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LA PERSONA FÍSICA
Pero el reconocimiento de la personalidad también tiene como función servir como soporte en el que
basar una serie de conceptos, así como servir de centro de imputación de derechos y deberes. Por ello, y
porque el hombre tiene una innata tendencia social, el ordenamiento jurídico, además de reconocer la
personalidad del ser humano individual (es decir, de la persona natural o física), atribuye también dicha
cualidad a determinadas entidades o agrupaciones de individuos, a las que, a estos efectos, personifica (es
decir, la persona jurídica).
2. COMIENZO DE LA PERSONALIDAD
La Ley 20/2011 del Registro Civil ha eliminado los requisitos a los cuales el Código Civil condicionaba
la atribución de personalidad: que el feto que tuviere figura humana y viviera veinticuatro horas
enteramente desprendido del seno materno.
Hemos visto que el art. 29 CC comienza afirmando el momento del nacimiento como comienzo de la
personalidad. Pero a continuación el mismo artículo establece: “pero el concebido se tiene por nacido a
todos los efectos que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones que expresa el artículo
siguiente”. Al meramente concebido y no nacido se le reservan ciertos derechos mientras dura la
gestación. No es que se le atribuya una cierta capacidad o personalidad al concebido, sino que el
ordenamiento coloca determinados bienes o intereses en estado de suspensión, pendiente del
cumplimiento de la condición que permitirá la adquisición definitiva de los derechos: el final de la
gestación. Es decir, se le reservan determinados derechos, no como si hubiera nacido, sino por si nace.
Si el concebido “nace”, en los términos del art. 30, la personalidad se retrotrae al momento de la
concepción, y, además, esta “reserva” de derechos es parcial, en cuanto que sólo opera respecto a aquellos
efectos que sean favorables al concebido no nacido, lo que habría de entenderse como aquéllos que
amplíen o afiancen su esfera jurídica.
Son aplicaciones concretas del principio de protección del concebido la regulación de las donaciones
hechas a los concebidos no nacidos (art. 627 CC) y la regulación de las herencias a las que está llamado
un concebido (arts. 959 a 967 CC). En general, la protección se concreta en la estructuración de una serie
de medidas preventivas y en el sometimiento de los posibles intereses a un especial sistema de gestión y
administración.
Por capacidad jurídica se entiende la aptitud para ser titular de derechos subjetivos y de deberes jurídicos.
El concepto de capacidad jurídica es coincidente con el de personalidad; y de este modo, toda persona,
por el hecho del nacimiento con los requisitos previstos en el artículo 30 del Código Civil, tendrá
capacidad jurídica.
Por capacidad de obrar se entiende la aptitud para el ejercicio de los derechos de los que se es titular;
capacidad de obrar que no tiene toda persona, sino que dependerá de la situación personal de cada uno.
Partiendo de lo anterior, se podría definir la capacidad de obrar como "la aptitud para el ejercicio de los
derechos subjetivos y de los deberes jurídicos".
a) Como característica esencial del concepto de capacidad de obrar se entiende la de que ni toda persona
tiene capacidad de obrar, ni todas aquellas que tienen dicha aptitud, la tienen en el mismo grado o
intensidad. De esta forma, se pueden distinguir distintos grados de capacidad de obrar que corresponden
al estado civil y que se encuentran íntimamente ligados con la edad, la incapacitación y la nacionalidad y
vecindad civil.
b) Presunción de que la capacidad de obrar es plena para todas las personas; por lo que la falta o la
limitación de la capacidad de obrar ha de probarse o acreditarse debidamente.
Los grados de la capacidad de obrar, basados o fundamentados esencialmente en las condiciones naturales
del sujeto, pueden ser clasificados en:
A. CAPACIDAD PLENA
Es el grado de capacidad más pleno o amplio o sin limitaciones. De conformidad con el artículo 246 del
Código Civil, se encuentra en dicho grado, la persona mayor de edad, y así dispone el mismo:
"El mayor de edad es capaz para todos los actos de la vida civil, salvo las excepciones establecidas en
casos especiales por este Código".
