Está en la página 1de 4

Resumen:

Cardenismo: ¿Coloso o catramina?


La presidencia de Cárdenas, constituyo un periodo crucial en el desarrollo del México
del siglo vigente.
Cuatro preguntas de gran importancia:
1) ¿Hasta qué punto rompió con el pasado y buscó transformar la sociedad mexicana?;
2) ¿Hasta qué punto fue democrático, en oposición a la idea de autoritario?
3) ¿Qué capacidad tuvo de lograr sus metas, especialmente frente a la resistencia?
4) ¿Hasta qué punto puso en práctica, y no simplemente auspició, cambios radicales?

¿Qué suponía el estado? - ¿Cuál fue el resultado a largo plazo de la política estatal?
Rta: Análisis del estado revolucionario

¿A quién representaba el estado? - ¿Cuán fuerte era ese estado? Problema de la


continuidad vs. El cambio.

Visión oficial del PRI: Proceso teleológico de la revolución, enfatiza la continuidad y las
contribuciones acumulativas. Se acompaña por una creencia declarada en el carácter
democrático y popular del cardenismo y de la revolución en su totalidad, así como en
su carácter popular.

Visión de revisionistas: Enfatizan la continuidad del cardenismo, pero desde un punto


de vista crítico:

Marxistas: Motor de desarrollo capitalista y de acumulación capital, desde 1910-15


han representado los intereses de la burguesía. Cooptaba a los movimientos populares
para subordinarlos al estado, y para desarrollar el mercado interno en beneficio del
capital.

Estadistas: (puede aplicar o no un análisis de clase): Culminación exitosa de la


revolucionaria política de masas; la subordinación de las masas al poderoso estado
revolucionario, el cual tiene un considerable grado de autonomía. Para los no
marxistas, el surgimiento del estado es un distintivo de la historia, destacando la
continuidad del proceso de construcción del estado a través del periodo post
revolucionario. Estos últimos ven al estado como autoritario y muy fuerte.

Hay otras opiniones que también ven la continuidad, pero observan en Cárdenas un
carácter distintivo y transformador. Otros, por su parte, también ven especificidad del
cardenismo, pero no continuidad.

Visión de Knight, en contra de revisionistas: El cardenismo fue un movimiento


genuinamente radical que prometió un cambio sustancial; que también vehiculizó un
apoyo popular no mediado por formas de representación democráticas liberales. Por
su radicalismo enfrentó una gran resistencia que restringió su libertad de acción y lo
llevo a eludir, a hacer concesiones y a dar marcha atrás en varios temas; y que, en
consecuencia, sus logros en la práctica fueron limitados y aún los alcanzados en el
periodo 34-40 corrieron el riesgo de ser subvertidos. Fue más catramina que coloso.

El cardenismo fue una coalición poco compacta, heterogénea y cambiante que se


creó durante la campaña presidencial de 1933-34 y la batalla por el poder del 34-36. El
cardenismo abarca a una multitud de aduladores y oportunistas, con una lealtad
superficial y táctica, aunque algunos tuvieron una más genuina y duradera. Los
cardenistas ideológicos se identificaban con las reformas laborales y agrarias del
gobierno, su nacionalismo económico, la educación socialista y la política exterior
progresista; pero vinculaban estas políticas innovadoras a antiguas tradiciones políticas
y al patriotismo liberal, la masonería y el jacobismo. En algunos casos, esta simpatía se
unía al interés material, ya que el cardenismo ofrecía beneficios concretos, en clave de
clientelismo político, así como también al atractivo carismático que emanaba la figura
presidencial. Los comunistas, aunque generalmente fueron leales después del 35,
tuvieron que lidiar con obligaciones contrapuestas, teniendo un núcleo duro de apoyo
minoritario.

El radicalismo que caracteriza Knight puede ser más retórico que práctico, pero ella
también es importante para establecer el tono político y transmitir los mensajes.
Asimismo, se debe comparar al Cardenismo no en materia de teoría-praxis, sino de
praxis cardenista y realidad empírica, es decir lo que sucedió antes y después en
México, así como lo que sucedía en el contexto Latinoamericano.

Áreas principales de las políticas cardenistas:


1. Reforma agraria: Extensa, rápida e innovadora, distribuyó más tierras que sus
predecesores juntos, aceleró el proceso y promovió el ejido colectivo para justificar la
expropiación de tierras comerciales
2. Se favoreció la industrialización y el desarrollo económico, pero también implicó una
regulación mucho mayor. Las empresas que se negaban a colaborar con el régimen y
que recurrían a despidos corrían más riesgos de expropiación.
3. Alianza condicional con la CNDP
4. Política laboral radical
5. La nacionalización no constituyó un principio dogmático, pues creían que se
necesitaba de capital extranjero para el desarrollo.
6. Nacionalización del petróleo en 1938.
7. Educación socialista

En un momento en que la economía mexicana estaba pasando por una introversión, la


política tenía una extraversión sin precedentes: las diferencias políticas internas se
redefinían y profundizaban en términos de los conflictos internacionales. Los
mexicanos veían sus propios conflictos políticos como parte de un proceso global,
agudizando las divisiones internas, enfrentando izquierdas y derechas, pero también
generando conflictos dentro de cada grupo.

