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]POLÍTICA COMERCIAL

Conjunto de medidas e instrumentos para regular las actividades comerciales


de un país, tanto en el interior, como en el exterior.

Algunas definiciones e ideas sobre política comercial


La Política comercial que descansa en la imposición de aranceles u otro
tipo de barreras a la importación, con el objeto de estimular la
producción doméstica y El proteccionismo, se opone al libre comercio
internacional.


La Política comercial estratégica: un grupo de acciones del gobierno
encaminadas a estimular a las empresas con economías de escala para
ubicarse o comenzar negocios en ese país.


La Política comercial internacional de un país tendiente a enriquecerse a
costa de un vecino empobreciéndolo al mismo tiempo (por ejemplo a
través de devaluaciones competitivas). Esta política puede dar lugar a
guerras comerciales.

La política comercial estratégica

Se puede definir como aquella política comercial que un gobierno instrumenta


mediante la intervención y la regulación y que va destinada a modificar la
interacción estratégica que se produce en determinados sectores entre
empresas nacionales y extranjeras en el ámbito internacional. Estas acciones,
que suelen instrumentarse a través de la política industrial, intentan favorecer a
las empresas nacionales frente a sus rivales extranjeras. Quienes apoyan estas
prácticas defienden que, dadas las imperfecciones de los mercados, hay
buenos motivos que justifican una política industrial activa.

POLITICA COMERCIAL EN VENEZUELA

Antecedentes históricos de la economía y política venezolana entre los


siglos XVI y XIX.

