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TEMARIO PARA LA OBTENCIÓ N DEL GRADO ECLESIÁ STICO DE BACHILLER EN TEOLOGÍA

El cristianismo y las
religiones
Tema 3
Universidad Eclesiástica San Dámaso
Facultad de Teología

Religión y religiones. Las grandes tradiciones religiosas de la humanidad. Valor teológico de dichas religiones y su
relación con el cristianismo.
El cristianismo y las religiones
Facultad de Teología San Dámaso

Introducción
“Pablo, de pie en medio del Areópago dijo: <<Atenienses, veo que sois en todo extremadamente religiosos. Porque,
paseando y contemplando vuestros monumentos sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: “Al Dios
desconocido”. Pues eso que veneráis sin conocerlo, os lo anuncio yo.” (Hch 17, 22-23)
Ya desde el primer momento del cristianismo, como le ocurre a Pablo en el pasaje de los Hechos que acabamos de
leer, la misión de la Iglesia tuvo que hacer frente, no sólo al paganismo y a las religiones paganas, sino a las
tradiciones religiosas del momento. Y es que el cristianismo, como es bien sabido, no nació en Europa, sino en el Asia
occidental, en el punto geográfico en que se tocan los continentes de Asia, África y Europa No fue nunca un simple
contacto geográfico, sino un contacto de las corrientes intelectuales de los tres continentes. Por tanto, la
<<interculturalidad>> pertenece a la forma original del cristianismo 1.
Comenzaremos definiendo brevemente lo que es la religión y los motivos por los que el hombre le ha dado diversas
respuestas al sentido religioso. Una vez planteada esta diversidad haremos un breve recorrido por las principales
tradiciones religiosas. Y eso nos permitirá establecer un marco para elaborar una teología de las religiones que nos
abra a la investigación del valor teológico de dichas religiones y su relación con el cristianismo.
1. Religión y religiones
Ya desde la antigüedad, en todos los pueblos se halla una cierta percepción de esa fuerza misteriosa que está en las
cosas y que influye en la vida de los hombres. En ocasiones esa percepción llega incluso a reconocer la suma Divinidad
o al Padre. Esta percepción penetra su vida con un íntimo sentido religioso. Además, las religiones, al tomar contacto
con la cultura, se esfuerzan por responder a los problemas más acuciantes del hombre con nociones más precisas y
lenguaje más elaborado. Entre esos problemas están “los enigmas recónditos de la condición humana: ¿qué es el
hombre? ¿Cuál es el sentido y fin de nuestra vida? ¿Cuál es el origen y el fin del dolor? ¿Cuál es el camino para
conseguir la verdadera felicidad? ¿Qué es la muerte, y que hay después de ésta? ¿De dónde procedemos y a dónde
nos dirigimos?” (NA 2). Se trata en definitiva de la dimensión religiosa del hombre que surge ante la “pregunta
existencial del hombre”. Esta es una pregunta de carácter metafísico: la apertura del hombre, su orientación a un
más allá, hacia algo distinto de él mismo que lo integre y perfeccione.
En la etimología de la palabra religión encontramos fundamentalmente dos interpretaciones:
- religare: (Lactancio) Religar, volver al vínculo originario, al “ligamen” originario. <<Para esto nacemos, para
buscarle a Él sólo, para seguirle. Este es el vínculo de piedad que a Él nos une y nos liga y del cual deriva el
nombre mismo de religión>>
- relegere: (Cicerón) Releer, la religión sería retornar al texto originario de la tradición sagrada por el que se
puede acceder al conocimiento de Dios.
Vemos en ambas definiciones que religión hace referencia a orden, a una relación con Dios. Y así podemos dar una
definición: “conjunto de creencias, celebraciones y normas ético-morales por medio de las cuales el hombre (ser
inteligente) reconoce en clave simbólica su vinculación con lo divino en una doble vertiente objetiva (exterior) y
subjetiva (interior), social e individual”.
Ahora bien, la respuesta a todos estos interrogantes de la dimensión religiosa del hombre no ha sido ni es uniforme.
Como causas de esta pluralidad de religiones podemos destacar:
- La infinitud de la divinidad y la finitud del hombre
- La fragilidad del conocimiento de lo divino y de las creencias religiosas frente al mal uso de la libertad a
causa del pecado
- Los condicionantes socioculturales, geográficos e históricos
- El genio y la gran sensibilidad para lo religioso de los grandes fundadores de las religiones, Buda, Mahoma,…
Y así el cristianismo no queda de hecho, ni puede quedar al margen de este encuentro y consiguiente diálogo entre
las religiones. En este encuentro y diálogo surgirá una cuestión fundamental: el valor salvífico de las religiones. A

