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Corrientes literarias

Miguel Ángel Molina magaña


Literatura

La literatura griega

La literatura griega es aquella literatura escrita en Grecia y empleando para ello su lengua, sus
tradiciones y sus formas de pensamiento.

Sin embargo, este término a menudo se utiliza como sinónimo de las formas de representación
poética de la antigüedad helénica, es decir, de la Antigua Grecia o Grecia Clásica (antes del año 300
a. C.), ya que éstas fueron muy influyentes en la formación del pensamiento artístico occidental.
Muchos de sus grandes nombres perduran y son leídos hoy en día.

Esta literatura antigua vendría a ser fundamento del concepto actual de literatura y bellas artes,
dado que sus obras y logros se transmitieron a la cultura latina y romana, y luego se mantuvieron
durante siglos como un referente importante en materia artística occidental, a pesar de que sus
motivos eran los propios de su religión y sus tradiciones específicas.

Los orígenes de la literatura griega se remontan a, como mínimo, 300 años antes de Cristo, en los
albores de una de las civilizaciones más completas y admiradas de la historia humana: la Grecia
Antigua. Se ignora cuándo habría empezado a producirse esta cultura específica, y muchas de sus
primeras obras habrían sido de transmisión oral, al ser previas a la escritura como .En etapas
posteriores se añadieron al quehacer poético los géneros dramáticos, es decir, teatrales, que
eran utilizados en la formación cívica de la polis, vale decir, de la ciudadanía griega. Allí se
transmitían valores y se educaba políticamente a las masas. Los géneros dramáticos son:

Tragedia. Según Aristóteles, consistía en la representación de los hombres mucho más


grandes y valiosos de lo que eran, para luego conmover al público con su caída. Solían
aprovechar los mitos heroicos y las leyendas conocidas por todos.

Comedia. Según Aristóteles, en cambio, consistía en representar a los hombres mucho más
bajos de lo que son, para así poder ver su ascenso. Desafortunadamente las consideraciones
aristotélicas respecto a este género se han extraviado a lo largo de los siglos.

Sátira. Vendría a ser la representación humorística o burlesca, cuya intención es la mofa y


atenta contra los poderes constituidos.
Literatura latina

La Literatura Latina Antigua es una de las primeras literaturas forjada a partir de una literatura
foránea; en el caso de los romanos, éstos adoptaron como propios los modelos de la literatura
griega. De ese modo, el acercamiento a la literatura latina exige el conocimiento y comprensión de
la literatura griega, de su evolución, géneros y características, que hubieron de acomodarse al
sentir y el devenir del pueblo romano. Por esta peculiaridad y por otras que tienen que ver con sus
condiciones de producción y de consumo literario, por su determinada ubicación espacio-temporal,
el estudio de la literatura latina exige conocer de antemano alguna de sus características propias
que aquí se desgranan.

De una manera convencional, se puede decir que la literatura latina es la escrita en latín; de todos
modos, es necesario precisar más, pues el latín ha sido una lengua de cultura que ha servido para la
expresión literaria durante un dilatadísimo periodo, por lo que el concepto de literatura latina
podría aplicarse a literaturas muy diferentes entre sí y muy distantes en el tiempo (como, por
ejemplo, gran parte de la literatura escrita durante la Edad Media, el Renacimiento o el Barroco).
Por ello, hay que señalar que, al hablar de Literatura Latina, nos vamos a ocupar de la literatura
escrita en latín que nació y se desarrolló en el momento en que Roma, una pequeña ciudad del
Lacio, comenzó su expansión y llegó a convertirse en un verdadero imperio, que logró el dominio
político y cultural en la mayor parte del mundo conocido en aquella época. La literatura latina es,
por tanto, aquella que se escribe en latín desde el siglo III a. C. hasta el mismo siglo V (pues el
Imperio Romano de Occidente cayó en manos de los bárbaros en el 476 de nuestra era). De todos
modos, no todos los autores coinciden en aceptar esta fecha límite, pues consideran que, más allá de
aquel fatídico año, hubo producciones literarias que pueden considerarse claras continuadoras de
esa larga tradición heredada, sin que puedan apreciarse cambios drásticos o cortes profundos en
los procesos de creación y transmisión literarias que permitan hablar de nuevas realidades; en
otras palabras, aún en el siglo VI, podemos citar autores, como Casiodoro o Boecio, que, fieles a la
herencia transmitida, cabe considerar como autores antiguos.

