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¡Para que el campesinado cuente, tiene que ser contado!

Las proyecciones del DANE indican que Colombia tiene alrededor de 50 millones de
habitantes. Esa cifra se corroborará con el Censo Nacional de Población y Vivienda, que
inicia este 9 de enero. Pero no sabremos cuántos campesinos y campesinas habitan el país
ni conoceremos sus condiciones de vida

ste texto fue escrito por Diana Isabel Güiza, Ana Jimena Bautista (investigadoras de
Dejusticia) y Andrés Fuerte.

Después de trece años, los colombianos seremos nuevamente contados. Este martes,
9 de enero, arranca la primera etapa del Censo Nacional de Población y Vivienda,
que corresponde a la fase virtual, que se aplicará hasta inicios de marzo. Luego,
vendrá el censo puerta a puerta, en algunos lugares del territorio nacional. Hacia
finales de julio, conoceremos entonces los resultados del censo poblacional, que es
el principal insumo estadístico con el que cuenta el Estado colombiano y sus
habitantes para la toma de decisiones, de manera informada.

Infortunadamente, no sabremos quiénes son los campesinos y las campesinas que


viven en el país, ni conoceremos sus condiciones de vida, a menos de que el censo
poblacional incluya una serie de preguntas específicas que indaguen sobre la
situación socioeconómica e identidad cultural de esta población. Así lo han pedido
reiteradamente las organizaciones campesinas: en 2013 y sin éxito, frente al Tercer
Censo Nacional Agropecuario; y desde hace más de dos años, respecto al censo
nacional de población, en lo que no han obtenido una respuesta clara por parte del
DANE y Ministerio de Interior. En las últimas semanas, con el acompañamiento de
Dejusticia, las organizaciones campesinas y más de 1700 campesinos presentaron
una tutela para solicitarle a los jueces que ordenen su inclusión en el censo
poblacional . Ya existe una primera decisión que, parcialmente, le da la razón a los
peticionarios. Sin embargo, hoy, están a la espera de que la Sala Penal de la Corte
Suprema de Justicia le ordene al DANE y al Ministerio del Interior que el censo
nacional pregunte por la vida e identidad campesina .

Pero ¿qué piden las organizaciones campesinas frente al censo poblacional?, ¿cuál es
la importancia de su solicitud?, ¿por qué el censo poblacional debe contar con
detalle al campesinado si hay otros censos, como el agropecuario, que aparentemente
ya lo han hecho? y ¿el censo poblacional puede responder a esa petición? Veamos.

La petición: identificar al campesinado y censar su situación

Desde 2015, las organizaciones campesinas nacionales y otras regionales, como la


Mesa Campesina del Cauca, le ha solicitado al Estado que el censo nacional de 2018
los cuente y caracterice como un grupo poblacional específico. Lo han hecho por
distintas vías: derechos de petición, mesas de concertación, encuentros académicos,
paros campesinos y, ahora, una tutela.

Los lectores podrán preguntarse, con razón, si el problema radica en que el censo
poblacional no se practicará al campesinado, si estos no serán entrevistados para
esos fines. Esa no es la cuestión. Las preguntas del censo poblacional del 2018 se
formularán también al campesinado. Pero se hará como si se tratara de un grupo que
no tiene ninguna particularidad para ser destacado del resto de la sociedad. Ese es el
problema. Por ejemplo, a una campesina le harán las mismas preguntas que a una
mujer citadina y clase media, pero no se podrá saber que la primera es una mujer
campesina, cuando la situación de las dos es claramente distinta. Aunque las dos
vivencian discriminación por ser mujeres, la primera, a diferencia de la segunda,
tiene una identidad cultural distinta y se enfrenta a mayores barreras de exclusión
por ser una mujer que vive en el campo.

Así lo constatan los datos disponibles. De acuerdo con la Encuesta Nacional del Uso
del Tiempo (ENUT), las mujeres en Colombia dedican a diario un promedio de 7
horas 23 minutos a labores no remuneradas como el servicio doméstico y cuidado de
sus familiares, comparado al promedio diario de 3 horas y 10 minutos que gastan los
hombres. Esta carga es aún mayor para las mujeres rurales: 8 horas y 12 minutos de
promedio diario. Éstas cifras exponen una imagen aproximada de la situación de las
campesinas, pues la ENUT no preguntó si los entrevistados eran mujeres
campesinas, por lo que no ofrece datos específicos sobre estas.

