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CARACTERÍSTICAS DE LA AUTOESTIMA:

La autoestima se puede fortalecer o debilitar. Si el sujeto tiene una personalidad


bien constituida, probablemente tendrá una autoestima alta o positiva. Esta
constitución (aunque se forja a lo largo de toda la vida) tiene sus bases durante la
primera infancia.

Son líderes naturales


La autoestima eleva en gran medida la
capacidad de liderazgo en las personas. A
mayor autoestima mayor liderazgo, dado que
quien se muestra seguro de uno mismo
también proyecta seguridad en los demás.

Se involucran activamente en las


actividades
Cuando estas personas deciden que
van a participar en alguna actividad, lo
hacen en serio, no es solo para pasar
el rato y salir de la rutina… lo hacen
porque de verdad están
comprometidas con esa causa y por lo general quieren invertir en ello sus mejores
esfuerzos para dejar su grano de arena.

Confianza
Las personas con una elevada autoestima no
tienen temor al hablar o dirigirse hacia otras
personas. Expresan sus sentimientos y
pensamientos con libertad.

Pensamientos
Una persona cuya autoestima es alta,
tiene pensamientos positivos. Incluso
frente a las dificultades o la adversidad, la
forma en que enfrenta diferentes
situaciones siempre tiene un tinte positivo
logrando así una resolución positiva.
Solidaridad
Una persona con alta autoestima tiene predisposición para
ayudar a otras personas sin sentimientos de crítica hacia
los demás o hacia sí misma. Generalmente son personas
que resaltan las características positivas de otros y de sus
acciones.

Personalidad
Las personalidades con una elevada autoestima se
expresan de forma firme pero sin ánimo de ofensa
hacia los demás. Aceptan sus propias debilidades y
les agrada que otras personas les muestren sus
defectos pero siempre como aporte constructivo y para mejorar ellas mismas, no
como una crítica para socavar su propia estima.
Desafíos
Las personas con alta autoestima buscan desafíos
nuevos e interesantes para alimentar su personalidad.
Huyen del status quo o las rutinas ya que esto les aburre.
En cambio, las personas con baja autoestima necesitan
mantener rutinas establecidas, rígidas y carentes de
cambios ya que estos les producen miedo y éstos
pueden con frecuencia paralizarlos.

Aceptación.
La persona se acepta a sí misma tal y como es,
lo cual no quiere decir que no intente vencer
miedos, conquistar malos hábitos o cambiar, pero
no se siente culpable por ser como es o porque a
otros no les parezca adecuada su manera de
pensar.

Autovaloración.
La persona se considera medianamente apta, con
cosas para ofrecer a los demás y se relaciona con
ellos en condiciones de igualdad y de dignidad.
Apasionamiento.
Es capaz de disfrutar con determinadas
actividades y alegrarse de su propia
existencia, lo cual no significa que viva en
estado de alegría constante. Puede
entristecerse o alegrarse, como
cualquiera, pero frente a estímulos
externos o coyunturas.

Autoestima baja
Coloquialmente se habla de autoestima “baja” (en otras terminologías:
“equivocada”) cuando las personas exhiben alguna de las siguientes conductas:

Autocrítica constante.
La persona se mantiene en un perpetuo estado de
insatisfacción, disminuyendo o viéndole el lado
negativo a todo lo que hace o recibe.

Hipersensibilidad a la crítica.
La persona tolera poco las críticas y se
muestra hostil ante quienes lo cuestionan, y es
fácil de resentirse.

Deseo compulsivo de complacer.


La persona pone por encima de sus propias
necesidades las de los demás, con tal de recibir
aprobación de ellos, y es incapaz de decir que
no.
Perfeccionismo.
La persona se exige a sí misma
hacer las cosas perfectamente, lo
cual a menudo es imposible, y el
menor fallo representa para ella
una catástrofe.

Culpabilidad constante.
La persona es incapaz de perdonarse
errores y se condena eternamente por
ellos.

Defensividad.
La persona reacciona ante la vida como
bajo un constante ataque, y es incapaz
de pactar del todo con el goce de vivir o
la alegría.

Crianza.
El modelo de crianza durante
etapas críticas de la niñez y la
juventud pueden marcar la
diferencia entre una autoestima alta
y una baja. Padres castigadores,
que eduquen a sus hijos en un
sentido de la minusvalía pueden
impedirle a una persona reconocer
sus propios valores.
Eventos traumáticos.
A menudo ocurre que eventos
particularmente dolorosos o humillantes
para un individuo hagan mella en su amor
propio y lo convenzan de ser un individuo
defectuoso, débil o indigno.

Fobias.
A menudo los miedos irracionales pueden incidir en la autovaloración y pesar tanto
en ella que impiden a las personas apreciar el resto de su personalidad.

Dificultades sociales.
La falta de interacción social, o el miedo a los demás, o distintas formas de
aislamiento social y de angustia social, inciden en la percepción del individuo
sobre sí mismo en comparación con los demás, a quienes piensa “normales”.

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