1
J. RATZINGER, Fe verdad y tolerancia, p.77 SÍGUEME 2005

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esta cuestión intentaremos dar respuesta más adelante, pero antes destacamos dos líneas fundamentales en la
teología católica2:
- Daniélou, de Lubac: fundan las religiones en la Alianza con Noé, alianza cósmica que comporta la revelación
en el cosmos y en la conciencia, y que es diversa de la alianza con Abraham. En cuanto mantienen los
contenidos de esta alianza cósmica, las religiones contienen valores positivos, pero, como tales, no tienen
valor salvífico. Son “jalones de espera”, pero también “de tropiezo”, debido al pecado. Pues sólo en Cristo y
en su Iglesia alcanzan su cumplimiento último y definitivo.
- K. Rahner: la oferta de la gracia, en el orden actual, alcanza a todos los hombres, y éstos tienen cierta
conciencia, no necesariamente refleja, de su acción y de su luz. Así las religiones, en cuanto expresiones
sociales de la relación del hombre con Dios, ayudan a sus adeptos para la acogida de la gracia de Cristo
necesaria para la salvación, y para que se abran así al amor del prójimo que Jesús identificó con el amor de
Dios. En este sentido pueden tener valor salvífico, aunque contengan elementos de ignorancia, de pecado y
de perversión.
2. Las grandes tradiciones religiosas
2.1.El hinduismo
Nostrae Aetate destaca el esfuerzo investigador del hombre que expresa sus resultados con los mitos; el esfuerzo
filosófico; la búsqueda de la liberación de las angustias de nuestra condición mediante la ascesis, la meditación, o el
refugiarse en Dios con amor y confianza (NA2).
Nace en la India hacia el 3000 a.c del encuentro de dos razas: una raza aria invasora, de nómadas guerreros, y la raza
dravídica, autóctona y sedentaria. El hinduismo ha ido evolucionando con el tiempo y tomado distintas
configuraciones. Podemos señalar tres etapas :
- 1ª Etapa: Vedismo
Es una religión politeísta. Los dioses surgen como personalización de los poderes superiores que llenan el mundo y
reúnen rasgos antropomòrficos adoptando cada uno una función concreta. Aunque hay muchos dioses (Mitra, Visnú,
Soma, Indra…) cada fiel da culto a uno, en el que se sintetizan todos los demás (henoteísmo, monolatría,
monoteísmo del instante). El hombre se relaciona con los dioses mediante el culto, principalmente el sacrificio ritual
(bien oficial, bien doméstico), mediante los cuales pretende alcanzar beneficios, pues el fin de la vida es el goce
terreno. La casta de los brahmanes es la que realiza los sacrificios. Las principales colecciones de textos son las
siguientes: Rig-Veda (1500 a.c.) son los más antiguos; Sama-Veda, textos sacerdotales; Yayur-Veda que contiene
fórmulas rituales; Atharva-Veda que son tratados especulativos. Estas cuatro colecciones con consideradas por los
hindues como los textos más autorizados de la religión hindú. Se denominan “Sunti” porque fueron revelados por los
dioses a los videntes.
- 2ª Etapa: Los Vedanta o el Brachmanismo (1000-600 a.c.)
Se pasa a una sociedad de castas, donde el estatus superior es el de Brachman o sacerdote que es considerado un
semidios. Se producen dos cambios fundamentales respecto de la etapa anterior: la religión pasa a ser monoteísta y
es considerada como un camino en busca de un ideal. El dios es el Brachman que es lo que da unidad a todo, es el
hilo del universo que lo mantiene en el ser. El ideal será la unión con el Brachman, liberándose de lo superficial para
identificarse con él, que es lo más íntimo de cada uno. El camino de purificación para alcanzar este ideal recibe el
nombre de Yoga. En el caso de que durante la vida no alcance esa unión, y según sea su karma (el valor de sus
acciones) se reencarnan de una u otra manera (cadena de reencarnaciones que recibe el nombre de Samsara) hasta
llegar a la unión con el Brachman. Los textos principales son: Brachmanas, Aranyacas, Upanishads.
- 3ª Etapa: El hinduismo clásico (S. VI a.c.-S. XI d.c.)
Se vuelve a un politeísmo moderado, donde se busca una relación personal con un Dios personalizado, una relación
de confianza y entrega amorosa, es decir una dimensión mística. Los dioses principales son tres: Brachma como
personificación del absoluto, dios todopoderoso, ser supremo, dueño del tiempo que queda demasiado lejano y al
que se rinde poco culto; Vishnú que es considerado como un dios cercano al hombre que baja con frecuencia al
2
CTI, El cristianismo y las religiones, p.559 BAC

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mundo en su ayuda con distintas apariencias y al que se atribuyen grandes hazañas mostrando el camino de la
liberación. Tiene mucho culto; Shiva es el dios de la muerte y de la vida.
Como la ortodoxia es escasa y flexible, el culto se extiende por toda la India.
Tres grupos de textos: los vedanga y kalpasutra, las leyendas, las puranas (colecciones de mitos que generan la
mitología en la India).
Existe una corriente tardía: tantrismo o shaktismo:
Es una vuelta a la religión dravídica y por tanto al monismo. Se busca la liberación que consiste en la unión con el
absoluto, en la identificación con él (el absoluto vuelve a ser Brachman entendido como un espíritu con dos formas
esenciales: Shiva y Shakti). El culto adquiere ritos variados de índole sangrienta y orgiástica. Existen dos teólogos
principales: Shankara que propone una práctica rigurosa y un doble saber: inferior y superior (para instruídos y no
instruídos); Ramaunja.
- 4ª Etapa: El contacto con el colonialismo, S. XIX
Fundado por un brachman formado en Europa, es una mezcla de distintas corrientes con algo del deísmo occidental.
Libera a la religión de la mitología y la superstición convirtiéndola en una sabiduría superior donde hay un dios
trascendente e inasible pero de carácter impersonal

