La Guía Profética para Los Últimos Tiempos - Derek Prince - New

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PROFÉTICO
GUÍA de
la
FIN DE LOS TIEMPOS
PROFÉTICO
GUÍA de
la
FIN DE LOS TIEMPOS
Enfrentando el
futuro sin miedo
principe derek
© 2008 por Derek Prince Ministries–International
Publicado por Chosen Books Una

división de Baker Publishing Group PO Box 6287,
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Datos de catalogación en publicación de la Biblioteca del Congreso

Príncipe, Derek.
Guía profética para el fin de los tiempos: afrontar el futuro sin miedo / Derek Prince. pags. cm.
ISBN 978-0-8007-9445-3 (paquete)

1. Biblia—Profecías—Fin del mundo. 2. Fin del mundo—Enseñanza bíblica. 3. Biblia—
Profecías—Segunda venida. 4. Segundo Advenimiento—Enseñanza bíblica. I. Título.
BS649.E63P75 2008 236´.9

—dc22 2007030192
A menos que se indique lo contrario, las Escrituras están tomadas de la Nueva Versión King James.
Copyright © 1982 por Thomas Nelson, Inc. Usado con permiso. Reservados todos los derechos.
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Las escrituras marcadas como KJV están tomadas de la versión King James de la Biblia.
Contenido
1. La Biblia revela el futuro
2. Esperar con la motivación adecuada
3. Siete Principios de la Profecía Bíblica
4. La “columna vertebral” de la profecía bíblica
5. El comienzo de los dolores
6. Los elegidos son reunidos
7. Mirando hacia arriba: señales en los cielos
8. Sociedades como la nuestra: los días de Noé y Lot
9. El impacto del regreso de Cristo
10. Vendrán tiempos feroces
11. Elegir luz u oscuridad
12. Israel y la Iglesia: dos pueblos de alianza
13. Objetivos de la Iglesia de los Últimos Tiempos
14. Levántate en victoria

Apéndice: Thens de Mateo 24–25

1
La Biblia revela el futuro
H a historia nos dice algo único acerca de la raza humana:

Tenemos un gran hambre de saber lo que nos depara el
futuro. Tradicionalmente hemos buscado este conocimiento
por medios espirituales que pasan por alto nuestra razón o capacidad,
medios como la astrología, los pronunciamientos de los oráculos, la
adivinación y diversas formas de misticismo. Estos intentos han
resultado esquivos y engañosos.
En los últimos tiempos hemos recurrido a formas más sofisticadas y
científicas para alimentar nuestro antojo. Expertos en varios campos
(física, sociología, economía, incluso demografía de la población y
producción de alimentos y pronóstico del tiempo) han realizado
innumerables estudios para arrojar luz sobre los días venideros. Los
resultados de estos trabajos, aunque estimulantes y útiles, simplemente
verifican el hecho de que ninguna mente o sistema humano puede
prever las muchas contingencias que afectan los eventos futuros. Por
esta razón, ninguno de estos estudios puede aceptarse como totalmente
fiable.
Queda, sin embargo, una tercera fuente a la que podemos acudir en
busca de revelación sobre el futuro. Esta tercera fuente es impecable
en su confiabilidad. Es la Biblia, y dentro de sus páginas se encuentran
las ideas proféticas que buscamos. Sólo la Palabra de Dios puede
satisfacer nuestro anhelo de ver el futuro.
En primer lugar, debemos entender que la Biblia ofrece
luz a los que la estudian y la obedecen. Varios pasajes de las

Escrituras señalan este punto, incluidas las conocidas palabras del
salmista al Señor: “Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi
camino” (Salmo 119:105). Para tener movilidad hacia adelante,
generalmente necesitamos pies con los que caminar y un camino para
caminar. Pero para avanzar con confianza, ayuda ver hacia dónde
vamos. La Palabra de Dios provee luz para nuestros pies y luz para
nuestro camino. En otras palabras, la Biblia nos muestra dónde dar el
siguiente paso. Puede que no siempre nos muestre un largo camino
por delante, pero nunca se nos deja caminar en la oscuridad. ¡Qué
tremenda bendición es esa! Si estudiamos y obedecemos la Biblia,
nunca seremos dejados caminando en la oscuridad.
Con este deseo universal de saber lo que depara el futuro,
podríamos pensar que los creyentes, que consideran la Biblia la
revelación inspirada de Dios de Su voluntad, buscarían sus páginas
ansiosamente para comprender el período inmediatamente anterior al
regreso del Señor, el tiempo al que se hace referencia. como “los
últimos días” en al menos la mitad de los libros de la Biblia. En mi
contacto con cristianos de diferentes nacionalidades, denominaciones
y trasfondos, sin embargo, he encontrado que todo lo contrario es
cierto. ¡Constantemente me he topado con una apreciación totalmente
inadecuada de la importancia de la profecía bíblica! Reconozco que
algunos cristianos han sido rechazados por los llamados profetas que
han hecho predicciones en el nombre del Señor, incluida la fecha
exacta en que Jesús regresará. Debido a que esto sucede de vez en
cuando en la historia de la Iglesia, la gente se desanima y dice: "Si así
es la profecía, no quiero ser parte de ella".
Esa es una conclusión desastrosa porque los cristianos necesitan

entender la profecía bíblica. ¿Por qué puedo decir esto con
¿garantía? Porque al menos una cuarta parte de la Biblia es profecía

predictiva. No podemos darnos el lujo de ignorar una cuarta parte de la
Biblia y esperar recibir todo lo que Dios tiene para nosotros. Miremos lo
que Dios mismo dice con respecto a Su palabra profética.
Dios revela el futuro

A lo largo de la Biblia, Dios en realidad afirma predecir el futuro
dentro de sus páginas. Mira estos pasajes del libro de Isaías.
“Así dice el SEÑOR , Rey y Redentor de Israel, el SEÑOR

Todopoderoso: Yo soy el primero y yo soy el último; aparte
de mí no hay Dios. ¿Quién entonces es como yo? Que lo
proclame. Que declare y exponga ante mí lo que ha sucedido
desde que establecí a mi pueblo antiguo, y lo que está por
venir; sí, que él anuncie lo que vendrá”.
Isaías 44:6–7, NVI
El Señor presenta un desafío aquí: “Yo soy Dios. Sé lo que sucedió

en el pasado; Sé lo que sucederá en el futuro. Si alguien repudia esto,
que presente la misma amplitud de información fáctica que ofrezco”.
Luego, en el siguiente versículo, Dios le dice a su pueblo: “No tembléis,
no tengáis miedo. ¿No proclamé esto y lo predije hace mucho tiempo?
(versículo 8, NVI).
Aquellos que hacen afirmaciones de predicciones a través de

Es fácil demostrar que las fuentes de información “alternativas” son

impostoras. A los astrólogos, adivinos y adivinos —de los cuales había
multitudes en los días bíblicos, como los hay hoy—, el Señor les dice
esto:
“Así dice el SEÑOR , tu Redentor, el que te formó en el

vientre: Yo soy el SEÑOR, que lo he hecho todo, que solo
extiendo los cielos, que extiendo la tierra por mí mismo, que
desbarata las señales de las falsas profetas y hace necios a
los adivinos [adivinos], que trastorna la sabiduría de los
sabios y la convierte en tontería, que lleva a cabo las palabras
de sus siervos y cumple las predicciones de sus mensajeros.”
Cuando los siervos de Dios predicen, Dios respalda lo que dicen y ve

que suceda. Pero cuando los falsos profetas predicen, Dios trastorna
sus palabras y los hace quedar como tontos. Solo la Palabra de Dios
permanecerá; solo Su propósito es el que se llevará a cabo. Dios
Todopoderoso está hablando en estos versículos, Aquel que creó los
cielos, creó la tierra, creó la humanidad y todas las cosas. Él tiene el
control total de todo lo que Él trajo a la existencia.
“Acordaos de las cosas pasadas, las de antaño; Yo soy Dios,

y no hay otro; Yo soy Dios, y no hay nadie como yo. Doy a
conocer el fin desde el principio, desde la antigüedad, lo que
está por venir. yo
decid: Mi propósito se mantendrá, y haré todo lo que me

plazca.
Si creemos que solo Dios puede revelar el futuro, se deduce que

debemos obtener una apreciación correcta de Su soberanía, majestad y
justicia. Dios nunca comete errores. Todo lo que hace es correcto. Es
posible que hayamos pasado por situaciones que nos dejaron
preguntándonos si Él estaba siendo injusto, pero eso es imposible. Dios
siempre es justo y siempre tiene la razón.
Aquí hay un pasaje de la Escritura que me gusta hablar como una
proclamación. Está tomado de dos capítulos de Daniel y declara la
majestad soberana de Dios.
“Bendito sea el nombre de Dios por los siglos de los siglos,
porque suyas son la sabiduría y el poder. Y Él cambia los
tiempos y las estaciones; Quita reyes y levanta reyes; Él da
sabiduría a los sabios y conocimiento a los entendidos.
Revela cosas profundas y secretas; Él sabe lo que hay en las
tinieblas, y la luz mora con Él”.
. . . Porque su dominio es dominio eterno, y su reino es de

generación en generación. Todos los habitantes de la tierra
son reputados como nada; Él hace según Su voluntad en el
ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra. Nadie
puede detener Su mano o decirle: “¿Qué has hecho?”
Daniel 2:20–22; 4:34–35

Los últimos dos versículos son las palabras de Nabucodonosor,

quien pasó por un momento bastante difícil para llegar a esa conclusión.
Pasó siete años como un animal en la naturaleza. Su cabello creció
como las plumas de un pájaro, sus uñas como las garras de un
animal, y se alimentaba de pasto. Pero al cabo de siete años Dios
restauró todo lo que Nabucodonosor había perdido.
Para entonces, Nabucodonosor se había convertido en un hombre
diferente, transformado por la escuela de la disciplina de Dios. Este
fue su testimonio: “Tu dominio es un dominio eterno. Todos los
habitantes de la tierra son reputados como nada. Tú haces según Tu
voluntad en el ejército del cielo y entre los habitantes de la tierra.
Nadie puede detener Tu mano”.
Aunque había gobernado como el monarca más poderoso de la tierra
en ese momento, Nabucodonosor se dio cuenta de que había Alguien
infinitamente más poderoso que él. Ese Uno era el Dios de Israel.
Este conocimiento de la soberanía de Dios es una base esencial para
abordar la profecía bíblica.
Prueba de que sus profecías son verdaderas

Si tenemos más dudas sobre la capacidad o los planes de Dios
para revelarnos el futuro a través de la Biblia, solo necesitamos mirar
Su registro. A continuación se presentan dos ejemplos destacados:
predicciones hechas con respecto a la vida de Jesús y la nación de
Israel. Estas son solo algunas de las muchas predicciones hechas
hace miles de años que se han cumplido y aún se cumplen con
precisión en cada detalle.
La vida de Jesucristo
Las palabras habladas a través de los profetas de Dios, tal como

están registradas en el Antiguo Testamento, predijeron todos los eventos
significativos en la vida de Jesús con detalles exactos. Cuando cada una
de estas profecías se cumplió, la Biblia dice que sucedió “para que se
cumpliera la Escritura”. Aquí hay dieciocho eventos específicos en La
Biblia revela la vida futura de Jesús como se predijo en el Antiguo
Testamento y se muestra que se cumplió en los relatos evangélicos de
la vida de Jesús.
Su nacimiento de una virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:24–25).

Su nacimiento en Belén (Miqueas 5:2; Lucas 2:4–7).
Su huida a Egipto (Oseas 11:1; Mateo 2:15).
Su ser ungido por el Espíritu Santo (Isaías 61:1; Mateo
3:16).
Su ministerio en Galilea (Isaías 9:1–2; Mateo 4:15–16).
Su curación de los enfermos (Isaías 61:1; Juan 5:1–9).
Su uso de parábolas (Salmo 78:2; Mateo 13:34–35).
Su ser traicionado por un amigo (Salmo 41:9; Juan 13:18).
Su ser abandonado por Sus discípulos (Salmo 88:8; Marcos
14:50).
Su ser aborrecido sin causa (Salmo 35:19; Juan 15:25).
Su ser rechazado por los judíos (Isaías 53:3; Juan 1:11).
Su condenación con los criminales (Isaías 53:12; Lucas
22:37).
Sus vestiduras siendo separadas y divididas por sorteo (Salmo
22:18; Mateo 27:35).
Su oferta de vinagre para su sed (Salmo 69:21;
Mateo 27:48).
Su cuerpo siendo traspasado sin que Sus huesos sean quebrantados
(Salmo 34:20; Juan 19:36; también Zacarías 12:10; Juan 19:37).
Su ser sepultado en la tumba de un hombre rico (Isaías 53:9; Mateo

27:57–60).
Su resurrección de entre los muertos al tercer día (Oseas 6:2; Lucas
24:46).
La Escritura es infalible en todos estos puntos concernientes a la vida
de Jesús.
La historia de la nación de Israel

Nuestro segundo ejemplo de profecía bíblica involucra la historia de la
nación de Israel. Una vez más, los ejemplos son demasiado numerosos
para enumerarlos aquí, pero baste decir que la Biblia ha predicho con
precisión el curso de la historia de Israel durante los últimos 3.500 años.
Aquí hay algunos aspectos específicos de la historia de Israel predichos
en la Biblia mucho antes de que ocurrieran:
Esclavitud en Egipto (Génesis 15:13).
Liberación con riquezas de Egipto (Génesis 15:14).
Posesión de la tierra de Canaán (Génesis 15:18–20).
Volviéndose a la idolatría allí (Deuteronomio 32: 15–21).
Centro de adoración en Jerusalén (Deuteronomio 12:5–6; Salmo
132:13–14).
Cautiverio asirio (Amós 5:27; 6:14; 7:17).
Cautiverio babilónico (Jeremías 16:13; 21:10).
Destrucción del primer Templo (2 Crónicas 7:19–22).
Regreso de Babilonia (Isaías 6:11–13; 48:20).
Destrucción del segundo Templo (Mateo 24:2; Lucas

19:43–44).
Esparcidos entre todas las naciones (Levítico 26:33–34; Ezequiel

12:15).
Persecución y opresión (Levítico 26:36–39).
Reunión de todas las naciones (Isaías 11:11–12; Zacarías

10:9–10).
Aquí hay algunas predicciones aún no cumplidas:
Todas las naciones contra Jerusalén (Zacarías 12:2–3; 14:1–2).
Revelación sobrenatural del Mesías (Zacarías 12:10–14).
El Mesías viene en gloria (Zacarías 14:3–5).
A la luz del registro probado de la Biblia, podemos recurrir a ella con

confianza como nuestra fuente de información sobre eventos que aún están
en el futuro. Recuerde, si estudiamos y obedecemos la Biblia, no necesitamos
caminar en la oscuridad.
Prestando atención a la Biblia

Profecía
Esto nos deja con una pregunta final al comenzar nuestro estudio.
de la profecía de los últimos tiempos en la Biblia. ¿Cuál es el

propósito final? ¿Por qué Dios nos daría un libro que nos dice lo
que sucederá en el futuro? Todas las profecías a lo largo de las
Escrituras que aún no han ocurrido tienen una misión central:
hacernos conscientes de la venida del Señor como una realidad
inminente.
Veamos solo un versículo de la segunda epístola de Pedro.
Pedro ha estado escribiendo sobre la revelación que él y otros dos
apóstoles tuvieron de Jesús en el Monte de la Transfiguración
cuando vieron el honor y la gloria que Dios Padre le había dado a
Jesús. Luego relata que hay algo aún más importante: “Tenemos
[también] confirmada [asegurada] la palabra profética, a la cual
hacéis bien en estar atentos como a una lámpara que alumbra en
un lugar oscuro, hasta que amanece el día y llega la mañana.
estrella sale en vuestros corazones” (2 Pedro 1:19).
Pedro está diciendo, en efecto, “Esa revelación que tuvimos en
el Monte de la Transfiguración fue maravillosa. Era válido, y ahora
está registrado en las Escrituras. Pero hay algo mucho más cierto:
es la palabra profética de la Escritura, las profecías escritas de la
Biblia”.
Hagamos una distinción crucial. El don de profecía, que estimo,
creo y ejerzo de vez en cuando, proviene de agentes humanos y
debe ser juzgado por las Escrituras. Sin embargo, cuando
hablamos (como lo hace Pedro aquí) acerca de la palabra profética
dada en la Escritura, no debe ser juzgada. Hay una gran diferencia.
Cada palabra de Dios es pura, como plata purificada en un horno
siete veces (ver Salmo 12:6). La palabra escrita y profética de Dios
es total y absolutamente autorizada, y Pedro dice que hacemos
bien en prestarle atención. En otras palabras, nos conviene
prestarle atención. Si no lo hacemos, estamos
privándonos de una importante provisión de Dios para nuestras vidas.
Necesitamos prestar atención a la palabra profética “hasta que

amanezca el día y el lucero de la mañana se levante en [nuestros]
corazones”. Pedro no está hablando de lo que está pasando en el mundo;
él está hablando de lo que está sucediendo en nuestros corazones.
Incluso si una persona es creyente, salva, bautizada en el Espíritu y
destinada al cielo, esa persona estará caminando en la oscuridad aquí en
la tierra si ignora la luz que Dios ha provisto. Caminar en la oscuridad no
significa que se nos negará la entrada al cielo cuando muramos.
Pero sí significa que estaremos tropezando y andando a tientas mientras
estemos aquí en la tierra, sin entender lo que está pasando, temerosos y
confundidos.
Durante mi servicio en la Segunda Guerra Mundial, pasé tres años

estacionado en los desiertos del norte de África. La mayor parte de ese
tiempo vivíamos del sol porque no teníamos fuentes artificiales de luz.
Cuando oscureció, nos acostamos. Cuando se hizo de día, nos levantamos.
Durante ese tiempo observé algunas vistas únicas. Una era que en ciertas
estaciones del año, cuando el sol debía salir, el horizonte se volvía
luminoso, haciéndose bastante claro en esa parte de los cielos. Uno
pensaría que el sol estaba saliendo, pero no era el sol. Era la estrella de
la mañana llamada Aurora. Era una señal infalible: cuando salía la aurora,
sabíamos que el sol iba a salir a continuación. Pedro dice que dejemos
que esta aurora, esta estrella de la mañana, suba en nuestros corazones,
porque cuando surja sabremos con certeza que Jesús regresará. Dios
desea que cada uno de nosotros viva en una expectación emocionada
por el regreso del Señor. Así es como todo creyente debe vivir.
Como nos dice Hebreos 9:28, Jesús se va a aparecer a los que le

esperan con ansias. ¿Lo estamos esperando ansiosamente? Si
el lucero de la mañana ha salido en nuestros corazones, entonces lo

estaremos esperando con gran expectación, y Él se nos aparecerá por
segunda vez.
Volvamos, entonces, a la guía profética de Dios sobre los últimos
tiempos. Es mucho lo que nos quiere decir sobre estos días en los que
empezamos a ver el resplandor de la mañana
estrella.
2
esperando con el
Motivación Correcta
yoiprimer
nuestra meta es verdaderamente entender la profecía bíblica, entonces nuestra
paso será la preparación de nuestros corazones. Debemos tener
la actitud correcta al enfrentar el futuro. En este capítulo, proporcionaré una base
bíblica objetiva para desarrollar una actitud que honre a Jesús y nos prepare para su
regreso.
Anticipando Su Venida
El primer punto es básico. De hecho, es tan simple que es posible que no veamos
su importancia a primera vista. Como cristianos estamos esperando a Jesucristo; por
el contrario, no estamos esperando al Anticristo.
La Biblia enseña que ha habido muchos anticristos y, a medida que nos acercamos
al final de esta era, habrá más anticristos. La Biblia habla de un personaje particular
en la historia humana que será el Anticristo. Es posible que su sombra ya haya caído
sobre el escenario de la historia humana, y que su aparición esté muy cerca. Pero no
lo estamos esperando.
He conocido a compañeros creyentes que están tan ocupados con teorías

sobre el Anticristo —su número, su nombre, los países que gobernará,

los métodos que utilizará, cómo pondrá su sello en la frente y las manos
de la gente— que son casi agentes publicitarios de él. Nuestro negocio
como cristianos no es ser testigos del Anticristo sino del Cristo. Jesús
dijo: “Me seréis testigos” (Hechos 1:8).
Permítanme proporcionar algunas Escrituras que aclaran esto. En 1

Tesalonicenses, Pablo felicita a sus conversos y discípulos en Tesalónica,
informando que las personas que los rodean están impresionadas por
su forma de vida:
Cuentan cómo os convertisteis de los ídolos a Dios para

servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su
Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, que nos libra de
la ira venidera.
1 Tesalonicenses 1:9–10, NVI
Como cristianos, estamos esperando que el Hijo de Dios, Jesús,

regrese del cielo. Quienes lo esperan tienen la garantía de que Él nos
rescata de la ira venidera sobre la tierra, es decir, de la Tribulación.
Cómo nos va a rescatar es otro asunto, pero yo creo que esa garantía
se da sólo a aquellos que claramente están esperando a Jesús.
Otra Escritura dice lo mismo:
Así como el hombre está destinado a morir una sola vez, y

después de eso a enfrentar el juicio, así Cristo fue sacrificado
una vez para quitar los pecados de muchas personas; y aparecerá
por segunda vez, no para llevar el pecado, sino para traer la salvación a
los que le esperan.
Hebreos 9:27–28, NVI
Cuando Jesús regrese, vendrá con salvación solo para aquellos que
lo están esperando. Aquellos que no lo estén esperando encontrarán Su
juicio. Es de la mayor importancia personal para cada uno de nosotros
cultivar de tal manera esta actitud de esperar a Jesús que no dejemos
que nuestra atención se distraiga con nada más.
Confianza radiante
Un resultado práctico de esperar a Jesús, tener nuestros ojos vueltos
hacia Él con expectativa, es lo que yo llamo “confianza radiante”. En dos
hermosos versículos del Salmo 34, el salmista David dice: “Busqué a
Jehová, y él me respondió; me libró de todos mis temores. Los que lo
miran están radiantes; sus rostros nunca se cubren de vergüenza” (Salmo
34:4–5, NVI).
Estos versículos son en parte el testimonio personal de David y en

parte una declaración general. Primero, David está diciendo: “Podría
tener miedo de lo que me depara el futuro, pero busqué al Señor y Él me
libró de todos mis temores”. Necesitamos preguntarnos: ¿Hemos
buscado al Señor y hemos sido librados de todos nuestros temores
sobre el futuro? Si no, podemos.
Luego, David continúa con la declaración general acerca de tener una
actitud expectante hacia el Señor. El resplandor es una manifestación
práctica de buscar al Señor, de esperar al Señor. La expresión de
nuestros rostros indica en qué dirección estamos mirando.
Si nuestros rostros están oscuros y ensombrecidos por el cuidado y el

miedo, no estamos mirando la luz. Pero si nuestros rostros están
radiantes, tranquilos y llenos de confianza, solo hay una explicación:
tenemos los ojos vueltos hacia la fuente de luz: Jesús.
vida santa
Otro resultado práctico importante en nuestra vida de la actitud de
esperar a Cristo es la motivación para vivir en santidad. Esta verdad se
afirma muchas veces en el Nuevo Testamento, por ejemplo, en la
primera epístola de Juan:
Queridos amigos, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha

manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando él
se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos
tal como él es. Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se
purifica a sí mismo, así como él es puro.
1 Juan 3:2–3, NVI
Cuando tenemos esa expectativa continua, la gozosa esperanza de

que vamos a ver al Señor y seremos transformados para ser como Él, la
aplicación natural y lógica en nuestras vidas es que nos purifiquemos y
nos preparemos. Ese estándar de pureza es un estándar alto: Nos
purificamos así como Él, Jesús, es puro.
Este tipo de espera motiva tanto a los que ministran el Evangelio

como a los que son ministrados. Pablo declara esto en su ministerio a
los cristianos en Tesalónica: “Porque ¿cuál es nuestra esperanza,
nuestro gozo, o la corona en que nos gloriaremos en el
presencia de nuestro Señor Jesús cuando venga? ¿No eres tú?

En verdad, ustedes son nuestra gloria y gozo” (1 Tesalonicenses 2:19–20,
NVI).
Pablo parece estar siempre pensando en el día en que comparecerá ante
Jesús y responderá por su vida y ministerio. Él explica: “Lo que me hará
sentir más orgulloso y gozoso es la gente a la que he ayudado a encontrar
su camino hacia Jesús. Ellos van a ser mi corona, mi gloria y mi gozo”. ¡Esa
es la verdadera motivación!
Más adelante en la misma epístola, cuando Pablo se dirige a aquellos a

quienes ha ministrado, ofrece una de las oraciones más hermosas que se
encuentran en la Biblia: “Que él [Dios] fortalezca vuestros corazones para
que seáis irreprensibles y santos delante de nuestro Dios y Padre, cuando
venga nuestro Señor Jesús con todos sus santos” (1 Tesalonicenses 3:13,
NVI).
¡Eso es anticipación! Pablo no sólo anticipa la venida del Señor para sí
mismo, con la esperanza de ofrecer al Señor un tributo del trabajo de su
vida, sino que también quiere que aquellos que han venido al Señor a través
de su ministerio tengan la misma actitud de expectativa. Pablo sabe que esa
actitud los motivará a volverse irreprensibles y santos.
Créeme, amigo, no hay nada que purifique más eficazmente nuestra vida
que la esperanza de ver a Jesús. Si realmente vivimos en esa esperanza,
tendrá un efecto radical y permanente en la forma en que vivimos. Uno de
mis versículos favoritos ilustra este hecho: “La senda de los justos es como
el primer resplandor del alba, que brilla cada vez más hasta la plena luz del
día” (Proverbios 4:18, NVI).
Cuando llegamos al Señor por primera vez y entramos en ese camino, es
como el primer resplandor del amanecer. Pero a medida que avanzamos
continuamente en ese camino con esa actitud de expectativa, el camino se vuelve
cada vez más y más brillante hasta que lleguemos a la plena gloria
del mediodía, a la plena luz del día. Así debe ser la vida cristiana
cuando estamos dirigidos hacia Jesús y esperando su regreso.
Cristo reina ahora y

Siempre
El siguiente factor principal para esperar con la motivación

correcta se centra en darse cuenta de que Cristo ya reina como Rey
del universo. Además, seguirá reinando para siempre.
Desde ahora hasta la eternidad nunca habrá un momento en que
Cristo no esté en el trono del universo.
En el primer capítulo de Efesios, Pablo abre los ojos de los
cristianos al tremendo e inconmensurable poder de Dios. En el
versículo 19, afirma que el “poder incomparablemente grande [es]
para nosotros los que creemos” (NVI). Luego nos da el estándar
para medir el poder de Dios disponible para nosotros como creyentes
en nuestras vidas: “Ese poder es como la acción de la fuerza de su
poder, la cual ejerció en Cristo cuando lo resucitó de entre los
muertos y lo sentó a su lado. diestra en los lugares celestiales”
(Efesios 1:19–20, NVI).
El mismo poder que levantó el cuerpo muerto de Jesús de la
tumba y lo exaltó al lugar más alto en el cielo está disponible para
nosotros como creyentes. Luego, Pablo pasa a describir el nivel de
autoridad al que Dios ha elevado a Jesús: “[Dios] lo sentó a su
diestra en los lugares celestiales, muy por encima de todo principado
y autoridad, poder y señorío, y de todo título que se puede adquirir.
dada, no sólo en la era presente, sino también en la venidera” (versículos 20–

21, NVI).
Cristo está muy por encima de todas las demás formas de gobierno,
autoridad o poder en todo el universo. Él no está simplemente por encima de
ellos, Él está muy por encima de ellos. Está por encima de todos los
gobernantes en el plano humano natural: reyes, presidentes, dictadores o
cualquier otro título que puedan tener. Uno de sus títulos es Señor de señores
y Rey de reyes. Lo interpreto de esta manera: Él es el Soberano de todos los
soberanos y el Gobernador sobre todos los soberanos.
Él también está por encima de todos los gobernantes y autoridades
espirituales en el reino invisible. La Biblia revela que ciertos poderes invisibles
en el ámbito espiritual son malvados y están bajo el control de Satanás. En
muchos lugares, el Nuevo Testamento habla de “principados y potestades” o
“principados y autoridades” con referencia al tipo de poder y autoridad que
Satanás buscaría ejercer contra el pueblo de Dios y los propósitos de Dios.
Aunque estos son reales y tenemos que tenerlos en cuenta, debemos tener
en cuenta continuamente que el poder y la autoridad otorgados por Dios a
Jesús están en un nivel mucho más alto. Él está por encima de todo.
Pablo nos da esta buena noticia: “Dios sometió todas las cosas bajo sus
pies y lo nombró cabeza sobre todas las cosas para la iglesia” (versículo 22,
NVI).
Esas tres últimas palabras son tremendamente importantes: para la iglesia.
Jesús está sentado en el cielo por nuestra cuenta: para representarnos, para
velar por nosotros, para asegurar que los propósitos y las promesas de Dios
para nosotros se cumplan infaliblemente. Ninguna oposición u obstáculo
humano o satánico puede frustrar las promesas y los propósitos de Dios a
nuestro favor. Jesús es la cabeza sobre todo para Su Iglesia. ¡Qué importante
darse cuenta de eso! La Iglesia es el objeto principal de Su cuidado y
preocupación. Todo su
Su poder y toda Su autoridad se ejercen a favor nuestro.

Además, no sólo está sentado en el cielo, sino que va a permanecer
allí desde ahora y para siempre. Hablando de Jesús reinando, la Biblia
dice: “Porque es necesario que él reine hasta que haya puesto a todos
sus enemigos debajo de sus pies” (1 Corintios 15:25, NVI).
Algunas personas que están preocupadas por el Anticristo y la Gran
Tribulación en realidad creen que habrá una brecha en algún lugar en el
futuro de la historia humana cuando Jesús ya no reinará. Eso no es
verdad. Él está reinando ahora, y continuará reinando hasta que haya
puesto a todos Sus enemigos debajo de Sus pies. Pase lo que pase en
la tierra, Jesús nunca va a abdicar de ese trono al que el Padre lo ha
elevado.
Y eso no es todo. El Padre no solo ha exaltado a Jesús por encima
de todas las demás formas de autoridad y poder, sino que la revelación
de las Escrituras nos lleva un paso importante más allá: Cristo comparte
Su autoridad con Su pueblo. Este concepto es desarrollado por Pablo:
Pero por su gran amor por nosotros, Dios, que es rico en

misericordia, nos dio vida juntamente con Cristo, aun cuando
estábamos muertos en pecados; por gracia sois salvos. Y
Dios nos resucitó con Cristo y nos hizo sentar con él en los
lugares celestiales en Cristo Jesús, para mostrar en los siglos
venideros las incomparables riquezas de su gracia, expresada
en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
Efesios 2:4–7, NVI
En estos versículos, Pablo declara tres hechos históricos objetivos

basado en nuestra relación a través de la fe con Jesucristo y nuestra

identificación con Él. Debido a que hemos entregado nuestras vidas a Jesús
y nos hemos hecho uno con Él por fe, estamos identificados en todo lo que
Dios hizo por Él desde Su crucifixión en adelante. Pablo especifica tres
acciones que Dios tomó por Cristo que también ha hecho por nosotros que
estamos “en Cristo”. En el versículo 5, Pablo dice que Dios “nos dio vida
juntamente con Cristo”. En el versículo 6, Pablo dice: “Dios nos resucitó [nos
resucitó] con Cristo”.
Luego continúa diciendo en el mismo versículo que “Dios . . . nos hizo sentar
con él en los lugares celestiales en Cristo Jesús” (NVI).
Dios nos ha identificado con Cristo en estos tres aspectos: nos ha dado
vida con Cristo, nos ha resucitado con Cristo (nos ha resucitado) y nos ha
sentado con Él en los lugares celestiales en Cristo Jesús. Jesús está sentado
en un trono, y cuando estamos sentados con Él, estamos entronizados con
Él. Donde está Él, estamos nosotros. Así como Él está sentado muy por
encima de toda autoridad y poder, nosotros estamos sentados con Él muy
por encima de toda autoridad y poder. Así como Él gobierna, nosotros
gobernamos con Él, no en el futuro, sino ahora.
La misma verdad de compartir el trono con Cristo es declarada por

Pablo en Romanos:
Porque si por la transgresión de un hombre reinó la muerte por

medio de ese hombre, cuánto más reinarán en vida por medio de
un solo hombre, Jesucristo, los que reciben de Dios la abundante
provisión de la gracia y del don de la justicia.
Romanos 5:17, NVI

Cuando nos identificamos con Jesucristo, reinamos con Él en vida. Así

como Él reina, nosotros reinamos con Él. Así como Él está en el trono,
compartimos el trono con Él. Es importante que nos demos cuenta de esto
a medida que avanzamos hacia el futuro.
La victoria continua es nuestra

Llevemos estas verdades un paso importante más allá. Cristo ejerce
Su autoridad a través de Su pueblo creyente y hace posible para nosotros
una victoria continua. Vemos esto en los primeros dos versículos del
Salmo 110, citado en el Nuevo Testamento con más frecuencia que
cualquier otro pasaje del Antiguo Testamento.
Jesús mismo citó estos versículos. El salmista dice:
El SEÑOR dice a mi Señor: “Siéntate a mi diestra, hasta que

ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”.
El SEÑOR extenderá tu fuerte cetro desde Sion, diciendo:
“Domina en medio de tus enemigos”.
Salmo 110:1–2, LBLA
De los labios del mismo Jesús conocemos la aplicación del primer

versículo. El Señor es Dios Padre. Mi Señor, es decir, el Señor de David,
es el Mesías. Así que Dios el Padre le dijo a Jesucristo el Mesías después
de Su muerte y resurrección: “Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus
enemigos por estrado de tus pies”. Hemos visto que esto ya se ha
cumplido. Jesús ya está a la diestra de Dios. Él está esperando que Dios
ponga a todos Sus enemigos finalmente bajo Sus pies, pero Él ya está
gobernando.
El versículo 2 del Salmo 110 continúa diciendo: “ Jehová extenderá tu

fuerte cetro desde Sion, diciendo: 'Domina en medio de tus enemigos'”.
En hebreo, tu fuerte cetro es literalmente “el cetro de tu fuerza. ” Un cetro
era la marca de un gobernante en la cultura e historia del Antiguo
Testamento. Hay un ejemplo de esto en el trato de Dios con Moisés,
Aarón y los príncipes de las tribus de Israel. A cada príncipe se le ordenó
grabar su nombre en su vara o cetro. La vara del hombre que Dios había
escogido para ser príncipe y gobernante, el sumo sacerdote, era la vara
que florecía, echaba brotes y daba almendras en 24 horas. Las otras
varillas permanecieron sin cambios. (Ver Números 17.)
La vara o el cetro era la marca de la autoridad de un gobernante.

Tener el nombre del gobernante significaba que esa autoridad nunca
podría transferirse a otro. Estaba marcado con el nombre de aquel a
quien pertenecía.
Sión en la Biblia significa “la asamblea del pueblo de Dios reunida en
orden divino”. De la asamblea del pueblo de Dios, el Señor extiende la
autoridad de Jesús, que está en Su nombre, y gobierna sobre la nación.
Creo que el Señor que extiende ese cetro es Dios Espíritu Santo. Así
que tenemos las tres Personas de la Deidad presentes allí: Dios el Padre
levantó a Dios el Hijo para sentarse con Él en el trono, y luego Dios el
Espíritu Santo, a través de la asamblea del pueblo de Dios (a través de
sus proclamaciones, su predicación, sus oraciones y su testimonio),
extiende la vara de la autoridad de Cristo sobre la tierra. De esta manera,
Cristo, a través de Su pueblo, ahora gobierna en medio de Sus enemigos.
Es importante que veamos aquí dos verdades acerca de este

gobierno: Cristo está gobernando, pero hay enemigos por todas partes.
Algunas personas tienen la impresión de que Cristo gobernará solo
cuando no haya más enemigos, pero eso no es cierto. Este es el período

crítico en los tratos de Dios con la raza humana, cuando Cristo ya está
gobernando pero los enemigos no están completamente subyugados.
Tenemos que equilibrar los dos hechos. Por supuesto que hay muchos
enemigos. Son activos, vocales y viciosos. Pero Cristo está gobernando
en medio de Sus enemigos, ejerciendo Su autoridad a través de nosotros,
Su pueblo, a medida que aprendemos a usar la autoridad que está en
Su nombre.
Además, Cristo nos envía como sus representantes para ejercer su
autoridad en su nombre. Esta es la comisión final de Jesús a sus
discípulos al final del evangelio de Mateo:
Entonces Jesús se acercó a ellos y les dijo: “Toda potestad

me es dada en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced
discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre
del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a
obedecer todo lo que os he mandado. Y ciertamente estaré
con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
Mateo 28:18–20, NVI
¿Cuál es la conexión entre la autoridad y el ir? La autoridad se le ha

dado a Jesús, pero es nuestra responsabilidad ejercer esa autoridad.
Logramos esto, en Su nombre, yendo y haciendo lo que Él nos ha
comisionado que vayamos y hagamos. A medida que obedecemos Su
comisión, Él dice: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin de
la era presente. Si tienes algún obstáculo u obstáculo, recuerda, solo
apela a Mí. estoy
en el trono. Estoy allí para tu beneficio, y me aseguraré de que puedas

hacer lo que te he encomendado”.
Esa es la imagen: Cristo está en el trono. Él está gobernando, pero
está ejerciendo la autoridad que está en Su nombre a través de Su
pueblo cuando le obedecemos. Eso continuará hasta el final de la era
actual.
La procesión triunfal
Miremos esta verdad de la victoria de Cristo manifestada a través de
nosotros desde otro ángulo. Acerca de la muerte y resurrección de
Jesús, Pablo dice: “Habiendo despojado a los principados y autoridades,
hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos en la
cruz” (Colosenses 2:15, NVI).
El “espectáculo” del que Pablo habla aquí no se refiere a ganar una
victoria, sino a la celebración de una victoria que ya ha sido ganada. Esta
era una costumbre durante los días del Imperio Romano.
Si un general romano había obtenido la victoria en una campaña que
agregó territorio al Imperio Romano, el Senado de Roma lo votó como
un triunfo cuando regresó a casa. Lo colocaron en un carro tirado por
dos caballos blancos. Luego, el carro fue conducido por las calles de la
ciudad, que estaban llenas de ciudadanos que aplaudían. Detrás del
carro venían los prisioneros de guerra, el pueblo que el general había
conquistado, como prueba de su victoria.
Cuando Jesús murió en la cruz y resucitó de entre los muertos, triunfó

sobre toda oposición satánica, todas las autoridades y poderes satánicos
que resisten los propósitos de Dios y del pueblo de Dios.
Los condujo detrás de Su carro en exhibición pública y todo el universo

invisible aplaudió Su victoria.
Pero no termina ahí. En 2 Corintios, Pablo continúa diciendo: “Gracias
a Dios, que nos conduce siempre triunfalmente en Cristo, y por medio de
nosotros esparce por todas partes el olor de su conocimiento” (2 Corintios
2:14, NVI).
¡Jesús no solo se está moviendo en una procesión triunfal, sino que nos
ha llamado a subir en el carro con Él! Compartimos no solo Su victoria
sino Su triunfo, la celebración de Su victoria. Estamos identificados con
Él. No estamos ahí en la acera aplaudiendo. Ciertamente no estamos
entre los cautivos que están siendo llevados detrás de Él en cadenas.
Estamos montando en el lugar de honor con el Victor.
Mientras compartimos Su triunfo, sucede algo hermoso y maravilloso:

Dios, a través de nosotros, esparce por todas partes la fragancia del
conocimiento de Él. Hay una especie de fragancia que surge de nuestro
vivir victorioso y que impregna la atmósfera en la que vivimos. Incluso las
personas que no entienden el Evangelio o no aprecian la teología son
conscientes de nuestra vida victoriosa.
Note dos puntos finales sobre esta victoria: Uno, Dios siempre nos lleva
al triunfo; y, dos, a través de nosotros esparce por todas partes la fragancia
de su conocimiento. Cuando juntamos estas dos palabras, siempre y en
todo lugar, nos damos cuenta de que en todo tiempo y en todo lugar es
posible la victoria total para nosotros como pueblo de Dios. Esto sucede
si, por la fe, aprendemos a compartir la victoria de Jesús y su triunfo
público. ¿No es eso glorioso?
Como breve resumen, aquí hay tres principios básicos para un derecho
actitud hacia el futuro:
Estamos esperando a Cristo, no al Anticristo.