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La literatura medieval

La literatura medieval agrupa el conjunto de las producciones artísticas escritas de Europa que
datan de los mil años que duró el Medioevo, el período histórico comprendido entre la caída del
Imperio Romano en el siglo V y el descubrimiento de América en el siglo XV, y caracterizado por el
surgimiento de una sociedad feudal agraria.

El Medioevo fue un período largo y complejo, tradicionalmente llamado oscurantismo, dado que
los márgenes de alfabetización y de distribución de la cultura letrada en Europa decayeron
muchísimo en comparación con la Antigüedad y sobre todo con el posterior Renacimiento. El
espíritu de la época fue el religioso, y el cristianismo imperó en la cultura europea, imponiendo la fe
y los valores dogmáticos por encima de cualquier otro punto de vista.

En consecuencia, la literatura medieval presenta un marcado predominio de la religiosidad y la


literatura mística, así como la exploración de relatos y mitologías locales en clave cristiana. Los
bestiarios, las hagiografías, la poesía mística, los himnos y las liturgias fueron los géneros
predominantes, si bien hacia el final del período surgió la novela, adelantándose a los cambios
culturales inmensos que llegaron con el Renacimiento en el siglo XV

Se puede clasificar en dos partes: la literatura religiosa, emanada de la Iglesia y del mundo de la
cultura cristiana, y la literatura profana, menos abundante, emanada del pueblo.

Presenta un predominio absoluto de los valores cristianos en sus distintas formas de literatura,
desde la lírica hasta la narrativa. Esto implica en algunas ocasiones una referencia directa a Cristo
o al Evangelio, o a veces una simbología más o menos encubierta, en la cual muchas veces se
“cristianizó” el imaginario tradicional de los pueblos celtas, germánicos y anglosajones, por
ejemplo.

Abundan los textos anónimos, especialmente en la literatura profana, con diversas versiones
provenientes de la tradición oral popular. A menudo esto se debe a las dinámicas de censura
eclesiástica o fiscalización que había sobre los textos, dado que las masas populares eran iletradas y
la circulación de la palabra escrita estaba muy restringida.

En contraste, muchos de sus autores conocidos fueron padres eclesiásticos, monjas o sacerdotes, en
cuyas obras se indagaban conceptos de teología, filosofía, liturgia o se hacían críticas veladas a la
propia Iglesia.

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Literatura del renacimiento

La literatura renacentista se desarrolló en Italia durante el período del Renacimiento, entre los
siglos XV y XVI. Formó parte de una revolución intelectual que buscaba promover la renovación
de la cultura, el nuevo concepto de humanismo y la influencia de las invenciones de la época, como
la imprenta, que permitió la difusión de textos.

El nombre Renacimiento hace referencia al redescubrimiento de la filosofía greco-romana sobre la


que se basaron tanto la literatura como el resto de las disciplinas artísticas del movimiento. Resultó
un período de transición entre la Edad Media, en la que casi no hubo innovaciones ni cultivo de las
artes, y la Edad Moderna.

La revolucionaria literatura renacentista se basó en el concepto de humanismo que generó


respuestas tanto positivas como negativas en los lectores, debido a las críticas que evidenciaba
hacia la Iglesia católica. Por esa razón, los partidarios de la Iglesia prohibían o quemaban las obras
impresas.Contexto histórico

El renacimiento literario se produjo en medio de una sociedad plagada de tensión, incertidumbre y


posturas contrapuestas desde la religión, el orden y la autoridad. Sin embargo, la divulgación del
conocimiento se incrementaba, lo que permitía combatir la ignorancia y la tradición popular.

La producción de libros iba en aumento y cada vez más personas asistían a la universidad, dos
privilegios de los que, hasta esa época, solo gozaban los representantes de la clase sacerdotal.
Muchos escritores renacentistas se formaron en esas universidades que abrían sus puertas a las
masas.

Roma dejó de ser el centro intelectual o cultural tras el decaimiento del poder, tanto de la Iglesia
católica romana como de las ciudades-estado de Italia. Los eruditos del renacimiento comenzaron a
viajar hacia otros países, difundiendo sus ideales y conocimientos.

En 1492, durante el auge de esta corriente literaria, se produjo la invasión de América por parte de
los españoles. Este acontecimiento impactó en los ideales del movimiento, reforzando el concepto de
humanismo y sobrevalorando a la razón por sobre la fe.

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Literatura neoclásica

La literatura neoclásica hace referencia al movimiento literario impulsado por los principios de
la Ilustración, con el fin de emular los valores de los autores griegos y romanos. Esta tendencia
comenzó a mediados del siglo XVIII en Europa, con el fin de contrarrestar las enseñanzas de la
época en pro de la cultura y la razón.

