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Angel Guillermo Peralta Castillo
FOTOGRAFIA
A principios del siglo XIX, en el año 1824, el francés Nicéphore Niepce obtuvo unas primeras
imágenes fotográficas que resultaron relativamente permanentes.
Cuando Niepce comenzó a investigar, necesitaba un poco más de ocho horas de exposición, a
la luz del sol, para obtener sus imágenes.
En 1827, Niepce se pone en contacto con Daguerre, quien se interesa por su invento e insiste
en un acuerdo de trabajo para que le revele su procedimiento, el cual logra firmar con Niepce
poco antes de su muerte en 1833.
Desde entonces, Louis Jacques Mandé Daguerre continuó sus experimentaciones, regresando
al uso de las sales de plata que habían sido desestimadas por Niépce. Daguerre utiliza los
problemas económicos que ha heredado el hijo de su colega para cambiar el contrato firmado.
El nombre de Daguerre aparecerá antes que el de Niépce en la invención del proceso
fotográfico y a cambio los derechos de explotación le serán reconocidos al hijo. En una
modificación posterior, el nombre del borgoñés desaparece por completo del papel mediando
una promesa similar.
Daguerre era un hábil diseñador y pintor de escenarios teatrales y ya había tenido mucho éxito
en París con sus espectáculos de luz y sombra llamados Dioramas, en los que combinaba
pinturas, luces, y accesorios teatrales para crear la ilusión de una realidad fantástica y en
movimiento, que asombraba al público.
Se cree que la idea de Daguerre, un hábil empresario, era utilizar la fotografía para lograr más
realismo en sus espectáculos.
Entre los años 1836 y 1838 Daguerre realizó numerosos ensayos previos sin divulgarlos.
En abril de 1838, obtuvo la conocida vista titulada Boulevard du Temple, con una exposición de
10 minutos. Esta imagen está considerada la primera fotografía en la que aparece una
persona: un cliente de un lustrabotas, en el ángulo inferior izquierdo. Anteriormente Daguerre
había tomado otras vistas de París y realizados bodegones.
En 1839 se hace público con apoyo del Estado Francés y gran despliegue de prensa, el
proceso para la obtención de fotografías sobre una superficie de plata pulida, a la que se
denomina daguerrotipo.
El Estado compraba a Daguerre la patente del invento para liberarla y le otorga una pensión
vitalicia.
Muchos periódicos publicaron la noticia y el método a seguir en todos los continentes a partir
de un manual escrito por Daguerre. Se desató un verdadero furor por el daguerrotipo.
A partir de sus invenciones, la humanidad podía detener el paso del tiempo y conservar la
emoción de ver un rostro querido en un pequeño rectángulo de metal.