2.2.El budismo
Religión fundada por Siddharta Gautama, el Buda, en el sV-IV a.C. en la India. Existen tres grandes familias:
Theravada, Mahayana, Vaijrayana y cuatro localizaciones según los puntos cardinales. Era de la casta de los
guerreros, y la historia sobre su vida se ha cubierto de leyenda: parece ser que antes de su nacimiento como Buda
había pasado por otros estadios en sucesivas reencarnaciones hasta alcanzar su último estado. Se inicia en la vida
monástica pero la abandona para crear su propio camino que se sitúa entre la vida ascética y la vida de placer.
Recibe “la iluminación” acerca de las cuatro verdades:
- 1ª verdad: Todo es dolor
- 2ª verdad: El origen del dolor es la sed, el deseo.
- 3ª verdad: La eliminación del sufrimiento pasa por la eliminación del deseo.
- 4ª verdad: Descubrimiento del camino de 8 brazos que conduce a la supresión del dolor: fe pura, voluntad
pura, lenguaje puro, medios de existencia puros, memoria pura, aplicación pura, acción pura y meditación
pura.
La eliminación total del deseo y, por tanto, del sufrimiento, culmina en un estado llamado nirvana. Es algo así como
un estado de perfecto reposo o serenidad. Aquellos que han alcanzado el nirvana entran tras la muerte en el nirvana
definitivo o parinirvana. Los que al morir no han conseguido apagar el deseo entran de nuevo en la rueda de la vida
(samsara).
Gozaba de especiales dotes comunicativas que se adornan en la historia con poder sobre los animales y ciertos
favores extraordinarios. En cuanto a su doctrina, siempre fue partidario de la comprobación de la validez de la
doctrina por uno mismo y contrario al autoritarismo o el racionalismo y al fideísmo.
En su sistema hay tres elementos esenciales: el Dharma o sabiduría práctica; el Shanga o ciudad budista; el Buda. No
existen divinidades, sino que estas son superadas con un principio abstracto que es el de la iluminación. En cuanto al
dios teísta es suplantado por el Nirvana que ocupa el centro del sistema.
Predica también el Karma y los sucesivos renacimientos, si bien se distingue del hinduismo en que no existe un
sujeto estable, esa es la razón de la existencia del dolor. La mismidad es negada, el yo es un conjunto de agregados
que están en continuo cambio. El origen de ese movimiento es la “ignorancia espiritual” que nos impulsa a conocer,
a actuar y, así, a desear. Es el deseo la fuente del dolor. Deseo de ser, de no ser y de placer. El camino consiste en
superar todo deseo, eso es el Nirvana, que significa “aniquilación” y “apagamiento”. Es un estado más allá de toda
comprensión, perfectamente inefable. Su símbolo es el vacío.

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2.3.El Islam
Surge de las enseñanzas de Mahoma (570-632 d. C.), llamado “el Profeta”. Islam significa sometimiento a la voluntad
o a la ley de Dios. La persona que practica el Islam es el musulmán, “el que se somete a Dios”.
Las dos fuentes fundamentales de la doctrina islámica son el Corán y la Sunna. Los musulmanes consideran el Corán
como la palabra “increada” de Dios revelada a Mahoma por medio del arcángel Gabriel: creen que el mismo Dios, no
el Profeta, es el autor y por lo tanto que el Corán es infalible. La sunna es el ejemplo del Profeta, recogido en
tradiciones (hadit) orales, compiladas por escrito en torno al s.IX. Esta última es una fuente secundaria.
La doctrina principal del Islam es que hay un solo Dios (Alá), unitario y omnipotente. Dios creó el universo por su
absoluta misericordia y lo mantiene. Ha subordinado la naturaleza a la humanidad, y dado a ésta como último fin el
“servicio de Dios”, que consiste en adorarle y construir un orden social ético, justo y libre de corrupciones.
Con respecto al hombre, las acciones de Dios son la dirección y el juicio. Dios ha enviado profetas a la Tierra a causa
de la debilidad moral de la humanidad para enseñar tanto a los individuos como a los estados el correcto
comportamiento moral y espiritual. Al final tendrá lugar el día del juicio, donde todos los hombres serán juzgados
por sus hechos. Los “elegidos” irán al Jardín (el Paraíso), y “los perdedores” irán al infierno.
Las cinco instituciones fundamentales del Islam, “los pilares del Islam”, que guían la práctica del creyente musulmán
son: la profesión de fe, la oración, la limosna, el ayuno y la peregrinación a la Meca.