No obstante, y pese a la presunción general de capacidad de los mayores de edad para todos los actos de
la vida civil, esta presunción se encuentra sujeta a excepciones, en las que previamente a la realización de
un acto, se requiere la comprobación de la capacidad natural de la persona para prestar válidamente el
consentimiento.
Asimismo, para determinados supuestos, no es requisito único de plena capacidad la mayoría de edad,
sino que se requeriría para la validez y plena eficacia del acto o negocio jurídico, un plus, como es el caso
de la adopción, en el cual no sólo se requiere que el adoptante sea mayor de edad, sino que además se
precisa que tenga al menos la edad de veinticinco años (artículo 175 del Código Civil).
B. CAPACIDAD RESTRINGIDA
Conforme al art. 247, “la emancipación habilita al menor para regir su persona y bienes como si fuera
mayor; pero hasta que llegue a la mayor edad no podrá el emancipado tomar dinero a préstamo, gravar o
enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales u objetos de extraordinario valor
sin consentimiento de sus progenitores y, a falta de ambos, sin el de su defensor judicial”.
Para que el casado menor de edad pueda enajenar o gravar bienes inmuebles, establecimientos
mercantiles u objetos de extraordinario valor que sean comunes, basta, si es mayor el otro cónyuge, el
consentimiento de los dos; si también es menor, se necesitará además el de los progenitores o defensor
judicial de uno y otro (art. 248).
Según el art. 1329, “el menor no emancipado que con arreglo a la Ley pueda casarse podrá otorgar
capitulaciones, pero necesitará el concurso y consentimiento de sus padres o tutor, salvo que se limite a
pactar el régimen de separación o el de participación”. “El menor no emancipado que con arreglo a la Ley
pueda casarse, también puede en capitulaciones matrimoniales o fuera de ellas hacer donaciones por
razón de su matrimonio, con la autorización de sus padres o del tutor. Para aceptarlas, se estará a lo
dispuesto en el título II del libro III de este Código” (art. 1338).
La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad es un instrumento
internacional de derechos humanos creado por la Organización de Naciones Unidas. El propósito de la
Convención es promover, proteger y asegurar el goce pleno, y en condiciones de igualdad, de todos los
derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad y promover el
respeto de su dignidad inherente. El texto de la Convención fue aprobado por la Asamblea General de las
Naciones Unidas el 13 de diciembre de 2006 en la Sede de Naciones Unidas de Nueva York. España
ratificaría el texto el 3 de diciembre de 2007 y entraría en vigor el 3 de mayo del año siguiente.
A tal fin, en el ámbito estatal, se promulgó la Ley 41/2003, de 18 de noviembre, sobre protección
patrimonial de las personas con discapacidad, que en su Capítulo I regula el patrimonio protegido de las
personas con discapacidad en lo que constituye el objeto inmediato de la Ley.
Con la misma inspiración, la Ley 8/2021, por la que se reforma la legislación civil y procesal para el
apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica, significa un profundo
cambio en un sistema como el hasta ahora vigente en nuestro ordenamiento jurídico, en el que predomina
la sustitución en la toma de las decisiones que afectan a las personas con discapacidad, por otro
basado en el respeto a la voluntad y las preferencias de la persona quien, como regla general, será
la encargada de tomar sus propias decisiones.
Cabe añadir, incluso, que en situaciones donde el apoyo no pueda darse de otro modo y solo ante esa
situación de imposibilidad, este pueda concretarse en la representación en la toma de decisiones. Es
importante señalar que podrá beneficiarse de las medidas de apoyo cualquier persona que las precise, con
independencia de si su situación de discapacidad ha obtenido algún reconocimiento administrativo. Es
también relevante que, a diferencia de lo que hacían los códigos decimonónicos, más preocupados por los
intereses patrimoniales de la persona que por la protección integral de esta, la nueva regulación trata de
atender no solo a los asuntos de naturaleza patrimonial, sino también a los aspectos personales, como
pueden ser los relativos a decisiones sobre las vicisitudes de su vida ordinaria –domicilio, salud,
comunicaciones, etc.–.