Recapitulando, el régimen de Cárdenas adoptó políticas y una retórica radical y, tanto


sus seguidores como sus oponentes consideraban que el régimen intentaba dar curso
a nuevas iniciativas radicales, aunque muchas fracasaran.

La política emanaba desde arriba, pero también se influenciaba por la presión desde
abajo, ello lo refleja, por ejemplo, la movilización popular, sindicalización, contratos
colectivos, etc.

Características de las movilizaciones


- Podía asumir una forma conservadora y católica.
- No tuvo precedentes en términos de magnitud y de organización.
- El rol del estado creció en importancia. Las organizaciones populares se
convirtieron en un capital importante del régimen en la construcción de un
estado fuerte, sirvió para derribar caudillos, domesticar el ejército, enfrentar
intereses extranjeros y potenciar su propio poder. Relación mutuamente
condicionada pero no igual. Tuvo que coexistir con los caciques mientras estos
debieron ponerse a la pardel viento popular.

Fue en las áreas donde el respaldo popular era más evidente en las que el gobierno
forjó los cambios más radicales y duraderos. La política de arriba hacia abajo fue más
ineficaz.

Aunque esta actuación era relevante, México no se caracterizaba por formas liberales
democráticas convencionales, no había elecciones transparentes, pero esto era
recurrente en dicho país: una tradición pobre en democracia electoral, pero con
fuerza en la movilización popular.

La permanencia del caciquismo plantea el tema de la cuestión del poder del estado. El
aumento del gasto del estado durante 34-40 reflejó ciertas tendencias globales, y lo
siguió haciendo después de 1940. Pero este aumento, sin dejar de ser significativo,
solo constituye un índice entre otros para medir la fuerza. Dos criterios particulares
para medirlo:

1. Se puede considerar fuerte en la medida en que sobrevive y se reproduce a sí


mismo, que no se topa con desafíos mortales y de estabilidad: El estado se
fortaleció durante la década del 20, mientras se combatían rebeliones militares,
mejoraban las relaciones con EE.UU. y que las elites revolucionarias se unieron
al PNR en 1929. Así, la política revolucionaria se volvió menos sangrienta. Ello
fortaleció al estado en un sentido más restringido de disminuir el riesgo de
rebelión y de golpe de estado.
2. No obstante, los estados pueden sobrevivir y reproducirse aun cuando sean
débiles o, a la inversa, los estados que despliegan una fuerza ejecutiva
pueden poner en peligro su propia supervivencia y reproducción. Para Knight,
los gobiernos revolucionarios del 20 y del 30 se ubican aquí, pues trataron de
cambiar la sociedad civil en forma radical:
Se encontraron a una importante oposición, como el sinarquismo que
negaba la legitimidad del estado por propiciar una filosofía antiética católica
integralista. También tenía otros detractores que colonizaban de manera discreta.
Sus enemigos, en síntesis, eran: la jerarquía eclesiástica, los laicos católicos,
grupos empresariales, universitarios, terratenientes, clase media, inversores
extranjeros y las elites provinciales:
Advirtieron que el estado revolucionario estaba para quedarse, por
lo que bregaron por su desradicalización antes que por su destrucción y así
lo lograron. El PAN, reflejando esta tendencia, perdió su tinte falangista y
resurgió con los colores de un partido proempresarial, anticomunista y
cristiano democrático.

De este modo, el giro cambiante sucedió antes de que Cárdenas terminara su


mandato. Entre el 38-40, enfrentando grandes dificultades económicas y desafíos
políticos, el gobierno recortó los gatos, puso freno a las reformas y en consecuencia
expulsó a muchos de sus antiguos seguidores. La perjudicial campaña presidencial del
40 estuvo signada por la desilusión general y la defección de las fuerzas cardenistas a
la oposición almazanista. La retórica se atenuó y permitió la sucesión de un PRMista
moderado, cuya retórica de campaña se distinguía muy poco de la retórica de su
opositor.

Este giro ideológico fue en parte producto de tendencias internacionalistas. La


segunda guerra mundial vinculó la economía mexicana a la estadounidense, la
colaboración impulsó la industria, provocó inflación e hizo necesario que se
disciplinara al sindicalismo. Asimismo, la guerra fría legitimó los ataques contra los
comunistas, y hasta contra los cardenistas.

De todos modos, los factores internos también fueron decisivos. Los cardenistas
fueron desalojados porque los opositores pudieron acumular un alto grado de apoyo y
porque la misma coalición Cardenista se fragmentó.

El cardenismo fue un vehículo de cambio mucho más débil de lo que sostenían tanto
sus seguidores como sus opositores. El régimen cardenista forjó cambios decisivos
como la reforma agraria y laboral (generador del apoyo popular); la nacionalización de
la industria del petróleo, la reorganización del partido gobernante. Pero el resultado
final de estas políticas estuvo lejos de alcanzar las metas que buscaron. Después del
40, las instituciones claves (ejido, escuela socialista, CTM, CNC, PRM, Pemex,
Ferrocarriles estatales) apenas satisficieron la esperanza radical, permaneciendo solo
el caparazón institucional, pero perdiendo su dinámica interna.

También podría gustarte