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Esta mañana he leído «El relativismo», un artículo publicado por 

David Wong en el Compendio


de ética de Peter Singer. David Wong comienza su artículo hablando de su infancia. Es un
chino-norteamericano de primera generación y vivió en sus propias carnes el choque de
culturas. Tenía una constante confusión con la moral oriental de su casa, basada en un ideal de
vida comunitaria, y la moral occidental de sus amigos estadounidenses, basada en un ideal de
libertad individual. Y así creció el señor Wong, quien en su ensayo nos explica el relativismo
metaético y el relativismo normativo. Yo, por mi parte, no estoy del todo de acuerdo con Mr.
Wong, de modo que me veo en la obligación de criticarlo.

El relativismo metaético, por ser metaético, es una doctrina acerca de la justificación y la


verdad de los juicios morales. Según este punto de vista, dado un juicio moral, su verdad y la
justificación del mismo es relativa a factores sociales, culturales e históricos determinados. El
punto de vista opuesto a este es el universalismo, según el cual la verdad moral y la
justificación de los juicios morales no puede depender de factores sociales, históricos y
culturales. Hay verdades morales universales, aceptables para todos, y los juicios morales se
pueden justificar de forma universalmente válida.

Wong encuentra que las versiones más extremas de relativismo son indefendibles, así que
ofrece su propia versión más moderada. Puesto que la moralidad tiene la función de satisfacer
ciertas necesidades humanas, resolver conflictos de intereses entre varios humanos o los
conflictos de intereses internos de una persona que tiene varios deseos pero que no puede
satisfacerlos todos a la vez, él acepta una versión de relativismo moral metaético que tenga
como limitación esta función de la moralidad. De este modo, cada código moral es verdadero o
válido siempre que satisfaga tales necesidades humanas.

Si se quiere ser relativista desde un punto de vista metaético hay que serlo sin complejos. Yo
lo soy y no pasa nada. Creo que hay una gran diversidad de códigos morales, todos ellos
válidos y verdaderos, entendiendo la validez y la verdad en términos de coherencia, es decir,
que estos códigos morales son coherentes con el resto de creencias, costumbres y demás de
las personas que los suscriben y que regulan sus acciones sobre la base de estos. Y creo
asimismo que cada código moral particular puede ser visto como falso, absurdo, inválido y/o
disparatado solo tomando como punto de referencia otro código moral particular.
El relativismo normativo
Según el punto de vista del relativismo normativo, nadie tiene derecho a juzgar un código
moral particular y mucho menos, nadie debería intentar que los valores de los demás se
adecuen o asemejen a los propios. Esta es la versión extrema de relativismo normativo. Yo no
acepto el relativismo normativo, sin embargo, para David Wong, cualquiera que acepte el
relativismo metaético no puede rechazar el relativismo normativo. Pero él propone una
versión moderada de relativismo normativo, según la cual podríamos formular juicios acerca
de la moral ajena. Sin embargo, la versión más razonable plantea un problema para el
relativista metaético, a saber, el modo de actuar a la luz de tales juicios. Por ejemplo, si
consideramos que un grupo de personas hacen algo moralmente monstruoso, como sacrificios
humanos, está la cuestión de si debemos intervenir o ser tolerantes con esa moral.
Wong, por supuesto, piensa que muchos relativistas metaéticos se verán con el siguiente
problema: a la hora de criticar una moral ajena, si han de actuar en consecuencia tendrán que
poner en juego uno de los valores de la cultura occidental (que está a la base del relativismo
normativo), a saber, la tolerancia hacia las otras morales

El relativismo por David Wong: El relativismo moral es una respuesta común a los conflictos
más profundos a que nos enfrentamos en nuestra vida ética. Asume a menudo la forma de
negación de que exista un único código moral con validez universal, y se expresa como la tesis
de que la moral y la justificabilidad, si existen cosas semejantes, son en cierto modo relativas a
factores cultural e históricamente contingentes. Esta doctrina es el relativismo metaético,
porque versa sobre la relatividad de la verdad moral y de la justificabilidad. Otra especie de
relativismo moral, también una respuesta común a los conflictos morales profundos, es una
doctrina sobre cómo debemos actuar hacia quienes aceptan valores muy diferentes a los
propios. Este relativismo moral normativo afirma que es erróneo juzgar a otras personas que
tienen valores sustancialmente diferentes, o intentar que se adecuen a los nuestros, en razon
de que sus valores son tan validos como los nuestros. Sin embargo, otra respuesta común al
conflicto moral profundo contradice las dos formas principales del relativismo moral. Se trata
de la posición universalista o absolutista de que ambas partes de un conflicto moral no pueden
tener razon por igual, de que solo puede existir una verdad sobre la cuestión de que se trata.
El relativismo metaético: el problema del argumento funcional es que no se justifican
meramente las creencias morales en razon de que son necesarias para la existencia de una
sociedad en su forma actual. Incluso si las instituciones y prácticas de una sociedad
dependiesen decisivamente de aceptar determinadas creencias, la justificabilidad de aquellas
creencias depende de la aceptabilidad moral de las instituciones y prácticas.

El relativismo normativo: la oposición más extrema posible del relativista normativo es que
nadie debería juzgar nunca a otras personas con valores sustancialmente diferentes ni intentar
que se adecuen a los propios valores. El relativismo normativo no es solo una doctrina
filosófica sino una actitud adoptada hacia situaciones moralmente trastornantes. Una versión
más razonable del relativismo normativo tendría que permitirnos formular juicios sobre otras
personas con valores considerablemente diferentes. Incluso si estos valores diferentes están
tan justificados como los nuestros desde una perspectiva neutral, aun tenemos derecho a
llamar malo a lo que va en contra de nuestros valores más importantes. Sin embargo, otra
cuestión es la de que tenemos derecho a hacer a la luz de semejantes juicios. Si suscribimos un
relativismo moral metaético, tenemos que reconocer que habrá casos en que un curso de
acción hacia personas con valores diferentes, deseable por otras razones, violara este rasgo de
nuestra moralidad.
El relativismo ha tenido una mala reputación en algunos ámbitos por asociarse a la falta de
convicción moral.

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