2.4.El judaísmo
El judaísmo no es una religión como otras, en el sentido de “construcción humana” por la que se relaciona con el
Absoluto. El origen del judaísmo es la propia revelación de Dios en la historia, si bien no ha acogido la revelación
plena de Dios que es Jesucristo. Es por eso que la Iglesia mira con especial cariño a los judíos, como se ha puesto de
manifiesto en el Conc. Vat II (cfr. N.A. nº4) y en el magisterio de Juan Pablo II.
La historia del judaísmo después de Cristo es compleja. Se ha mantenido desde entonces una línea de fidelidad a la
Ley. Después han surgido otras corrientes. Una corriente pretende salvar la distancia entre el hombre y Dios
mediante la unión mística (lejos por tanto del Dios que se hace presente en la historia). Se trata de corrientes
gnósticas, teosóficas, como la Cábala. Otra corriente pretende reinterpretar el mesianismo: por ejemplo, el
marxismo es como una versión secular del mesianismo; o bien la constitución del Estado de Israel como
cumplimiento de las promesas (¿?).

2.5.Dualismos gnósticos
Aunque hoy día no sean frecuentes, durante muchos siglos ha habido religiones gnósticas: desde religiones
precristianas hasta herejías cristianas de los primeros siglos del cristianismo (marcionitas) y de la Edad Media
(cátaros y albigenses). Se ve en ellas la influencia de la filosofía platónica.
Los puntos comunes son: considerar la materia (el cuerpo) como algo malo y la salvación como una liberación del
cuerpo mediante la vía del conocimiento (gnosis, iluminación, etc.), que por lo general no está destinada a todos. Se
profesa un dualismo antropológico radical: el alma es una chispa de la divinidad encarcelada en la materia. Se
profesa también la creencia en dos principios divinos, uno malo que ha creado la materia (un demiurgo) y uno
bueno, transcendente, inaccesible, el verdadero Dios al que el hombre debe volver.

3. Valor teológico de dichas religiones y su relación con el cristianismo.


RESUMEN A MANO DE “CRISTIANISMO Y RELIGIONES” Y “DOMINUS IESUS”
La pregunta fundamental que tratamos de resolver en este apartado es: ¿Son las religiones caminos de salvación? Si
es así, ¿qué papel, frente a ellas, juega el cristianismo con su pretensión de poseer, recibida de Dios, la verdad y la
salvación plena, definitiva y con validez universal?
Se trata por tanto de definir el estatuto del cristianismo y de las religiones como realidades socio-culturales en
relación con la salvación del hombre. No se debe confundir esta cuestión con la de la salvación de los individuos,
cristianos o no.

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Se ha intentado de muchas maneras clasificar de muchas maneras las diferentes posiciones teológicas ante este
problema. A continuación se expone una de las clasificaciones más extendida en la actualidad.
- Eclesiocentrismo exclusivista: Consiste en la interpretación literal de la enseñanza de los Padres: “Extra
Ecclesiam nulla salus”. Sostienen la necesidad de pertenencia, de modo explícito y visible, a la Iglesia para la
salvación. Esta posición no la defienden hoy los teólogos católicos desde las claras afirmaciones de Pío XII
(Mystici Corporis) y del Vat. II sobre la posibilidad de salvación para quienes no pertenecen de modo visible a
la Iglesia (cf. LG 16 3; GS 22 , penúltimo párrafo). Hacemos notar que aunque el Magisterio afirme la
posibilidad de salvación individual de las personas que no pertenezcan a la Iglesia, esto no es lo mismo que
afirmar que todas las religiones son caminos de salvación. O sea, la cuestión sobre el valor salvífico de las
religiones no queda resuelta con estas intervenciones magisteriales. Es, por tanto, muy importante tener
bien clara esta distinción entre salvación individual y valor salvífico de una religión.
- Cristocentrismo inclusivista: Esta postura acepta que la salvación pueda acontecer en las religiones, pero les
niega una autonomía salvífica debido a la unicidad y universalidad de la salvación de Jesucristo. Esta postura
es sin duda la más común entre los teólogos católicos, aunque haya diferencias entre ellos. Procura conciliar
la voluntad salvífica universal de Dios con el hecho de que todo hombre se realiza como tal dentro de una
tradición cultural, que tiene en la religión respectiva su expresión más elevada y su fundamentación última.
- Pluralismo religioso: Esta posición también se llama teocentrismo, y pretende ser una superación del
cristocentrismo. Trata de reconocer las riquezas de las religiones y el testimonio moral de sus miembros, y,
en última instancia, pretende facilitar la unión de todas las religiones para un trabajo conjunto por la paz y
por la justicia en el mundo. Podemos distinguir un teocentrismo en el cual Jesucristo, sin ser constitutivo, se
considera normativo de la salvación y otro en el cual ni siquiera se reconoce a Jesucristo este valor
normativo.
3.1.Cuestiones de fondo en el debate
3.1.1. La cuestión de la verdad
En este plano se distingue entre “estar en la salvación” y “estar en la verdad”, de modo que la cuestión de la verdad
se resuelve afirmando que los criterios de verdad sólo valen para la respectiva religión, pero que no se puede afirmar
que haya una verdad que pueda juzgar desde fuera cada religión o que sirva de criterio para medir su capacidad
salvífica. En cuanto a la salvación se reduce a la conducta moral correcta de la persona, sin que tenga importancia si
sus creencias son o no admisibles. Así pues, en síntesis, se omite el discurso de la verdad en esta cuestión y el
resultado es la equiparación superficial de todas las religiones vaciándolas en el fondo de su potencial salvífico. El
planteamiento correcto sería el de la salvación como verdad y estar en la verdad como salvación. Pero además, al
utilizar la distinción kantiana entre fenómeno y noúmeno, se aceptan como válidos una cantidad de fenómenos tal,
que se acaba por disolver al noúmeno mismo. Por otro lado, con esta postura se establece una distinción tan grande
entre el Trascendente y sus representaciones que se afirma que ninguna de ellas puede agotarlo por completo.
3.1.2. La cuestión de Dios
La posición pluralista pretende eliminar del cristianismo cualquier pretensión de exclusividad o superioridad con
relación a las otras religiones. Para ello debe afirmar que la realidad última de las diversas religiones es idéntica, y, a
la vez, relativizar la concepción cristiana de Dios en lo que tiene de dogmático y vinculante. De este modo distingue a
Dios en sí mismo, inaccesible al hombre, y a Dios manifestado en la experiencia humana. Todas las manifestaciones
de Dios se hacen mediante conceptos e imágenes humanas, por tanto limitadas y condicionadas por la cultura.
Ninguna puede pretender ser la verdad plena, definitiva y con valor universal sobre Dios. Las religiones son por tanto
manifestaciones complementarias de Dios, y están ordenadas las unas a las otras.

