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a) La idea de polis:
El trasfondo histórico del pensamiento jurídico y político griego fue el advenimiento del
Estado-ciudad, la polis que adquirió su forma característica en los siglos VII y VI antes de
Cristo y culminó en la democracia ateniense del siglo V. Resulta difícil encontrar un vocablo
castellano susceptible de expresar la riqueza de significado del término griego polis; por eso
se lo suele traducir tanto como Ciudad como Estado, y quizás la traducción más exacta sea
la de Ciudad-Estado. La existencia humana era inconcebible para los griegos fuera de la
polis. La vida humana encontraba el marco adecuado para su despliegue y perfección en la
Ciudad.
Sin embargo, para los griegos la vida humana se desarrollaba en un comercio continuo con
los dioses, razón por la cual la polis no era sólo comunidad humana sino también un lugar
donde estaban presentes los dioses tutelando a la ciudad. Los dioses velan por la ciudad y
reciben culto de ella, por esos estaban indisolublemente asociados a la polis. Es por eso
que la polis era no tan sólo la asociación política sino también la unión religiosa de las
familias y de las tribus que tenían un mismo culto. La religión es algo muy presente entre los
griegos. Afirma FUSTEL DE COULANGES que la polis era “el domicilio religioso que recibía
a los dioses y a los hombres de la ciudad”5. Y el helenista alemán WERNER JAEGER6
agrega que en la polis es posible hallar aquello que abraza todas las esferas de la vida
espiritual y humana7 y la describe como “la suma de todas las cosas humanas y divinas”8.
Por su parte, el iusfilósofo español ANTONIO TRUYOL Y SERRA caracteriza a la polis
como una“comunidad total de vida, autárquica y sagrada, para servirnos de conceptos
actuales, era a la vez Estado e Iglesia”9.
b) La idea de nomos:
La palabra nomos significa ley o norma en general. Originariamente, la palabra equivale a to
nomithomena, la costumbre no escrita, es decir: las tradiciones, las prácticas obligatorias,
las máximas morales, los usos sociales, las reglas de convivencia, las regulaciones
religiosas (themistes) y también los preceptos jurídicos. Durante muchas generaciones los
nomos no fueron leyes escritas sino una tradición oral dotada de validez que se transmitían
de padres a hijos, con la creencia y la fórmula de la oración10. Eran una tradición sagrada y
en cierto modo obligatoria, que las familias transmitían en torno del hogar. Con el tiempo, el
nomos fue codificado por sabios legisladores (como DRACON y SOLÓN) y, recién a partir
de ese momento, nomos sirvió para designar la forma escrita que se diera a esas
costumbres obligatorias, surgiendo un concepto que es más parecido al actual de ley.
Es por ello que no sería correcto traducir nomos por la ley escrita de tipo jurídico, tal como
la entendemos hoy en día (códigos, leyes, decretos escritos), puesto que el verdadero
significado del término griego es mucho más amplio. Los nomoi (plural de nomos)
abarcaban indistintamente reglas morales y preceptos jurídicos, ya que los griegos nunca
establecieron una distinción rigurosa entre la órbita de la moral y la órbita del derecho11.
La comunidad de la polís griega descansaba sobre un orden legal que estaba dado por los
nomoi. Sin embargo, este orden no es algo impuesto mecánicamente por la autoridad
estatal en sentido moderno. La ley en que se asienta la convivencia en el seno de la polis
no es un mero decreto de la autoridad estatal, es el nomos, es decir, el conjunto de lo que
todos respetaban como costumbre viviente acerca de lo que es justo e injusto. El nomos era
algo así como la constitución real de la polis12, el fundamento invisible sobre el que
descansa la armonía y la cohesión interna de la comunidad.
Es relevante señalar, desde la perspectiva de nuestro estudio, que el nomos griego tiene un
origen divino13. El nomos o los nomoi tienen un fundamento religioso. Los griegos piensan
que las tradiciones y reglas que los rigen no fueron creadas por el hombre sino que
provienen de los dioses y eran algo sagrado. El verdadero legislador entre los antiguos no
era el hombre sino los dioses. Los griegos decían que sus leyes las habían recibido de los
dioses. Los cretenses atribuían las suyas a Júpiter; los lacedemonios a Apolo. FUSTEL DE
COULANGES dice que las leyes tenían un origen santo y afirma que las leyes formaban
parte de la religión14.
El fundamento divino y religioso de las leyes explica el alto grado de adhesión y de respeto
que los griegos otorgaron durante mucho tiempo a sus nomoi. En ellas no veían una obra
humana sino divina y desobedecerla era una suerte de sacrilegio. Tal era la importancia que
revestían los nomoi que en el juramento que hacían los ciudadanos para que pudieran
luchar, debían jurar defender hasta la muerte las leyes de Atenas. Otro ejemplo: en la colina
donde tuvo lugar la Batalla de las Termópilas, los espartanos pusieron una piedra que decía:
“Viajero: vé y dile a Esparta que hemos muerto por sus nomoi”. PLATON, más tarde,
expresa el pensamiento tradicional griego en su dialogo Critón, cuando muestra a
SÓCRATES dando su vida porque la ley se lo pide.
c) La idea de cosmos:
Otra noción fundamental que acuñaron los griegos es la idea de cosmos, es decir, la idea de
universo ordenado. Tanto el saber mítico, como la literatura posterior como asimismo los
sistemas filosóficos más desarrollados, todos reafirman la idea de un orden del universo.
Los griegos vieron el universo como un todo armoniosamente organizado. En el cosmos hay
ciertas regularidades (el día sigue a la noche, el invierno al verano, la muerte a la vida, los
astros siempre están en el mismo lugar, siempre sale el sol por el este y se pone por el
oeste); sin embargo, estos cambios no obedecen al azar sino a una relación causa-efecto.
En el cosmos se observa un cierto equilibrio, una armonía, un orden, un orden que,
además, es bello (el vocablo griego cosmos posee también una intensa connotación
estética, de ella deriva la palabra moderna cosméticos: herramientas que se utilizan para
dar belleza) y que responde a un principio racional.
Bibliografía
Lalanne, J. E. (Octubre de 2004). Si Dios no existe, ¿todo está permitido? (Dios como
fundamento del orden ético-jurídico a lo largo de la historia). Libertas(41), 4-6.