Cristo ya reina y seguirá reinando.
Cristo ejerce Su autoridad a través de nosotros siempre y en
todas partes.
Cuando comprendamos esos hechos, vamos a enfrentar el futuro.

con gran confianza porque nuestro corazón está listo.
3
Siete principios de
la profecía bíblica
T Hasta aquí entendemos que la actitud con la que nos

abordar los desafíos de un mundo cambiante tiene un gran
tienen que ver con cómo experimentamos esos desafíos.
Nuestra perspectiva determinará en gran medida nuestra posición a medida
que se desarrolle el futuro. Así que tenemos una elección que hacer.
¿Seremos optimistas o pesimistas? Para usar una ilustración familiar,
¿decidiremos ver el vaso medio lleno o medio vacío? ¿Está el vaso en
camino de ser llenado o muestra signos de haber sido vaciado?
La Biblia nos da bases sólidas y objetivas para enfrentar el futuro como
optimistas en lugar de pesimistas. Al mirar el mundo que nos rodea a la luz
de la Biblia, podemos decir: “El vaso de la historia está medio lleno, no
medio vacío”. En otras palabras, los propósitos de Dios, claramente
predichos en la Biblia, se han cumplido hasta la fecha presente en el tiempo
y la historia. Por lo tanto, podemos estar seguros de que cualquier plan que
aún no se haya cumplido se cumplirá.
Por lo general, este no es el enfoque que adopta la gente. Muchos de los
que contemplan la situación humana actual son pesimistas. Dicen: “El
tiempo se acaba. La atmósfera está siendo contaminada.
Los recursos se están agotando. Una explosión demográfica está sobre
nosotros. No vamos a tener suficiente comida”. Esto realmente está diciendo:
"El vaso se está vaciando". Sin embargo, desde mi punto de vista, como
estudiante y creyente de la Biblia, cuando miro
el escenario mundial de hoy, puedo alabar al Señor y decir: “El vaso se

está llenando. Los propósitos de Dios se han cumplido hasta este punto,
y se seguirán cumpliendo, ¡pase lo que pase!”.
Abracemos esa actitud optimista como nuestro fundamento mientras

exploramos siete recomendaciones para comprender la profecía bíblica.
1. Algunas profecías permanecerán en secreto

El libro de Deuteronomio contiene dos grandes principios básicos
para entender y aplicar la profecía, articulados por Moisés a los hijos de
Israel: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios, pero las
cosas reveladas nos pertenecen a nosotros y a nuestros hijos para
siempre. , para que cumplamos todas las palabras de esta
ley” (Deuteronomio 29:29).
Dios tiene secretos que no nos permite conocer. Le pertenecen a Él
y simplemente no son asunto nuestro. Además, sin embargo, hay
verdades que Dios ha elegido revelarnos.
Estos nos pertenecen. Y con respecto a lo que Dios nos ha mostrado, somos
responsables de actuar en consecuencia, de obedecerlo, de dejar que tenga un
impacto en nuestras vidas de acuerdo con el plan que Dios tiene para nosotros.
Un error común al mirar hacia el futuro es intrigarnos tanto con las

cosas secretas que no obedecemos las cosas reveladas. Aquí hay una
clara advertencia para nosotros. Cualquiera que pretenda ser capaz de
revelar las cosas secretas es realmente un falso profeta, uno que, por
sus propios labios, se ha identificado a sí mismo.
Las personas que no entienden la naturaleza de la profecía bíblica serán
engañadas por tal persona. Tenemos que resistir la
tentación de tratar de descifrar las cosas secretas de Dios, reconociendo

que si Dios quiere mantener algo en secreto, ¡es inútil perder el tiempo
tratando de averiguarlo! Para aquellos que se enfocan en descubrir las
cosas secretas de Dios, el resultado será frustración, confusión y
desilusión.
Tomemos dos ejemplos de predicciones del Nuevo Testamento que
ilustran cosas reveladas y cosas secretas.
Primero, un ejemplo de algo que Dios ha revelado: las palabras dichas
por los ángeles a los apóstoles mientras estaban en el Monte de los
Olivos mirando hacia arriba después de que Jesús había sido llevado
al cielo: “Este mismo Jesús, que ha sido tomado de entre vosotros al
cielo, volverá como le habéis visto ir al cielo” (Hechos 1:11, NVI). Esta
es una verdad revelada, algo que todos debemos saber, que debería
afectar nuestras vidas de muchas maneras.
A continuación, veamos una cosa secreta, algo que Dios no ha dado

a conocer y que no tenemos derecho a intentar conocer, como lo afirma
el mismo Jesús en el evangelio de Marcos. Hablando de los
acontecimientos y varias señales del fin de la era y de su regreso
personal a la tierra, Jesús dice: “Nadie sabe del día ni de la hora, ni aun
los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre” (Marcos 13:32,
NVI).
El día y la hora precisos del regreso de Jesús a la tierra es
incognoscible para cualquiera en el universo excepto para Dios el Padre.
Incluso Jesús, el Hijo de Dios, no sabe cuándo volverá pero está
esperando la señal del Padre. Si alguien declara que puede determinar
el día y la hora del regreso de Jesús, sabemos que no está de acuerdo
con la Biblia.
Por eso, en los versículos que siguen a su declaración, Jesús nos
advierte a los discípulos y a nosotros con una parábola:
"¡Estar alerta! ¡Estar alerta! No sabes cuándo llegará ese

momento. Es como un hombre que se va: Sale de su casa y
pone a sus sirvientes a cargo, cada uno con su tarea asignada,
y le dice al de la puerta que vigile. Velad, pues, porque no
sabéis cuándo volverá el dueño de la casa, si por la tarde, o a
medianoche, o al cantar el gallo, o al amanecer. Si viene de
repente, no dejes que te encuentre durmiendo. Lo que te digo
a ti, se lo digo a todos: '¡Mira!'”
Marcos 13:33–37, NVI
En esta historia, el amo dejó atrás a sus sirvientes, cada uno con una
tarea asignada, algo específico que cumplir durante su ausencia. La tarea
del hombre de la puerta, por ejemplo, era vigilar el regreso del maestro.
Esto es cierto para nosotros como cristianos. Aquí en la tierra, a cada

uno de nosotros se nos han asignado tareas, trabajos de los que somos
responsables y por los cuales seremos responsables ante Dios cuando
comparezcamos ante el tribunal de Cristo. No debemos preocuparnos
tanto con las cosas secretas, como el día y la hora exactos del regreso
del Señor, que descuidemos las cosas reveladas, como nuestras tareas
asignadas.
2. La profecía se da por una razón

Deuteronomio 29 nos recuerda que las verdades se nos muestran
“para que las cumplamos” (versículo 29). El propósito de la Biblia
la profecía no es solo para hacernos más sabios que nuestros vecinos o

dejarnos saber lo que viene después. Su propósito es darnos cosas que
hacer. Mi experiencia con Dios ha sido que si obedecemos lo que Él
revela, Él revela más. Si no obedecemos lo que Él revela, Él no revela
más. ¿Por qué debería hacerlo? Él dice: “Continúa. Haz lo que te dije
que hicieras y te mostraré lo siguiente”.
En 1958 yo estaba en Kenia, África Oriental, sirviendo como director

de una escuela de formación para profesores africanos. Una mañana
conduje mi pequeño automóvil siete millas hasta la ciudad principal,
Kisumu, para que lo revisaran. Tenía una extensa lista de cosas por
hacer en la ciudad, un día muy ocupado. Sin embargo, mientras salía de
la estación de servicio después de dejar mi auto, Dios me dijo: No solo
tu auto necesita servicio, tú también necesitas servicio. Me di cuenta de
que también necesitaba "aceitar" y "engrasar" desesperadamente. Así
que renuncié a todo mi horario y caminé unos diez minutos hasta la orilla
del lago Victoria Nyanza, el segundo lago interior más grande del mundo.
Es un lugar hermoso y tranquilo, y me senté en un banco bajo unos
árboles grandes que se arqueaban, saqué mi Nuevo Testamento de
bolsillo y lo abrí. No estaba buscando ninguna Escritura en particular.
Mis ojos se posaron en Mateo 24:14: “Este evangelio del reino será
predicado en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones, y
entonces vendrá el fin”. En ese momento, Dios me lo aclaró: Esta es la
prioridad número uno para Mi pueblo.
En mi ministerio como directora, mi principal objetivo era ganar a mis
alumnos para el Señor. Yo no estaba de ninguna manera en un estado
reincidente. De hecho, estaba claramente en la voluntad de Dios. Rara
vez algún estudiante dejó esa universidad después de cinco años sin
ser salvo y bautizado en el Espíritu Santo, así que ciertamente no estaba
perdiendo el tiempo allí. Pero sentí que el Señor me hablaba de algo más
importante y le respondí. “Señor, si todavía no estoy completamente
identificado con Tu propósito principal, quiero estarlo. ¿Lo arreglarás?
El Señor tardó unos veinte años en alinearme completamente con Su

propósito, pero en 1978 (el año en que me casé con Ruth) comencé una
fase totalmente nueva de mi ministerio con el inicio de un programa de
radio. Nunca me había interesado el ministerio radial, pero, en fe,
comencé a transmitir en ocho estaciones en los Estados Unidos.
Teníamos un presupuesto mensual de ocho mil dólares y no sabíamos
de dónde saldría el dinero. Hoy, ese programa, en más de una docena
de idiomas, se escucha prácticamente en todo el mundo todos los días.
Se transmite al menos una vez cada 24 horas en China.
No tenía idea de que el programa de radio saldría al aire fuera de los

Estados Unidos o se escucharía en otro idioma que no fuera inglés.
¡Pero Dios lo hizo! Él comenzó a alinearme con Su propósito principal:
que “este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin”.
Desde entonces he tenido el privilegio de ministrar en grandes

conferencias de enseñanza bíblica en todo tipo de lugares improbables,
como Turquía, Moscú o Almaty, la ciudad capital de Kazajstán, una de
las provincias del sur del antiguo imperio soviético.
Ese versículo se convirtió en el centro de mi vida. Pero no todo sucedió
en un día; Dios tuvo que resolverlo gradualmente. Permítanme enfatizar
el punto nuevamente: si no hubiera obedecido lo que Dios me mostró
ese día en Mateo 24:14, dudo que Dios me hubiera mostrado algo más.
La revelación está condicionada a la obediencia. Si no obedecemos,
Dios no
muéstranos algo más.
3. La profecía se da para un momento y una

situación específicos
Muchas profecías se relacionan con un momento y una situación

específicos y, antes de ese punto, es posible que no podamos entender
lo que significan. En Jeremías 30, por ejemplo, tenemos una profecía
específica acerca de la restauración de Israel a su propia tierra.
(Agregaría que la mayoría de las profecías bíblicas sobre el fin de los
tiempos asumen la presencia de Israel como nación en su propia tierra.
Hablaremos de Israel más extensamente en los capítulos siguientes.)
Por lo tanto, estas profecías no podrían cumplirse hasta que se
restaurara el Estado de Israel. Hace muchos años, un querido y
respetado hermano en el Señor hizo esta declaración errónea: “La
restauración del Estado de Israel no podía ser de Dios, porque si fuera
de Dios, habría producido la paz”. Si hubiera estado familiarizado con
la profecía bíblica, que dice exactamente lo contrario, no habría dicho
eso. Vemos esto en los siguientes pasajes.
“Porque he aquí vienen días, dice Jehová, en que haré

volver del cautiverio [exilio] a mi pueblo Israel y Judá, dice
Jehová. 'Y los haré volver a la tierra que di a sus padres, y
la poseerán'”.
Jeremías 30:3
Cualquiera que esté familiarizado con la Biblia sabe dónde está la

tierra que Dios les dio a estos padres. Solo hay un lugar que responde a
esa descripción: es una pequeña franja de territorio en el extremo este
del Mediterráneo. Continuando en Jeremías, leemos:
Estas son las palabras que habló el SEÑOR acerca de Israel

y de Judá. “Porque así dice el SEÑOR: 'Hemos oído una voz
de temblor, de temor, y no de paz. Pregunta ahora, y mira, si
un hombre está alguna vez en trabajo de parto con un niño?
Entonces, ¿por qué veo a todos los hombres con las manos
en los lomos como una mujer de parto, y todos los rostros
palidecen? ¡Pobre de mí! Porque grande es aquel día, para
que ninguno sea como él; y es el tiempo de la angustia de
Jacob, pero él será salvo de ella.'”
Jeremías 30:4–7
Lejos de predecir la paz cuando Israel sea restaurado en su territorio,

la Biblia nos advierte que habrá un tiempo de tribulación y angustia sin
paralelo en la historia judía. Y considerando la historia judía, esa es una
declaración sorprendente. El Señor dice con respecto a este tiempo no
que Su pueblo “será salvo de él”, sino que “serán salvos de él”. Esa
declaración se aplica a muchas situaciones en nuestras vidas hoy. Dios
no siempre nos salva de las cosas, pero nos salva de las cosas. Él nos
permite entrar en ellos y luego nos salva de ellos.
Al final de este capítulo, en el versículo 24, hay una especie de

epílogo: “En los postreros días lo consideraréis”. En otras palabras, “Tú
realmente no tendrá ningún uso para esta profecía hasta el tiempo del
fin.” Diría que es extremadamente significativo hoy, porque vemos que
estas Escrituras se prueban frente a nuestros ojos. Asimismo, muchas
profecías se entienden sólo cuando llega el momento oportuno.
4. La profecía se da como guía

Otro propósito principal de la profecía bíblica es guiarnos en lo que
debemos hacer y lo que no debemos hacer. es directiva.
Las personas que no conocen la profecía bíblica pueden tratar de hacer
lo que nunca sucederá, simplemente porque Dios ha dicho que nunca
sucederá. Si Dios ha declarado que un asunto no sucederá, es una
pérdida de tiempo orar para que suceda o tratar de que suceda.
Un ejemplo proviene de Mateo 24:19–20, versículos que se aplican a

la situación después de que los judíos hayan regresado a su tierra. Jesús
dice: “Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que estén dando de
mamar en aquellos días! Y orad para que vuestra huida no sea en
invierno ni en sábado.
Cualquiera de nosotros que vivamos en esa tierra podría sentirnos
inclinados a orar: “Dios, no permitas que tengamos que huir”, pero esa
es una oración inútil. Vamos a tener que huir, entonces debemos orar
dentro de los parámetros que Él nos da. Jesús dice que aunque
tengamos que huir, oremos para que no sea en invierno. ¿Por qué?
Porque la supervivencia puede ser difícil en invierno, especialmente para
mujeres embarazadas o con bebés lactantes. Y dijo que oráramos
también para que no sea en sábado. ¿Por qué oraríamos eso? En primer
lugar, eso no tiene ningún significado a menos que haya un estado judío. Viví en Is
entonces llamada Palestina, mientras aún estaba bajo el mandato

británico, y el sábado no era diferente de cualquier otro día.
Pero ahora que es un estado judío, no hay transporte público en sábado.
La mayoría de la gente no va a ninguna parte. Un gran grupo de personas
que huyen en el día de reposo sería muy llamativo.
Como veremos, este es solo un ejemplo de muchas Escrituras

proféticas que nos dicen lo que sucederá en el futuro. Si Dios dice que
algo sucederá, es una pérdida de tiempo orar para que no suceda. Sin
embargo, podemos discernir los parámetros de la profecía revelada y
orar con ese fin.
5. El Espíritu de Profecía se Enfoca en Jesús

El número cinco está en una categoría diferente. Encontramos este
principio en Apocalipsis 19:10: “Porque el testimonio de Jesús es el
espíritu de profecía”.
Las Escrituras están hablando aquí del espíritu de profecía, no solo
de las palabras de la profecía. Dice que la profecía bíblica siempre se
enfoca en el Señor Jesús; Él es el tema central de toda la profecía bíblica
desde Génesis hasta Apocalipsis. Jesús dice:
“Cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la

verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que
todo lo que oiga hablará; y Él os dirá las cosas por venir. Él
me glorificará, porque tomará de lo mío y os lo hará saber.”
Juan 16:13–14
Esta es la prueba de fuego de cualquier manifestación para determinar si

es o no del Espíritu Santo: Si es del Espíritu Santo, glorificará a Jesús. Centrará
nuestra atención en Jesús. Nos mostrará algo acerca de Jesús que nunca
antes habíamos visto.
Las profecías que glorifican a los humanos no son del Espíritu Santo.
De hecho, si el Espíritu Santo comienza a moverse y las personalidades
humanas se deslizan y toman el centro del escenario, el Espíritu Santo se
retirará cortésmente. Lo ha hecho varias veces en los últimos cien años.
Muchos movimientos del Espíritu Santo fueron sofocados porque la gente
quería que se enfocaran en ellos mismos.
Cualquier verdadera revelación profética siempre glorificará a Jesús.
6. La profecía significa lo que dice

Si una profecía se da como una palabra literal, debemos tener cuidado de
no “espiritualizarla”. Considere las muchas profecías acerca de la primera
venida de Jesús. Cada uno de ellos se cumplió literalmente, como lo señalamos
en el primer capítulo. Jesús nació de una virgen literal, no de una virgen
metafórica. Nació en Belén, literalmente. Fue llamado a salir de Egipto,
literalmente. Sanó a los enfermos, literalmente. Fue crucificado, literalmente;
no había nada espiritual o metafórico al respecto. Fue sepultado, literalmente,
y, gracias a Dios, resucitó de entre los muertos, literalmente. Ascendió al cielo,
literalmente. Cada profecía acerca de la primera aparición de Jesús se ha
cumplido literalmente. No hay precedente para convertir la profecía literal en
alegórica o interpretarla de otra manera que no sea el significado claro y
natural de las palabras.
Algunas profecías, sin embargo, son alegóricas, y es

legítimo interpretarlos alegóricamente. Nadie supone, por ejemplo, que el

rey de Grecia fuera un macho cabrío o que el rey de Persia fuera un carnero
(ver Daniel 8). Sabemos que esas imágenes son alegóricas. Pero donde la
Escritura no justifica una interpretación alegórica, es un error hacerla
alegórica.
Mientras enfrentamos las tremendas presiones y peligros de este último
tiempo, las profecías concernientes a este período se cumplirán con una
literalidad aterradora. Las cosas realmente se van a mover de su lugar. Las
cosas realmente van a caer del cielo. Habrá más y más terremotos reales y
literales.
Me gustaría mencionar a este respecto que Israel es Israel.

Eso es simple y básico. Israel no es la Iglesia, y la Iglesia no es Israel. Si
desea un poco de estudio sobre ese tema, escribí un libro en el que señalo
79 Escrituras en el Nuevo Testamento que mencionan la palabra Israel,
ninguna de las cuales se aplica a la Iglesia (The Destiny of Israel and the
Church, © 2007, Ministerios Derek Prince – Internacional). Debemos tener
cuidado de no ser superespirituales en nuestra interpretación de la profecía.
La profecía significa lo que dice.
7. Dios tiene soberanía total

Para este principio final, debemos tener en cuenta un punto que hice
anteriormente. Es vital para nuestro progreso, así que quiero repetirlo aquí:
Dios tiene soberanía y supremacía total, y Él es totalmente justo.
Podemos estar seguros al mirar las profecías de los últimos tiempos que Él
nunca ha dicho nada que no sea verdad. Y Él nunca ha cometido un error
en nuestras vidas. Podemos pensar que lo ha hecho, pero no lo ha hecho. Él
es absolutamente justo.
Así que estos son los siete principios que quiero poner delante de nosotros
mientras estudiamos la profecía bíblica:
Hay cosas secretas y hay cosas reveladas. Nunca pierdas el tiempo tratando
de descubrir las cosas secretas, pero asegúrate de obedecer las cosas
reveladas.
Dios revela las cosas para que las hagamos. Y si no las hacemos, Él no nos
revelará más.
Algunas profecías se dan para un tiempo específico y no se entenderán hasta

que llegue el momento.
La profecía se da muy a menudo para evitar que hagamos mal y oremos mal.
Si Dios ha dicho que algo sucederá, sucederá. Si Dios ha dicho que algo
no sucederá, no sucederá. Si queremos orar oraciones sensatas y
efectivas, necesitamos conocer los parámetros de la voluntad de Dios
como se revela en la profecía.
El espíritu de profecía es la revelación de Jesús. Toda profecía verdadera

dada por el Espíritu Santo tiene finalmente un tema: Jesús.
A las palabras proféticas se les debe dar su significado claro.
Siempre debemos reconocer e inclinarnos ante la soberanía total de Dios. No

leo la Biblia para corregir la ética de Dios. Mucha gente lo hace. Mucha
gente tiene la idea de que Dios está haciendo algo injusto en el Medio
Oriente en este momento, pero no es así. Dios siempre tiene razón.
La “columna
vertebral” de la profecía bíblica
W uando yo era bastante joven en mi fe, escuché un

declaración de un creyente judío que nunca olvidé.
Myer Pearlman era miembro del Concilio General de las
Asambleas de Dios en los Estados Unidos en ese momento. Esto es lo
que dijo: Interpretar la profecía es como juntar las piezas de un esqueleto
humano. Si queremos hacerlo con éxito, debemos comenzar con la pieza
correcta, y la pieza correcta es la columna vertebral. Cuando tengamos
la columna vertebral en su lugar, podemos comenzar a encajar los otros
miembros en ella. En este capítulo y varios capítulos que siguen,
comenzaremos a encajar las piezas de la profecía bíblica, uniéndolas a
la columna vertebral tal como la define Myer Pearlman: el discurso de
Jesús en el Monte de los Olivos, registrado en Mateo 24–25.
A veces tendemos a pasar por alto el hecho de que Jesús fue un

profeta. El pueblo de su tiempo lo reconoció como profeta aunque no lo
reconocieron como el Hijo de Dios. Él fue el más grande de todos los
grandes profetas hebreos, y Su mayor discurso profético se encuentra
en estos dos capítulos. A pesar de la división en capítulos, no hay división
en el discurso. La primera parte del discurso también se encuentra en
Marcos 13 y Lucas 21. Son tres perspectivas diferentes de un mismo
discurso, casi como tres cámaras de televisión todas
centrado en Jesús. Cada uno registra lo que Él dice y hace, pero desde
una perspectiva ligeramente diferente. Para obtener la imagen completa,
necesitamos poner los tres juntos.
Mateo 24 registra que Jesús da este discurso mientras estaba en la
ladera occidental del Monte de los Olivos con sus discípulos más
cercanos. Aparentemente estaba sentado allí mirando hacia la ciudad de
Jerusalén y el área del Templo, una posición que he tenido el placer de
ocupar muchas veces en mi vida.
En realidad, el escenario había sido preparado antes: “Entonces Jesús
salió y se iba del templo, y sus discípulos se acercaron para mostrarle
los edificios del templo” (Mateo 24:1). El Rey Herodes acababa de pasar
46 años renovando, ampliando y glorificando ese Templo. Fue
considerado como una de las maravillas del mundo antiguo. También
fue el centro y foco de toda la vida nacional y religiosa del pueblo judío.
Era su gran orgullo y alegría. Por eso, la respuesta de Jesús al placer de
sus discípulos de mostrarle los edificios del Templo habría sido casi
como un golpe en el plexo solar para ellos. “Y Jesús les dijo: '¿No veis
todas estas cosas? De cierto os digo, que no quedará aquí piedra sobre
piedra, que no sea derribada'” (versículo 2).
No podemos entender el impacto de esas palabras.

Por lo tanto, tan pronto como los discípulos tienen la oportunidad,
después de que Jesús sale del área del Templo, cruza el arroyo Cedrón
y camina por la ladera occidental del Monte de los Olivos, se sientan a
solas con Jesús y lo interrogan. El siguiente versículo dice: “Estando él
sentado en el monte de los Olivos, los discípulos se le acercaron aparte,
diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal habrá de tu
venida, y del fin del siglo?'” (versículo 3).
Los discípulos obviamente creen que si el Templo fuera destruido, tal

desastre marcaría el fin de la era. No pueden imaginar que la era continuaría
si el Templo fuera destruido. Los discípulos creen que le están haciendo
una pregunta a Jesús, pero en realidad le están haciendo dos. La primera
es “¿Cuándo serán estas cosas?” Esto se refiere a la destrucción del
Templo y de Jerusalén. El segundo es "¿Cuál será la señal de tu venida y
del fin de la era?" Jesús responde a ambas preguntas.
La Primera Pregunta: El Templo

Quiero señalar aquí la respuesta a la primera pregunta como
registrado en Lucas 21.
“Pero cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed que

su desolación está cerca. Entonces los que estén en Judea,
huyan a los montes, los que estén en medio de ella, váyanse, y
los que estén en el campo no entren en ella. Porque estos son
días de venganza, para que se cumplan todas las cosas que
están escritas. Pero ¡ay de las que estén encinta y de las que
críen en aquellos días! Porque habrá gran angustia en la tierra e
ira sobre este pueblo.
Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las

naciones. Y Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta el
tiempo de los gentiles
se cumplen.”
Lucas 21:20–24
Esa es la respuesta a la pregunta “¿Cuándo sucederán estas cosas?

¿Cuándo será destruido el Templo y Jerusalén?” Jesús dice: “Esta es la
señal: cuando veáis a Jerusalén rodeada de ejércitos, sabed que su
desolación está cerca”. Esto se cumplió históricamente en el año 70 dC El
comandante romano Vespasiano puso sitio a Jerusalén y la rodeó con sus
ejércitos. Recibió noticias de Roma de que había sido elegido como el
próximo emperador, lo que requería su regreso a Roma para recibir su
puesto. Vespasiano levantó el sitio de Jerusalén temporalmente y los
ejércitos se retiraron, pero solo temporalmente.
Los judíos de Jerusalén que reconocieron a Jesús como profeta del

Señor entendieron la aplicación de estas palabras.
Huyeron de Jerusalén a un pueblo llamado Pela, al este del Jordán. El
sucesor de Vespasiano, Tito, reformó el sitio, reunió a los ejércitos y
continuó sitiando Jerusalén hasta que las palabras de Jesús se cumplieron
exactamente.
Toda la ciudad fue destruida. El Templo fue destruido tan completamente
que no quedó piedra sobre piedra. En el curso de esa guerra, dos millones
de judíos fueron asesinados y un millón fueron vendidos como esclavos en
cautiverio en todo el Imperio Romano. En un momento, de hecho, hubo tal
exceso de esclavos en los mercados que, incluso a precios bajos, nadie los
compraba.
Estas palabras de Jesús se cumplieron, y noten esto: El pueblo que hizo

caso a lo que Jesús profetizó salvó a sus
vive. (Esta es una lección muy importante). Aquí están nuevamente las
palabras de Jesús a sus discípulos:
“Porque habrá gran angustia en la tierra [la tierra de Israel] e ira

sobre este pueblo [el pueblo judío]. Y caerán a filo de espada, y
serán llevados cautivos a todas las naciones. Y Jerusalén será
hollada por los gentiles hasta que se cumplan los tiempos de los
gentiles”.
Lucas 21:23–24
Los “tiempos de los gentiles” son tiempos en que los poderes de los gentiles
gobiernan la tierra dada por Dios eternamente a Israel. Esa segunda mitad del
versículo 24 cubre casi dos mil años.
Uno de los años clave en la historia judía es 1967, que marca la Guerra de
los Seis Días. En ese momento, por primera vez en casi dos mil años, el
pueblo judío recuperó el control de esa zona vital llamada Ciudad Vieja. Pero
la profecía aún no se ha cumplido por completo, porque el pueblo judío no
tomó el control. Podrían haberlo hecho, pero no lo hicieron, por lo que el área
del Templo todavía está ocupada por una mezquita musulmana. Es como si
estuviéramos justo al borde, pero en realidad no nos hemos puesto en posición
porque Jerusalén no ha sido liberada de la dominación gentil.
Entonces Jesús pasa inmediatamente a decir:
“Y habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la

tierra angustia de las naciones, perplejas, a causa del bramido del
mar y de las olas; de los hombres
desfalleciendo sus corazones por el temor y la expectación

de las cosas que sobrevendrán en la tierra, porque las
potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al
Hijo del Hombre viniendo en una nube con poder y gran gloria”.
Lucas 21:25–27
Cuando Jerusalén sea finalmente liberada del dominio gentil, los

eventos en el calendario avanzarán rápidamente hacia el regreso de
Jesús en persona.
La segunda pregunta y una advertencia

Ahora vayamos a Mateo 24 para considerar la segunda pregunta de
los discípulos: “¿Qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” Note
que los discípulos no dicen “las señales [plural]” sino “la señal [singular]
de Tu venida”. Jesús responde esa pregunta, pero no la responde
inmediatamente.
Él conduce a Su respuesta. Sigamos Su línea de pensamiento.
Jesús comienza Su análisis de la fase final de esta era con una
palabra de advertencia: “Mirad que nadie os engañe.
Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: 'Yo soy el Cristo [el
Mesías]', ya muchos engañarán” (Mateo 24:4–5).
La primera gran advertencia que se nos da con respecto al período
del fin es una advertencia contra el engaño de los falsos mesías, que se
repite dos veces en el curso de esta profecía. Tres veces, en relación
con el fin de la era, Jesús advierte a sus discípulos que no sean
engañados. En mi opinión, el engaño es
el peligro más grande que nos amenaza como cristianos, más grande
que la persecución, más grande que la guerra.
He escuchado a personas decir: “Bueno, ¡eso nunca podría pasarme
a mí!” Quiero advertirte: si crees que nunca te pasará, te pasará. Esa
declaración es una señal segura de que ya estás bajo engaño. Jesús
advierte a sus propios discípulos, que han estado cerca de Él durante
tres años y medio, que han escuchado todas sus enseñanzas y visto
todos sus milagros: “Cuidado; no caigas bajo el engaño.”
Solo tenemos una garantía segura contra el engaño, que se nos da

en 2 Tesalonicenses 2:10: “Recibid el amor de la verdad”.
Nuestra única protección contra el engaño no es algo negativo, sino algo
positivo: el amor a la verdad. La palabra griega que se usa allí es ágape,
que es la forma más fuerte de amor. Para evitar ser engañados, tenemos
que tener un amor apasionado por la verdad. No es suficiente tener un
tiempo devocional cada mañana o asistir a una buena iglesia o decir
nuestras oraciones. Tenemos que tener un compromiso apasionado con
la verdad de la Palabra de Dios para evitar ser engañados.
En Mateo 24:5, Jesús dice: “Porque vendrán muchos en mi nombre,

diciendo: Yo soy el Cristo [el Mesías], y a muchos engañarán”. Esa
profecía de Jesús se ha cumplido. Una enciclopedia judía enumera
aproximadamente cuarenta falsos mesías que han venido al pueblo judío
desde la época de Jesús, y todos han engañado a algunas personas.
Unos pocos de estos falsos mesías engañaron a casi toda la nación.

Bar Kochba afirmó ser el mesías y dirigió al pueblo judío en la revuelta
final contra Roma, que fue completamente reprimida. Toda la nación fue
muerta o llevada en cautiverio. Moisés de Creta guió a unos cinco mil
judíos
al mar creyendo que el Señor vendría, y todos se ahogaron. Sucedió

nuevamente en el año 1666 cuando Sabbatai Zevi le dijo al pueblo judío
que él era el mesías, prometiendo restaurarlos a la tierra de Israel, y miles
de ellos se reunieron allí. Para salvar su vida se convirtió al Islam. ¡Qué
amarga decepción para todos aquellos creyentes! Esta es una característica
repetida de la historia judía. Jesús es un verdadero profeta: Todo lo que dijo
se ha cumplido o se cumplirá.
Hasta aquí, pues, vemos que se han cumplido las palabras proféticas
de Jesús sobre la destrucción del Templo y la aparición de falsos mesías.
Ahora estamos listos para ver las principales características que Él ofrece
en Su discurso en el Monte de los Olivos acerca de las señales de los
tiempos que se están cumpliendo en nuestros días.
Como veremos, la primera agrupación (guerras, hambrunas, terremotos

y pestilencias) es solo el comienzo. Sin embargo, Jesús nos da Su
seguridad: “Cuando oigáis de guerras y conmociones [o problemas], no os
asustéis; porque es necesario que estas cosas sucedan primero, pero el fin
no vendrá inmediatamente”
(Lucas 21:9). Ahora continuemos juntando las piezas de la “columna
vertebral” de la profecía del tiempo del fin.
5
El comienzo de
los dolores
A Mientras Jesús continúa su discurso profético, da

Sus discípulos un sentido de la progresión de los acontecimientos.
de los últimos días. Mateo registra estas palabras: “Porque se
levantará nación contra nación, y reino contra reino.
Y habrá hambres, pestilencias y terremotos en varios lugares. Todo esto es
principio de dolores”
(Mateo 24:7–8).
Quiero centrarme en esa palabra dolores por un momento. Aquí significa
“dolores de parto” o “dolores de parto”. Cuando suceden los eventos que
Jesús describe en el versículo 7, los dolores de parto han comenzado. Todos
sabemos a qué conducen los dolores de parto, algunos por experiencia y
otros por observación. Después de los dolores de parto, el próximo gran
evento será un parto. Eso es exactamente lo que se quiere decir aquí. Estos
dolores de parto deben preceder al nacimiento del Reino de Dios en la tierra.
También sabemos que cuanto más cerca está el nacimiento de un bebé,
más frecuentes e intensos se vuelven los dolores de parto hasta que
finalmente nace el bebé. De la misma manera Jesús dice que una vez que
estos dolores de parto comiencen en la historia humana, se harán más
frecuentes e intensos. No hay forma de revertir ese proceso; ocurrirá el
nacimiento.
Aquí hay una pregunta que representa una forma en que podemos probarnos a
nosotros mismos con respecto a la profecía del tiempo del fin: ¿Queremos dejar de
los dolores o queremos tener el bebe? Si queremos tener el bebé, debemos

tener los dolores de parto, porque no hay manera de dar a luz sin ellos. Si
decimos, “¡Oh, no puedo soportar todo esto!
Es demasiado terrible. No sé por qué estoy viviendo en este momento”,
entonces no estamos realmente entusiasmados con el bebé. Pero si
queremos al bebé, daremos la bienvenida a los dolores de parto, aunque
sean muy dolorosos.
Examinémonos preguntándonos qué es más importante: la venida del
Reino de Dios a la tierra o no estar involucrado en los dolores de parto.
También podríamos tomar la decisión correcta, porque de todos modos
estaremos involucrados en los dolores de parto.
Aquí hay cinco características que Jesús nos da en este discurso,
mostrando eventos mientras comienzan los dolores del fin: 1. Guerras,
hambrunas, terremotos y pestilencias 2. Persecución mundial de
cristianos 3. Apostasía y traición entre cristianos 4. Falsos profetas con
cultos 5 El amor se enfría
1. Guerras y desastres
naturales
Junto con la guerra, internacional y mundial, tenemos en Mateo 24:7–8

tres grandes ataques contra la raza humana: hambrunas, pestilencias y
terremotos. Juntos representan el comienzo de los dolores de parto de la
era venidera.
En el mundo de hoy hay dos tipos de guerras: guerras políticas y

guerras étnicas. La Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial
fueron guerras esencialmente políticas, guerras libradas por potencias
mundiales para establecer su dominio.
La palabra nación en griego es ethnos, de donde obtenemos la palabra

étnico. Antes de la Primera Guerra Mundial, que comenzó en 1914, hubo
una guerra étnica de la que se nos dice muy poco. En 1913, los turcos en
el Medio Oriente masacraron a un millón de armenios cristianos. Esa no
fue una guerra política; fue una guerra étnica: turcos contra armenios. Hoy
en día, las guerras étnicas están estallando en todas partes. Esta es una
característica importante de nuestro tiempo. En el transcurso de un solo
año (1993) se libraron 34 guerras, la mayoría de ellas guerras étnicas.
En mi vida he vivido dos guerras mundiales. Hoy la hambruna es

endémica en muchas áreas del mundo; probablemente más de diez
millones de personas mueren anualmente a causa del hambre. Dondequiera
que llega el hambre, casi siempre siguen las pestilencias. Hay zonas del
Sudeste Asiático donde todo esto se está representando ante nuestros
ojos. Y el registro científico de los terremotos muestra un aumento
asombroso en la frecuencia y la intensidad de los terremotos en los últimos
cincuenta a cien años.
2. Crece el odio hacia los cristianos. . .

Mencioné anteriormente que Jesús nos da un sentido de progresión con
respecto a los últimos días. Esto se ve realzado por el uso de una palabra
clave: entonces. Esta palabra, que aparece en numerosas ocasiones,
indica una sucesión de acontecimientos que se suceden sistemáticamente.
Esa es la naturaleza de este discurso de Jesús:
es sistemática, minuciosa y básica. (Consulte el Apéndice para obtener

una lista de esta ocurrencia sistemática de la palabra entonces).
Al leer Mateo 24:9, teniendo en cuenta que ya hemos entrado en el
período de los dolores de parto, vemos el primero de los entonces:
“Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos
por todas las naciones por causa de mi nombre.”
A menudo le pregunto a la gente: "¿Quién es el que mencionaste allí?"
La respuesta no es gramaticalmente correcta, pero tú eres nosotros.
¿Podemos absorber este hecho? En ese momento nos entregarán a
nosotros, cristianos, seguidores de Jesús, a la tribulación y nos matarán.
Seremos odiados por todas las naciones por causa del nombre de Jesús.
Mucha gente ora por avivamiento, y eso me incluye a mí. Pero cuando
la Iglesia experimente un avivamiento, descubrirá por primera vez cuánto
la odia realmente el mundo. Necesitamos tener eso en mente.
3. . . . Y entre los cristianos

Ahora veamos el siguiente entonces: “Y entonces muchos se ofenderán,
se traicionarán unos a otros, y se aborrecerán unos a otros”
(Mateo 24:10). Una vez más, la palabra muchos se refiere a los cristianos.
Cuando la Escritura habla de apartarse de la fe, se refiere a la fe cristiana.
¿Por qué los cristianos se traicionarán unos a otros? Para salvar sus
propias vidas. En realidad, esto no es tan inusual; ha estado ocurriendo
durante años en China y la antigua Unión Soviética y en algunas naciones
musulmanas. El hecho de que nosotros en los Estados Unidos no hayamos
visto mucho de esto todavía no significa que no esté sucediendo ya en
muchas partes del mundo. no tengo ninguna duda de que
muy pronto comenzará a suceder también en los Estados Unidos.

