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CHORO

El choro, popularmente llamado chorinho, es un género musical,


una música popular e instrumental brasileña. caracterizado por el virtuosismo y
la improvisación de los participantes, sutiles modulaciones, y está llena de
síncopas y contrapuntos. El choro es considerado el primer género de música
popular urbana característicamente brasileño. A pesar del nombre, el ritmo es
generalmente agitado y alegre, que precisan tener estudio y técnica y pleno
dominio de su instrumento.
El conjunto está generalmente formado por uno o más
instrumentos solistas, como la flauta o la mandolina, que ejecutan la melodía,
junto al cavaquinho (un instrumento específico de la música portuguesa) que
hace el centro del ritmo, y una o más guitarras (entre las que destaca por su
singularidad la de siete cuerdas), además del pandeiro como marcador de
ritmo.
En el siglo XIX, el choro resultó del estilo de tocar varios géneros
musicales (polca, chotis, vals, mazurca y habanera) de los músicos cariocas,
quienes ya estaban fuertemente influenciados por los ritmos africanos,
principalmente el lundu y el batuque. El término “choro” se usó informalmente
al principio para referirse al estilo de tocar, o a un conjunto instrumental
particular (por ejemplo, en la década de 1870 el flautista Joaquim Antônio da
Silva Callado formó un conjunto llamado "Choro Carioca", con flauta, dos
guitarras y cavaquinho), y más tarde el término se refiere al género musical de
estos conjuntos.
La música de acompañamiento del Maxixe (baile) (también llamado "tango
brasileiro") fue interpretada por estos conjuntos de choros. Se incorporaron
varios géneros como subgéneros del choro como "choro-polca", "choro-lundu",
"choro-xote" (de schottische), "choro-mazurca", "choro-valsa" (vals), "choro-
maxixe", "samba-choro", "choro baião"
Al igual que el ragtime en Estados Unidos, el tango en Argentina y la
habanera en Cuba, el choro surge por influencias de estilos y ritmos musicales
provenientes de Europa y África.
En sus inicios (durante la década de 1880 a 1920), el éxito del choro
provino de grupos informales de amigos (compuestos principalmente por
trabajadores de correos, ferrocarriles y telégrafos) que tocaban en fiestas,
botecos, calles y bolas caseras (forrobodós). El pilar del repertorio estuvo
compuesto por los grandes éxitos de Ernesto Nazareth, Chiquinha Gonzaga y
otros pianistas, cuyas partituras musicales fueron publicadas por imprentas. En
la década de 1910, muchos de los primeros discos fonográficos brasileños eran
choros.
El flautista Joaquim Calado es considerado uno de los creadores del
Choro, o por lo menos uno de sus principales colaboradores en la determinación
del género, cuando incorporó el solo de flauta, dos guitarras y un cavaquinho.
Se improvisaba libremente en torno a la melodía, lo que es una característica
del choro moderno. El choro recibió una fuerte influencia de los ritmos de las
danzas, que en un principio que eran solamente interpretadas de manera
distinta, tardando algunas décadas hasta ser considerado un género musical
por derecho propio.
Algunos de los chorões (o intérpretes de choros) más conocidos
son Chiquinha Gonzaga, Ernesto Nazareth y Pixinguinha. Piezas muy conocidas
son “Tico-Tico no Fubá” de Zequinha de Abreu, “Brasileirinho” de Waldir
Azevedo, “Noites Cariocas” de Jacob do Bandolim y especialmente “Carinhoso”
de Pixinguinha.
La historia del choro probablemente comenzó en 1808, cuando la Familia
Real Portuguesa llegó a Brasil. En 1815 la ciudad de Río de Janeiro fue
promulgada capital del Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve. Pronto
comenzó una reforma urbana y cultural, y se crearon cargos públicos. Con la
corte portuguesa, llegaron también instrumentos de origen europeo, como
el piano, el clarinete, la guitarra, el saxofón, la mandolina o el cavaquinho, así
como danzas de salón europeas, como el vals, la quadrille, la mazurca,
la modinha, el minueto, el chotis y principalmente la polca —presentada en julio
de 1845—, que se pusieron de moda en los bailes de la época.
La reforma urbana, los instrumentos y las músicas extranjeras, junto a
la abolición del tráfico de esclavos en Brasil en 1850, pueden ser considerados
como el caldo de cultivo del choro, pues posibilitaron la emergencia de una
nueva clase social, la clase media, compuesta por funcionarios públicos,
instrumentistas de bandas militares y pequeños comerciantes, generalmente de
origen negro, en los suburbios de Río de Janeiro. Esas personas, sin mucho
compromiso, pasarán a formar conjuntos para tocar “de oído” esas músicas, que
junto con algunos ritmos africanos ya enraizados en la cultura brasileña, como
la batuca o el lundu, serán tocados de manera abrasileirada (a la manera