4. LA EXTINCIÓN DE LA PERSONALIDAD
4.1. LA MUERTE
La personalidad civil se extingue por la muerte de la persona (art. 32 CC). Ahora bien, hemos de partir de
la premisa de que lo que se extingue por la muerte es la potencialidad para crear nuevas relaciones –así
como, desde luego, los derechos llamados “personalísimos”-, pero no destruye las relaciones ya
constituidas y pendientes aún de cumplimiento, ya que, por el principio de sucesión hereditaria, los
derechos y obligaciones del difunto, salvo los personalísimos, se transmiten al o a los herederos.
Como ocurre con el nacimiento, ha de fijarse un momento concreto físico de la muerte. Pero, a diferencia
de lo que ocurre con el primero, el Código no ofrece un criterio al respecto. Éste ha de buscarse en la
legislación de extracción y transplantes de órganos, que exige la muerte cerebral, basada en la
constatación y concurrencia, durante treinta minutos al menos, y la persistencia seis horas después del
comienzo del coma, de los siguientes signos: ausencia de respuesta cerebral, con pérdida absoluta de
conciencia; ausencia de respiración espontánea; ausencia de reflejos cefálicos, con hipotonía muscular y
midriasis; y electroencefalograma plano, demostrativo de inactividad bioeléctrica cerebral. Aunque esos
signos no serán suficientes ante situaciones de hipotermia inducida artificialmente o de administración de
drogas depresoras del sistema nervioso central.
Éste último es el criterio –aunque matizado- adoptado por el CC en el art. 33, ya que, si bien permitiendo
de entrada la posible prueba de la premoriencia (es decir, que uno ha fallecido antes que el otro),
establece que, de no probarse la muerte anterior de una o de otra, se presumen muertas al mismo tiempo y
no tiene lugar la transmisión de derechos del uno al otro.
Art. 181: En todo caso, desaparecida una persona de su domicilio o del lugar de su última residencia, sin
haberse tenido en ella más noticias, podrá el Secretario judicial, a instancia de parte interesada o del
Ministerio Fiscal, nombrar un defensor que ampare y represente al desaparecido en juicio o en los
negocios que no admitan demora sin perjuicio grave. Se exceptúan los casos en que aquél estuviese
legítimamente representado voluntariamente conforme al artículo 183.
“Falta de noticias” implica la imposibilidad de informarle sobre sus asuntos y de recibir instrucciones
sobre su dirección.
El cónyuge presente mayor de edad no separado legalmente será el representante y defensor nato del
desaparecido; y por su falta, el pariente más próximo hasta el cuarto grado, también mayor de edad
(representantes legítimos). En defecto de parientes, no presencia de los mismos o urgencia notoria, el
Secretario judicial nombrará persona solvente y de buenos antecedentes, previa audiencia del Ministerio
Fiscal (representante dativo).
También podrá adoptar, según su prudente arbitrio, las medidas necesarias a la conservación del
patrimonio.
B) LA DECLARACIÓN DE AUSENCIA
Es uno de los estados o situaciones que influyen sobre la condición jurídica de la persona individual. El
punto de vista jurídico de la ausencia añade una connotación más a su sentido usual de que una persona
no se encuentra en su domicilio o donde es requerida. Dicha connotación es que, además, haya una
incertidumbre sobre la vida o la existencia de esa persona. Y se diferencia, además, de la situación de
mera desaparición en que ésta no exige declaración ni está sujeta a un plazo mínimo.
La ausencia es, pues, la situación jurídica especial de una persona que no se encuentra en su domicilio o
en el lugar donde es necesaria su presencia y de la que no se tienen noticias, durante cierto tiempo,
dudándose de su existencia.