Así que esta es la progresión: bajo la presión de la persecución
de la que habla Jesús, algunos cristianos renunciarán a su fe y
traicionarán a sus hermanos cristianos. El odio se desarrollará entre
los cristianos que permanecen leales a Jesús y los que lo traicionan.
Y aquellos que traicionen a sus hermanos cristianos los entregarán
a las autoridades seculares para ser juzgados. (Aquí hay otro
entonces.) “Entonces se levantarán muchos falsos profetas, y
engañarán a muchos” (versículo 11).
4. Surgirán falsos profetas

Cada culto es el producto de un falso profeta, y no podemos
enumerar los cultos que nos han confrontado en los últimos años.
Odio decirlo, pero algunos de esos falsos profetas no están fuera
de las iglesias sino dentro de las iglesias. En mi estudio de la vida
de Jeremías, estoy impresionado por el hecho de que al final de la
historia del pueblo de Judá, aparentemente hubo un solo profeta
verdadero, Jeremías. Sin embargo, hubo innumerables falsos
profetas. Esta fue una indicación de que la nación estaba al borde
del juicio final y del desastre. Las palabras tranquilizadoras de los
falsos profetas que prometían paz hicieron que la mayoría de la
gente ignorara las verdaderas palabras de Jeremías, quien dijo que
se avecinaba un desastre.
Muchos de nosotros hemos escuchado a profetas que prometen
todo excepto lo que realmente sucederá. Si alguien predice algo
falso, es un falso profeta. Bajo la Ley de Moisés habría sido
condenado a muerte. ¡Es seguro decir que habría muchos menos
profetas hoy si esa ley aún se aplicara!
Creo que cualquiera que sea un profeta genuino hoy debe

enfatizar la palabra arrepentimiento. La condición del mundo y la
condición de nuestras iglesias demandan arrepentimiento. Podemos
hablar palabras entretenidas y lindas profecías sobre el futuro de
las personas, pero si no hay un llamado al arrepentimiento, cuestiono
si el que hace tales promesas es o no un verdadero profeta.
5. El amor se enfriará
Jesús nos muestra el resultado de este alejamiento de la fe: “Y
por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se
enfriará” (Mateo 24:12).
Una vez más, la palabra muchos se refiere a los cristianos. La
palabra griega para amor que se usa aquí es ágape, la palabra para
amor cristiano, así que esto no se refiere al tipo de amor del mundo.
El amor de muchos cristianos se enfriará en esta anarquía. Aquí hay
un pequeño dicho que acuñé: "La anarquía engendra falta de amor".
Hay tanta anarquía en nuestra cultura actual que tendemos a
endurecernos. Tendemos a decir: “No podemos evitarlo; ¿cual es el
uso? ¿Por qué debería preocuparme? Me cuidaré solo”. Estados
Unidos hoy en día en particular está bajo el asedio de la anarquía.
¡Qué importante es ver que la anarquía conduce a la falta de

amor! El mundo tiene una idea falsa de que el amor es libre y
desinhibido, haciendo lo que a uno le place. Esa no es la clase de
amor de Dios. El tipo de amor de Dios requiere disciplina y dominio
propio. El verdadero amor no es egoísta, agresivo o egoísta.
Solo la disciplina producirá esa clase de amor en los cristianos. Así
que la anarquía y el amor de Dios son opuestos. Dónde
abunda la anarquía, el amor de Dios es exprimido de las personas. Debemos

tomar las precauciones necesarias para mantener nuestro amor por el Señor y
por los demás.
Aguantando hasta el final

Estas son, entonces, cinco características principales del comienzo de los
dolores de parto que Jesús da en su discurso. No todos cederán ante el miedo,
la persecución o la anarquía. ¿Qué promete Jesús para los que permanecen
fieles? “El que persevere hasta el fin, ése será salvo” (Mateo 24:13).
En el griego original, esta frase es aún más precisa. Dice: “El que persevere
hasta el fin, será salvo”. Gracias a Dios, ahora somos salvos. Pero si queremos
permanecer salvos, tenemos que aguantar. En realidad, solo hay una forma de
aprender a resistir: aguantando. La perseverancia es la preparación de Dios
para lo que está por venir.
No debemos quejarnos de ello. La escritura dice,
Tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas,

sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia [resistencia,
NASB]. Mas tenga la paciencia su obra perfecta, para que seáis
perfectos y completos, sin que os falte cosa alguna.
Santiago 1:2–4
Para que seamos perfectos y completos, tenemos que dejar que la perseverancia
haga su obra perfecta. Esa es la clave de la supervivencia.
La última señal: la segunda pregunta

Contestada
Hasta ahora en este discurso hemos visto varias señales (plural) del
fin, pero Jesús aún no ha respondido a la segunda pregunta de los
discípulos: "¿Cuál será la única señal [singular] del fin de la era?" Cuando
llegamos a Mateo 24:14 tenemos la respuesta: “Y será predicado este
evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las
naciones; y entonces vendrá el fin”.
¿Cuándo llegará el final? Cuando este Evangelio del Reino haya sido
predicado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones. Esta
es una declaración muy importante. Significa que la verdadera iniciativa
en la historia mundial no está en los políticos, los comandantes militares
o los científicos, sino en la Iglesia. La Iglesia es el único grupo de
personas que puede producir la señal final de la era: la predicación de
este Evangelio del Reino. Estoy tan contento de que Jesús haya dicho
esto. No sugirió que una versión humanista diluida del Evangelio sería
suficiente, sino que afirmó que el mismo Evangelio predicado por Él y
por los apóstoles debe ser el que se predique en todo el mundo como
testimonio a todas las naciones.
Apocalipsis 7 nos dice algo acerca de la gente de estos

naciones Juan, describiendo lo que vio en una visión, declara:
Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la

cual nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos
y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero,
vestidos de vestiduras blancas, con palmas en las manos, y
llorando
a gran voz, diciendo: “¡La salvación es de nuestro Dios que está

sentado en el trono, y del Cordero!”
Apocalipsis 7:9–10
La gran multitud de personas, todas las cuales recibieron la salvación por la fe

en Jesús, el Cordero de Dios, proviene de todas las naciones, tribus, pueblos y
lenguas. En otras palabras, antes de que pueda cerrarse la era, tiene que haber
por lo menos un representante en el Cuerpo de cada nación, pueblo, tribu y
lengua en la tierra. Yo creo que la razón es que Dios el Padre está celoso por la
gloria de Su Hijo. Debido a que Jesús estuvo dispuesto a sufrir por toda la
humanidad, Dios no permitirá que la era termine hasta que haya al menos un
representante de cada tribu, pueblo, nación y lengua que haya recibido la
salvación ofrecida a través de Jesús, el Cordero de Dios.
Esta responsabilidad es nuestra, y es una tremenda responsabilidad. Cuando

consideramos todas las tragedias —el sufrimiento, la enfermedad, el odio, las
guerras y la pobreza— que caracterizan la era actual y que aumentan
constantemente, debemos enfrentar el hecho de que, a menos que hagamos
nuestro trabajo lo más rápido posible, somos responsables. por un sufrimiento
adicional e innecesario. Nunca debemos olvidar nuestra responsabilidad, y lo
digo con la mayor pasión de mi alma. Como dije antes, este es el versículo que
me motiva: “Este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14). Me tomo
la responsabilidad en serio.
Tenemos que preguntarnos para qué estamos viviendo. ¿Es por una vida
fácil, lo máximo que podemos sacar de la vida, un mejor trabajo, un salario más
alto, una casa más grande, un automóvil más rápido? ¿O estamos viviendo para esto?
propósito: que este Evangelio del Reino sea proclamado en todo el mundo
para testimonio a todas las naciones?
Cuando estemos ante el tribunal de Cristo, como debemos hacerlo,

una de las preguntas que Él nos hará a cada uno de nosotros
individualmente es esta: “¿Qué hiciste para ayudar a la predicación del
Evangelio del Reino a todas las naciones?” ¿Tendremos que pararnos
ante Dios un día y decir: “Lo siento, pero nunca tomé este versículo en
serio. Seguí viviendo mi vida como si la era fuera a durar para siempre y
todo lo que tenía que hacer era cuidar del número uno y tal vez del número
dos”. Este es un problema desesperadamente serio. No quiero extenderme
en ello, pero sería injusto si no señalara la sobriedad de esta profecía.
Cada uno de nosotros puede hacer algo. Cada uno de nosotros puede
contribuir a este objetivo. En Mateo 9, Jesús dice: “A la verdad la mies es
mucha, mas los obreros pocos”. ¿Qué dijo después?
“Orad al Señor de la mies” (Mateo 9:37–38). Todo el mundo puede orar;
somos culpables si no oramos. La mayoría de nosotros podemos dar.
Si vemos el mundo entero como es hoy, con una población de más de
6.500 millones, la mayoría de nosotros somos ricos. ¿Cómo puede ser esto?
Tenemos camas para dormir. La mayoría de nosotros tenemos sábanas
en las camas. Podemos elegir lo que comemos. Y tenemos suficiente
para comer. Pero hay millones y millones de personas en la tierra que no
tienen esos privilegios. ¿Qué estamos haciendo con nuestro dinero? ¿Lo
estamos despilfarrando en la autocomplacencia mientras millones se
mueren de hambre? ¿No simplemente hambriento físicamente, sino
también espiritualmente hambriento por el Pan de Vida?
Para mí, Mateo 24:14 es uno de los versículos más escrutadores de la
Biblia: “Este evangelio del reino será predicado en todo el mundo, para
testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.
venir." Jesús dijo que como señal del fin se predicará el Evangelio. Si Él
dijo que será predicado, entonces será predicado.
La pregunta es, ¿Qué vamos a hacer al respecto?
6
Los elegidos son reunidos
C Continuando con la enseñanza de Jesús sobre las señales del fin en

Mateo 24, llegamos a un giro dramático en Su
discurso. Hasta ahora, el énfasis ha sido el mundo entero y todas
las naciones. En el versículo 15, el enfoque se vuelve a una pequeña franja
de territorio en el extremo este del Mediterráneo, erróneamente llamada
Palestina por algunos, que significa “la tierra de los filisteos”. No es la tierra de
los filisteos; es la tierra de Israel. Aunque nos enfocaremos en el tema de Israel
y los eventos del tiempo del fin en capítulos posteriores, quiero seguir la
presentación de Jesús y la palabra profética que da acerca de Israel en este
punto.
Por un pacto eterno, Dios ha dado Israel para siempre a Abraham y sus
descendientes, Isaac y Jacob, y sus descendientes. Ellos van a poseerlo. No
podemos abordar un estudio de los últimos tiempos sin considerar nuestra
actitud hacia ese pacto y hacia los mismos judíos. No hay lugar para la
neutralidad. Leemos en Éxodo 3:
Dios le dijo a Moisés: “Así dirás a los hijos de Israel: 'El SEÑOR ,
el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac
y el Dios de Jacob, me ha enviado a vosotros. Este es Mi nombre
para siempre, y este es Mi memorial por todas las generaciones'”.
Éxodo 3:15
¿No es asombroso? Dios Todopoderoso eligió ser conocido para siempre

como el Dios de tres hombres. Tenemos que prestar atención a eso.
Recordemos otro punto hecho en las Escrituras. Jesús dice claramente:
“La salvación viene de los judíos” (Juan 4:22, NVI).
Seamos o no judíos, debemos entender que le debemos todas las bendiciones
espirituales que hemos disfrutado a un solo pueblo: el pueblo judío. Sin los
judíos no habría patriarcas, ni profetas, ni apóstoles, ni Biblia, ni Salvador.
Creo que es hora de que comencemos a pagar la deuda. En su mayor

parte, lamentablemente, la Iglesia ha hecho exactamente lo contrario.
Ha agravado la deuda por siglos de prejuicio, difamación y persecución
abierta. A menudo, cuando los creyentes tratan de hablar con los judíos
acerca de Jesús, encuentran que surge un muro de reserva. Eso es porque,
a los ojos del pueblo judío inteligente que conoce la historia, el enemigo
número uno del pueblo judío es la Iglesia cristiana. Eso puede sorprendernos,
pero es cierto. Y pueden dar muchas razones históricas de por qué es así.
Esta comprensión nos da una nueva perspectiva de las palabras de Jesús

en Mateo 24:28: “Porque dondequiera que esté el cadáver, allí se juntarán
las águilas [o buitres]”. La primera vez que vi un buitre fue en Egipto y fue
bastante dramático. Primero, vi una mancha en el cielo azul y dio vueltas
lentamente y comenzó a descender más y más. Luego se le unieron otras
motas y, mientras giraban, continuaron descendiendo. Supe de inmediato
que algo se estaba muriendo en el suelo, y solo estaban esperando que la
muerte de la criatura descendiera.
sobre eso Jesús dijo: “Cuando veas a todos los buitres dando
vueltas, sabrás dónde está el cadáver”.
Esta es simplemente una teoría mía, y podría estar equivocado,
pero me inclino a pensar que este versículo se refiere a la forma en
que la gente se relacionará con la ciudad de Jerusalén. Todos los
buitres ya están en el aire dando vueltas y bajando porque todos
quieren un pedazo del pastel. Estados Unidos, Gran Bretaña, la
Unión Europea, los musulmanes, Rusia, todos como buitres sobre
su presa.
El programa de Dios para los judíos

Aunque veremos cada vez más las intenciones egoístas de los
pueblos y naciones hacia Israel, debemos tener presente que Dios
tiene grandes planes para los judíos. En primer lugar, permítanme
señalar que en Romanos Pablo dice que “la ceguera en parte le ha
acontecido a Israel, hasta que haya entrado la plenitud [el número
completo] de los gentiles. Y así todo Israel será salvo” (Romanos
11:25– 26). Dios tiene un programa. Actualmente, Su programa es
segar una vasta cosecha de gentiles. Pero cuando esa cosecha
esté completa, todo Israel será salvo.
El hecho es que muchos más judíos ahora están comenzando a
creer en Jesús como el Mesías. Esta es una de las señales de que
estamos llegando a un período de transición de una era a la
siguiente: de la era de los gentiles a la era en que Israel volverá a
ser la nación líder y el representante de Dios en la tierra entre las
naciones.
Esto nos lleva, entonces, a la advertencia que Jesús da en Mateo
24:15: “Por tanto, cuando veáis la 'abominación de
desolación', de que habló el profeta Daniel, de pie en el lugar santo. . . .”
¿Qué es la “abominación desoladora”? Hay infinitas teorías sobre esto,

por supuesto, pero creo que indica la manifestación del Anticristo. Hace
veinte años pensé que la aparición del Anticristo era bastante remota. De
hecho, casi me reí de las personas que estaban ocupadas pensando en
ello. Hoy, para mí, el Anticristo parece estar muy cerca.
No tengo dudas sobre qué es “el lugar santo”: es el área del Templo
en Jerusalén. Al menos dos Escrituras se relacionan directamente con
esto. En el primero, el Señor le habla a Salomón después de que ha
terminado de construir el Templo en un sitio específico y designado:
“He oído vuestra oración y vuestra súplica que habéis hecho

delante de Mí; He consagrado esta casa que has edificado
para poner allí Mi nombre para siempre, y Mis ojos y Mi
corazón estarán allí perpetuamente”.
1 Reyes 9:3
No importa quién ocupe ese sitio. Dios nunca ha retirado Su promesa. La

segunda Escritura también confirma que Dios ha santificado este lugar:
“Porque el SEÑOR ha escogido a Sion [esta área]; Él lo ha deseado para
Su morada: 'Este es Mi lugar de descanso para siempre; aquí habitaré,
porque lo he deseado'” (Salmo 132:13–14).
No importa cuánto lo profanen los hombres (y soy plenamente

consciente, como mencioné antes, de que allí se encuentra un templo musulmán).
en este momento) Dios ha escogido ese lugar y, en última instancia,

será usado para Sus propósitos. Es el lugar santo.
Ahora, hablando del Anticristo, Pablo lo menciona en
conexión con la venida del Señor:
Que nadie os engañe de ninguna manera; porque no

vendrá ese Día sin que antes venga la apostasía, y se
manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición
[también conocido como el Anticristo, el hombre de
iniquidad], el cual se opone y se exalta sobre todo lo que
se llama Dios o que es adorado, para que se siente como
Dios en el templo de Dios, haciéndose pasar por Dios.
2 Tesalonicenses 2:3–4
Creo que ese proceso es parte de lo que se incluye en Mateo

24:15, y creo que está muy cerca. No soy una persona que especula;
es un hecho establecido que grupos de judíos se están preparando
afanosamente para la restauración de un templo judío.
También ha sido descubierto por arqueólogos judíos que el espacio

que ocupaba el lugar santísimo no es donde se encuentra la Cúpula
de la Roca (Mezquita de Omar), sino al norte de ella. Entonces, es
concebible que el Anticristo, que va a ser un maestro de la política,
pueda llegar a un acuerdo entre los judíos y los árabes por el cual los
árabes conservarían la Mezquita de Omar y se permitiría a los judíos
construir su templo justo al norte. , en el verdadero sitio del lugar
santísimo. No estoy diciendo que sucederá de esa manera, pero
podría suceder.
Debemos actuar con rapidez
Cuando el Anticristo se manifiesta en esa zona en disputa, Jesús dice

que se actúe, y que se actúe con rapidez.
“Entonces los que estén en Judea [lo que algunas personas

llaman Cisjordania] huyan a las montañas. El que esté en la
azotea, no descienda a sacar nada de su casa. y el que esté
en el campo, no vuelva atrás a buscar su ropa.
Mateo 24:16–18
Este uso de entonces es dramático. Habla de un vuelo tan rápido que

no hay tiempo para detenerse y tomar nada. En esa parte del mundo,
muchas de las casas tienen techos planos con escaleras laterales en el
exterior de la casa que conducen al suelo. Jesús dice que cualquiera que
esté en el techo cuando esto suceda, baje las escaleras y ni siquiera entre
a la casa. No hay tiempo. La gente debería despegar lo más rápido que
pueda.
Entonces Jesús habla de un hombre en el campo. Está en ropa de

trabajo sin chaqueta. Cuando sucede esto, sea lo que sea, Jesús dice que
corramos, que ni siquiera volvamos a casa a buscar ropa, porque es
demasiado tarde. Hemos notado que será un vuelo tan apresurado que las
mujeres embarazadas y las mujeres con bebés lactantes estarán en
desventaja.
Como señalé en el capítulo 3, la profecía bíblica establece parámetros
para la oración, y no podemos orar inteligentemente o
efectivamente fuera de esos parámetros. Jesús ha dicho que si

estamos viviendo en Judea vamos a tener que huir. No necesitamos
perder el tiempo orando para no tener que huir. En cambio,
debemos orar dentro de las pautas para que no tengamos que
huir en el invierno, por razones obvias, o en sábado. Y como
señalé, este último punto supone el establecimiento del estado
judío porque hasta que eso suceda no hará ninguna diferencia si
huimos en sábado o en algún otro día. Ese versículo nos dice
mucho cuando entendemos sus implicaciones.
La Gran Tribulación
En Mateo 24:21, Jesús dice: “Porque entonces”. Aviso: otro
entonces. “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha
habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá.”
Consideremos lo que ha sucedido incluso en nuestros días: el

Holocausto con seis millones de judíos cruelmente asesinados y
quemados en hornos; Stalin, responsable de la muerte de siete
millones de personas en la antigua Unión Soviética; Mao Tse
Tung, quien reconoció la responsabilidad de la muerte de sesenta
millones de chinos.
Sin embargo, Jesús está diciendo que va a suceder algo aún
peor que todo eso, algo que nunca ha sucedido hasta ahora y que
nunca volverá a suceder. Los científicos nos dicen que existe
suficiente material explosivo nuclear en la tierra para destruir a
toda la raza humana cincuenta veces. Tal destrucción masiva ya
no es una imposibilidad ridícula.
Una comprensión de los tratos de Dios con los judíos nos dará una
visión mucho más clara de toda la Escritura de lo que podríamos tener
sin ella. El plan de Dios aparece justo en medio de una de las frases
bastante largas de Pablo:
. . . tribulación y angustia sobre toda alma de hombre que

hace lo malo, del judío primeramente y también del griego
[gentil]; pero gloria, honor y paz a todo el que hace lo bueno,
al judío primeramente y también al griego.
Romanos 2:9–10
Así que hay un orden en el que Dios trata. Cuando llega la tribulación,
es primero para el judío y luego para el gentil. Tiemblo cuando pienso en
el Holocausto, porque si eso les pasó a seis millones de judíos, ¿qué les
va a pasar a los gentiles? Nunca terminará con los judíos; son el punto
de partida. Es al judío primero, y luego al griego.
Jesús continúa diciendo: “A menos que aquellos días fueran acortados,

ninguna carne [ser humano] sería salva; pero por causa de los escogidos,
aquellos días serán acortados” (Mateo 24:22).
La palabra elegidos, que aparece en este pasaje tres veces, es una
palabra importante que significa “elegido”. Puede ser difícil de aceptar,
pero las Escrituras indican que Dios tiene a quienes Él ha escogido.
Gente como tú y como yo. Somos salvos no porque elegimos a Jesús,
sino porque Jesús nos eligió a nosotros. Jesús dijo a sus discípulos: “No
me eligieron ustedes a mí, sino que yo los elegí a ustedes” (Juan 15:16).
Efesios 1:4 nos dice que Dios nos escogió en Cristo antes de la
fundación del mundo.
Cuando Dios nos elige, tenemos que tomar la decisión de

responder a Su elección. Pero nunca iniciamos Su elección. Dios
conoce a cada uno de los que ha escogido. No somos
“pensamientos tardíos”. No somos accidentes buscando un lugar
para suceder. Somos parte de un plan eterno, uno que incluye a
muchas personas que aún no son creyentes. Dios conoce a cada
uno de ellos, y no descansará hasta que haya reunido a cada
uno de ellos. Por eso me impresionan tanto estas palabras de
Pablo: “Por tanto, todo lo soporto por amor de los escogidos, para
que ellos también obtengan la salvación que es en Cristo Jesús
con gloria eterna” (2 Timoteo 2:10). . Dios tiene Sus elegidos en
cada época, en cada nación. Pablo dice que está dispuesto a
pasar por lo que sea necesario para reunir a los escogidos.
Además, la era no terminará, nos dice Jesús, hasta que todos
los escogidos hayan sido reunidos: “Si aquellos días no fueran
acortados, ninguna carne sería salva; mas por causa de los
escogidos, aquellos días serán acortados.” En otras palabras, si
Dios no hubiera acortado el período real de la Gran Tribulación,
ningún ser humano permanecería con vida.
Obtenemos más información sobre el tema de la Gran
Tribulación en Apocalipsis 7. En el último capítulo vimos en este
pasaje la referencia a una multitud, de todas las naciones, tribus,
pueblos y lenguas, que se ha reunido ante el trono.
Entonces uno de los ancianos respondió, diciéndome:

¿Quiénes son estos vestidos con túnicas blancas y de
dónde vienen? Y yo le dije: “Señor, usted sabe”.
Entonces él me dijo: Estos son los que salen de la gran
tribulación, y lavaron sus vestiduras y las
emblanquecieron en la sangre del
Cordero."
Juan no está hablando de los que han salido sino de los que están saliendo.
Juan en realidad los está viendo saliendo de la Gran Tribulación. Al usar la palabra
the, el idioma inglés indica que solo hay una tribulación. Esto es único. Nunca ha
sucedido antes y nunca volverá a suceder. Luego, el siguiente versículo da estas
maravillosas palabras: “Por tanto, están delante del trono de Dios, y le sirven día y
noche en su templo. Y el que está sentado en el trono morará entre ellos” (versículo
15).
¡Qué hermosa foto! Es algo en lo que debemos concentrarnos porque tendremos

que pasar por mucho. No debemos perder de vista la meta. De lo contrario, nos
cansaremos y, como dice la Biblia, “desfalleceremos en [nuestras] mentes” (Hebreos
12:3, NVI). Nunca perdamos de vista el cierre planeado por Dios para la era. Vale la
pena pasar por todo para terminar ahí.
7
Buscando
Señales en los cielos
A En este punto de su discurso, Jesús ofrece señales clave

que tienen un tema común: tienen alguna relación con
los skies. Es también en este punto que les dice a sus
discípulos que regresará en las nubes y que los creyentes lo
encontrarán en el aire. Estos signos y promesas vuelven nuestra
mirada hacia el cielo.
El falso profeta
Una señal muy dramática en el cielo es realizada por el falso
profeta que es el principal partidario del Anticristo. La magnitud
de las habilidades de esta persona aparentemente hará que
algunos se aparten de su fe. Nuestro próximo entonces en Mateo
24 nos da esta idea:
“Entonces, si alguien les dice: '¡Miren, aquí está el

Cristo [Mesías]!' o '¡Allí!' no lo creo. Porque se levantarán
falsos cristos [mesías] y falsos profetas, y harán grandes
señales y prodigios para engañar, si fuere posible, aun
a los escogidos”.
Mateo 24:23–24
Apocalipsis 13 habla de los logros de este falso profeta:
El hace grandes señales, de tal manera que hasta hace

descender fuego del cielo a la tierra a la vista de los hombres.
Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le
ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los
moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que fue
herida a espada y vivió.
Este hombre podrá hacer descender fuego del cielo. No conozco ningún
predicador hoy que pueda hacer eso, y sin embargo es un siervo de
Satanás y usa estas señales sobrenaturales para engañar a la gente.
Satanás es capaz de muchas señales y prodigios dramáticos. Muchos

cristianos tienen una tendencia a pensar, si es sobrenatural, debe ser de
Dios. Eso no es cierto, y debemos tenerlo en cuenta. En Hechos 16 leemos
acerca de un adivino, un esclavo, que sigue a Pablo y Silas por las calles
diciendo: “Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, que nos anuncian
el camino de la salvación” (Hechos 16:17). ). Ella es la primera persona en
Filipos que sabe quiénes son, pero es una sierva de Satanás. Ella tiene
una palabra satánica de conocimiento. ¿Cómo reacciona Pablo? ¿La hace
miembro de la iglesia de Filipos? ¡No, él echa fuera de ella al demonio de
la adivinación!
Veo tantos cristianos que están siendo engañados por poderes

sobrenaturales satánicos debido a su fascinación con el futuro a través
de señales y prodigios falsos. La verdad no se establece por signos; la
verdad es establecida por la Palabra de Dios.
Jesús dijo: “Tu palabra es verdad” (Juan 17:17). Eso es todo lo que
necesitamos saber. Cualquier cosa contraria a la Palabra de Dios no
es verdad y no es de Dios.
Jesús dice en Mateo 24:25: “Mira, te lo he dicho de antemano”. En
otras palabras, “No puedes decir que nunca te han advertido”. De
hecho, quienes lean este libro nunca podrán decir a partir de ahora
que no han sido advertidos.
Estrellas fugaces
Hay más señales en los cielos que anunciarán Su venida. En Mateo

24:29 leemos: “Inmediatamente después de la tribulación de aquellos
días, el sol se oscurecerá y la luna no dará su resplandor; las estrellas
caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas.”
Las palabras las estrellas caerán del cielo se pueden entender de

varias maneras, pero no creo que se refieran a las estrellas que vemos
en la noche. Me inclino a pensar que quieren decir que los ángeles
satánicos en los lugares celestiales serán destronados y derribados.
Permítanme darles dos ejemplos de esto del libro de Apocalipsis:
“Entonces el tercer ángel tocó la trompeta: Y una gran estrella cayó del
cielo, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los
ríos y sobre los manantiales de agua. El nombre de la estrella es
Ajenjo” (Apocalipsis 8:10–11). eso es un angel satánico
desprendido del cielo. Y luego al comienzo del capítulo 9:

“Entonces el quinto ángel tocó la trompeta: Y vi una estrella que
había caído del cielo a la tierra. A él se le dio la llave del pozo
sin fondo. Y abrió el abismo” (Apocalipsis 9:1-2).
Los ángeles satánicos se representan aquí como estrellas en

el cielo. No preveo la caída de todo el cuerpo de las
constelaciones. Preveo que los poderes del cielo, el trono de
Satanás y su reino en los cielos, se interrumpen hasta el punto
en que sus ángeles comienzan a ser sacudidos de sus posiciones.
Cristo viene en las nubes

Algunas personas defienden la teoría de que la Iglesia se
volverá tan poderosa políticamente que se apoderará del mundo,
lo pondrá en orden y se lo devolverá a Jesús cuando venga.
Esto no se alinea con lo que dice la Escritura. No hay la menor
indicación de que el mundo estará en buen orden cuando Jesús
venga. Por el contrario, estará en el peor orden de todos. Se
necesitará a Jesús, no a la Iglesia, para corregirlo.
“Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en

el cielo, y entonces lamentarán todas las tribus de la
tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las
nubes del cielo, con poder y gran gloria”.
Mateo 24:30
(Observe las dos entonces en este versículo.)

Zacarías profetiza que todas las tribus de Israel se lamentarán cuando vean
a su Mesías y reconozcan que fueron ellos quienes lo crucificaron (ver Zacarías
12:10–14). Aparentemente, este luto se extenderá a todas las tribus de la tierra
cuando también vean a Jesús venir en gloria.
Parte de la razón por la que la gente será engañada por un falso mesías es
la creencia de que el regreso de Jesús podría estar restringido a un lugar.
Jesús dice algo muy diferente: “Por tanto, si os dijeren: '¡Mirad, está en el
desierto!' no salgas; o '¡Mira, está en las habitaciones interiores!' no lo creo.
Porque como el relámpago que sale del oriente y se muestra hacia el occidente,
así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:26–27).
En realidad, me encanta pensar en el Hijo del Hombre viniendo sobre las

nubes del cielo con poder y gran gloria. Cuando Él venga, habrá una triple gloria,
como lo indica el siguiente versículo: “Porque el que se avergonzare de mí y de
mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del hombre cuando venga en su
gloria y en de su Padre y de los santos ángeles” (Lucas 9:26).
Habrá la gloria de Jesús, la gloria del Padre y la gloria de los ángeles. Isaías
24:23 dice que el sol y la luna se avergonzarán porque su luz será muy tenue e
ineficaz en comparación. Esto me atrae. Puedo imaginarlo. Y además, esa luz,
aunque tan brillante, no dañará nuestros ojos. Estoy deseando que.
Es algo por lo que vale la pena esperar, por lo que vale la pena soportar. Si
lo perdemos de vista nos vamos a desanimar, porque las cosas van a empeorar.
Recuerda: Los dolores de parto no van a disminuir, van a aumentar.
La Iglesia Raptada Se Levanta

Cuando el Señor regrese, descendiendo del cielo, Su aparición será
visible para todo el mundo, al igual que el levantamiento de Su pueblo para
encontrarse con Él en el aire, un evento conocido como el Rapto. En el
pasado recuerdo haber escuchado una enseñanza de que habría un “éxtasis
secreto”. Mi observación es que secreto es la última palabra que debe usarse
para describir el Rapto. Nada más público jamás tendrá lugar en la historia
humana, como vemos por la descripción de Jesús: “Y Él [el Señor] enviará a
sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos de los
cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro” (Mateo 24:31).
¡Eso no es secreto! Tenga en cuenta también que esto no está hablando

de que la Iglesia sea arrebatada; más bien, se refiere a aquellos que
permanecen en la tierra que son los elegidos de Dios.
1 Tesalonicenses 4 da una descripción más completa de lo que es

va a pasar en ese punto.
Pero no quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los que
durmieron [los cristianos que han muerto], para que no os
entristezcáis como los demás que no tienen esperanza. Porque
si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios
con Él a los que durmieron en Jesús.
Por esto os decimos por palabra del Señor, que nosotros, los
que estamos vivos y permanecemos hasta la venida del Señor,
de ningún modo precederemos a los que durmieron. Porque el
Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, descenderá
del cielo,
y con la trompeta de Dios. Y los muertos en Cristo resucitarán

primero. Entonces nosotros, los que estemos vivos, los que
hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en
las nubes para recibir al Señor en el aire.
1 Tesalonicenses 4:13–17
Hay dos palabras griegas para aire: una es aither, que nos da “éter”; el otro
es aer, que nos da “aire”. Aer, la palabra para el aire inferior contiguo a la
superficie de la tierra, es la palabra que se usa aquí. En otras palabras, Jesús
va a estar bastante cerca de la tierra cuando seamos arrebatados para
encontrarnos con Él.
¿Cómo puede alguien ignorar que algo está pasando cuando el Señor grita,
el arcángel habla y la trompeta de Dios suena?
Algunas personas dicen que la palabra rapto no está en el Nuevo

Testamento. Eso es bastante cierto, pero depende de la traducción utilizada.
Por supuesto, el Nuevo Testamento no fue escrito originalmente en inglés.
Podríamos traducir fácilmente seremos arrebatados para encontrarnos con el
Señor en el aire en 1 Tesalonicenses 4:17 como “seremos arrebatados para
encontrarnos con el Señor en el aire”. Sería una traducción perfectamente
legítima.
¿Qué hay de esta palabra rapto? Es una palabra fascinante y apasionante.
La palabra griega es harpazo. Varios pasajes diferentes en el Nuevo
Testamento usan esta palabra para darnos una imagen clara de cómo será el
Rapto. En primer lugar, tres veces en Juan 10 se usa la palabra para describir
a un lobo que arrebata una oveja del redil. Es violento y repentino. (Véase Juan
10:12, 28–29.)
En Mateo 13:4, 19 se usa de un pájaro que baja, picoteando
levantar una semilla y llevársela.
Se usa varias veces en el Nuevo Testamento de personas arrebatadas de la

tierra. Después de que Felipe hubo bautizado al eunuco en Hechos 8, por
ejemplo, fue arrebatado, fue arrebatado (ver Hechos 8:39). Pablo habla de un
amigo suyo, mencionado dos veces en 2 Corintios 12, que fue arrebatado hasta
el tercer cielo (ver versículos 2, 4). Y Apocalipsis 12:5 dice: “Un niño varón. . .
fue arrebatado a Dios y a su trono.” (Véase también 1 Tesalonicenses 4:17.)
Cuatro veces en otros pasajes se usa la misma palabra para tomar a alguien
por la fuerza de una multitud o de alguna situación (ver Mateo 11:12; Juan 6:15;
Hechos 23:10; Judas 23).
Así que aquí hay una lista de las características que implica el Rapto:
• Sucederá sin previo aviso.

• Será repentino y contundente.
• No habrá tiempo para prepararse. Si estamos en el proceso de

prepararnos, llegaremos demasiado tarde.
Mateo 24, con otro luego, dice qué tan rápido ocurrirá el Rapto: “Entonces
[en este momento] dos hombres estarán en el campo: uno será llevado y el otro
dejado. Dos mujeres estarán moliendo en el molino: la una será tomada y la
otra dejada” (Mateo 24:40–41).
El evangelio de Lucas dice que habrá dos en una cama; uno será tomado, el
otro dejado (ver Lucas 17:34). Entonces aquí hay una separación súbita,
dramática, eterna de las personas más cercanas entre sí: dos mujeres que
trabajan en el molino, los dos hombres que trabajan en el campo, incluso los
dos que comparten la misma cama.
Cuando llegue el Rapto, arrebatará a uno y dejará al otro. ¿Cuáles seremos?
¿Arrebatado o dejado? Es importante que decidamos ese tema.
“Velad, pues, porque no sabéis a qué hora vendrá vuestro

Señor. Pero sabed esto, que si el dueño de la casa supiera a
qué hora [oa qué vigilia de la noche] vendría el ladrón, habría
velado y no habría permitido que allanaran su casa.
Por tanto, también vosotros estad preparados, porque el Hijo

del Hombre viene a la hora que no pensáis”.
Mateo 24:42–44
Si el maestro hubiera sabido lo que iba a pasar, se hubiera quedado

despierto; él habría estado atento. Por eso Jesús dice: “Estén preparados”.
Si creemos que sabemos, en realidad no sabemos. Si esperamos que Él
venga en un momento determinado, ese no será el momento en que Él
venga. Hago hincapié en esto porque me ha dolido que millones de
cristianos hayan caído en las revelaciones de que Jesús vendría en un día
determinado oa una hora determinada. Es totalmente contrario a Su
enseñanza. Anteriormente notamos estas palabras de Marcos 13:
Velad, pues, porque no sabéis cuándo va a venir el dueño de

la casa, si a la tarde, a la medianoche, al canto del gallo, o a la
mañana, no sea que viniendo de repente os halle durmiendo. Y
lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Mirad!
Marcos 13:35–37
Tenemos que estar mirando. Eso no significa que tengamos que

quedarnos bien despiertos sin dormir; significa que debemos ser sensibles
a lo que el Espíritu Santo está diciendo para que pueda alertarnos en cualquier
momento del día o de la noche.
La higuera se pone hojas

Hay una señal final que Jesús da en su discurso que
implica mirar hacia arriba. Es la parábola de la higuera.
“Aprended ahora esta parábola de la higuera: cuando su

rama ya está tierna y echa hojas, sabéis que el verano está
cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas,
sabed que está cerca, a las puertas. De cierto os digo que no
pasará esta generación hasta que todo esto suceda.”
Mateo 24:32–34
La mayoría de la gente está familiarizada con las cuatro estaciones

(primavera, verano, otoño e invierno), pero no todo el mundo. Cuando
estaba enseñando en África Oriental, tuve que explicarles a los
estudiantes que en algunas partes del mundo los árboles pierden sus
hojas. Cuando miras hacia lo alto, ves ramas desnudas que se destacan
contra el cielo. Entonces comienza a ocurrir un cambio. Comienzan a
aparecer tiernos y pequeños brotes verdes, trayendo una neblina
verdosa. Cuando esto sucede, sabemos que se acerca el verano.
En el registro de Lucas de este discurso, Jesús dice que mires “la
higuera y todos los árboles” (Lucas 21:29). En otras palabras, el cambio
ocurrirá primero con la higuera y luego con todos los árboles.
Esto está pasando con las naciones. Durante mucho tiempo solo han tenido ramas
desnudas, pero ahora, en todo el mundo, las naciones se están poniendo sus hojas.
En mayo de 1948, Israel, la higuera, se puso sus hojas. Yo estaba allí cuando ocurrió.
Se deshicieron de los británicos, como también lo han hecho otras naciones, y dijeron:
“Somos un pueblo propio. Tenemos nuestra propia historia, nuestra propia cultura,
nuestra propia lengua. Queremos gobernarnos a nosotros mismos”.
Después de eso, otros árboles comenzaron a echar sus hojas. Sólo en África han
aparecido al menos cincuenta nuevas naciones. ¿Cuál es la motivación de estas
naciones? Habiendo vivido entre los africanos solo dos o tres años antes de que se
convirtieran en naciones independientes y soberanas, puedo decirles su motivación.
Dijeron: “Somos un pueblo propio. Tenemos nuestro propio idioma. Es posible que
podamos hablar inglés, pero no es nuestro idioma. Tenemos nuestras propias
costumbres; tenemos nuestra propia ropa. Queremos ser nosotros mismos”. ¿Qué es
eso? Es un resurgimiento del nacionalismo, y está ocurriendo en todo el mundo. Los
árboles se están poniendo sus hojas.
El colonialismo, el control de un poder sobre un pueblo dependiente, es una mala

palabra hoy en día, pero ese no era el caso hace solo cincuenta años. La nueva
tendencia es el nacionalismo o la etnicidad.
¿Qué es? Los árboles poniéndose sus hojas. Jesús dice, en efecto, cuando vemos los
árboles deshojarse, no necesitamos ir a la biblioteca pública para averiguar qué está
pasando a continuación. El verano está cerca. Y cuando vemos que esto sucede en
el mundo, no tenemos que ir a la iglesia a preguntarle al pastor.
Podemos ver por nosotros mismos que se está produciendo un cambio.
Este es uno de los grandes signos del fin de la era: el surgimiento del nacionalismo.
Es casi universal y aún no hemos visto el final. Por esto sabemos que el verano está
cerca. miramos hacia arriba

en los árboles y ver y saber por nosotros mismos.
Debemos permanecer despiertos. Debemos estar alerta. No debemos

ser arrullados en un sueño carnal. Muchas señales ocurrirán en los cielos a
medida que se acerquen los últimos días: señales dramáticas y asombrosas.
Por esto sabemos que Su venida está cerca.
8
Sociedades como la nuestra
Los días de Noé y Lot
T A través de muchos pasajes proféticos diferentes, la Biblia

presenta una imagen compuesta de cómo será el mundo
como la edad presente llega a su fin. Reúne varios eventos y
tendencias significativos que, en combinación, harán de los días
inmediatamente anteriores al final de la era actual un período único y distintivo
de la historia humana.
Dos de estos pasajes proféticos describen sociedades históricas reales, y

Jesús nos dice que tomemos nota de ellos. Él dice que en el día de Su venida
el mundo será “tal como era” en los días de Noé y en los días de Lot.
¿Cuáles eran los rasgos distintivos de estas sociedades y

¿Cómo se compara nuestro mundo? En este capítulo veremos algunos de los
elementos principales de la descripción bíblica de la condición del mundo en
aquellos días y haremos referencia a escenas del mundo que nos rodea hoy.
Las similitudes son sorprendentes.
Los días de Noé

Para el primer elemento en el cuadro profético de la Biblia de

estos días finales, continuamos con las palabras de Jesús en
Mateo 24:
“Como eran los días de Noé, así será también la venida

del Hijo del Hombre. Porque como en los días antes del
diluvio estaban comiendo y bebiendo, casándose y
dándose en casamiento, hasta el día en que Noé entró
en el arca, y no supo hasta que vino el diluvio y se los
llevó a todos, así también será la venida del Hijo del
Hombre sea.”
Mateo 24:37–39
El relato paralelo en Lucas 17:26 da esta redacción: “Como fue

en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del
Hombre [los días anteriores al regreso de Jesús]”. Por lo tanto,
para entender los días previos al regreso de Jesús, necesitamos
averiguar cómo fueron los días de Noé. Para una descripción de
esos días, buscaremos en el libro de Génesis los elementos
principales.
Y aconteció que cuando los hombres comenzaron a

multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron
hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los
hombres eran hermosas; y tomaron para sí mujeres de
todas las que escogieron. Y dijo Jehová : No contenderá
mi espíritu con el hombre para siempre, porque
ciertamente él es carne; pero sus días serán ciento
veinte años.” Había gigantes [Nephilim,
NASB] en la tierra en aquellos días, y también después,

cuando los hijos de Dios se llegaron a las hijas de los
hombres y les engendraron hijos. Esos eran los valientes
que desde la antigüedad eran hombres de renombre.
Génesis 6:1–4
Personalmente, creo que las palabras los hijos de Dios, usadas

aquí y en otros lugares, son una designación para los ángeles. La
imagen es de seres angélicos de un plano sobrenatural, un plano
por encima del nivel de la tierra, que descendieron y tuvieron
relaciones sexuales con las hijas de los hombres o mujeres
humanas. También vemos que cuando esto comenzó a suceder,
Dios fijó un límite de tiempo definido para el período durante el cual
toleraría este tipo de relación antinatural: ciento veinte años.
La palabra Nefilim es una palabra hebrea directamente
relacionada con el verbo hebreo para caer, que es nafal. Entonces
Nephilim significa "los caídos". Me queda claro que significa ángeles
caídos. En la New American Standard Bible, este versículo dice:
Los Nefilim [ángeles caídos] estaban sobre la tierra en

aquellos días, y también después, cuando los hijos de
Dios [los ángeles] se llegaron a las hijas de los hombres,
y les engendraron hijos. Esos eran los valientes que
desde la antigüedad eran hombres de renombre.
Génesis 6:4, NVI
Algunas personas encuentran esta imagen de una relación

antinatural entre los ángeles caídos del reino celestial y los humanos.
mujeres un tanto sorprendentes, asombrosas o difíciles de recibir.

