Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Los principios rectores del derecho penal se encargan principalmente, entre otras cosas, de demarcar los límites
del poder punitivo del Estado con relación a los derechos de las personas. De ahí se infiere que los principios
sirven para determinar y detectar la orientación ideológica y funcional del sistema penal y para manejar las normas
y leyes penales, controlando su alcance, racionalidad y legitimidad.
Hablando ya propiamente del PRINCIPIO DE CULPABILIDAD, este tiene origen en un Estado de derecho, en
donde el delito y la pena tienen que regularse por la ley (formal, previa, escrita, estricta y cierta) y únicamente por
ella; respetando los limites materiales y formales que hay en la constitución y los tratados públicos internacionales
para el ejercicio de los poderes estatales que interfieran en la órbita de los derechos, garantías y libertades de los
ciudadanos.
Es necesario separar dos conceptos que suelen ser confundidos: de un lado se habla del principio de culpabilidad
o de la responsabilidad subjetiva; y del otro, de la idea de culpabilidad como categoría dogmática de la conducta
punible.
La ley colombiana proclama la culpabilidad como principio (norma rectora) y la exige como elemento del delito
para que un hecho pueda ser punible y concreto, pero no precisa lo que ha de entenderse por ella (Arts. 9 y 12 del
Código Penal de 2000 (Ley 599/2000)). Entonces, nuestra legislación penal consagra las garantías tradicionales o
históricas del principio de culpabilidad en varias de sus disposiciones. Principalmente:
La inocencia se presume por la ley en un Estado constitucional; la culpabilidad tiene que ser probada y,
por consiguiente, la culpabilidad es prerrequisito de la condena penal. La esencia de “la culpa” o de “ser
culpable” de la realización de un delito, radica en haberlo podido evitar y en haber tenido la posibilidad
efectiva y concreta de no realizarlo.
- Art. 25 del Código Penal: El acto que se imputa tiene que ser voluntario, es decir, tiene que ser producto
de una decisión propia/personal que no se limita a responder a irresistibles factores externos de presión.
Solo se pueden formular imputaciones penales por acción, por omisión y excepcionalmente por comisión
por omisión en los casos y con las estrictas exigencias de la ley.
- Arts. 22, 23 y 24 del Código Penal: La realización del tipo tiene que ser en principio dolosa, pero en los
casos especiales previstos por la ley se admite la imputación por culpa, imprudencia y por
preterintencional (mezcla de dolo e imprudencia).
Para la imputación de penas se exige que el agente sea imputable, con capacidad de culpabilidad: En el
sentido de tener en concreto la capacidad de comprender la ilicitud de la conducta y de autodeterminarse
de acuerdo con esa comprensión. Esto se refiere básicamente a las personas mayores de edad penal
(madurez psicológica) y salud mental (que al momento de realizar el hecho no padezcan trastornos
mentales o perturbaciones emocionales). A los inimputables que cometan un acto delictivo se les aplican
medidas de seguridad que se fundan en las necesidades de la prevención especial y de protección de la
sociedad contra sujetos que exhiben peligrosidad criminal.
Realizar el injusto típico en uso de la libertad propia es lo que se conoce como “merecimiento de la pena”, lo que
sería “culpabilidad como fundamento de la pena”, cuya aplicación no depende de la justicia metafísica o mera
racionalidad (al mal del delito con el mal de la pena), sino que depende de la necesidad social de prevenir ciertas
lesiones de bienes jurídicos fundamentales y de la utilidad o capacidad de rendimiento para que tales fines sociales
posean la pena en cada caso concreto; tanto en su amenaza legal como en su aplicación judicial y ejecución
penitenciaria.
Dos sentidos o alcances del concepto de culpabilidad mantenido por el Art. 12 del C.Pe:
I. Como prohibición absoluta de la responsabilidad objetiva (parte final de la norma): Significa la
implantación de un sistema muy riguroso de responsabilidad subjetiva (pero no ética, sino una muy
objetiva y determinada lesión jurídica), es decir, un sistema exclusivamente de culpabilidad por el hecho
injusto. Esta es la culpabilidad en sentido AMPLIO, en la cual nadie puede ser penalmente sancionado
por un hecho involuntario, imprevisible o incontrolable (Consecuencia que no ha dependido de la propia
o interna decisión del sujeto agente).
Nota: La responsabilidad objetiva es la realización física de la conducta o la causación material del resultado, sin
tener en cuenta para nada la participación de la voluntad personal en el hecho y su configuración concreta.
En la responsabilidad subjetiva no se responde jamás por el caso fortuito o fuerza mayor, o los procesos de
comportamiento incontrolable y toda exteriorización de conducta que no sea expresión de una decisión voluntaria
personal de actuar o dejar de hacerlo. Tampoco se impone responsabilidad en los supuestos de versari in re illicita.
II. La exigencia de la culpabilidad en sentido estricto (culpabilidad plena o juicio de responsabilidad por
merecimiento personal y necesidad social de la pena): Se dirige únicamente a los imputables, supone un
autor que en el caso concreto pueda actuar al menos como un “hombre/persona normal” en
“circunstancias normales” (términos que la propia ley se encarga de fijarlos: libertad interior y exterior).
