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Micorriza

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Micorriza arbuscular. Esporangio, hifa, micelio, vesícula, arbúsculo.

Hongo micorrizo

La palabra micorriza, de origen griego, define la simbiosis entre un hongo (mycos) y


las raíces (rhizos) de una planta. Como en muchas relaciones simbióticas, ambos
participantes obtienen beneficios. 1 En este caso la planta recibe del hongo
principalmente nutrientes minerales y agua,2 y el hongo obtiene de la planta hidratos de
carbono y vitaminas que él por sí mismo es incapaz de sintetizar mientras que ella lo
puede hacer gracias a la fotosíntesis y otras reacciones internas.3 Se estima que entre
el 90 y el 95 % de las familias de plantas terrestres (80 % de las especies) presentan
micorrizas de forma habitual.4
La asociación simbiótica se establece entre las raíces de plantas y las hifas de hongos
de las divisiones Glomeromycota, Basidiomycota y Ascomycota. Al inicio de la
colonización el hongo forma un manto constituido de hifas fúngicas que rodean el ápice
de la raíz; luego otras hifas penetran el espacio intercelular entre las células
radiculares, formando lo que se conoce como la red de Hartig. Es aquí en la red de
Hartig donde se lleva a cabo el intercambio de nutrientes, minerales y agua: el hongo
absorbe agua y minerales que luego transloca hacia la planta y en retorno la planta le
provee azúcares y otros productos de la fotosíntesis al hongo. Dentro de varios de los
efectos positivos que le brindan los hongos ectomicorrícicos a su hospedero, el más
importante se le atribuye al micelio extrarradical que aumenta la cantidad de toma de
minerales disueltos.
La movilización de nutrientes se puede dar por una vía enzimática que le permite al
hongo utilizar nitrógeno orgánico y fósforo, o por la liberación de ácidos orgánicos
movilizando calcio, magnesio y potasio, entre otros. Las hifas excretan
principalmente ácido oxálico que ayuda a desgastar las superficies rocosas; además el
diámetro que presenta el ápice de una hifa comparado con el ápice de una raíz, le
confiere una gran ventaja a la planta pues le permite explorar sustratos a los cuales no
podría alcanzar sin la asociación con su hongo ectomicorrícico. 5
Es posible que un hongo forme micorrizas con más de una planta a la vez,
estableciéndose de este modo una conexión entre plantas distintas; esto facilita la
existencia de plantas micoheterotrofas (plantas parásitas de hongos); algunas de las
cuales ni siquiera realizan la fotosíntesis (como las del género Monotropa), que extraen
todo lo que necesitan del hongo micobionte y las otras plantas con las que este
también establece simbiosis. Así mismo, varios hongos (en ocasiones de especies
diferentes) pueden micorrizar una misma planta al mismo tiempo.

Índice

 1Ventajas de la micorrización
 2Tipos de micorrizas
 3Descubrimiento
 4Papel de la micorriza en la absorción de nutrientes
 5Importancia de la micorriza arbuscular en el control de patógenos
 6Relevancia económica del uso de la micorriza arbuscular en viveros frutícolas
 7Véase también
 8Referencias
o 8.1Bibliografía
 9Enlaces externos

Ventajas de la micorrización[editar]
Las ventajas proporcionadas a las plantas por la micorrización son numerosas. Gracias
a ella, la planta es capaz de explorar más volumen de suelo del que alcanza con sus
raíces, al sumársele en esta labor las hifas del hongo; también capta con mayor
facilidad ciertos elementos (fósforo, nitrógeno, calcio y potasio) y agua del suelo. La
protección brindada por el hongo hace que, además, la planta sea más resistente a
ciertos estreses ambientales que afectan al suelo como la salinidad 6 los cambios de
temperatura y la acidificación del suelo derivada de la presencia de azufre, magnesio
y aluminio. Por si todo esto fuera poco, algunas reacciones fisiológicas del hongo
inducen a la raíz a mantenerse activa durante más tiempo que si no estuviese
micorrizada.
Todo esto redunda en una mayor longevidad de la planta: de hecho, se ha comprobado
que algunos árboles, como los pinos, pueden vivir más años que los pinos sin
micorrizar después de haber sido micorrizados. En otras especies, esta unión es tan
estrecha que sin ella la planta no puede subsistir, como es el caso de las orquídeas.
Las plantas cuyas semillas carecen de endosperma (sustancias alimenticias de
reserva) dependen completamente del hongo para alimentarse y germinar
posteriormente.
La infección de la raíz por el hongo se produce a partir de propágulos presentes en el
suelo. Pueden ser esporas y trozos de hifas del hongo y también raíces ya
micorrizadas. Con el fin de asegurar el éxito de la empresa, la siembra de la mayoría
de plantas comestibles o de decoración y las repoblaciones forestales que se llevan a
cabo en la actualidad acompañan las nuevas plantas y brotes con fragmentos del
hongo más adecuado para establecer asociaciones micorrícicas con cada especie que
se vaya a cultivar.

