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Curso 2021-2022
Resumen
Los últimos desarrollos en tecnologías de la comunicación, junto a otros
fenómenos como la globalización o la democratización del acceso a internet, han
supuesto un cambio de paradigma en la manera en que se valora la verdad, así
como en las vías de acceso que tenemos a la información. Este panorama ha
permitido que se acreciente la difusión de las ya conocidas fake news, que tienen
un grave impacto en el mantenimiento de las sociedades democráticas. Los y las
jóvenes, nativos digitales que aparentemente se desenvuelven con soltura en el
mundo online, son especialmente vulnerables a este tipo de manipulación. Este
trabajo analiza de qué manera, en los últimos años, la educación se ha hecho cargo
de esta problemática, generando secuencias didácticas que permitan hacer frente a
la desinformación mediante el desarrollo del pensamiento crítico en las aulas.
Palabras clave
Fake news posverdad desinformación alfabetización mediática
pensamiento crítico.
Resum
Els últims desenvolupaments en tecnologies de la comunicació, junt a altres
fenòmens com ara la globalització o la democratització de l’accés a internet, han
suposat un canvi de paradigma a l’hora de posar en valor la veritat o de
diversificar les vies d’accés a la informació. Aquest panorama ha permés
l’augment de la difusió de les conegudes fake news, amb el conseqüent impact a
les societats democràtiques. El jovent, natiu digital amb aparentment, destresa
innata per a moure's pel món online, és especialment vulnerable a aquest tipus de
manipulació. Aquest treball analitza com, als ùltims anys, l’educació s’ha fet
càrrec d’aquesta problemàtica, generant seqüències didàctiques que permeten fer
front a la desinformació mitjançant el desenvolupament del pensament crític a les
aules.
Paraules clau
Fake news posverdad desinformació alfabetització mediàtica
pensament crític.
2
ÍNDICE
1. INTRODUCCIÓN ........................................................................................................... 4
2. MARCO TEÓRICO ......................................................................................................... 6
2.1. Marco legislativo ......................................................................................................... 6
2.2. Fake news y posverdad: El poder de las palabras .....................................................11
2.3. Juventud y consumo digital: el peligro de no saber que no se sabe .......................... 16
2.4.1. Mientras tanto, ¿qué ocurre en las aulas? ............................................................. 23
2.4.2. Perspectivas actuales en la didáctica del pensamiento crítico. ............................. 25
3. OBJETIVOS .................................................................................................................. 28
4. METODOLOGÍA .......................................................................................................... 29
4.1. Criterios de selección ................................................................................................ 29
4.2. Corpus ........................................................................................................................ 31
4.3. Criterios de análisis ................................................................................................... 32
5. ANÁLISIS DE MATERIALES ........................................................................................ 34
5.1. Análisis de materiales desde una perspectiva externa............................................... 34
5.1.1. Años de diseño ........................................................................................................ 34
5.1.2. Cursos meta de las secuencias didácticas .............................................................. 36
5.2. Análisis pormenorizado de las secuencias didácticas ............................................... 39
5.3. Promover el pensamiento crítico a través del trabajo con fake news, ¿está pasando?
........................................................................................................................................... 64
6. CONCLUSIONES ......................................................................................................... 66
7. BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 68
3
1. INTRODUCCIÓN
La actitud, esencialmente, es tomar conciencia de la
realidad. No aceptar sin crítica propia, no aceptar sin
discusión interior de uno todo lo que nos dicen.
José Luis Sampedro (2011)
1
Datos extraídos del artículo “The Spread of true and false news online”, de Soroush Vosoughi,
Deb Roy y Sinan Aral (09/03/2018) publiado en la revista Science.
4
desde una enseñanza crítica del pensamiento en las aulas de Secundaria y Bachillerato.
Con el objetivo de identificar de qué manera la educación se ha hecho cargo, en
los últimos años, de esta nueva realidad social y digital, hemos analizado, por un lado, la
presencia en el currículo académico de las competencias en soberanía digital y
pensamiento crítico. Por otro lado, han sido también analizadas varias secuencias
didácticas que tienen como pilar central de su vertebración el análisis discursivo de las
fake news a través del desarrollo del pensamiento crítico como herramienta fundamental
para la participación ciudadana.
5
2. MARCO TEÓRICO
¿Qué ocurre cuando el mundo cambia de una
manera que continuamente desafía la verdad del
conocimiento existente y toma constantemente por
sorpresa hasta a las personas “mejor informadas”?
(Bauman, 2005)
7
para garantizar un desarrollo democrático ético y plural, el currículo formula ciertos
objetivos que son, a su vez, aquellos en los que se ha puesto el foco a la hora de analizar
en este trabajo los materiales anteriormente presentados.
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textos de carácter multimodal que reclaman una específica alfabetización audiovisual
y mediática para hacer frente a los riesgos de manipulación y desinformación.
6. Seleccionar y contrastar información procedente de diferentes fuentes de manera
progresivamente autónoma, evaluando su fiabilidad y pertinencia en función de los
objetivos de lectura y evitando los riesgos de manipulación y desinformación, e
integrarla y transformarla en conocimiento, para comunicarla desde un punto de
vista crítico y personal a la par que respetuoso con la propiedad intelectual. […] [E]s
imprescindible que el alumnado adquiera habilidades y destrezas para transformar la
información en conocimiento, reconociendo cuándo se necesita, dónde buscarla,
cómo gestionarla, evaluarla y comunicarla, adoptando un punto de vista crítico y
personal, y evidenciando una actitud ética y responsable tanto con la propiedad
intelectual como con la identidad digital. Se debe procurar que el alumnado,
individualmente o de forma colectiva, consulte fuentes de información variadas,
fiables y seguras en contextos sociales o académicos para la realización de trabajos o
proyectos de investigación, ya sea sobre temas del currículo o en torno a aspectos
importantes de la actualidad social, científica o cultural.
10. Poner las propias prácticas comunicativas al servicio de la convivencia
democrática, la resolución dialogada de los conflictos y la igualdad de derechos de
todas las personas, utilizando un lenguaje no discriminatorio y desterrando los abusos
de poder a través de la palabra, para favorecer un uso no solo eficaz sino también
ético y democrático del lenguaje. […] En los ámbitos educativo, social y profesional,
la educación lingüística debe capacitar para tomar la palabra en el ejercicio de una
ciudadanía activa y comprometida en la construcción de sociedades más equitativas,
más democráticas y más responsables en relación a los grandes desafíos que como
humanidad tenemos planteados: la sostenibilidad del planeta y la erradicación de las
infinitas violencias y de las crecientes desigualdades (Real Decreto 217/2022).
Frente a los retos del futuro que nos plantea la sociedad actual, resulta
esperanzador ver cómo la nueva ley educativa recoge en su currículo la importancia de
enfrentar la realidad digital a través del desarrollo del pensamiento crítico para garantizar
la justicia democrática. El análisis social que hace, por tanto, esta ley, plantea unas
pretensiones que nos parecen coherentes si tenemos en cuenta el contexto digital en que
nos enmarcamos. Era necesario este nuevo enfoque, además, si tenemos en cuenta que en
9
la anterior ley educativa, la Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de
la calidad educativa (2013), más comúnmente conocida como LOMCE, los términos
relacionados con lo digital aparecen en todo el documento un total de siete veces, siempre
puestos al servicio de lo digital como herramienta que sustituya al libro, pero nunca como
objeto de estudio. Podría alegarse que la colocación fake news es de aparición más
reciente, de ahí su ausencia en la Ley, pero es que otras ideas que sí son recogidas por la
LOMLOE, como “sociedad democrática”, aparece una sola vez y, más aún, ideas de
nueva incorporación en el currículo como “desinformación”, “manipulación” o “lectura
crítica” tampoco se trataban en leyes anteriores. En cuanto al tema que nos ocupa, en
relación con la desinformación a través de los medios de comunicación, concluimos que
en general, como apunta Sánchez García (2021, p.158):
2
Este año, el escritor Luis Verdú publicó la novela El prisionero de las 21.30 donde, por primera
vez, se recogía este término en nuestro país.
11
mediante la vivencia individual. ¿Qué tipo de encuentros colectivos permite esta nueva
realidad?
Es en este sentido en el que decimos que la posverdad es más que una distorsión:
genera un escenario absolutamente nuevo que responde:
sostener lo que antes era simplemente mentira no tiene ya las consecuencias socio-
políticas que tenía antes. Ahora el centro de la atención […] se sitúa en el receptor y
en su reacción subjetiva, que es ahora de carácter predominantemente sentimental
(Espinosa Zárate, 2019, p. 338).
Tenemos, por tanto, un marco común que ha dejado de servir como referencia
común; un escenario en el que “en la realidad [ya] no predomina la verdad, sino la
posverdad entendida como texto mediado que ha banalizado la mentira alterando los
valores de la verdad” (Rodríguez-Ferrándiz, 2018, p. 13). El peligro reside en que contar
con un lenguaje común no nos sirve únicamente para ponernos de acuerdo en cuanto a la
realidad descrita, sino que su potencial es también performativo, tiene consecuencias
materiales. Siguiendo las palabras de Klemperer (2001, p. 31):
[E]l lenguaje no solo crea y piensa por mí, sino que guía a la vez mis
emociones, dirige mi personalidad psíquica, tanto más cuanto mayores son la
naturalidad y la inconsciencia con que me entrego a él.