Para explicar las transformaciones que ha experimentado el territorio, hoy


venezolano es necesario comprender las causas que originaron las mismas.
Cambios que de una manera u otra comienza por el sector económico, que
interactúa a la vez con el político y el social.
La concepción económica y política del poblamiento hispano.
Para el momento del "descubrimiento" de América en 1492, Europa vivía la
etapa del renacimiento, en la que desató en el continente europeo el espíritu de
aventura, del conocimiento científico y de la libertad del hombre. Sin olvidar,
por supuesto, la crisis económica y social por la cual atravesaba, y en la que se
reflejaban, el hambre, las pestes y las guerras. Estas fueron las causas que
dieron origen a la búsqueda de nuevas rutas marítimas que no fueron las del
mediterráneo.
Cuando los europeos y especialmente los españoles atraviesan el Atlántico
su teoría económica, era el mercantilismo, la cual se basaba en que las
riquezas de las naciones derivaban de la acumulación de metales preciosos
(oro y plata). En 1499 cuando exploran la Costa Oriental, hoy día Cubagua,
encuentran grandes yacimientos los cuales comenzaron a explotar, así como a
explorar las áreas cercanas, entre ellas, Margarita, dirigiéndose luego al
Occidente de tierra firme para aplicar la misma técnica.
Al percatarse de la existencia de recursos mineros comenzaron no sólo a
explotar las zonas donde se hallaban éstos, sino también a
los grupos indígenas que en ella se encontraran. Una actividad forzosa que
provocó la muerte a la mayoría, la esclavitud y la servidumbre al resto, así
como también provocó con el transcurso de los años la reducción de los
pueblos de indios.
En la primera mitad del siglo XVI, a los españoles no les interesaba asentarse
permanentemente. Su objetivo principal era la búsqueda de minas de plata, oro
y yacimientos de perlas. Sin embargo, una vez agotados los recursos mineros,
estos hombres se ven obligados o forzados a cambiar su concepción
económica. Tal fue el cambio que comenzaron a valorar las tierras, puesto que
era el único medio de producción que le podía satisfacer sus necesidades
primordiales. Fue bajo esta nueva mentalidad cuando los pobladores hispanos
comenzaron a fundar ciudades y por ende a dedicarse a la agricultura para su
sustento; adaptándose por demás a la alimentación indígena, y éstos a la que
traían de España, ya que comenzaron a cultivar productos europeos (trigo,
caña de azúcar, algodón). Durante este siglo los productos exóticos se
mezclaron con los autóctonos (papa, yuca, maíz, cacao) y eran cultivados en la
franja de la Costa Montaña, área donde estaban asentadas las tribus indígenas
y en el que de manera arbitraría se impusieron los pobladores hispanos,
primero por su agradable clima y segundo por contar con mano de obra y
técnica indígena, para el aprovechamiento de la fertilidad de los suelos. Es en
ésta franja, específicamente, en los valles del centro – norte de Venezuela,
donde se desarrolla el cultivo del cacao, un producto que desde el siglo XVII,
XVIII y parte del siglo XIX (en este último siglo había ya sido sustituido por
el café), aunque esto, no quiere decir que no se siguiera comercializando con el
mismo. Se exportaba a España, dando lugar a la inmigración de ciertos
empresarios. Una inmigración que para el siglo XVI fue lento y tardío, debido a
la ausencia de excedente de producción lo que no permitió las relaciones
comerciales de otros países con Venezuela.
Ya para la primera mitad del siglo XVII con el propósito de aumentar
las exportaciones se optó por buscar nuevas tierras no sólo para expander
su población sino también a la economía, fue entonces cuando llegaron a los
Llanos y se dedicaron a cultivar algodón, añil, zarza parrilla, caña de azúcar y
la cría de ganado, generando producto tales como el lienzo de algodón, cacao,
el azúcar y el cuero, y que dieron paso a los mercados externos así como
también a las migraciones extranjeras.
A finales del siglo XVIII, surge un gran cambio, desde el punto de vista
económico, la exportación del cacao es sustituido por el café y como
consecuencia la importancia demográfica aumentó en los Andes ya que en
esta región era donde mejor se producía este producto. Aunque la región
centro – norte no dejó de ser el área de mayor porcentaje de población,
específicamente Caracas, por ser el núcleo de la actividad exportadora de
Venezuela. A través de Caracas se relacionaban las demás regiones del país y
por demás con los del exterior. En cambio, los Llanos no sufrió ningún cambio
durante la exportación del café.
A inicio del siglo XX, año 1925, la actividad agro – exportadora decae, puesto
que se inicia en el país otro modelo económico que no responde a la
agricultura y a la ganadería. Este modelo se basa en la explotación del
subsuelo, con la aparición del petróleo, el cual transforma totalmente la vida de
los venezolanos.
Aspectos políticos de Venezuela siglos XVI – XIX.
Desde el punto de vista político – administrativo, el siglo XVI al siglo XVIII, el
territorio venezolano depende jurídicamente de dos virreinatos: la región
Oriental dependía del Virreinato de Santo Domingo y la región Centro –
Occidental del Virreinato de la Nueva Granada (Audiencia de Santa Fe de
Bogotá) y a partir de 1777, el país política y administrativamente pasó a ser una
Capitanía General, sin embargo judicialmente seguían dependiendo de los
virreinatos.
Treinta y cuatro años, más tarde, Venezuela logra su independencia, la cual
genera deudas a los nuevos gobernantes: Páez, Los Monagas, Guzmán
Blanco entre otros, quienes para solucionarlas otorgaron tierras a los militares
como pago por su participación en el proceso independentista, como haberes
militares. Por otro lado el país no contaba con un capital para invertir y
desarrollar la economía nacional, implementaron políticas de arrendamiento,
para fomentar la inmigración extranjera y desarrollar las vías de comunicación,
así como de la economía. Pero estas políticas, implantadas por una serie de
mecanismos, entre estos, el catastro y el usufructo de tierras nacionales, no
fueron muy productivas debido a las dudosas informaciones que estos
aportaban y sobre todo dio cabida al surgimiento del latifundio, debido a la
adjudicación de tierras a los militares, sí se obtuvieron pequeños ingresos, los
que luego, permitieron comenzar una limitada inversión en el país, así como
también a la reducción de los indígenas, quienes al igual que los campesinos
quedaron marginados de sus tierras y fueron incorporados a los latifundios,
para seguir siendo explotados por los terratenientes sin ninguna o con muy
poca esperanza de mejoramiento de su condición social.
"La gran masa campesina desprovista de tierra, obligada a pagar altos cánones
de arrendamientos en especie o a trabajar como peones por bajísimos salarios,
sufría condiciones miserables de vida". (De La Plaza; 1974, 23).

La transición económica de Venezuela en el siglo XX.