Hongo micorrizo ericoideo.

Tipos de micorrizas[editar]
La mayoría de las plantas terrestres presentan micorrizas, y lo más probable es que las
restantes desciendan de plantas micorrizadas que han perdido secundariamente esta
característica. En el caso de los hongos, la mayor parte de las
5.000 especies identificadas en las micorrizas pertenece a la división Basidiomycota,
mientras que en casos más excepcionales se observan integrantes de Ascomycota. La
tercera división que se ha observado formando micorrizas es Glomeromycota, un grupo
que solo se conoce en asociación micorrizógena y cuyos integrantes mueren cuando
se les priva de la presencia de raíces.
Según su morfología, las micorrizas se dividen en distintos grupos entre los que cabe
destacar dos principales: las ectomicorrizas y las endomicorrizas.
Hongo ectomicorrizo, Níscalo, Lactarius deliciosus, (Basidiomycota)

 Las ectomicorrizas se caracterizan porque las hifas del hongo no penetran en el


interior de las células de la raíz, sino que se ubican sobre y entre las separaciones
de estas. Se pueden observar a simple vista y presentan la llamada Red de Hartig.
Este tipo de micorrización es el que predomina entre los árboles de zonas
templadas, siendo especialmente característico
en hayas, robles, eucaliptus y pinos. Los hongos son tanto Basidiomycota como
Ascomycota.
Martin y colaboradores publicaron en Nature en el 2010 el genoma de Tuber
melanosporum o trufa negra, el genoma más complejo y largo secuenciado hasta
ahora, con el fin de entender mejor la biología y la evolución de las ectomicorrizas. A
continuación enunciaremos tres hallazgos que ayudan a entender la base molecular de
la evolución, la reproducción y el establecimiento del miembro más popular de este
grupo.
Dentro del transcriptoma se encontraron los tipos de familias de proteínas encargados
del intercambio de nutrientes y la colonización del apoplasto en la raíz. De todos
modos, en número resultaron ser mucho menos a las encontradas en hongos
patógenos y saprofitos del grupo Ascomycota e incluso en Laccaria bicolor, otra
ectomicorriza. Sin embargo, 64 proteínas de membrana se sobreexpresan, lo que
sugiere que el flujo de carbohidratos, oligopéptidos, aminoácidos y polipéptidos en la
interfase simbiótica es mayor.
Adicionalmente, el genoma resultó ser más compacto, es decir, con menor número
de genes dentro de las familias génicas, lo cual puede ser producto de la selección por
la especialización de hospedero para T. melanosporum. Por su parte, L. bicolor posee
dichas familias expandidas, ya que está dirigido por selección del hospedero y sustrato
a explotar, los cuales son diversos. Se encontró la secuencia Me128, que contiene el
locus HMG; y el otro tipo de apareamiento fue identificado en un aislamiento natural, lo
que confirma que T. Melanosporum es heterotálico y de cruzamiento obligado. Esto
resulta un gran aporte al cultivo de trufas, que será mejorado por el uso de las plantas
huésped que albergan cepas de trufa de tipos de apareamiento opuesto.