Esto significa que los resultados finales del censo nacional 2018 no podrán
evidenciar quiénes son los campesinos y las campesinas, a qué se dedican, cuáles
son sus condiciones de vivienda, salud, educación y acceso a tierras. Sin esas
estadísticas concretas, el Estado no puede revertir la exclusión y miseria que
enfrenta el campesinado.

La petición es entonces sencilla, pero de suma importancia: que el censo poblacional


2018 cuente a los no contados o, mejor, a los mal contados.

La importancia: estadísticas específicas para políticas públicas diferenciadas

Cuando un grupo poblacional sufre de discriminación y se encuentra en extrema


pobreza, el Estado debe eliminar esa situación desventajosa. De lo contrario, ese
grupo no puede gozar plenamente de sus derechos. Así lo ordena la Constitución del
91 y es el llamado derecho a la igualdad material: todas las personas tenemos el
derecho a disfrutar una vida digna y ejercer nuestros derechos en igualdad de
condiciones frente al resto de la sociedad.

El Estado cumple con su obligación de garantizar la igualdad material cuando adopta


políticas públicas sensibles a las necesidades de los grupos discriminados, las cuales
dependen de información estadística completa y desagregada. Es por eso que, por
ejemplo, los jueces le han ordenado al Estado que cree una política pública
específica para la población desplazada por la guerra, a partir de datos estadísticos
concretos de este grupo, que también los jueces le han ordenado al Estado recolectar.
Lo mismo sucede con la población en situación de discapacidad, que sufre
discriminación y requiere medidas estatales para superar esa exclusión. Por falta de
recursos, el DANE había anunciado que las preguntas sobre discapacidad serían
excluidas del censo poblacional 2018. Sin embargo, gracias al reclamo de las
organizaciones sociales que reúnen a este grupo poblacional, finalmente el director
del DANE se ha comprometido a incluirlas, luego de que el propio Presidente
tuviera que intervenir .

Esto es aún más claro si se trata además de grupos sociales con una identidad
cultural diferenciada, como ocurre con el campesinado: un grupo poblacional que ha
sido históricamente discriminado, sufre de extrema pobreza y tiene una identidad
cultural específica y distinta de otras como la étnica. Sin embargo, la política social
ha sido desarticulada y deficiente frente al campesinado, por lo que no ha resuelto
sus necesidades. En buena parte, eso se debe a que el Estado no conoce la situación
social, económica, organizativa ni política del campesinado, porque no cuenta con
datos estadísticos desagregados. El resultado ha sido, en palabras de Carlos Salgado,
la desvalorización del campesinado: como no se reconoce al sujeto campesino, no se
construye política social coherente que mejore su calidad de vida.

El censo poblacional es la herramienta estadística por excelencia para contar al


campesinado

En general, los censos poblacionales capturan datos esenciales de los habitantes de


un país: cuántas personas lo habitan, quiénes son esos habitantes y a qué se dedican.
Es así como los censos poblaciones brindan una imagen detallada de la población de
un territorio, que permite a los Estado tomar decisiones de política, planificación y
gestión. De hecho, con base en los datos de los censos poblacionales, el Estado
puede definir qué servicios públicos (educación, vivienda, salud o alcantarillado)
requiere cada territorio, cuánto presupuesto es necesario en cada región y hasta
cuántas curules en la Cámara de Representantes le corresponden a un departamento.
A ese mapa general, que es el censo nacional, podemos ponerle la lupa en
determinados sectores para tomar decisiones más concretas. Gracias a las luchas de
pueblos indígenas y comunidades afrodescendientes, los resultados del censo de
2005 permiten dibujar un mapa más pormenorizado de estos sujetos. De ahí surge
entonces la información primaria para formular programas y planes a favor de ellos.

Lastimosamente, no ocurre así con el campesinado. Ningún censo, ni siquiera el


agropecuario, identifica quiénes son los campesinos y las campesinas ni bajo qué
circunstancias socioeconómicas se encuentran. Esos datos facilitarían la elaboración
de planes de salud, vivienda, educación y acceso a tierras que tanto necesitan.
Dichas estadísticas serían útiles no solo en el nivel nacional, sino también regional.
De hecho, los datos que arroja el censo poblacional son indispensables para que los
municipios y departamentos elaboren sus Planes de Desarrollo. Con frecuencia,
muchas de las entidades territoriales no cuentan con presupuesto ni personal técnico
para levantar esas estadísticas. Por eso recurren a los datos capturados por los censos
poblacionales. Si tuviéramos información estadística del censo 2005 que estuviera
desagregada respecto al campesinado, los Planes de Desarrollo municipales podrían
diagnosticar mejor, por ejemplo, el acceso a servicios públicos de las veredas y
corregimientos.

