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Delitos de daños imprudentes

El delito de daños imprudentes se produce cuando los daños a la cosa ajena se


producen por descuido o negligencia sin malicia o sin intención. La pena a
imponer depende de la importancia de los daños causados según las
siguientes condiciones:
La imprudencia ha de ser necesariamente grave. Es decir, si el sujeto activo
atendió a las normas básicas de diligencia debida, el acto no será penalmente
punible.
Los daños causados tienen que tener un valor superior a 80.000 euros. Si el
valor es inferior, la víctima podrá acudir a la vía civil para reclamar la
correspondiente indemnización.
En estas infracciones se requiere la denuncia previa de la persona agraviada o
de su representante legal.
El perdón del ofendido extingue la pena o la acción penal.

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