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EL ARTE
DE LA DEFENSA
EN AJEDREZ
Andrew Soltis
Gran Maestro Internacional
EDITORIAL
PAIDOTRIBO
Muntatge 001-223 22/2/06 09:56 Página 2
España México
Argentina
Editorial Paidotribo Editorial Paidotribo México
Les Guixeres Editorial Paidotribo Argentina Pestalozzi, 843
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Primera edición:
ISBN: 84-8019-878-8
Fotocomposición: Editor Service, S.L.
Diagonal, 299 – 08013 Barcelona
Impreso en España por A & M Gràfic
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ÍNDICE
3. Amenazas y restricción................................................................... 79
5. El sacrificio....................................................................................... 139
INTRODUCCIÓN
Qué es la defensa
“El ajedrez es antes que nada un arte”. –Mijaíl Tal.
“El ajedrez es una lucha”. –Emanuel Lasker.
V
eamos una partida rela-
tivamente oscura de un para llegar a la conclusión de que
torneo relativamente os- las blancas tienen un ataque muy
curo: fuerte. Han desarrollado casi to-
das sus piezas, mientras que las
Kljavin – Zhdanov. Campeo- negras sólo han desarrollado una,
nato de Letonia de 1961. 1 e4 c6 2 el alfil de rey, que se estrella con-
¤c3 d5 3 ¤f3 g6 4 d4 ¥g7 5 h3 tra un muro. El flanco de dama
a6?! 6 ¥f4 ¤f6?! 7 e5 ¤g8 8 £d2 negro está lleno de agujeros en
b5 9 ¥e2 h6 10 0-0-0 e6. las casillas oscuras y el alfil de da-
ma está encerrado. Podría vatici-
narse un rápido ataque de mate,
8
diría usted. Y, desde luego, ten-
7 dría razón:
6 11 g4 ¤d7 12 ¥g3 ¥f8! 13
5 ¦df1 ¤b6 14 ¤d1 a5 15 ¤e1 b4
4
16 ¤d3 ¤c4 17 £e1 £b6 18 b3
£xd4 19 bxc4 £a1+ 20 ¢d2 dxc4
3
21 ¤f4 £xa2 22 ¢e3 ¥b7 23 £d2
2
g5 24 ¤h5 c3 25 £d3 ¦d8 26 £e4
1 ¥c5+ 27 ¢f3 ¦d4 28 £e3 £d5+,
a b c d e f g h y sigue mate.
5
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Sin embargo, fueron las negras dores no saben por qué han per-
las que dieron mate. Y en menos dido una determinada partida. Lo
de 20 jugadas a partir de la posi- normal es que nos quejemos de
ción del diagrama. Lo cierto es una omisión, una jugada sorpren-
que con una buena comprensión dente, una concepción errónea,
del juego defensivo, el resultado cuando la razón no se halla en
de la partida no debe sorprender una sola jugada, sino en toda una
en absoluto. Pero esa compren- serie de errores: errores de acti-
sión es el conocimiento más difí- tud, errores de estrategia y erro-
cil de adquirir en ajedrez. res tácticos. Pero lo curioso es
Considere por un momento que la mayoría de los libros de
los libros de aprendizaje que ha ajedrez se escriben para ayudar al
leído. Unos cuantos le dicen có- potencial vencedor a entender
mo lograr la iniciativa en la aper- por qué ha ganado.
tura. Otros explican cómo con- El objetivo de este libro es po-
vertir la iniciativa en una ventaja ner de relieve las tácticas y princi-
sólida durante el medio juego. pios defensivos, y explorar su po-
Los libros sobre el final se ocu- sible aplicación a situaciones
pan de la última fase de la partida típicas de partida. Podríamos defi-
y describen cómo la ventaja tan- nir la defensa como la protección
gible se transforma en un margen de las debilidades, que puede sig-
decisivo que fuerza el mate o la nificar, por ejemplo, rechazar el
rendición del adversario. ataque a la desesperada de un ri-
El problema tiene dos caras: val estratégicamente vencido.
1) Por cada jugador que tiene la Puede significar proteger debili-
iniciativa, el ataque o ventaja ma- dades crónicas tanto y tan tenaz-
terial, hay otro jugador –su rival– mente que una posición “desespe-
que trata de reducir esa ventaja y rada” acabe por sostenerse. Puede
de cambiar las tornas, y 2) la ma- significar distraer la atención del
yoría de las partidas de ajedrez rival de sus debilidades, mediante
no se ganan: se pierden. Es decir, la creación de contrajuego en una
que con un juego preciso hasta posición equilibrada.
posiciones muy malas pueden lle- La defensa es impopular por-
gar a salvarse. Se requieren varios que atacar es más divertido. No
errores para perder. obstante, mejorar la capacidad
Hay muy poca literatura aje- defensiva mejorará todo su juego
drecística que le explique al juga- mucho más que asimilar una nue-
dor en progresión cómo puede va apertura o algunos trucos en
moderar la ventaja de su opositor un final de torres y peones. Siem-
y eludir la derrota. Muchos juga- pre habrá posiciones en las que
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QUÉ ES LA DEFENSA 7
5 8
4 7
3 6
2 5
1 4
a b c d e f g h 3
2
En esta posición, de la partida 1
Nikolái Riumin – Borís Verlinski; a b c d e f g h
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QUÉ ES LA DEFENSA 9
QUÉ ES LA DEFENSA 11
QUÉ ES LA DEFENSA 13
2 1 e4 c5 2 ¤f3 e6 3 d4 cxd4 4
1
¤xd4 a6 5 ¤c3 £c7 6 ¥d3 ¤c6 7
a b c d e f g h
¥e3 ¤f6 8 0-0 ¤xd4 9 ¥xd4 ¥c5
10 ¥xc5 £xc5 11 £e2 d6 12 a4?!
¥d7 13 ¢h1 e5! 14 f4 ¦c8 15
das a jugarlo, en virtud de la regla ¦ae1 0-0 16 f5 ¥c6 17 ¦f3!
“pieza tocada, pieza jugada”, la
única explicación para 10 ¢d1 es
8
que induce a las negras a un con-
7
traataque precipitado con ...f5.
Eso es precisamente lo que hizo el 6
QUÉ ES LA DEFENSA 15
2
24 ... ¦fe8!
1
Las negras se apoderan de lí-
a b c d e f g h
neas abiertas a la par que le dan al
rey una casilla de escape. Que es-
Esta jugada restrictiva man- to es vital para la victoria lo pone
tiene inmovilizados a dama y de manifiesto una variante indi-
caballo blancos, por lo que de- cada por el analista soviético
fiende indirectamente el punto Fridshtein: 25 ¦3g3!, y ahora 25 ...
‘g7’. La conexión de ideas de- ¢f8! 26 ¦xg7 ¦xe4 27 ¦g8+ ¢e7
fensivas no es infrecuente en 28 ¦xc8 £c1!!, sobrecarga la da-
una partida compleja. La jugada ma blanca, debido a la amenaza
de dama es necesaria porque, a de mate en la primera fila.
pesar del excelente juego des-
plegado hasta aquí por las ne- 25 c3 ...
gras, podrían haberlo estropea-
do todo con 22 ... £b6, a lo que Esta jugada tramposa cierra el
seguiría 23 £xh6!! gxh6 24 camino de la dama negra al flan-
¦g4+ ¢h7 25 f6+ y mate. co de rey, y amenaza de nuevo 26
¦xg7+. ¿Cómo deben defenderse
23 ¦g4! e4! las negras?
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CAPÍTULO 1
El espíritu de la defensa
U
na de las razones por las
que la defensa es el as- otro maestro trató de descubrir
pecto peor entendido los resquicios en los principios ge-
del ajedrez es la ausencia de prin- nerales del ataque, apenas nos de-
cipios generales que puedan jó legado teórico alguno al res-
guiar al estudiante. Como es sabi- pecto. Pero sí nos legó un espíritu
do, existen reglas de oro institui- y una filosofía de la defensa.
das para casi todas las demás si- Antes de detenernos en los
tuaciones de la partida (“en el motivos tácticos y temas estraté-
final, los peones pasados deben gicos de la defensa, es importante
avanzarse”, “evite perder tiempo hacer balance de las actitudes
en la apertura”, “el atacante ne- mentales que pueden ocupar el
cesita líneas abiertas”, y así suce- lugar de los principios generales.
sivamente), pero los grandes de- Para una buena defensa, la acti-
fensores nos han dejado muy tud es tan esencial como cual-
pocos preceptos técnicos que quier otro elemento. Algunos ju-
puedan orientarnos. gadores quedan derrotados desde
Steinitz y Lasker, a pesar de su el momento en que pierden la ini-
atención sobre la naturaleza elás- ciativa: se desaniman cuando
tica de las posiciones defensivas, comprueban que ya no pueden
mostraron principalmente, como seguir atacando. Otros sobresalen
instructores, su preocupación por en la defensa porque se la toman
la explotación de las debilidades. como un reto personal, que inclu-
17
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EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 19
EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 21
EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 23
JUGADAS VALIENTES
Y JUGADAS FEAS Esta posición se produjo en
una partida yugoslava disputada
Puesto que nos encontramos en 1970, en la que se planteó una
estudiando el tema de la actitud variante muy teórica de la Sicilia-
mental adecuada, uno de los ele- na Dragón: 1 e4 c5 2 ¤f3 d6 3 d4
mentos más importantes que de- cxd4 4 ¤xd4 ¤f6 5 ¤c3 g6 6 ¥e3
ben integrar esa actitud es la dis- ¥g7 7 f3 ¤c6 8 £d2 0-0 9 ¥c4
posición a efectuar jugadas que £a5 10 ¥b3 ¥d7 11 0-0-0 ¤e5 12
parezcan feas, si no suicidas. La ¢b1 ¦fc8 13 h4 b5 14 ¥h6 ¥xh6
tentación que siempre acecha es 15 £xh6 ¦xc3 16 bxc3 £xc3 17
jugar seguro mediante jugadas ¤e2 £c5 18 ¤f4 a5 19 h5 a4 20
que a la vista sean más tranquilas ¤xg6 ¤xg6 21 ¦d5 £a3 22 hxg6.
y menos etéreas. Pero las jugadas La primera impresión es que
“feas” de doble filo a menudo son las negras pueden hacer caso
las mejores –y, a veces, incluso las omiso tranquilamente a la crisis
únicas– en una posición dada. Los del flanco de rey con 22 ... axb3, y
requerimientos tácticos de la po- si las blancas juegan 23 gxh7+, el
sición –aquellos que constituyen rey negro puede ocultarse en ‘h8’.
excepciones a las reglas generales Pero, tras una inspección más
de seguridad– pueden dictar una detenida, las negras descubrieron
rápida retirada de piezas bien de- el bonito mate forzado 23 gxh7+
sarrolladas, o una marcha forzada ¢h8 24 £g7+!! ¢xg7 25 h8£+!
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EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 25
EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 27
y acabaron ganando un largo fi- va. Si 25 ¢e2, las negras ganan to-
nal. mando, simplemente, la torre de
A veces, en situaciones deses- ‘e1’. De modo que las blancas ju-
peradas, la mejor posibilidad garon la provocadora 25 ¢d3!?
práctica puede ser tratar de con- Las negras recogieron el guan-
fundir a nuestro rival de turno con te mediante 25 ... ¤b4+ 26 ¢c4
un avance de rey. Nuestro adver- ¥g7!, con amenaza de jaques en
sario, que puede ganar de varias ‘b5’ y ‘c3’. Si las blancas capturan
maneras sencillas, trata entonces el caballo con el rey, reciben mate
de buscar el bonito mate que de- con ...£c3+ y ...£a5++. Siguió: 27
be existir por algún lado. El de- ¤d4 ¤d5! 28 ¦xe6+! ¥xe6 29
fensor está utilizando, en tal caso, ¤xe6 ¤e3+ 30 ¢c5.
un arma psicológica: el deseo de El juego de las negras ha sido
todo ajedrecista de jugar partidas soberbio, y ahora sólo tienen que
bonitas. Lo cierto es que, aun en atender al peligro de £g6+ y d7+.
el caso de que el mate existiera, el Desde el punto de vista de las
atacante debe descubrirlo. blancas, la posición es tan deses-
perada que su incursión de rey es
tan válida como cualquier otra
8
posibilidad. El remate “normal”
7 de la partida debería haber sido
6 30 ... £e5+ y 31 ... £xe6, después
5 de lo cual las blancas tendrían
4
dos piezas menos y se encontrarí-
an amenazadas de mate.
3
Sin embargo, en apuros de
2
tiempo, Barden seguía buscando
1 un mate bonito, así que jugó 30 ...
a b c d e f g h £c3+?? 31 ¢b6 ¤xd1, omitiendo
la réplica 32 ¤xg7+ ¢d7 33
Esta posición se produjo en la ¤e8+!, y después de 33 ... ¢e6 34
partida John Eric Littlewood – £e7+ ¢d5 35 ¤c7+ ¢d4 36
Leonhard William Barden; 4ª par- £g7+ ¢e4 37 £xf8, las blancas
tida del Torneo de Hastings (In- recuperaron la torre y su rival só-
glaterra), 1961-1962, y las cosas lo consiguió postergar lo inevita-
no pueden ser más feas para las ble con unos cuantos jaques. La
blancas, que han sacrificado pieza derrota de las negras sólo es im-
por un ataque comerciante. Pero putable a la confusión creada por
un sacrificio de calidad ha dado a las blancas con la marcha de su
las negras una tremenda iniciati- rey.
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EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 29
EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 31
¦a3 a4! 27 ¦c3 ¦fb8 28 ¦c2 £c7 teoría al menos, disfrutar de algún
29 ¦b2 a3! 30 ¦bb1 £g7! 31 tipo de ventaja en la posición que
¦xb8+ ¦xb8 32 £a5 £d4+ 33 justifique el ataque. Esa ventaja
¢h1 £xd3 34 £c7 ¦b1 35 £d8+ puede ser debilidad en el flanco de
¢f7, y las blancas se rindieron. rey en campo enemigo, ventaja
de espacio o ventaja de desarrollo
en algún sector. Por supuesto, esta
SANGRE FRÍA justificación no garantiza por sí so-
EN LA BATALLA la el éxito del ataque, pero es una
premisa necesaria para cualquier
También fue Steinitz el primer ataque fundado.
gran jugador que vivió la transi- Por consiguiente, el defensor
ción de joven maestro del ataque puede decirse a sí mismo que si
a maduro maestro de la defensa. su rival ataca, en una posición en
Puesto que era, además, uno de la que no tiene superioridad al-
los grandes pensadores del aje- guna, ese ataque está condenado
drez, se preguntó a sí mismo qué al fracaso ante una defensa pre-
era lo que hacia que un ataque cisa. “Quiere ganarme con un
tuviese éxito. No se trataba sólo ataque falso”, puede decirse us-
del genio de un jugador en la eje- ted para sí, sabiendo que puede
cución del ataque o de falta de refutar sus amenazas con res-
habilidad por parte del defensor. puestas exactas.