La literatura neoclásica no solo influyó en la literatura en general, sino también en otras áreas
de las artes, como la pintura, la música, la escultura, la arquitectura e incluso la ropa. Esta
literatura busca enaltecer los pensadores de la Antigua Grecia y de Roma.

La literatura neoclásica surgió en pleno auge de la Ilustración, que se manifestó entre finales
del siglo XVII y principios del siglo XVIII en Europa, y fue un movimiento que transformó para
siempre la cultura, políticas y los factores sociales en el mundo occidental.

Gracias a la Ilustración surge la necesidad de expandir los principios de libertad individual,


tolerancia religiosa, razón, el método científico y fraternidad, hacia todas las áreas de
expresión.

Con la presencia de la filosofía empírica y la ciencia experimental, los escritores de la época


buscaron transformar y transmitir una nueva forma de ver la vida.

Por esto se concentraron en aspectos relacionados con la moral, la mesura, el orden y el


autocontrol como manifestaciones contra las formas barrocas imperantes en la época.

Se presentó una serie de cambios en los géneros literarios al diversificarse a otros formatos
como parodias, melodramas, sátiras, cartas, diarios y ensayos. Por otro lado, los ensayos se
transformaron en los nuevos divulgadores de ideas y pensamientos de los filósofos más
importantes del movimiento.

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Literatura del romanticismo
El romanticismo es un movimiento artístico y literario que surgió entre finales del siglo XVIII y
comienzos del siglo XIX en Alemania e Inglaterra. Desde allí se extendió a toda Europa y
América. El movimiento romántico está basado en la expresión de la subjetividad y la libertad
creadora en oposición al academicismo y el racionalismo del arte neoclásico.

Tiene su origen en la influencia del movimiento germánico Sturm und Drang (que significa
‘tormenta e ímpetu’), desarrollado entre 1767 y 1785, el cual reaccionaba contra el
racionalismo ilustrado. Impulsado por el Sturm und Drang, el romanticismo rechazó la rigidez
académica del neoclasicismo que, para entonces, había ganado la reputación de frío y servil al
poder político.

Idea del arte como un medio de expresión individual. Dice el especialista E. Gombrich que
durante el romanticismo: «Por primera vez, acaso, llegó a ser verdad que el arte era un
perfecto medio para expresar el sentir individual; siempre, naturalmente, que el artista
poseyera ese sentir individual al que dar expresión».

En consecuencia, el romanticismo fue un movimiento diverso. Había artistas revolucionarios y


reaccionarios. Otros eran evasivos de la realidad, otros promotores de los valores burgueses y
otros antiburgueses. ¿Cuál sería el rasgo común? Según el historiador Eric Hobsbawm, el
combate del término medio. Para comprender esto mejor, conozcamos las características del
romanticismo, sus expresiones, representantes y contexto histórico.

La literatura, al igual que la música, se percibía como un arte de interés público al colindar con
los valores del creciente nacionalismo. Por ello, defendía la supremacía cultural de la lengua
vernácula a través de la literatura nacional. Asimismo, los escritores incorporaron la herencia
popular a los temas y estilos de la literatura, en desafío a la cultura aristocrática y cosmopolita.

Un rasgo distintivo del movimiento literario romántico fue la parición y desarrollo de la ironía
romántica que atravesó todos los géneros literarios. También hubo mayor presencia del
espíritu femenino.

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Literatura del realismo

El realismo es la corriente artística y literaria que surge en Francia a mediados del siglo XIX.
Aunque antes de esa fecha ya existían representaciones de la realidad y de la vida, no fue
hasta ese momento que se adoptó el término para referirse a un movimiento artístico basado
en la representación fidedigna de la realidad y de la vida cotidiana.

Sin embargo, el concepto realismo abarca un sentido más amplio. Realismo también es la
predisposición a exponer las cosas sin idealizarlas.

Asimismo, el término realismo ha formado parte de diferentes disciplinas a lo largo de la


historia, como la filosofía o la política, y otras manifestaciones artísticas posteriores como el
cine.

Conozcamos cuales son características principales del realismo del siglo XIX (pintura y
literatura), así como sus principales representantes y, por otro lado, el realismo en otras
disciplinas.

