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Derecho Portuario II

Prisca Elena Guzmán Miranda Programa de Derecho

Dr. Felipe Santos – Docente X Semestre

Corporación Universitaria Regional del Caribe

1. Actividades Portuarias: Se consideran actividades portuarias la construcción, operación y


administración de puertos, terminales portuarios; los rellenos, dragados y obras de
ingeniería oceánica; y, en general, todas aquellas que se efectúan en los puertos y
terminales portuarios, en los embarcaderos, en las construcciones que existan sobre las
playas y zonas de bajamar, y en las orillas de los ríos donde existan instalaciones
portuarias.
2. Zonas Portuarias en Colombia: En la actualidad el país cuenta con 58 concesiones
portuarias en las cuales se han venido invirtiendo cada año entre 300 y 400 millones de
dólares. Estas se reparten en ocho zonas a lo largo de las costas marítimas: La Guajira,
Magdalena, Bolívar, Sucre, Antioquia, Valle del Cauca, Nariño y San Andrés y Providencia.
Además de esto, en la actualidad la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) está
estudiando 17 solicitudes de estructuración de concesiones.

Hoy Colombia es más competitiva en materia de puertos. De hecho, con el de Cartagena


se posiciona entre los más eficientes del Caribe y con el de Buenaventura lidera en el
Pacífico latinoamericano.

3. Régimen de los Bienes del Litoral Marítimo:

 Propiedad de los bienes adyacentes al mar: La propiedad de los bienes en general, y de


los que se pretende abordar en este escrito en particular, depende de la asignación que el
ordenamiento jurídico haga a un particular, o a una entidad estatal. Para rastrear dicha
"asignación", es necesario referir el artículo 83 del Código de Recursos naturales, que
asigna a la Nación "Las playas marítimas, fluviales y lacustres", así como "una faja paralela
a la línea de mareas máximas o a la del cauce de ríos y lagos, hasta de treinta metros de
ancho". Es decir, que en principio solo podrá haber propiedad privada o propiedad pública
diferente a la propia del litoral, a partir de 30 metros contados desde la marea más alta, o
de la finalización de la playa, si ésta se extiende más allá de los 30 metros mencionados.
Resta todavía, para que la interpretación sobre la propiedad pública existente sobre estos
terrenos resulte adecuada, tener en cuenta la salvedad hecha por el propio artículo 83
cuando indica que serán de uso público algunos bienes, salvo derechos adquiridos de los
particulares. Ello equivale a decir que la ley reconoce la posibilidad de que existan
derechos adquiridos sobre terrenos declarados como de propiedad de la Nación.
En nuestro entender, dos situaciones genéricas pueden ser merecedoras del tratamiento
contenido en la salvedad: en dos circunstancias se puede presentar la existencia de
derechos adquiridos en lugares que la ley declara de propiedad de la Nación.
En primer lugar, aquellos derechos existentes al momento de la expedición del Código de
Recursos naturales o de la declaratoria de cada bien como de propiedad del Estado. Todos
aquellos bienes sobre los cuales existían títulos legítimos que precedieron a la declaratoria
de un bien como de propiedad pública, y que en virtud de la ley pasaron a serlo.
En segundo lugar, resulta lógico pensar en aquellos casos en los cuales a partir de una
modificación en la situación fáctica, con posterioridad a la declaratoria de un bien como de
uso público, se genera que un bien de propiedad privada se vea encuadrado en la
definición legal respectiva. En este caso, la ley lo convertiría en un bien de uso público,
generando una especie de expropiación legal con posterioridad a la expedición de la
norma, en razón de la modificación en la situación fáctica concreta. Piénsese en la
transformación de terrenos de material consolidado en terrenos de material no
consolidado, característico de la definición de playas en el territorio colombiano (la
transformación de terrenos que no lo eran en playa) o en la invasión de terrenos de
propiedad privada por el mar (inundación de terrenos por el mar)

 La competencia de las diferentes autoridades administrativas


Una vez estudiado el tema de la titularidad del Derecho de dominio y las afectaciones a las
cuales pueden estar sometidos estos bienes, resulta de vital importancia delimitar las
competencias que sobre el punto tienen cada una de las autoridades administrativas. En
búsqueda de alcanzar el objetivo planteado, se considera que desde el punto de vista de
las garantías ciudadanas un elemento fundamental es la determinación de la autoridad
administrativa encargada de cierta competencia.