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Quienes, ignorando sin culpa el Evangelio de Cristo y de su Iglesia, buscan, no obstante, a Dios, con un corazón sincero y se
esfuerzan, bajo el influjo de la gracia, en cumplir con obras su voluntad, conocida mediante el juicio de la conciencia, pueden
conseguir la salvación eterna.

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3.1.3. El debate cristológico
Tras la problemática teológica subyace la cristológica. El problema fundamental está en el escándalo de la
“encarnación de Dios” en un sujeto particular e histórico y su pretensión de universalidad. Este es el escollo mayor
de un diálogo interreligioso. Por eso el pluralismo lo elimina de diversas maneras. De un lado un “teocentrismo
salvífico” que acepta un pluralismo de mediaciones en la que Jesucristo tiene una especial relevancia (valor
normativo). Otra considera la mediación de Cristo sin valor normativo privándole de pretensiones universalistas, y
ello contra Calcedonia a la que interpretan como una definición condicionada por la filosofía griega siendo en
realidad la encarnación una imagen, una metáfora: significa el amor de Dios que se encarna en hombres y mujeres
capaces de reflejarlo. Todo se explica por el contexto histórico-cultural. En consecuencia Jesucristo no sería el único
mediador. El es “totus Deus” (todo Dios) pero no “Totus Dei” (todo lo de Dios), es decir, no agota la realidad de Dios
que se puede expresar en otras formas (fundadores de otras religiones). En otras palabras: Jesús es Cristo pero Cristo
es más que Jesús.
3.2.Presupuestos teológicos fundamentales para una adecuada tª de las religiones
3.2.1. La voluntad salvífica universal del Padre
“Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1Tim 2,3-4). Ahora bien, ese
Dios es el Padre de Jesucristo con el cual ha trazado el plan de salvación antes de la creación del mundo (Ef 1,3-10).
Por eso, el designio salvífico de Dios está unido al de que los hombres conozcan la verdad y conociéndola crean en
ella (1Tim 4,10). En este sentido existe una estrecha relación entre la revelación y la salvación. Dios culmina su
revelación en Cristo para culminar con él la historia salutis (1Jn 4,14: “El Padre ha enviado a su Hijo como salvador
del mundo”).
La universalidad de este designio ya estaba prefigurada en el AT en la creación del hombre a imagen y semejanza de
Dios. Siendo así que Jesús es la imagen del Padre, todos los hombres han sido creados a imagen del Hijo; pero
también en la alianza con Noé e implícitamente con todos los hombres; en la bendición de todos los linajes en
Abrahán; en el reconocimiento del Dios de Israel por otras naciones (Jos 2, 1Re 10,1-13…) y en la salvación de todos
los pueblos en el contexto de la salvación de Israel en los profetas (Is 42,1-4).
3.2.2. Jesucristo, único mediador
“No hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros podamos salvarnos” (Hch 4,12). La
voluntad salvífica de Dios está unida a la fe en Jesús, el cual fue enviado en principio sólo al pueblo de Israel (Mt
15,24) si bien Jesús no excluye a los gentiles (centurión y sirofenicia). Pero además, Jesús da a los once una misión
universal (Hch 1,8) y pronto comienza la predicación a los gentiles por inspiración de Dios (Hch 10).
Por otro lado, si todo ha sido creado por Jesucristo (Col 1,15-20) es lógico que la salvación esté mediada por Él. Todo
debe ser recapitulado en Él. Lo mismo ocurre con el paralelismo con Adán (1Cor 15,20), si existe una relevancia
universal del primer Adán, también Cristo tiene entonces una significación salvífica universal. Juan en su Evangelio le
llama “la luz verdadera que ilumina a todo hombre al venir a este mundo”. Finalmente, en 1Tim 2,5-6 se ve claro que
“no hay más que un solo mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús”. La unicidad del mediador
corresponde a la unicidad de Dios, y además es mediador entre Dios y los hombres porque es el mismo Dios hecho
hombre.
En definitiva, el NT muestra a la vez la universalidad de la voluntad salvífica de Dios y la vinculación de la salvación a
la obra redentora de Cristo Jesús, único mediador .
Los SSPP han expresado esta significación universal de Cristo de distintas maneras:
- mediante la imagen de los Semina Verbi en relación con el texto de Juan antes citado (Jn 1,9). En esta
corriente están Justino, Clemente Alejandrino (idea de que las verdades filosóficas adquiridas por la razón
son participación del logos absoluto que ha sembrado sus semillas, siembra que es un don y que ha servido
en la filosofía como preparación evangélica). Ireneo piensa que el Logos ha estado siempre junto a los
hombres, pero con la encarnación ha traído toda la novedad y la salvación.
- La idea de que el Hijo de Dios se ha unido a todo hombre por medio de la encarnación: el Verbo se hizo
hombre y habitó entre nosotros (incluso en nuestro interior).

