Como la misma palabra indica, hay una autoevaluación cuando el propio
alumno se califica a sí mismo. Esta estrategia resulta eficaz en aquellos casos en los que hay alumnos con necesidades específicas o cuando el docente intenta fomentar la responsabilidad de los estudiantes. Si un alumno se autocalifica negativamente, esto quiere decir que reconoce que su esfuerzo y dedicación es insuficiente y, por lo tanto, esta forma de evaluación puede ser útil para fomentar la motivación.
En la coevaluación el proceso de aprendizaje de un alumno es valorado por
el resto de sus compañeros de aula. En otras palabras, los compañeros de estudio adoptan el rol del docente y juzgan el aprendizaje y la actitud de otro estudiante. Esta forma de medición tiene aspectos muy positivos: favorece el sentido de responsabilidad, enriquece las relaciones interpersonales y mejora el trabajo en equipo.
Por último, la evaluación tradicional en la que un docente valora unos
conocimientos y habilidades de sus alumnos se conoce como heteroevaluación. Este criterio es el más extendido en el proceso de enseñanza y aprendizaje.