La palabra transición según el diccionario de la lengua española la define como


la "acción y efecto de pasar de un estado a otro", esto significaría por lo tanto
que la economía venezolana basada en la agro – exportación; pues, como ya
se explicó en el punto anterior, del siglo XVII a inicios del siglo XIX el producto
que mayor demanda tenía era el cacao y del siglo XIX a primeros años del siglo
XX, lo fue el café; es sustituida por una economía de exportación minera cuyo
producto principal sería el petróleo. Una concepción económica que de nuevo
transformará la vida de los venezolanos, destacando que, este producto, es
una composición orgánica formada por hidrógenos, los cuales abundan en
la naturaleza bajo la tierra, específicamente en el subsuelo. Con respecto a su
origen se pueden apreciar dos versiones, la primera dice que antes de llegar
los españoles al territorio venezolano, los indígenas ya hacían uso del petróleo,
sólo que era denominado por éstos como MENE, el cual les servía como
impermeabilizante, en la cacería, para alumbrarse e incluso para uso medicinal
y la segunda considera que el petróleo en Venezuela fue "descubierto" por los
españoles y que a raíz de éste se desarrolló el uso del asfalto para calafatear a
los barcos para que no les entrara el agua. (Cfs: Martínez; 1988, 128;
Guillermo; 1958, 52). A partir de 1917, al dar inicio a la explotación petrolera, se
abre un nuevo período en la historia venezolana en el cual se opera todo un
conjunto de transformaciones significativas en los distintos aspectos de la
sociedad, los cuales en la medida extrema han permitido "superar" el
estancamiento característico de un país agropecuario. Este fenómeno traerá
consigo las inversiones extranjeras, motor fundamental de ese conjunto de
cambios. Estas empresas inversionistas, al principio van a tener participación a
nivel nacional en la explotación de hidrocarburos, luego en la mineral
de hierro y posteriormente en la industria, el comercio, los transportes y en
menor grado, la agricultura, ya que con la apertura de las vías de
comunicación, los productos agrícolas aumentaron en el mercado interno
fomentando el mayor consumo, constituyendo lo que hasta nuestros días es la
economía nacional; si se puede llamar nacional, pues con el fenómeno de
la globalización no sabemos que es nuestro y que no lo es.

Las transnacionales en Venezuela.


Con las inversiones extranjeras, nuestras políticas sobre todo las económicas
van a depender mucho más de las empresas internacionales y de aquellos
países como los Estados Unidos, trasladando al país la técnica y
la organización capitalista más avanzada de la época, pero esto conlleva a
condiciones de dependencia tecnológica, pues nuestro país no tenía ninguna
posibilidad de participar en la producción y desarrollo de la maquinaria y
equipo, actividad que se reservan los países desarrollados. Por su importancia
el petróleo pasó a ser el factor determinante en aquella prosperidad económica,
ya que fue y será la energía vital para el desarrollo industrial del mundo,
sobretodo en el momento de la Primera Guerra Mundial donde Venezuela se
caracterizó como país exportador de abundante petróleo, con grandes recursos
petrolíferos, generando interés de potencias como: (Estados Unidos, Inglaterra,
Holanda).
En la primera etapa de otorgamientos de concesiones, la compañía privilegiada
fue la Shell de origen anglo – holandesa, ya que en 1912 recibe el permiso de
explorar en 12 de los 20 Estados de Venezuela, por un tiempo de 10 años. A
partir de 1922 comienzan a llegar las compañías estadounidenses, como la
petrolera Sinclair Oíl, pocos años después el gobierno de Juan Vicente Gómez
(1908 – 1935) otorgará más concesiones a tales compañías, generando el
desplazamiento de Shell a un segundo plano.
Ya para 1964 existían más de 25 compañías subsidiarias, que operan en el
territorio venezolano, las cuales incrementaron el capital que se ha invertido en
la industria petrolera.
Viendo tal situación, de la avalancha de transnacionales, buscando participar
del festín petrolero en Venezuela, surgieron oposiciones entre ellas la de
Alberto Adriani, quien consideraba que la actividad petrolera era una imposición
económica extranjera, que nos haría dependientes de políticas y criterios no
nacionales. Para reforzar su planteamiento en torno al neocolonialismo,
iniciado con la actividad petrolera, Luis Pedro España, hace referencia al
planteamiento que al respecto hiciera Adriani Alberto en su obra Labor
Venezolanista. 1984. pág. 197.
"No debemos equivocarnos en la apreciación de los cambios que han seguido
al auge de la industria petrolera en Venezuela; esta industria es precaria; está
en manos extranjeras; es, desde el punto de vista económico, una provincia
extranjera enclavada en el territorio nacional, y ejerce una influencia
relativamente insignificante en la prosperidad económica de nuestro pueblo. No
insistamos sobre lo del petróleo". (España; 1988, 15).