Incluso contra la mejor defensa He aquí un ejemplo del propio
muchos ataques logran grandes Steinitz en el que aplica su regla
ventajas. de oro –depositando, por tanto,
En consecuencia, Steinitz con- una fe absoluta en que su posi-
cluyó que debía haber alguna for- ción es defendible– contra Zu-
ma de superioridad en manos del kertort, en su enfrentamiento de
atacante antes de efectuar la pri- 1886.
mera jugada de ataque. Un ata-
que contra la posición sólida de 8
EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 33
tiene sentido calcular cada va- ¦e1!, una excelente jugada sim-
riante posible. El defensor asume plificadora que se puede evitar si
que puede tratar de hacer la me- otorgar a las blancas un mejor
jor jugada en cada turno: sólo una juego defensivo. Por ejemplo: 31
cada vez. ... ¦b8 32 £d1 ¤g4 33 £f3.
La posición siguiente corres- Matanovic jugó la precisa 31 ...
ponde a la partida Robert James ¦xe1+ 32 ¥xe1 ¥c5, y Fischer tu-
Fischer – Aleksandar Matanovic; vo que asumir la pérdida de su
Bled (Eslovenia), 1961. Además importante peón protector de g,
del peligro evidente que para las A 33 £xc4 siguió 33 ... £xg3+ 34
blancas supone las activas piezas ¢f1 £h3+ 35 ¢e2 £h5+ 36 ¢f1
negras, existía la presión adicio- £h1+ 37 ¢e2 £h5+ 38 ¢f1 y, fi-
nal de que Fischer encabezaba nalmente, 38 ... ¥f8. Las negras
uno de sus primeros torneos ver- siguen teniendo una partida ga-
daderamente fuertes. nada, aunque en la secuencia an-
terior disponían de mejores ja-
8 ques de dama. Pero después de 39
7 £xa6!, Matanovic omitió 39 ...
6 £f3! (por ejemplo: 40 ¢g1 £g4+
5
41 ¢f1 ¤h5) y permitió una nue-
va simplificación, 39 ... ¤xd5 40
4
¤xd5 £xd5 41 a4, y el peón pasa-
3
do blanco adquirió gran fuerza.
2 Desde este momento, es de supo-
1 ner que las blancas viesen que su
a b c d e f g h rey podía ser jaqueado hasta el
día del Juicio Final, pero que eso
Pero, aun con blancas, estaba no mejoraría las perspectivas de
siendo superado, lo que se puso victoria de las negras.
de evidencia después de 30 ... La secuencia crítica llegó tras
£xh3!, que invalida 31 £xb4, a 41 ... f5 42 ¥c3 f4 43 £f6 £h1+ 44
causa de 31 ... ¤g4. ¢e2 £e4+ 45 ¢d2 f3 46 £h8+
De repente, las blancas tienen ¢f7, y ahora no 47 £xh7+?? ¢e8,
un peón menos, en una posición después de lo cual es decisiva la
muy dispersa, y pueden contar amenaza de un jaque de dama en
con ser despachadas en una doce- ‘e2’, sino 47 £f6+! ¢e8 48 £e5+!!,
na de jugadas. Pero una partida que consigue las tablas: 48 ... £xe5
sólo se puede perder una vez. Si 49 ¥xe5 ¥c5 50 ¢d3! g5 (o 50 ...
está perdida, no hay nada que ha- ¥xf2 51 ¢e4!, y se elimina el peón
cer. Fischer jugó fríamente 31 de ‘f3’) 51 ¢e4 g4 52 ¥g3 h5 (de
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EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 35
6
LA GRACIA SALVADORA 5
4
Los jugadores de ajedrez no
3
tienen la reputación de creer en
la salvación divina. Pero ante el 2
puede beneficiarse de la fe en la a b c d e f g h
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EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 37
lav Filip, en el Torneo Interzonal garse tan increíble que nunca de-
de 1958. Puede que la natural 28 ja de asombrarnos. Consideremos
¥e3 permitiese resistir en el final la siguiente posición de Tal:
tras un doble cambio de torres.
Pero Tal jugó 28 ¥xh6!? gxh6 29
8
£xe5, una opción objetivamente
inferior, pero tal vez la mejor ten- 7
tativa práctica. 6
Su rival siguió 29 ... ¥e7 30 5
¦d4! ¦xd4 31 cxd4 ¢h7, y Tal res- 4
pondió 32 ¦d1, pero si Filip hu-
3
biese profundizado más, habría
2
descubierto no sólo una defensa
salvadora, ¡sino ganadora!: 32 ... 1
EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 39
2
13 ... ¤xc5
14 ¤e5 ¤fd7
1
15 ¤gxf7 ¤xe5
a b c d e f g h
16 ¤xe5 £g5+
17 f4! ...
7 24 £d7+ ¢g8
6 25 ¥d3 £g4
5 26 h3 £g5
4 27 £xe6+? ...
3
“El amor al jaque” es aquí
2
condenable. 27 ¦hf1! ofrecía muy
1 buenas perspectivas a las blancas:
a b c d e f g h 27 ... ¦h7? 28 £xe6+, o bien 27 ...
¥g7 28 £xe6+ ¢h7 29 h4.
22 ... ¢f7
23 £c6 ... 27 ... ¥f7
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EL ESPÍRITU DE LA DEFENSA 41
CAPÍTULO 2
L
as armas del ataque, tales
como el sacrificio, la rup- rias.
tura de peones para abrir 7) Maniobra y reagrupamiento.
líneas, la clavada y el ataque do- 8) Rotura del frente de ataque.
ble, son bien conocidas. Cada ma- 9) Establecimiento de un punto
nual de iniciación explica, al me- fuerte en el centro.
nos, algunas de ellas. Las armas
de la defensa, sin embargo, han
tenido siempre una mala prensa. LÍNEAS ABIERTAS
El defensor dispone de un buen
número de bazas a su favor, pero Las líneas abiertas son los ca-
resultan mucho menos familiares nales del ataque. Si el jugador con
que las del atacante. En este capí- la iniciativa tiene un acceso in-
tulo examinaremos las siguientes: cuestionable a esas avenidas, pue-
de trazar su propio plan. “El ata-
1) Conservación de las líneas de que se juega solo”, como suelen
ataque cerradas o bajo control. decir los comentaristas. La táctica
2) Refuerzo de debilidades. para el éxito se sugiere por sí mis-
3) Cambio de piezas para forzar ma. El defensor debería, por tan-
un final. to, tratar de hacer una de estas
4) Eliminación de la pieza ata- tres cosas: a) bloquear, b) dispu-
cante más fuerte. tar, c) paliar el efecto de las líneas
5) Alivio de la presión. abiertas del atacante. Una cuarta
43
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gada 12ª fue lanzar un ataque a la ... gxh5 20 ¦xh5. Pero Larsen optó
bayoneta en regla en el flanco de inteligentemente por 19 ... ¤xd4
rey, lo que significa que debía ju- 20 ¤xd4 g5!! 21 ¥xg5 ¥xg5 22
gar g5 y h5, para abrir líneas con £xg5 h6 23 £g4 ¦f7, después de
g6 ó h6. En realidad, muchas lo cual su flanco de rey quedó fir-
otras partidas han demostrado me como la roca. Las blancas ya
que es mejor para las blancas ju- no pudieron impedir el avance
gar 12 g5!, seguido de un ataque ...a4 y su posición pronto se vino
directo de piezas, como ¦hg1-g3- abajo: 24 ¦hg1 a4! 25 bxa4 e5 26
h3 y £h5. En este caso, un ataque ¤e6 £c4, y ganaron pieza.
de piezas es más preciso que una Un último ejemplo sobre el te-
avalancha de peones. ma de anticipación a la apertura
En el diagrama vemos que las de líneas es la partida Marvin Pal-
negras jugarán ...a5-a4, abrirán mer – Samuel Herman Res-
irremisiblemente la columna a a hevsky; Detroit (EE. UU), 1933,
su favor. Las blancas podían evi- que comenzó así:
tar este peligro concreto reto- 1 d4 ¤f6 2 c4 g6 3 ¤c3 ¥g7 4
mando, en la jugada 17ª, con el ca- e4 d6 5 ¤f3 0-0 6 h3 ¤fd7?! 7
ballo. Pero también en ese caso ¥e3 c5 8 £d2 ¤c6? 9 d5 ¤ce5 10
las negras continuarían ...a5-a4, ¤xe5 ¤xe5 11 ¥h6 f6! 12 ¥e2
con un tiempo por delante del ¥d7 13 h4 £c8 14 f3 a6 15 g4?!
ataque blanco en el flanco de rey, b5 16 ¢f2? bxc4 17 ¥xg7 ¢xg7
aunque ambas formaciones de 18 ¦ag1.
peones serían muy similares.
Fischer admitiría que 18 h5 es 8
demasiado lento. Por ejemplo: 18
7
... a4 19 bxa4 ¦xa4. Si las blancas,
6
eventualmente, juegan g6, las ne-
gras podrían obviarlo, porque tras 5
que puede servir como un “peón Tal y como fueron las cosas,
grande” en su nueva función. Zukertort trató de poner en mar-
Puede ser una pieza fuerte por sí cha un ataque con 18 ¥a2? ¤e7!
misma y además servir para re- 19 £d2 (con la potencial amena-
mendar casillas que han sido de- za 20 ¤d5) 19 ... £a6 20 ¥g5 ¤f5
bilitadas por el avance de un pe- 21 g4?, pero las negras lograron
ón. La pieza reparadora no debe una posición ganadora después
malgastarse, como recomienda de 21 ... ¤xd4! 22 ¤xd4 e5 23
nuestra regla de economía. ¤d5 ¦xc1 24 £xc1 exd4 25 ¦xd4
Sigue un nuevo ejemplo, que ¤xd5 26 ¦xd5 ¦xd5 27 ¥xd5
procede de la victoria más famosa £e2!
de Steinitz en el Campeonato
Mundial (contra Zukertort, San
Luis, 1886). Después de 1 d4 d5 2 EL CAMBIO
c4 e6 3 ¤c3 ¤f6 4 e3 c5 5 ¤f3
¤c6 6 a3 dxc4 7 ¥xc4 cxd4 8 exd4 Cambiar piezas es el recurso
¥e7 9 0-0 0-0 10 ¥e3 ¥d7 11 defensivo más evidente y conoci-
£d3, Zukertort está iniciando una do. Con menos piezas sobre el ta-
formación familiar de ataque de- blero –y, sobre todo, con menos
trás del péon de d aislado. La for- peones– se alivia la tarea del de-
mación normalmente comprende fensor, porque se atenúa la pre-
las jugadas ¥g5, ¤e5 y ¥a2-b1, sión en sus debilidades.
con las torres dispuestas en ‘c1’ y Con un cambio forzado pue-
‘e1’. Las negras respondieron pre- den erradicarse a menudo todos
sionando al peón de d y al flanco los peligros de la posición.
de dama: 11 ... ¦c8 12 ¦ac1 £a5
13 ¥a2 ¦fd8 14 ¦fe1 ¥e8. 8
Ahora las blancas dirigieron 7
su atención hacia el punto ‘h7’
6
con 15 ¥b1. Steinitz podía habér-
5
selo pensado dos veces, antes de
debilitar sus casillas negras, pero 4
te descoordinadas. a b c d e f g h
¥b7 5 ¥g5 ¥e7 6 e3 0-0 (aquí era Así, con un inteligente recur-
posible desembarazarse de inme- so, 13 ... ¤e8!, el juego de las ne-
diato de la clavada, con 6 ... ¤e4, gras se aviva considerablemente.
pero las negras buscan un juego En la partida, las blancas jugaron
más agudo) 7 ¥d3 c5 8 0-0 ¤c6?! 14 £e7!?, y después de 14 ...
9 d5! ¤b4 10 d6 ¥xd6 11 ¥xh7+ £xe7 15 ¥xe7 ¦g8, sólo queda-
¢xh7 12 £xd6 ¥xf3 13 gxf3. ron con una ligera ventaja.
La última secuencia de juga- Otra versión del tema de la
das parece haber ayudado a las desclavada se produce en la Aper-
blancas, que pueden presionar ya tura Cuatro Caballos: 1 e4 e5 2
el peón retrasado de ‘d7’. Esta ¤f3 ¤c6 3 ¤c3 ¤f6 4 ¥b5 ¥b4 5
presión es más acuciante por la 0-0 0-0 6 d3 ¥xc3 7 bxc3 £e7 8
clavada del alfil de ‘g5’, que las ¦e1 d6 9 ¥g5 ¤d8! 10 d4 ¤e6 11
negras no pueden expulsar, con ¥c1. Ésta es la variante conocida
...h6, porque este peón ya no exis- como desclavada de Metger, que
te. De modo que si no hacen algo trata de expulsar el alfil de dama
inmediato, pueden verse forzadas blanco de la diagonal ‘h4’-‘d8’,
a una permanente pasividad des- con una maniobra del caballo ne-
pués de 14 ¦ad1. gro. Obsérvese que si 11 ¥h4, las
En consecuencia, Larsen bus- negras vuelven a desclavarse con
có y descubrió una solución tácti- 11 ... ¤f4 y 12 ... ¤g6.
ca que resolviese su problema: 13 Esta apertura vivió una época
... ¤e8! Una de las claves de esta de popularidad, a causa de que
jugada es que tanto si 14 £g3, co- las blancas quedaban con la pare-
mo si 14 £f4, las negras pueden ja de alfiles. Sin embargo, a co-
rechazar el alfil con 14 ... f6. Esto mienzos del siglo XX, empezó a
lleva a considerar dos sacrificios considerarse dudoso que los dos
de calidad planteados con la reti- alfiles superasen el dominio de
rada del caballo. Después de 14 las negras en las casillas centrales.