Está regulada por los arts. 182 a 198 CC. Son sus requisitos y efectos:
a) Petición por las personas obligadas o facultadas (art. 182): Tiene la obligación de promover e
instar la declaración de ausencia legal, sin orden de preferencia:
Podrá, también, pedir dicha declaración cualquier persona que racionalmente estime tener sobre los
bienes del desaparecido algún derecho ejercitable en vida del mismo o dependiente de su muerte
Primero. Pasado un año desde las últimas noticias o a falta de éstas desde su desaparición, si
no hubiese dejado apoderado con facultades de administración de todos sus bienes.
c) Efectos de la declaración:
C) LA DECLARACIÓN DE FALLECIMIENTO
No es otra cosa que una presunción de muerte susceptible de prueba en contrario. El art. 195, de hecho,
establece una doble presunción: una de vida, hasta que se haga la declaración de fallecimiento, y otra de
muerte, a partir del momento que la declaración señale.
Requisitos:
Efectos:
-de carácter patrimonial: produce la apertura de la sucesión del causante, si bien con determinadas
cautelas temporales.
En nuestro ordenamiento, la prueba tanto del nacimiento como de la muerte está constituida por su
inscripción en las actas o asientos del Registro Civil, que tiene por objeto la publicidad de los datos
referentes a determinados hechos relativos a las personas y a su estado civil. Concretamente, a través de
las llamadas “partidas” o certificados de nacimiento o defunción, que constituyen el título físico
legitimador.
En el supuesto de la prueba del nacimiento, la inscripción da fe del hecho, hora, lugar en que acaece, sexo
y, en su caso, filiación.
6. LA NACIONALIDAD
La nacionalidad es el vínculo que une a cada individuo con un determinado Estado, la cualidad que
infunde a cada persona el hecho de pertenecer a una comunidad nacional organizada en forma de Estado.
Y es una cualidad de estado civil, por cuanto influye en su capacidad de obrar, pues es de acuerdo con
la nacionalidad como se aplican a una persona las leyes relativas a los derechos y deberes de familia,
estado, capacidad legal y sucesión por causa de muerte. Es la ley de la respectiva nacionalidad la que, a
estos efectos, se aplica a los españoles en el extranjero y a los extranjeros en España (art. 9-1 CC).
Partiendo del principio de que se trata de un estado mudable, se distinguen dos modos o formas de
adquisición:
-una adquisición originaria, por virtud de la cual se fija a una persona una determinada nacionalidad
desde el momento de su nacimiento;
-una adquisición derivativa, es decir, producida por cambio o modificación de la nacionalidad que
anteriormente se ostentaba.
- la filiación o linaje (adquisición ius sanguinis), con arreglo al cual la nacionalidad se adquiere como
consecuencia de la filiación, con independencia del lugar en que se nazca;
- el lugar de nacimiento (adquisición ius soli), con arreglo al cual la nacionalidad se adquiere por el
lugar en que se nace, con independencia de la nacionalidad de los padres.
b) Los nacidos en España de padres extranjeros si, al menos, uno de ellos, hubiera
nacido también en España. Se exceptúan los hijos de funcionario diplomático o consular
acreditado en España.
- por posesión de estado: art. 18. La posesión y utilización continuada de la nacionalidad española
durante diez años, con buena fe y basada en un título inscrito en el Registro Civil, es causa de
consolidación de la nacionalidad, aunque se anule el título que la originó.
La filiación o el nacimiento en España, cuya determinación se produzca después de los dieciocho años de
edad, no son por sí solos causa de adquisición de la nacionalidad española. El interesado tiene entonces
derecho a optar por la nacionalidad española de origen en el plazo de dos años a contar desde aquella
determinación.
2. Si el adoptado es mayor de dieciocho años podrá optar por la nacionalidad española de origen en el
plazo de dos años a partir de la constitución de la adopción.
