaron al emperador Hirohito a anunciar la capitulación de Japón. El Acta de Rendición de Japón se firmó el 2 de septiembre de 1945 a bordo del USS Missouri en la bahía de Tokio, poniendo fin formalmente a la guerra. La ceremonia de firma duró 23 minutos y fue transmitida a nivel mundial.
La Segunda Guerra Mundial terminó con la rendición de Japón en 1945. Las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki obligaron al emperador Hirohito a anunciar la capitulación de Japón. El Acta de Rendición de Japón se firmó el 2 de septiembre de 1945 a bordo del USS Missouri en la bahía de Tokio, poniendo fin formalmente a la guerra. La ceremonia de firma duró 23 minutos y fue transmitida a nivel mundial.
No cabe duda de que la Segunda Guerra Mundial fue el conflicto más
destructivo y sangriento de la historia de la humanidad. Millones de personas perdieron la vida, sobre todo en Europa y Asia, en el oscuro período que abarcó los años 1939 a 1945. Todo ese baño de sangre tuvo su culminación con la caída de las bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, un acontecimiento que obligó al emperador Hiro-Hito a anunciar la capitulación de Japón y a firmar la paz de manera definitiva con los Aliados.
El ministro de exteriores japonés Mamoru Shigemitsu firma el Acta de
Rendición de Japón a bordo del USS Missouri.
El Acta de Rendición de Japón fue el acuerdo firmado que formalizó la
rendición nipona, finalizando la Segunda Guerra Mundial. Fue firmado por los representantes del Imperio del Japón, los Estados Unidos de América, la República de China, el Reino Unido, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la Mancomunidad de Australia, el Dominio del Canadá, el Gobierno provisional de la República Francesa, el Reino de Holanda y el Dominio de Nueva Zelanda sobre la cubierta del USS Missouri en la bahía de Tokio el 2 de septiembre de 1945. Se le conoce a la fecha como el Día de la Victoria sobre el Japón, aunque tal designación es más frecuentemente mente usada para referirse a la fecha del anuncio de rendición del emperador Hirohito y Gyokuon- hōsō, dado por radio al mediodía (hora de Japón) el 15 de agosto de 1945 para aceptar los términos de la Declaración de Potsdam.
La ceremonia sobre la cubierta del Missouri duro veintitrés minutos y fue
transmitida a todo el mundo. El Acta fue primero firmada por el Ministro de Relaciones Exteriores Mamoru Shigemitsu «Por Orden y en nombre del Emperador del Japón y del Gobierno Nipón» (9:04 a. m.);1 luego, por el General Yoshijirō Umezu, Jefe del Mando General Militar, «por orden y en nombre del Cuartel General Imperial Nipón» (9:06 a. m.);2 después, por el General del Ejército de Estados Unidos, Douglas MacArthur, Comandante Pacífico Suroeste y Comandante Supremo de las Potencias Aliadas, también firmado a las (9:08 a. m.).1 Como testigos actuaron el Teniente General de U.S. Jonathan Mayhew Wainwright IV, quien había rendido a las Filipinas, y el Teniente General británico Arthur Percival, quien había rendido a Singapur, que recibieron dos de las seis plumas utilizadas para firmar el Acta. Otra pluma fue para la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point, y una para su auxiliar. Todas las plumas usadas por MacArthur eran negras, excepto la última, que era color ciruelo y fue dada a su esposa. Una réplica de esta, con copias del Acta de Rendición, están guardadas en el Missouri debajo de una placa marcando el lugar de firma.
Opino que quizás lo principal es que, con un ejemplo dramático tan
excepcional, todos nos dimos cuenta de que ante una amenaza común, a pesar de las diferencias políticas e ideológicas, sin importar los resentimientos y las contradicciones, todos los países y pueblos pueden unirse, fortalecerse y resistir a un enemigo común.
Lo cierto es que, a pesar de la creencia generalizada, el poder real del
emperador Hirohito era bastante limitado. El poder real en Japón desde hace siglos ha estado cerca del emperador, pero su poder ha sido casi siempre puramente nominal. Cuando el emperador decidió aceptar la rendición incondicional consciente de que la guerra estaba perdida y que prolongarla solo traería sufrimiento, muchos de los partidarios de la guerra llegaron a asaltar el palacio imperial. Si pretendían matarlo o encarcelarlo no está claro. Afortunadamente el intento no tuvo éxito.
De haberse evitado el futuro habría sido incierto, pero, aunque finalmente
cayera el país entero bajo el dominio de EEUU y Rusia el proceso habría llevado años. Japón es un país muy montañoso y millones de japoneses debidamente “enseñados” podrían haber llevado a cabo una resistencia tremenda. Solo hay que ver las cifras de bajas en las islas del pacífico con una superioridad abrumadora por parte de los aliados y pensar que esa gente estaría en su país.