Educado como estaba en los clásicos en Gran Bretaña en latín y griego, no tengo
dificultad en creerlo. La historia y la mitología tanto de los romanos como de los
griegos están llenas de historias de personas a las que llamaban “dioses” (a los que
llamaríamos “ángeles caídos”) que tenían relaciones sexuales con humanos.
mujeres.
Esa es la imagen inicial de las condiciones específicas de la era de Noé. Tal vez
podríamos resumirlo con una frase como esta: En la época de Noé hubo una intensa
presión y penetración de la raza humana desde el reino oculto, un reino espiritual
invisible.
El siguiente versículo en Génesis 6 nos da más descripción del mundo en los

días de Noé: “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y
que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo
solamente el mal” (Génesis 6:5).
Aquí el énfasis está en la experiencia interna del hombre, lo que sucede dentro
de su mente y corazón. Las Escrituras dicen que su imaginación, sus pensamientos
y sus intenciones, eran todos malos.
Podríamos resumirlo, quizás, con la frase corrupción universal de la vida del
pensamiento. Todo había sido contaminado: imágenes, palabras y conceptos, todo
impregnado de algo impuro e inmundo.
La siguiente característica distintiva de la era de Noé fue que “la tierra se llenó de
violencia” (Génesis 6:11). Al parecer, hubo un aumento repentino de los delitos
violentos. Los hombres se volvieron tan violentos en sus actos y actitudes que la
violencia como
característica de la vida fue aceptada como un lugar común.
Si hay una característica de los días de Noé que se repite en nuestros días, es la
violencia generalizada. Soy lo suficientemente mayor para recordar
cuando las damas podían caminar con seguridad en las calles de las principales
ciudades de Gran Bretaña y los Estados Unidos, sin miedo, incluso de noche.
Ahora no es seguro caminar incluso durante el día en algunas de nuestras
principales ciudades. Hemos llegado a aceptar esto como un hecho, pero es
un hecho comparativamente reciente. Estamos acostumbrados a esto; Es una
parte de la vida. La tierra está llena de violencia.
En el siguiente versículo tenemos otro aspecto de los días de Noé: “Y miró
Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había
corrompido su camino sobre la tierra”
(Génesis 6:12).
Esa sola palabra, corrupto, probablemente resume la condición tan bien
como podría hacerlo cualquier otra palabra. Hubo una corrupción total de todas
las relaciones que asociamos con la carne. Principal y particularmente, la vida
sexual y las relaciones de la época se habían vuelto corruptas y antinaturales,
lo que resultó en degradación y perversión sexual.
Hoy esto es un lugar común. Hace unos treinta años, me di cuenta de que
los cristianos que iban a la iglesia practicaban la perversión sexual,
especialmente el abuso de niños y niñas. Pero nadie hablaba de eso en esos
días, y fue un shock para mí cuando descubrí que estaba sucediendo. Hoy
todo el mundo sabe que está pasando en las iglesias. Entre los no salvos, la
perversión sexual está de moda; hay muchos inconversos que se jactan de
ello. Hay programas en la televisión que realmente se deleitan en exponer
todos los detalles desagradables.
Si juntamos estas imágenes, podemos destacar cuatro aspectos distintivos

de los días de Noé. Mientras reviso esta lista nuevamente, consideremos hasta
qué punto lo mismo es cierto para nuestra sociedad y nuestra cultura que nos
rodea hoy en día.
1. Esta era una cultura con intensa presión y penetración del reino
oculto. Había relaciones antinaturales entre seres de diferentes
órdenes: seres espirituales de un reino superior y seres humanos
en la tierra.
2. Tenía corrupción universal de pensamiento.
3. Tenía una violencia desenfrenada, con crímenes de violencia
aumentando dramáticamente.
4. Tenía una corrupción y perversión sexual generalizada.
¿Cómo encaja eso con nuestra sociedad y nuestra cultura hoy?
¿Vemos una penetración creciente de fuerzas e influencias ocultas en
la vida humana normal? ¿Encontramos que los pensamientos de los
hombres se corrompen, el lenguaje se degenera y la sociedad se llena
de imágenes y sugestiones impuras e impuras? ¿Está la tierra llena de
violencia? ¿Vemos corrupción y perversión sexual a nuestro alrededor
en medida cada vez mayor? Obviamente, la respuesta a esas preguntas
es sí.
Los días de Lot

Jesús no solo compara este período final con los días de Noé, sino
también con los días de Lot:
“Como fue en los días de Noé, así será también en los días
del Hijo del hombre. . . . Así como también fue en los días
de Lot: Comieron, bebieron, compraron, vendieron, plantaron,
edificaron; pero el día que Lot salió de Sodoma llovió fuego
y
azufre del cielo y los destruyó a todos. Así será en el día en

que el Hijo del Hombre se manifieste”.
Lucas 17:26, 28–30
Tenemos que buscar principalmente en Génesis 19 para obtener una

y atrapante imagen de lo que Jesús estaba hablando.
Los dos ángeles llegaron a Sodoma [donde vivía Lot] al
anochecer, y Lot estaba sentado a la entrada de la ciudad.
Cuando los vio, se levantó para recibirlos y se inclinó rostro
en tierra. “Mis señores”, dijo, “por favor, vuélvanse a la casa
de su sirviente. Puedes lavarte los pies y pasar la noche y
luego seguir tu camino temprano en la mañana”.
“No”, respondieron, “vamos a pasar la noche en la plaza”.
Pero él insistió con tanta fuerza que sí lo acompañaron y

entraron en su casa. Les preparó una comida, cociendo pan
sin levadura, y comieron.
Antes de que se acostaran, todos los hombres de todas
partes de la ciudad de Sodoma, tanto jóvenes como mayores,
rodearon la casa. Llamaron a Lot: “¿Dónde están los hombres
que vinieron a ti esta noche? Tráenoslos para que podamos
tener sexo con ellos.
Lot salió a recibirlos, cerró la puerta detrás de él y dijo:
“No, amigos míos. No hagas esta cosa malvada. Mira, tengo
dos hijas que nunca se han acostado con un hombre. Déjame
que te los traiga, y puedes hacer lo que quieras con ellos.
pero no
no hagáis nada a estos hombres, porque han venido bajo la

protección de mi techo.
“Fuera de nuestro camino”, respondieron. Y dijeron:
“¡Este tipo vino aquí como un extranjero, y ahora quiere
jugar al juez! Te trataremos peor que a ellos.
Siguieron ejerciendo presión sobre Lot y avanzaron para
derribar la puerta.
Pero los hombres que estaban adentro [los ángeles] extendieron
la mano y empujaron a Lot de regreso a la casa y cerraron la puerta.
Entonces hirieron a los hombres que estaban a la puerta de
la casa, a jóvenes y a ancianos, con ceguera para que no
pudieran encontrar la puerta.
Los dos hombres dijeron a Lot: ¿Tienes aquí a alguien
más, yernos, hijos o hijas, o alguien más en la ciudad que
te pertenezca? Sácalos de aquí, porque vamos a destruir
este lugar. Es tan grande el clamor de Jehová contra su
pueblo, que nos ha enviado para destruirlo.
Génesis 19:1–13, NVI
El nombre de esa ciudad, Sodom, en el idioma inglés, se aplicó a

una forma particular de perversión sexual llamada “sodomía”, ahora
mal llamada “ser gay”. Probablemente la palabra más común usada
hoy en día es homosexualidad. En muchos sentidos, el tiempo de Lot
fue similar al tiempo de Noé. Sin embargo, en la época de Lot había un
énfasis especial en la homosexualidad: hombres que deseaban tener
relaciones sexuales con otros hombres.
Esta versión particular de la homosexualidad era descarada; salió a
la luz. No fingía ni ofrecía ocultación. No fue pasivo; fue agresivo se
apagó
buscaba a sus víctimas, las buscaba con determinación y estaba dispuesto a

recurrir a la violencia física.
Además, acogió tanto a jóvenes como a mayores. Génesis 19 describe a “todos
los hombres de la ciudad, tanto jóvenes como mayores”.
Aparentemente, la población masculina de esta ciudad estaba totalmente
entregada a esta forma de homosexualidad descarada, agresiva y violenta.
Y, finalmente, ignoró los estándares aceptados de comportamiento. En
aquellos días, que se le pidiera a un hombre que sacara a sus invitados y los
sometiera a la vergüenza y la degradación era la petición más terrible que se
podía hacer.
También destacamos cuatro aspectos distintivos de esta sociedad:
1. Esta era una cultura o civilización entregada a esta relación sexual

antinatural principalmente entre los hombres. (No leemos nada en
particular sobre las mujeres allí).
2. Su perversión fue descarada, agresiva y violenta.
3. Abrazó tanto a los jóvenes como a los viejos.
4. Ignoró todos los estándares aceptados de comportamiento.

Podemos considerar lo que vemos en los Estados Unidos y en el llamado
mundo occidental hoy, y sacar nuestras propias conclusiones.
Desde mi propia observación en las últimas décadas, esta tendencia particular ha
aumentado con una rapidez increíble.
Algunos de los juicios de Dios son lo que llamamos “ejemplares” (que sirven
como modelo), como los juicios sobre Sodoma, la ciudad de Lot y sobre Gomorra.
Los habitantes de Sodoma y Gomorra fueron destruidos, pero no es así como
Dios juzga a todos los que
es culpable de esas prácticas. Es un juicio ejemplar para mostrar, de una

vez por todas, lo que Dios realmente piensa sobre este comportamiento.
Vemos un modelo similar en el juicio sobre Ananías y Safira, que eran
hipócritas, afirmando dar más a la obra de Dios de lo que realmente dieron,
y perecieron (véase Hechos 5:1–11). En ese caso, si Dios juzgara a todos
los que son hipócritas acerca de lo que le dan, ¡nuestras iglesias tendrían
muchos menos miembros! Pero Dios no hace eso. Declaró, de una vez por
todas, lo que piensa sobre la hipocresía y sobre el comportamiento de los
ciudadanos de Sodoma y Gomorra.
El verdadero pecado de Sodoma
Quiero agregar una nota importante. Mucha gente piensa que el

verdadero pecado de Sodoma fue la homosexualidad, pero Dios no la
acusa de eso. Esto me sorprendió cuando lo descubrí por primera vez.
Ezequiel 16, dirigido a la ciudad de Jerusalén, compara a Jerusalén con
Sodoma, y esto es lo que dice el Señor acerca de Sodoma:
“Mira, esta fue la iniquidad de tu hermana Sodoma: ella y su

hija [es decir, sus ciudades vecinas] tuvieron soberbia, saciedad
de alimento y abundancia de ociosidad; ni fortaleció la mano de
los pobres y necesitados.”
Ezequiel 16:49
No se menciona la homosexualidad. No estoy diciendo eso

Dios es indiferente hacia la homosexualidad. Lejos de ahi. Pero los

pecados básicos de Sodoma fueron el egoísmo, la carnalidad, la
autocomplacencia, la búsqueda del número uno. Esta es solo mi
opinión, pero creo que el tipo de cultura de Sodoma siempre producirá
homosexualidad. Es por eso que tenemos tantos homosexuales en el
mundo hoy, porque los pecados de nuestros días son como los
pecados de Sodoma: “Soberbia, saciedad de alimento y abundancia
de ociosidad; ni fortaleció la mano de los pobres y necesitados.”
¿Qué tan bien describe eso nuestra cultura contemporánea?

Afortunadamente, hay maravillosas excepciones a esto. Pero son
excepciones. Podemos lamentar el aumento de la homosexualidad,
pero creo que el tipo de cultura de Sodoma como se describe en
Ezequiel 16 siempre producirá homosexualidad. La homosexualidad no es la ra
La raíz es el egoísmo, la autoindulgencia y la indiferencia hacia los
demás.
Un factor final
Hay un aspecto final de los últimos días que Jesús señala, y estuvo
presente en las sociedades de Noé y Lot.
Jesús habla de estas actividades: “Comieron, bebieron, se casaron,
se dieron en matrimonio. . . . Así también sucedió en los días de Lot:
comieron, bebieron, compraron, vendieron, plantaron, edificaron” (Lucas
17:27–28).
Jesús menciona ocho actividades específicas: comer, beber,
casarse, dar en matrimonio, comprar, vender, construir y plantar. No
hay nada intrínsecamente pecaminoso en ninguna de esas actividades.
Entonces, ¿Cual fue el problema? El problema era
estaban tan inmersos en esas actividades que no reconocieron los días

en los que estaban viviendo. Yo resumiría ese problema en una palabra:
materialismo. Estaban tan inmersos en lo material que ya no tenían
ningún entendimiento o atención para lo espiritual y lo eterno.
La característica final de los días de Noé y Lot, entonces, fue el

materialismo. ¿Cuánto materialismo hay en el mundo de hoy?
Diría que la civilización occidental está virtualmente inundada de ella, y
de ninguna manera está excluida de la Iglesia. Hay muchos cristianos
profesantes que, en sus corazones, son tan materialistas como los
incrédulos. Tal vez son un poco menos demostrativos al respecto. Tal
vez no sea tan evidente en sus estilos de vida. Pero están absorbidos
por el materialismo. Jesús nos advirtió que si somos absorbidos por el
abismo del materialismo, no estaremos listos cuando Él venga. Estaremos
en la misma categoría que la gente de los días de Noé y Lot.
El lado positivo: Advertencia para la supervivencia

He estado presentando los elementos malignos conspicuos en los
días de Noé y Lot. Como hemos visto, proliferaban diversas formas de
maldad. Sin embargo, sería incorrecto para mí cerrar este cuadro de los
días de Noé y de Lot sin presentar también el lado positivo del cuadro,
porque hubo un lado positivo en dos aspectos principales.
Hay un lado bueno en los días de Noé, porque Génesis 6:9 dice: “Noé
caminó con Dios”. Había un hombre de todas esas personas que tenía
una relación íntima y personal con Dios. Dios podía hablarle y decirle
cómo veía Él la
situación y el juicio que Él iba a traer. Para nosotros como creyentes, Noé
establece un patrón a seguir. Noah y su familia fueron los únicos sobrevivientes.
Me parece claro que solo aquellas personas que viven como Noah y su familia
sobrevivirán hoy.
Hebreos 11 tiene solo un versículo sobre Noé:
Por la fe Noé, siendo advertido divinamente de cosas que aún no se

veían, movido por el temor de Dios, preparó un arca para la salvación
de su casa, en la cual condenó al mundo y se hizo heredero de la
justicia que es según la fe.
Hebreos 11:7
Aquí está la característica que quiero señalar: Noé no se quedó en la

ignorancia de lo que estaba por venir. Como siervo fiel de Dios, recibió—
directamente de Dios—una revelación sobrenatural de lo que iba a suceder en la
tierra y cómo él y su familia podían prepararse para ello, enfrentarlo y sobrevivir.
Dios advirtió a Noé con anticipación y le mostró un camino.
Así como los elementos negativos de la historia se aplican al tiempo presente,

también debería aplicarse este elemento positivo. Nos enfrentamos a tremendos
peligros: catástrofes y juicios que no podemos medir o determinar por completo.
Pero, en medio de todo esto, creo que Dios todavía advertirá a sus siervos fieles
y les mostrará una forma de supervivencia.
Jesús prometió esto a Sus discípulos en la Persona del

Espíritu Santo:
“Sin embargo, cuando venga el Espíritu de verdad, Él

os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia

cuenta, sino que todo lo que oiga hablará; y Él os dirá las
cosas por venir.”
Juan 16:13
Es muy importante que veamos este ministerio del Espíritu Santo al

pueblo creyente de Dios. Él nos dirá lo que está por venir, no
necesariamente todo lo que está por venir, pero todo lo que necesitamos
saber para sobrevivir y cumplir el propósito de Dios. El Espíritu Santo
nos revelará esto sobrenaturalmente tal como lo hizo con Noé.
En el caso de Lot, Dios envió ángeles para protegerlo y liberarlo. En

estos días de crisis y presión, podemos esperar que Dios en Su fidelidad
haga lo mismo donde sea necesario para nosotros. Creo que tenemos
derecho a esperar la presencia sobrenatural y la asistencia de los
ángeles. El escritor de Hebreos dice que se envían espíritus ministradores
para ministrar a los herederos de la salvación, los creyentes de este
tiempo (ver Hebreos 1:14).
Aunque hay mucho de malo y aterrador en la imagen de los días de
Noé y Lot, y mucho que concuerda con los aspectos malos y aterradores
de nuestro tiempo, también debemos mirar el lado positivo. Necesitamos
ver que nunca hay una situación para la cual Dios no tenga una respuesta
preparada de antemano. Dios dará a sus siervos una advertencia
sobrenatural de lo que está por venir y nos mostrará cómo sobrevivir.
También envía ángeles para ayudar, proteger y liberar. Podemos esperar
estas cosas buenas de Dios en nuestros días.
9
El impacto
del regreso de Cristo
W Hemos estado trabajando a nuestro modo sistemáticamente

a través de los eventos que coincidirán con el final de
la era como se explica en Mateo 24. Hemos llegado a un
punto decisivo en el discurso de Jesús, ya que hemos construido la
“columna vertebral” de su enseñanza. Ahora podemos ver el impacto
del regreso de Cristo en cuatro categorías diferentes de personas que
simbolizan a aquellos que serán testigos de su regreso: el siervo fiel y
sabio, las diez vírgenes, los siervos que recibieron talentos y las naciones
de ovejas y cabras.
Los fieles y sabios

Servidor
La primera categoría, contenida en Mateo 24:45–51, habla de

aquellos a quienes el Señor ha puesto en Su casa para atender las
necesidades de Su pueblo, específicamente, para darles el alimento
apropiado en el momento oportuno.
“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, a quien su

amo puesto a cargo de su casa, para darles el alimento a su

tiempo? Bienaventurado el siervo a quien su señor, cuando
venga, lo encuentre haciendo así.
De cierto os digo que le pondrá señor sobre todos sus
bienes. Pero si ese siervo malo dice en su corazón: 'Mi amo
se demora en venir', y comienza a golpear a sus consiervos,
y a comer y beber con los borrachos, el amo de ese siervo
vendrá en el día en que él no esté. buscándolo y a una hora
que no sabe, y lo partirá en dos y le pondrá su parte con los
hipócritas. allí será el lloro y el crujir de dientes”.
¿Qué clase de persona nos indica este siervo/ gobernante hoy? La

descripción se encuentra en 1 Pedro:
A los ancianos que están entre vosotros exhorto, yo que soy

anciano colega y testigo de los sufrimientos de Cristo, y
también participante de la gloria que será revelada:
Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, sirviendo
como obispos, no por fuerza, sino voluntariamente; no por
ganancia deshonesta, sino con avidez; ni como teniendo
señorío sobre los que os han sido confiados, sino siendo
ejemplos del rebaño; y cuando aparezca el Príncipe de los
pastores, recibiréis la corona de gloria que no se marchita.
1 Pedro 5:1–4
Esto habla de aquellos a quienes el Señor ha puesto en Su rebaño

como supervisores. Los supervisores, los pastores, los pastores,
los ancianos, los apóstoles (porque Pedro era apóstol), son puestos por
Jesús en el rebaño y sobre el rebaño. No enfaticemos una preposición a
expensas de la otra. No están solo sobre el rebaño; ellos también están
en el rebaño. Esto es cierto para todos los cinco ministerios mencionados
en Efesios 4:11.
Cuando Pedro dice, en el versículo 2 anterior, “Apacentad la grey de
Dios que está entre vosotros”, no está hablando a una clase superior de
personas que viven en un nivel diferente al resto del pueblo de Dios. Está
hablando de aquellos que viven entre el pueblo de Dios, pero que tienen
una responsabilidad especial sobre ellos. La advertencia de Pedro es
para sus compañeros ancianos, porque cuando un apóstol se convierte
en residente de la ciudad, tiene la posición de anciano.
Los ancianos deben tener cuidado en cómo manejan sus
responsabilidades porque un día tendrán que dar cuenta.
Aquí está el cuadro que dibuja Jesús: “¿Quién es, pues, el siervo fiel
y prudente, a quien su amo puso sobre su casa [o a quien su amo
nombró dentro de su casa], para que les dé de comer a su
tiempo?” (Mateo 24:45).
El primer requisito para tal siervo/gobernante no es el éxito, sino la
fidelidad. Fui misionero en dos áreas en momentos diferentes, y en cada
lugar reconocí que los misioneros que me precedieron habían trabajado
fielmente, incluso habían dado su vida, pero habían visto muy pocos
frutos evidentes. Tuve que recordarme a mí mismo, Dios no permita que
alguna vez piense que tengo más éxito que ellos, porque si ellos no
hubieran estado aquí primero, el camino no habría estado preparado
para mí. Dios no busca el éxito como el mundo lo entiende. Él busca la
fidelidad.
“¿Quién es ese siervo fiel?” El éxito es cumplir fielmente la tarea que el
Señor te ha asignado.
Vemos que la tarea aquí es dar al pueblo de Dios su alimento
a su tiempo. Esa es una tarea pastoral, una tarea de pastor. Un verdadero

pastor sabe exactamente lo que necesita su rebaño en particular. Puede
ser bastante diferente de lo que necesita otro rebaño al mismo tiempo.
Cuando voy a ministrar a una congregación, siempre me gusta preguntarle
al pastor o al personal pastoral: ¿Qué cree que necesita su gente en
particular? Requiere sensibilidad.
Y luego Jesús nos dice la recompensa de ese tipo de servicio:
“Bienaventurado el siervo a quien su amo, cuando venga, lo encuentre
haciendo así. De cierto os digo que le pondrá por señor sobre todos sus
bienes” (Mateo 24:46–47).
El reverso de la medalla
La fidelidad en esta vida conduce a la promoción en la próxima vida.
Este es un pensamiento solemne. La forma en que nos comportemos en
este mundo determinará lo que seremos por la eternidad. No hay sustituto
para la fidelidad.
Ahora llegamos al pero—el otro lado de la imagen: “Pero si ese siervo

malo dice en su corazón: 'Mi amo se demora en venir', y comienza a
golpear a sus consiervos, y a comer y beber con los borrachos, ” (Mateo
24:48–49).
Si observamos el cuadro del tribunal de Cristo descrito en Romanos 14
y 2 Corintios 5 desde el cual juzgará a la Iglesia, encontramos que solo hay
dos categorías: bueno o malo. No hay nada en el medio. Nosotros en la
Iglesia hemos inventado una tercera categoría: no es bueno, pero tampoco
es malo. A los ojos de Dios, esa categoría no existe. Si no eres bueno,
eres malo.
Mucha gente en nuestras iglesias hoy en día son “cuidadores de vallas”.

No están realmente comprometidos, pero no quieren estarlo.
clasificados como incrédulos. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo

viene a la Iglesia, una de las primeras cosas que hace es electrificar la
cerca. Es por eso que algunas personas no dan la bienvenida al Espíritu
Santo: quieren quedarse cómodamente sentados en la cerca.
¿Cuál es la característica de este siervo malvado? Él dice: “Mi amo
está retrasando su venida”. En otras palabras, ha perdido la visión de la
realidad inminente del regreso del Señor. En las iglesias donde la venida
del Señor Jesús no se proclama como una realidad, las normas de
santidad nunca serán como las del Nuevo Testamento. El regreso de
Jesús es una verdad esencial para producir santidad en el pueblo de
Dios.
El siervo malo dice: “Mi amo ha estado fuera mucho tiempo; No he
oído nada sobre él. Realmente no he estado en contacto cercano con él.
Puedo vivirlo. Se vuelve dominante y comienza a golpear a sus
consiervos. Es fácil que las personas que ocupan la posición de pastores
se vuelvan dominantes y controladoras. Sin embargo, Dios nunca pondrá
Su unción sobre algo que los humanos buscamos controlar. Dios dice: A
menos que se me permita estar a cargo, puedes seguir tus procedimientos
religiosos, puedes usar todas las palabras y los títulos. Pero el resultado
no será el que viene sólo de la unción del Espíritu Santo.
El pastor o líder infiel en Mateo 24 también se involucra en la bebida.

Y no simplemente beber, sino beber con la compañía equivocada, beber
con los borrachos.
Por favor entienda, no estoy predicando en contra de la bebida,
porque alguien puede estar igual de equivocado en el otro lado con todo
su legalismo. ¡He sido pentecostal lo suficiente como para saber lo que
es el legalismo! El camino que conduce a la vida es un camino recto y
angosto, y hay zanjas a ambos lados. un lado es
autocomplacencia o carnalidad. Puedes caer en esa zanja. Entonces

luchas para salir de esa zanja y si no tienes cuidado puedes caer en la
zanja opuesta, que es el legalismo. Tenemos que caminar entre los dos.
Miremos de nuevo las palabras de Jesús acerca de este siervo malvado:
“El amo de ese siervo vendrá en un día que no lo busca ya la

hora que él no sabe, y lo partirá en dos y le pondrá su parte
con los hipócritas. allí será el lloro y el crujir de dientes”.
Mateo 24:50–51
Cuando llega el amo, el sirviente no está listo para él. Como resultado,
el maestro vendrá y lo cortará en dos. El maestro, por supuesto, es
Jesús. ¿Nos damos cuenta de que Jesús es capaz de cortar a alguien
en dos? Debemos tener en cuenta que Él no solo es el Salvador, sino
que también es el juez. Él es tan minucioso y fiel al juzgarnos como lo es
al salvarnos. Si no vivimos para Él como Salvador, lo encontraremos
como Juez. Esas son las únicas dos opciones ante cualquiera de nosotros.
Llanto y Rechinar de Dientes

Luego dice: “Allí será el lloro y el crujir de dientes”. Jesús usa esa
frase unas cinco veces en el Nuevo Testamento para una cierta categoría
de personas: aquellos que han sabido todo acerca de Él, que han oído
toda la verdad, que han estado cerca de ella quizás toda su vida, pero
nunca realmente
se comprometieron. Y habrá llanto y crujir de dientes porque de repente

se darán cuenta de que estuvieron tan cerca toda su vida que podrían
haber intervenido en cualquier momento. Pero nunca lo hicieron, y ahora
están excluidos para siempre.
El primer uso de Jesús de esta frase, que se encuentra en Mateo
8:12, se refiere a “los hijos del reino”. Jesús está hablando a sus
compañeros judíos y diciendo: “Ustedes me están rechazando, pero los
gentiles vendrán. Ellos entrarán en el Reino y ustedes serán excluidos.
y allí será el lloro y el crujir de dientes”. Estas son personas que lo han
sabido todo, que tuvieron todas las oportunidades pero nunca las
aprovecharon.
En Mateo 13:42, esta frase se usa para las personas que son la
cizaña en el campo de trigo, que se parecen exactamente al trigo pero
que nunca dan fruto. Jesús dice que los ángeles vendrán y los
desarraigarán y “los echarán en el horno de fuego. allí será el lloro y el
crujir de dientes”. Toda su vida estas personas han estado cerca de él,
justo en el medio de él, pero nunca entraron en él.
En Mateo 22:12–13, en la parábola del banquete de bodas, hay un

invitado que entra sin el vestido de boda.
En realidad, ni siquiera tuvo que comprar su traje de boda, el anfitrión se
lo proporcionó. Así que es pura audacia y presunción entrar sin uno.
Cuando el maestresala lo ve, le dice: “¿Cómo entraste aquí sin traje de
boda?”.
El hombre se queda sin palabras. El maestro dice: “Átenlo de pies y
manos, llévenlo y échenlo a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el
crujir de dientes.” Una vez más, vemos que se trata de alguien que sabía
todo al respecto. Había recibido una invitación a la fiesta pero no se
molestó en ponerse la vestidura adecuada, que es la justicia de Jesucristo.
En Mateo 25:30, encontramos al siervo de “un talento”, y

nuevamente involucra el llanto y el crujir de dientes. (Veremos esta
historia en un momento).
Finalmente, en Lucas 13:26–28, hay personas que le dicen a
Jesús: “Comimos y bebimos en tu presencia, y tú enseñaste en
nuestras calles”. Y Jesús les dice: “No os conozco. . . .
Apartaos de mí, todos vosotros, hacedores de iniquidad.” Y afuera
será el llanto y el crujir de dientes.
Las diez vírgenes

Ahora llegamos a la siguiente categoría de personas que sentirán
el impacto de la venida del Señor, que se encuentra al comienzo de
Mateo 25. Y aquí encontramos otro entonces.
En la Biblia, diez es el número representativo de una congregación.
En el judaísmo, un subordinado, al menos diez personas, debe estar
presente antes de que se puedan ofrecer oraciones públicas. Mi
pensamiento aquí es que estas vírgenes básicamente representan
a los feligreses.
“Entonces el reino de los cielos será semejante a diez
vírgenes que tomando sus lámparas, salieron al encuentro
del novio. Ahora bien, cinco de ellos eran sabios, y cinco
eran tontos. Las insensatas tomaron sus lámparas y no
llevaron consigo aceite, pero las prudentes tomaron aceite
en sus vasijas con sus lámparas. Pero mientras el novio
se demoraba, todas se adormecieron y se durmieron.
“Y a la medianoche se oyó un clamor: 'He aquí, el

viene el novio; ¡Salid a su encuentro! Entonces todas

aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas.
Y las insensatas dijeron a las prudentes: 'Dennos un poco
de su aceite, porque nuestras lámparas se apagan'. Pero
las prudentes respondieron, diciendo: 'No, no sea que no
sea suficiente para nosotros y para ti; sino id más bien a
los que venden, y comprad para vosotras mismas.' Y
mientras ellas iban a comprar, vino el novio, y las que
estaban preparadas entraron con él a la boda; Y la puerta fue cerrada.
“Después vinieron también las otras vírgenes, diciendo:
'¡Señor, Señor, ábrenos!' Pero él respondió y dijo: De
cierto os digo que no os conozco.
“Velad, pues, porque no sabéis ni el día
ni la hora en que ha de venir el Hijo del hombre.”
Mateo 25:1–13
Aquí hay tres puntos acerca de esas diez vírgenes que son
común a todos:
• Todas esperan al novio. Todos saben que viene el novio. Ellos

no son incrédulos. • Todos tienen lámparas y aceite. Casi
siempre, el aceite es un tipo del Espíritu Santo. Todos ellos tienen
el Espíritu Santo en sus vidas.
• Todos ellos duermen, tanto los sabios como los necios.
Solo hay una diferencia: la cantidad de aceite que tienen.
Los sabios tienen suficiente aceite y algo de sobra. Los necios no
tienen reserva de aceite. Debemos señalar de nuevo que no existe
una categoría intermedia: o somos sabios o somos necios.
Miremos lo que dice Pablo en Efesios, y apliquémoslo a la
necesidad de una cantidad suficiente de aceite: “No os embriaguéis con vino,
en lo que es disipación; antes bien sed llenos del Espíritu [Santo]”

(Efesios 5:18).
La mayoría de nosotros estaría de acuerdo en que se aplica el
mandato negativo: “No te embriagues con vino”. Eso es un pecado.
Pero, ¿por qué tantas personas religiosas se centran en lo negativo y
no prestan atención a lo positivo? Ese mismo mandamiento dice: “Sed
llenos del Espíritu Santo”. Si es pecado estar ebrio de vino, también lo
es no estar lleno del Espíritu Santo. Y eso significa “sed continuamente
llenos y recargados”. No es solo un relleno de una sola vez.
Sé lo que dirán algunos: “Fui bautizado en el Espíritu Santo hace
diez años y hablé en lenguas”. ¡Eso es maravilloso! Pero eso fue hace
diez años. ¿Qué ha pasado mientras tanto?
Las personas que hacen que sea una experiencia única tienden a ser
las menos sensibles a la dirección del Espíritu Santo. Lo tienen todo
envuelto en el paquete que recibieron cuando hablaron en lenguas.
Pero eso no es suficiente.
Pablo les dice a los corintios: “Yo hablo en lenguas más que todos
vosotros” (1 Corintios 14:18). Obviamente hablan mucho en lenguas,
pero Pablo hace más. Tenemos que ser llenos y recargados del Espíritu
Santo continuamente. Todas estas diez vírgenes tienen la llenura
inicial, pero debido a que no todas tienen la llenura continua, algunas
no están listas.
Es interesante notar que las vírgenes prudentes dicen a las
insensatas: “Ve y compra aceite”. Tiene que ser comprado; no es un regalo.
Inicialmente, el Espíritu Santo es un don. Pero si queremos permanecer
llenos del Espíritu Santo, hay que pagar un precio. Lo que Jesús le
dice a la iglesia de Laodicea es, en muchos sentidos, una imagen de
las iglesias en países como Estados Unidos hoy:
“Porque decís: 'Soy rico, me he enriquecido,

y no tienes necesidad de nada, y no sabes que eres un

desdichado, miserable, pobre, ciego y desnudo, te aconsejo
que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico;
y vestiduras blancas para vestiros, y que no se descubra la
vergüenza de vuestra desnudez.”
¿Jesús aprueba que las personas sean ricas, ricas y que no necesiten
nada? Ni un poco. ¡Me maravillo de que la gente pueda estar en esa
condición y ni siquiera saberlo!
Pero Jesús nos da un consejo. “No te voy a dar el oro; tienes que
comprármelo a Mí”. En el mundo antiguo, el oro no tenía valor a menos
que hubiera sido probado con fuego. El oro representa aquí la fe que ha
resistido la prueba del fuego. Jesús dice: “Tendrás que pagarlo con
aguante. Tendrás que aguantar bajo la prueba. No todo en la vida cristiana
es gratis.
Hay cosas por las que tenemos que pagar.
Note también la evaluación de Jesús de dos iglesias en el libro de
Apocalipsis en comparación con el cristianismo contemporáneo. Una
iglesia, la iglesia de Esmirna, es pobre y perseguida y no tiene mucho. Pero
Jesús dice: “Tú eres rico” (Apocalipsis 2:9).
La iglesia de Laodicea lo tiene todo, pero Él dice: “Eres pobre”.
¿Qué les diría a muchas iglesias hoy? ¿Diría Él: “Eres rico” o “Eres pobre”?
La evaluación del hombre es a menudo opuesta a la de Dios. Según
Jesús, lo que es “muy estimado entre los hombres, es abominación delante
de Dios” (Lucas 16:15).
Las vírgenes insensatas que tienen que ir a comprar aceite encuentran que es demasiado
tarde. Cuando regresan, la puerta se cierra y Jesús dice: “Nunca los

conocí”. Entiendo que eso significa que nunca estuvieron entre los
elegidos de Dios. Habían entrado, pero Dios sabía que nunca
pasarían la prueba.
¿Cómo compramos petróleo? Por oración, por lectura de la Biblia,
por esperar en Dios. Toma tiempo y requiere esfuerzo. No solo
sucede. Tenemos que tomar la decisión. ¿Hemos comprado nuestro
aceite?
Los Siervos Dados Talentos

El siguiente grupo que siente el impacto del regreso del Señor es
el de los siervos con talentos. El pasaje es largo, pero es importante
para nosotros: “Porque el reino de los cielos es semejante a un
hombre que viaja a un país lejano, llama a sus siervos y les
entrega sus bienes. Y a uno le dio cinco talentos, a otro dos,
ya otro uno, a cada uno según su capacidad; e inmediatamente
se fue de viaje. Entonces el que había recibido cinco talentos
fue y negoció con ellos, e hizo otros cinco talentos. Y asimismo
el que había recibido dos, ganó también otros dos. Pero el que
había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió el dinero
de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de
aquellos siervos y arregló cuentas con ellos.
“Llegó, pues, el que había recibido cinco talentos, y

trajo otros cinco talentos, diciendo: 'Señor, cinco talentos
me entregaste; mira, he ganado cinco
más talentos además de ellos. Su señor le dijo:

'Bien hecho, buen y fiel siervo; fuiste fiel en lo
poco, te haré señor sobre mucho. Entra en el gozo
de tu señor. Llegó también el que había recibido
dos talentos y dijo: 'Señor, me entregaste dos
talentos; mira, he ganado otros dos talentos además
de ellos.' Su señor le dijo: 'Bien hecho, buen y fiel
siervo; en lo poco has sido fiel, sobre mucho te
pondré. Entra en el gozo de tu señor.
“Entonces se acercó el que había recibido un

talento y dijo: 'Señor, sabía que eres un hombre
duro, que siegas donde no sembraste y recoges
donde no esparciste. Y tuve miedo, y fui y escondí
tu talento en la tierra. Mira, ahí tienes lo que es
tuyo. “Pero respondiendo su señor, le dijo: Siervo
malo y negligente, sabías que siego donde no
sembré, y que recojo donde no esparcí. Así que
deberías haber depositado mi dinero con los
banqueros, y cuando yo viniera yo habría recibido
el mío con intereses. Quitadle, pues, el talento, y
dadlo al que tiene diez talentos.
“'Porque a todo el que tiene, se le dará más, y

tendrá en abundancia; pero al que no tiene, aun lo
que tiene le será quitado. Y echad al siervo inútil a
las tinieblas de afuera.
allí será el lloro y el crujir de dientes'”.
Mateo 25:14–30
Los sirvientes que obtienen una ganancia ganan cada uno el 100 por
ciento. El que tiene cinco gana cinco, el que tiene dos gana dos, y las
palabras de elogio son exactamente iguales: “Bien, buen siervo y fiel.
Entra en el gozo de tu señor.” El Señor no elogia más al siervo de cinco
talentos que al de dos talentos. Esto me dice que lo que Él busca es
aumento. Debido a que el aumento es proporcional en ambos (100 por
ciento), les da exactamente el mismo elogio.
Como notamos anteriormente con respecto a Sus supervisores, Dios

busca la fidelidad en lugar del éxito. Y cada uno de estos siervos con
talentos es recompensado con la autoridad correspondiente en el Reino
de Cristo. En otras palabras, la forma en que servimos en esta vida
determinará nuestra posición en el Reino de Dios por toda la eternidad.
Los efectos del miedo

¿Qué pasa con el tercer siervo infiel? Primero, actúa por temor, que
no es el motivo correcto para servir al Señor. El amor debe ser nuestro
motivo. Jesús nos dice: “El que me ama, mi palabra guardará” (Juan
14:23). Como explica Pablo, “El amor de Cristo nos obliga [o constriñe]” (2
Corintios 5:14), esa es la única motivación fructífera para el servicio.
La próxima lección es igualmente importante para todos los cristianos.

La pereza es maldad: “Siervo malo y perezoso”. Muchos tienen un
conjunto religioso de valores que no siempre son realistas.
La mayoría de las iglesias no tolerarán la embriaguez, y con razón.
Pero muchas iglesias tolerarán la pereza y, de hecho, la condenación
de Dios por la pereza es más severa que Su condenación por la
embriaguez. Tenemos personas en nuestras iglesias que realmente
hacen muy poco por Dios. son demasiado perezosos para
leer la Biblia, demasiado perezoso para levantarse y orar, demasiado

perezoso para salir a una reunión en la calle. Simplemente se sientan
en los bancos, son amables con todos, no hacen daño a nadie y ponen
algo de dinero en la colecta. Nosotros no pensamos en ellos como
malvados, pero Jesús sí. Dice que la pereza es maldad.
Luego, el maestro en la historia dice: "Deberías haber depositado el
dinero con los banqueros y habrías recibido intereses". Eso, para mí,
es evidencia convincente de que no siempre es pecaminoso recibir
intereses. Las leyes contra la usura en el Antiguo Testamento se
aplicaban a alguien que hacía un préstamo a otro judío. Sería perverso,
si estuviera en necesidad, exigir intereses sobre ese préstamo. Pero si
le prestamos a alguien que está en un negocio que va a generar
ganancias, tenemos derecho a una parte legítima de sus ganancias.
Esa es la forma en que lo entiendo.
Jesús ciertamente espera que este siervo abra una cuenta de ahorros
si no puede hacer nada más.
¿Qué significa esto para nosotros? Sugiero que “poner el dinero en
el banco” significa decirnos a nosotros mismos: “No tengo un ministerio
muy fuerte propio, pero tengo un talento para invertir. Lo invertiré en el
ministerio de otro, alguien que tenga un ministerio que produzca fruto
en el Reino. Le daré mi contribución. Invertiré allí poniéndome a su
disposición. Si es necesario, lameré sobres”. Luego, cuando el Señor
venga, obtendrá lo suyo con interés. No debemos simplemente
quedarnos de brazos cruzados y decir: “Solo tengo un talento, así que
no hay mucho que pueda hacer”.
Psicológicamente, es la persona de un talento la que falla. El hombre

que tiene cinco talentos está entusiasmado con la perspectiva. Sabe
que hará algo. El hombre que tiene dos talentos está emocionado. Pero
el hombre que tiene un talento se convence a sí mismo de que
no hay mucho que pueda lograr. Es una actitud terriblemente peligrosa.
Úsalo o pierdelo
Aquí está la siguiente verdad: No usar es perder. Dios da dones

espirituales incondicionalmente; Él nunca los exige de vuelta.
Pero si no los usamos, los perderemos.
Dios me dio un regalo a principios de la década de 1970, algunos de ustedes
están familiarizados con él. Es la fe para las personas cuyas piernas son desiguales.
A través de la oración, probablemente he visto miles de piernas desiguales
hechas iguales. Algunos de mis buenos amigos me han dicho: “Querido
amigo, escucha. Tienes una buena reputación como profesor de Biblia
erudito. No lo eches a perder dando vueltas y arrodillándote frente a la gente
y alargando sus piernas”. Así que pensé, tal vez sea un buen consejo.
Rezaré al respecto.
Cuando oraba sentí que el Señor me decía, te he dado un regalo. Hay
dos cosas que puedes hacer. Puede usarlo y obtener más, o puede optar
por no usarlo y perderlo. Dije: “Señor, elegiré lo primero”. Cada uno de
nosotros tiene un don de algún tipo. Si no lo usamos, lo perderemos. Si lo
usamos, obtendremos más.
La elección es nuestra.
Necesitamos notar que el rechazo de este siervo infiel fue definitivo. Fue
arrojado a las tinieblas de afuera. Por donde iba, había llanto y crujir de
dientes.
La parábola de las minas

Una parábola paralela, Lucas 19, es la parábola de las minas. En el
antigua versión King James se llama la parábola de las minas.

