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1. La formación como proyecto político. Una mirada crítica para una construcción democrática de
la educación como desarrollo profesional.
Consideramos por político las relaciones sociales que se establecen entre el poder, la hegemonía y
la dominación (Mouffe, 1999), por lo que dicho proyecto tendría como objetivo “no erradicar el
poder2, sino multiplicar los espacios en los que las que las relaciones de poder estarán abiertas a
la contestación democrática.
Proyecto que se realiza desde prácticas concretas en el contexto aula con asignaturas
determinadas cuyas docentes asumen, como diría Freire (2005, 2006), la politicidad de la
educación como la herramienta para construir una educación democrática y favorecer la justicia3
educativa y social, sin exclusiones por clase social, género, etnia, etc.; ya que tienen como deseo y
finalidad formar a futuros maestros y maestras que contribuyan con su ejercicio docente a la
creación y desarrollo de escuelas democráticas participativas, y vayan erradicando los distintos
mecanismos de dominación y discriminación que se producen y reproducen en los contextos
escolares. Desde este posicionamiento, el trabajo realizado con el alumnado de Magisterio tiene
como objetivo problematizar la realidad educativa para favorecer la comprensión crítica de los
procesos de enseñanza y aprendizaje en relación a los distintos elementos sociales, políticos,
económicos e históricos, para a partir de esta concienciación tener herramientas para poder
transformarlos.
Como futuros y futuras profesionales de la educación se les plantea las dos direcciones posibles de
las acciones educativas, las que dan continuidad de lo existente o las que van encaminadas al
cambio educativo y social, es decir, la igualdad y la justicia.
Se invita al alumnado a pensar qué ser humano quiere formar, educar para qué sociedad o, lo que
es lo mismo, qué escuela quiere construir para qué sociedad desde un posicionamiento de que
“educar ya no consistirá en adaptar al niño y a la niña6 al «orden» existente sino, por el contrario,
colaborar para que por medio de respuestas creativas pueda resolver las contradicciones que
obstaculizan la conquista de una sociedad diferente. No se buscará cómo «aprender a ser» y cómo
adaptarse a una sociedad hecha, sino más bien cómo «llegar a ser» en una sociedad que está por
hacerse”.
Una cosa es lo que se aprende en la universidad y otra es la práctica diaria en las escuelas, donde
verdaderamente se aprende.
El alumnado protagonizara desde la observación, reflexión y su propia acción que las prácticas
educativas se sustentan en una teoría, y que las teorías, el conocimiento trabajado en las aulas,
normalmente calificado de utópico, era/es el camino –parafraseando a Eduardo Galeano– a andar
para transformar las escuelas, en escuelas democráticas, puesto que los conocimientos que
trabajábamos conjuntamente, como ya hemos apuntado anteriormente, partían de un análisis de
los centros escolares y de las consecuencias del modelo educativo vigente, para a partir de ahí
construir escuelas democráticas, entendiendo que éstas posibilitan la participación real de la
comunidad educativa (profesorado, alumnado, familias, etc.) en la gestión, organización y
desarrollo del curriculum con el fin de hacer real el principio de igualdad y justicia.
Para hacer posible la transformación de un barrio desde y con las personas que lo habitan es
necesario una educación en y para una ciudadanía democrática, responsable, crítica y activa.
Adquirir conocimientos, competencias y valores que sustentan la práctica de una ciudadanía
democrática solo es posible si se posibilitan espacios y tiempos reales a todos los integrantes de la
comunidad educativa (profesorado, familias, alumnado, vecinas y vecinos...) para la participación,
el diálogo y la toma de decisiones en lo que afecta a la cotidianidad de los centros educativos, y a
los problemas y realidades de las personas de una comunidad.
Educar en los valores que requiere una ciudadanía democrática, significa no educar desde la
normatividad, sino desde la vivencia, la participación, el consenso, la responsabilidad y
corresponsabilidad. Formar para y en una ciudadanía democrática requiere reestructurar las
relaciones que los centros educativos mantienen con el entorno. Es decir, las instituciones
escolares tienen que dejar de ser espacios cerrados en sí mismos, herméticos, donde solamente se
transmiten conocimientos escolares desconectados de la vida de las personas, de sus
problemáticas, sus necesidades, sus experiencias, de sus deseos, etc.; sino que deben cambiar sus
relaciones con el territorio, relacionarse de manera diferente con las familias, la comunidad, la
política, los negocios, los servicios sociales, los medios de comunicación, la universidad, etc.