No podemos decir, sin embargo, que la posverdad sea, en sí misma, una “mentira”
o una “falsedad”, sino que más bien debemos hablar de ella como una composición de
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representaciones sociales ya asimiladas por la realidad, que permiten que una mentira sea
aceptada como una verdad (Terol-Bolinches, 2020). En este sentido, lo que hace la
posverdad es generar el marco idóneo para el cultivo y la propagación de la
desinformación.
Pero ¿qué es la desinformación? Aunque algunos diccionarios la definen
únicamente en términos de “información falsa”, este trabajo se acoge a la definición
ofrecida por la Comisión Europea, que pone el foco en la intencionalidad de esta
información y la recoge como “un ecosistema de producción, propagación y consumo de
información falsas, inexactas o engañosas que tienen afán de lucro o que buscan causar
daño público” (2017, p. 10). Es cierto que la desinformación no es un fenómeno nuevo,
así como tampoco lo es que la prensa se haya hecho eco de “noticias falsas” con el
objetivo de modalizar la opinión pública o generar beneficio económico. Notable es, por
poner un ejemplo, el caso del diario neoyorquino The Sun, que en 1835 multiplicó sus
beneficios y tuvo en vilo a toda la población estadounidense al contar la noticia (falsa) de
que se había avistado vida parecida a la humana en la luna. La diferencia (Salas Abad,
2019) es que en la actualidad los medios de masas y los procesos de digitalización han
acelerado, siguiendo la temporalidad líquida de la nueva era, la velocidad a la que esa
información se mueve a través de todo el mundo.
Así, un año después de haber sido nombrada la posverdad como Palabra del Año
por el diccionario Collins, le tocó el turno a la locución fake news. El término, aunque
circulaba bajo esa acepción desde hacía unos años, se hizo popular en la campaña
electoral estadounidense de 2016 cuando, de nuevo, Donald Trump la utilizó para
referirse a lo ocurrido durante el proceso electoral. Según el diccionario, la locución
aumentó su uso en ese año en un 365% (Salas Abad, 2019). De repente se
institucionalizaba la sistematización de un término, fake news, que hasta ahora había sido
recogido a través de palabras como bulo, noticia falsa, mentira… Aunque creemos
acertada la crítica que hace la periodista Isabel Meira (2020) acerca del peligro de
permitir, semánticamente hablando, la posibilidad de que exista una noticia que sea falsa,
creemos que tanto el carácter global de la locución fake news, así como el carácter de
intencionalidad que alberga, concretan mejor el fenómeno actual que queremos analizar
en las aulas, frente a otros términos más genéricos utilizados previamente a la “llegada de
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la posverdad”. Otros autores deciden adscribirse también al uso del mismo, y lo definen
como aquella información falaz pero con apariencia de noticia real, que se crea con el
objetivo de confundir a los y las lectoras y conseguir propagar una desinformación de la
que se obtiene beneficio económico o político (Marc Amorós García, 2018); o como “a la
desinformación como falta de información, o sencillamente manipulación de la
información e incluso abundancia de la información, infoxicación” (Mazurier, 2019, s.p.).
Sin embargo, sí utilizaremos en algunos casos el término “desinformación” como
sinónimo de fake news, para referirnos al complejo sistema de manipulación de la verdad
al que nos enfrentamos.
Una vez localizado el origen del término cabría preguntarse cómo se dan
exactamente los mecanismos que configuran una fake new. Su taxonomía, atendiendo a
los criterios establecidos por Tandoc et al. (2017), se puede dividir en una doble variante:
según el grado de autenticidad (facticity) y según el grado del engaño (deception). Por
otro lado, el periodista D. Alandete propone la siguiente clasificación:
Como vemos, las fake news aparecen con una intención clara, la de desinformar
para manipular la opinión pública acerca de temas políticos o económicos, y su forma de
presentarse incluye un amplio abanico de matices presentados siempre, eso sí, bajo la
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forma material de una noticia tradicional. Encuentran en el presente siglo el escenario
perfecto para expandirse porque:
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Para ver el impacto que esta realidad está teniendo ha de revisarse el consumo
digital que se viene dando en nuestra sociedad en los últimos años. En particular, nos
centraremos en los hábitos de consumo digital de la población joven, público sobre el que
reflexiona este trabajo, así como en su percepción sobre cuáles son sus herramientas para
hacer frente a las fake news.
Según un estudio llevado a cabo por Ipsos Global Advisor en 2018, España es el
país de la Unión Europea donde más credibilidad se da a las noticias falsas (López-
Borrull et al., 2019). Además de en credulidad, encabezamos también la lista de países
donde más se utilizan los dispositivos móviles, con un 88% de usuarios únicos (Bernal
Triviño et al., 2019). Dentro de estos porcentajes, los datos del INE (2021) revelan que la
gente joven utiliza sus teléfonos móviles diariamente en un 96,9% de los casos. Como
vemos, el uso de la tecnología se ha normalizado, integrándose completamente en nuestra
cotidianidad. Esta generación de jóvenes es también conocida como “nativa digital”, ya
que nacieron en un entorno en el que el uso de las tecnologías digitales era corriente; se
criaron en él, aprendieron a relacionarse consigo mismos y con los demás a través de lo
digital. Podemos afirmar que conocen el mundo a través de lo digital, si bien su acceso a
la información ha evolucionado con el tiempo, pero moviéndose siempre dentro de los
mismos rasgos fundamentales, que son:
Resulta fácil entender, teniendo esto en cuenta, la rapidez con la que lo digital ha
sustituido a los medios de comunicación tradicionales a la hora de informarse,
especialmente entre la gente joven. Como recoge el INJUVE en su informe 2020:
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Por comparación con estudios anteriores, uno de los resultados más interesantes de
la Encuesta INJUVE 2020 es que, por vez primera, el consumo de información
política por redes sociales o internet ha alcanzado los niveles de la televisión, que
hasta ahora había sido el medio más utilizado para este fin tanto por la juventud
como por los adultos. Casi la mitad, un 46% por ciento, utiliza las redes sociales para
informarse de política, y un porcentaje similar, el 44%, se sirve de la televisión. Por
el contrario, el recurso a los periódicos, que constituyen el canal más eficaz y el que
en mayor medida contribuye al conocimiento y a la participación en política (Fraile
y Iyengar, 2014), se ha ido reduciendo desde 2012 entre los jóvenes; en 2019 solo un
34% de estos los utilizan para acceder a la información política, al menos 1 o 2 veces
a la semana.
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comprarla, los textos de las noticias son muy largos y el diseño es poco atractivo
(2009, p. 126).
[s]e impone un ritmo diferente de lectura, mucho más veloz, menos detenido y, por
tanto, menos reflexivo sobre lo que lee. Esto vale tanto como decir que los “nativos
digitales” filtran los contenidos con una menor capacidad crítica y, de este modo,
son mucho más vulnerables a cualquier tipo de manipulación (Sánchez-García, 2021,
p. 156).
Esto quiere decir que no importa tanto saber, si no hacer como que se sabe, estar al
tanto de lo que está en boca de todos, pero sin necesidad de entender qué es eso que está
en boca de todos. Esto alimenta la amplitud de propagación de las fake news, pues la
desinformación se extiende principalmente con titulares. Según un estudio de la
universidad estadounidense de Columbia y el Instituto Nacional Francés, un 59% de la
población comparte noticias sin haberlas leído previamente (Alandete, 2019).
Por otro lado, esta avalancha de infoxicación deja a los y las adolescentes
desamparados a la hora de establecer una base real que afiance un terreno sobre el que
construir su identidad. No es únicamente una cuestión de confusión, sino que:
estamos lidiando con un problema que tiene que ver con el bienestar de los
niños: Las fakes news generan estrés y ansiedad cuando los y las jóvenes sienten que
no hay ningún punto de referencia sólido en el mundo, con lo que la meta pasa por
desarrollar el pensamiento crítico y las habilidades literarias (Tickle, 2018, en
Herrero-Diz et al., 2021, p. 2).
La realidad, sin embargo, es que los contenidos que consideran más fiables son
aquellos compartidos por personas en cuyos criterios confían, normalmente por la
relación que mantengan con esa persona o por su posicionamiento ideológico a nivel
social (Herrero-Diz et al., 2021). Se hace evidente el grado de vulnerabilidad al que se
enfrenta la gente joven, en gran parte sin ser consciente de ello. Esto visibiliza la
necesidad de abordar, desde las aulas y los espacios educativos, un proceso de
alfabetización mediática que ayude a los nativos digitales a abrirse camino en el
panorama de la desinformación. Como dice Ramón Mendoza Berjano (2008, p. 55):
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2.4. La necesidad de la alfabetización mediática en las aulas: el desarrollo del
pensamiento crítico como herramienta para la emancipación
20
desinformación, resulta indispensable definir primero qué entendemos por pensamiento
crítico.