Los ingresos al país.


Debido a la exportación petrolera, ya para 1936, con el otorgamiento de
concesiones a empresas extranjeras para la exploración y explotación del
territorio venezolano, el país obtiene por medio de la renta petrolera un ingreso
que "servirá" tanto para invertir y generar nuevos capitales, como para cancelar
las deudas públicas y crear industrias que produzcan bienes y servicios para
satisfacer las necesidades de los habitantes del país. Aunque el Estado con
todos los recursos que ha recibido, ya sea en la primera etapa cuando estaban
las concesionarias en Venezuela, como en la segunda cuando Venezuela tiene
el control de su industria petrolera, no ha podido satisfacer las necesidades de
la población.
Algunas propuestas presagiaban el futuro de nuestro país, desde el gran auge
del capitalismo a través del petróleo.
"Utilizar sabiamente la riqueza petrolera para financiar su transformación en
una nación moderna, próspera y estable en lo político ... económico y social; o
quedar, cuando el petróleo pase ... como todos los sitios por donde pasa la
riqueza azarienta pasa sin arraigar, dejándonos más pobres y más tristes que
antes". (Uslar, 1949, 66).
Sin embargo, al principio, los ingresos que se obtenían de la exportación
petrolera sólo beneficiaba a las empresas petroleras extranjeras, luego con la
aplicación de reglas, en las que la renta petrolera es de todos los venezolanos
y se comienzan a aumentar los sueldos y salarios, importación de productos
para el consumo, para "mejorar" las viviendas y la ampliación de políticas
de salud; es decir, mejorar las condiciones de vida de los venezolanos, así
como el crecimiento de la población. Aunque esto no significa que todo está
solucionado, puesto que hoy día, debido a la inflación sigue estando presente
factores que cada día deprimen más y más a la sociedad, ya que en su
contorno se sigue reflejando la inseguridad, la pobreza, la riqueza de una
minoría, debido a la ineficiencia del Estado para controlarlos y en su mayor
caso capacitarse para una mejor administración económica y social.
La destrucción del ecosistema. El territorio venezolano, a partir de la década de
1910, es transformado por la mano del hombre capitalista, debido a la
incesante búsqueda de minerales (petróleo, oro, hierro), para 1956 el gobierno
venezolano había otorgado a los concesionarios 6.171.869 hectáreas de tierra,
de las cuales para las transnacionales estadounidenses le correspondían
4.804.849 hectáreas, y a la empresa inglesa 1.138.049 hectáreas, lo que
significara para ese entonces el 7% de la superficie del país. La mayor parte de
estas tierras fueron utilizadas para la construcción de campos petroleros, lo que
ocasionó desde entonces hasta hoy día la contaminación del Lago de
Maracaibo y sus afluentes, ya que los tanqueros petroleros al cargar y
descargar el petróleo, ocurren derramamientos ocasionando la
contaminación de las aguas. El resto de las tierras fueron abandonadas por no
encontrarse petróleo, pero las tierras no utilizadas quedaron inutilizadas, para
la producción agrícola, por quedar contaminadas debido a las perforaciones en
la búsqueda de petróleo y por la construcción de plantas industriales. La misma
situación sucedió con el resto de las cuencas petroleras, ya que los espacios
utilizados y sus alrededores quedan inhabilitados para toda actividad agrícola y
pecuaria.

HISTORIA DESDE EL PUNTO DE VISTA DE ESPECIALISTAS EN CIENCIAS


ECONÓMICAS

Desde el siglo XX, en la medida que Venezuela se consolida como potencia


productora y exportadora de petróleo, el resto de su aparato productivo de
bienes y servicios juega un papel secundario, generando una marcada
dependencia y vulnerabilidad. La conciencia sobre esta problemática ha
existido desde hace muchos años y ha estimulado un conjunto de acciones
orientadas a su transformación. Sin embargo, el proceso de cambio ha sido
débil, errático y ha colapsado en los últimos años durante el actual gobierno
bolivariano, periodo en el cual el país se ha concentrado en las exportaciones
petroleras y ha desarrollado una agresiva política de desindustrialización y
destrucción de la capacidad productiva nacional.