(FULLAN, 2020).
Existen distintas definiciones de Aprendizaje Servicio, “una propuesta educativa que promueve el
compromiso social, combinando procesos de aprendizaje y de servicio a la comunidad en un
programa articulado donde los/as participantes se forman trabajando sobre necesidades reales
del entorno para mejorarlo y transformarlo. Se trata de sostener simultáneamente la intención
educativa de mejorar la calidad de los procesos de enseñanzaaprendizaje y de ofrecer una
respuesta participativa a una necesidad social”.
Hernández, F. (2008). Didáctica de las ciencias sociales, geografía e historia. Graó-SEP. Krichesky,
G. y Murillo, F. (2018). La colaboración docente como factor de aprendizaje y promotor de mejora.
Un estudio de casos. Educación XXI, 21(1), 135-155.
MARCO TEÓRICO
Lo primero que hemos aprendido acerca de la colaboración docente es lo arduo que resulta
«desarrollarla» en las escuelas (Little, 1990; Rosenholtz, 1989), ya sea por las condiciones físicas y
estructurales de las organizaciones escolares (Lortie, 1975), por la falta de oportunidades
formativas que contribuyan al desarrollo de destrezas vinculadas al trabajo colaborativo (Day,
2005) o por la limitada capacidad para gestionar posiciones divergentes (Grossman, Wineburg y
Woolworth, 2001). En efecto Huberman (1993) indica que la ausencia de estructuras
institucionales para efectivamente resolver problemas y repensar conjuntamente la práctica,
desalienta al profesorado a implicarse en actividades colaborativas puesto que son percibidas
como una distracción de las necesidades más apremiantes de sus alumnos. Así, la interacción con
colegas se valora como positiva solo en cuanto se torna relevante para satisfacer las urgencias que
demanda el aula (Lavié Martínez, 2004b).
Schnellert, 2012; Horn y Little, 2010). Desde esta perspectiva, los profesores aprenden
conjuntamente a partir de procesos de indagación colectiva basados en el análisis de evidencias
(Duke, 2006) y la observación de clases (Hopkins, 2010). Se procura identificar las necesidades de
aprendizaje del alumnado para, a partir de ellas, establecer las necesidades de aprendizaje de los
propios docentes y diseñar espacios de formación acordes a estas (Hord y Hirsch, 2008). La
colaboración se constituye así en una herramienta para la mejora de la enseñanza dado que los
intercambios proveen los recursos para aprender en y desde la práctica, alentando diálogos
fundamentados en la experiencia de clase (Jäppinen, Leclerc y Tubin, 2015; Little, 2002; Martin,
2014; Silins y Mulford, 2004).
El rol de los directivos resulta clave a la hora de garantizar las condiciones necesarias para generar
ambientes de trabajo colaborativo.
Los profesores y profesoras del IES Las Alondras consideran que la colaboración atiende
esencialmente a dos propósitos. En primer lugar, incide en el desarrollo de un buen ambiente de
trabajo. la colaboración «genera un sentimiento de unidad en el centro y promueve relaciones
más satisfactorias entre los docentes». Por otra parte, la colaboración está al servicio de la
resolución de conflictos y por ello es que «la intervención ante problemas concretos es siempre
una intervención colectiva. El trabajo colegiado aparece entonces como una herramienta esencial
para mantener un clima escolar adecuado.
La coordinación:
Coordinarse consiste en compartir una ubicación o posición con los colegas en términos de
programación, supone informar y estar informado sobre los temas que se están abordando.
Para coordinarse no es necesario que los docentes compartan valores o visiones comunes sobre la
enseñanza. De hecho, la coordinación no promueve el aprendizaje del profesorado dado que, al no
basarse forzosamente en discusiones pedagógicas profundas, la información compartida o los
acuerdos adoptados no impactan en la forma de pensar y proceder de los docentes. En sintonía
con el enfoque de Little (1990) la coordinación puede resultar importante, pero de ninguna
manera suficiente para generar intercambios que tengan un impacto sustancial en la tarea
docente.
