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El misterio de la Vida Consagrada

1. ¡Oh Divino Salvador mío!, que habéis bajado sabre la tierra para abrazarla
en la llama de vuestro amor. Encended en mi corazón ese fuego sagrado
para que pueda ganar para mí mismo la indulgencia concedida por vuestra
infinita misericordia.

V: Alabemos y demos gracias en cada instante y momento


R: Al Santísimo y Divinísimo Sacramento

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

2. Atraedme a vos, unidme a vos, a fin de que siguiendo fielmente en vida por
el camino que me habéis trazado con vuestra preciosísima sangre, pueda
finalmente gozar las celestiales delicias y cantar las eternas misericordias.

V: Alabemos y demos gracias en cada instante y momento


R: Al Santísimo y Divinísimo Sacramento

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.

3. Te visito con el afecto de mi corazón, con él te amo y te deseo, porque


nada de ti nada más quiero y nada más deseo mi Jesús Sacramentado.

V: Alabemos y demos gracias en cada instante y momento


R: Al Santísimo y Divinísimo Sacramento

Padre Nuestro, Ave María y Gloria.


Canto
Los recuerdos son las huellas de nuestras vivencias humanas y
espirituales, es decir, de todo nuestro ser. Cada uno de nosotros
podemos regresar a ese momento, disfrutarlo y agradecer por esa
vivencia de cuando jugábamos con lo que más nos hacía divertirnos y
experimentarnos libre, pero también podemos recordar aquello que nos
hacía o nos sigue haciendo reír o vivir la nostalgia de ir más allá.

Sin embargo, hubo pequeños momentos que nos cautivaron y nos


marcaron tanto que nos orientaron a tomar un camino diferente, donde
hoy se nos puede decir que ese viaje es obsoleto porque no responde a
dar un sentido de vida. Lo que sí podemos decir quienes hoy estamos en
esta travesía, es que ellos no han subido al barco de la vida consagrada,
y no lo han hecho porque no saben cómo subir, les genera miedo,
frustración, pero sobre todo les viene la pregunta ¿qué dirán los demás
de mí?

Actividad #1: Tomaremos una hoja y en ella vamos a dibujar el


momento que nos cautivó tanto que hasta el día de hoy
recordamos con tanto amor y agradecimiento, finalmente
colocaremos una frase que describa ese momento.

Canto

Si vemos con más detalle la vida de Jesús quien aprendió todas las
costumbres de su cultura y por buscar el bien de los demás fue
expulsado, criticado, juzgado, etc. San Pablo es un claro ejemplo de lo
que es saber estar en el mundo y eso le permitió entrar en contacto con
la cultura o una sociedad para anunciar el mensaje de Evangelio, sin
embargo, fue expulsado del Areópago.

Esto nos recuerda que en nuestra vida hemos vivido la alegría, pero
también la dificultad. Nuestra vida no está ajena de ello, aunque
algunos nos consideren como seres humanos superdotados y libres de
cualquier inmadurez, lo que ellos no saben es que nosotros somos barro
que también ha quedado marcado por cicatrices, ha llorado, sabe lo que
es la tristeza y la falta de esperanza, conocemos también la injusticia y
la impotencia no poder ir más allá de nuestras fuerzas, conocemos la
incomprensión y la debilidad, conocemos la amargura y el sinsentido.

Somo humanos y no ángeles, como lo dice Santa Teresa de Jesús al


fundar el convento de las carmelitas descalzas, pero estas situaciones
no han limitado nuestra esperanza de alcanzar la medida de Cristo (Cfr.
Ef. 4, 13).

Actividad #2: Dibujar nuestro momento más difícil de la


adolescencia y describirlo con una pequeña frase.

Canto

Nuestra vida no está construida por el simple hecho de estar arrojados


al mundo, sino que luchamos con nuestra poca fuerza por forjar una
identidad, dice la carta a Diogneto: Así como el alma es para el cuerpo,
así los cristianos somos para el mundo, es decir, como lo dice la
escritura somos luz que anuncia la Luz, y esto lo podemos ver en el
Evangelio de Mateo cuando envía a sus discípulos por todo el mundo y
les pide que bauticen a todos lo que quieran en el Nombre del Padre, y
del Hijo y del Espíritu Santo y lo hacemos porque la hemos conocido; es
como aquellos discípulos que le dijeron a Jesús, ‹Maestro, ¿dónde vives?
A lo que Él les dijo, vengan y lo verán›.

Al conocerlo nos enamoró tanto que no solamente nos quedamos con la


postura de ser sus siervos. Él depositó algo más en nuestro inquieto
corazón, Él nos sedujo hasta las aguas que dan la Vida, en otras
palabras, nos pidió entrar con Él a las nupcias espirituales y al decir Sí,
como lo dijo la Virgen María al Arcángel Gabriel, ‹He aquí la esclava del
Señor, hágase en mí según tu palabra›, (Lc. 1, 38) inició un nuevo
camino.

Actividad #3: Dibujar el momento de mi inicio del llamado a la


vida consagrada y describir cual fue mi sentir al decirle sí.

Canto

Uno de los grandes riesgos a los que estamos propensos a caer, es el


olvidarnos que somos hombres llamados para los hombres y dejamos de
lado a los demás. Nos insertamos tanto en el hacer y deshacer que al
otro lo ignoramos y no nos preocupamos por ellos, por esta razón nos
consideran ajenos e ignorantes a las situaciones que ellos viven.

El Evangelio nos narra que Jesús anduvo con los pecadores, pero no se
insertó en el pecado, sino que vino por nosotros para darnos vida y
dárnosla en abundancia, con esto Cristo nos quiere mostrar su ejemplo
de ir con los demás, de abrazar su historia pero no encubrirla, sino ser
un puente de compresión de lo que ellos viven.

No podemos seguir ignorando a nuestros hermanos, estamos llamados a


ser sal y luz, ¿cómo? Miremos nuestra historia vida y veamos que ella
estuvo llena de Misericordia, caridad, lágrimas, abrazos, besos y caricias
de ternura por parte de Dios.

Hoy debemos desempolvarnos de nuestras limitaciones y emprender con


nuestro testimonio que la vida consagrada tiene mucho que aportar en
esta época donde se anuncia que Dios ha muerto.
Actividad #4: Realizar un compromiso dónde yo salga de mí
mismo y luche porque otros conozcan a Cristo.

Canto
Oración: ¡Oh! Dios, que en este Sacramento admirable nos dejaste el Memorial de
Tu Pasión, Te pedimos que nos concedas venerar de tal modo los Sagrados
Misterios de Tu Cuerpo y de Tu Sangre, que experimentemos constantemente en
nosotros el Fruto de Tu Redención. Tú, que Vives y Reinas por los siglos de los
siglos. Amén.

ALABANZAS DE REPARACIÓNA JESÚS SACRAMENTADO


 Bendito sea Dios.
 Bendito sea Su Santo Nombre.
 Bendito sea Jesucristo, Verdadero Dios y Verdadero Hombre.
 Bendito sea el Nombre de Jesús.
 Bendito sea Su Sacratísimo Corazón.
 Bendita sea Su Preciosísima Sangre.
 Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
 Bendito sea el Espíritu Santo Consolador.
 Bendita sea la Excelsa Madre de Dios, María Santísima.
 Bendita sea Su Santa e Inmaculada Concepción.
 Bendita sea Su Gloriosa Asunción.
 Bendito sea el Nombre de María, Virgen y Madre.
 Bendito sea San José, Su Castísimo Esposo.
 Bendito sea Dios en Sus Ángeles y en Sus Santos.
Canto final

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