Ha de tenerse en cuenta que, aunque la adquisición por adopción se suele situar entre los modos de
adquisición derivativa (por no responder a criterio ius sanguinis ni a ius soli), en realidad es tratada por el
ordenamiento jurídico como modo de adquisición originaria (“adquiere, desde la adopción, la
nacionalidad española de origen”)
a. Las personas que estén o hayan estado sujetas a la patria potestad de un español.
b. Aquellas cuyo padre o madre hubiera sido originariamente español y nacido en España.
a. Por el representante legal del optante, menor de catorce años o incapacitado. En este caso, la
opción requiere autorización del encargado del Registro Civil del domicilio del declarante,
previo dictamen del Ministerio Fiscal. Dicha autorización se concederá en interés del menor o
incapaz.
b. Por el propio interesado, asistido por su representante legal, cuando aquél sea mayor de catorce
años o cuando, aun estando incapacitado, así lo permita la sentencia de incapacitación.
c. Por el interesado, por sí solo, si está emancipado o es mayor de dieciocho años. La opción
caducará a los veinte años de edad, pero si el optante no estuviera emancipado según su ley
personal al llegar a los dieciocho años, el plazo para optar se prolongará hasta que transcurran
dos años desde la emancipación.
d. Por el interesado, por sí solo, dentro de los dos años siguientes a la recuperación de la plena
capacidad. Se exceptúa el caso en que haya caducado el derecho de opción conforme al párrafo
c.
d. El representante legal del incapacitado o el incapacita do, por sí solo o debidamente asistido,
según resulte de la sentencia de incapacitación.
En este caso y en el anterior, el representante legal sólo podrá formular la solicitud si previamente ha
obtenido autorización conforme a lo previsto en la letra a del apartado 2 del artículo anterior.
4. Las concesiones por carta de naturaleza o por residencia caducan a los ciento ochenta días siguientes a
su notificación, si en este plazo no comparece el interesado ante funcionario competente para cumplir los
requisitos del artículo 23.
Artículo 22
1. Para la concesión de la nacionalidad por residencia se requiere que ésta haya durado diez años. Serán
suficientes cinco años para los que hayan obtenido la condición de refugiado y dos años cuando se trate
de nacionales de origen de países iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial o Portugal o de
sefardíes.
d. El que al tiempo de la solicitud llevare un año casado con español o española y no estuviere
separado legalmente o de hecho.
e. El viudo o viuda de española o español, si a la muerte del cónyuge no existiera separación legal
o de hecho.
f. El nacido fuera de España de padre o madre, abuelo o abuela, que originariamente hubieran sido
españoles.
3. En todos los casos, la residencia habrá de ser legal, continuada e inmediatamente anterior a la petición.
A los efectos de lo previsto en el párrafo d del apartado anterior, se entenderá que tiene residencia legal
en España el cónyuge que conviva con funcionario diplomático o consular español acreditado en el
extranjero.
4. El interesado deberá justificar, en el expediente regulado por la legislación del Registro Civil, buena
conducta cívica y suficiente grado de integración en la sociedad española.
5. La concesión o denegación de la nacionalidad por residencia deja a salvo la vía judicial contencioso-
administrativa.
Requisitos comunes a la adquisición de la nacionalidad española por opción, carta de naturaleza y
residencia:
Artículo 23
Son requisitos comunes para la validez de la adquisición de la nacionalidad española por opción, carta de
naturaleza o residencia:
a. Que el mayor de catorce años y capaz para prestar una declaración por sí jure o prometa
fidelidad al Rey y obediencia a la Constitución y a las leyes.
b. Que la misma persona declare que renuncia a su anterior nacionalidad. Quedan a salvo de este
requisito los naturales de países mencionados en el apartado 1 del artículo 24.
- los españoles emancipados que renuncien expresamente a ella, siempre que tengan otra nacionalidad
y residan habitualmente en el extranjero (art. 24-2).