El desarrollo conjunto:
El desarrollo conjunto de recursos puede impulsar el aprendizaje docente dado que el intercambio
de visiones, materiales y conocimientos puede estimular la adopción de nuevas prácticas. La
interdependencia entre docentes es asimismo un poco más marcada dado que, aun cuando
elaborar un material implique aglutinar distintos aportes individuales, se necesita del esfuerzo de
todos los contribuyentes: estas aportaciones solo cobran sentido en un marco general que les
trasciende individualmente.
Cuando la participación es voluntaria se presume que los profesores deciden colaborar porque en
cierta forma valoran la naturaleza de la propuesta. Sin embargo, definir si el desarrollo conjunto
de actividades generales genera o no aprendizajes resulta un tanto complejo. En algunos casos, los
docentes se limitan a realizar tareas operativas, en otras ocasiones están implicados en instancias
de diseño y planificación conjuntas. Dependerá por tanto de la función que asume cada miembro
en el proceso y su interrelación con colegas para determinar si dicha participación estimula nuevos
aprendizajes.
La resolución de problemas:
Se trata en este caso de encontrar posibles soluciones a una situación percibida como
problemática. Para ello los espacios de discusión permiten evaluar alternativas, debatir una
decisión ya adoptada o planificar intervenciones colectivas. Es esencial que entre los implicados se
compartan ciertos valores que transformen un determinado evento en algo problemático o, en
todo caso, se edifique una visión común que oriente el análisis y la búsqueda de soluciones. A
veces estas emergen cuando los profesores recuperan experiencias previas, buscan información o
deciden incluso capacitarse para solventar el problema. En cualquier caso, las prácticas que se
comparten o los conocimientos que se construyen generan un cuerpo de información que sirve de
insumo de aprendizaje para el profesorado.
Panizza, M. (Comp.) (2003). Enseñar matemáticas en el nivel inicial y primer ciclo de la EGB.
Análisis y propuestas. Paidós.
La autora señala que, desde muy pequeños, los alumnos pueden reconocer objetos matemáticos
en algunas de las representaciones que utilizan: la aceptación por parte de los niños de que 2 + 8 y
8 + 2 son dos formas diferentes de encontrar el mismo resultado, pone en evidencia que el niño
reconoce distintas representaciones de un mismo objeto matemático, en este caso, el número 10.
La utilización o preferencia por alguna de ellas debe interpretarse como maneras de conocer los
objetos y sus representaciones formales. Reconocerlas como tales permitirá al docente planear un
trabajo didáctico intencionado que las haga evolucionar. Panizza destaca tres aspectos para
abordar el problema del sentido: la existencia de diferentes maneras de conocer por parte de los
alumnos; 2) la identificación de éstas a través de las representaciones que utilizan, y 3) el
reconocimiento del uso de producciones y representaciones no convencionales. La autora también
aborda cuestiones tales como: las diferentes funciones que tienen las representaciones para los
alumnos; los conocimientos que se requieren para resolver los problemas, y las dificultades para
interpretar diferentes sistemas de representación que se utilizan en la enseñanza de los objetos
matemáticos. En un segundo texto de este libro, esta misma autora expone una síntesis de
algunos conceptos centrales de la teoría de las situaciones didácticas de Guy Brousseau, debido a
la influencia que dicha teoría tiene en los diferentes trabajos que se presentan en esta obra.
Aborda, entre otros, los conceptos de situación didáctica, situación adidáctica, tipos de situación
didáctica: de acción, de formulación, de validación, la devolución y la institucionalización. Como la
propia autora aclara, la lectura de este capítulo significa un primer acercamiento a la obra, vasta y
compleja, de Guy Brousseau. En el capítulo “La enseñanza del número y del sistema de
numeración en el nivel inicial y el primer año de la EGB”, Beatriz Ressia de Moreno presenta, en un
primer momento, un análisis de distintos enfoques de enseñanza de la matemática, el de la
enseñanza clásica, el de la “matemática moderna” y los derivados de las investigaciones
contemporáneas en didáctica de la matemática. Posteriormente da cuenta de algunos aportes de
diferentes investigadores acerca de los conocimientos de los niños sobre la serie oral, el conteo y
la numeración escrita. Por último, presenta una serie de actividades didácticas para la enseñanza
del número. En el capítulo 4, “El conteo en un problema de distribución: una génesis posible en la
enseñanza de los números naturales”, Olga Bartolomé y Dilma Fregona abordan la problemática
de la enseñanza del número natural desde la teoría de las situaciones didácticas. Para empezar,
mencionan algunos referentes teóricos que permitirían a los docentes reflexionar y analizar las
actividades que diseñan o implementan en su grupo. Más adelante, presentan situaciones de
distribución, basadas en la situación fundamental de número de G. Brousseau, que consisten en
anticipar la cantidad de objetos necesarios para distribuir uno, o más de uno, a cada uno de los
destinatarios.