Con la aparición del petróleo y su progresiva explotación industrial, el país


modifica su estructura agrícola-rural y se facilita la llamada modernización: el
crecimiento de centros urbanos, niveles de alfabetización y progresiva
transformación productiva.

Para los años sesenta, con el predominio del modelo de sustitución de


importaciones en la región, se inicia un proceso de estímulos para formar una
economía no petrolera, que tiene como expresión emblemática el desarrollo
industrial en la Guayana venezolana. Asimismo se adoptan algunas medidas
para la promoción de la capacidad productiva no petrolera e incluso para la
promoción de exportaciones. Al respecto, cabe destacar la creación del Fondo
para el Financiamiento de las Exportaciones (FINEXPO); la incorporación de
Venezuela en la Asociación Latinoamericana de Integración (ALALC); y el uso
de medidas para-arancelarias orientadas a la generación y protección de la
capacidad productiva. En ese periodo también resalta la creación del Instituto
de Comercio Exterior (ICE), orientado a la promoción de las exportaciones no
petroleras y la administración de las negociaciones comerciales
internacionales; y la incorporación al Grupo Andino con la suscripción del
Acuerdo de Cartagena en 1973, que desde su establecimiento pretendía
conformar una zona de libre comercio, una unión aduanera y un mercado
común.

La Venezuela no petrolera crecía lentamente bajo una protección oficial débil y


poco estructurada, que inicialmente se concentró en el manejo discrecional de
instrumentos para-arancelarios y más concretamente en las llamadas notas del
arancel de aduanas. En ese contexto se fue generando  capacidad productiva
en el sector agrícola primario y en la agroindustria, así como un importante
parque industrial en sectores como siderurgia, aluminio, vidrio, metalmecánica
y forestal. Sobresalen otros sectores que alcanzaron cierta capacidad
productiva e incluso exportadora como la industria para el ensamblaje
automotriz, cerámica y textiles.

Es necesario reconocer que durante la fase inicial del período democrático, la


importancia del comercio exterior no petrolero y en general de la política
comercial fue marginal. Políticas como la cambiaria, financiera, fiscal,
arancelaria, de educación, de incentivos, de innovación tecnológica, entre
otras, se adoptan de forma aislada y sin orientación a los fines de promoción de
la capacidad productiva y exportadora no petrolera.

Un cambio importante ocurre en la década de los noventa cuando se logran


importantes avances en las exportaciones no petroleras. Por una parte se
adopta el llamado Decreto 239 sobre Política Comercial; y por otra, la
integración latinoamericana adquiere un nuevo dinamismo y avanza
significativamente en la apertura de mercados.

Hacia una mayor integración con el mundo

El Decreto 239, del 30 de mayo de 1989, representa un punto de inflexión en el


comercio exterior venezolano, fundamentalmente para la producción no
petrolera. Establece, entre otras medidas, la reforma arancelaria, la eliminación
de restricciones paraarancelarias, la flexibilización de los procedimientos
administrativos para exportar, la instauración de mecanismos para enfrentar la
competencia desleal, el diseño de la política integral de promoción de
exportaciones, la adecuación de los compromisos a nivel del Grupo Andino y la
incorporación de Venezuela primero al GATT en 1990 y posteriormente a la
Organización Mundial del Comercio (OMC) en 1995.

Este decreto constituye el primer esfuerzo ambicioso en la organización de las


políticas en materia de comercio exterior, toda vez que intenta articular
aspectos institucionales, fiscales, arancelarios, de integración económica y
promoción de exportaciones orientados a la producción no petrolera,  tratando
de enfatizar los rubros de productividad y competitividad, poco estimados en la
tradición económica nacional.

