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202302 – S2 y 3
10-2 y 3
Objetivo: Descubrir que la vida tiene una finalidad para que su vocación le permita la auténtica realización
personal.
EJE(S) GENERADOR(ES):
Identificar la vocación como un llamado a la vida.
Conocer cómo la vocación da sentido a la vida de las personas.
¿Qué es el IKIGAI?
El secreto mejor guardado para emprender y tener éxito proviene de la remota y pequeña isla de Okinawa, en
Japón. Se dice que en ella sus habitantes tienen un propósito por el cual levantarse felices y plenos todas las
mañanas.
Según esta cultura japonesa, el ikigai es la razón de existir de cada uno de nosotros y cómo se alinea esta razón
de existir con el mundo que nos rodea para así traernos felicidad a nosotros mismos y a los demás. Se trata de un
concepto filosófico que habla de darle sentido a la
vida. Los japoneses dicen que todos tenemos un ikigai,
pero para llegar a él se necesita de una profunda
introspección y autoconocimiento; es un camino que
todos debemos seguir porque al final es lo único que
nos dará una satisfacción plena y sentido a nuestra
vida: un propósito.
No es casualidad que los habitantes de Okinawa sean
los más longevos del planeta.
Si bien se trata de un concepto filosófico y holístico
que no tiene nada que ver con el estatus social o el
nivel económico al que queramos llegar, el ikigai se
puede trasladar fácilmente al mundo del
emprendimiento y los negocios.
El ikigai está compuesto de cuatro grandes áreas que
podríamos ilustrar como círculos que se entrelazan
entre sí. Estas áreas son:
• Lo que nos gusta hacer, lo que verdaderamente
disfrutamos y que lo podríamos hacer todos los días
sin aburrirnos.
• Lo que somos buenos haciendo, nuestras habilidades y talentos, nuestras fortalezas frente a los demás.
• Por lo que nos pueden pagar, la manera de monetizarnos e insertarnos en el mercado.
• Lo que el Mundo necesita, el valor que le agregamos a la comunidad y a los demás.
Conforme se van entrelazando estas áreas van apareciendo otras, pero si no se entrelazan las cuatro nunca se
podrá llegar al ikigai.
Normalmente, cuando hay algo en lo que somos muy buenos y tenemos talento, nos gusta disfrutar de esa
actividad; así es como descubrimos nuestra Pasión. Por ejemplo, es el caso de los deportistas profesionales, los
músicos o los artistas.
Cuando entrelazamos nuestras habilidades y talentos con el mercado y la forma en que nos monetizamos
descubrimos nuestra Profesión. Arquitectos, abogados, ingenieros: todos ellos están aquí.
Por otro lado, al alinear la forma de monetizarnos con lo que el mundo o la comunidad necesitan, se descubre
nuestra Vocación. Por ejemplo: los profesores o catedráticos y los médicos.
Y finalmente cuando entrelazamos lo que el mundo necesita con lo que nos gusta hacer, nos encontramos con
nuestra Misión en la vida. Aquí están los sacerdotes y líderes espirituales y los voluntarios de organizaciones sin
fines de lucro.
Al emprender un negocio es muy importante que tengas en cuenta estas cuatro grandes áreas. Si logras alinearlas
y hacer que tu Pasión, Profesión, Vocación y Misión tengan un mismo rumbo, estarás en el camino para garantizar
el éxito a largo plazo.
Generalmente, muchos emprendedores no tienen problemas con esta área pues lo primero que intentan hacer
es enfocarse en las habilidades que poseen para empezar a construir a partir de ahí. Sin embargo, hay muchos
otros que, cegados por algún nuevo nicho de mercado desatendido o una oportunidad de negocios “única”, se
embarcan en industrias o mercados que no dominan, no conocen y no tienen habilidades para enfrentarlas.
Cimentar nuestro negocio sobre lo que somos buenos haciendo es fundamental y si queremos seguir creciendo,
así como fomentar la capacitación, el desarrollo y el aprendizaje de nuevas habilidades es también crucial.
Es básico tener una noción de las habilidades y talentos con los que
contamos, y además saber cómo desarrollarlas y explotarlas al máximo.