 En las endomicorrizas, en cambio, no hay manto externo que pueda verse a


simple vista. Las hifas se introducen inicialmente entre las células de la raíz, pero
luego penetran en el interior de estas, formando vesículas alimenticias
y arbúsculos. Por ello se las conoce también como micorrizas VAM o micorrizas
vesículoarbusculares. Los hongos pertenecen a la división Glomeromycota y se
dan en todo tipo de plantas, aunque con predominio de hierbas y gramíneas.
Abundan en suelos pobres como los de las praderas y estepas, la alta montaña y
las selvas tropicales. En el bosque atlántico aparecen junto a las ectomicorrizas.
Además de estos dos grandes grupos, se distinguen los siguientes tipos menores:

 Ectendomicorrizas: presentan manto externo, como las ectomicorrizas, pero


también penetran en el interior de las células, como las endomicorrizas. No existen
vesículas ni arbúsculos. Se observan tanto en Basidiomycota como Ascomycota y
son más abundantes en angiospermas que en gimnospermas. Poco específicas.
 Orquidoides o micorrizas de ovillo: Micorrizas de orquídeas, imprescindibles para
su desarrollo y vida juvenil. En estado adulto, la planta puede llegar a
independizarse del hongo en algunos casos.
 Ericoides: tipo más sencillo y simple. Penetra en las células para formar ovillos.
 Arbutoides: manto externo y penetración en las células, donde forman rulos.
 Monotropoides: la forma de penetración en las células es algo diferente.

Descubrimiento[editar]
El primero en observar las micorrizas y bautizarlas con el nombre que llevan
actualmente fue el botánico alemán Albert Bernhard Frank, en 1885, tras detectar su
presencia en varios árboles frutales.7 En 1900, el francés Bernard descubrió su extrema
importancia en la vida y desarrollo de las orquídeas. En 1910 comenzó a extenderse su
estudio en las plantas utilizadas en agricultura y jardinería.
No obstante, no fue hasta 1955, con la publicación de los primeros estudios de Mosse
en Inglaterra, cuando las micorrizas dejaron de considerarse como excepciones y se
aceptó su importancia y generalidad reales. En tiempos más recientes, numerosos
hallazgos fósiles han permitido determinar que el origen y presencia de las micorrizas
son enormemente antiguos, pues se han llegado a encontrar esporas de
Glomeromycota en estratos de hasta 460 millones de años de antigüedad,
pertenecientes al periodo Ordovícico. Las formas arbusculares ya se encuentran
bastante extendidas en el momento de aparición de las primeras plantas terrestres en
el registro fósil, hace 400 millones de años. Estas plantas, como la
especie Aglaophyton major, carecían de auténticas raíces, presentando únicamente un
tallo subterráneo o rizoma del que sobresalían varios tallos aéreos. La absorción de
nutrientes, por tanto recaía casi exclusivamente sobre el hongo micorrícico, por lo que
se puede decir que la presencia de estos fue imprescindible para la extensión de la
vida vegetal a tierra firme, tras la cual llegarían posteriormente los animales.

Papel de la micorriza en la absorción de nutrientes[editar]


La utilización de nutrientes por las plantas es determinada principalmente por la
capacidad de absorción de la raíz y por la difusión de nutrientes y subsecuentemente
por la liberación de elementos en la solución del suelo. La morfología radical y el
micelio externo de los hongos arbusculares determinan la utilización de iones de baja
velocidad de difusión como fósforo, zinc y molibdeno.
La principal función de la micorriza es el incremento en el volumen del suelo explorado,
para la utilización de nutrientes y así favorecer la eficiencia de absorción de los mismos
desde la solución del suelo. La explicación más plausible de esta gran eficiencia de
utilización es que las hifas fúngicas que se extienden de la raíz son capaces de
absorber y transportar fosfato desde el suelo a la raíz hospedante, la superficie de
absorción ofrecida por la ramificación del micelio externo alrededor de las raíces
micorrizadas permite a la planta aprovechar el fosfato en el suelo más allá de la zona
de depleción en la superficie radical. 8
El mejoramiento de la nutrición mineral es el resultado de la asociación micorrízica y se
ve reflejada en incremento de supervivencia, crecimiento y capacidad productiva de la
planta. Se reconoce que la respuesta en crecimiento de la planta es a menudo
resultado del incremento en nutrición de fósforo y otros nutrimentos como cobre, zinc,
magnesio, manganeso, calcio y nitrógeno.