Se refiere a la voluntad libre y consciente de los hechos y de su sentido, y por la gama de opciones
comportamentales de que efectivamente disponga el autor al momento de poner en marcha la decisión
de realizar el injusto típico.
Nota: La libertad interior, está asociada con el concepto de inimputabilidad (Art. 33 C.Penal). La libertad exterior
se asocia son las circunstancias externas que someten o doblegan la voluntad (Art. 32 C. Penal).
La inimputabilidad se infiere primero por un perito en psiquiatría forense y luego por el juez penal tras el
diagnóstico y la valoración de estados de inmadurez psicológica o trastornos mentales. Cuando se tiene falta de
suficiente libertad externa, se considera uno de los indicadores legales que son estimables a cualquier persona
normal o anormal.
El principio de culpabilidad es uno de los límites materiales al ejercicio del ´ius puniendi´. En principio, lo que
plantea este principio es que ´no hay pena sin culpabilidad´, pues la sanción criminal debe fundarse en la seguridad
de que el hecho puede serle ´exigido´ al agente. Desde el punto de vista jurídico-penal, el principio de culpabilidad
no exige un examen de los motivos y actitudes morales del autor frente a los valores del ordenamiento jurídico.
Consiste en el ejercicio de la libertad personal de actuación para la realización del injusto típico como fundamento
de la medida de la responsabilidad penal. La pena justa, que asegura el principio de culpabilidad, es la mejor
prevención de los delitos, pero debe ser en todo caso socialmente necesaria y útil para que sea legitima su
aplicación en un Estado social y democrático de derecho. Este principio implica en realidad, cuatro cosas distintas:
El injusto penal sólo puede ser atribuido a la persona que actúa. El delito sólo es concebible como el hecho
de un autor y como producto de ello la sanción debe ser individual o estrictamente personal para
alcanzar únicamente a quien transgrede la ley en su calidad de autor o partícipe, mas no a terceros, así se
hallaren ligados con el sujeto activo del comportamiento punible por vínculos de amistad, credo
político o religioso, sangre, afectos, etc.
No puede ser castigado quien obra sin culpabilidad. De aquí se deriva la categoría dogmática de la
culpabilidad, acorde con la que sólo puede ser punido quien estuviere en posibilidad de gobernar el acontecer
lesivo para los bienes jurídicos.
III. La pena no puede sobrepasar la medida de culpabilidad y su imposición se hace con base en el grado
de culpabilidad:
Esto es porque hay diversos niveles de responsabilidad que van desde la culpa en sus diversas
modalidades, hasta llegar al dolo, y en algunas legislaciones, a la preterintencional.
IV. Impone la idea de proporcionalidad como pauta surgida del postulado de igualdad para tasar la pena
en concreto:
Cuando el juzgador persigue imponer una pena justa debe hacerlo acorde con el postulado de la igualdad,
porque para imponer una pena es necesario distinguir dentro del juicio de exigibilidad las diversas
modalidades de conducta punible (culpa, dolo, preterintencional) de tal manera que las consecuencias jurídicas
imponibles sean de forma proporcionada con estas modalidades, es decir, el principio de culpabilidad
posibilita la operancia del llamado principio de proporcionalidad, con lo cual se vincula claramente los axiomas
de igualdad, culpabilidad y proporcionalidad, que se tornan en columnas vertebrales de la tarea de
medición de la pena.
De acuerdo con lo que implica el principio de culpabilidad, también se puede decir que se transgrede o se viola
este principio cuando:
II. Cuando se da vía libre al versari in re illícita (quien quiere el hecho asume sus consecuencias).
Cuando se hace responder al autor de todas las consecuencias de su acto –aun las no queridas-
siempre y cuando provengan de un obrar ilícito.
Cuando los delincuentes de comisión profesional o habitual, se les asigna una pena, más allá del grado de
culpabilidad respectivo.
La culpabilidad como principio representa un límite al ius puniendi; y continúa siendo necesaria para la imposición
de penas criminales por las siguientes razones:
1. El respeto a la dignidad del imputado: Su derecho a ser tratado como persona y como ente dotado de
capacidad para orientar su conducta conforme a valores y hacerse responsable por lo que hace o deja de
hacer.
2. Para que se realice como fundamento exclusivo del merecimiento de pena la responsabilidad subjetiva o
grado de participación interna.
3. Para asegurar la exclusión de la responsabilidad objetiva en todas sus variables; por ejemplo: caso fortuito
o fuerza mayor, acciones incontrolables, resultados imprevisibles o inevitables, versari in re illicita, etc.
4. Para garantizar la proporcionalidad de las penas imponibles (nulla poena sine culpa) a la gravedad del
injusto y la culpabilidad personas; y la exclusión de toda pena desproporcionada o innecesaria, y de toda
pena superior al grado de culpabilidad del autor en su situación concreta.
5. Para impedir que se impongan penas crueles, inhumanas o degradantes.
6. Para asegurar la completa realización de un derecho penal del hecho, apartado de la idea de la
personalidad peligrosa como fundante de la pena.
7. Para fundar las diferencias de la cantidad de pena imponible, de un lado, en las consumaciones y
tentativas (grado de realización del tipo), y del otro, entre autores y meros participes.