 La competencia de la Dirección General Marítima y Portuaria


La Dirección General Marítima y Portuaria (DIMAR), en los términos del Decreto 2324 de
1984, es una dependencia del ministerio de Defensa, agregada al Comando de la Armada
nacional.
El sometimiento a la Dirección General marítima y Portuaria (DIMAR) de 50 metros
medidos desde la más alta marea 14, será sobre 30 metros de Bienes de la Nación, de uso
público, según lo preceptuado por el Código de Recursos naturales, y sobre una franja de
20 metros adicionales que pueden ser propiedad privada o pública. El otorgamiento de la
jurisdicción (término anti técnico) sobre 20 metros no es una declaratoria de bienes como
de uso público, pues aplicando mutatis mutandi  el concepto del Consejo de Estado "(...)
una cosa es la titularidad del derecho y otra la asignación de las competencias" 15, con lo
cual el otorgamiento de competencias, no cambia en absoluto la titularidad de los bienes.
Es decir, los bienes públicos que se encuentren sometidos a la "jurisdicción" de la DIMAR
seguirán siendo de titularidad de la entidad estatal de que se trate y los bienes privados
seguirán siendo objeto del derecho de dominio en los términos que señalen las escrituras
y registros públicos.
En oposición a lo señalado, el Consejo de Estado señaló:
Debe destacarse la exactitud y el detalle con que se señala la jurisdicción de DIMAR.
Además, la Sala subraya que el hecho de corresponder a la ley la definición de los bienes
de uso público, aparece evidente en esta disposición -que tiene este carácter vinculatorio
de ley- que a la franja de las playas marítimas y de las riberas fluviales, se suma una
extensión de 50 metros más (según el texto transcrito, en el parágrafo 2) la cual también
es bien de uso público y se encuentra bajo jurisdicción de DIMAR 16.
Consideramos erróneo el razonamiento del Consejo de Estado por las consideraciones
expuestas con anterioridad, que se reforzarán más adelante y que giran básicamente en
torno de la diferencia que hace el propio ordenamiento jurídico entre bienes objeto de
jurisdicción de la DIMAR en general y aquellos otros que, además de estar sometidos a
esta jurisdicción, son bienes inalienables e imprescriptibles del Estado, de uso público y,
por lo tanto, de titularidad de la Nación.
El anterior razonamiento delimita el ámbito territorial del ejercicio de las competencias
(50 metros desde la más alta marea), pero deja por fuera las actuaciones administrativas
que puede desarrollar la DIMAR y los fines que ésta debe buscar con el ejercicio de las
competencias asignadas, las funciones concretas que le son prescritas por el
ordenamiento a esta entidad.
Dos son las funciones y atribuciones que debe ejercer la DIMAR sobre el tema que nos
convoca, y en concreto sobre las áreas que resultan relevantes para el presente análisis 17.
Una relativa a las concesiones y permisos sobre los bienes de uso público y otra
concerniente a las investigaciones y fallos por construcciones en los bienes de uso público
y terrenos sometidos a la jurisdicción de la DIMAR.
Si se analiza en detalle, puede observarse que la función relativa a las concesiones y
permisos se da de manera exclusiva sobre "los bienes de uso público". Mientras que la
referida a las construcciones indebidas o no autorizadas se da sobre "los bienes de uso
público y terrenos sometidos a la jurisdicción de la Dirección General marítima y
Portuaria". De ello se deduce que el ordenamiento jurídico hace una clara distinción entre
bienes sometidos a la jurisdicción de esta entidad que no son de uso público y otros que sí
lo son.
Sobre los primeros, bienes que no son de uso público y están sometidos a la jurisdicción
de la DIMAR, solo podrá adelantar y fallar investigaciones sobre las construcciones
indebidas o no autorizadas. Sobre los segundos, bienes de uso público sometidos a la
jurisdicción de esta entidad, podrá hacerlo, además de otorgar permisos o concesiones
como depositaria de las competencias sobre estos bienes de titularidad de la Nación.
Lo anterior resulta lógico con el planteamiento inicial, pues los títulos administrativos
denominados "permisos y concesiones" solo podrán ser otorgados sobre los bienes que no
sean de particulares, o de entidades estatales distintas de la Nación. Exclusivamente sobre
los bienes de uso público de que trata el artículo 83 del Código de Recursos naturales que,
como se explicó, son de titularidad de la Nación. Esto se encuentra acorde con el respeto
de los derechos de terceros, pues mal haría el ordenamiento en otorgar a la DIMAR dentro
de sus competencias la facultad de expedir títulos administrativos, crear derechos reales
administrativos (GONZÁLEZ PÉREZ, 1984) o, en general, de gestionar bienes que no son de
titularidad pública18.
Sobre los bienes de uso público, corresponde otra facultad a la DIMAR, y es la de hacer
respetar los derechos de la Nación, entre otras formas, impidiendo ocupaciones de
hecho19. Esta última facultad, como es obvio, puede ser desarrollada a través de distintas
formas de actuación de la administración, pero por razones prácticas se ha desarrollado
esencialmente a través del Acto Administativo, que se constituye en el mecanismo por
excelencia para garantizar el respeto de los derechos de la Nación sobre los bienes de uso
público; esto es, para recuperar los bienes a través de la desocupación o el lanzamiento.
 La competencia de los alcaldes
La facultad para lograr el respeto de los derechos de la Nación y de los ciudadanos sobre
estos bienes de uso público es compartida por los alcaldes, quienes en ejercicio de las
funciones de policía tienen la potestad de iniciar acciones tendientes a ordenar la
desocupación de predios que hagan parte del espacio público. Dentro del espacio público,
se incluyen las playas y los terrenos de bajamar20.
La discusión en torno al alcance de la competencia de los alcaldes sobre estos terrenos no
ha sido pacífica. En una consulta del Consejo de Estado, que llama la atención por los
continuos desaciertos conceptuales en los cuales incurre, uno de los cuales ya fue
referido21, se señaló:
Finalmente, y aun cuando no se ha mencionado en la consulta, la Ley 9ª de 1989 asigna
competencia para regular el espacio público a los alcaldes municipales. Sobre este asunto
también la sala se pronunció en la primera consulta citada, para señalar que esta
disposición, aunque posterior, no modifica la competencia de DIMAR y concluye que
"prevalece el régimen especial de orden público asignado a DIMAR por el decreto con
fuerza de Ley 2324 de 1984"22.
Según esta comprensión, la competencia asignada a los alcaldes sobre los bienes de uso
público, incluidos dentro del espacio público de sus municipios, específicamente aquellos
como las playas y los terrenos de bajamar, sería inexistente, o cedería frente a aquellas
que reposan en cabeza de la DIMAR, en razón de la especialidad del régimen.
Además de las imprecisiones conceptuales ya señaladas, este concepto desconoce la
posibilidad de que dos autoridades administrativas tengan facultades concurrentes sobre
un mismo tema, y desecha la coordinación, mandato constitucional que debe orientar el
desarrollo de las administraciones públicas23.
Esta comprensión corta de vista fue luego dejada de lado por el propio Consejo de Estado.
Con el pasar de los años, esta corporación ha venido aceptando la posibilidad de que los
alcaldes ejerzan las competencias otorgadas por el ordenamiento de manera concurrente
con la DIMAR 24. En particular la referida a las desocupaciones o lanzamientos de los
bienes que hagan parte del espacio público municipal.
 La competencia del INCODER
Al antiguo INCORA, hoy INCODER, nos referimos solo de manera tangencial para excluir la
competencia que hipotéticamente le correspondería en materia de deslinde de propiedad
pública o dominio público del litoral. Resulta necesario este razonamiento debido a que de
manera reiterada se ha alegado ante la Jurisdicción de lo Contencioso Administrativo 25 que
es esta entidad la encargada de efectuar el deslinde entre propiedad pública y propiedad
privada en el área limítrofe al mar.
La competencia del INCODER la han derivado de algunas de las facultades que le otorgaba
al INCORA el ordenamiento jurídico en lo relativo a la clarificación de la propiedad y
delimitación de los bienes de la Nación respecto de los bienes de particulares 26, debido a
que las normas que atribuían estas competencias no hacían distinción, por lo que
entendieron algunos intérpretes que se incluía allí la propiedad pública del litoral.
Sin embargo, la idea según la cual las facultades del INCODER operan incluso sobre los
bienes del litoral ha sido rechazada en una línea jurisprudencial consolidada 27, en virtud de
un razonamiento que compartimos parcialmente y que puede ser resumido señalando que
las competencias de esta entidad se refieren de manera exclusiva a los bienes baldíos. Se
comparte el raciocinio, en cuanto se excluye la competencia del INCODER sobre estos
bienes, pero no en razón de que existe una insinuación en el sentido de que dicha
competencia pertenece a la DIMAR. Insinuación que se hace por medio de una afirmación
según la cual las playas y terrenos de bajamar están sometidos al régimen especial del
Decreto 2324 de 1984; sin que se haga una afirmación contundente para desvirtuar la
aparente competencia de la DIMAR. No puede ser compartida esta errática insinuación,
pues, según lo analizado, no existe atribución expresa del deslinde del litoral a la DIMAR, y
no puede una línea jurisprudencial, por consolidada que sea, otorgársela.
Quiere decir lo anterior que el deslinde asignado al INCODER no toca el deslinde del litoral,
y por lo tanto no se encuentra en el área que en razón del territorio a nosotros interesa;
aun cuando las conclusiones que se expondrán en la parte 3 puedan hacerse extensivas a
éstas.
 La Unidad Nacional de Tierras Rurales
El problema del deslinde del litoral, e incluso del procedimiento aplicable, fue solucionado
en 2007:
En la actualidad se encuentran vigentes en esta materia la Ley 1152 de 2007 y el Decreto
4983 de 2007 reglamentario de la ley mencionada, normas aplicables también a todos los
conflictos relativos al tema originados a propósito de los bienes públicos y privados
ubicados en las áreas litorales del país, tales como playas marítimas y fluviales, terrenos
de bajamar, costas, islas, etc.  (SANTOFIMIO GAMBOA, 2005: 159).
Se advierte al lector que esta normativa no se encuentra vigente en razón de la
declaratoria de inexequibilidad de la Ley 1152 de 2007 28. Se estudia la misma puesto que
resulta ilustrativa de un régimen lógico que permite el ejercicio efectivo de las
competencias de deslinde, de una forma respetuosa para con los derechos de los
particulares.
En el entender de SANTOFIMIO GAMBOA (ídem), existen dos procedimientos, "el primero
propiamente clarificador de la situación jurídica de los bienes de dominio público" (ídem:
164) y "el segundo, un procedimiento de claros propósitos delimitadores de las tierras
dominio de la Nación, estableciendo los linderos materiales de los terrenos públicos
respecto de otros bienes inmuebles. Mediante este procedimiento, la unidad nacional de
Tierras Rurales define los linderos materiales que por disposición legal tienen la condición
de baldíos, o la de bienes de uso público, con los predios colindantes ocupados por
particulares" (ídem: 165).
El autor considera que estos procedimientos son aplicables a los bienes de dominio
público del litoral, en particular aquellos de uso público, según lo señalado por el Código
de Recursos naturales. El segundo de ellos, el que a nosotros interesa, se refiere
expresamente a los bienes de uso público en general. Aunque podría pensarse que las
competencias atribuidas a la extinta unidad nacional de Tierras Rurales son de la misma
naturaleza de aquellas asignadas al INCORA, y por ello pudo haberse excluido su
competencia sobre los predios del litoral, debe aclararse que las inclusiones de los bienes
de uso público dentro del decreto, así como de varias definiciones relevantes, por ejemplo
la de playas marítimas, permiten concluir, interpretando las normas armónicamente, que
se quiso evitar la exclusión de la Unidad de Tierras Rurales en los temas relativos al litoral,
como había sucedido con el INCORA.
De no haber sido declarada inexequible la ley, existiría un claro procedimiento de
clarificación de la propiedad y otro de deslinde. Con ello, no existiría duda sobre la
competencia de deslinde de los bienes del litoral. y la existencia de un procedimiento
administrativo especial, que incluiría peritajes y pruebas entre otras cosas, en alguna
medida respetuoso del debido proceso constitucional.
 Las Corporaciones Autónomas Regionales
En la Ley 1152 de 2007, declarada inexequible, se puso en cabeza de las Corporaciones
Autónomas Regionales (CAR)29 la función de adelantar "(...) los procesos de clarificación,
deslinde y restitución de playones, madreviejas, desecadas de los ríos, lagos y ciénagas de
propiedad de la Nación así como de las sabanas comunales y cuencas de los ríos". Esta
asignación sobre predios que no corresponden al litoral refuerza la idea de que aquellos
que sí pertenecen al mismo serían de competencia de la Unidad nacional de Tierras
Rurales.
No es esta la única competencia que resulta relevante de las que el ordenamiento jurídico
le ha asignado a las Corporaciones Autónomas Regionales. Se debe resaltar la otorgada
por el artículo 206 de la Ley 1450 de 2011 30, que se refiere a "el acotamiento de la faja
paralela a los cuerpos de agua a que se refiere el literal d) del artículo 83 del Decreto ley
