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Desde hace unos años, los jóvenes tienen la necesidad de desconectarse del mundo adulto para

poder construir su propio espacio. Según García Canclini, esta no es la única forma a través de la
cual los adolescentes se desvinculan, también construyen su propio espacio generacional no
aislándose sino relacionándose de otra manera, a través de páginas web, el chat, la música, etc.
Construyen sus diferencias entre conexiones y desconexiones.

Una forma de vínculo que se utiliza en la actualidad es la construcción de un movimiento, en el


que ellos se sientan representados y en donde puedan expresarse con total libertad. En este
sentido, las tribus urbanas no son un fenómeno nuevo, ya que desde hace algunas décadas se ha
fomentado la existencia de grupos compuestos por gran cantidad de personas por todo el mundo.
Aunque en Latinoamérica aparece hace sólo algunos años, este fenómeno se ha intensificado. Las
tribus más conocidas son los punks, los skins, los redskins (skins antirracista), los góticos, los
hippies, los mods, los rockers y los dark entre otros. Los punks y los skins son las tribus
paradigmáticas, constituyendo los dos ejes extremos, en cuanto a su idiosincrasia, donde oscilan el
resto de las tribus existentes.

¿Qué ha llevado a esta forma de relacionarse? Podemos quizás explicarlo a través del contexto en
el que, como ciudadanos, nos vemos inmersos. Según Alain Touraine, la idea de sociedad ha sido
reemplazada por la de mercado, dividiendo a la sociedad en tres clases sociales: los que
responden al mercado, los consumidores y los excluidos. La sociedad está fragmentada. Se
acentúa la diferencia entre ricos y pobres. Esto produce desempleo y marginación. Los excluidos
se ven devorados, sostiene Touraine, por la anomia, empujados a la delincuencia y a integrarse en
guetos, es decir, comunidades de vecindario o de etnias.

Los movimientos juveniles son característicos de esta nueva coyuntura social. Los adolescentes
han comenzado a construir un mundo separado al de sus progenitores, en donde tienen sus
propios valores y normas, diferenciados de los modos tradicionales de vida social.

De los modos tradicionales de vida social.

Según Zarzuri y Ganster, “las Tribus Urbanas…son la expresión de una crisis de sentido a la cual nos
arroja la modernidad, pero también constituyen la manifestación de una disidencia cultural o una
‘resistencia’ ante una sociedad desencantada por la globalización del proceso de racionalización, la
masificación y la inercia que caracteriza la vida en las urbes…donde todo parece correr en función
del éxito personal y el consumismo alienante.”

Los jóvenes que participan en estos grupos, generalmente, son menores de 25 años. Encuentran
en ellos la posibilidad de intensificar su experiencia de vida y la afectividad colectiva, el contacto
con sus pares, y principalmente la posibilidad de construir su propia identidad, alejada de aquella
impuesta por un mundo homogéneo.

En estos agrupamientos juveniles, sostienen Margulis y Urresti, prevalece el ‘estar juntos sin más’,
los microclimas grupales, las atmósfera estética, la sensibilidad, el compartir estados de ánimo, e
impera lo afectivo de forma irracional. No tienen en cuenta las tareas sociales, los imperativos
éticos, la capacidad operativa, ni el desarrollo de estrategias instrumentales. Por esto, aseguran
estos autores, predomina la ausencia de fines y el peso de las motivaciones inmediatas.

La mayoría de las tribus urbanas constituyen en sí mismas un virtual punto de conexión de


discursos de disidencia y desestabilización del orden establecido. Representan una subcultura en
el mundo hegemónico.

El movimiento supone un conjunto de juegos, rituales, como también códigos de representación.


Uno de estos códigos que permiten constituir estas subculturas es el look, la apariencia estética
propia. Es lo que afirma una identidad grupal, una proximidad. Es un símbolo a través del cual se
hallan los lazos de pertenencia y de unión mutua.

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