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Los y las recién nacidos/as ya sonríen, expresan asco y malestar, y hacia el primer mes manifiestan
- Durante el primer mes de vida, los y las bebés reaccionan con expresiones sonrientes o
- Entre el cuarto y séptimo mes, hacen aparición las expresiones de angustia que dirige a
la persona u objeto que ha causado el malestar. Generalmente son las madres las que
interés, sorpresa, etc., de modo que el niño o la niña imita el modelo materno.
- Entre el cuarto y séptimo mes, los y las bebés son capaces de asociar las expresiones
afecto.
- El miedo se incrementa hacia los ocho meses, suscitado por el desarrollo de las
- Hacia los seis meses, los niños y las niñas logran darse cuenta de que su existencia es
independiente de los objetos y de las personas con las que se relacionan habitualmente.
- Entre los seis y catorce meses se produce una fuerte ansiedad por la separación de la
madre.
- Entre los siete y doce meses el bebé empieza a darse cuenta de las causas que
- Hacia finales del primer año, el incremento motriz -gatear y andar- permite a los niños y
las niñas regular las emociones de forma más eficaz, puesto que pueden acercarse o
interacción social –entre los dieciocho y veinticuatro meses- surgen las emociones
autoinconscientes o sociomorales como la vergüenza, el orgullo, la envidia, la culpa…
- A partir de los dieciocho meses, los niños y las niñas hablan sobre sus propios estados
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mismo/a que, conjuntamente con el desarrollo social -entre los dieciocho y veinticuatro
este período el niño o la niña no sólo siente y expresa las emociones, sino que además
- Aunque normalmente los enojos aparecen sobre los dos meses, cuando alcanzan
mayor intensidad y espontaneidad es entre los siete y diecinueve meses, período que se
- A los dos años, los niños y las niñas tienen una comprensión muy limitada de la
- Hacia los tres o cuatro años, las ideas de cómo funciona la mente empezarán a esta
(Bisquerra, 2000)
• Promover el desarrollo integral del alumno y alumna.
depresivos.
A medida que crecen, los niños adquieren habilidades lingüísticas más complejas y
empiezan a desarrollar la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Adquieren
empatía y llegan a comprender mejor el efecto de sus actos y palabras en los demás . Con
los años, ya deberían saber expresar su enojo con palabras y no físicamente. Sin
embargo, los niños con dificultades para hablar o para dominar sus impulsos suelen
luchar para controlar sus sentimientos de enojo y pueden responder usando la fuerza
física, los gritos o negándose a obedecer las normas escolares o familiares