2811 de 1974", de propiedad de la Nación y de uso público, según se señaló.
Resta por determinar qué significa "acotamiento": por no existir una definición legal, es
necesario acudir a una interpretación sistemática del ordenamiento que acoja la definición
usual de la misma según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua.
"Acotamiento" significa "Acción y efecto de acotar" 31. "Acotar", a su vez, 32significa
"Reservar el uso y aprovechamiento de un terreno manifestándolo por medio de cotos
puestos en sus lindes, o de otra manera legal" 32. Este acotamiento no puede ser entendido
en el sentido físico de reservar el uso y aprovechamiento de estos bienes, pues se trata de
bienes de uso público, que en razón de su afectación deben estar destinados, por regla
general34, al uso público. Por este motivo, se considera que el acotamiento al que hace
referencia la norma citada, es sinónimo de "clarificación", "restitución" y, sobre todo,
"deslinde".
Esto, sumado a la lógica de la Ley 1152, que pretendió otorgarles a estas corporaciones la
facultad de clarificación, deslinde y restitución, sobre algunos bienes de uso público,
permiten vislumbrar la reiterada voluntad de conferirles a estas entidades administrativas
competencias en este sentido. Cierto resulta que la competencia de la Ley 1152 de 2007
se contraía a cuencas de ríos, pero debido a que la nueva reglamentación no hace
distinción al respecto se debe entender que la faja paralela asignada es tanto la de los ríos
como de los mares, zanjando así cualquier duda sobre la competencia de la DIMAR, sobre
la posibilidad de deslindar predios de propiedad de la Nación, en particular sobre la faja
paralela del artículo 83 del Código de Recursos naturales.
Aun cuando hubiera sido deseable que la asignación de la competencia resultase de la
claridad de aquella contenida en la Ley 1152, por no existir en el ordenamiento una norma
expresa en ese sentido, es obvio que la intención del legislador con el uso de la palabra
acotamiento fue extender a la faja paralela la competencia de la determinación de la
propiedad en sentido amplio, incluyendo deslinde y clarificación.
Cuatro casos concretos que ilustran la teoría general
En este aparte se planteará de manera hipotética la forma como las autoridades
administrativas, según las normas existentes, deberían reaccionar en aplicación del
"sistema teórico" que se ha plasmado a lo largo del escrito, y que consiste
fundamentalmente en el ejercicio de las competencias de manera respetuosa para con los
derechos de los ciudadanos. Aun cuando muchos de los casos planteados son recogidos al
interior de la sentencia del Hotel Hilton, por la complejidad del factum abordado, se hará
una escisión teórica de los posibles casos, para que las conclusiones respecto de cada uno
sean aplicables a casos similares, por tener las mismas una abstracción que así lo permite.
A. El caso del Hotel Hilton
La sentencia proferida por el Consejo de Estado 35 sobre la propiedad de terrenos
adyacentes al mar en Cartagena, sentencia hito en varias materias, se trae a colación para
recordar que los bienes del Estado son inalienables, imprescriptibles e inembargables y
que, por lo tanto, ningún tipo de asignación en propiedad que haga alguna autoridad
administrativa resulta legítima. La ilicitud en el objeto haría nulos todos los actos
administrativos en ese sentido, incluidos allí los actos de registro, o aquellos expedidos por
autoridades que tengan jurisdicción sobre estos terrenos, como la DIMAR.
Sin el ánimo de convertir este acápite en un comentario jurisprudencial, se hará un breve
recuento de los hechos relevantes para el tema tratado en este artículo.
La sociedad Compañía Hotelera de Cartagena de Indias S.A. Se hizo propietaria de distintos
lotes en la ciudad de Cartagena y en algunas de las escrituras públicas otorgadas se
autoriza a recuperar terrenos del mar para que estos accedan la propiedad de la compañía
mencionada. Las escrituras públicas están respaldadas entre otras por resoluciones de la
Alcaldía de Cartagena, el Comando de la Armada y el Director General marítimo y
Portuario (DIMAR).
En el caso mencionado por medio de espolones autorizados por la DIMAR, la sociedad
logra recuperar un terreno aproximado de 27.000 metros cuadrados del mar.
En este caso concurren autoridades que efectivamente tienen competencia sobre los
terrenos que "accederían" la propiedad de la sociedad; sin embargo, la buena
comprensión del Consejo de Estado deja claro que aun cuando estas autoridades tengan
competencia sobre la playa y los terrenos de bajamar, su competencia no es de suficiente
envergadura para dejar de lado la clara asignación en propiedad que hace el
ordenamiento sobre estos bienes a la Nación.
Una primera conclusión puede ir en la dirección de precisar que la DIMAR, como se indicó
cuando se hizo referencia a las competencias de las diferentes autoridades
administrativas, no está habilitada para deslindar los bienes de uso público de los bienes
privados, a pesar de la asignación dentro de su jurisdicción de los primeros.
En este mismo sentido, es de vital importancia el análisis del Consejo de Estado, pues en
casos donde el desatino no resulte tan evidente como el del Hotel Hilton, podría pensarse
que existe un yerro en el ejercicio de las facultades otorgadas, y por lo tanto algunos
bienes siempre han sido de uso público, a pesar de la existencia de un deslinde previo.
Esta situación ocasionaría, de ser así, una inseguridad jurídica permanente para los
propietarios del litoral.
Por ello, la respuesta que se considera acorde con los intereses de los propietarios de
bienes adyacentes al mar y que permite la articulación de las competencias asignadas a las
autoridades administrativas por el ordenamiento, es la que se contempla en el acápite C
del presente escrito.
B. Un caso hipotético: "Accesión a Bienes Públicos"
En la sentencia del Hotel Hilton se dejó establecido que la accesión por el retiro de las
aguas marítimas no opera. A lo largo de la sentencia, pueden verse básicamente dos
argumentos en este sentido, cada uno de los cuales ataca uno de los requisitos de la
accesión en el sentir del Consejo de Estado:
El primero señala para el caso en concreto que el retiro de las aguas debe ser de aguas
interiores, pero no aplica para aguas marítimas. "estos requisitos, detentan una lógica
precisa; en lo que respecta al primero de ellos, vale la pena indicar, que la "accesión"
como modo de adquirir el dominio fue previsto expresamente por el Código Civil, para
predios colindantes con aguas interiores explícitamente definidas: ríos, lagos y lagunas -
siempre que no se trate de ríos o lagos navegables- mas no respecto de zonas
marítimas"36.
El segundo argumento en este sentido se refiere a la naturaleza del retiro de las aguas, o
mejor, a la causa que lo origina: "en relación con el segundo de los requisitos aludidos,
resulta fundamental, resaltar que se debe tratar de fenómenos naturales y no de
actividades humanas que conduzcan a los cambios físicos aludidos" 37.
Con acierto, formula el Consejo de Estado una conclusión que resulta de la claridad que
carecen algunas normas del ordenamiento.
Las modalidades de accesión analizadas y comprendidas en los artículos 719, 723 y 724 del
Código Civil, no pueden aplicarse para casos de terrenos adyacentes al mar, toda vez que
limitan su ámbito de aplicación a terrenos ribereños de ríos, lagos y lagunas.
Sobre la conclusión jurídica que de ello deriva el Consejo, en el sentido de considerar que
"(...)  son bienes de uso público, y como tales, inalienables, inembargables e
inprescriptibles", se debe hacer una precisión que no existe en la sentencia mencionada:
sin lugar a dudas estos bienes siguen siendo de titularidad de la Nación, pero debido a la
inexistencia de declaratoria de estos bienes como de uso público, por salirse de la
definición del artículo 83 del Código de Recursos Naturales, pasarán a la categoría residual
de los bienes de propiedad pública, es decir que se convertirán en bienes fiscales. Ello se
debe a que cuando una playa deja de ser tal, también abandona su condición de bien de
uso público en razón de que ya no es playa, fenómeno físico que no acarrea la posibilidad
de que su titularidad pueda ser atribuida a privados, como explica la sentencia
multicitada. Tampoco puede afirmarse que aun cuando deje de ser playa seguirá siendo
bien de uso público, y por lo tanto inalienable, inembargable e imprescriptible.
En caso de que la playa se retire por causas naturales o artificiales, los bienes que quedan
"al descubierto" seguirán siendo de titularidad de la Nación, por no permitirse la accesión
en terrenos ribereños al mar, pero no continuará su afectación al uso público, pues no
existe norma que así lo declare.
C. El caso de la consulta ante el Consejo de estado
A pesar de no conocerse públicamente la consulta sometida a la sala de Consulta y servicio
Civil, dos parecen ser las circunstancias que se pusieron en consideración de dicha
corporación.
La primera hace referencia a la potestad de deslinde, que en teoría podría corresponder a
la DIMAR y que, según lo visto a lo largo de este escrito, no corresponde a esta autoridad
sino a las Corporaciones Autónomas Regionales.
La segunda circunstancia se refiere al deslinde de predios cuyos linderos habían sido
determinados con anterioridad. Existe el problema respecto de la inalienabilidad e
imprescriptibilidad de los bienes de propiedad pública en general y de los bienes de uso
público en particular. una medición posterior podría dar lugar a la discusión de que la
primera de ellas fue errada. Este caso, que parece plantear la discusión en torno de la
asignación a particulares de propiedad pública, debe ser tratado con sumo cuidado en
respeto de los derechos privados.
Una comprensión lógica, y acorde con la realidad del litoral, que debido a los fenómenos
naturales se encuentra en constante cambio, podría considerar que los títulos registrales
se presumen legítimos, y cualquier cambio en el deslinde haría pensar en una modificación
de la situación fáctica de que trata el numeral "d" de este escrito y, por lo tanto, como se
verá en la necesidad de una indemnización.
Lo anterior se debe a que aun cuando la declaratoria de estos bienes como de uso público
es de estricto orden legal, el ejercicio de la competencia de deslinde no puede desconocer
la realidad de un constante cambio en fenómenos físicos como las playas y, en respeto de
los derechos de los particulares, ni las leyes ni los actos administrativos pueden ser en esta
materia retroactivos, pues ello sería tanto como desconocer la propiedad de los
particulares sin ninguna consecuencia para el Estado. Por ello, se propone que salvo la
declaratoria de nulidad del primero de los deslindes, o la revocatoria directa de ser
procedente, se consideren estos casos en donde existe deslinde previo como una
modificación en la situación fáctica, que exige el respeto de los derechos adquiridos en la
manera que se explica a continuación.
D. Los derechos adquiridos sobre bienes declarados como de uso público
Se debe recordar que dos son los casos en los cuales se puede presentar la existencia de
derechos adquiridos sobre bienes declarados como de uso público por la ley.
El primero es la existencia de derechos previos adquiridos sobre bienes que son
declarados como bienes de uso público, es decir títulos que preexistan a la declaratoria de
un bien como de uso público. El segundo es la modificación en la situación fáctica que
hace que bienes que no eran de uso público se conviertan en tales en razón del cambio en
los hechos. Lo anterior hace que se encuadren dentro de la definición legal respectiva
bienes que antes no se encuadraban allí (ejemplo de ello son la inundación de predios y la
transformación en playa de bienes que originalmente no lo eran).
En estos dos casos, la simple declaratoria de bienes de uso público hace que estos bienes
entren en el "patrimonio" de la Nación por ser de su titularidad; sin embargo, si esta
situación no se remediara, existiría una especie de expropiación sin indemnización,
expresamente prohibida por el ordenamiento colombiano 38. Por lo anterior, se hace
necesario pensar en fórmulas que resulten respetuosas de los derechos adquiridos de
particulares. Responsabilidad del Estado por ocupación jurídica, por desequilibrio de las
cargas públicas o, en general, por medio de cualquier solución que permita indemnizar y
restablecer el patrimonio del particular afectado. una de ellas, que podría resultar lógica,
es intentar en los términos del Código Civil recuperar los terrenos invadidos por el mar. Sin
embargo, esta solución admitida en Derecho español (RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, 2005: 131 a
208) es rechazada expresa y enfáticamente en la sentencia del Consejo de Estado 39, por lo
cual sería necesaria una norma que autorice a los propietarios limítrofes a recuperar los
terrenos invadidos, tal y como lo contempla el Derecho español. Asimismo, dentro del
marco de la discrecionalidad judicial y administrativa, podría pensarse en compensaciones
alternativas, como otorgación de títulos administrativos sobre estos terrenos en aras de
reintegrar al particular aquello que pasó a manos de la Nación, sin que esto implique que
el título administrativo se deba hacer sin un término definido (ídem: 131 a 208).
Este caso requiere, además, un nuevo deslinde para establecer la playa y la faja paralela
que forman parte de los bienes de uso público, los 20 subsiguientes que están sometidos a
jurisdicción de la DIMAR, y los demás tipos de propiedad compatibles en el área.