Desde este enfoque humanista, la educación tiene la finalidad de contribuir a desarrollar las
facultades y el potencial de todas las personas, en lo cognitivo, físico, social y afectivo, en
condiciones de igualdad; para que estas, a su vez, se realicen plenamente y participen activa,
creativa y responsablemente en las tareas que nos conciernen como sociedad, en los planos local y
global.
El planteamiento curricular propicia una mirada crítica, histórica e incluso prospectiva como punto
de arranque para la formación de los estudiantes.
Las transformaciones veloces y continuas que experimenta el mundo de hoy tienen su centro en la
generación de conocimiento. Si bien en la sociedad actual la transmisión de la información y la
producción de nuevos saberes ocurren desde ámbitos diversos, la escuela debe garantizar la
organización de dicha información, asegurar que todas las personas tengan la posibilidad de
disfrutar de sus beneficios y crear las condiciones para adquirir las habilidades de pensamiento
cruciales en el manejo y procesamiento de información y uso consciente y responsable de las
Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC).
Innovaciones curriculares.
FORMACIÓN ACADÉMICA se centran en los APRENDIZAJES CLAVE. un aspecto que innova estos
campos son que las competencias no son el punto de partida, si no el punto de llegada. Se prioriza
el dominio del español, el desarrollo de la lengua materna y el inglés, en cuanto a las matemáticas
se plantea que estas deben demostrarse mediante la aplicación en situaciones de la vida cotidiana.
Semejanzas y diferencias principales de los aprendizajes esperados del programa 2011 y 2017.
Aprendizaje clave.
Los planes y programas de estudio 2018 establece la organización de los contenidos programáticos
en tres componentes curriculares:
2. Desarrollar interés y gusto por la lectura, usar diversos tipos de texto e identificar para qué
sirven; iniciarse en la práctica de la escritura y reconocer algunas propiedades del sistema de
escritura.
2. Desarrollar una creciente autonomía para interpretar y producir textos que respondan a las
demandas de la vida social, empleando diversas modalidades de lectura y escritura en función de
sus propósitos.
4. Comprender, resumir y producir textos orales y escritos que presentan procesos naturales y
sociales para apoyar el estudio de otras asignaturas.
1. Ampliar su conocimiento de las características del lenguaje oral y escrito y utilizarlo para
comprender y producir textos.
6. Valorar la riqueza lingüística y cultural de México, las variedades sociolingüísticas del español y
del lenguaje en general, y reconocerse como parte de una comunidad cultural diversa y dinámica.
7. Valorar el diálogo y adoptar una actitud crítica y reflexiva como formas privilegiadas para
entender otras perspectivas y puntos de vista.
10. Utilizar el lenguaje de manera imaginativa, libre y personal para reconstruir la experiencia
propia y crear mundos de ficción.
1. Usar el razonamiento matemático en situaciones diversas que demanden utilizar el conteo y los
primeros números.
2. Comprender las relaciones entre los datos de un problema y usar procedimientos propios para
resolverlos.
1. Utilizar de manera flexible la estimación, el cálculo mental y el cálculo escrito en las operaciones
con números naturales, fraccionarios y decimales.
3. Usar e interpretar representaciones para la orientación en el espacio, para ubicar lugares y para
comunicar trayectos.
4. Conocer y usar las propiedades básicas de triángulos, cuadriláteros, polígonos regulares, círculos
y prismas.
5. Calcular y estimar el perímetro y el área de triángulos y cuadriláteros, y estimar e interpretar
medidas expresadas con distintos tipos de unidad.
6. Buscar, organizar, analizar e interpretar datos con un propósito específico, y luego comunicar la
información que resulte de este proceso.
1. Utilizar de manera flexible la estimación, el cálculo mental y el cálculo escrito en las operaciones
con números enteros, fraccionarios y decimales positivos y negativos.
6. Expresar e interpretar medidas con distintos tipos de unidad, y utilizar herramientas como el
teorema de Pitágoras, la semejanza y las razones trigonométricas, para estimar y calcular
longitudes.
