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La 2GM fue el conflicto bélico más importante de todo el siglo XX.

Su origen fue fundamentalmente


europeo, como consecuencia de las ambiciones de dominación de la Alemania nazi, y secundariamente
asiático, como resultado de igual voluntad del Japón a escala oriental. En su transcurso prácticamente el
mundo entero fue escenario de terribles combates, en el que se emplearon medios bélicos insólitos, y la
economía de cada nación fue plenamente movilizada para el esfuerzo de guerra. Las poblaciones fueron
sometidas a una prueba de resistencia jamás visto antes.

La 2GM tuvo, en este sentido, una especia de segundo frente, diplomático, en el que se libraron batallas
tan importantes, o más, que las que se libraron en sus diferentes escenarios bélicos.

EL ACUERDO GERMANO-SOVIETICO QUE DIO PASO A LA GUERRA

El 23 de agosto de 1939, el ministro de Asuntos Exteriores de Hitler llego a Moscú para firmar con su
Molotov, un pacto de no agresión con la URSS. A dicho pacto se le añadió un “protocolo secreto” que
constituyo un verdadero reparto de la Europa del Este.

Cuando se produjo la firma del pacto de Moscú, nadie supo de la existencia de un protocolo adicional
secreto, en el que se establecía una delimitación de las zonas de interés respectivas en los Países Bálticos
y en Polonia, a partir del momento en que interviniera un cambio en aquel espacio europeo.

El 1 de sep. De 1939 Alemania invadió Polonia y la venció de manera fulminantes en menos de un. El 3 de
sep., Gran Bretaña y Francia declararon la guerra a Alemania. El 17 de septiembre, el Ejército Rojo también
invadió Polonia, y el 28 llegó a Moscú para firmar un segundo pacto germano-soviético, que constituyo el
cuarto reparto de Polonia en su historia, incorporando Lituania también a lo inicialmente previsto en el
primer protocolo.

La lógica de las políticas exteriores de Alemania y de la URRS, se había impuesto a sus ideologías
antagónicas, para repartirse esa misma Europa en zonas de influencia. Ciertamente también franceses y
británicos acordaron algunos repartos territoriales y aceptaron una zona de influencia alemana
dominante en Europa central. Pero la diferencia, en relación a los soviéticos, fue que estos previeron sacar
un beneficio propio del acuerdo con Hitler, aceptaron un pacto para establecer una zona de influencia
exclusiva, y, llegado al caso, anexionársela. Esa fue la gran diferencia entre una política de concesiones a
Alemania de los apaciguadores británicos y franceses y otra de connivencia con Hitler, de los soviéticos.

De manera también fulminante, Francia fue rápidamente vencida entre el 10 de mayo y el 22 de junio de
1940. El 14 de junio el Ejercito Alemán, tomo Paris, lanzándose hacia el sudoeste pode huían la población
y el Gobierno en dirección a Burdeos. El 16 de junio se solicitó el armisticio. Por fin, aquel fue firmado el
22 de junio ante el mismo Hitler. El día 24 un documento análogo fue arreglado con Italia, que había
aprovechado la derrota de Francia. El país quedo divido en dos zonas, una ocupada directamente por los
alemanes y otra libre administrada por el gobierno presidido por Patain.

Toda la Europa nacida del Tratado de Versalles desapareció por completo.

Con el continente a sus pies, Hitler fue desvelando sus propósitos, el principal fue la expansión germano-
italiana por los Balcanes, esfera de influencia secular de Rusia. Para ello Hitler propuso a la URSS
incorporarse al Pacto de Alemania, Italia, Japón, animándola a expandirse con el indisimulado propósito
de alejarla de Europa. La URSS dejo en claro que no dejaría de ser una potencia europea. Inmediatamente
de frustrado el objetivo de desviarla de Europa, Hitler dio la orden de preparar la invasión de la URRS con
objeto de eliminarla del mapa.