4. Ley 154 de 1959: Por la cual se crea la empresa “Puertos de Colombia”, Con el objeto
principal de organizar y administrar los terminales y puertos nacionales, crease la persona
jurídica denominada "Puertos de Colombia", como entidad autónoma, con patrimonio y
organización propios.  Esta empresa se creó por patrimonio integrado   por todos los
bienes, derechos, instalaciones, servicios y capital de trabajo de los puertos y terminales
marítimos de Barranquilla, Buenaventura, Cartagena, San Andrés, Santa Marta, Tumaco, y
de los demás puertos marítimos y fluviales que en el futuro sean incorporados por el
Gobierno a la empresa.  La contraloría dictaba las normas de contabilidad tendientes a
que la empresa pueda disponer en todo momento de sumas iguales a los recaudos. Fue
inspirada en la constitución de 1886.

5. Ley 01 de 1991: Esta ley expide el Estatuto de Puertos Marítimos, en donde se establecen
unas condiciones técnicas de operación en las asociaciones portuarias y obras necesarias
para el beneficio común. Estas y quienes tengan autorizaciones especiales vigentes en la
actualidad para ocupar y usar las playas, zonas de bajamar y zonas marinas accesorias a
aquéllas o éstas, podrán asociarse de modo transitorio o permanente con el propósito de
facilitar el uso común de las zonas marinas adyacentes a los puertos y embarcaderos,
construyendo obras tales como dragado, relleno y obras de ingeniería oceánica, y
prestando los servicios de beneficio común que resulten necesarios. Salvo en lo que
adelante se dispone, tales asociaciones no podrán limitar en forma alguna los derechos de
terceros.
Es decir, aparece a figura de la Concesión; un contrato administrativo en virtud del cual la
Nación, por intermedio de la Superintendencia General de Puertos, permite que una
sociedad portuaria ocupe y utilice en forma temporal y exclusiva las playas, los terrenos de
bajamar y zonas accesorias a aquéllas o éstos, para la construcción y operación de un
puerto, a cambio de una contraprestación económica a favor de la Nación, y de los
municipios o distritos donde operen los puertos.
 