El conteo detallado del campesinado es una deuda pendiente

Hasta ahora, el Estado ha realizado 17 censos nacionales de población y ninguno ha


contado con detalle al campesinado. Contrario a lo que afirma el DANE, ni siquiera
el Tercer Censo Nacional Agropecuario lo hizo. Si bien este censo arroja datos muy
relevantes del campo colombiano que no había sido censado por más de cuatro
décadas, ningún análisis técnico de los resultados del censo agropecuario permite
extraer datos sobre la identidad cultural y vida campesina, como lo demuestra
el profesor Carlos Duarte .
De un lado, la unidad de conteo del censo agropecuario no es el sujeto campesino,
sino las unidades de producción agropecuaria (UPAS) . Su puerta de entrada es
entonces la tierra explotada y, solo a través de ella, caracterizó a quienes trabajan la
tierra, los productores agropecuarios. Esto significa que el censo agropecuario no
contó a los campesinos sin tierra, pues si no hay UPA no hay a quien censar; y los
resultados sobre productores agropecuarios no distinguen entre grandes productores
y campesinado, porque no se preguntó.

De otro lado, el radio de acción fueron las áreas rurales dispersas, es decir, los
territorios que no son cabeceras municipales. Por el conflicto armado, buena parte
del campesinado ha sido desarraigado del mundo rural. De ahí deriva que el censo
agropecuario no contó a los campesinos desplazados que viven en áreas urbanas.

Al campesinado sí se le puede contar en el censo poblacional

A diferencia de lo señalado por el DANE, el censo poblacional 2018 puede


técnicamente contar con detalle al campesinado. Como resultado de las
conversaciones entre las organizaciones campesinas y el DANE y el Ministerio del
Interior, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) fue designado
para que realizara una propuesta técnica . Esta entidad estatal hizo su labor y en
febrero de 2017 presentó un concepto sobre el campesinado con siete preguntas, que
comparte elementos del proyecto de declaración universal sobre derechos de los
campesinos, que hoy discute Naciones Unidas.

Las siete preguntas indagan por la identidad cultural campesina, las formas de
organización social, su vida comunitaria, sus actividades productivas y su acceso a
las tierras. Así, la propuesta del ICANH interroga si los entrevistados se
autorreconocen como campesinos; si los predios que trabajan son propios,
arrendados, ocupados de hecho o dados en aparcería; si participan en actividades
comunitarias como mercados o cocina campesina, fiestas o ritos religiosos; si los
oficios que hacen los aprendieron de su familia, amigos, vecinos o la escuela; qué
parte de sus ingresos gastan en autoconsumo o mercados regionales, nacionales o
internacionales; y si pertenecen a alguna Junta de Acción Comunal, Junta de
Colonos o Junta de Acueducto Comunitario.

Es claro entonces que técnicamente pueden formularse preguntas para censar la


identidad y vida campesina. También es evidente cuán necesario es contar con
estadísticas completas y detalladas del campesinado para implementar políticas y
programas a su favor. Las organizaciones campesinas han buscado todas las vías de
diálogo posible para insistir en que el censo poblacional los identifique y caracterice.
No hay lugar a dudas de que el censo nacional de población es la mejor herramienta
para contar a grupos poblacionales. ¿Por qué no incluir preguntas específicas sobre
la identidad cultural y condiciones socioeconómicas del campesinado?

La mayoría de colombianos y colombianas venimos de familias campesinas. Pero


hoy en día le hemos dado la espalda a nuestros orígenes y a la población campesina,
que enfrenta gran exclusión social. Su exclusión corre el riesgo de quedar oculta y
perpetuarse por más de una década si el campesinado no es identificado ni
caracterizado en el censo poblacional 2018.

https://lasillavacia.com/silla-llena/red-rural/historia/para-que-el-campesinado-cuente-tiene-
que-ser-contado-64119

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