Está en la página 1de 8

Docs » Tubos de rayos X

Tubos de rayos X
Se conoce como “tubo de rayos X” al lugar 8sico donde se genera esta radiación
electromagné<ca, mediante un proceso en el cual los electrones acelerados son
frenados al colisionar contra un material blanco.

Un tubo de rayos X convencional, como el que se muestra en la Figura 1a, está


compuesto básicamente por un ánodo y un cátodo alojados en una cavidad donde se
ha prac<cado vacío. Esta cavidad suele ser una ampolla de vidrio y el proceso de
producción de rayos X se da al emerger electrónes del cátodo e impactar en el
ánodo.

Figura 1a: Tubo de rayos X clásico.

Un tubo de rayos X puede ser dibujado esquemá<camente como se muestra en la


Figura 1b,
Figura 1b: Esquema de un tubo de rayos X clásico de Tungsteno.

Como se puede observar, las partes principales de un tubo de rayos X incluyen:

Ánodo
Cátodo
Generador de diferencia de potencial
Generador de corriente
Ampolla con vacío

El ánodo, también conocido como blanco o an<cátodo, se encuentra generalmente


formado por una pieza de cobre (Cu) con un blanco de tungsteno (W) o molibdeno
(Mo). Veremos, más adelante, que los materiales de cada parte son elegidos en
función de sus propiedades 8sicas. El blanco de W o Mo debe ser altamente
refractario [1] pues deberá conservar sus propiedades a altas temperaturas, mientras
que debe estar adherido a un material como el Cu que funcione de disipador del
calor al que es some<do.

El cátodo, compuesto por un filamento metálico, es calentado por una corriente


eléctrica, lo que imparte calor a sus átomos y genera una “nube” de electrones libres
en su superficie. Para generar esta nube, es necesario que el filamento alcance
temperaturas muy elevadas, por lo que, aprovechando su alta temperatura de fusión,
el filamento suele también ser de W, y la can<dad de electrones en la nube
dependerá de la corriente en el filamento.

Al aplicarse una diferencia de potencial ∆V (o simplemente V) entre el ánodo y el


cátodo dejando al ánodo como posi<vo (+), los electrones (de carga nega<va) que
han sido desprendidos del cátodo por el calentamiento (y se encuentran libres) se
dirigirán al ánodo acelerándose por el campo eléctrico. Así, alcanzarán su velocidad
máxima al llegar al ánodo. La energía ciné<ca (asociada a la velocidad) de los
electrones alcanzará un máximo dependiente del voltaje aplicado. Al tratarse de
electrones, se puede expresar esta energía en electronvol<os (eV) y la máxima
energía alcanzada corresponderá numéricamente a la diferencia de potencial V. Así,
para una diferencia de potencial de 100 kV, tendremos electrones con una energía
máxima de 100 keV.

Al impactar (y frenar bruscamente) contra el blanco de W, y perder toda su energía


ciné<ca, los electrones producen rayos X, principalmente por dos procesos 8sicos:

Bremsstrahlung [2]: por frenado por interacción coulombiana del electrón


incidente y el campo nuclear de los átomos del ánodo, y
Rayos X caracterís;cos [3]: el electrón incidente interactúa con un átomo blanco,
eyecta un electrón de una de las capas y genera una vacancia que es ocupada por
un electrón de energía superior; el que libera un fotón con energía ciné<ca
correspondiente a la diferencia de energía entre las capas.

Por la forma en la que son generados, los fotones caracterís<cos corresponderán a


determinadas energías asociadas al material del ánodo, determinando un espectro
discreto. Por otro lado, los fotones provenientes de la radiación de frenado
conformarán un conbnuo de energía entre 0 y la energía máxima de los electrones,
ya que estos úl<mos se deben a la desaceleración (proceso conbnuo) de los
electrones.