Desde una perspectiva genética, al observar la exposición de motivos de la Ley 1 de 1991
se encuentra que hasta los años setenta se consideró la construcción y operación
portuaria como un monopolio estatal. No obstante, subsiguientemente se dio lugar a la
participación de operarios no estatales y a la creación de muelles privados en terminales
públicos. Participación que se concreta en la autorización de participación de privados,
prevista en el inciso I y II del art. 6 en unión con el artículo 5.2 y 5.20 de la Ley 1, al prever
que únicamente, las sociedades portuarias están legitimadas para ser titulares de
concesiones portuarias –dotando así de necesaria especialidad y tecnicidad a su objeto
social– y el que éstas, pueden ser constituidas con capital público, privado o mixto. En este
sentido, se autorizó la inclusión de un tercero, aquí denominado “sociedad portuaria”,
cuyo capital social bien puede ser constituido por un privado, por unidades de derecho
público, o por entidades mixtas, en la ejecución de una tarea estatal.
Así, del contenido y finalidad del artículo 5.2. de la Ley 1 de 1991, se deriva que la
concesión portuaria, es la cesión que la Nación realiza de la función pública de
construcción y operación de un puerto a una sociedad portuaria, a cambio de una
contraprestación económica a favor de la Nación, y de los municipios o distritos donde
operen los puertos. La concesión permite, que el cesionario ocupe y utilice (uso y goce)  en
forma temporal y exclusiva bienes de uso público, como las playas, los terrenos de
bajamar y zonas accesorias a aquéllas o éstos, excluyendo de ésta su propiedad, que
permanece en el dominio eminente del Estado

6. ANI: La Agencia Nacional de Infraestructura - ANI, es una Agencia Nacional Estatal de


Naturaleza Especial, del sector descentralizado de la Rama Ejecutiva del Orden Nacional,
con personería jurídica, patrimonio propio y autonomía administrativa, financiera y
técnica, adscrita al Ministerio de Transporte, según decreto 4165 del 03 noviembre de
2011.
La Agencia Nacional de Infraestructura - ANI, tiene por objeto planear, coordinar,
estructurar, contratar, ejecutar, administrar y evaluar proyectos de concesiones y otras
formas de Asociación Público Privada - APP, para el diseño, construcción, mantenimiento,
operación, administración y/o explotación de la infraestructura pública de transporte en
todos sus modos y de los servicios conexos o relacionados y el desarrollo de proyectos de
asociación público privada para otro tipo de infraestructura pública cuando así lo
determine expresamente el Gobierno Nacional respecto de infraestructuras semejantes a
las enunciadas en este artículo. Dentro del respeto a las normas que regulan la
distribución de funciones y competencias y su asignación. Su domicilio es la ciudad de
Bogotá D.C.
7. Ley 09 de 1991: Establece la regulación en materia de cambios internacionales, tiene por
objeto promover el desarrollo económico y social y el equilibrio cambiario; Propiciar la
internacionalización de la economía colombiana con el fin de aumentar su competitividad
en los mercados externos, Promover, fomentar y estimular el comercio exterior de bienes
y servicios, en particular las exportaciones, y la mayor libertad en la actuación de los
agentes económicos en esas transacciones, Facilitar el desarrollo de las transacciones
corrientes con el exterior y establecer los mecanismos de control y supervisión adecuados,
Estimular la inversión de capitales del exterior en el país, Aplicar controles adecuados a los
movimientos de capital, Propender por un nivel de reservas internacionales suficiente
para permitir el curso normal de las transacciones con el exterior y Coordinar las políticas
y regulaciones cambiarias con las demás políticas macroeconómicas. 

8. Leyes de Expropiación en Colombia: La expropiación comprende tres elementos


característicos: 1. sujetos: El expropiante es el sujeto activo, es decir quien tiene la
potestad expropiatoria; el beneficiario, es quien representa la razón de ser de la
expropiación, el creador del motivo, de la necesidad de satisfacer un interés público y/o
utilidad pública y el expropiado, titular de los derechos reales sobre los bienes requeridos
por el Estado. 2. Objeto. Los derechos de índole patrimonial que sacrifican los particulares
a favor de la Administración, sin incluir los derechos personales o personalísimos, para
satisfacer la causa expropiandi, de allí la necesidad de establecer los derechos
patrimoniales del sujeto expropiado sobre el objeto delimitado y, 3. La causa expropiandi
o justificación presentada por el Estado para utilizar la figura de la expropiación. Ésta
debe tener un objetivo que cumplir, que sea acorde con los fines de la utilidad pública e
interés social, especificado en la norma que la crea: “lo primero que hay que notar es que
el fin de la expropiación no es la mera “privación” en que ésta consiste, sino el destino
posterior a que tras la privación expropiatoria ha de afectarse el bien que se expropia”, es
decir, siempre hay una transformación al terminar la expropiación, lo que hace que la
expropiación sea un instrumento para llegar al fin de la meta propuesta en la ley, un
elemento que conllevará a realizar ciertos objetivos planteados para una situación fijada,
que amerita la obtención de cierto derecho.
8.1.Ley 388 de 1997: regula de manera pormenorizada la adquisición de inmuebles y la
expropiación judicial y administrativa, con el cual se garantiza la propiedad privada y los
derechos adquiridos. El procedimiento especial inserto en el Decreto 4628 anula la etapa
de negociación directa, por las siguientes razones: 1. Reduce drásticamente los términos 
consagrados a favor de los propietarios que se expropian, de forma que a estos se le
otorga un angustiante plazo de cinco (5) días calendario para aceptar o rechazar la oferta
de compra, si estos días caen en “puente” la persona solo cuanta con dos (2) días hábiles
para aceptar o rechazar la oferta; 2. Señala que el precio máximo de adquisición será el
que señale el Instituto Agustín Codazzi en diez (10) días o los peritos privados, el cual
únicamente podrá ser revisado por la entidad adquirente –entidad pública-; 3. La oferta
de compra en realidad no se notifica personalmente, pues se permite el peligroso sistema
de dejar constancia escrita a cualquier persona que se encuentre en el predio, para luego
dar paso a una notificación por aviso durante dos días en la alcaldía del pueblo con lo cual
aumenta la posibilidad de la no comparecencia del titular del predio; 4. El puntillazo final
a la negociación directa se presenta cuando el artículo 3º del decreto señala  que  “se
entenderá que el propietario renuncia a la negociación y rechaza la oferta de compra
cuando no hubiere acuerdo sobre el precio y la forma de pago o el titular incumpla los
plazos previstos para decidir sobre la oferta o suscribir la compraventa”, aspecto que
impide las negociaciones normales sobre el precio ofrecido, la identificación del
inmueble, es decir, la gestión predial. Para el efecto recuerda lo señalado por la Corte
Constitucional a propósito de la negociación directa en la sentencia C-476 de 2007.
8.2.LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE 1886: Las disposiciones iniciales sobre los derechos de
propiedad y sobre la expropiación como tal, fueron consagradas en el Título, Artículos 31,
32 y 33 de la siguiente manera:
Artículo 31.- Los derechos adquiridos con justo título con arreglo a las leyes civiles por
personas naturales o jurídicas, no pueden ser desconocidos ni vulnerados por leyes
posteriores. Cuando de la aplicación de una ley expedida por motivos de utilidad pública,
resultaren en conflicto los derechos de particulares con la necesidad reconocida por la
misma ley; el interés privado deberá ceder al interés público. Pero las expropiaciones que
sea preciso hacer requieren plena indemnización con arreglo al Artículo siguiente.
Artículo 32.- En tiempo de paz nadie podrá ser privado de su propiedad en todo ni en
parte, sino por pena, o apremio, o indemnización, o contribución general, con arreglo a
las leyes. Por graves motivos de utilidad pública, definidos por el Legislador, podrá haber
lugar a enajenación forzosa, mediante mandamiento judicial, y se indemnizará el valor de
la propiedad, antes de verificar la expropiación.
Artículo 33.- En caso de guerra y sólo para atender al restablecimiento del orden público,
la necesidad de una expropiación podrá ser decretada por autoridades que no
pertenezcan al orden judicial y no ser previa la indemnización. En el expresado caso la
propiedad inmueble sólo podrá ser temporalmente ocupada, ya para atender a las
necesidades de la guerra, ya para destinar a ella sus productos, como pena pecuniaria
impuesta a sus dueños conforme a las leyes. La Nación será siempre responsable por las
expropiaciones que el Gobierno haga por sí o por medio de sus agentes.
En 1936, se estableció la reforma agraria en la Ley 200 del mismo año, la cual tenía
como enfoque principal el hecho de que la propiedad privada debería cumplir una
función social, concediendo así la posibilidad de otorgar tierras a aquellas personas que
cultivaran territorios que no les pertenecían. Esta ley a su vez prohibió los desalojos de los
campesinos que invadían territorios ajenos para sembrarlos y facultó al Estado para
expropiar tierras en caso de que fuera necesario. Éste mismo año se realizó una reforma
constitucional importante al Artículo 30 previendo así que: Se garantizan la propiedad
privada y los derechos adquiridos con justo título, con arreglo a las leyes civiles, por
personas naturales o jurídicas, los cuales no pueden ser desconocidos ni vulnerados por
leyes posteriores. Cuando de la aplicación de una ley expedida por motivos de utilidad
pública o interés social, resultaren en conflicto los derechos de particulares con la
necesidad reconocida por la misma ley, el interés privado deberá ceder al interés público
o social. La propiedad es una función social que implica obligaciones. Por motivos de
utilidad pública o interés social definidos por el legislador, podrá haber expropiación,
mediante sentencia judicial e indemnización previa. Con todo, el legislador, por razones
de equidad, podrá determinar los casos en que no haya lugar a indemnización, mediante
el voto favorable de la mayoría absoluta de los miembros de una y otra cámara.