Importancia de la micorriza arbuscular en el control de


patógenos[editar]
La micorriza arbuscular ha recibido considerable atención en años recientes porque las
plantas reciben diversos beneficios de la simbiosis. La protección contra patógenos de
las raíces es un beneficio que se ha estudiado intensamente en varias partes del
mundo. Existen varias revisiones de la interacción de la micorriza y patógenos que
enfatizan el potencial en el control biológico de enfermedades radicales, sin embargo.
Hay pocos estudios al respecto de enfermedades sobre tallos y hojas, pero, en general,
las plantas micorrizadas son menos susceptibles que las no micorrizadas.
Con respecto a la interacción entre la micorriza arbuscular y bacterias patógenas,
demostraron que plantas de tomate en asociación micorrizal con Glomus
mosseae fueron protegidas contra Pseudomonas syringae; en frutales no se han
realizado investigaciones en relación a esto, excepto lo reportado por Perrin (1990), de
la interacción entre hongos micorrizales y Pseudomonas syringae en durazno, sin
embargo el efecto fue nulo.

Relevancia económica del uso de la micorriza arbuscular


en viveros frutícolas[editar]
Los frutales son cultivos de alto valor y su producción a menudo involucra prácticas
costosas como fumigación, fertilización sofisticada, altos requerimientos de laboreo,
equipo especializado, invernaderos, viveros, etc. Uno de los factores de manejo
inadecuado más frecuente en los huertos frutícolas es la plantación de plantas
propagadas en viveros con deficiencias nutricionales, esto se debe a que es práctica
común fumigar con plaguicidas para obtener plantas libres de patógenos. De esta
forma se eliminan también los hongos benéficos, lo que repercute en un pobre
desarrollo de la planta, manifestándose además clorosis y enanismo.
En viveros es común emplear medios de crecimiento artificiales como
la vermiculita, perlita u otros materiales que no tienen hongos micorrizos, por lo que es
necesario introducirlos.
Las plantas de vivero sin micorrizas, al ser trasplantadas a sitios permanentes o
definitivos tienen una alta probabilidad de morir, especialmente en condiciones
ambientales adversas. Además, en los viveros es necesario fertilizar abundantemente,
para eliminar parcialmente los síntomas de deficiencia; de esta forma se incrementan
los costos de producción de los frutales. Una alternativa confiable en la tecnología de
viveros es el uso de hongos endomicorrízogenos, los cuales son capaces de
incrementar la tasa de crecimiento y mejorar la nutrición mineral de la planta,
principalmente en suelos pobres.
Las circunstancias especiales del establecimiento de plantas en condiciones
controladas permiten incorporar la tecnología micorrícica en estos sistemas de
producción. El incremento de crecimiento debido a la inoculación con hongos
endomicorrizos es deseable para el viverista, porque acelera el ciclo de los frutales. Así
se incrementa la productividad con menor labor, fertilización y agua por unidad de
planta. Además las plantas micorrizadas usualmente son más vigorosas y tienen mejor
porte, color, etc.; por eso son de gran atracción para los fruticultores. La incorporación
de la micorriza en la producción de cultivos puede realizarse empleando como fuente
de inóculo esporas, suelo y segmentos de raíces colonizadas.
Muchas plantas hortícolas y la mayoría de los árboles frutales y forestales primero son
establecidos en semilleros o mantenidos durante las primeras etapas de desarrollo en
viveros antes de ser trasplantados a campo, por lo que la inoculación micorrizal puede
realizarse, ya sea en los semilleros o en el momento del trasplante.

MICORRIZAS

 INTRODUCCIÓN.

Las micorrizas son asociaciones simbióticas mutualistas entre las raíces de las plantas


terrestres y ciertos hongos del suelo. Su existencia se conoce desde 1885, pero fueron
consideradas curiosidades excepcionales. Hoy se cree que más del 97% de especies vegetales
terrestres están micorrizadas.

Se tiene constancia de que las primeras plantas superiores que abandonaron el ambiente
acuático hace casi 400 millones de años, los riniófitos  , poseían ya hongos asociados a sus
raíces. Posiblemente, la colonización de la tierra firme, un ambiente mucho más hostil que el agua,
hubiera sido imposible sin la asociación de las plantas con diversos microorganismos. De hecho, se
ha acuñado el término micotrofia para denominar la alimentación mediante un hongo. Es posible
que, en comunidades naturales, las plantas sean micótrofas obligadas.