£xf8 £xg5+ 15 ¢h1 £h5 16 ¦g1 Resulta interesante, a nuestros fi-
£xf3+ 17 ¦g2 g6 y ...¤d3, las pie- nes, seguir el desarrollo de la par-
zas negras son muy activas en el tida en 1941 entre los grandes
medio juego, y, por otra parte, des- maestros Bondarevski y Lilient-
pués de 14 ¥xd8 ¤xd6 15 ¥e7 hal, que demuestra lo que sucede
¤xc4 16 ¥xf8 ¦xf8, las negras cuando, en virtud de un juego de-
tienen buenas perspectivas en el ficiente por parte de las negras,
final, con un peón por la calidad y las blancas establecen una clava-
un centro fuerte. La conclusión es da fuerte en el flanco de rey:
que en estas dos variantes las po- 11 ... c5! 12 ¥f1 (12 dxe5 dxe5
sibilidades tienden a equilibrarse. 13 ¤xe5 ¤c7!) 12 ... ¦d8? 13 g3
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 58
£c7? 14 d5! ¤f8 15 ¤h4 ¤g6 16 en el punto fuerte de ‘e5’. Pero las
¥g5 ¤xh4 17 ¥xh4 £e7 18 f4 h6 blancas optaron por la inespera-
19 ¥g2. da 22 e5!, que originó un medio
juego muy difícil después de 22 ...
8 ¤xe5 23 £h5 hxg5 24 ¥xg5 f6 25
7
¥h4 £g7 26 ¥g3 ¥g4 27 £h4
¢f7! (amenaza ...¦h8), pero que
6
rápidamente se decantó a favor
5
de las negras.
4 Estos ejemplos demuestran
3 que hay métodos tácticos y mecá-
2 nicos para desclavar piezas y ali-
1
viar así la presión. Las clavadas,
a b c d e f g h
por supuesto, no son el único tipo
de presión que el defensor trata
de aliviar, pero se encuentran en-
Es evidente la ventaja de las tre los mecanismos más fáciles de
blancas, que se disponen a incre- entender. Además de la clavada,
mentar la presión doblando torres el defensor debe preocuparse por
en la columna f, con el caballo de un adversario que emplee la ven-
‘f6’ como objetivo, convertido en taja de espacio para exprimir la
un punto débil gracias a la clava- posición o, como diría Arthur Bis-
da. Afortunadamente, las negras guier, para “dar un buen masaje”
habían preparado una interesante a su rival. Pero, una vez más, el
respuesta táctica: 19 ... exf4 20 defensor puede consolarse con la
gxf4 g5! La idea es invertir la cla- idea de que lo normal es que el
vada después de 21 fxg5 ¤g4!, se- agresor pague un precio por ese
guido de ...¤e5-g6. Lo mejor para tipo de presión.
las blancas era, en realidad, 21 En el Torneo de Candidatos
¥g3, a fin de poder explotar sus de 1953, Miguel Najdorf logró
opciones en el flanco de rey tras presionar el flanco de dama, en
21 ... gxf4 22 ¥xf4 ¤g4 23 h3 £f6 su partida contra Yuri Averbaj,
24 ¦f1 ¤e5 25 £h5. con una idea nueva de apertura,
Bondarevski, sin embargo, ju- aunque de doble filo: 1 c4 ¤f6 2
gó 21 fxg5 y después de 21 ... ¤g4 ¤f3 e6 3 g3 b6 4 ¥g2 ¥b7 5 0-0
pudo convencerse de que las ne- ¥e7 6 d4 0-0 7 ¤c3 ¤e4 8 £c2
gras podían librarse de la clavada ¤xc3 9 bxc3?! ¤c6 10 ¤e5. La
con ...¤e5-g6. En la posición re- idea de la infrecuente novena ju-
sultante las negras quedarían me- gada blanca es reforzar el centro
jor, debido a la fuerza del caballo con un peón extra, aun a costa de
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juegan ...f5 para restringir la línea acto cuando Kotov jugó 17 ...
de acción del alfil blanco. Por ¤a5! Pero también 17 £b3 ¥xh4
ejemplo: 1 e4 e6 2 d4 d5 3 ¤c3 18 £xd5+ ¢h8 hubiera sido muy
¤f6 4 ¥g5 ¥e7 5 ¥xf6 ¥xf6 6 e5 malo para él, porque si 19 £xc5,
¥e7 7 £g4 0-0 8 ¥d3, y ahora 8 ... las negras darían mate con 19 ...
f5! obliga a las blancas a abrir la ¥h5, 20 ... ¦ae8 y ...¦f6-g6.
posición, lo que facilita el desa- Por ruptura del frente de ata-
rrollo del rival (que conserva la que entendemos la dislocación de
pareja de alfiles) con 9 exf6, o ga- la formación de peones enemiga
rantiza contrajuego con 9 £h3 c5 antes de que ésta entre en contac-
10 dxc5 ¤d7! 11 f4 ¤xc5 (12 0-0- to con las propias líneas defensi-
0 b5!?). El alfil de rey blanco ya vas. Esta idea estratégica puede
no ataca el flanco de rey. resultar muy sutil si ambos ban-
Otro método es dislocar la cu- dos aprecian el peligro. El incen-
ña de peones por medios tácticos. tivo, en muchas partidas moder-
Me viene a la memoria la partida nas, es para el jugador que ataca
entre Tigrán Petrosián y Alexán- en el sector en que tiene prepon-
der Kotov, de un torneo soviético, derancia material y la ventaja que
en 1956. Comenzó así: 1 e4 c5 2 le confiere la estructura de peo-
¤f3 d6 3 c3 ¤f6 4 ¥d3 ¤c6 5 nes. Para conseguir esto, el juga-
¥c2 ¥g4 6 d3 e6 7 ¤bd2 ¥e7 8 dor debe avanzar algunos de sus
h3 ¥h5 9 £e2 d5 10 a3 £c7 11 0- peones. Pero si lo hace, puede
0 0-0 12 g4!? ¥g6 13 ¤h4, y ahora verse abocado al tipo de ruptura
las negras han encontrado un de- que se produjo en esta partida del
talle táctico en la última jugada Torneo de Candidatos de 1968:
blanca: 13 ... ¤xg4!! 14 £xg4 f5, y 1 e4 c5 2 ¤c3 d6 3 g3 g6 4 ¥g2
las negras recuperan la pieza con ¥g7 5 d3 ¤c6 6 f4 e6 7 ¤f3 ¤ge7
ventaja, pues incluso en la mejor 8 0-0 0-0 9 ¥d2 ¦b8, y ahora am-
variante, 15 £g3 f4 16 £g4 ¤e5 bos bandos se disponen a em-
17 £xe6+ ¥f7 18 £f5 ¥xh4 19 prender acciones en el ala de da-
£xf4 £e7, el frente de peones ma. 10 ¦b1 b5 11 a3.
blanco del ala de rey ha quedado
(D)
demolido y es vulnerable a un
ataque fuerte. Las negras (Larsen) pueden
Petrosián jugó 15 exf5? exf5 haber concluido que las blancas
16 £a4 ¥e8 17 ¤hf3?, creyendo (Spasski) se preparaban para mi-
que podría sacrificar su dama a nar el flanco de dama con 12 b4.
cambio de buena compensación, Precisamente con esta idea había
por ejemplo, tras 17 ... ¤d4 18 ganado Vasili Smíslov, dos déca-
cxd4. Sin embargo, se rindió en el das atrás, numerosas partidas. A
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3
28 ... ¢g8
2
29 £e2 ...
1
2 20 ... ¦ac8!
1 21 cxd5? £xc1+!
a b c d e f g h
Las negras logran bastante
más que una simple compensa-
Esta jugada con tanta clase ción material por la dama y la vic-
obedece a dos fines. El primero es toria es mecánica:
que si 18 £xh7, las blancas perde- 22 ¥xc1 ¦xc1+ 23 ¢f2 ¥xd4+
rían la dama con 18 ... ¦h8. De es- 24 ¢f3 exd5 25 £xh7+ ¥g7 26
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¦g3 ¤e7 27 ¦xg6 (de otro modo, 34 £xf5 ¤e7 35 £h7+ ¢f8 36 g4
27 ... ¦h8!) 27 ... ¤xg6 28 £h5 ¥g7 37 ¢f2 d4 38 g5 ¢e8 39 ¥e2
¥xb2 29 ¥d3 ¢g7 30 g3 ¦c3 31 ¦c5 40 h5 ¦f5 41 h6 ¦xf4+ 42
¢e2 ¦c6 32 h4 ¦e8+ 33 ¢f1 ¦e3 ¢e1 ¥e5 43 ¢d1, y las blancas se
rindieron.
1
a b c d e f g h
1
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1
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CAPÍTULO 3
Amenazas y restricción
L
as amenazas son los ladri-
llos con que se construye de vista del atacante, pueden di-
todo ataque. Ya sean sutil- ferenciarse según la debilidad
mente estratégicas y dirigidas al que éste trata de explotar (ame-
flanco de dama, ya puramente tác- nazas de mate, de ocupar casillas
ticas y con el propósito exclusivo débiles, de debilitar la estructura
de asestar mate, las intenciones de peones, etc.). Pero desde el
agresivas de un jugador se hacen punto de vista del defensor, el
reales al plasmarse en amenazas. punto de partida es la proximi-
En palabras de Lasker, una dad de que la amenaza se consu-
amenaza es “un proyecto de com- me. ¿Cuál es el período de gesta-
binación” que “se convierte en ción, en número de jugadas, entre
ataque, a menos que la parte un giro táctico como idea vaga en
amenazada pare, defienda, pre- el cerebro de nuestro rival y el
venga o refute la intención que punto en que el truco hace trizas
contiene”. Esto abarca gran cosa su posición?
e incluiría, por ejemplo, el pro- Nos referimos a una amena-
yecto de una combinación inco- za inminente, cuando nuestro
rrecta que, sin embargo, puede adversario mueve un caballo a
parecerle fundada al atacante. Pe- ‘d5’ que amenaza nuestra dama
ro, para nuestros propósitos, una en ‘e7’. El período de gestación
amenaza es una tentativa de ex- es de una jugada, y si no somos
plotar una debilidad. capaces de eludirla, nuestra da-
79
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AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 81
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 83
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 85
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 87
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 89
dían haber jugado con mayor li- De manera que, las blancas bus-
bertad: 8 ... ¤xd5 9 ¥d2 ¤c6 10 caron otros objetivos; esta fasci-
¥d3 cxd4 11 cxd4 e5!, como hizo nante partida continuó como si-
Botvínnik en el mismo torneo. gue: 16 ¦fb1! ¦ae7! 17 a4 c4 18
Pero prefirieron concentrarse en ¥c2 ¥c8 19 ¤g3 h5.
la restricción de e4, y por eso ju- La última jugada de las negras
garon ...exd5 y ...¦e8. también tiene por objeto preve-
Lilienthal amenaza e4 de in- nir el avance e4, en cuyo caso res-
mediato, porque si las negras to- ponderían ...h4. La estructura fija
masen tres veces en ese escaque, del flanco de dama les garantiza a
quedarían demolidas en la colum- las negras un peón pasado distan-
na f. Así pues, las negras jugaron te, y las blancas tratan de conte-
13 ... ¥e6!, que impide 14 e4 por ner esa formación con sus torres
medios tácticos, pues seguiría 14 al tiempo que buscan contrajuego
... dxe4 15 fxe4 ¤g4 16 £g3 cxd4 en el flanco de rey con la dama:
17 cxd4 ¤xd4 18 ¥b2 ¤xe2+ 19 20 ¤e2 ¤d8 21 ¦a2 ¥d7 22 axb5
¥xe2 £d2! 20 ¥xg4 £xb2. axb5 23 ¦ba1 ¥c8 24 ¦b2 ¥d7 25
Las blancas anularon la idea £h4! ¤e6 26 ¢h1.
...¤g4 con 14 h3, y de nuevo ame-
nazaban con el avance e4. Y una
8
vez más, Ragozin lo impidió con
7
14 ... ¦a7!, que protege la séptima
fila lateralmente, de modo que a 6
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 91
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 93
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 95
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 97
AMENAZAS Y RESTRICCIÓN 99
14 g5 ¤h7. 6
5
12 0-0 g5!? 4
3
Bastante arriesgado, pero ne-
2
cesario si hay que impedir f4. Si
las negras siguen con jugadas na- 1
2 18 ¥xf6 ¥xf6
1 19 £h7+ ¢f8
a b c d e f g h
Curiosamente, la dama blanca
La apertura ha girado en torno corre tanto peligro en su aventu-
a una conocida lucha por el tiem- rada situación como el rey negro.
po. Desde la séptima jugada, las Las blancas no tienen tiempo de
blancas han tratado de encontrar jugar 20 ¤e4 porque perderían
jugadas de desarrollo para mejo- un peón en ‘d4’.
rar la posición, aparte de ¥d3. No
querían jugar el alfil de rey porque 20 ¦cd1 ¦ed8
de hacerlo las negras responderí- 21 ¢h1 ¢e7!
an ...dxc4, y las blancas querían
capturar en ‘c4’ en un solo movi- Ahora 22 ¤e4 era una amena-
miento. Pero las negras también za, pero la que plantean las ne-
pueden esperar (8 ... a6, 9 ... ¦e8). gras (22 ... ¦h8!) sería más impor-
Las negras tienen un excelen- tante. Las blancas deben retirar la
te juego debido a la actividad en dama y empezar a preocuparse
el flanco de dama. Pero las blan- por el flanco de dama.
cas plantean una amenaza a me-
dio plazo. Se trata de la habitual 22 ¤ce2 ¦h8
maniobra ¥b1, seguido de ¥xf6 y 23 £c2 a5
£xh7+. Las negras actúan prime- 24 b4!? ...
ro al plantear su propia amenaza,
16 ... ¤ce4, antes de que las blan- Las blancas aprecian que ...b4
cas puedan soñar con alcanzar el y ...¥a6 es una amenaza seria
punto ‘h7’. contra su flanco de dama, de mo-
do que organizan un contraata-
16 f3 £b6 que contra el peón de b negro.
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7
36 ¦g1 ¥xg2+!