Posteriormente mediante la Ley 135 de 1961 se creó el Instituto Colombiano de la


Reforma Agraria INCORA. Los objetos generales de esta Ley se encuentran consagrados
así:
Artículo 1º. Inspirada en el principio del bien común y en la necesidad de extender a
sectores cada vez más numerosos de la población rural colombiana el ejercicio del
derecho natural a la propiedad, armonizándolo en su conservación y uso con el interés
social, esta Ley tiene por objeto:
Primero. Reformar la estructura social agraria por medio de procedimientos enderezados
a eliminar y prevenir la inequitativa concentración de la propiedad rústica o su
fraccionamiento antieconómico; reconstruir adecuadas unidades de explotación en las
zonas de minifundio y dotar de tierras a los que no las posean, con preferencia para
quienes hayan de conducir directamente su explotación e incorporar a ésta su trabajo
personal. Segundo. Fomentar la adecuada explotación económica de tierras incultas o
deficiente mente utilizadas, de acuerdo con programas que provean se distribución
ordenada y racional aprovechamiento.
Tercero. Acrecer el volumen global de la producción agrícola y ganadera en armonía con
el desarrollo de los otros sectores económicos; aumentar la productividad de las
explotaciones por la aplicación de técnicas apropiadas, y procurar que las tierras se
utilicen de la manera que mejor convenga a su ubicación y características.
Cuarto. Crear condiciones bajo las cuales los pequeños arrendatarios y aparceros gocen
de mejores garantías, y tanto ellos como los asalariados agrícolas tengan más fácil acceso
a la propiedad de la tierra.
Quinto. Elevar el nivel de vida de la población campesina, como consecuencia de las
medidas ya indicadas y también por la coordinación y fomento de os servicios
relacionados con la asistencia técnica, el crédito agrícolas la vivienda la organización de
los mercados, la salud y la seguridad social, el almacenamiento y conservación de los
productos y el fomento de las cooperativas.
Sexto. Asegurar la conservación, defensa, mejoramiento y adecuada utilización de los
recursos naturales”. Teniendo esto como objeto, la Ley antes citada faculto al INCORA
para que por medio de la compraventa o la permuta adquiriera terrenos o predios de
propiedad privada para posteriormente entregárselo a los campesinos y así fomentar la
explotación del campo, el trabajo rural y evitar que las tierras estuvieran en manos de
unos pocos y sin uso alguno. En caso de que el Instituto Nacional de la Reforma Agraria se
pusiera en contacto con el propietario de algún predio y se cumplieran los lineamientos
legales para que éste realizara una compraventa o una permuta y aun así el dueño se
negara, el INCORA siguiendo los lineamientos de la reforma del Artículo 30 de la
Constitución y atendiendo al interés general sobre el particular, podría iniciar un proceso
expropiatorio. Las propiedades de las cuales se haga propietario el Instituto por
cualquiera de los dos medios anteriormente mencionados, permuta-compraventa o
expropiación, tendrán una destinación específica la cual está regulada en la misma Ley en
su Artículo 80, 40 teniendo como principales fines de constitución de Unidades Agrícolas
Familiares, realización de concentraciones parcelarias, establecer los servicios públicos
necesarios para la respectiva zona, entre otros. La Ley 4 de 1963, también impuso
modificaciones a la legislación aplicable al INCORA ampliando así las causales de
expropiación de tierras que estuvieran siendo explotadas adecuadamente por sus
dueños, por ejemplo, en caso de reestructuración de resguardos indígenas etc. Otras
disposiciones normativas posteriores referentes a la expropiación y de importante
aplicación son, el Decreto Ley 1056 de 1953 también conocido como Código del Petróleo
donde se consagra el grado de interés social de la explotación de este hidrocarburo así
como los procedimientos para la expropiación por el buen ejercicio de esta industria. El
Decreto Ley 222 de 1983 siendo el Estatuto de Contratación Publica en sus Artículos 108
y 109 referentes a la adquisición o imposición de servidumbres sobre predios particulares
cuando sean necesarias para construcciones u obras públicas y la ocupación de predios de
índole también privada para la consecución de un interés general o social,
respectivamente.
8.3.CONSTITUCIÓN DE 1991: En la Constitución vigente los Artículos relacionados al derecho
de propiedad y por consiguiente lo tendiente a regir los temas de expropiación, están
consagrados de la siguiente manera:

ARTICULO 58.Se garantizan la propiedad privada y los demás derechos adquiridos con
arreglo a las leyes civiles, los cuales no pueden ser desconocidos ni vulnerados por leyes
posteriores. Cuando de la aplicación de una ley expedida por motivos de utilidad pública o
interés social, resultaren en conflicto los derechos de los particulares con la necesidad por
ella reconocida, el interés privado deberá ceder al interés público o social. La propiedad es
una función social que implica obligaciones. Como tal, le es inherente una función
ecológica. El Estado protegerá y promoverá las formas asociativas y solidarias de
propiedad. 41 Por motivos de utilidad pública o de interés social definidos por el
legislador, podrá haber expropiación mediante sentencia judicial e indemnización previa.
Esta se fijará consultando los intereses de la comunidad y del afectado. En los casos que
determine el legislador, dicha expropiación podrá adelantarse por vía administrativa,
sujeta a posterior acción contenciosa-administrativa, incluso respecto del precio.
ARTICULO 59. En caso de guerra y sólo para atender a sus requerimientos, la necesidad de
una expropiación podrá ser decretada por el Gobierno Nacional sin previa indemnización.
En el expresado caso, la propiedad inmueble sólo podrá ser temporalmente ocupada, para
atender a las necesidades de la guerra, o para destinar a ella sus productos. El Estado será
siempre responsable por las expropiaciones que el Gobierno haga por sí o por medio de
sus agentes”.