En su artículo “Pensamiento crítico en el aula” (2012), López-Aymes hace un
repaso por las descripciones que han hecho diversos estudiosos sobre el tema. Según
Furedy y Furedy (1985):
Por otro lado, autores como Ennis (1985) hablan del pensamiento crítico como
“el pensamiento racional y reflexivo interesado en decidir qué hacer o creer” y que tiene
como finalidad “reconocer aquello que es justo y aquello que es verdadero, es decir, el
pensamiento de un ser humano racional”. Ennis, además, apunta que “el pensamiento
crítico está compuesto por habilidades (vertiente cognitiva) y disposiciones (vertiente
afectiva)” (pp. 43-44, en López Aymes, 2012). En cualquier caso, pese a la divergencia
descriptiva en algunas ocasiones, todas las definiciones asocian pensamiento crítico a
racionalidad, y en su mayoría lo describen como un conjunto de habilidades básicas.
Piette (1998, en López Aymes, 2012), por su parte, hace una propuesta de
categorización, dividiendo estas habilidades en 1) vinculadas a la capacidad de clarificar
las informaciones, 2) vinculadas a la capacidad de elaborar un juicio sobre la fiabilidad
de las informaciones, y 3) relacionadas con la capacidad de evaluar informaciones. Otra
propuesta de categorización, sugerida por diversos autores (Brunning et al., 1999, en
López Aymes, 2012) sería la de dividir estas habilidades en conceptos más generales,
como el conocimiento, la inferencia, la evaluación y la metacognición.
Este trabajo de fin de máster, sin embargo, sigue las tesis de Niño-Arteaga (2020),
cuyo enfoque se basa en que:
[e]l pensamiento crítico no puede ser por entero algo cerrado, pesado, sólido, neutral,
vinculado a normas fijas o leyes que no admiten controversia o se desvinculan de la
crítica al sistema de opresión y/o a la historia de la violencia en cumplimiento de
criterios lógicos o analíticos. El pensamiento crítico pensado desde la filosofía
21
remite a posibilidades fundamentales de la crítica: el debate, la creación, la
reflexividad, la contradicción, la acción, la cimentación de una postura ética y el
continuo cuestionamiento desde el escrutinio racional o la actividad política
propositiva. […] Al pensar el pensamiento crítico de esta manera, puede darse una
posibilidad de crítica en y hacia el mismo pensamiento crítico, una crítica al
pensamiento y una crítica al acto de pensar, para que no se esterilice como una
instrumentalización o asignatura o competencia que dispone de un conjunto de
habilidades para formar ciudadanos competentes frente a los retos tecnológicos y del
mercado (Niño-Arteaga, 2020, pp. 199-200).
22
Esta actitud crítica, activa, vinculada directamente con la realidad del alumnado y
fruto de un ejercicio reflexivo y de puesta en valor de la necesidad de conocer la verdad,
es la que consideramos necesaria para enfrentarse a la nueva realidad digital y sus
singularidades. En este sentido, la competencia informacional, entendida como la
dialoga directamente con el desarrollo del pensamiento crítico en las aulas, y suponen una
combinación de saberes que permitirán, “no solo distinguir lo verdadero de lo falso, o
distinguir entre subcategorías de fake news, sino sobre todo a leer los medios digitales
con la resiliencia escéptica que genera el pensamiento crítico” (McDougall et al., 2017).
No podemos obviar el hecho de que los avances tecnológicos pueden suponer, en
muchas ocasiones, un apoyo y una mejora para los avances pedagógicos en las aulas y sin
embargo, justo por el gran potencial que encierran, es imprescindible
Aceptamos, como dice Paulo Freire (1990, p. 116) que “estudiar es una tarea
difícil que requiere una actitud crítica sistemática y una disciplina intelectual que sólo se
adquiere con la práctica”. Compartimos también su idea de que, si no somos capaces de
superar la concepción de la educación como mero transmisor de conocimientos que
describen la realidad, no es posible que la conciencia crítica se dé. Por tanto, una práctica
liberadora que fomente el desarrollo del pensamiento crítico es aquella que “constituye
un acto de conocimiento” (Freire, 1990, p. 123), y que “facilita la autonomía progresiva
23
del pensamiento de nuestro alumnado para que sea capaz de afrontar con éxito cualquier
adoctrinamiento” (Díez-Gutiérrez, 2022, p.104).
Entendemos, por tanto, que ante este panorama –digital, de cambios en el
currículo educativo y en los paradigmas comunicativos– los libros de texto, manuales de
referencia a la hora de vertebrar muchas de las clases, deberían haberse hecho eco de esta
nueva realidad. Sin embargo, atendiendo a los datos aportados por el análisis efectuado
por Sánchez-García (2021), estos siguen manteniéndose ajenos a la problemática
informacional actual. Veamos, por ejemplo, cómo el tratamiento de los medios de
comunicación se perpetúa sin añadir el factor del análisis crítico que permita al alumnado
hacer frente a la desinformación y la manipulación:
Santillana Algaida Oxford Anaya
Clases de textos
1º ESO La noticia La noticia La noticia La noticia
Lenguaje e internet
Características del
lenguaje periodístico
Prensa digital
Textos periodísticos y
Géneros informativos Textos de
publicitarios
2º ESO (reportaje) información El reportaje
Ejemplos de textos
Géneros de opinión Textos de opinión
periodísticos
(editorial)
(clasificación, sección,
estructura)
Los textos
Los medios Textos en red Escribir es…
periodísticos
3º ESO Reportaje La crónica Taller de comprensión
Textos
Comentario de texto El reportaje oral
argumentativos
Informativos
Los medios Definición de texto La prensa
4º ESO Documentales
Géneros periodísticos Niveles de lengua Comprensión lectora
Reportajes
Textos
periodísticos y
El comentario de
Modalidades textuales publicitarios
textos no literarios Textos periodísticos y
1º Bach. Géneros de opinión Columnas
Textos orales y publicitarios
Análisis de un texto periodísticas
textos escritos
Comentarios de
texto
Información, Características
Géneros
El texto periodístico y persuasión y Funciones de los
informativos
2º Bach. el texto publicitario argumentación medios
Comentario de
Comentarios de texto Géneros Elementos de
textos periodísticos
periodísticos comunicación
24
Comentario de Textos periodísticos
textos orales
Géneros informativos
Géneros de opinión
Comentario de textos
Tabla 1. Contenidos relacionados con los medios en los manuales seleccionados (Sánchez
García, 2021, p. 159).
Dado que los manuales de texto parecen no estar satisfaciendo las demandas
sociales actuales en términos de desinformación, consideramos imprescindible un
acercamiento a las diferentes propuestas didácticas que se estén desarrollando e
implementando desde otros lugares, ya sea docentes a nivel individual, asociaciones a
nivel general, etc.
Como ya ha quedado patente, el desarrollo del pensamiento crítico debe ser un eje central
en la educación si queremos formar ciudadanos y ciudadanas capaces de construir
percepciones más profundas del mundo que comparten. Vemos también de qué manera
esto cobra especial relevancia en un contexto en el que, más que nunca, están expuestos y
expuestas a la manipulación producida por la desinformación y las fake news. A tenor de
25
lo recogido en la LOMLOE (2020) y viendo de qué manera los libros de texto se hacen
eco de este panorama, cabría preguntarse cuáles son los enfoques acerca de este tema que
se están viendo desde la Didáctica en los últimos tiempos.
Como resalta Ángela Bermúdez (2020), son varias las dificultades a las que el o la
docente se enfrenta a la hora de transformar en prácticas pedagógicas los ideales
amparados por el marco del pensamiento crítico. Por un lado, nos enfrentamos al reto de
diseñar una secuencia que recoja estos preceptos y los aterrice en el marco concreto de la
asignatura que estemos impartiendo. Por otro lado, la tradición histórica ha
conceptualizado el pensamiento crítico desde perspectivas diferentes, con lo que se hace
necesario encontrar una propuesta que las concilie. Finalmente, la autora destaca la
frecuencia con la que, en el aula, se confunde enseñar pensamiento crítico con enseñar
contenidos críticos. ¿Cómo llevamos esto a las aulas? Para dar respuesta a esta pregunta,
la autora hace un recorrido por los diferentes enfoques desde los que se trata el
pensamiento crítico. En primer lugar, encontraríamos el Movimiento del Pensamiento
Crítico (Siegel, años 80), que lo concibe como una evaluación metacognitiva de los
argumentos y los procesos de razonamiento, con el objetivo de conseguir la
autocorrección a la hora de tomar decisiones. Encontramos también el enfoque de la
pedagogía crítica, impulsado por autores como Freire o Gireaux, que abogan por la
necesidad de deconstuir las relaciones de poder y las estructuras que la sustentan, con la
intención de generar una conciencia propia que dirija hacia la emancipación y la
transformación social. Otro enfoque distinto sería el propuesto por la escuela de la
Educación moral (con Kohlberg, entre otros autores), que se inclina por el trabajo del
juicio reflexivo sobre dilemas o controversias para cuya resolución es necesario tener en
cuenta diferentes puntos de vista. Por último, otro enfoque se decanta por la enseñanza y
aprendizaje de la Historia, y plantea la importancia de comprender el pasado para ponerlo
en relación crítica con el presente.