37 ¦xg2 ¦a1+
6
38 ¦g1 £b7+
5
39 e4 ¦xg1+
4
1
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Vladímir Alatorzev – Vasili
Pánov; Moscú (Rusia), 1937
1 d4 c5 2 d5 e5 3 e4 d6 4 ¤e2
La última posibilidad de las ¤f6 5 f3 ¥e7! 6 c4 0-0 7 ¥e3 ¤e8
blancas es explotar las debili- 8 £d2 ¤a6 9 ¤bc3 ¤ac7 10 g4?!
dades del flanco de rey negro re-
gresando a la zona con su dama. (D)
La ironía del caso es que el rey El viejo Sistema Benoni es ex-
negro también puede hacer un cepcionalmente efectivo contra la
viaje de retorno en respuesta a disposición de piezas que las
las amenazas. blancas han adoptado. Una expli-
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8 13 0-0 ...
7
Una triste, pero necesaria con-
6
cesión. Después de 13 0-0-0 a6, ó
5
13 ... b5 de inmediato, el rey blan-
4 co correría mucho más peligro
3 que el negro.
2
1
13 ... ¤g7
a b c d e f g h
Ahora da comienzo una nueva
cación es que en el planteamiento e interesante fase, en la que las
normal de la India de Rey –con el blancas tratan de restringir ...f5 y
alfil de rey negro en ‘g7’ y el peón las negras dejan escapar oportuni-
de esa columna en ‘g6’– las blan- dades de atacar en el flanco de da-
cas pueden poner en marcha un ma con ...a6 y ...b5. Obsérvese que
ataque relámpago con h4-h5 an- 14 ¥h6 (para impedir ...f5) condu-
tes de que las negras estén prepa- ciría al cambio de alfiles de casillas
radas para actuar en el flanco de negras después de 14 ... f6! y 15 ...
dama. Pero aquí el ataque a la ba- ¥g5. Un cambio, por cierto, que le
yoneta en el flanco de rey no tie- concedería al juego negro el status
ne nada de atractivo. de “posición ganada”.
juego negro. 3
2
11 ¤g3 ¥d7 1
12 ¥d3 g6 a b c d e f g h
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5
38 ¦b2 h5!
4
Ahora se abre el flanco de rey
3
para las piezas negras. Pánov no
2 tiene por qué temer 39 ¤c2 ¦a7
1 40 £h6+ ¢g8.
a b c d e f g h
39 gxh5 ¤xh5
40 £f2 ¢g8!
La última jugada blanca es 41 ¥c2 ¦h7
una tentativa inteligente de se- 42 ¦b1 ¦xb1
guir con 36 h5 g5 37 h6! (de otro 43 ¥xb1 g5!
modo, 37 ... h6), y alterar así el
equilibrio en el flanco de rey. Este avance derrumba las últi-
mas defensas blancas. Por ejem-
35 ... h6! plo: 44 ¤f5 ¥xf5 45 exf5 ¤f4 46
36 £f4 ¢h7 ¥xf4 ¦xh4+ 47 ¥h2 ¤g4. Las ne-
gras remataron la lucha con buen
Las negras juegan esto a sa- estilo:
biendas de que el peón de ‘h6’
no puede ser fácilmente protegi- 44 ¦g1 ¤g7
do por otras piezas. Con la si- 45 ¤g2 ¤g4
guiente jugada, las blancas crean 46 £b2 ¤h5
la posibilidad ¤f5!?, seguido de 47 ¦e1 gxh4
£xh6+, gxf5 y doblar torres en la 48 e5 h3!
columna g. Las negras deben ac-
tuar a tiempo. Las blancas se rindieron.
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1
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8
2. ¿Qué tipo de amenaza tie-
nen las negras en el flanco de rey 7
1
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CAPÍTULO 4
El contrajuego
E
l contrajuego es el filo más
cortante de la defensa. Sin brar con las piezas desde un tea-
posibilidades de contra- tro de operaciones a otro. La nue-
juego (es decir, sin amenazas a las va posición, ahora abierta, puede
debilidades contrarias), el defen- exponer objetivos del defensor a
sor tiene que asumir la tarea in- una gran presión y la retirada de
grata de parar continuas amena- fuerzas defensivas de una a otra
zas contra su posición. Su papel es, zona, que puede poner en peligro
entonces, absolutamente pasivo, y, aquélla. El contrajuego implica
su mejor recompensa, lograr un costes no siempre evidentes y, co-
respiro ante nuevas amenazas. Pe- mo de costumbre, es el jugador
ro con el contrajuego esa recom- quien debe determinar si una
pensa es el cambio de tornas, asu- continuación concreta vale o no
mir la iniciativa que, una vez en la pena de ponerse en práctica.
manos del defensor, es la clave de Una sencilla ilustración de lo
cada victoria de la defensa. que acabamos de decir puede
Dicho esto, a saber, que el con- verse en la siguiente miniatura,
trajuego es muy deseable, tene- René Letelier Martner – Miguel
mos que señalar que vale la pena Najdorf; Buenos Aires (Argenti-
y en qué circunstancias podemos na), 1964:
incurrir en riesgos para lograrlo. 1 c4 ¤f6 2 ¤c3 e6 3 e4 c5 4
La búsqueda de contrajuego a ¤f3 ¤c6 5 d4 cxd4 6 ¤xd4 ¥b4 7
menudo significa abrir la posición ¤xc6 bxc6 8 ¥d3 e5?! (8 ... d5) 9
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EL CONTRAJUEGO 113
tar con una formación sana de del lamentable aspecto de los peo-
peones. Ésta es una de las leccio- nes del flanco de dama, las negras
nes aprendidas que distinguen a tienen contrajuego en la columna
los maestros de los fuertes juga- b que compensa esa deficiencia
dores de club. El maestro sabe, di- estructural. Las blancas sólo pue-
gamos, que en una Defensa Fran- den explotar los peones débiles
cesa típica, con el flanco de dama negros de la columna a en el final.
bloqueado, las negras deben rom- Pero podrían dar mate a las ne-
per en el flanco de rey (con ...f6) gras en el medio juego si éstas no
para crear algo de contrajuego. crean algún tipo de contrajuego.
Por ejemplo: 1 e4 e6 2 d4 d5 3 En cierto sentido, ésta es la
¤c3 ¥b4 4 e5 c5 5 a3 ¥xc3+ 6 paradoja del contrajuego. Para
bxc3 ¤e7 7 a4 ¤bc6 8 ¤f3 £a5 9 rechazar el ataque contra alguna
¥d2 ¥d7 10 ¥e2 c4 11 0-0 f6! 12 de tus debilidades, tienes que cre-
exf6 gxf6, y 13 ... 0-0-0, con juego arte otras nuevas. Las decisiones
excelente. más difíciles para un defensor
Una partida famosa en Smís- son las ocasiones en que tiene
lov – Botvínnik (Campeonato que elegir entre una protección
de la URSS, 1944) siguió: 9 ... c4 sólida y un contrajuego activo de
10 ¤g5 h6 11 ¤h3 ¤g6 12 £f3 doble filo. Hay que añadir que, si
¥d7 13 ¤f4 ¤xf4 14 £xf4 ¤e7 bien existen las opciones que po-
15 h4! ¥xa4 16 h5 £b5 17 ¢d1 dríamos considerar teóricamente
¦c8 18 ¥c1 ¦c6! 19 ¥e2 ¦a6 20 “correctas”, el jugador práctico
¢d2 0-0?! 21 g4, y las negras se con frecuencia debe tener en
vieron en realidad obligadas a cuenta cosas como el estilo de
jugar 21 ... f6 22 exf6 ¦xf6, pero juego de su adversario y la posi-
el peón débil de ‘e6’ fue, tal vez, bilidad de inducirlo a cometer un
el aspecto menos significativo error.
de una posición plagada de La partida David Bronstein –
amenazas y contrajuego. Vladímir Baguírov; XXXI Cam-
Otra versión de esto mismo: 1 peonato de la URSS, San Peters-
e4 c5 2 ¤f3 d6 3 d4 cxd4 4 ¤xd4 burgo (Rusia), 1963, es un ejem-
¤f6 5 ¤c3 a6 6 f4 £b6 7 ¥e2 (7 plo de primera magnitud:
e5!) 7 ... ¤c6 8 ¤b3 e6 9 ¥f3 ¥e7 1 e4 ¤f6 2 e5 ¤d5 3 d4 d6 4 c4
10 £e2 0-0 11 ¥e3 £c7 12 a4 b6 ¤b6 5 exd6 cxd6 6 ¥e3 g6 7 ¤f3
13 0-0 ¦b8 14 ¢h1? (14 g4 es más ¥g7 8 ¥e2 ¥g4 9 ¤bd2 0-0 10
activo y preciso), y en esta posi- 0-0 ¤c6 11 d5 ¤e5 12 ¤xe5 ¥xe2
ción, tomada de una partida sovié- 13 £xe2 ¥xe5 14 ¤f3 ¥g7 15
tica de 1962, el plan correcto es 14 ¦ad1 ¤d7 16 b3 ¦e8 17 ¤d4 a6
... ¤a5! 15 ¤xa5 bxa5, y a pesar 18 f4.
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 115
EL CONTRAJUEGO 115
EL CONTRAJUEGO 117
6
CENTRO CONTRA FLANCO, 5
FLANCO CONTRA CENTRO
4
3
Una de las máximas más repe-
tidas del ajedrez es “la mejor re- 2
EL CONTRAJUEGO 119
g5). Una vez que las blancas se Otro caso sobre el mismo te-
apoderen de la casilla ‘g5’, dis- ma se vio en la partida James Ed-
pondrán de varias maniobras, co- ward Tarjan – Florin Gheorghiu;
mo £g2-h3 ó h4-h5. La elección Los Ángeles (EE. UU), 1974: 1 e4
de Ragozin eligió 13 ... d5! 14 e5 c5 2 ¤f3 e6 3 d4 cxd4 4 ¤xd4 a6 5
¤e4! ¤c3 £c7 6 g3 ¥b4 7 ¤e2 ¤f6 8
Es cierto que las negras han ¥g2 ¥e7 9 0-0 0-0 10 h3 ¤c6 11
empeorado su estructura de peo- f4 b5 12 ¥e3 ¥b7 13 g4?, y ahora,
nes, lo que puede considerarse con 13 ... d5!, las negras propusie-
una especie de sacrificio estraté- ron una entrega fuerte para ex-
gico. Pero a las blancas ya no les plotar la naturaleza permeable
resulta posible continuar con un del flanco de dama blanco y la
ataque rutinario en el flanco de confusión de las piezas blancas en
rey, porque entonces las negras el centro. Después de 14 exd5
pueden anularlo con ...f6 o aline- exd5 15 ¤xd5 ¤xd5 16 ¥xd5
ando las torres en la columna c. ¦ad8, ó 16 £xd5 ¦ad8 (o incluso
Botvínnik cambió la orientación 16 ... ¤a5), las negras obtendrían
de su juego, con idea de explotar un excelente juego por el peón.
la aparente debilidad del centro Las blancas prefirieron 14 e5
negro. 15 ¤xe4 dxe4 16 ¥g2 ¥d5 ¤d7 15 ¤d4, pero después de 15
17 ¦fc1 ¦ac8 18 ¥f2 (18 £xa6 se- ... ¤xd4 16 ¥xd4 b4! 17 ¤e2 a5,
ría malo por 18 ... ¥c4 19 ¤b5 quedaron con una versión infe-
£c6 y 20 ... ¦a8) 18 ... ¤c5 19 b4. rior de la estructura de peones
Las blancas podrían haber ju- que suele producirse en la Defen-
gado 19 ¦e1 £d7 20 b3, pero su sa Francesa. Antes de que las
inferioridad se hubiese puesto de blancas puedan volver a soñar
manifiesto con 20 ... f6. La jugada con el mate, verán demolido su
19 b4 parece ganar el peón de flanco de dama. La partida siguió
‘e4’, pero las negras lanzaron un así: 18 ¤c1 ¦fc8 19 ¦f2 ¤c5 20
contraataque tremendo con 19 ... ¤d3 ¤e4 21 ¦e2 a4 22 ¦c1 £c4
¤d3!! 20 cxd3 £xc1+ 21 ¦xc1 23 c3 ¥a6, y las blancas pronto
¦xc1+ 22 ¥f1 ¦fc8, después de lo quedaron perdidas.
cual las blancas no pudieron con- Además de la ruptura central,
tener ambas amenazas ...¥c4 o la el defensor puede, a veces, aprove-
eliminación de las torres en la pri- char las líneas abiertas por el ata-
mera y segunda filas. El remate cante. La siguiente avalancha de
no se hizo esperar: 23 £b2 exd3 peones es una buena demostra-
24 b5 axb5 25 axb5 ¦d1! 26 ¤c6 ción: 1 e4 c5 2 ¤f3 e6 3 d4 cxd4 4
¥f8 27 ¥xb6 d2! 28 £c2 ¥f3, y ¤xd4 ¤f6 5 ¤c3 d6 6 g3 a6 7 ¥g2
las blancas se rindieron. ¥e7 8 0-0 £c7 9 f4 0-0 10 g4! ¤c6
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 121
EL CONTRAJUEGO 121
11 ¤xc6 (de otro modo, seguiría con el avance del peón de d, las
11 ... ¤xd4!, que desviaría la dama negras acortan la diagonal del al-
del ataque blanco en el ala de rey) fil de rey contrario y quitan al ca-
11 ... bxc6 12 g5 ¤d7 13 f5. ballo de la casilla ‘e4’.
La verdadera prueba de fuego
8 para la defensa radica en las va-
7 riantes específicas. Ante 15 f6 las
6 negras pueden jugar 15 ... ¥c5+
5
16 ¢h1 g6, a fin de responder a 17
£e1 ¥b7 18 £h4 con 18 ... ¦fe8
4
19 £h6 ¥f8, y obtener mejor jue-
3
go. Y contra 15 ¢h1 ¥d6 16 £h5,
2 pueden jugar 16 ... ¦e8 17 f6 g6 18
1 £h4 ¤c5, también con un juego
a b c d e f g h excelente. Una tercera idea es 15
g6. Por ejemplo: 15 ... hxg6 16 fxg6
El plan de las blancas es jugar 17 ¤xd5!, pero las negras conser-
f6 ó g6 para forzar la apertura de van una buena posición con 17 ...
líneas en la vecindad del rey ne- ¤f6!
gro. Aquí mantener simplemente El reverso de la moneda es un
las líneas cerradas no es suficien- ataque de flanco en respuesta al
te para las negras. En la partida dominio del rival en el centro. Es,
Robert James Fischer – Svetozar por supuesto, muy deseable ejer-
Gligoric; Olimpiada de Varna cer un mayor control central que
(Bulgaria), 1962, las negras juga- su rival, pero eso no siempre es
ron 13 ... ¦e8 14 ¢h1 ¥f8, para posible. El ataque de ala contra el
responder a 15 fxe6 con 15 ... centro es muy efectivo cuando
¦xe6 y ...¤e5, cuando quedarían expulsa piezas y peones contra-
cubiertas todas las casillas de su rios que defienden puntos clave
flanco de rey. Pero después de 15 del centro.