LAS POTENCIAS ANGLOSAJONAS

Inmediatamente de estallar la guerra en Europa, y con Gran Bretaña sola frente al nuevo gigante
continental alemán, los EE.UU del presidente Roosevelt se lanzaron a un compromiso creciente en el
conflicto, donde iba a aprovisionar en armas, navíos, alimentos y pertrechos de todo tipo a aquellos países
cuya supervivencia fuera considerada vital para la de EE.UU. también antes de entrar en guerra, el
presidente Roosevelt se puso de acuerdo con Churchill (británico) para diseñar las líneas generales del
nuevo orden internacional de la posguerra. Muy pronto participaría en las conversaciones la URSS,
después de que fuera invadida en junio de 1941 por la Alemania nazi, entrando a formar parte de la gran
alianza contra Hitler.

Entretanto, la que fue llamada Batalla de Inglaterra supuso el primer fracaso de Alemania, que no pudo
doblegar a las islas británicas. Al final de la batalla aérea, y en el peor momento para Inglaterra tanto en
el Atlántico como en el Mediterráneo, Roosevelt y Churchill se encontraron y hablaron, claro está, de la
ayuda norteamericana en material de todo tipo y en armas y buques, pero desde el punto de vista político,
lo más notable fue la Carta del Atlántico. Esta Carta enumeraba en ocho puntos los principios
democráticos, base de las nuevas relaciones internacionales.

DE LA GUERRA EUROPEA A LA GUERRA MUNDIAL

La transformación definitiva de la guerra europea en mundial se produjo solo cuando EEUU entro en el
conflicto, y lo que determino la política americana no fue el belicismo devastador de Alemania, sino la
política agresiva de Japón en Extremo Oriente.

Las victorias alemanas en Europa dejaron sin recursos a las potencias coloniales. Dispuesto a asestar un
golpe irrecuperable a los americanos, el gobierno belicista de Tojo desencadeno un ataque por sorpresa
sobre la principal base naval en el Pacifico de Norteamérica, Pearl Harbor. En poco tiempo los japoneses
conquistaron un vasto imperio que incluyo la mayor parte de China. Los japoneses se hicieron dueños del
Pacifico, pero habían despertado al gigante dormido americano, que entro en guerra contra el Japón y
Alemania simultáneamente.

En Rusia mientras tanto, contraatacaron por primera vez ante Moscú, demostrando que la URSS aún no
estaba vencida. El objetivo Alemán de la segunda ofensiva sobre Rusia, fue el petróleo del Cáucaso. Por
fin, el 21 de agosto de 1942, Hitler envió a Von Pauls hacia la que iba a ser una de las batallas más grandes
de la historia, en donde los soviéticos habían concentrado el grueso de sus tropas.

CRECIENTE ENTENDIMIENTO ANGLOAMERICANO Y DESENCUENTRO CON LA URSS

El 1 de enero de 1942, se redactó la Declaración de las Naciones Unidas, en guerra contra Hitler. Entre los
26 países que la firmaron figuro ya la URSS, lo cual supuso su aceptación jurídica de los principios
organizadores de la Carta. En términos militares se decidió que el esfuerzo principal de guerra seria contra
Alemania, cuyo potencial industrial era más importante que el de Japón.

Tras una serie de éxitos, no había promesa de sus aliados occidentales capaz de satisfacer a Stalin que no
fueras los hechos, por eso la primera mitad del año 1943, con los continuos retrasos en la apertura del
segundo frente, fue la etapa de la guerra mundial en que probablemente hubo menos confianza entre
anglosajones y rusos.

En medio de esta atmosfera cargado tuvieron lugar tres importantes encuentros anglo-americanos. Se
reunieron para debatir sobre cuestiones territoriales de posguerra. Los anglosajones aceptaron la
eventual incorporación de los países bálticos a la URSS, pues admitieron desde muy pronto unos cambios
territoriales favorables a la URSS.

