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FORMACIÓN MENSUAL: Introducción a las Sagradas Escrituras

TAREA 1

DEI VERBUM

Capítulo 3: INSPIRACIÓN DIVINA DE LA SAGRADA ESCRITURA

Y SU INTERPRETACIÓN

Catequista:

virna Jiménez Vargas, Parroquia Santiago de Puriscal

Consideraciones

Cuando nos encontramos frente un pasaje bíblico, sea del Nuevo Testamento como del Antiguo,
estamos mirando en él un platillo suculento que contiene toda clase ingredientes, y nos hace
querer degustar su sabor, descubrir cada sabor que se juntan en cada bocado.

Asi es, Dios, es el primero en querer hablar y mostrarse como es y que quiere. Para ello se acerca
a la realidad de la persona, toma sus elementos y los usa para hacerse entender. El Espiritu Santo
mueve, inspira e ilumina la voluntad humana y esta con la libertad que le caracteriza se deja
llenar y dirigir hacia la verdad y la bondad de Dios.

Dios quiere que nos acerquemos a el, que conozcamos quien es, y entablemos una relación
intima y cercana, en la que el habla y es escuchado y respondido.

Por ello tanto quienes escriben su Palabra, como quienes la interpretan y los que la conservan
integra, están guiados por el Espíritu Santo para mantener fidelísimamente intacto su deseo tal
cual es.

La guía del Espíritu Santo en la interpretación de la Palabra confirma la voluntad de Dios de


hacerse conocer y comprender en sentido pleno de su deseo y voluntad, ya que sin la luz del
Espíritu, mismo que inspiró a su redacción, la verdad pierde su esencia y se cae en errores y mal
interpretaciones, perdiéndose el verdadero sentido del mensaje divino.
Pero también considero el valor de los que sin conocerlo lo buscan, inspirados por su sello en el
alma, y lo encuentran, leen en la vida misma la voluntad de Dios. Por ello es necesario, sino
urgente, la labor de la Iglesia de comunicar su Palabra con fidelidad y sin error a todos y enseñar
a interpretarla y vivirla personal y luego comunitariamente.

Concluyo que si a la hora de comunicarnos con los demás, para hacernos entendernos mejor,
deberíamos usar el lenguaje del otro. Conocer y comprender, ser considerados y
condescendientes con los demás conserva la unidad y la verdad de la dignidad humana, imagen
de Dios.

Por eso estamos en el deber buscar la luz del Espíritu Santo, instruirnos en la reflexión de los
exegetas y en las enseñanzas del magisterio acerca de la Revelación. Investigar y mirar la
circunstancia histórica, la literaria y la experiencia religiosa del momento en que se escribe cada
intervención de Dios.

La mejor manera de tener una relación de amistad con Dios que sea verdadera no puede
prescindir del conocimiento sincero de su Palabra, de la buena voluntad de interpretarla y
obedecerla con el mismo sentimiento que mueve a Dios a comunicarse con el hombre, el Amor.

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