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La libertad de asociación y de reunión en México

El artículo 9 de la Constitución mexicana de 1917 contempla dos derechos fundamentales distintos: el de


reunirse y el de asociarse. Su texto es el siguiente: No se podrá coartar el derecho de asociarse o reunirse
pacíficamente con cualquier objeto lícito; pero solamente los ciudadanos de la República podrán hacerlo para
tomar parte en los asuntos políticos del país. Ninguna reunión armada, tiene derecho de deliberar. No se
considerará ilegal, y no podrá ser disuelta una asamblea o reunión que tenga por objeto hacer una petición o
presentar una protesta por algún acto o una autoridad, si no se profieren injurias contra ésta, ni se hiciere uso
de violencias o amenazas para intimidarla u obligarla a resolver en el sentido que se desee. En los siguientes dos
apartados se estudia cada uno de estos derechos por separado, ya que se trata de derechos que, a pesar de
estar regulados en un mismo precepto constitucional, tienen diferencias importantes entre ellos, como se verá
enseguida.

Libertad de reunión
El derecho de reunión implica la libertad de todos los habitantes de la República para poder congregarse con
otros con cualquier finalidad y objeto, siempre que dicha reunión sea de carácter pacífico y tenga un objeto
lícito. Si se trata de reuniones de carácter político (es decir, que tengan relación directa con la celebración de
las campañas electorales o con la emisión de los sufragios o, en general, con los procesos electorales), solamente
podrán participar los ciudadanos mexicanos.

Libertad de asociación
Por su parte, el derecho de asociación consiste en la libertad de todos los habitantes para conformar, por sí
mismos o con otras personas, entidades que tengan una personalidad jurídica distinta de la de sus integrantes;
es decir, se trata de poder constituir lo que Kelsen llamaría un “centro de imputación de derechos y
obligaciones”, con el objeto y finalidad que sus integrantes libremente determinen, siempre que sea lícito. De
nuevo hay que decir que en materia política solamente los ciudadanos de la República podrán ejercer ésta
libertad, que tampoco les ha sido concedida a los ministros de culto religioso de acuerdo con el artículo 130,
inciso E.7 La libertad de asociación tiene un papel esencial en la conformación de las democracias modernas,
pues expresa la posibilidad de constituir agregados interpersonales de intereses, que tengan reconocida una
personalidad jurídica. Por medio de las asociaciones las personas añaden un elemento importante a su
convivencia y pueden expandir su horizonte vital, participando con otras personas en la consecución de ciertos
fines. La participación asociativa incrementa el sentimiento cívico de los ciudadanos, les permite incidir de forma
más directa en las decisiones importantes de su comunidad y refuerza los vínculos amistosos e incluso
familiares. La participación asociativa es una de las formas más importantes de creación de lo que se ha
denominado el “capital social”.

Es importante subrayar algo obvio, pero que vale la pena repetir: la libertad de asociación comporta la facultad
del sujeto para ingresar a una asociación, pero también supone la posibilidad de salir de ella cuando lo considere
oportuno; es decir, la libertad de asociación, para ser tal, nunca debe convertirse en algo obligatorio, ni para
efecto del ingreso ni para efecto de la salida de una asociación (a menos que la obligación esté establecida
directamente por el texto constitucional, como sucede con los colegios profesionales en España, aunque en este
caso lo que es obligatorio es el ingreso, pero no la permanencia, puesto que dichos colegios pueden
abandonarse en el momento que se quiera, con la consecuencia, sin embargo, de que ya no se podrá ejercer la
actividad profesional que rigen los mismos colegios). La Declaración Universal de 1948 lo establece con
meridiana claridad en su artículo 20. “Nadie puede ser obligado a pertenecer a una asociación”. Las diferentes
manifestaciones de la libertad de asociación quedan también muy bien reflejadas en el artículo 2 de la Ley ; en
los párrafos que ahora interesan, establece que:
3. Nadie puede ser obligado a constituir una asociación, a integrarse en ella o a permanecer en su seno, ni a
declarar su pertenencia a una asociación legalmente constituida. […]
5. La organización interna y el funcionamiento de las asociaciones deben ser democráticos, con pleno respeto
al pluralismo. Serán nulos de pleno derecho los pactos, disposiciones estatutarias y acuerdos que desconozcan
cualquiera de los aspectos del derecho fundamental de asociación.
6. Las entidades públicas podrán ejercitar el derecho de asociación entre sí, o con particulares como medida de
fomento y apoyo siempre que lo hagan en igualdad de condiciones con éstos, al objeto de evitar una posición
de dominio en el funcionamiento de la asociación.
7. Las asociaciones que persiguen fines o utilicen medios tipificados como delito son ilegales.