A pesar del denotado esfuerzo, el decreto exhibía limitaciones importantes,


pues no incluyó temas cruciales como los aspectos financieros, y su aplicación
práctica resultaba débil puesto que las condiciones políticas que se presentan
en el país - como reacción al programa de racionalización de la economía
nacional que intentó desarrollar el Presidente Carlos Andrés Pérez en su
segundo gobierno - afectaron los esfuerzos que se estaban realizando en el
ámbito del comercio exterior y más concretamente en la promoción de
exportaciones no petroleras.
Entre los elementos de racionalización que se concretaron con el Decreto 239
destaca la organización y simplificación del arancel de aduanas, pues se
reduce significativamente su aplicación discrecional. Luego, en la medida que
se asume el Arancel Externo Común de la Comunidad Andina, se disminuyen
los niveles de protección y dispersión arancelaria, lo que pretendía coadyuvar a
la competitividad de los sectores productivos. El Decreto 239 también incluye
avances en el plano institucional mediante el establecimiento del Ministerio de
Comercio Exterior, y contribuye a jerarquizar y racionalizar el papel de las
negociaciones comerciales, en particular las iniciativas en materia de
integración económica. En ese contexto se produce la incorporación de
Venezuela a la OMC y la consolidación de su integración comercial,
principalmente en el caso de la Comunidad Andina, donde se logró
perfeccionar la zona de libre comercio y adoptar, con algunas limitaciones, la
unión aduanera.

De esta forma, en la década de los noventa Venezuela incrementa la


participación de la oferta exportable no petrolera en el total de sus
exportaciones con ayuda del sector privado, pues ésta llegó a representar el
30% de las exportaciones totales para 1998. Al respecto, conviene destacar
cómo en ese entonces Venezuela alcanzó balanzas comerciales superavitarias
con varios socios en la Comunidad Andina, especialmente con Colombia, a
través de la participación exclusiva de las exportaciones no petroleras,
incluyendo productos con mayor valor agregado; generó empleos vinculados al
comercio exterior; y concretó mejoras en términos de bienestar social.

El socialismo del siglo XXI como freno casi absoluto

Lamentablemente todo este esfuerzo de racionalización, modernización y


dinamismo se va al traste con las políticas que adopta, desde el año 1999, el
llamado "socialismo del siglo XXI", modelo que se radicaliza progresivamente y
que ha significado la continua destrucción de la capacidad productiva
venezolana.

El objetivo fundamental de este modelo es el control total del poder y la


eliminación de los obstáculos que puedan limitar o impedir el logro de ese
objetivo. En ese sentido, la empresa privada, la propiedad, las iniciativas
individuales son cuestionadas y progresivamente restringidas con una creciente
política de controles que asegura un mayor poder al gobierno nacional. Así, la
política oficial ha favorecido las expropiaciones, el control cambiario de costos y
de precios, un cerco fiscal y financiero, un incremento de las barreras a la
iniciativa privada, la satanización del mercado y del comercio internacional,
todo lo cual ha llevado al progresivo desmoronamiento de la capacidad
productiva y exportadora no petrolera.

En el plano organizacional, las instituciones se han mantenido e incluso han


crecido, pero sirviendo a los fines de control, regulación y restricción y no a la
promoción o ampliación de mercados. Al debilitar la iniciativa y la propiedad
privada, se espantan las inversiones, el país se desindustrializa y se
empobrece. Venezuela es hoy fundamentalmente mono-productora y mono-
exportadora de petróleo, con una gran empresa que está colapsando por
ineficiencia y corrupción.

La integración económica y los acuerdos de comercio es otra área que ha


experimentado la onda destructiva del socialismo del siglo XXI. El modelo ha
calificado los esquemas de integración y comercio como expresiones del
capitalismo salvaje, un discurso radical y desproporcionado que no considera
los beneficios que durante la década de los noventa generó la integración
económica en materia de empleos, inversiones y bienestar general. En el caso
del proceso bolivariano, se optó por la solución más sencilla y más drástica,
como fue el retiro de la Comunidad Andina y del Tratado del Grupo de los Tres
en 2006.

Lo sorprendente en las contradicciones del modelo es que desestima la


integración económica por liberal, denuncia y afecta la Comunidad Andina, que
ha sido el esquema de integración de la región que ha trabajado más
exhaustivamente los temas de equidad y participación; pero decide la
incorporación como miembro pleno en el MERCOSUR. Desconoce por lo tanto
que desde su creación y en sus bases fundacionales, este bloque representa el
esquema comercial más liberal de la región, pues no contempla mecanismos
de equidad, como el trato especial y diferenciado por países o sectores,
salvaguardias comerciales, o un sistema eficiente de solución de diferencias.