Rescatando las palabras de Journell, lo que está claro es que en la situación actual
“the analyses of fake news need to move beyond “a media literacy standpoint” to engage
with “system issues” that seeds its influence” (2019, p. 8). Queda claro, pues, que
llegados a este punto resulta capital hacer un ejercicio pedagógico que vaya más allá de la
dicotomía verdadero/falso, y que permita evidenciar los mecanismos sistémicos que
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ponen en marcha estos discursos, haciendo peligrar la convivencia democrática.
Para materializar esta necesidad en propuestas concretas, Bermúdez (2020) hace
una abstracción de los enfoques históricos que han trabajado sobre el pensamiento crítico,
y propone cuatro herramientas comunes a todas ellas:
• Planteamiento de problemas, que permite indagar sobre nuestras creencias y
afirmaciones, atendiendo a que estas son siempre potencialmente revisables.
• Escepticismo reflexivo, que fomente la inclinación a la duda y promueva el “deseo
de saber la verdad” (Espinosa Zárate, 2019).
• Multiperspectividad, necesaria para asumir que la realidad es compleja y diversa,
y no caer en dogmatismos o argumentos reduccionistas.
• Pensamiento sistémico, para practicar un análisis de la información en capas que
permita generar una comprensión del mundo en red.
Resulta evidente que el cuerpo docente es consciente de la necesidad de ir un paso
más allá en el análisis de las fake news, y cree necesario integrarlas como una parte más
de las estrategias frente a la manipulación a través del desarrollo del pensamiento crítico.
Por tanto, entendemos que las vías actuales incluyen una parte de comprensión del
fenómeno, pero, muy importante, incluyen también espacios para el cuestionamiento
crítico. Todo ello, por supuesto, acompañado de una educación basada en el buen uso de
las TIC.
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3. OBJETIVOS
[E]xisten objetivos específicos para nuestros
esfuerzos analíticos, que sirven como puntos de
partida para reflexiones comunes y que deberíamos
formular.
(Freire, 2001)
Este trabajo tiene la intención de establecer una visión general de cómo el sistema
educativo ha abordado la relación que se establece entre el alumnado de secundaria y su
acceso a la información online en los últimos años, analizando el desarrollo de materiales
didácticos específicos con especial atención a la implementación (o no) de una pedagogía
crítica y emancipadora en las aulas. Para ello, este trabajo se plantea el siguiente objetivo
principal:
– Analizar las secuencias didácticas diseñadas en los últimos años acerca del
trabajo de las fake news en relación con el desarrollo del pensamiento crítico.
28
4. METODOLOGÍA
En el mundo realmente invertido, lo verdadero es un
momento de lo falso.
(Guy Debord, 1999)
La metodología implementada, por tanto, para llevar a cabo este trabajo, ha sido la
búsqueda y posterior sistematización de diferentes secuencias didácticas que, más tarde,
han sido analizadas en base a los últimos desarrollos en teoría del pensamiento crítico y
de alfabetización digital.
Para la selección del corpus se llevó a cabo una primera búsqueda mediante las
palabras clave “secuencia didáctica”, “educación” y “fake news” en diferentes motores de
búsqueda (Google y DuckDuckGo). Gracias a esta primera búsqueda encontramos
también los materiales físicos publicados en forma de libro Con las FAKE NEWS no se
juega y Educar en el aula sobre FAKE NEWS, ambos de la autora Jacqueline Sánchez-
Carrero, que conseguimos para su posterior análisis. A continuación, se realizó una
segunda búsqueda, utilizando las mismas palabras clave, a través del buscador de
contenidos de la página de la editorial Graó (https://www.grao.com/). Por último, para
ampliar con mayor profundidad en algunas de las secuencias didácticas encontradas, se
contactó directamente vía correo electrónico con las entidades o centros que las habían
llevado a la práctica.
Para centrar con mayor precisión el objeto de estudio de este trabajo, se
29
descartaron aquellas secuencias didácticas que no habían sido diseñadas para cursos de
educación secundaria o bachillerato, así como las que presentaban actividades que,
aunque trabajaban el concepto de las fake news, estaban descontextualizadas o fuera del
marco de una secuencia didáctica. Asimismo, descartamos aquellas propuestas que
únicamente ofrecían infografías acerca de cómo saber identificar una fake new o enlaces
a motores de identificación de bulos (tipo malditobulo.es), por no ofrecer actividades
prácticas que supusiesen un trabajo crítico acerca de la desinformación, y no trabajasen
aspectos relacionados con las competencias específicas de nuestra asignatura.
En la siguiente tabla se muestran los datos globales que manejamos en esta
primera fase de selección:
Por otro lado, mostramos en la siguiente gráfica los motivos por los que fueron
descartadas las diferentes propuestas encontradas:
30
4.2. Corpus
En total, como hemos podido ver más arriba, este estudio ha acabado por seleccionar
quince secuencias didácticas diferentes para, posteriormente, realizar un análisis más
pormenorizado de las mismas.
Conociendo la necesidad de sistematizar un modelo de citación que facilite la tarea
del análisis, se ha diseñado la siguiente tabla, que incluye datos referentes a la autoría de
cada secuencia.
El corpus seleccionado abarca desde 2010 (1º secuencia localizada con los términos
clave indicados más arriba) hasta 2021, si bien la mayoría de las propuestas se diseñan en
los cuatro últimos años. En cuanto a los cursos, se han incluido propuestas de todos los
cursos de ESO y Bachillerato, aunque el grueso de las propuestas está en 3º y 4º de ESO.
Tanto los datos del año de producción como los del curso para el que han sido diseñadas
se analizarán por extenso en el apartado 5.
Asimismo, cabe comentar que tres de las propuestas (Col·legi de periodistes de
Catalunya, 2010; EduCAC 2019 y Olmos, 2020) están en catalán y las doce restantes en
castellano. En este caso, hemos incluido todas dado que nos interesaba la perspectiva
desde la educación, más allá de cuál fuera la lengua primera utilizada.
Nombre de la propuesta
Curso Competencias
Implementada Consultada en
Como se puede observar, en esta primera parte del análisis nos han interesado
cuestiones de orden práctico como el año de diseño y el curso de producción, así como si
se implementó o no la secuencia, pero, sobre todo, se han recogido aquellos aspectos que
tienen que ver con su diseño, como la metodología, las competencias a las que atiende o
32
el tipo de producción que debe elaborar el alumnado al finalizar la secuencia.
Posteriormente, una vez sistematizados estos datos, se ha procedido a hacer un análisis
del contenido de las mismas en relación con el desarrollo del pensamiento crítico que
plantean, así como en relación a la potencial capacidad de las SD para desenmascarar la
intención, tras la mentira, de generar una visión de mundo concreta, subordinada a unos
intereses también concretos.
33
5. ANÁLISIS DE MATERIALES
Teniendo en cuenta todo lo visto hasta el momento acerca de la urgencia de
implementar en el aula secuencias didácticas que trabajen, desde un enfoque crítico que
permita la emancipación, para dotar al alumnado de herramientas contra la
desinformación; y siendo patente la escasa presencia de esta necesidad en los libros de
texto, presentamos a continuación un análisis de las diferentes propuestas que se están
generando para abordar en clase la problemática de las fake news.
Por un lado, los años de diseño de las secuencias nos permiten entender con
mayor claridad cuáles son los hitos sociales a los que nos estamos enfrentando en cada
momento.
34
Como podemos observar en la gráfica 3, la primera secuencia analizada la encontramos
en el año 2010 (Colegio de periodistas de Catalunya, 2010). Después de eso, hay tres
años donde no se generan demasiadas propuestas entorno a estos temas, ya que
encontramos la siguiente tres años más tarde (APDHA, 2014) y, aparentemente, no
vuelven a verse desarrollos de secuencias didácticas que traten la problemática de la
desinformación hasta 2018, con una progresión que va en aumento hasta 2021.
Para comprender estos lapsos temporales es necesario tener en cuenta el hecho de
que las asociaciones que diseñan sendas secuencias vienen trabajando con estos formatos
desde que se crearon (2010 y 2014), pero van ajustando el contenido de sus secuencias a
las necesidades de cada momento. En cualquier caso, nos ha parecido interesante reflejar
las fechas en que comenzaron a trabajar en tanto que reflejan una preocupación por la
alfabetización mediática (2010) y por el pensamiento crítico frente a los discursos de odio
(2014), pues ilustran de qué manera estos conflictos sociales empezaban a tener un reflejo
en la necesidad de ser tratados en el aula. Por un lado, a finales de 2008 salía al mercado
la primera versión del software “Android”, que en los años siguientes se normalizó en la
mayoría de las familias españolas y pasó a convertirse en una extensión de nuestra
cotidianidad, generando nuevas formas de acceso a la información y nuevas maneras de
relacionarse. Esta nueva herramienta puso de manifiesto la necesidad de educar en una
perspectiva crítica en el uso de las TIC, y bajo este panorama el Colegio de periodistas de
Catalunya comenzó su proyecto de alfabetización desde una perspectiva crítica. Por otro
lado, APDHA (2014) recoge la coyuntura social vivida en los años 2013-2014, donde a
nivel europeo asistimos al auge de partidos ultraderechistas en las cámaras de diferentes
países (Amanecer Dorado en Grecia, el Frente Nacional en Francia, UKIP en Reino
Unido…), que tenían en sus programas un discurso eminentemente racista o xenófobo. A
su vez, en España vivíamos por primera vez desde la transición el fin del bipartidismo, y
las calles bullían en una revolución social que denunciaba los discursos y estructuras
políticos tradicionales, a través de movimientos como el 15M, que se materializarían al
año siguiente en la llegada del partido izquierdista Podemos al congreso. Se entiende, por
tanto, que APDHA viera en este panorama el momento idóneo para tratar los discursos de
odio y la necesidad de un cambio de paradigma también desde una perspectiva crítica.
