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Confianza
Las personas con una elevada autoestima no
tienen temor al hablar o dirigirse hacia otras
personas. Expresan sus sentimientos y
pensamientos con libertad.
Pensamientos
Una persona cuya autoestima es alta,
tiene pensamientos positivos. Incluso
frente a las dificultades o la adversidad, la
forma en que enfrenta diferentes
situaciones siempre tiene un tinte positivo
logrando así una resolución positiva.
Solidaridad
Una persona con alta autoestima tiene predisposición para
ayudar a otras personas sin sentimientos de crítica hacia
los demás o hacia sí misma. Generalmente son personas
que resaltan las características positivas de otros y de sus
acciones.
Personalidad
Las personalidades con una elevada autoestima se
expresan de forma firme pero sin ánimo de ofensa
hacia los demás. Aceptan sus propias debilidades y
les agrada que otras personas les muestren sus
defectos pero siempre como aporte constructivo y para mejorar ellas mismas, no
como una crítica para socavar su propia estima.
Desafíos
Las personas con alta autoestima buscan desafíos
nuevos e interesantes para alimentar su personalidad.
Huyen del status quo o las rutinas ya que esto les aburre.
En cambio, las personas con baja autoestima necesitan
mantener rutinas establecidas, rígidas y carentes de
cambios ya que estos les producen miedo y éstos
pueden con frecuencia paralizarlos.
Aceptación.
La persona se acepta a sí misma tal y como es,
lo cual no quiere decir que no intente vencer
miedos, conquistar malos hábitos o cambiar, pero
no se siente culpable por ser como es o porque a
otros no les parezca adecuada su manera de
pensar.
Autovaloración.
La persona se considera medianamente apta, con
cosas para ofrecer a los demás y se relaciona con
ellos en condiciones de igualdad y de dignidad.
Apasionamiento.
Es capaz de disfrutar con determinadas
actividades y alegrarse de su propia
existencia, lo cual no significa que viva en
estado de alegría constante. Puede
entristecerse o alegrarse, como
cualquiera, pero frente a estímulos
externos o coyunturas.
Autoestima baja
Coloquialmente se habla de autoestima “baja” (en otras terminologías:
“equivocada”) cuando las personas exhiben alguna de las siguientes conductas:
Autocrítica constante.
La persona se mantiene en un perpetuo estado de
insatisfacción, disminuyendo o viéndole el lado
negativo a todo lo que hace o recibe.
Hipersensibilidad a la crítica.
La persona tolera poco las críticas y se
muestra hostil ante quienes lo cuestionan, y es
fácil de resentirse.
Culpabilidad constante.
La persona es incapaz de perdonarse
errores y se condena eternamente por
ellos.
Defensividad.
La persona reacciona ante la vida como
bajo un constante ataque, y es incapaz
de pactar del todo con el goce de vivir o
la alegría.
Crianza.
El modelo de crianza durante
etapas críticas de la niñez y la
juventud pueden marcar la
diferencia entre una autoestima alta
y una baja. Padres castigadores,
que eduquen a sus hijos en un
sentido de la minusvalía pueden
impedirle a una persona reconocer
sus propios valores.
Eventos traumáticos.
A menudo ocurre que eventos
particularmente dolorosos o humillantes
para un individuo hagan mella en su amor
propio y lo convenzan de ser un individuo
defectuoso, débil o indigno.
Fobias.
A menudo los miedos irracionales pueden incidir en la autovaloración y pesar tanto
en ella que impiden a las personas apreciar el resto de su personalidad.
Dificultades sociales.
La falta de interacción social, o el miedo a los demás, o distintas formas de
aislamiento social y de angustia social, inciden en la percepción del individuo
sobre sí mismo en comparación con los demás, a quienes piensa “normales”.