Aquí hay algunas diferencias entre la parábola de los talentos en Mateo
24 y la parábola de las minas en Lucas 19. En Lucas, cada uno de los
diez siervos recibe una mina, mientras que en Mateo cada siervo recibe
según su capacidad. Jesús sabe cuánto puede confiar en cada uno.
Al final de la parábola de Lucas, uno ha ganado diez minas; él hace

un aumento de diez veces. Su amo le dice: “Bien hecho, buen siervo;
porque en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez
ciudades” (versículo 17). Otro ha ganado cinco minas y su amo le dice:
“Tú también estarás sobre cinco ciudades” (versículo 19). Pero no dice:
“Bien hecho, buen siervo”. No está al mismo nivel que el hombre que ha
ganado diez. Como la parábola de Mateo, uno de ellos no ha ganado
nada. Él también es llamado impío y su mina le es quitada.
Anteriormente en Lucas 19, cuando el noble reparte las minas, los

ciudadanos dicen: "No queremos que este reine sobre nosotros".
(Lucas 19:14). Ese noble no olvida eso. Así que al final de esta parábola,
Jesús dice: “Traed acá a esos enemigos míos, que no querían que yo
reinase sobre ellos, y matadlos delante de mí” (Lucas 19:27).
Una vez más, ¿encaja eso con nuestra imagen del gentil Jesús,
manso y manso? Esa mansedumbre es una imagen real, pero no es
toda la verdad. Jesús es el juez designado por Dios. Al que nada gana
se le llama malvado, se le quita la mina y se le destierra para siempre.
Las naciones de ovejas y cabras

La cuarta categoría de aquellos que sienten el impacto del regreso del

Señor se encuentra en Mateo 25: las naciones de las ovejas y las cabras.
Una vez más, el pasaje es largo, pero importante.
“Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y todos los
santos ángeles con él, entonces se sentará en el trono de su
gloria. Serán reunidas delante de Él todas las naciones, y Él
apartará a los unos de los otros, como aparta el pastor las
ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su mano derecha,
pero los cabritos a la izquierda. Entonces el Rey dirá a los de
su derecha: 'Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo: porque
tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de
beber; Fui forastero y me acogisteis; estuve desnudo y me
vestisteis; estuve enfermo y me visitasteis; Estuve en la cárcel
y vinisteis a Mí.' “Entonces los justos le responderán, diciendo:
'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o
sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero y
te acogimos, o desnudo y te vestimos?
¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y vinimos a ti? Y

respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo, en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños. , lo
hiciste para
Yo.'
“Entonces dirá también a los de la izquierda:
Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el
diablo y sus ángeles; porque tuve hambre, y no me disteis de
comer; tuve sed y no me disteis de beber; yo era un extraño y
tu lo hiciste
no me acogáis, desnudo y no me vestisteis, enfermo y en

la cárcel y no me visitasteis.'
Entonces también ellos le responderán, diciendo: Señor,
¿cuándo te vimos hambriento o sediento, o forastero, o
desnudo, o enfermo, o en la cárcel, y no te servimos? , os
digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más
pequeños, no me lo hicisteis a Mí. E irán éstos al castigo
eterno, y los justos a la vida eterna”.
Mateo 25:31–46
Para entender este pasaje, debemos reconocer que es una

continuación de Joel 3, que nos da el escenario. En esta Escritura el
Señor dice: “Porque he aquí, en aquellos días y en aquel tiempo,
cuando yo haga volver a los cautivos [exiliados] de Judá y de
Jerusalén” (Joel 3:1).
Esta es una profecía acerca de los días en los que estamos viviendo
cuando el Señor traerá cautivos judíos de todo el mundo. De más de
cien naciones, los judíos han regresado en los últimos cincuenta o
sesenta años a la tierra de Israel.
Una vez, cuando estaba en una clase de idiomas en la Universidad
Hebrea, descubrí que había personas en mi clase que habían
regresado de treinta naciones diferentes. Está sucediendo ante nuestros ojos.
Juzgando a las Naciones
El siguiente versículo de Joel describe otra reunión que

tendrá lugar en la tierra de Israel:
“Reuniré también a todas las naciones [hebreo, goyim,

la palabra para gentiles], y las haré descender al valle
de Josafat [que significa “el Señor juzga”]; y allí entraré
en juicio con ellos a causa de mi pueblo, mi heredad
Israel, que ellos han esparcido entre las naciones;
también han repartido mi tierra.”
Joel 3:2
Hablando aquí del juicio de las naciones al final de esta era

presente, Dios dice: “Los juzgaré sobre la base de cómo han tratado
a los judíos y a la tierra de Israel”. Eso es importante saberlo. Como
veremos en la enseñanza de Pablo en un momento, este término
naciones o gentiles es exclusivo del pueblo de Dios. La Iglesia se
enfrenta a un juicio diferente. Además, notamos que el Hijo del
Hombre no reúne a los judíos—solo a los gentiles.
1. EL PRIMER CARGO
“Han dispersado a Israel”. Históricamente, en cumplimiento de

las profecías de Moisés en Deuteronomio 28, ha habido dos
grandes dispersiones de Israel al exilio fuera de su propia tierra. El
primero tuvo lugar entre el 720 y el 600 a. C., cuando Asiria llevó al
exilio al Reino del Norte (conocido como Israel), y luego Babilonia
llevó al exilio al Reino del Sur (conocido como Judá).
La segunda dispersión, con mucho la mayor, tuvo lugar alrededor

del año 70 d.C. , cuando prácticamente toda la nación judía que
residía en la tierra de Israel fue asesinada o llevada al exilio por los
romanos. La mayoría del pueblo judío permaneció disperso hasta que

renació el Estado de Israel a mediados del siglo XX. Pero incluso ahora,
solo alrededor de una cuarta parte de los judíos del mundo residen
nuevamente en su propia tierra.
Cualquiera que esté familiarizado con la historia judía durante los
últimos dos mil años tendría que admitir que las profecías de dispersión
de Moisés se han cumplido exacta y repetidamente en una nación tras
otra en todo el mundo. Además, tenemos que reconocer que el
cumplimiento no cesó en los tiempos bíblicos o incluso hace muchos
siglos, sino que ha continuado hasta el presente siglo. Y las naciones
involucradas en esa dispersión serán responsables ante Dios.
2. EL SEGUNDO CARGO
“Han repartido mi tierra”. Debemos recordar, ante todo, que es la

tierra de Dios. En segundo lugar, pertenece al pueblo judío porque Dios
se lo dio a ellos por un pacto eterno para una posesión perpetua.
Independientemente de quién lo ocupe, la propiedad no cambia.
Pertenece a Dios ya los judíos. Permítanme apresurarme a agregar que
Dios no está restaurando a los judíos porque se lo merecen. Él es muy
claro al respecto: “No hago esto por vosotros, oh casa de Israel, sino por
mi santo nombre” (Ezequiel 36:22).
En el lenguaje político moderno, dividir es repartir. Alrededor de 1920,

la Sociedad de Naciones asignó a Gran Bretaña un mandato para la
tierra de Israel, a ambos lados del Jordán. Los términos del mandato
eran proporcionar un hogar nacional para el pueblo judío. En 1922, con
un trazo de su pluma, Winston Churchill cedió el 76 por ciento de esa
tierra a una nación árabe entonces llamada Transjordania, ahora llamada
Jordania, y en ese
territorio a ningún judío se le permite vivir. Entonces dividieron la tierra —

76 por ciento a 24 por ciento.
En 1947, las Naciones Unidas, sucesora de la Liga de las Naciones,
arregló un plan para dividir la tierra de modo que del 24 por ciento
restante, Israel recibiera tal vez el 10 por ciento y el 14 por ciento fuera
para los árabes. ¿De qué son culpables?
Repartiendo la tierra de Dios. Y esas naciones van a tener que responder
por ello.
Soy británico de nacimiento y vivía en la tierra de Israel cuando se
llevó a cabo la partición y cuando nació el Estado de Israel. Soy testigo
presencial de estos eventos, y diré que, salvo una guerra abierta, la
administración británica hizo todo lo que estuvo a su alcance para evitar
el nacimiento del Estado de Israel. ¿Pero qué pasó? Nació Israel y el
imperio británico se vino abajo.
Sin perder nunca una guerra importante, el imperio se desintegró.
¿Por qué? Porque pecó contra Israel y su tierra. Esto muestra que Dios
lo toma en serio.
El León de Judá
Jesús comienza esta parábola de las naciones de ovejas y cabras
con estas palabras: “Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria, y
todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en el trono de su
gloria” (Mateo 25:31). . Este es Su trono de juicio, Su trono como Rey en
la tierra. Antes de esto, Él ha estado compartiendo el trono de Su Padre,
pero en ese momento Él tendrá Su propio trono en la tierra, el trono de
Su Reino.
“Todas las naciones serán reunidas delante de Él; y los

apartará unos de otros, como el pastor
separa las ovejas de las cabras; y pondrá las ovejas a su

derecha, y las cabras a su izquierda.”
Mateo 25:32–33, NVI
Todas las naciones serán divididas en dos grupos: las ovejas a la

derecha y las cabras a la izquierda: las ovejas serán aceptadas y
bendecidas, las cabras serán rechazadas y malditas. Aquí está la
promesa, primero a las ovejas: “Entonces el Rey dirá a los de su derecha:
Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros
desde la fundación del mundo” (versículo 34). , LBLA).
Más adelante tenemos Sus palabras a las naciones de cabras:

“Entonces dirá también a los de su izquierda: Apartaos de mí, malditos,
al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles” (versículo 41,
LBLA).
Dos destinos totalmente diferentes. Uno es bendito; el otro está
maldito. Note el principio de juicio que separa a las naciones. Primero,
el principio sobre el cual las naciones son aceptadas: “Responderá el
Rey y dirá [a estas naciones aceptadas]: 'De cierto os digo, en la medida
en que lo hicisteis con uno de estos hermanos Míos, incluso con el más
pequeño de ellos, a mí me lo hicisteis'” (versículo 40, NASB).
Luego el principio por el cual las naciones son rechazadas: “Entonces

Él les responderá, diciendo: 'De cierto os digo, en la medida en que no
lo hicisteis con uno de estos [hermanos de Jesús] más pequeños, lo
hicisteis no me lo hagáis a mí'” (versículo 45, NASB).
Solo hay una base de juicio para las naciones: su actitud hacia los
hermanos de Jesús y su trato con ellos. Sabemos por Joel 3:2 que el
uso de hermanos aquí se refiere a la
herencia—Israel. Todas las naciones van a ser juzgadas por la forma en que
tratan y se relacionan con el pueblo judío.
Jesús no se hizo judío simplemente por 33 años y medio.
Se identifica eternamente con el pueblo judío. En Apocalipsis 5 leemos cómo
Juan tiene una visión de un rollo que tiene que abrirse, pero nadie puede
abrirlo. Mientras Juan llora, uno de los ancianos le dice: “No llores. El León
de la tribu de Judá ha vencido para abrirla”.
El título de Jesús en la eternidad es “el León de la tribu de Judá”. Judá es

el nombre del que obtenemos la palabra judío. En hebreo Judá es Yehuda y
judío es Yehudi. Sólo hay una sílaba diferente. Ese es Su título: el León de la
tribu de Judá.
Cuando vemos un antisemitismo desenfrenado por toda la tierra, es mejor

que prestemos especial atención a nuestras propias actitudes, porque todos
vamos a ser juzgados. De la imagen en Mateo 25 de judíos sin ropa, comida
o techo, en prisión y enfermos, está claro que va a haber un tremendo
aumento mundial de antisemitismo. Ya sentimos las corrientes subterráneas
de ello. Dios lo va a permitir.
Sin embargo, observe esto. ¿De qué eran culpables las naciones cabra?
No mostrar misericordia a los judíos. En realidad no los persiguieron;
simplemente no mostraron misericordia. Mira de nuevo su juicio: El Rey “dirá
también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles” (Mateo 25:41).
Estas son algunas de las palabras de condena más temibles.

Jesús siempre habla. El lago de fuego nunca fue preparado para los seres
humanos. Los humanos no tenemos que ir allí; el diablo y sus ángeles no
tienen elección. Vamos sólo si hacemos el
Mala decisión.
Aquí hay un principio sobre la bendición de Dios y el juicio de Dios.
Dios bendice a los judíos directamente; Bendice a los gentiles a través
de los judíos. Como he señalado, todos los que no somos judíos
debemos todas las bendiciones espirituales que tenemos a los judíos.
Pero cuando se trata de juicio, Dios juzga a los gentiles directamente; Él
juzga a los judíos a través de los gentiles. Podemos ver este principio a
lo largo del Antiguo Testamento, y necesitamos asimilarlo. Dios bendice
a los judíos directamente; Bendice a los gentiles a través de los judíos.
Dios juzga directamente a los gentiles; Él juzga a los judíos a través de
los gentiles.
Finalización de "la columna vertebral"
Hemos visto en este capítulo cuatro tipos de grupos que sentirán el

impacto del regreso de Cristo: los primeros tres dentro del Cuerpo de
Cristo y el cuarto abarcando todas las naciones del mundo. Y con este
pasaje llegamos al final de las palabras registradas de Jesús a Sus
discípulos durante esos momentos privados en el Monte de los Olivos.
Esto completa para nosotros la “columna vertebral” de Mateo 24–25 de
la profecía bíblica que Jesús proporciona, desde el comienzo de los
dolores hasta la imagen gloriosa del Rey en Su trono terrenal juzgando a
las naciones.
Quiero volver ahora a varias otras Escrituras que se conectan con
este marco. Comenzaremos con la enseñanza de Pablo, que ayuda a
completar el cuadro de los últimos días con imágenes francas y gráficas.
10
Vendrán tiempos feroces
O na de las profecías de Pablo comienza de una manera inusual

para las Escrituras. “Sabed esto”, dice, “que en los postreros
días vendrán tiempos peligrosos” (2 Timoteo 3:1). Sepa esto.
Por lo general, la Biblia simplemente dice: “Así será”. Pero Pablo está tan
preocupado de que no tengamos una idea equivocada acerca de los
últimos días que dice: “Sabed esto. No tengas ninguna duda al respecto.
Aquí hay un hecho absolutamente establecido que no puedes cambiar
con oraciones, súplicas o cualquier otra actividad. Va a suceder, así que
inclínate ante este hecho.” Esto nos da una idea de la importancia de esta
revelación a los ojos de Pablo y, como veremos, el cuadro que pinta no
es agradable.
Esa palabra traducida como “peligroso” aparece solo en otro lugar en
el Nuevo Testamento: Mateo 8:28. Allí describe a dos hombres
endemoniados de la región llamada Gadara que se enfrentan a Jesús
después de cruzar el Mar de Galilea, y los describe como “muy feroces”.
Sugeriría que como una mejor traducción también para el pasaje en 2
Timoteo: “En los últimos días vendrán tiempos difíciles”. Estamos viviendo
tiempos feroces.
Y se volverán más feroces a medida que las cosas empeoren.
En realidad, no serán tanto las “cosas” que empeoran como las
personas. Las personas van a empeorar a medida que ceden a la presión
de alejarse de Dios. Una fuente principal de presión es la degeneración
progresiva del carácter humano. Otro es la presión espiritual satánica del
reino oculto. Revisemos
estas.
Degeneración del carácter

Aquí está la descripción inicial que da Pablo, siguiendo su mandato
de “saber esto”. Mientras leemos, preguntémonos nuevamente cuántos
de estos rasgos son conspicuos en nuestra cultura contemporánea.
Sabed esto, que en los postreros días vendrán tiempos

peligrosos: porque habrá hombres amadores de sí mismos,
amadores del dinero, jactanciosos, soberbios, blasfemos,
desobedientes a los padres, ingratos, impíos, sin amor, sin
misericordia [irreconciliables], calumniadores, sin yo
-Controladores, brutales, aborrecedores de lo bueno,
traidores, testarudos, altivos, amadores de los placeres más
que amadores de Dios, teniendo apariencia de piedad pero negando su efi
¡Y de esas personas aléjate!
2 Timoteo 3:1–5
Cuando Pablo habla de tiempos feroces, comienza con la raíz del

problema: “Serán hombres”. Luego enumera dieciocho defectos morales
o éticos. En otras palabras, el carácter humano es una causa
fundamental de los días oscuros que se avecinan, no la fisión nuclear
ni ninguna otra cosa. Es la corrupción moral y ética producida en la
humanidad por el pecado. La aparición de estos rasgos de carácter se
hará más evidente y evidente a medida que esta era llegue a su fin.
Una palabra en esta lista de la Nueva Versión King James, la palabra

sin amor, no es realmente una buena traducción. La versión King James
lo dijo mucho mejor: “sin afecto natural”.
En otras palabras, incluso el amor normal que esperamos se ha evaporado
en muchos casos. El amor de una madre por su bebé, el amor de los
padres por sus hijos, el amor de los hermanos y hermanas entre sí. No
tenemos que mirar muy lejos para ver que ese amor se está evaporando
rápidamente. La causa básica es el egoísmo. Es una expresión de
autorrealización.
Note que la lista comienza y termina con lo que la gente ama: amor a
uno mismo, amor al dinero y amor al placer. Estos tres amores son la
causa de todos los demás atributos negativos enumerados aquí y están
interrelacionados. ¿Por qué la gente ama el dinero?
Porque aman el placer. El dinero puede comprar placer, al menos por un
rato. Pero no puede comprar la paz o la alegría. El amor al dinero es
también una expresión de orgullo. Las riquezas pueden alentarnos a ser
arrogantes, a mostrar nuestra riqueza y actuar como si fuéramos mejores
que aquellos que tienen menos. Estos amores están enraizados en el
amor a uno mismo. Esa es la base de lo que está fragmentando nuestra sociedad h
Lo que amas determina lo que serás.
El amor a uno mismo puede expresarse así: “¡Si no te gusta mi forma
de vivir, yo seguiré mi camino y tú puedes seguir el tuyo!”. Esa actitud
domina el pensamiento de gran parte del mundo hoy. Ha roto, y
actualmente está rompiendo, innumerables matrimonios. Cuando el
matrimonio se rompe, la familia se rompe.
Cuando la familia se rompe, la sociedad se rompe. El gobierno puede
gastar miles de millones de dólares para encontrar un remedio a los males
de la sociedad, pero solo hay uno: familias estables. Los niños fueron
diseñados para tener dos padres cariñosos. Si uno de los padres
abandona, deja a los niños infelices y frustrados que posiblemente sacarán
sus frustraciones en la sociedad. La generación que descuida a sus

hijos está engendrando su propia fuente de juicio. Los jóvenes que no
han sido educados, amados y disciplinados crecerán para plagar nuestra
sociedad con violencia y odio. Es aterrador, pero está sucediendo, y es
una tragedia. La causa raíz es el amor propio. Todos los demás
problemas se derivan de él.
Sobre el tema del matrimonio, permítanme señalar aquí que existe
tanto una receta para el desastre como una receta para el éxito. La
receta para el desastre es: “¿Qué sacaré de esto?” Si una persona se
casa sobre esa base, el matrimonio será un desastre. La receta del éxito
es: “¿Qué puedo aportar yo a esto?” Si una persona se casa con esa
actitud, el matrimonio será un éxito. Tuve dos matrimonios. La primera
duró treinta años, hasta que Lidia se fue a casa para estar con el Señor.
Mi segundo matrimonio, con Ruth, duró veinte años, cuando ella también
fue llamada a casa. Cada matrimonio fue una asociación feliz y exitosa
basada en dar, así que no baso esta fórmula en la teoría.
“Una forma de piedad”

Pablo luego hace una declaración sorprendente en este pasaje acerca
de las personas que exhiben estos pecados flagrantes y malvados. Él
dice que tienen “apariencia de piedad pero [niegan] su poder” (2 Timoteo
3:5). Aunque está describiendo a personas que abrazan pecados atroces,
Pablo afirma que estas personas tienen una forma de piedad. La palabra
griega piedad es tal que dudo que Pablo la hubiera usado para cualquier
religión excepto el cristianismo. No se presta a ninguna religión que no
sea cristiana. Por lo tanto, él está diciendo que estas personas son
cristianos profesantes, pero sus vidas nunca han cambiado. ellos niegan
el poder de la piedad, el poder del encuentro con Jesús para cambiar

radical y permanentemente la vida humana. Una persona puede unirse
a una iglesia, decir una oración, firmar un formulario y permanecer
igual. Pero si esa persona alguna vez conoce a Jesús, se producirá un
cambio.
Conocí a Jesús en un billete del ejército en 1941 durante la Segunda
Guerra Mundial. No tenía ningún conocimiento doctrinal de la salvación.
No tenía idea de lo que era el Evangelio. Yo era sólo un anglicano. Hay
algunos anglicanos maravillosos, pero yo no era uno de ellos. Nunca fui
a la iglesia voluntariamente y no creía en la Biblia. Pero una noche,
cerca de la medianoche, me encontré con Jesús con tal poder que
terminé de espaldas en el suelo durante una hora, primero sollozando y
luego riendo.
Había otro soldado durmiendo en el mismo alojamiento conmigo, un
buen amigo, y me estaba riendo tan fuerte que lo desperté. Lo vi salir
de debajo de su manta y caminar de mala gana hacia mí. Me rodeó un
par de veces, manteniendo una distancia segura. Finalmente dijo: “No
sé qué hacer contigo. Supongo que no es bueno echarte agua encima.
Algo dentro de mí decía: “Ni siquiera el agua apagaría esto”.

Esa experiencia produjo un cambio radical en toda mi vida, que se ha
prolongado durante más de sesenta años. ¿Por qué? Porque conocí a
Jesús.
Cuando las personas conocen a Jesús, no pueden permanecer igual.
Alguien puede decidir convertirse en religioso y unirse a una iglesia,
pero permanecer totalmente inalterable. Esto es exactamente lo que
dice Pablo: es posible tener una apariencia de piedad pero negar su
poder, el poder de cambiar a las personas radical y permanentemente
para mejor.
Excluidos del Reino

Ahora debemos tratar un tema muy delicado pero muy importante
con respecto a estos días feroces que se están desarrollando, por lo
que quiero incluir aquí pasajes de tres cartas diferentes de Pablo
que lo abordan. El primero comienza con las palabras ¿No lo sabes?
Me parece que cuando Pablo dice ¿No lo sabes? la mayoría de los
cristianos de hoy no lo saben. Cuando dice, Hermanos, no quiero
que ignoréis, la mayoría de los cristianos son ignorantes. Esto ha
continuado durante diecinueve siglos y no parece haber cambiado
mucho.
Note que Pablo usa una frase clave en las tres cartas: no
heredarán el Reino de Dios. Una cosa es nacer de nuevo y entrar en
el Reino de Dios, pero otra cosa es heredar el Reino de Dios. Muchos
de los que han entrado en el Reino nunca lo heredarán porque están
viviendo la vida que describe Pablo.
Aquí está el primer pasaje.
¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de

Dios? Que no te engañen. Ni los fornicarios, ni los
idólatras, ni los adúlteros, ni los homosexuales
[homosexuales pasivos], ni los sodomitas [homosexuales
agresivos], ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos,
ni los maldicientes, ni los estafadores heredarán el reino
de Dios. Y así eran algunos de ustedes.
1 Corintios 6:9–11
Estas personas pueden nacer de nuevo en el Reino de Dios, pero

finalmente no pueden heredar el Reino de Dios. Están excluidos. No
podemos heredar el Reino de Dios a menos que nos arrepintamos. Dios
no admite a ninguno en esta lista sin arrepentimiento.
Dios no hace excepciones para aquellos que rechazan sus

mandamientos deliberadamente. Pablo dice que estas personas no
heredarán Su Reino. Pero luego agrega, y estas son palabras hermosas:
“Pero ya fuisteis lavados, ya fuisteis santificados, ya fuisteis justificados
en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios” (versículo
11). En cuanto a nuestras iglesias y confraternidades, estoy totalmente
a favor de admitir prostitutas, homosexuales, asesinos, borrachos, todos,
si han sido cambiados. Pero no es bíblico admitirlos si no han cambiado.
Y tenemos derecho a exigir pruebas del cambio en sus vidas.
Aquí está el segundo pasaje. Tenga en cuenta que la mayoría de los

actos en esta lista son expresiones de relaciones rotas.
Ahora bien, las obras de la carne son manifiestas, las cuales

son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicería, odios, contiendas, celos, arrebatos de ira,
ambiciones egoístas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías y similares; de lo cual os digo
de antemano, como también os lo dije en otro tiempo, que los
que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Gálatas 5:19–21
Ahora está de moda llamar a la fornicación “sexo prematrimonial”.

Pero eso no cambia en lo más mínimo la naturaleza del acto. Dios
todavía lo llama fornicación. Uno de los trucos sutiles del diablo es poner
etiquetas nuevas a las cosas viejas. Así que matar a un bebé en el
vientre de su madre está mal, pero "abortar un feto" es supuestamente
diferente. En otras palabras, algunas personas creen que cambiar la
palabra de bebé a feto cambia la naturaleza del acto. No es asi.
En el tercer pasaje, Pablo vuelve a decir que las personas enumeradas
aquí no tienen herencia en el Reino de Dios.
Pero fornicación y toda inmundicia o avaricia, ni aun se

nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni groserías,
ni necedades, ni groserías, que no convienen, sino más bien
acción de gracias. Porque sabéis esto, que ningún fornicario,
o inmundo, o avaro, que es idólatra, tiene herencia en el reino
de Cristo y de Dios.
Efesios 5:3–5
Estas tres veces en la Escritura Pablo dice que tal persona no puede
heredar el Reino de Dios. Él les dice a los gálatas: “Ya se los dije antes,
pero se los voy a decir de nuevo”. Creo, hermanos y hermanas, que es
hora de que se lo volvamos a decir a la gente. Los estándares de hoy
están cambiando, pero los estándares de Dios no han cambiado.
Él sigue siendo el mismo. Cambiar la etiqueta no cambia el acto.
Aumento de lo oculto
Junto con la degeneración humana hacia un pecado más flagrante,
otra de las principales causas de que los tiempos se vuelvan más feroces
será la operación del poder oculto. Eso es exactamente donde estamos hoy.
Lo oculto ha salido a la luz. No es difícil ver que los poderes de lo oculto
están aumentando: la audacia, la arrogancia, las pretensiones de
superioridad. Su uso es agresivo y activo hasta un punto impensable
incluso hace veinte años.
Es un cumplimiento de la profecía.
Los creyentes serán atrapados por la presión satánica sobrenatural:
“El Espíritu [Santo] dice claramente que en los postreros tiempos algunos
abandonarán la fe y seguirán espíritus engañadores y enseñanzas de
demonios” (1 Timoteo 4:1, NVI). Abandonar la fe se refiere a los cristianos.
Bajo una presión intensa, satánica y demoníaca, algunos cristianos serán
engañados por demonios y se apartarán de su fe.
En 2 Timoteo 3, Pablo explica además: “Así como Janes y Jambres

resistieron a Moisés, así también éstos resisten a la verdad, hombres
corruptos de entendimiento, reprobados en cuanto a la fe” (versículo 8).
Los dos nombres, Janes y Jambres, se refieren a dos magos en Egipto
que resistieron y se opusieron a Moisés y Aarón. El conflicto no estaba
comprometido en lo natural. No fue un conflicto físico o incluso teológico.
Esta batalla se libró en el plano sobrenatural. Al hablar de Janes y Jambres
en relación con los últimos días, Pablo nos está advirtiendo hoy sobre lo
oculto, lo sobrenatural satánico, las “maravillas mentirosas” (2
Tesalonicenses 2:9).
Este conflicto espiritual es una situación similar a lo que pasó

cuando Moisés y Aarón se presentaron ante Faraón y dijeron: “Dejen ir

al pueblo de Dios” (véase Éxodo 7:1–12).
Faraón respondió: "¿Qué señal puedes mostrar de que este mensaje
es de Dios?"
Moisés le dijo a Aarón que arrojara su vara, y ante sus ojos esa vara
se convirtió en una serpiente. Podríamos suponer que sería prueba
suficiente, pero no lo fue. Faraón dijo: “Espera un momento. Veré qué
pueden hacer mis magos. Faraón los llamó y la Biblia dice que arrojaron
sus varas, que también se convirtieron en serpientes. Esta señal era
sobrenatural, pero satánica.
Gracias a Dios, ese no es el final de la historia. ¿Qué pasó después?
La serpiente de Aarón se comió a las serpientes egipcias. Imagínese
esto: los magos se fueron con las manos vacías porque ahora no tenían
varas. Pero la vara de Aarón era más gruesa y fuerte que nunca.
No debemos equivocarnos: la batalla para nosotros en estos últimos

días va a ser igual. No será una cuestión meramente de teología o
doctrina: será una cuestión de quién tiene el poder de Dios. Esto fue
predicho hace casi dos mil años, y la predicción no ha cambiado.
Fíjese en el uso que hace Pablo de la palabra corromper al mencionar

que la gente llegará a ser como Janes y Jambres. Hay dos principios
incontrovertibles con respecto a la corrupción. Toda corrupción es
progresiva, no mejora; siempre empeora.
Y toda corrupción es irreversible, no hay forma de hacer retroceder su
funcionamiento. Creo que estos principios se aplican bastante bien a la
situación mundial. La corrupción en el mundo es progresiva: nunca va a
mejorar; siempre va a empeorar.
Y es irreversible; no hay manera de dar marcha atrás al proceso de
corrupción.
Pablo dice: “Los malos hombres y los engañadores irán de mal en

peor, engañando y siendo engañados” (2 Timoteo 3:13). La palabra
griega para “hombres malos e impostores” es encantadores o plañideros.
Habla de personas que lanzan hechizos mediante encantamientos y
lamentos. Así, vemos el progreso de la corrupción. Los enredados por
el mal irán de mal en peor, engañando y siendo engañados. Nadie tiene
más éxito en engañar que el que se engaña a sí mismo. Si realmente
cree en su propio engaño, habla con convicción.
Ahora bien, podríamos estar desalentados por ese hecho. Esa sería
una forma de responder. Pero la otra forma de responder sería agradecer
a Dios, ¡porque prueba que la Biblia es verdadera! También podemos
dar gracias a Dios porque la necedad de los engañados se manifestará
a todos, como la necedad de Janes y Jambres.
A veces la gente busca una excusa para no creer en la Biblia.

Puede que digan: “No quiero ser cristiano; hay demasiados hipócritas
en la iglesia”.
Cuando escucho eso, respondo: “Eso puede ser cierto, pero el Nuevo
Testamento nos dice que habrá hipócritas en la iglesia.
Así que su presencia no prueba que la Biblia sea falsa; prueba que es
verdad. Esa es solo una razón más para convertirse en cristiano”.
Podemos decir lo mismo acerca de estas profecías. Podemos pensar
que estos mensajes son negativos y oscuros, pero prueban que la Biblia
es verdadera. Además, si podemos creer en la oscuridad que promete,
podemos creer en la luz que promete. Pero el punto es que no podemos
ser selectivos. Toda palabra de Dios es pura; ninguna palabra de Dios
debe ser dejada de lado.
La forma de gobierno de Dios
Es innegable que los cristianos tenemos la obligación de actuar contra

la corrupción de la naturaleza humana iniciada por el pecado en pleno
desarrollo. Pero también debemos creer la palabra profética revelada de
Dios. Por lo tanto, con el debido respeto a la mayoría de los políticos y sus
habituales promesas de un futuro mejor, no tienen la solución. No podemos
esperar que presenten un remedio para los problemas de la humanidad:
la pobreza, la enfermedad, el odio, la guerra, todos los cuales son enormes
y van en aumento. Estas terribles condiciones están arruinando la vida de
millones de personas. Aun así, debemos orar por nuestro gobierno y
nuestros líderes dentro de los parámetros de la voluntad revelada de Dios.
(Para más información sobre este tema, consulte Dando forma a la historia
a través de la oración y el ayuno, Derek Prince Ministries–International, ©
1973, 2002).
Creo que Dios va a permitir que la maldad humana llegue a su máxima
expresión. Si todavía estamos vivos, veremos el mal real e innato
manifestado con fealdad y temor difícilmente imaginables. Dios va a
permitir que los hombres y las mujeres, que afirman poder elegir a sus
propios líderes, tomen sus propias decisiones.
La Biblia revela que, en última instancia, un político ascenderá al poder
con reclamos de soluciones. Ese será el Anticristo. Pero su respuesta será
peor que todos los problemas anteriores.
Francamente, prefiero vivir en democracia que en tiranía, pero debemos

darnos cuenta de esto: la democracia no es el modelo de gobierno de
Dios. Democracia es una palabra griega, al igual que humanismo, y ha
corrompido nuestro pensamiento. Fui estudiante de filosofía griega antes
de convertirme en predicador, así que puedo proporcionar algunos
antecedentes. El filósofo griego Platón dio una imagen clara
de las diferentes formas de gobierno, un panorama realmente difícil de

mejorar. Comenzando con la mejor forma de gobierno y terminando con
la peor, aquí está su lista:
Lo mejor es el gobierno de una buena persona, llamada monarquía.
Otro tipo es el gobierno de unas pocas buenas personas, llamado
aristocracia.
Otro tipo es el gobierno del pueblo por sí mismo, llamado democracia.
(Abraham Lincoln, en su Discurso de Gettysburg, resolvió que “el
gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo no desaparecerá
de la tierra”. Pero estaba equivocado. Perecerá).
Otro tipo de gobierno es el gobierno de unos pocos malos

individuos, llamados oligarquía.
Y el peor tipo de gobierno es el gobierno de un individuo malvado,
llamado tiranía.
La democracia es una de las formas más débiles de buen gobierno.

Es preferible a la oligarquía oa la tiranía, pero no es el modelo de Dios.
La forma de gobierno de Dios es la monarquía, el gobierno de un Hombre
bueno, cuyo nombre es Jesús. Por eso creo que una democracia no es la
solución definitiva. No tiene el poder para resolver los problemas de la
raza humana. Los hombres y las mujeres, básicamente, no son capaces
de elegir al líder adecuado.
Al final habrá una monarquía. Un Hombre, Jesús, será Rey. Dirigirá un
gobierno justo, compartiendo Su autoridad con Sus santos, aquellos a
quienes Él ha entrenado a través del sufrimiento, la aflicción y la disciplina
para gobernar con Él. Esas personas son llamadas “la Iglesia”. Tenga en
cuenta que la palabra iglesia es una mala traducción de la palabra griega
ekklesia, que es
esencialmente una asamblea gubernamental. Si somos miembros de la

Iglesia, somos miembros de una asamblea gubernamental que estará
encabezada por un Hombre justo, Jesús. No hay otra solución válida
para la creciente oscuridad del mundo que el establecimiento por Cristo
del Reino de Dios en la tierra.
Un pueblo nuevo
Sabemos, entonces, que la corrupción es progresiva e irreversible.

Sabemos, también, que el intento de redimir la sociedad sin cambiar a
las personas está condenado a la derrota. ¿Cuál es el plan de Dios para
su pueblo?
Dios no remendará al “viejo hombre”; Él producirá una nueva creación.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas
viejas han pasado; he aquí, todas las cosas son hechas nuevas. Ahora
bien, todas las cosas son de Dios” (2 Corintios 5:17–18). No podemos
estar en Cristo y seguir siendo los mismos. Algo totalmente nuevo ha
sucedido que solo Dios crea. El hombre puede reformar, el hombre
puede mejorar, pero solo Dios puede crear. Esto es algo que Dios tiene
que hacer por nosotros y en nosotros; no podemos hacerlo nosotros
mismos.
He oído a gente hablar de redimir las artes escénicas, pero cualquiera
que piense que las artes escénicas se pueden redimir sin que las
personas cambien se engaña. Dios no está redimiendo la vieja naturaleza
corrupta. Está destinado a Su juicio final. El remedio de Dios es mucho
más radical: es una nueva creación.
Aquellos de nosotros que hemos experimentado la nueva creación

entender lo que significa. Me tomó meses descubrir lo que Dios había

hecho en mí esa noche en el alojamiento del Ejército. Realmente no
podía creerlo, pero sucedió. Yo era una nueva creación. Por favor,
comprenda: no era perfecto, pero era diferente. Eso es lo que importa.
Se había producido un cambio radical. “Si alguno está en Cristo, nueva
criatura es”.
Dios tiene un remedio lógico para la naturaleza vieja, corrupta y caída.
Él no lo arregla; No lo mejora. No enviará al “anciano” a la iglesia oa la
escuela dominical ni le enseñará la regla de oro. En pocas palabras, la
solución de Dios es la ejecución. La misericordia en esto es el hecho de
que la ejecución tuvo lugar cuando Jesús murió en la cruz. Nuestro “viejo
hombre” fue crucificado en Él. Si sabemos eso, lo creemos y actuamos
en consecuencia, funciona. Ese es el remedio perfecto de Dios. Es un
remedio amoroso, un remedio misericordioso. Pero no se compromete
con el pecado o con Satanás. Dios nunca hará eso.
De la nueva creación Dios va a producir un nuevo pueblo. Esta es una

proclamación que hago a menudo, y además gloriosa:
La gracia de Dios que trae salvación se ha manifestado a

todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la
impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este tiempo
sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran
Dios y Salvador Jesucristo, que se dio a sí mismo por
nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí
un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Tito 2:11–14
Como hemos señalado, Dios va a sacar de la historia a Su propio

pueblo especial. Es por eso que Él tolera toda la maldad, la tragedia y el
sufrimiento. Él está esperando hasta que todos los que Él ha escogido
para Sí mismo hayan venido a Cristo.
Me criaron como británico. Mi familia eran todos constructores de
imperios en la India. Aunque eran buenas personas, eran blancos y la
gente de la India no era blanca. Eso marcó la diferencia. Recuerdo que
cuando era un niño de unos doce años, sentado en la mesa decía: "No
entiendo por qué no pudimos invitar a un indio a almorzar". Hubo un
silencio de muerte. Yo había dicho algo incorrecto. Porque yo era la niña
de los ojos de todos, el único hijo, no me aplastaron. Pero me di cuenta a
los doce años que ellos no pensaban como yo. Es la forma en que he
pensado desde entonces. Estoy motivado para ir a donde otras personas
no han ido. Nuestro ministerio va a algunos lugares notables. Les digo
francamente, me gusta ver una congregación con una mezcla de personas
—diferentes colores, idiomas y costumbres. Ahí es donde soy más feliz.
Puede que no todos tengamos los mismos sentimientos que yo tengo,

pero debemos dejar que Dios ensanche nuestros corazones. Podemos
comenzar a orar por alguna nación. Después de haber estado orando por
un tiempo, sentiremos la carga de ver que algo suceda con esa nación.
Porque la verdad es que la era no terminará hasta que Dios haya traído a
personas de todas las naciones, tribus y lenguas a Su Reino.
Dios tiene sus elegidos, y vienen de toda tribu, nación, pueblo y lengua.
Hasta que no se hayan alcanzado todos, no podemos descansar. Ese es
el remedio de Dios: una nueva creación que producirá una nueva clase
de personas que serán aptas para compartir la
trono con Jesús.