35
Sorprende, en cualquier caso, el vacío encontrado en los años posteriores, sobre
todo si tenemos en cuenta que el acceso de la juventud al smartphone aumentó en esos
años y que, además, empezaron a tener gran impacto en la forma en que compartíamos
información redes sociales como Youtube (creado en 2005), Snapchat (creado en 2011),
Instagram (creado en 2010 pero con un incremento en el número de usuarios en 2015,
cuando fue comprado por Facebook) o TikTok (lanzado en 2017, pero con un aumento de
usuarios del 150% durante la pandemia de 2020). Si estas aplicaciones ya empezaban a
moverse años antes de 2018, ¿cómo se explica que, hasta ese momento, no hubiese un
repunte en el diseño de secuencias didácticas que trabajasen conjuntamente fake news y
pensamiento crítico? Aunque la necesidad de profundizar en la alfabetización digital
debería ser una preocupación intrínseca a su desarrollo, más allá de los acontecimientos
sociales concretos que ocurran en cada momento, es fácil entender cómo, tras el
protagonismo que cobraron términos como posverdad o fake news en 2016 y 2017, la
nueva realidad reflejase en la educación la necesidad de diseñar herramientas que
permitiesen hacer frente a estos nuevos retos, especialmente si consideramos el consumo
digital por parte de la población joven, que según un estudio publicado por Common
Sense Media, aumentó en un 36% desde 2012, llegando a un 90% de uso diario por parte
de los jóvenes de entre 11 y 15 años, según datos aportados por el portal Statista. Se
entiende también que, si la mayor parte de las redes sociales adaptaron sus formatos para
hacerlos compatibles con el sistema Android en 2016, las consecuencias tardasen un
tiempo en ser visibles. El repunte de estas secuencias durante los años 2020 y 2021 es
fácilmente comprensible si tenemos en cuenta que, durante la pandemia provocada por la
Covid-19, el uso del teléfono como herramienta para acceder a la información aumentó
en un 170% durante y, además, se detectó un 46% de difusión de información falsa en
relación con el virus, según datos aportados por la aplicación Qustodio y el
Eurobarómetro.
36
Gráfica 4. Etapa educativa para la que está pensada la secuencia.
37
de fake news, como puede ser la comprensión crítica de textos, la capacidad para abstraer
argumentos en una noticia o la destreza para detectar aspectos relacionados con la
coherencia, la cohesión o la modalización.
En cuanto a la gran cantidad de secuencias diseñadas para los cursos de 4º de la
ESO, suponemos que esto se debe principalmente a dos motivos. Por un lado, se trata de
un curso de fin de ciclo, en el que el alumnado, durante toda la ESO, ha ido trabajando
aspectos que le faciliten acercarse a una mejor comprensión de textos propios de la
dimensión social o política. Por otro lado, en este curso el alumnado entra en una fase de
desarrollo moral que, atendiendo a la división propuesta por Kohlberg (1992), le prepara
potencialmente para la adquisición y desarrollo de un criterio propio. Es por eso que esta
puede ser una buena etapa para trabajar la reflexión crítica poniendo especial énfasis en el
trabajo del pensamiento crítico. Sin embargo, del mismo modo que el trabajo de
Kohlberg tiene limitaciones, también supone una limitación creer que ciertos aspectos
abstractos deben ser tratados únicamente a cierta edad: con los pertinentes ajustes en
cuanto al desarrollo cognitivo de cada etapa, cualquier niño o niño en edad de cursar la
educación secundaria obligatoria tiene capacidad para ir asumiendo, poco a poco, los
retos que propone el pensamiento crítico. De hecho, este tipo de aprendizaje requiere,
como ya se ha comentado, de unos tiempos muy dilatados, por lo que su éxito final
dependerá en gran medida de cuán pronto han comenzado a darse estos procesos críticos
en clase. Por último, atendiendo a las cifras vistas anteriormente, la posesión de
dispositivos digitales cada vez a edades más tempranas es una realidad, por lo que es
necesario que, desde bien pequeños, los y las niñas comiencen a ser formados en
alfabetización mediática y digital.
En cuanto a las secuencias diseñadas para otros grupos, encontramos una dirigida
a alumnado de ELE y otra diseñada para alumnos y alumnas de PMAR. En este sentido,
aunque consideramos estos espacios de formación tan importantes como el resto, creemos
que en estas aulas es mucho más fácil caer en la instrumentalización de materiales como
las fake news o los bulos, vaciándolos así de su potencial crítico. Este factor se tendrá en
cuenta a la hora de analizar ambas secuencias.
En conclusión, vemos que hay factores que justifican la acumulación de
secuencias de este tipo en el curso de 4º de la ESO y, sin embargo, creemos también que
38
hay motivos de sobra para ampliar la implementación de estas más allá de este curso, en
relación tanto con la salud digital como con el desarrollo del pensamiento crítico.
39
y tampoco ofrece herramientas que permitan evaluar si el taller ha tenido o no impacto en
el público. Por descontado, creemos firmemente que la metodología del taller expositivo
en una sesión no permite que se dé ni el tiempo ni el espacio para que se genere una
reflexión en la acción que tenga un verdadero impacto en el desarrollo del grupo. En este
sentido, nos encontramos ante una propuesta expositiva que, además, en su versión de
este año, se implementó de manera online. Durante el taller, se explica el código
deontológico del periodismo y se enseñan herramientas para generar una “dieta mediática
saludable”. Si atendemos, además, a la necesidad de participar activamente de la
educación para que se produzcan procesos de verdadero aprendizaje, no podemos sino
considerar que esta propuesta no es la indicada para trabajar ni el impacto de las fake
news en la juventud, ni los motivos que impulsan a la manipulación mediática ni, por
supuesto, el desarrollo del pensamiento crítico.
41
en el canal (las fake news) y no tanto en el tema social a tratar, pues visto el primero, es
posible proyectar las herramientas conseguidas para desarticular todo lo demás, y para
garantizar nuestra salud digital. Entendemos, en cualquier caso, que esta propuesta
persigue resolver problemas relacionados con los derechos humanos, y no tanto con el
consumo de información, lo que justificaría qué prevalece sobre qué en esta secuencia.
A lo analizado hasta ahora hemos de añadir que la organización propone, en caso
de no poder darse el tiempo para realizar las tres sesiones, que se desarrolle únicamente la
visita a los paneles divulgativos. Consideramos que la transmisión unidireccional de
conocimientos, más centrada en una metodología expositiva que en una participativa va
en contra de los principios necesarios para que se desarrolle el pensamiento crítico. Por lo
tanto, aunque la propuesta nos parezca interesante en la manera en que vincula fake news
y construcción de discursos de odio, consideramos que no garantiza las actividades o
tiempos necesarios para potenciar la reflexión o el pensamiento críticos.
42
A lo largo de 4 sesiones, el alumnado trabajará en un proceso de reflexión crítica
analizando los datos de la investigación cualitativa y cuantitativa que llevarán a cabo
siguiendo la dispersión de la noticia que han creado. Esta secuencia, que comienza su
fase de observación de manera rompedora, haciendo pasar en clase una fake new como
verdadera, para después reflexionar de manera conjunta acerca de cuáles son los factores
que han hecho que el grupo se crea la noticia, supone una experiencia inmersiva de
aprendizaje significativo, pues tiene un impacto claro en la cotidianidad del alumnado.
Además, en tanto que genera procesos de escritura colectiva a través de rúbricas, pues
toda la clase trabaja en grupo en la redacción de la noticia falsa a difundir, moviliza un
proceso que ayuda a “socializar la escritura y construir su significado colectivamente”
(Sánchez-Enciso, 2008, p. 30).
Aunque en otras ocasiones hayamos podido considerar que 4 sesiones no son
suficientes para adentrarse en el complejo entramado de la posverdad, esta secuencia
propone un trabajo que rebasa los límites del aula, pues gran parte del seguimiento de la
noticia se da en el día a día, de manera que en clase el tiempo está al servicio de
generación colectiva de herramientas, debates reflexivos, llegada a acuerdos… De esta
manera, la secuencia genera un continuo entre lo que ocurre en el aula y lo que ocurre en
la vida, enriqueciendo los procesos de aprendizaje que se desprendan de la secuencia.
Si bien es cierto que, para poder comprender mejor la secuencia, en aras de ser
replicada posteriormente en otros centros, sería necesario desarrollar con mayor precisión
lo trabajado en cada sesión, creemos que se trata de un enfoque muy acertado que permite
que, a la vez que el grupo es consciente desde la experiencia de la vulnerabilidad a la que
está expuesto ante la desinformación, se activen los motores de reflexión necesarios para
generar pensamiento crítico en cuanto a la secuencia que se está desarrollando.