A los fines prác<cos de este curso, nos interesará par<cularmente la radiación de


frenado, ya que los rayos X caracterís<cos serán eliminados por u<lización de filtros
en la mayoría de los procedimientos, sobre todo en radiodiagnós<co.

El rendimiento de producción (can<dad de fotones generados por energía entregada)


de Bremsstrahlung en este procedimiento clásico en los tubos convencionales es
bajo, ya que la mayor parte de la energía ciné<ca de los electrones se transforma en
calor al colisionar con el blanco. Así, en primera aproximación, el rendimiento es de:

10−6 T ⋅ Z

donde T representa la energía ciné<ca de los electrones en unidades de keV (es decir
la diferencia de potencial V expresada en kV) y Z es el número atómico del material
blanco. Si, por ejemplo, se trata de un blanco de W (Z = 74) y se aplica una diferencia
de potencial de 100 kV, el rendimiento será de

−6 −3
⋅ 100 ⋅ 74 = 7, 4 ⋅ ≈ 0, 01
10−6 ⋅ 100 ⋅ 74 = 7, 4 ⋅ 10−3 ≈ 0, 01. En este caso bpico entonces, el rendimiento
se encuentra en el orden del 1 %, dejando que el otro 99 % se disipe en forma de
calor sobre el ánodo. Por esto también es que se necesita un blanco compuesto por
un material de alto punto de fusión [4] y con gran capacidad para eliminar el calor. Así
es que se u<liza W o Mo en el extremo de una pieza de cobre refrigerada por
circulación de aceite, agua o aire. Como se ve, también, la elección de un material de
alto Z favorece la producción de rayos X.

En los equipos de rayos X, el calentamiento del cátodo se produce por la circulación


de la corriente eléctrica en el filamento, donde se verifica que una pequeña variación
en la temperatura del filamento provoca una gran variación en el número de
electrones que atravesarán el tubo. La diferencia de potencial en cambio,
determinará la energía ciné<ca máxima (y la velocidad) de los electrones, pero no
influirá significa<vamente en el número de electrones que alcanzará el ánodo.

Tubos de rayos X para diagnóstico


El obje<vo de estos tubos es obtener rayos X capaces de atravesar material biológico
en dimensiones del orden del cuerpo humano que se desea analizar. Para esto no
solo es necesario obtener un haz de rayos X con la energía suficiente como para
atravezar algunas decenas de cenbmetros de material biológico, sino también uno lo
suficientemente homogéneo y de una superficie pequeña de forma tal de evitar
problemas de penumbra [5].

Finalmente, también (y principalmente) hay que lograr un haz con suficiente


intensidad como para lograr una imagen ní<da con un <empo mínimo de exposición.
Esto úl<mo, no solo porque la exposición a la radiación es nociva para la salud, sino
también por los movimientos propios del cuerpo humano (respiración, la<do del
corazón, etc) que pueden generar distorsiones en la imagen.

Uno de los problemas bpicos que se desea evitar y/o minimizar a la hora de la
obtención de imágenes por rayos X, es el efecto de penumbra que puede dañar
severamente la ni<dez de la imagen obtenida por el sistema de detección. Se
requieren entonces, para sa<sfacer esta necesidad, tres condiciones:

que los rayos X provengan de una fuente “pequeña”: para evitar efectos de
penumbra,
que la distancia fuente-objeto sea “grande”: para lograr un haz homogéneo, y
que la distancia objeto-detector sea “pequeña”: para evitar dispersión de los rayos
X por agentes externos (aire, por ejemplo).
En cada uno de los casos, “pequeña” o “grande” se refieren a tamaños relacionados
con la geometría general. La Figura 2 muestra cualita<vamente la formación de la
penumbra.

Figura 2: Efecto de penumbra.

Como se puede observar, la penumbra cons<tuye un efecto geométrico que puede


dificultar severamente la interpretación de la imagen.