Surge como reacción a la pintura romántica. En un contexto de industrialización, el artista toma


conciencia de las consecuencias de la misma y asume y denuncia los problemas sociales
derivados a través de sus obras. El arte es un “medio” para denunciar la realismo

El hombre aturdido por su trabajo abrumador es un tema frecuente en las obras.

Representantes de la pintura realista

Los principales representantes del realismo francés en la pintura son Daumier, Courbet y Millet.

Honoré Daumier (1808-1879)

Fue pintor, escultor y caricaturista francés que destacó por la creación de obras críticas y
satíricas sobre la sociedad francesa del siglo XIX. En sus litografías Daumier se puso del lado
de los más desfavorecidos, de las clases trabajadoras y entró en conflicto con la clase política

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La literatura del naturalismo

El naturalismo es una corriente literaria, artística y filosófica que tiene lugar a finales del siglo
XIX.

A menudo, el naturalismo es considerado como un sesgo más extremo del realismo, su


coetáneo. Sin embargo, aunque tienen rasgos comunes que vinieron a eclipsar el idealismo y
el subjetivismo romántico, el naturalismo abandona el afán de denuncia promulgado por los
realistas.

Émile Zola, escritor francés, considerado el máximo exponente y teórico del naturalismo, lo
definió “no solo como un movimiento literario, sino como una nueva forma de concebir al
hombre y estudiar su comportamiento”. Para ello, el autor debe liberarse de las emociones y
centrarse en el estudio de las conductas muy ligado al método científico.

Conozcamos, a continuación, las características y los principales representantes de este


movimiento en la literatura y en la pintura.

Bases científicas y filosóficas del Naturalismo

El naturalismo encuentra sus bases en algunas teorías científicas y filosóficas que se verían
reflejadas en la forma de hacer del autor como en el resultado, la propia obra. Entre ellas
destacan:

Determinismo

Esta filosofía explica que el comportamiento humano está prefijado por una serie
circunstancias sociales e, incluso, por la herencia biológica.

En las obras naturalistas, los protagonistas están marcados por el contexto social y su propia
naturaleza.

Ciencia experimental

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Los naturalistas entienden el método científico como el único sistema capaz de alcanzar el
conocimiento. Así que, se aferran a los principios de observación, objetividad y precisión, los
cuales utilizan como herramientas para hacer su trabajo.

La literatura contemporánea

La literatura contemporánea refiere a los estilos literarios surgidos a partir de 1940 hasta la
actualidad, período que se caracteriza por los avances tecnológicos y los constantes cambios a
nivel social, cultural, político.

La literatura contemporánea se origina con la Segunda Guerra Mundial, hecho que le da


impulso a un cambio de mentalidad social. Los autores reflejan su pensamiento rompiendo con
los modelos y parámetros estéticos de las épocas anteriores (como la renacentista, barroca o
ilustrada).

Se origina una literatura que recrea un carácter de ficción, fantasía y misterio, basado en los
hechos de la vida real. Además, las innovaciones tecnológicas e industriales permiten
aumentar la cantidad de publicaciones de las obras (impresión de ejemplares a gran escala).

Surge una nueva cultura de masas atraída por los nuevos géneros de la literatura
contemporánea, como la historieta (o comic) o el cyberpunk (un subgénero de la ciencia
ficción)

La literatura contemporánea se caracteriza por reflejar una nueva visión del mundo, reflejando
un quiebre de las costumbres y creencias tradicionales.

Surgen nuevos géneros literarios que se mezclan con diferentes técnicas de escritura y juegan
con los límites entre la realidad y la ficción. Las obras contemporáneas, además, representan
el mundo interior de los personajes, su inconsciente y subconsciente.

En la literatura contemporánea el tiempo no transcurre de forma lineal, sino que rompe con el
orden cronológico de los hechos pudiendo comenzar un relato desde el final de la historia,
luego narrarlo desde el pasado y volver a otro punto en el tiempo.

En la literatura contemporánea (a diferencia de los textos narrativos), no existe una única voz
del narrador que todo lo sabe. No existe un único punto de vista, lo que genera relatos más
empáticos con el lector.

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Existen tantos puntos de vista como narradores, sin embargo, es importante destacar un punto
en común en las obras contemporáneas: el autor siempre se encuentra disconforme con la
realidad que describe.

La literatura maya

La literatura maya contaba ya con una larga tradición cuando la literatura en otros idiomas
apenas estaba dando sus primeros pasos. A la llegada de los conquistadores en el siglo XVI,
muchos de los textos antiguos mayas fueron quemados. Los españoles consideraban que toda
esta producción artística era “demoníaca”.