43
actualidad/noticias/actividades-
para-llevar-al-aula-la-
competencia-informacional
Tabla 8. Análisis de UNIBA (2019)
Esta secuencia diverge del resto en tanto que está pensada para ser implementada
en un aula de alumnado de español como lengua extranjera. En este sentido, entendemos
que el objetivo de la secuencia es mucho más funcional y que, aunque haga un uso crítico
de las fake news, lo hace desde un lugar que tiene más que ver, como veíamos
anteriormente con las propuestas de los libros de texto, con el pretexto para acercarse a la
gramática, que con la voluntad de desarrollar el pensamiento crítico.
Esta propuesta se divide en actividades, pero no en sesiones. La primera actividad
es de observación y activación de conocimiento previos y propone, a través de preguntas
sobre los hábitos informativos, generar una lluvia de ideas para ver cuáles son los
términos que maneja el grupo a este respecto. La segunda actividad es responder a un
cuestionario de preguntas cerradas sobre los hábitos informacionales del tipo “¿cuánto
tiempo utilizas internet diariamente?” o “¿Con quién sueles compartir recursos
informativos?”. La segunda actividad de esta sesión consiste en, por parejas, generar un
nuevo cuestionario utilizando el anterior como base para entrevistar a personas cercanas
acerca de sus hábitos de consumo digital. Con estos datos se pretende elaborar
posteriormente un informe sobre los perfiles de los usuarios y una presentación por
grupos para buscar conexiones y diferencias entre la información recogida por cada
persona. En la tercera actividad se realiza un acercamiento al formato de la noticia
utilizando las fake news como pretexto: se muestran algunas herramientas prácticas para
detectarlas y se aportan varios titulares para que discriminen si se trata o no de un bulo.
Como actividad complementaria, la secuencia propone que el grupo tenga que redactar
noticias verdaderas en base a los titulares fake dados. Finalmente, la última actividad
consiste en analizar la importancia de las fuentes y aprender a citarlas correctamente.
La propuesta, dividida en estas cuatro actividades, propone una adaptación y
profundización personalizada para cada grupo, atendiendo a sus capacidades o a sus
características particulares. En cualquier caso, aunque consideramos que las actividades
son interesantes y pueden servir de base para generar otro material, la secuencia queda
demasiado abierta: no plantea objetivos, no tiene una línea metodológica clara y tampoco
44
hace ninguna propuesta de evaluación. De igual manera, tampoco parece generar
dinámicas que permitan saber cuáles son los temas que interesan al grupo, para trabajar
así con materiales que les motiven. Además, como ya comentábamos, el tratamiento de
las fake news o de la alfabetización mediática se da desde una óptica más instrumental
que reflexiva, y no facilita recursos que generen un pensamiento crítico en base la
manipulación mediática y a la manera en que esta genera realidades. Aunque la idea es
buena, su tratamiento es demasiado simplista y operacional, y no cumple con los
requisitos necesarios para poder considerarla una secuencia didáctica que profundice en
el poder de la desinformación y en cómo hacerle frente mediante el desarrollo de la
reflexión y el pensamiento crítico.
A qui em crec?
TIC
Año de diseño 2019 Metodología
Aprendizaje por proyectos
Adaptable a cualquier CSYC
Curso curso de la ESO o Competencias CD
bachillerato CLL
Nº sesiones 3 Tipo de producción Infografía
https://www.educac.cat/profes
Implementada Sí. Consultado en sorat/unitats-didactiques/qui-
em-crec#tab-2
45
reflexiona sobre el daño de la infoxicación, se evalúa qué parámetros definen la
credibilidad de cada noticia y se desarrollan las herramientas necesarias para
aprender a contrastar la información a la que están expuestos. En la segunda sesión
se trabaja en grupos la escritura de una noticia, atendiendo a los parámetros
observados en la sesión anterior. Nuevamente, el trabajo en pequeños grupos pero
con titulares compartidos permite evidenciar cómo la manera de presentar la
información varía en relación a los aspectos en los que se ponga el foco, y cómo
esto condiciona su apariencia de veracidad. En último lugar, la secuencia centra su
última sesión en trabajar con las fake news y en cómo detectarlas a través del uso de
fact checkers.
La propuesta de EduCac (2019) incluye de manera gratuita todos los
materiales necesarios para implementar el bloque “Información” en nuestras aulas,
así como guías docentes que permitan facilitar su desarrollo, y material
complementario para trabajar fuera de casa quizás, como veíamos en otras
propuestas, para generar espacios educativos con las familias, que permitan
estrechar los lazos entre los mundos donde mayor parte del tiempo pasan los y las
jóvenes: la escuela y su casa.
Aunque en un primer momento nos dio la sensación de que la duración de la
secuencia era demasiado breve para trabajar con éxito los elementos que estamos
revisando, una mirada al conjunto nos permitió evidenciar que la secuencia
funciona a la perfección como parte del bloque general. En este sentido, esta
propuesta cumple su objetivo principal, el de aprender a discriminar la información
que recibimos, y genera espacios de reflexión que, junto con el resto de secuencias
del bloque, dan cabida a la interrogación crítica, al debate y al posicionamiento
cívico a través del desarrollo ético. Aplaudimos la iniciativa del centro en el que se
implementó de dedicar un tiempo y espacio concretos al desarrollo de tal programa,
pues no solo es una labor que viene recogida en la LOMLOE como necesaria, sino
que además recoge perfectamente los nuevos retos a los que tiene que enfrentarse
nuestro alumnado en la actualidad. Creemos, sin embargo, que es difícil que un
centro encuentre la manera de implementar algo así, sin quitar espacio a otras
asignaturas o saturar al alumnado, pero pensamos que con una buena reunión de
46
centro este proceso podría adaptarse para convertirse en un fantástico programa
interdisciplinar de aprendizaje por proyectos.
47
La secuencia está pensada para ser implementada en seis talleres diferentes, por lo
que entendemos que se impartirán dos talleres por sesión. Cada uno de ellos incluye una
actividad temática que, en conjunto, propone un recorrido transversal a través de los
diferentes aspectos importantes en torno a las fake news. La primera sesión inicia con una
serie de preguntas que el grupo debe responder, con las que se pretende generar un debate
para saber cuáles son los conocimientos de la clase previos al desarrollo de la secuencia.
A continuación, se continúa con una actividad llamada “Desmontando mentiras”, en la
que se presenta una batería de noticias donde se presentarán las características que
permiten diferenciar una noticia verdadera de una falsa. La intención es generar una
reflexión sobre el grado de vulnerabilidad digital al que están expuestos, así como
desarrollar las estrategias necesarias para identificar las fake news. El segundo taller está
enfocado a revisar los diferentes tipos de fake news, y su intención es trazar un recorrido
gradual entre “lo verdadero” y “lo falso”, que pondrá de relieve la necesidad de
corroborar las fuentes a la hora de generar opiniones en cuanto a un hecho concreto. En el
siguiente taller se pone en práctica lo visto en las actividades anteriores, y por parejas
tendrán que detectar cuáles de las noticias presentadas son reales y cuáles no. Durante
este proceso, las parejas irán recogiendo las preguntas que se formulen para acercarse a la
resolución de la tarea, reflejando así los mecanismos cognitivos que siguen a la hora de
enfrentarse a desenmascarar una fake new. El quinto taller gira en torno a cómo los
mecanismos de la desinformación se vinculan directamente con nuestra parte emocional,
encarcelando el pensamiento racional y haciendo que actuemos de manera acrítica, por
impulsos. El penúltimo versa sobre el impacto que tienen las fake news en la realidad
social y la realidad política, y permite empatizar, a través de la lectura de relatos ficticios,
con el peligro que pueden suponer. Por último, la secuencia cierra con el desarrollo de un
producto expositivo, ya sea escrito o audiovisual, que recoja lo aprendido acerca de las
fake news durante esta secuencia.
En primer lugar, cabría destacar varios puntos fuertes de esta secuencia. Por un
lado, la mayoría de las actividades sirven como pretexto para generar una reflexión crítica
acerca del fenómeno de las fake news, y el peso de las mismas recae no tanto en
completar ejercicios como en cuestionarse sobre lo que se está tratando. En este sentido,
la secuencia es consecuente con la necesidad de generar actividades que den espacio al
48
desarrollo de la interrogación crítica, permitiendo así que se fijen los mecanismos que
facilitan la construcción de una ética cívica. Por otro lado, esta secuencia dedica una
actividad completa a revisar la relación entre emoción y desinformación, elemento clave
en la propagación de bulos y en la construcción de discursos de odio (Espinosa Zárate,
2019). Por último, destacar cómo el diseño de la secuencia parte de un debate que
situaríamos en la fase de activación de conocimientos previos, desarrolla todos los
contenidos propios de la fase de indagación y, en último lugar, presenta un producto que
nos permite sistematizar lo aprendido durante la secuencia.