8. Conocer las medidas de tendencia central y decidir cuándo y cómo aplicarlas en el análisis de
datos y la resolución de problemas.
• La resolución de problemas es tanto una meta de aprendizaje como un medio para aprender
contenidos matemáticos y fomentar el gusto con actitudes positivas hacia su estudio.
• En el primer caso, se trata de que los estudiantes usen de manera flexible conceptos, técnicas,
métodos o contenidos en general, aprendidos previamente; y en el segundo, los estudiantes
desarrollan procedimientos de resolución que no necesariamente les han sido enseñados con
anterioridad.
• En ambos casos, los estudiantes analizan, comparan y obtienen conclusiones con ayuda del
profesor; defienden sus ideas y aprenden a escuchar a los demás; relacionan lo que saben con
nuevos conocimientos, de manera general; y le encuentran sentido y se interesan en las
actividades que el profesor les plantea, es decir, disfrutan haciendo matemáticas.
3. Identificar que tienen derechos, así como características propias, habilidades y una historia
personal que forma parte de su identidad.
4. Comprender la importancia de las reglas para la convivencia y asumir una postura respetuosa
ante la diversidad natural y cultural del lugar donde viven.
5. Proponer medidas de prevención y cuidado a partir de identificar el impacto que tienen sus
acciones en sí mismos, en los demás y en el medioambiente.
2. Comprender que los mundos físico y biológico cambian con el tiempo, debido a interacciones
naturales y a la acción de los seres humanos.
3. Comprender que en la naturaleza hay desde entidades minúsculas hasta entidades enormes y
que todas forman parte del mundo.
4. Describir las características de los seres vivos a partir de la comparación entre plantas, animales,
hongos y microorganismos, que forman parte de la biodiversidad; y comprender las características
cíclicas de los procesos vitales.
5. Conocer los componentes y funciones de los principales órganos de los sistemas que conforman
el cuerpo humano, como base para reconocer prácticas y hábitos que permiten conservar la salud.
6. Conocer y distinguir los componentes biológicos y físicos de los ecosistemas, y desarrollar una
actitud crítica sobre las acciones que pueden provocar su deterioro.
1. Concebir la ciencia y la tecnología como procesos colectivos, dinámicos e históricos, en los que
los conceptos están relacionados y contribuyen a la comprensión de los fenómenos naturales, al
desarrollo de tecnologías, así como la toma de decisiones en contextos y situaciones diversas.
3. Demostrar comprensión de las ideas centrales de las ciencias naturales, a partir del uso de
modelos, del análisis e interpretación de datos experimentales, del diseño de soluciones a
determinadas situaciones problemáticas, y de la obtención, evaluación y comunicación de
información científica.
6. Valorar el funcionamiento integral del cuerpo humano, para mantener la salud y evitar riesgos
asociados a la alimentación, la sexualidad y las adicciones.
Toma como punto de partida lo perceptible y las representaciones de los estudiantes para avanzar
hacia formas más refinadas que les ayuden a comprender sistémicamente los procesos y
fenómenos naturales.
Una buena enseñanza y un buen aprendizaje de las ciencias requieren crear condiciones en las
cuales la participación activa de los estudiantes, mediada por el docente, sea prioritaria.
Las Áreas de Desarrollo Personal y Social contribuyen a que los estudiantes logren una formación
integral de manera conjunta con los Campos de Formación Académica y los Ámbitos de
Autonomía Curricular. En estos espacios curriculares se concentran los aprendizajes clave
relacionados con aspectos artísticos, motrices y socioemocionales.
Estas áreas son de observancia nacional, se cursan durante toda la educación básica y se organiza
en Artes, Educación Física, Educación Socioemocional (preescolar y primaria) y Tutoría y Educación
Socioemocional (secundaria).
1. Usar la imaginación y la fantasía, la iniciativa y la creatividad para expresarse por medio de los
lenguajes artísticos (artes visuales, danza, música y teatro).
1. Explorar los elementos básicos de las artes desde una perspectiva interdisciplinaria.
2. Experimentar con las posibilidades expresivas de los elementos básicos de las artes.
4. Reconocer las artes como manifestaciones culturales de la sociedad o grupo donde se producen,
valorando la variedad y diversidad de expresiones.
