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Rosas kamikazes Rosas kamikazes

No encontró alivio en nada. Ni siquiera en No encontró alivio en nada. Ni siquiera en


los ojos turquesa de Alejandro que desde no hace los ojos turquesa de Alejandro que desde no hace
muchos días la hacía olvidarse de ella y del mundo. muchos días la hacía olvidarse de ella y del mundo.
Helena buscó menguar su dolor haciendo todo y Helena buscó menguar su dolor haciendo todo y
cuanto le sugerían: tés de manzanilla, compresas cuanto le sugerían: tés de manzanilla, compresas
tibias en el abdomen, infusiones de canela, tibias en el abdomen, infusiones de canela,
albahaca, menta, anís con todo y hojas y flores y albahaca, menta, anís con todo y hojas y flores y
raíces. raíces.
Incluso probó con ingredientes menos perfumados y Incluso probó con ingredientes menos perfumados y
más marrones como el amasijo de remolacha y más marrones como el amasijo de remolacha y
jengibre que la tía Gertrudis le obligó a tragar con la jengibre que la tía Gertrudis le obligó a tragar con la
ayuda amenazante de sus rollizos primos gemelos. ayuda amenazante de sus rollizos primos gemelos.

El padecimiento estomacal de Helena, era El padecimiento estomacal de Helena, era


tan anormal como el hecho de que cuando sus tan anormal como el hecho de que cuando sus
pupilas y las de Alejandro se encontraban de pupilas y las de Alejandro se encontraban de
repente, en un camino estrecho, ella quedaba muda, repente, en un camino estrecho, ella quedaba muda,
entumecida, empalada por el miedo y con los entumecida, empalada por el miedo y con los
zapatos enterrados en el pavimento frío. Era extraño zapatos enterrados en el pavimento frío. Era extraño
porque ella no se sentía así de estática cuando en porque ella no se sentía así de estática cuando en
esos milagros cotidianos, se tropezaba con él por la esos milagros cotidianos, se tropezaba con él por la
calle. calle.
Al contrario. Helena flotaba metros arriba, en un Al contrario. Helena flotaba metros arriba, en un
vaivén delicado, continuamente móvil, mirando la vaivén delicado, continuamente móvil, mirando la
escena de aquella muchachita cobarde y aquel joven escena de aquella muchachita cobarde y aquel joven
confundido. confundido.

Aprovechaba su paseo astral para estudiar el Aprovechaba su paseo astral para estudiar el
remolino de rizos oscuros que coronaba la cabeza remolino de rizos oscuros que coronaba la cabeza
de Alejandro. Luego descendía un poco para buscar de Alejandro. Luego descendía un poco para buscar
el ángulo que le mostrara cómo esos rizos el ángulo que le mostrara cómo esos rizos
bordeaban sus orejas, para después descender por la bordeaban sus orejas, para después descender por la
esquina oblicua de sus cejas negras y alcanzar la esquina oblicua de sus cejas negras y alcanzar la
curva triangular de su quijada firme. Su exploración curva triangular de su quijada firme. Su exploración
se cortaba de repente, cuándo él se cansaba de se cortaba de repente, cuándo él se cansaba de
preguntarle si estaba bien y seguía su camino hacia preguntarle si estaba bien y seguía su camino hacia
quién sabe dónde. quién sabe dónde.

Cuando Alejandro ya iba lejos, Helena regresaba de Cuando Alejandro ya iba lejos, Helena regresaba de
un tirón a su cuerpo y el cólico parecía entonces un tirón a su cuerpo y el cólico parecía entonces
más fuerte. Ella presentía que sus viajes más fuerte. Ella presentía que sus viajes
exploratorios estaban pasándole cuenta de cobro. exploratorios estaban pasándole cuenta de cobro.
Cada vez que la sideral Helena recorría el remolino Cada vez que la sideral Helena recorría el remolino
de rizos oscuros, regresaba a su pequeño cuerpo y de rizos oscuros, regresaba a su pequeño cuerpo y
sentía cómo se enterraba más en su vientre el cólico sentía cómo se enterraba más en su vientre el cólico
terco que le oprimía las entrañas hace días. terco que le oprimía las entrañas hace días.

Quién sabe qué cosas pensaría Alejandro Quién sabe qué cosas pensaría Alejandro
cada vez que se repetía esa escena tan inusual. Sin cada vez que se repetía esa escena tan inusual. Sin
embargo, siempre se detenía frente a ella, como embargo, siempre se detenía frente a ella, como
esperando inútilmente un resultado diferente. Su esperando inútilmente un resultado diferente. Su
expresión imperturbable no podía sugerir si expresión imperturbable no podía sugerir si
disfrutaba o detestaba el peculiar encuentro. disfrutaba o detestaba el peculiar encuentro.

Cierto día, ni el té de manzanilla, ni las Cierto día, ni el té de manzanilla, ni las


compresas tibias en el abdomen, ni las infusiones de compresas tibias en el abdomen, ni las infusiones de
canela, albahaca, menta y anís con todo y hojas y canela, albahaca, menta y anís con todo y hojas y
flores y raíces, pudieron evitar que la tía Gertrudis y flores y raíces, pudieron evitar que la tía Gertrudis y
los gemelos rechonchos acompañaran en una los gemelos rechonchos acompañaran en una
ambulancia a una amarillenta Helena. ambulancia a una amarillenta Helena.

En la sala de urgencias ocurrió algo tan bello En la sala de urgencias ocurrió algo tan bello
como siniestro: cientos, tal vez miles de mariposas como siniestro: cientos, tal vez miles de mariposas
afiladas destrozaron el abdomen de Helena. Los afiladas destrozaron el abdomen de Helena. Los
insectos brotaban de su interior; manaban de su insectos brotaban de su interior; manaban de su
estómago chorros escarlata brillantes de mariposas estómago chorros escarlata brillantes de mariposas
húmedas que atravesaban su piel anémica para húmedas que atravesaban su piel anémica para
escapar del ombligo de la menuda mujer. Alas escapar del ombligo de la menuda mujer. Alas
como navajas salían disparadas de su vientre y se como navajas salían disparadas de su vientre y se
estrellaban contra el techo blanco del hospital. estrellaban contra el techo blanco del hospital.
Helena pensó que esa imagen no podía ser más que Helena pensó que esa imagen no podía ser más que
la de las rosas kamikazes: suicidas inflamadas… tan la de las rosas kamikazes: suicidas inflamadas… tan
valientes… tan cobardes. valientes… tan cobardes.

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