Recuerde, esa es nuestra alta vocación. Y Dios nos va a hacer
pasar por todo lo necesario en estos feroces últimos días, todo
tipo de sufrimiento potencial o problema o presión, para hacernos
aptos para gobernar con nuestro Rey. Dios tiene una solución, y
esa solución es la venida de Jesús.
11
Elegir la luz o
la oscuridad
W Hemos estado examinando el cuadro que pinta la Biblia de

este mundo nuestro a medida que nos acercamos al final de
la edad presente Ahora quiero pintar el telón de fondo del
escenario en el que se representará el drama final de la era. En este fondo
habrá dos temas de color contrastantes: por un lado, oscuro y sombrío; por
otro lado, brillante y luminosa.
La etapa del tiempo del fin
Para una impresión general de este telón de fondo del fin de la era, nos
dirigimos a Isaías 60. Este capítulo predice la restauración del tiempo del
fin del pueblo de Dios en un lenguaje claro y hermoso, pero también muestra
el trasfondo contra el cual se llevará a cabo esta restauración. lugar. Así
dice el profeta Isaías al pueblo de Dios: Levántate, resplandece; porque ha
llegado tu luz! Y la gloria del SEÑOR ha nacido sobre ti. Porque he aquí,
tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad profunda a los pueblos; pero el
SEÑOR D se levantará sobre ti, y su
la gloria sera vista sobre ti. Las naciones vendrán a tu luz, y

los reyes al resplandor de tu nacimiento.
“Alza tus ojos alrededor, y mira: todos se juntan, vienen a

ti; tus hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán criadas a tu
lado. Entonces verás y te pondrás radiante, y tu corazón se
llenará de alegría; porque la abundancia del mar se volverá
hacia vosotros, la riqueza de las naciones [naciones] vendrá
a vosotros.”
Isaías 60:1–5
Este hermoso pasaje tiene cuatro características principales. La

primera es que tanto la oscuridad como la luz se intensifican al mismo tiempo.
“Oscuridad cubrirá la tierra, y oscuridad profunda a los pueblos”. Vemos
que eso sucede: una oscuridad espiritual cada vez mayor que viene
sobre los pueblos de la tierra. Pero en medio de la oscuridad, “ Jehová
se levantará sobre vosotros [el pueblo de Dios], y sobre vosotros será
vista Su gloria”. El mensaje para el pueblo de Dios es: Responda a lo
que Dios está haciendo. “Levántate, resplandece; porque ha llegado tu
luz! y la gloria de Jehová ha nacido sobre vosotros.”
La segunda característica es la reunión y restauración del pueblo de

Dios. “Alza tus ojos alrededor, y mira: todos se juntan, vienen a ti; tus
hijos vendrán de lejos, y tus hijas serán criadas a tu lado”. Como hemos
señalado, estamos viendo que esto se cumple literalmente en Israel. Y
se está cumpliendo espiritualmente en la Iglesia: La gloria del Señor
vuelve, y los hijos de Dios se reúnen.
La tercera característica es que los gentiles, o naciones, se

vuelven hacia el pueblo de Dios en busca de respuestas. Esto
siempre me bendice. Siempre he estado convencido de que los que
somos pueblo de Dios debemos ser parte de la solución y no parte
del problema. Pero muy a menudo, es al revés: somos parte del
problema en lugar de parte de la solución. El versículo 3 dice: “[Las
naciones] vendrán a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento”.
Creo que eso va a suceder: las naciones y sus gobernantes no
encontrarán respuestas a sus problemas urgentes y apremiantes.
Así como Faraón, el gobernante de Egipto, se volvió hacia José, el
siervo de Dios, en busca de una respuesta, así en estos últimos
días, las naciones y sus gobernantes se volverán hacia el pueblo de
Dios. Y a medida que seamos iluminados por la gloria de Dios y
dotados de la sabiduría de Dios, vamos a tener la respuesta a sus
necesidades y problemas.
La cuarta característica es que los recursos de las naciones están
disponibles para el pueblo de Dios. “Entonces verás y te pondrás
radiante, y tu corazón se llenará de alegría; porque la abundancia
del mar se volverá a vosotros, la riqueza de los gentiles [las naciones]
vendrán a vosotros.” Necesitamos esa abundancia y esa riqueza
para llevar a cabo las tareas que Dios nos ha encomendado. Cuando
llegue el momento, cuando ejerzamos la fe, veamos quiénes somos
y cuáles son los propósitos de Dios, se liberará una tremenda
abundancia de recursos para el pueblo de Dios.
Volviendo a la escena del telón de fondo, quiero señalar otro

rasgo paralelo del final de esta era. Para esto buscaremos en el
capítulo final del último libro de la Biblia.
Estos versículos muestran la separación de los justos de los injustos,
trayendo una situación donde el compromiso y
la neutralidad en los temas de justicia ya no será posible. Estas palabras

son de Jesús mismo a Juan el revelador:
Entonces me dijo: “No selles las palabras de la profecía de

este libro, porque el tiempo está cerca. Que el que hace el
mal continúe haciendo el mal; que el que es vil siga siendo
vil; que el que hace el bien siga haciendo el bien; y el que es
santo, siga siendo santo.”
“¡He aquí, vengo pronto! Mi recompensa está conmigo, y

daré a cada uno según lo que haya hecho”.
Apocalipsis 22:10–12, NVI
El versículo del medio está intercalado entre dos advertencias acerca

de la proximidad del regreso del Señor. En el versículo 10, Jesús dice:
“El tiempo está cerca”; en el versículo 12, Él dice: “¡Yo vengo pronto!”
Pero entre estos dos hay un desafío del Señor para los justos y los
impíos. Me asombra que el Señor diga: “Que el que es vil siga siendo
vil”, pero eso es lo que dice. La Biblia Viviente nos ayuda a entenderlo
más claramente: “Y cuando llegue ese tiempo, todo lo que hace mal lo
hará más y más; el vil se hará más vil; los hombres buenos serán
mejores; los que son santos continuarán en mayor santidad” (versículo
11, TLB).
Aquí está la foto. Las presiones se están volviendo tan fuertes que
seremos atrapados en una de dos corrientes principales: la corriente de
la justicia o la corriente de la maldad. A medida que estas corrientes se
vuelvan más fuertes, será casi imposible escapar de la corriente en la
que estamos. Si estamos en la corriente de
justicia, seremos llevados casi irresistiblemente por el poder de esa

corriente. Pero si estamos en la corriente de la maldad y la rebelión,
entonces seremos llevados por el poder de esa corriente. Cada uno se
intensificará. Los justos serán más justos; los malvados se volverán más
malvados. Dos cosechas están madurando al mismo tiempo: la cosecha
de justicia y la cosecha de maldad. Y Jesús nos dice que la cosecha es
el final de la era (ver Mateo 13:37–39).
Tanto el bien como el mal se están intensificando. La brecha entre

ellos es cada vez más amplia y, en última instancia, será insalvable.
Cada uno de nosotros necesita tomar una decisión firme de estar
totalmente comprometido con Dios y con Su justicia.
Nuestra respuesta
Quiero sugerir tres formas apropiadas de responder a las presiones y

crisis que enfrentamos en el mundo: situaciones que nos rodean y que
vienen en nuestra contra. Es urgentemente necesario que el pueblo de
Dios conozca la respuesta apropiada. ¿Qué revela la Palabra de Dios?
Optimismo
Creo que estamos obligados a ser optimistas ante todo lo que vemos.
En el evangelio de Lucas, Jesús esboza un cuadro de eventos y
tendencias que conducen al final de esta era.
Menciona mucho de lo que hemos estado viendo, y luego, al final de ese
discurso, dice: “Ahora, cuando estas cosas comiencen a suceder, mirad
y levantad la cabeza, porque vuestro
la redención está cerca” (Lucas 21:28).

Jesús no dice: “Ten miedo” o “Busca un escondite”. Él no dice que
planee algún método de escape y se concentre en sobrevivir. Su actitud
es: “Mira hacia arriba. Las cosas van a mejorar. Tu redención se acerca.”
Es muy importante que nosotros, que somos el pueblo de Dios,
presentemos al mundo la imagen de una seguridad confiada. Eso los
impresionará y les hará querer saber qué tenemos nosotros que ellos no
tienen, permitiéndonos enfrentar estas presiones y crisis con serenidad
y confianza.
Estamos obligados a ser optimistas. Cuando miramos la situación del

mundo y la comparamos con la profecía bíblica, debemos recordar que
nuestra actitud debe ser: “El vaso está medio lleno”. En otras palabras,
tanto de lo que Dios ha predicho en la Biblia ya ha sucedido que nos da
una firme seguridad de que el resto también sucederá. El vaso está en
camino de ser llenado, no vaciado.
Todos estos eventos y tendencias confirman la confiabilidad de la

Biblia. Si no sucedieran, tendríamos que decir que la Biblia es un libro
poco confiable. Pero debido a que están sucediendo, aunque hay
muchos males y fuerzas contra nosotros, por encima de todo, confirman
que la Biblia es un libro verdadero, confiable y actualizado. Tiene un
mensaje que es relevante hoy, y que es de vital importancia.
Compromiso
Nuestra segunda respuesta se puede resumir en la palabra

compromiso. Compromiso total y sin reservas con Dios. Un verso
particular en los Salmos expresa esto, donde el salmista habla expectante
al Señor acerca de los eventos que traerán
la era hasta su fin: “Tus tropas estarán dispuestas en el día de tu batalla.

Vestida de santa majestad, desde el vientre de la aurora recibirás el rocío
de tu juventud” (Salmo 110:3, NVI).
La Biblia es realista: el fin de la era es un día de batalla, no un día de
paz. Y Dios tiene tropas; El pueblo de Dios es Su ejército, como se revela
en muchos lugares de las Escrituras, particularmente en Efesios 6.
Cuando el salmista le dice al Señor: “Tus tropas estarán dispuestas el
día de tu batalla”, esa traducción no tiene toda la fuerza del hebreo, que
en realidad dice: "Tus tropas serán ofrendas voluntarias". Tenemos aquí
una imagen del pueblo de Dios ofreciéndose a Él sin reservas; poniéndose
totalmente a Su disposición sin nada retenido.
A menudo escuchamos decir que Dios quiere nuestro tiempo, nuestros talentos
y nuestro dinero. Eso no es necesariamente cierto. Si se los damos a Dios y
pensamos que le estamos haciendo un favor a Dios, nos engañamos a nosotros mismos.
Dios realmente está diciendo: “¡Lo que quiero eres tú! Y cuando te tengo,
tengo todo lo que tienes. En estos últimos días, Dios no se va a conformar
con un compromiso menor. Necesitamos preguntarnos: ¿Alguna vez me
he entregado totalmente a Dios sin reservas? ¿Me he puesto a Su
disposición? Eso es compromiso. Esa es la reacción apropiada.
Hay una versión alternativa para la segunda mitad del versículo 3,

una que creo que es correcta. En lugar de “Vestida en santa majestad,
desde el vientre de la aurora recibirás el rocío de tu juventud”, la versión
alternativa, que he estudiado cuidadosamente en hebreo, es “Vestida en
santa majestad desde el vientre de la aurora tu joven los hombres
vendrán a ti como el rocío.” Tengo la firme convicción de que al final de
esta era habrá un gran ejército de jóvenes totalmente entregados a
Jesucristo, llenos
con el Espíritu Santo, desprendidos de las preocupaciones, ambiciones,

orgullo y codicia de este mundo, apartados para Dios y ataviados con
santa majestad. Brotarán de las tinieblas de los siglos pasados como del
vientre de la aurora y vendrán a Jesús como el rocío. Una de las vistas
más hermosas de la naturaleza es el rocío sobre la hierba al amanecer,
cuando los rayos oblicuos del sol atrapan primero esas pequeñas gotas
de humedad y cada una de ellas brilla y es radiante. Esa es la imagen de
los jóvenes que Jesús está llamando a Su lado ya Su servicio para esta
batalla, el día final de la era.
Quiero desafiar a los jóvenes que están leyendo esto, y recuerden, en

el ejército de Dios hay lugar tanto para hombres como para mujeres en
la primera línea de batalla. Te animo a que hagas ese compromiso con
Dios, enróllate en ese ejército, porque vas a estar del lado ganador.
Los que están del lado del diablo están apoyando a un perdedor. Si
yo fuera ellos, cambiaría de bando tan rápido como pudiera y me alistaría
en el ejército del Rey de reyes, el Señor Jesucristo, Aquel que va a ganar
todas las batallas que pelee.
Alineación con los propósitos de Dios

La tercera respuesta adecuada a la situación del mundo, estrechamente
relacionada con el optimismo y el compromiso, es alinearnos con los
propósitos de Dios mientras Él los está realizando en la tierra. Si
hacemos esto, somos tan insumergibles como los propósitos de Dios. “El
mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre” (1 Juan 2:17).
¡Qué cierto es eso! El mundo es temporal; todo en él está pasando.
Es impermanente, inestable, inseguro. Pero el
el que se alinea con los propósitos de Dios, el que está

dispuesto a hacer la voluntad de Dios, permanece para
siempre. Nada puede derribarlo o vencerlo. Dios dice: “Doy
a conocer el fin desde el principio, desde la antigüedad, lo
que está por venir. Digo: Mi propósito se mantendrá, y haré
todo lo que me plazca” (Isaías 46:10, NVI). Cuando nos
alineamos con el propósito de Dios, nos estamos alineando
con algo que es irresistible.
En el libro de
Hebreos: el inconmovible y el inconmovible:
Mirad bien de no rechazar al que habla. Si ellos no

escaparon cuando desecharon al que les amonestaba
en la tierra, ¿cuánto menos nosotros, si nos apartamos
del que nos amonesta desde el cielo? En ese momento
su voz hizo temblar la tierra, pero ahora ha prometido:
“Una vez más haré temblar no solo la tierra sino
también los cielos”. Las palabras “una vez más”
indican la eliminación de lo que se puede mover, es
decir, las cosas creadas, para que permanezca lo que
no se puede mover.
Por lo tanto, ya que estamos recibiendo un reino
inconmovible, seamos agradecidos, y así adoremos a
Dios aceptablemente con reverencia y temor, porque
nuestro “Dios es fuego consumidor”.
Hebreos 12:25–29, NVI
Los reinos de este mundo son movibles, están siendo

movidos y seguirán siendo movidos más y más.
No habrá estabilidad, ni máxima seguridad en ningún reino
o sistema de este mundo. El Reino inquebrantable es el
Reino del Señor Jesucristo. No puede ser sacudido y debido a

que eso es cierto, debemos “ser agradecidos, y así adorar a Dios
aceptablemente con reverencia y temor, porque nuestro 'Dios es
fuego consumidor'”.
Sería una tontería entregarnos a un reino que finalmente será
derrocado cuando tenemos la opción de entregarnos a un Reino
que triunfará sobre todas las fuerzas opuestas. Aconsejaría a
todos los que lean esto que acepten mi consejo y se alisten en el
Reino inquebrantable del Señor Jesucristo.
12
Israel y la Iglesia
Dos pueblos del pacto
S la escritura nos dice con claridad que Dios tiene dos pactos
pueblos en la tierra, dos pueblos a los cuales Él está comprometido
por un pacto que Él mismo ha hecho. Esos dos pueblos son Israel
y la Iglesia de Jesucristo.
Básicamente, Israel se forma a partir de la descendencia natural de
Abraham, Isaac y Jacob (cuyo nombre fue cambiado a Israel). La Iglesia
se forma a partir de la regeneración sobrenatural por medio del Espíritu
Santo, un milagro creativo de Dios. Israel es un pueblo natural; la Iglesia
es un pueblo espiritualmente regenerado. Cada uno está relacionado
con Dios por un pacto que Dios mismo declara que nunca romperá.
He aquí un ejemplo de lo que Dios dice acerca de Su pacto con Israel:
“Así dice Jehová : Si arriba se pueden medir los cielos, y explorarse
abajo los cimientos de la tierra, también yo desecharé toda la
descendencia de Israel. por todo lo que han hecho', dice el
SEÑOR” (Jeremías 31:37, NVI).
Dios dice que mientras el cielo permanezca inconmensurable y los

cimientos de la tierra no puedan ser explorados, Él nunca desechará a la
nación de Israel ni hará que dejen de existir.
siendo su pueblo del pacto. (En realidad, parece que cuanto más
tratamos de medir los cielos, más inconmensurables se vuelven).
Dios está diciendo que Israel es eternamente Su pueblo. el nunca
échalos lejos.
A continuación, aquí está lo que Jesús dice acerca de la Iglesia:
“Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca
edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”
(Mateo 16:18). Gates of Hades representa todas las fuerzas
espirituales invisibles de la maldad: Satanás y todo su reino.
Jesús dice, en efecto: “Voy a edificar Mi Iglesia de tal manera que
ninguna fuerza del mal pueda jamás derribarla o vencerla”. Es una
garantía inmutable de la continuación y victoria de la Iglesia de
Jesucristo.
Pasemos ahora a estos pactos con mayor detalle, comenzando
con el propósito de Dios con respecto a la restauración de Israel.
Continuaremos con una exploración de Su plan para la Iglesia.
Cuando entendamos esto a la luz de las Escrituras, tendremos
una comprensión mucho mejor del Reino inquebrantable de Dios.
El plan de Dios para Israel
Ezequiel 20, una Escritura entre muchas que podría dar,

describe el llamado inmutable de Israel a ser un pueblo apartado:
“Lo que tienes en tu mente nunca será, cuando dices: 'Seremos
como los gentiles, como los familias en otros países, sirviendo
leña y piedra'” (Ezequiel 20:32).
Eso es exactamente lo que se dice en este momento. Los
gobiernos recientes en Israel han tratado de eliminar la distinción
entre judíos y otras naciones. Nunca funcionará. Dios dice que
nunca será, y por eso no se puede hacer. Desde el mismo
momento en que Dios creó las naciones y les proveyó la tierra para que
habitar, Su plan para todas las naciones se ha centrado en Israel, Su

pueblo escogido.
Cuando el Altísimo dio su heredad a las naciones, cuando

dividió a toda la humanidad, puso límites a los pueblos según
el número de los hijos de Israel. Porque la porción de Jehová
es su pueblo, Jacob su heredad asignada.
Deuteronomio 32:8–9, NVI
Hay ciertos elementos de orgullo nacional y prejuicio en la mayoría de

nosotros que rechazarían el hecho de que Dios hizo que Su plan para
todas las naciones se centrara en Israel. Pero eso es exactamente lo que
dice la Escritura. A Israel se le asignó su herencia, y luego a todas las
demás naciones se les asignó su herencia en relación con ella.
Debemos recordar que la herencia, el bienestar y la bendición de todas
las naciones provienen y, en última instancia, giran en torno a Israel.
Cuando Israel está fuera de su lugar, todas las demás naciones también
están fuera de orden en alguna medida.
Permítanme dar un ejemplo simple. Supongamos que cuando empiezo

a abotonar mi camisa, por accidente, me sale el botón equivocado en el
agujero equivocado en la parte superior. ¿Lo que sucederá? Cualquier
otro botón terminará en el agujero equivocado. Y cuando llegue al fondo,
me daré cuenta de que algo anda mal.
Así es con Israel. Son el primer botón que se coloca en el primer
agujero. Si ese botón está mal, entonces todas las demás naciones deben
estar inevitablemente, de alguna manera, fuera de servicio. No pueden
estar completamente en su lugar correcto porque todo comienza con Israel.
Todas las demás naciones necesitan entender, por lo tanto, que el
la restauración de Israel es realmente para su bien. El bienestar de todas

las naciones depende en última instancia del destino de Israel.
Restauración después de la devastación
En muchos pasajes de las Escrituras, Dios revela con detalles precisos

cómo va a restaurar a Israel. Daré algunas citas para mostrar cuán
exactas son estas predicciones y cómo se están cumpliendo ante
nuestros ojos hoy.
“Así dice el SEÑOR, el Dios de Israel [note, Él es el Dios de
Israel]: Ciertamente los reuniré [a Israel] de todas las tierras a
las cuales los desterraré en mi ira furiosa y en mi gran ira; Los
traeré de regreso a este lugar y los dejaré vivir seguros. Ellos
serán mi pueblo, y yo seré su Dios. Les daré sencillez de
corazón y acción, para que siempre me teman por su propio
bien y el bien de sus hijos después de ellos. Haré con ellos un
pacto eterno: nunca dejaré de hacerles bien, y les inspiraré el
temor de mí, para que nunca se aparten de mí. Me regocijaré
en hacerles bien y ciertamente los plantaré en esta tierra [la
tierra de Israel] con todo mi corazón y alma. [Cuando Dios
planta algo con todo Su corazón y alma, no hay poder en el
universo que pueda arrancarlo.]
“Así dice el SEÑOR : Como he traído toda esta gran

calamidad sobre este pueblo, así les daré toda la prosperidad
que les he prometido”.
Jeremías 32:36–42, NVI
Aquí hay un paralelo claro, específico y con los pies en la tierra. Así como
Dios trajo sobre Israel todos los juicios: la dispersión, la agonía, el exilio y
todo lo demás que ha sufrido durante casi dos mil años (y la historia nos da
muchos detalles), así de real será la restauración de la prosperidad de Dios
para Israel. Es imposible espiritualizar a cualquiera de los dos. Si los juicios
sucedieron en la historia y se cumplieron exactamente, entonces la
prosperidad va a suceder en la historia y se cumplirá con la misma exactitud.
Dios dice, “Yo los voy a cambiar. Voy a inspirarlos con un corazón que se
deleitará en hacer Mi voluntad y guardar Mis leyes. los bendeciré. Nunca
dejaré de hacerles el bien”.
Necesitamos entender que la restauración de Israel es, inicialmente,

principalmente política; en última instancia, será muy espiritual. Vemos esto
en Jeremías, donde Dios dice: “Haré volver del cautiverio a Judá e Israel y
los reconstruiré como estaban antes. Los limpiaré de todo el pecado que han
cometido contra mí y perdonaré todos sus pecados de rebelión contra
mí” (Jeremías 33:7–8, NVI).
Fíjate en el orden. Dios dice que primero los traerá de vuelta a su tierra;
segundo, Él los reconstruirá; y tercero, Él los limpiará y los perdonará. La
restauración espiritual es el clímax. Es el objetivo último, pero no es lo
primero. En la actualidad, estamos viendo cumplida la primera parte de esa
promesa.
El segundo y el tercero seguramente seguirán.
Otro cuadro profético de la restauración de Israel se da en Ezequiel 36.
“Por tanto, di a la casa de Israel: 'Así dice el Señor Soberano :

No es por vosotros, oh casa de Israel, que voy a hacer estas
cosas,
sino por causa de mi santo nombre, el cual habéis profanado

entre las naciones adonde habéis ido.'”
Ezequiel 36:22, NVI
Es importante ver que Israel no merece la bendición y la misericordia

de Dios. (Tampoco la Iglesia, permítanme enfatizar eso.) Tanto Israel
como la Iglesia dependen totalmente de la gracia soberana y gratuita de
Dios. No es lo que merecemos, ni es justicia, es gracia lo que vemos en
ambos casos. Dios dice: “No lo hago por ti; Lo estoy haciendo por causa
de Mi nombre. Has profanado Mi nombre; Quiero restaurar el honor de Mi
nombre en ti.” Continúa diciendo:
“Mostraré la santidad de mi gran nombre, que ha sido

profanado entre las naciones, el nombre que vosotros habéis
profanado entre ellas. Entonces sabrán las naciones que yo
soy el SEÑOR, dice el SEÑOR omnipotente, cuando yo me
santifique por medio de vosotros delante de sus ojos.
“Porque os sacaré de las naciones; Los reuniré de todos

los países y los traeré de regreso a su propia tierra. Os rociaré
con agua limpia, y seréis limpios; Os limpiaré de todas vuestras
impurezas y de todos vuestros ídolos. [Observe, ellos son
reunidos en inmundicia espiritual; el proceso de limpiarlos y
santificarlos tiene lugar después de la reunión inicial.] Os daré
un corazón nuevo y pondré en vosotros un espíritu nuevo;
Quitaré de ti tu corazón de piedra y te daré un corazón de
carne”. versículos 23–26, NVI
Tengo muchas relaciones cercanas y hermosas con el pueblo judío. Mi

observación es que Dios está quitando el corazón de piedra y devolviendo un
corazón de carne capaz de responder a Su Palabra ya Su Espíritu. Me atrevo a
predecir que vamos a ver la renovación espiritual dramática entre el pueblo de
Dios, Israel, en un futuro cercano. Dios entonces dice:
“Y pondré mi Espíritu en vosotros y os impulsaré a seguir mis

decretos y a ser cuidadosos en guardar mis leyes. [Es tan importante
ver que ni los judíos ni los gentiles pueden hacer la voluntad de
Dios aparte del Espíritu Santo. Sólo cuando Dios pone el Espíritu
Santo en alguien puede hacer la voluntad de Dios.] Habitaréis en
la tierra que di a vuestros antepasados; vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios.
versículos 27–28, NVI
Todo cristiano que lea estas palabras o las escuche debe regocijarse. Es un
testimonio de la fidelidad del pacto de Dios con su pueblo. Es un testimonio de
la absoluta exactitud de la Biblia. Es un mensaje actual que se está cumpliendo
ante nuestros ojos.
Obtener la atención del mundo

Cuando Dios reúna a Israel, servirá como una señal de que las profecías
dadas hace muchos siglos se están cumpliendo. Mira estas palabras de Isaías:
En aquel día el Señor extenderá su mano por segunda vez

para reclamar el remanente que quede de su pueblo de
Asiria, del Bajo Egipto, del Alto Egipto, de Cus, de Elam, de
Babilonia, de Hamat y de las islas del mar.
Isaías 11:11, NVI
¿Cuáles son esos países? Asiria es esencialmente Irak; el bajo y el

alto Egipto lo conocemos; Cush es posiblemente Etiopía; Elam es Persia
o Irán; Babilonia está en el área entre Irak e Irán; Hamat es Siria; y las
islas del mar serían todos los demás continentes y tierras. Todas estas
son tierras de las que regresa el pueblo judío. El profeta continúa: “Él [el
Señor] levantará un estandarte a las naciones y reunirá a los desterrados
de Israel; él reunirá al pueblo disperso de Judá de las cuatro partes de la
tierra” (versículo 12, NVI).
Judá, como hemos señalado, es la palabra que da origen al nombre

judío. A medida que Dios reúne a Israel de regreso a su propia tierra,
también levanta un estandarte para las naciones, una declaración de
que ha llegado el momento. Todas las profecías que se relacionan con
el fin de esta era asumen una cosa: la presencia de Israel como nación
soberana en su propia tierra. Hasta que Israel fuera restaurado, ninguna
de esas profecías podría cumplirse. Pero ahora el escenario está listo.
Aquí hay algunas otras profecías a lo largo de esta línea. Si algo está
claro en la Biblia para mí, es este proceso de reunión.
Pero vienen días --declara el SEÑOR-- en que no dirán más:

'¡Vive el SEÑOR , que sacó a los israelitas de Egipto!'
pero dirán: '¡Vive el SEÑOR , que sacó a los israelitas de la

tierra del norte [Rusia y Europa] y de todas las tierras adonde
los había desterrado!' Porque los restauraré a la tierra que
les di a sus antepasados”.
Porque así ha dicho Jehová: Cantad con júbilo por Jacob, y

gritad entre los jefes de las naciones [Dios quiere que esto
se proclame entre todas las naciones]; proclamad, alabad y
decid: 'Oh SEÑOR, salva a tu pueblo, el remanente de Israel.'
He aquí que los traigo de la tierra del norte, y los juntaré de
los confines de la tierra, entre ellos ciegos y cojos, la mujer
encinta y la que está de parto, juntamente; una gran
compañía, volverán aquí.
Entonces el Señor ordena a Sus mensajeros que hagan una

proclamación a todas las naciones con respecto a esta reunión de
Israel:
“Oh naciones, oíd la palabra de Jehová, y proclamadla en

las islas [los continentes] a lo lejos, y decid: 'El que dispersó
a Israel lo reunirá, y lo guardará como el pastor a su rebaño.'
Porque el SEÑOR ha redimido a Jacob, y lo ha rescatado de
la mano de uno
más fuerte que él.
Jeremías 31:10–11
No se debe mantener en secreto y en silencio. Es un acontecimiento

que Dios usa para atraer la atención de toda la tierra.
¿No es un hecho asombroso acerca de Israel que esta pequeña
nación de seis millones de personas casi nunca está fuera de los
titulares de las noticias mundiales? Naciones mucho más grandes
continúan de año en año, y casi nunca oímos hablar de ellas. Pero lo
que pasa en Israel es noticia hoy en todos los medios. La razón es que
Dios está atrayendo la atención de todo el mundo a lo que está haciendo por Isr
El mensaje de Dios para toda la tierra, para todas las naciones, es
que el mismo Dios que dispersó a Israel también la reunirá. Así como
la dispersión es un evento cumplido de la historia humana, la reunión
también tendrá lugar en el mismo escenario de la historia humana,
ante los ojos de todas las naciones.
Advertencias y una promesa

Para comprender mejor la centralidad de Israel, echemos un vistazo
a la promesa original de Dios a Abraham cuando lo llamó a dejar Ur de
los caldeos e ir a otra tierra, una que más tarde recibiría como herencia.
Esta promesa de Dios a Abraham se declara en el libro de Génesis,
una promesa bellamente completa que tiene siete secciones distintas:
“Haré de ti una gran nación y te bendeciré; Engrandeceré

tu nombre, y serás una bendición. Bendeciré a los que te
bendigan, y
al que te maldiga, yo lo maldeciré; y todos los pueblos de la tierra

serán benditos en ti.”
Génesis 12:2–3, NVI
Las promesas quinta y sexta son particularmente importantes y relevantes

para nuestro tema actual. “Bendeciré a los que te bendigan”, y “a los que te
maldigan, maldeciré”. Notamos en el capítulo 9 que el destino de todas las
naciones estará determinado por su actitud hacia Abraham y sus
descendientes. El pueblo judío es la piedra de toque por la cual todas las
demás naciones serán juzgadas, como hemos dicho en secciones anteriores.
Pero vale la pena repetirlo.

Recordemos también que Jesús es judío, y el pueblo judío, aun en su
rechazo de Dios y su desobediencia, sigue siendo hermano de Jesús.
Entonces, el punto de división entre las ovejas que son aceptadas y las
cabras que son rechazadas será la forma en que hayan tratado a los judíos.
Los que bendigan a los judíos serán bendecidos, pero los que maldigan a los
judíos serán malditos.
Las Escrituras nos dan una serie de advertencias al respecto. Quiero

transmitir dos advertencias específicas a las naciones sobre la forma en que
se relacionan con los propósitos de Dios para Israel, para el pueblo, la tierra
y la ciudad de Jerusalén, y luego transmitir una promesa de bendición.
“Sean avergonzados y vueltos atrás todos los que aborrecen a

Sion” (Salmo 129:5, NVI). Cualquier nación que se oponga al propósito de
Dios para la restauración de Sión será avergonzada y hecha atrás. Esa es la
Palabra eterna de Dios. No depende de la cantidad de petroleo que tengan
ni de su armamento
o cualquier otro factor que los políticos parecen tener en cuenta.

La declaración eterna de Dios sobre el propósito y el juicio divinos
es esta: “Que todos los que aborrecen a Sión sean avergonzados y
vueltos atrás”.
En la promesa de Isaías 60 de la restauración de Sión y del pueblo
de Dios, Dios da esta advertencia: “Porque la nación o el reino que
no te sirviere, perecerá; será completamente arruinada” (versículo
12, NVI). Las naciones determinan su destino por cómo responden a
la restauración del pueblo de Dios.
Ahora la promesa, una hermosa y familiar promesa de bendición
para aquellos que se alinean con los propósitos de Dios para
Jerusalén, para Israel y para el pueblo de Dios: “Ora por la paz de
Jerusalén; prosperarán los que te aman” (Salmo 122:6). , KJV).
No podemos simplemente adoptar una actitud neutral y decir:

"Veamos qué sucede". Tenemos que identificarnos activamente con
lo que Dios está diciendo en Su Palabra y lo que está haciendo en
la historia. La forma principal en que podemos hacerlo es
identificarnos con lo que Dios está haciendo a través de nuestras
oraciones. Podemos orar por la paz de Jerusalén. Para la restauración
de Jerusalén. Para que Jerusalén llegue a ser todo lo que Dios ha
declarado en las Escrituras Jerusalén será. Para los que oran y se
preocupan, esta es la promesa: “Prosperados serán los que te aman”.
La palabra hebrea traducida como “prosperar” no se refiere
principalmente a la prosperidad financiera. Significa que estarán
tranquilos, tendrán descanso, tendrán paz. Hay un descanso interior
y una paz que llega a aquellos que, en medio de toda la agitación de
este mundo, se asocian activamente con los propósitos de
restauración de Dios para Su pueblo.
El plan de Dios para la iglesia
En las últimas décadas, ha habido un aumento dramático en la actividad

del Espíritu Santo en ya través de la Iglesia. Esto también está predicho en
las Escrituras. Veamos primero las palabras que da el apóstol Pedro el día
de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo cae por primera vez sobre los
discípulos que esperaban en Jerusalén. Como resultado de las dramáticas
manifestaciones sobrenaturales, se reúne una multitud de incrédulos,
exhibiendo una variedad de reacciones. Algunos de ellos se burlan, diciendo
que los apóstoles y los demás creyentes están borrachos, a lo que Pedro da
esta respuesta:
Estos hombres no están borrachos, como supones. ¡Solo son

las nueve de la mañana! No, esto es lo que dijo el profeta Joel:
'En los últimos días, dice Dios, derramaré mi Espíritu sobre todos
los pueblos. Tus hijos y tus hijas profetizarán, tus jóvenes verán
visiones, tus ancianos soñarán sueños. Incluso sobre mis siervos,
tanto hombres como mujeres, derramaré mi Espíritu en aquellos
días, y profetizarán.'”
Hechos 2:15–18, NVI
Note la frase, En los últimos días. Dios dice: “Al llegar a su fin esta era,
derramaré mi Espíritu sobre todos los pueblos”. La palabra que se usa allí
literalmente significa “toda carne”, toda la raza humana. Habrá manifestaciones
dramáticas y sobrenaturales en el pueblo de Dios. “Tus hijos y tus hijas
profetizarán, tus jóvenes verán visiones, tus ancianos soñarán sueños.
Incluso sobre mis siervos, tanto hombres como mujeres, derramaré mi

Espíritu en aquellos días, y profetizarán”.
Para entender esas palabras más exactamente, debemos volver a la

fuente original, el profeta Joel, quien fue citado por el apóstol Pedro. Los
siguientes dos versículos de Joel 2, cuando se juntan, brindan una visión
mucho más completa del alcance de esta profecía.
Gozaos, pues, hijos de Sion [ese es el pueblo de Dios], y

alegraos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la lluvia
temprana para vuestra vindicación. Y Él ha derramado sobre
vosotros la lluvia, la lluvia temprana y tardía como antes. . . .
“Acontecerá después de esto [dice Dios] que
derramaré Mi Espíritu sobre toda la humanidad [toda carne];
y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, vuestros
ancianos soñarán sueños, vuestros jóvenes verán visiones.
Joel 2:23, 28, NVI
Dios dice: “Derramaré mi Espíritu”. Justo antes de eso, Él da la

promesa de que derramará la lluvia que se debe a la tierra. En otras
palabras, el derramamiento de lluvia en el orden natural es un tipo que
ilustra el derramamiento del Espíritu Santo en el orden espiritual.
Habiendo visto esto, necesitamos mirar más de cerca lo que Dios dice
acerca del derramamiento de la lluvia en el versículo 23. Él promete
derramar la lluvia en dos grandes plazos: la lluvia temprana y la lluvia
tardía.
Lluvia: natural y espiritual

Esto es vívido para mí como alguien que ha pasado varios años en la
tierra de Israel. Si entendemos el clima de esa tierra,
esta profecía asume un significado mucho mayor.

En Israel, existen básicamente solo dos estaciones: verano e
invierno. Casi no hay nada que uno pueda llamar otoño y muy poco que
uno llame primavera. Durante la temporada de verano, el clima es
completamente seco. El verano normalmente dura desde alrededor de
abril hasta alrededor de noviembre. Esto es aproximado; podría haber
una diferencia de un mes de cualquier manera. Por increíble que
parezca, durante esos meses no llueve en absoluto. Pasé un verano en
Israel cuando no llovía en absoluto, hasta que de repente una noche de
octubre me despertó un ruido desconocido. Miré por la ventana y me di
cuenta de que estaba lloviendo. Hacía tanto tiempo que no escuchaba
la lluvia que apenas recordaba cómo sonaba.
Al final de la estación seca, en el invierno, llega lo que la Biblia llama

la “lluvia temprana”. El inicio del invierno viene marcado por un gran
aguacero que se extenderá por todo el país. Después de eso, durante
el resto de los meses de invierno, caerá la lluvia. Pero normalmente
cae de manera bastante impredecible, un poco aquí y un poco allá, sin
cubrir toda la nación a la vez, hasta el final del invierno. El final del
invierno está marcado por lo que se llama la “lluvia tardía”. Es el mayor
derramamiento de todos y, de nuevo, normalmente es universal,
cubriendo toda la tierra.
Vemos entonces que la lluvia no cae en absoluto en Israel en los
meses de verano. La lluvia temprana cae al comienzo del invierno, con
precipitaciones dispersas impredecibles durante todo el invierno. El
mayor derramamiento final de la lluvia tardía ocurre al final del invierno.
Todo esto es un cuadro de lo que Dios hace por la Iglesia a través

del Espíritu Santo. Hemos visto que la efusión de la lluvia es, en cierto
modo, una prefiguración de la manera en que Dios visitará a la Iglesia con
la efusión del Espíritu Santo. Particularmente, se enfatiza en los

escritos del profeta Joel.
Los hechos de diecinueve siglos de historia de la Iglesia lo
confirman. La lluvia temprana, el primer derramamiento, que cayó
sobre la Iglesia primitiva en Jerusalén en Pentecostés,
probablemente duró algo así como un siglo. Para la Iglesia de
entonces, era universal. Afectó a todas las áreas donde se
encontraba la Iglesia. Esta visita sobrenatural del Espíritu Santo
era una parte normal de la experiencia cristiana.
Después de eso, usando los términos de la analogía, vinieron
los meses de invierno de la historia de la Iglesia. El Espíritu Santo
nunca se retiró por completo: siempre estuvo activo en algún lugar
y en algún grupo, pero no hubo un gran derramamiento del
Espíritu Santo que afectara a toda la Iglesia.
Pasamos entonces al final de la temporada de invierno cuando
llega la lluvia tardía, ese último gran derramamiento final y
universal del Espíritu Santo. Creo firmemente que a principios del
siglo pasado, alrededor de 1900, la lluvia tardía del Espíritu Santo
comenzó a caer sobre la Iglesia y está cayendo hoy. He tenido el
privilegio de viajar a todos los continentes del mundo menos a uno.
Entre muchas naciones diferentes, entre cristianos de casi un
sinfín de trasfondos denominacionales y doctrinales diferentes, mi
experiencia ha sido que esta lluvia tardía está cayendo sobre toda
la Iglesia. Es una visitación, una restauración del poder sobrenatural
y el cumplimiento de la profecía bíblica. Necesitamos entender
que estamos viviendo en el tiempo de la lluvia tardía. Esa
realización nos ayudará a comprender qué esperar a continuación.
El derramamiento del Espíritu

Permítanme ilustrar esto brevemente a partir de mi experiencia en la

formación de maestros africanos en Kenia durante cinco años. Mi
principal objetivo era llevarles el Evangelio de Jesucristo, la verdad de la Biblia.
Al principio, descubrí que realmente tenían dificultades para aceptar la
Biblia como un libro para africanos. Así que los desafié diciéndoles: “No
voy a tratar de convencerlos. Solo hay una manera de saber con certeza
si este libro es realmente de Dios. Si experimentas el poder sobrenatural
de Dios en tu propia vida, sabrás que no vino de Gran Bretaña ni de los
Estados Unidos. Vino de Dios”.
Continué orando por ellos, y unos seis meses después hubo una visita
sobrenatural del Espíritu Santo sobre ese colegio de unos 120
estudiantes, exactamente como se describe en el libro de los Hechos.
Un día reuní a los estudiantes y les dije: “Ahora vuestros ojos han visto y
vuestros oídos han oído todo lo que está escrito en las profecías de la
Biblia acerca del derramamiento de la lluvia tardía. Te estoy notificando:
ahora sabes con certeza que esto no vino de América o de Gran Bretaña.
Vino de Dios”. Y dije: “Este es el testimonio de Dios para ustedes,
jóvenes de África Oriental, de que nos estamos acercando al verano.
Este es el final del invierno. Luego viene el verano, y la característica
principal del programa de Dios para el verano es la cosecha, la última
gran reunión de almas en el Reino de Dios”.
Este es solo un pequeño ejemplo de cómo esta señal específica, el

derramamiento del Espíritu Santo, se está cumpliendo hoy en la Iglesia
de Jesucristo.
El Propósito de Dios: Restauración

Con respecto tanto a Israel como a la Iglesia, Dios está trabajando hacia
un propósito. Aunque Él está operando de diferentes maneras que son
apropiadas a la naturaleza de los pueblos, el propósito es el mismo: la
restauración. Esto se muestra en Hechos 3, donde Pedro dice al pueblo judío:
“Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados

vuestros pecados, a fin de que vengan de la presencia del Señor
tiempos de refrigerio, y que Él envíe a Jesucristo, que os fue
anunciado antes, a quien el cielo debe recibir hasta el tiempos de
restauración de todas las cosas, que Dios ha hablado por boca de
todos sus santos profetas desde el principio del mundo.”
Hechos 3:19–21
En este pasaje se revelan cuatro fases sucesivas, todas relacionadas con

el fin de esta era. Curiosamente, en el idioma inglés, cada uno de ellos se
resume en una palabra que comienza con las letras re. El primero es
arrepentirse. Dios llama a Su pueblo al arrepentimiento para que puedan
alinearse con Sus propósitos. Mientras seamos tercos, rebeldes e inflexibles,
no podemos alinearnos con los propósitos de Dios. Dios dice: “A medida que
ustedes, pueblo Mío, se arrepientan, vendrán tiempos de refrigerio”.
Esa es la segunda palabra, refrescante.