1. Explorar los elementos básicos del arte en una de las disciplinas artísticas (artes visuales, danza,
música o teatro), y utilizarlos para comunicarse y expresarse desde una perspectiva estética.
5. Explorar las artes visuales, danza, música o teatro desde un enfoque sociocultural que les
permita reconocer su importancia en la sociedad y ejercer sus derechos culturales.
Las manifestaciones artísticas que se incluyen en el currículo nacional son Artes visuales, Danza,
Música y Teatro; y para su trabajo en el aula se organizan en ejes y temas que se abordan con
mayor complejidad en cada nivel educativo, y que guardan una relación de gradualidad entre sí.
2. Trabajar en colaboración.
5. Respetar reglas de convivencia en el aula, en la escuela y fuera de ella, actuando con iniciativa,
autonomía y disposición para aprender.
Educación socioemocional y tutoría, Propósitos para primaria.
5. Fortalecer la autoestima para conducirse con seguridad, respeto y sentido de agencia, que es la
capacidad para llevar a cabo acciones que generen mayores oportunidades de vida para sí mismo
y para los demás.
4. Enfatizar las habilidades y estrategias para lograr una sana convivencia, que permita la
colaboración a través de la empatía, el respeto y la gratitud, a fin de alcanzar metas comunes en la
escuela, familia y sociedad.
Su función principal es causar en nuestro organismo una respuesta adaptativa, ya sea través de
sensaciones de rechazo o huida, o bien de acercamiento y aceptación.
Las emociones se pueden clasificar en emociones básicas de respuesta instintiva como la ira, la
alegría, la tristeza, el miedo, el asco o la sorpresa, y en emociones secundarias o sentimientos que
conllevan un componente cognitivo y cultural que complejiza su expresión y entendimiento como
por ejemplo la gratitud, el respeto, el perdón, la benevolencia, la contemplación estética o bien la
envidia, los celos, el odio, la frustración, la venganza, entre otros.
De ahí que, para algunos autores, tanto las emociones básicas como las secundarias, se clasifiquen
en dos grandes categorías: las positivas o constructivas que producen estados de bienestar, o las
negativas o aflictivas que producen estados de malestar.
2. Explorar y reconocer sus posibilidades motrices, de expresión y relación con los otros para
fortalecer el conocimiento de sí.
5. Desarrollar actitudes que les permitan una mejor convivencia y la toma de acuerdos en el juego,
la escuela y su vida diaria.
4. Proponer y seleccionar alternativas vinculadas con el aprovechamiento del tiempo libre por
medio de actividades físicas y recreativas para asumir estilos de vida saludables.
5. Promover y elegir actitudes asertivas y valores que permitan manejar y resolver los conflictos de
manera pacífica mediante la toma de acuerdos en juegos, actividades de iniciación deportiva y el
deporte educativo.
1. Ampliar la formación académica: ofrece a los estudiantes oportunidades para profundizar en los
aprendizajes de los Campos de Formación Académica.
3. Nuevos contenidos relevantes: brinda la posibilidad de sumar al currículo temas de interés para
los estudiantes pero que no se tratan en las asignaturas y áreas del currículo obligatorio.
4. Conocimientos regionales: ofrece a los alumnos la posibilidad de ampliar sus saberes acerca de
su cultura y sus tradiciones locales.
Situaciones didácticas.
La intervención docente es fundamental para propiciar el aprendizaje de los alumnos.
Dictar al maestro: al dictarle al maestro los niños se pueden concentrar en otros aspectos
de la escritura, como el estilo de redacción, el contenido del mensaje o las características
del tipo de texto.
Leer por sí mismo: promover la búsqueda y selección de textos de manera independiente,
pero orientada. Así como la búsqueda de pistas que le permitan anticipar donde dice lo
que busca.
Leer con otros niños: permite compartir interpretaciones sobre los textos y reflexionar
sobre las características del lenguaje escrito.
Escribir con otros: al escribir por si mismos o con pares, el niño tendrá la oportunidad de
reflexionar sobre el sistema de escritura. Qué letras, cuantas y en que orden y con qué
direccionalidad.
Escribir por si mismo: aun cuando los niños no escriban convencionalmente para que
enfrenten y poco a poco resuelvan los retos que plantea la escritura.
Escuchar leer al adulto: escuchar leer al docente posibilita que los niños conozcan
comportamiento de lectores expertos, como ajustar la forma en que se lee dependiendo
del contenido.