Los puntos mejorables se dan en una doble vertiente. En primer lugar,
consideramos tres sesiones tiempo insuficiente como para permitir que la clase genere sus
propios ritmos, en tanto que estos tendrán que adaptarse a la necesidad de acabar lo
establecido para cada sesión. Consideramos que este tipo de aprendizaje requiere que los
tiempos sean marcados por los procesos del alumnado, y no por los artificiales marcados
por el diseño, pues responden a saberes que no tienen que ver con la capacidad de
memorización. En segundo lugar, creemos también que la fase de sistematización queda
algo pobre, teniendo en cuenta lo rica y profunda que resulta la fase de indagación.
Propondríamos mejorar esta fase diseñando rúbricas de evaluación entre iguales, así
como herramientas de autoevaluación que permitiesen al alumnado revisar su adquisición
de conocimientos a lo largo de todo el proceso.
En cualquier caso, a pesar de estas posibles mejoras, consideramos que se trata de
una secuencia didáctica muy completa, que cumple con los objetivos de alfabetización
mediática y desarrollo del pensamiento crítico que se plantea y visibiliza la necesidad de
adquirir herramientas para frenar la vulnerabilidad a la que nos somete una mala higiene
digital.
49
Nº sesiones No se especifica Tipo de producción Texto expositivo-argumentativo
https://tecnotintes.blogspot.com/20
Implementada No se especifica Consultado en 20/01/las-fake-news-en-la-
educacion-propuesta.html
Tabla 11. Análisis de De la Cruz (2020)
50
movimiento de las fake news. Además, la propuesta da un esbozo de cuáles serían las
respuestas “correctas”, limitando así la capacidad de desarrollo argumental que podría
tener una actividad semejante, y ni siquiera implica un acompañamiento o una reflexión
acerca de cómo contrastar información en internet.
Consideramos, por tanto, que esta propuesta didáctica, aun teniendo como eje de
desarrollo el trabajo con fake news, no cumple con los requisitos necesarios para que
podamos hablar de una secuencia que ayude a desarticular los mecanismos de
desinformación, que genere una conciencia crítica acerca de lo comunicado por medios o
redes sociales y, por tanto, permita desarrollar una visión propia que permita el desarrollo
pleno de un individuo en una sociedad democrática.
Las fake news en la crisis del coronavirus. Alfabetización digital crítica ante la infoxicación.
Aprendizaje dialógico.
Año de diseño 2020 Metodología
Aprendizaje significativo.
CD
Curso 4º ESO Competencias CLL
CSYC
Proyecto en línea
Nº sesiones durante la crisis de la Tipo de producción Texto expositivo.
Covid-19
Íber Didáctica de las
Ciencias Sociales,
Sí, en el IES Bernat
Implementada Consultado en Geografía e Historia. Nº
de Sarrià (Benidorm)
101 pp. 32-37. Octubre
2020.
Tabla 12. Análisis de Olmos (2020)
51
debían publicar tres bulos sobre el coronavirus y dilucidar si los aportados por sus
compañeros y compañeras eran fake news o no; en el segundo debían diferenciar, de
manera justificada, entre un hecho y una opinión sobre la Covid-19; el tercer foro era un
espacio para reflexionar sobre las consecuencias que intuían que iba a acarrear la
pandemia; el cuarto trataba sobre plantear posibles soluciones a los problemas
anteriormente detectados y, finalmente, en el último foro debían debatir sobre si era o no
un discurso de odio el tuit publicado por Ortega Smith el 13 de marzo del mismo año. Por
último, después de estos espacios de reflexión, se desarrolla un texto expositivo donde
tienen que recrear que, siendo ya personas de unos 70 años, deben contar a sus nietos lo
que significó la pandemia, para ver hasta qué punto cruzan en este texto recuerdo y visión
crítica.
La secuencia pretende, como vemos, aumentar el dominio sobre el uso de las TIC
pero, sobre todo, generar espacios donde tenga cabida una reflexión crítica al respecto de
lo que está ocurriendo. Para ello, trata los temas en grandes bloques y pretende que, a la
investigación individual, se le sume la reflexión en grupo, potenciando la necesidad de
comprender los argumentos que aportamos, y los que aporta el resto. Aunque nos parece
una muy buena propuesta, consideramos que las limitaciones del soporte online, junto
con el hecho de que nuestro alumnado no está por lo general educado para autogestionar
su aprendizaje, pueden hacer que esta no tenga el éxito que podría conseguir de
desarrollarse de manera presencial. Al no poder compartir de manera colectiva los
procesos cognitivos que nos llevan hasta la asunción de conocimientos, resulta sencillo
que la reflexión, sin guía ni acompañamiento, caiga en saco roto. De igual manera,
aunque se aportaron páginas de fact-checkers, tampoco se pudo acompañar en su
consulta, lo que generó grandes dudas entre el equipo docente, pues no querían
simplificar el análisis de fuentes a este tipo de portales. Por ello, aunque los temas y las
dinámicas planteadas nos parecen muy positivas, creemos que, dado su soporte de
implementación, harían falta algunas modificaciones más para garantizar que genere los
aprendizajes deseados. En cualquier caso, consideramos que es una secuencia que tiene
mucho potencial para ser implementada presencialmente en un aula.
52
5.2.9. Montoya (2020)
53
Sin duda, se trata de una propuesta original y muy creativa. Sin embargo, la
batería de actividades aparece planteada sin secuenciar, con lo que no sabemos de qué
manera se da la graduación en la adquisición de saberes, cómo se disparan los
conocimientos previos o de qué forma se sistematiza la evaluación. Por ello, aunque el
material en grueso es bueno y, desde una perspectiva del estudio histórico, permite
entender los mecanismos que permiten la manipulación y generar un posicionamiento
crítico al respecto, consideramos que la propuesta carece de un eje vertebrador que
permita su correcta implementación.
54
El libro se divide en cuatro secciones que van desentrañando el fenómeno de las
fake news: qué son, cómo identificarlas, tipos de fake news y qué las motiva y cuál es su
impacto. La manera de desarrollar las actividades es la tradicional: exposición de
información (en parte escrita, en parte a través de enlaces que te redirigen a contenido
audiovisual) y un cuestionario posterior al final de cada apartado, con un solucionario
para las respuestas al final del libro.
Aunque el recorrido que propone es interesante, consideramos que el público al
que va dirigida (no especifica ninguno, pero habla de primaria y ESO en su introducción)
es demasiado ambicioso. Sin duda, se trata de un buen material para acercar esta realidad
a los y las pequeñas de la primaria, pero consideramos que se queda algo flojo para ser
tratado en las aulas de secundaria. Además, la metodología que sugiere no dinamiza los
procesos necesarios para que se genere una reflexión colectiva que permita desarrollar el
pensamiento crítico en el aula; como ya hemos visto, alimentar este tipo de pensamiento
pasa necesariamente por crear espacios de debate colectivo, en el que el grupo tenga que
responder a preguntas que surjan de su propio proceso cognitivo. El enfoque tradicional
de leer información y verificar su memorización a través de un cuestionario tipo test nada
tiene que ver con el diálogo imprescindible en la consecución del pensamiento crítico. En
cualquier caso, consideramos que podría ser un material interesante, ya sea para
comenzar este trabajo en la primaria como a la hora de adaptar la problemática de las fake
news al alumnado que curse ACIS, siempre que tengamos en cuenta, en cualquier caso, la
necesidad de trabajar a través de la interrogación crítica si queremos potenciar el
desarrollo del pensamiento crítico, y hagamos los pertinentes reajustes.
55
En el IES Josep Puig i desinformacion-entre-iguales/
Cadalfalch, en Mataró,
Barcelona, el año 2021.
Tabla 15. Análisis de Anido (2021)
56
habilidades, diseñar junto al alumnado la rúbrica de evaluación según lo que consideran
que debería ser un buen taller y, por último, hacer un buen seguimiento de los materiales
que se van creando, pues son los que ayudarán a que se cumpla el objetivo final: los
talleres divulgativos.
Como podemos ver, se trata de un proyecto muy interesante y ambicioso que,
además, recoge también lo que considera puntos a mejorar una vez implementado. Entre
las autocríticas que se hacen, con las que estamos de acuerdo, destacan la necesidad de
mejorar el sistema de evaluación y coevaluación, que no aparece reflejado en el material
que facilitan y, por otro lado, la necesidad de incidir en las habilidades del discurso oral,
imprescindibles para que se desarrollen satisfactoriamente los talleres divulgativos
finales. En este sentido, consideramos que, a pesar de todo, la temporalización de la
secuencia quizás no sea la más acertada. Por un lado, creemos que sería mejor no
aglutinar todas las sesiones en una sola semana, dando el tiempo necesario para que
ciertas ideas, reflexiones o actitudes tengan espacio para darse, crecer y madurar en el
alumnado. Por otro lado, consideramos que quizás dedicar seis sesiones enteras a la
creación de los talleres divulgativos sea desproporcionado y que, de estas sesiones,
alguna debería utilizarse para profundizar algo más en el análisis crítico de los medios de
comunicación y, también y como ya dicen, para trabajar las habilidades orales en el aula,
que serán tan importantes a la hora de dinamizar los talleres.