9. Lonja: Las Lonjas de Propiedad Raíz son entidades gremiales que agrupan, por regiones, a
las personas naturales y jurídicas vinculadas al sector inmobiliario en las áreas de
promoción, gerencia y construcción de proyectos, actividades de corretaje, administración
y arrendamiento de bienes inmuebles, avalúos, administración de propiedad horizontal y
consultoría inmobiliaria.
El objetivo de estas agremiaciones es promover un mercado inmobiliario de calidad que
genere confianza tanto para quienes pertenecen a él, como a los usuarios de dichos
servicios.
Prestan los servicios de:
9.1.Centro de conciliación y arbitraje: Cuando existen diferencias entre las partes en
desarrollo de cualquier relación, los centros de conciliación y arbitraje permiten
solucionar de manera independiente, a través abogados, conciliadores y árbitros, los
conflictos sin tener que acudir a una instancia judicial y obteniendo resultados más ágiles.
9.2. Listas múltiples: Permite agrupar la oferta de las diferentes personas y empresas
adscritas al gremio con reglas del juego claras y transparencia para las partes. Es una
manera clara en la que los clientes pueden consultar de forma segura opciones para
invertir.
9.3.Listas múltiples: Permite agrupar la oferta de las diferentes personas y empresas
adscritas al gremio con reglas del juego claras y transparencia para las partes. Es una
manera clara en la que los clientes pueden consultar de forma segura opciones para
invertir.
9.4. Directorio de Afiliados: Es posible consultar allí las empresas y personas afiliadas a La
Lonja, esto da tranquilidad a los clientes al saber que para poder ingresar deben cumplir
con requisitos estrictos y que están capacitándose permanentemente para ofrecer un
servicio confiable y seguro.
9.5.Biblioteca virtual: La mayoría de ellas cuentan con una biblioteca virtual en la cual se
puede consultar temas de legislación, noticias de interés y otros temas que permiten a los
agremiados y al público en general, saber qué pasa en el mercado inmobiliario.

10. Bancoldex: Bancóldex es un establecimiento de crédito bancario que opera como un


"banco de segundo piso",(entidades financieras que no cuentan con oficinas directas
para la atención del público y que canalizan recursos económicos a través de entidades
financieras de primer piso) cuyo objeto principal es el de financiar las necesidades de
capital de trabajo y activos fijos de proyectos o empresas viables de todos los tamaños y
todos los sectores de la economía colombiana.
Para el desarrollo de tal objeto la Ley 7ª de 1991 le asignó al Banco, entre otras, las
siguientes funciones generales:
10.1. La celebración de todos los actos y contratos autorizados a los establecimientos
bancarios, entre los cuales se encuentran la captación de recursos del público y la
realización de operaciones de crédito, inclusive para financiar a los compradores de
exportaciones colombianas.
10.2. El descuento de créditos otorgados por otras instituciones financieras, o la compra
de cartera de las mismas, antes que hacer créditos directos.
10.3. El otorgamiento de avales y garantías;
10.4. El apoyo al sistema del seguro de crédito a la exportación.

11. Analdex: Asociación Nacional de Comercio Exterior: Es una entidad fundada el 10 de


febrero de 1971, con el propósito de fomentar y fortalecer la actividad exportadora de
Colombia, promover la imagen del país en el exterior y apoyar el diseño y ejecución de las
políticas de exportación nacionales. En el año 2000 redimensionó sus funciones para
adaptarlas al nuevo contexto mundial.
Analdex ha trabajado permanentemente como conducto de canalización de la
información proveniente de las diferentes entidades vinculadas con el comercio exterior
colombiano. Particularmente del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo, Bancoldex,
Proexport y segurexpo.
Ha participado en las negociaciones internacionales adelantadas por Colombia y ha
prestado asesoría al gobierno e la definición de los diferentes acuerdos comerciales del
país con los diferentes bloques económicos.
Así, es importante destacar algunas negociaciones en las cuales ha intervenido: CAN
(Comunidad Andina de Naciones), G3, Centro América, Chile, CARICOM, ALCA,
MERCOSUR, y las adelantadas en la OMC.
La Asociación cuenta actualmente con cerca de 400 afiliados, compuestos por empresas
exportadoras de bienes, empresas exportadoras de servicios, personas naturales, cámaras
de comercio y gremios sectoriales.
Los órganos que dirigen la Asociación son:
a. La Asamblea de Afiliados
b. La Junta Directiva. Compuesta por 18 miembros
c. El Presidente Ejecutivo.
ANALDEX realiza además investigaciones de carácter técnico y normativo en respuesta a
solicitudes específicas de una o varias empresas exportadoras e importadoras. Es así como
desde el año 2002 se viene ejecutando un programa denominado Asesoría Estratégica en
Proyectos de Exportación y Financiamiento, que la Asociación ofrece a las empresas
afiliadas y no afiliadas.

12. Concesiones Portuarias en Colombia:

12.1. Zona Portuaria de la Guajira:


1. Sociedad Portuaria de la Península S.A - Contrato Privado
2. Sociedad Puerto Brisa S.A. – Concesión Portuaria Pública

12.2. Zona Portuaria de Santa Marta


3. Sociedad Portuaria Regional de Santa Marta S.A. - Contrato de Concesión Público
4. Sociedad Ecopetrol S.A. – Terminal Marítimo de Pozos Colorados - CENIT Santa Marta
Transporte y Logística de Hidrocarburos S.A.S. - Contrato de Concesión Privado
5. American Port Company Inc. - Puerto Drummond - Contrato de Concesión Privado
6. Sociedad Portuaria Puerto Nuevo S.A. - Contrato de Concesión Público
7. Sociedad Portuaria Río Córdoba S.A - Contrato de Concesión Privado
8. Sociedad portuaria LAS AMÉRICAS S.A. - Terminal de gránales líquidos del Caribe
S.A.S. – TERLICA S.A.S. - Contrato de Concesión Público

12.3. Zona Portuaria de Cartagena


9. Sociedad Cocoliso Alcatraz S.A. - Contrato de Concesión Público
10. Sociedad Portuaria Regional de Cartagena S.A. - Contrato de Concesión Público
11. Sociedad Portuaria Regional de Cartagena S.A. – Muelle No.9 - Contrato de Concesión
Público
12. Sociedad Portuaria Algranel S.A. - Contrato de Concesión Público
13. Compañía Puertos Asociados S.A. – COMPAS S.A. (antes Sociedad Marítimo Muelles El
Bosque S.A.) - Contrato de Concesión Público
14. Sociedad Transpetrol Ltda. - Contrato de Concesión Privado
15. Sociedad Portuaria Terminal de Contenedores de Cartagena CONTECAR - Contrato de
Concesión Público
16. Sociedad Portuaria Transportes Marítima San Andrés y Providencia S.A. - Contrato de
Concesión Público
17. Sociedad Portuaria Central Cartagena S.A. - Contrato de Concesión Público
18. Sociedad Portuaria Puerto de Mamonal S.A. - Muelle Adicional 135 mts - Contrato de
Concesión Público
19. Sociedad Zona Franca ARGOS S.A.S. (Cementos Argos) - Contrato de Concesión
Privado
20. Sociedad Portuaria Olefinas y Derivados S.A. - Contrato de Concesión Público
21. Sociedad Portuaria de la Zona Atlántica – Cartagena - Contrato de Concesión
Privado
22. Sociedad Ecopetrol S.A. - Contrato de Concesión Privado
23. Refinería de Cartagena S.A. REFICAR - Contrato de Concesión Privado
24. Sociedad Portuaria ExxonMobil de Colombia S.A. - Contrato de Concesión Privado
25. Sociedad Portuaria DEXTON S.A. - Contrato de Concesión Privado
26. Sociedad Portuaria Buenavista (antes Sociedad Portuaria Mamonal – Abonos
Colombianos S.A. ABOCOL) - Contrato de Concesión Público
27. Sociedad VOPAK COLOMBIA S.A. (antes Sociedad Colombiana de Terminales S.A. –
COLTERMINALES) - Contrato de Concesión Público
28. Sociedad Oiltanking Colombia - (antes Sociedad Dow Química de Colombia) - Contrato
de Concesión Privado
29. Sociedad Portuaria del Dique S.A. (antes Sociedad Operadora Zona Franca Industrial
de Bienes y Servicios de Cartagena de Indias S.A. – ZONAFRANCA S.A.) - Contrato de
Concesión Público
30. Sociedad Portuaria Bavaria S.A. - Contrato de Concesión Privado
31. Sociedad Portuaria Puerto Bahía S.A. - Contrato de Concesión Público
32. Sociedad Terminal de IFO'S - Contrato de Concesión Público
33. Sociedad ATUNAMAR Limitada - Contrato de Concesión Privado
34.  Sociedad Portuaria Operadora Internacional cesión por la Sociedad Portuaria
Regional de Cartagena (Edurbe) - Contrato de Concesión Privado
35. Sociedad portuaria El Cayao S.A.E.S.P. - Contrato de Concesión Privado
36. Grupo COREMAR SHOREBASE S.A. (Retramar) - Contrato de Concesión Público
37. Sociedad Portuaria Bullpesa S.A. - Contrato de Concesión Público

