Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
poder construir su propio espacio. Según García Canclini, esta no es la única forma a través de la
cual los adolescentes se desvinculan, también construyen su propio espacio generacional no
aislándose sino relacionándose de otra manera, a través de páginas web, el chat, la música, etc.
Construyen sus diferencias entre conexiones y desconexiones.
¿Qué ha llevado a esta forma de relacionarse? Podemos quizás explicarlo a través del contexto en
el que, como ciudadanos, nos vemos inmersos. Según Alain Touraine, la idea de sociedad ha sido
reemplazada por la de mercado, dividiendo a la sociedad en tres clases sociales: los que
responden al mercado, los consumidores y los excluidos. La sociedad está fragmentada. Se
acentúa la diferencia entre ricos y pobres. Esto produce desempleo y marginación. Los excluidos
se ven devorados, sostiene Touraine, por la anomia, empujados a la delincuencia y a integrarse en
guetos, es decir, comunidades de vecindario o de etnias.
Los movimientos juveniles son característicos de esta nueva coyuntura social. Los adolescentes
han comenzado a construir un mundo separado al de sus progenitores, en donde tienen sus
propios valores y normas, diferenciados de los modos tradicionales de vida social.
Según Zarzuri y Ganster, “las Tribus Urbanas…son la expresión de una crisis de sentido a la cual nos
arroja la modernidad, pero también constituyen la manifestación de una disidencia cultural o una
‘resistencia’ ante una sociedad desencantada por la globalización del proceso de racionalización, la
masificación y la inercia que caracteriza la vida en las urbes…donde todo parece correr en función
del éxito personal y el consumismo alienante.”
Los jóvenes que participan en estos grupos, generalmente, son menores de 25 años. Encuentran
en ellos la posibilidad de intensificar su experiencia de vida y la afectividad colectiva, el contacto
con sus pares, y principalmente la posibilidad de construir su propia identidad, alejada de aquella
impuesta por un mundo homogéneo.
En estos agrupamientos juveniles, sostienen Margulis y Urresti, prevalece el ‘estar juntos sin más’,
los microclimas grupales, las atmósfera estética, la sensibilidad, el compartir estados de ánimo, e
impera lo afectivo de forma irracional. No tienen en cuenta las tareas sociales, los imperativos
éticos, la capacidad operativa, ni el desarrollo de estrategias instrumentales. Por esto, aseguran
estos autores, predomina la ausencia de fines y el peso de las motivaciones inmediatas.