No todas las plantas aceptan la micorrización de igual modo, pudiendo encontrarse toda una
gama de tolerancia al respecto. Algunas familias, entre las que destacan comelináceas, crucíferas,
fumaráceas, poligonáceas, urticáceas, quenopodiáceas y ciperáceas, pueden crecer perfectamente
en solitario. En otros casos, como las leguminosas o los cítricos, la asociación con hongos u otros
microorganismos es esencial para el éxito del vegetal.

 CLASIFICACIÓN.

Las micorrizas presentan notables diferencias, y pueden ser clasificadas en varios tipos (fig. 1):

Fig. 1: Principales tipos de micorrizas. 1. ectomicorrizas; 2. micorrizas vesículo-


arbusculares (MVA); 3. micorrizas orquioides; 4. micorrizas ericoides; 5.
micorrizas arbutoides.

 Ectomicorrizas (o micorrizas ectotróficas; fig. 1-1):


o Son denominadas también formadoras de manto. Un manto fúngico cubre las
raíces, y a partir de él surge una red de hifas intercelulares (red de Hartig) que no
penetran en las células del hospedante.
o Estas micorrizas se dan en árboles y arbustos pertenecientes a las familias
betuláceas, fagáceas, pináceas, salicáceas y tiliáceas, así como en algunas especies
de ericáceas, juglandáceas, leguminosas, mirtáceas y rosáceas.
o Los hongos responsables son trufas   (ascomicetos) y agaricoideos   
(basidiomicetos), tal vez varios miles de especies, así como Endogone   
(zigomicetos).
 Endomicorrizas (o micorrizas endotróficas):
o No forman un manto fúngico ni red de Hartig en la raíz; el micelio puede ser
intercelular o intracelular.
o Se distinguen:
 Micorrizas vesículo-arbusculares o MVA (fig. 1-2):
 Forman unas estructuras especializadas, los arbúsculos, dentro de
las células del córtex radical, que no llegan a romper la membrana
plasmática (la cual se invagina en torno a ellos). Por medio de los
arbúsculos se realiza la transferencia de nutrientes entre los dos
simbiontes. También son frecuentes las vesículas, de localización
variable y que funcionan como órganos de reserva. En el micelio
exterior pueden formarse azigósporas o esporocarpos.
 Las MVA se dan en más del 80% de las especies de vegetales
superiores (briófitos, pteridófitos, gimnospermas y angiospermas).
 Los hongos responsables son glomeromicetos   (antes se incluían
en zigomicetos) de la familia endogonáceos (Glomus, Sclerocystis,
Acaulospora, Entrophospora, Gigaspora, Scutellospora).
 Micorrizas orquioides (fig. 1-3):
 El hongo suele formar ovillos en las células de la raíz.
 Se dan entre orquídeas y basidiomicetos. Estas plantas carecen de
clorofila en alguna fase de su vida, por lo que necesitan
obligatoriamente al hongo para sobrevivir.
 Micorrizas ericoides (fig. 1-4):
 En este caso, el hongo forma en las células de la raíz estructuras sin
organización aparente, como masas compactas.
 Se dan entre diversos géneros de ericáceas (Erica, Vaccinium,
Rhododendron, Calluna) y ascomicetos (también con basidiomicetos
como Clavaria  ).
 Ectendomicorrizas (o micorrizas ectendotróficas; fig. 1-5):
o Se denominan también arbutoides. Presentan manto, red de Hartig y penetración
intracelular similar a las ericoides.
o Se da entre diversas ericáceas (Arbutus, Arctostaphylos), piroláceas, cistáceas y
monotropáceas.
o Los hongos responsables son basidiomicetos, aunque en el caso de las cistáceas la
micorriza ocurre con las criadillas de tierra ( Terfezia  ).

 CARACTERÍSTICAS DE LA RELACIÓN SIMBIÓTICA.


En toda simbiosis mutualista existe un beneficio para sus componentes, lo que permite su
supervivencia por selección natural.