No obstante, los autores mayas continuaron escribiendo. En un principio, usaron sus propias
técnicas de escritura (pictórica y fonética), y luego el alfabeto romano. De esta manera, se
pudieron preservar canciones, juegos, discursos y rezos para las generaciones futuras. Estas
manifestaciones artísticas tienen un alto valor histórico y patrimonial.Se cree que los primeros
asentamientos mayas se establecieron alrededor de 1800 a. C. Esto habría ocurrido en la
región del Soconusco en la costa del Pacífico en el Preclásico temprano.

No obstante, los investigadores mantienen que fue en el período Clásico (250 a 900 d. C.)
cuando muchas de las características culturales mayas alcanzaron su apogeo. Este desarrollo
continuó durante todo el período Posclásico hasta la llegada de los españoles en la década de
1520.

Inicios

En sus inicios, la literatura maya era el medio para contar la cotidianidad y la relación entre los
indígenas y sus dioses. Con la llegada de los conquistadores, esta temática sufre variaciones.

Tras la conquista, los líderes de las etnias autóctonas solicitaron a la monarquía el


reconocimiento de sus títulos nobiliarios. También le solicitaron que les dejaran conservar sus
territorios con el compromiso de someterse al dominio de la corte española.

Por ello, los escritos de la época cuentan la genealogía de los gobernantes mayas y su
descendencia directa de los dioses. Era una manera de impresionar al rey de España para que
les concediera lo que estaban solicitando.

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La literatura náhuatl

Rica en verdad es la literatura que se conserva en náhuatl clásico y en las variantes antiguas y
modernas de dicha lengua. Producida a lo largo de varios siglos –por lo menos desde el x d.
C., en la época tolteca– hay en esta literatura expresiones que corresponden a contextos
socioculturales muy diferentes. Así, se conservan algunas composiciones que verosímilmente
provienen de tiempos muy antiguos. Testimonios explícitos y evidencias internas sitúan su
origen en el contexto en el que se forjó la Toltecáyotl, el conjunto de las creaciones toltecas.
Hay otras que a las claras corresponden a la etapa mexica, es decir a los dos últimos siglos
anteriores al encuentro con los españoles. A ellas siguen las composiciones que hablan de la
conquista o invasión de Anáhuac. Con éstas concluye el ciclo autónomo de la literatura
náhuatl.

Géneros muy distintos de expresión se produjeron dentro ya del período colonial. Por una parte
surgió –en amplia gama de formas, desde las doctrinas y confesionarios hasta los autos
sacramentales y comedias– una literatura de contenido cristiano en náhuatl. Por otra, se
produjeron asimismo diversas crónicas, cantares y poemas, obras de indígenas. Apareció
también, sobre todo a lo largo de los siglos xvi a xviii, otro gran conjunto de testimonios, en
abundancia insospechada, cartas, solicitudes de mercedes, títulos de tierras, testamentos, una
gran variedad de escritos en náhuatl concebidos por el hombre y la sociedad nativas para
hacer defensa de sus derechos.

La expresión escrita en náhuatl decreció desde fines del siglo xviii. Lejos de recobrar algún
vigor, consumada la independencia de México, se hizo cada vez más escasa. En opinión de no
pocos, tanto el náhuatl como su literatura estaban ya a punto de convertirse en asunto del
pasado. Sin embargo, la palabra en náhuatl pervivió refugiada en el hogar, en comunidades de
no pocas regiones del país que se mantenían en distintos grados de aislamiento. Tan sólo,
entrado ya el siglo xx y sobre todo después del triunfo de la Revolución de 1910, comenzó a
aflorar la palabra conservada en el corazón de esas gentes por tanto tiempo aisladas. El
rescate lo iniciaron algunos mexicanos y extranjeros, etnólogos y lingüistas sobre todo.

A la par que eso ocurría, otros pocos estudiosos clavaban su mirada en los antiguos
testimonios de la expresión en náhuatl, que en su inmensa mayoría habían quedado en el
olvido. En particular se debe a Ángel Ma. Garibay K. (1892-1967) haber iniciado nuevo estudio
y valoración de los textos de la tradición prehispánica con fino sentido humanista.[1] A partir
sobre todo de la década de los cincuenta, se incrementó el rescate y difusión de la antigua
literatura náhuatl. Y a su vez se prosiguieron las investigaciones entre las comunidades

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La literatura Azteca

Se conoce como literatura azteca a las manifestaciones artísticas literarias del Imperio azteca.
Los aztecas no eran una comunidad con el hábito de registrar su propia historia, sino que la
literatura tuvo otros objetivos.

