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Hace 75 años atrás, 

un día como hoy, las delegaciones japonesas y aliadas firmaron la


rendición incondicional de Japón, poniendo fin a la Segunda Guerra Mundial. Dönitz
estaba condenado a orquestar su disolución, por lo que enseguida delegó en Alfred
Jodl, jefe del mando de operaciones de las Wehrmacht, para que negociara la rendición
de todas las fuerzas alemanas con el general Dwight D. Jodl, fue ejecutado meses
después de la rendición germana tras los juicios de Núremberg. Los aliados decidieron
reorganizar la capitulación porque estaban preocupados de que Alemania pudiera volver a
insistir en que su rendición era ilegítima, alegando que no fue el mariscal Wilhelm
Keitel, comandante supremo de las fuerzas alemanas que acabó ahorcado, el que se
rindió ya que no firmó personalmente el documento. En este contexto, al poco
tiempo, Japón después de haber perdido todas sus posiciones coloniales y sumido en el
caos y la destrucción provocada por los yankes buscaba una salida negociada de la
guerra.
Los aviones B-29 volaban sobre Japón sin que los japoneses pudieran impedirlo. Tres
meses antes ya venían con la idea de finalizar este conflicto, le habían pedido a los rusos
que sean intermediarios y estos intentaron sacarlos de la guerra. El 7 de julio el
presidente estadounidense Truman partió a Europa para reunirse con Stalin y
Churchill, sabía por los mensajes que habían sido interpretados que Japón quería
terminar la guerra. Por otro lado, EEUU con Harry Truman a la cabeza deseaban una
rendición incondicional con el objetivo de poner a las islas japonesas bajo su tutelaje.
Japón quería la paz pero no estaba dispuesto a ceder su soberanía a un país extranjero y
enemigo. Esta negativa fue manipulada y utilizada por el gobierno estadounidense para
llevar a cabo los genocidas bombardeos atómicos sobre Japón. Japón totalmente
noqueado por estos salvajes estados de barbarie decide entregarse en manos de
Washington. El objetivo del lanzamiento de las bombas sin previo aviso y sobre
poblaciones civiles completamente indefensas no era el de ponerle punto final a la
Segunda Guerra Mundial, sino poner a las islas japonesas bajo su control, evitar un largo
proceso de negociaciones de paz que podrían haber hecho que los soviéticos tomasen
posición en el Pacífico y sobre todo mostrar al mundo el destino que les esperaba a
aquellos países que osasen oponerse a sus intereses.
El 15 de agosto, el emperador de Japón, Hirohito, habló por radio a su pueblo y a sus
soldados explicando que «aceptaba lo inaceptable» y se rendía. "D Leahy, jefe del Estado
Mayor de Truman reconoció "el uso de esta arma bárbara en Hiroshima y Nagasaki no fue
ninguna ayuda contra Japón. "De este modo, las rendiciones de Alemania ante los aliados
en Reims, Francia y el Tercer Reich, y la posterior rendición de Japón tras los
lanzamientos de las bombas atómicas en su territorio, dieron por finalizada esta segunda
gran guerra. " .

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