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- Mediante la dimensión cristológica de la imagen por la cual los padres ven que ya en el primer hombre se
plasmaba la imagen del hombre perfecto que es Cristo en el cual se esclarece el misterio de todo hombre
(cfr. GS 22). Ireneo y Tertuliano son afines a este pensamiento.
En definitiva, la salvación está ligada la encarnación y por ello a la fe en Jesucristo. Esta adhesión se da en la Iglesia.
En cuanto a otras posibilidades de mediación no pueden estar desligadas de Cristo, el mediador único y solo tienen
valor por la mediación de Cristo. Cómo se salvan los que no lo conocen depende de los caminos misteriosos del
Espíritu que da a todos la posibilidad de asociarse al misterio pascual cuya obra es de Cristo. Por eso, la economía
para todos los hombres es la misma, la plena configuración con Cristo, la comunión con Él y la participación en su
filiación divina. Todos los caminos han de confluir en Cristo.
3.2.3. La universalidad del Espíritu Santo y su relación con Jesucristo
La universalidad de la acción salvífica de Cristo no puede entenderse sin la acción universal del Espíritu Santo. Ya en
la misma creación el Espíritu de Dios aparece sobre las aguas (Gn 1, 2) y de manera especial en la creación del
hombre a imagen y semejanza de Dios. Dios hace al hombre para estar presente en él, para tener en él su morada;
establece Dios con él una amistad original como fruto de la acción del Espíritu. Esta cercanía entre Dios y el hombre
se rompe con la tragedia del pecado que pone distancia entre ellos. Y en la Alianza Nueva Dios se acercó tanto al
hombre que envió a su Hijo al mundo, encarnado por obra del ES en el seno de la Virgen María. La Nueva Alianza, al
contrario de la precedente, no es de la letra, sino del Espíritu (2 Cor 3,6). Es la alianza nueva y universal, la alianza de
la universalidad del Espíritu.
La universalidad quiere decir versus unum, hacia uno. La misma palabra “espíritu” quiere decir movimiento, y éste
incluye el “hacia”, la dirección. El Espíritu es llamado  (Hch 1,8). De las palabras de Jesús sobre el Espíritu
Paráclito se deduce que el “ser hacia” se refiere a Jesús. Jesucristo significa precisamente Jesús es el Ungido de Dios
con la unción que es el Espíritu: <<El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido…>> (Lc 4, 18) Como dice
Ireneo, <<en el nombre de Cristo se sobreentiende el que unge, el que es ungido y la misma unción co la que es
ungido. El que unge es el Padre, el ungido e el Hijo, en el Espíritu que es la unción>>.
La universalidad de la alianza del Espíritu es, por tanto, la de la alianza en Jesús que se extiende a los cristianos
ungidos por el Espíritu y a la Iglesia. Jesús ha sido ungido en el Jordán, según Ireneo, para que nosotros fuéramos
salvados al recibir de la abundancia de su unción. De modo que la Iglesia es el lugar privilegiado de la acción del
Espíritu.
El don del Espíritu es el don de Jesús resucitado y subido al cielo a la derecha del Padre (Hch 2,32) y así el ES nos es
dado como Espíritu de Cristo, Espíritu del Hijo (Gal 4, 6). No cabe por tanto pensar en una acción universal del ES
desvinculada de la acción universal de Jesús. El ES dirige a todo los hombres hacia Cristo, el Ungido. Cristo, a su vez,
los dirige hacia el Padre. Así la doble misión del Espíritu es la de introducir en la verdad completa de Cristo (Jn 16, 12-
13) y la de constituir al hombre en testigo de Cristo (1 Cor 12. 13).
La acción del Espíritu no está fuera o al lado de la acción de Cristo. Se trata de una sola economía salvífica de Dios
Uno y Trino, realizada en el misterio de la encarnación, muerte y resurrección del Hijo de Dios, llevada a cabo con la
cooperación del Espíritu Santo y extendida en su alcance salvífico a toda la humanidad y a todo el universo: «Los
hombres, pues, no pueden entrar en comunión con Dios, si no es por medio de Cristo y bajo la acción del
Espíritu»(RM 5) DI 124
3.2.4. Iglesia, sacramento universal de salvación (LG 48)
Es necesario en una teología de las religiones tener en cuenta la misión salvífica universal de la Iglesia, atestiguada
por la Sagrada Escritura y por la tradición de fe de la Iglesia. Una errónea interpretación de la frase Extra Ecclesiam
nulla salus en sentido exclusivista fue tratado de subsanar con la doctrina sobre la Iglesia como sacramento universal
de la salvación o sacramento del Reino de Dios. No obstante, sigue siendo necesaria una correcta interpretación del
axioma Extra Ecclesiam nulla salus:
- El NT funda la necesidad de la Iglesia en la única mediación salvífica de Cristo. Y así el mismo Cristo liga la
salvación a la fe y al bautismo (MC 16,16; Jn 3,5).
- La enseñanza de Pío XII