Pero el acceso a sus obras literarias no ha sido sencillo por varios motivos. Por una parte, se
conservan muy pocas muestras en buen estado. Lamentablemente la mayoría de los textos
originales se perdieron en la época de la colonia

En la literatura azteca escrita no hay registros de tipo histórico o narrativo. Los mitos acerca de
su creación y las historias de grandes batallas fueron de tradición oral, no escrita.

Los registros escritos que existen son llamados códices, y registran casi en su totalidad
poemas y cánticos religiosos.

Pero en general la literatura azteca estaba diseñada para ser recitada, no leída. Los textos que
se conservan funcionaron como registros de estas obras. Se caracteriza por ser rica en
recursos literarios, como la metáfora y la eufonía.

Para los aztecas, la literatura —especialmente la poesía— era asociada con la nobleza. Se le
tenía en tan alta estima que las tres ciudades más grandes del imperio, Tenochtitlán, Texcoco
y Cualhtitlán, fueron los grandes centros literarios.

La pieza más completa y extensa traducida es el códice de Borgia. Su importancia radica en


que provee mucha información acerca de las costumbres culturales y religiosas de los aztecas.

Son 76 páginas e inicia con el calendario Tonalpohualli. Este está constituido por un año de
260 días. Registra las predicciones de los sacerdotes acerca de las fechas buenas o malas
para ciertas acciones.

Luego del calendario hay un registro del panteón de los dioses aztecas. En el texto hay
descripciones físicas y de personalidades, así como algunos mitos de la creación.

En tercer lugar se describen los ritos religiosos más importantes de su religión. Incluso
describen brevemente el más cruel y controversial de los ritos aztecas: el sacrificio humano.

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La literatura purépecha

Las literaturas p´urhépechas dentro del movimiento literario en México quizás son las menos
conocidas, no por falta de calidad, sino por escasa distribución y porque resulta incipiente el
desarrollo de un análisis crítico de la academia e investigadores. Esto no se limita a sus
literaturas, sino también a otros campos de estudio.[1] Destaca el olvido hacia esta importante
civilización que cuenta con una rica tradición cultural, histórica e intelectual, así como literaria.
Su literatura es amplia, con excelentes escritoras y escritores que a la vez actúan como
promotores. Además, cabe resaltar la dificultad para encontrar los textos publicados, debido al
corto tiraje. De igual modo, otras obras tempranas solo fueron publicadas en forma de
antología: Relatos indígenas (1979), Cuentos Purépechas. Juchari uandantskuecha Antología
(1994) y Relatos Purépechas. P´urhépecha uandantskuecha (1995). La distribución y
continuidad de promocionar las literaturas originarias ha sido un problema en general;
editoriales e imprentas han publicado las obras con escasos recursos provenientes de
proyectos gubernamentales o culturales independientes, limitando la cantidad y distribución en
algunas librerías del país, por lo tanto, existe la necesidad de un compromiso íntegro para
rescatar las obras de muchos autores y hacerlas llegar al resto del territorio, de la misma forma
que integrar esfuerzos para apoyar los talleres de creación literaria que algunos de los
escritores y escritoras realizan hoy en día.

Para identificar la producción literaria se ha decidido estructurar este trabajo en dos secciones
que van en relación con este movimiento literario y la aparición cronográfica de sus obras; la
primera desde finales de los setenta hasta el año 2000, y a partir de aquí se identifica la
segunda etapa donde se cuenta con novelas y poesía. La primera etapa puede ser
considerada perteneciente a los escritores en sus primeros pasos literarios, cuentos y
narraciones cortas, apegados a la oralidad y tradiciones p´urhépechas de los lugares de
origen, donde se encuentran N. Joel Torres Sánchez, Gilberto Gerónimo, Ismael García
Marcelino e Irineo Rojas Hernández (†2013). En la segunda, se encuentra un posicionamiento
literario bien establecido, donde la temática poética y narrativa se establece intelectualmente
asumiendo una postura crítica sobre el lenguaje, la cultura y las tradiciones. Aquí se sitúa la
continuidad literaria de García Marcelino y Torres Sánchez. También se incorporan nuevas
generaciones que se han sumado a la promoción de las literaturas en lenguas originarias en
México, como lo son Elizabeth Pérez Tzintzún, Rubí Tsanda Huerta, Nana Lu, Alicia Mateo
Manzo y Pedro Victoriano Cruz.

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