¥f4 ¤e5 16 f6 g6, las blancas pue- Quizás el caso más famoso de
den mejorar el juego de Fischer este tema sea la partida Milan
(17 h4?) con 17 ¥xe5!, seguido de Vidmar – Aaron Nimzovich; Nue-
un ataque rápido en la columna h va York (EE. UU), 1927, en cuya
sin temor al contrajuego del rival. partida las blancas parecían tener
La idea correcta es 13 ... exf5! el control de las casillas centrales
14 exf5 d5, para explotar la co- después de 1 d4 ¤f6 2 ¤f3 e6 3 c4
lumna e y dar a las piezas meno- ¥b4+ 4 ¥d2 £e7 5 ¤c3 0-0 6 e3
res (sobre todo el alfil de dama) d6 7 ¥e2 b6 8 0-0 ¥b7 9 £c2
un futuro mejor. Por otra parte, ¤bd7 10 ¦ad1?! ¥xc3 11 ¥xc3
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 122
EL CONTRAJUEGO 123
EL CONTRAJUEGO 125
EL CONTRAJUEGO 127
EL CONTRAJUEGO 129
2 CENTRO PASIVO
1
CONTRA CENTRO ACTIVO
a b c d e f g h
He aquí una situación típica
de medio juego en un Gambito
do el asalto blanco en el ala de de Dama Rehusado: 1 d4 d5 2 c4
rey. Por otro lado, la alternativa c6 3 ¤f3 ¤f6 4 e3 e6 5 ¥d3 ¤bd7
11 gxh5 ¤xh5, seguido de ...f5, es 6 ¤bd2 ¥d6 7 0-0 0-0 8 e4 dxe4 9
aún peor para las blancas. ¤xe4 ¤xe4 10 ¥xe4 ¤f6 11 ¥c2
La mejor opción de las blan- h6 12 £e2 b6 13 b3 ¥b7 14 ¥b2
cas es 11 h3 para mantener la ten- £e7 15 ¦ad1 ¦ad8 16 ¥b1.
sión. Pero con el flanco de rey en
equilibrio, las negras pueden apo- 8
derarse de la iniciativa en el flan- 7
co opuesto con 11 ... b5! Por
6
ejemplo: 12 ¥g2 ¤bd7 13 ¥g5
5
£a5, y ...b4.
La debilidad del avance ...h5 4
EL CONTRAJUEGO 131
EL CONTRAJUEGO 133
desta disposición de las piezas ne- ón de b (15 ... ¤a7 16 e5), y no les
gras indica que jugarán contra el conviene 15 ... bxc4 16 ¤xc4, se-
peón de ‘c4’ como en una Defen- guido de ¦ac1.
sa Siciliana. Puesto que ésa es la
posibilidad principal de contra- 15 ... b4!
juego de las negras, las blancas
deberían continuar con 10 ¤d4 y Decisión excelente que, a pri-
11 b3, o algo por el estilo. mera vista, parece renunciar a la
actividad en el flanco de dama
10 e4?! ¤e5 iniciada con ...b5. Pero las negras
11 £e2 £c7 dirigen su atención a la columna
12 ¤d2 a6 a, que se proponen abrir con el
13 b3? b5! nuevo avance ...a5-a4. En conjun-
ción con la maniobra ...¤d7-c5,
Esto les asegura un juego acti- las negras pueden plantear serios
vo a las negras puesto que si 14 f4 problemas a las blancas en el ala
¤c6 15 cxb5, las blancas perderí- de dama. Si las blancas optan por
an pieza con 15 ... ¤d4 y 16 ... suprimir radicalmente la ruptura,
£xc3! con 16 ¤a4, entonces las negras
juegan ...¤d7-c5, y se beneficia-
14 f4 ¤c6 rán de la apertura de la columna
15 ¥b2 ... d en caso de ¤xc5.
8
16 ¤d1 a5
17 ¤e3?! a4
7
18 ¦ab1 axb3
6
19 axb3 ¦a2
5
3 33 £xd5 ¦b4!
2
Las negras ganan ahora una
1
pieza gracias a la clavada en la
a b c d e f g h
columna b. El juego de Petrosián
Las negras han cubierto ade- en posiciones cerradas o restrin-
cuadamente el flanco de rey y gidas era un modelo de agudeza
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 135
EL CONTRAJUEGO 135
3 13 £d3 £b4
2 14 £c2 £a5
1
15 e4 ¦fd8
a b c d e f g h
Ahora las blancas pueden ju-
gar ¤e5 sin cambiar el fuerte alfil
de fianchetto. Con su última juga-
Las negras han logrado la pa- da, las negras permiten la retirada
reja de alfiles y cuentan con bue- eventual del alfil de dama a ‘e8’
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 136
...£b6. 3
2
16 ¦fe1! ¥e8! 1
a b c d e f g h
De este modo las negras se an-
ticipan al avance 17 d5, que ahora queña iniciativa. Los problemas
podrían replicar con 17 ... exd5 18 blancos están vinculados con
exd5 ¥b4 19 ¤d4 ¥d7, seguido ‘e4’. Si este peón estuviese situa-
de ...¥xc3 y ...¦e8 ó ...¥g4, en cu- do en ‘e3’, entonces el peón de
yo caso el peón de ‘d5’ constitui- ‘f2’ no sería fácilmente atacable,
ría una debilidad seria para las el peón de e podría defenderse
blancas. sin dificultades, y, en consecuen-
En la siguiente fase, las blan- cia, el juego desembocaría en
cas aprovechan la posición de la unas tablas.
dama negra para establecer lo
que parece un control férreo del 22 dxc5 ¥xa4
avance ...c5. Esta cuestión es pre- 23 £xa4 bxc5
cisamente la clave de la lucha, 24 ¥f1 £b6
porque si las negras consiguen re- 25 b5! ...
alizar esa ruptura, determinarán
el curso de la partida. Una buena jugada defensiva
relacionada con la idea de blo-
17 a3 c6 queo ¥c4.
18 ¤a4 ¦ac8
19 b4!? £c7 25 ... c4!
20 £b3 b6
21 ¦c1 c5! Pero la diagonal ‘g1’-‘a7’ bien
vale un peón para las negras. Por
(D)
ejemplo: 26 ¥xc4 ¤g4 27 ¦e2
La ruptura es eficaz, en virtud ¦d3!, o 26 ¦xc4 ¤g4 27 £c2 ¦xc4
de que, en la posición simplifica- 28 ¥xc4 ¤xf2! Lo mejor para las
da que se producirá, el alfil ne- blancas es 26 ¦xc4 ¤g4 27 ¦e2
gro y la utilización de la columna ¦xc4 28 £xc4 ¥c5 29 £c2 £xb5
d garantizan a las negras una pe- 30 h3.
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 137
EL CONTRAJUEGO 137
CAPÍTULO 5
El sacrificio
U
n sacrificio brillante, dijo
en una ocasión el hom- gran cosa acerca del seudosacrifi-
bre sabio, sólo demues- cio antes mencionado, porque su
tra que alguien se ha equivocado. posición posiblemente fuese, en
Lo que Savielly Tartakower quiso cualquier caso, desesperada. Pero
decir es que las entregas de damas el sacrificio no concluyente u op-
y torres deslumbrantes sólo pue- timista requiere una gran aten-
den ser correctas si quien las reali- ción.
za cuenta en su haber con una se- ¿Debo capturar el material
rie de ventajas estratégicas. que se me ofrece? ¿Puedo rehu-
Entonces, una vez acumulada una sarlo? Desde un punto de vista
superioridad manifiesta, puede práctico, ¿rehusar el sacrificio
coronar el medio juego con un sa- confundirá más a mi adversario
crificio espectacular y conservar que su aceptación? Si lo acepto,
la planilla para su posterior publi- ¿podré defenderme contra las
cación en las antologías del juego. amenazas inmediatas? ¿Qué pa-
Este tipo de sacrificio “prácti- sará con las amenazas a largo
co” o seudosacrificio es fácil de plazo como consecuencia de la
entender. En cambio, el sacrificio aceptación? ¿Cuánto material
no concluyente, que no fuerza la necesito para ganar? ¿Cuándo
rendición en la continuación in- debo devolver el material sacrifi-
mediata, es el auténtico reto para cado? ¿Por cuánto material vale
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 140
¿ACEPTAR O REHUSAR?
8
Existen numerosas y excelen- 7
tes monografías escritas desde el
6
punto de vista del jugador que re-
5
aliza el sacrificio. En esas obras,
los autores, como Spielmann, Vu- 4
EL SACRIFICIO 141
18ª: 19 ... ¤xe4!, una idea de sacri- dir a más de un jugador, incluidos
ficio más o menos transparente los más fuertes maestros. El juga-
que les hubiera concedido una dor que sacrifica ha preparado su
posición ganadora tras 20 fxe4 posición para ese momento y ha
¦xe4! 21 ¦xe4 ¥xe4 22 £b2 calculado todas las variantes que
¥xb1 23 £xb1 £d1, seguido de hacen de la aceptación del sacrifi-
...£e1 y ...¦d1. cio. Pero ¿ha considerado con la
“Por fortuna, no perdí la cabe- atención debida el rechazo del és-
za y me acordé de una máxima de te? Una manifestación aguda de
mi viejo maestro Tartakower”, es- este caso se produjo en una parti-
cribió Najdorf en el libro del tor- da del Campeonato de la URSS
neo, “según la cual ‘para perder por equipos de 1963, entre Borís
no basta con cometer sólo un Spasski y Alexéi Suetin:
error’”. 1 d4 d5 2 c4 dxc4 3 ¤f3 ¤f6 4
Para complicar las cosas, las e3 e6 5 ¥xc4 c5 6 0-0 a6 7 £e2 b5
blancas jugaron 20 £b3!!, un re- 8 ¥b3 ¥b7 9 ¦d1 £c7 10 ¤c3
chazo inesperadamente fuerte ¤bd7 11 e4 cxd4 12 e5!? bxc3 13
del sacrificio. Si las negras cam- exf6 ¤xf6 14 ¤e5 ¥c5! 15 ¥f4
biasen ahora material para pre- £b6 16 ¤xf7.
servar el peón de ventaja, se en-
contrarían en un final inferior: 20
8
... £xb3 21 ¦xb3 ¤d6 22 ¦xe8+
7
¦xe8 23 ¥f4, o bien 22 ... ¤xe8 23
¦xb7 ¦d1 24 ¦b8 ¢f8 25 ¥e3! 6
EL SACRIFICIO 143
1
El autor no contrastó sus recuerdos, y conviene situar esta importantísima partida en el contexto
preciso. Cuando se disputó, en la 24ª ronda, a falta de seis para el final, Smíslov y Reshevsky mar-
chaban en cabeza, con 13,5 puntos, seguidos de Keres y Bronstein, con 13. Smíslov tenía, además,
una partida menos, por lo que el encuentro era, ciertamente, decisivo para Keres. N. del T.
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 145
EL SACRIFICIO 145
EL SACRIFICIO 147
aquí las blancas deberían haber Flohr introdujo una defensa exce-
buscado las simplificaciones con lente contra Reshevsky, 13 ... £c7!
28 ¤e4. Pero se equivocaron: 28 Las negras asumen un débil pe-
¤f5? £b4 29 £b2 ¦c8 30 ¤g3 ón de e después de 14 dxe6 fxe6,
£c3 31 £e2 ¦g8 32 ¤e4 £d4, y porque entonces 15 e4 se neutrali-
quedó claro que la iniciativa ha- za con 15 ... b4. Las negras pueden
bía pasado a manos de las negras. continuar con ...¥e7 ó ...¥d6, ...0-0
Mijaíl Tal ganó poco después. y ...¦ad8. El peón de ‘e6’ de nuevo
Rehusar un sacrificio también es, en este caso, una debilidad de la
puede hacerse planteando otro sa- que no se puede sacar partido en
crificio basado en valores no mate- un medio juego complicado.
riales, como la solidez de la propia De modo que, en la partida ci-
estructura de peones, la actividad tada, las blancas prosiguieron con
de las piezas, etc. Un ejemplo típi- 14 e4, en lugar de 14 dxe6, y esto
co se da en una variante del Gam- permitió 14 ... e5!, que mantiene
bito de Dama, que era el azote a el centro cerrado. Las negras que-
mediados de los años treinta: daron bien después de 15 ¥g5
1 d4 d5 2 c4 dxc4 3 ¤f3 ¤f6 4 ¤d7, e incluso algo mejor, debido
e3 e6 5 ¥xc4 c5 6 0-0 ¤c6 7 £e2 a la mayoría en el flanco de da-
a6 8 ¦d1 b5 9 ¥b3 c4!? 10 ¥c2 mas y a la pareja de alfiles.
