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¿Bajará la vivienda como ha pasado con el

petróleo?
El ingreso petrolero que permitió el nacimiento de nuevos ricos en Colombia se cayó a la
mitad.
El boom petrolero trajo consigo ríos de dinero al país. Y era de esperarse. Transar en el
mercado internacional un barril sobre los US$110 les dejaba sonrisas a las petroleras y a
los proveedores de las petroleras que hacían la ingeniería, las tuberías, prestaban los
taladros, preparaban el catering, aportaban el transporte, ofrecían el servicio de sus
geólogos, contrataban las empresas de seguridad y, por su puesto, a sus propios
accionistas. Una cadena que no se terminaba ahí, pues el Gobierno era uno de los más
bonachones y felices. Por la misma ruta, vía regalías, las regiones productoras del
hidrocarburo.

Incluso los importadores saltaban de la dicha. Dicen las teorías económicas que por cada
US$10 que subía el WTI, la tasa de cambio caía unos $100, y eso, en cuentas sencillas,
hizo que el dólar estuviera por los $1.770 a mediados de 2012. Así sí que era barato
comprar en el exterior y venderlo en Colombia de la misma forma. El país pintaba bien
para las marcas de lujo internacionales y la calle 82, al norte de Bogotá, se convirtió en
una de las zonas más costosas de América Latina. Incluso, por los precios exigidos
cuando se trataba de venta o renta de inmuebles, se concluyó que era tan costosa como
abrir una tienda en la 5ª Avenida de Nueva York.

Pero los buenos tiempos no son eternos. Después de que esa generosa cadena petrolera
se llenara los bolsillos y atrajera a empresas que venden carros de lujo, joyerías que no
tenían en el radar a Colombia, restaurantes que cobran más caro por una cena que un
comedor parisino a manteles y discotecas que se dan el lujo de comercializar una bebida
de ron por más de US$200, se llegó al pico de la montaña y todo lo que se ve, ahí para
adelante, está en bajada. Felipe Campos, de Alianza Valores, el 20 de diciembre pasado,
se lanzó con una pregunta a la que le agregaría unas detalladas cifras del DANE. ¿Es el
derrumbe del petróleo la señal para que la vivienda en Colombia empiece su moderación?

Campos, en un ejercicio técnico de dos variables básicas, cruzó precisamente el histórico


del precio del barril de petróleo con el de la vivienda y encontró que tenían un
comportamiento similar. Para ese momento, cuando la alarma estaba encendida, el oro
negro estaba por los US$55. El 29 de enero cayó hasta US$44,53, el valor más bajo de
los últimos seis años, y esta semana ha viajado en una montaña rusa con sube y baja de
por medio que mantiene intranquilo al mercado. Entonces, en línea con el gráfico que
realizó Campos, y teniendo en cuenta los altos costos en los que se vende una casa o un
apartamento en Colombia, vale la pena preguntarse: ¿bajará el precio de la vivienda
como lo ha hecho el del petróleo?

Esteban González, de Alianza Valores, advierte que “todo se fundamenta en el


encadenamiento del sector petrolero. Cuando precisamente un sector está bien, llega más
inversión extranjera directa, se trae gente del exterior a trabajar, la riqueza generada por
el boom se completa con la manufactura a la que también le va bien, además de la obra
civil e infraestructura para las petroleras. Ese encadenamiento generalizado incrementó el
ingreso nacional y en esa medida empieza a presionar los precios de la vivienda al alza.
Ya cuando usted le quita ese ingreso a la economía, que muy probablemente podría tener
una moderación en la dinámica de los precios, verá una leve caída. Y es que no es sólo
petróleo, son las materias primas, como el carbón. Podríamos ver una caída moderada en
los precios (de la vivienda) a 2016”.

La respuesta generalizada es que no sucederá en la misma velocidad y tampoco en la


misma proporción que lo ha hecho el hidrocarburo. Camilo Silva, cofundador de Valora
Inversiones, lo ve así: “Lo que va a pasar es que se resentirá el sector en ciudades como
Bogotá y Cartagena, y quizá no se verá en las grandes cifras. El petróleo, en su auge,
generó grandes ingresos y creó unos nuevos ricos desde hace 10 años. El consumo de
alta gama se disparó y eso incluyó los inmuebles. Se pagaba por encima de lo que valía
realmente un metro cuadrado. La caída del petróleo traerá desempleados y eso impactará
hacia finales de año. Los dueños de los carrotanques, de las estaciones de servicio, las
empresas de perforación y taladros, de montaje de equipos; esto es un hilo y se sentirá
más cuando se propague por toda la economía”.

Silva habla de Bogotá, por ser la capital, la que recibía a todos los ejecutivos de las
petroleras; y de Cartagena, porque era el lugar donde todos hacían sus ferias, eventos y
condujo a que muchos de ellos hicieran una serie de compras de inmuebles de alto valor
que las hizo, por condición de oferta y demanda, elevarse aún más. “Los estratos altos
pueden ser los que se van a resentir, porque pudieron ser los que más acapararon ese
auge. Habrá menos capital disponible a pagar lo que venían pagando por unos precios
que todos sabíamos que ya no tenían un fundamento lógico. Claro, en ciudades como
Bogotá no había oferta y por lo que había, pues ofertaban bastante. En la medida en que
se reactiven las licencias en la capital, muy posiblemente los precios se resientan un poco
más”.

La pregunta que nadie se ha atrevido a responder es cuántos de esos 120.000


trabajadores que tiene la industria petrolera, incluidos los de todos los niveles, perderán
su empleo o, incluso, cuántos de esos ya vieron reducir sus ingresos, que son,
precisamente, ese nicho del que hablan los analistas. Aunque pareciera un secreto a
voces, muchos de los que dicen haberlo perdido no se atreven a hablar. Del Campo
Rubiales, en el Meta, se dice que una empresa de montajes, a la que le cancelaron un
contrato que ya estaba a punto, tuvo que asumir la difícil tarea de despedir a los 1.000
empleados que tenía en el proyecto.

También hay información sobre suspensiones de operaciones en pozos pequeños. Al


parecer Parex Resources, por ejemplo, frenó temporalmente los proyectos Maniceño y
Bandola, del bloque Llanos 32, en el municipio Mani, desde el pasado 15 de enero de
2015. Las cuentas no les dieron y valía más dinero la operación que las ventas del oro
negro. Y la misma ruta siguieron en los bloques El Edén, en Yopal, y Llanos 20, en
Trinidad, que estaba el primero en etapa de evaluación y producción, y el segundo paró
desde el 31 de diciembre pasado.

Luis Felipe Henao, ministro de Vivienda, tiene clara la óptica del Gobierno y aunque no se
tiene el optimismo de hace unos años, explica una realidad inocultable: “No puedo
asegurar si va a bajar o no (el precio de la vivienda), lo que le puedo decir es lo que está
pasando en el mercado. Con los precios del petróleo se está bajando la capacidad de
consumo, el mercado de estrato alto, que es pequeño, se ve muy impactado. Por ejemplo,
los arrendamientos que antes se demoraban 4 o 5 meses para conseguir un usuario,
ahora buscan durante un año o año y medio, entonces el que rentaba en $8 millones,
ahora arrienda en $6 millones, porque es mejor eso que tenerlo vacío. Y lo mismo está
pasando con el stock de los estratos altos, ya no se ve el crecimiento del 9%, sino del 1 o
2%. Habrá una moderación del mercado”. Entonces, si está pensando en comprar
vivienda en estrato alto, espere, quizá se ahorre unos buenos millones.

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