Luego, Dios dice que estos tiempos de refrigerio nos llevarán al período de
restauración de todas las cosas. Así que todo va a volver a colocarse en su
lugar correcto y en las condiciones correctas, particularmente
el pueblo de Dios. Este período de restauración de todas las cosas

es tan importante que Dios ha hablado de él a través de cada uno
de Sus santos profetas desde la antigüedad. Es el tema de toda
profecía.
En conexión con este período de restauración, la Escritura indica
que podemos esperar el regreso de Jesucristo del cielo. Esas son
las cuatro palabras para que las anclemos en nuestro
memoria.
Arrepentimiento
Refrescante
Restauracion
Regreso de Jesucristo
La culminación de este período de restauración es una restauración de

personas, no de cosas. Estos son el pueblo de Dios, los pueblos con los
que Dios está relacionado por Sus convenios inquebrantables: Israel y la
Iglesia de Jesucristo. Esta promesa es la clave para entender el desarrollo
de Sus planes. Aunque vemos tanto que es confuso, tanto que podría
llevarnos a sentirnos desanimados o abatidos, si podemos mirar debajo de
la superficie, vemos debajo de ella la corriente fuerte e irresistible del
propósito de Dios fluyendo hacia su cumplimiento.
Me encanta una Escritura en particular que habla de esta restauración, y

se ha vuelto muy real para mí en los últimos años. Dios habla a su pueblo y
le dice: “Os restituiré los años que comió la langosta” (Joel 2:25). ¡Ay, qué
bendición!
¿Podemos realmente captarlo? Dios dice: “¡No solo echaré fuera todos los
insectos que se han comido tu herencia, sino que también te devolveré todo
lo que se han comido los insectos!”.
Permítanme ilustrar esto con un evento de mi ministerio hace algún
tiempo. Me trajeron a una mujer para orar que estaba parcialmente
paralizada en su brazo y pierna izquierdos. La comisura izquierda de su
boca estaba torcida por la parálisis, así que entre todo lo que soportó, era
incapaz de sonreír.
Oré con ella, luego di un paso atrás y durante diez minutos vimos a Dios
obrar un milagro. Al final de ese período, había recuperado el uso de su
brazo izquierdo y su pierna izquierda, su rostro estaba recto y podía darme
una sonrisa radiante. Mientras estábamos allí maravillándonos de lo que
Dios había hecho, la amiga quien la había traído para orar le dijo: “¡Vaya,
pareces diez años más joven que hace diez minutos!”. Y me dije, ¡Eso es
restauración! Diez años devueltos en diez
minutos.
¿Podemos captar el alcance de la plenitud de la promesa de
Dios de Joel? Dios le está hablando a Su pueblo en estos últimos
días: “Os devolveré todo lo que se comieron los insectos. No solo
expulsaré a los insectos, no solo los traeré de regreso a Mí mismo,
sino que les daré todo lo que deben tener, toda la plenitud de Mi
bendición y provisión”.
Va por Israel. Va por la Iglesia. Es la promesa de restauración
de Dios para Su pueblo. En medio de toda la confusión y
perplejidad, sólo importa que sepamos que somos parte del pueblo
de Dios. Que Sus propósitos llenos de gracia, Su sabiduría, Su
poderío todo se ejerza a nuestro favor para hacer de nosotros el
pueblo que Dios quiere que seamos, para que Su nombre sea
glorificado y las naciones de la tierra se maravillen de lo que Dios
ha hecho en nosotros, Su gente.
13
Objetivos de la
Iglesia de los últimos tiempos
n el libro de Proverbios se nos advierte que donde hay

yoninguna visión “el pueblo se despojó” (Proverbios 29:18,
NVI) o “perecer” (KJV). En una palabra, el pueblo de Dios necesita una
visión permanente para cumplir con su llamado. Esto es particularmente
cierto en relación con el Cuerpo de Cristo. La Iglesia está tan por encima
de los conceptos y planes naturales del hombre que absolutamente
debemos depender de la visión dada en las Escrituras por el Espíritu Santo
de lo que Dios ha destinado a ser la Iglesia. Solo así podrá hacer lo que ha
sido llamada a hacer: cumplir sus objetivos de unidad y de extensión.
La visión y provisión de Dios
Un lugar donde esta visión se hace gloriosamente clara es en la epístola

a los Efesios. El pasaje comienza con una amonestación a los esposos
humanos para que amen a sus esposas, lo cual es apropiado y necesario.
Pero Pablo usa la relación entre un hombre y su esposa como un peldaño
hacia un nivel más alto de amor: el amor entre Cristo y Su Iglesia.
Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó

la iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla y

purificarla en el lavamiento del agua por la palabra, para
presentársela a sí mismo como una iglesia gloriosa, que no
tuviese mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese
santo y sin mancha [sin mancha].
Efesios 5:25–27
Comenzamos con la doble provisión de Cristo para Su Iglesia: la

provisión que Él hizo a través de Su sangre y la provisión que Él hace a
través de Su Palabra. En pocas palabras: Cristo redimió a la Iglesia con
Su sangre para que después pudiera santificarla con Su Palabra. Cada
provisión es absolutamente esencial para que el propósito de Dios
encuentre su cumplimiento.
Cristo primero se entregó a sí mismo por la Iglesia al convertirse en la
ofrenda expiatoria por el pecado. En la cruz por Su sangre derramada,
Él redimió a Su pueblo para hacerlos una nueva creación, una nueva
clase de personas en la tierra, una clase que la tierra nunca había visto
o concebido.
Pero Su plan se extendió más allá. Su provisión final para la Iglesia
es después de eso limpiarla, santificarla, lavarla con el agua pura de la
Palabra de Dios. Esta provisión es tan esencial para hacer de la Iglesia
lo que Cristo quiere que sea como el derramamiento de la sangre con la
que Él la redimió. Si la Iglesia ha de convertirse alguna vez en lo que
Dios quiere, debe ser limpiada y santificada continuamente por el agua
preciosa de la Palabra de Dios. Tiene que haber una limpieza en cada
área de nuestras vidas: nuestros pensamientos, motivos, imaginaciones,
actitudes y relaciones. Todos estos tienen que ser lavados continuamente
si estamos
llegar a ser la clase de Iglesia que Jesús nos ha destinado a ser.
Sobre esta base, vemos la visión de Dios para la Iglesia, lo que Él ha

ordenado que sea. El último versículo del pasaje de la página anterior habla
de Jesús presentándose la Iglesia a sí mismo en toda su gloria, sin mancha
ni arruga, sino santa e inmaculada. La Iglesia debe estar impregnada de la
gloria, la presencia visible y manifiesta, de Dios. Todo tipo de característica
que profana o desfigura, todo lo que le quitaría la belleza y la gloria, tiene que
ser purgado, lavado, limpiado. Ella tiene que volverse santa, apartada para
Dios, reflejando la santidad de Dios en un mundo inmundo y adúltero. Ella
tiene que ser irreprensible, caminar en el cumplimiento de todos los deberes
que Dios le ha dado, cumplir con todos los requisitos de Dios. Sólo a través
del lavamiento de la Palabra es esto posible. Solo cuando la Palabra impregna
y penetra nuestros pensamientos, nuestras emociones internas y nuestro ser
interior podemos convertirnos en ese tipo de Iglesia.
Algunas personas podrían decir: “Esto es demasiado. Es extremo.

Independientemente, este es el propósito de Dios. Esta es la visión de Dios.
Dios nunca rebajará Sus estándares para llegar a los estándares del hombre.
Aún más, Dios ha hecho provisión para elevarnos al estándar que ha
establecido para nosotros.
Nuestra respuesta
Vemos, entonces, la visión de Dios para la Iglesia: que sea gloriosa, sin
mancha ni arruga, santa e inmaculada. También reconocemos la doble
provisión de Dios para la Iglesia: la sangre redentora y el agua purificadora
de la Palabra.
Claramente, esto exige una respuesta de nosotros, tanto individualmente

como como parte de la Esposa.
Juan nos ayuda a entender la respuesta individual requerida de cada
creyente:
Queridos amigos, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha

manifestado lo que seremos. Pero sabemos que cuando él [Cristo]
se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal
como él es. Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica
a sí mismo, así como él [Jesús] es puro.
1 Juan 3:2–3, NVI
Una vez más, comenzamos con una visión: vamos a ser como Jesús. “Todo
el que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él [Jesús]
es puro”. Este entendimiento mantiene todas nuestras prioridades en orden, y
nos purificamos a través del lavamiento del agua por la Palabra de Dios.
Juan también nos ayuda con la respuesta requerida de la Iglesia en su

conjunto. Esto se describe bellamente en el libro de Apocalipsis, que retrata
proféticamente el clímax de esta era: la Cena de las Bodas del Cordero. Así es
como se le revela a Juan:
Y oí como la voz de una gran multitud, como el sonido de muchas

aguas y como el sonido de grandes truenos, que decía: “¡Aleluya!
¡Porque el Señor Dios Omnipotente reina! Gocémonos y
alegrémonos y démosle gloria, porque las bodas del Cordero han
ven, y su mujer se ha preparado. Y a ella se le ha concedido

que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente, porque el lino
fino son las acciones justas de los santos.
Esta es una imagen de la respuesta colectiva de la Iglesia: “Su esposa [la

Iglesia] se ha preparado”. Eso indica un proceso de preparación.
En mis viajes a muchas tierras, y entre muchas culturas diferentes, he

asistido a muchos tipos de bodas. En todo el mundo, encontré una
característica en común: es responsabilidad de la novia prepararse para el
matrimonio. Y así es en este matrimonio celestial. La preparación de la
Esposa se describe en la frase final: “El lino fino son las acciones justas de
los santos”. La hermosa vestidura que la Novia debe ponerse es una
vestidura tejida, no con hilos de lino, sino con actos justos hechos en
obediencia a Dios y Su Palabra. Cada acto de justicia es un hilo en el
vestido total que vestirá a la Iglesia y la hará gloriosa.
La acción más importante para cada uno de nosotros individualmente y

para la Iglesia colectivamente es encontrar y cumplir la voluntad de Dios,
ver la visión que Dios tiene para Su Iglesia completa y concentrar todos
nuestros esfuerzos, oraciones y trabajos; de hecho, todo lo que hacemos
— al logro de este glorioso propósito de la Iglesia. ¿La razón? Para que
cuando Jesús venga, encontrará a la Novia como Él determinó que sería.
El primer objetivo: la unidad

Hay dos objetivos principales que Dios tiene a la vista al llevar a cabo
la restauración de la Iglesia. Estos objetivos divinos se pueden resumir
en dos palabras: unidad y alcance. Veamos primero el propósito de Dios
de restaurar la unidad de la Iglesia, o llevar a la Iglesia a la unidad.
Oración de Jesús por su Iglesia

Al final de Juan 17, Jesús es llevado a Su arresto ya Su juicio. Él es
separado de Sus discípulos y no es restaurado hasta después de Su
muerte, sepultura y resurrección. Entonces, en cierto sentido, lo que Él
dice antes de estos eventos son realmente las últimas palabras que los
discípulos escuchan de su Señor antes de que Él se separe de ellos.
Creo que son palabras de un significado especial.
Forman la Oración Sumo Sacerdotal de Jesús al Padre.
En la primera parte de la oración, Jesús ora por los discípulos que
entonces están con Él. Pero en la parte final de la oración, Él lanza una
oración por todos los futuros creyentes de todas las edades, todas las
razas, todas las denominaciones, todos los orígenes. Su glorioso cierre
de la oración indica Su más profundo anhelo y propósito por Su Iglesia:
“Mi oración no es solo por ellos [los discípulos]. Ruego también por los
que creerán en mí a través de su mensaje, para que todos sean uno,
Padre, así como tú eres en mí y yo soy en ti” (Juan 17:20–21, NVI).
Entiendo que estar hablando de todos los verdaderos creyentes de

todas las épocas posteriores porque, en última instancia, si analizamos
cómo los creyentes llegan a la fe, es siempre a través del mensaje de los
apóstoles. Este mensaje, registrado en el Nuevo Testamento, es la única
base real para la fe de todos los creyentes.
Lo que Jesús retrata aquí es una de las muchas comparaciones

sorprendentes del Nuevo Testamento. Anteriormente vimos el amor de
Cristo por la Iglesia comparado con el amor de un hombre por su esposa.
Ahora Jesús habla de un vínculo de unidad entre todos los verdaderos
creyentes, comparándolo con la misma relación que existe entre el Padre
y el Hijo:
“Que ellos también estén en nosotros para que el mundo crea

que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que tú me diste,
para que sean uno, así como nosotros somos uno: yo en
ellos y tú en mí. Que sean llevados a la unidad completa para
que el mundo sepa que tú me enviaste y los has amado como
me has amado a mí”.
Juan 17:21–23, NVI
Note nuevamente, los estándares de Dios nunca caen a una posición

inferior a la que es digna de Él. El estándar de unidad de Jesús es el
estándar de la Deidad; la unidad que existe entre el Padre y el Hijo es la
unidad por la que Jesús ora en la Iglesia.
El Propósito: Amor por el Mundo

Notemos dos frases muy significativas que aparecen allí: “Que
también ellos estén en nosotros para que el mundo crea que tú me
enviaste” (versículo 21, NVI); y “Que sean llevados a la unidad completa
para que el mundo sepa que tú me enviaste” (versículo 23, NVI). Jesús
no solo se enfoca en su propio pueblo creyente, sino que, como siempre,
tiene una profunda compasión y preocupación
para el mundo que aún no le conoce. Ora “para que el mundo crea” y
para que “el mundo [pueda] saber” que Dios lo envió para ser el Salvador.
Creo en muchas formas diferentes de evangelismo y alcance.

Estoy comprometido con ellos con toda mi vida y ser. Pero soy lo
suficientemente realista como para saber que todos ellos combinados
nunca llegarán al mundo entero. Sólo un testimonio puede lograr eso: la
unidad visible del pueblo creyente de Dios. Ese testimonio final hará que
el mundo crea y sepa que Dios envió a Jesús.
Seamos realistas. Esta no es una unidad mística en otro reino. Debe

ser el tipo de unidad que este mundo incrédulo pueda captar con sus
sentidos. Debe ser una unidad visible, demostrada. Ese es el tipo de
unidad por la que Jesús oró al Padre.
El Antiguo Testamento nos da una imagen simbólica de esta unión

en unidad. Es una visión que Dios le dio a Ezequiel, generalmente
conocida como la visión del valle de los huesos secos:
La mano del SEÑOR estaba sobre mí, y me sacó por el
Espíritu del SEÑOR y me puso en medio de un valle; estaba
lleno de huesos. Me llevó de un lado a otro entre ellos, y vi
muchos huesos en el suelo del valle, huesos que estaban
muy secos. [Y esta fue una revelación del pueblo de Dios; sin
vida, dispersos, separados.] Él [Dios] me preguntó: “Hijo de
hombre, ¿vivirán estos huesos?”
Dije: “Oh Soberano SEÑOR, solo tú lo sabes”.

Entonces me dijo: “Profetiza a estos huesos y diles:
'¡Huesos secos, escuchad la palabra del SEÑOR!
Así dice el Señor Soberano a estos
huesos: haré entrar en ti aliento, y vivirás. Os uniré tendones y

haré que la carne os cubra y os cubriré de piel; Pondré aliento
en ti, y volverás a la vida. Entonces sabréis que yo soy el
SEÑOR.'”
Entonces profeticé como me fue mandado. Y mientras

profetizaba, hubo un ruido, un sonido de traqueteo, y los huesos
se juntaron, hueso con hueso. Miré, y aparecieron tendones y
carne en ellos y la piel los cubrió, pero no había aliento en ellos.
Entonces me dijo: “Profetiza al aliento; profetiza, hijo de

hombre, y dile: ``Así dice el Señor Soberano : Ven de los cuatro
vientos, oh espíritu, y sopla en estos muertos, y vivirán." Y
profeticé como él me había mandado, y entró en ellos aliento;
cobraron vida y se pusieron de pie: un gran ejército.
Ezequiel 37:1–10, NVI
¡Qué hermoso cuadro del plan de Dios para atraer a su pueblo a la

unidad al final de esta era! Aparentemente, comenzó como una tarea
totalmente inútil. Mientras Ezequiel caminaba de un lado a otro entre los
huesos secos, debe haber dicho: "Ciertamente, esto no tiene remedio".
A veces, podemos sentir lo mismo acerca de la condición de la Iglesia: que
está más allá de toda ayuda: dividida, dispersa, débil, ineficaz. Sin
embargo, así como Dios le dio a Ezequiel el ministerio que trajo la
restauración y la reunificación de un pueblo disperso, Su propósito se
mantiene para la Iglesia de hoy.
Dos aspectos de ese ministerio son significativos para nosotros. A
Ezequiel se le dijo que hablara ciertas palabras, que profetizara. La primera vez,
se le dijo que profetizara hasta los huesos. Cuando los huesos

escucharon esta declaración profética, fueron cambiados: se
movieron y se juntaron. La segunda vez, se le dijo que profetizara
al aliento (o al Espíritu de Dios). Cuando lo hizo, el Espíritu de
Dios entró en esos huesos y “se levantaron sobre sus pies, un
gran ejército”.
Yo creo que “profetizar hasta los huesos” representa
predicación, pero “profetizar hasta el aliento” representa oración
e intercesión. Sugiero que ambos se necesitan desesperadamente.
La predicación de la Palabra devolverá la vida y la unidad al
pueblo de Dios. La oración y la intercesión traerán de vuelta al
Espíritu Santo en Su plenitud al Cuerpo de Cristo y levantarán los
huesos dispersos, separados y sin vida en un vasto ejército.
En el idioma hebreo, la frase un vasto ejército es enfática: un
ejército muy, muy grande. Aquí nuevamente, necesitamos ver el
objetivo. En este caso, no se nos da una imagen de una novia,
sino de un ejército: un ejército para la batalla, para asaltar y
derribar las fortalezas de Satanás, hacer retroceder a sus fuerzas
malvadas y anunciar la revelación de la gloria de Dios a los tierra entera
Mi convicción es que el Señor Jesús nunca oró una oración
que el Padre no respondiera. Creo que Dios va a responder esa
oración de Jesús por la unidad visible de la Iglesia, una unidad
del mismo tipo que la unidad que existe dentro de la Deidad entre
el Padre y el Hijo.
La importancia de los líderes

El plan para este vasto ejército se describe en la epístola a los
Efesios, que habla de los principales ministerios que Cristo ha
puesto en Su Iglesia, y el propósito por el cual esos ministerios
se establecen allí.
Y El [Cristo resucitado y ascendido] constituyó a unos

apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas, a otros
pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para
la obra del servicio, para la edificación del cuerpo. de Cristo;
hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del
conocimiento del Hijo de Dios, a un varón maduro, a la medida
de la estatura que pertenece a la plenitud de Cristo.
Como resultado, ya no seremos niños, sacudidos aquí y allá

por las olas, y llevados de un lado a otro por todo viento de
doctrina, por la astucia de los hombres, por la astucia en
engañosas intrigas; antes bien, hablando la verdad en amor,
crezcamos en todos los aspectos en aquel que es la cabeza,
es decir, en Cristo, de quien todo el cuerpo, bien coordinado
y unido por lo que cada coyuntura suple, según el
funcionamiento propio de cada parte individual, provoca el
crecimiento del cuerpo para la edificación de sí mismo en el
amor.
Efesios 4:11–16, NVI
Una vez más, vemos la necesidad de tener una visión. Pablo declara
la visión del Cuerpo completo, maduro y que funciona correctamente en
el versículo 16: “el crecimiento del cuerpo para su propia edificación en
amor”. Este es el fin al que se dirige todo lo que Dios hace en la Iglesia.
Hay varios puntos prácticos e importantes sobre esta misión. En

primer lugar, cuando Dios quiere hacer algo, Él
comienza por encontrar gente que lo haga. Jesús comienza Su

programa en la Iglesia colocando líderes en estos diversos ministerios.
Alguien dijo una vez: “Dios usa hombres, no métodos”, pero eso no es
totalmente cierto. Lo corregiría de esta manera: se necesitan hombres
de Dios para aplicar los métodos de Dios. Dios obra a través de los
líderes—son un factor esencial—y donde no hay líderes a través de
los cuales trabajar, los propósitos de Dios se frustran.
Vemos esto en el registro de cómo Dios liberó a Israel de su
esclavitud en Egipto. Sabemos por las Escrituras que Israel había
estado clamando a Dios en su triste situación durante al menos cien
años. Dios le dijo a Moisés que había oído su clamor, pero Dios no se
movió para liberar a su pueblo hasta que tuvo un hombre en quien
confiar, y ese hombre era Moisés. Luego le tomó a Dios ochenta años
preparar a Moisés para esa tarea. Eso nos muestra la tremenda
importancia que Dios le da a tener un líder antes de comprometerse
en una tarea.
Al observar los ministerios mencionados aquí—apóstoles, profetas,
evangelistas, pastores y maestros—nos damos cuenta de que se les
aplican ciertas funciones específicas. El primero es equipar a los
santos para su servicio. No es el propósito de Dios que los que están
en el ministerio de tiempo completo lo hagan todo; ese es un
malentendido que se ha deslizado en algunas iglesias. Es el propósito
de Dios que esos líderes equipen al resto de los creyentes para hacer
su propia obra. En cierto sentido, el ministro que lo hace todo está
realmente frustrando los propósitos de Dios. Es mucho más importante
equipar a otros para hacerlo.
El segundo es edificar el Cuerpo de Cristo. Estos ministerios deben
tener la visión del Cuerpo completo. Todos sus trabajos y esfuerzos
deben estar dirigidos a producir este Cuerpo, que es la última visión y
propósito de Dios.
El tercer propósito, que es el más estrechamente relacionado con nuestro

tema, es llevarnos a la unidad de la fe. Pablo realmente usa las palabras
hasta que todos alcancemos la unidad de la fe. Él está diciendo que este
debe convertirse en nuestro objetivo, y depende de que estos ministerios
funcionen correctamente en la Iglesia.
Pablo también revela cómo alcanzaremos la unidad de la fe, a través del

“conocimiento del Hijo de Dios”. En realidad, la palabra griega realmente
significa “reconocer”. No es solo un conocimiento intelectual de Jesús como
el Hijo de Dios, sino que es reconocerlo, dándole el lugar que le corresponde
en cada parte de la Iglesia y en cada área de nuestras propias vidas. Ese es
el camino a la unidad: que, a medida que reconocemos a Jesús y le damos el
lugar que le corresponde y la preeminencia en cada área de nuestras vidas y
en la Iglesia, que es Su cuerpo, todo lo demás se alineará.
La doctrina sola no es suficiente. Cada doctrina del Nuevo Testamento se

centra en la Persona de Jesús. La salvación requiere un Salvador, la
santificación requiere un Santificador, la curación requiere un Sanador y así
sucesivamente. No basta tener la doctrina; la doctrina debe ponernos en
relación con la Persona. Cuando la Persona de Jesús sea debidamente
reconocida en Su Iglesia, entonces todo lo demás caerá en su debido lugar y
orden alrededor de Él.
El cuarto propósito de estos ministerios es llevarnos a la madurez y

plenitud. Un cuerpo completo: con cada parte presente, cada parte haciendo
su trabajo. Un cuerpo maduro: no el cuerpo de un niño pequeño o de una
persona joven, sino un cuerpo maduro, completamente desarrollado.
Como Dios establece estos ministerios en la Iglesia—y es Su

prerrogativa soberana de hacerlo—cada uno de nosotros debe determinar

cómo responderemos. Si rechazamos estos ministerios, si somos
obstinados, obstinados, seguimos nuestro propio camino y no nos
sometemos a la autoridad espiritual que Dios ha puesto en la Iglesia,
Pablo nos dice lo que sucederá: Seremos como "niños, arrojados a y
llevado de aquí para allá con todo viento de doctrina, por la astucia de
los hombres, en la astucia astuta de las intrigas engañosas”
(Efesios 4:14).
La implicación es clara. Si no nos sometemos a estos ministerios, no
nos sometemos a su autoridad y obedecemos su dirección, seguiremos
siendo niños retrasados espiritualmente. Estaremos sujetos a toda forma
de engaño, llevados de un lado a otro por toda clase de nueva doctrina
que surja—nunca para alcanzar verdadera estabilidad, madurez o
responsabilidad.
Por otro lado, si nos sometemos a estos ministerios, el resultado será
el amor y las relaciones correctas y el crecimiento hasta la plenitud.
Pablo esboza el camino hacia esta meta en el versículo 15: “Hablando
la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza: Cristo”.
Nuestra actitud hacia el cuerpo

Debemos ponernos en relación correcta con los ministerios, las
autoridades que Jesús pone en Su Iglesia. Eso nos pondrá en una
relación correcta con nuestros hermanos en la fe. Entonces hablaremos
la verdad en amor, y mientras hablamos la verdad en amor, bajo
disciplina y autoridad, dejaremos de ser niños retrasados espiritualmente.
Crecemos en Cristo. (Él es siempre el objetivo final.) Nos convertimos
en miembros de ese Cuerpo completo, que se ajusta y se mantiene
unido por lo que proporciona cada articulación, donde cada parte
individual está haciendo su trabajo apropiado. Como resultado, el Cuerpo
crece naturalmente a partir de sus propios recursos internos y vida.

Logra la edificación de sí mismo en el amor.
Dios tiene una visión. Dios tiene un plan. Dios tiene un programa.
En primer lugar, tenemos que escuchar la oración de Jesús.
Entonces tenemos que comprometernos con el propósito de Jesús.
Entonces tenemos que someternos a la autoridad, al ministerio que
Jesús pone en Su Iglesia. Y luego tenemos que establecer una
relación correcta con nuestros hermanos en la fe y convertirnos en
parte de ese Cuerpo funcional total. Esto llevará a la Iglesia a la
unidad, que es uno de los objetivos divinos de Dios.
El Segundo Objetivo: Alcance

En el último capítulo, vimos una señal específica y distintiva del
fin de la era que se relaciona con la Iglesia, a saber, el derramamiento
de la lluvia tardía del Espíritu Santo. Así como la lluvia en Israel
viene en dos efusiones principales—la primera lluvia al comienzo
del invierno y la última lluvia al final del invierno—así, históricamente,
el Espíritu Santo ha sido derramado sobre la Iglesia en dos visitas
principales: la primera lluvia sobre la Iglesia del Nuevo Testamento
y la última lluvia sobre la Iglesia al final de la era. Es mi convicción
personal que estamos viviendo en el tiempo de la lluvia tardía, que
la presente visita mundial del Espíritu Santo sobre la Iglesia es el
cumplimiento de la profecía de Joel de que Dios enviaría a su pueblo
tanto la lluvia primera como la tardía. .
En ambos casos, la lluvia natural y la lluvia espiritual, el propósito

es la cosecha. Esto es evidente en casi todas partes de la Biblia
donde Dios habla de dar lluvia a su pueblo.
Entonces, en el caso de la lluvia natural, esperaríamos una cosecha

natural: la recolección del grano de la tierra. En el caso de la lluvia
espiritual, esperaríamos una cosecha espiritual: la recolección de almas
de los campos de todo el mundo. Esta es la gran reunión final de las
almas en el Reino de Dios por medio de la fe en Jesucristo y por medio
del ministerio del Espíritu Santo. Un pasaje del Nuevo Testamento lo deja
muy claro: “Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del
Señor. El labrador espera el precioso producto de la tierra [la cosecha],
teniendo paciencia, hasta que llega la lluvia temprana y tardía” (Santiago
5:7, NVI).
En la economía de Dios en la tierra de Israel, la cosecha fallará a

menos que el suelo reciba ambas lluvias, la lluvia temprana y la lluvia
tardía. El agricultor que anhela esa cosecha por la que tanto ha trabajado
sabe que tiene que ser paciente. A medida que la lluvia hace su trabajo,
crece el “producto precioso de la tierra”. Tiene que esperar hasta que
haya caído la última lluvia antes de poder recoger esa cosecha. James
lleva a casa esta aplicación: “Tú también sé paciente; fortaleced vuestros
corazones, porque la venida del Señor está cerca” (versículo 8, NVI).
lluvia para la cosecha

Hay dos lecciones importantes aquí para nosotros. Tanto la lluvia
temprana como la tardía son necesarias para la cosecha. Así como es
cierto en lo natural, así también lo es en lo espiritual. La gran reunión
final de almas en el Reino de Dios no puede tener lugar hasta que
hayamos tenido el derramamiento total de la lluvia tardía del Espíritu
Santo sobre la Iglesia en toda la tierra.
La segunda verdad importante es que la lluvia tardía precede
inmediatamente al regreso del Señor. En esos dos versículos, Santiago comienza
y termina con el tema de la venida del Señor. Él dice: “Ten paciencia. . .

hasta la venida del Señor. . . porque la venida del Señor está cerca.”
Muchas Escrituras apuntan a la misma conclusión: la primera lluvia

sobre la Iglesia primitiva; la última lluvia sobre la Iglesia del fin de la era;
luego la cosecha, la gran reunión de almas en el Reino de Dios; y, en el
tiempo de la siega, el regreso del Señor.
Jesús mismo dice esto en varias parábolas. Notamos Mateo 13:39,

por ejemplo, donde Jesús dice: “La siega es el fin del mundo”. Otro
pasaje tiene el mismo mensaje dado con gran urgencia:
“Pero este pueblo [Israel] tiene un corazón rebelde y rebelde;

se rebelaron y se fueron. No dicen en su corazón: Temamos
ahora al SEÑOR nuestro Dios, que da lluvia temprana y
tardía en su tiempo. Él nos reserva las semanas señaladas
de la cosecha'”.
Jeremías 5:23–24
¿Por qué Dios da la lluvia? Porque sin lluvia no se puede recoger la

cosecha. Verdadero en lo natural; cierto en lo espiritual. ¿Por qué
entonces Dios está derramando el Espíritu Santo sobre toda la Iglesia
en cumplimiento de la profecía? Porque Él nos ha reservado las semanas
señaladas de la cosecha. Para mí, este es un mensaje muy urgente. La
cosecha nunca es un período largo en ninguna tierra; es sólo un breve
período. Cualquier agricultor sabe que cuando la cosecha está madura
dispones de unas pocas semanas
recogerlo o perderlo. Dios ha reservado esas semanas para la Iglesia en la

tierra hoy para que la cosecha pueda ser recogida.
Es un asunto de tremenda urgencia. Es esencial que nuestros ojos estén
abiertos para que podamos ver la provisión y el programa de Dios y
alinearnos con Su propósito.
Explosiones en el mundo
Ampliemos un poco más nuestra visión de la cosecha.
Nuestro mundo se enfrenta hoy a una serie de explosiones:
tremendos aumentos repentinos, rebrotes. Aquí hay cuatro tipos.
Primero, una explosión demográfica. La población de la tierra se está
expandiendo a un ritmo alarmante. Creo que ya superó los seis mil millones
y está creciendo rápidamente.
En segundo lugar, la explosión de viajes. Las personas tienen la capacidad de viajar.
en cualquier parte de la tierra en un espacio de tiempo asombrosamente corto.
En tercer lugar, la explosión de las comunicaciones. La imprenta trajo

consigo una revolución espiritual. ¿Qué podemos esperar hoy del repentino
aumento de las innovaciones de comunicación y las herramientas de los
medios que de repente se han puesto a nuestra disposición?
Y cuarto, la explosión espiritual. Un derramamiento mundial del Espíritu
Santo está trayendo de nuevo renovación, fuerza y victoria a la Iglesia de
Jesucristo.
Pintemos un cuadro. Supongamos que en medio de esta explosión

demográfica, con todas las facilidades de viaje y comunicación a nuestra
disposición, hubiera una tremenda explosión espiritual en la Iglesia.
Supongamos que el Espíritu Santo fue restaurado en Su poder, gloria y
plenitud, la Iglesia se volvió unida, equipada por los cinco ministerios,
fortalecida por el Espíritu Santo y luego, en
los propósitos de Dios, fue lanzada con este equipo espiritual y esta
visión a los campos maduros de cosecha en el mundo de hoy. ¿Cuál
sería el resultado?
Es muy práctico estimar que en un período de cinco o diez años (o
menos), en esas condiciones, se reunirían más almas en el Reino de
Dios de las que se han reunido en el Reino desde que Jesús murió y
resucitó de entre los muertos. Creo que esa será la cosecha al final de
la era, el objetivo y cumplimiento de los propósitos de Dios. Los que
pertenecemos a Jesucristo en este momento estamos obligados a ver
los propósitos de Dios y cumplirlos. El libro de Proverbios dice que un
hijo “que duerme en la cosecha es un hijo que avergüenza [a su
padre]” (Proverbios 10:5). Mi oración es que no seamos hijos de Dios
que se duermen en la cosecha y avergüenzan a nuestro Padre. Que
estemos despiertos a lo que Dios está diciendo y haciendo en nuestro
mundo hoy.
La iniciativa es de la iglesia
Cuando vemos la cosecha desde el punto de vista de Dios, vemos

que la iniciativa en los asuntos mundiales es de la Iglesia. Rara vez el
pueblo de Dios parece darse cuenta de eso. La iniciativa no está en los
políticos ni en los científicos ni en los mandos militares; la iniciativa es
del pueblo de Dios, la Iglesia. Dios nunca permitirá que la iniciativa pase
a otras manos mientras la Iglesia esté aquí como representante de Su
Hijo, Jesucristo.
Dedicamos un tiempo a estudiar Mateo 24, el discurso profético que
Jesús dio mientras estaba sentado en el Monte de los Olivos con vista
al área del Templo, en el que anticipó los principales eventos y
tendencias que marcarían el final de esta era. Vimos que los discípulos
hicieron las preguntas que provocaron la respuesta que Jesús iba a dar:
“Los discípulos se acercaron a Él [Jesús]
en privado, diciendo: Dinos, ¿cuándo serán estas cosas? ¿Y qué señal

habrá de tu venida, y del fin del siglo?'” (Mateo 24:3).
Como recordamos, Jesús acababa de decirles que el Templo sería

destruido, y los discípulos, siendo judíos religiosos, no podían concebir
que el Templo fuera destruido sin que la era llegara a su fin. Por
supuesto, se equivocaron. El Templo fue destruido en el año 70 dC ,
pero la edad ha continuado por dos mil años más.
Pero concentrémonos una vez más en la última parte de su pregunta:

“¿Qué señal habrá de tu venida, y del fin del siglo?” Nuevamente,
notamos que la pregunta era singular: no "¿Cuáles serán las señales?"
sino “¿Cuál será el signo distintivo, seguro?”
La señal segura de su venida

En los próximos diez versículos, Jesús da muchas señales, pero no
la señal. Habla de guerras internacionales, hambrunas, terremotos,
pestilencias, persecución de cristianos, apostasía y traición entre
cristianos, falsos profetas y sectas, y abundante anarquía que conduce
a la falta de amor. En este breve resumen, vemos que Él ha dado
muchas señales, pero no la señal.
Pero entonces Jesús aborda esa pregunta específica con una
respuesta específica. “Este evangelio del reino será predicado en todo
el mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el
fin” (Mateo 24:14).
Eso está muy claro. “¿Cuál será la señal de tu venida?”
La respuesta: “Este evangelio del reino será predicado en todo
el mundo como testimonio a todas las naciones, y entonces vendrá el

fin”. ¿Cuándo llegará el final? El fin no será provocado por la actividad
del mal, por las fuerzas de Satanás, ni siquiera por el conflicto humano.
Todo esto jugará un papel, pero el factor decisivo es la predicación de
“este evangelio del reino. . . en todo el mundo . . . a todas
Cuandolaseso
naciones.”
se haya
hecho, el fin será
venir.
¿Hay un día específico designado para el regreso de Jesús? Creo

que hay Pero también creo que ciertas cosas deben suceder primero. no
se el dia Nadie lo hace. Pero sabemos que ciertas cosas deben suceder.
¿Cómo reconciliamos estas dos verdades? A través de la absoluta
presciencia de Dios. Dios sabe cuándo habrán sucedido estos eventos y
Él ha señalado el día a la luz de Su presciencia.
Vemos un paralelo en la liberación de Dios de Israel de Egipto.

Él libró a una generación, pero no se beneficiaron de las promesas y los
compromisos de Dios con ellos, por lo que perecieron en el desierto.
Pero la siguiente generación entró en la Tierra Prometida. Unos cuatro
siglos antes de eso, Dios le había dicho a Abraham cuándo entrarían sus
descendientes, el pueblo de Israel, en la Tierra Prometida. En Su
conocimiento previo, Dios sabía que una generación fracasaría, pero
también sabía que la próxima generación tendría éxito.
Creo que lo mismo es cierto de la Iglesia. Dios sabe qué generación

de la Iglesia tendrá éxito en el cumplimiento de la tarea. Confío y creo
que será nuestra generación. Esta es la primera generación en la historia
de la humanidad en la que está presente toda la provisión técnica por la
cual podemos llegar a todo el mundo en una generación. Nunca ha sido
posible antes. Pero con las explosiones a las que me he referido, la
explosión demográfica,
viajes, comunicaciones (y el poder del Espíritu Santo)—es técnicamente

posible ahora alcanzar a todo el mundo en esta generación con el
Evangelio del Reino. Creo que eso es lo que Jesús pretende y por qué
nos está trayendo estos hechos tan vívidamente a través del Espíritu
Santo. Es por eso que estas promesas y predicciones están en la
Palabra de Dios, para que podamos reconocer el tiempo en que vivimos
y nos levantemos a nuestro destino.
El desafío de Dios para nosotros
Examinemos la Gran Comisión de Jesucristo a Su

discípulos después de su resurrección:
Jesús se acercó y les habló [a los discípulos], diciendo:

“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Id, pues,
y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a guardar todas las cosas que os he mandado;
y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo.”
Mateo 28:18–20
Hay una palabra muy importante aquí: por lo tanto. Por lo tanto ,
nunca debemos ignorar la palabra cuando la encontramos en las Escrituras.
Como siempre digo, “Cuando encuentras un por lo tanto en la Biblia,
debes preguntarte para qué está ahí”. Jesús dice: “Toda potestad me
ha sido dada. Ve , pues. ¿Por qué “por lo tanto”?
Yo lo entiendo así: La autoridad fue dada por Dios Padre a Jesús, el

Hijo, después de Su muerte y resurrección.
Jesús, a su vez, transmite aquí esa autoridad a sus discípulos. En otras
palabras, Él está diciendo: “Toda potestad me fue dada; ahora ve y
ejerce esa autoridad en mi nombre. La autoridad está investida en Mi
nombre; mientras vais en Mi nombre, tenéis Mi autoridad”.
La autoridad es efectiva sólo cuando se ejerce. Un hombre puede

tener autoridad y nunca usarla, y nadie sabrá jamás que tiene esa
autoridad. Así es con la autoridad que Jesucristo nos ha dado. Está
encomendado a nosotros, pero sólo es efectivo cuando lo ejercemos. La
única forma en que el mundo conocerá la autoridad que se le ha
encomendado a Jesucristo como resultado de Su muerte y resurrección
es cuando nosotros, Sus discípulos, la ejerzamos en Su nombre. De lo
contrario, el mundo ignora lo que Jesús realmente ha logrado; no sabe
que el Padre ha encomendado toda autoridad al Hijo. Solo a través de
nuestra obediencia a la comisión de Jesús, el mundo puede enfrentarse
cara a cara con el hecho de que hay un rey, un Rey de reyes y un Señor
de señores cuyo nombre es Jesús, y toda la autoridad le ha sido
conferida. Somos responsables de demostrar esto al mundo. A medida
que vayamos en obediencia al mandato de Jesús y llevemos Su mensaje,
Él lo confirmará con las señales sobrenaturales que prometió y dará fe
de Su propia autoridad en la Palabra que nos ha encomendado.
Hay otra razón por la que Él dice: “Toda potestad me es dada. Ve,
pues. Hay muchos lugares donde es muy difícil ir. Hay gobiernos en la
tierra que resisten o rechazan la predicación del Evangelio. Hay muchas
puertas cerradas hoy. Pero Jesús dice: “Si vas y obedeces
Yo, recuerda que tengo la autoridad. Si me hablas al respecto,

abriré esas puertas cerradas. Haré un camino donde no hay
camino. Si estás decidido a obedecerme, Yo haré posible que me
obedezcas”.
La seguridad y el éxito de la Iglesia radican en un alcance
positivo y audaz. Eso significa no asustarse, no solo buscar
sobrevivir y no esconderse en una cueva con algunos comestibles
acumulados. El camino a la seguridad y al éxito es una
evangelización audaz y positiva en obediencia al Señor.
14
Levántate en victoria
Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria

por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, amados
hermanos míos, estamos firmes y constantes, creciendo
en la obra del Señor siempre, sabiendo que nuestro
trabajo en el Señor no es en vano.
Basado en 1 Corintios 15:57–58
yoMe he enfrentado a situaciones en las que he necesitado todas mis fuerzas para forzar
esas palabras de mi boca. Tomó todo mi espiritual
fuerza sólo para decir esas palabras porque las presiones eran
muy intensas y la evidencia de la victoria tan ausente. Pero sigue
siendo verdad, porque es la Palabra de Dios.
No queremos pasar por la vida, apenas sobreviviendo. Queremos
salir victoriosos. ¿Qué tendremos que atravesar en nuestro camino
hacia la victoria?
Anteriormente, en Mateo 24 leemos acerca del “principio de
dolores” o dolores de parto. Mire esta lista tomada de los versículos
9–12, en la que Jesús describe algo de lo que vamos a pasar para
salir victoriosos:
Os entregarán a tribulación y os matarán.