¤b4 11 ¤c3 ¤xc2 12 £xc2 ¥b7 Por último, hay que hacer no-
13 d5!? tar que un sacrificio no forzoso
puede tener un precio alto, aun-
8
que el defensor no pueda acep-
7 tarlo ni lanzar un inmediato con-
6 traataque. El atacante puede
5 haber recortado también sus pro-
4
pias opciones al efectuarlo. Por
ejemplo, en un duelo entre Naj-
3
dorf y Reshevsky, en 1952, el gran
2
maestro argentino jugó:
1 1 d4 ¤f6 2 c4 e6 3 ¤c3 ¥b4 4
a b c d e f g h £c2 c5 5 dxc5 0-0 6 a3 ¥xc5 7
Las blancas se anotaron varias ¤f3 ¤c6 8 b4 ¥e7 9 e3 d6 10 ¥b2
victorias espectaculares después a5! 11 b5 ¤b8 12 ¤g5 ¤bd7 13
de 13 ... exd5 14 e4!, ya que el cen- ¥e2 h6 14 h4.
tro se ha abierto y las negras trata- (D)
ron de aferrarse al material a cam-
bio de un desarrollo inferior. Pero El debutante puede perder va-
en Nottingham en 1936, Salo rias partidas ante jugadores que
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 148
EL SACRIFICIO 149
EL SACRIFICIO 151
EL SACRIFICIO 153
tual sigue con ...¢xg7, jaque de £xh4 23 ¤d2 ¤f4+ 24 ¢d1 ¥b7,
dama en la columna g para obli- y las blancas abandonaron.
gar al rey negro a situarse en la En estos casos en que se sa-
columna h, y la decisiva subida de crifica una cantidad de material
torre ¦f3 para seguir con ¦h3++. considerable para crear amena-
Por desgracia para él, Duz Joti- zas directas, los amigos del de-
mirsky se encontró con que se ha- fensor son los mismos elementos
bía quedado con pieza de menos, tácticos antes comentados (con-
después de las siguientes jugadas: traamenazas, cambios, jugadas
17 ... ¢xg7 18 £g4+ ¥g5! 19 fxg5 intermedias, eliminación de las
¤e4 20 h4 £c7! 21 ¤d2 £g3. piezas atacantes más peligrosas y
He aquí otro caso apropiado: refuerzo de debilidades). Un
un festín de sacrificios entre dos amigo adicional es el retorno de
rusos desconocidos varias déca- material mediante sacrificios. Es-
das atrás: 1 e4 c5 2 c3 ¤f6 3 e5 to puede significar devolver
¤d5 4 d4 ¤c6 5 dxc5 e6 6 ¤f3 exactamente el mismo material
¥xc5 7 ¤bd2 £c7 8 ¤c4 0-0 9 sacrificado, a fin de romper el
¥d3 b5. Ahora las blancas tienen ataque y obtener una ventaja es-
su posición en orden, pero las ne- tratégica en el medio juego re-
gras les inducen a sacrificar: 10 sultante con material igualado. O
¥xh7+ ¢xh7 11 ¤g5+ ¢g6 (no puede significar crear un dese-
11 ... ¢g8?? 12 £h5 y mate) 12 quilibrio material, devolviendo
£d3+ f5 13 £g3. Como en innu- otras piezas, por ejemplo para
merables partidas publicadas, las debilitar el efecto de un sacrifi-
blancas han sacrificado el alfil en cio de dama por torre, el sacrifi-
‘h7’ y ahora se disponen a ejecu- cio de calidad para poner térmi-
tar un tremendo descubierto so- no al ataque iniciado con su
bre el rey negro. sacrificio, etc.
Pero las cosas no siempre su- He aquí un ejemplo clásico de
ceden como uno quiere, y esta cómo devolver material de forma
vez fueron las negras las que se provechosa:
cubrieron de gloria: 13 ... f4! 14 Carl Oscar Ahues – Carl Jo-
¥xf4 ¥xf2+! 15 ¢xf2 ¦xf4+ 16 han Margot Carls; Hamburgo
¢e1 ¢h6. El rey negro está a sal- (Alemania), 1921. 1 e4 c6 2 d4 d5
vo en esta casilla una vez que el 3 exd5 cxd5 4 c3 ¤c6 5 ¥d3 e6 6
alfil enemigo de casillas negras ha ¤f3 ¥d6 7 0-0 ¤ge7 8 £e2 ¤g6 9
desaparecido del tablero. La par- ¤g5 ¤ce7 10 f4 0-0!, y las blancas
tida finalizó así: 17 £h3+ ¢xg5! han sido inducidas a un seductor
18 £h7 ¤xe5 19 £xg7+ ¤g6 20 seudosacrificio: 11 £h5 h6 12
h4+ ¦xh4 21 ¦xh4 £g3+ 22 ¢e2 ¤xf7 ¢xf7! 13 g4.
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EL SACRIFICIO 155
EL SACRIFICIO 157
tral y las negras podrían desen- d4! 25 ¤xd4 ¤xd4 26 ¦xd4 £g5!
tenderse del juego en el centro. 27 £d1 h5! (las dos últimas juga-
Por esta razón, el primer jugador das negras impiden ¦g4). Sólo
optó por un segundo sacrificio de después de 28 h4 £c5 29 £a1, op-
peón: 13 0-0 bxc5 14 dxc5 ¥xc5 taron por consolidar con 29 ... 0-
15 £c1 ¥e7 16 ¦xa3 £d8 17 0! Enrocar en la jugada 29ª no
¤eg5. contituye marca alguna. El anua-
De nuevo las negras estuvie- rio soviético recuerda, por ejem-
ron tentadas de seguir de forma plo, la partida Yates – Alekhine,
mecánica, 17 ... h6 y 18 ... 0-0, pero San Remo, 1930, en la que el cam-
esto sólo sirve para estimular 19 peón del mundo fue postergando
¥xh6, el tipo de combinación que esa medida hasta la jugada 36ª.
habían estado buscado las blan- En la partida que nos ocupa no
cas. De modo que las negras se fue preciso llegar tan lejos. El jue-
tomaron su tiempo para poner en go terminó así: 30 ¦d1 ¦e8 31
orden los asuntos del flanco de ¥f1 ¦e6! 32 ¥xg7 £f5 33 ¦d3
dama: 17 ... ¦b8 18 ¦d1 a5 19 ¦a4 ¥c6 34 ¦g3 ¦g6 35 ¦xg6 £xg6 36
h6 20 ¤e4 ¥b7 21 ¥c3 ¤d5! Ob- ¥b2 ¦b4 37 ¥c3 ¦b1 38 £xa5
sérvese que, por ahora, las blan- £xg2++.
cas están privadas de cualquier ti- Otro excelente ejemplo lo te-
po de objetivos a los que dirigir nemos en una partida del Campe-
sus piezas pesadas. Eso es lo que onato Mundial de 1963, y se pro-
hace posible la acción de las ne- dujo después de 1 d4 d5 2 c4 dxc4
gras en el flanco de dama. 3 ¤f3 ¤f6 4 e3 e6 5 ¥xc4 c5 6 0-0
La tercera fase de la partida a6 7 a4 ¤c6 8 £e2 ¥e7 9 dxc5
comienza con un intento desespe- ¥xc5 10 e4! ¤g4 (para impedir la
rado de las blancas por penetrar peligrosa formación ofensiva 11
en la posición enemiga: 22 ¦xd5!? e5 y ¤d2-e4) 11 e5 ¤d4 12 ¤xd4
exd5 23 ¤d6+ ¥xd6 24 exd6. £xd4 13 ¤a3!
Una vez más, en la situación pro-
ducida tras el sacrificio de cali- 8
dad, las negras se ven tentadas a 7
seguir con jugadas naturales de
6
desarrollo, como 24 ... 0-0. Pero,
5
también de nuevo, esa decisión
sería un error, porque caerían en 4
EL SACRIFICIO 159
EL SACRIFICIO 161
EL SACRIFICIO 163
EL SACRIFICIO 165
CAPÍTULO 6
Otras cuestiones
acerca del material
C
omo suele suceder, la con-
notación de ciertas frases ventanilla a la excepción: “Un pe-
y palabras relacionadas ón central siempre debería captu-
con ganancia y pérdida de mate- rarse si su captura no implica de-
rial están sesgadas a favor del ata- masiado peligro”. Hoy sabemos
cante. “Sacrificio” sugiere riesgo, que hasta capturando el peón de
emoción y atrevimiento. Pero b con nuestra dama –una práctica
“captura de peón” sugiere teme- proscrita en virtualmente cada
ridad, codicia y pérdida de tiem- manual– puede el defensor so-
po. En nuestro subconsciente to- brevivir y, a menudo, alcanzar con
dos nos inclinamos por el éxito el final.
sacrificador y desdeñamos al ju- En su tiempo, Steinitz estaba
gador que, haciendo gala del mis- bastante satisfecho al exponer sus
mo coraje, captura material ene- propias evaluaciones acerca de
migo y luego tiene la habilidad de cuánto riesgo era aceptable asu-
rechazar las amenazas. mir durante una partida. Perdió
Hasta Nimzovich, el paladín buen número de partidas con los
de la defensa heroica, dice, en las gambitos inverso1 de su propia co-
primeras páginas de Mi Sistema: secha, tales como 1 e4 e5 2 ¤f3
“¡Nunca trate de ganar un peón si ¤c6 3 d4 exd4 4 ¤xd4 £h4! (5
su desarrollo no está completa- ¤b5 £xe4+, o bien 5 ... ¥b4+ pri-
1
Como nos explica Glen Petersenn –Editor de la revista de ajedrez de la Federación de los Esta-
dos Unidos Chess Life–: “El gambito inverso [negative-gambit] es probablemente la forma en
que Soltis justifica la predilección de Steinitz por jugar variantes inferiores una y otra vez.Sin em-
bargo, se trataba de sus análisis y se sentía obligado a defender sus teorías jugando siempre esas
variantes, sin importarle el número de partidas perdidas. Al conceder a sus rivales una ventaja
167
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 168
conocida de antemano (algo que nunca le agradecieron), Steinitz solía caer en una posición infe-
rior o perdida desde una fase temprana de la partida. Creo que a esto podríamos denominarlo
gambito inverso. Considérelo una forma graciosa de explicarnos su terquedad y su enorme ego”.
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 169
¦f7 ¦e7 30 £g8+) 28 £xd7 ¥xd5 querrían presionar con sus piezas
29 £xc7 ¦fd8 30 ¢b1 a4!, y las pesadas contra el débil peón de
negras lograron un ataque de ma- ‘e6’ y asaltarlo luego con ¥h3 y
te contra el enroque gracias a su ¤g5 en el momento oportuno.
superioridad material. Pero para ello tendrían que resol-
¿Qué habría sucedido, en caso ver la tensión de la casilla ‘d4’. La
de haberse jugado la más fuerte 23 idea evidente es 16 dxc5, pero eso
g4!, podemos preguntarnos? La permitiría 16 ... ¤xb2 (no 16 ... b4
amenaza g5 puede neutralizarse 17 ¤a4) 17 ¢xb2 b4, recupera la
con 23 ... ¥xd5! 24 £xd5 £e6 25 pieza tras haber abierto la posi-
£d2 £e2, que fuerza el cambio de ción del rey blanco.
damas. La decisión de Taimánov Pero Rubinstein efectuó un
fue, obviamente, la correcta. mejor dictamen de la posición y
Las virtudes de la provocación jugó 16 dxc5! ¤xb2 17 ¢xb2 b4
también se ponen de manifiesto 18 ¤d4!, y a 18 ... bxc3+, respon-
cuando el defensor puede reali- dió 19 ¢a1! La consecuencia de
zar una mejora posicional. las últimas jugadas es que el pro-
Akiba Rubinstein – Grigori blema de las blancas con ‘d4’ está
Levenfish; Karolvy Vary (Repú- resuelto y su rey se encuentra se-
blica Checa), 1911. guro. Sin el peón de ‘c3’ (un peón
1 d4 e6 2 e4 d5 3 ¤c3 ¤f6 4 que puede ser capturado en cual-
¥g5 ¥e7 5 e5 ¤fd7 6 ¥xe7 £xe7 quier final), las negras estarían
7 £d2 0-0 8 f4 c5 9 ¤f3 f6 10 exf6 mejor, porque tendrían una cla-
£xf6?! 11 g3 ¤c6 12 0-0-0 a6 13 vada contra el rey en la gran dia-
¥g2 ¤b6 14 ¦he1 ¤c4 15 £f2 b5. gonal. Pero tal y como son las
cosas, las negras carecen práctica-
8
mente de ataque, y su posición se
7 derrumbó después de 19 ... ¤xd4
6 20 £xd4 ¦b8 21 ¦e3 g5 22 ¦xc3!
5 gxf4 23 gxf4 ¥d7 24 c6 £xd4 25
4
¦xd4 ¥e8 26 ¥h3 ¦f6 27 c7 ¦c8
28 ¦xd5! ¦xc7 29 ¥xe6+, y las
3
negras se rindieron. La provoca-
2
ción, más un sacrificio a la contra,
1 más evaluación condujeron a
a b c d e f g h ventaja estratégica.
No es fácil para las blancas Una vez más podemos decir
progresar en el medio juego debi- que es mejor aceptar un sacrificio
do a la demostración enemiga en de peón cuando no aceptarlo
el flanco de dama. Las blancas equivaldría a una posición relati-
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 170
vamente más peligrosa que la que ... fxg4 porque con cualquier otra
se produce si se acepta. Un caso a jugada las blancas obtendrían
propósito es la partida Smíslov – gratis un fuerte ataque. Por ejem-
Botvínnik de su duelo por el plo: 9 ... ¤h6 10 g5 ¤f7 11 exf5
Campeonato Mundial, en 1954. gxf5 12 ¤g3, seguido del despla-
1 e4 c5 2 ¤c3 ¤c6 3 g3 g6 4 zamiento de dama o caballo a
¥g2 ¥g7 5 d3 b6 6 ¤ge2 d6 7 0-0 ‘h5’, o también 9 ... £d7 10 gxf5
¥b7 8 f4 f5! 9 g4?! gxf5 11 ¤g3, después de lo cual
las blancas deben penetrar en el
8
flanco de rey.
Después de 10 f5 £d7 11 ¤f4
7
(puede que fuese más exacto 11
6 ¤d5, aunque después de 11 ...
5 ¤d4, la posición negra es muy só-
4 lida), las negras encontraron un
3 método fuerte para contrarrestar
2
los planes blancos de ¤d5 y ¤e6.
Jugaron 11 ... gxf5 12 exf5 ¥d4+!
1
13 ¢h1 ¥xc3! 14 bxc3 ¤e5. La
a b c d e f g h
clave de la 11ª y 12ª jugadas ne-
gras es que ahora la gran diago-
nal del alfil de dama lleva hasta el
La última jugada negra lucha rey blanco. La razón de la 13ª ju-
por una cuota adicional del cen- gada es impedir el salto ¤cd5. La
tro e impide el avance f4-f5. Para pérdida de la pareja de alfiles es
forzar una ruptura, las blancas una concesión relativamente me-
han entregado un peón. Si 9 ... nor, porque ninguno de los alfiles
fxg4, seguirán con 10 f5, con el blancos es especialmente fuerte
proyecto de situar los caballos en en la formación de peones resul-
‘d5’ y, tal vez, en ‘e6’. No hay un tante.
método sencillo para anular esas Las blancas no tuvieron nada
amenazas, lo que significa que las mejor que 15 £e2 ¤f6 16 ¥xb7,
negras deben tomar una decisión entraron en un final inferior (que
crítica. perdieron, después de 16 ...