4
Esta cita de la Dominus Iesus desarrolla y explicita la enseñanza de GS 22 y de RM 29

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o Mystici Corporis: Afirma la ordenación al cuerpo místico de Cristo por un inconsciente anhelo y
deseo de los que se salvan fuera de la comunión visible de la Iglesia (DH 3821–¡errata en la
traducción al castellano!)
o Carta del Santo Oficio al arzobispo de Boston: distingue entre la necesidad de pertenencia a la iglesia
(necesidad por un precepto del mismo Salvador) y la necesidad de los medios indispensables para la
salvación (necesidad intrínseca), cuyos frutos pueden obtenerse por el deseo o un voto inconsciente
en caso de ignorancia invencible (recuerda la enseñanza de Trento) (DH 3867-3872)
- El CVII
o LG 14: se dirige a los católicos limitando la validez de la frase extra Ecclesiam nulla salus a los que
conocen la necesidad de la Iglesia para la salvación (lo fun-damenta en el mandato de Cristo en Mc
16,16). Aplica el deseo o votum sólo a los catecúmenos (diferencia con Pío XII)
o LG 16: afirma una ordenación a la Iglesia de los no cristianos distinguiendo cuatro grados: 1º) los
judíos en virtud de la elección irrevocable de Dios; 2º) los musul-manes porque adoran y reconocen
al único y verdadero Dios creador; 3º) los que no conociendo el evangelio ni la Iglesia buscan al Dios
con sinceridad; 4º) los que aún no reconocen expresamente a Dios pero se esfuerzan por llevar una
vida recta
o Conclusión de LG: La frase extra Ecclesia nulla salus hay que comprenderla de-ntro del horizonte,
más amplio, de extra Christum nulla salus
o GS 22: afirma una vinculación, por obra del Espíritu, de los salvados no cristianos al misterio pascual
de Cristo (GS 22)
o Se puede hablar de ordenación de los no cristianos a la Iglesia y de su vinculación al misterio pascual,
pero no se debe hablar de un pertenencia gradual, algo que se reserva para hablar de la comunión
imperfecta con la Iglesia de los cristianos no católicos (UR 3; LG 15; DI 16-17)
- Juan Pablo II:
o RM 10 explicita la relación de la acción de la gracia en los no cristianos con la Iglesia: “[para los no
cristianos]la salvación de Cristo es accesible en virtud de la gracia que, aun teniendo una misteriosa
relación con la Iglesia, no les introduce formalmente en ella, sino que los ilumina de manera
adecuada en su situación interior y ambiental Esta gracia proviene de Cristo; es fruto de su sacrificio
y es comunicada por el Espíritu Santo”