Le siguieron dos conferencias más: una fue la conferencia Trident, donde una de las cosas que hablaron
fue que se incrementarían los bombardeos a Alemania. Y la otra conferencia, llamada cuadrante, donde
se redactó un proyecto de declaración de las cuatros grandes potencias (Gran Bretaña, EEUU, URSS y
China) preparando el establecimiento de una organización internacional.

HACIA UN NUEVO ORDEN INTERNACIONAL: LAS CONFERENCIAS DE MOSCU Y TEHERAN

La Conferencia de Moscú fue importante porque fue la primera entre representantes de las tres potencias
reunidos a la vez, y porque puso fin a las tensiones suscitadas por el retraso en la apertura del segundo
frente.
Fue precisamente en aquella reunión de Moscú el momento en que los soviéticos sembraron abiertas
dudas sobre lo que pensaban acerca del futuro de Alemania.

En la Conferencia de Teheran se determinaba claramente “castigar a Japón por su agresión”, y despojarla


de todas sus islas en el Pacifico desde comienzos de la 1GM en 1914. Un acuerdo de operaciones militares
contra Japón en China fue establecido, y se decidió, por último, que Corea seria liberada y recobraría su
plena independencia.

En Teheran, se encontraron por primera vez Stalin, Churchill y Roosevelt. En la conferencia quedo
confirmada la aceptación de todos de una Organización de las Naciones Unidas (ONU). Pero lo más
destacable fue la concreción de una política exterior norteamericana para Europa, basada en la
colaboración con la URSS para el mantenimiento de la paz.

A comienzos de 1945, el Reich estaba a punto de caer. En este contexto, se celebró la Conferencia de
Yalta, para concretar los términos de la derrota alemana y las condiciones de la paz.

EL FRACASO DE LA PAZ: CONFERENCIAS DE YALTA Y POTSDAM

En la Conferencia de Yalta en 1945, Roosevelt, Stalin y Churchill hablaron en un clima de cordialidad y de


relativa confianza. Esta conferencia fue una de la más importantes para el futuro de Europa, pero no
porque en ella se repartiera Europa, sino, porque al contrario, fue precisamente un intento de los
anglosajones para que tal cosa no sucediera.

Lo más destacable de Yalta fue la Declaración sobre la Europa liberada, es decir, el intento de organizar
Europa entera sobre la base de la cooperación y la libertad y de evitar su separación en dos. Yalta fue un
fragilísimo equilibrio, cuyo éxito (o fracaso) dependió de poder conciliar los intereses anglosajones con
las ambiciones soviéticas.

Los anglosajones no pudieron obtener más de lo que obtuvieron: el compromiso de que EEUU, Gran
Bretaña y la Unión Soviética, coordinaran sus actividades durante el periodo transitorio de inestabilidad
política de la posguerra, y de que los tres prestarían conjuntamente ayuda a los pueblos europeos con el
objetivo de asegurar su paz interior, constituyendo gobiernos provisionales que representaran a todos los
elementos democráticos, y organizando elecciones libres y consultándose para ejercer sus
responsabilidades comunes. En Yalta también se habló de Alemania, acordándose que sería ocupada por
los ejércitos de las tres grandes potencias.

Se decidió, además, coordinar la administración de los cuatro ocupantes por una Comisión interaliada y
pasar a ejecutar el desarme, la desmilitarización y la desmembración y desnazificacion de Alemania. Por
último, los americanos obtuvieron de los soviéticos su compromiso de entrar en guerra contra el Japón
tres meses después de que la guerra hubiera terminado en Europa.

Para los occidentales era evidente, que solo la colaboración con la URSS podía asegurar un cierto control
de la situación de posguerra y evitar la división de Europa en zonas de influencia. Roosevelt, pues, espero
siempre poder negociar con Stalin.