La decisión de las negras de £xb7+ 17 £g2 £xg2+ 18 ¢xg2
tomar el peón puede haberse ba- c4!), porque ni 15 c4 ¥xg2+ 16
sado en un minucioso análisis de ¢xg2 £b7+, ni 15 £e2 ¤f6 16
las posibilidades tácticas. Pero, ¤e6 ¥f3 (ó 16 d4 ¤f3) eran al-
considerando el estilo de Botvín- ternativas dignas. Las negras ga-
nik, podemos concluir que jugó 9 naron rápidamente.
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 171
2
¿CUÁNTO ES BASTANTE? 1
a b c d e f g h
Cuando su iniciativa comienza
a diluirse, el atacante puede hacer Tras un medio juego con posi-
una de estas dos cosas: bien reple- bilidades para uno y otro bando,
gar las velas y tratar de salvarse las negras (Pillsbury) tienen una
en el final; bien continuar el ata- torre de ventaja. Podían haber
que echando más leña al fuego. consolidado mejor, pero ahora es-
En el último caso, no importa la tán a punto de lograr una simplifi-
cantidad de peones menos, pues cación decisiva. Mas tienen una
cualquier final estaría, de todas espina clavada en el flanco de da-
formas, perdido. ma, a saber, la amenaza dxc6+, y
Eso plantea un nuevo quebra- si, por ejemplo, 31 ... cxd5, sigue 32
dero de cabeza a la defensa. Aho- £xd5+, o incluso 32 ¤b5.
ra que la partida parecía marchar Lamentablemente, Pillsbury
conforme a sus deseos, puede que trató de aferrarse al material y ju-
usted quiera cerciorarse de que gó 31 ... ¦f8??. Después de 32
tiene material suficiente para ga- dxc6+ ¢a8 33 cxd7, era su turno
nar. Pero, ¿y si hay otro peón que de atacar, cosa que hizo con 33 ...
puede ganarse para asegurar la ¦f2+ 34 ¢b3 £xb2+ 35 ¢a4, y de
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 176
21 ... ¤c6 22 ¤xg7+ ¢f8 23 ¤e6+ ¦d8? (14 ... ¤a7) 15 £e1! ¥g4 16
fxe6 24 ¦xf1+ ¢g7 25 £xa8? ¥f6! ¥b3 £f4 17 dxc6 ¥xf3 18 £xe7
pierde, pero con 25 £d7+! y 26 ¥xc6. Ahora, gracias a la pieza
£xe6, las blancas ganan. extra, las blancas deben ganar. La
consolidación más sencilla debe
ser ¤e2-g3, pero las blancas juga-
CONSOLIDACIÓN ron 19 h4?, y quedaron perdidas
Y VIGILANCIA tras 19 ... ¦d2 20 ¦f1?? ¦e8! 21
£g5 ¦xf2! 22 ¥xf7+ ¢h8! 23 ¦d1
Una vez que la crisis inicial £xf7 24 ¦d2 h6 25 ¦xf2 ¦e1+ 26
planteada por el sacrificio ha fina- ¢h2 £xf2 27 £g4 ¥xg2, y las
lizado, la tarea del defensor cam- blancas se rindieron.
bia. Ya no tiene que seguir recha- También un gran maestro ma-
zando las amenazas del ataque, duro puede ser derrotado en lo
sino que ha de consolidar la venta- psicológico, como sucedió en la
ja material y coordinar sus fuerzas. curiosa partida Tal – Guéler, del
Su mayor peligro es el exceso de XXV Campeonato de la URSS.
confianza que le acecha tras haber Tras un espectacular sacrificio de
superado una presión considera- calidad, se llegó a la posición del
ble en las jugadas precedentes. diagrama:
Los jugadores jóvenes son es-
pecialmente propensos a incurrir
8
en errores de ese tipo tras haber
sorteado bien los peligros del ata- 7
15 ... ¤xe4 5
16 ¥xe4 ¦xe4 4
17 ¤g5! ... 3
2
Una excelente idea de ata-
1
que, que incita a las negras a eli-
a b c d e f g h
minar el peón de ‘d4’ para acti-
var el alfil en la gran diagonal.
Por ejemplo: 17 ... ¦xd4 18 ¥b2
¦d7 19 £c2 g6 20 ¤e4 es tan «En este momento me sentía
fuerte que lo mejor que pueden muy satisfecho con mi posición»,
hacer las negras es contraatacar escribió Bronstein. «El rey negro
con 18 ... £f4. Por cierto que la no puede regresar a ‘g7’, y al per-
rapidez con que el ataque puede manecer en el centro quedará ex-
cambiar de mano se pone de puesto al ataque combinado de
manifiesto en la variante 17 d5 dama, torre y alfil y, quizá, de al-
(para ganar el caballo clavado) gunos peones. A pesar de ello, mi
17 ... ¥xf3 18 gxf3 ¦h4 19 f4 adversario no mostraba el menor
£d7!, se desclavan y amenazan signo de desesperación: un buen
20 ... £g4+. ejemplo para los jugadores jóve-
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 183
blancas descartan ideas porque dama fuera del tablero, las negras
sólo conducen al jaque perpetuo. pueden poner su rey a cubierto,
Pero eso parece confirmar que, tras sus peones del flanco de rey,
hagan lo que hagan, las tablas es sin el peligro de que la pieza más
todo lo que la posición puede fuerte enemiga penetre en su
ofrecerles. campo. La alternativa, 35 ... gxf5
36 ¦c7+ ¢e8 37 ¦c8+, sólo con-
31 £h4 a5 duce a tablas, a menos que las
32 ¥e1 h5 blancas quieran afrontar la se-
33 ¥f2 £a6 cuencia 37 ... ¢d7 38 £d8+ ¢e6
34 ¥g3 ¦e4 39 £e8+ ¢f6 40 £h8+ y otra me-
dia docena de jaques. ¿No es más
8 sencillo tomar la dama?
7
36 ¦xd5+ ¢e6
6
37 ¦cd1 ...
5
f3 a6!? 8 ¥c4 b5 9 ¥b3 ¥b7 10 ¥h6!, que obliga a tomar una de-
£d2 ¤bd7. cisión en el flanco de rey. Las ne-
gras pueden renunciar al enro-
Las blancas han elegido la for- que, con 11 ... ¥xh6 12 £xh6
mación de ataque más popular y ¤c5, pero entonces el desarrollo
más efectiva contra la Variante blanco es muy simple, mientras
del Dragón planteada por las ne- que el negro es problemático. Por
gras. Con la novedad 7 ... a6, las ejemplo: 13 0-0-0 ¤xb3+ 14 cxb3!
negras asumen la iniciativa en el £b6 15 ¢b1 0-0-0 16 b4! y 17
flanco de dama antes de haber ¤b3, como en una partida poste-
enrocado, y dejan el rey como un rior de Botvínnik. La alternativa
objetivo inmóvil. Las blancas po- es 11 ... 0-0, la jugada que las ne-
dían haberse anticipado a este gras trataban de diferir. Las blan-
plan con 8 £d2 para responder a cas seguirían entonces con su ata-
8 ... b5 con 9 a4!, una jugada que que: 12 h4 ¤c5 13 h5 ¤xb3 14
crea debilidades en todo el flanco axb3 b4 (de otro modo, 15 hxg6
de dama negro, ya jueguen 9 ... hxg6 16 ¥xg7 y mate) 15 ¤d5!
bxa4, ya 9 ... b4. Las blancas siem- ¥xd5 (15 ... ¤xd5 significaría
pre podrían enrocar corto más prescindir de una importante pie-
tarde. Pero las negras también za defensora del enroque) 16
pueden acomodarse. Por ejemplo: exd5, seguido de hxg6 ó 17 ¤c6, o
8 ... ¤bd7 y 9 ... £c7, antes de rea- incluso 17 ¥xg7. Las negras nun-
lizar el avance ...b5. ca pueden jugar realmente
...¤xh5, debido a g4 y al subse-
8 cuente mate en la columna h.
7
11 ... ¤c5
6
5
Las negras pueden eliminar un
4 atacante peligroso en cualquier
3 momento con ...¤xb3+. Una de
2 las razones por las que es tan po-
1
pular la formación blanca es que,
a b c d e f g h
en ‘b3’, el alfil es también una pie-
za defensiva excelente. Incluso si
se cambia por un caballo negro, la
11 0-0-0? ... posición del rey blanco sigue sien-
do relativamente segura.
Para entender por qué es esto
un error, debemos examinar 11 12 ¢b1 ¤xb3
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 186
4
16 ... ¤d7! 3
2
Un recurso fino que obliga a
1
las blancas a atacar a la desespera-
da. La clave de 16 ... ¤d7 es res- a b c d e f g h
5
Rashid Nezhmetdínov – Ale-
xánder Chistiákov; Semifinal del 4
1
1 e4 e6 2 d4 d5 3 ¤c3 ¤f6 4 a b c d e f g h
¥g5 dxe4 5 ¤xe4 ¥e7 6 ¤g3!? b6
7 ¥b5+ c6 8 ¥e2 ¥b7 9 ¤f3
¤bd7 10 0-0 h6 11 ¥xf6 gxf6?! Las blancas recogen el guante
y responden con el sacrificio
Esta partida representa un sa- oportunista de un peón basado
crificio de liberación de líneas de en la evacuación de la casilla ‘d4’
un peón por el cual las blancas para el caballo. Aunque eso difí-
buscan bombardear al rey negro, cilmente puede parecer suficien-
oculto tras la protección de un te, podemos prever algunas juga-
muro de peones. Aunque los peo- das para vaticinar una formación
nes ofrecen una barrera apa- de ataque con un caballo en ‘d4’,
rentemente infranqueable, ésta un alfil en ‘h5’, torres en ‘d1’ y ‘e1’
no siempre puede contener los y la dama en algún punto agresi-
trucos tácticos del atacante. vo. Las blancas amenazarán en-
Las negras han provocado, con tonces con sacrificios en ‘e6’ y
su 11ª jugada, un medio juego de ‘f7’, así como con la apertura de
doble filo. No retomaron en ‘f6’ líneas a base de c4. Ahora bien,
con pieza debido a la presión que disponer las piezas de esta mane-
habría seguido a 11 ... ¤xf6 12 ra sin el sacrificio de peón resul-
¤e5 y 13 ¥f3, o a 11 ... ¥xf6 12 taría imposible (¿desde qué otro
¤h5. En lugar de la tranquilidad lugar, si no es ‘d4’, podría la acti-
relativa que habrían conseguido vidad del caballo tener el mismo
con 10 ... 0-0 ó 10 ... £c7 y 11 ... 0-0- efecto?). Retrospectivamente, po-
0, las negras quieren un medio jue- demos decir que era mejor jugar
go con los dos alfiles y con posibili- 12 ¦e1 ó 12 ¤h5, pero si estuvié-
dades de ataque en la columna g. ramos sentados ante el tablero,
el sacrificio sin duda nos resulta-
(D) ría atractivo.
5
20 c4! ...
4
20 ... dxc4!
Ahora las blancas tienen su
objetivo. Ya no les interesa la pre- Pero las negras han preparado
sión contra ‘c4’ porque eso abriría un limpio sacrificio: 21 £f6 ¦h7
la columna a las piezas pesadas 22 ¤xf5 exf5 23 ¥xf7 £xf7! 24
negras y la gran diagonal al alfil. ¦d8+ ¦xd8 25 £xd8+ ¢g7 26
Sería efectivo después de 19 ... ¦e7 ¢g6, con tres piezas por la
£d8 20 c4! Por cierto, ¿cómo de- dama y una posición fácilmente
ben proteger las negras el peón ganada.
de f6? A 19 ... £e7 las blancas
pueden responder 20 ¤f5, y a 19 21 £xc4 ¦g8
... ¢g7, pueden seguir 20 £g4+
¢h7 21 £h4, en busca de una re- Las negras tienen el contraa-
petición de movimientos. Sólo taque a punto y fuerzan una serie
quedan, por tanto, 19 ... f5, que in- de simplificaciones con amena-
vita a la invasión de dama por zas. La primera es 22 ... f4.
‘f6’, y 19 ... ¤d7, que corta la co-
municación en la séptima fila e 22 f4 £e7!
invita al sacrificio 20 ¥xf7 ¢xf7
21 £h5+ y ¤f5 ó ¦xe6. Prepara la amenaza 23 ...
¤e4 y también planea trasladar
19 ... f5! la dama a ‘h4’. Si, ahora, 23
¤xf5, entonces 23 ... ¦xg2+ 24
Las negras han calculado esta ¢f1 £f6.
secuencia: 20 £f6 ¦h7 21 ¥g6
¤d7! 22 £h4 fxg6 23 ¦xe6 £d8! 23 £d4 ¤e4
24 £b4+ ¢f7 25 ¦de1 ¤c5. Una 24 ¥f3 ¤xg3
maniobra que puede considerar- 25 ¥xb7 £xb7
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 191
7
26 ... ¦c2! 6
27 £d6+ £e7 5
28 £b8+ ¢g7
4
29 £e5+ £f6
3
30 ¦d7 £xe5
31 fxe5 ¦xb2 2
32 ¦c1 ¢g6! 1
a b c d e f g h
El conductor de las negras se
mantiene despierto hasta el final.
Ahora se dispone a contestar a 33 Con la décima jugada, las
¦cc7 con 33 ... ¢h5, con lo cual su blancas inician una campaña es-
rey estará a salvo de las amenazas peculativa, una campaña que exi-
del perpetuo: 34 ¢h2 f4! 35 gxf4 ge de las negras una vigilancia
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 192
22 ¥d2 ¦c5!
7
1. Las blancas tienen una torre 6
menos, pero cuentan con las ame-
5
nazas 1 ¤f6+ y 1 ¥f6. ¿Qué haría
4
usted con negras?
3
1
a b c d e f g h
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 195
1
a b c d e f g h
8
3. Las blancas juegan 1 ¤f5.
7
¿Cómo deben defenderse las ne-
6
gras?
5
1
a b c d e f g h
1
a b c d e f g h
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1
a b c d e f g h
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CAPÍTULO 7
197
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 198
impedir su avance. Así pues, tie- ¤g7 14 ¤g2 ¥h3 15 ¦b1 £d7 16
nen que complicar las cosas. ¦f2 ¥xg2 17 ¦xg2 ¤g6 18 £b3
Vidmar se convenció de ello y ¦b8 19 £b5 ¢e7 20 ¦gb2 £c8 21
el juego evolucionó así: 21 ... ¦d6 £a4! a6 22 ¦b6.