- los nacidos y residentes en el extranjero que ostenten la nacionalidad española por ser hijos de
padre o madre españoles, también nacidos en el extranjero, cuando las leyes del país de la residencia
les atribuya su nacionalidad. La pérdida de la nacionalidad española se producirá por el transcurso de tres
años desde la mayoría de edad o la emancipación, a menos que declaren su voluntad de conservarla (art.
24-3).
No tendrá lugar la pérdida en ninguno de los casos anteriores cuando España se hallare en guerra (art. 24-
4).
- cuando utilizaren durante tres años exclusivamente la nacionalidad a la que hubieran declarado
renunciar –al adquirir la española-;
- cuando entren voluntariamente al servicio de las armas o ejerzan cargo político en un Estado
extranjero contra la prohibición expresa del Gobierno
Nulidad del título de adquisición: Si una sentencia firme declara que el interesado ha incurrido en
falsedad, ocultación o fraude en la adquisición de la nacionalidad española, produce la nulidad de tal
adquisición, aunque de esta nulidad no se derivarán efectos perjudiciales para terceros de buena fe (art.
25-2).
- ser residente legal en España (este requisito, que es dispensable en casos excepcionales, no se
aplica a los emigrantes ni hijos de emigrantes);
- declarar en el Registro Civil la voluntad de recuperarla;
- inscribir la recuperación en el Registro Civil.
En cualquier caso, será necesaria una previa habilitación o autorización del Gobierno si el interesado
estuviera incurso en alguno de los supuestos del art. 25.
- una producida por vía de hecho, es decir, normalmente no querida por el interesado y no reconocida por
su Derecho, pero producida por la distinta preponderancia que las diversas legislaciones conceden al ius
sanguinis y al ius soli;
- una doble nacionalidad de derecho, esto es, admitida por el ordenamiento jurídico, ya sea directamente,
ya sea por la vía de los Tratados o Convenios.
Por su parte, el art. 24-1 CC, en su último párrafo, dice que “la adquisición de la nacionalidad de países
iberoamericanos, Andorra, Filipinas, Guinea Ecuatorial o Portugal no es bastante para producir (...) la
pérdida de la nacionalidad española de origen”. Lo cual implica que, a menos que renuncien
expresamente a ello, conservan ambas nacionalidades. Conviene resaltar, asimismo, que la doble
nacionalidad opera respecto a estos países automáticamente, es decir, sin necesidad de que exista un
especial Tratado.
Es una materia regida por principios similares a los de la nacionalidad o ciudadanía, a los que
podríamos añadir otros, como:
En el plano del Derecho positivo, está regulada por los arts. 14 y 15 CC. En su virtud, la vecindad civil de
un determinado territorio de Derecho foral o de territorio de Derecho común se adquiere:
- por filiación: natural (art. 14-2, pfo. 1º) o adoptiva (art. 14-2, pfo. 2º); el CC prevé asimismo
diversos supuestos de atribución y opción (art. 14-3 y 14-4)
- por residencia, ya sea expresa (dos años) o tácitamente (diez años) (art. 14-5).
Repercusiones de la adquisición y recuperación de la nacionalidad española en la vecindad civil.
- la del cónyuge.
- cuando adquiriese la nacionalidad por carta de naturaleza, tendrá la que determine el Decreto de
concesión, teniendo en cuenta las opciones del interesado (art. 15-1 y 15-2).
7.2. EL DOMICILIO
A) Concepto
Los caracteres del domicilio civil como pone de relieve la RDGRN de 30 enero de 1970 son los
siguientes:
1. Es una situación de hecho habitual, apreciada por el prudente arbitrio del juez que investigará
el animus manendi o intención de permanecer en el lugar en que reside. DE CASTRO afirma
que el CC presume iuris et de iure tal intención en la residencia habitual.