Aparentemente el espíritu de Yalta no desapareció de inmediato. Los soviéticos entraron en Viena, luego
en Berlín y en Praga. La guerra había terminado en Europa. Stalin estaba dispuesto a consolidar una amplia
esfera de influencia, contraviniendo los acuerdos de Yalta. Churchill reclamo, entonces, la celebración de
otra Conferencia, antes de que Stalin se instalara en toda Europa oriental. Esta se celebró en Potsdam,
entre el 17 de julio y el 2 de agosto de 1945.

Potsdam fue muy diferente al de Yalta. La relación de fuerzas ya no era la misma. En Yalta la URSS era la
primera potencia militar, en Potsdam no. El nuevo presidente estadounidense, Truman, que sustituyó a
Roosevelt tras su muerte, tenía ahora la iniciativa, de manera que los americanos se mostraron más firmes
y duros. La atmosfera del encuentro fue tensa. Stalin, que no quería que su reconstrucción dependiera de
EEUU, reclamo importantes reparaciones de Alemania, sin obtenerlas formalmente.
Aquella Conferencia fue la última de los tres grandes. La guerra había acabado en Europa, con la derrota
total de Alemania nazi, y el Japón fue vencido en agosto de 1945, después de que dos terroríficas bombas
atómicas fueran lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki y el Imperio nipón se rindiera incondicionalmente.

La nueva realidad impuso ahora la necesidad de no desmembrar Alemania para no debilitar la zona de
Europa central ante el creciente empuje soviético.

LA ONU Y LOS TRATADOS DE PAZ CON LOS VENCIDOS

Después de seis años de guerra, los Aliados proyectaron perpetuar la paz sobre la base de la solidaridad
entre las “Naciones Unidas”. La creación de este organismo, la Organización de las Naciones Unidas
(ONU), fue posible por el mantenimiento inmediato de la gran alianza de guerra entre EEUU y la URSS.
Sus principios fundamentales era establecer tan pronto como la guerra acabara, “una organización
general fundada sobre el principio de la igualdad soberna de todos los Estados pacíficos.

En Potsdam, los tres grandes habían decidido la creación de un Consejo de Ministros de Asuntos
Exteriores, compuesto por representantes de los cinco países miembros del Consejo de Seguridad de la
futura ONU, cuya misión debía ser la elaboración de los Tratados de paz con los vencidos. Este consejo se
reunió varias veces, pero no logro llegar a conclusiones definitivas.

Con todo, y en medio de aquellos encuentros fallidos, la Conferencia de Paris de julio-octubre de 1946,
permitió a los vencidos elaborar unos Tratados de paz con los cinco países satélites de Alemania (Italia,
Rumania, Bulgaria, Hungría y Finlandia), que fueron firmados solemnemente el 10 de febrero de 1947.

En conjunto la URSS fue el país más beneficiado con la paz en términos territoriales. Las dificultades más
importantes se presentaron en el caso de Alemania, país con el cual no se llegó a firmar ningún tipo de
paz ni tratado, y sobre cuyo futuro se discutió tenazmente en las citadas Conferencias de Londres y Moscú
de 1947. A todo lo más que se llego fue al establecimiento de un Consejo de Control, y a un acuerdo sobre
dos puntos, la desnazificación y la implantación de la democracia en Alemania.

EL BALANCE INMEDIATO

Todo había terminado, pero el balance de la SGM fue aterrador, Europa entera quedo consumida en su
devastación, y grandes países de antaño, como Francia y Gran Bretaña, quedaron relegados a un papel
menor en adelante.

Los seres humanos sufrieron como nunca antes: millones de judíos fueron exterminados en los campos
de la muerte hitlerianos. La 2GM fue la mayor catástrofe de la historia de la humanidad, parece
irrefutable. Pero no solo fue en términos demográficos y materiales, sino quizás aún más lo fue en el plano
moral, por el descubrimiento de las crueldades que habían sido capaces de cometer los hombres, algunos
hombres al menos. Los campos de concentración estaban convertidos en auténticos mataderos de seres
humanos. Pero, por ahora, la carnicería más terrible de la historia había acabado.

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