Artículo 24.- Toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener
o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente,
tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo, siempre que no
constituyan un delito o falta penados por la ley. Nadie podrá utilizar los actos públicos de expresión de esta
libertad con fines políticos, de proselitismo o de propaganda política. (REFORMADO, D.O.F. 28 DE ENERO DE
1992) El Congreso no puede dictar leyes que establezcan o prohiban religión alguna. Los actos religiosos de culto
público se celebrarán ordinariamente en los templos. Los que extraordinariamente se celebren fuera de éstos se
sujetarán a la ley reglamentaria.

Todo el mundo tiene el derecho a la libertad de reunión pacífica y el derecho de asociación,


los cuales son pilares fundamentales de la democracia. El derecho a la reunión pacífica incluye
el derecho a celebrar reuniones, a realizar sentadas, huelgas, concentraciones,
manifestaciones o protestas, tanto fuera de línea como en línea. El derecho a la libertad de
asociación supone el derecho de las personas a interactuar y organizarse entre ellas para
expresar, promover, buscar y defender de forma colectiva intereses comunes. Esto incluye el
derecho a formar sindicatos. La libertad de reunión pacífica y de asociación sirve como un
vehículo para el ejercicio de muchos otros derechos que están garantizados por el derecho
internacional, incluyendo los derechos a la libertad de expresión y a participar en la gestión de
los asuntos públicos. El derecho a la libertad de reunión pacífica y de asociación está
protegido por el artículo 20 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Tu derecho a la libertad de expresión está protegido por la Primera Enmienda de la Constitución.

• el derecho de compartir textos con otras personas y de usar ropa, botones o prendas de vestir con
mensajes e imágenes de apoyo a la igualdad LGBTT sin censura ni discrimen.
• el derecho de los estudiantes de salir del clóset o de identificarse como LGBTT o sus aliados. En la
mayoría de los casos, la Ley de Acceso Igualitario (Equal Access Act, EAA por sus siglas en inglés) y
la Primera Enmienda también protegen el derecho de los estudiantes a formar grupos como
las alianzas de estudiantes gay y heterosexuales, y de participar en eventos como el día de silencio
de GLSEN

• además, tu escuela no puede discriminar a partir de ideas en particular, ya sea por medio de
restricciones adicionales en contra de una ideología específica.

Tu escuela pública estaría violando la Primera Enmienda si por lo general permite que los estudiantes
usen camisetas con mensajes escritos, pero en el caso del uso de camisetas de apoyo a la igualdad LGBTT,
requiera que los estudiantes reciban permiso por adelantado.

Otra cosa para recordar es tu derecho a la libertad de expresión: un debate sobre la inclusión y el respeto
no tiene nada de “sexual”, como tampoco tiene nada de “sexual” el oponerse al hostigamiento, el discrimen
y la violencia. En 2008 y 2009, tres tribunales federales rechazaron rotundamente las afirmaciones que
la expresión estudiantil en apoyo a la igualdad LGBTT podría ser restringida porque era “inapropiada
sexualmente” o interfería con un currículo basado en la abstinencia solamente.

En cuanto a los límites a las muestras públicas de cariño o afecto, dichos límites se deben aplicar a
todos los estudiantes en la escuela, no solo a los estudiantes LGBTT. Por lo general, las expresiones de
orientación sexual e identidad de género están protegidas por la Primera Enmienda.

Artículo. 7o.- Es inviolable la libertad de difundir opiniones, información e ideas, a través de cualquier medio.
No se puede restringir este derecho por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o
particulares, de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la
difusión de información o por cualesquiera otros medios y tecnologías de la información y comunicación
encaminados a impedir la transmisión y circulación de ideas y opiniones. Ninguna ley ni autoridad puede
establecer la previa censura, ni coartar la libertad de difusión, que no tiene más límites que los previstos en el
primer párrafo del artículo 6o. de esta Constitución. En ningún caso podrán secuestrarse los bienes utilizados
para la difusión de información, opiniones e ideas, como instrumento del delito.

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este derecho comprende la libertad de
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas, ya sea oralmente, por escrito, o a través de las nuevas
tecnologías de la información, el cual no puede estar sujeto a censura previa sino a responsabilidades ulteriores
expresamente fijadas por la ley."

No se puede restringir el derecho de expresión por medios indirectos, como el abuso de controles oficiales o
particulares de papel para periódicos; de frecuencias radioeléctricas; de enseres y aparatos usados en la difusión
de información; mediante la utilización del derecho penal o por cualquier medio encaminado a impedir la
comunicación y la circulación de ideas y opiniones.

“El derecho a defender es aquel que se ejerce respecto de las personas físicas, morales, comunidades, grupos
sociales, o colectivos que históricamente han padecido discriminación, exclusión, condiciones de marginación
y/o pobreza, entre otras.

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