En cualquier caso, a pesar de creer que podrían darse algunas mejoras, pensamos
que se trata de una secuencia muy bien diseñada, con una planificación sólida por fases,
que apuesta por una metodología que rompe con el discurso expositivo tradicional y pone
al alumnado en el centro de la experiencia. Valoramos positivamente también que el
producto final persiga una interacción que fomente la interacción entre iguales, muy en la
línea de “aprender enseñando”, y que, además, se ponga tanto énfasis en la necesidad de
generar grupos de trabajo heterogéneos, pues pensamos que es muy buena manera de
trabajar, desde la base, por la mejora del clima en el aula. En definitiva, consideramos
que en general se trata de una buena propuesta que ayuda a fomentar el pensamiento
crítico a través del análisis de la realidad digital en la que vive el alumnado.
57
5.2.13. Abad y Reverte (2021)
58
detectarlas, del diario Última Hora, que da pie a una reflexión crítica sobre la exposición
a los bulos y la intencionalidad que se esconde detrás de su difusión. En último lugar, la
fase 3 corresponde con la planificación y ejecución de un podcast donde cada grupo
desvelará una noticia que ha resultado ser una fake new. Para diseñar este programa se
utilizarán como base otros podcasts que se encargan de desmontar este tipo de noticias, y
se facilitará una rúbrica con ítems que guían el contenido del mismo. Este producto final,
un vídeo de unos 4 minutos de duración en formato radiofónico, es el que se tendrá en
cuenta para la evaluación de la secuencia.
Como podemos observar, tanto las fases como la temporalización de esta
secuencia permiten generar los tiempos necesarios y la progresión requerida para que, a
largo plazo, se integre la necesidad de ser críticos y críticas con la información que
recibimos a través de nuestros dispositivos digitales. Creemos que otro punto fuerte de
esta secuencia es que da espacio a aspectos importantes de nuestra asignatura, como el
trabajo de la coherencia y la cohesión a la hora de redactar una noticia, pero no pervierte
el proceso temático que los sustenta: el estudio de las fake news no se convierte en un
pretexto para estudiar gramático, sino que la gramática deviene necesaria para poder
continuar con el estudio de las fake news. Por terminar de completar la secuencia, nos
hubiera gustado encontrar elementos que reflexionen, como vimos en otros diseños, sobre
el papel de los afectos en la manipulación de las fake news, o en el impacto que estas
tienen tanto en la sociedad como en nuestro comportamiento. En cualquier caso,
consideramos que la propuesta en sí es muy completa, que da las herramientas necesarias
para hacer frente a la desinformación, genera procesos de aprendizaje significativos y
permite reflexionar críticamente acerca del panorama informativo actual.
DESENREDA
Teórico-práctico
Desarrollo de proyecto
Año de diseño 23 de diciembre de 2021 Metodología
Activa y participativa
Trabajo cooperativo
CD
CCL
Curso 2º ciclo Secundaria Competencias
CPAA
CSC
59
Texto expositivo-
argumentativo en formato
Nº sesiones 3 sesiones de 2 horas Tipo de producción audiovisual, escrito o mixto,
según las herramientas del
centro.
https://aprensamalaga.com/pr
ensa/wp-
Sí.
content/uploads/2021/12/Dese
Implementada 40 centros de la Consultado en
nreda.-Talleres-de-
comunidad de Andalucía.
alfabetizacion-mediatica-
2.pdf
Tabla 17. Análisis de Programa ComunicA (2021)
61
directivo, y que su función principal parece ser la de mantener el orden entre el grupo
mientras se dan los talleres. Con la intención de generar una experiencia que se imbrique
con la realidad del aula, creemos que sería interesante que, durante el tiempo en que se dé
el programa “Desenreda” en el centro, los y las docentes de otras asignaturas diseñen sus
clases de manera que enriquezcan esta propuesta. En nuestro caso, por ejemplo, sería
interesante trabajar aspectos como la modalización, los canales de comunicación, etc.
según el curso en que nos encontremos. También se podría trabajar sobre aspectos
gramaticales incorrectos, abundantes en la redacción de bulos y fake news, y atender a su
comprensión desde la corrección de estos textos. Complementar de esta manera ambas
propuestas no solo nos permitiría obtener una secuencia cerrada y, por tanto, más
significativa para el alumnado, en tanto que el desarrollo del programa no existe de
manera aislada a la vida del centro, sino que haría posible que parte de la evaluación de la
secuencia se entrelazase con la evaluación de nuestra asignatura, para que ambas
coexistiesen, fomentando así la necesidad de generar un continuo entre las asignaturas
que, aunque impartidas de manera atomizada, verdaderamente forman parte de un todo en
la experiencia educativa.
El alumnado de educación secundaria frente a las noticias falsas: resultados de una intervención
didáctica.
TIC.
Año de diseño 2021 Metodología
Aprendizaje dialógico.
CLL
Curso 3º ESO Competencias CD
CAA
Nº sesiones 3 sesiones de 55’ Tipo de producción No existe.
Sí, 25 alumnos y 25
https://relatec.unex.es/article/
Implementada alumnas de un centro Consultado en
view/3931/2632
público de Navarra
Tabla 18. Análisis de López-Flamarique y Planillo Artola (2021)
62
fue implementada en 2021, en un momento cúspide de la pandemia, con lo que el foco
temático de la intervención gira alrededor de la desinformación sobre la Covid-19.
La división de la secuencia, llevada a cabo en la asignatura de Lengua castellana y
literatura, es sencilla: una actividad por fase y por sesión. Es decir, en la primera sesión
se trabajan los conocimientos previos, y se desarrolla un pre-test acerca de su capacidad
para detectar fake news, junto con un debate posterior en el que se reflexione sobre la
incidencia de este tipo de noticias falsas, así como sobre la importancia que tienen a la
hora de dirigir el pensamiento colectivo. La segunda sesión, correspondiente a la fase de
indagación, consiste en el diseño de un cuadro conjunto de estrategias que permiten la
detección de fake news. Finalmente, la última sesión, que se corresponde con el momento
de la evaluación, supone la realización de un cuestionario donde se vea si son o no
capaces de utilizar las herramientas previamente trabajadas a la hora de detectar fake
news, y hasta qué punto consiguen identificarlas más o menos que antes de la
implementación de la segunda actividad.
Los resultados recogidos por esta investigación en cuanto a porcentajes,
demuestran que sí hubo un aumento en la detección de fake news después de haber
implementado la actividad. En cualquier caso, nos preguntamos si pueden ser
verdaderamente ilustrativos datos recogidos poco después de haber desarrollado la
secuencia, y si no sería más relevante ver de qué manera este tipo de propuestas
consiguen cambiar, a largo plazo, los hábitos en el consumo digital de los y las jóvenes.
Consideramos que la secuencia es simplista y que su diseño persigue la
instrumentalización de un proceso con el fin de conseguir unos resultados de
investigación, que poco tienen que ver con los procesos de aprendizaje que se den en el
grupo. Casi la mitad de las actividades diseñadas son de recopilación de datos (pre-test y
cuestionario final), su duración es extremadamente breve para dar cabida a la magnitud
del problema que genera la desinformación, y no genera actividades que permitan la
reflexión en la acción necesaria para que se dé un cambio de paradigma en la concepción
crítica del mundo.
63
5.3. Promover el pensamiento crítico a través del trabajo con fake news, ¿está
pasando?
65
6. CONCLUSIONES
Por otro lado, profundizar en este trabajo nos ha servido para corroborar que
el deseo y la motivación de aprender en el aula, el entusiasmo y el placer por el
conocimiento y el aprendizaje, no pueden imponerse. De hacerlo, estaríamos
replicando estructuras autoritarias que no tienen en cuenta la experiencia o la visión
de mundo del alumnado. Del mismo modo, la enseñanza del pensamiento crítico
necesita de nuevos esquemas metodológicos para darse, pues su mera transmisión
teórica no es, en ningún caso, garante de su integración a largo plazo. Como hemos
66
visto, hoy más que nunca los y las docentes tenemos una responsabilidad para con
la educación digital de nuestro alumnado. De nada sirve seguir impartiendo clases
desconectadas de la actualidad social, cuando la acuciante realidad es que es
necesario preparar a los y las jóvenes para enfrentarse a un mundo de
sobreinformación en el que es fácil dejarse seducir por la manipulación mediática
de diferentes ideologías y corporaciones. En cualquier caso, desde 2010 hasta la
actualidad, nuestro análisis ha evidenciado que el modelo está cambiando. Por una
parte, en el último lustro, se han multiplicado exponencialmente la cantidad de
propuestas didácticas y reflexiones pedagógicas acerca del nuevo paradigma que
configuran la fake news, y, además, en muchos casos, las conclusiones pasan por
resolver esta problemática potenciando el pensamiento crítico en el aula.
Asimismo, por primera vez en la historia de la educación desde la instauración
democrática en nuestro país, contamos con una Ley educativa que pone en valor la
urgencia por enseñar al alumnado a desarticular estos discursos, y se plantea como
indispensable el objetivo educativo de prepararlo para convivir de manera ética y
justa en sociedad. Para ello, es necesaria una práctica de la enseñanza
verdaderamente emancipadora, que ayude al alumnado a posicionarse críticamente
y a creer que la construcción de otros mundos es posible. Parece un reto
complicado pero, como demuestra este trabajo, se puede; y, por suerte, los y las
docentes parecen estar decididos a recorrer ese camino.
67
7. BIBLIOGRAFÍA
68
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