2. Variabilidad del domicilio de acuerdo con la conducta de la persona, art. 19.1 CE: Los
españoles tienen derecho a elegir libremente su residencia y a circular por el territorio nacional.
4. Es inviolable. Art. 18,2 CE: El domicilio es inviolable. Ninguna entrada o registro podrá hacerse
en el sin consentimiento del titular o resolución judicial, salvo en caso de flagrante delito.
- En el campo del Derecho internacional privado, donde es un punto de conexión de los más
usados.
C) Clases.
Dentro del domicilio civil se distinguen distintas clases:
El art. 40.1 CC: “Para el ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones civiles,
el domicilio de las personas naturales es el lugar de su residencia habitual, y, en su caso, el que determine
la Ley de Enjuiciamiento Civil”.
Que es el que se escoge para la ejecución de un acto o de una convención, por ejemplo:
- Domicilio derivado, por estar subordinado al de otra persona (hijos menores, empleados…)
- Domicilio de los diplomáticos. Art. 40.2: El domicilio de los diplomáticos residentes por
razón de su cargo en el extranjero, que gocen del derecho de extraterritorialidad, será el último que
hubieren tenido en territorio español.
- Domicilio de las personas jurídicas. Art. 41: “Cuando ni la ley que las haya creado o
reconocido, ni los estatutos o las reglas de fundación fijaren el domicilio de las personas jurídicas, se
entenderá que lo tienen en el lugar en que se halle establecida su representación legal, o donde ejerzan
las principales funciones de su instituto”.
Además, según el art. 50 y ss LEC, los empresarios y profesionales pueden ser demandados donde
realicen su actividad profesional y los entes sin personalidad en el domicilio de los gestores.
El estado civil podrá tanto determinar la capacidad de obrar de la persona, así en los casos de la mayoría
de edad o la incapacitación, como también un conjunto de derechos y deberes, como es el caso de la
nacionalidad.
En esta tarea, suelen fijar su atención desde diversas perspectivas: para algunos, el estado civil se refiere a
dos situaciones: una de pertenencia a una comunidad, sea familiar (matrimonio y filiación), local
(vecindad civil) o estatal (nacionalidad), y otra, el conjunto de situaciones de las que depende la
capacidad de obrar (edad, incapacitaciones). Otros autores entienden que la expresión “estado civil”
tiene dos sentidos. Conforme al primero, se llamarían “estados civiles” a ciertas situaciones de Derecho,
de especial carácter, permanencia y relevancia, en las que puede encontrarse la persona (casado o soltero,
menor o mayor de edad). El estar en cada una de ellas imprime una determinada cualidad o condición que
determina una determinada “posición” ante el Derecho y que –en un segundo sentido- también llamamos
“estado civil”.
Podríamos así definir el estado civil como un conjunto de situaciones de derecho de especial carácter,
relevancia y permanencia que imprime a una persona una determinada cualidad o condición
jurídica.
¿Cuáles son estas situaciones o cualidades de estado civil? Lo que la legislación registral menciona como
“hechos relativos al estado civil” o “hechos inscribibles”.
Según la Ley del Registro Civil, tienen acceso al Registro Civil los hechos y actos que se refieren a la
identidad, estado civil y demás circunstancias de la persona. Son, por tanto, inscribibles:
- El nacimiento.
- La filiación.
- Los actos relativos a la constitución y régimen del patrimonio protegido de las personas con
discapacidad.
- La defunción.
La prueba del estado civil se encuentra en las inscripciones y anotaciones efectuadas en el Registro
Civil atinentes al estado civil. A falta de dicho medio, se acudirá a la denominada "posesión de estado",
entendida ésta como el reconocimiento del estado civil a quien de modo habitual, notorio y público
lo viene empleando.
De todos los hechos relativos al estado civil pueden predicarse unas características comunes:
- la personalidad: toda persona tiene un estado civil. Lo habitual es que, además, en una persona
confluyan varios estados civiles, esto es, varias situaciones que respectivamente determinan unas
consecuencias jurídicas.