Si no contamos con las suficientes habilidades y talentos nos tenemos
que hacer de un buen equipo que cuente con ellas y que además tenga
habilidades complementarias. De nada nos sirve tener un grupo de
personas con las mismas habilidades o características: necesitamos que
sean diferentes, que se complementen entre ellos y que nos abran el
abanico de posibilidades para emprender de manera segura nuestro
negocio.
Conclusiones
“Ser un emprendedor es vivir unos pocos años de tu vida como nadie quiere, de tal forma que puedes disfrutar
del resto de tu vida como nadie puede”
Anónimo
Lograr conjuntar estas cuatro grandes áreas no es tarea fácil y, como dicen los japoneses, muy pocos logran llegar
a su ikigai en la vida. Pero si al momento de emprender cimentamos nuestra visión en estas áreas: lo que nos
gusta hacer, en lo que somos hábiles, por lo que nos pueden pagar y cómo agregamos valor a nuestra
comunidad, estaremos garantizando un futuro con propósito de vida para nuestra organización, con empleados
motivados, colaboradores inspirados, clientes comprometidos y, por añadidura, éxito personal, profesional y
financiero.
Los índices de mortalidad de las PyMES (Pequeñas y Medianas Empresas) son verdaderamente alarmantes en casi
cualquier país que analicemos. De acuerdo con Claudio L. Soriano, (Doctor en ciencias económicas y empresariales
por la Universidad Internacional de Estudios Sociales de Roma, Italia y que ha trabajado como directivo a cargo o
como consultor para empresas multinacionales de los EUA, Inglaterra, Francia, Canadá, España y Mónaco, así
como para empresas nacionales de Costa Rica, República Dominicana, Venezuela y España), en México, 50 de cada
100 empresas no sobreviven el primer año de vida. De las 50 restantes, 30 mueren antes de cumplir el segundo
año y, finalmente, de las 20 que quedan solamente 2 tendrán éxito después de los primeros 5 años de haberlas
fundado.
Si vemos otros países las tendencias son muy similares. En Chile, por ejemplo, un estudio en el que se le dio
seguimiento a 67,310 empresas creadas en 1996, indicó que el 25% de ellas desapareció en el primer año, un 17%
en el segundo año, el 13% en el tercer año y un 11% en el cuarto año. En Argentina, solamente el 7% de las
empresas llegan a su segundo año de vida y solamente el 3% a su tercero. En Colombia, solamente 1 de cada 10
supera los primeros 12 meses de vida. En España, el 80% de las empresas quiebra antes de sus primeros 5 años.
Finalmente, en Estados Unidos, el promedio de vida de las empresas es solamente de 6 años y más del 30% no
llega a cumplir su tercer año.
Sin embargo, por más catastrófico que suene lo anterior, está comprobado por estudios de la Comisión Nacional
de la Micro y Pequeña Empresa de El Salvador, y por el Centro de Desarrollo de Competitividad Empresarial de
México, que aún, tomando en cuenta todas las adversidades externas que un emprendedor pudiera tener (como
la falta de financiamiento, complejidades legales y de gestión, altas tasas de impuestos, etc.), las causas de mayor
fracaso están ligadas directamente a que el emprendedor no es capaz de vender, producir, operar, controlar o
planificar su negocio con éxito.
Lo anterior quiere decir que el éxito depende realmente de cada uno de nosotros. Si somos capaces de
prepararnos, planificar nuestra visión, sentar las bases adecuadas para cimentar nuestro negocio y perseverar en
el camino, el éxito estará a la vuelta de la esquina.
Espero que este pequeño libro te haya servido como una guía para conformar tu visión en el momento en el que
quieras emprender tu próximo negocio. Estoy convencido de que hoy es el mejor momento para emprender, las
condiciones nunca fueron mejores.
Estamos viviendo en un parteaguas de tecnología e información, así como cambios abruptos en el mercado y en
los hábitos de consumo de las personas, que nos abren un mundo de posibilidades de emprendimiento hacia el
futuro.
Según Mark Lautman, economista, conferencista TED y autor del libro When the Boomers Bail: A Community
Economic Survival Guide, de acuerdo con estudios recientes, el 80% de los productos y servicios que habrá en el
futuro aún no existen.
Claramente el mejor momento para emprender no es mañana, sino en cuanto termines de leer estas palabras.
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