Por un lado la planta obtiene varios beneficios.Un incremento en la disponibilidad de nutrientes


poco movilizables, sobre todo P (también Cu, Zn, K, Fe, Ca y otros), y una mejor captación y
asimilación de N. Puede que se deban a una mayor facilidad del hongo para apoderarse de esos
elementos. Pero la razón principal es que el micelio del hongo, normalmente muy ramificado,
permite aumentar el volumen de suelo explotable (cada centímetro de raíz puede sostener varios
metros de hifas). El hongo puede proteger a la planta frente al ataque de microorganismos
patógenos. El hongo puede actuar como puente de unión y transmisión de sustancias químicas
entre plantas diferentes.

A cambio, el hongo obtiene un nicho ecológico, recibe hidratos de carbono procedentes de la


fotosíntesis (puede consumir hasta más del 20% del fotosintato; no obstante, el vegetal compensa
esta sustracción gracias al aporte de nutrientes minerales por el hongo).

La simbiosis hongo-planta no implica la exclusión de otros organismos. Las leguminosas, por


ejemplo, forman simultáneamente nódulos con Rhizobium y MVA. Se trata, pues, de un sistema
triple: el hongo proporciona P, las bacterias fijan N2 y la planta fotosintetiza para todos. En otros
casos, varias especies fúngicas pueden micorrizar simultáneamente a la misma planta.

Las micorrizas son influidas por los factores ambientales, bióticos o no. Normalmente, la
simbiosis se ve favorecida en ambientes pobres en nutrientes o sometidos a estrés, donde las
plantas no serían competitivas si careciesen del hongo. Es conocido que en los cultivos fuertemente
abonados, tanto en invernaderos, viveros o al aire libre, la simbiosis se ve notablemente inhibida
(de hecho, la planta hace simbiosis con el agricultor, en vez de con el hongo). Por otro lado, todo
aquello que afecte a la fotosíntesis influirá sobre la micorrización. Por ejemplo, un sombreado
intenso o un acortamiento del fotoperiodo inhiben el proceso. La cantidad y calidad de la microbiota
del suelo puede influir la simbiosis de modos muy diversos, a menudo imprevisibles si no existen
estudios adecuados.

 INTERÉS E IMPORTANCIA DE LAS MICORRIZAS.


El interés de las micorrizas en Biotecnología es evidente. Aunque los hongos micorrizógenos
están presentes en casi todas partes, ciertas actividades humanas, prácticas agrícolas o la erosión
pueden dar lugar a suelos o sustratos desprovistos de hongos adecuados, o éstos pueden hallarse
en muy escasa cantidad. En este caso, el crecimiento de las plantas puede resentirse; muchos
casos de fracaso agrícola o forestal pueden deberse a la carencia de micorrizas, o a que las
condiciones ambientales no favorecen su formación.

Desde el punto de vista agrícola, los problemas no se dan tanto en los países desarrollados. La
fertilización química es muy eficaz, y las plantas cultivadas pueden crecer sin micorrizas; no
obstante, la presencia de hongos siempre ayuda a la asimilación de N y P en formas poco
asequibles al vegetal.

Se dan más en países tropicales. Los terrenos cultivables han sido arrebatados a la selva, y
suelen tener un pH bajo. Al introducir encalados y otras correcciones, se elimina a la micoflora
natural y las plantas pueden encontrarse con dificultades para asimilar nutrientes. Por tanto, el
empleo rentable de micorrizas se convierte a veces en un tema de investigación prioritario.

En nuestras latitudes, la minería, con sus acumulaciones de estériles, así como la deforestación
y la erosión que conlleva, unida a la difícil orografía del S.E. español, han provocado la aparición de
amplias zonas en donde las posibilidades de micorrización natural son reducidas, dada la escasez de
hongos del suelo.

Los intentos de repoblación con plantas autóctonas (más difícil aún si no lo son) pueden
encontrar dificultades. Estas plantas suelen obtenerse en viveros, en los que las condiciones
imperantes (buena fertilización química y empleo de fungicidas y otros biocidas) no favorecen
precisamente la micorrización. Estas plantas, al ser trasplantadas a su hábitat definitivo, pueden
hallarse virtualmente indefensas frente a las agresiones ambientales (sequía, enfermedades, etc.).

La reforestación con plantas micorrizadas, por tanto, se muestra cada vez más útil si se desea
tener éxito. Los hongos más estudiados actualmente para este fin son los formadores de manto
(sobre todo, con coníferas y Quercus) y los MVA (leguminosas, gramíneas, etc.).

