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Alejandra Barajas Echevarría - HSBCN

Ordenanza de tundidores.
Conde de la Coruña 13 de Marzo de 1581
Tienen que aceptar el trabajo que se les ofrezca y hacerlo bien. Sus trabajos finales tienen
que ser sellados con las armas de México y con unas tijeras para tundir. Si no es así, el
Tundidor tiene que repetir el trabajo y pagar 10 pesos. Si la falta se repite una segunda y
tercera vez, la multa será de 30 pesos.
Los paños sellados tienen que medir 15 varas de largo, al igual que las bayetas (paños de
lana).
Si un tundidor no entrega su trabajo, recibe una multa de 10 pesos, y si repite la falta se le
suspende el oficio durante un año. Si los dueños de los paños los sacasen sin sello alguno
de los paños, reciben pena penitenciaria.
Los veedores tienen que inspeccionar los lugares que ocupen el oficio y verificar por medio
del sello los paños con las condiciones adecuadas. Si no, pena de 10 pesos.
El trabajo de un tundidor vale medio tomín de oro común por cada paño, precio que debe
pagar el sueño del paño. Si se cobra más, se establece una multa de 50 pesos de oro y la
suspensión del oficio por 4 años.
*Los veedores tiene derecho a 7 maravedís y medio (siete sueldos y medio)*
Los tundidores tienen que proteger sus bancos (localizados en los portales de Francisco
Hernández Dávila) del sol con una vela de lienzo de mara y media de ancho. Se debe
sujetar con un cordel y vara de fierro y madera.
Los bancos tienen que ser colocados entre pilar y pilar sin bloquear el tránsito del portal.
De este modo si algo vuela se car en la acequia. Las cajas donde caen los paños también
deben colocarse hacia la acequia y ahí deben de caer los paños que tunden. El banco o tabla
para tundir tiene que arrimarse a la lumbrera entre pilar y pilar y sobresalir una tercia sobre
la acequia.

Vida en el taller
Es interesante pensar que El Greco se percibe como una sola persona exitosa cuando en
realidad, existía un taller lleno de personas que estaban atentas a los encargos que se pedían
al taller. El trabajo artístico entonces, creo que podría pensarse un poco más como un
trabajo en equipo, es decir un trabajo gremial.
El oficio del tundidor me parece muy particular porque, en contraste con el gremio de
pintores, se realiza un trabajo que nosotros aún percibimos como parte de un producto
mucho más grande y no elaborado por un solo autor.
Alejandra Barajas Echevarría - HSBCN

Sobre los tundidores encontré un par de artículos que hablan sobre las ordenanzas que se
encargaban de los textiles en España, y que tienen muchas similitudes estructurales con la
ordenanza que menciona el libro de Barrio Lorenzot. De ellos hablaré más tarde.
Ambos artículos mencionan que los tundidores trabajaban muy de cerca con las ordenanzas
de sastres y jubeteros. Al ser trabajos que dependen unos de los otros, se formaban alianzas
y se recomendaban unos entre otros a los clientes.
Este dato es lo que más resaltó para mí del artículo, ya que da pauta a reflexionar sobre las
dinámicas sociales que se daban en oficios que dependían mucho los unos de los otros. Los
trabajos de éstas tres ordenanzas eran fuente de ingreso para un sector importante de la
población y seguramente entre vecinos que se veían a diario surgían conflictos, enemistades
o amistades.
Recordemos que los puntos que se mencionan en la normativa de las ordenanzas intentan
controlar y resolver problemas que puedan surgir entre este grupo de gente que se conoce e
interactúa entre sí.
Yo me imagino que entre los tundidores habrá gente que es muy popular entre los clientes
mientras que hay otra que le cuesta mucho más trabajo conseguir clientela, etc. Me imagino
que hay gente que buscó hacer fraude o conseguir más dinero que los demás, por menos
trabajo y eso entre la gente que se consideraba honesta y trabajadora se veía muy mal y se
buscaba condenar. También me imagino que por razones de celos o venganza esta
normativa también podría haberse usado negativamente contra alguien inocente.
Búsqueda en internet
En su mayoría los artículos parecen rescatar una serie de documentos oficiales que hablan
sobre las reglas que se establecían en las ordenanzas, así como el registro de sus
actividades.
Aunque los artículos estén hechos pensando en lo que sucedió en España, las similitudes
entre los artículos y lo que está escrito en el libro de Lorenzot nos dice mucho sobre éste
modelo de organización laboral que claramente surgió en España e intentó adecuarse en la
Nueva España tal cual.
Los artículos, si bien no hablan de la vida cotidiana y de la relación entre clientes y
vendedores en esa época, nos hablan del control excesivo que tenía la corona sobre lo que
debía o no hacer su pueblo. Absolutamente todo, desde los procesos de admisión,
examinación y aprendizaje hasta la instrucción técnica, estaba regulada por un texto oficial.
A partir de estas fuentes escritas se puede determinar el ideal que tenía el gobierno oficial,
pero para entender las dinámicas sociales entre la gente que vivía en ese entonces, estos
textos se tienen que mirar críticamente, considerando la desobediencia y la inconformidad
ante lo que estaba escrito.
González Arce, J.D., Los gremios como instituciones económicas. El corporativismo en las
ordenanzas generales de paños castellanas de comienzos del XVI., Murcia, Universidad de
Alejandra Barajas Echevarría - HSBCN

Murcia, Versión en línea, Disponible en:


https://www.aehe.es/wp-content/uploads/2008/09/Los-gremios.pdf
González Arce, J. D. “De la corporación al gremio. La cofradía de sastres, jubeteros y
tundidores burglareses en 1485”. Studia Historica, Historia Medieval, vol. 25, 2007, pp.
191-219 Universidad de Salamanca, Salamanca. Versión en línea. Disponible en:
https://www.redalyc.org/pdf/3675/367539031007.pdf

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