Seréis aborrecidos de todas las naciones por causa de mi nombre.
Muchos se ofenderán. Se traicionarán unos a otros.

y se odiarán unos a otros.
Muchos falsos profetas se levantarán y engañarán a muchos.

La anarquía abundará.
El amor de muchos se enfriará.
Aprendimos de la carta de Pablo a Timoteo que “en los postreros días

vendrán tiempos difíciles”. Vamos a pasar tiempos feroces porque
los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero,

jactanciosos, soberbios, blasfemos, desobedientes a los padres,
ingratos, impíos, sin amor, despiadados, calumniadores, sin
dominio propio, brutales, aborrecedores de lo bueno, traidores,
testarudos, altivos, amadores de deleite antes que amadores de
Dios, teniendo apariencia de piedad, pero negando la eficacia de
ella.
2 Timoteo 3:2–5
Aquí hay otra Escritura típica sobre este tema: “Como está escrito: 'Por
causa de ti somos muertos todo el día; somos contados como ovejas para el
matadero'” (Romanos 8:36).
¿Quién es asesinado todo el día? ¿Quiénes son contados como ovejas
para el matadero? Los creyentes lo somos.
Pero eso es sólo una parte de la historia. Pablo da esta promesa: “Sin
embargo, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de
Aquel que nos amó” (Romanos 8:37).
Más que conquistadores. Una vez le pregunté al Señor qué era

ser “más que vencedores”. Sentí que la respuesta que me dio fue
la siguiente: “Cuando entras en una prueba, sales de ella con más
de lo que recibiste. No solo sales victorioso, sino que sales con el
botín”. Ese es el estándar de Dios para nosotros.
¿Cómo llegamos allí?
¿Cómo podemos entrar en esta vida de victoria y

plenitud?
No améis al mundo ni las cosas del mundo. Si alguno

ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque
todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la
carne, la concupiscencia de los ojos y la vanagloria de la
vida, no es del Padre, sino del mundo.
1 Juan 2:15–16
Los dos amores de los que se habla aquí se excluyen

mutuamente. Podemos tener el amor del Padre o el amor del
mundo, pero no podemos tener ambos. Son como el aceite y el
agua: no se mezclan.
Juan usa la frase el mundo mucho más que cualquiera de los
otros escritores de los evangelios. Esta es mi definición del mundo:
todos aquellos que no están bajo el gobierno justo del gobernante
designado por Dios, Jesucristo. Podemos decir: "Hay algunas
personas realmente buenas, buenas personas". Ciertamente los hay.
Pero debemos desafiarlos con una pregunta: "¿Estás dispuesto a hacer

un compromiso sin reservas con el Señorío de Jesucristo?" ¡Pronto
descubriremos lo bonitos que son! Pueden ser agradables en todo menos
en eso. “Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de
Dios permanece para siempre” (versículo 17).
Todo por lo que la gente del mundo lucha, anhela, desea y lucha está
desapareciendo. es impermanente.
Pero la clave para que salgamos victoriosos es esta: “El que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre”. En otras palabras, cuando
nos alineamos con la voluntad de Dios, somos tan poderosos e
invencibles como la voluntad de Dios mismo. Esa es la única clave para
la victoria y para emerger con botín.
Hemos estudiado varios propósitos de Dios hasta ahora. Quiero
concluir con tres instrucciones finales de las Escrituras, pautas que Él
está obrando en la tierra ahora mismo. Estas son las últimas piezas que
necesitamos para comprender nuestro lugar en la historia de los últimos
tiempos.
Proclamando el Reino de Dios en la Tierra

La declaración suprema del propósito de Dios en la tierra en este
momento se encuentra en el Padrenuestro: solo los dos primeros
versículos, y especialmente el segundo: “Venga tu reino. Hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo” (Mateo 6:10). Una vez prediqué
sobre el Padrenuestro por toda Europa central: Hungría, Checoslovaquia
y Alemania. En cada lugar, cuando tenía la intención de decirles cuál era
la voluntad de Dios, me llamaron la atención las palabras iniciales: “Padre
nuestro que estás en los cielos” (Mateo 6:9). yo
dijo a aquellas queridas personas: “Espero que entiendan que tienen un

Padre. No sois abandonados, no sois abandonados a vosotros mismos, no
sois de poco valor. Si crees en Jesús, eres miembro de la mejor familia de
la tierra. Nunca necesitas estar abatido; nunca necesitas sentirte inferior”.
Si de alguna manera nos sentimos rechazados, no deseados, de

segunda clase, solo quiero recordarnos que Dios no tiene hijos de segunda clase.
Somos aceptados por nuestro Padre en el cielo. Somos miembros de Su
familia, y Él realmente nos ama. Él conoce nuestros nombres y planea lo
mejor para nosotros.
Así que la directriz número uno para Dios y Su pueblo es que el Reino
de Dios venga a la tierra y Su voluntad se haga aquí. Eso tiene prioridad
sobre cualquier otra necesidad y cualquier otra situación. Jesús vino para
poder traer el Reino de Dios a la tierra. Estamos aquí como Sus siervos y
Su pueblo para ayudar en ese proceso. Tiene que ser la prioridad en
nuestras vidas. Tiene prioridad sobre ganar dinero, comer o criar una
familia. Es el primer elemento de la lista de Dios, y si queremos estar en
armonía con Dios, tiene que ser el primero de nuestra lista. “Buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia”, dijo Jesús, “y todas estas
cosas [las cosas que necesitamos todos los días en la vida] os serán
añadidas” (Mateo 6:33).
En tiempos de debilidad, a menudo le he fallado a Dios. Pero

básicamente puedo decir que primero he buscado el Reino de Dios y Su
justicia, y Él nunca ha dejado de agregarme las cosas que necesito. No es
necesario ir tras las cosas, lo que debemos hacer es comprometernos con
el Reino.
Cuando nos alineamos con los propósitos de Dios, Dios acepta la
responsabilidad por nosotros. Él dice: “Yo proveeré para ti; Abriré las
puertas. Es mejor dejar que Dios planee por nosotros que planear por
Nosotros mismos. Eso no debe significar que seamos indiferentes o
sin oración De ninguna manera. Pero los caminos de Dios son más altos que nuestros
caminos. Sus pensamientos son más altos que nuestros pensamientos. Lo más alto que
podemos planear para nosotros está muy por debajo de lo que Él ha planeado para nosotros.
a nosotros.
El evangelio del reino

En Mateo 10 Jesús envía a los doce apóstoles por primera vez con esta instrucción:
“Y yendo, predicad, diciendo: 'El reino de los cielos se ha acercado'” (Mateo 10:7).
Ese es el mensaje del Evangelio, y hoy en día no se predica con frecuencia. He

examinado esto muchas veces y, por lo que sé, los apóstoles nunca celebraron un
servicio de sanidad. Nunca celebraron un servicio para que la gente se demorara para el
bautismo en el Espíritu Santo. Simplemente dijeron: “El reino de los cielos se ha acercado.
Puedes unirte si quieres, si cumples con las condiciones”. No pretendo dar a entender
que está mal orar por sanidad; He celebrado muchos servicios de curación. Pero me doy
cuenta de que ese no era el enfoque de los apóstoles. Su enfoque fue: “Hay un Reino. Si
cumples las condiciones, puedes unirte. Si no cumples con las condiciones, estás
excluido”.
Entonces, como hemos visto en Mateo 24:14, “Este evangelio del reino será predicado
en todo el mundo”. No “este evangelio del perdón de tus pecados” o “puedes ser sanado”
o “hablar en lenguas”, sino “este evangelio del reino”. El mensaje nunca ha cambiado.
Empezó de esa manera y se cerrará de esa manera. Es un mensaje de un Reino y un Rey.
Volviendo el mundo al revés

A modo de ilustración, veamos la reacción de un grupo de personas
en la ciudad de Tesalónica a quienes llegaron los apóstoles. Como de
costumbre, cuando apareció Paul, ¡hubo un motín! Parece que
dondequiera que iba Pablo, tenía un motín o un avivamiento, o ambos.
Una vez estuve con un grupo de misioneros en el este de África y
estaban hablando de abrir una iglesia en una nueva área. Uno de ellos
dijo: “Hagámoslos enojar o alegrémoslos; ¡pero hágales saber que
estamos aquí!” Esos son mis sentimientos. Lo peor es ser ignorado.
Poco después de que Pablo y Silas llegaran a Tesalónica, hubo un

motín. La gente quería localizar a Paul, pero los asistentes de Paul ya
habían aprendido a alejarlo, por lo que no estaba allí. “Como no los
encontraron [a Pablo y Silas], arrastraron a Jasón y a algunos hermanos
a los gobernantes de la ciudad, gritando: 'También han venido acá estos
que trastornan el mundo'” (Hechos 17:6) .
¿Dirían eso de nosotros? ¿Que hemos puesto el mundo patas arriba?

¿Que hemos trastornado las cosas? A veces somos demasiado educados
y demasiado cuidadosos. Haríamos casi cualquier cosa para no molestar
a la gente, para mantener el statu quo (independientemente del hecho
de que el statu quo es el statu quo del diablo).
“Estos que han puesto el mundo patas arriba también han

venido aquí. Jasón [uno de los nuevos creyentes] los ha
albergado, y todos estos actúan en contra de los decretos de
César, diciendo que hay otro rey
-Jesús."
versículos 6–7
Aprendemos mucho de la oposición. Vemos aquí lo que pensaban

sobre el mensaje de Pablo y Silas. La multitud no dijo nada sobre el
perdón de los pecados o la curación. Dijeron: “Estas personas
representan a otro rey”. ¿Por qué?
Porque estaban proclamando el Reino. Lo que molestó a las autoridades
locales fue que era contrario a la regla de César.
Un hermano detrás de la Cortina de Hierro (cuando todavía había
una Cortina de Hierro) dijo una vez: “Puedes decirle a la gente, 'Jesús
te ama', y nadie se enoja. Pero cuando digas: 'Jesús es el Rey', te
meterán en la cárcel”. Actualmente, la mayoría de nosotros no estamos
realmente declarando la esencia del verdadero mensaje: Hay otro Rey.
Este es el Evangelio del Reino: “Hay un Reino que viene y puedes entrar
en él o puedes quedarte fuera, pero no puedes evitar que venga”. Ese
es un mensaje poderoso, pero no siempre nos hace populares.
Cuando los apóstoles proclamaron ese mensaje, todo tipo de cosas

sucedieron. Los enfermos fueron sanados; los demonios fueron
expulsados. Pero nunca tuvieron una reunión específicamente para ese propósito
Tenían un mensaje: el Evangelio, la Buena Noticia del Reino.
Tenemos que alinearnos con eso. Estamos aquí para convertirnos en

parte de la fuerza laboral que traerá el Reino de Jesucristo. Soy
completamente pesimista sobre las soluciones humanas y humanísticas
a los problemas del mundo. El hombre no lo tiene en sí mismo para
resolver sus problemas. Los problemas de guerra, enfermedad o pobreza
no serán resueltos por un plan humano. Si creyera que dependo de los
humanos, sería pesimista. Pero no lo soy, porque creo que viene otro
Reino. Eso
no está lejos Viene un Rey que reinará en justicia. Nuestro llamado

más alto es alinearnos con el propósito de Dios: proclamar y ayudar
a traer Su Reino.
Haciendo discípulos por todo el mundo

Nuestra segunda directriz está estrechamente relacionada:
tenemos que comprometernos con el orden final de Jesús a su
Iglesia, que se da en Mateo 28:19 y siguientes.
Me uní al ejército británico, no por elección, sino por obligación,
el 12 de septiembre de 1940. (Recordé la fecha porque era el
cumpleaños de mi madre). Lo primero que nos dijo el sargento fue:
Hago; Haz lo que digo." ¡Tenía buenas razones para decir eso!
Pero en el Reino de Dios, no podemos decir eso. No podemos dar
instrucciones a la gente que no seguimos nosotros mismos.
Otros dos principios que me enseñaron en el Ejército fueron:

Primero, una vez que se da una orden, está vigente hasta que
alguien con autoridad la cancele; segundo, el desconocimiento de
las órdenes no es excusa para desobedecerlas. Eso también es
cierto en el ejército de Dios. Sonrío cuando el pueblo de Dios habla
de ser un ejército. Cuando me uní al ejército británico, bajo el rey
Jorge VI, nunca obtuve un certificado firmado por el rey que
garantizara que no tendría que perder la vida. Ningún soldado se
unió jamás a un ejército sobre esa base. Y ningún soldado tiene
derecho a unirse al ejército de Jesús sobre esa base. Puede
costarle la vida. No hables de ser soldado si tu motivo es la
autoconservación. Miremos de nuevo estas palabras de Jesús:
“Toda potestad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Id,

pues, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
enseñándoles a guardar todas las cosas que os he mandado;
y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo.”
Mateo 28:18–20
Es importante saber quién tiene toda la autoridad, no solo alguna

autoridad, sino toda la autoridad. Todo está investido en una Persona y
Su nombre es Jesús. Habiendo dicho eso, y habiendo aclarado de una
vez por todas todo el tema de la autoridad, Jesús ordenó a sus seguidores
que fueran y hicieran discípulos a todas las naciones. ¿Hemos hecho
eso? De ninguna manera. Han pasado diecinueve siglos y todavía
estamos lejos de hacerlo.
Quiero señalar que Jesús no dijo: “Haced miembros de la iglesia”. Él
dijo: “Haced discípulos”. Uno de los mayores problemas que tenemos en
la iglesia son los miembros que no son discípulos. Por sus vidas,
contradicen el mensaje que debemos declarar.
Cuando comenzamos una obra para el Señor, debemos comenzar

con discípulos, no con miembros. Si hacemos discípulos, tarde o
temprano los miembros vendrán. Pero no son primarios. El mayor
problema individual de la iglesia en América es que hemos hecho
miembros que no son discípulos. La gente podría decirme que cierta
iglesia tiene tantos miles de miembros. Yo digo: “¡Eso es maravilloso!
¿Cuántos de ellos son discípulos?” Un discípulo es alguien que está bajo
disciplina. Un discípulo es alguien que ha dado su vida. Jesús dijo que a
menos que el hombre deje todo
que tiene, “no puede ser mi discípulo” (ver Lucas 14:33). Es imposible a
menos que estemos dispuestos a dar nuestras vidas.
bautizándolos
Luego el pasaje dice, “bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo”. Debemos entender que, debidamente practicado, el
bautismo en agua es un compromiso de discipulado. Si las personas no
están dispuestas a ser discipulados, someterse a la disciplina y dar sus
vidas, no deben ser bautizados. El bautismo en agua es tan importante en
el Nuevo Testamento como el bautismo en el Espíritu Santo. Es un paso
decisivo. Es urgente. Jesús dijo: “Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura [no solo a todas las naciones sino a toda criatura].
El que creyere y fuere bautizado, se salvará”
(Marcos 16:15–16).
Tampoco debemos caer en esta línea, “Si quieres ser bautizado,
tendremos un servicio bautismal en dos semanas; pon tu nombre. Esa no
era la actitud de la gente en el Nuevo Testamento. Cuando Dios visitó la
casa del carcelero de Filipos (y Su visita comenzó de una manera
poderosa, con un terremoto), estoy seguro de que tenía la atención del
carcelero. Cuando él y su familia se hicieron creyentes, todos fueron
bautizados a esa hora de la noche. Ni siquiera esperaron el amanecer
(véase Hechos 16:25–34).
Cuando Felipe se encontró con el eunuco en el camino a Gaza (ver

Hechos 8:26–38) y Felipe subió al carro, la Biblia dice que le predicó a
Jesús. No nos dice que Felipe dijo algo sobre el bautismo. Pero cuando
pasaron por un estanque de agua, fue el eunuco quien dijo: “Mira, aquí
hay agua. ¿Qué me impediría ser bautizado?” Philip no dijo que necesitaba
primero
memorizar las Escrituras y asistir a una clase bíblica y, si aprobaba,

al final lo bautizaría. No, Felipe lo bautizó de inmediato.
Una vez estuve en una misión que era un grupo maravilloso de

personas, pero no bautizaban a nadie que no hubiera estado en
una clase bautismal de seis semanas. ¡El resultado fue que estaban
bautizando paganos educados! Estas personas habían pasado por
la clase, pero nunca se habían salvado; simplemente se volvieron
religiosos.
Así que recuerde, el bautismo en agua no es un paso que
damos en algún lugar del camino. Es parte de nuestra salvación.
En el Día de Pentecostés los incrédulos preguntaron, “¿Qué
haremos?” Pedro dijo, primero, “arrepentíos”. Luego, “Que cada
uno de ustedes sea bautizado. . . y recibiréis el don del Espíritu
Santo” (Hechos 2:37–38). Y tres mil personas fueron bautizadas
en un día. Eso tomó mucho trabajo duro. Si los apóstoles hicieron
todo el bautismo, debe haber tomado varias horas. Pero fíjate en
esto: dejó una impresión indeleble en el pueblo de Jerusalén. Esto
es lo que significa convertirse en un creyente en Jesús. Tenemos
que pasar por el agua.
enseñándoles
Luego el pasaje de Mateo 28 continúa con: “Enseñándoles a
guardar todas las cosas que os he mandado”
(Mateo 28:20). El verdadero proceso de enseñanza no viene antes
del bautismo, sino después. Cuando las personas se han
comprometido con el discipulado, comenzamos a capacitarlas.
Pero no hay que formar gente sin compromiso, porque es una
pérdida de tiempo.
Todo esto lo digo por experiencia. He visto los resultados en ambos

sentidos. En la iglesia a la que asistí en Fort Lauderdale, básicamente
operamos según el principio de que si quieres ser salvo, te arrepientes,
crees y te bautizas. Tenían un tanque bautismal disponible todos los
domingos por la mañana, y la mayoría de las personas que se bautizaban
en agua también se bautizaban en el Espíritu Santo.
Hay personas a nuestro alrededor que realmente quisieran saber cómo
encontrarse con Dios. Simplemente debemos decidirnos que vamos a
llevar la Buena Noticia del Reino adondequiera que vayamos. No podemos
ser avergonzados o tímidos. Si les ofrecemos una dulce sonrisa en la cara,
siempre estarán dispuestos a escuchar.
Con respecto a llevar el Evangelio a todas las naciones, permítanme
compartir un pasaje importante de Apocalipsis, parte de una visión que
Juan el revelador tuvo en el cielo.
Después de estas cosas miré, y he aquí una gran multitud, la

cual nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos
y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero,
vestidos de vestiduras blancas, con palmas en las manos, y
clamando a gran voz, diciendo: “¡La salvación es de nuestro
Dios que está sentado en el trono, y del Cordero!”
Ya lo señalé, pero merece énfasis, estas personas eran de toda nación,

tribu, pueblo y lengua. La era no se cerrará hasta que haya por lo menos
un representante de cada nación, tribu, pueblo y lengua. Dios el Padre
honrará a Su Hijo, Jesús, por el sacrificio que Él hizo. él se asegurará
hay un representante, por lo menos, de cada etnia, de cada lengua, que

ha recibido el sacrificio y que está allí para alabar al Cordero.
Nuestro trabajo no estará completo hasta que hayamos llegado a

todos los grupos de personas del mundo. No estoy conectado
directamente de ninguna manera con los traductores de Wycliffe, pero
ciertamente los apoyo. Están tomando a Dios en serio porque se han
comprometido a llevar las Escrituras a todos los idiomas que se hablan
en la tierra, de acuerdo con este versículo.
Un Pueblo para el Reino de Dios

Hemos visto las dos primeras instrucciones principales de Dios en las
Escrituras: Él quiere que Su reino venga a la tierra y Él quiere que el
Evangelio sea predicado a todas las naciones. La tercera directriz sigue
lógicamente después de eso: Él quiere un pueblo para Su Reino. Mira
una vez más estos versículos:
Porque la gracia de Dios que trae salvación se ha manifestado

a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la
impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este tiempo
sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza
bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran
Dios. y Salvador Jesucristo, que se dio a sí mismo por
nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí
un pueblo propio, celoso de buenas obras.
Tito 2:11–14
Dios está esperando a Su propio pueblo especial. ¿Por qué Dios

tolera la terrible maldad, la agonía, el sufrimiento, la pobreza, todas las
cosas terribles que están pasando en la tierra?
Él podría decir una palabra y detenerlo, pero no lo detendrá hasta que
tenga un pueblo para sí mismo. Jesús quiere una Novia para compartir
el trono. Ese es un propósito principal de Dios: un pueblo. Tienen que
venir de cada nación, tribu, pueblo y lengua. Quiere un pueblo santo, un
pueblo purificado, al que haya purificado de toda iniquidad, de la
obstinación, de la ambición y del egoísmo, y celoso de las buenas obras.
Eso es lo que Dios busca.
Al respecto, Juan nos dice en su primera epístola:
¡Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos

llamados hijos de Dios!
Por eso el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
Amados, ahora somos hijos de Dios; y aún no se ha revelado
lo que seremos, pero sabemos que cuando él se manifieste,
seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es.
Y todo el que tiene esta esperanza en Él, se purifica a sí
mismo, así como Él es puro.
1 Juan 3:1–3
La marca de aquellos que realmente esperan la revelación de Jesús

es que se están purificando. ¿Qué tan puro? Así como Él es puro. Dios
tiene un solo estándar de pureza. es Jesús Podemos decir que estamos
esperando la venida del Señor. Pero si no nos estamos purificando, no
es verdad. Es el
evidencia en la vida de toda persona que con honestidad y sinceridad

espera la venida del Señor.
¿Cómo nos purificamos? Pedro nos dice: “Habiendo purificado
vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, en
el amor sincero a los hermanos” (1 Pedro 1:22). Nos purificamos
obedeciendo la verdad de la Palabra de Dios. No es una experiencia
mística. Lo que nos purifica es obedecer las Escrituras.
¿Cuál es el objetivo? Amor sincero de los hermanos.
Créanme, ¡“los hermanos” no siempre son fáciles de amar! Bob
Mumford solía decir: “¡Dios tiene hijos extraños!” Luego agregaría: “¡Y
tú puedes ser uno de ellos!”. Pero esa es la marca de la pureza: el amor
sincero por el pueblo de Dios. Eso es lo que nos preparará para la
venida del Señor.
Permítanme recapitular los tres propósitos de Dios con los que
debemos alinearnos: 1. La venida de Su Reino a la tierra.
2. Anunciar el Evangelio a todas las naciones, tribus, pueblos y

lenguas
3. Preparar un pueblo para el Reino, especial de Dios
gente.
¿Cómo debemos responder?

Como dijimos desde el comienzo de este libro en adelante, aunque
vemos externamente una tremenda disminución de la moralidad pública,
con iniquidad abundante, anarquía, violencia y perversión moral de
todo tipo, como la Biblia lo describe claramente, también vemos la
promesa de victoria en en medio de todo eso. Encontramos
en una gran batalla espiritual con fuerzas satánicas de fondo, con

doctrinas demoníacas, obra de espíritus malignos, los falsos profetas
y, sobre todo, el espíritu del Anticristo de fondo, provocando lo que
leemos en nuestros periódicos—sociales, problemas morales, políticos
e internacionales y decadencia.
Frente a esto, a la luz de todo lo que hemos discutido en los capítulos

anteriores sobre las señales proféticas del fin de los tiempos, debemos
hacernos estas preguntas: ¿Cuál es el plan y programa de Dios para la
Iglesia de Jesucristo? ¿Y cuál será nuestra respuesta?
¿Debemos sentarnos y cruzar nuestras manos? Ciertamente,

podríamos resignarnos a decir: “Bueno, todo esto fue profetizado y
anunciado y ahora está sucediendo. No hay nada que podamos hacer
al respecto de todos modos. El mundo entero está en las garras del
maligno. Solo tendremos que aceptarlo. Tal vez si aguantamos lo
haremos bien. Tal vez hagamos el Rapto. Tal vez lo logremos de
alguna manera.
¿Es esa la actitud que Dios quiere que tomemos? yo creo que no
Creo que esta es la hora para que la Iglesia de Jesucristo se levante
en una nueva medida de victoria, poder y autoridad. Es nuestro
momento de demostrar que frente a todo lo que Satanás puede hacer,
Dios a través de Su pueblo puede hacer más.
En varios momentos del Antiguo Testamento vemos cómo Satanás
manifestó su poder. En Egipto tenía representantes en la corte de
Faraón que podían hacer milagros: podían cambiar sus varas en
serpientes y cambiar el agua del río en sangre. No menospreciemos
este hecho. Los representantes de Satanás podían hacer estas cosas.
¿Pero Dios se rindió? No. Envió a Su propio representante, Moisés, a
la corte de Faraón, y Moisés lo hizo.
todo lo que los magos podían hacer y más. Cada vez que Satanás entra,
Dios retrocede con un contraataque que es mayor que todo lo que
Satanás puede hacer.
Asimismo recordamos el tiempo en la historia de Israel cuando los
profetas de Baal dominaban la tierra y ofrecían sacrificio y adoración.
¿Qué hizo Dios? Envió a Su hombre, Su representante, Elías. Dios dijo:
“Te mostraré que la oración en Mi nombre por parte de Mi profeta hará
más de lo que todos estos profetas de Baal jamás podrán hacer”. Dios
nunca se queda sin una respuesta y una respuesta a lo que Satanás
pueda hacer.
El estandarte levantado
La última parte de Isaías 59 dice: “Cuando el enemigo venga como
río, el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él” (versículo 19).
Dios no dice que el enemigo no vendrá como una inundación. Él dice
que lo hará. Pero Dios dice que cuando el enemigo entre, ese es el
momento en que podemos esperar que el Espíritu del Señor tenga la
respuesta, para levantar el estandarte.
En un ejército antiguo, el portaestandarte era la persona clave porque
sostenía en alto el estandarte del ejército. Todos los soldados estaban
entrenados en cualquier momento de crisis o confusión para buscar el
estandarte, agruparse alrededor del estandarte, formarse y lanzar un
contraataque desde el estandarte. Mientras el portaestandarte
permaneciera fiel e ileso, manteniendo el estandarte en alto, era una
señal segura de que la victoria aún era posible. Pero si el propio
portaestandarte alguna vez resultó herido y cayó y soltó el estandarte,
trajo confusión y pánico al ejército.
En Isaías 10, al describir una batalla, la Escritura dice que será

“como cuando se desmaya un portaestandarte” (Isaías 10:18, NVI).
Cuando eso sucede, los soldados miran a su alrededor para ver dónde
deben reunirse, para ver dónde está el hombre con instrucciones e
instrucciones para proseguir el resto de la batalla. Si el estandarte
desaparece, el ejército se confunde y se pone en fuga.
Pero es diferente para nosotros en este día de batalla. Para
nosotros, como pueblo de Dios en el ejército del Señor, el Espíritu
Santo mismo es nuestro abanderado. Justo cuando el pueblo de Dios
pueda sentir que es demasiado, que las cosas han ido demasiado
lejos, que la tierra está demasiado oscura, que las fuerzas de la
iniquidad son demasiado poderosas, entonces la Biblia promete: “El
Espíritu Santo, el Espíritu del Dios viviente — levantará un estandarte.”
Cuando el verdadero pueblo de Dios vea ese estandarte, sin importar
de qué iglesia, denominación o antecedentes sean, se reunirán
alrededor del portaestandarte para lanzar un contraataque.
Cuando parece que las cosas han ido demasiado lejos, de repente
el Espíritu del Señor, de una manera que nos ha asombrado a todos,
ha levantado el estandarte. El pueblo de Dios de todas las
denominaciones y todos los antecedentes que realmente lo aman y lo
desean se están uniendo en torno a ese estándar. Estamos viendo
victoria y no derrota para el pueblo de Dios. No importa cuán oscura
sea la hora, incluso cuando el enemigo entre como una inundación, el
Espíritu del Señor levantará el estandarte de la victoria.
Vemos que este comienzo tiene lugar: el verdadero movimiento
ecuménico. No una organización hecha por el hombre, no reuniones,
comités y programas, sino un mover del Espíritu de Dios en Su
soberanía levantando un estandarte de la verdad de la Palabra de
Dios y la Persona y la obra de Jesucristo. Una vez más el pueblo de
Dios se reúne en torno al portaestandarte divino,
El espíritu santo.
Levántate en victoria
Veamos una vez más dos versículos dirigidos al pueblo

de Dios por el profeta Isaías:
Levántate, resplandece; porque ha llegado tu luz! Y la gloria

del SEÑOR ha nacido sobre ti. Porque he aquí, tinieblas
cubrirán la tierra, y oscuridad profunda a los pueblos; mas
sobre ti amanecerá el SEÑOR , y sobre ti será vista su gloria.
Las naciones vendrán a tu luz, y los reyes al resplandor de tu
nacimiento.
Isaías 60:1–3
Dios afirma en este pasaje que estamos viviendo en una hora en que
las tinieblas cubren la tierra, cuando las tinieblas profundas cubren a las
personas, y esas tinieblas van a aumentar. Pero en medio de este
tiempo, la luz de la gloria y el poder de Dios descenderá sobre Su pueblo
de una manera nueva. Por grande que sea la oscuridad, mayor y más
brillante en contraste será la luz de la presencia y el poder de Dios sobre
Su pueblo creyente. Aunque debemos reconocer la oscuridad de la
época, no nos detengamos allí. Declaremos que es en la hora más
oscura que Dios revelará Su gloria sobre Su pueblo.
Hemos llegado a la etapa de la que se habla en Apocalipsis 22, donde

Jesús dice: “El que es injusto, sea injusto todavía; el que es

inmundo, sea inmundo todavía; el que es justo, practique la
justicia todavía; el que es santo, santifíquese todavía” (Apocalipsis
22:11).
No hay más tiempo ni oportunidad para el compromiso. El
camino de los justos sube hacia la luz. El camino de los impíos
desciende hacia las tinieblas. Verdaderamente hemos llegado en
la historia humana a la bifurcación de los caminos.
Es por eso que a muchas personas no les gusta este mover
presente del Espíritu de Dios. Los confronta con la necesidad de
tomar una decisión personal definitiva. ¿Voy a dejar de lado mis
prejuicios, mis preconceptos? ¿Voy a desechar mi descuido, mi
carnalidad, mi pecaminosidad, mi tibieza? ¿Voy a seguir adelante
con Dios, o voy a dejar que la marea de iniquidad y oscuridad me
envuelva y me lleve hasta las puertas del infierno?
Cada uno de nosotros tiene que hacer una elección personal a

la luz de la situación que enfrentamos hoy. Es hora de dejar de
jugar a la iglesia y tener un poco de religión los domingos. Esto
no es un juego; este es un compromiso de por vida. Es todo o es
nada, y no hay nada en el medio.
Es un privilegio vivir estos días, por oscuros que sean. Para
aquellos de nosotros que creamos en Dios y captemos la visión y
escuchemos la voz del Espíritu, los últimos tiempos serán un
tiempo glorioso, ¡un tiempo glorioso de victoria!
APÉNDICE
Los
entonces de Mateo 24–25
n la interpretación de este discurso de Jesús, una palabra clave es

yousado: entonces. Ocurre numerosas veces en Mateo 24–25.
Esta palabra indica una sucesión de eventos que se suceden uno
tras otro sistemáticamente. Esa es la naturaleza de este discurso de
Jesús: es sistemático, completo y básico.
Mateo 24
Versículo 9: “Entonces os entregarán a tribulación y os matarán, y
seréis aborrecidos de todas las naciones por causa de mi nombre”.
Versículo 10: “Y entonces muchos se ofenderán, se traicionarán unos

a otros y se aborrecerán unos a otros”.
Versículo 11: “Entonces se levantarán muchos falsos profetas, y
engañarán a muchos”.
Versículo 14: “Y será predicado este evangelio del reino en todo el
mundo, para testimonio a todas las naciones, y entonces
el fin llegará.”
versículo 16: “. . . entonces los que estén en Judea, huyan a los montes.
Versículo 21: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha

habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá”.
Versículo 23: “Entonces, si alguien les dice: '¡Miren, aquí está el Cristo!'
o '¡Allí!' no lo creo."
Versículo 30: “Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en

cielo."
versículo 30: “. . . y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra,

y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con
poder y gran gloria.”
Versículo 40: “Entonces dos hombres estarán en el campo: uno será
tomado y el otro dejado”.
Versículo 45: “¿Quién es, pues , el siervo fiel y prudente, al cual su amo
puso sobre su casa, para que les diera el alimento a su tiempo?”
Mateo 25
Versículo 1: “Entonces el reino de los cielos será semejante a diez
vírgenes que tomando sus lámparas, salieron al encuentro del novio”.
versículo 7: “Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y
arreglaron sus
lámparas.”
Versículo 16: “Entonces el que había recibido los cinco talentos fue
y negoció con ellos, y ganó otros cinco talentos.”
Versículo 24: “Entonces se acercó el que había recibido un talento y
dijo: 'Señor, sabía que eres un hombre duro, que siegas donde no
sembraste y recoges donde no esparciste'”.
Versículo 31: “Cuando el Hijo del Hombre venga en Su gloria, y todos

los santos ángeles con Él, entonces se sentará en el trono de Su
gloria”.
Versículo 34: “Entonces el Rey dirá a los de Su diestra: 'Venid, benditos

de Mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la
fundación del mundo'”.
Versículo 37: “Entonces los justos le responderán, diciendo: 'Señor,

¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, o sediento y te dimos
de beber?'”
Versículo 41: “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de

mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”.
Versículo 44: “Entonces ellos también le responderán, diciendo: 'Señor,

¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o
enfermo o en la cárcel, y no te servimos?'” Versículo 45: “Entonces
Él les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo

hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí me lo hicisteis.
Derek Prince (1915–2003) nació en la India de padres británicos.

Se educó como erudito en griego y latín en el Eton College y en
la Universidad de Cambridge, donde obtuvo una beca en filosofía
antigua y moderna en el King's College. También estudió varios
idiomas modernos, incluidos el hebreo y el arameo, en la
Universidad de Cambridge y la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Mientras servía con el ejército británico en la Segunda Guerra

Mundial, Derek comenzó a estudiar la Biblia y experimentó un
encuentro con Jesucristo que le cambió la vida. De ese encuentro
formó dos conclusiones: primero, que Jesucristo está vivo; y
segundo, que la Biblia es un libro verdadero, relevante y
actualizado. Estas conclusiones alteraron todo el curso de su
vida, que luego dedicó al estudio y la enseñanza de la Biblia.
El don principal de Derek de explicar la Biblia y sus enseñanzas
de una manera clara y sencilla ha ayudado a construir una base
de fe en millones de vidas. Su enfoque aconfesional y no sectario
hace que su enseñanza sea relevante y útil para personas de
todos los orígenes raciales y religiosos.
Escribió más de cincuenta libros y su enseñanza se presenta
en quinientos mensajes de enseñanza en audio y 140 en video,
muchos de los cuales han sido traducidos y publicados en más
de sesenta idiomas. Su transmisión de radio diaria, Derek Prince
Legacy Radio, está traducida al árabe, chino (amoy, cantonés,
mandarín, shanghainés, swatow), croata, alemán, malgache,
mongol, ruso, samoano, español y tongano. Ese programa de radio continúa

tocando vidas en todo el mundo.
Para obtener más información sobre Derek Prince y los muchos recursos
didácticos disponibles, comuníquese con:
Ministerios Derek Prince

PO Box19501 Charlotte,
NC 28219-9501 (704)
357-3556 www.derekprince.org

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© 2008 por Derek Prince Ministries–International

Publicado por Chosen Books Una

Impreso en los Estados Unidos de América

Datos de catalogación en publicación de la Biblioteca del Congreso

ISBN 978-0-8007-9445-3 (paquete)

BS649.E63P75 2008 236´.9

1. La Biblia revela el futuro

2. Esperar con la motivación adecuada

3. Siete Principios de la Profecía Bíblica

4. La “columna vertebral” de la profecía bíblica

5. El comienzo de los dolores

6. Los elegidos son reunidos

7. Mirando hacia arriba: señales en los cielos

8. Sociedades como la nuestra: los días de Noé y Lot

9. El impacto del regreso de Cristo

10. Vendrán tiempos feroces

11. Elegir luz u oscuridad

12. Israel y la Iglesia: dos pueblos de alianza

13. Objetivos de la Iglesia de los Últimos Tiempos

14. Levántate en victoria

Apéndice: Thens de Mateo 24–25

H a historia nos dice algo único acerca de la raza humana:

luz a los que la estudian y la obedecen. Varios pasajes de las

Esa es una conclusión desastrosa porque los cristianos necesitan

¿garantía? Porque al menos una cuarta parte de la Biblia es profecía

Dios revela el futuro

“Así dice el SEÑOR , Rey y Redentor de Israel, el SEÑOR

Isaías 44:6–7, NVI

El Señor presenta un desafío aquí: “Yo soy Dios. Sé lo que sucedió

Aquellos que hacen afirmaciones de predicciones a través de

Es fácil demostrar que las fuentes de información “alternativas” son

“Así dice el SEÑOR , tu Redentor, el que te formó en el

Isaías 44:24–26, NVI

Cuando los siervos de Dios predicen, Dios respalda lo que dicen y ve

“Acordaos de las cosas pasadas, las de antaño; Yo soy Dios,

decid: Mi propósito se mantendrá, y haré todo lo que me

Isaías 46:9–10, NVI

Si creemos que solo Dios puede revelar el futuro, se deduce que

. . . Porque su dominio es dominio eterno, y su reino es de

Daniel 2:20–22; 4:34–35

Los últimos dos versículos son las palabras de Nabucodonosor,

Prueba de que sus profecías son verdaderas

Las palabras habladas a través de los profetas de Dios, tal como

Su nacimiento de una virgen (Isaías 7:14; Mateo 1:24–25).

Su ser sepultado en la tumba de un hombre rico (Isaías 53:9; Mateo

La historia de la nación de Israel

Destrucción del primer Templo (2 Crónicas 7:19–22).

Regreso de Babilonia (Isaías 6:11–13; 48:20).

Destrucción del segundo Templo (Mateo 24:2; Lucas

Esparcidos entre todas las naciones (Levítico 26:33–34; Ezequiel

Persecución y opresión (Levítico 26:36–39).

Reunión de todas las naciones (Isaías 11:11–12; Zacarías

Aquí hay algunas predicciones aún no cumplidas:

Todas las naciones contra Jerusalén (Zacarías 12:2–3; 14:1–2).

Revelación sobrenatural del Mesías (Zacarías 12:10–14).

El Mesías viene en gloria (Zacarías 14:3–5).

A la luz del registro probado de la Biblia, podemos recurrir a ella con

Prestando atención a la Biblia

de la profecía de los últimos tiempos en la Biblia. ¿Cuál es el

privándonos de una importante provisión de Dios para nuestras vidas.

Necesitamos prestar atención a la palabra profética “hasta que