22 ¤a4 ¦h6, con la amenaza 23 ...
£h4 24 h3 £xa4. Las blancas pa-
8
raron la amenaza con 23 ¦d4, pe-
7
ro después de 23 ... £c7! 24 h3
¦c8!, las negras consiguieron difi- 6
dor que tiene ventaja. Hasta una ¤h6 19 ¤f5) 17 ¤c4 ¢g7! (17 ...
partida patéticamente perdida ¤f7 18 ¤cxe5! fxe5 19 £c4 ¤h6
puede llegar a salvarse si el de- 20 ¤xe5 es demasiado fuerte) 18
fensor no se lo pone fácil a su ri- a4 ¤f7 19 ¤xb6 axb6 20 ¥xf7
val. ¢xf7 21 ¤xe5+ ¢g7! (no 21 ...
fxe5 22 f4). Pero las blancas han
recuperado su peón y ganarán
8
otro con 22 ¤c4.
7
Steinitz continuó jugando te-
6 nazmente con 22 ... b5 23 axb5
5 (23 ¤b6 permitiría a las negras
4 desembarazarse del alfil inútil,
3
tras 23 ... ¦a6) 23 ... £a7! 24 b6
£a4 25 £c5 ¦e8. Las negras
2
han conseguido dos cosas: sacar
1
a la dama de su encierro y poner
a b c d e f g h
su rey relativamente a cubierto.
El “único” problema que ahora
Esta posición se produjo en tienen, además del déficit mate-
una partida del Campeonato rial, es la camisa de fuerza que
Mundial de 1889 entre Chigorin las blancas han creado en el
(blancas) y Steinitz. El hecho de centro, que hace imposible que
que las negras no perdiesen en el alfil de dama pueda entrar en
pocas jugadas es sorprendente. juego.
Pero que no perdiesen de algún Siguieron más maniobras has-
modo resulta casi incomprensi- ta que las negras lograron prote-
ble... ¡y lo cierto es que estuvieron ger su flanco de rey: 26 f3 £c2 27
a punto de ganar! ¤e3 £b3 28 ¦b1 £f7 29 ¤c4 ¦a4
Veamos el desarrollo del jue- 30 ¦b4 ¦a6. Las negras han con-
go hasta llegar al diagrama: 1 e4 seguido milagrosamente que su
e5 2 ¤f3 ¤c6 3 ¥c4 ¥c5 4 b4 posición no se haya derrumbado
¥xb4 5 c3 ¥a5 6 0-0 £f6? 7 d4 aún. Obsérvese cómo le han qui-
¤ge7 8 d5! ¤d8 9 £a4 ¥b6 10 tado el veneno al avance ‘e5’ y le
¥g5 £d6?! 11 ¤a3 c6 12 ¦ad1 han hecho difícil la penetración a
£b8 13 ¥xe7 ¢xe7 14 d6+ ¢f8 las blancas por la columna a cap-
15 £b4 f6 16 ¥b3. taron la idea correcta: 31 £d4
Las negras jugaron bien a par- ¢g8 32 ¤e3 ¦a3 33 ¦a4! ¦b3 34
tir de esta posición extremada- ¦fa1!! ¢g7 35 ¦a8 ¦b5!
mente desagradable: 16 ... g6 (no Steinitz concibió la idea de
16 ... ¤f7 17 ¤h4 ¥d8 18 £c4 dificultar la inevitable victoria
Muntatge 001-223 22/2/06 09:57 Página 208
5
JUGADAS DESESPERADAS
4
¥a3 ¦e8 14 c5 ¤e4 15 £d3? ¤d7 para ellas, las negras lograron una
16 ¤a4 ¤e5 17 £c2 ¥d7! 18 posición ganadora con 21 ...
¦ad1 £c8 19 ¢h2 ¥xa4, y ahora ¥xb5! 22 bxc4 ¥xc4 23 ¥d3 b5!
20 ¥xe4. 24 £b1 £a6, y las blancas deja-
ron escapar sus mejores opciones
8
con 25 ¥xc4 dxc4 26 ¦d6.
Un ejemplo posterior de juego
7
a la desesperada se produjo en la
6
partida Tal – Keres, Torneo de
5 Candidatos, 1962: 1 e4 e5 2 ¤f3
4 ¤c6 3 ¥b5 a6 4 ¥a4 ¤f6 5 0-0
3 ¥e7 6 ¦e1 b5 7 ¥b3 0-0 8 c3 d6 9
2
h3 ¤a5 10 ¥c2 c5 11 d4 ¤d7 12
¤bd2 cxd4 13 cxd4 ¤c6 14 a3
1
exd4 15 ¤b3 ¤de5 16 ¤fxd4 ¥f6
a b c d e f g h
17 ¥d2? ¤xd4 18 ¤xd4 ¤d3! 19
¤c6? ¤xf2! 20 £f3? ¤xh3+! 21
¢h2 (21 £xh3 £b6+) 21 ...
La captura intermedia de las ¥e5+! 22 ¤xe5 dxe5 23 ¦fd1
blancas tiene por objeto evitar 20 ¤f4!, y las negras ganaron.
bxa4 ¤c4, que le concedería al
caballo negro una posición domi-
nante. Pero las negras llegan, pese ALFILES DE DISTINTO COLOR
a todo, a la ansiada casilla: 20 ...
¤c4!!, que parece decidir las co- La sutileza de explotar el tema
sas ante la doble amenaza 21 ... de los alfiles de distinto color pa-
¦xe4 y 21 ... ¤xa3. Dos piezas es- ra hacer tablas parece una tram-
tán atacadas y una de ellas debe pa sucia. Después de todo, si un
perderse. jugador ha ganado un peón –o in-
Pero las blancas aprovecharon cluso dos– tras un considerable
la ocasión para jugar 21 ¤b5!!, esfuerzo, no parece justo que su
que protege el alfil de dama y les rival pueda hacer tablas sólo por-
permite responder a 21 ... ¥xb5 que los alfiles respectivos no pue-
con 22 bxc4, y tener posibilidades dan controlar las mismas casillas.
de supervivencia. La otra opción Pero el ajedrez también puede
difícil sería 21 ... ¦xe4 22 bxa4 a6 ser injusto.
23 ¦xd5! axb5 24 £xe4 ¤xa3 25 Consideremos una aguda par-
¦fd1, con suficientes complica- tida del XXIV Campeonato de la
ciones para que las blancas sigan URSS, entre Efim Stolyar y Mija-
en la partida. Lamentablemente íl Tal:
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4 8
3 7
2 6
1 5
a b c d e f g h 4
19 ¥d2?! dxc4 4
20 ¦xe8+ £xe8 3
21 ¤xc4 ¥f6 2
22 ¥a5 £c8 1
a b c d e f g h
La posición de las negras es
mala, pero no está perdida. Aho-
ra se preparan para defender las La amenaza era, sencillamen-
debilidades y completar el desa- te, 25 ¤g4 ¥e7 26 f6! para dislo-
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car los peones del enroque en un No, por supuesto, 31 ... ¦xd5
momento en que las piezas ne- 32 £xd5. El verdadero truco de la
gras no pueden acudir en ayuda posición es 32 ¤b6 ¥d4! 33 £xc6
de su rey. Si, en esa variante, 25 ¥xf2+ y ...¥xb6. Lo cierto es que
... ¥g5, las blancas podrían jugar sólo pueden descubrirse estas po-
g3, para apoyar el avance h4. Pe- sibilidades si se buscan con ahín-
ro Keres sacrifica un peón para co. ¿Quién podría pensar que las
movilizar sus piezas inactivas. In- negras tienen posibilidades tácti-
cluso está dispuesto a asumir la cas en esta posición?
estructura deteriorada de su
flanco de rey en caso de 25 ¤d5 32 ¤xf6+ ¤xf6
¤c6! 26 ¤xf6+ gxf6 27 ¥c3 33 £xc6 ¦d1+!!
¤d4! 34 ¢h2 £b8+
35 £c7? ...
25 £d5 c6
26 £xc5 ¤d7 El final de damas, con 35 ¥c7
27 £d6 ¦a7 ¦xc1 36 £xc1 £c8 37 g4! ¤d5 38
28 ¦c1 ¤e5! ¥f4, ofrecía a las blancas su últi-
ma esperanza de ganar.
Otra jugada excelente que ac-
tiva las piezas negras. A 29 f4, la 35 ... £xc7+
idea es responder 29 ... ¦d7 30 36 ¦xc7 ¦d5
£c5 ¤d3 31 £xc6 £xc6 32 ¦xc6 37 ¥b6 ¦b5!
¥d4 y ...¦e7. Keres sabe que
mientras mantenga igualado el Precisión hasta el fin. Las ne-
número de peones en el flanco de gras podrían perder, en caso de
dama, tendrá buenas posibilida- 35 ... ¦xf5 36 ¦a7, porque el peón
des de tablas. Con una mayoría pasado y distante de la columna a
en el flanco de rey, las blancas no correría rápido hacia la meta.
tienen porqué ganar.
38 ¦c8+ ¢h7
29 ¤d5 ¤g4 39 ¦c6 ¤d5
7
No 11 ... f6 12 e5! Con la textual
6 las negras amenazan con resolver
5 la mayoría de sus problemas del
4 medio juego mediante 12 ... £g4.
3
2
12 h3 ¤b5
13 ¤f3 ¥c5
1
14 ¤e5! £e7!
a b c d e f g h
CAPÍTULO 2
1. Las negras pueden jugar 1 ... g5!!, devuelven un peón para mantener
cerrada la peligrosa columna h. En una partida del Campeonato Mun-
dial de 1957, Botvínnik quedó mucho mejor después de 2 ¥xg5 £d6 3
¦h4 ¤f6! 4 ¥xf6 £xf6 5 ¦xg4+ ¢h8 6 ¢b1 ¦g8, porque puso en mar-
cha su propio ataque mientras su rey quedaba cubierto por el peón
enemigo de ‘h5’.
2. Las blancas mantuvieron compacto flanco de dama con un sacrificio: 1
bxa4 £a6 2 ¦b5! ¥c6 3 ¤d2! ¥xb5 4 axb5 £a3 5 ¤b1 £a5 6 a4 e6 7
¤c3 ¤e7 8 ¤e4 f5 9 £c3, en la partida Averbaj – Korchnói, XXXI
Campeonato de la URSS de 1963, que finalizó en tablas.
3. Las negras reforzaron su debilidad de ‘g6’ antes de que las blancas tu-
vieran tiempo de jugar b4, ¤f2-d3 y e5+. El juego siguió así: 2 ... ¥c6 3
£f3 ¥e8! 4 b4 ¥g6! 5 ¤f2 £d4 6 ¤h3 e5 7 ¤f2 ¦b2 8 ¢h2 £c4 9 ¦d1
¦b3 10 ¤d3 £xe4, y las blancas se rindieron. Uhlmann – Karpov, San
petersburgo, 1973.
4. La amenaza 1 ¥xh6 gxh6 2 ¦xh6 siempre puede contenerse con 2 ...
¥f6, pero es una buena idea eliminar ahora el alfil de dama blanco: 1
... ¥g5! 2 ¥xg5 £xg5 3 ¦h5 £g6, como sucedió en la partida Makogó-
nov – Pánov, San petersburgo, 1936, que siguió así: 4 ¤g3 ¤f6 5 ¤f5
¥xf5 6 exf5? £e8! 7 ¦xh6?! (en otro caso, seguiría 7 ... e4!) 7 ... gxh6 8
221
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CAPÍTULO 3
1. Las negras juegan 1 ... ¦xe1+ 2 ¦xe1 ¤e2+! 3 ¦xe2 ¥e6!, y las blan-
cas deben invertir un tiempo para defender su primera fila. En la par-
tida Grechkin – Guéler, Sverdlovsk, 1951, las blancas acabaron per-
diendo después de 4 g3 ¦d1+ 5 ¢g2 £c4 6 ¦xe6 £xe6 7 £c2 £d5+ 8
¢h3 g6!.
2. El único objetivo de las negras en el flanco de rey es ‘h2’, casilla que
amenazan con ...¥f8 y ...¦h5. Como ninguna de sus otras piezas puede
proteger ese punto, en la partida Petrosián – Gligoric, Zagreb, 1965, las
blancas jugaron 1 £g1!, y después de 1 ... ¥g4 2 ¦a5 ¥e2 3 ¤b3 ¥b4 4
¦a4 ¦b8 5 ¤e5 ¦bb5 6 ¦xc6 ¥d6 7 ¦c8+ ¢g7 8 ¦aa8 ¦xe5 9 dxe5
¥xe5 10 ¦c5, ganaron.
3. 1 ... £e1+! 2 ¦xe1 ¤f2+ 3 ¢g1 ¤xh3+ y 4 ... hxg6.
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4. La amenaza es f6. Las negras podrían impedirla con 1 ... f6, pero en-
tonces las blancas podrían atacar la base con g4-g5. En la partida Kan
– Riumin, San petersburgo, 1934, las negras jugaron la aguda 1 ... ¥f6!,
que además de frenar el avance cambia una peligrosa pieza enemiga.
Los peones doblados fueron un inconveniente menor, dado que no re-
sulta fácil atacarlos. Después de 2 ¥xf6 gxf6 3 £h5 ¢h8 4 ¦f4 ¦g8 5
¦h4 ¦g7 6 ¤d4 £e7 (obsérvese que de haberse avanzado el peón de f,
las blancas situarían ahora su caballo en ‘e6’) 7 ¤e2 ¤d7 8 ¤f4 ¢g8, y
las negras resistieron.
5. Las blancas amenazan con doblar torres en la columna h, en las si-
guientes cinco jugadas, y luego jugar f4. Las negras jugaron 1 ... ¢g8! 2
¢g2 ¢f7 3 ¦h1 ¢e7 4 ¦h5 ¢d8 5 ¦bh1 ¢c8 6 ¤d1 ¦cf7 7 ¤e3 ¦g6 8
¤f5 ¢c7, y el rey negro se encontró perfectamente seguro en el flanco
de dama, donde no es posible ninguna ruptura de peones. Gúfeld –
Taimánov, Moscú, 1969.
CAPÍTULO 6