Simultáneamente en el marco de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de


Nuestra América (ALBA) se plantea la creación del Sistema Único de
Compensación Regional (SUCRE), que eventualmente remplazaría las
monedas nacionales de cada uno de estos países*. Una aproximación a
diferentes indicadores macroeconómicos evidencia que las exigencias teóricas
para conformar una unión monetaria no son cubiertas por los Estados del
ALBA, siendo que los elementos comunes que ellos presentan están asociados
a la afinidad política que hoy día manifiestan sus respectivos presidentes.

El conjunto de distorsiones económicas impuestas a lo largo de los últimos 14


años ha derivado en creaciones y desviaciones comerciales favoreciendo
determinados mercados en detrimento de otros, pero no siempre en
consonancia con los discursos político-ideológicos. Destaca el peso adquirido
por China, Brasil y los Estados Unidos como origen de las importaciones y la
reducción de Colombia y la aparición de China como destino de las
exportaciones, tal y como se muestra en el gráficos 1 y 2. Sin embargo, vale
subrayar que en estas cifras de 2012 no estamos hablando de exportaciones
no tradicionales, sino del producto de exportación por excelencia venezolano,
el petróleo, el cual hoy representa el 95% del total exportado.
Resulta evidente que bajo las actuales condiciones de la economía
venezolana, principalmente del sector no petrolero, el país no tiene condiciones
para aprovechar las eventuales oportunidades de mercado, pues el país se ha
desindustrializado y ha perdido productividad y competitividad en el mercado
internacional.

¿Nuevo mandato, nueva oportunidad?


A estas alturas del experimento del socialismo del siglo XXI, no se trata sólo de
ajustar las actuales políticas económicas, sino de cambiar el modelo productivo
en el cual el país se ha ido adentrando y que muestra su fracaso e incapacidad
de satisfacer las necesidades materiales de los ciudadanos. La exigencia de un
nuevo modelo implica revisar en su conjunto la relación entre los actores y las
‘reglas de juego' en sociedad, y promover aquellas que permitan eficiencia,
justicia y transparencia. En ese sentido, son muchas las transformaciones que
deben implementarse a la institucionalidad económica venezolana, y entre ellas
destacan:

 Respeto a un sistema de derechos de propiedad que brinde certidumbre y


por ende reduzca los costos transaccionales, lo que se traduciría en más
inversión, crecimiento productivo, creación de puestos de trabajo, promoción
del desarrollo tecnológico y una ampliación del horizonte temporal en la
proyección social.

 Superación del esquema rentista-clientelar entre el Estado y la sociedad, en


tanto que desanima el esfuerzo innovador y productivo y genera distorsiones
u opacidades en el manejo de lo público, debilitando los derechos del
ciudadano frente al Estado y permite al gobierno de turno actuar, no como
administrador temporal, sino como dueño de los activos de la Nación. Ello
favorece una verdadera participación del sector privado y de la sociedad civil
en el diseño de acciones de política y actividades económicas.

 Compromiso con un panorama macroeconómico estable. El actual entorno


inflacionario, de escasez o desabastecimiento, excesivo endeudamiento o
controles monopólicos afectan el disfrute de derechos ciudadanos,
principalmente de los más desfavorecidos económicamente.

 Estabilidad monetaria y libre convertibilidad. Siendo el dinero un pasivo del


Estado, la emisión incontrolada afecta los derechos ciudadanos y traslada a
éstos - en el presente o a generaciones futuras - los costos de políticas
erradas. Asimismo, siendo la relación cambiaria elemento central en la
valoración de la competitividad internacional, el control que se ha mantenido
por más de una década de esta variable clave, ha provocado perversas
distorsiones. Su liberalización debe ser gradual y consonante con el
fortalecimiento institucional demandado.

El esfuerzo requerido para remontar el deterioro actual no será una tarea


sencilla. Sin embargo, un compromiso político serio que incorpore a todos los
actores en relaciones justas y adecuadas con políticas económicas estables,
estrategias comerciales convenientes y en sintonía con los cambios de la
realidad, permitirían en el mediano plazo un desarrollo armónico e integral de la
sociedad venezolana.
BIBLIOGRAFÍA

http://www.ictsd.org/bridges-news/puentes/news/la-pol%C3%ADtica-
comercial-venezolana-una-oportunidad-desaprovechada

http://www.monografias.com

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