Por otro lado, el interés de la micorrización no reside sólo en la planta. Ciertos hongos
comestibles alcanzan un gran valor económico, como las trufas  . La siembra de encinas
micorrizadas con trufas interesa a muchos propietarios de parcelas en nuestros montes. Otros
aficionados a la recogida de setas se plantean la posibilidad de micorrizar los árboles
con níscalos  , rebozuelos  , boletos  ...

Los grupos investigadores pioneros en el S.E. ibérico son el de la Estación Experimental del
Zaidín   , con J.M. Barea, dedicado sobre todo a MVA, y el de la Universidad de Murcia  , con
M. Honrubia, más centrado en las ectomicorrizas.

 TÉCNICAS DE MICORRIZACIÓN.
Se ha de tener cuidado a la hora de elegir las especies de hongos a aplicar. Se sabe que una
planta, sobre todo si es un árbol, puede cambiar de hongo simbionte a lo largo de su vida. Por
tanto, micorrizar plantas jóvenes   con hongos aparentemente exitosos en bosques maduros
puede ser un error. La investigación al respecto ha de ser rigurosa, si se desea evitar fracasos.

Para establecer una simbiosis bajo condiciones controladas, es necesario obtener cultivos puros
de plantas y hongos. Desgraciadamente, muchos de éstos no crecen o lo hacen mal en medios
artificiales (agar con nutrientes).

La obtención de plantas libres de micorrizas es fácil, si se esterilizan en superficie las semillas y


se hacen germinar en un sustrato estéril.

En cuanto a los hongos, las estrategias son diferentes según el tipo:

 Los ectomicorrizógenos suelen formar cuerpos reproductores (setas, trufas). Se suele


tomar un fragmento del interior del cuerpo fructífero, en condiciones asépticas, y se
traspasa a una placa de Petri con agar. Si el cultivo tiene éxito, el hongo puede repicarse a
otras placas o tubos, con lo que se obtiene una abundante fuente de inóculo.
 En los hongos MVA, se separan las esporas de las muestras de suelo mediante cuidadosos
tamizados, y se pueden hacer germinar en agar agua. Posteriormente, se pondrán en
contacto planta y hongo en un medio adecuado, con objeto de favorecer la simbiosis.

Por supuesto, para su empleo a gran escala se han de buscar métodos rentables de inoculación,
fuera del laboratorio. Esto es difícil, ya que resulta complicado conjugar la cantidad con la calidad y
ausencia de patógenos indeseables.

Para las ectomicorrizas se ha empleado suelo o humus procedente de bosques o plantaciones


establecidas, y supuestamente con el hongo adecuado. El inconveniente es la falta de control sobre
las especies fúngicas introducidas (dejando aparte semillas de malas hierbas, etc.). Otra posibilidad
es la inoculación con esporas. Es fácil y barato obtener una suspensión esporal (basta con cuerpos
reproductores del hongo, agua y una batidora), que se puede aplicar mediante espolvoreo o con el
agua de riego, o incluso recubriendo con ella las semillas. Este método posee la ventaja de que es
innecesario disponer de micelio vegetativo, pero es más lento, y depende mucho de que la
recolección de esporocarpos en el campo sea favorable.Un método cada vez más utilizado es la
producción de micelio en un sustrato de vermiculita mezclada con turba y humedecida con una
solución nutritiva. El hongo aislado en agar se coloca en semejante sustrato, se le permite crecer, y
luego será mezclado con el sustrato empleado en el vivero o invernadero. También se estudia la
producción masiva de micelio en biorreactores.

Las MVA se obtienen de forma parecida. Se puede inocular con rizosfera de plantas


previamente micorrizadas (existe el problema de la contaminación con organismos extraños). Otra
posibilidad es producir plantas micorrizadas "limpias", en medios sin suelo, cuyas raíces puedan ser
empleadas para inocular a otras plantas. Un método muy empleado es inocular plantas cultivadas
en un sustrato inorgánico, la arcilla expandida. Los hongos MVA invaden la raíz y esporulan
profusamente, quedando sus esporas adheridas a los gránulos de la arcilla, que puede utilizarse
para inocular otras plantas.

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