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¿QUÉ OLOR EMANA DE TI CUANDO ESTÁS A LOS PIES

DEL MAESTRO?
“No hay lugar más alto, más grande, que estar a tus
pies”
Llama poderosamente la atención que cuando leemos
los Evangelios, vemos que al menos en unos veinte
pasajes se mencionan eventos en los que alguien se
postró ante Jesús; y esto solo nos confirma una
cosa: nuestro Rey quiere que estemos siempre a sus
pies.PORQUE
 Cuando nos postramos, confirmamos nuestra
sumisión a la voluntad de Dios.
 demostrando dependencia, exaltación y
reverencia al Señor. 
 Es un momento en el que manifestamos
físicamente una humillación que ya ha nacido en
nuestros corazones. «Entonces ella vino y se
postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!»
(Mateo 15:25)
Ahora bien, La Biblia nos enseña que ante cualquier
situación debemos reconocer el poderío de Cristo
postrándonos a sus pies; esto es, bien sea, para ser
sanados (Mt. 8:1-3), liberados (Mt. 15:21-28), para
agradecerle (Lc. 17:15-16), contemplarle (Lc. 10:38-42),
ser consolados (Jn 11:28-33)
Pero, La principal razón por la que debemos vivir a los
pies de Jesús es para adorarle. En Juan 12:3 se nos
habla de María, quien hizo uno de los mayores actos
de adoración que se registran en la Biblia, y que hasta
el sol de hoy recordamos: “Entonces María tomó una
libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, y
ungió los pies de Jesús, y los enjugó con sus cabellos; y
la casa se llenó del olor del perfume”.
Quiero detenerme acá para que analicemos el inmenso
valor que tenía este perfume: primero, era una libra,
que equivale a 453 gramos; es decir, casi medio litro de
un perfume que, además, tenía un gran valor –costaba
unos 300 denarios, aproximadamente, que
representaban diez meses de salario–. ¿Por qué tan
costoso? Bueno, era de nardo, y esta fragancia es una
de las más difíciles de obtener, pues para sacar un
litro, es necesario prensar más de 100 kilogramos de
la flor. Y no solo eso: el nardo era puro, así que estaba
libre de mezclas con otras fragancias; no tenía
contaminación alguna.
«Mas esta ha regado mis pies con lágrimas, y los ha
enjugado con sus cabellos (…) Desde que entré, no ha
cesado de besar mis pies» (Lucas 7:44-45)
¿Qué representaba este perfume en el mundo
espiritual?
Pues se trataba de la propia esencia que emanaba del
interior de María; era una adoración que el Rey recibía
como olor fragante. A ella no le importó quién la
estaba viendo, o si la juzgarían por lo que hacía.
Y la entrega de esta mujer fue tan grande que con sus
lágrimas regaba los pies del Maestro y con sus propios
cabellos los secaba. María tenía alineados cuerpo y
espíritu en un mismo sentir: adoración.
Porque es importante alinear nuestro cuerpo y
espíritu en un mismo sentir.
Ahora bien, ¿cómo emana de nosotros la fragancia que
Dios ha depositado en nuestras vidas? En Lucas 7:36-
38 encontramos la respuesta: 
“Entonces una mujer de la ciudad, que era pecadora, al
saber que Jesús estaba a la mesa en casa del fariseo,
trajo un frasco de alabastro con perfume; y estando
detrás de él a sus pies, llorando, comenzó a regar con
lágrimas sus pies, y los enjugaba con sus cabellos, y
besaba sus pies, y los ungía con el perfume”.
Notemos que se habla de una mujer que era pecadora,
y además todos en la ciudad lo sabían; sin embargo, de
ella emanó el perfume de la adoración más pura y
sincera. ¿Cómo sucedió? Porque ella tuvo que abrir el
frasco de alabastro; y este tipo de vasos no se
destapaban con facilidad: tenían un largo cuello que,
obligatoriamente, debía romperse para que el dueño
tuviera acceso al contenido.
¿Acaso No Se Parece El Alabastro Un Poco A
Nosotros? 
Para que de una persona pueda emanar su fragancia,
primero debe ser quebrantada. De lo contrario, jamás
podrá surgir lo que hay en su interior: su verdadera
esencia.
Sí, esta mujer era pecadora; pero resulta que en el
momento en que ella quebró el frasco de alabastro,
estaba a su vez quebrando su humanidad. Estaba
renunciando a todo aquello que le impedía adorar a
Dios en espíritu y verdad.
Conclusión:
Si sientes que de tu interior no termina de emanar ese
olor a nardo puro que tanto le gusta a nuestro Rey,
este es el momento para que quebrantes todas las
áreas de tu vida que no te dejan vaciar tu interior.
¿Qué esperas? Entrega todo tu ser a los pies del
Maestro, reconociendo tu dependencia de él y su
grandeza. Te aseguro que le sacarás una sonrisa y que
tu postura llegará como un perfume de olor fragante
ante su trono, tal como él espera de nosotros.

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