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La mayoría de los chicos con TEA tienen grandes dificultades para decodificar
las diferentes situaciones que suceden en su quéhacer cotidiano.
Por ejemplo, uno de mis primeros pacientes cuando practicábamos las habilidades de la
vida diaria no entendía por qué no era correcto acercarse tanto a la gente en la calle y
preguntarles a todos cómo se llaman.
Otro ejemplo, una paciente de 9 años debía ser internada y debía someterse a una
cirugía de la planta de sus pies porque de lo contrario crecería con muchísimos dolores
y no podía extender por completo sus piernas. Esta situación, a cualquier niño y seguro
que a más de un adulto también, era disruptiva. Imagínese para una niña con TEA, con
muchísimas inadecuaciones sensoriales, el efecto que producía ingresar a un hospital
con mucha gente, que un desconocido para ella deba revisar y tocar sus pies, sus
piernas, su columna…
Para ello entonces se implementó una historia social desde el momento en que
nos enteramos que había que operar. Era necesario trabajarlo para esa niña y también
para su familia.
Las historias sociales son una forma de intervención que ayuda a que el niño pueda
entender de forma VISUAL alguna situación determinada. Desde la mirada de Carol
Gray, “una historia social se escribe para proporcionar información sobre lo que la
gente, en una situación dada, piensa o siente. Representan una serie de experiencias
donde se reflejan las señales sociales y su importancia, y el guión de lo que se debe o
puede hacer y decir; en otras palabras, el qué, cuándo, quién y porqué de las situaciones
sociales” (Attwood, 2000).
Todas las frases deben ser cortar y concretas, y deben escribirse en primera persona.
“YO, VOY A IR AL HOSPITAL…”
Ejemplos de HS:
(Recuperada de http://www.helpautismnow.com)