- ser de interés público, por lo que suele requerirse la intervención del Ministerio Fiscal, en defensa y
representación de los intereses de la comunidad;
Pero también llamamos “Registro Civil” tanto al propio conjunto de Libros en que se materializa, como a
la propia oficina que tiene a su cargo el servicio registral.
En virtud de lo expuesto, podemos afirmar que las funciones del Registro Civil son:
9.2. CARACTERÍSTICAS
- Es un registro público dependiente del Ministerio de Justicia y, dentro de él, de la Dirección
General de los Registros y del Notariado, cuyas órdenes, instrucciones, resoluciones y circulares deben
de ser cumplidas por los Encargados del Registro Civil (art. 2).
- Es electrónico. Los datos se integrarán en una base de datos única (art. 3.2). Los Encargados practicarán
los asientos mediante firma electrónica reconocida. Los ciudadanos podrán también acceder a los
servicios del Registro Civil mediante firma electrónica. Las Oficinas del Registro Civil se comunicarán
entre sí a través de medios electrónicos. Todas las Administraciones y funcionarios públicos tendrán
acceso a sus datos con las excepciones relativas a los datos especialmente protegidos previstas en esta
Ley.
Con la Reforma de 2011, como se ha visto, el Registro es único, y se organiza tomando como base la
inscripción del nacimiento del individuo (registro personal). El artículo 3.1 LRC dispone que la
solicitud de inscripción y la práctica de la misma se podrán efectuar en cualquiera de las Oficinas
Generales del Registro Civil con independencia del lugar en el que se produzcan los hechos o actos
inscribibles. Si se producen en el extranjero, también se podrá solicitar y practicar en la Oficina Consular
de la circunscripción correspondiente.
El Título III de la Ley, contempla la estructura y dependencia del Registro Civil, diferenciándose entre
Oficinas Generales, Oficina Central y Oficinas Consulares, dotadas de funciones y competencias
propias aunque dependiendo de la Dirección General de los Registros y del Notariado en tanto que centro
superior directivo, consultivo y responsable último del Registro Civil. Existirá una Oficina General por
cada Comunidad o Ciudad Autónoma y otra más por cada 500.000 habitantes, al frente de la cual se
encontrará un Encargado al que se le asignarán las funciones de recepción de declaraciones y solicitudes,
la tramitación y resolución de expedientes, la práctica de inscripciones y, en su caso, la expedición de
certificaciones. A la Oficina Central le corresponde, entre otras funciones, practicar las inscripciones
derivadas de resoluciones dictadas por la Dirección General de los Registros y del Notariado en los
expedientes que son de su competencia. En cuanto a las Oficinas Consulares, su régimen jurídico no
difiere sustancialmente del vigente.
La organización del servicio registral está formada por una Oficina Central, Oficinas Generales y Oficinas
Consulares (art. 20)
Lenguas oficiales. Los ciudadanos que insten la inscripción podrán solicitar que la misma se practique en
cualquiera de las lenguas oficiales del lugar donde radique la Oficina General del Registro Civil.
a) Inscripciones. A través de ellas, acceden al Registro Civil los hechos y actos relativos al estado civil
de las personas y aquellos otros determinados por esta Ley. Tienen plena eficacia probatoria
b) Anotaciones. Son la modalidad de asiento que en ningún caso tendrá el valor probatorio de la
inscripción, sino meramente informativo, salvo los casos en que la Ley les atribuya valor de presunción.
Se hace una enumeración ejemplificativa y se extenderán a petición del Ministerio Fiscal o de cualquier
interesado.
c) Cancelaciones. Privan de eficacia, total o parcial, al asiento registral de cualquier clase por nulidad
del propio asiento, por ineficacia o inexistencia del hecho o del acto o por cualquier otra causa establecida
por la ley. La cancelación se practicará en virtud de título adecuado, ya sea de oficio o a solicitud del
interesado.