brasileña) por los músicos que fueron entonces bautizados como chorões.
Si bien no se puede fijar una fecha o una pieza concreta para señalar con
exactitud el surgimiento de un género musical, pues se trata de un proceso
lento y continuo, de entre todos los músicos destacó el flautista Joaquim
Antônio da Silva Calado y su grupo, surgido en 1870, que se conoció como "O
Choro de Calado". Este flautista era profesor de la cátedra de flauta del
Conservatorio Imperial, por tanto, tenía conocimientos musicales profundos, y
se codeaba con grandes intérpretes de la época, que tocaban por simple placer.
El grupo de Calado lo integraban dos guitarras, un cavaquinho y el mismo con su
flauta, que hacía de instrumento solista. Puesto que las flautas eran
de ébano esta combinación de instrumentos se llamaba “pau-e-corda” (en
portugués, palo y cuerda). En el conjunto de Calado los instrumentistas de
cuerda gozaban de plena libertad para ejecutar improvisaciones y
acompañamientos armónicos, o complejas modulaciones, con objeto de "vencar"
a los otros intérpretes. Es decir, fue desarrollado un nuevo diálogo entre
solista y acompañantes, una característica del choro actual. Más tarde fueron
apareciendo agrupaciones con esa misma combinación instrumental. De esa
manera, Joaquim Calado es considerado uno de los creadores del choro, o por lo
menos uno de los principales responsables de su surgimiento.
La polca “Flor Amorosa”, compuesta por Calado y Catulo da Paixão
Cearense en 1867, es tocada aún hoy día, y tiene características de choro
moderno, y es por tanto considerada la primera composición del género. De ese
conjunto formó parte Viriato Figueira, su alumno y amigo; y también su amiga,
la maestra Chiquinha Gonzaga, la primera chorona, compositora y pianista del
género. En 1897, Chiquinha compuso “Gaúcho” o “Corta-Jaca”, una gran
contribución al repertorio del género. Otras composiciones destacadas fueron
“Atraente” y “Lua Branca”.
El choro, en sus inicios, era considerado solamente una manera más
emotiva o "llorosa" de interpretar la música popular, y por tanto recibió una
fuerte influencia de las mismas, pero poco a poco la música grabada sobre las
improvisaciones fue perdiendo las características de sus países de origen y los
conjuntos proliferaron y se extendieron por todo Brasil. A fines del siglo
XIX e inicios del siglo XX otros instrumentos de viento y cuerdas, como la
mandolina, el clarinete, el oficleido o el flautín habían sido incorporados a las
agrupaciones, y eran empleados como solistas. Las primeras composiciones
choro con características propias fueron compuestas por Joaquim Calado,
Chiquinha Gonzaga, Anacleto de Medeiros y Ernesto Nazareth, entre otros. Por
tanto, el choro sólo fue considerado como género musical en la primera década
del siglo XX.
Los conjuntos de choro fueron muy solicitados en las grabaciones
de discos de 78 revoluciones, que en 1902 comenzaban su andadura. El
compositor Anacleto de Medeiros fue uno de los pioneros al participar en las
primeras grabaciones del género y en uno de los primeros discos impresos en
Brasil en 1902. Mezcló el xote y la polca con las sonoridades brasileñas. Como
gran orquestador tradujo al lenguaje de las bandas la música del choro.
El virtuoso de la flauta Patápio Silva, considerado el sucesor de Joaquim
Calado, alcanzó fama por ser el primer flautista en hacer un registro
fonográfico.
El guitarrista João Pernambuco, autor de “Sons de Carrilhões”, trajo
del sertón su forma típica de canción y enriqueció el género con elementos
regionales, colaborando para que la guitarra dejara de ser un mero
acompañamiento de la música popular.
Ernesto Nazareth, músico de trayectoria erudita y ligado a la escuela
europea de interpretación, compuso “Brejeiro” (1893), “Odeon” (1910) y
“Apanhei-te Cavaquinho” (1914), que rompieron la frontera entre la música
popular y la música docta, siendo vitales para la transformación del lenguaje
del género.
Pixinguinha, uno de los mayores compositores de música popular
brasileña, que también era tenor, arreglista, saxofonista y flautista,
contribuyó directamente a que el choro encontrara una forma musical
definitiva.
En 1922, Pixinguinha formó el conjunto Oito Batutas, formado por
Pixinguinha a la flauta, João Pernambuco y Donga a la guitarra, entre otros
músicos. Tuvo éxito entre la élite carioca, tocando maxixes y choros y
utilizando instrumentos hasta entonces sólo conocidos en los suburbios
cariocas. Cuando compone “Carinhoso”, entre 1916 y 1917, y “Lamentos”
en 1928, dos de los choros más famosos, Pixinguinha es criticado y esas
composiciones son consideradas una inaceptable influencia del jazz. Pero en
realidad eran demasiado avanzadas para la época. De hecho, “Carinhoso” no fue
considerado en su momento un choro, si no una polca.

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