3.3.Esbozo de una teología de las religiones


Manteniendo los presupuestos teológicos señalados podemos esbozar una teología de las religiones utilizando
también para esto elementos de la Tradición y del Magisterio reciente. Siempre teniendo muy en cuenta el horizonte
que marca el designio de Dios, que no es otro que el de recapitular todas las cosas en Cristo (Ef 1, 10).
- El valor salvífico de las religiones
o Siguiendo la enseñanza de RM, que desarrolla la del CVII, hay que afirmar la presencia y acción del
Espíritu Santo no sólo en los hombres de buena voluntad tomados individualmente, sino también en
la sociedad y la historia, los pueblos, las culturas y las religiones, siempre con referencia a Cristo (RM
28). En este sentido se habla de dos acciones del Espíritu: una universal, que no puede separarse ni
confundirse con la acción peculiar que se realiza en la Iglesia (RM 29)
o Por tanto no puede excluirse la posibilidad de que elementos de las religiones no cristianas ejerzan
como tales una cierta función salvífica, es decir, ayuden a los hombres a alcanzar su fin último. Sin
embargo se ha de tener en cuenta al afirmar esto:
 La existencia de elementos con cierta función salvífica no significa que todo en tales
religiones sea salvífico, más aún, esos elementos aparecerán con frecuencia entre errores e
imperfecciones a causa de la naturaleza humana y del pecado.
 Esos elementos no tiene valor salvífico separados de la mediación de Cristo y deben
considerarse como una praeparatio evangelica (distinta eso sí a la preparación del AT)

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El cristianismo y las religiones
Facultad de Teología San Dámaso
 No pueden equipararse estos elementos a los sacramentos de la Iglesia, ni la función de
aquellas religiones a la de la Iglesia, a la cual, por otra parte, se ordenan.
- La revelación y las otras religiones
o Sólo en Cristo y en el Espíritu Dios se ha revelado (manifestado y comunicado) comple-tamente a los
hombres (DV 2). Junto con esto hay que afirmar que Dios se da a conocer a todos los hombres a
través de las cosas creadas (CVI CVII)
o En las otras religiones podemos encontrar elementos verdaderos que son semillas del Verbo cuyo
estatuto es similar al que se ha establecido para los elementos salvíficos.
- Sobre las dos corrientes fundamentales señaladas en la teología católica:
o La primera línea (Daniélou, de Lubac) salva bien la diferencia entre los elementos de otras religiones
y lo cristiano, pero no ofrece una buena perspectiva para entender una acción del Espíritu en
elementos de esas religiones, sino que estos más bien tiene su valor únicamente como reflejo de la
revelación cósmica.
o A la segunda línea (Rahner) le sucede lo contrario, y tiene siempre el riesgo de disolver lo cristiano
en algo más “general” o “universal” dificultando su diferenciación de los elementos de otras
religiones.

3.4.Relación de la Iglesia con otras religiones: el diálogo interreligioso


La Iglesia, fiel al mandato de Jesucristo, sabiendo que ella es el camino ordinario de salvación y que sólo ella posee la
plenitud de los medios de salvación (cf. RM 55), tiene como misión ineludible la evangelización de todos los pueblos.
El diálogo interreligioso forma parte de la misión evangelizadora de la Iglesia, puesto que el Evangelio no puede
imponerse sino proponerse (DH 2). Y no se trata sólo de un deber para los especialistas sino que es connatural a la
vocación cristiana. El diálogo sólo es posible cuando se respeta la pretensión de verdad de los que en él intervienen.
Por el contrario impide el diálogo el relativismo por el que aboga la teología pluralista de las religiones. Al anular la
exigencia de verdad el diálogo pierde todo interés: ¿para qué hablar si todo puede ser de cualquier manera? Por otra
parte la paridad que es supuesto del diálogo, se refiere a la igualdad de la dignidad personal de las partes, no a los
contenidos doctrinales, ni mucho menos a Jesucristo comparado con los fundadores de las otras religiones (DI 22).
[RM 29] La relación de la Iglesia con las demás religiones está guiada por un doble respeto: «Respeto por el hombre
en su búsqueda de respuesta a las preguntas más profundas de la vida, y respeto por la acción del Espíritu en el
hombre». […] Este Espíritu es el mismo que se ha hecho presente en la encarnación, en la vida, muerte y resurrección
de Jesús y que actúa en la Iglesia. No es, por consiguiente, algo alternativo a Cristo, ni viene a llenar una especie de
vacío, como a veces se da por hipótesis que exista entre Cristo y el Logos. Todo lo que el Espíritu obra en los hombres
y en la historia de los pueblos, así como en las culturas y religiones tiene un papel de preparación evangélica, y no
puede menos de referirse a Cristo, Verbo encarnado por obra del Espíritu, «para que, hombre perfecto, salvara a
todos y recapitulara todas las cosas».

Como ya nos recordaba Pablo al finalizar su discurso en el Areópago: “Porque tiene señalado un día en que juzgará el
universo con justicia, por medio del hombre a quien él ha designado; y ha dado a todos la garantía de esto,
resucitándolo de entre los muertos.” Terminamos con el final del pasaje de Pablo en el Areópago Hch 17, 31

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Apuntes de Santiago García Acuña
COMISIÓN TEOLÓGICA INTERNACIONAL (CTI). El cristianismo y las religiones. Editado en: Documentos de la CTI. BAC
2000. p. 557-604.
Dominus Iesus. (DI): Declaración sobre la unicidad y universalidad salvífica de Jesucristo y de la Iglesia. Congregación
para la doctrina de la fe (CDF) (16-VI-2000)

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