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Actualmente, bajo criterios del tipo de reproducción sexual, dentro del reino Fungi, se conocen
cuatro filos:
Zygomycota
Ascomycota
Basidiomycota
Quitridiomycota
Deuteromycota
Que a su vez se subdividen en diferentes clases, ordenes, familias y géneros, hasta llegar al nivel
básico de la clasificación, que es la especie.
Los LÍQUENES... son asociaciones simbióticas entre un hongo específico, llamado micobionte,
y un alga verde o una cianobacteria denominada ficobionte.
En la naturaleza se encuentran en regiones áridas, crecen sobre suelos desnudos, troncos de los
árboles, sobre rocas, etc. Los líquenes no necesitan de ninguna fuente de alimento orgánico,
pueden permanecer vivos aunque se desequen. Sólo requieren de luz, aire y algunos minerales.
Minerales que absorben del sustrato.
El liquen puede estar formado por varias capas, dónde el micobionte cubre por debajo y por
arriba al alga o cianobacteria.
Actividad:
Micorrizas
Se trata de órganos que se generan debido a la combinación simbiótica entre la raíz de una
planta y los micelios de un hongo. Las micorrizas trabajan como un sistema de absorción que
se extiende por el suelo, con el fin de tomar el agua y nutrientes que la planta necesita
(nitrógeno y fósforo, principalmente).
Las ectomicorrizas infectan árboles como el pino y el roble. El hongo forma un manto
de micelio sobre las raíces más pequeñas del árbol (fig. 27.1b). Las ectomicorrizas no forman
vesículas ni arbúsculos. En las plantaciones comerciales de pinos se debe asegurar la
inoculación de las semillas con tierra que contenga micorrizas efectivas (fig. 27.2a). Las trufas,
que se consideran un alimento exquisito, son ectomicorrizas, por lo general de árboles de roble
(fig. 27.2b). En Europa se utilizan cerdos o perros entrenados que las reconocen por el olfato
para desenterrarlas. El olor de la trufa produce atracción sexual en la hembra porcina pues es
similar al olor del macho. Sin embargo, si bien la saliva del cerdo macho contiene esta hormona
(que también se encuentra en las secreciones axilares del hombre), no es la que produce la
atracción. El componente más importante de la trufa que atrae al cerdo, hembra o macho, es
dimetilsulfuro, responsable también del olor del repollo. En la naturaleza, el hongo prolifera
gracias a la intervención del animal, que lo ingiere y distribuye las esporas no digeridas en
nuevos sitios. En la actualidad se ha comenzado a cultivar trufas. Los robles se plantan en
arboledas que se inoculan en forma artificial con esporas del hongo cultivadas en el laboratorio
o extraídas de trufas maduras.
Algunos científicos piensan que las asociaciones micorrícicas pudieron haber sido
importantes en la invasión de la tierra por las plantas hace más de 400 millones de años. Una
relación así entre un hongo acuático y un alga verde (antepasado de las plantas terrestres) quizás
haya ayudado al alga a adquirir el agua y los nutrimentos minerales que necesitaba para
sobrevivir fuera del agua. El registro de fósiles es congruente con la hipótesis de que las
micorrizas jugaron un papel importante en la colonización de la tierra por parte de las plantas.
El fósil más antiguo de los hongos terrestres tiene aproximadamente 460 millones de años de
antigüedad, casi la misma edad que los fósiles más viejos de las plantas terrestres. Tales
hallazgos sugieren que los hongos y las plantas invadieron la tierra al mismo tiempo y quizá
juntos. Además, los fósiles vegetales que se formaron poco después de dicha invasión muestran
estructuras de raíces distintivas, parecidas a aquellas que se forman actualmente como respuesta
ante la presencia de micorrizas. Esos fósiles muestran que micorrizas totalmente desarrolladas
estuvieron presentes muy al principio de la evolución de las plantas terrestres y sugieren que
una asociación planta-hongo más sencilla quizás ocurrió incluso antes.
La mayoría de las plantas terrestres establecen relaciones simbióticas con hongos para
producir complejos raíz-hongo llamados micorrizas, que ayudan a la planta a extraer y absorber
minerales del suelo. Los hongos microscópicos permanecen entrelazados entre las células de la
raíz y se extienden hacia el suelo (FIGURA 42-19). El hongo hace que ciertos nutrimentos,
como el fósforo, sean más accesibles y fáciles de absorber para las raíces, quizá convirtiendo los
minerales unidos a las rocas en compuestos más simples y solubles, de manera que las
membranas plasmáticas de las células los puedan transportar. A cambio, el hongo recibe
azúcares, aminoácidos y vitaminas de la planta. Así, tanto el hongo como la planta pueden
crecer en lugares en los que ninguno podría sobrevivir por sí solo, incluyendo desiertos y suelos
rocosos ubicados a gran altura y con bajo contenido de nutrimentos. La investigación ha
revelado que en algunos bosques, las micorrizas forman una extensa red subterránea que vincula
los árboles, incluso de diferentes especies. Esta red de hongos transfiere compuestos de carbono
producidos por fotosíntesis de un árbol a otro, haciendo que aquellos con acceso a abundante
luz solar contribuyan a sustentar a sus vecinos de zonas sombreadas. De esta forma, como un
Robin Hood que actúa bajo tierra, las micorrizas transfieren productos fotosintéticos de los ricos
a los pobres. Los investigadores piensan que la transferencia de nutrimentos entre los árboles
por medio de las micorrizas podría ser un factor importante en la salud general del bosque.