Ánodo

Se busca así, construir un ánodo capaz de:

brindar una fuente pequeña


proveer suficiente intensidad como para obtener una imagen ní<da
lidiar con el problema del calentamiento debido a los electrones provenientes del
cátodo
El área de impacto de los electrones determinará la can<dad de fotones generados,
mientras que el tamaño de esta área no es otra cosa que el tamaño de la fuente de
fotones. Para obtener un área “grande” que brinde una fuente “pequeña” es que se
ha implementado la estrategia de girar la zona de impacto.

Por esto, se dispone de un ánodo inclinado donde impactan los electrones, como se
puede observar en lado izquierdo de la Figura 3. Aquí se define un ángulo α que hace
que electrones que impactan sobre una longitud a se vean como si proveniesen de
una fuente de longitud b , desde el objeto/detector.

Figure 3: Configuración del ánodo.

Así, por ejemplo, si contamos con un ángulo α = 17° y disponemos un ánodo donde
a = 7 mm, entonces b será ≈ 2 mm. Si el ancho del ánodo entonces es de 2 mm,
obtendremos una fuente real de 14 mm pero que será “vista” por el detector como si
fuese de 4 mm.

Por otro lado, ante el problema del calentamiento del ánodo, se suele implementar un
diseño conocido como “ánodo rotante”, de forma tal que pueda girar, logrando que
los electrones impacten siempre sobre una superficie diferente, disipando mejor el
calor. El ánodo suele girar entre 10 y 12 mil rpm y se construye como se muestra en
el lado derecho de la Figura 3. Además, en estos tubos α suele variar entre 16°y
17,5°.

Tubos de rayos X para radioterapia


Para el caso de radioterpia no es tan importante la intensidad como la energía
entregada. En estos casos se vuelve crí<co el control de la temperatura del ánodo, al
necesitarse irradiaciones por <empos prolongados. Para esto se sumerge el tubo en
aceite y, para eliminar el calor transmi<do a este, se agrega un serpenbn de agua fría
circulando.

Al no ser tan importante la disminución del efecto de penumbra, el área de impacto


de los electrones en el ánodo (fuente) puede ser mayor que en el caso de los tubos
dedicados a imágenes de diagnós<co.

Al ser u<lizados electrones más energé<cos para los tratamientos de radioterapia, a


par<r de los 200 keV el ánodo puede generar electrones eyectados por la misma
interacción del blanco con aquellos que fueron acelerados desde el cátodo (los
electrones producto de ionizaciones en los átomos pueden escapar del material
blanco). Estos electrones eyectados interactuarán entonces con otras partes del tubo
y generarán también rayos X que modificarán el haz principal, generando otras
componentes de Bremsstrahlung y rayos X caracterís<cos dis<ntoas a las del ánodo.

Para evitar este úl<mo problema se suele cubrir la zona del ánodo primero con Cu y
finalmente con W, como muestra la Figura 4. Así, al colisionar los nuevos electrones
con el Cu (Z = 29) serán detenidos produciendo pocos rayos X, y éstos serán
absorbidos por el W sin generar más radiación. Además se suele agregar una ventana
de Be a la salida del haz, que amor<gua el haz de rayos X (sobre todo sus
componentes menos energé<cas) y absorbe los electrones que hayan pasado el
blindaje.

Figura 4: Tubo de rayos X para radioterapia.


En estos tubos, el ángulo α varía entre los 26°y los 32°, aumentando el cono ú<l.

[1] Gran resistencia a sufrir alteraciones de sus propiedades 8sicas por cambios de
temperatura.

[2] Radiación de frenado, del alemán bremsen (frenar) y Strahlung (radiación).

[3] Se llaman caracterís<cos porque, al depender de la diferencia de energía entre las capas
del átomo, responde a las caracterís<cas específicas del elemento.

[4] La temperatura de fusión del W es de 3380ºC

[5] El efecto de penumbra es un efecto determinado por la geometría del haz de rayos X que
genera falta de ni<dez geométrica en la imagen producida.

También podría gustarte