12.4. Zona Portuaria del Golfo de Morrosquillo


38. Compañía de Puertos Asociados S.A. – COMPAS Tolú (antes Sociedad Portuaria Golfo
de Morrosquillo) - Contrato de Concesión Privado
39. CENIT Coveñas Transporte y Logística de Hidrocarburos S.A.S.(antes Terminal
Petrolero de Coveñas Ecopetrol) - Contrato de Concesión Privado
40. Sociedad Portuaria Palermo S.A. – Muelle Coveñas - Contrato de Concesión Privado
41. Sociedad Portuaria Oleoducto Central S.A. "OCENSA S.A." - Contrato de Concesión
Privado
42. Empresa Colombiana Pesquera de Tolú - PESTOLÚ S.A. - Contrato de Concesión
Privado

12.5. Zona Portuaria de Urabá


43. Sociedad Portuaria Punta de Vaca S.A. - Contrato de Concesión Privado

12.6. Zona Portuaria de Buenaventura

44. Sociedad Puerto Industrial Aguadulce S.A. - Contrato de Concesión Público


45. Sociedad Portuaria Terminal de Contenedores S.A. – TC BUEN S.A. (antes Sociedad
Portuaria Complejo Portuario Industrial de Buenaventura) - Contrato de Concesión
Público
46. Sociedad Portuaria Regional de Buenaventura S.A. - Contrato de Concesión Público
47. Sociedad Grupo Portuario S.A. - El vacío - Contrato de Concesión Público
48. Sociedad Grupo Portuario S.A., 50 mts - Contrato de Concesión Público
49. Sociedad Grupo Portuario S.A. Lotes A1-A2 - Contrato de Concesión Público
50. Compañía de Puertos Asociados .S.A. – COMPAS S.A. Buenaventura (antes Sociedad
Portuaria Cementeras Asociadas S.A.- CEMAS) - Contrato de Concesión Público

12.7. Zona Portuaria de Tumaco


51. Sociedad Portuaria Puerto Hondo S.A. - Contrato de Concesión Privado
52. Sociedad Portuaria Regional Tumaco Pacific Port - Contrato de Concesión Público
53. Sociedad Ecopetrol S.A. – Terminal Marítimo de Tumaco (CENIT Tumaco) - Contrato
de Concesión Privado
54. Sociedad Portuaria PETRODECOL S.A. - Contrato de Concesión Privado

12.8. Zona Portuaria de San Andrés y Providencia


55. Nueva Sociedad Portuaria de la Zona Atlántica S.A. - Contrato de Concesión Privado

13. Transformación Económica de Korea del Sur: En los años 60, Corea era un país corrupto,
inestable y dependiente de las ayudas de Occidente. A pesar de ello, en poco más de
veinte años, "la República de Corea experimentó una transformación industrial que a los
países occidentales les había llevado alrededor de 100 años".
Una serie de decisiones políticas encaminadas a proteger industrias clave, un fuerte
aperturismo al comercio internacional en otros sectores y una mejora de la educación han
sido los pilares del fuerte desarrollo experimentado por este país. Todas estas medidas
estuvieron impulsadas por el General Park Chung-Hee y sus hombres de confianza y tenían
como objetivo convertir a Corea del Sur en una economía exportadora. Las políticas para
proteger a la naciente industria química e industria pesada durante unos seis años fueron
fundamentales. "Korea copió esta política de Japón, mientras que hoy países como Taiwán
persiguen estrategias similares".

Park y las entidades financieras del país controladas por el régimen concedieron grandes
cantidades de crédito a las industrias del acero, petroquímicos, automóviles, máquinas
pesadas, electrónica y construcción naval. Por otro lado, se redujeron drásticamente las
barreras a la importación de bienes que eran necesarios para que estos sectores
fabricasen sus productos y maquinaria. Es más, en algunos casos hasta se llegaron a
implantar subsidios para la importación de inputs intermedios en el proceso de
producción de las industrias clave.

Con este tipo de políticas en marcha, los chaebol (grandes conglomerados empresariales
de Corea del Sur), comenzaron a crecer con intensidad. Estas empresas se convirtieron en
claras dominantes de la economía coreana, siendo así las más capacitadas para realizar
inversiones masivas en capital (maquinaria, tecnología, factorías...) e innovar.

Sin embargo, las industrias o sectores que no fueron considerados como 'clave' para el
régimen sufrieron un fuerte aumento de la competencia exterior por el fomento de las
importaciones de ciertos bienes y por efecto crowding out, ante la asignación de una gran
parte de los recursos financieros a las empresas o sectores más importantes.

Una empresa grande, eficiente y que invierte en capital cuenta con los ingredientes
perfectos para ser productiva y ganar cuota de mercado. De este modo, las exportaciones
de Corea del Sur pasaron de representar un 2% del PIB en 1962 a suponer el 30% en 1980,
según relataban Michelle Connolly, de la Universidad de Duke y Kei-Mu Yi, investigador de
la Reserva Federal de Philadelphia.
El trabajo de estos expertos analizaba el milagro de Corea desde la perspectiva del
comercio internacional. Este país pasó en un abrir y cerrar de ojos de la agricultura de
subsistencia a un modelo completamente industrial. En 1960, sólo el 35% de las
mercancías que se exportaban eran bienes manufacturados, mientras que en 1995 la cifra
ya era del 96,9%.

"El General Park sabía que Corea tenía que comenzar su carrera exportando, y supo
reconocer que el país tenía pocos recursos naturales. Como consecuencia, la política
comercial cambió para centrarse en la expansión de las exportaciones", explican los
expertos.
En pocos años, el país adoptó 38 políticas centradas en promover las exportaciones, entre
las que cabe destacar la eliminación de aranceles para bienes intermedios de producción y
bienes de capital, pero sólo para las importaciones que se fuesen a usar para producir
bienes que se fueran a exportar.

El fin de los aranceles y el crédito permitió a las empresas coreanas acumular capital
(maquinaria, tecnología, factorías...), lo que a su vez incrementó la productividad de los
sectores clave. Por otro lado, las reducciones arancelarias a nivel mundial en la Ronda
Kennedy (1967) y en la Ronda de Tokio (1973), dentro de las rondas del GATT (Acuerdo
General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio), permitieron que los bienes producidos
en Corea tuviesen mayor penetración en los países desarrollados. Hoy, las exportaciones
de Corea suponen más de un 40% del PIB, habiendo superado el 50% en 2012.
Bajo este contexto y volviendo a los datos de PIB per cápita, superar los 30.000 dólares
marcaría un nuevo hito en el rápido desarrollo económico de Corea del Sur. La renta per
cápita del país asiático superó por primera vez los 10.000 dólares en 1994 y los 20.000
dólares en 2006. El año pasado la renta per cápita media alcanzó los 27.561 dólares.

De conseguirlo, Corea lograría superar la barrera de los 30.000 dólares, adelantando a


España y saliendo del grupo de países que se mueven en el rango de los 20.000-30.000
dólares per cápita, en un periodo de tiempo récord para un país que se encontraba hace
poco más de 35 años en la extrema pobreza.

Eliminando el efecto distorsionador de los precios, la tendencia es también asombrosa. En


1970, la renta per cápita en PPA en Corea del Sur era de 2.496 dólares, mientras que la de
España era de 13.891 dólares. En 2016, este mismo indicador es de 35.000 dólares en
Corea y de 32.796 en España.

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